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Utopía Andina: Desde el Tahuantinsuyu a la Actualidad



    1.
    Introducción

    2. Desarrollo

    3. La Implicación de lo
    Socioeconómico

    4. Conclusión provisional
    sobre la variabilidad de las fronteras

    5. Consideraciones
    Finales

    Bibliografía

    Notas

    Marzo de 2005

    Seminario UTOPÍA ANDINA: Compases
    históricos, políticos y literarios

    "… las fronteras siempre existieron. Eran, más
    que una línea material, un límite subjetivo. El
    límite <<con el otro>>. Cercano pero
    desconocido, desconfiable. En realidad <<el otro>>
    era la encarnación de <<lo otro>>, de lo
    ajeno, portador de una incertidumbre en cuanto representaba no un
    sentido distinto sino un sin sentido, una sin razón, un
    des-orden. No hay orden porque no es mi orden y no es mi orden el
    que yo no puedo manejar y regularizar. Todo orden que no es el
    mío está más allá de la frontera
    <<del orden>>". (Juan Enrique VEGA, 1990)

    Presentación

    "La reconstrucción histórica de una
    sociedad,
    pueblo o etnia
    desaparecida, se hace con el instrumento inquisitivo de la
    razón y la lógica,
    pero esta recuperación es al mismo tiempo un acto
    creador del arqueólogo. La cultura toda
    está compuesta de una serie de actos creadores
    acumulativos, entre los que se incluye el hacer de la ciencia. El
    acto creador es parte de la acción
    individual; acción que parece ser el móvil
    primordial de la existencia. Los arqueólogos contribuyen
    en la medida de sus esfuerzos y de su disciplina al
    rol creador del conocimiento.
    Definir una cultura constituye una acumulación creciente
    de actos creadores que significan tiempo, paciencia y sacrificios
    implementados por la voluntad humana"

    ALBERTO REX GONZÁLEZ

    CULTURA LA AGUADA

    ARQUEOLOGÍA Y DISEÑO

    Filmediciones Valero

    Buenos Aires, 1999

    En principio deseo plantear este trabajo de
    reflexión dando cuenta del lugar desde donde se escribe,
    lugar simbólico y por lo mismo geográfico y
    cultural: como Artista Plástica e Historiadora de las
    Artes Visuales atravesada por un notable sesgo
    antropológico, como resultado de investigaciones
    previas que me llevaron a interesar por la realización del
    Seminario
    UTOPÍA ANDINA: Compases históricos,
    políticos y literarios.

    Creo que es importante señalar que a mi modo de
    ver toda obra de "reconstrucción" histórica es
    fundamentalmente una obra creativa, y que ese es precisamente su
    mayor potencial. La originalidad en el planteo de
    problemáticas que ya se creían agotadas o la
    apertura hacia temas que nunca antes habían sido
    considerados, son el mayor aporte que un trabajo de estas
    características puede proporcionar.

    Desearía que este trabajo sea precisamente un
    disparador de nuevas reflexiones, ya que en él se tocan
    temas que, a pesar de ser históricos, cobran plena
    vigencia en el contexto actual. También creo que puede ser
    el punto de partida para un análisis que se relaciona
    específicamente con el área de nuestra competencia: la
    incidencia de los factores sociales en la producción iconográfica. Este es un
    ítem que en principio desearía incluir; pero luego
    he considerado que debido a la complejidad que presentaba
    ameritaba un análisis exclusivo y mucha más
    dedicación de la que soy capaz en el breve espacio de
    tiempo con que se cuenta. De modo que queda planteada esta
    problemática para un futuro abordaje.

    Al tirar la primeras letras acerca del informe sobre el
    Seminario de Utopía Andina: Compases históricos,
    políticos y literarios, caigo en que mis reflexiones
    apuntan a todo aquello que tiene que ver con:
    frontera.

    "La frontera es, casi por definición, lo que
    los ecólogos llaman un ecotono, una combinación de
    las características de los sistemas sociales
    diferentes. Podemos decir que la frontera es una especie de
    ecotono cultural. Como es un ecotono, no debería ser
    considerado una línea de división, como normalmente
    ha sucedido sino que es al revés. La frontera es una
    línea de unión, un área de simbiosis. En la
    frontera generalmente pasan cosas marginales a lo que sucede en
    los dos sistemas `centrales´, pero eso no quiere decir que
    los separe sino que los une".
    (Carlos REBORATTI,
    1992).

    1.
    Introducción

    Al plantear como eje temático: LA FRONTERA, uno
    se encuentra con un amplio espectro de posibilidades para
    afrontar este desafío, debido a que a este tema se le ha
    dado mayor interés en
    la actualidad y es estudiado desde varias perspectivas y por
    distintas circunstancias. Lo abordan distintas ciencias, como
    la geografía,
    la historia, la
    antropología, la economía, la ecología, la psicología, la
    sociología; y también el arte. Acerca de
    esto tiene mucho que ver el dónde posicionarse a la hora
    de mirar. Supone además combinar lo geográfico, lo
    simbólico y lo disciplinario en un proceso de
    desterritorialización del concepto
    frontera, entendiendo que se trata de un contexto de
    elaboración de diversidades, de contingencias, de
    tránsitos, contiendas, flujos y fluctuaciones; y que esto
    era así en culturas antiguas como la inca. Pero que, como
    dice Néstor GARCÍA CANCLINI, se convierte hoy en un
    "laboratorio
    postmoderno" por excelencia en Latinoamérica.

