- 1. ¿Qué son los
transgénicos y cómo se
hacen? - 2. ¿Cuáles son y
dónde están? - 3. ¿De quién son los
transgénicos? - 4. ¿Quién
investiga? - 5. Promesas y realidades de los
transgénicos - 6. El futuro: semillas suicidas y
a control remoto, pero "muy nutritivas" - 7. Efectos secundarios de
farmacéuticos transgénicos. - 8. Impactos sobre el medioambiente
y la agricultura - 9. ¿Cómo sabemos lo
que hay en América Latina? - 10. Protocolo internacional de
bioseguridad - 11. ¿Qué
hacemos?
* Conceptos básicos sobre Transgénicos
por Silvia Ribeiro, RAFI, Conferencia en
Buenos Aires,
3-4-00, organizada por Ación por la Biodiversidad
en ocasión del lanzamiento del Sitio Biodiversidad en
América
Latina
En la última década del siglo, y sobre
todo en los últimos años en la mayoría de
los países de América
Latina, nos hemos visto confrontados a la introducción a nuestros países, de
los llamados "transgénicos", sea a través de
semillas, de productos
alimentarios o farmacéuticos. Son productos de una
tecnología
que rompe los límites
naturales entre las especies y por lo tanto, su adecuación
en el medio ambiente. La
necesidad de estos productos para productores y consumidores,
así como sus potenciales impactos en nuestra salud, medio
ambiente y economía, son
interrogantes que no han sido contestadas y mucho menos debatidas
públicamente con la amplitud que amerita la gravedad e
irreversibilidad de los riegos potenciales que conlleva esta
tecnología.
1. ¿Qué son los
transgénicos y cómo se hacen?
Todos los seres vivos tienen en el núcleo de las
células, en los cromosomas,
conformaciones específicas, llamadas genes, que codifican
una determinada característica de ese individuo. Por
ejemplo, son características genéticas el color de una
mazorca de maíz, de
los ojos y piel de una
persona, o las
manchas en el pelaje de un animal, la forma de las orejas, etc.
Los seres vivos intercambian genes entre sí naturalmente,
comúnmente a través de la reproducción, pero también a
través de la actividad de virus, bacterias y
plásmidos. Este intercambio se ha dado siempre entre
especies compatibles entre sí, o muy cercanas, como una
yegua y un burro, o plantas
"emparentadas", como la colza y el rábano silvestre, es
decir, taxonómicamente cercanas.
Con el advenimiento de la llamada ingeniería
genética, se hizo posible transferir genes
específicos de un organismo a otro, aun cuando no exista
ninguna forma de compatibilidad de los organismos entre
sí, y hacer que estos genes foráneos se expresen en
el organismo receptor.
Por ejemplo, se han insertado genes de peces en papas
y en fresas, para trasmitirle la característica de
resistencia al
frío, genes que codifican toxinas de bacterias a
vegetales, para trasmitirle toxicidad a insectos, genes de
crecimiento humanos para alterar la producción de hormonas en
ganado, aumentando la producción de leche; y un
largo etcétera.
No se trata solamente de insertar el gen con la
característica buscada. También hay que lograr que
el nuevo gen se exprese en el organismo receptor. Para ello, se
utiliza un gen "promotor". Actualmente, en el 99% de los
transgénicos se utiliza el promotor del virus del mosaico
de la coliflor(CaMV). Además, como las tecnologías
disponibles para la transferencia tienen un amplio margen de
error, se inserta también un gen "marcador", que con su
presencia indica si se realizó la operación. En
este caso, se ha usado ampliamente genes de resistencia a
antibióticos, pero hay otros marcadores, que en muchos
casos también provienen de virus o bacterias.
Por otra parte, se utilizan bacterias, virus y
plásmidos (ADN independiente
dentro de alguna células, con gran capacidad migratoria y
de recombinación) como vectores, es
decir como vehículos para infectar al organismo receptor,
transfiriéndole la nueva información genética.
Otra tecnología de transferencia, es a
través de la llamada biobalística, o
cañón genético, por la cual, una vez hecha
la construcción del "paquete" con promotor,
gen buscado y marcador, éste se adosa a una microbala de
tungsteno u oro y se
dispara contra células del organismo receptor, pegando
dentro y/o fuera de la célula,
dentro y/o fuera del núcleo, dentro y/o fuera del
cromosoma.
En ningún caso se tiene control de
dónde en la cadena cromosómica se inserta la nueva
característica.
La ingeniería genética tiene tantas
incertidumbres e imprecisiones, que autores del ámbito
científico han cuestionado que se pueda denominar
"ingeniería"1.
De hecho, en su estado actual,
si la comparamos con la ingeniería
civil, sería como ir construyendo un puente tirando
ladrillos al otro lado del río para ver si caen en el
lugar correcto, usando sólo los que hayan servido
medianamente a tal efecto, y dejando en el lecho del río
lleno de materiales que
no se conoce que efecto pueden tener. Con el agravante de que
esos materiales están vivos, se reproducen y tienen su
propio ámbito de acción.
A nivel global, la soja con
resistencia al herbicida glifosato (soja Roundup Ready o soja RR
por su nombre comercial), es con mucha distancia, el cultivo
transgénico mayoritario en área cultivada, seguido
por el maíz con resistencia a insectos (Maíz Bt)
y/o a herbicidas y la colza-canola con Bt y/o resistencia a
herbicidas. Luego siguen una serie de cereales y cultivos
horti-frutícolas mucho menores en área cultivada. A
nivel de producción comercial, son solamente tres los
países con producción significativa de
transgénicos: Estados Unidos,
Canadá y Argentina.
