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Políticas de Promoción del Sector Privado en América Latina




Enviado por Julio Gambina



    Informe preliminar preparado por Julio C.
    Gambina pedido de CLACSO.

     

    I – Algunas aclaraciones
    necesarias

    II – La estrategia
    económica en América Latina en los
    80/90

    II. 1- Estabilidad
    política y económica

    II. 2 –
    Liberalización financiera

    II. 3 –
    Privatizaciones

    II. 4 – Reformas
    laborales

    II. 5 – Algunas experiencias
    nacionales de aplicación de políticas de
    promoción de la Iniciativa Privada

    III – Algunas lecciones y
    recomendaciones para tener en cuenta

    III. 1 – Recursos
    naturales

    III. 2 – Fuerza de trabajo
    e inversión de capital

    III. 3 – Producción
    y mercado interno

    III. 4 – Papel del
    Estado

    IV- Comentarios
    Finales

    Bibliografía
    consultada y utilizada en la preparación del
    Informe

     

    I – Algunas aclaraciones
    necesarias

    El primer problema que se presenta para el estudio en
    análisis es el alcance de la
    categoría "Sector Privado", ya que este incluye desde las
    Corporaciones Transnacionales (CTN) a las microempresas
    familiares o unipersonales. En su seno se reconocen empresas
    originadas en inversiones de
    capital local
    o externo, o articuladas como empresas mixtas en acuerdo con el
    origen del capital invertido. Al mismo tiempo, puede
    diferenciarse el Sector Privado con relación al
    tamaño de las empresas involucradas, entre grandes,
    medianas o pequeñas. La diferenciación admite
    también el carácter lucrativo o no de su actividad
    económica, ya que, además de las formas comerciales
    extendidas, existen, en algunos sectores empresas cooperativas,
    mutuales y otras formas de organización autogestionaria, sin fines de
    lucro y con formas de gestión
    democrática con independencia
    de los volúmenes individuales en la aportación de
    capitales. Incluso, son parte del Sector Privado las empresas
    familiares o unipersonales, más cercanas quizá, a
    formas de trabajo
    personal,
    autónomo, a veces considerado trabajo informal, que a las
    grandes empresas del Sector Privado.

    Más allá de éstas consideraciones,
    es cierto que, básicamente en los años 90 en
    toda América
    Latina, ha habido un fuerte desplazamiento de las políticas
    públicas en beneficio del Sector Privado.
    Esto ha sido
    resultado de la adopción
    de las políticas de "Market-Friendly Economic Reforms",
    que pusieron en práctica, con mayor o menor intensidad,
    todos los países de la región. Como resultado de lo
    anterior, políticas económicas que previamente
    estaban orientadas al desarrollo de
    las empresas del Sector
    Público, al fortalecimiento del Estado o al
    desarrollo
    social, como las que fueron prevalentes entre la
    década del 30 y del 80 fueron sustituidas por otras
    orientadas a potenciar la iniciativa y la rentabilidad
    del Sector Privado. Ese proceso fue
    seguido por una desprotección, particularmente de la
    industria
    local, mediante la apertura de las economías nacionales,
    la liberalización comercial y un acentuado proceso de
    desregulación. Todo esto en el marco de un proceso
    acelerado de circulación de los capitales a escala
    mundial.

    "Las principales políticas definidas consisten en
    la desregulación comercial y financiera de la actividad
    económica, la apertura hacia los mercados
    externos, la disminución del peso relativo del Estado y la
    reformulación de sus funciones. En el
    marco descrito, estas reformas incluyen generalmente un
    tratamiento más favorable al inversionista extranjero,
    estableciéndose condiciones de operación iguales, o
    aún mejores, que las ofrecidas a los inversionistas
    nacionales". (Cepal, 95)

    Existe acuerdo generalizado en que el resultado de la
    orientación de las políticas públicas hacia
    el Sector Privado, ha sido el fortalecimiento del sector
    más concentrado del capital, tanto de las CTN, como de las
    grandes empresas de origen local. La asociación de ambas
    beneficiarias excluyentes de las políticas neoliberales ha
    constituido un nuevo polo, extraordinariamente poderoso, de
    decisiones en el nuevo entramado económico, social y
    político en la región. (Azpiazu, 93; Borón,
    98)

    Resulta difícil abstraer de esa hegemonía
    derivada de las políticas públicas orientadas al
    Sector Privado, la agudización de la problemática
    social en la región. La desocupación y la pobreza
    constituyen los principales problemas a
    resolver, paradojalmente agravados a pesar del crecimiento
    económico que se verifica en América Latina.
    Vale la pena insistir en este punto, el crecimiento de la
    pobreza de la
    mano de altas tasas de crecimiento del PBI, porque una de las
    justificaciones más persistentes para la adopción
    de estas políticas ha sido que el "tricle-down effect"
    iría, a la larga, a redistribuir ingresos y
    riquezas, permitiendo un mayor standard de vida para toda la
    población. Quince años de
    políticas neoliberales en América Latina desmienten
    ese supuesto.

    En razón de ello, cualquier análisis de
    las políticas públicas implementadas en la
    región requiere que se combine en su estudio, los efectos
    en materia de
    crecimiento del PBI, de estabilidad y de equidad. No
    sólo se trata de crecimiento sino de desarrollo integrado,
    sostenido y sustentable. La consideración es válida
    porque las decisiones en materia de política
    económica tienen impacto en la sociedad y su
    régimen político. Y en América Latina se
    reconoce el tránsito por un período donde se
    combinan las políticas orientadas al Sector Privado con la
    vigencia de regímenes de democracia
    constitucional, con autoridades electas en procesos
    electorales que otorgan legitimidad a los decisores y esas
    decisiones no han sido generadoras de crecimiento con equidad.
    Una conclusión apresurada puede llevar a desprestigiar a
    la "democracia" por asimilación de la misma con las
    políticas económicas neoliberales.

    En su visita reciente a la región, Nelson Mandela
    aludió a las "cáscaras vacías" que pueden
    ser las democracias que no resuelven los problemas
    sociales que soportan los pueblos. Es que los gobiernos
    han transferido con sus políticas orientadas al mercado, o al
    Sector Privado, el poder del
    Estado en tanto articulador de demandas sociales, hacia las CTN,
    los grandes grupos
    económicos y los organismos financieros
    internacionales
    .