    El nuevo concepto de frontera que se utiliza en las
    Ciencias Sociales, es el concepto de frontera que une, no
    que separa. Ya que desde el proceso de globalización técnica y
    económica mundial que comienza en 1950 la
    concepción de frontera se está revisando y
    redefiniendo en las Ciencias
    Sociales, pongo incapié en la propuesta de Reboratti
    que plantea como un ecotono, ecotono cultural, puntualizando que
    no es una línea de división sino una línea
    de unión, una zona de simbiosis.

    Asimismo, retomo el planteo de concepciones
    contemporáneas generadas en campos de estudio
    transdisciplinares que "coinciden en designar a la frontera
    como un área de transición, como un sistema de
    equilibrio
    inestable que depende del peso relativo de los sistemas que se
    interrelacionan en ella"
    . (PODERTI; 1998:21)

    Visualizo entonces como eje articulador lo andino
    como problemática, pensando lo andino como algo complejo
    que se debe abordar desde varios ámbitos como una identidad
    compleja, como lo geográfico, lo cultural, lo
    político. Lo andino como esa identidad plural, colectiva y
    diferente que se continúa construyendo. Por eso decido
    desde la matriz
    indígena trabajar a partir de la problemática
    planteada en torno a las
    fronteras del Tahuantinsuyu [1] , pero relacionándola con
    temas de la actualidad porque creo que una comprensión
    profunda del tema podría aportar soluciones en
    lo que refiere a la integración regional, la identidad y
    la convivencia; y sobre todo a la creación de un sistema
    dentro del cual los diferentes sectores de Latinoamérica
    puedan desarrollarse en función de
    un crecimiento común de la región.

    La subjetividad de la que hablo en el concepto de
    frontera es la misma, pero con una diferencia temporal, desde el
    Tahuantinsuyu a la actualidad, donde en la "era global", las
    fronteras tienden a desaparecer. Si bien hay autores como
    Alejandro GRIMSON (1997) quienes piensan lo contrario, la
    mayoría de los estudios sobre la llamada
    "globalización" tienden a contraponer el desarrollo de
    nuevas identificaciones transnacionales a la crisis y al
    desdibujamiento de las identidades nacionales. Desde la óptica
    de estos estudios, los procesos
    económicos y políticos de fin de siglo XX se
    reflejan en una pérdida de las "culturas tradicionales",
    entre las cuales se encuentran no sólo a los grupos
    étnicos sino también a las naciones.
    ¿Sería posible que el Tawantinsuyu hubiera surgido
    en un contexto similar? Preguntas como ésta son las que
    nos hacemos, ya que intentar comprender el proceso de
    transformación de los significados en una zona de frontera
    desde un marco de dinámicas de encuentro y conflicto no
    es muy distinto en el Tahuantinsuyu o en las actuales dimensiones
    globales, regionales, nacionales o locales. Desde el mismo
    Mercosur, se
    plantea la construcción de una nueva infraestructura
    de comunicación a través del transporte
    terrestre a fin de enlazar pequeñas localidades y avanzar
    en el objetivo
    político económico del corredor biocéanico.
    ¿Acaso es posible ver un correlato antecesor de esto en el
    sistema de caminos tributarios del Tahuantinsuyu?

    Considero lo andino como una unidad dinámica, apoyándome en el trabajo de
    Carlota SEMPÉ (1994) "Significación Geopolítica de algunos factores de
    cohesión ecológico cultural", que plantea la
    presencia de un mosaico cultural. Entendiendo esto desde lo
    temporal como la resultante de una síntesis
    histórico cultural, donde las distintas entidades o grupos
    han participado diferencialmente de tradiciones comunes, que les
    dan unidad en la diversidad. Marcando que "el proceso de
    integración territorial es un proceso dinámico
    permanente. Los centros de poder e
    integración regional han ido variando
    históricamente de acuerdo con las posibilidades de
    actualización de las tecnologías
    disponibles"
    (SEMPÉ, 1994) porque los procesos de
    integración y desintegración territorial no son
    sólo el resultado de aspectos geográficos
    ambientales, sino también de la interacción entre el medio
    ambiente, la cultura, las comunidades entre sí y su
    historia cultural.

    El horizonte andino inca, situado temporalmente entre
    1.470 al 1532 d. C. (ROWE, 1962) es el último de los
    horizontes que han dado unidad cultural al área. Sus
    antecesores fueron Chavín y Tihuanaco. Por medio del
    estudio de estos tres horizontes, de sus huellas y su influencia,
    se puede llegar al desarrollo del modelo de
    civilización andina. "Estos nexos implican una
    unidad histórico-cultural, un origen y patrón de
    vida común desde épocas remotas y la
    participación en los fundamentos de la cotradición
    areal
    "
    [2]
    (SEMPÉ, 1994).

    Además, me apoyo en el trabajo de OSSIO (1992)
    que plantea la vigencia de la cultura andina, en un contexto de
    adaptaciones a los cambios sociales experimentados desde el
    arribo de los españoles que sería el marco
    explicativo de la aparición del "`mesianismo
    andino´, definido como un mecanismo adaptativo
    estratégico en la reconstrucción semántica y la preservación
    identitaria"
    . (OSSIO, 1992) La interacción
    andino-española; es un intento de trascender el
    etnocentrismo, ubicándose desde la óptica "de
    los marcos estructurales y conceptuales bajo los cuales los
    andinos entendieron el ordenamiento del mundo"
    . (OSSIO,
    1992)

    Partiendo del supuesto de que el mesianismo es un
    fenómeno surgido del sentimiento de crisis y por medio del
    análisis de las crónicas se pone de manifiesto la
    interpretación del arribo de los
    españoles como una crisis o cataclismo cósmico que
    trastocó el orden total de la sociedad andina. "El
    desorden producido por la presencia de los españoles en
    tierras andinas, sería entendido como la aparición
    de una categoría ilegítima, que pondría en
    desequilibrio el par de opuestos complementarios Hanan (alto) y
    Hurin (bajo) estructurantes de la concepción espacial
    dualista"
    . (OSSIO, 1992)

    En la composición social las mitades Hanan y
    Hurin derivaban de la necesidad de asignar un lugar a la
    foraneidad representada por las esposas secundarias del Inca y
    sus hijos, que eran considerados ilegítimos, como
    así también los de la Coya (hermana y esposa
    legítima del Inca) cuando eran fruto de su unión
    con un curaca a raíz del intercambio simétrico por
    la hermana de éste.

