Encontramos en la literatura referencia
frecuente a la investigación sociocultural realizada en
diversos países y universidades. Con el auspicio de
organizaciones
no gubernamentales, instituciones
académicas, órganos de gestión
políticas e investigadores de diversas
disciplinas científicas.
Este artículo pretende caracterizar la
investigación sociocultural, y señalar los rasgos o
perfiles éticos que debe alcanzar este tipo de
investigación sociocultural para poder encauzar
el desarrollo local.
La investigación sociocultural en las comunidades
deberá potenciar el desarrollo social
autogestionario de las propias comunidades.
Esta investigación requiere de un profesional o
especialista con una rigurosa formación que permita una
interpretación científica e integral
de la realidad y a la vez desarrolle capacidades de coordinar,
incluir o sugerir las iniciativas, proyectos y
programas de
desarrollo, que impliquen oportunos cambios en el ámbito
psicosocial y sociocultural.
La investigación sociocultural debe contribuir a
potenciar procesos de
construcción creativa, desplazados hasta la
cotidianidad que favorezca que favorezca la mejora de la calidad de
vida.
El término sociocultural invita a pensar en dos
realidades objeto de estudio científico: la sociedad y la
cultura, lo
social y lo cultural.
Al utilizar el enfoque sociocultural de los procesos
sociales y culturales, debemos tener en cuenta la división
entre las ciencias
sociales, y sobre todo, la diferencia ancestral que se hace
entre la Sociología como ciencia de la
sociedad y la Antropología cultural como ciencia de la
cultura en calidad de
realidad o enfoque, apunta al entronque entre ambas ciencias a la
hora de estudiar los fenómenos de su interés
cognoscitivo.
De tal forma la investigación sociocultural
deberá realizarse a partir de un enfoque Inter.,
multidisciplinar y transdisciplinar. Esta investigación
asume una perspectiva de análisis de la realidad transversal.
Requiere de la aplicación de las diferentes ciencias en
función
de la labor de detección, investigación e
intervención en las comunidades para el desarrollo
local.
La emergencia de las investigaciones
socioculturales dimana de la necesidad de la comprensión
distinta de la sociedad y lo social, no ya como un sistema social en
equilibrio,
tal y como se viene sugiriendo en la sociología
positivista y funcionalista.
La proclamación de la crisis social,
hace pensar en una sociología que asume como referente la
lógica
supranacional dictada por la mundialización. Lo primero
tiene que ver con las polarización de las sociedades
europeooccidentales en grupos que
reclaman identidad y
demandas particulares, lo segundo se refiere a la tendencia de
la
globalización que pone en jaque la lógica
económica, política y cultural
de los estados nacionales.
Entendida la transectoriedad como el enfoque a
fenómenos que rebasan varias dimensiones, fenómenos
como el consumo de
masas, " en el sentido de que es política, es legitimación, es idea, es cultura, es
economía,
y todo ello a la vez"
La crisis social como nuevo referente, marcado por la
transectoriedad exige investigaciones más
interdisciplinar, transdiciplinar y la necesidad de incorporar
nuevos métodos de
estudio e investigación de la realidad a partir de
varias alternativas metodológicas, desde una perspectiva
teórica que integre a todas las ciencias
sociales.
Las investigaciones socioculturales se caracterizan por
utilizar los conceptos, las teorías, el lenguaje,
las técnicas y
los instrumentos que se emplean en diversas ciencias
sociales.
El factor epistemológico de la
investigación sociocultural tiene que ver con los presupuestos
ontológicos y gnoseológicos de la
investigación. Los presupuestos ontológiccos se
refieren a las ideas, concepciones y cosmovisión que
tienen los investigadores sobre la realidad en general y
fundamentalmente sobre la realidad que es objeto de
investigación, en tanto los presupuestos
gnoseológicos resaltan las ideas sobre la naturaleza del
conocimiento
que sirven de base a la investigación y a los
conocimientos que los investigadores pretenden producir con la
investigación.
