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Manejo prehospitalario del paciente politraumatizado




Enviado por raulporras16



    1. Definiciones
    2. Aspectos generales de la
      atención prehospitalaria
    3. Prevención
    4. Organización
    5. Llegada y primera
      asistencia
    6. Transporte
    7. Situaciones
      especiales
    8. Manejo
      hospitalario
    9. Revisión
      primaria
    10. Valoración
      secundaria
    11. Estudios
      diagnósticos
    12. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Se puede definir el politraumatizado como todo
    herido con lesiones orgánicas múltiples producidas
    en un mismo accidente y con repercusión circulatoria y/o
    ventilatoria, que conlleve riesgo
    vital.

    El politraumatizado puede serlo solamente del
    aparato locomotor, por lo que se les denomina

    polifracturados. Si las lesiones son sólo
    viscerales se dice que estamos ante un politraumatizado
    visceral
    . Si se combinan las dos, lo que ocurre la mayor
    parte de las veces, hablamos de politraumatizado
    mixto
    .

    La enfermedad traumática representa hoy
    día en occidente la principal causa de muerte en las
    primeras cuatro décadas de la vida. La correcta
    valoración y tratamiento inicial de estos pacientes ha
    sido desde hace años establecida por el "American College
    of Surgeons" y universalmente aceptada debido a su sencillez. El
    objetivo es,
    dado las múltiples lesiones que presentan estos pacientes,
    el diagnóstico y tratamiento de las mismas por
    orden de importancia, para lograr la reanimación eficaz
    del enfermo.

    El orden de actuación es fundamental para tener
    éxito,
    no debiendo pasar de un nivel a otro sin haber resuelto o puesto
    en práctica las medidas para solucionar el a n t e r i o
    r. Por ejemplo: no debemos drenar un neumotórax a
    tensión si el enfermo tiene la vía aérea
    obstruida y no hemos conseguido permeabilizarla. Este mismo orden
    evita que la "acumulación de síntomas graves" nos
    haga perder un tiempo
    precioso al intentar resolver todo a la vez y no saber por donde
    empezar.

    Por otro lado, la reevaluación continua del
    paciente durante las primeras horas hasta su
    estabilización es fundamental. Globalmente, la mitad de
    las muertes se producen antes de la hospitalización del
    paciente y las restantes en el hospital, ocurriendo el 60% de
    ellas dentro de las primeras 4 horas después del ingreso.
    Estos enfermos se mueren habitualmente en cuestión de
    minutos en las roturas de corazón y
    grandes vasos, y en horas, si la causa es hemoneumotórax,
    trauma craneal o rotura de hígado o bazo, y en
    días-semanas, por sepsis o fallo multiorgánico. El
    objetivo principal es el segundo grupo, ya que
    múltiples estudios demuestran que muchas de estas muertes
    son previsibles y tratables por un equipo bien
    entrenado.

    El presente trabajo
    está organizado en dos partes:

    1. Manejo Prehospitalario.
    2. Manejo Hospitalario:
    • Valoración Primaria.
    • Valoración Secundaria.

    Manejo prehospitalario del paciente
    politraumatizado

    Definiciones

    Accidente de tránsito

    Es aquel accidente ocurrido en la vía
    pública, en el cual intervinieron: automóviles,
    motocicletas, bicicletas, camiones, colectivos, carros, peatones,
    ya sea en forma individual o en las diferentes combinaciones
    posibles.

    Politraumatizado

    Todo sujeto que presente dos o más lesiones
    traumáticas graves, periféricas, viscerales o
    mixtas que entrañen una repercusión circulatoria
    y/o respiratoria.

    Clasificación de los
    politraumatismos

    Se clasificaran de acuerdo a las heridas sufridas por el
    accidentado en tres categorías:

    1. Leve: Paciente cuyas heridas y/o lesiones no
      representan un riesgo importante para su salud inmediata (no existe
      riesgo de muerte o incapacidad permanente o
      transitoria).
    2. Moderado: Paciente que presenta lesiones y/o
      heridas que deben ser tratadas en el transcurso de 24-48 hs. de
      sufrido el accidente.
    3. Grave: Paciente que presenta lesiones
      traumáticas graves que deben ser tratadas inmediatamente
      con alto riesgo de muerte y/o lesiones
      irreversibles.

    Cinemática

    Se define al proceso de
    analizar un accidente y determinar qué daños
    podrían concebiblemente haber resultado de las fuerzas y
    movimientos involucrados.

    Aspectos Generales
    de la Atención Prehospitalaria

    Objetivos de la Atencion
    Prehospitalaria

    • Identificar rápidamente al traumatizado con
      lesiones críticas.
    • Establecer prioridades de atención.
      (Triage).
    • Estabilización esencial, apropiada y eficiente
      tanto en el campo como en el trayecto.

    Hay necesidad de:

    • Realizar una evaluación rápida del paciente
      críticamente traumatizado.
    • Tratamiento del estado de
      shock e hipoxemia.
    • Rápido transporte a
      un Hospital adecuado

    Cinemática del Trauma

    El primer paso en la atención prehospitalaria de
    urgencia en la evaluación del paciente politraumatizado,
    es evaluar la escena del accidente y los eventos
    ocurridos, dando respuesta a las siguientes
    interrogantes:

    1.- ¿Como se presenta la escena?

    2.- ¿Quién le pegó a
    que?

    3.- ¿A que velocidad?

    4.- ¿Que tan largo fue el tiempo de
    detención?

    5.- ¿Usaban las víctimas algún
    medio de protección?

    6.- ¿Los cinturones de seguridad
    sujetaron adecuadamente a las víctimas o se
    soltaron?

    7.- ¿Fueron las víctimas expulsadas fuera
    del vehículo?

    Las respuestas a estas preguntas deben proporcionar
    información para predecir el tipo de
    daño
    que el accidentado pueda tener.

    La distribución trimodal de muerte causada por
    el trauma fue descrita en 1982. Ella establece que la muerte
    causada por lesiones puede ocurrir en uno de los siguientes tres
    períodos de tiempo.

    En la etapa más precoz, la muerte sobreviene en
    los primeros segundos o minutos después del accidente y
    generalmente es causada por laceraciones cerebrales, de tronco
    cerebral, de medula espinal alta, lesiones cardiacas, ruptura de
    aorta y grandes vasos. Muy pocos de estos pacientes pueden ser
    salvados.

    El segundo momento de muerte ocurre entre los primeros
    minutos y algunas horas de producido el traumatismo como
    consecuencia de hematoma subdural o epidural,
    hemoneumotórax, ruptura del bazo, laceración
    hepática, fractura de pelvis o lesiones múltiples
    asociadas con hemorragia severa.

    En el tercer momento o etapa más tardía,
    la muerte sobreviene varios días o semanas después
    del traumatismo y suele ser secundaria a sepsis o falla
    orgánica múltiple. La calidad de la
    atención dada durante cada una de las etapas previas tiene
    influencia en el pronóstico final y en esta ultima fase.
    Por esta razón la primera persona que
    evalúa y trata a un politraumatizado tiene la posibilidad
    de influir positivamente en el resultado final.

    Función de un rescatador

    Llevar hasta el Hospital la mayor cantidad posible de
    heridos vivos. Otro principio fundamental incluye que no se puede
    ofrecer a un paciente críticamente traumatizado los
    cuidados definitivos en el sitio del accidente, por lo que hay
    que trasladarlo lo más rápidamente posible
    debidamente estabilizado a un Hospital donde pueda cumplirse este
    postulado.

    Hora Dorada

    Es el tiempo que media entre el momento del accidente y
    los cuidados definitivos. La atención prehospitalaria en
    el sitio del accidente debe circunscribirse a los primeros 10
    minutos de esa hora, por lo que algunos lo llaman los 10 minutos
    de platino.

    Todos los sistemas puestos
    en práctica giran en torno a la
    reducción del tiempo de asistencia al accidentado,
    proporcionándole el definitivo cuidado en el menor tiempo
    posible y de la manera más ventajosa.

    Debe existir un sistema,
    diseñado previamente, que incluya cada una de las fases de
    la asistencia al politraumatizado y coordine sus diferentes
    componentes, desde la
    Administración, legislación, educación de la
    población, comunicaciones, atención sanitaria y
    traslados, sin olvidar la formación continuada del
    personal y la
    evaluación periódica de la calidad del sistema.
    Todo ello, a través de una sucesión ordenada y
    planificada de medidas, todas igualmente importantes y
    necesarias.

    Comienza con la
    organización de un sistema integral para la
    atención a pacientes traumatizados en el que la
    prevención desempeña un importante papel.
    Continúa con la asistencia y el transporte hacia los
    centros sanitarios, seguido de una asistencia hospitalaria
    especializada, y finalizando con la rehabilitación del
    paciente y su reincorporación a la vida
    cotidiana.

    PREVENCION

    La primera preocupación será incidir sobre
    todos aquellos factores que favorecen los accidentes
    (Prevención primaria). En general son factores
    difíciles de controlar, si bien en determinados tipos de
    accidentes, una política de
    prevención (el uso del casco o del cinturón de
    seguridad) podría reducir las consecuencias
    (Prevención secundaria).

