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Potencialidades del Análisis Institucional en el Perfeccionamiento de las Instituciones de Salud



Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Definiendo las
      organizaciones
    3. La cultura
      organizacional
    4. La participación en las
      organizaciones
    5. Análisis
      institucional
    6. La
      metodología en el análisis
      institucional
    7. Pilar
      esencial de la metodología cualitativa, la
      comunicación
    8. Conclusiones
    9. Bibliografía

    RESUMEN.

    Se impone en la actualidad formar profesionales de la
    salud con un
    profundo humanismo y
    alto sentido del deber, que brinden servicios
    aumentando la calidad de
    vida de la población. El análisis profundo de
    la realidad en este sector, el cuestionamiento y la interpretación constante de lo que en
    él sucede, que repercute directamente en el estado de
    salud y bienestar de las personas que brindan y que reciben los
    servicios; es una necesidad imperiosa para perfeccionar la
    dinámica toda del mismo y potenciar el
    desarrollo de
    personas más preparadas para cumplir sus funciones.

    El Análisis Institucional como alternativa
    teórico-metodológica posibilita el
    conocimiento e interpretación de la realidad a niveles
    micro y macrosociales, por lo que proporciona el acceso a este
    escenario específico necesitado de constantes avances, a
    través de la interpretación de las contradicciones
    existentes entre lo formalmente establecido y las manifestaciones
    de oposición, potenciando el autodesarrollo de la
    organización.

    PALABRAS CLAVES: Cultura, Valores,
    Participación, Análisis Institucional,
    Institución, Analizador, Implicación, Grupo-Sujeto.

    INTRODUCCIÓN.

    El desarrollo la Psicología en los
    últimos años ha facilitado la incursión de
    la misma en diversas esferas de la vida social. Las organizaciones
    del sector de la salud son escenarios de investigaciones
    para esta rama del saber por lo que cada día, quienes las
    realizan se afianzan más en sus estudios.

    La Psicología en esta área ha aumentado a
    medida que las teorías
    y los métodos le
    permitieron al psicólogo capacitarse gradualmente para
    analizar constructivamente, los problemas del
    individuo en
    las organizaciones y poner a prueba sus ideas con la investigación empírica.

    Resulta fundamental para el desarrollo de la sociedad de
    nuestros tiempos, formar profesionales de la salud capaces de
    prestar servicios eficaces, humanistas, encaminados hacia la
    atención integral del hombre,
    teniendo en cuenta que la salud no es solo la ausencia de
    enfermedad sino el disfrute por parte del sujeto del bienestar
    físico, psíquico y social en su medio.

    Analizar la realidad del sector mediante el
    cuestionamiento constante de lo que en él sucede,
    facilitaría formar un personal capaz de
    enfrentar sus tareas con más responsabilidad y propiciar un ambiente de
    relaciones que propicien el respeto a la
    individualidad, la superación y la participación
    activa de los mismos en los objetivos de
    sus organización, llegándolos a
    convertir en propios.

    La búsqueda de contradicciones entre lo
    instituido y lo instituyente en las diferentes instituciones
    posibilitaría el reconocimiento de las mismas por grupos de
    trabajadores que desde su funcionamiento facilitarían
    todos los procesos de
    gestión
    en pos de lograr un clima adecuado
    entre las personas que ahí laboran, siendo así
    partícipes y favorecedores de cambios en función
    del desarrollo institucional y en el aumento de los servicios a
    la población. El Análisis
    Institucional como alternativa teórico-metodológica
    posibilita el conocimiento e
    interpretación de la realidad a niveles micro y
    macrosociales, por lo que proporciona el acceso a este escenario
    específico necesitado de constantes avances.

    El Análisis Institucional que va al
    análisis de las contradicciones existentes entre los
    modelos de
    acción
    posibles, las normas de
    acción impuestas y sancionadas y los modos de
    acción simplemente deseables; tratando además
    aspectos como autogestión, desarrollo de la
    autonomía, facilita el estudio detallado de los valores
    presentes en la cultura de las
    instituciones en las que se adentre la propuesta de
    análisis, así como la gestión de aquellos
    que estuvieran ausentes y pudieran propiciar un mejor
    funcionamiento.

    Para ello los psicólogos se valen de la metodología cualitativa que resulta muy
    útil al centrar su atención en la subjetividad de
    las personas, siendo de vital importancia el contexto donde se
    enmarcan. Además se distingue por ser especialmente
    flexible y abierta mostrándose como un proceso
    activo, sistemático, riguroso, de indagación
    dirigida.

    El Análisis Institucional es una de las opciones
    teórico-metodológicas que se apoyan en la
    metodología cualitativa, y resulta de gran valor por el
    énfasis que hace en los aspectos simbólicos, y por
    la integración en su objeto de
    estudio-acción de los niveles micro y
    macrosociales.

    Teniendo en consideración los aportes del
    Análisis Institucional se pueden determinar las
    principales contradicciones existentes en las diferentes
    instituciones entre lo formalmente instituido y las
    manifestaciones de oposición, lo instituyente; que traen
    consigo una cultura con características específicas
    donde por ejemplo se carece del valor
    participación.

    Los trabajos realizados con grupos, facilitan cumplir
    con los objetivos de análisis de la realidad e
    intervención en la misma, facilitando la
    conformación de un grupo-objeto que deviene en
    grupo-sujeto, autogestor de cambios, transformador de su
    realidad, de la cultura específica de la
    institución en análisis.

    DESARROLLO.

    DEFINIENDO LAS
    ORGANIZACIONES.

    Por naturaleza el
    individuo tiende a vivir, actuar y trabajar en sociedad,
    surgiendo así la orientación hacia la
    organización. Las personas durante la mayor parte de la
    vida son partícipes de alguna organización: una
    escuela, un grupo
    de teatro, una
    universidad,
    una
    empresa.

    Los individuos y las organizaciones están
    ''encadenados'' en un continuo proceso de mutua interacción, son difíciles de
    separar. Las organizaciones permiten satisfacer variedad de
    necesidades y a su vez reciben insumos en forma de personas.
    Están además influidas por la manera de pensar y
    sentir de sus participantes. En la medida que exista mayor
    conjugación personas-organizaciones, mayor será la
    probabilidad
    de éxito
    de estas.

    Son numerosas las ciencias que
    abordan la problemática de las organizaciones persiguiendo
    optimizar relaciones
    interpersonales en estos contextos. Para realizar estos
    análisis ha sido fundamental el abordaje de la cultura y
    los valores, de manera que hoy se observa a la
    organización como forma de expresión de la conciencia
    humana, y se focalizan sus aspectos subjetivos,
    ideológicos, simbólicos, lo cual permite la
    comprensión de esta como sistema social,
    reconociendo su potencialidad como contexto desarrollador, tanto
    en el orden económico como personal.

    Todas independientemente de su naturaleza, presentan
    elementos que las identifican y las hacen únicas en su
    tipo.

    El carácter singular y particular de las
    organizaciones está muy relacionado, con el hecho de que
    las mismas tienden a atraer y conservar a individuos que parecen
    aceptar el conjunto de suposiciones, creencias, valores y normas
    (únicos e irrepetibles) que se encuentra presente en todas
    partes, envolviendo y afectando todo lo que ocurre en la empresa, es
    decir, la cultura de la organización.

    Se puede citar cómo todas persiguen una meta
    específica y por tanto, un programa para
    llegar a ella, así como adquirir y distribuir los recursos
    necesarios para llevarlo a cabo. Además las organizaciones
    no pueden subsistir solas, están inmersas en un ambiente
    donde unas necesitan de otras.