Vamos a esbozar el desarrollo de la antropología
hacia la perspectiva sociocultural de las investigaciones. La
antropología cultural como intento de estudiar
científicamente no las sociedades modernas, sino a las
sociedades no modernas o premodernas en la concepción de
un mosaico de universos culturales, cada uno dotados de diversas
y diferentes costumbres, tradiciones, valores,
creencias o idiosincrasia.
Los estudios de antropología cultural buscaron
emparentar las sociedades no modernas y las modernas con el
sentido de dignificar las no modernas.
Esto se ve muy bien, en la antropología cultural
estructural de Levy Strauss Las concepciones de Strauss tienen
gran significado porque aportan un enfoque dirigido a demostrar
que las culturas no modernas en principio no se diferencian de
las modernas, y que el pensamiento
humano en estas culturas funcionan con la misma lógica,
aunque con objeto y significados diferentes.
Esta concepción desde la antropología
cultural nos sugiere investigaciones socioculturales que nos
ayudan a comprender las culturas a partir de su lógica
interna y no asumiendo acríticamente una pauta o enfoque
que no se corresponda con el objeto y significado propio de cada
cultura.
Este enfoque es de significación especial en la
investigación porque se corre el riesgo de
estudiar un grupo, o una
comunidad con
una previa estigmatización que surge de comparar esta
cultura con otra cultura a la cual se le atribuye superioridad de
forma que suele ser arbitraria.
Comentaremos el recorrido de la sociología hacia
la perspectiva sociocultural. La sociología surge como
disciplina
científica a inicios del siglo XIX, a manos del
francés Augusto Conte (1789-1857), y se diferencia del
resto de las ciencias sociales en que estudia la sociedad como un
sistema de relaciones donde actores sociales, grupos e
instituciones conforman estructuras
sociales en funcionamiento. Partiendo de presupuestos
positivistas aunque debe considerarse su ruptura con Conte, Emile
Durkhein (1858-1917) valora la sociología como ciencia que
estudia los "hechos sociales", los cuales sugiere considerarlos
como cosas. Durkhein enfoca el hecho social de la siguiente
forma, " Es hecho social toda manera de hacer, fijada o no
susceptible de ejercer sobre individuo una
coacción exterior o también, que es general en la
extensión de una sociedad dada a la vez que tiene una
existencia propia, independiente de las manifestaciones
individuales"
En Conte y Dukhein observamos que la sociología
se entiende como la verdadera ciencia social y base de las
demás ciencias sociales. A esto se le llama, socialización de las ciencias. En la
socioligización de la investigación
antropológica cultural o etnografía, estamos en presencia de la
supeditación de lo cultural a lo social.
Estos pensadores sugieren un tipo de
investigación sociocultural, que asume la diferencia entre
lo social, entendido como la estructura y
dinámica de las relaciones sociales
fácticas y observables, y lo cultural entendido como lo
espiritual, lo subjetivo, lo conciente, lo ideal, lo individual
como realidad cualitativa no observable directamente.
A partir de esta concepción se sustenta que es
posible investigar lo social teniendo en cuenta su
manifestación en el plano cultural, pero asumiendo que lo
social es primario con respecto a lo cultural, de ahí
también lo cultural no se pueda estudiar en sí
misma y se tenga que ver su substrato social que lo determina. Lo
que significa para la investigación estudiar lo cultural
desde su substrato social.
En el pensamiento filosófico otros autores se
opusieron a las concepciones epistemológicas positivista,
se destacan los neokantianos, pensadores que se esforzaron en
encontrar la identidad epistémica de la investigación científica social,
puntualizando la primacía de lo cultural sobre lo social.
Al sociologismo oponen el culturalismo, y desde esta perspectiva
a lo cultural se le atribuye autonomía con respecto a lo
social.
Dentro de los neokantianos podríamos
señalar a Enrique Rickent, quien "definió los
intereses, problemas y
métodos
propios y comunes a las ciencia no natural, a la que llamó
ciencia cultural". Esta definición lleva el entendimiento,
por un lado, de que la investigación
social se diferencia de la natural, ya que tiene como objeto
la especificidad cultural de los fenómenos sociales y por
otro lado, que lo cultural es irreductible a lo natural y a lo
social.
