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El Proceso de Reforma del Sector Salud En Argentina



    (Doc. Laboris)

    PRESENTADO EN EL TALLER DE REFORMAS COMPARADAS DEL
    VIII Congreso de ALAMES y XI Congreso de la IAHP.

    La Habana, Cuba, Junio 24
    y 25 de 2000.

    Este trabajo es
    parte de la producción de un equipo interdisciplinario
    de investigación constituido por convenio
    entre una unidad académica (Universidad de
    Buenos Aires,
    Argentina) y un servicio de
    salud (Hospital SAMIC-Eldorado, provincia de Misiones), trabajan
    en él personal de ambas
    instituciones.

    El equipo investiga el impacto de las
    transformaciones de los servicios de
    salud en el proceso de salud enfermedad atención en una pequeña población de frontera. Es
    su intención analizar la forma particular que la reforma
    adquiere en una unidad pequeña. rompiendo la frecuente
    disociación entre análisis macrosociales y
    microsociales.

    Para tal fin se ha realizado un intento de
    articulación entre distintos niveles de
    análisis:

    • Un nivel macrocontextual en el que se
      analizó el proceso de reforma en salud en la
      Argentina.
    • Un nivel de metaprocesos en el que se
      analizaron las características de la reforma del sector
      en la Provincia de Misiones.
    • Un nivel de procesos
      básicos centrado en la unidad en estudio: el Municipio
      de Eldorado. Se describió y analizó la evolución del Hospital SAMIC y del
      Programa de
      Atención Primaria de la Salud a partir de la introducción de las modificaciones. Se
      realizó una descripción y análisis de las
      formas de participación social en salud en la
      zona.
    • Un nivel de lo particular: el estudio
      trató de dar corporeidad y rescatar los discursos y
      características de dos actores fundamentales del sector:
      el personal del Programa de Atención Primaria y los
      usuarios de los Centros de Salud.

    El presente es un documento interno del equipo de
    trabajo, referente al nivel macrocontextual del proceso en
    estudio.

    I . LA REFORMA
    SANITARIA EN ARGENTINA: ALGUNAS
    CONSIDERACIONES

    La Argentina solía ser presentada como uno
    de los "países emergentes" en los que la
    implementación de las políticas
    neoliberales habría producido notables éxitos
    macro-económicos.

    La aplicación extrema de la receta
    neoliberal –apertura y desregulación de la economía, privatización de los servicios y empresas
    públicas, traslación al sector financiero privado
    de fondos sociales y flexibilización de las condiciones
    laborales– se vertebró en una política
    monetaria particular: la convertibilidad, que ató el
    peso argentino al dólar estadounidense,
    equiparándolos en la paridad 1 a 1. De esta manera, se
    logró detener el proceso hiperinflacionario e impulsar un
    crecimiento sostenido del PBI durante algunos años, que
    luego comenzó a revertirse hasta el actual período
    de recesión.

    Sin embargo, este proceso hizo de la Argentina uno
    de los ejemplos paradigmáticos de la época: el
    aparente crecimiento económico fue simultáneo al
    deterioro de las condiciones generales de vida de la
    población. Ocurre que la lógica
    misma del modelo
    implementado trajo una drástica concentración de la
    economía y del capital –y
    por lo tanto del ingreso–, la disminución global del
    salario y un
    incremento doloroso del desempleo (y del
    subempleo) que se sitúa actualmente en alrededor del 14%
    de la población económicamente
    activa

    Las condiciones políticas que garantizaron
    la viabilidad de estas transformaciones se asentaron en los
    efectos desmovilizadores que tuvo en la sociedad civil el
    Terror de Estado
    ejercido durante la última dictadura militar
    (que dejó un saldo de 30.000 desaparecidos) y el Terror
    Económico de la hiperinflación. En este contexto fue
    posible que los grandes grupos
    económicos fijaran los aspectos sustantivos de las
    políticas del Estado en una forma de gobierno
    democrática representativa, mientras el partido
    gobernante- de origen y tradición populista y con fuerte
    raigambre en el sindicalismo
    sobreviviente a la dictadura
    garantizaba el consenso y la gobernabilidad. A partir de 1991 se
    profundizó una reforma del Estado que siguió
    fielmente los postulados hegemónicos
    actuales.

