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El modo de desarrollo industrial Fordista-Keynesiano



    Características, Crisis y
    reestructuración del capitalismo

    1.
    Introducción

    Los primeros años del siglo XX se caracterizaron
    por la importancia que adquirieron las industrias
    metalmecánicas, especialmente la automotriz. En los
    países desarrollados, dichas industrias alcanzaron un
    importante desarrollo a partir de un modelo
    productivo conocido como "fordista". El paradigmático Ford
    T (1908) fue tan exitoso que motivó la necesidad de
    aumentar la producción. Ello condujo a la
    aplicación de un nuevo modelo productivo basado en la
    cadena de montaje en serie, donde los operarios ensamblaban
    piezas que eran transportadas en cintas de movimiento
    continuo.

    Esta forma de organización de la producción
    resultó ser tan exitosa que se convirtió en modelo
    para otras industrias. En ese sentido, el nombre "fordismo"
    permite definir este modelo productivo dominante a partir de
    la Segunda Guerra
    Mundial (1939-1945) que, asociado a políticas
    Keynesianas, consiguió mantenerse intacto hasta comienzo
    de los años setenta. A partir de entonces y como
    consecuencia de diversos factores el modelo fordista-keynesiano
    comenzó a manifestar señales
    de agotamiento.

    Los caminos para la recuperación de la
    lucratividad y la productividad
    condujeron a nuevos escenarios tecnoproductivos y
    organizacionales. El nuevo modelo de producción flexible
    estará relacionado a nuevas formas organizacionales y
    tecnológicas. Aún a riesgo de caer en
    una excesiva simplificación, en este trabajo se
    sostiene que las formas organizacionales más
    representativas que caracterizan este momento de
    transición y crisis del capitalismo
    son la especialización flexible y la
    especialización dinámica. Además, dentro de los
    nuevos métodos de
    gerenciamiento se analizan el ohnoísmo, las empresas en
    red y las
    alianzas
    estrategicas.

    2. El modo de desarrollo
    industrial Fordista-Keynesiano

    El fordismo, en cuanto organización del trabajo a
    partir de la cadena de producción es la superación
    del taylorismo. Si bien Henry Ford toma lo esencial del
    taylorismo lo supera en cuanto a su visión, o bien como
    señala Harvey (1999, p. 120) lo que había de
    especial en H. Ford era:

    "el reconocimiento explícito de que
    producción en masa significaba consumo en
    masa, de un nuevo sistema de
    reproducción de la fuerza de
    trabajo, de una nueva política de control y
    gerencia del
    trabajo, una nueva estética y una nueva psicología, en suma,
    un nuevo tipo de sociedad
    democrática, racionalizada, modernista y
    populista."

    Al respecto resultan esclarecedoras las ideas de Gramsci
    (1978, p. 328) cuando sostiene que el fordismo significaba
    línea de montaje, más también Ley Seca y
    "puritanismo", la tentativa de regular la vida sexual y familiar
    del trabajador, y no apenas su vida de trabajo. "Los
    métodos de trabajo son inseparables de un modo
    específico de vivir, pensar y sentir"

    El proceso de
    trabajo característico del fordismo es la cadena de
    producción semiautomática. El fordismo consigue
    mediante la mecanización del trabajo elevar la intensidad,
    a la vez que incrementar la separación entre el trabajo
    manual y el
    intelectual.

    En lo que se refiere al proceso de producción, el
    fordismo supera al taylorismo siguiendo dos principios
    complementarios. El primero es la integración de los diferentes segmentos del
    proceso de trabajo mediante un sistema de guías y medios de
    mantenimiento
    que permiten el desplazamiento de las materias primas en proceso
    de transformación y su conducción ante las máquinas-herramienta. El segundo principio,
    complementario al anterior es la asignación de los puestos
    de trabajo en función de
    la configuración del sistema de máquinas. Este
    principio provoca, en el obrero, la pérdida de control del
    ritmo de trabajo, sometiendo a los operarios a la uniformidad del
    movimiento de las máquinas. (Aglietta, 1991)

    Asimismo estos principios posibilitan la
    simplificación creciente de los trabajos mediante la
    fragmentación de los ciclos de movimientos,
    llegándose a situaciones en las cuales los operarios
    solamente realizan movimientos extremadamente simples y
    rutinarios. La simplificación de los trabajos permite una
    mejora en los rendimientos de la cadena, la que se va modificando
    cuantitativa y cualitativamente en términos de capital fijo,
    a la vez que se crean nuevos puestos de trabajo.