Este pensador asume la tesis de que
las ciencias pueden distinguirse una de otras no sólo por
los objetos que investigan, sino también los
métodos que aplican en la investigación. Asume que
el método
propio de las ciencias culturales es el método
histórico.
La identidad epistémica de las ciencias sociales
en la concepción de Rickent otorga preeminencia,
autonomía y determinación a lo cultural, lo cual
significa la intención de un enfoque sociocultural no de
corte sociologista, sino de corte culturalista.
Existen diferentes concepciones acerca de lo que se debe
entender por sociedad y lo que se debe entender por cultura
así como las relaciones entre ambas:
-Daniel Bell (que entiende la sociedad y la cultura como
realidades relativamente independiente)
-Julio Caravaña ( lo social es una cualidad
natural del ser humano que en principio comparte con los animales, que se
distinguen por crear, acumular y trasmitir conocimiento y
cultura).
–Marx y Engels (
cultura dependiendo de la producción y reproducción de la vida social como factor
determinante del desarrollo social. "El modo de producción
de la vida material condiciona el proceso de la
vida intelectual en general. No es la conciencia del
hombre la que
determina su ser, sino, por el contrario, es su ser social el que
determina su conciencia". A través de la ley
sociológica general que explica que el ser social
determina la conciencia social.)
-Enfoque holístico de cultura, entendiendo esta
como el conjunto total de formas de vida que caracterizan una
sociedad o grupo social en todos los niveles posibles de su
organización y conformación como
colectivo: tecno-económico, sociopolítico e
ideológico o, ateniéndonos a la terminología
marxista modificada por el materialismo
cultural de Harris (quizá el máximo exponente del
enfoque holístico), infraestructural, estructural y
superestructural.
Su raíz histórica se remonta a corrientes
socioantropológicas como el materialismo
histórico, el evolucionismo o el funcionalismo y
continúa en fechas más recientes con la ecología cultural o
el materialismo cultural. Para estas corrientes la cultura
sería a fin de cuentas
co-extensa con el sistema social, un sinónimo del
mismo.
-Concepción culturalista, los que abogan por una
definición más restringida de cultura, acotando
ésta únicamente al mundo de los símbolos, significados, valores y discursos
construidos colectivamente (lo que correspondería al nivel
de la superestructura en la terminología
marxista).
Es una tradición de corte idealista cuyo origen
podemos quizá encontrarlo en Max Weber y
que se ha elevado al rango de corriente hegemónica a
partir de los años 70, con la semiótica, la antropología
simbólica y las corrientes de pensamiento
postmoderno.
Quizá la definición más conocida
del concepto
culturalista de cultura se la debamos a Clifford Geertz , quien
se inspira en el propio Weber. De
acuerdo con esta, la característica fundamental que define
al ser humano, y al ser humano como ser social, es la de ser un
homo simbolicus, es decir, un ser que asigna
significaciones y valoraciones arbitrarias a las realidades
naturales que percibe, los objetos artificiales que fabrica, la
tecnología
con la que los produce y con la que transforma la naturaleza, y
las relaciones que establece con sus congéneres
humanos.
Y para los culturalistas, la cultura no es otra cosa que
esa espesa telaraña de símbolos y significados en
que se encuentra atrapada toda actividad humana, una esfera que
estaría más allá de las realidades materiales de
la dinámica económica y sociopolítica o de
la conducta de los
individuos pero que al mismo tiempo se
desarrolla en inseparable simbiosis con las mismas,
estructurándolas y siendo estructurada por ellas de forma
recíproca.
Los culturalistas toman de la semiótica la idea
de texto como
conjunto de símbolos para decir que la cultura es el
"texto de textos", un código
omnicomprensivo formado por la combinación de
símbolos de distinta naturaleza (lingüísticos,
icónicos, comportamentales, axiológicos,
etc.)
Tanto para uno como para otro enfoque, es inconcebible
la explicación del hecho social sin recurrir a la cultura
como dovela o piedra angular del mismo.