    Las organizaciones constituyen un elemento indispensable
    de la vida civilizada: permiten el desarrollo de la sociedad,
    posibilitan a las personas lograr metas que no podrían
    realizar individualmente y asegurar la continuidad del
    conocimiento. Son importantes porque reflejan ciertos valores y
    ciertas necesidades aceptadas culturalmente.

    Principalmente las organizaciones relacionadas con el
    sector de la salud persiguen objetivos altamente humanos
    relacionados no solo con el mantenimiento
    de la vida de las personas sino con el aumento del bienestar de
    las mismas.

    La definición que propone Schein (1970), donde se
    entiende la organización como la coordinación racional de cierto
    número de personas o actividades de algunas personas que
    tratan de llegar a un objetivo
    común y explícito, es decir; persiguiendo una misma
    finalidad mediante la división de funciones y del trabajo, a
    través de una jerarquía de autoridad y
    responsabilidad; es la asumida por la autora del presente trabajo
    para llevar a la práctica el Análisis Institucional
    en áreas del sector de la salud.

    Independientemente de ser sumamente abordado el
    término organización por diferentes autores, la
    anterior definición presenta los elementos más
    elaborados para la comprensión del tema.

    Esto implica que las organizaciones son complejos
    sistemas con un
    alto nivel de integración entre sus partes, lo que
    garantiza la sobrevivencia y el mantenimiento de su estabilidad
    interna. La organización debe considerarse como un sistema
    abierto, en interacción con el ambiente, que está
    recibiendo constantemente materia prima,
    personas; utilizando esa energía humana y no humana para
    trasformarla en productos o
    servicios.

    Desde esta perspectiva, la relación entre el
    individuo y la organización, debe ser comprendida en su
    carácter activo y de influencia mutua, en la que se
    produce una especie de intercambio recíproco que sirve
    para establecer lo que se ha denominado Interrelación
    Psicológica Eficaz. Schein (1981).

    En la definición asumida se trata
    específicamente la organización formal (definida
    posteriormente) donde se coordinan las actividades, no las
    personas. Sin embargo, no por ello quedan las personas exentas en
    dicha concepción, pues la coordinación implica
    interacción entre sujetos, comunicación, liderazgo,
    motivación.

    Según el grado de su estructuración, las
    organizaciones pueden ser formales e informales. La
    organización formal tiene una estructura que
    puede ser precisada en términos de relaciones de
    autoridad, poder,
    subordinación y responsabilidad. La estructura puede
    también definir los canales a través de los cuales
    fluyen las comunicaciones.

    Se precisan claramente los cargos para cada miembro y
    hay una jerarquía de objetivos, con un orden y control preciso
    de aspectos como el status, la remuneración, el prestigio,
    la graduación. La participación de sus miembros es
    consciente y dentro de un espacio generalmente abierto. Ejemplo
    de ello son las entidades públicas, las grandes empresas, las
    organizaciones militares y las universidades.

    La organización informal es débilmente
    organizada, flexible, mal definida y espontánea. La
    participación de sus miembros puede ser consciente o
    inconsciente, e incluso puede crecer con el tiempo, y
    dichos miembros no tienen especificada la naturaleza de las
    relaciones entre ellos, ni los objetivos de las
    organizaciones.

    La naturaleza exacta de las relaciones entre sus
    miembros y los objetivos de la organización es
    inespecífica. Son ejemplo de estas organizaciones las
    amistades y los clubes deportivos, y se convierten en informal
    siempre que sus relaciones y sus actividades sean definidas y
    estructuradas, de la misma forma en que una organización
    formal puede llegar a ser informal si sus relaciones y sus
    actividades, no son reforzadas y pasan a ser sustituidas por
    nuevas relaciones no controladas e
    inespecíficas.

    En fin, una organización y el modo en que son
    seleccionados y formados los miembros y la forma en que es
    dirigida, contribuyen a crear su imagen, la cual
    tiene influencia determinante en la formación de las
    motivaciones, las percepciones y las experiencias que se obtienen
    en la organización, entretejiéndose de una forma
    muy compleja para producir un determinado nivel de rendimiento,
    que da al traste, todo esto en su conjunto, con la cultura
    organizacional.

    LA CULTURA
    ORGANIZACIONAL.

    El análisis de la cultura en el contexto
    organizacional se hace indispensable a la hora de evaluar las
    características de la institución, de querer
    conocer la dinámica de funcionamiento del sistema y las
    leyes que lo
    rigen, al querer conocer la vida misma de la organización.
    El estudio de la cultura, resulta sumamente complejo.

    Dicha confusión radica en que la misma es una
    amplia amalgama de aspectos particularmente enlazados, de acuerdo
    a las singulares características de cada
    organización, y el investigar en este sentido, requiere de
    una movilización de recursos
    humanos, técnicos y un mayor tiempo, para obtener toda
    la información necesaria que garantice la
    fidelidad de tal estudio. Se entiende como cultura organizacional
    los sentidos
    compartidos, los modos de pensar, creer, sentir y hacer cosas en
    el sistema, se encuentren o no formalizados.

    Estos modos sociales de acción están
    establecidos y son aplicados por los participantes, mientras
    pertenecen a los grupos de trabajo, incluyendo formas de
    interacción comunicativa, transmitidas y mantenidas en el
    grupo, tales como lenguajes propios del sistema, liderazgos
    internos o preferencias compartidas. Los elementos propios de una
    cultura específica, singular, se desarrollan en un marco
    de intercambios recíprocos con el medio social más
    amplio.

    La cultura organizacional está considerada como
    un poderoso mecanismo de control. Esta visa a conformar
    conductas, homogeneizar maneras de pensar y vivir la
    organización, introduciendo una imagen positiva de ella,
    donde todos son iguales, escamoteando las diferencias y conflictos
    inherentes a un sistema que guarda un antagonismo y anulando la
    reflexión.

    Por esta razón, el desarrollo constante de una
    cultura que permita la adaptación al presente y la
    asunción de los cambios acaecidos en la
    organización, se convierte en un instrumento de
    actuación imprescindible en la empresa, a fin de
    promover los cambios e introducir nuevas ideas o métodos a
    la gestión
    empresarial.

    Es necesario preparar las mentalidades individuales y
    estructurar las organizaciones, con el fin de que dispongan de la
    capacidad suficiente para captar a alta velocidad, los
    nuevos valores que han de conformar la cultura empresarial y el
    rechazo de aquellos que ya no son válidos para dotar de
    movilidad a la organización.

    La cultura varía con el tiempo, y esta
    variación es además una demostración de que
    el tiempo ha pasado. A los efectos del análisis en las
    organizaciones, la cultura es una marca de
    referencia compartida; son valores aceptados por el grupo de
    trabajo que indican cuál es el modo esperado de pensar y
    actuar frente a situaciones concretas.

    Tratándose de un marco de referencia, la cultura
    no atiende soluciones
    puntuales, pero señala las prioridades y preferencias
    globales que orientan los actos de la
    organización.

    En cuanto a conducta, habla
    de las características, propiedades, tipologías y
    formas de conducirse de los diferentes miembros de la empresa.
    Refleja la imagen de la organización, pues no es
    más que el repertorio de conductas, la manera de proceder
    de una organización en concordancia con los objetivos y
    metas.

    En la cultura prevalecen ritos, pautas y códigos
    que se manifiestan en actitudes de
    las personas en la organización. Estos a su vez reflejan
    valores sustentados en creencias arraigadas tanto en el
    espíritu individual como colectivo.