    Sin embargo, como sostiene Aglietta, existen barreras o
    límites
    internos al proceso de trabajo, éstos pueden descubrirse
    mediante el análisis de los tiempos que componen la
    jornada de trabajo.

    "Cuando la parcelación de las tareas alcanza el
    máximo surgen varios factores que detienen la
    disminución de los tiempos muertos, e incluso invierten el
    sentido. Los principales son:

    La elevación del tiempo
    relacionado con el desequilibrio en la cadena de
    producción (balance delay time). Este fenómeno se
    debe al hecho de que la configuración espacial del equipo
    fijo de la cadena impone restricciones a la ordenación de
    la serie de trabajos parciales. De ahí resulta que no
    todos los obreros tienen un ciclo de movimientos de la misma
    duración. Esa imposibilidad de distribuir igualmente los
    tiempos conlleva una pérdida total de tiempos, que es
    igual a la suma de los tiempos de espera de los trabajadores que
    tienen ciclos más cortos.

    Los efectos de la intensificación del trabajo
    sobre el equilibrio
    psicológico y fisiológico de los trabajadores. El
    primer efecto negativo resulta de la uniformidad del ritmo, unida
    a las cadencias en contínuo crecimiento…

    La desaparición de la percepción
    del lazo entre el rendimiento colectivo de la fuerza de trabajo y
    el gasto de energía individual de los obreros. Esa
    desaparición se deriva directamente de la
    colectivización del trabajo que realiza la cadena de
    producción. Permite a la dirección capitalista evitar cualquier tipo
    de enfrentamiento directo por la norma de rendimiento. El trabajo
    en cadena tiende a unificar a los obreros en una lucha global
    contra las condiciones de trabajo…". (Aglietta, 1991, p.
    96-98)

    Estos límites, que comienzan a manifestarse
    claramente desde mediados de la década del sesenta
    representan una crisis en el núcleo central del fordismo,
    esto es, el modo de organización del trabajo. Las
    manifestaciones más evidentes se dan a partir de la
    intensificación de los conflictos
    operarios que ponen en tela de juicio las condiciones propias de
    la intensificación del trabajo y de la división de
    las tareas. Desde el punto de vista de la clase
    empresarial, estos conflictos marcan los límites de la
    explotación del trabajo.

    Los límites de la
    organización del trabajo se vieron mediados, durante
    un largo período, por la acción
    del Estado. En
    efecto, las políticas Keynesianas implementadas para
    superar la crisis de 1929 y que se sostendrán por lo menos
    hasta principios de la década del '70, en los
    países desarrollados, se constituirán en el
    ambiente ideal
    para la consolidación del fordismo como modo de
    regulación de todas las relaciones sociales.

    El "casamieno" del fordismo con el Keynesianismo
    adquiere especial suceso después de 1945 y constituye la
    base de un largo período de expansión que se
    mantuvo hasta 1973. Durante éstos "treinta años
    gloriosos", el capitalismo en los países avanzados
    consiguió sostener fuertes tasas de crecimiento
    económico, acompañadas de una elevación
    de los padrones de vida de la sociedad en su conjunto.

    Después de 1945 se asistirá a la
    ascención de una serie de industrias basadas en
    tecnologías que venían madurando desde el
    período de entre guerras y que
    fueron "extremadas", en términos de racionalización
    durante la Segunda Guerra
    Mundial. Estas industrias, como por ejemplo la automotriz,
    los productos
    petroquímicos, los equipamientos de tranporte, los
    electrodomésticos y la construcción, se constituirán en los
    grandes propulsores del crecimiento económico. (Harvey,
    1999)

    David Harvey sostiene que el crecimiento
    económico fue acompañado y en cierta medida
    dependió de:

    Una serie de compromisos y reposicionamientos por parte
    de los principales actores del proceso de desarrollo capitalista.
    El Estado tuvo
    que asumir nuevos (Keynesianos) papeles y construir nuevos
    poderes institucionales; el capital corporativo tuvo que ajustar
    las velas en ciertos aspectos para seguir con más suavidad
    el camino de la lucratividad segura; y el trabajo organizado tuvo
    que asumir nuevos papeles y funciones
    relativos al desempeño en los mercados de
    trabajo y en los procesos de
    producción (Harvey, 1999, p. 125) .

