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Estrategia comunicacional




Enviado por Samanta Acerenza



     

     

     

    Introducción

    De acuerdo con el documento presentado por María
    José Canel, el cual estudia las diversas técnicas y
    estrategias para
    la sociedad de la
    información, se atribuye a la
    comunicación política el empleo de un
    conjunto de mensajes concretos y específicos, entre los
    cuales se encuentran los discursos de
    campaña electoral, editoriales, mítines y debates
    parlamentarios.

    Asimismo, se incluyen aquellos mensajes que se
    encuentran implícitos y que intervienen sobre aquellos
    elementos que forman parte del contexto cultural. Dicho documento
    establece, además, que esta actividad comunicativa se
    halla presente en todo el proceso
    político y se fundamenta como parte constitutiva de la
    estructura
    política.
    De esta manera, la comunicación política se instituye
    dentro de un espacio en el cual se presentan e intercambian
    diversos discursos contradictorios entre tres actores que poseen
    legitimidad para expresarse públicamente sobre
    política, dichos actores son: los políticos, los
    periodistas y la ciudadanía.

    Sobre este espacio de interacción se produce, además, un
    importante intercambio de información, ideas y actitudes en
    torno a los
    asuntos públicos; intercambio del cual devienen signos,
    señales
    o símbolos entre personas físicas o
    sociales, articulando la toma de
    decisiones políticas
    así como la aplicación de éstas en la
    sociedad. Consecuentemente a esta observación, se desprende la implicancia
    que adquiere el mensaje político dentro de la
    comunicación, ya sea éste expreso o latente,
    emitido tanto por el que ostenta poder o por
    cualquier miembro de la comunidad.

    El presente trabajo de
    investigación, tiene por objetivo
    analizar los matices y caracteres que adopta la estrategia
    comunicacional, como así también el papel adoptado
    por el discurso político de actores implicados en la
    gestión
    gubernamental, y específicamente, dentro de una
    campaña política. Conforme a esto, y a
    través de ejemplos de dos discursos elaborados como
    apertura de campaña, se comprenderá las
    prácticas utilizadas para transmitir de manera
    óptima el mensaje político hacia el electorado,
    influenciando con ello en sus juicios y posteriores
    comportamientos políticos, es decir, en el
    voto.

    Asimismo, el presente trabajo tomará en
    consideración las modalidades y mecanismos utilizados
    dentro de la estrategia discursiva, entendiéndose con
    ello, la mediatización y videopolítica; dando a
    conocer la implicante tarea que poseen los medios masivos
    en la comunicación electoral.

     

    El Discurso
    Político

    Primeramente, y para comprender el significado del
    objeto en estudio, se debe analizar el componente que da origen a
    su importante utilización, el cual lleva a cabo la
    transmisión del discurso, el marketing
    político
    . Compleja disciplina
    estratégica que combina un conjunto de tácticas y
    operaciones
    mediáticas, a través de la fusión de
    la planificación gerencial, difusión en
    el diseño
    y ejecución de acciones,
    modalidades aplicadas en el transcurso de una campaña
    electoral. El campo utilizado por este disciplina se caracteriza
    por su mediatización (comunicación política
    en los medios masivos de comunicación) y la
    videopolítica (comunicación política a
    través de la imagen y las
    herramientas
    de comunicación audiovisual).

    Dicha estrategia basa su planificación y
    ejecución en tres niveles:

    • Estrategia Política: diseño de
      la propuesta política.
    • Estrategia Comunicacional: elaboración
      del discurso político.
    • Estrategia Publicitaria: construcción de la imagen
      política.

    Considerando el eje de este trabajo, la estrategia
    comunicacional puede definirse como un complejo intercambio de
    estímulos y señales que dos o más sujetos
    realizan mediante diferentes sistemas de
    codificación y decodificación de
    mensajes.