    El estudio de valores resulta esencial al abordar la
    cultura organizacional. Estos representan la convicción
    básica de una forma de actuar específica (ya sea
    personal o social) y permiten establecer las bases para
    comprender las actitudes, la
    motivación y las expectativas de los individuos.
    Además es vital tenerlos en cuenta para tomar decisiones
    tanto estratégicas como prácticas. Los valores
    identifican los resultados que más esperan los implicados
    en la organización e indican a los miembros de la misma
    cómo deben actuar.

    Cuando los miembros de una organización comparten
    una serie de valores unidos en un sentido común de
    propósito o misión,
    pueden tener resultados extraordinarios para la misma. Para ella
    es importante contar con una base firme de valores primordiales
    en los que tanto la gerencia como
    los demás empleados se puedan apoyar.

    Sin ese núcleo central, la energía de los
    miembros de la organización se disipa en el proceso de
    trazar planes, tomar decisiones, comunicarse y llevar a cabo las
    operaciones,
    pues la gente carecería de un criterio pertinente que le
    sirva de guía. Específicamente las organizaciones
    en el sector de la salud, dirigidas a incrementar la calidad de vida
    de la población, si se carece de principios
    humanistas, de autodesarrollo participativo, de
    autogestión de cambios, puede verse totalmente frenada la
    misión fundamental de esta área, cuyo efectivo
    funcionamiento resulta imprescindible para satisfacer necesidades
    de bienestar de las personas.

    Los valores organizacionales no se forman de una vez y
    para siempre, son factibles de atenuarse con el tiempo o de no
    responder ante un contexto distinto. Son las concepciones de lo
    que es deseado, definen el carácter de la
    organización y le dan un sentido de identidad.

    En su dimensión psicológica el valor no es
    un objeto concreto con
    sus límites
    espacio-temporales o propiedad del
    objeto, sino una determinada relación social que no se
    circunscribe ni al objeto, ni al sujeto pero que-desde el nivel
    organizacional- influye en la determinación de las
    diferentes racionalidades en la organización en tanto
    determinan en gran medida (desde su dimensión subjetiva)
    lo que para los sujetos es o no correcto, deseable.

    Los valores organizacionales, como componentes de la
    organización, se desarrollan también en la
    relación: subjetividad-intersubjetividad
    micro-intersubjetividad macro. Contienen los valores compartidos
    e instituidos desde el nivel macrosocial, y también los
    que constituyen su negación dialéctica, que son los
    generados desde la particularidad de la
    organización.

    La elaboración de un diagnóstico de cultura es complicada,
    debido a la dificultad de estandarización y
    cuantificación de los valores culturales. Resulta que la
    cultura no se identifica con determinadas actitudes o
    comportamientos, sino con los valores que los causan. Es decir,
    es la raíz o la razón de ser, de las formas de
    pensar, de sentir y de actuar, compartidas por los miembros de
    una organización social.

    A pesar de que el término ha sido usado
    profusamente en la literatura sobre administración, generalmente se identifica
    con lo que Shein (1985) ha llamado "manifestaciones visibles",
    por ejemplo:

    • Las regularidades observables del comportamiento.
    • Las normas que se desarrollan en los grupos de
      trabajo.
    • Los valores dominantes de la
      organización.
    • La filosofía que orienta las políticas de una empresa con respecto a
      sus empleados y o clientes.
    • Reglas del juego o
      procedimientos
      que deben ser aprendidos para integrarse a la
      organización.
    • El ambiente o clima que se establece en una empresa
      por la distribución de sus miembros en el
      espacio físico y trato con personas ajenas.

    Schein (1985).señala que la cultura es "un
    modelo de
    presunciones básicas, inventadas, descubiertas o
    desarrolladas por un grupo dado, al ir aprendiendo a enfrentarse
    con sus problemas de adaptación externa e
    integración interna, que hayan ejercido la suficiente
    influencia como para ser consideradas válidas y, en
    consecuencia; ser enseñadas a los nuevos miembros como el
    modo correcto de percibir, pensar y sentir esos
    problemas".

    En el modelo de cultura organizacional propuesto por
    Schein (1985) aparecen ampliamente reflejados tres aspectos
    básicos para la comprensión total de este
    fenómeno, en el que se insertan los valores, y que son
    requisitos primarios de selección.
    Los aspectos que se proponen son los siguientes:

    Nivel 1: Producciones (artefactos
    visibles).

    Es el nivel más visible de la cultura, ya que
    incluye sus producciones y creaciones, las que vienen dadas por
    su entorno físico y social (espacio físico,
    capacidad tecnológica del grupo, lenguaje
    escrito y hablado, producciones artísticas y la conducta
    expresa de sus miembros). Estas producciones no siempre salen por
    cuestionarios, y sí por observaciones abiertas.

    Por otra parte, resulta fácil la observación de artefactos, aun en el caso
    de los sutiles, como la jerarquía expresada por sus
    miembros. Es difícil, en cambio,
    detectar el significado de los mismos, su interrelación y
    los esquemas de fondo que en su caso refleje. Lo que ha dado en
    denominarse enfoque "semiótico" del análisis
    cultural, hace frente a este problema recogiendo los suficientes
    datos sobre la
    manera en que se comunica la gente, lo que permite deducir, desde
    el punto de vista del sujeto integrado, qué significado
    hay que atribuir a la conducta manifiesta, de esta forma los
    significados se van volviendo gradualmente más
    claros.

    Si se desea llegar antes a este nivel de entendimiento,
    cabe intentar el análisis de los valores centrales que se
    derivan de los principios que operan día a día y en
    base de los cuales, los miembros de una cultura orientan su
    conducta.

    Nivel 2: Variables
    comportamentales.

    Este nivel está representado por los principios
    sociales, filosofías, metas y estándares como
    valores intrínsecos. Son difíciles de observar
    directamente, para identificarlos es necesario entrevistar a los
    miembros claves de una organización y hacer
    análisis de contenido de documentos
    formales de la organización.

    Este nivel se refiere a la idea que tiene un individuo
    de lo que debe ser y no exactamente de lo que es en realidad, es
    por eso que un valor puede ser discutido.

    Únicamente los valores que son susceptibles a una
    validez, fundamentación teórica, física o social, y
    que sean útiles para la solución de los problemas
    del grupo, llegarán a convertirse en presunciones. Cuando
    estos comienzan a ser aceptados, se van convirtiendo gradualmente
    en creencias o presunciones para quedar desgajadas de la
    conciencia, volviéndose inconscientes como las
    costumbres.

    El proceso de transformación del valor en
    creencia ocurre a partir de su transformación cognoscitiva
    hasta convertirse en presunción. Este proceso ocurre
    cuando la solución aprendida funciona establemente, lo
    cual significa que es válida y correcta y puede ser
    entendida como reflejo de la realidad organizacional.

    Nivel 3: Presunciones básicas.

    Cuando una solución a un problema, sirve
    repetidamente, queda a la larga asentada. Lo que fue una hipótesis apoyada solo por un
    presentimiento o un valor, llega a ser entendida como una
    realidad. Las presunciones básicas coinciden con lo que
    Argyris (1985) ha identificado como "teorías en uso": las
    presunciones implícitas que realmente orientan la conducta
    y enseñan a los miembros del grupo la manera de percibir,
    pensar y sentir las cosas.

    Las presunciones básicas, al igual que las
    teorías en uso, tienden a ser inconfrontables e
    indiscutibles, ya que si una presunción básica se
    encuentra firmemente arraigada en un grupo, sus miembros
    considerarán inconcebible una conducta basada en cualquier
    otra premisa.