    Respecto de la fuerza de trabajo, como se ha
    señalado, los límites impuestos por el
    modo fordista de organización del trabajo desencadenaron
    una serie de conflictos reivindicatorios, que en el
    período de posguerra fueron relativamente aplacados por la
    doble acción del capital corporativo y del estado
    keynesiano. En el caso de algunas industrias de producción
    en masa de los Estados Unidos,
    el poder sindical
    se vió acrecentado en su capacidad de negociación colectiva frente a demandas de
    mejores condiciones de tabajo, a la vez que permitió
    conquistar un importante poder de negociación frente a
    cuestiones referidas a la seguridad
    social, salario
    mínimo y otras políticas sociales. No obstante,
    ello se dió a cambio de que
    la fuerza de trabajo adoptase una actitud
    cooperativa en
    cuanto a las técnicas
    fordistas de producción y a las estrategias
    corporativas destinadas a aumentar la productividad.

    En cuanto a los ajustes que el capital corporativo
    debió realizar para garantizar los caminos de la
    lucratividad, están vinculados al compromiso corporativo
    con procesos estables y vigorosos de cambio tecnológico, a
    fuertes inversiones en
    capital fijo, a mejoras en las tecnologías de proceso y a
    la promoción de economías de escala mediante
    la padronización de la producción.

    El otro vértice sobre el cual se asienta el
    proceso de crecimiento capitalista, es el Estado, que mediante
    una combinación de políticas fiscales y monetarias
    se esforzaba por controlar los ciclos económicos. Las
    políticas estatales, durante éste período,
    estuvieron destinadas a garantizar el crecimiento de la
    producción y del consumo en masa como así
    también a garantizar un empleo
    relativamente alto.

    Esto se vió reflejado en políticas
    públicas sectoriales tales como infraestructura
    pública, gastos en
    seguridad
    social, salud,
    educación
    y vivienda. Estas formas de intevención estatal, que
    varían de un país a otro, permiten conciliar un
    crecimiento económico estable con un mejoramiento de las
    condiciones materiales de
    vida de la población.

    Otro aspecto a ser considerado en esta
    caracterización sintética del fordismo, está
    relacionado al plano internacional de este modelo de desarrollo.
    Se puede afirmar que el fordismo le adjudica un papel secundario
    al comercio
    internacional. El motor que impulsa
    este modelo es la transformación interna de los procesos
    productivos industriales. El objetivo es el
    crecimiento del mercado interno
    mediante el aumento del poder adquisitivo.

    Las relaciones económicas internacionales,
    durante el período 1945-1967, fueron esencialmente
    Norte-Norte. En verdad se trata de un amplio esfuerzo de
    "recuperación" de Europa y Japón
    en relación a los Estados Unidos. Los Estados Unidos, que
    disponían de un considerable avance en términos de
    productividad industrial, consiguieron imponer su modelo de
    desarrollo por tres vías. Primero culturalmente,
    "exportando" el modo de vida americano, luego financieramente,
    por medio de los Planes Marshall y MacArthur y por último
    institucionalmente, a través de los acuerdos de
    Bretton-Woods y la consecuente creación de organismos como
    el FMI y el GATT. (Lipietz,
    1988)

    Bretton-Woods transformó al dólar en
    moneda-reserva mundial, y "vinculó con firmeza el desarrollo
    económico del mundo a la política
    fiscal y monetaria americana". Los Estados Unidos "actuaban
    como banquero del mundo a cambio de una abertura de los mercados
    de capital y de mercancías al poder de las grandes
    corporaciones". (Harvey, op cit, p. 131)

    De esta forma la expansión internacional del
    fordismo aconteció de modo desigual, en tanto que cada
    Estado intentaba crear su propio modo de "gestionar" las
    relaciones de trabajo, la política fiscal y
    monetaria, la inversión pública y las estrategias
    de bienestar social. Simultáneamente, los Estados Unidos
    se tornaban hegemónicos, por medio de las tres vías
    antes mencionadas.

    Esta situación va a significar que los beneficios
    del fordismo no consiguieron atender a toda la sociedad,
    generando la insatisfacción de amplios sectores sociales.
    Tal es el caso del mercado de trabajo, en el cual la
    negociación salarial fordista sólo era posible
    cuando el crecimiento estable de la demanda
    permitía inversiones de tecnologías de
    producción en masa. Otros sectores estaban sometidos al
    imperio de los bajos salarios y
    relaciones contractuales débiles.

    Este proceso de diferenciación social, entre
    incluídos/excluídos, del nuevo tipo de sociedad de
    consumo en masa, desencadenó fuertes tensiones sociales
    que muchas veces se manifestaron como reivindicaciones raciales,
    de género
    o de origen étnico. Tal es el caso de los Estados Unidos,
    en donde los movimientos sociales por los derechos civiles adquieren
    un carácter cuasi-revolucionario.