La Unión
Europea en su conjunto decretó a mediados del 99 una
moratoria de facto por un mínimo de tres años
contra el cultivo y comercialización de todos los
transgénicos en agricultura.
En América Latina, salvo Argentina, la
mayoría de los países tienen algunos cultivos en
experiencia de campo y escasas áreas de plantaciones
comerciales.
Los transgénicos cultivados en el mundo hasta
19982 se repartían en dos grandes grupos: 71%
fueron cultivos con tolerancia al
herbicida propiedad de
la compañía que vende la semilla, el 28% siguiente
fue tolerancia a insectos, basados en la utilización de la
toxina del Bacillus Thuringiensis, y sólo el 1% restante
tenía otras características, como resistencia a
virus, o una combinación de las dos anteriores. Ambas
características son para beneficio
–prácticamente exclusivo- de las
compañías multinacionales que tienen las patentes
de esos cultivos y agroquímicos.
3. ¿De quién son
los transgénicos?
El ritmo de fusiones y
adquisiciones empresariales en el área
biotecnológica es vertiginoso, y cada dato que se aporte,
puede no ser válido en el próximo mes. Sin embargo,
es muy clara la lógica
de esas fusiones: en la última década se han unido
las empresas
productoras de semillas, con las productoras de
agroquímicos y el sector farmacéutico. La tendencia
más reciente (que se suma a la anterior
complementándola) es a la integración vertical en el sector
alimentario: la misma empresa
poseerá desde el germoplasma –o sea la patente de la
semilla y el
conocimiento del proceso para
lograrla- hasta el procesado final, es decir lo que el consumidor compra
directamente en el supermercado.
En este momento, menos de diez multinacionales controlan
monopólicamente la mayoría del mercado mundial
de semillas y agroquímicos y una fracción muy
significativa del sector farmacéuticos. En la tabla 1 se
muestran los que están presentes en las tres áreas
simultáneamente
Gigante | Agroquímico | Semillas | Farmacéutico |
SYNGENTA * = Novartis (Suiza) + | Nº 1 U$ 7.050 | Nº 3 U$ 1.000 | Nº 4 AstraZeneca U$ 12.750 |
Nº 2 U$ 4.675 | U$ 134 | Nº 2 U$ 13.650 | |
PHARMACIA | Nº 3 U$ 4.030 | Nº 2 U$ 1.800 | Nº 9 U$ 9.000 |
DUPONT | Nº 4 U$ 3.155 | Nº 1 U$ 1.835 | Nº 42 U$ 1,109 |
Dow Chemical | Nº 7 U$ 2.130 | U$ 162 | no hay datos |
Jumbo gigantes en agrobiotecnología, Si todas las fusiones anunciadas se concretan, *NOTAS: La fusión entre Novartis y AstraZeneca |
Tabla 1
Estas megaempresas han seguido la política de comprar
las empresas de producción y distribución de semillas y
agroquímicos nacionales u operando a nivel nacional o
regional en Africa, Asia y
América Latina –incluso algunas del tamaño de
la cerealera Cargill, que fue engullida por Monsanto en el 98,
que a su vez acaba de fusionarse con Pharmacia-Upjohn. La
mayoría de solicitudes de ensayo o
liberación comercial de transgénicos en
América Latina, lo realizan estas empresas multinacionales
u otras vinculadas accionariamente a éstas.
Las mismas empresas controlan también porciones
mayoritarias y muy significativas de la investigación y desarrollo
biotecnológico agropecuario y farmacéutico. Esto no
solamente a través de sus propios laboratorios, sino en
gran porcentaje en contratos con
universidades e institutos de investigación
agrícola públicos en muchos países, logrando
así que todos los ciudadanos en cada país subsidien
-obligatoriamente y sin saberlo- sus actividades
empresariales.
En Estados Unidos en 1998, 46% de las empresas de
biotecnología basaban su
investigación en universidades públicas, y 33 de
los 50 Estados de ese país tienen centros de
investigación compartidos entre universidades e industrias.
Este modelo
(multinacionales que "financian" estudios en universidades o
centro de investigación pública) es también
ampliamente difundido en América Latina, y se ha acentuado
con los sucesivos recortes de recursos a los
sectores públicos, promovidos por los ajustes
estructurales del FMI,
etc.
Este tipo de acuerdos, además de ser un subsidio
a las empresas –a través del uso de infraestructura
y sobre todo de profesionales capacitados por recursos
públicos- significa que las mismas megaempresas tienen
cuando menos una fuerte influencia, por no decir directa
ingerencia, en las prioridades de la
investigación.
En este contexto, no es extraño que la primera
generación de transgénicos haya sido la venta casada de
semillas resistentes no a enfermedades, sino a los
herbicidas patentados por la misma compañía; o que
ninguno de los primeros transgénicos en campo haya tenido
ningún beneficio específico para el
consumidor.
5. Promesas y realidades de los
transgénicos
Los defensores de los transgénicos afirman que la
tecnología es para producir productos alimentarios con
mejores condiciones nutritivas y de sabor, incluso que
tendrán propiedades curativas o serán
"nutracéuticos", como grasa o huevos sin colesterol,
frutas con vacunas u
otras terapias incorporadas, etc. Además prometen la
solución de enfermedades hereditarias y la posibilidad de
producir artificialmente sustancias humanas de uso
terapéutico (como la insulina transgénica que ya se
está produciendo a escala) y de
utilizar animales como
fábricas de tejidos humanos
necesarios para transplantes.
