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El estudio del estado de ánimo en mujeres con obesidad exógena ligera



    La desnutrición y el hambre son las mayores
    epidemias del mundo, pero la mal nutrición por exceso
    constituye también un signo de alarma por su
    repercusión negativa en la salud de las
    personas.

    La obesidad
    representa un serio problema de salud a nivel mundial, y aunque
    generalmente se considera que su mayor incidencia se presenta en
    las poblaciones de alto poder
    adquisitivo de los países industrializados, la misma
    también es frecuente en los países pobres con bajo
    nivel de desarrollo, en
    los cuales está asociado, principalmente, el consumo de
    productos de
    manufactura
    barata, con un alto contenido en carbohidrato simples y grasa
    saturadas.

    Estudios realizados en nuestro país por el
    Instituto Nacional de Nutrición e Higiene, permite
    afirmar que alrededor del 25% de la población en Cuba ha sido
    obesa, de aquí la importancia de continuar profundizando
    en los estudios sobre esta enfermedad. (1)

    En todo el mundo se vienen realizando campañas
    dirigidas a mejorar los hábitos alimentarios de la
    población, en nuestro país se trabaja en esa
    dirección a través del medico de
    la familia, el
    MINSAP, el Instituto Nacional de Nutrición e Higiene de
    los alimentos, el
    Ministerio de la Agricultura,
    el Ministerio de Educación, el MINBAS,
    la FMC y otras instituciones
    y organismos.

    No siempre se sabe como lograr una mejor
    utilización de los alimentos, el desconocimiento de su
    valor
    nutritivo, junto con la acción
    interferente de ciertos gustos y costumbres, pueden crear
    condiciones que conduzcan a una mala nutrición por
    exceso.

    Aunque el fenómeno de la obesidad se presenta con
    mayor frecuencia a medidas que las personas envejecen,
    también puede aparecer a cualquier edad y dentro de los
    más variados grupos etarios,
    influyen la infancia,
    niñez y adolescencia.

    Durante los últimos años, la obesidad ha
    sido considerada como una enfermedad crónica y la
    Organización Mundial de la Salud (OMS), la ha definido
    como la forma más frecuente de alteración del
    metabolismo
    graso, que da lugar al cúmulo excesivo de grasa
    considerada actualmente como un síndrome que no
    sólo se caracteriza por el exceso de peso a expensas del
    tejido adiposo, sino que se asocia con trastornos del metabolismo
    de los carbohidratos
    (glúcidos). (14)

    La obesidad representa un importante factor de riesgo para la
    aparición de otras enfermedades crónicas
    no transmisibles como son la diabetes mellitus
    tipo II, hipertensión arterial, enfermedades
    cerebro
    vascular y coronarias y algunos tipos de cánceres (Rivero.
    2001)

    La aparición de la obesidad se asocia
    generalmente con el estilo de vida
    de las personas, con factores de tipo socio cultural y
    genético, malos hábitos de alimentación y al
    sedentarismo. El sedentarismo como factor desencadenante de
    riesgo ocasiona un metabolismo basal bajo, y el efecto
    término de los alimentos contribuye a la aparición
    de la obesidad.

    La vida moderna, con su desarrollo tecnológico, a
    facilitado que tanto la actividad laborar como la recreativa,
    sean cada vez mas sedentarias y adicionalmente la falsa información que existe sobre diferentes
    dietas no científicamente probados que después
    tienen un efecto rebote muy perjudicial para el organismo y salud
    en general de las personas.

    Constantemente aparecen nuevos hallazgos relacionados
    con la obesidad. Por ejemplo, se ha demostrado que las personas
    obesas tienen menos receptores de dopamina, la cual es una
    sustancia química del grupo de los
    neutrasmisores de origen cerebral que produce sensación de
    satisfacción y placer (Rivero. 2001). Debido a que estas
    sustancias se encuentran disminuidas en 1%, en los pacientes se
    incrementan la ansiedad por la comida en busca de satisfacer las
    sensaciones agradables.

    Se considera que cada vez serán más las
    personas que se conviertan en obesas, tanto en los países
    altamente industrializados como en aquellos en vía de
    desarrollo, y que esta enfermedad se convertirá en la
    primera causa de muerte
    superando a la ateroesclerosis.