    Si bien, el proceso de diferenciación social
    hasta podría considerarse funcional para la
    reproducción del fordismo, en tanto permitía
    recurrir a formas de subcontratación precarias para ganar
    competitividad, también generaba serios
    inconvenientes. "Ello significaba una rigidez en el mercado de
    trabajo que dificultaba la recolocación del trabajo de una
    línea de producción para otra." (Harvey, op cit, p.
    132)

    El poder sindical en los Estados Unidos ciertamente se
    debilitó con la nueva legislación
    laboral (1947), sin embargo este continuó con una
    cuota de poder lo suficientemente amplia para resistir a la
    pérdida de control, al autoritarismo, a la
    jerarquía y a la disminución de las habilidades. En
    muchas ocaciones los líderes sindicales fueron forzados
    por las bases a responder a demandas por mejores condiciones y
    mayores derechos. Además, los sindicatos se
    vieron atacados, desde fuera, por trabajadores excluídos
    y/o no sindicalizados, en la medida que los sindicatos
    respondían cada vez más a cuestiones sectoriales y
    se alejaban de los objetivos
    (reivindicaciones) sociales más generales.

    La incapacidad del modo de desarrollo
    fordista-Keynesiano de generalizar los beneficios de la
    producción en masa, provocó un nivel de
    insatisfacción que comenzó a erosionar la base de
    legitimación del Estado. En efecto, el
    Estado no consiguió garantizar, en gran escala, el acceso
    a servicios
    médicos y educacionales, ni tampoco a los habitacionales.
    Las condiciones para la realización de los objetivos
    asistenciales estaban condicionadas a la contínua
    aceleración de la productividad del trabajo en el sector
    corporativo. Además, ésta era una condición
    indispensable para la viabilidad fiscal del Estado
    fordista-Keynesiano.

    A pesar de todas las tensiones descriptas, el modo de
    desarrollo fordista-Keynesiano conseguirá sostenerse
    intacto por lo menos hasta la crisis de 1973, cuando el proceso
    de transición hacia el modo de desarrollo informacional
    comienza a acelerarse.

    3. La transición
    hacia el modo de desarrollo informacional y las trayectorias
    organizacionales

    1. De la producción en masa a la
    producción flexible

    La fragilización y crisis del modo de desarrollo
    fordista-Keynesiano, que implican un obstáculo al proceso
    de acumulación capitalista, pueden ser observados desde
    mediados de la década del sesenta. Para esta época,
    el fordismo presenta señales de agotamiento que se
    manifiestan en la desaceleración del crecimiento de la
    productividad, vinculadas al carácter de las relaciones
    técnicas de producción propias del proceso de
    trabajo fordista. Esto conducirá a una crisis de
    lucratividad a partir de mediados de dicha
    década.

    Varios son los factores que conducen a la caída
    de la productividad y lucratividad. En primer lugar, se produce
    una transformación cualitativa en el sistema
    internacional. La recuperación de Japón y Europa
    occidental (especialmente Francia y
    Alemania
    Occidental) se había completado. Estos países
    alcanzaron niveles de productividad similares a los de Estados
    Unidos al punto de que los costos salariales
    unitarios dejaron de ser favorables a la competitividad
    norteamenricana. Otro factor es la erosión de
    la hegemonía norteamericana; la pérdida de
    competitividad de la economía
    estadounidense desencadenó problemas
    fiscales que fueron resueltos mediante la emisión
    monetaria. Esto significó el comienzo de una nueva "era de
    la inflación" y la consecuente pérdida de confianza
    en el dólar como moneda-reserva internacional estable.
    (Gilpin, 1990) Simultáneamente, la creación del
    mercado de eurodólares será una clara señal
    de la pérdida de capacidad de regulación del
    mercado financiero internacional por parte de los Estados Unidos.
    Finalmente, las políticas de industrialización por
    sustitución de importaciones y
    la presencia creciente de multinacionales en el Tercer Mundo
    generará un proceso de industrialización fordista
    periférico, que basará su competitividad en la
    precarización del trabajo. (Harvey, 1999; Lipietz, 1988;
    Hirsch, 1992) En síntesis,
    todos estos factores van a desencadenar un aumento de la competencia
    internacional, que debilitará la hegemonía
    norteamericana, al punto de hacer caer el sistema de Bretton
    Woods.

