Los estudios orientados a la interpretación teórica de la ciencia
adquirieron cuerpo desde la década del 30 del presente
siglo, cuando se hicieron relevantes los trabajos dedicados a la
historia de ella.
Esto constituyó un eco del significativo impulso que las
ciencias
adquirieron en las últimas décadas del siglo XIX y
primeras del XX, especialmente con el desarrollo de
la Biología y
la Física,
que dibujaron un interés
particular por la comprensión de las condiciones en que se
desarrollan los descubrimientos y sus leyes al interior
de su propio proceso.
Los estudios relativos al desarrollo de la ciencia y la
tecnología se han hecho relevantes a partir de la
década del 70 cuando su acelerado desenvolvimiento
planteó la necesidad de ampliar las perspectivas de su
análisis, saliendo del reducido marco de su
enfoque histórico y filosófico, para interpretar la
naturaleza
ética,
política,
y social de estos procesos. Hoy
es un elemento incuestionable el modo en que la ciencia y la
tecnología participan del proceso de producción y reproducción de la vida humana y de las
profundas raíces en los contextos socioculturales en que
se desenvuelven.
Las regularidades contemporáneas del desarrollo
de la ciencia y la tecnología nos permiten interpretar su
punto de mediación con la vida social desde dos
perspectivas: desde la integración vertical y desde la
integración horizontal de los conocimientos
Es viable la posibilidad de hacer una
interpretación tecnología – lenguaje desde
la perspectiva de la primera regularidad, teniendo en cuenta la
mediación que de la vida cotidiana hacen la ciencia y la
tecnología, modificando el comportamiento
de la vida social.
Para realizar este análisis desde la perspectiva
vertical se requieren establecer algunas valoraciones sociedad –
lenguaje – actividad técnico productiva.
Lenguaje e
influencia socio-histórica
El ser humano, en su vida cotidiana, está
sometido a una amplia interrelación con sus semejantes,
actividad multifacética que, con el desarrollo de la
sociedad, no sólo incluye las relaciones
interpersonales sino, además, otro grupo de
correspondencias recíprocas entre él y el mundo que
lo rodea. Aun cuando en el transcurso de un día, por
ejemplo, no hayamos interactuado con otro ser humano, sí
lo hemos hecho con el producto de su
actividad práctica productiva del estadio social y, de
hecho, hemos puesto en funcionamiento mecanismos
psicológicos, sociológicos, etc., por los cuales y
gracias a los cuales, se establece el sistema de
comunicación humana. Esta es una
peculiaridad del carácter de las relaciones sociales, que no
sólo se establecen entre hombres, sino entre hombres y el
producto de su trabajo.
La complejidad creciente adquirida en el desarrollo de
estos procesos sociales, permite al hombre
utilizar los objetos fabricados por otros, transformando el
medio ambiente
y surgiendo de este modo un nuevo mundo, el del hombre y las
relaciones
humanas, tanto materiales
como espirituales, el mundo de la cultura humana
o segunda naturaleza. Asociado a este proceso tiene
significación el desarrollo de la capacidad humana de ser
consciente y con ella la aparición de su proceso asociado,
el lenguaje,
que constituyó y constituye la más compleja forma
de comunicación
social.
Tomando en cuenta el desarrollo paulatino alcanzado por
el hombre,
podemos relacionarlo propiamente al desarrollo que a la par fue
adquiriendo su lenguaje, que primero era burdo y simple y luego
más complejo, proceso en que entra a formar parte el
desarrollo de los sentidos. El
dominio del
habla ha permitido a aquellos que lo han logrado, distinguir los
sonidos orales y de este modo, tener a su disposición toda
la riqueza de los conocimientos y la experiencia
social.
Así, el hombre pudo establecer la línea de
comunicación oral, producto social,
histórico, biológico, psicológico y
filosófico intrínseco y exclusivo de
él.
Se entiende de este modo la presencia de dos o
más seres como emisores y receptores de la información en la línea de
comunicación humana, notándose el modo y
cuáles habilidades de esta aparecen. La emisión que
implica el acto del habla, y la recepción o
audición y con ella la comprensión del mensaje
lingüístico.