    Mientras que la endogamia de grupo
    sostenía la identidad étnica el intercambio
    simétrico permitía la exogamía en forma de
    una endogamia de rango, posibilitando la apertura del sistema y
    permitiendo su expansión. Este dualismo
    endogámico y jerárquico posibilita la
    construcción y consolidación de la identidad
    étnica en un marco de convivencia integral , a
    través de la adscripción al propio clan y en
    diferenciación con "el otro"
    . Esta organización en el Tahuantinsuyu
    habría sido sostenida a través de la
    institución mitima (por su condición foránea
    y su fuerte raigambre étnica) y del matrimonio
    simétrico, como medios de
    lograr la pacificación en los territorios
    anexados.

    El análisis de las diferentes respuestas que
    originó la avanzada colonial se observa en la
    comparación de las crónicas de Guaman Poma de Ayala
    y los documentos que
    refieren al Taqui Ongoy. En ambos se entendía el arribo de
    los españoles como una gran crisis o Pachacuti que
    trastocó todos los ordenes sociales existentes. Pero
    mientras que Guaman Poma veía como salida mesiánica
    la llegada de un nuevo Pachacuti en la cual el Principio Mediador
    fue transferido del Inca al Rey de España,
    entendido como agente capaz de restaurar el orden perdido
    restituyendo las tierras a sus antiguos dueños, en el
    Taqui Ongoy el nuevo Pachacuti sería una victoria de las
    Guacas locales sobre el Dios católico; faltaba en
    él el principio mediador. En su carácter de movimiento
    colectivo frente a un enemigo común surge la necesidad de
    una denominación genérica: se adoptó el
    término "indio" en contraposición del de "español".
    Para el Taqui Ongoy el Pachacuti restablecedor del orden
    produciría la destrucción total del grupo
    opuesto.

    Más adelante la rebelión del inca Juan
    Santos Atahuallpa muestra un claro
    sincretismo entre el culto original y el católico, en el
    cual sustenta la legitimación de su rol mesiánico. La
    rebelión de Atahuallpa, que significa para OSSIO (1992) la
    primer expresión del mito de
    Inkarrï y el mesianismo de Guaman Poma no plantean la
    aniquilación del enemigo sino la recuperación del
    orden que en el mundo andino significa par de opuestos
    complementarios. Guaman Poma que pertenecía a la
    jerarquía incaica da muestra de reacomodarse al nuevo
    sistema, ahora en el par opuesto: el del dominado.

    Los mesianismos actuales derivan de este sincretismo
    llevado a cabo por Atahuallpa y se caracterizan por su postura
    constructiva y conciliadora, sus componentes
    multifacéticos (con predominio del componente andino) y su
    lucha por la preservación de la identidad en la pluralidad
    "que da sustento a una visión equilibrada de la vida
    social… (que) responde a una indeclinable adhesión por
    la reciprocidad"
    .(OSSIO, 1992) De modo que esta estructura de
    pensamiento
    que, se pone de manifiesto en el patrón de
    apropiación y uso del territorio caracterizado por la
    discontinuidad y la convivencia multiétnica, la
    organización de la producción basada en el
    dualismo complementario y la reciprocidad y sus implicancias
    ideológicas y cúlticas, ofrece una versión
    moderna y adaptada a la nueva realidad latinoamericana, para la
    cual podría significar una vía de resolución
    de los actuales conflictos y
    un modelo de reconstrucción identitaria.

    Hay que poner el acento en la importancia de las
    fronteras en la construcción de la identidad social y su
    superación para lograr la integración.
    Caracterizando a la frontera como un espacio del otro de lo otro,
    de lo desconocido, el sin sentido y el desorden; se la puede
    llegar a ver cumpliendo la misma función del mesianismo
    andino de OSSIO (1992), o sea una estrategia de
    reconstrucción semántica e identitaria.

    En términos de VEGA (1990), el mesianismo
    buscaría el establecimiento de las fronteras entre los
    grupos autóctonos y los invasores extranjeros para
    reestablecer el orden perdido.

    En este trabajo intentaré demostrar que el
    concepto de frontera es una categoría subjetiva y
    dinámica para América
    Latina, y que además varía según la
    óptica con que se lo enfoque.

    2. Desarrollo

    Acerca de la Construcción Subjetiva de las
    Fronteras.

    María Cristina HEVILLA al analizar el estudio
    realizado en 1990 por Carlos REBORATTI sobre las fronteras
    agrarias en América
    Latina dice que este autor plantea que "la frontera es un
    fenómeno complejo y múltiple que influyó en
    el pasado y lo continúa haciendo en la actualidad en el
    desarrollo de los países. Sin embargo, cree que la
    frontera es <<un mundo que se va>>, que su
    desaparición está próxima porque no existen
    ya tierras libres. Asimismo considera que la frontera ha modelado
    y condicionado el desarrollo de América Latina en muchos
    aspectos, por lo que aconseja seguir profundizando en su
    estudio"
    (HEVILLA, 1998). También que el
    término "frontera" debería tomarse
    siempre con relación a una sociedad y tiempo
    específico.