    La reforma del sistema sanitario
    está siendo, en lo esencial, acorde con las
    transformaciones globales que se operaron en la economía,
    el Estado y la
    sociedad. Se
    trata de una transformación regida por una tendencia
    hegemónica a someter el funcionamiento del sistema a la
    lógica del mercado,
    incorpora como premisas absolutamente indiscutibles el principio
    de financiación de la demanda en
    lugar de la oferta, el
    reemplazo de la lógica de solidaridad por
    la de autoprovisión individual y la estratificación
    de los usuarios según su capacidad
    adquisitiva.

    Estos principios rigen
    la reconversión de un sistema de salud que, a partir de su
    particular historia
    político-institucional, tiende a la fragmentación:
    está compuesto básicamente por tres subsectores: el
    Estatal, el de Obras Sociales (un modelos
    Bismarkiano de seguridad
    social) y el Privado. Es necesario señalar que,
    previamente, a estos cambios, tenía inequidades
    notables.

    La actual reforma, lejos de disminuir la brecha
    entre ricos y pobres, es sintónica con la
    profundización de las diferencias. Es posible afirmar que
    la evolución del gasto solidario (sector
    público más el de Obras sociales) no ha
    acompañado el ritmo de crecimiento de la riqueza. Esta
    tendencia a la inequidad se manifiesta también en la
    inflación en salud, que ha sido muy superior al incremento
    del costo de vida o
    al crecimiento de la economía (González
    García G.; Tobar F.; 1997). Los servicios de salud
    figuran entre los 10 rubros que tuvieron mayor inflación
    desde la aplicación del plan de
    Convertibilidad (1991). Mientras la moneda permanecía
    estable, el encarecimiento de los servicios de salud fue del
    110,2%.


    Las particularidades del país hacen que el
    sector salud sea un área que convocó, y convoca,
    intereses y actores de envergadura: posee tradicionalmente una
    población predominantemente urbana con hábitos de
    utilización de servicios médicos y alto nivel de
    consumo de
    medicamentos que configuró un mercado importante dentro
    del sector servicios para prestadores tradicionales,
    confederaciones profesionales y de clínicas y sanatorios,
    e industria
    químico farmacéutica.

    El sindicalismo organizado ha sido,
    tradicionalmente, un actor de peso en las decisiones del sector.
    Desde 1970,en que se legisló la afiliación
    obligatoria a las Obras Sociales, éstas comenzaron a
    contratar masivamente los servicios en el sector privado,
    constituyéndose en los principales promotores de su
    desarrollo.
    Se estima que, desde su creación, las Obras Sociales
    habrían girado al sector privado una suma equivalente a 10
    veces la deuda externa
    argentina
    (Borini, M.; 1996).

    En la actualidad, la masa de capitales que recauda
    el sistema de Obras Sociales ha concitado la entrada de nuevos
    actores. Si en los 80 el mercado médico cedió ante
    los mercados
    farmacéuticos y clínico-sanatoriales, esta distribución está en vías de
    volver a alterarse por la entrada de los bancos y las
    aseguradoras, cuyo interés
    estriba en la captación de fondos sociales para
    transferirlos al mercado financiero de capitales (Borini, M;
    1996). Sigue, en este sentido la misma dirección de la reforma del sistema
    previsional, que se transformó de un régimen de
    reparto con lógica de solidaridad intergeneracional, en un
    régimen de capitalización individual en manos de
    compañías privadas. Dichas compañías
    retienen alrededor del 30% de cada aporte mensual. El nuevo
    sistema ha creado las condiciones de una futura catástrofe
    previsional, dado que una masa importante de trabajadores han
    quedado fuera de él: el 40% de los trabajadores
    autónomos no puede realizar sus aportes y los contratados
    de maneras informal o "en negro" no lo hacen.

    Por otra parte, la ubicación en el contexto
    de la
    globalización se ha hecho a expensas de aumentar la
    competitividad
    disminuyendo el costo del trabajo para garantizar mayores
    márgenes de ganancia al capital. Consecuentemente con esto
    último, han disminuido los aportes patronales a la
    seguridad
    social y las políticas impositivas son francamente
    regresivas configurando, en sí mismas, un componente
    importante de inequidad.

