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Incendios forestales en Espa�a
causados por factores naturales y agravados
por la acci�n del hombre

 




Resumen

1. Introducci�n

2. Incendios forestales
en Espa�a causados por factores naturales y agravados por la acci�n
del hombre

2.1. Determinantes
Ecol�gicos, Sociales y Econ�micos

2.2. Incendios naturales
convertidos en desastres

2.3. Factores de
origen natural que causan incendios

Mapa de Espa�a

3. Alcances y limitaciones

4. Antecedentes

5. An�lisis y desarrollo

5.1. Definiciones

5.2. Clasificaci�n
de las superficies incendiadas

5.3. Causas de los
incendios forestales

5.4. Principales
causantes de incendios forestales

5.5. Consecuencias
de los Incendios

5.6. Nuevas tecnolog�as
para combatir el fuego

5.7. Sistemas, Equipos,
Organizaci�n

5.8. T�cnicas
de Investigaci�n de Causas

6. Conclusiones

7. Recomendaciones

8. Bibliograf�a

9. Anexo

9.1 Porcentaje de
agentes causantes de incendios forestales en Espa�a

9.2. Porcentaje
de superficie arbolada afectada por los agentes causantes de incendios
en Espa�a

9.3. Porcentajes
de causantes de incendios en superficies forestales en Espa�a

9.4. Porcentaje
de causantes de incendios forestales en al zona noroeste de Espa�a

9.5. Porcentaje
de causantes de incendios forestales en al zona del mediterr�neo

9.6. Porcentaje
de causantes de incendios forestales en al zona de Canarias

9.7. Porcentaje
causantes de incendios forestales zona noroeste de Espa�a

9.8. Motivaci�n
de los siniestros intencionados (1991-2004)

9.9. Legislaci�n
espa�ola referente a incendios forestales

9.10. Situaci�n
Forestal en Castilla, Le�n, Andaluc�a, Catalu�a
y Galicia

9.11. Gr�fico
que muestra el porcentaje de los grandes incendios vs. porcentaje
de Superficie forestal

9.12. Porcentaje
de incendios intencionados (1991-2004)

9.13. Porcentaje
de incendios causados por rayos (1991-2004)

9.14. N�mero
de incendios mayores � iguales a una hect�rea (1991-2004)

9.15. La estad�stica
de incendios forestales en Espa�a

 

RESUMEN

Este trabajo examina de cerca el fen�meno de los incendios forestales en Espa�a, causados por agentes naturales que pueden ser agravados por acciones antr�picas, por medio de la b�squeda de informaci�n disponible en la literatura ya sea �sta escrita o digital.

 

1. INTRODUCCI�N

El objetivo del trabajo consiste en recopilar y elaborar informaci�n referente a los incendios forestales ocurridos en Espa�a, con el fin de examinar, analizar sus causas y agravantes. Estas son de origen natural, antr�pico y mixto.

Los incendios en Espa�a son un problema recurrente que producen a�o a a�o grandes p�rdidas econ�micas, ambientales, materiales y en muchos casos son los causantes de la muerte de habitantes de los lugares m�s cercanos a las zonas que se incendian.

La sociedad espa�ola ve a los incendios forestales como un fen�meno habitual que requiere atenci�n desde muchos puntos de vista. A pesar de que la superficie afectada por los incendios en las �ltimas d�cadas presenta una tendencia ligeramente decreciente, no ocurre as� con el n�mero de incendios cuya tendencia es claramente creciente.

Estos incendios son en la mayor�a de los casos controlados por personal altamente capacitado sin que esto desencadene directamente en una cat�strofe, pero existen casos en los que un incendio originado por factores naturales, incrementa su poder destructivo a causa de acciones antropol�gicas.

La prevenci�n y la educaci�n de la sociedad con respecto a incendios forestales, como en la mayor�a de los desastres naturales, constituye la mejor herramienta para erradicarlos.

La importancia de este trabajo radica en el an�lisis de un fen�meno natural con implicancias ambientales cuya magnitud destructiva se ve incrementada en la mayor�a de los casos por la acci�n o la inacci�n del hombre.

A lo largo de este trabajo el lector encontrar� abundante informaci�n que comprende definiciones, gr�ficos, estad�sticas, legislaci�n referente al trabajo y recomendaciones referidas a los incendios forestales con ocurrencia en Espa�a.

 

2. INCENDIOS FORESTALES EN ESPA�A CAUSADOS POR FACTORES NATURALES Y AGRAVADOS POR LA ACCION DEL HOMBRE

2.1. Determinantes Ecol�gicos, Sociales y Econ�micos

El problema de los incendios forestales, es motivo de asombro y esc�ndalo para pol�ticos, cient�ficos, ecologistas urbanos, periodistas e incluso para los mismos forestales profesionales.

La estrategia de futuro a seguir debe contar con varios enfoques o puntos de vista que exigen cambios generalizados de mentalidad y acciones continuadas.

Estos enfoques pueden agruparse seg�n sus responsables, por una parte pol�ticos y por otra, forestales profesionales.

 

2.1.1. El papel de los pol�ticos:

El n�mero de incendios originado por causas naturales o accidentales en los ecosistemas mediterr�neos es muy reducido. El alto riesgo deriva de las pr�cticas de la sociedad que los aprovecha, que condiciona la mayor o menor acumulaci�n de combustibles.

Una pol�tica agraria que contribuya a diversificar el paisaje, a evitar la continuidad de las formaciones vegetales tanto arbustivas como arb�reas, sin incentivar de modo no deseado el empleo descontrolado del fuego, es condici�n absolutamente esencial para que los incendios se reduzcan a su magnitud natural.

 

2.1.2. El papel de los forestales profesionales:

La protecci�n forestal es mucho m�s que defensa de la propiedad y el fuego es la principal amenaza, detr�s de la cual llegan las plagas, la erosi�n y todos los dem�s problemas.

No es admisible una gesti�n forestal en la que no se cuente con las condiciones ecol�gicas y socioecon�micas que producen riesgo de incendios, el perfeccionamiento en t�cnicas de extinci�n y en sistemas de coordinaci�n seguir� sin dar resultados permanentes si los enfoques de protecci�n no reorientan la acci�n forestal en campos esenciales como son la selvicultura y la ordenaci�n, la vigilancia y la puesta de los montes al servicio de la sociedad.

Fuente: La defensa contra incendios forestales. Fundamentos y experiencias. Ricardo V�lez y otros. Mc Graw Hill. 2000

 

2.2. Incendios naturales convertidos en desastres.

Si bien los incendios en �reas forestales se pueden suscitar como resultado de alg�n factor natural (rayos, altas temperaturas, las heladas que secan los pastos, la escasez de lluvias, la presencia de vientos, la escasez de lluvias y la falta de humedad hacen que un m�nimo de calor produzca la combusti�n dando inicio a un incendio), son las acciones antropol�gicas aquellas que los transforman en verdaderos desastres. En la mayor�a de los casos dichos incendios no tendr�an los efectos devastadores que tienen hoy en d�a.

Estas acciones son en algunos casos por falta de conocimiento o por negligencia pero en el caso de Espa�a la gran mayor�a es el resultado de causas intencionales.

El desmalezamiento de campos con fuego para estimular el rebrote de pasturas, afectan cientos de hect�reas, tanto porque el fuego se descontrola como por los perjuicios que estas pr�cticas traen aparejadas al suelo.

Un �rea forestal no necesariamente tiene que ser un espacio de alta vulnerabilidad como para que de un simple incendio desate una cat�strofe, y es por eso que en estos casos la acci�n del hombre se transforma en la mayor amenaza ya que en casi la totalidad de los incendios es un factor antr�pico el responsable.

Un fog�n, la colilla encendida de un cigarrillo, un vidrio expuesto al sol (efecto lupa) son algunas de las causas de siniestros en los bosques de Espa�a, pero el mayor riesgo para estas zonas es sin lugar a dudas la intencionalidad.

El 98 % de los incendios son antr�picos, es decir, producidos por el hombre.