    A pesar del panorama señalado anteriormente, el
    modo de desarrollo fordista-Keynesiano conseguirá
    sostenerse intacto hasta mediados de los 70, cuando las
    señales de agotamiento se tornarán aún
    más evidentes. El período 1968-73 se
    caracterizó por la conjunción de los siguientes
    factores: la fuerte expansión financiera y el consecuente
    exceso de fondos; los procesos inflacionarios y la fuerte
    tendencia alcista en los precios de los
    productos primarios. La expansión financiera tiene su
    origen en las políticas monetarias extremadamente
    débiles de los Estados Unidos que provocarán,
    durante el período 1968-73, la crisis y agotamiento del
    sistema de cambio fijo y el dominio del
    mercado de eurodivisas, centrado en Londres. Lejos de
    perjudicarse con la formación del mercado de
    eurodólares, las empresas multinacionales norteamericanas
    comenzaron a fluir a ese mercado, que les ofrecía las
    ventajas propias de los mercados offshore (mayor libertad y
    menores costos); esto va a contribuir al fortalecimiento del
    dólar como moneda mundial, a la vez que facilitará
    la expansión global de las grandes corporaciones y le
    imprimirá a esta expansión financiera un
    carácter autosuficiente. (Arrighi, 1996) A todo esto, los
    mercados
    financieros offshore se encontraron con una liquidez
    mayor de la que podían reciclar con seguridad y
    lucratividad, generando un creciente aumento de la competencia
    interbancaria por colocar el dinero en
    condiciones más "blandas" que las habituales. A mediados
    de los '70, muchos países del Tercer Mundo tomaron estos
    créditos que, en pocos años y en
    otro contexto internacional, provocarán las sucesivas
    crisis de endeudaminento. Finalmente, otro factor que
    contribuyó en forma decisiva está vinculado al
    aumento del precio del
    petróleo. Cuando en 1973, la OPEP,
    cuadruplicó el precio del petróleo
    profundizó, aún más, la crisis de
    lucratividad del modo de desarrollo fordista-Keynesiano.
    (Arrighi, op cit)

    Desde el punto de vista de la producción, la
    crisis de productividad y lucratividad provocó,
    principalmente en las grandes corporaciones estadounidenses, la
    saturación de los mercados internos debido a la
    intensificación de la competencia internacional. Esto
    innauguró un período de reestructuración,
    racionalización y cambio tecnológico.

    La palabra que quizás puede resumir de mejor
    manera la dificultad del modo de desarrollo fordista-Keynesiano
    en resolver las contradicciones propias del capitalismo en este
    período es rigidez. Rigidez en los mercados y en los
    contratos de
    trabajo; en las nuevas inversiones de capital fijo y
    consecuentemente en la producción; rigidez de la esfera
    estatal. También y por encima, existía una rigidez
    en la matriz de la
    alianza socio-política dominante (grandes
    sindicatos-empresas corporativas-gobierno) que
    dificultaban, en vez de favorecer la acumulación de
    capital. (Bonefeld, 1992; Harvey, 1999)

    Se trataba, por un lado, de reducir los costos de la
    reproducción de la fuerza de trabajo, mediante la
    supresión de las garantías de empleo, la
    revisión de los beneficios indirectos, el debilitamiento
    del poder sindical y la flexibilización de la jornada de
    trabajo. Por otro lado, se trataba de utilizar las
    potencialidades tecnológicas de la automatización "como soporte material a fin
    de remodelar la organización del trabajo, los procesos de
    producción, los sistemas de
    gestión
    y la cualidad de los productos". (Benko, 1996, p. 22) Estos
    cambios son interpretados por diversos autores (Coriat, 1996,
    1993; Piore y Sabel, 1984; Castells, 1985; Harvey, 1999) como
    alteraciones cualitativas en la organización de las
    fuerzas productivas bajo las relaciones capitalistas de
    producción.

    El nuevo modelo de producción flexible
    está íntimamente relacionado a las nuevas formas
    organizacionales y tecnológicas. Estas adquieren formas
    específicas en diferentes contextos espaciales y/o
    culturales. Aún a riezgo de caer en una
    simplificación, se puede afirmar que las formas
    organizacionales más representativas que caracterizan la
    transición al modo de desarrollo informacional son dos: a)
    la especialización flexible y b) la flexibilidad
    dinámica.

    a) La especialización flexible, constituye lo que
    Piore y Sabel (1984, p.251-280) denominan el "segundo divisor de
    aguas internacional", y sólo es comparable al "primer
    divisor de aguas industrial", que permitió el surgimento
    de la producción en masa a fines del siglo XIX.