    Es por ello que cabe interrogarse sobre quiénes
    han sido los favorecidos por las políticas de
    promoción de la Iniciativa Privada. ¿Qué
    alcance tiene la Iniciativa Privada? La Iniciativa Privada se
    define por la constante relación mercantil generada por
    los sujetos en los diversos escenarios de la economía. Pero el
    tema pasa por identificar adecuadamente a los sujetos. ¿Es
    la promoción de la Iniciativa Privada la alusión al
    desarrollo de un clima favorable
    para la expansión de pequeñas y medianas empresas,
    de cooperativas y mutuales, de empresas autogestionarias y de
    carácter solidario? ¿Implica esa política de
    promoción a la Iniciativa Privada la asistencia
    financiera, técnica, comercial adecuada y el
    estímulo a la formación de alianzas y redes que vinculen a esas
    empresas entre sí y con otras del mercado local o
    mundial?

    Los interrogantes implican una opinión
    crítica
    en torno de los
    actuales beneficiarios de las políticas orientadas a la
    promoción del Sector Privado en América Latina
    desde mediados de los 80 y los 90. A la vez que induce a pensar
    en otros sectores sociales con posibilidad de asumirse como
    actores sociales de políticas de promoción de la
    Iniciativa Privada
    .

    La posibilidad de orientar las políticas
    dirigidas al Sector Privado, centrándolas en actores
    sociales arraigados en los procesos económicos locales, no
    sólo contribuirá a su desarrollo como empresas, con
    impacto en los emprendimientos económicos y las zonas
    geográficas de inserción, sino y sobre todo en las
    formas organizativas que definen el régimen
    político. Es que la experiencia de América Latina
    en las reformas económicas ha coincidido con el abandono
    de las dictaduras militares y la gestación de un clima
    político que ha contribuido a una falta de
    participación popular y desmovilización social,
    otorgando mayor peso de los poderes ejecutivos en relación
    con los poderes legislativos y judicial. Son consideraciones que
    han llevado a algunos analistas a considerar una extensión
    geográfica de la democracia en desmedro de su
    profundidad.

    Los resultados conocidos en América Latina llevan
    a pensar en la necesidad de establecer correcciones para acercar
    objetivos de
    eficiencia
    económica y de equidad en la aplicación de
    políticas de promoción de la Iniciativa Privada en
    cualquier lugar que ello se proponga.

     

    II – La estrategia
    económica en América Latina en los
    80/90

    En América Latina han bajado en forma importante
    los índices de inflación como consecuencia de
    políticas estabilizadoras orientadas por los organismos
    financieros internacionales. La estabilización
    macroeconómica ha sido resultado de políticas de
    ajuste fiscal y de
    reformas estructurales. (Ramos, 97; Lora y Barrera,
    98)

    Entre las primeras (ajuste fiscal) se pueden contar las
    que tienen que ver con restricciones al gasto
    público o su reorientación para favorecer la
    eficiencia económica, en términos de crecimiento
    del PBI y la productividad. Al
    mismo tiempo, apuntaron a mejorar los ingresos fiscales,
    vía reformas tributarias y mejoras y simplificación
    de la
    administración tributaria. Dicho ajuste fiscal se vio
    favorecido por una afluencia regular de capitales excedentes en
    el mercado mundial, los que fueron atraídos a la
    región por las oportunidades que ofrecían las
    privatizaciones de empresas públicas y los
    altos rendimientos ofrecidos en los nuevos mercados de capitales
    que emergieron de la mano de las reformas estructurales. Debe
    consignarse al mismo tiempo el crecimiento del endeudamiento
    externo y la agobiante carga financiera que de él se
    deriva a los efectos de preservar el equilibrio
    fiscal. Se eliminaron un conjunto de subsidios explícitos
    en los presupuestos
    estatales que encaminados a diferenciar políticas de
    promoción industrial, a promover la producción agrícola o a garantizar
    la provisión de servicios
    básicos, tanto como a estimular y a sostener la viabilidad
    de las economías regionales.

    Respecto de las reformas estructurales, más
    allá de las diferencias y matices por país,
    éstas reconocen una constante en la apertura comercial y
    la liberalización financiera imperante en toda la
    región. En ese marco se desarrollaron procesos de integración y cooperación
    económica entre los países de América
    Latina, los que fueron convergentes con la política
    exterior de los EEUU hacia la región, tales como las
    propuestas de Iniciativa para las Américas (IPA) y las
    propuestas más recientes por implementar la
    Asociación por el Libre Comercio en
    América (ALCA). La
    iniciativa de integración incluye el Tratado de Libre
    Comercio entre México,
    EEUU y Canadá. Es más, en la década del 90
    fueron actualizados todos los protocolos de los
    acuerdos regionales de integración, tales como el Grupo Andino,
    el Mercado Común Centroamericano y CARICOM, y se
    tomó como ejemplo al Tratado de Asunción (Mercosur) fechado
    en el año 1991. (Banco Mundial,
    97)

    El crecimiento de la integración
    económica en la región provocó cambios
    en las estrategias de
    las CTN, al reestructurar y diversificar su presencia en Latinoamérica, dando prioridad a la
    inversión con destino a la exportación y el desarrollo de los
    servicios, especialmente en Argentina, Chile, México y
    Venezuela. Con
    ello queremos señalar que la integración
    económica inducida en los años 90 en América
    Latina se vincula más estrachamente con las condiciones
    actuales del desarrollo
    económico en la región, mucho más
    dependiente del poder del capital más concentrado y de
    carácter transnacional que de las decisiones de los
    Estados y sus políticas de aliento a los mercados internos
    y de protección de los productos
    locales, el crecimiento de la circulación de bienes,
    servicios y capital, resultante de la apertura comercial y la
    liberalización financiera es un dato incontrastable.
    Consecuencia de la apertura económica se bajó y/o
    eliminaron barreras arancelarias y paraarancelarias, favoreciendo
    la circulación de bienes y servicios, estimulando
    más un sesgo importador con efecto desindustrializador.
    Hubo una tendencia a la liberación de los precios y la
    eliminación de las regulaciones en los distintos mercados,
    con marcado control del
    conflicto
    social ante el impacto regresivo en salarios e
    ingresos de sectores de menores recursos.