Puntualmente en Espa�a no s�lo los investigadores contemplan los casos como un resultado de negligencia o descuido sino que la hip�tesis de que el origen de un incendio forestal fue intencional es la primera en tenerse en cuenta.

Hay razones de orden econ�mico que motivan a las personas a cometer estos siniestros como por ejemplo, el valor de las tierras � para cometer fraude a compa��as aseguradoras.

Fuente: www.incendiosforestales.org

 

2.3. Factores de origen natural que causan incendios

2.3.1. Factores meteorol�gicos

El clima mediterr�neo con sus veranos prolongados, sin pr�cticamente nada de lluvia, y temperaturas diurnas medias muy superiores a 30� C reducen la humedad de la materia vegetal muerta a menos del 5 por 100. En estas condiciones basta un peque�o foco de calor para desencadenar un incendio.

Los vientos terrales del verano, caracterizados por su gran velocidad y poder desecante (tramontana, siroco, levante, etc.), hacen descender la humedad atmosf�rica por debajo del 30 por 100 y contribuyen a propagar los fuegos, trasladando pavesas a gran distancia. Los vientos secos y fr�os de invierno tambi�n pueden ser causa de incendios debido al descontrol de peque�as quemas provocadas por pastores y campesinos.

Las prolongadas sequ�as que en verano caracterizan las condiciones del clima han sido determinantes de que con frecuencia la composici�n de los bosques del Mediterr�neo se haya estabilizado a base de especies que necesitan el fuego durante el ciclo reproductivo. Los pinares constituyen las masas arboladas m�s extensas. El pino carrasco (Pinus halepensis), el pi�onero (P. Pinea), el pinaster (P. Pinaster), el laricio (P. Nigra) y el brutia (P. Brutia) son las especies principales, que se caracterizan por mecanismos fisiol�gicos que conectan la reproducci�n natural con el fuego. Adem�s, suelen tener un elevado contenido en resina y aceites esenciales, extremadamente inflamables.

Otras especies escler�filas de hoja perenne (g�nero Quercus) han desarrollado mecanismos de adaptaci�n para resistir el fuego, como pude ser la presencia de abundantes yemas durmientes que garantiza la producci�n de brotes y renuevos si la parte a�rea de la planta resulta disminuida por el fuego.

Pero esta adaptaci�n no significa protecci�n permanente. Despu�s de fuegos repetidos, los �rboles son sustituidos por una cubierta de matorral le�oso t�picamente pir�fito, como es el caso de los jarales (Cistus).

A esta evoluci�n natural de la flora hay que superponer las variaciones que suponen las restauraciones de la cubierta vegetal en zonas degradadas. La restauraci�n ha de hacerse normalmente usando especies pioneras, generalmente pinos. Con ello, el riesgo de grandes incendios crece al verse favorecida la propagaci�n del fuego por la continuidad de combustible muy inflamable que hay en esas plantaciones.

 

2.3.2. Condiciones socioecon�micas

El desarrollo socioecon�mico de una regi�n ha sido causa de la interrupci�n del pastoreo y de la extracci�n de le�a y broza. Como consecuencia, ha aumentado la combustibilidad del monte, en el que el fuego encuentra buen material para iniciarse y propagarse. �ste es un problema muy grave en los bosques de propiedad particular que, debido a su baja rentabilidad, tienden a quedar abandonados hasta la corta.

Otra causa de incendio ha sido el �xodo rural. Grandes extensiones de tierra marginal han quedado abandonadas y han sido colonizadas por matorral e incluso por pinares naturales.

As�, la situaci�n actual en los pa�ses mediterr�neos europeos puede caracterizarse por los siguientes hechos:

– Despoblaci�n de las �reas rurales atra�da por mayores incentivos en las zonas urbanas.

– Abandono de los usos tradicionales en el �rea rural.

– Tendencia a desaparecer o a reducirse el uso forestal como productor de materias primas.

– Tendencia de los usos tradicionales (aprovechamientos de pastos y le�as) a quedar como residuales.

– Tendencia a crecer de los usos recreativos (excursionismo, caza y pesca). – Crecimiento continuo de la interfaz monte-terreno urbano.

 

2.3.3. Conflictos en la interfaz rural

2.3.3.1. Persistencia contra roturaci�n

El conflicto se plantea acerca del uso del fuego para eliminaci�n de la vegetaci�n forestal y su posterior sustituci�n por cultivos agr�colas.

En general, las legislaciones establecen la inalienabilidad del terreno forestal p�blico. Esta limitaci�n legal al cambio de uso puede generar conflictos en los lugares en los que exista demanda de tierras para cultivo. Pero la tendencia actual es el agotamiento del conflicto por falta de esta demanda y, por tanto, el conflicto tiende a desaparecer.

 

2.3.3.2. Abandono de tierras

El conflicto se plantea como consecuencia del cese de actividades rurales en las tierras marginales. El abandono da lugar a la invasi�n por las especies de monte. Esa invasi�n genera en breve plazo acumulaciones de combustibles ligeros muy peligrosos, en los que los fuegos iniciados adquieren velocidades e intensidades altas.

La legislaci�n frente a este conflicto no pasa del establecimiento de incentivos para que los propietarios voluntariamente reduzcan dichas acumulaciones de combustibles.

La tendencia, por tanto, es la regulaci�n del cambio de uso de agr�cola a forestal, con fondos para hacerlo viable. Sin embargo, el proceso de abandono es m�s r�pido y extenso que las actuales pol�ticas y, adem�s, el abandono hace desaparecer a los propietarios que podr�an solicitar las subvenciones. Realmente es dif�cil que los propietarios quieran invertir la diferencia hasta el 100 por 100 del coste para proteger algo que no les produce nada. La conclusi�n es que este conflicto tiende a agravarse.

 

2.3.3.3. Pastoreo con empleo del fuego

El conflicto se plantea acerca del uso del fuego para el mantenimiento de la vegetaci�n herb�cea y eliminaci�n de la le�osa.

En general, la legislaci�n de todos los pa�ses prohibe el fuego en las superficies arboladas y en una faja a su alrededor. Fuera de esta zona se debe solicitar autorizaci�n a los Servicios Forestales. En general, hay normas que fijan la �poca de peligro en la que no puede autorizarse en ning�n caso.

No obstante, esta legislaci�n preventiva se ve indirectamente contrarrestada por las normas para la protecci�n de las poblaciones de monta�a. La situaci�n actual se caracteriza por la reducci�n continua del n�mero de pastores por la despoblaci�n rural. La incentivaci�n del pastoreo podr�a ser una soluci�n ante el conflicto, pero esta soluci�n puede plantear problemas. La tendencia es la de promoverla t�cnica de quema controlada.

La conclusi�n es que este conflicto no est� suficientemente debatido ni aclarado ante la opini�n p�blica.

 

2.3.3.4. Quemas sistem�ticas de restos agr�colas.

El conflicto se plantea acerca del uso del fuego para eliminaci�n de restos de cosechas (quema de rastrojos) y preparaci�n del terreno para nuevas siembras.

La legislaci�n es paralela a la que regula las quemas de pastos. El conflicto surge igualmente por el incumplimiento de las medidas de precauci�n que establece la ley y que se especifican en los permisos de quema.

La tendencia actual es el incremento de estas quemas. Frente a ello surgen pol�ticas educativas que tratan de mostrar los inconvenientes de las quemas para la productividad de la tierra, y la difusi�n de la t�cnica de quema controlada.

La conclusi�n es que este conflicto est� vigente, pero que existen pol�ticas que pueden tratarlo con eficacia.

 

2.3.3.5. Declaraci�n de zonas de especial protecci�n

El conflicto se plantea acerca de las limitaciones que dicha declaraci�n acarrea a las poblaciones locales. Cuando se hace una declaraci�n de este tipo, se producen determinadas restricciones encaminadas a la conservaci�n o restauraci�n de los recursos naturales. Ello tiene influencia inmediata en la vida de los habitantes de las zonas locales y pr�ximas y puede chocar con sus usos y costumbres, apareciendo enfrentamientos, de los que el incendio ser� un s�ntoma.