    La especialización flexilble depende fuertemente
    de las nuevas
    tecnologías de la información. La utilización
    intensiva de máquinas-herramientas
    controladas automáticamente permite la producción
    de bienes en
    pequeña escala, a la vez que tornan posible la
    adaptación de la producción a los cambios
    repentinos de la demanda. La utilización de
    máquinas-herramienta universales (general-purpose
    machines
    ) posibilita la producción de nuevos productos
    evitando reajustes lentos y caros. Los nuevos productos
    serán entonces el resultado de cambios relativamente
    sencillos en los programas
    controlados por computadoras
    que comandan las máquinas herramientas.

    La especialización flexible tiene su origen en
    las tecnologías flexibles. La producción es
    adaptada permanentemente a las necesidades y gustos del mercado,
    en un estado de cambio constante. Silmultáneamente y
    debido a las exigencias del mercado y al acortamiento de los
    tiempos de producción es posible observar que la
    producción flexible no requiere de grandes
    establecimientos fabriles ni puede prescindir de trabajadores con
    especialización. La produccion flexible implica
    flexibilidad tanto de la máquina como del operador. La
    especialización flexible beneficia a las pequeñas y
    medianas empresas, aunque no existen razones objetivas que
    dificulten la adopción
    de tales estrategias en las grandes empresas. Una muestra de ello
    es la adopción de "economías de escopo" y la
    utilización de tecnologías flexibles en grandes
    empresas para atender mercados relativamente segmentados o
    pequeños. También, las grandes empresas se pueden
    sostener en el nuevo ambiente económico a partir de la
    tercialización parcial de sus actividades. (Kumar, 1997,
    Coriat, 1996)

    Un buen ejemplo de como una gran empresa se puede
    adaptar al nuevo ambiente de la flexibilización es IBM.
    Según Piore y Sabel (1984, p.202-205) durante la
    década de los '60 IBM tentó producir el "modelo T
    de la industria de
    computadores", el IBM360, la intención fue la de crear una
    máquina para todo uso y para todos los usuarios posibles,
    una máquina que permita mejorar el camino para la
    producción en masa. El IBM360 usaba hardware y
    software
    propios, con lo cual tornaba difícil instalar o sustituir
    piezas de procedencia extranjera, que ofrecían costos
    más bajos y mayor flexibilidad. La experiencia obtenida
    con la 360 permitió, durante la década del '80,
    reformular la estratégia empresarial. Desde entonces, IBM
    se transformó en el

    "centro organizador de una comunidad de
    empresas de computadores que, en conjunto, proveen al consumidor piezas
    para montar sistemas según sus
    necesidades"…
    permitiendo que su marca se
    "transforme en la infraestructura de la industria nacional de
    computadores."
    (Piore y Sabel, op cit. p.204)

    En cuanto a las pequeñas y medianas empresas,
    Piore y Sabel sugieren que la especialización flexible
    "reestablece el control humano sobre el proceso de
    producción
    ", (p. 261) valoriza las habilidades
    artesanales y favorece la cooperación entre los distintos
    trabajadores de la empresa. Uno
    de los casos analizados por dichos autores para realizar esas
    afirmaciones son los distritos industriales italianos. Las
    características principales de las industrias
    domésticas de alta tecnología de la
    Tercera Italia pueden
    resumirse en la descentralización productiva y la
    integración social. (Piore y Sabel, p. 226-228) En cuanto
    a la descentralización productiva, ella es observable en
    el carácter cooperativo de las relaciones
    inter-empresariales, las empresas acaban dependiendo unas de las
    otras para una amplia gama de actividades especializadas, creando
    un ambiente de cordialidad y cooperación entre empresas
    productoras de bienes terminados y su amplia red de
    subcontratistas, estimulando la innovación y adaptabilidad. En muchas
    ocaciones la colaboración implica la transferencia de
    encomiendas de unas para otras, como así también la
    cooperación en etapas pre-competitivas. En lo referente a
    la integración social, es posible observar como las
    relaciones sociales en la empresa se caracterizan por una
    división social del trabajo flexible, a la vez que las
    jerarquías dentro de la empresa son anuladas.
    Tratándose de mano de obra altamente calificada las
    diferencias entre los trabajadores y sus supervisores son de
    facto
    borradas. La colaboración permanente entre
    operarios, ingenieros, proyectistas y empresarios permite obtener
    un ambiente adecuado para la creación de nuevos productos
    o la búsqueda de nuevos mercados. (Kumar, 1997)