    Estrategia a largo plazo sería la toma de medidas
    como la mejora de la red viaria, la seguridad de
    los vehículos, el mantenimiento
    adecuado de éstos con normativas de exigible cumplimiento
    actualizadas periódicamente (casco, cinturón de
    seguridad, alcoholemia, revisión de vehículos, el
    uso de las carreteras por peatones y ciclistas…); control y
    reparación de los cauces fluviales y los asentamientos
    humanos en sus cercanías, etcétera.

    Las campañas educativas tienen un impacto
    más inmediato en la población general,
    especialmente en la de alto riesgo de siniestralidad
    (jóvenes, ancianos y riesgos
    laborales), y en la sanitaria, cambiando actitudes. Es
    fundamental incluir temas de prevención en el pregrado
    médico y de enfermería
    y en los cursos al personal paramédico. La
    aplicación de la legislación europea en la
    prevención de accidentes ha reducido las muertes y
    secuelas severas más del 20%, que extrapolado a España
    para 1991 supuso la reducción de mortalidad en más
    de 1900 personas.

    La prevención terciaria, comprende todos los
    componentes necesarios de la organización una vez producido el
    incidente, orientados a mejorar el pronóstico vital y a
    reducir las secuelas e invalidez del accidentado.

    ORGANIZACION

    Una vez producido el incidente, éste puede ser de
    múltiples tipos, afectar a una o más personas y
    detectarse antes o después, dependiendo de sus
    características, del lugar y hora de producción y de que exista una adecuada
    organización del sistema.

    La detección depende fundamentalmente de la
    población, que debe poseer educación,
    formación ciudadana y sentido cívico para
    pedir ayuda. La Administración debe simplificar los
    trámites legales para la persona que solicita ayuda al ser
    testigo de un incidente, eliminando la idea de que comunicar un
    suceso va ligado a un gran número de complicaciones para
    el comunicante.

    A la vez, debe endurecer su postura con quien no lo
    comunique, eludiendo su deber de auxilio al
    accidentado.

    Profesionales sanitarios con una formación y
    entrenamientos específicos adaptados a las condiciones del
    área van a actuar según un esquema operativo
    preestablecido, tanto global como puntual, con árboles
    sencillos de decisión.

    Comunicaciones centralizadas, con una línea
    única para todo tipo de servicios de
    urgencias (policía, bomberos, emergencia sanitaria…) o
    bien, una línea diferente. A pesar de su complejidad y del
    mayor grado de coordinación que requiere parece ser mejor
    el primero, con un número único de tres cifras (061
    o el 112 Europeo), ampliamente difundido y gratuito, y con una
    adecuada distribución de puntos de llamada, bien
    señalizados. Igualmente es necesaria una correcta
    intercomunicación entre hospitales, ambulancias y equipos
    de socorro.

    El usuario debe tener un rápido acceso al sistema
    las 24 horas del día, con una infraestructura de
    comunicaciones incluida dentro del plan general de
    atención a urgencias, emergencias y
    catástrofes.

    El centro coordinador debe analizar la llamada y poner
    en marcha el dispositivo de emergencia de acuerdo al tipo,
    número y gravedad de los accidentados. La persona que
    recibe la información debe saber hacer las preguntas
    adecuadas, recogiendo datos precisos
    con los que tomar una decisión. La respuesta dada debe ser
    dirigida y coordinada desde la central de comunicaciones y
    dependerá de los medios que
    posea el sistema y de la accesibilidad física y temporal al
    lugar del evento.

    La coordinación con los servicios del orden y
    seguridad ciudadana, con protocolos
    conjuntos de
    actuación, elaborados en colaboración con
    protección civil y otros organismos, irá dirigida a
    establecer planes de asistencia para casos de asistencia urgente
    ordinaria y extraordinaria.

    Se evitarán dificultades administrativas a la
    atención del paciente. Nadie, por razones
    económicas o por trámites burocráticos, debe
    quedar fuera de la atención sanitaria urgente.

    Es necesario un registro de los
    traumatizados atendidos, que incluya sistemas de
    evaluación permanente de su actividad y resultados, y que
    al analizarlo nos permita obtener conclusiones y hacer las
    modificaciones oportunas en los protocolos de
    actuación.

    Ante el fracaso de las medidas preventivas,
    produciéndose un traumatismo, debe existir una
    organización sanitaria que de una respuesta adecuada,
    ordenada y de calidad a los accidentados. Sin embargo,
    todavía hoy, los pacientes traumatizados fallecen
    innecesariamente por causas potencialmente evitables, tanto antes
    como después del ingreso hospitalario.

    Todos los sistemas puestos en práctica giran en
    torno a la reducción del tiempo de asistencia al
    accidentado, basado en tres premisas fundamentales:

    1. Inicio del tratamiento de forma inmediata y al
    máximo nivel "in situ" (socorro primario).

    2. Transporte urgente desde el lugar del evento hasta el
    centro hospitalario capacitado para realizar tratamiento
    definitivo.

    3. Medio de transporte adecuado con un personal
    capacitado que nos permita continuar la asistencia y
    estabilización del paciente hasta su llegada al
    hospital.

    Lo más importante es tener una estrategia bien
    definida y rigurosa en la valoración del paciente,
    realizando una evaluación secuencial de todas las funciones
    críticas e iniciando las maniobras de reanimación y
    el tratamiento de las urgencias vitales. Posteriormente se
    continuará con un reconocimiento más detallado y la
    fase definitiva de cuidados.

    El factor tiempo es clave en los acontecimientos. Existe
    controversia entre el sistema europeo, que tiene tendencia a
    tomarse el tiempo necesario para estabilizar al paciente antes de
    su traslado al hospital, y el norteamericano ("cargar y correr"),
    que realiza una evacuación rápida, depositando
    mayor confianza en el ámbito hospitalario. La diferencia
    estriba en que los equipos americanos utilizan personal
    paramédico mientras que los equipos europeos utilizan
    médicos.

    No hay duda que el tiempo de retraso prehospitalario es
    un factor que juega en contra de las posibilidades de
    supervivencia de los politraumatizados, que necesitan tratamiento
    hospitalario de sus lesiones, requiriendo intervención
    especializada inmediata.

    En el medio extrahospitalario no es posible desarrollar
    el mismo procedimiento de
    asistencia al politraumatizado que en el ambiente
    hospitalario, donde existe un entorno sanitario puro habituado a
    este tipo de situaciones.

    La secuencia extrahospitalaria, sin duda es más
    compleja. Incluye en primer lugar la dotación adecuada del
    equipo, la activación y la aproximación del mismo
    al lugar del accidente, una valoración inicial del
    paciente y, en segundo lugar, el rescate y movilización
    del traumatizado. Tras una primera evaluación se
    decidirá la evacuación y tratamiento inmediato. Se
    continúa con una segunda evaluación, más
    detallada (de la "cabeza a los pies"), realizando una
    clasificación de los accidentados, agilizando su traslado
    de forma asistida hasta el hospital apropiado. Terminaremos esta
    fase prehospitalaria con la transferencia del traumatizado en el
    área de urgencias del hospital, para el tratamiento
    definitivo de las lesiones.

    Así, la asistencia prehospitalaria distingue dos
    momentos, la escena y el transporte, con diferentes acciones
    enlazadas como eslabones de una misma cadena, que deben ser de
    similar y adecuado nivel de calidad.

    LLEGADA Y PRIMERA ASISTENCIA

    Comienza con la activación del equipo tras una
    llamada de alarma recibida en el centro coordinador. Se
    recogerá de la persona que llama toda la
    información posible acerca de la gravedad del siniestro,
    su situación y tipo de accidente, número y estado
    de los posibles afectados, y se le interrogará sobre la
    presencia de servicios de seguridad y de rescate u otros equipos
    sanitarios o parasanitarios.

    Con los datos recogidos, siguiendo criterios de
    operatividad y proximidad, se activará el equipo
    móvil desde su base o emplazamiento actual, en un
    intervalo lo más breve posible desde la
    llamada.

    Aproximación

    Nos desplazaremos al lugar del evento, recordando
    siempre que prima nuestra propia seguridad asumiendo riesgos muy
    bien calculados. Al acceder al mismo, valoraremos tanto
    éste como su entorno, adoptando medidas de seguridad que
    reduzcan los riesgos al mínimo para el paciente y para
    cada uno de los miembros del equipo; posteriormente, iniciaremos
    la atención del paciente.

    El centro coordinador debe estar informado de la
    situación y de los potenciales problemas que
    esperamos, por si fueran precisos más medios.

    No es posible ni deseable la disociación entre la
    actuación médica y la de los otros cuerpos de
    salvamento que la preceden o acompañan. Un óptimo
    resultado en el rescate se consigue si los distintos equipos
    actúan coordinadamente, evitando la pérdida
    innecesaria de algún paciente.

    Inmediatamente se adoptarán medidas,
    limitándose el acceso al lugar del siniestro de toda
    persona ajena a los servicios de rescate, señalizando la
    zona. La desconexión de baterías y de cables de
    alta tensión, sofocar los incendios y
    demás medidas serán responsabilidad de los Servicios de
    Rescate.