    Lo que me interesa destacar es que existe una
    dialéctica entre la importancia que para la
    conformación de los estados nacionales y la
    construcción de una identidad
    nacional tiene la fundación de ciudades que
    actúan como núcleos urbanos y por otro lado el
    establecimiento de las fronteras que desde los confines
    territoriales actúan e influyen en lo social,
    político y económico.

    Esta dialéctica entre la importancia de las
    fronteras y de la fundación de ciudades se ve reflejada en
    el patrón de expansión y apropiación
    territorial del Tahuantinsuyu, que así como anexaba
    poblados y aldeas preexistentes también creaba
    asentamientos ad hoc de acuerdo con las necesidades y para las
    funciones que
    fueran requeridas en el momento.

    La frontera es un concepto y una realidad compleja, pero
    que siempre constituye un espacio de actuación compartida,
    escenario de una densa trama de relaciones económicas,
    sociales y culturales, pero un espacio cuya delimitación,
    por lo mismo de existir allí una relación
    dinámica, sólo puede ser establecida en forma
    aproximada y transitoria, constituyendo su esencia el
    carácter cotidiano de dicha relación, la
    heterogeneidad de situaciones que en ella se constatan, su
    equilibrio momentáneo, y, consecuentemente, su permanente
    evolución en el espacio y el
    tiempo.

    "El concepto de frontera es el que permite pues
    poner el orden dentro de los límites de
    un tiempo y un espacio determinados y reconocidos. Permite
    clasificar y jerarquizar. Las fronteras encierran un conjunto de
    principios que
    jerarquizan mis propios límites. Los que tengo y los que
    pongo. Así ellos van construyendo una identidad que
    contiene sus propias fronteras internas"
    . (VEGA,
    1990)

    Con esto quiero resaltar la diferencia entre
    límite y frontera, considerando que entre ambos
    términos se genera una dinámica, donde lo temporal
    y lo espacial son componentes comunes a ambos. La frontera abarca
    al límite combinándolo con el factor
    económico-socio-cultural, mientras que el límite es
    sólo una categoría espacial demarcativa y
    organizadora del territorio.

    Así se llega a que crear este espacio
    geográfico-ideológico llamado frontera, en el cual
    su establecimiento material está posibilitado por la
    construcción ideológica, y por ende subjetiva, que
    un pueblo elabora acerca del concepto de frontera. Toda
    concepción de mundo depende de una construcción
    simbólica de la realidad, la cual es percibida
    selectivamente por cada actor social en un contexto
    histórico y sociocultural específico. En este
    contexto que es el Tahuantinsuyu, la frontera es una
    concepción subjetiva, es decir una construcción
    simbólica intangible marcada por los cambios constantes de
    su conformación, complejos procesos de continuidad,
    cambio,
    confrontación, similitudes y transformaciones de su
    discurso
    simbólico. Todo esto atravesado por la coexistencia y
    yuxtaposiciones de los diversos pueblos que a través de su
    fusión,
    integración o sincretismo dieron lugar al conglomerado
    (mosaico cultural) Tahuantinsuyu.

    Las fronteras coloniales como proceso de
    construcción identificado con la integración de los
    proyectos que
    pretendían enfrentar el mundo nuevo y que sirvió de
    base para la marcación territorial de los estados naciones
    latinoamericanos fundados en el primer tramo del siglo XIX es
    bien distinto al de frontera que venían manejando los
    pueblos originarios ya que el de frontera colonial tiene
    más que ver con aquello de "doblegar la dependencia
    y la fragmentación mediante la búsqueda alternativa
    del encuentro entre <<lo real>> y lo
    imaginario"
    . (PODERTI; 1998:22) Es decir una
    caracterización territorial articulada sobre el concepto
    de "diferencia". La concepción de frontera utilizada por
    estos estados naciones responden a las necesidades de los grupos
    dominantes, o sea del blanco, descendientes de los conquistadores
    y colonizadores europeos, en el marco de la constitución y desarrollo de un mercado mundial y
    se extiende en el tiempo pudiendo rastrear este hecho concreto en la
    actualidad dando como ejemplo el caso de Bolivia que
    mientras el pueblo es mayoritariamente descendiente de pueblos
    originarios es gobernado por una minoría blanca
    descendiente de europeos imponiendo sus propios criterios y
    conveniencia en este territorio.

    Mientras en el Tahuantinsuyu se trata de integrar al
    otro, en un principio por las buenas y sino mediante diversos
    factores de cohesión, pero siempre manteniendo eso
    ambiguo, un espacio de integración subjetivo.

    Si bien las fronteras coloniales al igual que las del
    Tahuantinsuyu se construyen a partir de interacciones de control,
    oposición y resistencia, la
    diferencia esta en que los españoles definían
    espacios para depredar en función de los intereses de la
    metrópolis (que obviamente se encontraba fuera del
    territorio americano) mientras que el Inka busca mantener cierto
    equilibrio con los pueblos conquistados a fin de continuar con el
    sistema de redistribución (universo
    económico) y de reciprocidad (universo simbólico
    comunitario), que ellos practicaban en cuanto a los recursos
    naturales y humanos. Aquí se cuela lo que plantea
    PODERTI (1998:46) con respecto a la percepción
    cultural del aborigen con respecto al criollo en las formas de
    manejo de los recursos
    medioambientales.