    Este proceso comunicacional contempla, inicialmente, el
    envío del mensaje por parte del enunciador (emisor) y la
    posterior decodificación efectuada por el destinatario
    (receptor). Dicho proceso culmina con el reenvío del
    mensaje ya retroalimentado por el destinatario y con la
    última transmisión de un nuevo mensaje por parte
    del enunciador.

    El funcionamiento de este sistema de
    retroalimentación asegura y acrecienta la
    bidireccionalidad del proceso preelectoral, permitiendo de esta
    manera que el candidato-enunciador fortalezca su discurso en
    función
    de las demandas e inquietudes del
    electorado-destinatario.

    Asimismo, es importante reconocer que el mensaje
    político también se constituye dentro un marco de
    producción discursiva social, manifestada
    por líderes políticos, funcionarios o instituciones,
    hacia sectores de la población u otras instituciones o
    funcionarios. Esta producción transita entre
    obstáculos y despliega en torno de él una cierta
    retórica con relación a su planteo, solución
    o superación.

    Cabe destacar, que no sólo el enunciador y el
    destinatario son quienes erigen y reconstruyen los mensajes
    comunicados, sino que éstos también son
    determinados por los medios en los cuales transmiten. Y es este
    medio quien interviene en el proceso de comunicación,
    imprimiendo su propia huella en el mensaje reforzándolo,
    debilitándolo o incluso
    contradiciéndolo.

    De esta manera, y dentro del campo específico de
    la estrategia comunicacional, se debe reconocer a los medios no
    sólo en cuanto a medios masivos de comunicación,
    sino también a otras formas directas de
    transmisión, como ser los actos públicos,
    caravanas, caminatas y demás actividades proselitistas. No
    obstante, son los medios gráficos y audiovisuales quienes hoy
    centralizan la mayor parte de la difusión de los mensajes
    políticos. Son el canal que concentra la
    circulación de dichos mensajes, y consecuentemente, son
    quienes exigen que la elaboración del mismo sea ejecutada
    mediante el trabajo
    conjunto de varios comunicadores sociales (léase asesores
    de prensa,
    semiólogos y especialistas en opinión
    pública).

    Si consideramos al mensaje político dentro de una
    campaña electoral, este mensaje adquiere la forma de
    discurso político, herramienta
    semiológica mediante la cual los candidatos (emisores)
    hacen llegar el contenido de sus propuestas políticas a
    los votantes (receptores).

    Para comprender el significado real de lo que significa
    un discurso político, es necesario reconocer, en primera
    instancia, que su exposición
    no es necesariamente de práctica pública. Un
    discurso político puede ser pronunciado en cualquier medio
    masivo de comunicación o en cualquier evento social.
    Asimismo, el carácter "político" de un
    discurso no remite necesariamente a la función que ocupa
    su enunciador, sino al contenido temático del
    mismo.

    Para definir el discurso como político se deben
    observar momentos de crisis
    (guerra,
    revolución, fundación de movimientos
    políticos, elecciones, etc.); momentos en los que el
    contenido más político del discurso es poner en
    juego el
    poder. Son en dichos momentos, de virtual desaparición del
    espacio privado, donde el discurso político por
    proliferación combativa, grado de oposición o
    silencio formal, esta presente.

    El discurso político se ubicaría,
    entonces, en el nivel de la hegemonía y de la
    dominación ideológica, aspectos que constituyen los
    efectos sociales de la significación.

    El discurso pone en juego una extensa variedad de
    componentes cotextuales y contextuales relacionadas con la
    producción, circulación y recepción. Las
    tácticas y estrategias retóricas utilizadas se
    adaptan a la materia
    enunciada (apelación, provocación,
    intimación) con el objetivo de captar la atención del receptor,
    involucrándolo en el sistema de valores que se
    definen y disuadirlo de una opinión contraria.

    De acuerdo con estudios efectuados por Eliseo
    Verón, para el diseño de una apropiada estrategia
    discursiva debe tomarse en consideración la implicancia y
    el rol de los siguientes actores:

    • Enunciador: candidato que emite el discurso
      político.
    • Auditorio: público ante el cual se
      enuncia.
    • Destinatario: conjunto de personas a quien
      esta dirigido el discurso.