    Ante la presencia de humos tóxicos, sólo
    los bomberos poseen el material necesario, siendo de su
    responsabilidad trasladar a los pacientes hasta un lugar seguro donde sean
    atendidos.

    Si el vehículo está en una posición
    inestable, sólo accederemos a su interior cuando se haya
    asegurado. Si la víctima está atrapada,
    estableceremos una estrategia de liberación que nos
    permita el acceso médico al herido. Informaremos al
    encargado del equipo de los servicios técnicos de nuestro
    plan de actuación sobre el paciente, interesándose
    sobre cómo se va a acceder a la víctima para ser
    extraída y, si la víctima es inaccesible al
    médico, estableceremos con el equipo de salvamento las
    prioridades anatómicas de liberación.

    Cadena
    asistencial extrahospitalaria

    1. LUGAR DEL EVENTO

     Medidas de seguridad,
    evaluación del entorno

     Acceso, 1ª
    evaluación, extracción víctimas
    – Triage
    – Asistencia in situ
    2. TRANSPORTE
    – Asistido
    – Elección hospital adecuado
    – Transferencia

    Valoración
    primaria

    Una vez solucionados todos los problemas de la
    aproximación, se realizará una valoración
    inicial del paciente. Consiste en un rápido examen que
    determine su situación, en la que no debe de emplearse
    más de 60 segundos, identificando las situaciones de
    amenaza vital e iniciando, de manera simultánea, el
    tratamiento de las lesiones. Tendremos en cuenta los siguientes
    principios
    básicos:

    1. La atención al paciente debe ser inmediata y
    es prioritaria sobre su extracción, parando las técnicas
    de desincarceración para realizarla, si fuera necesario.
    Sólo situaciones de amenaza para la vida del paciente o
    del personal de salvamento nos obligan a movilizar
    rápidamente al mismo de la forma más segura
    posible.

    2. Todo paciente inconsciente es subsidiario de sufrir
    una lesión cervical o dorsal, por lo tanto, actuaremos
    siempre como si existieran éstas. Es labor prioritaria la
    colocación de un collarín cervical.

    3. Movilizaremos a la víctima cuidadosamente para
    evitar lesiones secundarias o agravamiento de las previas. No lo
    vamos a movilizar si no disponemos de personal y medios
    necesarios para hacerlo de forma correcta.

    4. Realizaremos un método de
    reconocimiento secuencial, sin desviar nuestra atención
    hacia las lesiones más aparatosas. La sistemática
    de dicha valoración se verá en otro apartado de
    este capitulo. En cualquier caso, lo importante es concentrar la
    atención en la permeabilidad de la vía
    aérea, y asegurar una ventilación y
    circulación eficaces.

    En ausencia de alteraciones evidentes del A-B-C, valorar
    el mecanismo y el daño sobre objetos, vehículos,
    etc., nos puede orientar de la severidad del traumatismo, y en la
    búsqueda de lesiones ocultas. Una desaceleración
    brusca (caída desde varios metros, impacto de
    vehículos, proyección al exterior desde un
    automóvil), explosiones, una incarceración o
    aplastamiento prolongados, atropellos, etc., deben tener la
    consideración de potencial gravedad. Igualmente la tienen
    los pacientes que sobreviven inicialmente a un accidente con
    víctimas mortales.

    La pauta básica de actuación se
    modificará según las circunstancias, de tal forma
    que situaciones de amenaza vital nos obligan a movilizar
    rápidamente al paciente. Si existe más de una
    víctima atrapada, la primera ayuda la destinaremos al
    paciente que se encuentra en situación más crítica, salvo que al realizar la primera
    valoración, no exista pulso o actividad eléctrica
    en el monitor ECG.
    En éste caso, inicialmente, se dedicará la
    atención hacia otras víctimas del accidente con
    mayores posibilidades de supervivencia.

    Triage

    Una vez rescatado y realizada la primera
    valoración, tendremos al paciente en un lugar seguro donde
    se inicia la resucitación y preparación para el
    transporte. A partir de aquí, la forma de actuar va a
    variar, dependiendo de la disponibilidad de personal y medios y
    de la existencia de varias o una única
    víctima. 

    Prioridades
    de actuación en el lugar del
    accidente

    1. EVALUACIÓN DEL
    ENTORNO

    2. VALORAR
    SITUACIÓN:

    – Triage adecuado

    3. ATENCIÓN A LAS
    VÍCTIMAS:

    – Valoración
    primaria
    – Segunda evaluación
    – Inmovilización y
    estabilización

    El "triage" es un método de selección
    y clasificación de pacientes, que considera su gravedad,
    necesidades terapéuticas y recursos
    disponibles, determinando el orden de prioridades en el empleo de
    dichos medios. Valora el interés
    conjunto de las víctimas, clasificándolas de
    acuerdo al beneficio esperado de la atención
    médica, dando prioridad en el tratamiento a aquellos
    pacientes graves pero recuperables.

    Disponer, "in situ", de nuevos recursos
    deberá seguirse de una inmediata reevaluación de
    las prioridades asistenciales.

    Así, un paciente inicialmente rechazado
    podrá ser reevaluado hacia la primera prioridad
    asistencial porque el equipo haya finalizado la asistencia a los
    otros afectados, o ante la llegada de un segundo equipo de
    atención.

    Igualmente, el triage nos permite seleccionar en
    el propio lugar del accidente el hospital al que trasladaremos al
    accidentado.

    Para ello, es fundamental que los hospitales
    estén categorizados, en función de
    la calidad y cantidad de medios técnicos y personales para
    la atención al politraumatizado, evitando que los
    pacientes sean trasladados a lugares improcedentes. A este
    respecto, la distancia adquiere una importancia capital en el
    triage sobre todo en el ámbito rural.

    Se pueden presentar dos situaciones
    diferentes:

    1. El número de pacientes puede ser asumido por
    los recursos disponibles para su adecuada asistencia. En este
    caso la atención inicial se focaliza en aquellos con
    peligro vital y lesiones múltiples, sin descuido de los
    otros.

    2. Que los recursos materiales o
    humanos queden desbordados, tanto por el número de
    pacientes como por su gravedad, en cuyo caso atenderemos
    inicialmente a aquellos con mayores posibilidades de
    recuperación y dentro de éstos a los que precisen
    menos tiempo, recursos y atención posterior.

    En caso de accidentes colectivos, hecho relativamente
    frecuente, deberá realizarse una clasificación
    inicial de los pacientes, según un código
    de etiquetas de colores, que
    categorizan la gravedad de los traumatizados, previamente
    consensuado.

    Tratamiento Inmediato y
    Evacuación del Paciente Crítico

    Existen situaciones críticas, identificadas en la
    valoración inicial, que requieren una evacuación
    inmediata una vez diagnosticadas.

    Detectada esta situación, se seguirá de la
    inmediata adopción
    de medidas de soporte vital, a continuación de la
    valoración primaria y sin límite de continuidad con
    ella. Estas decisiones hay que tomarlas en un ambiente que no es
    el idóneo, por tanto, requiere personal entrenado para
    realizarlas.

    Siempre que nos sea posible aplicaremos las medidas de
    estabilización en la ambulancia, o durante el transporte.
    Éste lo vamos a realizar con señales
    acústicas y luminosas, ganando minutos de la "hora de
    oro", avisando
    al hospital de la llegada del enfermo crítico y sin
    olvidar las prioridades ABC durante el mismo.

    Las situaciones a tener exclusivamente en cuenta
    y que obligarían a tomar decisiones inmediatas,
    son:

    1. Obstrucción de vía aérea que no
    se resuelva por métodos
    mecánicos (apertura y limpieza).

    2. Situaciones que presenten inadecuada
    ventilación como las heridas torácicas
    succionantes, volet costal, neumotórax a tensión, o
    un traumatismo torácico cerrado.

    3. Parada cardio-respiratoria traumática
    presenciada.

    4. Shock de la causa que sea.

    5. Traumatismo craneoencefálico con descenso del
    nivel de conciencia y/o
    focalidad neurológica.

    Segunda
    Evaluación

    Se realiza tras colocar al paciente en lugar seguro e
    incluye la revisión precisa del mecanismo lesional. No
    debemos confiarnos con la evaluación inicial.

    Es importante realizar una reevaluación continua
    ya que pueden descubrirse lesiones que pasaron desapercibidas
    inicialmente, pudiendo aparecer nuevos síntomas sugerentes
    de otros problemas igualmente graves o de deterioro del estado
    del paciente.

    Emplearemos para ello una sistemática
    predeterminada, que se verá mas adelante en este mismo
    capitulo, que clasifique al paciente y permita su tratamiento
    adecuado, incluyendo la asignación del destino
    hospitalario idóneo. No debe tardarse en ella más
    de 5 minutos ni debe retrasarnos para su transporte, por lo que
    debe ser realizada a la vez que se prepara o durante el mismo.
    Realizaremos evacuación inmediata, llegado este
    momento, si encontramos en esta 2ª valoración
    signos de
    inestabilidad.

    Para el conjunto de las lesiones existen escalas
    lesionales sencillas, que no retrasan las actuaciones
    terapéuticas y facilitan la información a dar al
    hospital sobre la situación del paciente desde su recogida
    hasta su ingreso.