El enfoque holístico, porque hace coextensibles
cultura y sociedad, el culturalista, porque reconoce la
omnipresente actividad de "simbolización" en todos los
ámbitos del quehacer humano. Y ambos, finalmente, porque,
aunque desde posiciones diferentes, participan de una
visión sistémica del análisis social. Sea
que concedan mayor preeminencia a los factores infraestructurales
o a los superestructurales, no existe en la actualidad corriente
socioantropológica que no reconozca la intrínseca y
mutua interdependencia entre el universo de
los íconos sociales, ideas, valores, representaciones y
discursos ideológicos, y el de la
organización de la producción, del conocimiento
y la tecnología, del parentesco, de la
estructuración social y del poder.
Sin embargo, más allá de toda la compleja
y enredada maraña epistemológica, lo que es
importante resaltar aquí es la existencia de un consenso
general entre los científicos y filósofos de la sociedad acerca de la
naturaleza absolutamente crucial de la cultura,
independientemente de cómo entendamos o definamos esta, en
la explicación y conformación de los procesos
sociales.
Desde la perspectiva sociocultural el enfoque de la
cultura es sobre todo culturológico más que
culturalista pretendiendo con ello que quepan en él todas
las perspectivas que consideran a la cultura como fundamental en
la comprensión de la realidad humana, sea cual sea la
definición que le den a este ambiguo y discutido concepto.
De lo cual se desprende el entendimiento de las diferentes
funciones de
la cultura, que aquí sintetizamos tomándolas de
Gilberto Giménez :
Función cognitiva: las representaciones
culturales constituyen el sistema cognitivo a través del
cual los individuos y los colectivos perciben, comprenden y
explican la realidad.
Función identitaria: los sistemas
simbólicos son los que definen en última instancia
la identidad social, e incluso individual, a través de la
interiorización selectiva de valores y pautas de
significado, estableciendo y definiendo fronteras entre grupos y
subgrupos sociales en ocasiones en paralelo con las formas
objetivas de estructuración social y en ocasiones de forma
transversal a las mismas.
Función de guía de la acción
y del comportamiento: porque la percepción
cultural de la realidad social genera un conjunto de
anticipaciones y expectativas apriorísticas y selectivas
de actuación sobre la misma; porque como generadora de las
reglas y normas sociales
prescribe los comportamientos y prácticas deseables u
obligatorias, definiendo lo que es lícito, tolerable o
inaceptable en un contexto de relación social o
interpersonal determinado.
Función de legitimación de la
acción a todos los niveles: intersubjetivo, del poder
y control social,
de las relaciones entre grupos, de las relaciones
económicas, de la relación con la naturaleza: se
desprende lógicamente de la función anterior y
opera a través de discursos o paradigmas
ideológicos que se imponen como dominantes o
hegemónicos en un colectivo determinado.
De la propia naturaleza de las funciones de la cultura
que acabamos de enumerar se desprende que ésta constituye
necesariamente un componente de cualquier fenómeno social,
algo así como un elemento transversal omnipresente que
atraviesa todos los niveles de la organización y de
análisis social. La cultura está en todas partes
porque a cualquier cosa que el ser humano hace le viene asociado
un significado simbólico y un valor
atribuido, variable de cultura en la sociedad.
El enfoque culturológico se convierte entonces
necesariamente en una perspectiva multidisciplinar de la que
ninguna rama del saber humano debería prescindir y que
para las ciencias sociales deviene imperativo categórico
si se pretende hacer un buen análisis social.
La cultura está también presente en la
estructuración de las disciplinas científicas y en
los modos en que los conocimientos por estas obtenidos se
transmiten y divulgan, a través de la educación y las
metodologías pedagógicas.
Hemos dicho que la cultura, en virtud de su carácter polifuncional, está
presente en todos los ámbitos de la vida
social.
En este sentido, el
conocimiento, la educación y la
investigación científica. En el caso particular de
las investigaciones socioculturales estas deberán
potenciar los procesos de transformación y creatividad
hasta la cotidianidad, enfocar la realidad desde la Inter.,
multidisciplinairedad y transdiciplinariedad, analizar la
realidad de forma transversal, asumir la lógica
transectorial y optar por varias alternativas
metodológicas.