    Asimismo, todo acto de enunciación
    política presupone necesariamente la existencia de otros
    actos de enunciación, reales o posibles, opuestos al
    propio; el acto de la enunciación es a la vez una
    réplica y supone o anticipa una réplica. Es decir,
    entonces, que todo discurso político esta habitado de un
    "otro negativo" y también de un "otro
    positivo"
    . Este desdoblamiento que se sitúa en la
    destinación, implica que dentro del imaginario
    político existen y conviven dos receptores, a los cuales
    le es dirigido el discurso político. De esta manera, se
    pueden hallar los siguientes destinatarios:

    Prodestinatario o destinatario positivo: es aquel
    receptor que participa de las mismas ideas, adhiere a los mismos
    valores y persigue los mismos objetivos que
    el enunciador. El prodestinatario cobra, dentro del discurso, un
    colectivo de identificación que se expresa en un
    "nosotros" netamente inclusivo y partidario. Se utiliza
    como discurso de refuerzo.

    Ejemplos:

    "…y nosotros empezamos a darnos cuenta, e
    independientes que asumir el compromiso, que en realidad
    éramos una especie de huérfanos…." , "…lo
    tenemos que hacer por nosotros…"
    (Elisa
    Carrió)

    "… y allí empezamos, duramente, no
    transigiendo, llevando y logrando lo que nosotros
    queríamos para un día como hoy…" , "…estamos
    para hacernos cargo de la historia…"
    (Cristina
    F. de Kirchner)

    Contradestinatario o destinatario negativo: es
    aquel que se encuentra excluido; son esencialmente adversarios.
    Su lazo reposa en una inversión de la creencia, lo que significa
    verdadero para el enunciador será falso para el
    contradestinatario y viceversa. Se utiliza como discurso de
    polémica.

     

    Ejemplos:

    "…y no se puede hablar como pretenden algunos desde
    la exclusiva racionalidad política y económica…"
    , "…los que saquearon este país y deben ser juzgados por
    asociación ilícita, por ese saqueo…"
    (Elisa
    Carrió)

    "…también algunos sonrieron
    escépticos…" , "…aquellos que dicen y que se asombran
    por allí…"
    (Cristina F. de Kirchner)

    Paradestinatario o indeciso: este tercer hombre se
    representa en aquel sector de la ciudadanía que decide su
    voto a último momento. Su lazo reposa en una
    suspensión de la creencia. Se utiliza como discurso de
    persuasión.

    Ejemplos:

    "…y muchos argentinos y argentinas se han
    convertido en desaparecidos sociales…"
    (Elisa
    Carrió)

    "…vinimos a contarle a los argentinos…" , "…se
    trata entonces, argentinos y argentinas…"
    (Cristina F. de
    Kirchner)

    Cada enunciador político busca necesariamente
    llegar al colectivo de identificación más amplio
    posible. El movimiento
    más íntimo del discurso podría definirse
    entonces en la búsqueda constante de un "nosotros"
    que contemple a los tres destinatarios, anulando al
    adversario.

    De esta manera cabe señalar entonces que el
    discurso se constituye sobre una fuerte contradicción
    entre su eje de oposición que lo funda y su objetivo. Esta
    contradicción supone un cierto dinamismo en donde el
    enunciador político genera un obstáculo para poder
    así tener un problema que resolver, justificando con ello
    la toma de la palabra. El enunciador político no puede
    hablar sin reproducir la imagen de su oponente.

    Asimismo, y según Verón, el discurso
    político establece en el plano del enunciado, dos niveles
    de funcionamiento: las entidades del imaginario
    político
    y los componentes. En cuanto a las
    entidades se observan los colectivos de identificación
    enumerables que admiten la fragmentación y la
    cuantificación de los receptores del discurso ("nosotros",
    "los peronistas", "mis descamisados", "la derecha", "la
    reacción"), por otro lado se presentan otros colectivos
    que corresponden a entidades más amplias y que el
    enunciador político coloca habitualmente en
    posición de recepción ("argentinos", "ciudadanos",
    "trabajadores").