La tendencia en la pol�tica proteccionista es a reconocer estos conflictos potenciales y a arbitrar medidas compensatorias, que deben extenderse al �rea de influencia de los espacios protegidos. Aun as�, el conflicto no est� cerrado por la lentitud administrativa de los sistemas compensatorios, necesaria para evitar fraudes, y por los recelos que despierta.

La conclusi�n es que este conflicto tender� a extenderse, aun cuando puede controlarse con una buena gesti�n de los espacios protegidos.

 

2.3.3.6. Los cultivos forestales

Este conflicto procede del propio aprovechamiento forestal. La funci�n productora del monte es realizable si genera materias primas demandadas por la industria, pero el monte mediterr�neo no es precisamente el ideal para ello. En consecuencia, cuando existen condiciones adecuadas de suelo y humedad es normal que se prevea su transformaci�n en cultivo forestal.

El problema de los cultivos forestales es la continuidad del modelo de combustible, peligroso en la fase joven y propicia a los grandes incendios m�s tarde, si no est� sometido a una correcta selvicultura preventiva.

La consecuencia del debate sobre los cultivos forestales ha sido la paralizaci�n de los programas de reforestaci�n en grandes regiones.

La tendencia ha de ser la integraci�n de los principios de la selvicultura preventiva en los programas de reforestaci�n.

La conclusi�n es que se trata de un conflicto que debe ser manejado aplicando conocimientos t�cnicos cuyo esp�ritu debe ser transmitido a la opini�n p�blica.

 

2.3.4. Conflictos en la interfaz urbana

2.3.4.1. Transformaci�n a uso urbano

El conflicto se plantea al extenderse aceleradamente las zonas de uso urbano, ocupando primero las tierras agr�colas lim�trofes y despu�s las forestales m�s alejadas. Debido a la tecnolog�a actual se hace potencialmente urbanizable una proporci�n cada vez mayor del territorio.

 

En este caso, la legislaci�n limitativa del cambio de uso puede ser precisamente el pretexto para el incendio, si la existencia de la vegetaci�n forestal es la que condiciona el uso. En realidad esto no es as� en ning�n pa�s mediterr�neo, ya que si se pierde la vegetaci�n por el fuego, debe ser regenerada, es decir, no se admite el cambio de uso. No obstante, los medios de comunicaci�n afirman rutinariamente que se prenden incendios para urbanizar terrenos.

La conclusi�n es que se trata de un conflicto generador de incendios seg�n la opini�n p�blica, pero sin que ello haya sido realmente demostrado. Se trata de un tema que debe ser investigado.

 

2.3.4.2. Expansi�n de los usos recreativos en el �rea forestal

El conflicto se plantea como consecuencia de la invasi�n de los espacios forestales para el desarrollo de actividades recreativas como el excursionismo y la caza. La presencia creciente de personas en el monte se traduce en mayor probabilidad de utilizaci�n negligente del fuego. La legislaci�n de todos los pa�ses es an�loga. Las hogueras est�n reglamentadas del mismo modo que las quemas de pastos y agr�colas. Tambi�n est� prohibido arrojar cigarros encendidos.

La tendencia actual consiste en tratar de hacer efectivas estas normas, intensificando la vigilancia y limitando el tr�nsito por el monte.

La conclusi�n es que se trata de un conflicto de importancia creciente, pero que puede contenerse con medios tales como la educaci�n y la vigilancia disuasoria.

 

2.3.4.3. Basureros mantenidos con fuego

Este conflicto est� adquiriendo importancia creciente al aumentar aceleradamente la cantidad de desperdicios que se originan en las concentraciones urbanas. En las ciudades mayores hay fuertes inversiones en equipo para el tratamiento de las basuras. Sin embargo, en las ciudades medianas y peque�as se sigue recurriendo a su acumulaci�n y posterior eliminaci�n quem�ndolas, lo que puede producir l escape del fuego y su transformaci�n en incendio.

La legislaci�n existente en varios pa�ses da normas sobre la correcta instalaci�n de los basureros.

La tendencia actual ante el olvido en que se suelen tener estas normas es a la creaci�n de ayudas econ�micas a los municipios para el tratamiento de basuras.

La conclusi�n es que se trata de un conflicto que precisa mayor atenci�n por las autoridades locales.

 

2.3.5. Conflictos no relacionados directamente con el uso de la tierra

2.3.5.1. Venganzas

Pueden ser venganzas contra individuos o contra la sociedad. En las primeras, el fuego es uno de los medios para hacer da�o a una persona por una motivaci�n privada. En las segundas, la causa de la venganza puede ser muy variada como, por ejemplo, el cazador que no consigue un puesto para cazar y expresa su protesta quemando el monte.

En cualquier caso, el incendio intencionado es un delito en todas las legislaciones.

 

2.3.5.2. Delincuencia

En este caso, el incendio se utiliza bien para ocultar otro delito, bien para ayudar a realizarlo. Se pueden se�alar muchos ejemplos: cazadores furtivos, incendios para provocar futuras inversiones en reforestaci�n, incendios para distraer a la polic�a en operaciones de contrabando, incendios para deforestar y poder plantar despu�s especies de droga (Am�rica).

Estos casos son objeto igualmente de la sanci�n de las legislaciones penales.

Fuente: La defensa contra incendios forestales. Fundamentos y experiencias. Ricardo V�lez

MAPA DE ESPA�A

Mapa 1. Fuente: www.google.com.ar/im�genes

 

3. ALCANCES Y LIMITACIONES

El tiempo empleado en realizar este trabajo fue de 28 d�as.

La disponibilidad de material referente a incendios forestales es realmente amplia en Internet.

En particular sobre incendios forestales en Espa�a, es mucha la informaci�n de la que se dispone, de f�cil acceso, muy abundante en cantidad y en contenidos.

Existen diversas p�ginas espa�olas que abordan la tem�tica forestal por completo como en el caso de www.incendiosforestales.org donde el lector encontrar� todo tipo de informaci�n (clara y concisa) referida al tema.

En muchos sitios de Internet como tambi�n en art�culos de diarios espa�oles se mencionan los incendios forestales, sus causas y la problem�tica en general, pero no hay informaci�n referida a las acciones antr�picas que pueden transformar a un incendio en un desastre.

 

4. ANTECEDENTES

Existe gran variedad de publicaciones y trabajos referidos a los incendios forestales en Espa�a. A continuaci�n se detallan algunos:

Plan maestro de la reconstrucci�n nacional: Lineamientos del sector forestal. Autor: Flores Rodas, Jos� Guillermo; Santos Zelaya, Jos� Aroldo

Gu�as de salud para incendios de vegetaci�n. Autor: Secretar�a de Salud de Honduras. Municipalidad Distrito Central; Asociaci�n de Periodistas en Salud y Ambiente de Honduras; Organizaci�n Panamericana de la Salud.

Manejo de Incendios Forestales a Trav�s de la Participaci�n de las Comunidades Locales en Turqu�a. Autor: Mustafa Kurtulmuslu y Ekrem Yazici, Ministry of Forestry, Atat�rk Bulvari, 153, Bakanlikyar, 06100 Ankara, Turqu�a.

Necesidades y oportunidades de cooperaci�n internacional para afrontar los incendios forestales. Autor:

Sitios de Internet con contenido referido a los incendios forestales:

www.incendiosforestales.org sitio que trata a fondo y con informaci�n abundante y muy detallada la problem�tica de los incendios forestales en Espa�a.

www.nodo50.org sitio de Internet dedicado al estudio sobre incendios forestales en Espa�a

www.sequi.edu.mx sitio de Internet que trata la identificaci�n de �reas susceptibles a incendios forestales, en Durango, M�jico.

www.vitalis.net sitio se una ONG venezolana que trata la tem�tica forestal, los incendios y el tiempo necesario de que necesita un bosque para recuperarse.