La línea descrita no nos muestra el modo
en que otros dos elementos importantes que tuvieron
también su período histórico de surgimiento
y desarrollo participan del proceso comunicativo, y que de hecho
tienen que estar presentes en el logro de la competencia
comunicativa del idioma, son ellos la escritura y
la
lectura.
Lenguaje
y tecnología, la relación interna
La relación entre lenguaje y tecnología
pude ser interpretada desde tres perspectivas diferentes: al
interior del lenguaje, a su relación en la
formación histórica con el carácter de la
actividad tecnológica y en su dimensión
lexicográfica a partir del enriquecimiento de
este.
Se ha advertido que la capacidad de producir
instrumentos para la reproducción de la vida del hombre, a
fin de satisfacer sus necesidades, se expresa como modo de
concebir distintos sistemas
tecnológicos que sobre la base de su experiencia sose de
su experiencia social, permite organizar los modos y formas de
vida.
Lo que distingue a una época histórica de
otra no es el resultado del trabajo en sí mismo, sino el
modo tecnológico mediante el que se obtiene ese resultado.
La capacidad de la sociedad para producir mediante esos modos
tecnológicos, significa la esencia de la
diferenciación entre el hombre y los animales, y ella
adopta la forma de generación de esquemas
contemporáneos, que perfeccionándose, son
traspasados de generación en generación como
experiencia práctica productiva y así traspasados a
grupos
diferentes en iguales relaciones espacio – tiempo
(Sancho, 1994).
Algunos autores sostienen que esa capacidad se
desarrolla mediante la creación de utensilios, artefactos,
sistemas materiales y tecnológicos (Sancho, 1994), entre
los que incluyen el lenguaje, y la escritura como su habilidad, y
los sistemas de representación icónica. Desde esa
perspectiva, los sistemas de cálculo y
signos
numerales también pueden ser concebidos como formas de
manifestación tecnológica.
La idea anterior se sustenta en el hecho de que estos
sistemas sintetizan conocimiento y
constituyen formas de solución de problemas,
procedimientos
que son utilizados tanto a nivel de la vida cotidiana como en el
proceso de la actividad científica. El lenguaje,
así, constituye en esa perspectiva, una forma de la
actividad tecnológica.
Las bases teóricas de este acercamiento se
encuentran en la comprensión reciente sobre el
carácter y las dimensiones de la tecnología que
pueden ser entendidas como aplicación de conocimientos
científicos y de cualquier otro tipo de conocimiento
organizativo para la resolución de tareas prácticas
por medio de sistemas ordenados. Esta apreciación supone
desbordar los límites
propiamente técnicos de la actividad práctico –
tecnológica y acercarse a su dimensión organizativa
o ideológico cultural (Acevedo, 1996).
A juicio de Acevedo en la definición de Kline
(1985) la tecnología supone:
– Todo el conjunto de producciones artificiales
fabricadas por la humanidad.
– Los procesos de producción, el conjunto de
maquinarias, personas y recursos
necesarios en un sistema sociotécnico.
– Los conocimientos, metodologías, capacidades
y destrezas para realizar tareas práctico –
productivas.
Los elementos antes expuestos permiten identificar al
lenguaje como un sistema simbólico, una capacidad o
destreza que permite desarrollar una capacidad práctica:
la
comunicación.
En la definición y entendimiento de la
tecnología como forma de la experiencia y de la
organización social se justifica también un
acercamiento a a también un acercamiento a la
relación interna tecnología – lenguaje desde su
modo mismo de ser, un sistema verbal, gestual, escrito, que
resultado de la experiencia social (López, 1993),
constituye la solución de un problema: la
comunicación.
Desde la perspectiva lógico – histórica,
la relación lenguaje – tecnología puede ser
enfocada a partir de la exploración del modo en que,
siendo el trabajo la
forma de la actividad humana por la que se expresa la capacidad
tecnológica del hombre, y siendo el lenguaje el proceso
asociado en su nacimiento y desarrollo, debe suponerse que las
primeras formas que adoptó el último, se remiten
directamente a las actividades básicas de la
producción primitiva humana.
El hombre reproduce mediante signos y símbolos, imágenes
de la vida cotidiana que representan artefactos, sistemas
tecnológicos, formas de organización social y de la experiencia
comunitaria. La transmisión de la experiencia
práctica se refiere a la repetición, dada la
necesidad de fijación de un mensaje, y construcción abstracta de signos cuyo
contenido se corresponde directamente con el proceso de trabajo y
de la práctica tecnológica.