Pero el argumento más difundido de todos y en el
que se ha puesto más énfasis es "la solución
al hambre en el mundo", ya que se plantea que frente al
crecimiento de la población , será necesario
incrementar exponencialmente la producción de alimentos.
Todos y cada uno de estos argumentos palidecen frente a
una confrontación rigurosa con la realidad.
Para empezar, las cifras de rendimiento de los cultivos
transgénicos (soja y maíz) muestran una
disminución del rendimiento.
En el caso de la soja RR, en un abarcativo estudio
realizado en Estados Unidos -que produce el 50% de la soja en el
mundo- los rendimientos arrojaron resultados de
disminución de rendimiento con un promedio de casi -6%. El
informe da cuenta
de varios otros estudios con resultados similares en Estados
Unidos4.
Por otra parte, las propias empresas han debido
reconocer que ninguna de las modificaciones que se están
haciendo son para lograr mayor productividad,
por lo que éste es un argumento falaz. Además, la
productividad es un fenómeno de enorme complejidad
genética, con tantas interacciones que no ha sido posible
manejarlas por vía de la ingeniería
genética, a las que se suman otra serie de complejos
factores ambientales, agroecosistémicos,
socioeconómicos y hasta culturales.
La próxima pregunta para los que afirman que esta
será la solución para el hambre en el mundo,
además de que tendrá todo tipo de virtudes
nutricionales y para la salud; considerando el tipo de
modificaciones que se hacen realmente , no en las declaraciones a
la prensa y en
conferencias, es si la gente se alimentará con herbicidas,
ya que como vimos ésta es la tendencia aplastantemente
mayoritaria en transgénicos.
Y una obvia acotación es que el aumento de
producción no tiene ninguna relación con la
disminución del hambre o la pobreza en el
mundo. Sin ir más lejos, basta con ver las propias cifras
de la Revolución
Verde (el paquete tecnológico de mecanización,
semillas híbridas e insumos químicos en
agricultura), que según cifras de la FAO muestran que
mientras que el volumen de
producción agrícola aumentó, el hambre en el
mundo creció en proporciones mucho mayores en la misma
época. Que existan hambre y pobreza no es un
fenómeno tecnológico sino político y de
control de recursos. La concentración sin precedentes de
las empresas biotecnológicas lo único que asegura
es que la brecha entre pobres y ricos va a aumentar, al
concentrar más las fuentes de
sustento y por tanto también los desposeídos y el
hambre en el mundo.
6. El futuro: semillas
suicidas y a control remoto, pero "muy
nutritivas".
Muchos desarrollos de estas tecnologías presentan
un desafío a la imaginación más audaz.
Algunos suenan casi a ciencia
ficción, pero sin embargo existen e incluso cuentan con
más de treinta patentes aprobadas en varias partes del
mundo. Este es el caso de las llamadas tecnologías de
restricción de uso genético –TRUG-,
popularmente denominadas "Terminator" y "Traitor"5,
desarrolladas por el Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos (USDA) y la multinacional Delta & Pine Co., pero
rápidamente continuada por todos los otros gigantes
genéticos.
"Terminator" es una tecnología que produce
semillas estériles en la segunda generación, para
obligar al productor a que vuelva a comprar semillas en cada
cosecha. Sería una "patente biológica", sin fecha
de expiración, que viola efectivamente los llamados
"Derechos del
Agricultor", a producir y guardar semillas para la próxima
cosecha, derechos reconocidos por la FAO en 1989, y
también reconocidos en la mayoría de las versiones
de Ley de Variedades
Vegetales de los países latinoamericanos.
El proceso tecnológico usado para "Terminator" es
el mismo que se utiliza para manejar "a control remoto" -es decir
con la aplicación de inductores químicos externos-
la expresión de determinadas características
genéticas. Todos los gigantes genéticos
están desarrollando este tipo de tecnologías, que
obligará a los productores a usar determinados productos
químicos –de propiedad de la misma
compañía que les vende las semillas- si quieren
lograr que sus cultivos sean exitosos o expresen determinadas
características, incluso que no se
enfermen6.
Como la primera generación de transgénicos
–básicamente semillas resistentes a herbicidas- no
presenta ningún atractivo para el consumidor, y frente al
masivo rechazo del público, como en el caso de Europa, los
gigantes genéticos están re-enfocando la
orientación de sus productos, para hacerlos más
vendibles: gracias a a la combinación de varias
características genéticas en una misma semilla,
están intentando colocarle características
atractivas para el consumidor: mejores condiciones nutritivas,
agregando vitaminas o
directamente nutriceúticos, es decir incluyendo vacunas en
bananas, etc. Esto no quiere decir que eliminen las
características anteriores: las están
sumando.
Y para que estas nuevas condiciones se manifiesten, los
productores tendrán que usar otros químicos, que
junto a la característica buscada, activarán por
ejemplo, la esterilidad, etc. Seguramente la única forma
de que cualquier productor aplique un químico que
esterilizará sus semillas, ya que no lo hará
voluntariamente.
Este tipo de manipulaciones abre las puertas a la
utilización de estos cultivos como armas
biológicas, ya que podrían contener
características nocivas – o simplemente suicidas-
que sólo fueran activadas por inductores externos, por
ejemplo fumigación, calor, etc, y
que podría estar latente y ser activada en un momento
determinado, en situaciones de conflicto.