 

5. ANALISIS Y DESARROLLO

El gran problema que enfrenta la sociedad espa�ola con respecto a los incendios forestales est� dado principalmente por la intencionalidad con la que son llevados a cabo. Un bosque no es en si mismo una zona de riesgo o un �rea amenazada por factores de la naturaleza ya que son pocos o poco probables los incendios originados por causas naturales en Espa�a.

Es la acci�n del hombre, la amenaza propiamente dicha, la que transforma a una zona forestal en un lugar altamente vulnerable.

Si bien los incendios en �reas forestales pueden ser originados por factores naturales como rayos, sequ�as, repentinos aumentos de la temperatura en zonas donde se haya hojarasca, etc.; son en realidad los factores antropol�gicos los que representan una real amenaza para estos ecosistemas.

La intencionalidad es el principal factor causante de incendios forestales en Espa�a. En el 52% de los casos los incendios son originados por causas intencionales.

Se sabe mucho sobre como mitigar los efectos del fuego, como detectar, analizar, y controlar un incendio; pero es muy poco lo que se sabe realmente con respecto a cuales son los factores que impulsan a ciertos grupos de personas a desatar un incendio en �reas forestales.

Como en la mayor�a de los conflictos de �ndole ecol�gica entran en juego factores econ�micos muy importantes que no hacen m�s que a�adir una cuota de "amenaza" a estas zonas de alt�simo valor en cuanto a si biodiversidad, que a su vez pueden tener importancia por el valor de las tierras mismas.

Las zonas forestales en Espa�a cuentan hoy en d�a con numerosos sistemas para prevenir y atacar los incendios forestales, pero cualquier esfuerzo se vuelve insuficiente si no se destinan recursos a la prevenci�n.

Teniendo en cuenta esto, podemos decir que es de suma importancia llevar a cabo un trabajo de concientizaci�n de la poblaci�n sobre los riesgos y amenazas que un incendio forestal representa.

La educaci�n cumple un rol fundamental en este aspecto. La divulgaci�n de la informaci�n en cuanto a como prevenir un incendio es una de las mayores fortalezas con las que cuenta hoy en d�a el gobierno espa�ol.

 

5.1. Definiciones

Terreno forestal Seg�n la Ley de Montes de 1957 (art. 1.�) es "la tierra en la que vegetan especies arb�reas, arbustivas, de matorral o herb�ceas, sea espont�neamente o procedan de siembra o plantaci�n, siempre que no sean caracter�sticas del cultivo agr�cola o fueren objeto del mismo" y que no tengan calificaci�n de terrenos urbanos.

Fuente: www.incendiosforestales.org

Incendio forestal o incendio de monte El incendio forestal es el fuego que se extiende sin control sobre terreno forestal, afectando a vegetaci�n que no estaba destinada a arder. Se deduce de esta definici�n que el incendio forestal es un fuego de vegetaci�n no agr�cola y que no incluye la quema de rastrojos, salvo que se pase a un monte. Es esencial la falta de control para que un fuego sea considerado incendio. Por ello, no se consideran incendios las quemas de pastos o de matorral o el empleo del fuego para eliminaci�n de residuos forestales, que no hayan causado da�os a juicio del Servicio encargado de la prevenci�n y no se hayan extendido m�s all� de la zona a la que ser�a prudente aplicar la operaci�n citada. Sin embargo, se considerar�n incendios estas quemas por el hecho de realizarse cuando est�n prohibidas, ya que, aunque los da�os puedan ser reducidos, su peligrosidad obliga a combatirlos.

Fuente: www.incendiosforestales.org

5.2. Clasificaci�n de las superficies incendiadas:

Superficie arbolada: Incluye las superficies recorridas por el fuego y cubiertas de �rboles productores de madera, le�a, resina, corcho o frutos forestales. Para que estas superficies sean consideradas arboladas el coeficiente de superficie cubierta debe ser superior al 20 por 100.

Superficie no arbolada: Si el fuego afecta solamente a matorrales o pastos, incluyendo los situados entre los �rboles sin da�ar �stos, aunque las copas puedan perder hojas o algunas ramas, se considera la superficie como no arbolada y se distribuye en las clases siguientes: �

Dehesa o monte abierto: los �rboles cubren menos del 20 por 100 de la superficie. Matorral y monte bajo: vegetaci�n le�osa de porte arbustivo.

Pastizales: vegetaci�n herb�cea.

Superficie no forestal: Si el fuego forestal alcanza a zonas agr�colas o urbanizadas, se diferencia su superficie en esta clase.

Fuente: La defensa contra incendios forestales. Fundamentos y experiencias. Ricardo V�lez y otros. Mc Graw Hill. 2000

 

5.3. Causas de los incendios forestales

La actual magnitud del fen�meno de los incendios forestales se debe a factores estructurales importantes, entre los que destacan:

 El abandono dr�stico de las actividades agrosilvopastorales que se ha producido en apenas cuarenta a�os debido al �xodo rural, con un incremento de la biomasa en los ecosistemas que los hace f�cilmente combustibles

 La permanencia de la cultura del fuego (quema de rastrojos y pastos) en una parte importante de la poblaci�n rural.

La lucha contra los incendios forestales se ha centrado casi exclusivamente en la extinci�n, olvidando la prevenci�n y una correcta planificaci�n forestal, enmarcada en una buena ordenaci�n del territorio.

En la actualidad las mayores inversiones en materia forestal est�n destinadas a la extinci�n de incendios, la construcci�n de infraestructuras asociadas a �stos: red de cortafuegos, red de pistas forestales, puntos de agua, etc. y reforestaci�n de terrenos incendiados.

Es decir, que si existe alg�n negocio floreciente en torno a los bosques, �ste est� asociado a apagar incendios, pero bajo ning�n caso a prevenirlos.

 

5.4. Principales causantes de incendios forestales.

De forma general, las causas de los incendios forestales se clasifican en seis grandes grupos:

  • – Rayo
  • – Negligencias
  • – Causas fortuitas
  • – Intencionados
  • – Desconocidas
  • – Reproducciones de incendios anteriores.

 

5.5. Consecuencias de los Incendios

Los incendios producen contaminaci�n del aire y del agua, se pierden nutrientes y microorganismos del suelo, la vegetaci�n se degrada y se pierde, adem�s disminuye la flora porque desaparece el h�bitat natural y con ello la fauna de la regi�n afectada que no logra reinsertarse en otros ambientes.

A esto deben sumarse, la p�rdida de vidas humanas, los impactos econ�micos sobre viviendas e infraestructuras en general, y la disminuci�n de la oferta tur�stica.

 

5.6. Nuevas tecnolog�as para combatir el fuego.

En la lucha constante que se mantiene contra los incendios forestales, tanto en sus aspectos preventivos como de combate, aparecen constantemente nuevas tecnolog�as y materiales que, son en ocasiones herramientas �tiles que ayudan la defensa contra incendios forestales.

Normalmente, estas tecnolog�as vienen asociadas al r�pido desarrollo que se ha producido en los �ltimos a�os en el campo de las telecomunicaciones y la inform�tica.

La incorporaci�n l�gica de estas tecnolog�as a los incendios forestales lleva inexorablemente a que los servicios de Prevenci�n y Extinci�n de Incendios se doten de modernas Centrales de Operaciones en las que las consultas de datos, cartograf�a digital e intercambio de informaci�n digital con unidades perif�ricas juega un papel decisivo.

Las utilidades proporcionadas por estas tecnolog�as constituyen una ayuda inestimable para una m�s documentada toma de decisiones.

Fuente: www.Incendiosforestales.org

 

5.7. Sistemas, Equipos, Organizaci�n.

Una detecci�n eficiente dentro de un programa de lucha contra el fuego garantiza que los da�os producidos por el fuego y los gastos de las operaciones de extinci�n sean m�nimos.