    Medidas de Urgencia en el Lugar
    del Accidente. Estabilización

    Actualmente se prefiere la estabilización "in
    situ"
    , completando las medidas de inmovilización de
    columna y miembros, e iniciando, de inmediato, el tratamiento de
    las lesiones detectadas.

    Si volvemos a revisar las causas de evacuación
    inmediata, observamos que entre ellas se incluyen situaciones que
    son fácilmente tratables por un equipo asistencial que
    incluya personal médico y de enfermería,
    suficientemente entrenado. Sólo es justificable la
    evacuación inmediata del paciente sin
    estabilización, si ha sido personal paramédico el
    encargado de la atención inicial.

    Movilización del Traumatizado

    Realizaremos la retirada del paciente del lugar donde es
    encontrado y su colocación en un medio más
    favorable, preferiblemente el vehículo asistencial,
    empleando el equipamiento instrumental que sea necesario. No
    descuidaremos en ningún momento las medidas de
    resucitación que se consideren oportunas. Las medidas de
    estabilización, diagnóstico y valoración de
    las lesiones deben ser prioritarias a cualquier
    movilización.

    A menos que la permanencia en el lugar del accidente
    suponga un peligro evidente para la vida del paciente o del
    equipo asistencial, se procederá en todos los casos a una
    correcta inmovilización que evite lesiones secundarias.
    Sólo se recogerán los pacientes sin una
    inmovilización adecuada previa si existe peligro de
    incendio, explosión, asfixia o la presencia de una
    hemorragia imposible de cohibir dentro del
    vehículo.

    Si el paciente no ha sido estabilizado, los propios
    elementos de inmovilización empleados pueden dificultar y
    en ocasiones impedir el realizar un correcto soporte vital del
    lesionado. Tener que retirar de nuevo los elementos de
    inmovilización, además de una pérdida de
    tiempo, va a suponer exponer al paciente a manipulaciones y
    movilizaciones innecesarias.

    Siempre movilizaremos al herido formando un bloque que
    estabilice toda la columna vertebral intentando después,
    el traslado directo a la ambulancia, para conseguir las mejores
    condiciones tanto para el equipo de rescate como para el
    paciente. Aquí, el personal sanitario está mas
    familiarizado con todo y aplica de manera más fácil
    los protocolos estándar de tratamiento.

    El collarín cervical es un material
    imprescindible en la asistencia al politraumatizado para
    inmovilizar la columna cervical ante la más mínima
    sospecha de lesión de ésta. Debemos colocarlo
    siempre antes de movilizar al paciente, simultáneamente
    con la evaluación de la vía aérea.
    Habrá que escoger el tamaño adecuado para cada
    víctima, que garantice una correcta fijación del
    cuello, sin que dificulte la respiración de la
    víctima.

    Para su correcta colocación son necesarias
    más de una persona; uno de los integrantes del equipo
    estabiliza manualmente la columna cervical, mientras la otra
    adapta y fija, cerrando éste posteriormente con el velcro
    que posee. Si tuviéramos que retirarlo para realizar una
    intubación, se debe mantener la tracción del
    cuello, reponiendo el collarín en cuanto se termine la
    técnica.

    La camilla de cuchara, llamada también de
    tijera, es el método de elección para
    víctimas que se encuentran tumbadas sobre una superficie
    más o menos regular. Se trata de una camilla de aluminio
    ligero con palas extensibles ligeramente cóncavas,
    ajustables en su longitud de modo que la cabeza y los pies queden
    dentro de las mismas, que se separa en dos mitades,
    longitudinalmente, permitiendo colocarla con un mínimo
    movimiento del
    paciente.

    Para su colocación, se pone la camilla al lado
    del paciente, separando sus dos mitades y poniendo una a cada
    lado del mismo. Uno de los integrantes del equipo se
    colocará al lado del accidentado para traccionar levemente
    del tronco, mientras que el otro arrastra la mitad
    correspondiente por debajo del paciente. Posteriormente haremos
    lo mismo con la otra mitad, confirmando que los cierres que
    juntan las dos partes se encuentran bien asegurados antes de
    elevar la camilla con la víctima.

    El colchón de vacío es el mejor
    sistema de inmovilización completa. Se compone de una
    envoltura neumática, herméticamente cerrada
    rellena de partículas esféricas muy pequeñas
    de un material sintético ligero, con una válvula
    que permite hacer el vacío. De esta manera, una vez
    colocado el paciente, el colchón se adapta perfectamente a
    la curva de su cuerpo adquiriendo una gran rigidez al realizar el
    vacío (mediante una bomba manual) quedando
    perfectamente inmovilizado. Está indicado especialmente,
    en caso de sospecha de lesiones de columna vertebral, pelvis y
    extremidades.

    La tabla espinal se utiliza para la retirada y
    transporte de víctimas en las que se sospecha que
    presentan lesiones de la columna vertebral, al fijar toda ella en
    un mismo plano axial. Supone un plano rígido debajo del
    paciente, que facilita posibles maniobras de reanimación.
    La tabla corta inmoviliza cabeza, cuello y tronco,
    utilizándose en pacientes para su extracción del
    vehículo. Una vez extraídos, se les coloca en tabla
    larga, en posición horizontal, permitiendo el transporte
    sobre ella a modo de camilla, utilizando las correas de
    sujeción.

    El dispositivo de salvamento de Kendrick es una
    evolución de la tabla corta. Es
    semirrígido reforzado en su interior con bandas
    metálicas, colocándose a modo de chaleco entre la
    espalda de la víctima y el respaldo del asiento del
    vehículo, ajustándose posteriormente mediante
    correas al tronco, cabeza e ingles.

    Permite movilizar el tronco y la cabeza como un solo
    bloque y girar a la víctima hacia la puerta del
    vehículo y extraerla de su interior. Posteriormente puede
    ser colocada en una camilla normal, una tabla espinal, o un
    colchón de vacío sin necesidad de retirarle este
    dispositivo.

    La manta de supervivencia es de material plástico
    muy fino, ligero y resistente e impermeable al agua y al
    viento, revestida de aluminio. Presenta dos caras, por un lado
    dorada brillante y por el otro plateada que a modo de espejo
    refleja la radiación
    térmica y luminosa. Usada tanto para dar abrigo al
    accidentado (superficie plateada hacia el paciente para que
    devuelva a este la mayor parte del calor
    irradiado) como para proteger del sol (superficie plateada hacia
    fuera).

    Inmovilización de las Fracturas

    Una buena inmovilización de las fracturas evita
    lesiones secundarias, reduce el dolor y ayuda en la
    movilización del herido. Las fracturas de miembros
    superiores serán inmovilizadas tal y como se encuentren
    para evitar posibles lesiones vasculares y/o nerviosas
    secundarias. Es preferible dejar la fractura en posición
    anómala y con pulso, que anatómica y sin
    él.

    Para las fracturas inestables o con gran deformidad de
    extremidades se realizará una reducción simple,
    especialmente, si existe asociado un compromiso
    neurovascular.

    Un principio básico es que la
    inmovilización debe incluir las articulaciones
    proximal y distal a la fractura, existiendo férulas
    neumáticas hinchables adecuadas para este fin.

    Al inmovilizar una extremidad deberemos confirmar la
    presencia de pulsos periféricos, de sensibilidad y motricidad
    de los segmentos distales a la fractura, tanto antes como
    después de la maniobra, evitando que los vendajes con
    entablillado estén tan apretados que dificulten la
    circulación tanto arterial como venosa.

    Heridas y Hemorragias

    En el lugar del accidente, sólo cabe explorar las
    heridas para ver la posible existencia de cuerpos extraños
    que empeoren la situación en el transporte, sin intentar
    una sutura definitiva. No es prioritaria su atención,
    excepto si se localizan en una zona vital, o son responsables de
    la mala situación hemodinámica del
    paciente.

    La premisa principal es cohibir la hemorragia,
    realizando compresión directa de la herida, cubriremos
    esta con un apósito estéril y vendaremos la zona,
    manteniendo la vigilancia sobre la misma durante el traslado. Si
    es una zona imposible de comprimir, haremos la presión en
    un lugar proximal de la arteria que irriga la zona.

    La aplicación de torniquetes está
    contraindicada salvo que exista una amputación
    traumática de una extremidad.

    Parada Cardio-respiratoria en el
    Politraumatizado

    La parada cardio-respiratoria (PCR) en un paciente
    politraumatizado debe ser identificada durante la
    valoración inicial iniciando de inmediato su tratamiento
    etiológico y las medidas de soporte vital. En general no
    se debe pensar en un origen cardíaco como causa
    primaria.

    Los pacientes con paro
    cardíaco relacionado con el traumatismo tienen un
    tratamiento diferente a los que la causa de dicho paro
    cardíaco o respiratorio es primaria.

    Excepto en el caso de lesiones masivas destructivas o
    ante la ausencia de signos vitales, la irreversibilidad del paro
    no puede establecerse en el reconocimiento primario.

    Si la ausencia de pulso es consecuencia de una
    exsanguinación, será poco probable la supervivencia
    a largo plazo, salvo que se identifique su causa y se controle
    con rapidez la hemorragia, a la misma vez que se administran
    líquidos hasta recuperar el volumen
    intravascular adecuado y se mantiene un correcto apoyo
    respiratorio.