La aparición de la escritura, habilidad del
hombre alcanzada sólo bajo cierto nivel de desarrollo de
la vida social, se encuentra directamente ligada a las
representaciones que de las más antines que de las
más antiguas actividades tecnológicas se tenga
referencia: fundición de metales, la
invención de la rueda, la utilización del toro
(Contrera, 1993).
Se pretende extender la idea de que el uso de nuevas
voces que se incorporan a una lengua, le
aportan riqueza, aunque no siempre están contenidas en los
diccionarios.
Partiendo de la opinión de Manuel Seco, la lengua se
enriquece realmente cuando sus hablantes adquieren la capacidad
de hacer uso eficaz de los recursos que esta le ofrece. La
riqueza de una lengua se encuentra en la riqueza o pobreza
intelectual de sus hablantes, de aquí que entendamos que
el propio vocabulario de un idioma no puede ser permanente o
inmutable.
Los contextos socioculturales modifican el léxico
de una lengua, de modo que los propios períodos
revolucionarios del desarrollo de la ciencia y la
tecnología han modificado no sólo a escala
particular, sino en el contexto global, el léxico de las
épocas con que interactúa, particularmente la
actual. En cada momento de la vida del idioma hay palabras que
entran en circulación, palabras que están en
'rodaje', palabras que se ponen de moda, palabras
que cambian de forma, palabras que cambian de contenido y otras
que caen en desuso y acaban por ser olvidadas (Seco,
1982).
Desde la perspectiva de la integración vertical
es posible exponer el caso de un grupo representativo d grupo
representativo de palabras que, incorporadas al idioma, lo
enriquecen, en todos los casos, con independencia
del significado que portan y son el resultado de la influencia
del uso de términos científicos o
tecnológicos en la vida cotidiana, o viceversa.
Se han tomado como ejemplos términos del lenguaje
de la computación o en función de
la actividad práctica de esta rama.
Del lenguaje de la computación al
cotidiano.
- ruido en el sistema – se emplea en lugar de "algo que
interfiere" - tarjetear – "tarjetea eso" en lugar de "recuerda
eso", "memoriza eso", en alusión a - las tarjetas de
memoria de las
máquinas
Otros vocablos como paginar, visualizar, provienen de
sustantivos o adjetivos del Español y
adquieren la terminación del infinitivo del verbo, aunque
podemos encontrar referencia en las palabras inglesas page y
visualize
Muchos hablantes las emplean con el significado
analizado aun sin saber de que medio proceden.
Adopción de la terminación
española
reset…………resetear
reset…………resetear
scan………….escanear
Con pronunciación , e incluso cambios en la
grafía conforme al Español.
Cambio de significado o adopción
de uno nuevo para el medio donde se emplean
ventana – espacios informativos de un
programa
pantalla – se alterna significando
"páginas"
teclear – pudiera usarse mecanografiar
carretón – usado en lugar de "reset"
pinchar – llevar el cursor al icono y
pulsar
Onomatopeyas
La palabra emerge con una motivación
no lingüística pero real.
Conversión del ruido en
palabra.
click – al hacer referencia al sonido de la
tecla en el mouse.
Vocablos que mantienen la grafía nbsp;
Vocablos que mantienen la grafía y la
pronunciación nativas
mouse… C D room … enter… copy…
software
Los ejemplos antes expuestos, sólo son algunos de
los muchos que pudieran utilizarse, pero éste no es un
estudio lexicográfico, sino que se pretende solo, como
hemos hecho, demostrar la influencia de la ciencia y la
tecnología en el desarrollo de las formas del lenguaje,
nuestro español. No es por lo tanto absurdo reconocer lo
que históricamente ha sucedido en todos los idiomas
expuestos a la influencia de otros, pues no son sistemas
cerrados. Todas las apreciaciones teóricas presentadas en
la relación lenguaje – tecnología, constituyen
formas o acercamientos posibles al asunto, y no significan que el
estudio esté cerrado al enriquecimiento, como tampoco lo
está ni estará el propio lenguaje.
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