Este tema, que parece lejano a nuestra realidad
cotidiana, está siendo discutido actualmente como peligro
real, en el marco de la renegociación de la
Convención sobre Armas Tóxicas y Biológicas
de Naciones Unidas y
en el marco del Convenio sobre Diversidad Biológica de
Naciones Unidas, que en su V reunión en Nairobi, en mayo
2000 acordó recomendar la adopción
de moratorias para prevenir el uso comercial de estas
tecnologías.
Impactos en la salud
Luego de varios años de países
dónde se ha liberado transgénicos, empiezan a
acumularse los datos
experimentales sobre los impactos que éstos pueden
tener.
Algunos problemas de
los transgénicos para la salud son aplicables a todos los
tipos de transgénicos, otros dependen del tipo de
modificación que se haya hecho. A continuación
siguen algunos de los efectos negativos potenciales más
conocidos
Recombinación de virus y bacterias dando
origen a nuevas enfermedades.
La abundante utilización de virus, bacterias y
plásmidos, todos los cuales tienen un alto potencial
recombinatorio, es decir, de seguir intercambiando material
genético con otros microorganismos incluso dentro de
nuestro propio organismo, ha dado como resultado la
creación de nuevas cepas patógenas de enfermedades
existentes (más resistentes) o de nuevas
enfermedades7. La difusión de
transgénicos puede estar colaborando activamente al grave
problema del surgimiento de nuevas cepas resistentes de
enfermedades antes controladas, como la tuberculosis y la
malaria, y no se descarta la teoría
del surgimiento de enfermedades nuevas como el ébola,
hantavirus o VIH a partir de recombinación de retrovirus
que estaban latentes.
Más común y por eso de alta gravedad, es
la recombinación de bacterias E-Coli, que por su
abundancia y velocidad de
reproducción son muy usadas en las operaciones de
transgenia. Además, anteriormente eran fácilmente
controlables con muchos antibióticos. El surgimiento de
cepas resistentes a antibióticos es un motivo de honda
preocupación en círculos médicos, incluso se
cuenta entre las causas principales de la iatrogenia
hospitalaria. Existe, por ejemplo, una cepa de E-Coli que es
resistente a 31 antibióticos, y en este momento
sólo es sensible a la kanamicina. Esto, no ha inhibido que
la resistencia a kanamicina sea uno de los marcadores que se
están utilizando en los procesos de
ingeniería genética.
Transferencia de la resistencia a
antibióticos.
La mayoría de los cultivos Bt, -como el
maíz Bt-176 de Novartis, aprobado para experiencia de
campo en Uruguay–
tienen un gen marcador que produce resistencia a
antibióticos. El investigador Patrice
Courvalin8, del Instituto Pasteur de Francia,
demostró que éste y otros genes marcadores
similares, pueden trasmitir la resistencia a antibióticos
a quienes consuman estos productos, e incluso a los humanos que
consuman animales que hayan sido alimentados con pienso
transgénico.
Este estudio, fue suficiente para que Francia
–después de aprobado y en ensayo de campo- retirara
del mercado y de sus campos todo los cultivos que tuvieran genes
marcadores de resistencia a cualquier
antibiótico.
Generación de alergias
En general, las alergias, así como la resistencia
a antibióticos, son problemas que han aumentado en forma
exponencial, por lo que son tema de preocupación de la
mayoría de los organismos de Naciones Unidas relativos a
la salud.
Si bien no se puede demostrar una relación
causa-efecto directa, el York Nutrition Lab. de Inglaterra, en
1999 incluyó por primera vez a la soja entre los 10
alergénicos mas probables en la alimentación. La soja
nunca antes había sido considerada un alergénico, e
incluso era usada como sustituto de otros alimentos considerados
origen de alergias. El York Nutrition Lab. declaró, que el
único cambio que
veía (la única variable con respecto a años
anteriores) era la utilización de soja transgénica.
Posibles explicaciones podrían ser la diferencia de
ordenamiento en la secuencia cromosómica, la
generación de moléculas o interacciones
desconocidas, o el aumento de residuos químicos presentes
en el grano que va al consumo.
Por otra parte, se ha comprobado a nivel de laboratorio,
que si la transgenia se efectúa con elementos
alergénicos –por ejemplo genes provenientes de
nueces o pescado- los consumidores reaccionan al alimento con la
misma alergia que ya tenían previamente frente al
organismos donante del gen. O sea, la alergia era pre-existente,
pero la gravedad del tema es que el que los está
consumiendo no conoce, hasta que aparece la alergia, qué
otros ingredientes estaban presentes en sus alimentos. Ni
siquiera en los pocos casos en que se está proponiendo el
etiquetado de productos transgénicos, se está
proponiendo este nivel de detalle, porque no necesariamente se
exige que el etiquetado de cada uno de los ingredientes sea
reproducido en el producto
final.
Mayor nivel de residuos tóxicos en los
alimentos.
Según un estudio realizado por la empresa
Biotest en Australia en 1998, la soja RR trasgénica,
contiene un nivel de residuos de hasta 200 veces mayor de
glifosato. El test fue
realizado como parte de los controles de rutina sobre niveles de
residuos permitidos. Se compararon 8 marcas de
alimentos para bebés y se encontró que 2 de ellas
(de las marcas Wyeth y Heinz) tenían porcentajes de
residuos 200 veces mayores que los otros, y que ambas eran las
únicas que habían utilizado soja RR
transgénica. Actualmente, se sabe y ha tenido que ser
aceptado hasta por las propias empresas, que el nivel de residuos
tóxicos presentes en los procesados finales que tienen
como ingredientes cultivos transgénicos resistentes a
agrotóxicos es mucho mayor.