 

5.7.1. Fundamentos de la detecci�n de incendios forestales

La detecci�n de incendios se fundamenta en una serie de actividades cuyo objetivo es descubrir, localizar y comunicar el inicio de un fuego a la Central de Operaciones.

Las condiciones principales de la detecci�n son:

– Debe ser lo m�s r�pida posible.

– Debe ser capaz de obtener la mayor cantidad de informaci�n �til sobre el fuego.

– Debe ser r�pida, clara y precisa en la entrega de la informaci�n a la Central de Operaciones.

Las fuentes de detecci�n en Espa�a son:

– Vigilantes de puestos fijos

-Vigilancia m�vil

– Personal ajeno que normalmente avisa telef�nicamente.

Fuente: www.incendiosforestales.org

 

5.7.2. Cuadro de clasificaci�n de alarmas vs. sistemas de detecci�n.

Clasificaci�n e identificaci�n de la alarma por el humo

 

Seg�n su origen:

– Falsos: no corresponde a una combusti�n (polvareda, remolinos de aire, etc.)

– Leg�timos: corresponde a una quema autorizada

– Ileg�timos: pueden provocar un incendio forestal

 

Seg�n el color:

– Blanco: corresponde a quema de combustibles livianos

– Gris claro: corresponde a quema de combustibles semi livianos

– Gris oscuro: corresponde a quema de combustibles pesados

– Amarillo: corresponde a quema de resinosas

 

Seg�n el volumen:

– Peque�o

– Mediano

– Grande

Sistemas de detecci�n

 

 

Los sistemas utilizados actualmente son los siguientes:

– Detecci�n terrestre fija

– Detecci�n terrestre m�vil

– Detecci�n a�rea-

Otros sistemas

Fuente: www.incendiosforestales.org

 

Foto 5.7.2.1. Puesto de vigilancia de guarda parques. Fuente DGCN.

 

5.7.3. Detecci�n terrestre fija, m�todos y equipos

Normalmente se utiliza por dos causas principales:

– En �reas donde el recurso forestal a proteger posee un alto valor socioecon�mico y/o ecol�gico

– En zonas de alto riesgo de incendios

En Espa�a la detecci�n terrestre fija se establece de junio a octubre en un periodo que se denomina "campa�a de incendios". Seg�n el a�o este periodo puede alargarse o acortarse. Tambi�n es caracter�stica en Espa�a la "campa�a invierno-primavera", localizada principalmente en el tercio norte peninsular.

 

5.7.4. Establecimiento de la red de vigilancia

De acuerdo con el �rea a proteger, riesgo de la zona y graduaci�n en el tiempo del peligro de incendios, se establecen en el territorio una red de puntos de observaci�n que constituyen los "puestos fijos de vigilancia".

La elecci�n de los emplazamientos de los puestos fijos en las comarcas forestales puede establecerse por el proceso siguiente:

Inventario de puntos posibles con ayuda de cartograf�a y el an�lisis estereosc�pico de las fotograf�as a�reas de la comarca.

Primera selecci�n entre los puntos posibles mediante visitas al terreno y consultas con la poblaci�n.

Selecci�n definitiva mediante an�lisis de perfiles transversales, superficies cubiertas y �reas ciegas.

Plano digitalizado que incluya el relieve, existen programas inform�ticos que permiten una selecci�n de puestos fijos, pues cifran para cada uno de ellos las superficies de �reas cubiertas y ciegas.

�rea, Como norma general, en terreno accidentado, el radio que determina el campo de visi�n puede fijarse en 10 Km y en terreno llano en 20 Km. Teniendo en cuenta las �reas ciegas, puede darse como superficie �til a proteger entre 25000 ha y 50000 ha, seg�n zonas. Adem�s:

La densidad de puestos de vigilancia debe ser funci�n de la importancia forestal y ecol�gica del �rea a proteger, as� como del riesgo temporal de incendios.

Terrenos accidentados, presentan mayor porcentaje de �reas ciegas que los llanos, �stos precisan menor densidad de puestos de vigilancia que los accidentados.

Radio operativo, definido por el campo de visi�n debe tenerse en cuenta que la visibilidad es mayor en direcci�n al Sol que de espaldas a �l y que los fondos oscuros favorecen la visibilidad por contraste.

Limitaciones temporales de la visibilidad: brumas, cielo salpicado de nubes, fuerte viento, etc., que dificulten la localizaci�n del foco del fuego, as� como las tormentas, requieren reforzar la vigilancia fija con la m�vil.

 

 

5.7.5. Tipo de puestos de vigilancia

– Casetas – Torres

Las torres se construir�n en aquellos lugares en los que se quiera aumentar la visibilidad reduciendo las �reas ciegas, en terrenos llanos o poco accidentados y en puntos rodeados de arbolado. Las casetas se construir�n en las restantes circunstancias.

Foto 5.7.5.1. Torre de vigilancia. Fuente: www.incendiosforestales.org

 

Consideraciones importantes a tener en cuenta en las construcciones de puestos de vigilancia:

– La defensa contra descargas el�ctricas (rayos).

– Los caminos de acceso a puestos situados en lo alto de las monta�as no deben producir impacto y si lo producen, corregirlo.

– Las construcciones de madera de casetas y torres, aparte de poder ser desmontables, por est�tica y aislamiento deben anteponerse, e incluso sustituir, a las de obra y met�licas.

 

5.7.6. Equipos, condiciones del vigilante y formas de operar

Equipo necesario:

Torre o caseta

Sistema de comunicaci�n con la Central de Operaciones por medio de equipos de radio o telefon�a m�vil en puestos importantes con funciones de coordinaci�n.

– Prism�ticos

– Cartograf�a del �rea a proteger con la m�xima informaci�n geogr�fica y de la vegetaci�n

Libro de registro de incidencias

– Sistema de localizaci�n en el terreno del foco del fuego y su identificaci�n aproximada en el mapa.

Condiciones del vigilante:

– Debe conocer la zona a controlar o adiestrarse los primeros d�as de vigilancia.

– Debe tener buena vista.

– Debe ser capaz de trabajar con mapas e instrumental variado.

– Debe saber hablar y manejar correctamente los transceptores de radio.

– Debe estar acostumbrado a la soledad.

– Debe ser seleccionado preferentemente en un curso de formaci�n que incluye un examen psicot�cnico de acuerdo a las exigencias del puesto de trabajo.

Formas de operar:

– Turno: de 1 a 3 turnos de 8 horas, pudiendo extenderse hasta 12 horas de acuerdo con las normas laborales.

M�todo de observaci�n: panor�mico (general) o sistem�tico (por sectores).

– Transmisi�n de informaci�n: cadencialmente con la Central de Operaciones y siempre en el momento que se genere una alarma.

 

5.7.7. Alarma de incendios

Producida una alarma, la informaci�n que se pase a la Central de Operaciones debe ser r�pida, clara y precisa, debiendo comprender lo siguiente:

– Localizaci�n geogr�fica del foco del fuego.

– Combustibles afectados.

– Accesos posibles al lugar del siniestro. Para medios a�reos, coordenadas del punto en el mapa.

Comportamiento del fuego en cada momento con sus variaciones notables.

– Informaci�n sobre la fuerza y direcci�n del viento.

– Anotaci�n en el libro de registro.

– Cualquier informaci�n que sea importante para la Central de Operaciones y personal de combate.

– Siempre la informaci�n que se d� por radio debe someterse a la disciplina marcada.

5.7.8. Detecci�n terrestre m�vil

Se emplea fundamentalmente:- En zonas de alto riesgo- En �reas con recursos forestales valiosos o valores ecol�gicos sobresalientes.- En sectores no visualizados por el sistema de detecci�n terrestre fijo (�reas ciegas)- Como refuerzo temporal al sistema de puestos fijos en d�as/horas de visibilidad reducida o de �ndice de peligro extremo.