     

    Ejemplo:

    "…una sociedad que apuesta de una vez y para
    siempre a un triunfo, que no es ni de un partido, ni el de un
    hombre, es el de todos los argentinos…"
    (Cristina F. de
    Kirchner)

    Del mismo modo, y dentro de la categoría de
    entidades, se hallan también los meta-colectivos de
    identificación singulares de extrema importancia para el
    discurso ("el país", "el pueblo", "la república",
    "el
    estado").

    Ejemplos:

    "…todos los argentinos como pueblo…" , "…la
    fuerza
    moral de un
    pueblo…" , "…lo tenemos que hacer por la Argentina…" ,
    "…para refundar en primer lugar la República…"

    (Elisa Carrió)

    Por otra parte se encuentran las formas nominalizadas
    que utiliza el enunciador para ritmar sus argumentos; expresiones
    semánticas que poseen un valor
    metafórico respecto del conjunto de la doctrina de un
    enunciador o una posición política, ya sea de valor
    positivo o negativo ("el cambio sin
    riesgos", "el
    desorden", "la otra política"). En su mayoría,
    estas entidades son utilizadas como slogans publicitarios durante
    las campañas electorales.

    Ejemplos:

    "…para sacarlos de la indigencia, para sacarlos de
    la pobreza, es
    un compromiso nacional de generación de empleo…"

    (Elisa Carrió)

    "…el rompimiento de todo el sistema
    político, la desesperanza, las desigualdades
    más profundas que uno puede imaginarse…"
    (Cristina
    F. de Kirchner)

    Igualmente, se hallan las formas nominales que poseen un
    poder explicativo, su utilización supone un efecto
    inmediato de inteligibilidad por parte del prodestinatario ("la
    crisis", "el imperialismo").

    Ejemplo:

    "…aquella crisis era algo más que una crisis
    económica o una crisis social…"
    (Cristina F. de
    Kirchner)

    Todas estas entidades presentadas están
    compuestas por diversas propiedades lógicas que determinan
    las leyes de
    composición, las cuales conforman al discurso
    político.

    Asimismo, y en el mismo plano del enunciado,
    Verón también hacer referencia al nivel de los
    componentes, los cuales operan como articulación entre el
    enunciado y la enunciación. Estos componentes serán
    los encargados de definir las modalidades por las cuales el
    enunciador construye su red de relaciones con las
    entidades del imaginario. Se distinguen cuatro componentes o
    zonas del discurso, que confinan no sólo a las diferentes
    formas de entidades, sino también a los diferentes
    destinatarios:

    Componente descriptivo: bajo este componente el
    enunciador político ejercita la constatación,
    predominan los verbos en presente del indicativo y comporta una
    lectura del
    pasado y una lectura del presente. Se corresponde con el orden
    del saber.

    Ejemplos:

    "… fuimos una sociedad que la dictadura
    genocida no se fue a la democracia,
    sino que pasó por Malvinas,
    matando dos generaciones en pocos años…"
    (Elisa
    Carrió)

    "…el país necesitaba un proyecto
    nacional, un proyecto de nación
    y eso fue lo que ese 26 de julio, en una larga marcha que
    venía de mucho antes, ese puñado de hombres y
    mujeres, una generación que creció en medio de
    dictaduras feroces, que nos hicimos hombres y mujeres en una
    democracia también muy maltratada por los intereses
    corporativos, habíamos comprendido que había un
    punto de inflexión en la historia…"
    (Cristina F. de
    Kirchner)

    Componente didáctico: a través de
    este componente el enunciador anuncia un principio general,
    formulando una verdad universal. Estos principios son
    comunicados en el plano de la intemporalidad de la verdad. Se
    corresponde también con el orden del
    saber.