Esto es por el modo de aplicación, ya que como el
cultivo es tolerante al herbicida y no muere, se aplica una gran
dosis al comienzo, lo cual produce un efecto acumulativo. Si bien
se podría argumentar que la presencia de mayores residuos
no es un efecto directo de la transgenia, de hecho lo es, porque
si no fuera modificada, la propia planta moriría ante la
aplicación de tales volúmenes de
herbicidas.
Efectos desconocidos y no previsibles, incluso
mortales
Al hacer la modificación genética, hay un
alto nivel de incertidumbre, porque las técnicas
utilizadas no son precisas. El nivel de imprecisión no
permite, por ejemplo, controlar la ubicación del nuevo gen
en la cadena cromosómica o la acción de los
"restos" de genes que pueden quedar en la célula del
organismo anfitrión, dentro o fuera del
núcleo9. Estos pueden recombinarse aún
estando fuera del núcleo La totalidad de interacciones a
nivel celular y molecular permanecen aún desconocidas en
alto grado, y la manipulación genética trabaja
sobre esa ignorancia.
Los impactos son impredecibles, y el efecto más
drástico fue la utilización de un triptofano
transgénico en Estados Unidos a principios de los
90. El triptofano es un suplemento alimentario, de venta
común en su versión no transgénica. Las
empresa japonesa Showa Denko produjo triptofano
transgénico con una bacteria, y no se detectó en
laboratorio ninguna diferencia con el triptofano no
transgénico que ya se consumía. Se puso a la venta,
pasando por los controles de las agencias
estadounidenses.
Murieron 37 personas y 1500 quedaron con secuelas graves
permanentes. Se comprobó posteriormente que fue efecto de
la ingestión de triptofano transgénico, ya que
éste había generado una molécula
tóxica, que no se detectó en las cantidades que se
analizaron en laboratorio. No hay aún explicación
de porqué se generó esta molécula. La
empresa fue a juicio por mas de 2.000 millones de dólares
por parte de las familias de los
afectados10.
Este tipo de fenómeno podría estar
ocurriendo con otros productos, pero seguramente es mucho mas
difícil de comprobar, ya que no brindan un ejemplo tan
evidente como la ingestión de triptofano. Existen informes de
que algo así podría estar ocurriendo con el
aspartame11, que está probando tener muchos
efectos adversos y no se sabe a que se deben. La empresa que lo
fabrica, Nutrasweet, es propiedad de Monsanto y no ha querido
aclarar si los ingredientes que utiliza para la
sintetización del aspartame son o no
transgénicos.
7. Efectos secundarios de
farmacéuticos transgénicos.
Las empresas productoras de insulina humana
transgénica han usado este producto como mascarón
de proa de las bondades del uso de la ingeniería
genética. Alegan que de esta forma se evita el sacrificio
de animales, de cuyos órganos se extrae la insulina de
origen animal que utilizan los diabéticos. Este
último argumento es totalmente fútil, ya que la
insulina animal es un producto de desecho de los mataderos, que
ni siquiera son consumidos en Uruguay o Argentina -que son los
países donde se consumen más órganos
internos de cerdos y vacas, en el mundo.
Aparte de esto, declaman que es 10 veces más
barato producirla, pero, sin embargo, los diabéticos que
la utilizan la tienen que pagar más cara que la insulina
animal. Bueno, por lo menos es diez veces más lucrativa
para las empresas productoras.
En mayo de 1999, la Asociación Diabética
Británica, dio a conocer un informe realizado en 1993,
donde unos 15.000 miembros de dicha asociación (10% de sus
miembros) denunciaban diferentes grados de molestias desde que
cambiaron a insulina transgénica. Los cambios reportados
van desde que no hace efecto o efectos secundarios ligeros como
mareos o dolores de cabeza hasta casos muy graves como la
ausencia de síntomas en presencia de hipoglicemia y de
entrada a coma diabética. Consideremos que este informe
abarca solamente a aquellos que lo reportaron. Por ejemplo,
muchos de los que no advirtieron la falta de síntomas de
coma diabético, por fuerza no lo
pudieron reportar porque murieron. Este informe fue publicado en
1999, porque una alta jerarquía de la Asociación
sufría síntomas y buscó fuentes de
información, descubriendo que este informe producido
en 1993 no había sido publicado porque las multinacionales
que fabrican edulcorantes, insulina y otros insumos para
diabéticos están entre los principales12
patrocinadores de la Asociación.
Por otra parte, ya han habido varias víctimas
fatales de terapias genéticas. Sobre los riesgos de las
terapias genéticas existe un documento reciente (diciembre
1999) que fue elaborado por encargo del gobierno noruego
cuyo título nos dice mucho de la situación en el
tema: "Un huerfáno en la ciencia:
riesgos ambientales de las vacunas modificadas
genéticamente"13
8. Impactos sobre el
medioambiente y la agricultura
Transferencia de la propiedad transgénica a
cultivos nativos, criollos o plantas silvestres
emparentadas.
Las cultivos de polinización abierta, ( por
ejemplo a través de diseminación de polen por
insectos o por el viento) se cruzan con otras plantas nativas o
silvestres emparentadas y le transmiten la característica
transgénica. En el caso de resistencia a herbicidas, crean
"malezas" resistentes a los mismos herbicidas que se
suponía iban a combartirlas, generando
"superinvasoras".