    La causa habitual será la hipoxia tanto de origen
    respiratorio como circulatorio.

    El origen respiratorio puede ser debido tanto a una
    obstrucción aguda de vías aéreas como por
    una ineficaz ventilación. Muchas de estas víctimas
    se recuperarán con rapidez si no han permanecido
    anóxicos mucho tiempo.

    La intubación orotraqueal es el método de
    elección para el aislamiento de la vía
    aérea, mejorando el pronóstico de supervivencia en
    el medio extrahospitalario. La inadecuada circulación
    responsable de la PCR puede ser debida a:

    1. Aporte deficiente de sangre al
    corazón, secundario a aumento de presión
    intratorácica que disminuya el retorno venoso como ocurre
    en el neumotórax a tensión o en el taponamiento, o
    por un shock hipovolémico hemorrágico o por tercer
    espacio (quemados).

    2. Sístole cardiaca inadecuada, por trastornos
    del ritmo debidos a contusión miocárdica, IAM,
    electrocución, hipoxia, acidosis, etc., o por fallo de
    bomba secundario a contusión miocárdica o al propio
    IAM.

    EL shock hipovolémico es la causa circulatoria
    más común de PCR en el politraumatizado. Por lo
    general son pacientes jóvenes sin patología grave
    previa, que tienen buena respuesta a maniobras de RCP si no ha
    transcurrido demasiado tiempo. La causa de la parada ha de ser
    encontrada y tratada de forma inmediata. Además del
    tratamiento inmediato adecuado, es fundamental el rápido
    transporte y la notificación previa al hospital de las
    circunstancias en que se encuentra el paciente.

    Enfoque Diagnóstico y
    Tratamiento del Shock en el Paciente
    Politraumatizado

    Una adecuada Historia clínica y
    examen físico rápidos, nos guiará hacia un
    diagnóstico determinado. Ante venas del cuello
    ingurgitadas pensaremos en un fallo de bomba (shock
    cardiogénico por afectación miocárdica o
    arritmias severas), o en una obstrucción del sistema
    vascular (neumotórax a tensión, taponamiento
    cardiaco o embolismo pulmonar).

    Ante venas no ingurgitadas o vacías sospecharemos
    una hipovolemia relativa (principalmente se trata del shock
    medular), o una hipovolemia absoluta (shock hemorrágico, o
    por tercer espacio en quemados).

    El diagnóstico se basa en el hallazgo
    clínico de signos de perfusión tisular inadecuada.
    Por lo general se trata de un paciente que está
    pálido, con sudor frío y que a menudo presenta
    cianosis periférica, acompañado de
    hipotensión, taquicardia y unas venas periféricas
    colapsadas, con disnea, confusión mental y un relleno
    capilar mayor de 2 segundos.

    Las responsabilidades del médico comienzan por
    reconocer su presencia (clínica) e iniciar el tratamiento
    y simultáneamente identificar la probable causa, en
    relación con el mecanismo de la lesión.

    Realizado el diagnóstico de una forma
    rápida y sistematizada, presupondremos la existencia de
    hipovolemia excepto que existan claras evidencias en
    sentido contrario, iniciando de inmediato el tratamiento
    .

    El tratamiento extrahospitalario, junto a las
    medidas de reanimación cardiopulmonar, es la
    atención a las causas del problema :

    • Oxígeno a altas concentraciones, por
      mascarilla o por intubación endotraqueal.
    • Colocaremos al paciente en horizontal o Trendelenburg
      y en tabla de estabilización espinal.
    • Administración de fluidos intravenosos
      (rínger-lactato o salino 0,9%)
    • Rápida evacuación del paciente al
      hospital, con evaluaciones frecuentes completas.
    • Un sangrado externo lo controlaremos con
      compresión directa del punto de sangrado. Si se dispone
      de fijadores neumáticos de fracturas de extremidades, se
      usarán en este tipo de pacientes, al cohibir con la
      estabilización estos posibles focos
      hemorrágicos.
    • Prevenir la hipotermia yatrógena, usando
      material de protección y cubriendo al paciente tras las
      valoraciones.

    En caso de víctimas atrapadas o en las que el
    traslado inmediato es inviable, se iniciará el tratamiento
    en el lugar del accidente tras la valoración inicial. En
    todos los demás casos, siempre que sea posible, se
    iniciará el aporte en la ambulancia antes de iniciar la
    marcha, al tener las ventajas de unas mejores condiciones. Los
    fluidos son útiles si el traslado hasta el centro
    hospitalario se prevé dure más de 30
    minutos.

    En el ámbito extrahospitalario parece adecuado
    manejar el Rínger-lactato o el suero fisiológico,
    en la cantidad necesaria para mantener al paciente estable. El
    volumen infundido debe superar al de sangre perdida hasta su
    llegada al hospital (equivalencia de cristaloides/sangre
    3:1).

    Para un adulto, se infundirán rápidamente
    2 litros y se valorará respuesta. En pacientes
    pediátricos como regla general no se van a iniciar fluidos
    i.v. a no ser situaciones desesperadas o largo tiempo de
    transporte hasta el hospital, debido a la dificultad de acceso
    venoso en ellos.

    De preferencia usaremos vías periféricas,
    utilizando angiocatéteres de grueso calibre (14-16). Como
    norma práctica, hemos de ser capaces de implantar una
    vía venosa en menos de dos minutos. En caso contrario, es
    mejor un traslado rápido al hospital, para no retrasar el
    tratamiento etiológico.

    TRANSPORTE

    Una vez efectuado lo referido en la valoración y
    tratamiento anteriores, el paciente se trasladará en el
    menor tiempo posible al centro hospitalario adecuado, con las
    máximas medidas de seguridad y siempre bajo supervisión médica minuciosa. Un
    punto a tener en cuenta es que el control de hemorragias,
    vías venosas y la inmovilización de fracturas
    pueden ser realizados en ruta, de tal forma que el tiempo de
    rescate y valoración no debe sobrepasar los 12
    minutos.

    En el transporte existen tres aspectos fundamentales, el
    destino, el medio de transporte a emplear y la asistencia durante
    el traslado.

    Destino

    El hospital elegido será aquel que disponga de
    los medios técnicos necesarios para tratar adecuadamente
    las lesiones que presenta el paciente. Como norma general, no
    siempre va a ser el más próximo el
    idóneo.

    En caso de existir varios centros, el centro Coordinador
    de urgencias colaborará, valorando las lesiones y
    necesidades del paciente, los servicios que ofrece cada centro,
    su cercanía y la capacidad física del
    mismo.

    Existen excepciones a esta regla, como es el caso de una
    hemorragia no controlada o el de una intubación imposible,
    en los que estaría justificado el traslado al hospital
    más próximo, siempre y cuando, en éste,
    exista personal capacitado para solucionar la
    emergencia.

    2. 4. 2. Medio de
    Transporte

    Debe elegirse el medio de transporte más
    adecuado, terrestre o aéreo, en función de la
    gravedad del paciente, de la distancia e, incluso, del tipo de
    carretera, situación meteorológica y lugar en que
    nos encontremos.

    La ambulancia debe permitirnos un mantenimiento estricto
    de los cuidados sin suspender la asistencia. Por ello, debe
    reunir unos mínimos como el habitáculo amplio para
    todas las maniobras de acceso al paciente y dotada de material y
    medios terapéuticos básicos y radio que les
    permita un contacto permanente con el centro
    coordinador.

    El transporte aéreo normalmente es realizado en
    helicóptero, con una dotación mínima similar
    a la de las ambulancias. Utilizado fundamentalmente para casos de
    difícil acceso terrestre o traslados desde zonas rurales
    alejadas, donde la mortalidad llega a ser hasta 5 veces superior
    al medio urbano.

    Asistencia Durante el
    Traslado

    La primera norma antes de iniciar cualquier transporte
    es intentar la estabilización del paciente, desde el punto
    de vista ventilatorio, circulatorio, fijando vías y
    demás medidas de soporte vital avanzado lo mejor
    posible.

    Sin embargo, debemos ser capaces de continuar la
    terapéutica iniciada, de identificar nuevos problemas y de
    tratar las posibles complicaciones. Repetiremos la
    valoración reglada y completa e, igualmente, mantendremos
    un continuo contacto con el hospital informando al equipo
    receptor cual es la situación del paciente, el estado
    previsible de éste a su llegada y las posibles necesidades
    inmediatas de tratamiento.

    La transferencia es el proceso de la entrega del
    paciente al equipo de urgencias del hospital de referencia. Hasta
    que algún médico del hospital asuma la
    responsabilidad del enfermo, debemos mantener nuestra asistencia.
    La entrega en el hospital se acompañará de una
    completa información tanto verbal como escrita de los
    puntos a destacar en nuestra actuación extrahospitalaria.
    Realizaremos un breve historial clínico, con los datos
    obtenidos, incluyendo la hora, lugar y mecanismo del accidente,
    la valoración clínica realizada y las medidas de
    reanimación vital que han sido precisas.

    Lo ideal es hacer esta entrega en una zona de
    recepción de emergencias (de enfermos críticos),
    prevista en cada centro.