    Un ejemplo de ello es que la prevalencia de la obesidad
    en países desarrollados como Canadá, Australia,
    Estados Unidos
    y Europa alcanza
    valores entre
    el 10% y el 30% de su población, lo que se deduce que
    estamos en presencia de una epidemia.(4)

    Esta enfermedad tiene un enorme impacto sobre la
    economía
    de este países por tener una alta movilidad, según
    el doctor Philip James prestigioso medico ingles, a declarado
    teniendo en cuenta distintos criterios de obesidad y diferentes
    sistemas
    económicos, vemos que llega a ocupar entre el 2% y 6% del
    presupuesto
    sanitario de estos países, en un enfoque económico
    de esta enfermedad.(4)

    El diagnóstico de obesidad se realiza por
    medio de la determinación del índice de masa
    corporal (IMC), que es una fórmula en la cual se relaciona
    el peso y la talla de las personas (IMC = Peso (Kg.) / Talla
    (m/2.). Para el diagnóstico de la obesidad, también
    se deben de tener en cuenta en porcentaje de grasa corporal y el
    índice cintura – cadera.

    El porcentaje elevado de grasa a nivel de abdomen se
    considera como un marcador de alto riesgo para padecer enfermedades
    cardiovasculares. Para el estudio y diagnóstico de la
    obesidad, también es necesario tener en cuenta algunos
    indicadores
    como son la talla de los individuos, el sexo, la edad
    y la complexión del esqueleto.

    La lucha contra el desarrollo de la obesidad es
    multidisciplinaria y con estos fines se desarrollan investigaciones
    en el campo de la genética,
    metabolismo, fisiología, farmacología y psicología. El
    tratamiento terapéutico de la obesidad como una enfermedad
    crónica se basa en observación de dietas controladas programas de
    ejercicios físicos, modificación de la conducta,
    medicamentos y en casos extremos la aplicación de procedimientos
    quirúrgicos y de liposucción (Rivero.
    2001).

    Actualmente unido a los programas de reducción de
    peso, se aplican fármacos para controlar el apetito y
    bloqueadores de grasa se usan para combatir la
    obesidad.

    Algunos de los fármacos utilizados en el
    tratamiento de la obesidad son:

    -La Sibrutamina: es un inhibidor de la recepción
    de la serótina y noradrenalina, es decir que va a
    disminuir la sensación de hambre y como consecuencia la
    ingesta de alimentos (fármaco anorexígeno),
    favoreciendo de esta manera la perdida de peso.

    -El Orlistat: es un derivado semisintético de la
    lipstatina que inhibe a la lipasa, no actuando frente a ninguna
    de otras enzimas. La
    lipasa inactivada no puede hidrolizar la grasa ingerida y estas
    se eliminan por las heces fecales; este fármaco impide la
    absorción del 30% al 32% de la grasa consumida.

    Los resultados más significativos obtenidos en el
    tratamiento de la obesidad se basa en la aplicación de
    dietas hipocalóricas y programas de ejercicios en
    condición física
    cardiorrespiratorias (aeróbicos), los cuales se combinan
    de forma adecuada para obtener los mejores resultados.

    Los estudios desarrollados en poblaciones indican que la
    práctica de una actividad física, regular, estable
    y moderada ayuda a mejorar tanto la salud física como la
    psicológica, incrementando de esta forma la calidad de
    vida.

    Cualquier tipo de ejercicios físicos que pueda
    ser mantenido confortablemente durante 30 minutos, al menos 3
    veces a la semana, siendo algo que se disfrute y no canse, es el
    mejor para controlar el peso, el tratado de Endocrinología
    clínica, el doctor M. Foz Sala expone en el
    capítulo de la Obesidad… el ejercicio físico
    como segundo componente de requerimiento energético
    individual (REI)…. El gasto energético producido
    por el ejercicio físico resulta un componente muy variable
    y esta de acuerdo con la profesión, los hábitos,
    las aficiones y las posibilidades de cada persona.