    Finalmente, vale la pena resaltar que este ambiente
    propicio para la especialización flexible se vió
    favorecido por el papel desempeñado por la
    "dimensión local" como un todo. En el caso se los
    distritos industriales italianos, las instituciones
    políticas y económicas de la región no
    sólo acompañaban positivamente los pedidos de
    financiamiento
    individual o colectivo de las empresas sino que las autoridades
    regionales desempeñaban un papel activo en la
    promoción de las pequeñas empresas de su
    región.

    b) La flexibilidad dinámica es la otra vía
    de análisis de las configuraciones productivas y tiene que
    ver con la concepción de líneas de
    producción capaces de evolucionar rápidamente ante
    los cambios de la ingeniería de productos o procesos. El
    objetivo de la flexibilidad dinámica es la
    reducción de los costos y por ende, el aumento de la
    productividad. Según Coriat (1996, p. 156) la flexibilidad
    dínámica opera "sobre un horizonte temporal
    largo, combinando búsqueda de economías de escala y
    políticas de ingeniería de productos por
    modificación de algunas características
    ofrecidas".
    Las estrategias propias de la
    especialización flexibles son, básicamente, dos:
    estrategias por "extensión" y estrategias por
    "renovación" de los ciclos de vida de los productos. La
    primera se sustenta en la producción en diferentes
    líneas de fabricación que se adecuan
    permanentemente a la naturaleza de
    los productos a fabricar, los mercados y/o las fases de
    producción. Además, la elección de las
    diferentes líneas de producción se encuentran en
    permanente cambio, a partir de la alta tasa de innovación
    de productos que, generalmente, se verifican en las empresas. En
    cuanto a las estrategias de producción en serie por
    "renovación" del ciclo de vida
    del producto se
    sustentan en una política activa en investigación y desarrollo que permite,
    ante una disminución en la demanda, renovarla mediante
    innovaciones de producto o de proceso. Esto permite prolongar y/o
    extender el mercado de consumidores de un determinado producto.
    La flexibilidad dinámica, generalmente ligada a una
    situación de demanda creciente de determinado producto
    permite a las empresas captar los beneficios de la
    producción en masa, a la vez que mediante la
    utilización de nuevas tecnologías, las grandes
    empresas pueden transformar sus líneas de montaje
    rápidamente, pudiendo entonces conseguir economías
    de "escopo". (Castells, 1999)

    2. El Ohnoísmo y la reducción de las
    incertezas por la vía organizacional

    Dentro de los nuevos métodos de gerenciamiento
    desarrollados por la industria japonesa, merece especial destaque
    el ohonoísmo o toyotismo. Este se sostiene sobre dos
    grandes pilares: el sistema kan-ban (o just in
    time)
    y la "auto-ativação". El kan ban
    significa una modificación en las técnicas de
    control del proceso de producción, atendiendo a producir
    lo estrictamente necesario, en el momento y la cantidad
    necesaria. En términos de producción significa la
    inversión del proceso de producción tradicional. En
    lugar de la producción en cadena, el punto de partida para
    el inicio de la producción es el de las encomiendas ya
    encaminadas para la fábrica. Según Coriat, (1994,
    p. 57)

    "A chave do método
    consiste em establecer paralelamente ao desenrolar dos fluxos
    reais da produção (que vão dos postos
    anteriores aos postos posteriores), um fluxo de
    informação invertido que vai de jusante a montante
    da cadeia produtiva, e onde cada posto posterior emite uma
    instrução destinada ao posto que lhe é
    imediatamente anterior. Esta instrução consiste na
    encomenda do número e da especificação
    exacta das peças necessárias ao posto anterior para
    executar sua própria encomenda (…) assim é
    realizado o princípio de "estoque zero" ao qual se pode,
    de maneira geral, reportar a contribuição do Kan
    Ban".

    En cuanto a la "auto-ativação" se
    fundamenta en la preocupación de la búsqueda de
    calidad en
    todos los momentos del proceso de producción y para ello
    se le atribuye a cada operario dos funciones: las de operador y
    controlador de calidad de los productos fabricados. (Moraes
    Neto,1998; Coriat,1994, 1993).

    El control de
    calidad a lo largo de todo el proceso productivo lleva
    implícito el principio de mejoramiento contínuo
    (kaisen) según el cual jamás se debe
    considerar por alcanzado el máximo de eficiencia
    productiva posible, por tanto, siempre es dable incrementar la
    eficiencia global de empresa. Expresado de otra manera este
    principio puede ser alcanzado mediante los "cinco ceros": cero
    nivel de defectos en la piezas; cero daño en
    las máquinas; cero estoque; cero demora y cero burocracia.