    Finalmente cabe mencionar, que la influencia
    normativa del Banco Mundial
    en la producción de la reforma ha sido fundamental. Un
    indicador sensible de ésto es que la reforma del sistema
    de Obras Sociales formó parte de los compromisos de
    renegociación de la deuda externa y la reconversión
    del sistema de seguridad social figura mencionado en el Informe sobre el
    Desarrollo Mundial: 1993-Invertir en Salud (pag.
    366).

    Algunos datos pueden
    servir para una mejor comprensión de las afirmaciones
    previas:

    En principio, el país no está entre
    los más desfavorecidos en desarrollo
    humano y situación sanitaria del subcontinente. Se lo
    considera dentro del grupo de los
    de Alto Desarrollo humano, ocupando en éste índice
    el lugar No 36 (P.N.U.D.,1997).

    En 1995 la mortalidad infantil era del 23 %o y la
    de menores de 5 años de 27%o. Cifras que permiten suponer
    que muchas de esas muertes serían evitables . La
    distribución de estas muertes arroja diferenciales
    importantes según zonas y particularmente sectores de la
    población, en los sectores más pobres las tasas se
    asimilan a las de países con un desarrollo mucho menor y
    en sectores favorecidos a las de los países
    desarrollados.

    El gasto total en salud en 1995 fue de 20.399
    millones de U$, lo cual arroja una suma de 551 dólares por
    habitante/año y constituye el 7.26% del PBI . La
    distribución de este gasto es(año
    1995):

    Subsector

    gasto en millones

    de $ / U$

    % del PBI

    % sobre él

    gasto

    subsector
    público

    4.654

    1,66%

    22,80%

    Obras Sociales

    6.858

    2, 44%

    33,60%

    Directo familias
    (1)

    8.888

    3,16 %

    43,50%

    totales

    20.399

    7,26%

    100

    (1) incluye el gasto en servicios privados y
    prepagas.

    Fuente: INDEC, 1997.

    Se observa que la distribución de este
    gasto encuentra diferenciales notables dentro de la
    población
    (datos correspondientes a
    1995):

    Prestadores

    % de población
    cubierta

    % del gasto total
    anual

    % acumu

    lado

    Hospitales
    públicos

    33.86 %

    20,96 %

    20,96%

    Obras Sociales

    45,34 %

    27,51%

    48,47%

    INSSJP

    12,5 %

    26,20 %

    74,67%

    Empresas de Medicina
    prepaga

    6,02 %

    18,34 %

    93,01%

    Obras S. de Personal de
    Dirección

    2,32 %

    6,99 %

    100 %

    totales :

    100

    100

     

    Fuente : sintetizado del cuadro No 12 de Arce, H
    1996,pag. 59.

    los acumulados se agregan.

    En este cuadro se puede observar que las prestaciones
    estatales (que atienden a los sectores sin cobertura social o
    privada, los más pobres), las Obras Sociales (que cubren a
    la población trabajadora y sus familias) y el Instituto de
    Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (ISSJP-PAMI),
    dirigido a personas de tercera edad y pensionadas por diversas
    razones- agrupan el 91,7 % de la población cubierta e
    insumen el 74, 67 % del gasto. Las Obras Sociales de Personal de
    Dirección y Empresas de medicina prepaga que agrupan los
    usuarios de mayor poder
    adquisitivo cubren el 8,34 % de la población y utilizan el
    25,33% del gasto.

    El sector estatal y las obras sociales
    ,excluyendo el INSSJP, gastan el 48,47% del total y cubren el
    79,2% de la población
    . En el otro extremo, las
    empresas de medicina pre-paga insumen el 18,34% del gasto en la
    cobertura del 6,02% de la población
    .

    Es necesario señalar también que
    estas cifras se basan en la suposición de que los servicios
    públicos atienden a toda la población que no
    cuenta con cobertura en salud, por otra parte se debe aclarar
    que, tradicionalmente, parte de los beneficiarios de Obras
    Sociales (particularmente los más pobres) utilizan
    simultáneamente los servicios
    públicos.