    La práctica regular del ejercicio contribuye a
    instaurar estilos de vida más saludables a reducir o
    eliminar los factores de riesgos
    asociados al sedentarismo.(20)

    Una gran parte de los pacientes obesos padecen de
    obesidad exógena, que se produce como resultado de la
    sobrealimentación, sedentarismo y cambios
    metabólicos. Un elevado porcentaje de pacientes obesos
    presentan trastornos psicoemocionales tales como estados
    depresivos o ansiedad.()

    Se han realizado estudios con los cuales se ha
    demostrado que cuando los pacientes obesos realizan actividad
    física de forma sistemática disfrutan de una buena
    forma física y disminuyen los riesgos de muerte prematura,
    aunque la reducción que se observa en el peso no es
    significativa.

    Este grupo de paciente tiene un riesgo de mortalidad que
    es inferior al de la población no obesa pero sedentaria.
    Por ejemplo, estos pacientes obesos alcanzaron niveles de VO2
    Máx/hg (promedio) que fueron normales para su grupo de
    edad y sexo, y en los mismos no se observó tendencia a
    incrementar el peso corporal en proporción directa con la
    edad. (Pancorbo, A. 2002).(28)

    En los aspectos psicológicos relacionados con la
    obesidad se han realizado diferentes investigaciones.

    En muchas ocasiones, los profesionales de la salud
    recomiendan, en poblaciones no deportistas, la practica regular
    de actividad física y ejercicios para mantener estilos de
    vida saludables y para prevenir ciertos tipos de trastornos y
    enfermedades.

    Por ejemplo tal prescripción se puede realizar
    dentro de programas de rehabilitación de trastornos
    cardiovasculares, de pacientes diabéticos, o de personas
    obesas. En el ámbito de los trastornos
    psicológicos, la practica regular de actividad
    física y ejercicios se prescribe como complemento en
    algunas terapias para combatir trastornos emocionales como la
    ansiedad o el estrés y
    trastornos depresivos. (17)

    Dentro de los aspectos psicológicos en
    relación con el ejercicio físico existe una
    tendencia hacia el alivio de la ansiedad y la mejora de los
    estados de ánimo, cambios que son más obvios en
    aquellas personas que inicialmente estuvieran ansiosas o
    deprimidas. (6)

    A continuación desarrollaremos el análisis de los datos obtenidos
    durante el proceso de
    investigación, la misma tuvo lugar en la
    localidad de Santa Fe, en el municipio capitalino de Playa donde
    fueron objeto de estudio mediante determinadas variables
    psicológicas una población de mujeres obesas
    exógenos ligeras que practicaban o no ejercicios
    físicos sistemáticos, se hizo esto para conocer su
    estado de animo y como influían estos programas de
    ejercicios físicos en sujetos con este tipo de
    enfermedad.

    Las variables que se consideraron fueron:

    -Ansiedad Rasgo

    -Ansiedad Estado

    -Tensión

    -Depresión

    -Cólera

    -Vigor

    -Fatiga

    -Confusión

    Según los datos obtenidos reportados por la
    aplicación de dos test para evaluar
    estado de animo y ansiedad en las personas (TEST de POMS y TEST
    de STAI), nos dimos a la tarea de procesar toda la
    información siendo esto los resultados y su
    análisis correspondientes.

    Para que nuestra investigación tuviera mucho mas
    confiabilidad y certeza enmarcamos a todas estas mujeres con
    obesidad exógena ligera dentro de un rango de similitud
    entre sus características sociales, esto quiere decir que
    con controlamos varios parámetros para que no influyan de
    manera muy acentuada en la información recogida.
    Además de la edad que oscilaba entre 30 y 45 años,
    estas mujeres, sus trabajos son de un tipo muy parecido desde el
    punto de vista de ejercicio físico como son: (contadoras,
    farmacéuticas, secretarias, otros trabajos de oficina y amas de
    casas), y todas las que habían comenzado a realizar los
    programas de ejercicios físicos tenían
    aproximadamente el mismo de inclusión en ellos.

    Con todos estos datos nos dispusimos a realizar un
    análisis exhaustivo de los resultados.

     

     

    Tabla que relaciona la talla y el peso de los
    dos grupo investigados para ubicarlos

    dentro del rango I.M.C.

    Practican

    No Practican

    Talla

    Peso

    Rango

    Talla

    Peso

    Rango

    (cm.)

    (Kg.)

    IMC

    (cm.)

    (Kg.)