    Ejemplos:

    "…es imposible que haya desarrollo
    económico si no hay contrato
    moral…porque la lógica
    de este país es que hacen crecer al pueblo, acumular al
    pueblo y cada diez años se llevan lo que ese pueblo
    acumuló, fuera del país…"
    (Elisa
    Carrió)

    "…la política no es solamente hablar frente
    a un micrófono o estar en un set de televisión, la política es
    gestión junto a la gente y por la gente, por eso vale la
    pena para transformar la realidad, para mejorar la calidad de
    vida de los ciudadanos…"
    (Cristina F. de
    Kirchner)

    Componente prescriptivo: este componente
    entreteje el orden de la necesidad deontológica. Posee
    carácter impersonal e imperativo y el enunciador puede
    expresarse como fuente expresiva. Se corresponde con el orden del
    deber.

     

    Ejemplos:

    "…pero también hay que decirles a aquellos
    economistas, incapaces de hable leído siquiera a Adam Smith,
    que en realidad solo los países con fuertes contratos morales
    construyen los más poderosos caminos de desarrollo
    económico y de integración social…"
    (Elisa
    Carrió)

    "…que vale la pena hacerse cargo de los ideales,
    que vale la pena hacerse cargo de las convicciones, que el deber
    de representar a la sociedad es en definitiva el hecho
    fundamental por el cual nos incorporamos a la
    política…"
    (Cristina F. de Kirchner)

    Componente pragmático: sobre este
    componente se manifiesta en el discurso la implicancia de los
    fantasmas del
    futuro. El enunciador promete, informa, se compromete. Predominan
    las formas verbales en infinitivo y en futuro. Se corresponde con
    el orden del poder hacer.

    Ejemplo:

    "…¿cómo vamos a generar empleo? y
    ¿cómo vamos a generar trabajo en la Argentina?, me
    parece que esto depende de tres cosas, de una política de
    distribución del ingreso, de una
    política de generación de empleo y de una
    política macroeconómica estable…"
    (Elisa
    Carrió)

    Luego del reconocimiento de las diversas modalidades que
    asume la comunicación discursiva, en un período de
    campaña electoral, es necesario observar el respectivo
    análisis requerido para la
    comprensión de dicha comunicación. El
    análisis de contenido del discurso político puede
    ser:

    Lingüístico: se divide en tres
    ejes

    Análisis lexicográfico: estudia de
    las palabras utilizadas, uso de los pronombres, verbos y
    apelaciones. Analiza el debate donde
    los oponentes intentan hacerse valer y desacreditar al adversario
    ante la mirada del electorado al que deben convencer.

    Análisis enunciativo: examina
    índices, pronombres y verbos que estructuran el relato del
    discurso.

    Análisis del comportamiento
    discursivo
    : considera lo semántico y
    sintáctico, la dimensión pragmática del
    lenguaje y las
    conductas comunicativas.

    Temático: incluye dos
    subgéneros

    Análisis de las cuestiones de juego:
    individualiza las cuestiones, los problemas y
    los puntos que se discuten.

    Análisis de la agenda: selecciona y trata
    la actualidad, jerarquizando temas prioritarios.

    de Contenido: analiza las diferentes formas de
    expresión y de comunicación de los mensajes.
    Utiliza una técnica sistemática y cuantitativa que
    trata de producir inferencias entre el texto y su
    contexto con la producción.

    Retórico: atiende los rasgos de la
    presentación y emisión de un debate. Persigue una
    finalidad persuasiva, sirviéndose de la forma, estilo y
    actuación oratoria de
    las partes beligerantes.

    Estratégico: estudia la retórica
    que se emplea en el debate, mediante una dimensión
    estrategia, en donde los protagonistas seleccionan un
    cúmulo de procedimientos
    discursivos para transmitir en función del objeto, y
    lograr ventajas para su contienda con el adversario.