    La conjunción de los tres niveles de la
    definición representa el concepto de
    cultura. La cultura organizacional representa una percepción
    común por parte de los miembros de una
    organización. Reconocer que la cultura organizacional
    tiene propiedades comunes no significa que no puedan existir
    subculturas dentro de una cultura determinada.

    La mayor parte de las organizaciones tienen una cultura
    dominante y muchas subculturas. Una cultura dominante expresa los
    valores básicos que comparte la mayoría, esta se
    refiere cuando se habla de la cultura de una organización;
    es esta visión macro de la cultura la que le da a la
    organización su personalidad
    distintiva. Tampoco significa que se anula la posibilidad de las
    personas de ser autores en el marco de la
    organización.

    De este modo la cultura organizacional, que es el
    conjunto de comportamientos, valores, creencias que comparte un
    grupo, haciéndolo singular, en el proceso de
    enfrentamiento a las condiciones del medio, se transmite a los
    nuevos miembros considerándose válida, o al menos
    lo suficientemente válida, para la consecución de
    los objetivos de la organización y para ser
    ‘’enseñada’’ a los nuevos
    miembros.

    LA PARTICIPACION
    EN LAS ORGANIZACIONES.

    Cuando se aspira a que una organización se
    caracterice por determinada forma de funcionamiento
    suficientemente estable y sobre todo que no sea impuesta
    externamente a los trabajadores, hay que trabajar en
    función de que en esa organización se compartan
    valores que apunten a ese tipo de comportamientos.

    En función de ello, y atendiendo además a
    que es deseable para el funcionamiento efectivo de la
    organización, que los sujetos que a ella pertenezcan
    estén implicados, comprometidos, motivados con su
    actividad laboral, se
    reconoce que son más favorecedores para el desarrollo
    organizacional los valores resaltados por el modelo
    humanístico; relacionados con la concepción del
    trabajo como actividad cooperativa y
    creadora, donde el hombre es
    realmente sujeto de su actividad, y esta se desarrolla en un
    contexto participativo, que contribuye a que el trabajador no sea
    un ente enajenado en su organización.

    Desde esta perspectiva se impone entonces que en las
    organizaciones se comparta el valor participación,
    entendido como la disposición mental y emocional de las
    personas a colaborar con las metas de la organización, (en
    tanto las hacen suyas) y a compartir responsabilidades para su
    logro.

    El desarrollo en las organizaciones de este valor es
    entonces un reto, tanto por la acuciante necesidad de su
    gestión, como por lo difícil que resulta
    realizarlo, en tanto supone cambios culturales: de la
    concepción del trabajador como simple ejecutor, a la
    realidad del trabajador como sujeto de su actividad laboral,
    comprometido con ella y actualizando en ello sus
    potencialidades.

    El involucramiento de los trabajadores es un proceso
    encaminado a dar poder a los miembros de una organización
    para que tomen decisiones y resuelvan problemas de acuerdo con su
    respectivo nivel dentro de la misma.

    Esto se apoya en la lógica
    de que quienes están más cerca de un problema u
    oportunidad, son los más indicados para tomar decisiones
    con miras a lograr un mejoramiento, siempre que pueden considerar
    como propio el proceso empleado para el efecto.

    La participación siempre es para algo y por algo.
    Constituye el resultado de necesidades comunes a todos los
    miembros de un grupo, organización o comunidad, las
    que a su vez guardan estrecha relación con las
    individuales, pero que no en todos los casos tienen que coincidir
    con las comunes.

    En el funcionamiento de la organización la
    presencia de la participación -en tanto valor compartido-
    es un fenómeno contradictorio: algunos la consideran un
    obstáculo en el logro de altos niveles de productividad, e
    incluso aquellos que la consideran beneficiosa, en ocasiones no
    logran incorporarla realmente a su sistema de valores, y aparece
    entonces la idea de que se está siendo altamente
    participativo, cuando en realidad existe una
    pseudoparticipación, o hasta fenómenos extremos de
    manipulación.

    El grado de participación, de los miembros de la
    organización tanto en la planificación como en la
    implementación de metas influye en gran medida en el
    ambiente y en la satisfacción de los grupos de
    trabajo.

    Más que la realización de una tarea, la
    participación significa un involucramiento mental y
    emocional en el que la persona se
    incluye como un todo. De aquí que la simple
    ejecución de tareas o la realización de actividades
    en grupos no determinen en la participación, esta solo
    ocurre cuando la persona se involucra completamente en el proceso
    de lograr las metas del grupo y estas cobran sentido para
    él.

    La participación como valor en una
    organización, refleja posibilidades de decisiones
    más eficaces para un desarrollo próspero,
    así como un comprometimiento más personalizado con
    la misión empresarial por parte de los trabajadores desde
    la realidad práctica actual.

    En su vinculación con el desarrollo, la
    participación constituye un medio para lograr el reparto
    equitativo de los beneficios, y es el elemento indispensable para
    una transportación y modernización autosostenida de
    la sociedad.

    La participación es también interpretada
    como una forma para alcanzar el poder, un medio de
    transformación y acercamiento entre quienes deciden y
    ejecutan. Representa la posibilidad de incrementar y redistribuir
    las oportunidades de formar parte del proceso de toma de
    decisiones, proporcionándole la palabra a aquella
    masa, tradicionalmente guiada por los notables, pero a la que
    ahora se le da la oportunidad de guiar su propio
    destino.

    La mayor parte de las investigaciones sobre el tema
    participación, más que estar encaminadas a su
    conceptualización, se han focalizado en cuestiones
    prácticas sobre su gestión; lo que está dado
    por la necesidad de incorporar este valor en las
    organizaciones.

    Las mismas han demostrado que la participación es
    especialmente favorable en los procesos de integración de
    cambios, ya que tiende a mejorar el desempeño y la satisfacción en
    el trabajo.
    Entre los beneficios más importantes asociados a la
    participación se encuentran:

    • Promover una mejor comunicación
      interpersonal.
    • Disminuir las resistencias
      al cambio.
    • Aumentar el compromiso con la
      organización.
    • Promover una mayor interiorización y
      compromiso con los objetivos de la
      organización.
    • Promover formas más efectivas en la
      solución de conflictos.

    Atendiendo a todos los beneficios que pueden resultar de
    la presencia de este valor en la organización, parece casi
    imposible comprender que no se haya extendido más
    rápidamente, pero es que, demás de la influencia
    nada despreciable del nivel societal, este valor no resulta
    fácil de gestionar por lo que se presentan numerosos
    obstáculos para su funcionamiento. Roque y Peralta (1996)
    han planteado algunos prerrequisitos para su desarrollo en el
    marco organizacional:

    • Tiempo adecuado para participar.
    • Capacidad en los trabajadores para
      participar.
    • Que nadie se sienta personalmente
      amenazado.
    • Necesidad compartida y sentida de
      participar.
    • Base común de entendimiento y
      comunicación (trabajadores-trabajadores,
      trabajadores-dirección).
    • Que se comparta la información dentro de la
      organización.

    Resulta fundamental para la puesta en práctica
    del valor participación en una organización, que
    todos los niveles sientan la necesidad de incorporarlo y se creen
    para ello los espacios necesarios. Además de reconocer la
    importancia de la misma por todos los miembros.

    La participación implica el compromiso mental y
    emocional de las personas de la organización, lo cual los
    alienta a colaborar con las metas de esta (porque las hacen
    suyas) y a compartir responsabilidades para su logro; pues este
    tiene que ser un proceso compartido por todos.

    El compromiso y la participación de la directiva
    tienen que ser explícitos y visibles, pues resulta
    fundamental la posición de la misma para un mejor
    desenvolvimiento de los trabajadores.