    La tendencia marcada por el aumento del desempleo
    y la precarización de las condiciones de
    contratación laboral permite
    suponer que la población que se atiende en los servicios
    públicos tiende a aumentar al quedarse muchas personas (y
    sus grupos familiares) sin la cobertura de las obras sociales, a
    su vez el descenso de la capacidad adquisitiva de los sectores
    medios
    aparición de la categoría "nuevos pobres"-
    también permite predecir que una parte de los usuarios del
    sistema de atención privada prepaga derivará a
    servicios públicos.

    Para cada uno de estos subsectores la reforma ha
    pautado medidas, que se hallan en curso, con una importante puja
    de actores. En los servicios Estatales el eje de la reforma es la
    descentralización y el Hospital de
    autogestión, nos detendremos en ello luego porque es
    prácticamente el único tipo de servicios en la
    población en estudio.

    La reconversión del sistema de Obras
    Sociales
    es una transformación de sus postulados de
    origen: de un sistema solidario entre trabajadores de la misma
    rama, evoluciona a un sistema de aseguramiento individual. El
    corazón
    de la reforma parece ser la entrada en competencia
    mercantil entre ellas y, en una segunda etapa, con los servicios
    privados de medicina prepaga (este último ha sido
    redinamizo por el gobierno actual). Se mantiene el aporte
    obligatorio, pero se permite la libre elección de obra
    social a los usuarios. Se promueve la fusión de
    entidades pequeñas sin capacidad de aseguramiento y se
    obliga a todas a garantizar una cobertura básica: el
    Programa Médico Obligatorio. Las prestaciones por encima
    de éste programa serán discrecionales según
    aporte extra del usuario.

    El proyecto inicial
    de reconversión del sector fue acordado con el Banco Mundial-
    que concedió préstamos para ello- y sostenido
    jurídicamente en decretos del Poder
    Ejecutivo. Comenzó por la Obras Sociales Sindicales y
    ha sufrido, obviamente, modificaciones en su
    implementación por la presión de
    diferentes actores, entre ellos el sector sindical. La
    competencia con los servicios privados prepagos, que se
    preveía originalmente para 1995 se concretaría a
    partir de enero de 2001 en el actual esuqema.

    No obstante, pese a que los aspectos formales de
    la reconversión no están totalmente desarrollados,
    el proceso está en marcha y produce efectos. Se produce un
    mix entre Obras Sociales y empresas prepagas, para dar la
    cobertura adicional. Los servicios prepagos pugnan por poder
    competir en la captación de los asalariados de ingresos altos
    (personal superior) y las consultoras. Algunos dirigentes
    sindicales se adecuan a la época transformándose en
    empresarios del sector salud.

    En el sector privado se plantea la
    regulación de las empresas de medicina prepaga y, entrada
    paulatina en competencia con las obras sociales. También
    es significativa la tendencia a la entrada de aseguradoras
    directas y la presencia de corrientes de inversión provenientes de operadores ajenos
    del sector salud. (Arce H., 1996). Aún antes de su entrada
    en competencia con las Obras Sociales, se está produciendo
    una articulación. Buena parte de las empresas de medicina
    prepaga nacionales ya han sido adquiridas por grupos de
    inversión internacionales.

    Nos detendremos más en la
    transformación de los servicios estatales, porque
    son los únicos significativos en la población en
    estudio, dado su escasa capacidad adquisitiva:

    En ellos el eje de la Reforma pasa por la
    descentralización y la propuesta de Hospital
    Público de Autogestión
    (arancelamiento
    diferencial y cobro de prestaciones al sistema de Obras
    Sociales). Por esta medida el Estado Nacional terminó de
    delegar en las instancias provinciales y municipales la
    administración y gestión
    de los servicios de salud, sin que se prevea una
    asignación diferencial de recursos para
    este área.