    IMC

    155

    73.1

    30

    168

    93

    32.9

    157

    76

    30.2

    173

    95

    31.7

    159

    80

    31

    157

    77

    31.3

    159

    82

    32.5

    162

    85.3

    32.5

    162

    85.2

    32.4

    162

    83

    31.6

    161

    85

    32.8

    158

    75

    30.1

    170

    94.1

    32.5

    161

    77.8

    30

    165

    90

    33.3

    171

    95.1

    32.5

    162

    87

    33.2

    159

    76.2

    30.2

    164

    90

    33.5

    160

    78.3

    30.5

    164

    90

    33.5

    159

    76.8

    30.4

    171

    94

    32.1

    165

    81.7

    30

    168

    92.3

    32.6

    168

    87

    30.8

    160

    84

    32.8

    173

    97.3

    32.5

    160

    86

    33.5

    162

    84.1

    32

    163

    89

    33.5

    165

    90

    33

    159

    84

    33.3

    161

    83.5

    32.2

    170

    93

    32.1

    167

    90

    32.3

    165

    88

    32.3

    170

    93.8

    33.6

    161

    88

    33.9

    155

    75.1

    31.2

     

    Comparación de las variables entre los
    dos grupos

    Media

    Des. Estan.

    E.S.M.

    Ansiedad

    Practican

    38.95

    (+/-) 12.07

    2.69

    Rasgo

    No practican

    39.9

    (+/-) 9.62

    2.15

    Ansiedad

    Practican

    36.85

    (+/-)10.23

    2.28

    Estado

    No practican

    42.8

    (+/-)9.61

    2.15

    Tensión

    Practican

    44.8

    (+/-) 7.11

    1.59

    No practican

    48.15

    (+/-) 11.02

    2.46

    Depresión

    Practican

    43.45

    (+/-) 8.48

    1.89

    No practican

    44.9

    (+/-) 8.14

    1.82

    Cólera

    Practican

    49.6

    (+/-) 8.35

    1.87

    No practican

    53.55

    (+/-) 9.30

    2.08

    Vigor

    Practican

    59.75

    (+/-) 9.54

    2.13

    No practican

    51.35

    (+/-) 10.51

    2.35

    Fatiga

    Practican

    43.8

    (+/-) 8.04

    1.8

    No practican

    44.95

    (+/-) 9.48

    2.12

    Confusión

    Practican

    37.7

    (+/-) 6.67

    1.49

    No practican

    39

    (+/-) 9.50

    2.12

    Después de este análisis
    estadístico podemos observar que no existe diferencias
    significativas entre las variables de los dos grupos investigados
    y a continuación, para un mejor análisis se las
    representamos gráficamente.

    La gráfica muestra lo parejo
    de los indicadores que presentan cada grupo de
    sujetos.

    Analizando estas mismas variables pero por separados se
    pudo comprobar que en las mujeres con obesidad exógeno
    ligera que practican ejercicios físicos
    sistemáticamente 4 de ellas presentaron un bajo nivel de
    ansiedad rasgo, 12 presentaron un nivel de ansiedad rasgo y las 4
    restantes un alto nivel de ansiedad rasgo, todo esto con una
    media de 38.95 puntos lo que quiere decir que en general
    obtuvieron un nivel medio de ansiedad rasgo.

    Estas mismas variables en las mujeres con obesidad
    exógeno ligera pero que no practican ejercicios
    físicos se comporto de la siguiente forma:

    -Bajo nivel de ansiedad rasgo (2 mujeres).

    -Nivel medio de ansiedad rasgo (11
    mujeres).

    -Alto nivel de ansiedad rasgo (7 mujeres).

    Con una media de 39.9, esto quiere decir que presenta un
    nivel medio de ansiedad rasgo.

    Resumiendo esta variable psicológica de ansiedad
    rasgo podemos comentar que no existen diferencias significativas
    entre los dos grupos analizados, aunque en las mujeres que
    practican ejercicios físicos sistemáticamente se
    nota una ligera disminución.

    A continuación valoraremos la variable ansiedad
    estado. En las mujeres que practican ejercicios físicos
    sistemáticamente 6 de ellas tuvieron bajo nivel de
    ansiedad estado, 9 presentaron un nivel medio de ansiedad estado
    y 5 u nivel alto de ansiedad estado. Con una media del 36.85
    puntos se enmarcaron generalmente dentro del nivel medio de
    ansiedad estado.