Las investigaciones socioculturales para el desarrollo
local forman parte de las nuevas interrogantes de objeto del
pensamiento ético filosófico dentro de los cuales
se encuentran las biotecnologías, la actividad
económica , los medios de
comunicación, la revolución
informática, la educación ciudadana,
la construcción de la paz en un nuevo contexto, el
desarrollo y otras cuestiones de la vida cotidiana que buscan
respuestas desde el último tercio del siglo XX como
necesidades sociales.
A los tres giros aportados por la filosofía en el
siglo pasado( lingüístico, hermenéutico y
pragmático) se suma un cuarto, el giro aplicado, y en este
caso, en uno de los ámbitos de la filosofía,
concretamente en el campo de la ética.
Junto al problema de la fundamentación de la
ética, "empezaba a ganar terreno la necesidad de aplicar a
la vida cotidiana lo ganado en el proceso de
fundamentación, la necesidad de diseñar una
ética aplicada a las distintas esferas de la vida social,
que daría lugar a las llamadas éticas
aplicadas".
Entendida las éticas aplicadas como el compromiso
y la responsabilidad de la filosofía con su
época y con el futuro.
Las éticas aplicadas cuentan con la
reflexión filosófica y su aplicación a los
problemas cotidianos que enfrenta el hombre en
la realidad social. Estas éticas no la han elaborado los
filósofos en solitario, sino expertos y afectados, que
aportan al debate sus
convicciones e intereses.
El desarrollo es una gran interrogante de la
multilateral realidad social en que vive el hombre. Desde la
perspectiva de la ética aplicada, se busca
fundamentación y reflexión de los expertos e
implicados sobre aspectos como concepto de desarrollo,
dimensiones del desarrollo, auspicio del desarrollo, ejes del
desarrollo y participación ciudadana en el desarrollo
entre otros aspectos.
Las propias Naciones Unidas
se ha propuesto la idea del desarrollo como un concepto formado
por cinco elementos : la economía como motor de
crecimiento, la paz como fundamento del desarrollo, la justicia como
pilar de la sociedad, el medio ambiente
como una base para la sustentabilidad y la democracia
como base para una buena gobernabilidad.
El concepto de desarrollo se ha enriquecido con el
tiempo, del mismo modo sucede al analizarlo en su
dimensión espacial: surgiendo términos como
desarrollo territorial, desarrollo regional, desarrollo local,
desarrollo exógeno, desarrollo endógeno, desarrollo
descentralizado, cada uno de estos conceptos tiene su propia
identidad.
El desarrollo local ha recibido especial atención en los últimos años.
Diversos autores como Vázquez B. (1995); Arocena J (1997);
Di Prieto (1999) ; Buisier(1990) y otros, han propuesto
diferentes definiciones de desarrollo local. Optamos por inferir
varias características sobre desarrollo local:
-Surge como respuesta a las crisis
macroeconómicas.
-Es la expresión de una lógica de
regulación horizontal.
-Emerge de la dialéctica global / local de la
globalización.
Cuando referimos al desarrollo local partimos de la
sunción de la comunidad local, como protagonista, en rigor
del trabajo
encaminado al desarrollo
comunitario. ¿ Quién debe auspiciar el
desarrollo local? Desde la visión cultural del desarrollo
participativo, donde el recurso humano como actor directo o
sujeto activo del cambio es el
protagonista y la comunidad es el núcleo que debe
auspiciar el desarrollo local.
El desarrollo local es un proceso participativo, que
presupone: diagnóstico de manera participativa de las
necesidades más relevantes de su territorio, diseño
y planificación
estratégica del desarrollo, identificación de
los talentos humanos capaces de aprovechar de manera racional
todos los recursos.
Así como considerar que el desarrollo debe fundamentarse
en los valores
éticos y culturales de los pueblos.
La clave del desarrollo local comunitario es lograr la
mejoría de la calidad de vida y el crecimiento personal y
colectivo sobre la base de acciones
fundadas en el incremento de la participación cualitativa
en los procesos de capacitación y de toma de
decisiones transformadoras.