    La reforma del Estado (Laurell, 98) ha sido,
    quizás, el instrumento principal de las llamadas reformas
    estructurales. Las privatizaciones de las empresas estatales son
    el costado más visible y han actuado como carnada para la
    atracción y disputa de capitales excedentes y
    ávidos de valorización. Las privatizaciones
    alcanzaron sectores eficientes y competitivos y en algunos casos
    sectores estratégicos vinculados a los recursos
    naturales, tal el caso de Argentina con el
    petróleo; o los casos de comunicaciones
    en Argentina y Brasil. Chile fue
    el iniciador de la estrategia privatizadora a comienzos de los 80
    y a fines de esa década se iniciaron procesos de privatización en Argentina, Brasil,
    México y Venezuela. Pero no ha sido el único
    elemento que define la reforma, la que alcanza a los servicios
    públicos y los derechos sociales
    tradicionalmente a cargo de los Estados, tales como la salud o la educación. Se ha
    tratado de instalar una nueva función de
    los Estados. Por el peso que tienen en la configuración
    del mercado de
    capitales debe asignarse especial importancia a la
    transformación de los regímenes previsionales de la
    región, los que se han constituido en una renovada fuente
    de financiamiento
    de las inversiones y del propio déficit fiscal.

    La faceta más retrasada de las reformas debe
    buscarse en las modificaciones del régimen de
    contratación laboral. Han sido
    muchas las presiones para modificar las condiciones
    jurídicas de trabajo y en rigor, es más lo que se
    avanzó de hecho en la flexibilización de la
    fuerza
    laboral, que en las transformaciones legislativas. El desempleo ha
    actuado como un elemento disciplinador de trabajadores y sindicatos en
    la conflictividad social por condiciones de trabajo y mejoras
    salariales. Tanto los organismos financieros internacionales,
    como el sector hegemónico del poder económico,
    insisten en la necesidad de avanzar en reformas laborales que
    mejoren la eficiencia, eleven la productividad y disminuyan el
    costo de
    contratación de trabajadores. Se apunta a una mayor
    competitividad
    de la producción en la región, junto al
    ofrecimiento que ello implica en la disminución del
    flagelo del desempleo.

    Los efectos del ajuste y las reformas estructurales han
    representado el traspaso del poder estatal al sector privado
    más concentrado, agravando la situación de
    desigualdad que presenta América Latina. (López
    Gutierrez, Patiño Benavides, 98) El problema que
    presentan las políticas de promoción de la
    Iniciativa Privada radica en que las mismas reducen las
    posibilidades de intervención del sector estatal para
    mitigar las inequidades de una redistribución regresiva de
    la renta, de la riqueza y del poder.
    Dice la Cepal que "La
    concentrada distribución del ingreso que predomina en
    los países latinoamericanos determina que la región
    sea considerada, en el ámbito mundial, como una de las
    más rezagadas en términos de equidad" (Cepal, 98).
    Agrega que "La alta concentración de la
    distribución del ingreso se ha mantenido en la
    región, mostrando no sólo resistencia al
    mejoramiento, sino que, en algunos casos, retrocesos."

    Uno de los problemas que presentaron las
    políticas de promoción del Sector Privado se
    derivan de las dificultades de acceso a la información para la toma de
    decisiones, particularmente en los sectores no monopolistas
    de la economía, los que constituyen la mayoría por
    la cantidad de establecimientos instaladas y tienen un peso
    importante en la contribución a la generación del
    PBI y la contratación de la fuerza de trabajo. Como es de
    sobras conocido, la información también está
    monopolizada y el costo de su adquisición es oneroso para
    las pequeñas empresas. No es de fácil acceso par el
    público en general y tampoco para el sector privado no
    hegemónico. Es más, el monopolio es
    generador de la información al definir el curso de algunos
    de los mercados, en particular en las finanzas. Las
    oportunidades, por lo tanto, no son iguales para todos los
    actores.

    Por ello se recomienda que las políticas
    estatales deben tener en cuenta esta situación y promover
    políticas para acercar información a sujetos y
    actores económico sociales más débiles en el
    sector privado. (Banco Mundial,
    91)

    Difícil acceso a la información y
    complejidad en el aprovechamiento de la misma son dos caras que
    limitan las oportunidades de inversión en los sectores
    pequeños y medianos de las economías.
    También debe computarse la insuficiencia de personal
    capacitado para el adecuado aprovechamiento de la
    información existente y la incapacidad para relacionarse
    con fuentes
    generadoras de la información, desde Internet a la Universidad o los
    propios entes del Estado. Por ejemplo, son muchas las
    pequeñas y medianas empresas que ni siquiera conocen los
    programas
    oficiales de promoción de créditos para pequeñas y medianas
    empresas o de fomento tecnológico o de asistencia
    técnica diversa. (Gambina, 97)

    Una de las características centrales de la
    estrategia económica en América Latina en la
    última década se vincula al ingreso de capitales
    externos, mayoritariamente de origen privado, los que fueron
    atraídos por la orientación al Sector Privado de
    las políticas económicas en la región y en
    el conjunto de los Países en Desarrollo. (Gavin,
    98)

    Los ingresos netos de inversión
    extranjera directa en América Latina pasaron de 8.061
    millones de dólares en 1990 a 23.643 millones de
    dólares en 1995 (Cepal, Informe de la
    Economía de América Latina en 1996. Cuadro 1,
    pág.2). Para la misma fecha los valores en
    Africa fueron de
    1.112 millones en 1990 y de 3.300 en 1995. En ambos casos los
    montos se triplican pero con diferencias importantes en valores
    absolutos. Asia fue la
    principal región de destino al pasar de 18.302 millones de
    dólares en 1990 a 65.000 millones en 1995.

    INGRESOS NETOS DE IED EN PAISES EN DESARROLLO
    (millones de dólares)

     

    1990

    1995

    Africa

    1.112

    3.300

    América Latina

    8.061

    23.643

    Asia

    18.302

    65.000

    Fuente: Cepal sobre la base de FMI.