    Esta misma variable se comporto en mujeres que no
    realizan ejercicios físicos sistemáticamente de la
    siguiente forma:

    -Bajo nivel de ansiedad estado (2 mujeres).

    -Nivel medio de ansiedad estado (10
    mujeres).

    -Alto nivel de ansiedad estado (8 mujeres).

    Con una media del 42.8 puntos presenta este grupo un
    nivel medio de ansiedad estado.

    Valorando estos datos podemos llegar a la
    conclusión de que los dos grupos presentan un nivel medio
    de ansiedad estado, aunque se puede ver claramente que en las
    mujeres obesidad exógeno que no practican ejercicios
    físicos sistemáticamente poseen un grado un poco
    mas elevado de ansiedad estado, dentro del mismo nivel medio de
    ansiedad estado sus valores de puntuación se pegaron
    bastante al nivel alto de dicha ansiedad de forma
    general.

    Siguientemente pasaremos a observar como se comporto la
    variable Tensión.

    En las mujeres con obesidad exógena ligera que
    practican ejercicios físicos siguiendo las normas "Colllege"
    podemos decir que dentro de este rango de normalidad se
    incluyeron 19 mujeres de las 20 analizadas teniendo solamente una
    la tensión por debajo de estos
    parámetros.

    En el otro grupo esta variable se manifestó a
    razón de 5 mujeres que no practicaban ejercicios
    físicos sistemáticamente presentaron altos niveles
    de tensión, 2 están por debajo de los
    parámetros establecidos y las restantes 13 se encuentran
    en los niveles normales de tensión.

    De este análisis podemos concluir que aunque la
    diferencia no sea significativa entre los dos grupos investigados
    notamos un ligero incremento en los niveles de tensión en
    las mujeres que no practican ejercicios físicos de forma
    sistemática.

    Seguidamente valoraremos los parámetros de la
    variable psicológica Depresión
    que se comportaron de la siguiente forma: dentro de la mujeres
    con obesidad exógeno ligera que practican ejercicios
    físicos 8 de estas se encontraban altamente depresivas en
    el momentos de la investigación, 2 estaban en el limite de
    alta depresión y las restantes 10 se movían dentro
    del rango normal para este caso.

    Entre las mujeres con esta misma enfermedad pero que no
    practican ejercicios físicos pudimos observar que de las
    féminas analizadas 8 respondían a niveles altos de
    depresión, 9 se encontraban en una situación
    normal, es decir dentro de los parámetros establecidos y
    las restantes 3 rozaban el limite de alto nivel
    depresivo.

    Después de analizado esta variable llegamos a la
    conclusión que no existe una diferencia significativa
    entre los dos grupos y que su estado depresivo se comporto
    generalmente en esta investigación de una forma muy
    similar.

    La variable Cólera
    estará sujeta a nuestro próximo análisis y
    en ella pudimos encontrar las siguientes valoraciones: entre las
    mujeres con obesidad exógeno ligera que practican
    ejercicios físicos observamos: que solo 3 de ellas
    presentaban un grado elevado de cólera, en tanto las
    restantes 17 poseían un estado muy normal dentro de esta
    variable psicológica.

    Adentrándonos en el análisis realizado en
    las mujeres con obesidad exógeno ligera que no practican
    ejercicios físicos sistemáticamente observamos que
    de estas mujeres presentan un nivel alto de cólera, 2 se
    encuentran en el mismo límite de alto nivel de
    cólera y 12 presentan unos números normales dentro
    de los parámetros de las normas "collage".

    Resumiendo podemos decir que dentro de estas variables
    notamos un ligero incremento en los niveles de cólera en
    las mujeres que no practican ejercicios físicos cuando las
    comparamos con las mujeres que si practican ejercicios
    físicos sistemáticamente.

    Analizando minuciosamente los parámetros
    correspondiente a la variable que representa el grado o nivel de
    Vigor que presentan estos dos grupos etarios llegamos a las
    siguientes conclusiones:

    Las mujeres con obesidad exógena ligera que
    realizan ejercicios físicos sistemáticamente tienen
    buenos indicadores de vigor como se corresponden a la tabla, en
    la que 15 de ellas presentan parámetros dentro de los
    normales y solo 5 están por debajo de las normas
    establecidas.