    Argumentativo: estudia los movimientos
    retóricos y estratégicos para el armado del
    discurso.

    El análisis de contenido del discurso permite
    reconocer los elementos enunciatarios y semánticos que
    hacen al objetivo del discurso político. Por medio de este
    análisis, se descubren los diversos matices y caracteres
    que puede asumir un mensaje, determinándose asimismo, los
    siguientes aspectos: ¿para quién?, ¿en
    qué canal?, ¿a quién? y ¿con
    qué efecto?.

    El análisis del discurso se plantea entonces,
    como el estudio de las formas convencionales de producción
    de sentido, entendiendo al discurso político como un
    proceso y como una práctica social. Las formas en que los
    enunciatarios construyen su mensaje se relaciona con las demandas
    de la situación en que se encuentran involucrados, de la
    premonición de consecuencias, de la necesidad de producir
    ciertos efectos, de las relaciones que edifica o desea
    establecer, de la impresión que desean causar,
    etc.

    Esto define al discurso político como un conjunto
    de prácticas lingüísticas que mantienen y
    promueven ciertas relaciones sociales y políticas. Su
    análisis consiste en estudiar como esas prácticas
    actúan en el presente manteniendo y promoviendo sus
    relaciones.

     

    Mediatización del Discurso
    Político

    Como se observa en la realidad, y considerando los
    discursos analizados dentro de una campaña electoral, la
    estrategia discursiva se desarrolla necesariamente en la
    mediatización política. No se puede concebir al
    acto de enunciación de un discurso político sin sus
    respectivos canales de recepción. Mediocracia, videopoder,
    videopolítica o televización del poder, son algunas
    de las nociones construidas durante las dos últimas
    décadas que permiten dar cuenta de este auge teatralizador
    de la política en los medios audiovisuales. Giovanni
    Sartori expone claramente el significado de la
    videopolitica remarcándola como un reflejo y
    espejo del videopoder más general, constituido por el
    poder de la imagen, enfatizando los aspectos negativos de un
    mundo progresivamente dominado por las representaciones
    visuales.

    El discurso político debe indefectiblemente
    manifestarse en amplios escenarios establecidos por la
    comunicación política. A pesar de ello,
    continúan siendo las formas tradicionales de contacto
    directo entre el candidato y el electorado la manera más
    efectiva para hacer llegar el mensaje a los votantes. Entre ellas
    se destacan los actos públicos, marchas y movilizaciones,
    caravanas, visitas a instituciones, conferencias y seminarios,
    cenas y reuniones partidarias. Cabe destacar, que los discursos
    presentados en esta investigación fueron enunciados en un
    acto público, uno en un teatro y otro en
    un estadio.

    Asimismo, el discurso político es manifestado,
    además, a través de los nuevos canales conformados
    por la estrategia comunicacional, que si bien no promueven el
    trato directo con el candidato apuestan a una cercanía
    inmaterial, mediante la emisión de imágenes y
    transmisión de símbolos impersonales. Estas
    principales formas de comunicación son:

    • Comerciales televisivos e informales.
    • Acciones de publicidad
      (afiches, pasacalles, jingles, folletos, volantes y
      demás materiales
      de promoción).
    • Entrevistas, notas periodísticas y
      conferencias de prensa.
    • Debates televisivos y apariciones en programas de
      televisión no
      políticos.
    • Operativos de prensa, gacetillas y literatura
      proselitista.
    • Marketing directo (postal, telefónico,
      electrónico) y páginas de internet.

    A partir de la década de los noventa, el éxito o
    el fracaso de un acto político se mide en función
    de la cobertura masiva que dieron los medios, y no tanto por la
    concurrencia multitudinaria del público. La dinámica comunicacional que han dispuesto
    los medios masivos de comunicación, y la sobreabundancia
    de información que sufre el receptor-electorado, exige que
    los candidatos transmitan mensajes simples, cortos y
    contundentes.