    En el Tahuantinsuyu se da una dinámica con un
    centro de expansión donde la situación es diferente
    con respecto al centro colonial. En el concepto europeo de
    frontera se hacía referencia a una línea, al lugar
    de encuentro y conflicto con el "otro", el "bárbaro", por
    ende la frontera era una línea que separaba la
    civilización de la barbarie. Entonces por deber o castigo
    se vivía siempre en la frontera de modo transitorio, sin
    confundir el lugar de pertenencia (el centro, la
    civilización) con el lugar transitorio de residencia. En
    la América de los pueblos originarios, la frontera es un
    espacio y por lo tanto un lugar de residencia.

    La importancia del establecimiento del núcleo
    identitario dentro del territorio interno a la frontera es
    fundamental para definir los límites de la propia
    frontera. Cuando el centro está fuera, todo el territorio
    deviene en "fronterizo", y la construcción de la identidad
    local arrastra todas las connotaciones que el concepto de
    frontera y de espacio exterior implican en el
    núcleo.

    Reflotando la concepción autóctona de
    frontera, tomando como análisis la relación
    establecida entre el Tahuantinsuyu y las zonas en las que
    estableció sus enclaves fronterizos proporcionan un claro
    ejemplo de cómo el núcleo de un estado
    expansivo influyó positivamente en los sectores anexados.
    La construcción de la identidad local se basa en una
    relación dicotómica con la del invasor que, si bien
    se estableció en forma asimétrica, esta
    asimetría se vio moderada por la complementariedad y la
    violencia
    derivada de ella fue canalizada a través de la competencia
    pautada.

    Un ejemplo que salta a simple vista es el enfoque que
    plantea centrado en el ámbito de transformaciones sociales
    del Tucumán colonial "La enorme diversidad de las
    poblaciones nativas fueron subsumidas en el concepto de indio,
    con lo cual se legitimaba la estructura de dominación y se
    borraban no sólo las diferencias, sino la existencia misma
    de las comunidades étnicas y su capacidad de decidir sobre
    sus propios destinos"
    . (LORANDI; 1994) en
    contraposición al sistema subjetivo del Inka, que
    permitía a los pueblos conquistados continuar con ciertas
    costumbres propias. Recordando además que la
    concepción de espacio de los pueblos originarios no
    advierte demarcaciones topográficas como la noción
    de territorio, variante espacial "regionalizante" empleada por el
    europeo.

    3. La Implicación de
    lo Socioeconómico

    La incorporación de nuevos territorios al
    Tahuantinsuyu conlleva un proceso de transformación
    material de espacio fronterizo que implica una apertura hacia
    nuevos sentidos sobre "el otro" y sobre "el límite". La
    frontera va a demarcar esa relación con ese "otro"
    distinto a mí y que debido a esa fluctuación que
    tuvo el Tahuantinsuyu pasa a ser el "nosotros". Existió
    una interacción constante con ese "otro" al que se intenta
    sumar en el marco expansivo que tiene como fin apropiar el
    excedente que caracteriza a la zona de dominancia a través
    de lo religioso y de los precaminos tributarios (con silos y
    tambos que funcionan como almacenes de
    restribución local y como mantenimiento
    de la tropa incaica), teniendo como principal elemento unificador
    de los grupos socio-políticos a la red distributiva.

    En la actualidad, es posible marcar un paralelismo con
    estos mecanismos a través de la federalización del
    estado y el establecimiento de la red distributiva mediante la
    coparticipación, ya sea provincial o municipal (como
    ocurre en Argentina), pero en este caso mediante la
    recaudación impositiva y la reasignación de los
    fondos recaudados. Lo identitario común a los grupos
    actuales es la pertenencia a un mismo estado nacional, pero
    conservando sus diversidades regionales.

    En el Tahuantinsuyu es posible diferenciar distintos
    tipos de fronteras a través de la arquitectura y
    artefactos asociados con asentamientos que reflejan su
    función especializada; como ser fronteras militares,
    fronteras de intercambio exploratorio, fronteras de pastoreo y de
    los asentamientos del altiplano, fronteras de extracción
    de recursos especiales. Mediante las evidencias
    materiales, es
    posible inferir las diferencias conceptuales y funcionales
    involucradas en los diversos tipos de fronteras y la forma en que
    estas diferencias determinan el registro
    material.

    4. Conclusión
    provisional sobre la variabilidad de las fronteras

    El trabajo de DILLEHAY (1988) plantea la hipótesis de que las fronteras externas del
    Estado Inca pueden ser visualizadas como un territorio insular
    fraccionado, constituido por sitios militares, sitios mineros,
    asentamientos urbanos y sitios de extracción de recursos
    en general. Esta fue una de las estrategias que
    adoptaron los incas.

    En este sentido no se observa mayores diferencias entre
    el Tahuantinsuyu y los estados latinoamericanos actuales, donde
    sólo son ocupadas, explotadas y favorecidas aquellas
    áreas de mayor potencial de recursos para los intereses
    inmediatos. Esta desigualdad de intereses e incentivos genera
    zonas marginales salpicadas por todo el territorio en las cuales
    la presencia del estado es inexistente, o casi. Sobre todo a la
    hora de ejercer su obligación en lo que hace a la salud, educación y
    protección de los grupos excluidos (por ejemplo:
    comunidades aborígenes).

    La frontera del Tahuantinsuyu, es entendible como un
    espacio de integración, dada a través de la
    cohesión o por sometimiento voluntario, cuyo desenlace
    obedece a un proceso o situación compleja.

    La variabilidad dentro de las fronteras del
    Tahuantinsuyu lleva a un conglomerado de peculiaridades que
    caracterizan a este mismo estado arqueológico. De este
    modo, se observa que la construcción de estas fronteras no
    respondía a un patrón único, sino que en
    ellas se daban los procesos de fluctuaciones, interrelaciones,
    pugnas, contingencias y diversidades, a los que hacía
    referencia en la introducción de este trabajo.