    En el grupo de mujeres con esta misma enfermedad pero
    que no practican ejercicios físicos sistemáticos el
    saldo fue totalmente diferente teniendo en cuenta que 14 de ellas
    tenían muy bajos los niveles de vigor y solamente 6 se
    encontraban dentro de los valores
    numéricos requeridos para estar en una escala
    normal.

    Por tanto y depuse de analizado este importante
    parámetro podemos afirmar que en esta variable el
    ejercicio físico tuvo una muy buena incidencia a favor de
    la vigorosidad y vitalidad de las mujeres que llevan a cabo su
    practica constantemente.

    El siguiente análisis lo enmarcaremos en la
    variable Fatiga.

    Dentro del grupo de mujeres con obesidad exógeno
    ligera que practican ejercicios físicos podemos observar
    que 16 de sus integrantes presentan un nivel de fatiga acordes
    con las normas en las que se realizo la investigación y
    solamente 4 se sintieron un poco fatigadas.

    En el grupo de control o grupo
    de mujeres que no practican ejercicios físicos asiduamente
    comprobamos que 15 de ellas se incluían por su nivel de
    fatiga dentro de la puntuación establecida y solamente 5
    sobrepasaron estos valores normales.

    Por lo observado anteriormente podemos afirmar que no
    existe una diferencia marcada entre dos grupos en este importante
    indicador.

    Después de analizar las variables anteriores nos
    centraremos en observar y analizar como se comporto la
    última variable en cuestión que es la que nos
    alerta o no del grado de confusión que tenga algún
    sujeto.

    Comentando esta variable, sus indicadores nos dejan ver
    que tanto en el grupo de mujeres que practican ejercicios
    físicos con obesidad exógeno ligera como las que no
    practican dichos ejercicios, la inmensa mayoría de ellas
    no presentan ningún grado de confusión y sus
    niveles de puntuación son totalmente normales, exceptuando
    a 4 mujeres (2 en cada grupo) que sus indicadores se encuentran
    ligeramente por encima de lo normal, por lo que podemos afirmar
    que esta ultima variable analizada se comporto de forma muy
    pareja.

    Los resultados obtenidos por nosotros no confirman la
    hipótesis inicial que se desarrollo en el
    cuerpo de la Tesis
    relativas a encontrar diferencias significativas en el estado de
    ánimo entre mujeres con obesidad exógena ligera de
    30 a 45 años de edad que practican ejercicios
    físicos en algunos gimnasios y aquellas que no lo
    practican.

    De acuerdo con la literatura general sobre los
    efectos de la actividad física y el deporte se ha encontrado que las
    personas que practican deporte o ejercicios físicos
    muestran mejores perfiles en cuanto a estado de
    ánimo.

    Los que practican deporte y actividad física se
    caracterizan:

    Son más independientes, tienen mejor sentido del
    humor, son más pacientes y optimistas, poseen más
    confianza en sí mismos, mayor estabilidad emocional. Mayor
    extroversión y sociabilidad y un menor
    neuroticismo.

    Como se señala la tendencia encontrada en el
    estudio no muestra estas diferencias.

    A nuestro modo de ver, existen dos probables
    explicaciones en este aspecto.

    1. A pesar de que todavía no es clara la
    relación entre la obesidad y algún síndrome
    psicológico o conductual de características
    propias, es más común encontrar alteraciones de
    la
    personalidad y problemas
    psiquiátricos en personas obesas que en las de peso
    normal, ya que la obesidad puede ser visualizada como el
    síntoma o la consecuencia de un problema de ajuste
    psicológico o social, que atenta contra las cualidades
    emocionales, percepción
    del propio funcionamiento, calidad de vida y
    habilidades sociales de estas personas a cualquier edad,
    especialmente por las características estigmatizadas por
    la sociedad.

    Esto sin olvidar las consecuencias
    psicopatológicas del seguimiento de dietas y de los ciclos
    de pérdida-recuperación de peso, donde los
    programas de tratamiento conductuales deberán estar
    basados en las técnicas
    de autocontrol, dotando al sujeto de habilidades que le permiten
    identificar y controlar su propia conducta, mejorando los
    hábitos de alimentación y los niveles de actividad
    física, contribuyendo a la disminución de problemas
    como la falta de apego a la terapia.