Esto, además de ser lógico en la
teoría, se ha comprobado en la realidad, y particularmente
con el maíz y la colza. En Dinamarca, fue motivo de
moratoria inmediata, ya que hubo un "escape" de colza que se
cruzó con plantas emparentadas consideradas malezas. En
Escocia se comprobó cruzamiento de colza
transgénica a 2,5 km de la plantación. En mayo del
2000 se descubrió que la introducción y cultivo
ilegal de colza transgénica en Europa contaminó un
enorme porcentaje de colza nativa. Suecia y otros países
europeos ordenaron la destrucción de cultivos para evitar
la propagación.
Los ensayos de
maíz transgénicos en América Latina, aunque
no sean para su venta comercial, se están realizando en su
gran mayoría a campo abierto, vecinos a otras plantas de
maíz no transgénico en ensayo o incluso de campos
de producción aledaños. Es dable suponer que ni el
viento ni las abejas podrán leer que no deben polinizar en
esos ensayos y que no deben trasmitir esa información a
mazorcas vecinas, por lo que el riesgo de
contaminación genética existe, y es
aún más grave en los centros de origen y diversidad
del maíz, como México.
Transferencia horizontal
La transferencia horizontal de información
genética es la que se da entre especies no relacionadas
directamente entre sí. Este es un fenómeno que se
da a nivel vegetal en forma natural, ejemplos de esto son la
cruza de arroz (Oryza sativa) con la maleza Oryza.perenis , la
cruza de maíz (Zea Mays spp) con teocintle (Zea spp), o
entre diferentes especies de eucalyptus y entre
cucurbitáceas. Esto flujo genético explica parte de
lo mencionado en el punto 1.
A nivel de plantas transgénicas se ha comprobado
, entre otras especies, la transferencia horizontal entre colza
(Brassica napus) y rábano silvestre (Raphanus
raphanistrum), entre remolacha (Beta vulgaris) y remolachas
silvestres, entre trigo (Triticum aestivum) y la invasora
Aegilops cylindrica, entre sorgo (Sorghum bicolor) y sorgo de
alepo (Sorghum halapense).
Pero también se han relatado casos de
transferencia horizontal entre plantas transgénicas y
bacterias o virus del suelo.
El riesgo de transferencia horizontal es mayor cuanto
mayor es el número de transgénicos en el
ambiente14
Muerte de insectos no objetivo.
Los cultivos "Bt" fueron modificado con los genes de la
toxina de Bacillus Thuringiensis, que es una bacteria que es
tóxica para la mayoría de las orugas de
lepidópteras (que son las mariposas que primero son
orugas).
El Bt se viene usando en su forma natural (como spray o
polvo) desde principios de siglo, como control biológico,
incluso por los agricultores orgánicos. Sin embargo, al
incorporarlo a la información genética de la
planta, la toxina es cientos de veces más potente y
está presente durante todo el período de
crecimiento. Por esta razón, el potencial tóxico es
mucho mayor, e incluso, estudios recientes15
demostraron que sigue activo en el suelo por mas de 240
días.
Esto afecta tanto a las orugas consideradas plaga, como
a los insectos benéficos que viven de ellas –los
hambrea- y a todas las lepidópteras que estén por
alrededor, produciendo desequilibrios en la cadena alimentaria y
en los sistemas de
control biológico que pudieran existir en la zona. No
olvidar que además, la planta pasa esta propiedad a otras
de su misma u otra especie, y los efectos se expanden y
reproducen.
En un estudio de 1999, la Universidad de
Cornell16, demostró que el viento podía
llevar el polen de maíz Bt y depositarlo sobre hojas de
otras especies, (o sean sin siquiera cruzarse) con efecto
tóxico en 46% de las orugas de las mariposas Monarca que
comieron de esas hojas, y que no tienen ninguna relación
directa con los campos de maíz. El experimento
demostró que los cultivos Bt afectan a otras especies no
objetivo, y que alcanza con sólo el polen -que por tanto,
es tóxico- y que puede desplazarse a distancias mucho
mayores que las pensadas.
Generación de resistencias
El uso masivo de determinados productos, sea la toxina
del Bt, como el uso de glifosato u otros herbicidas, está
generando resistencia en las plagas y malezas a las que se
propone combatir, en forma mucho más acelerada de lo que
se pensaba. Ya se han encontrado numerosas poblaciones de orugas
resistentes al Bt, por lo que las propias empresas recomiendan
plantar un máximo de 60% de esta planta
transgénica, para crear zonas de refugio. Sin embargo,
esto se ha mostrado totalmente ineficiente, ya que los insectos
que crecen en los refugios no maduran sexualmente al mismo
tiempo y por
tanto no se cruzan. (Universidad de Cornell, 1999).
El nivel de toxicidad permanente y el peligro de
generación de resistencias
es tal, que los cultivos Bt se registran en Estados Unidos como
plaguicidas, no como cultivos.
En el caso del glifosato han aparecido resistencias en
ryegrass17, y en Australia en el ballico annual, que
es una de las malezas más comunes.
Irreversibilidad y desconocimiento
Otro de los impactos muy importantes, es que los
transgénicos son organismos vivos, es decir, se reproducen
en forma autónoma e independiente en el medio ambiente,
incluyendo en los seres humanos. A diferencia de, por ejemplo, el
uso de agrotóxicos, que son muy dañinos, pero
tienen un efecto sobre determinado grupo que los
consume o sobre áreas geográficas determinadas, los
transgénicos, una vez liberados al ambiente, no pueden
volver atrás ni ser "recuperados".
No existen estudios ecológicos de los efectos de
los transgénicos, es decir del efecto de éstos en
relación a las múltiples interacciones en el
medioambiente.