    Asimismo he de considerar que la variabilidad
    señalada sería una manifestación de esta
    construcción subjetiva del concepto "frontera"
    materializada en la ocupación efectiva de estos espacios y
    evidenciada actualmente en el registro histórico
    arqueológico.

    A tal caso no dejan de dar vueltas por mi cabeza aquello
    de que "Cuando examinamos la historia pre-colonial de
    nuestro pueblo, nos encontramos con un proceso de
    acumulación sumamente complejo, que hizo posible el
    desarrollo de múltiples formas de apropiación del
    medio y de éxitos ascendentes en la producción y
    reproducción social. Cuando llegaron los
    españoles aquí, nosotros teníamos un proceso
    de desarrollo, un proyecto
    político de integración regional territorialmente
    muy vasto, que tenía un centro en la ciudad del Cuzco y
    que funcionaba a partir de la articulación de todo el
    conjunto de logros patrimoniales que la sociedad había ido
    construyendo a lo largo de siglos"
    . (LUMBRERAS, 1990:65)
    El siglo XV de la era cristiana encuentra a los incas manejando
    de manera articulada las diferentes condiciones materiales de
    existencia en el basto y variado territorio que conformaba el
    Tahuantinsuyu unificando un proyecto económico beneficioso
    a las diversas partes del mismo que se contrapone con los
    desarrollos alcanzados por los Europeos Occidentales en su
    hábitat, los cuales no les sirvieron para
    resolver problemas
    básicos de subsistencia en el "Nuevo Mundo". Lo que
    llevó a que como "No tenía los recursos
    técnicos ni las estrategias económicas adecuadas
    para enfrentar el bosque tropical o la puna; eran condiciones no
    contenidas en el corpus patrimonial de su aculturación
    histórica. Su acción, en consecuencia, sólo
    logró la progresiva depredación de los recursos, su
    inhabilitación o abandono "
    (LUMBRERAS,
    1990:65).

    La conquista del Perú por los españoles se
    inicio en 1532, fue un largo proceso que partió de un
    hecho político militar trabajado en diversos tipos de
    alianzas con grupos étnicos locales que no estaban
    conformes con su rol dentro del Tahuantinsuyu, los cuales
    procuraban su autonomía política y
    económica desde varias décadas atrás, viendo
    en los españoles a los aliados, los cuales continuaron
    "con un progresivo descoyuntamiento de los mecanismos de
    articulación económica, política y social
    que hacían posible la configuración
    histórica vigente en el Tahuantinsuyo". (LUMBRERAS,
    1990:59) Evidentemente la conquista pudo darse vía las
    contradicciones internas del Imperio Inca.

    A los curacas de los siglos XVI y XVII los podemos
    reconocer en los que en la actualidad serían sus
    predecesores, los dirigentes (políticos y sociales). Estos
    curacas "tuvieron un papel de intermediarios entre el
    régimen de explotación colonial y las masas
    campesinas, apoyando al sistema de modo casi servil; sin embargo,
    en el siglo XVII y sobre todo en el XVIII, lograron un cierto
    nivel de ascenso económico y social notable, a base de su
    participación en el mercado regional, local, vía
    mecanismos tales como el arriaje (…)"
    (LUMBRERAS, 1990:
    63), casi como poder alternativo al colonial.

    El proyecto hispánico de extrapolar su propio
    patrimonio
    cultural a un medio extraño como el andino
    desembocó en detrimento del ecosistema
    hasta entonces vigente en lugar de favorecer su desarrollo.
    Aquella economía sustentada mediante pisos
    ecológicos en la actualidad es un paisaje arrasado,
    degradado progresivamente de aquellos recursos andinos con los
    que contaba el Tahuantinsuyu. Cabe aquí recordar que
    "La imposición del patrimonio cultural occidental en
    nuestro medio no sólo desplazó al patrimonio andino
    previo, sino que articuló un proceso de
    descomposición y envilecimiento de nuestros recursos
    naturales"
    (LUMBRERAS, 1990:67). Aquí queda
    demostrado que nuestros antepasados hispánicos no solo
    arrasaron con la gente (genocidio étnico, 12 millones de
    personas) sino que también se encargaron del ambiente y del
    patrimonio cultural, implicando con ello el abandono de
    estrategias "que permitían la reproducción y
    desarrollo del hombre en
    condiciones de gran diversidad y de difícil
    manejo"
    (LUMBRERAS, 1990:67) en pro de estrategias
    productivas impuestas a ciegas. Evidentemente este mecanismo lo
    seguimos repitiendo y lo venimos arrastrando desde aquellos
    tiempos; me refiero al de soluciones mágicas que vienen de
    Europa (Las AFJP,
    La Reforma Educativa, etc., etc.) y que son meras extrapolaciones
    que no dan una salida a nuestros pueblos americanos. En tiempos
    pasados… en la actualidad… Será cierto? eso de que
    "(…) nos sentimos realmente incapaces de ser creadores
    activos de nuevas
    y superiores formas de producción. Cuando hablamos de
    modernidad, de
    proyecto de futuro, siempre estamos pensando que eso debe venir
    de afuera, (…)"
    (LUMBRERAS, 1990:68). Creo que es hora
    de plantearnos seriamente una salida a partir de nuestras propias
    fuerzas y mirando un poco hacia los dueños
    legítimos de estos pagos, sin llegar a una posición
    tan fundamentalista como la del movimiento etnocacerista, pero si
    con una visión mas de búsqueda a nuestra medida, en
    lugar de importadas y sin garantía de eficacia.
    "Los conflictos interétnicos suscitados durante la
    conquista producen un fenómeno que se proyecta hasta la
    actualidad: la <<doble frontera>>, un espacio en el
    que entran en litigio los límites
    políticos-simbólicos asignados por cada comunidad,
    produciendo una dinámica segmentaria en la lucha por
    la tierra y el
    territorio. El litigio en las fronteras étnicas genera
    nuevas formas de estructuración socio-espacial, nuevas
    configuraciones que activan una asimetría semántica
    en los conceptos de identidad y representación de la
    cotidianeidad"
    . (PODERTI, 1998:35)