    Señala la Cepal que "Durante los años
    noventa se produjo un cambio
    espectacular en la distribución geográfica de la
    Inversión Externa Directa mundial que favorece a los
    Países en Desarrollo". (Cepal, Junio 97) Se destaca
    también que cinco países concentran el 84% de la
    inversión extranjera entre 1986/1993: Argentina, Brasil,
    México, Colombia y Chile.
    Los tres primeros concentran a su vez el 72% del total. Son
    cifras que demuestran la selectividad en la inversión y la
    prioridad dada a los países que más
    rápidamente se integraron a las tendencias imperantes en
    materia de política económica. El caso de Brasil es
    sintomático, ya que de ser receptor del 50% de las
    inversiones externas hacia Latinoamérica en los 70, se
    redujo al 9% en los primeros años de los 90. Debe
    recordarse que Brasil fue el país que más
    demoró la aceptación del paradigma
    neoliberal en materia económica.

    Las privatizaciones y las elevadas tasas de rendimiento
    financiero fueron el atractivo para el ingreso masivo de
    inversiones, de las cuales una parte importante tuvo una fuerte
    volatilidad. Situación que se puso en evidencia con las
    sucesivas crisis
    financieras en los años 90, particularmente luego de la
    devaluación mexicana de fines del 94,
    conocida como "efecto tequila", y con la crisis financiera
    internacional que comenzó en el sudeste asiático a
    mediados de 1997 y se agudizó con la cesación de
    pagos de Rusia a
    mediados de 1998. La volatilidad de los capitales externos
    invertidos en la región causó serias dificultades
    en las principales economías de América Latina
    (Gavin, 98). México y Argentina fueron los principales
    afectados con la crisis del tequila y Brasil quién
    más sufrió el impacto de la crisis asiática,
    al punto de reducir casi el 50% de sus reservas internacionales
    durante 1998 y aún Chile, que pudo escapar a los efectos
    de la crisis mexicana, sufrió el impacto de la crisis
    surgida en Asia.

    En este sentido, vale la pena remarcar que cualquier
    política de promoción de la Iniciativa Privada debe
    contemplar la necesidad de favorecer actores económicos
    que alejen las decisiones de inversión de los mercados
    sujetos a la volatilidad
    , la que se deriva de la tendencia de
    los capitales a la valorización financiera. El crecimiento
    de las reservas internacionales de los países de
    América Latina declinó fuertemente ante la fuga de
    divisas que
    generaron los períodos de crisis. Eso lleva a pensar en
    mecanismos de promoción del Sector Privado que asienten
    sus expectativas o premisas en agentes vinculados al ciclo
    económico local y a la vitalidad de los mercados
    domésticos
    . El resultado de las políticas
    poscrisis en América Latina ha sido una nueva vuelta de
    tuerca en las políticas de ajuste. Las mismas
    llevarán inexorablemente a una caída de la
    producción y el empleo, con
    serias consecuencias sociales.

    Se puede considerar que Chile anticipó en diez
    años a los demás países en sus programas
    estabilizadores y fue el patrón de medida que siguieron la
    mayoría de los países en la región. Respecto
    de las políticas de promoción de la Iniciativa
    Privada, el acento fue puesto en el desarrollo de los "mercados"
    para crear el clima necesario para el desarrollo del Sector
    Privado.

    El planteo era la desregulación del mercado,
    eliminando los controles del Estado. Es el marco de la
    promoción de las inversiones externas y las exportaciones. Se
    radicaron empresas extranjeras con destino de explotación
    económica en el sector primario, en minerales, frutas
    y otras producciones agrícolas y vinculadas a la pesca, a las
    que se agregaron una serie de inversiones en agroindustria e
    industria elevando la productividad de la economía en su
    conjunto. De ese modo se pasó de una caída de la
    productividad industrial del orden del -3,4% entre los
    años 83-90 a un crecimiento del 2,8% entre 1990-94. El
    aliento a los "mercados" incluyó la dinamización
    del movimiento
    internacional de capitales, donde los fondos de pensión
    jugaron un papel importante y fueron el antecedente de las
    reformas previsionales en la región.

    En los primeros años de estas políticas
    orientadas al mercado se sufrió un fuerte y regresivo
    impacto social, en términos de ingresos de los
    trabajadores y caída de los salarios. Debe destacarse que
    desde el cambio de gobierno en el 90
    se morigeró el impacto social de las políticas
    orientadas al mercado.

    El otro país que sirvió como ejemplo fue
    México a fines de los 80 hasta la crisis devaluatoria del
    94. Argentina retomó la posta del modelo a
    imitar, principalmente por la forma de superación de la
    crisis recesiva 95-96, la que culminó con un mayor peso en
    su economía de los capitales externos. Brasil, en medio de
    una profunda crisis política a comienzos de los 90 termina
    acordando con el FMI un plan de rescate
    de su economía que a comienzos del 99 induce el camino del
    ajuste y reestructuración hasta ahora demorado en ese
    país.

    El modelo neoliberal ensayado en Chile en los tempranos
    70 se ha transformado hegemónico en América Latina,
    con fuerte presencia de los Organismos Financieros
    Internacionales y un privilegio a políticas de
    orientación al mercado. (Borón, 98)

    El problema que pretendemos apuntar es que el modelo
    chileno de promover la Iniciativa Privada confiando en el
    desarrollo libre de los mercados, somete a los sectores
    más pequeños de las economías locales y
    nacionales a una competencia
    desigual y por tanto, se requiere el desarrollo de formas
    institucionales de compensación o de promoción
    efectiva de otros actores económicos, imposibilitados por
    sí de desarrollar una competencia real con capital
    monopolista de carácter transnacional. Una clara
    demostración de los efectos sociales de estas
    políticas se visualizan en el crecimiento de la brecha
    entre los más ricos y más pobres.