    Todas estas características son complementadas
    por una fuerte racionalización del trabajo donde los
    operarios son transformados en trabajadores multifuncionales. El
    método japonés dará especial énfasis
    a la capacidad de los equipos de operarios de resolver los
    problemas que acontencen durante el proceso de producción,
    así también valorará el intercambio de
    experiencias y conocimientos. Al respecto Castells (1999) destaca
    la importancia de esta forma organizacional para aumentar la
    innovación. En efecto, la posibilidad de transferencia y
    socialización de conocimientos a nivel de
    la empresa permite la incorporación de nuevas
    tecnologías (generalmente de base microelectrónica)
    y la identificación y resolución de las
    dificultades existentes a lo largo del proceso de
    producción.

    3. Flexibilidad organizacional y empresas en
    red

    En los últimos veinte años es posible
    observar el surgimiento de nuevas formas de organización
    empresarial flexible, entre ellas se destacan el modelo de red
    conocido como "modelo Benetton" y los denominados modelos de
    redes
    multidireccionales de pequeñas y medianas empresas. El
    "modelo Benetton" es un caso paradigmático de empresa en
    red exitosa. Benetton es una empresa de
    origen familiar de la región del Veneto (Italia) que opera
    con casi 5000 puntos de venta en todo el
    mundo bajo el sistema de franquicias
    comerciales. La casa central recibe one line los datos completos
    sobre las ventas (tipo
    de artículo, color,
    tamaño, etc.) que forman parte de las decisiones sobre
    diseño
    y producción. El modelo en red también es aplicado
    a la producción. Benetton cuenta con instalaciones
    propias, con más de 1500 trabajadores, que son
    complementadas por una amplia red de más de 200
    pequeñas empresas subcontratadas y que en conjunto
    significan cerca de 10.000 personas empleadas. Este tipo de
    organización empresarial puede ser caracterizado como una
    gran empresa desintegrada verticalmente por medio de una amplia
    red de pequeñas y medianas empresas integradas
    horizontalmente.

    En cuanto a modelos organizacionales de redes
    multidireccionales de pequeñas y medianas empresas, los
    casos más relevantes se observan en algunos países
    del sudeste asiático, en especial Taiwan, China y Hong
    Kong. Estos modelos organizacionales de redes de pequeñas
    y medianas empresas familares caracterizaron el escenario del
    sudeste asiatico desde mediados de los años sesenta hasta
    mediados de los ochenta y básicamente estaba
    constituído por empresas que producían para el
    mercado externo por intermedio de una amplia red de empresas
    importadoras-exportadoras. En muchos casos estas empresas
    producían bienes para fabricantes americanos o europeos,
    los que aprovechaban los bajos costos salariales de estas
    plataformas de exportación para ganar competitividad
    global. (Castells, 1999)

    4. Alianzas estratégicas: un camino para la
    innovación y la competitividad

    Este modelo organizacional está basado en la
    interconexión de grandes empresas. Las alianzas
    estratégicas son "redes que constituyen el oligopolio
    propiamente dicho, organizando las actividades como un todo, a
    través de la trama de las relaciones contractuales entre
    sus miembros
    " (Delapierre e Mytelka, 1988. In: Chesnais,
    1996, p.165). En los últimos años, muchas empresas
    adoptaron esta modalidad para repartir los cada vez mayores
    costos de P&D o para el intercambio recíproco de
    conocimientos científico-tecnológicos; lo cual no
    significa que las empresas abandonen la competencia entre ellas
    mismas durante el período que dure la alianza. Otro razgo
    característico de este modelo organizacional es la
    presencia del estado u organismos públicos que patrocinan
    este tipo de emprendimiento. En los tres polos de la
    tríada los grandes grupos
    económicos consiguieron interesar a sus gobiernos para la
    elaboración y financiamiento de amplios programas de
    P&D de base tecnológica. Asimismo, en el caso de las
    industrias de alta tecnología, son cada vez más
    comunes acuerdos y joint ventures que envuelven a la
    mayoría de las grandes empresas. (Chesnais, 1996;
    Castells, 1999). En síntesis, lo que refleja este tipo de
    modelo organizacional es la pérdida de autonomía
    (aunque no de control) de las grandes empresas, frente a las
    nuevas reglas de juego de la
    economía global, en donde los límites entre
    cooperación y competencia se encuentran cada vez
    más diluídos.

    Dr. Fernando Julio Piñero

    ferpiner[arroba]fch.unicen.edu.ar

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