    El grupo sometido a estudio esta constituido por mujeres
    obesas que no han mejorado su peso corporal como consecuencia del
    ejercicio y esto puede seguir influyendo en la ansiedad y el
    malestar anímico que conlleva no ser completamente
    aceptado por los patrones estéticos de la
    sociedad.

    En suma: La consideración social de la obesidad,
    ha provocado que las personas marquen a los individuos obesos con
    diversos prejuicios que carecen de fundamentos
    racionales.

    Durante muchos años se ha mantenido la teoría
    de que los obesos eran personas que tenían problemas de
    personalidad
    que aliviaban mediante la conducta de comer y que carecen de
    voluntad para resolver sus conflictos y
    reprimir sus tendencias alimentarías y alcanzar un cuerpo
    "aceptable".

    Sin embargo, Kaplan y Kaplan proponían que la
    sobreingesta es una conducta aprendida, utilizada por el sujeto
    obeso como mecanismo para reducir la ansiedad. Pero es
    interesante saber que todavía no es clara la
    relación entre la obesidad y algún síndrome
    psicológico o conductual de características propias
    como causa de obesidad, si bien los obesos padecen de
    determinados trastornos del estado de ánimo, como
    tendencia; por lo que ésta ha sido excluida de la
    clasificación de la American Psychiatric Association en el
    DSM-IV (1994) y por la OMS en el ICD-10.

    No obstante, estas mujeres tienen que enfrentar los
    criterios de quienes las rodean y en ocasiones, muestran su
    desagrado por su imagen
    corporal.

    Por ello, es probable que esta circunstancia continua
    funcionando a pesar de la participación en el ejercicio,
    desarrollando en ellas, malestar y reacciones en sus estado de
    ánimo de carácter negativo, ya que los valores
    encontrados en ambos grupos siguen la tendencia a señalar
    un estado de ánimo no favorable.

    Los prejuicios y criterios desfavorables sobre los
    obesos no son exclusivos de ciertos sectores de nuestra sociedad
    sino que se manifiestan de igual forma en todo el hemisferio
    occidental como consecuencia de un patrón sofisticado de
    la imagen corporal, por ejemplo investigaciones realizadas en
    Estados Unidos muestran:

    Los estudiantes de bachillerato en los Estados Unidos,
    han informado que prefieren como pareja a una cocainómana
    o ciega, que a una obesa. Curiosamente los sujetos con obesidad
    tienen el mismo tipo de prejuicios.

    Incluso entre los médicos endocrinólogos
    se escuchan expresiones que aportan información con
    respecto a su actitud hacia
    las personas obesas: La clínica de obesidad funciona: cada
    vez que vienen los pacientes suben de peso.. .Si el paciente
    obeso viene bajando de peso hay que buscarle el cangrejo en
    algún lado.. .La única forma de bajar de peso a un
    obeso es encerrarlo en una jaula y darle puro pan y agua… o tal
    vez le quitamos también el pan.. Estos ejemplos pueden ser
    un chiste, pero lo que sorprende es que algunos médicos
    expresan y describen a los pacientes obesos como desagradables,
    débiles y con poca fuerza de
    voluntad. Maddox GL, Liederman V. (1969)

    Nuestro segunda propuesta conlleva:

    2. En el momento de realización de de la toma de
    datos, coincide con un período de dificultades en el orden
    económico del país que se refleja en un grado
    determinado de tensión en las mujeres que se ocupan sobre
    todo de las tareas de la casa como consecuencia de
    períodos en que no hubo fluido eléctrico y se
    afectaban las actividades diarias de carácter
    doméstico, incluyendo al calidad del sueño como
    consecuencia además de altas temperaturas derivada de un
    verano atípico en nuestro país.

    El hecho de que la hipótesis principal del
    estudio no fuera comprobada no demerita el trabajo
    sino que al contrario llama la atención de la complejidad del trabajo
    propuesto y la necesaria indagación con vista a la
    exposición de una explicación sobre
    el fenómeno, incluyendo las dos propuestas colocadas
    aquí por el tutor.

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    Consultado el 6 de octubre del 2005.

     

     

     

     

    Autor:

    Lic. Dariem Hanssel Díaz
    Pérez

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