     

    Polarización del ingreso en América
    Latina 1985/95

     

    1985

    1990

    1995

    1% más pobre

    $ 193

    $ 180

    $ 159

    1% más rico

    $ 54.929

    $ 64.948

    $ 66.363

    Brecha

    285

    361

    417

    Fuente: Londoño y Szekely, 1997

     

    II. 1- Estabilidad
    política y económica

    Se consideran exitosos los planes antiinflacionarios
    establecidos en Argentina, Brasil, Chile y México.
    Más allá de matices todos reconocen la
    combinación de ajuste fiscal con reformas estructurales.
    El caso Chileno es el más antiguo y tiene claramente dos
    etapas: la primera gobernada por la dictadura
    entre 1973 y 1983 de corte recesivo y con fuertes costos sociales y
    una segunda etapa desarrollada en dos tramos, una en la parte
    final del gobierno del dictador Pinochet entre 83-89 y otra desde
    el advenimiento del gobierno de la Concertación en 1990.
    Debe mencionarse que la estabilización económica
    producida desde el 83 estuvo asentada en un fuerte control del
    conflicto social a través de la represión militar y
    el terrorismo de
    Estado. La estabilidad económica se asentó en una
    transferencia de recursos desde los sectores trabajadores y de
    menores ingresos hacia el capital más concentrado. Un dato
    a destacar en relación al "éxitoso" modelo chileno
    es el ocultamiento de algunas premisas que contradicen el
    paradigma neoliberal. Tales como la retención del
    monopolio del cobre en manos
    del Estado y la importante perfomance exportadora del sector
    agrícola chilena, más vinculado a una trayectoria
    iniciada en los 60 con la presidencia de Frei y desarrollada con
    la reforma
    agraria de Salvador Allende. Procesos que contribuyeron a
    crear una capa de empresarios agrícolas nuevos y que
    renovaron el panorama empresarial de Chile. Si bien existieron
    fuertes inversiones externas, las políticas neoliberales
    en Chile recibieron los beneficios de políticas de
    estatización y de estímulo estatal a sectores
    privados planteadas y ejecutadas con antelación.
    (Borón, 98)

    El caso de México tiene antecedentes en 1988 y
    reconoce una estabilización económica con
    crecimiento del PBI y que fuera considerado como modelo en
    América Latina en los primeros años de la
    década del 90. Debe computarse la sospecha de fraude electoral
    en las elecciones presidenciales del 88 y la conformación
    de un clima de inestabilidad política que se
    potenció para el año 94, tanto con el levantamiento
    indígena producido en Chiapas y la
    devaluación del peso producida a fines de ese año,
    lo que determinó el derrumbe de las expectativas
    gubernamentales y una crisis financiera que impactó en
    buena parte de América Latina. Argentina despliega su
    política de estabilización a partir de la Ley de
    convertibilidad del año 91, que ata la moneda local, el
    peso, al dólar e impide la emisión de moneda sin
    respaldo de divisas. La posibilidad de estabilización se
    adjudica a la capacidad del gobierno para disciplinar la
    jerarquía sindical, la que había impedido la
    afirmación de planes similares en el pasado inmediato.
    Brasil logra su estabilización a partir de 1994 con el
    Plan de Cardoso y es en 1998 que sufre nuevamente presiones
    desestabilizadoras que aún no se reflejan como crecimiento
    de la inflación. En todos lo casos se visualizan ciertas
    condiciones políticas para la aplicación de
    políticas económicas de estabilización. El
    Sector Privado se vio favorecido por estas políticas que
    indujeron una fuerte transferencia regresiva del ingreso
    (Laurell, 98), lo que se constata también en los
    regímenes tributarios de corte regresivo, los que
    mejoraron los ingresos fiscales y en muchos casos fueron
    esterilizados por los crecientes pagos de intereses y capitales
    del endeudamiento externo.

    Para el análisis crítico resta
    considerar si es posible impulsar medidas de
    estabilización económica que distribuyan las cargas
    progresivamente y donde el papel del Estado pueda centrarse en la
    regulación de los mercados fuertemente orientados por la
    dinámica de la Iniciativa Privada
    . Esta
    observación aparece como demanda social
    cada vez más fuerte en los países en
    cuestión.

    II.2 – Liberalización
    financiera

    Los países más avanzados al respecto han
    sido Chile (1981) y Argentina (1994). En rigor, el primero fue
    anticipador de un modelo de transformación del
    régimen de jubilación y pensión que ha
    generado una fuerte capacidad de ahorro interno
    y ha servido como ejemplo para otras reformas en curso. En
    particular para la Argentina, el caso chileno, de
    capitalización individual, fue el ejemplo para la
    privatización de las pensiones y jubilaciones.
    Recién ahora, Brasil encara su proceso de
    transformación del sistema
    jubilatorio sobre líneas similares.

    En todos los casos el acento y la
    motivación principal estuvieron depositados en la
    conformación de un mercado de capitales con fondos
    institucionales que puedan hacer más previsibles las
    tendencias de los inversionistas y frenar la volatilidad de los
    capitales externos invertidos en la región. Quedó
    claro a partir de estas experiencias, especialmente en Chile y la
    Argentina, que el beneficio principal es para inversores,
    instituciones
    del mercado de capitales, las compañías de seguros y al
    mismo tiempo que se constató un alarmante
    desfinanciamiento estatal en la seguridad
    social y una contracción en los ingresos de la
    población de beneficiarios de jubilaciones y pensiones,
    amén de dudas respecto a la capacidad de repago que las
    aseguradoras privadas tendrán en el futuro.

    La reforma de los regímenes de jubilación
    y pensión estuvieron acompañados por reformas
    financieras, cambiarias y del régimen de inversiones
    externas en todos los países. El resultado ha sido una
    fuerte concentración de la banca a favor de
    las privadas y en desmedro de la banca estatal y de
    fomento.

    En el caso Argentino se destaca el achicamiento de la
    presencia de la banca cooperativa,
    que de más de setenta bancos a
    comienzos de los 80 se reduce a 4 en la actualidad (Realidad
    Económica, 98; Idelcoop, 98). Si bien Chile presentaba el
    caso de mayor regulación en el Cono Sur al movimiento
    internacional de los capitales, como consecuencia de la crisis
    desatada en el sudeste asiático a mediados del 97, la
    presión
    externa hizo que liberalizara aún más el movimiento
    de capitales como forma de atraer inversiones a su
    mercado.