    Gestionar el valor participación en la cultura
    organizacional es no solo condición para el desarrollo de
    esta desde la perspectiva económica, es también una
    forma de promover el desarrollo personológico de sus
    trabajadores, al entenderlos como sujetos de su actividad, para
    lo cual tendrán que actualizar y desarrollar sus
    capacidades individuales y de trabajo grupal.

    Desde el análisis institucional, mientras mayores
    posibilidades tengan todos los trabajadores en el centro de
    participar activamente en los procesos que se dan en la empresa,
    más posibilidades tendrá la misma de gestionar
    cambios, analizar los problemas activamente que presentan tanto a
    nivel estructural como funcional y solucionar en alguna medida,
    la contradicción siempre existente
    instituido-instituyente; favoreciendo a la unidad empresarial y a
    cada una de sus partes. Resulta indispensable para un mejor
    dominio de lo
    tratado, abordar los siguientes indicadores en
    relación con el tema.

    Solución de conflictos.

    El conflicto, ese
    proceso que surge cuando entran en contraposición los
    objetivos, metas o métodos de dos o más personas,
    considerado básicamente un problema de percepción
    (porque dependerá de que las partes involucradas lo
    perciban como tal), y que puede ir desde un acto sutil de
    desacuerdo hasta la oposición violenta; es reconocido como
    algo inevitable entre los grupos humanos, y por lo tanto resulta
    inevitable también dentro de las organizaciones. Su
    desconocimiento, al igual que en las personas, conduce a la
    autodestrucción.

    En la organización se dan dos tipos de conflictos
    según Davis y Newstrom (1992):

    • Conflicto interpersonal: (ocurre entre dos o
      más personas) es aquel que constituye un problema para
      muchos, porque afecta profundamente sus emociones. Es
      necesario proteger la autoimagen y la autoestima
      contra el daño
      que puedan ocasionar los demás. Cuando estos conceptos
      de sí mismo se ven amenazados ocurre un serio malestar y
      la relación se deteriora. Algunas veces los
      temperamentos de dos personas son incompatibles y sus
      personalidades chocan, el conflicto nace de las diferencias de
      percepción o de comunicación.
    • Conflicto intergrupal: (se produce entre grupos:
      comunidades, organizaciones, culturas , países). Los
      analistas institucionales, al hablar del conflicto
      institucional plantean que entre los grupos
      intrainstitucionales se producen conflictos que generan
      tensiones entre los miembros, estableciéndose
      principalmente entre quienes dominan y luchan por mantener el
      orden establecido (instiuido) y los que se oponen a mantenerlo
      (instituyente). Por ejemplo si G.T. es el sitio de lo
      instituido, la instancia G.B. es el sitio de un instituyente en
      la medida en que el G.G. produce una negación de lo
      instituido.

    Se dirá que la instancia G.B. es reprimida en
    el grupo real, el agente represor es la instancia G.T, el peso
    de lo instituido. En cierto momento de la crisis,.la
    instancia G.G. pasará de la fase de contenido
    manifiesto, es decir; que el G.B. tomará la
    palabra.

    La instancia G.B, trabajando sobre G.T, crea las
    condiciones de emergencia en un deseo sofocado: su
    manifestación por oposición a una
    reclusión en lo imaginario o en lo insignificante. Al
    mismo tiempo, se ha precisado la noción de habla
    libre.

    Sin embargo, la expresión de un deseo no crea,
    ni mucho menos, las condiciones suficientes para su
    realización. Esta será la tercera instancia, la
    instancia grupo de acción (G.A), tiene como
    función negar la primera negación introducida por
    el G.B. En cierta medida, se ha visto que el G.B va en el
    sentido de una modernización del G.T, y también
    en el de una transformación de G.T en G.B. La tercera
    fase supone que, ya trabajado por el G.B que tiende a suplirlo,
    G.T se transforma en G.A. Estos grupos son capaces de una
    acción en otro lugar fuera de lo imaginario, asumiendo
    su deseo e instituyendo nuevas relaciones sociales sin
    reproducir a espaldas suyas la ideología dominante. Son los
    grupos-sujetos o fundadores de sí mismos a partir de la
    asunción de una ley
    interna.

    El grupo-sujeto se esfuerza por tener un asidero sobre
    su conducta y trata de elucidar su objeto, recuperar su ley
    interna, su proyecto, su
    acción sobre otros grupos; a partir de ese momento, se
    vuelve capaz de marcar una ruptura en los procesos
    identificatorios que crean el no-saber.

    El pasaje a la fase del grupo-sujeto se efectúa
    con la superación de su propia fantasía de grupo;
    entonces se tendrán que descifrar los fenómenos
    que tienden a replegar al grupo sobre sí mismo, los
    liderazgos las identificaciones, los efectos de
    sugestión, los rechazos, los chivos emisarios, etc; todo
    lo que tiende a promover una ley local y formaciones
    idiosincrásicas, con sus prohibiciones, sus ritos, etc.;
    todo lo que tiende a proteger al grupo.

    Cada grupo se propone minar las fuerzas del otro,
    adquirir poder y mejorar su imagen. Los conflictos provienen de
    causas diversas:

    • Distintos puntos de vista.
    • Fidelidad al grupo.
    • Competencia por recursos.
    • Otros.

    A pesar de las características nocivas que
    frecuentemente se relacionan con la idea del conflicto, existe un
    acuerdo relativamente extendido entre los estudiosos del tema en
    considerar que estos, además de resultar inevitables
    dentro de la organización, pueden convertirse en
    oportunidades de cambio, en "fuerzas positivas en el desarrollo
    de la organización"; de ahí que el problema
    fundamental no sea la existencia de los conflictos, sino la forma
    en que estos se manejen.

    En función de ello se distinguen los conflictos
    funcionales y disfuncionales:

    • Conflicto disfuncional: Es aquel que trae, por su
      manejo inadecuado, consecuencias negativas, que muchas veces
      afectan no solo a las partes directamente involucradas, sino
      también a terceros.
    • Conflicto funcional: Es aquel que trae, a partir de
      su manejo y resolución, consecuencias positivas, por
      ejemplo: estimular la creatividad,
      propiciar espacios para la discusión de los problemas,
      fomentar ambientes de autoevaluación y cambio,
      etc.

    Según las estrategias de
    enfrentamiento de los conflictos que se utilicen dentro de la
    organización, estos se convertirán en problemas
    altamente tensionantes y hasta destructivos; o por el contrario,
    devendrán oportunidades de cambio y desarrollo.

    Se han definido algunas de las más frecuentes
    formas de enfrentar los conflictos, según Davis (ctdo en
    Cepeda y Méndez 2000) estas son:

    • Aplanamiento o Evitación (Perder-Perder): En
      ella el conflicto se deteriora al grado que ambas partes, al
      final, están en peor situación que antes de
      él ; las partes involucradas se "alejan" del conflicto,
      lo evitan, tratan de ignorarlo.
    • Suavización (Perder-Ganar): En ella una
      persona (A) sale derrotada y la otra (B) triunfa, ocurre cuando
      una de las partes sencillamente se "pliega" ante los intereses
      de la otra, busca complacer los intereses de la otra parte en
      detrimento de los suyos; más que resolver el conflicto,
      le interesa satisfacer al otro.
    • Imposición (Ganar-Perder): Aquí se
      invierte el proceso; la persona (B) sale derrotada y la otra
      (A) triunfa, pero porque la parte ganadora utiliza estrategias
      para imponer, hacer prevalecer sus intereses, generalmente sin
      importarle los de los demás.
    • Confrontación o Consenso (Ganar-Ganar): Ambos
      sujetos perciben que se encuentran en mejor posición que
      antes de estallar el conflicto, porque lo enfrentan de una
      forma constructiva, tratando de llegar a soluciones que
      resulten mutuamente satisfactorias (al menos en parte). Existe
      preocupación por ambos, así como un interés
      por el impacto que tenga la solución del conflicto. Se
      concentran los esfuerzos en aclarar y salvar las diferencias
      entre las partes, ambas están fuertemente comprometidas
      en la resolución del conflicto en sí. Este es el
      resultado ideal que ha de buscarse siempre.