    Reconociendo todas estas características que
    presenta un discurso en una actual comunicación electoral
    y, remitiéndolas a la historia
    argentina, encontramos que fue la campaña de 1983 la
    última y quizá la primera en la cual el principal
    terreno de enfrentamiento entre los candidatos fue el discurso
    político.

    La primera, en tanto los recurrentes golpes militares
    ocasionaron que fuera un hecho inédito para la clase
    política argentina, el disputar el control del
    Estado
    mediante elecciones. Si bien existieron campañas
    anteriores para el cargo de presidente en 1962 y 1973, de acuerdo
    al último período, fueron hegemonizadas por el
    discurso peronista, para los cuales aún no existían
    dispositivos enunciativos que pudieran oponerse con esperanzas de
    éxito.

    Por otra parte, fue la última ya que mediante el
    progresivo afianzamiento de las prácticas electorales y la
    introducción de estrategias de propaganda
    novedosas, las cuales llevaron a un nuevo estilo de
    comunicación política.

    Este nuevo estilo se caracteriza dentro de un aspecto
    discursivo con una fuerte tendencia a la fragmentación.
    Consecuentemente, el espacio que antes ocupaba la plataforma
    electoral, concretada en el discurso de un candidato, ahora se
    encuentra ocupado por un conjunto de segmentos del discurso, de
    cuya conexión y coherencia poco puede deducirse. Diversos
    estudios establecen la génesis de esta
    problemática, en la estructura del discurso peronista, el
    cual comienza a dividirse a partir de la estrategia comunicativa
    de Perón
    durante el periodo de la resistencia.

    En concordancia con esto, cada receptor-destinatario
    interpreta y retiene aquellos fragmentos que acepta, y
    sólo con ellos construye una macroestructura posible por
    la cual decidirá su voto, como la única alternativa
    de acción
    que ofrece el sistema.

     

    Conclusiones

    Las estrategias empleadas en el discurso
    político, a través de las cuales se va construyendo
    el enunciador-candidato, y que se ponen de manifiesto mediante el
    análisis, resultan comprensibles y explicables en cuanto
    al resultado de opciones ejecutadas por el emisor, dentro del
    abanico de posibles. Por su parte, este abanico será
    definido por el juego de lo objetivo y lo percibido, es decir, de
    acuerdo a su competencia.

    Una estrategia discursiva es, entonces, el resultado de
    una gestión de los propios recursos y
    posibilidades en cuanto supone la decisión (no
    necesariamente consciente) de emplearlos y explotarlos en una
    línea preferencial, probablemente percibida como adecuada,
    aunque en los hechos pueda luego no resultar necesariamente
    eficaz.

    Es el conjunto de estas estrategias que los
    enunciatarios disponen y que los destinatarios reconocen e
    interpretan, quien coloca al discurso político en el
    espacio de la palabra verosímil, genérica y
    simbólica, que difiere el contenido de lo real o el acceso
    de la unidad.

    El discurso político se ubicaría en el
    cruce entre el eufemismo y la metáfora, en un escamoteo,
    en un no decir: en la mentira. La verdad política
    aparecería, entonces, allí donde se produce la
    pugna social entre los discursos.

    Como bien lo ha expresado el pensamiento
    lacaniano "lo que existe, existe porque es dicho". La
    conformación de un mensaje político y su posterior
    transmisión efectiva y eficiente hacia los enunciatarios –
    electores, superará a aquel emisor que no emplee
    técnica y estratégicamente las herramientas
    comunicacionales que establece lo discursivo.

    Para ello es imprescindible asumir cada elemento de la
    estrategia comunicacional, como así también la
    preponderancia de los medios masivos de comunicación en la
    óptima llegada y repercusión del discurso
    político. Entendiéndose, de esta manera, el manejo
    de todos los componentes que constituyen la comunicación
    política: emisor, medio, canal, receptor, mensaje,
    codificación, decodificación y
    retroalimentación.

     

    Lic. Samanta Acerenza

     

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