    Puede decirse que la liberalización ha sido una
    política de clara promoción de la Iniciativa
    Privada y que ha favorecido a los grandes capitales y a la
    inversión especulativa y de elevada volatilidad. La
    experiencia histórica del cooperativismo
    de crédito
    en la Argentina, reducido a muy pocas entidades en la actualidad,
    aunque con uno de los bancos cooperativos entre los más
    grandes y exitosos del país, demuestra que se puede pensar
    en políticas de promoción del sector privado
    bancario bajo formas no lucrativas y destinado principalmente a
    la pequeña y mediana empresa como con
    las cooperativas. Siempre con relación a la Argentina y en
    el sector privado bancario, se encuentra el desarrollo de una
    tarjeta de crédito organizada bajo forma cooperativa y una
    articulación de entidades cooperativas y asociadas a
    empresas estatales extranjeras en el ofrecimiento de los
    servicios privados de jubilación y pensión.
    (Idelcoop, 98)

    II.3 –
    Privatizaciones

    La orientación al mercado se presenta en muchos
    casos como la privatización de empresas estatales. El
    cambio no es menor, ya que en el Sector Privado el privilegio se
    asienta en la maximización de la ganancia, mientras que la
    experiencia de las empresas públicas ha reconocido
    objetivos múltiples, entre los que se destaca el de
    promoción del empleo, la economía regional o el
    desarrollo de sectores estratégicos o de elevado riesgo empresario y
    demora en el retorno de la inversión, particularmente
    válido en el caso del desarrollo de la infraestructura.
    Pero también como forma de reasignación del ingreso
    vía tarifas públicas, las que descargaban sus
    costos en los presupuestos públicos en lugar aplicarlos
    como costos de
    producción de las empresas del estado: las llamadas
    tarifas políticas.

    En otras épocas, de industrialización, en
    los años 50 ó 60, se impulsó la
    inversión estatal como compensación ante la
    ausencia de un actor privado que asumiera el costo de la
    acumulación que disparara un crecimiento continuo de la
    economía. La transferencia de las empresas estatales al
    Sector Privado implica por un lado el ingreso de recursos
    fiscales a los estados y por otro la aparición de nuevos
    actores en la estrategia de acumulación. Actores que
    incorporan la lógica
    de la ganancia como parámetro que define las inversiones y
    su destino.

    Consecuencia de ello ha sido la disminución del
    empleo en las ex empresas públicas y el aumento de los
    precios de la producción y servicios ofertados por dichas
    empresas. Cabría preguntarse y vale como
    recomendación, sino se podría haber encarado un
    proceso de transferencia que tuviera en cuenta el destino de la
    fuerza de trabajo sobrante en dichas empresas y aún,
    mecanismos de regulación de las tarifas que tuvieran en
    cuenta a los usuarios y trabajadores de las empresas y no
    sólo los beneficios ofrecidos en las licitaciones a los
    postulantes de cada privatización. Puede completarse el
    interrogante sobre las condiciones en que se ofrecieron en
    venta las
    empresas, las que en muchos casos fueron resultado de planes de
    capitalización de la deuda externa, es
    decir, canje de acreencias externas fuertemente sobrevaluadas por
    capital público.

    Hay que señalar que el proceso de
    privatizaciones, aún parcial, fue muy acelerado en el caso
    Argentino, aunque resta privatizar algunos bancos oficiales entre
    los que se destaca el estratégico Banco de la Nación
    Argentina (BNA), las centrales nucleares y acciones
    remanentes de empresas privatizadas en manos del Estado, tal como
    ocurre con YPF. El proceso de privatizaciones fue amplio en el
    mexicano aunque se excluyó el petróleo, tal como en Chile con el cobre y
    en Brasil es prácticamente reciente el comienzo de un
    proceso privatizador que promete ser el de mayores dimensiones
    por la importancia de las empresas estatales brasileñas.
    Fue un proceso acelerado en general y sin posibilidad de prevenir
    distorsiones y controles por parte del Estado, los usuarios y
    menos de los trabajadores de las propias empresas. Los entes de
    regulación cuando existen tienen funciones limitadas y en
    muchos casos son sospechados de connivencia con los
    controlados.

    Tal como hemos sostenido en otros aspectos, cabe el
    interrogante en torno al papel de las cooperativas y otras formas
    asociativas de carácter no lucrativa en la
    prestación de servicios públicos que antes estaban
    en manos del Estado. Existe una importante tradición de
    cooperativas de servicios públicos en América
    Latina que habilita a pensar en formas de transferencia del
    capital público estatal a formas de organización
    económica no lucrativa. Es el caso de experiencias
    desarrolladas en Europa,
    particularmente en Suecia y en los países nórdicos.
    Situación que no ha servido de ejemplo en la
    aplicación de políticas de privatización,
    que sólo privilegiaron estrategias de rentabilidad de
    inversores externos y CTN.

    II. 4 – Reformas
    laborales

    En el ámbito en que menos avanzaron las reformas
    estructurales fueron en materia de regulaciones del mundo del
    trabajo y puede decirse que el principal objetivo de
    las políticas de orientación al mercado
    tenían el propósito de modificar sustancialmente
    las relaciones jurídicas y económicas entre el
    capital y el trabajo,
    entre las ganancias empresarias y el salario. Gran
    parte de la argumentación de las políticas de
    promoción de la Iniciativa Privada se centraron en los
    límites
    impuestos al
    crecimiento económico derivado de la supuesta "rigidez"
    establecida en los contratos de
    trabajo, surgidos durante años del conflicto y negociación entre trabajadores y patronales
    mediados por el Estado. La
    propuesta implicaba una reforma hacia la flexibilización
    de la relación contractual, con aspiración de
    disminuir el costo de
    producción, vía disminución de salarios,
    cargas fiscales, costos por despido. Todo ello requería
    disminuir la capacidad negociadora de los sindicatos y el poder
    de los trabajadores, tema que hemos considerado
    anteriormente.

    Parte de los efectos más destacados en materia de
    empleo son los elevados índices de desempleo, subempleo y
    precarización e informalización de la fuerza de
    trabajo en al región. En el Balance preliminar de la
    Economía de América Latina se reconoce que "el
    desempleo se mantiene alto en términos históricos",
    en un nivel del 7,5% promedio en la región. Víctor
    Tokman señala que "No hay duda de que la estrategia de
    flexibilización en el margen adoptada en muchos
    países mediante la introducción de contratos individuales de
    trabajo atípicos, muestra
    síntomas de exceso" y destaca que "Países como
    Argentina muestran que más del 85% de la expansión
    del empleo ha estado en este tipo de contratos inestables y sin
    protección". Más adelante agrega que "el 56% de la
    fuerza de trabajo no agrícola en América Latina
    está en trabajos informales y que, además, ellos
    crecen aceleradamente". (Fide, 98) Por su parte, Bernardo
    Kliksberg sostiene que "las brechas salariales están
    aumentando crecientemente" y que en base a datos de Cepal 97
    "los que trabajan en la economía informal ganan en
    promedio el 50% de los que trabajan en empresas modernas, y
    trabajan más horas". (ENOIKOS, 98)

    II. 5 – Algunas experiencias
    nacionales de aplicación de políticas de
    promoción de la Iniciativa Privada

    Un caso, y muy importante, es el de Chile (Fide,
    1998; Cywin, 1998, SOCMA, 1998) que entre 1991 y 1992
    implementó un Programa Nacional
    de Apoyo a la pequeña y mediana empresa con instrumentos
    de apoyo crediticio y tecnológico. Este programa contempla
    cinco áreas prioritarias: financiamiento, asistencia
    técnica, desarrollo tecnológico, capacitación y fomento a las exportaciones.
    En materia de financiamiento se instrumentaron subsidios, seguros
    de crédito, mecanismos de distribución de fondos
    externos y una red de
    financiación a través de una "tarjeta de
    crédito".