    Entre las formas más efectivas de enfrentar los
    conflictos se pueden citar:

    • Utilizar estrategias de negociación: Entre ellas se encuentra la
      llamada "confrontación" o "consenso", que indica que las
      partes implicadas trabajen de manera conjunta, aclarando
      diferencias en lugar de imponer criterios, con la premisa de
      llegar a soluciones con las que todos se sientan satisfechos al
      conseguir al menos una parte de sus objetivos. Ninguna de las
      partes del conflicto se sustrae de manera alguna a su
      solución; al contrario, se incorporan de manera activa a
      este proceso.

    El uso de este tipo de estrategia
    supone la existencia de interlocutores reconocidos, la
    aceptación del carácter legítimo e
    ineludible de las contradicciones -al mismo tiempo que su rol
    creador y no sólo perturbador- y finalmente el deseo de
    asumir estas contradicciones y buscar la
    mediación.

    • Aprender a escuchar: Este aspecto -señalado de
      manera especial como recomendación a los directivos-
      implica escuchar empáticamente: esforzarse por
      comprender los criterios y posiciones de las partes contrarias,
      desde una postura flexible, abierta al cambio, con
      disposición a incorporar los argumentos escuchados, y
      respetando totalmente todas las opiniones. (Se plantea que el
      mayor reto para los directivos es: "aprender a escuchar lo que
      no desearían escuchar", o lo que es lo mismo, crear las
      condiciones para la libre circulación de la
      palabra).
    • Reunir la mayor cantidad posible de interesados en
      las discusiones: Las discusiones y enfrentamientos de los
      conflictos en general serán más productivos, en
      tanto las diferentes partes tengan mayores posibilidades de
      participar en su solución. En el caso de las
      organizaciones se debe tratar de escuchar la mayor cantidad
      posible de criterios, lo cual; además de aportar
      posibles ideas para su solución, ayuda a que luego una
      mayor cantidad de personas se sienta comprometida con las
      decisiones tomadas, pues ven reflejados en ellas sus criterios,
      o al menos reconocen que tuvieron oportunidades reales para
      ello.
    • Crear el ambiente adecuado para discutir los
      problemas: Es importante no solo la presencia de las partes,
      sino también crear las condiciones (tanto físicas
      como psicológicas) para que todos puedan aportar al
      máximo en las discusiones que se generen, para que
      la
      comunicación fluya de manera efectiva.

    Entre las sugerencias prácticas al respecto se
    destacan:

    • Escuchar sin interrumpir, con una actitud
      positiva.
    • Proporcionar retroalimentación, de manera que queden
      claros los criterios; que cada parte comprenda (y pueda
      también aclarar) lo que se percibió de sus
      mensajes.
    • Explicar la necesidad de que todos se comprometan con
      la solución que emergerá del proceso de
      discusión.
    • Resaltar la valía de las posibles opiniones,
      la importancia que tendría que todos las
      emitieran.
    • Que los participantes tengan no solo interés,
      sino también la información necesaria sobre el
      tema.
    • Crear un clima psicológico de seguridad,
      no bloquear las ideas, aún cuando exista
      desacuerdo.

    Estos son algunos de los "consejos prácticos" que
    recoge la literatura para manejar constructivamente los
    conflictos en la organización; y que generalmente
    tipifican la forma de manejo de estos en las que comparten el
    valor "participación". Se resume que en dichas
    organizaciones la forma de enfrentamiento de los conflictos
    descansa fundamentalmente en el grupo.

    Toma de decisiones:

    En los sistemas participativos se plantea que la toma de
    decisiones deberá ser lo más descentralizada
    posible: no se trata de abolir el poder sino de compartirlo. Los
    grupos deben tener la posibilidad de desplegar procesos
    autorreguladores de dirección respecto a las actividades
    que les corresponde desarrollar como parte de la
    organización, por lo tanto, deben tener capacidad
    decisoria para ello; de lo contrario "desviarán ese
    potencial regulador hacia la satisfacción de necesidades
    personales y grupales, incluyendo la protección de ambos
    frente al entorno -que entonces considera ajeno y hasta hostil-".
    Alonso (1996)

    En cuanto aquellas decisiones que trascienden los marcos
    del grupo, pero que de alguna manera siempre los va a afectar, se
    considera que de cualquier forma los trabajadores deben tomar
    parte del proceso de toma de decisión; lo cual no debe
    confundirse con dejar hablar a los trabajadores para
    después decidir sin tener en cuenta lo escuchado
    (acción típica de sistemas pseudoparticipativos);
    así como tampoco equivale a que las decisiones solo puedan
    tomarse cuando todos estén de acuerdo con
    ellas.

    Lo importante no es que todos los trabajadores
    estén totalmente de acuerdo con las decisiones, sino que
    todos sientan, comprendan que tuvieron oportunidades reales,
    justas, claras, de influir en su determinación; y que sus
    puntos de vista -al igual que el de todos sus compañeros-
    han sido discutidos y tomados en cuenta con seriedad, lo cual
    redundará en un compromiso con las decisiones tomadas.
    Roque y Peralta (1996)

    Es de vital importancia la incorporación del
    mayor número de las metas organizacionales, -sobre todo
    las más significativas- dentro del sistema de valores de
    sus trabajadores. Es fundamental buscar que la colectividad
    grupal haga suyas las metas más significativas de la
    organización.

    A este particular le llama Weber (ctdo en
    Alonso 1996) proceso de legitimación; quien explica el hecho de que
    los valores incorporados (legitimados) por el grupo, aunque no
    aumentan el interés material del subordinado por la
    obediencia, aunque no hacen la norma necesariamente más
    agradable; sí satisfacen la necesidad de seguir reglas que
    estén de acuerdo con el propio sistema de valores
    compartido por el grupo.

    Por lo tanto la legitimación de cualquier meta es
    algo que -con independencia
    de su formulación explícita o no- se plantea
    siempre como cuestión para todo intento de
    regulación, fundamentalmente cuando se persigue la
    autorregulación.

    Para que este proceso de legitimación transcurra
    lo más eficazmente posible, el procedimiento
    ideal se basa en el principio de la participación, lo que
    contempla no solo la asunción grupal de las metas
    organizacionales, sino también la asunción -o al
    menos el reconocimiento- por parte de la organización de
    los valores y metas grupales, en función de satisfacer las
    necesidades psicosociales de sus miembros y de consolidar el
    compromiso de estos con la organización. Alonso
    (1996)

    Cuando los trabajadores están comprometidos con
    su organización, no solo trabajan mejor, sino que
    vivencian mayor desarrollo
    personal, mayor realización y satisfacción con
    su trabajo, y a la vez disminuyen las resistencias al cambio.
    Resulta comprensible entonces, que sea también beneficioso
    para la organización desarrollar en sus trabajadores el
    compromiso con ella.

    La efectividad del proceso de participación en
    las diferentes cuestiones organizacionales depende en
    demasía del acceso que tengan todos mediante una
    comunicación efectiva, sin imposiciones, a la toma de
    decisiones acerca del destino de su organización, de las
    estrategias a seguir para lograrlo, viendo con ello su aporte a
    los objetivos compartidos.