5.7.9. Rutas, Equipos y Formas de operar.

Programaci�n de la ruta:

– Recorridos c�clicos en un tiempo m�nimo

– M�ximo cubrimiento del sector, desplaz�ndose por caminos con la mayor visibilidad

– Zonas con mayor afluencia de visitantes en los d�as y horas que se produce

– �reas donde se usa el fuego por la poblaci�n rural

Equipo necesario:

– Medio de transporte

– Radio

– Libro de registro

– Herramientas para el primer ataque.

– Extintores de explosi�n

Formas de operar:

– Cuando el �ndice de peligro suponga una alta probabilidad de incendio.

– Rutas preestablecidas seg�n factores de riesgo temporales o incidencia en la causalidad humana y natural.

– Transmisi�n de la informaci�n semejante a la de los puestos fijos, buscando un sitio de buena cobertura de radio.

 

 

5.7.10. Ventajas y limitaciones de la vigilancia terrestre m�vil.

Ventajas:

– Posee efecto disuasorio al sentirse vigilados los visitantes, pobladores, transe�ntes, etc.

– Posibilita un primer ataque al incendio, llegando incluso a su control

– Mejora grande de la informaci�n a la Central de Operaciones.

Limitaciones:

– La vigilancia es interrumpida, pues pasa cierto tiempo entre dos recorridos por la misma zona

– Impuestas por la ruta con campo de visi�n reducido que se mejora parcialmente en sitios prefijados de buena visibilidad panor�mica.

5.7.11. Veh�culos de Vigilancia y Primer Ataque (VVPA)

El objetivo de estos equipos es que los focos de fuego no se extiendan y queden en conatos (incendios menores de una hect�rea).

La composici�n del VVPA es:

– Un chasis todo terreno tipo cabina-caja (pick-up)

– Un m�dulo ligero de extinci�n desmontable.

– Un equipo de vigilancia y toma de datos


Equipo de emergencia y radiocomunicaciones.

 

 

Foto 5.7.11.1. Veh�culo de vigilancia y primer ataque. Fuente: www.incendiosforestales.org

 

5.7.12. Detecci�n a�rea

Se utiliza principalmente:

– En �reas extensas con recursos forestales importantes y Parques o Reservas de considerable superficie.

– En zonas con escasez de puestos fijos y m�viles de vigilancia

– En grandes superficies con alto riesgo, preferentemente en d�as y horas de peligro extremo.

Foto 5.7.12.1. Avi�n utilizado para la detecci�n a�rea de incendios forestales. Fuente: www.incendiosforestales.org

 

5.7.13. M�todos, equipos y formas de operar.

La programaci�n de rutas se realizar� a partir de:

– An�lisis de riesgo, seg�n ocurrencia hist�rica temporal

– An�lisis de combustibles, seguimiento de inflamabilidad y combustibilidad

– Da�o potencial seg�n valores socioecon�micos y ecol�gicos de la vegetaci�n del �rea a proteger.

 

 

Equipo necesario:

– Avi�n o helic�ptero

– Base a�rea pr�xima

– Transceptores de radio

– Mapas

– Equipos complementarios (GPS, c�mara de TV, detectores de IR, transmisi�n de im�genes por telefon�a m�vil, microondas, etc.)

– Tripulaci�n

Forma de operar:

– Oportunidad

– Ruta preestablecida

– Transmisi�n

 

5.7.14. Ventajas y limitaciones de la detecci�n a�rea

Ventajas:

– Permite observar gran cantidad de superficie por unidad de tiempo.

– Gran flexibilidad

– Puede efectuar un reconocimiento del incendio ya detectado, entregando informaci�n adicional.

– Facilidad para que la informaci�n sea precisa y exacta de la evoluci�n del incendio.

– Eventualmente o con misi�n espec�fica de aeronave de coordinaci�n que apoye al Director de Extinci�n.

– Puede actuar como aeronave de vigilancia y primer ataque.

 

 

Limitaciones:

– Observaci�n interrumpida con un periodo de tiempo largo entre dos vuelos de la misma zona.

– Imposibilidad de operar bajo condiciones meteorol�gicas adversas.

– Costes de operaci�n generalmente elevados, s�lo justificables como refuerzo de la vigilancia tradicional.

5.7.15. Aeronaves de vigilancia y primer ataque

En los �ltimos a�os, en Espa�a por el desarrollo espectacular del empleo de medios a�reos de extinci�n, se emplean tambi�n aviones con capacidad de unos 3100 litros para misiones de vigilancia junto con el primer ataque. La posibilidad de actuar con un medio r�pido garantiza la extinci�n de un incendio en su inicio con una o dos descargas normalmente con retardantes o espumas. Los costes elevados por el n�mero de horas de vuelo a contratar requieren un estudio previo.

Otros sistemas de detecci�n

Se rese�an seguidamente, pues no se considera necesaria una descripci�n detallada por su alto coste y limitaciones de su aplicaci�n, los sistemas siguientes:

Televisi�n en circuito cerrado

– Detecci�n con rayos infrarrojos de puestos fijos

– Detecci�n con rayos l�ser

Fuente: La defensa contra incendios forestales. Fundamentos y experiencias. Ricardo V�lez y otros. Mc GrawHill. 2000

5.7.16. Detecci�n de Incendios por Infrarrojos

Todos los cuerpos emiten radiaciones y �stas pueden detectarse por medio de c�maras o sensores de infrarrojos (IR), dando una imagen en la que se distingue el cuerpo a m�s alta temperatura del resto de su entorno.

En esencia el sistema consta de un Detector IR (c�mara IR), un Analizador/Transmisor de datos y un ordenador. Un microprocesador del instrumental analiza las informaciones que le son transmitidas por el detector, que una vez grabadas como imagen t�rmica del paisaje en una vuelta del posicionador las compara con la siguiente vuelta para ver las diferencias entre ellas.

Generalmente, los programas de ordenador en los que se basa el sistema requieren una fase de campo para adaptar el programa a la situaci�n real del punto de observaci�n con respecto a la detecci�n �til para incendios forestales (deben eliminarse puntos calientes como chimeneas, luces de casas, motores, etc.).

Por muy bueno que sea el dispositivo de detecci�n siempre se necesita la imagen de TV que proporcionan c�maras de visi�n diurna y nocturna.

Las ventajas de la detecci�n IR son: Eficaz en la detecci�n nocturna y en los d�as de mala visibilidad, precisi�n en la detecci�n y propagaci�n del fuego.

Como inconvenientes cabe destacar: Dificultad en la eliminaci�n de falsas alarmas, complejidad del instrumental para su manejo, alcance limitado y exclusivo de las zonas expuestas, alto coste del instrumental, instalaci�n y mantenimiento

Fuente: La defensa contra incendios forestales. Fundamentos y experiencias. Ricardo V�lez y otros. Mc Graw Hill. 2000

Imagen 5.7.16.1. Ejemplos de im�genes infrarrojas. Fuente: www.incendiosforstales.org

 

5.7.17. Aplicaciones del GPS en la lucha contra incendios forestales en Espa�a

Tras la presentaci�n del estudio por parte de la UPM (Universidad Polit�cnica de Madrid) que evalu� las utilidades del GPS y los receptores que hab�a en esos momentos en el mercado para conocer a fondo sus prestaciones, se decide incluir equipos GPS en los trabajos de 1992 con las siguientes acciones:

– Adquisici�n de navegadores GPS con destino a los aviones anfibios CL-215

– La exigencia, en los pliegos de condiciones de contrataci�n de aeronaves de vigilancia y coordinaci�n, de la dotaci�n de navegador GPS. En el resto de aeronaves arrendadas se favorec�a como criterio de selecci�n que contasen con navegador. A partir de 1993 ya se exige para todas las aeronaves arrendadas.

– La compra de un equipo con memoria y almacenamiento de ficheros para la realizaci�n de planimetr�as de grandes incendios.

– El encargo de un nuevo estudio a la UPM sobre la viabilidad y puesta en pr�ctica de un sistema de seguimiento de m�viles.