    Los fondos externos son canalizados mayoritariamente por
    el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a través de un
    organismo local, la Corporación de Fomento (CORFO),
    quién distribuye los recursos entre los emprendimientos
    vinculados. Conviene recordar que la CORFO fue una
    institución creada a fines de los treinta como una
    respuesta a la gran depresión
    y con el objetivo de orientar la política de amplias
    inversiones sociales y económicas realizadas en aquelloa
    años por los gobiernos del "Frente Popular". Las
    líneas principales de créditos se orientaron a la
    "adquisición de bienes de capital, como a la
    exportación de bienes de consumo no
    durable y de servicios de ingeniería" (Fide, 98). El financiamiento
    viene acompañado del asesoramiento técnico
    profesional prestado por organizaciones
    que articulan el proceso entre el organismo internacional, las
    entidades financieras locales y los emprendimientos empresarios.
    Se estimula la coordinación entre distintos proyectos y
    particularmente si están orientados al mercado
    externo.

    Debe destacarse muy especialmente la creación de
    ProChile que es una institución pública creada en
    1974 para promover las exportaciones. Son un conjunto de oficinas
    comerciales con asiento en varias ciudades del mundo que
    "asisten" a los exportadores chilenos con relación a los
    mercados, las ferias internacionales y toda información
    para el desarrollo de los negocios.
    Parece oportuno señalar el alto grado de
    coordinación existente entre el ProChile y el accionar de
    la Cancillería chilena, que con sus distintas oficinas
    consulares y comerciales ha realizado una política de
    apertura de mercados que se ha sostenido a lo largo de casi medio
    siglo. El "éxito"
    exportador chileno parecería deberse mucho más a la
    eficacia de
    una inteligente y flexible labor estatal que a la dinámica
    propia de los mercados. Por último, en el mejoramiento
    técnico de las empresas, se destaca el Servicio de
    Cooperación Técnica (SERCOTEC), que con más
    de 40 años de existencia asiste tecnológica y
    financieramente y con capacitación sé a
    especializado en "exportaciones no tradicionales".

    En el ámbito privado existe la Fundación
    Chile, entidad sin fines de lucro y cuyo objetivo es la de
    transferir a Chile las tecnologías para mejorar la
    utilización de los recursos naturales y la capacidad
    productiva del país. Se orienta al sector privado y ha
    desarrollado experiencias exitosas especialmente en la
    exportación de pescado. Existen otras instituciones
    similares, las que son articuladas en la esfera del sector
    público por la Comisión Nacional de Comercio
    Exterior.

    Desde el sector público se impulsó, a
    partir de 1995 el Centro Nacional para la Productividad y la
    Calidad (CNPC)
    que integran gobierno, la central de trabajadores (CUT, dirigida
    por una alianza de comunistas y socialistas independientes) y los
    empresarios, cuyos objetivos se centran en la formación y
    han instituido el Premio Nacional de Calidad.

    En el caso de Brasil (Fide, 1998; Cywin, 1998,
    SOCMA, 1998) se destacan los planes de apertura comercial para
    exponer a la economía brasileña a la competencia
    internacional, luego de años de promoción del
    desarrollo industrial basado en el crecimiento del mercado
    interno. La exposición
    al mercado mundial impuso una renovada innovación
    tecnológica y la reconversión de las empresas.
    Son todas políticas desarrolladas en la década del
    90 y si bien han tenido al sector privado como destinatario
    principal, ha sido el Estado el animador determinante y
    quién jugó un papel preponderante en instalar las
    políticas de promoción de la iniciativa
    privada.

    Se han desarrollado en Brasil diversos programas de
    apoyo a las pequeñas y medianas empresas, con
    actuación en el ámbito del sector público y
    del privado. Entre las tareas de apoyo se privilegia la
    asistencia financiera y tecnológica. Si bien existen
    medidas tradicionales de promoción, en materia fiscal y de
    créditos subsidiados, se impuso un nuevo criterio de
    asistencia ofrecido por organismos especializados, tales como el
    Servicio Brasileño de Apoyo a la Micro y Pequeña
    Empresa (SEBRAE). Es una entidad autónoma y financiada con
    aportes de las empresas privadas, en un monto equivalente al 2,5%
    de la nómina
    salarial. Es común el desarrollo de programas de
    capacitación, organización de ferias comerciales,
    de misiones internacionales, de asesoramiento tecnológico
    y de promoción de la calidad y la eficiencia para la
    competitividad.

    Al mismo tiempo, se implementaron los Programas de
    Desarrollo Tecnológico Industrial (PDTI) y el Programa de
    Calidad y Productividad (PBQP). Ambos en ámbitos del
    sector público y orientados al mejoramiento e incentivo
    del sector privado, particularmente las pequeñas y
    medianas empresas. Además de los mecanismos
    específicos de asistencia y capacitación habilitan
    beneficios fiscales. En el ámbito estadual, caso de San
    Pablo, existe un "programa local de Compras
    Gubernamentales que consiste en la publicación de una
    lista de empresas interesadas en vincularse con el sector
    público y organiza cursos de instrucción sobre
    procedimientos
    para participar en licitaciones públicas". (Cywin,
    98)

    En el caso de la Argentina (Gambina, 97; Fide,
    98; Cywin, 98; Realidad Económica; Ciclos)resulta
    más complejo detectar instituciones y políticas
    orientadas específicamente al desarrollo de las
    pequeñas y medianas empresas. La década del 90
    estuvo caracterizada por una política de shock que
    privilegió la apertura y la liberalización,
    eliminando instrumentos tales como él "Compre Nacional"
    que ataba al Sector Público a realizar sus provisiones con
    empresas nacionales. El proceso que ha desarrollado la Argentina
    apuntó a una mayor presencia del capital
    externo.