    Finalizados traslado y transferencia, se
    recuperará la operatividad en el menor tiempo posible,
    reponiendo el material empleado y acondicionando el interior del
    vehículo para cualquier nueva situación de
    emergencia.

    SITUACIONES ESPECIALES

    Quemados

    Es prioritario detener el progreso de la quemadura. Si
    la quemadura es extensa debemos evitar la hipotermia usando
    mantas térmicas, extremando las medidas de asepsia en su
    manipulación.

    No olvidaremos valorar los signos de quemaduras por
    inhalación, especialmente en personas que han permanecido
    mucho tiempo en el lugar del incendio o en los que presentan
    trastorno de conciencia. Inicialmente pueden producir nula o
    escasa clínica, pero a medida que aumenta la
    tumefacción producen una rápida obstrucción
    de vías aéreas, que requiere tratamiento
    precoz.

    Traumatizados con
    Casco

    A los pacientes que sean portadores de casco de
    motorista solo se les retirará éste si nos impide
    el acceso a la vía aérea y/o ventilación,
    quedando colocado en los demás casos hasta que el paciente
    sea inmovilizado correctamente y se haya explorado la columna
    cervical. Para retirarlo emplearemos una técnica adecuada,
    asegurando la posición neutral de la cabeza mediante
    sujeción e inmovilización del cuello. Es más
    seguro entre 2 personas, mientras uno estabiliza y evita la
    flexión del cuello y de la cabeza con las dos manos, el
    otro lo extrae y coloca un collarín cervical .

    Heridas
    Eléctricas

    Son auténticas quemaduras, que pueden tener
    cualquier extensión o gravedad y se tratan como tales. Es
    necesaria la monitorización cardiaca por la posibilidad de
    fibrilación ventricular y otras arritmias malignas, aunque
    son más frecuentes en el primer momento .

    Se pueden producir fracturas de huesos largos e
    incluso pasar desapercibidas inicialmente lesiones en el
    ámbito de columna cervical y torácica, siendo
    recomendable inmovilizar adecuadamente al paciente.

    Politraumatismo en la
    Embarazada

    El aumento de volemia circulante en el embarazo
    permite pérdidas de sangre de hasta el 20 al 35% sin que
    aparezcan signos de hipovolemia en la madre, pero sí que
    produzca importantes repercusiones fetales. Debido a esto, se
    debe reponer la volemia antes de que existan signos de shock en
    la madre. Las drogas
    vasoactivas en la hipovolemia además de no tener utilidad,
    producen hipoperfusión placentaria.

    Hipotermia

    Es una patología a la que están
    especialmente expuestos los accidentados. El tratamiento precoz
    debe basarse en un calentamiento enérgico y una vigilancia
    cuidadosa de posibles complicaciones como las arritmias malignas
    . En caso de PCR el tiempo de reanimación debe ser mas
    prolongado de lo estipulado, porque la hipotermia aumenta el
    margen de viabilidad del paciente.

    Empalamientos

    En caso de empalamiento no intentaremos extraer el
    objeto, dada la hemostasia que pudiera estar realizando, por lo
    que inmovilizaremos el objeto junto al paciente como un todo,
    hasta su llegada al hospital.

    Pacientes
    Pediátricos

    Conseguir un acceso venoso en un niño es
    difícil, aún más, si se le añade un
    problema circulatorio y un ambiente hostil como el
    extrahospitalario. La pérdida de calor es más
    rápida que en el adulto por tener una mayor superficie
    corporal relativa, por lo que son más propensos a la
    hipotermia

    MANEJO HOSPITALARIO

    De acuerdo al Colegio Americano de Cirugía la
    evaluación inicial en emergencias comprende tres
    fases:

    1. Revisión Primaria
    2. Resucitación
    3. Revisión Secundaria

    La Revisión Primaria y Secundaria debe repetirse
    con frecuencia durante el proceso de atención, con el fin
    de detectar cualquier condición de deterioro del paciente
    y establecer su tratamiento inmediato.

    REVISION
    PRIMARIA

    Generalidades

    Debido a que el tiempo es un factor en contra, se debe
    actuar en base a un esquema que sigue las letras del
    abecedario:

    • A: (Airway) Mantenimiento de la vía
      aérea con control de la columna cervical.
    • B: (Breathing) Respiración y
      ventilación.
    • C: (Circulation) Circulación con control de
      hemorragias.
    • D: (Disability) Déficit
      neurológico.
    • E: (Exposure / Envirommental) Exposición: desvestir completamente al
      paciente. Prevenir la hipotermia.

    A: Airway (Manejo de la Vía
    Aérea)

    Lo primero que debemos hacer es acercarnos al paciente y
    preguntarle su nombre:

    1. Si contesta: nos indica que su vía
      aérea está permeable y su cerebro
      perfundido. Entonces, administramos oxígeno a alto flujo (50%).
    2. Si el paciente no contesta: debemos abrir la boca y
      mirar. La causa más frecuente de muerte evitable en
      traumatismos graves, es la obstrucción de la vía
      aérea por la lengua al
      disminuir el nivel de conciencia. Si la vía aérea
      está obstruida por sangre o líquido lo aspiramos,
      si son sólidos, se sacan con pinzas o con los dedos, y
      si es por la lengua se coloca una cánula de Guedel. Si
      el problema no se resuelve se procede a intubación
      orotraqueal. Excepcionalmente si no se consigue la
      intubación, se realiza traqueotomía.

    Todas estas técnicas se realizan con riguroso
    control cervical.

    El manejo de la vía aérea sigue una
    secuencia bien establecida: hay medidas iniciales, otras de
    mantenimiento y otras definitivas:

    1. Medidas iniciales: consisten en la administración inmediata de
      oxígeno, la remoción de detritus,
      mito,
      sangre, secreciones, piezas dentales u otros cuerpos
      extraños que puedan obstruir la vía aérea
      superior. La cavidad oral se explora con los dedos y mediante
      un aspirador, preferiblemente rígido, se limpia
      completamente.
    2. Medidas de mantenimiento: en pacientes con compromiso
      de la conciencia, la lengua cae hacia atrás y obstruye
      la hipofaringe; en ellos es útil la elevación
      anterior del mentón, el levantamiento de la
      mandíbula desde los ángulos maxilares o el empleo
      de cánulas naso u orofaríngeas. El uso de
      cánulas nasofaríngeas debe evitarse cuando se
      sospecha fractura de la lamina cribiforme (existencia de
      equimosis periorbitaria, hemorragia nasal o rinoliquia), por el
      riesgo de producir lesión cerebral.
    3. No se utilizan cánulas orofaríngeas en
      pacientes conscientes por la posibilidad de inducir
      vómito y broncoaspiración.

    Vía Aérea Definitiva

    El establecimiento de una vía aérea
    definitiva consiste en colocar un tubo dentro de la
    tráquea, inflar el balón para prevenir la
    aspiración de contenido gástrico, asegurarlo
    debidamente y conectarlo a una fuente de oxígeno. Existen
    tres formas de conseguirla y la escogencia de una u otra depende
    de cada situación clínica particular:

    1. Intubación orotraqueal: es la ruta con la cual
      el médico se encuentra más familiarizado y la de
      elección en la mayoría de los pacientes. Es
      útil en casi todas las situaciones, pero puede ser
      difícil cuando existe trauma de las estructuras
      de la boca, del maxilar inferior o sangrado de la cavidad
      oral.
    2. Intubación nasotraqueal: es una técnica
      útil cuando se confirma o sospecha lesión de
      columna cervical y en aquellos pacientes con traumatismo
      extenso de las estructuras de la boca y el maxilar inferior.
      Sin embargo, no es posible practicarla en pacientes apneicos y
      es peligrosa cuando existe evidencia de lesión de la
      lámina cribiforme.
    3. Vía aérea quirúrgica: cuando no
      ha sido posible establecer una vía aérea por los
      métodos anteriores, cuando existe un traumatismo facial
      extenso o sangrado orofaríngeo profuso, es necesario
      instaurar una vía aérea por métodos
      quirúrgicos. Inicialmente puede practicarse
      punción con aguja de la membrana cricotiroidea para
      administrar oxígeno, y posteriormente realizar
      cricotiroidotomía quirúrgica. La
      traqueostomía es un procedimiento complejo, con alta
      incidencia de complicaciones; por esta razón su empleo
      durante la fase inicial de manejo del paciente traumatizado ha
      sido abandonado.

    B: Breathing (Respiración y
    Ventilación)

    La permeabilidad de la vía aérea no
    asegura el adecuado suministro de oxígeno a los tejidos.
    También es necesario que exista intercambio gaseoso
    normal, lo cual implica la integridad funcional del aparato
    respiratorio.

    Diagnóstico de la
    ventilación

    Para evaluar la ventilación se debe exponer
    completamente el tórax; inspeccionar la simetría de
    la caja torácica, la amplitud de movimientos de ambos
    hemitórax, buscar heridas y distensión de las venas
    del cuello; palpar el tórax para identificar fracturas,
    dolor, o enfisema subcutáneo, y el cuello para establecer
    la posición de la traquea; percutir para evaluar la
    matidez o hiperresonancia del tórax; auscultar la calidad
    y simetría de los ruidos respiratorios. En esta fase el
    esfuerzo del médico debe dirigirse a excluir el
    diagnóstico de tres lesiones que ponen en riesgo la vida
    del paciente traumatizado:

    • Neumotórax a tensión.
    • Neumotórax abierto.
    • Tórax inestable con contusión
      pulmonar.