    5. Consideraciones
    Finales

    A modo de cierre considero oportuno traer el planteo de
    PODERTI acerca de que "La territorialidad indígena
    es la experiencia de un espacio en el que se re-construye un
    pasado, una historia; mientras que para el europeo las fronteras
    se corresponden con un concepto de expansión
    geográfica y apropiación de ese territorio,
    producto del
    proyecto castellano"
    . (PODERTI; 1998:63) Quienes
    hemos tenido la suerte de vivir en zona de frontera podemos
    sentir que la frontera es un espacio de integración
    subjetivo, que la división es intangible, algo que tiene
    que ver mas con la construcción territorial
    simbólica derivada del gesto etnocéntrico de
    apropiación traído por el europeo que la realidad
    nuestra de cada día.

    En las actuales fronteras de los estados naciones
    latinoamericanos no encontramos fracturación territorial
    sino una simbiosis, un espacio que admite <<distintos
    territorios, muchos mundos>>. Rescatando que "Los
    procesos simbólicos y concretos de
    desterritorialización y re-territorialización
    parecen volverse el eje de la dinámica de
    reproducción cultural de las diásporas
    étnicas y nacionales. Para millones de ciudadanos del
    mundo y de indígenas americanos el ámbito
    territorial que sirvió de andamio cultural y
    cosmológico (…) están involucrados
    existencialmente en uno, dos, múltiples espacios
    culturales, viviendo vicariamente en todos a la espera de vivir
    plenamente (y de morir) en el propio espacio primordial"
    .
    (VARESE, 1997:20). Quizá esto tenga que ver con "el
    carácter transnacional, trans-fronterizo y trans-estatal
    de numerosas etnias indias como un hecho histórico de
    larga duración que se remonta al reparto territorial
    colonial y a su ulterior configuración
    post-colonial"
    . (VARESE; 1997:23).

    El espacio indígena se globalizó en el
    siglo XVI vía disgregación intencional del orden
    cósmico-territorial andino. La desaparición del
    Tahuantinsuyu mediante la irrupción europea fue el
    comienzo de un proceso de globalización precoz que
    llevó al desmontaje y reestructuración espacial
    cultural de los pueblos originarios. Sin duda se está
    viviendo una neoglobalización.

    En líneas generales, entiendo el concepto de
    frontera como una multiplicidad de acepciones. Por eso, al hablar
    de "frontera" propongo la desterritorialización del
    concepto. Porque creo que, por todo lo analizado anteriormente,
    la frontera no es necesariamente un concepto
    espacial-geográfico. Es más bien un espacio
    subjetivo en el cual se convive con el otro y se estructura la
    propia identidad a partir de la diferencia. Y esto ocurre al
    interior de la propia sociedad, en la constitución de
    grupos o sectores sociales diferenciados, que en
    Latinoamérica se manifiestan en conceptos como: "negro",
    "cabecita negra", "chorlo", "coya" y todas las deformaciones de
    los gentilicios que circulan en el lenguaje
    coloquial de nuestras sociedades.
    Estos conceptos, preñados de prejuicios raciales y
    etnofóbicos, recaen precisamente en lo que es visualizado
    fenotípicamente como "lo autóctono", pero que sin
    embargo es excluido por considerarlo marginal, indeseable, y
    sobretodo "des-igual", que no es lo mismo que diferente. Esta
    pequeña salvedad semántica manifiesta la
    imposibilidad de convivir con lo que es distinto, porque no se
    entiende la diversidad como una sumatoria de individualidades
    equivalentes, sino como una diferenciación por defecto,
    una asimetría cualitativa, en la cual el "en-grupo" se
    identifica con un núcleo que como ya he señalado,
    está fuera del territorio; y el componente
    autóctono, que es al mismo tiempo y paradójicamente
    el extraño, el otro, es identificado con un núcleo
    ya inexistente, que fue destruido hace tiempo y en torno a cuyos
    restos continúa orbitando. …O bien con nuevos
    núcleos identitarios, que más allá de
    responder a la nueva situación histórica, no
    consigue despegar de ese sector de marginalidad, ni
    ser legitimado socialmente.

    Para entender como se llega a esta situación es
    insoslayable remitirse a la formación histórica de
    estas asimetrías. En reiteradas oportunidades ha planteado
    GARCÍA CANCLINI que la dominación de unos grupos
    sobre otros no empezó en América con la llegada de
    los europeos, sino que se venía dando desde antes y que
    sólo se reemplazaron los agentes del poder. A la llegada
    de los españoles, estos asumieron el lugar de jefe de
    elevada jerarquía, aglutinando bajo su mando a los
    indígenas sometidos a su hegemonía. Esto fue
    posible debido a que ya había una tierra
    cultivada para tal fin, o sea debido a que con anterioridad a la
    conquista europea los grupos étnicos se agrupaban en torno
    a un jefe que aglutinaba a varios curacas subalternos sometidos.
    Es decir que ya estaban acostumbrados a estructuras
    sociopolíticas que "se manifestaban por una serie de
    unidades políticas
    agrupadas en torno a jefes de mayor categoría y que fue
    una de las características andinas"

    (ROSTOWOROWSKI, 1976 y 1989), vale decir entonces que se
    cambiaron las cabezas indígenas por las
    españolas.