El desarrollo local comunitario contiene diferentes
niveles de :
-Micromedio: se derivan características
sociopsicológicas del los sistemas valorativos que
reflejan nuestra sociedad. Instituciones, organizaciones.
etc.
-Micromedio: incluye familia y
demás grupos tanto formales como informales.
-Sujeto: agente portador del fenómeno social, ya
que debe conocerse la forma particular en que los
fenómenos sociales, instituciones y grupales se reflejan
en lo singular de cada individualidad.
El profesional que desarrolla investigaciones
socioculturales para el desarrollo local debe caracterizarse por
el compromiso con su pueblo, lo que significa contribuir a la
concienciación de sus necesidades, ofreciéndole al
mismo tiempo las herramientas
necesarias que faciliten su autonomía y
protagonismo.
El trabajo debe estimular sistemáticamente el
desarrollo de la conciencia artística de los sujetos
individuales y colectivos en la comunidad entorno a las
contradicciones y malestares existentes, de manera que se
potencien las capacidades para la identificación de los
estilos de afrontamiento.
Para encausar el desarrollo local, la comunidad a de ir
elaborando saberes a partir de sus experiencias y apoyada por las
herramientas que le puede brindar el profesional sociocultural,
podrá alcanzar saber y saber hacer, esto es lo que le da
poder y realmente le permitirá la
participación.
El CECutiliza el grupo formativo como instrumento para
potenciar el autodesarrollo comunitario, apuntando las ventajas
que poseen los grupos sociopsicológicos como espacios para
la trasformación personal-social.
El aspecto ético del método grupo
formativo refuerza la conciencia de los sujetos sobre el proceso
social, insta a la participación para el desarrollo,
enfrenta al sujeto social a las contradicciones de la vida
cotidiana, posibilita la adquisición de conocimientos, de
destrezas intelectuales,
el desarrollo de habilidades de observación, análisis,
abstracción, interpretación, explicación y
valoraciones, transforma actitudes y
componentes a través de un aprendizaje
activo y constructivo de un saber colectivo.
Al interior de la comunidad el grupo formativo genera
actitudes de crítica
y renovación, proceso en el que se unen la
investigación y la transformación, y a la vez
supone la participación y modificación del entrono.
Proceso en el que se relacionan la producción y la
utilización de conocimientos.
Potenciar investigaciones socioculturales para el
desarrollo local comunitario presupone autogestión,
coordinar, inducir, sugerir iniciativas, proyectos o programas de
desarrollo.
El fomento de la ética aplicada, en la emergencia
del desarrollo local, las investigaciones socioculturales y las
prácticas autóctonas de las propias comunidades,
están construyendo los perfiles éticos de la
investigación sociocultural para el desarrollo local
comunitario:
- Reconocimiento de los intereses, necesidades y
valores de la propia comunidad. Acción que debe
concebirse e implementarse con su núcleo conductor
esencial en el protagonismo de los miembros de la
comunidad. - Respeto de la diversidad de tradiciones y
características culturales producidas por la historia, asumiendo los
elementos de carácter progresivo y regresivo.
Atención y respeto a
las particularidades de cada comunidad que hace de cada una de
las comunidades un marco irrepetible. - Sustentar el trabajo
en valores como la cooperación y la ayuda
mutua. - Respetar la autonomía, a discreción y
confidencialidad de los participantes. - Concepción de la comunidad como núcleo,
constituida por personas individuales a las cuales debe llegar
la acción comunitaria no como impersonal o distante,
sino de modo directo o personal. - Visión cultural de la participación
donde el recurso humano es actor directo o sujeto activo de
cambio, es protagónico. - Interrelación de investigación,
participación, trasformación y
modificación. - Saber colectivo que integra saber-saber hacer.
Conocer y hacer para la producción y utilización
de conocimientos que potencien y gestionen el desarrollo
local.
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Msc Isabel Pérez Cruz
Profesora del Dpto. de Estudios socioculturales.
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