    El ciclo de transferencia de poder administrativo
    desde el Estado Nacional hacia los Estados Provinciales,
    comenzado en 1955, se completó a partir de 1990. En la
    Ley de
    Presupuesto de
    1992 desaparecen de la Secretaría de Salud las partidas
    destinadas a servicios hospitalarios, que representaban la 1/5
    parte de los créditos del Ministerio de Salud y Acción
    Social. Se sustancian las transferencias de las últimas
    dependencias nacionales con excepción de los Institutos
    especializados (Chagas, Microbiología, etc.) y algunas no resueltas
    (ej. el Hospital Posadas de Pcia. de Buenos Aires).(Arce,
    1996).

    Desde 1991 se suspenden las transferencias
    financieras con fines específicos, con excepción de
    los Programas
    Sociales Comunitarios, que en general se solucionan por entrega
    directa de bienes. Estos
    se suprimen en 1992. A partir de este año la transferencia
    de recursos de Nación
    a Provincias se realiza vía fondos coparticipables. En
    este mismo año la ley 2925/92 plantea la
    descentralización y el arancelamiento
    hospitalario.

    De esta manera la Secretaría de Salud de la
    Nación
    se reservaba la función de
    orientación política y asistencia
    técnica, delegando en los ministerios
    provinciales la administración de establecimientos y
    programas.

    Llevando al limite la descentralizaciòn
    hospitalaria, en el año 1993 se crea el Hospital Publico
    de Autogestión. (HPA). Ese año el Poder Ejecutivo
    Nacional dicta el decreto 578/93 del HPA que plantea lineamientos
    tendientes a producir recaudación propia en los hospitales
    públicos:

    • Cobro de prestaciones a las Obras Sociales (sin
      intermediaciones administrativas) y a entidades de medicina
      prepaga.
    • Cobro a personas con capacidad de
      pago.

    Se plantea reservar la gratuidad de la
    atención para personas sin cobertura social ni posibilidad
    de pago (indigentes). Además le brinda a los hospitales la
    posibilidad de poseer personería jurídica con el
    fin de lograr autarquía financiera.

    Este proceso ha recibido, para sus aspectos
    operativos, préstamos internacionales.

    Es necesario señalar que este proceso
    descentralizador que culmina, tuvo en Argentina diferentes hitos
    y antecedentes desde 1956 luego del derrocamiento militar del
    primer gobierno de J.D.Perón. En
    éste se había dado un decidido impulso al sector
    estatal con la creación del Ministerio de Salud y la
    duplicación de las camas hospitalarias. Luego de la
    destitución de este gobierno, se inicia un sostenido
    proceso de definanciación de las instituciones
    públicas que, a lo largo de los años, se
    acompañó del desarrollo del sector privado. Entre
    1954 y 1980 las camas hospitalarias estatales se redujeron en
    20.000 unidades y se triplicaron las privadas (Arce,
    1993).

    La descentralización en Argentina no se
    acompañó de una redistribución necesaria de
    poder, siendo generalmente un proceso autoritario y fuertemente
    tecnocrático (Iriart, et.al, 1994). De hecho, hasta el
    advenimiento del último período democrático,
    el mayor impulso descentralizador siempre fue realizado por
    gobiernos militares.

    Autores partidarios de la reforma, coinciden en
    que, aún cobrando al total de los usuarios (incluyendo el
    pago por el Estado de la atención a los indigentes) el
    Hospital Público de Autogestión sólo puede
    cubrir el 60% de sus gastos (Arce,
    1996). La brecha faltante debería ser necesariamente
    cubierta por el Estado, o salvarse por una reducción del
    gasto.

    La cobertura por el Estado, subsidiando la
    demanda, es bastante improbable en un escenario de
    reducción del gasto
    público. Garantizar por medio del pago de seguro la
    cobertura de los indigentes, por ejemplo, significaría
    cubrir más de 10 millones de personas.

    Es de suponer que estas medidas tenderán a
    producir una estratificación en los servicios
    públicos. Los Hospitales tendrán recaudación
    diferencial según la capacidad adquisitiva de la
    población atendida, quedando en abierta desventaja los
    Hospitales que den cobertura a las zonas y poblaciones con
    menores ingresos. Esto no sólo puede crear barreras de
    accesibilidad sino producir un inesperado efecto de selección
    adversa en las prestaciones estatales (efecto sobre el que
    aparecen indicadores en
    el caso estudiado). Aún autores que sólo critican
    parcialmente esta transformación del hospital
    público en una "empresa
    productora de servicios" reconocen que en el escenario futuro no
    se vislumbra con claridad cómo se garantizará la
    cobertura de la población carente de capacidad
    contributiva (Arce, H., 1996).