    Manejo de la Ventilación

    • Se debe verificar la permeabilidad de la vía
      aérea y continuar el suministro de
      oxígeno.
    • Un neumotórax abierto debe convertirse en
      neumotórax cerrado cubriendo el defecto con un
      apósito que se fija con esparadrapo en tres lados,
      dejando uno libre; luego se coloca un tubo de tórax en
      el punto señalado.
    • Lo inmediato y más urgente es descartar la
      presencia de neumotórax a tensión. El silencio
      absoluto en la auscultación o la presencia de enfisema
      subcutáneo rápidamente progresivo, con
      clínica de grave insuficiencia respiratoria, son datos
      sugestivos de esta complicación.
    • Si existe este problema y sin necesidad de hacer
      radiografía de tórax, se procederá a
      colocar catéter tipo Abbocath grueso (nº 14) en
      2º espacio intercostal, línea medio clavicular, y
      posteriormente tubo torácico de drenaje pleural, en
      4º-5º espacio intercostal, línea medio
      axilar.

    C: Circulation (Control de la circulación y de
    la hemorragia)

    Se debe controlar inmediatamente la hemorragia externa
    aplicando compresión local directa.

    Evaluación y tratamiento del
    shock

    Sólo observando al enfermo podemos obtener
    información de su estado hemodinámica en
    segundos:

    • Estado de conciencia. Cuando el volumen
      sanguíneo se reduce a la mitad, la perfusión
      cerebral disminuye y causa alteraciones de la
      conciencia.
    • Color de la piel. Un
      paciente con piel rosada especialmente en cara y extremidades
      descarta una hipovolemia crítica.
    • Pulso. Un pulso débil y rápido es un
      signo precoz de hipovolemia.

    Hay que recordar que el relleno capilar es el dato
    más fiable del diagnóstico. Se colocarán dos
    vías venosas en el sitio más accesible y con menos
    posibilidad de iatrogenia: la flexura del codo. Las vías
    venosas deberán ser de grueso calibre (Nº 14) y
    cortas, ya que a igual calibre el flujo será mayor cuanta
    más corta.

    No se colocarán vías centrales en este
    primer momento, reservándolas para la fase de
    estabilización; son más laboriosas, interrumpen
    otras maniobras de reanimación, comportan menos flujo y su
    correcta colocación tiene que ser confirmada por
    radiografía.

    Si existiesen dificultades para la canalización
    de las vías venosas en la flexura del codo, o se
    necesitase una tercera vía, se obtendrá
    percutáneamente una vía venosa femoral con una
    intránula del Nº 14, de 20 cm de longitud, con
    posterior fijación con un punto a la piel. En los
    lactantes puede ser muy útil la vía
    intraósea.

    Nada más obtener vía venosa se
    sacará sangre para hemograma, bioquímica
    (fundamental conocer la glucemia), estudio completo de
    coagulación, gasometría venosa y para cruzar y
    reservar sangre.

    Si no se dispone de pulsioximetría (no suele
    funcionar correctamente en el paciente frío y mal
    perfundido), es conveniente obtener también
    gasometría arterial. A continuación se procede a
    perfundir líquidos. Tan importante es el tratamiento
    enérgico del shock con cristaloides, coloides y sangre,
    inmediata o diferida según la situación
    hemodinámica del paciente, como evitar una
    sobreinfusión innecesaria que pueda empeorar la
    situación del paciente hemodinámicamente estable,
    sobre todo en niños,
    ancianos y en el caso de traumatismo craneoencefálico
    grave con hipertensión endocraneal. Se finaliza con
    la monitorización electrocardiográfica del
    paciente.

    En esta fase también deberemos descartar la
    segunda lesión que requiere tratamiento inmediato: el
    taponamiento cardiaco con compromiso vital. Los signos
    clínicos de presunción son: hipotensión
    refractaria a la sobrecarga líquida, aumento de la
    presión venosa central (PVC), disminución o
    abolición de los tonos cardiacos a la auscultación
    y disminución de los complejos
    electrocardiográficos en el monitor.

    El tratamiento, si es positivo, es la
    pericardiocentesis, que se puede repetir, si se reproduce el
    taponamiento, a través del catéter dejado en el
    espacio pericárdico. El tratamiento definitivo es
    quirúrgico.

    D: Disability (Déficit
    Neurológico)

    Examen neurológico.

    • Se debe despistar con urgencia la presencia o no de
      focalidad neurológica y valorar la necesidad de
      TAC.
    • Se debe explorar: Escala de Coma
      de Glasgow, tamaño y reacción pupilar y nivel de
      conciencia.

    • El puntaje máximo es de 15 y el mínimo
      es de 3 que indica muerte cerebral. El criterio para
      intubación de un paciente es un Gasgow de 7 o
      menos.

    E: Exposure and Enviromental (Desnudar completamente
    al paciente y colocar sondas)

    • Se debe desnudar por completo al paciente tendiendo
      cuidado de que caiga en hipotermia.
    • A continuación se colocan sondas:
      gástrica por vía nasal, excepto si existiesen
      signos de fractura de fosa anterior de cráneo (hematoma
      palpebral, nasorragia o crepitación de rebordes
      orbitarios o nasal), en cuyo caso se colocará la sonda
      por vía oral, dado el riesgo de introducirla en la
      cavidad craneal.
    • La sonda vesical, fundamental para objetivar
      hematuria y para calibrar el correcto tratamiento del shock (la
      diuresis horaria es uno de los mejores parámetros), no
      se colocará en los varones si existiesen signos de
      rotura uretral (sangre en meato, hematoma escrotal o perineal y
      tacto rectal con próstata desplazada), dejando la
      realización de la técnica en manos del
      urólogo.
    • También durante este período
      está indicada la realización de una
      Radiografía de columna cervical lateral,
      Radiografía tórax AP y Radiografía de
      pelvis. Algunos autores consideran que la punción lavado
      peritoneal y la ECO abdominal debe realizarse durante el
      reconocimiento primario. En cualquier caso los estudios
      radiológicos no deben de retrasar la resucitación
      del paciente.

    VALORACION SECUNDARIA

    La revision secundaria no debe iniciarse hasta que la
    revision primaria ha finalizado, se ha iniciado la resucitacion y
    el ABC ha sido reevaluado, Consiste en una anamnsesis o
    evaluacion medica completa y una exploracion sistematica y
    detenida de pies a cabeza, buscando signos y lesiones
    concretas.

    El objetivo del reconocimiento secundario es buscar
    intervenciones terapeuticas necesarias y detectar lesiones que
    comprometen la vida y que no fueron descubiertas durante el
    reconocimiento primario. Requerira entre 5 y 10
    minutos.

    Cuando esta completa la revision primaria iniciada la
    resucitacion y los parámetros del ABC se encuentran
    controlados, se comienza la Revision Secundaria.

    • La revisión secundaria comprende cuatro
      aspectos:
    • Reevaluación frecuente del ABC
    • Anamnesis
    • Examen físico
    • Estudios diagnósticos.

    REEVALUACIÓN FRECUENTE DEL ABC

    Como se ha insistido, durante todo el proceso de
    Evaluación Inicial del Paciente Traumatizado, el estado de
    la vía aérea, la protección de la columna
    cervical, la función respiratoria, el estado circulatorio
    y la evolución neurológica deben ser
    periódicamente reevaluados buscando cualquier signo de
    deterioro.

    ANAMNESIS

    Durante la evaluación secundaria, todos los
    aspectos relacionados con los mecanismos del trauma, la escena
    del accidente, el estado inicial, la evolución y los
    antecedentes se averiguan interrogando al paciente, a sus
    familiares o al personal que prestó la
    atención

    prehospitalaria. En el registro de los antecedentes
    deben incluirse las alergias, el empleo de medicamentos, las
    enfermedades
    sufridas con anterioridad al trauma, la hora de la última
    comida y la ingestión de alcohol o el
    consumo de
    otras substancias psicoactivas.

    EXAMEN FISICO

    La revisión secundaria incluye el examen completo
    y detallado del paciente, desde la cabeza hasta los pies, por
    delante y por detrás, pasando por todos y cada uno de los
    segmentos corporales.

    Cabeza: se examina completamente la cabeza para
    identificar heridas, contusiones, depresiones,hemorragia nasal u
    otorragia, equimosis periorbitarias o retroauriculares; estas
    últimas hacen sospechar fracturas de la basedel
    cráneo. Se examinan cuidadosamente los ojos, los
    oídos y la nariz.

    Exámen Neurológico:

    Durante la Revisión Secundaria se realiza un
    examen neurológico detallado y completo; es muy importante
    laevaluación repetida y continua del estado
    neurológico del paciente traumatizado que permita detectar
    precozmente cualquier deterioro. El examen incluye la
    evaluación del estado de conciencia mediante la Escala de
    Coma de Glasgow, el examen de simetría y respuesta pupilar
    a la luz y la
    simetría de los movimientos de las
    extremidades.