Gracias al GPS y a su integraci�n con los Sistemas de Informaci�n Geogr�fica se ha podido realizar en Espa�a la planimetr�a de grandes incendios. Esto permite, entre otras muchas cosas, determinar:

– Superficies seg�n tipo de vegetaci�n

– Superficies seg�n propiedad y tipos de vegetaci�n

– Superficie afectada de Espacios Naturales Protegidos

– Especies y vol�menes de madera afectados.

Foto 5.7.17.1. Equipo de GPS port�til utilizado en Espa�a para combatir incendios forestales. Fuente: www.incendiosforestales.org

 

5.8. T�cnicas de Investigaci�n de Causas

El �nico camino para controlar el fen�meno de los incendios forestales y reducir los da�os y la alarma social que provoca es la prevenci�n.

Por tanto, la primera tarea para acabar con este problema ser� determinar con certeza cu�les son las causas reales que lo provocan. Para los responsables de conservar la Naturaleza y gestionar sus recursos las generalizaciones no sirven. Es preciso conseguir argumentos basados en informaci�n objetiva, tan detallada como sea posible, sobre las causas que verdaderamente han provocado los incendios en una zona concreta. La t�cnica del M�todo de las Evidencias F�sicas (MEF) permite reconstruir la evoluci�n de un incendio forestal, a trav�s del estudio del comportamiento del fuego, hasta determinar su punto de origen y, una vez en �l, clasificar la causa que lo provoc� e identificar al autor o, al menos, sus motivaciones.

5.8.1. Proceso de la investigaci�n

Para conocer por qu� y qui�n ha provocado un incendio se abre una investigaci�n. �sta comienza con la noticia misma del incendio y sigue con un complejo proceso, finalizado el cual los investigadores podr�n determinar la causa del mismo.

5.8.2. Noticia del incendio

El equipo de investigaci�n de las causas debe permanecer en contacto permanente y directo con la red de detecci�n de incendios forestales, siendo avisado inmediatamente de todas las alarmas que se produzcan en su zona de actuaci�n. Una vez confirmado el incendio, se anotar� la fecha y la hora del aviso, as� como los datos de la persona que dio la alarma (domicilio, tel�fono, etc.). Puede que este sea el �nico testigo del que se disponga para interrogar.

5.8.3. Recogida de datos hist�ricos y meteorol�gicos

Despu�s de localizar el incendio, se solicitar� a la central de operaciones los siguientes datos:

– Serie hist�rica de incendios en la zona y sus causas

– Datos meteorol�gicos de d�as anteriores y del momento del incendio

Una vez que la BIIF (Brigada de Investigaci�n de Incendios Forestales) llega a la zona incendiada, realiza un primer reconocimiento de la situaci�n. Para averiguar cu�l ha sido la causa que provoc� el incendio es necesario encontrar el punto de inicio. Para ello hay que establecer sobre el terreno una zona de trabajo donde es previsible que �ste pueda encontrarse.

5.8.4. Determinaci�n de la geometr�a del incendio

Cuando el incendio investigado es de peque�as dimensiones ser� f�cil estudiarlo en su totalidad hasta determinar el �rea donde se inici�, dentro de la cual encontraremos el correspondiente punto o puntos de inicio.

En caso que el incendio sea tan grande que s�lo sea posible observarlo en su totalidad desde el aire, se recurre a la determinaci�n de la geometr�a del incendio. Consiste en asimilar el per�metro del incendio estudiado a uno de los modelos geom�tricos de propagaci�n. Esto nos permite situar, aproximadamente, la zona de inicio. Los modelos geom�tricos de propagaci�n son ocho.

5.8.5. Aplicaci�n del M�todo de las Evidencias F�sicas

Una vez determinada la geometr�a del incendio y establecida una zona de inicio m�s o menos amplia, ser� necesario reducir a�n m�s esa superficie, hasta obtener el �rea de inicio. En �sta la investigaci�n se har� minuciosamente hasta encontrar el medio de ignici�n y la posible causa. Para establecer el �rea de inicio de emplea el M�todo de las Evidencias F�sicas (MEF), que nos permite reconstruir la evoluci�n del incendio a trav�s de los vestigios que �ste ha dejado en su avance.

Del an�lisis de los vestigios se obtienen datos sobre la direcci�n de propagaci�n, la intensidad cal�rica y la velocidad de avance del incendio y su correcta interpretaci�n nos permite localizar el punto o puntos de inicio, objetivo fundamental del proceso de investigaci�n y del que depende su �xito ya que es en este punto de inicio donde est� la informaci�n sobre el medio de ignici�n y la causa del incendio, adem�s de la mayor�a de las pruebas f�sicas que podr�n ser utilizadas judicialmente a la hora de relacionar el hecho con el autor.

Los vestigios que se�alan el progreso de un incendio son diez:

– Grado de da�os

– Patr�n de quema

Exposici�n/Protecci�n

– Lascamiento

– Modelos de carbonizaci�n

– Escamado

– Petrificaci�n

– Manchas de holl�n

– Color de las cenizas

– Tallos de gram�neas

5.8.6. Delimitaci�n del �rea de inicio

Para poder aplicar el m�todo de las evidencias f�sicas y localizar el punto de inicio, es imprescindible saber interpretar el comportamiento del fuego forestal. Los conocimientos de la din�mica del fuego junto con la lectura de los vestigios, permiten al investigador dibujar sobre el terreno el cuadro de indicadores de direcci�n y sentido de la propagaci�n. De esta manera se podr� delimitar una peque�a superficie denominada �rea de inicio. Dentro de ella est� la informaci�n necesaria para conocer la causa que ha provocado el incendio.

5.8.7. Validaci�n del �rea de inicio

Una vez delimitada el �rea de inicio y antes de realizar su an�lisis pormenorizado, es preciso comprobar que su ubicaci�n es correcta. Para ello se recurre a confirmarla con el testimonio de los medios de extinci�n que actuaron en primer lugar y con el de los testigos presenciales, ya que es posible que existan otros puntos de inicio.

5.8.8. Determinaci�n del punto de inicio

La misi�n del investigador va a ser relacionar los hechos ocurridos con el autor, hallando las pruebas necesarias para ello. �stas se encontrar�n en el lugar donde se inici� el incendio. Para reconocer y determinar el punto de inicio, as� como para localizar el medio de ignici�n, el �rea delimitada anteriormente ser� parcelada en calles de medio metro de ancho y con la longitud necesaria.

A continuaci�n se examina atentamente cada una de estas parcelas, examinando los vestigios y buscando todo aquello que no concuerde con el patr�n general del terreno. Tambi�n se utilizar� un im�n potente para recoger restos met�licos y una lupa para las observaciones en detalle.

Los vestigios e indicadores presentes sobre el terreno permiten al investigador justificar su argumentaci�n mediante pruebas t�cnicamente v�lidas. Estas pruebas permiten tambi�n comprobar las declaraciones de los testigos.

Cuando se localice una prueba, �sta se identificar� se�alando su localizaci�n para evitar que sea destruida. Antes de retirarla ser� fotografiada desde tres perspectivas y aproximaciones diferentes, siendo la �ltima foto de detalle, y situando junto a ella un objeto que sirva de escala.

Las pruebas analizadas e identificadas se clasificar�n en funci�n de su utilidad.

Una vez identificados el punto de inicio y los indicios all� presentes, se podr� proceder a la reconstrucci�n de la escena del incendio y de los hechos all� sucedidos.

5.8.9. Establecimiento del cuadro de indicadores de actividad. Prueba material.

El cuadro de indicadores es el registro escrito de la serie de evidencias de actividades, tanto f�sicas como humanas, presentes en la zona de inicio del incendio. Confront�ndolas entre s�, posibilitan la clasificaci�n de la causa que lo provoc�.

Elaborar el cuadro de indicadores de actividad tiene como objetivo establecer una hip�tesis sobre la causa del incendio. Para que sea v�lido hay que comprobar la repetici�n de hechos iguales, pertenecientes a la misma actividad, en muchos incendios, a fin de estar seguros de que un hecho es caracter�stico de una actividad concreta.