9. ¿Cómo
sabemos lo que hay en América Latina?
Hay diferencias en cada país, como el caso obvio
de Argentina, y el caso bastante extremo de México, (por
su pionerismo en comenzar los ensayos desde fines de los 80 y por
el espectro de cultivos en ensayo, de los cuales la
mayoría tienen centro de origen o diversidad en
México) pero los demás conservan ciertos rasgos
generales. Lamentablemente no es posible saber directa y
certeramente si hay o no transgénicos.
A nivel de cultivos, ya mencionamos los
transgénicos que están en campo. No hay una forma
de detectar si un cultivo es transgénico o no por simple
observación. En el caso de los cultivos
resistentes a herbicidas, (la mayoría, como ya nombramos)
es posible comprobar que son transgénicos, si ante la
aplicación o fumigación no mueren. En efecto, no
existen cultivos no-transgénicos que sean resistentes a
dosis grandes de herbicidas.
El caso de los tomates "larga vida" es una interrogante
en muchos países de la región, ya que este
difundido e insípido tomate de
maduración retardada ha sido logrado en muchos eventos a
través de hibridación convencional, pero
también a través de la ingeniería
genética. En el este último caso, se ha hecho
manipulación intraespecífica, es decir con otros
tomates, o en un caso invirtiendo un gen dentro del propio tomate
y por tanto, muchos no lo llaman "trans"-génico, porque
los genes provienen de la propia especie. Sin embargo, la
utilización de bacterias y virus que nombramos al inicio,
se utiliza igualmente. En México, centro de origen del
tomate, se han hecho experiencias de campo desde 1988 con tomates
manipulados genéticamente.
A nivel de los alimentos procesados, es muy
difícil saber lo que contienen, en parte porque la
información general al consumidor en este aspecto es
deficiente, pero también por la lucha enconada que han
llevado las multinacionales biotecnológicas para evitar el
etiquetado.
Sin duda, muchos de los productos que consumimos
contienen elementos transgénicos. El caso más
frecuente es el de la soja, que se encuentra como ingrediente en
aproximadamente el 70% de los alimentos que se compran en los
supermercados. Aparte de los que declaran el contenido de soja,
como varios jugos de frutas, los derivados de la soja son
utilizados en helados, panes, galletas, conservas de pescado,
mermeladas, dulces y muchos otros productos. El país de
origen nos dice bastante sobre si la soja es
transgénica.
Según cifras de 1998, Estados Unidos produce el
50% de la soja en el mundo, Brasil el 18% y
Argentina el 12%. El resto se divide entre China y
Japón.
Brasil es el único país del mundo que puede
garantizar que la soja que produce no es transgénica,
debido a la fuerte lucha de sus organizaciones
sociales (consumidores y productores ecologistas) y ambientales,
que han impugnado, ganando incluso en tres instancias legales, la
apelación contra la liberación comercial de la soja
transgénica autorizada por el gobierno federal. En Rio
Grande do Sul, Brasil, el gobierno del estado lo ha declarado
"zona libre de transgénicos".
Tanto en EE.UU. como en Argentina, la soja
transgénica es más del 70% de su producción.
El maíz y la colza también ocupan un lugar
preponderante en su producción, a los que se suman
volúmenes importantes de producción de esos
cultivos en Canadá. Como Europa decretó moratoria
total a los transgénicos -y además realiza
controles de las importaciones–
esos países han volcado su producción
transgénica al resto del mundo.
El nivel de información y debate
público de estos temas es escaso o inexistente y se ha
originado, con poquísimas excepciones de algunos centros
universitarios, en iniciativas de organizaciones de la sociedad
civil.
A nivel del consumo de alimentos y farmacéuticos,
la desinformación con respecto al posible origen
transgénico es total, tanto referido a la
producción interna como a los productos
importados.
10. Protocolo
internacional de bioseguridad
Pese al fuerte trabajo de las
multinacionales y los países productores de
transgénicos para impedirlo, a fin de enero del 2000 se
aprobó en Montreal el llamado Protocolo de Cartagena sobre
seguridad de la
biotecnología.
La elaboración y firma de este protocolo estaba
prevista desde el origen de la firma del Convenio sobre
Diversidad Biológica, surgido en la Cumbre de la Tierra de
Naciones Unidas en 1992.
El protocolo solamente regula los movimientos
transfronterizos de organismos vivos modificados, y nada dice de
las regulaciones nacionales.
Los países productores de transgénicos,
con Estados Unidos (que ni siquiera es parte del Convenio sobre
Diversidad Biológica) y Canadá a la cabeza, se
dedicaron desde sus orígenes a sabotear la firma del
protocolo y a vaciar sus contenidos en forma sistemática,
colocando los intereses de lucro de las empresas por arriba del
interés
incluso de sus propias poblaciones. En lo que se pensaba que
sería la negociación final a principios de 1999 en
Cartagena, conformaron el llamado "Grupo de Miami" constituido
por Estados Unidos, Canadá, Australia, Argentina, Chile y
Uruguay.
Sin detallar, porque no es el tema de este
artículo, el Grupo de Miami se opuso, entre otras cosas, a
la inclusión en el protocolo del principio de
precaución, a tener en cuenta los riesgos a la salud
humana, a la inclusión en el ámbito del acuerdo de
los productos farmacéuticos y todos los productos
derivados, a que los países tuvieran derecho a
información previa amplia y detallada, a que tuvieran que
dar su consentimiento por escrito, al etiquetado explícito
de los productos modificados. Además peleó todo el
tiempo para que el protocolo estuviera subordinado a los acuerdos
de la Organización Mundial de Comercio, y a que
éste rigiera en caso de disputas.