    Escala de Coma de Glasgow:

    Permite establecer una medida del estado de
    conciencia.

    Se califica de 3 a 15 y el puntaje obtenido es el
    resultado de la sumatoria de tres componentes:

    a. Apertura Ocular: se califica de 1 a 4 puntos.
    No se evalúa cuando los ojos están cerrados por
    edema.

    • Espontánea (normal): 4.

    • Al llamado: 3.

    • Al dolor: 2.

    • Ninguna respuesta: 1.

    b. Respuesta Verbal: se califica de 1 a 5 puntos.
    No se evalúa cuando el paciente no puede hablar (por
    ejemplo, por intubación):

    • Orientado: 5.

    • Conversación confusa: 4.

    Lenguaje
    Incoherente: 3.

    • Sonidos Incomprensibles: 2.

    • Ninguna respuesta: 1.

    c. Mejor respuesta motora: se califica de 1 a 6.
    Evalúa la mejor respuesta motora de cualquiera de las
    extremidades:

    • Obedece órdenes: 6.

    • Localiza un estímulo doloroso:
    5.

    • Retirada ante el estímulo doloroso:
    4.

    • Flexión anormal (decorticación):
    3.

    • Respuesta en extensión
    (descerebración): 2.

    • Sin movimiento: 1.

    Respuesta de las pupilas: el examen de las
    pupilas tiene dos componentes: simetría y respuesta a la
    luz. El hallazgo de una diferencia mayor de 1 mm entre las dos
    pupilas se considera anormal.

    La respuesta a la luz se evalúa por la rapidez.
    Una respuesta lenta es anormal. Déficit motor
    lateralizado
    : inicialmente se observa el movimiento
    espontáneo de las extremidades o en su defecto ante un
    estímulo doloroso. Un movimiento retardado, disminuido o
    que requiere mayor estímulo se considera
    anormal.

    El examen neurológico no sólo se practica
    inicialmente sino debe repetirse y registrarse frecuentemente
    durante la evaluación inicial.

    Máxilo – facial

    El tratamiento del traumatismo maxilo-facial que no
    ocasiona obstrucción de la vía aéreao
    hemorragia importante puede diferirse hasta que se haya
    estabilizado completamente el paciente. Sin embargo, debe tenerse
    cuidado especial en detectar aquellos casos que durante su
    evolución tienen el riesgo de presentar compromiso de la
    vía aérea para manejarlos precozmente.

    Columna Cervical y Cuello

    En todo paciente con traumatismo cerrado por encima de
    los hombros debe suponerse que existe lesión de la columna
    cervical hasta que se demuestre lo contrario. La ausencia de
    dolor, espasmo muscular, escalones óseos o signos
    neurológicos no la excluye. La única manera de
    descartarla es un estudio radiológico completo que incluya
    proyecciones anteroposterior y lateral y otras transorales o
    transxilares que permitan examinar completamente las siete
    vértebras cervicales y la primera torácica.
    Mientras esta lesión se descarta, el paciente debe
    permanecer con un collar semirígido tipo
    Filadelfia.

    En caso de tener que retirarlo, debe mantenerse con
    inmovilización manual que limite cualquier movimiento de
    la cabeza. El examen del cuello se completa inspeccionando la
    simetría, la existencia de hematomas o signos de sangrado,
    la presencia de heridas que atraviesen el platisma y el estado de
    las venas del cuello; palpando la posición de la
    tráquea, la existencia de enfisema subcutáneo y las
    características de los pulsos; finalmente, auscultando los
    trayectos vasculares en búsqueda de soplos.

    Tórax

    Se inspecciona la simetría de la caja
    torácica y la amplitud de los movimientos respiratorios;
    se exploran heridas o segmentos costales con respiración
    paradójica; se palpa buscando crepitación
    secundaria a fracturas o a la existencia de enfisema
    subcutáneo; se percute para identificar zonas de matidez o
    hiperresonancia; finalmente se ausculta la simetría y
    características de los ruidos respiratorios, y la
    intensidad, ritmo y frecuencia de los ruidos
    cardíacos.

    Abdomen

    En el examen abdominal, como en el del tórax
    deben incluirse tanto la cara anterior como la posterior.
    Además, el examen de la parte baja del tórax y los
    glúteos. En la inspección se investigan
    contusiones, laceraciones, equimosis, o heridas y se observa su
    contorno; se palpa buscando fracturas de los últimos arcos
    costales, zonas de dolor, defensa muscular o signos de
    irritación peritoneal; se percute para identificar
    áreas de matidez o de dolor que alertan sobre la
    existencia de irritación peritoneal; finalmente se
    ausculta registrando la calidad de los ruidos intestinales.Un
    examen abdominal equívoco debido a alteracionesen el
    estado de conciencia, la pérdida inexplicada de sangre o
    un examen dudoso, son indicaciones para practicar lavado
    peritoneal diagnóstico o ecografía en el servicio de
    urgencias con el único fin de establecer la presencia de
    líquido intraperitoneal.

    Periné, recto y vagina

    El periné debe ser inspeccionado en busca de
    contusiones, heridas, equimosis o sangrado uretral. El tacto
    rectal nunca debe omitirse durante la evaluación
    secundaria; permite establecer la presencia de sangre en el
    tracto intestinal, la posición de la próstata, la
    integridad de las paredes rectales y el tono del esfínter
    anal. El tacto vaginal puede mostrar la presencia de laceraciones
    vaginales o sangrado genital.

    Músculo-esquelético

    El examen del aparato músculo-esquelético
    incluye la inspección y palpación de las
    extremidades en busca de contusiones, heridas, deformidades o
    dolor que hagan sospechar fracturas sobre el pubis y las crestas
    ilíacas para examinar la pelvis y las articulaciones que
    se presuman lesionadas.

    La evaluación de las extremidades incluye siempre
    el examen de los pulsos, color,
    perfusión y temperatura de
    la piel, a fin de establecer la integridad del sistema
    vascular.

    ESTUDIOS
    DIAGNÓSTICOS

    Cuando se completa el examen físico, se han
    asegurado y reevaluado los parámetros del A B C y la
    estabilidad del paciente lo permite, se procede con los estudios
    diagnósticos como radiografías, lavado peritoneal,
    ecografía abdominal, tomografías, y
    otros.

    La evaluación de todo paciente traumatizado debe
    incluir tres radiografías:

    • Columna cervical que incluya las siete
      vértebras cervicales y la primera torácica. Una
      radiografía de columna cervical normal no excluye
      ninguna lesión y, por lo tanto, la inmovilización
      cervical debe mantenerse hasta tener una valoración
      especializada del paciente. El médico de urgencias
      coloca collares cervicales, no los retira.
    • Tórax: ante la evidencia de
      neumotórax a tensión, neumotórax abierto o
      tórax inestable, la prioridad es lograr óptimo
      intercambio gaseoso mediante una adecuada expansión
      pulmonar. La radiografía se realiza una vez que se haya
      completado este objetivo durante la
      resucitación.
    • Pelvis: es de gran ayuda para comprobar la
      existencia de lesión traumática de la pelvis en
      paciente víctima de trauma cerrado, especialmente en
      aquellos casos que no es posible establecer el origen de un
      estado hipovolémico o cuando el examen de la pelvis es
      equívoco.

    Ecografía Abdominal

    Es un método rápido, portátil, no
    invasor, poco costoso y fácil de repetir en la sala de
    urgencias. Por estas razones su uso se ha extendido y ha llegado
    a sustituir en la práctica diaria al lavado peritoneal
    diagnóstico.

    El método es especialmente útil para
    establecer

    la presencia de líquido intraperitoneal, y tanto
    no evaluar la morfología
    de los órganos abdominales. Se examinan secuencialmente la
    región subxifoidea para determinar la presencia de
    líquido intrapericárdico, posteriormente la fosa
    hepato-renal (Saco de Morrison), la fosa espleno-renal y
    finalmente el área suprapúbica, donde se puede
    visualizar la ocupación del fondo de saco de Douglas, el
    contorno vesical y la ocupación pélvica por
    hematoma.

    El proceso de Evaluación Inicial está
    fundamentado en los hallazgos clínicos. Ningún
    estudio paraclínico reemplaza las etapas antes mencionadas
    y menos aún el buen juicio.

    BIBLIOGRAFIA

    1. "Manual de Protocolos y Actuación en Urgencias
      para Residentes". Sociedad
      Española de Medicina de
      Urgencias y Emergencias.
    2. "El manejo Prehospitalario del paciente
      politraumatizado". Revista
      Emergencias y Catástrofes. Vol. 1, No. 1, Año
      1999, Pág. 29-37. España.
    3. "Manejo Prehospitalario de la vía aérea
      en el paciente politraumatizado". Revista de la Sociedad
      Española de Medicina de Emergencias. Vol. 999, No. 11.
      Pág. 47-53. España.
    4. http://www.fepafem.org.ve/guiaurgencias02.php
    5. Sociedad Española de Emergencias y
      Desastres.

    www.semes.org

    RAUL E. PORRAS SERNA

    Estudiante de medicina

    UNIVERSIDAD RICARDO PALMA – FACULTAD DE MEDICINA
    HUMANA

    Lima – Perú

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