Existen una serie de cuadros de indicadores que corresponden a las siguientes actividades:

Rayo

– Fuegos de artificio

– Apicultura

– Caza y animales salvajes

– Actividades recreativas

– Fuegos intencionados

– Quema en el medio agr�cola

– Quema de residuos agr�colas

– Actividades ferroviarias

– Fumadores

– Quema de basuras

– Cuadro de indicadores de otras actividades

El cuadro de indicadores de actividad establecido por los investigadores se compara con �stos y se comprueba si los hechos registrados se corresponden con los que caracterizan a estas actividades. En tal caso se apuntar�a �sta como la posible causa del incendio. Si no coincidieran, ser�a necesario crear otro cuadro de indicadores, propio de esta nueva actividad.

Al llegar a este punto se elabora, con toda la informaci�n obtenida, un documento que constituye la prueba material de la investigaci�n.

5.8.10. Testimonios de los testigos. Prueba personal.

La informaci�n obtenida sobre el medio de ignici�n y el posible autor, recogidos en la fase de prueba material, se debe contrastar con las declaraciones de los testigos del incendio y de las personas relacionadas con �ste. Estos testimonios constituyen la prueba personal.

El interrogatorio de los testigos en el lugar del siniestro es una de las partes de mayor importancia en la investigaci�n. Los testigos ser�n interrogados por un representante oficial autorizado.

5.8.11. Relaci�n entre la prueba material y personal

Con los datos obtenidos al localizar el medio de ignici�n, el cuadro de indicadores de actividad y las declaraciones de los testigos, es posible realizar una reconstrucci�n de las circunstancias que determinaron el inicio del fuego.

No obstante, antes de poder establecer una hip�tesis central sobre la causa del incendio ser� necesario comprobar muy bien qu� relaciones hay entre la prueba material y personal elaboradas durante la investigaci�n. Esto ser� especialmente determinante en los fuegos de origen antr�pico, porque de ello depender� el poder relacionar o no a los posibles sospechosos de su inicio.

5.8.12. Establecimiento y validaci�n de la hip�tesis central de la causa del incendio

La hip�tesis central sobre la causa del incendio investigado se establece al cotejar la prueba material con la prueba personal. Las relaciones encontradas entre ellas determinan una posible causa del incendio, con altas probabilidades de ser la real. Tambi�n es posible que con las pruebas encontradas, tanto f�sicas como personales, se puedan establecer otras hip�tesis sobre el origen del fuego.. Por este motivo, es necesario efectuar un escrupuloso proceso de an�lisis para poder llegar a establecer la hip�tesis central como v�lida y, por tanto, como causa del incendio estudiado.

Si este proceso de validaci�n es superado, se estar� en condiciones de establecer la CAUSA que provoc� el incendio forestal.

En caso de que esta hip�tesis se demuestre como no v�lida, o haya otras que se ajusten a la situaci�n, habr� que comenzar el proceso de investigaci�n otra vez desde el principio.

Fuente: La defensa contra incendios forestales. Fundamentos y experiencias. Ricardo V�lez y otros. Mc Graw Hill. 2000

 

 

6. CONCLUSIONES

Los incendios forestales en Espa�a son recurrentes, causados por factores naturales y por factores antropicos, siendo estos �ltimos los predominantes.

Aproximadamente el 50% de los incendios forestales es originado por causas intencionales. Esto representa un alto grado de vulnerabilidad para las zonas forestales y hace que sea muy dif�cil combatir sus causas.

La responsabilidad de cuidar las zonas forestales es de las autoridades gubernamentales o nacionales espa�olas, de los ciudadanos, los propietarios de tierras forestales y las administraciones.

Los factores que motivan a ciertos sectores de la sociedad espa�ola a quemar las zonas boscosas, sean estas privadas, p�blicas o protegidas son mayoritariamente econ�micos.

Industrias y sectores que se ven beneficiadas a ra�z de un incendio forestal: sector inmobiliario, industria de regeneraci�n y recomposici�n de zonas quemadas, grupos de bomberos que ven amenazadas sus fuentes de trabajo, industria de comercializaci�n de maderas quemadas, etc.

La legislaci�n espa�ola respecto a incendios forestales es abundante.

Los equipos encargados de controlar los parques y zonas forestales cuentan con elementos de �ltima tecnolog�a y est�n perfectamente equipados para detectar, pronosticar el crecimiento y combatir un incendio forestal. Este es un factor de suma importancia para reducir el riesgo y evitar que un incendio desencadene en una cat�strofe ambiental.

La prevenci�n constituye la primer herramienta para disminuir la amenaza de un incendio forestal en Espa�a.

 

7. RECOMENDACIONES

Se debe hacer un especial hincapi� en aspectos de prevenci�n garantizando el equilibrio de conservaci�n/ producci�n, centrando los esfuerzos y las inversiones en la pr�ctica de una silvicultura preventiva.

La legislaci�n debe controlar de manera muy estricta los canales de comercio de la madera quemada (dado el gran volumen de �sta) con el fin de evitar que esto se transforme en una tentaci�n para quienes provocan los incendios motivados por factores econ�micos. Es preciso establecer un circuito propio de comercio para la madera quemada perfectamente controlado y transparente.

Las Leyes Forestales deber�n introducir un art�culo que proh�ba cualquier cambio de uso permanente o temporal de los montes.

Las publicidades referidas a evitar los incendios forestales deben incluir tanto a las detenciones de quienes son atrapados quemando �reas forestales, que son consecuencia de las investigaciones, como a las sentencias condenatorias y sanciones por actos que hayan provocado incendios forestales. Las Fiscal�as deber�n dar prioridad a los procedimientos en esta materia por su efecto disuasorio.

Es preciso fomentar la ampliaci�n, creaci�n de empleo y estabilidad de los trabajadores en labores relacionadas con el monte, para evitar que sean �stos los que comiencen un incendio.

El control de la industria de la extinci�n y reforestaci�n, debe ser muy minucioso, con el fin de que sus beneficios no dependan directamente del aumento del n�mero y extensi�n de los incendios. Potenciando expl�citamente la creaci�n de sectores industriales que centren su trabajo en la conservaci�n de las masas forestales y la prevenci�n frente a los incendios forestales.

 

8. BIBLIOGRAFIA

www.incendiosforestales.org sitio que trata a fondo y con informaci�n abundante y muy detallada la problem�tica de los incendios forestales en Espa�a.

www.nodo50.org sitio de Internet dedicado al estudio sobre incendios forestales en Espa�a

www.sequi.edu.mx sitio de Internet que trata la identificaci�n de �reas susceptibles a incendios forestales, en Durango, M�jico.

www.vitalis.net sitio se una ONG venezolana que trata la tem�tica forestal, los incendios y el tiempo necesario de que necesita un bosque para recuperarse

Plan Nacional de Manejo del Fuego, Argentina http://www.medioambiente.gov.ar/pnmf/default.htm

Reuni�n de la FAO sobre pol�ticas p�blicas que afectan a los incendios forestales. Estudio FAO Montes 138. ISBN 9251042896.

Communities in Flames: Proceedings of an International Conference on Community Involvement in Fire Management. FAO Regional Office of Asia and the Pacific, Publication 2002/25. ISBN 974-7946-29-7. www.fao.org/docrep/005/AC798E/AC798E00.HTM

Comisi�n Nacional de Actividades Espaciales � CONAE http://www.conae.gov.ar/caratula.html

Centro de Investigaci�n y Extensi�n Forestal Andino Patag�nico (CIEFAP) http://www.ciefap.org.ar/

Community-based fire management: case studies from China, The Gambia, Honduras, India, the Lao People's Democratic Republic and Turkey. Forest fire management � Working paper 2. www.fao.org/forestry/site/23547/en

Legal Frameworks for Forest Fire Management; International Agreements and National legislation. Forest fire management � Working Paper 3. www.fao.org/forestry/site/3470/en

Global forest fire alerts. Sitio web de la FAO sobre Montes. www.fao.org/forestry/site/fire-alerts/en



 

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