El protocolo se firmó y pese al enorme
vaciamiento de que fue objeto, tiene algunos puntos interesantes,
como la inclusión del principio de precaución y la
posibilidad de que los países importadores puedan rechazar
cargamentos de transgénicos basados en este principio, que
básicamente dice que frente a la duda sobre los riesgos,
mejor abstenerse. Pero, gracias a las presiones del Grupo de
Miami, el ámbito se redujo hasta abarcar sólo
organismos vivos, o sea, de hecho, solamente semillas para
siembra y animales vivos, porque todos los derivados están
excluidos e incluso las semillas que no sean para siembra sino
para procesado en alimentos o forraje, tienen un proceso de
información y consentimiento previo sumamente
débil.
Sigue pendiente la necesidad de información y
debates públicos para que este tema pase a ser de control
social. El tema de la información sobre los alimentos y
otros productos sigue siendo una importante deuda
pública y a la salud.
En forma inmediata, es posible evitar el consumo de
productos transgénicos en cierta medida, rechazando
productos de origen de los principales países productores
(EE.UU, Canadá, Argentina) Los productores del país
pueden rechazar el uso de este tipo de semillas.
La introducción de esta tecnología, vuelve
a mostrar la necesidad de los mercados locales,
donde se pueda manifestar la solidaridad entre
consumidores y productores, y se puedan tejer relaciones
solidarias para obtener productos sanos y libres de
químicos u otras contaminaciones.
Es tarea posible y de todos detener estos desarrollos
equivocados y promover otros que afirmen el control social de la
tecnología y las prioridades de investigación junto
a la capacidad de la sociedad para
autoorganizarse y satisfacer las necesidades de todos y todas,
con un acceso socialmente equitativo a los recursos
naturales y teniendo en cuenta nuestro medio ambiente y sus
posibilidades.
Notas
Silvia
Ribeiro es parte del Grupo ETC,
Informe de Investigación "Too early maybe too
late" , por Dr. Terje Traavik, 1999:1 para la Dirección de Gestión
Ambiental, Noruega
Datos de RAFI tomados de Clive James, "Global Review of
Transgenic Crops: 1998", EE.UU.
Información basada en investigaciones
de RAFI, Rankings agroquímicos de AGROW y SCRIP
Pharmaceutical League Table, diciembre 1999. Este cuadro,
válido hasta enero del 2000, ya cambió debido al
anuncio de la fusión de BASF con American Home Products,
que entrarán entre los cinco principales.
"Evidences of the magnitude and consequences of the
Round Up Ready Soybean Yield Drag on University Based Varietal
trials in 1998." Dr. Charles Benbrook, Sandpoint, Idaho. Ag
Biotech Infonet Technical Paper 1, Julio 1999. Se puede obtener
el informe completo en http://www.biotech-info.net
Para una información más extensa, ver RAFI
Communique "Tecnologías Traitor", enero-feb 1999, y la
actualización en el comunicado de prensa "Terminator en el
Campo", ambos en http://www.rafi.org
Las experiencias de Novartis con este tipo de
tecnología, son para disminuír la resistencia
natural de las plantas a enfermedades, impidiendo que ésta
se manifieste sin la aplicación de un químico
externo.
Dr. Terje Traavik, op.cit.
P. Courvalin. Plantes transgéniques et
antibiotiques. Les OGMs risquent-ils d’aggraver le
problème crucial de la résistence
bactérienne?, publicado en LA RECHERCHE, 309,
París, Francia,Mayo de 1998.
Dra. Mae-Wan Ho, Open University, Inglaterra, Los
peligros de la Biotecnología, publicado en The Ecologist,
Vol.27, No.4, julio/agosto 98.
The tryptophan incident, artículo del Dr. John
Fagan, Noviembre 1997, EE.UU.
Sweetheart Deal, Mark K. Anderson, East Bay
Monthly http://www.alternet.org/PublicArchive/Anderson1015.html
El informe y otros testimonios se pueden obtener en
Diabetics World Website , http://members.tripod.com/diabetics_world.
Ver tambien
http://www.swissdiabetes.ch/~fis2/englvers/bellagio.htm
por casos similares en Suiza.
Informe de Investigación "An Orphan in Science:
Environmental Risks of Genetically Engineered Vaccines", por Dr.
Terje Traavik, 1999:6 para la Dirección de Gestión
Ambiental, Noruega
PLANTAS TRANSGENICAS: Avaliação e
biossegurança, Rubens Onofre Nodari y Miguel Pedro
Guerra –
Prof. Titular – Dep. de Fitotecnia – Universidade Federal
de Santa Catarina, Brasil. Incluye las referencias sobre los
casos de transferencia horizontal citados.
Transgenic plants: Insecticidal toxin in root exudates
from Bt corn, DEEPAK SAXENA, SAUL FLORES y G. STOTZKY, publicado
en Nature, Noviembre 1999
Artículo sobre maíz Bt y mariposas
Monarca, por John Losey, Linda Rayor and Maureen Carter de la
Universidad de Cornell, en Nature del 20 de mayo 1999.
Strategies for Avoiding Herbicide Resistance in
Ryegrasses Research Letter 99-01, Agriculture and Agri-Food
Canada ,
Saskatoon Research Centre, 107 Science Place Saskatoon, SK S7N
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Fuente: Grupo ETC