    ANÁLISIS
    INSTITUCIONAL.

    El Análisis Institucional surge en Francia como
    una corriente de las ciencias humanas, cuestionando profundamente
    las instituciones, tratando de descubrir la acción de lo
    instituido en todas las organizaciones. Profundiza y se sustenta
    en el concepto de transversalidad; que se define por
    oposición a la "verticalidad" (estructura piramidal del
    organigrama) y la
    "horizontalidad" (sociograma de las relaciones más o menos
    informales, más o menos institucionalizadas en los
    diversos grados de la pirámide).

    No busca analizar la comunicación desde el
    enfoque Emisor-Receptor, ni de analizar solamente la estructura
    de poder en una institución, de establecer el sociograma
    latente por detrás del organigrama manifiesto. La
    transversalidad es una dimensión de interpretación
    permanente, continuamente sometida a examen y a renovación
    en la institución.

    Lapassade (2000) explica que la institución no
    puede considerarse como un nivel, porque se la encuentra presente
    en todos los niveles de una formación social. Es el punto
    de articulación entre los grupos y las formas sociales
    denominadas organizaciones, por una parte; y por la otra las
    estructuras
    sociales del Estado, de la
    lucha de clases, los grupos de determinación y
    sobredeterminación que hacen que los hombres estén
    instituidos.

    Lourau (1995) realiza un análisis profundo del
    concepto de institución viéndola como "una norma
    universal o considerada como tal. También se designa
    así al hecho de fundar una familia, crear
    una empresa, fundar un negocio.

    Antiguamente se acostumbraba a decir instituir a los
    niños
    (en el sentido de educarlos). En fin, formas sociales visibles,
    al estar dotadas de una organización jurídica y/o
    material, ejemplo: empresa, escuela o sistema industrial son
    llamadas instituciones. En el lenguaje
    común se emplean sobre todo los términos
    institución escolar o institución religiosa. En los
    demás casos tal vez se prefiera hablar de
    organización, administración, sociedad, firma o
    asociación". Se aprecia que Lorau percibe la diferencia
    entre individuo y establecimiento u
    organización.

    Se entienden las instituciones no solo como los modos en
    que se ordena la vida social, sino los modos estables en que se
    piensa cómo hay que hacer las cosas y eso después
    se plasma en las organizaciones, en cierto modo de organizar las
    cosas.

    Las Instituciones se valen de organizaciones para
    cumplir su cometido. Las últimas se hallan atravesadas por
    múltiples conjuntos de
    normas y valores instituidos culturalmente para cada momento
    histórico social. Los hechos sociales son generalmente
    consecuencia y a su vez antecedentes de cambios de valores y
    formas de organización.

    Lo institucional no tiene una única
    manifestación, no se halla oculto -aunque contenga
    significaciones ignoradas o reprimidas- por sus protagonistas.
    Atraviesa las ideas, deseos y aspiraciones regulando los actos y
    prácticas cotidianas. Una institución es lo que
    está aludido como marco, norma, conducta o
    situación social habitual. Así, para los miembros
    de un grupo pequeño, amplio, organizacional, de poder,
    etc. es "obvio" y claro sobre qué se habla y qué se
    hace: "se sabe" y por consiguiente, no necesita ser explicitado,
    se sobre-entiende, sobre la base de códigos que
    generalmente no se cuestionan.

    En los tres casos mencionados en la concepción de
    Lourau, el concepto de individuo no tiene el mismo contenido,
    sino que es analizado dialécticamente y descompuesto en
    sus tres momentos: universalidad, particularidad y
    singularidad.

    El momento de la universalidad, es según el
    autor, el de la unidad positiva del concepto. En ese momento es
    que el concepto es plenamente verdadero abstractamente,
    generalmente. Su contenido es la ideología, los sistemas
    de normas, los valores establecidos de socialización (instituido). En abstracto,
    el salario y
    la familia son
    normas universales de la sociedad.

    El momento de la particularidad expresa la
    negación del momento precedente. Explica, que en nuestras
    sociedades
    regidas por el trabajo asalariado y el matrimonio, un
    individuo puede ser no asalariado y soltero, sin incurrir en
    sanciones oficiales.

    Concluye que toda verdad general, deja de ser tan
    permanente a medida que se encarna y aplica en condiciones
    particulares; por tanto, no puede confundirse universalidad con
    totalidad, pues la primera traza en sí misma su
    contradicción. Explica además que la sociedad
    funciona bien o mal porque las normas universales, no se encarnan
    directamente en los individuos, sino que están mediados
    por formas sociales singulares, por modos de organización
    adaptados a una de ellas o a funciones.

    El momento de la singularidad es visto como el momento
    de la unidad negativa resultante de la acción de
    negatividad sobre la unidad positiva de la norma universal.
    Aquí negatividad se expresa como negación. Por esta
    razón, el momento de la singularidad, como negación
    del momento de la particularidad, traduce la superación
    institucional. Pensar la institución en las ciencias
    humanas, en la actualidad, es pensar simultáneamente en:
    instituido-universalidad, instituyente-particularidad e
    institucionalización-singularidad.

    El objeto del Análisis Institucional es
    precisamente, el reconocimiento, la descodificación y
    descifración del campo institucional singular. Su
    intención es contribuir para el conocimiento de la
    hipercomplejidad de la práctica en un determinado punto de
    acción.

    Refiere además, que todo reglamento instituye un
    corte entre lo que es posible hacer en la forma social
    considerada y lo que no es. El corte incluye también lo
    que es deseable hacer, lo que es obligatorio y por otro lado, lo
    que no es ni deseable ni obligatorio: "los modelos de
    acción posibles, las normas de acción impuestas y
    sancionadas y los modos de acción simplemente deseables
    constituyen el entrecruzamiento y la contradicción de una
    organización singular, un universo
    diferente de los definidos por otros reglamentos, en otras
    organizaciones".Lourau (1995) La afirmación anterior
    constituye un elemento clave a tener en cuenta en dicha teoría.

    El investigador debe indagar las formas aparentes de la
    institución, su carácter esencial, a través
    de su dinamismo o sea a través de las relaciones entre la
    racionalidad establecida (reglas, formas sociales fijas, etc) y
    los desenvolvimientos sociales que se apoyan y/o cuestionan todo
    lo que hay de instituido en la institución.

    La acción debe estar encaminada a revelar la fase
    negativa de las contradicciones sociales, siempre presentes y a
    veces ocultas, que existen en los grupos y
    organizaciones.

    Para el investigador la intervención
    institucional es un proceso inducido e intencionado, que tiene
    como propósito identificar problemas, necesidades y logros
    relacionados con los proyectos o
    actividades realizadas. "El conocimiento
    científico de la institución es, por tanto el
    conocimiento del proceso de interiorización de la
    exterioridad instituida y la exteriorización de la
    interioridad instituyente de las personas y de los grupos
    sociales de determinada sociedad". Barbier (1985)

    Resulta imprescindible el conocimiento y la
    inmersión en el contexto institucional, un espectro de
    contextos particulares tan amplio y diverso correspondiente con
    la diversidad de los proyectos y de los sujetos que
    interactúan.

    Sin embargo, la identidad institucional se conforma con
    esa diversidad de contextos, en los cuales se intercomunican
    elementos comunes que se complementan entre sí. Incluso,
    esta complementación no siempre es producto de la
    coincidencia de criterios y valores comunes; pero en el caso de
    la identidad institucional, la diversidad también es una
    característica de las instituciones. Sin embargo, esta
    diversidad de elementos contextuales que dan forma a la identidad
    institucional le proporcionan al mismo tiempo a los sujetos, los
    fundamentos de la identificación con la
    institución.