    El pragmatismo
    con que se instrumentó el Tahuantinsuyu, reflejado en el
    modo en que construyó sus fronteras y las formas en que
    éstas generaron sus propias adaptaciones, son el resultado
    de la profundidad temporal que implicó el desarrollo de lo
    andino que, como ya he señalado en la introducción,
    es un mosaico cultural que posee una unidad dinámica. Esta
    profundidad temporal implica un proceso de pruebas y
    errores, avances y retrocesos, idas y vueltas, que implican un
    progresivo mejoramiento y por ende mayor eficacia del sistema,
    que fue tornándose altamente eficiente. Hasta que
    finalmente fue fraccionado y desmontado violentamente, a partir
    de la conquista; y que desde entonces no se ha podido
    recuperar.

    Considero que sería importante rescatar y
    resignificar el aspecto estructural de este sistema para
    Latinoamérica porque podría ofrecer soluciones a
    algunos de los problemas que angustian a nuestro pueblo
    latinoamericano.

    Cuando pienso en un MERCOSUR equitativo, no pienso en el
    espejo del Mercado Común Europeo (que le sirve a Europa)
    sino en un Tahuantinsuyu con engranajes que aceitar, rompiendo
    con el supuesto paradigmático de que la solución a
    nuestros problemas no está o está afuera y
    mirándonos un poco más los pueblos americanos a
    nosotros mismos, ahondar en las soluciones que desarrollamos con
    éxito
    en cuanto a problemas productivos los pueblos andinos
    originarios.

    Un tema recurrente es que los pueblos de
    Latinoamérica somos naciones jóvenes en
    formación. Esto sin duda tiene que ver con un cómo
    nos miramos … con una conciencia
    colectiva incorporada que crea una imagen de
    nosotros mismos que nos hace vernos a partir de la "conquista",
    la "colonia", categorías estas que deberíamos
    revisar (algo más para tratar en otra oportunidad), pero
    que además nos da letra para reflexionar sobre procesos
    pre-coloniales, incluso anteriores al Tahuantinsuyu; a fin de
    romper con esa matriz que representa el mundo indígena
    como obsoleto y atrasado, mal llamado "bárbaro" si se
    quiere en oposición a lo "civilizado"
    hispánico.

    América Latina es esta complejidad que parte de
    los pueblos originarios a los que se le va sumando el
    conquistador y el mestizaje, con el correr de los siglos se
    irán incorporando otros ingredientes a esta mixtura
    (criollos, grupos étnicos de la selva, migraciones de
    Africa y Oriente,
    etc., componiendo una sociedad heterogénea). Pero
    retomando y a la vez cruzando con la actualidad, Argentina
    país cuyo supuesto colectivo transita por ser uno de los
    más blancos y europeizante de América es
    determinante en cuanto a estudios realizados por expertos de la
    UBA mediante cifras irrefutables, tallado en el ADN, el mapa
    genético de Argentina arroja lo contundente: los
    argentinos portan un mestizaje en sus antepasados, el 56% de los
    casos tomados (de un total de 12.000 personas en 11 provincias)
    tienen origen amerindio y un 10% es indígena
    puro.

    Esta investigación da a luz que no somos
    tan europeos como creíamos. El estudio genético de
    la UBA socava el prejuicio
    hacia los pueblos originarios dejándolo sin sustento, ya
    que "ellos" son nosotros. Bueno… bueno… parece que no era tan
    así que descendemos de los barcos, los argentinos.
    Quizá cuando logremos asimilar estas investigaciones
    podamos mirar un poco más hacia adentro.

    Esto contribuye a los esfuerzos de antropólogos e
    historiadores argentinos que en las últimas décadas
    han comenzado a restituir en su integridad la complejidad de
    nuestro pasado.

    Con este trabajo más que aspirar a haber
    encontrado respuestas, los logros/asertos buscan abrir nuevas
    interrogantes y análisis, en el afán de motivar un
    debate
    esclarecedor. Por ello es que considero que este trabajo no
    está cerrado, sino que es el principio de un ovillo que
    tiene mucho por devanar.


    Por Mabel CARRAL
    [*]

    www.ecogenesis.com.ar

    Notas:

    [*] Aurora Mabel Carral,
    artista visual, maestra nacional de dibujo
    (E.N.B.A. Manuel Belgrano), profesora de artes plásticas
    (U.N.L.P.), profesora de historia de las artes visuales
    (U.N.L.P.)

    [1] Es difícil hablar de
    fronteras sin mencionar los límites, pero nunca se ha
    hecho un estudio sistemático sobre los límites del
    Tahuantinsuyu aunque algunos autores (UHLE, 1909; ROWE,
    1942,1982; BAUDIN, 1961; METRAUX, 1969; MURRA, 1980; HYSLOP,
    1984; SCHAEDEL, 1978; ZUIDEMA, 1964, 1982 entre otros) han
    realizado sinopsis de sus límites políticos y
    geográficos.

    [2] Si bien no adhiero a las
    categorizaciones de "estado" o "imperio" incaico, por
    considerarlas como extrapolaciones de la cultura occidental
    europea usaré, llegado el caso, el concepto de estado
    definido por Service, utilizado como una categoría
    instrumentalmente útil, aunque con plena conciencia del
    riesgo que
    implica debido a la gran carga semántica que connota. En
    líneas generales referiré a Tahuantinsuyu o
    Tawantinsuyo, por considerar que es una expresión
    autóctona e identitaria de la cultura a la cual
    referimos.

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