    Sintetizando, puede afirmarse que la reforma
    sanitaria Argentina lejos de disminuir la brecha de inequidad
    creciente de la economía es congruente con
    ella.

    Aunque la necesidad de una reforma es innegable,
    la actual reconoce motivos fundamentales ajenos al proceso de
    salud enfermedad de la población. En primer lugar, debe
    señalarse que algunos de sus motores
    principales provienen de las necesidades del modelo
    económico: resguardar el equilibrio
    fiscal,
    deviculándolo de gastos en salud, disminuir los costos laborales
    y crear oportunidades de inversión al capital
    internacional ( Gonzalez García,G y Tobar F.;
    1997).

    En una hipótesis más extrema, Mario Borini
    (Borini, M.; 1996) plantea que el objetivo
    fundamental del proceso es legitimar la apropiación de un
    excedente que se produciría en los fondos de
    salud.

    Se trataría de lograr que el gasto sea
    menor que la financiación, posibilitando una
    apropiación legitimada de la diferencia, por parte de los
    bancos, el Tesoro (por vía impositiva) y los seguros. En
    opinión de este autor, el eje central de la reforma
    argentina no es la mercantilización de la salud (punto en
    el que polemiza con Cristina Laurell), sino su
    financiarización extrema (en desmedro del mercado
    clínico y fundamentalmente médico) a los fines de
    producir un fenómeno apropiatorio legitimado. La
    competencia mercantil en la que entrarían todos los
    subsectores, incluyendo el Hospital Estatal, sería
    funcional al objetivo de bajar los costos para permitir la
    producción del excedente.

    La expectativa, en caso de continuar este tipo de
    reforma, es que aumente la brecha entre indicadores de salud de
    ricos y pobres, produciéndose un empeoramiento o
    estancamiento de los indicadores de salud. (González
    García, G y Tobar F.; 1997). Esto resultaría
    francamente paradójico en un país que cuenta con
    recursos y capacidad instalada como para garantizar mejores
    estándares de salud de los que tiene.

    Con el cambio de
    autoridades nacionales y de signo político de gobierno, no
    se han anunciado medidas que indiquen una modificación
    sustancial de la tendencia. En el marco de un ciclo
    económico recesivo y de índices de desempleo alto
    se anunció la profundización del proceso de
    desregulación del sistema de Obras sociales y la
    consecuente regulación de la medicina prepaga. Esto se
    acompañó de una revisión de los sistemas de
    contratación de servicios del Instituto Nacional de
    Seguridad Social para Jubilados y Pensionados suprimiendo las
    Intermediaciones que habían sido instituidas por la
    gestión anterior y revisando los posibles focos de
    corrupción en el sistema.

    El análisis de la reforma del Sector Salud
    en Argentina no puede hacerse desconociendo que en parte sus
    tendencias se inscriben en dinámicas de actores que
    exceden el sector salud. La cuestión de los medicamentos y
    patentes forma parte del entramado de relaciones con los estados Unidos y
    la apertura del sistema de Obras Sociales ha estado fuertemente
    signada por las presiones tanto de orgnanismos internacionales
    (FMI-BM) como de
    sectores financieros y empresariales y , a su vez, por la
    relación entre gobierno y organizaciones
    sindicales.

    Lic. Alicia Stolkiner (UBA)

    Secretaría de Ciencia y
    Técnica de la Universidad de Buenos Aires
    (UBACyT)

    BIBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTOS

    Arce, H. (1993): El Territorio de las decisiones
    sanitarias
    , Ediciones Héctor A.Macchi, Buenos
    Aires.

    Arce, H. (1996): Tendencias, escenarios y
    fenómenos emergentes en la configuración del Sector
    Salud en Argentina,
    Serie Fiananciamiento del Desarrollo
    No 59, Naciones
    Unidas.

    Banco Mundial (1993): Informe Sobre el Desarrollo
    Mundial 1993-Inveritr en Salud
    , Washington DC.

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