    En este mismo sentido, los elementos que facilitan la
    identificación institucional de los sujetos, constituyen
    la base de la tolerancia y los
    consensos. Sin embargo, tolerar y consentir no son
    sinónimos de aceptación; la tolerancia y el
    consenso son más el producto de la evaluación
    de las fuerzas de presión
    social, ya sea política o
    económica, que de un auténtico convencimiento de
    las conciencias de los sujetos.

    Resulta necesario precisar la concepción de
    Lapassade (1997) acerca de la existencia de una relación
    de interdependencia entre las realidades sociales definidas como
    Grupo-Organización-Institución, vistas como tres
    niveles de sistemas sociales que pueden igualmente servir para
    determinar tres niveles de Análisis
    Institucional.

    Primer nivel o de grupo: Considerado el nivel de
    base de la vida cotidiana como la oficina, la
    fábrica. En el mismo, según el autor, se
    sitúa la práctica socioanalítica del
    análisis y la intervención. En ese nivel ya existe
    la institución: horarios, ritmos, normas de trabajo,
    sistema de control, status y roles; cuya función es
    mantener el orden, organizar el aprendizaje y
    la producción.

    La posición de este investigador es clara al
    plantear que el análisis sociopsicológico no puede
    reducir el sistema social, a la suma de las interacciones
    internas que en él se producen. Un análisis de
    grupo solo es verdadero para Lapassade si se fundamenta en un
    Análisis Institucional, pues en la base de la sociedad las
    relaciones
    humanas son regidas por instituciones.

    Segundo nivel de organización: Visto como
    la colectividad instituida con vista a objetivos diferentes como
    la
    educación, la formación de hombres, la
    producción y distribución de los bienes; lo que
    es aquí un conjunto formado por partes que cooperan como
    el nivel de la fábrica en su totalidad, la
    universalidad.

    Tercer nivel de institución: Es un sistema
    de normas que conforman un grupo social, regulan su vida y su
    funcionamiento. Las instituciones son vistas como las leyes que
    rigen la sociedad. Las relaciones entre grupos, organizaciones e
    instituciones, tienen un carácter dialéctico en el
    cual los diferentes elementos se influyen, interpenetran,
    condicionan recíprocamente y se contradicen.

    Lapassade (1997) agrega que al suspenderse la
    represión de la cúpula sobre la base, se torna
    posible la creatividad colectiva y pueden crearse nuevas
    instituciones que ya no estén enmarcadas por un dominio
    superior.

    Se entiende que "represión de la cúpula"
    se expresa como las relaciones de poder normativas que pautan y
    regulan todo. Puede desarrollarse la creatividad cuando se
    liberan los niveles inferiores de los sistemas normativos
    establecidos. El concepto de institución adquirió
    una vida teórica y práctica ofrecida por la
    tendencia analítica de Lourau y Lapassade.

    Este último añade que un "grupo" puede ser
    comprendido como grupo de una "organización"social y
    siempre determinado por "instituciones"."Al analizar un grupo
    natural o artificial es preciso admitir como hipótesis previa
    que lo que pasa en ese grupo aquí y ahora, está
    ligado a la contextura institucional de la sociedad". Lapassade
    (1997)

    Siguiendo la forma estructural de la institución,
    el grupo puede mostrar su configuración en cuanto a forma
    y contenido, reflejando el sistema social y sus relaciones.
    Existen dos mecanismos simultáneos a través de los
    cuales tiene lugar el reflejo de la institución por parte
    del grupo:

    • Por una parte, la institución que condiciona
      la actividad y la estructura de grupo al establecer sus
      límites de acuerdo con los fines sociales, generales y
      los sistemas de valores e ideológicos
      prevalecientes.
    • Por otra, cada miembro del grupo posee de manera
      individual actitudes, valores, normas incorporadas de la
      institución por vías diferentes, y que luego
      llegan al grupo como un producto previo que permite coordinar
      la actividad grupal e individual en un mismo sentido. Se trata
      de destacar la verdadera dialéctica
      grupo-personalidad.

    Lapassade (1997) plantea como tarea del Análisis
    Institucional la profundización en el sentido de los
    grupos al nivel de las organizaciones. Para él solo una
    práctica revolucionaria y eficiente puede llegar a mostrar
    todos los niveles del sistema institucional descritos
    anteriormente.

    Por tanto, la tarea del psicólogo es vista como
    encontrar la relación entre lo formal y lo informal,
    desburocratizar la organización o modernizar la burocracia; de
    esta forma el psicólogo se convierte en uno de los agentes
    de la modernización de la burocracia.

    Además comenta que en un sistema
    burocrático la comunicación circula en una sola
    dirección, de la cima a la base.

    Chiavenato (1989) se refiere a un sistema
    burocrático mencionado por Max Weber,
    quien propone algunas características entre las que se
    mencionan:

    • El carácter legal de las normas y los
      reglamentos.
    • El carácter racional y división del
      trabajo.
    • La jerarquía de la autoridad.

    Para Weber (ctdo en Chiavenato 1989) el comportamiento
    humano y sus reacciones son completamente previsibles, al
    encontrarse el hombre bajo un control estricto de normas
    racionales y legales. Sin embargo la organización informal
    surge como elemento imprevisible de la burocracia, consecuencia
    de la imposibilidad de normalizar y estandarizar completamente el
    comportamiento humano en las organizaciones.

    Según Maffesoli (ctdo en Guimaraes 1996), se van
    conformando mecanismos de defensa y de fuga en la sociedad
    moderna, que propician el conformismo, una aprobación del
    orden establecido de forma aparente y como medio de sobrevivencia
    manifiesta en la duplicidad y astucia de la vida
    cotidiana.

    Por ello no puede entenderse la dominación solo
    por la coacción directa, existe una ambivalencia de la
    solidaridad
    social, responsable tanto por el rechazo al proceso de
    dominación (y de sumisión) como por la
    aprobación y aceptación del orden.

    Las principales deficiencias según la
    mayoría de los autores residen en el hecho de que la
    burocracia no toma en cuenta la organización informal, no
    se preocupa por la variabilidad humana que sin lugar a dudas,
    introduce cambios en las actividades dentro de la
    organización.

    El Análisis Institucional se basa para la
    investigación en el presupuesto de
    que la idea de la actividad instituyente (de oposición,
    ruptura de normas rígidas) permanente e inacabada es el
    fin de la rigidez institucional, establecida por la burocracia.
    Resulta indispensable estudiar a la persona dentro de la
    institución a la que pertenece, en su medio habitual de
    comportamiento.

    En el campo teórico del Análisis
    Institucional, se procura descifrar también por
    detrás del lenguaje de las intenciones (las finalidades
    oficiales atribuidas a una organización social) y del
    discurso de la
    ilusiona (lo que la organización y sus integrantes
    reflejan como discurso), el lenguaje de lo instituido visto como
    violencia
    simbólica Barbier (1977); (en la cual la
    organización condiciona los agentes sociales y paraliza
    sus deseos de cambio por la influencia institucional que ella
    produce) y la función instituyente (la actividad creativa
    de las personas envueltas en la organización).

    "Si el Análisis Institucional progresa cada ves
    más en todas las instituciones modernas y gana terreno en
    el espacio exclusivo de los sociólogos y psicólogos
    académicos, es porque conserva las características
    más interesantes de la Investigación-Acción
    de Lewin, en su espíritu de emancipación personal y
    colectiva que cuestiona los propios fundamentos de la estructura
    social". Barbier (1977)

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