    Si bien existieron programas de financiamiento para el
    desarrollo de empresas, con fondos externos de entidades
    gubernamentales o del sector privado, algunos de ellos fueron
    cancelados por no ser utilizados. Una de las pocas experiencias
    con posibilidades de evaluación
    lo constituye el Programa Global de Créditos para Micro,
    Pequeñas y Medianas Empresas, suscrito entre el gobierno y
    el BID. Los fondos destinados a pequeños emprendimientos
    son canalizados por Entidades Financieras Intermedias (EFIs)y
    cuentan con la asistencia de Entidades Técnicas
    de Apoyo (ETAs) que acercan asesoramiento profesional y
    capacitación a los titulares de los
    préstamos.

     

    III – Algunas lecciones y
    recomendaciones para tener en cuenta

    El primer tema que surge al considerar las
    políticas implementadas en la última década
    de promoción del Sector Privado es la desigualdad
    resultante, en términos de:

    • distribución del ingreso,
    • dificultades para resolver empleo remunerado en
      niveles suficientes al conjunto de la población
      demandante de trabajo,
    • oportunidades para satisfacer demandas sociales de
      salud, educación, vivienda y otros derechos que
      hacen a la calidad de
      vida,
    • propiedad de bienes y de medios de
      producción.

    En este sentido, a partir de la experiencia
    Latinoamericana, surge la necesidad de recomendar una serie de
    políticas públicas que reorienten la
    promoción de la Iniciativa Privada hacia actores
    económicos hasta ahora no favorecidos y que generen un
    clima económico social de equidad
    . Entre ellas
    podríamos identificar las siguientes:

    1. Reformas tributarias progresivas que asienten la
      recaudación fiscal en rentas, patrimonios y capital,
      generando recursos crecientes para la instrumentación de políticas
      sociales compensatorias.
    2. Estimular inversiones en sectores de la
      economía, que alentando la Iniciativa Privada, promuevan
      el empleo que es mayoritariamente generado por pequeñas
      y medianas empresas. Ello requiere las necesarias asistencias
      técnicas, tecnológicas, financieras, comerciales
      y de marco legal e institucional, las que pueden ser provistas
      desde la articulación de ámbitos
      académicos, tales como las Universidades y gobiernos
      locales y el propio Sector Privado.
    3. Favorecer la constitución de formas de
      organización económica no lucrativas para atender
      derechos y demandas sociales insatisfechas. Existen fuentes de
      financiamiento internacionales que pueden ser aprovechadas.
      Podría complementarse la iniciativa con la
      incorporación de la gestión participativa de la
      comunidad en
      el Presupuesto
      estatal, de la cual existen experiencias locales en Porto
      Alegre, Brasil.
    4. Establecer un sector social de la economía que
      articule las experiencias económicas de carácter
      solidario y puede promover una política de
      estímulo y desarrollo de la propiedad
      social, como forma de afianzar actores socio económicos
      fuertemente arraigados en cada zona o país.

    En otro sentido podría hablarse de
    democratizar los beneficios de las políticas y para
    ello se requiere involucrar a la mayoría de la
    población en la toma de decisiones. En materia de Sector
    Privado debe considerarse que el sector de la pequeña y
    mediana empresa, junto con algunas grandes empresas no lucrativas
    comprenden guarismos superiores al 90% de los establecimientos
    empresarios y con niveles de incidencia en la generación
    de riqueza que puede oscilar entre el 40/50%, con dificultades de
    precisar por ausencia de estadísticas fiables. Se puede estimar
    asimismo en cerca del 60/70% la capacidad de utilización
    de fuerza de trabajo en dicho ámbito del Sector Privado.
    Según venimos comentando, no ha sido este el conjunto de
    actores económico sociales privilegiados con las
    políticas de promoción de la Iniciativa Privada y
    la principal recomendación que podríamos plantear
    tendería a considerarlos con privilegio en la
    instrumentación de cualquier plan de promoción del
    Sector Privado que pretenda llevarse adelante y quiera tomar como
    modelo las experiencias desarrolladas. Debemos insistir en lo
    diverso que es el Sector Privado, donde las grandes cuentas
    macroeconómicas esconden la complejidad de sectores y
    actores sociales aún no beneficiados con las
    políticas orientadas al mercado.

    III. 1 – Recursos
    naturales

    Una de las grandes demandas sociales tiene que ver con
    la apropiación de la tierra y su
    utilización productiva para la reproducción de la vida y de la propia
    naturaleza.
    Las experiencias que resultan de las demandas de las poblaciones
    aborígenes en Chiapas, México, o las que se conocen
    de la población campesina en el sur de Brasil, dan cuenta
    por su visibilidad, de una posibilidad de articular necesidades
    humanas con producción agrícola y la capacidad que
    de allí surge para instrumentar el ciclo completo de la
    economía en tanto producción y circulación
    bajo formas asociativas de nuevo tipo. La experiencia mencionada
    y otras similares menos visible se han desarrollado sin
    asistencia estatal y en muchos casos, con el Estado en contra,
    que además, en muchas oportunidades actuó en la
    represión de las ocupaciones de tierras fiscales y en
    otras, cuando se trató de propiedad privada, avaló
    la represión parapolicial (Brasil). El tema de la tierra se
    vincula también a reivindicaciones de campesinos y
    productores agrícolas con dificultades en el acceso de los
    insumos necesarios para la producción, desde semillas,
    fertilizantes y el equipamiento moderno para
    tecnificación. El financiamiento del ciclo completo, desde
    la siembra, la cosecha y la comercialización aparece como una necesidad
    muy parcialmente satisfecha en las políticas actuales de
    promoción del Sector Privado o de la Iniciativa Privada.
    Concentramos en el tema de la tierra porque involucra a gran
    cantidad de población y puede constituir un atractivo para
    la radicación de población hacinada en la periferia
    de las grandes ciudades que se ven sometidos cada día a
    mayores presiones. Además, porque otros temas relacionados
    con los recursos naturales, tales como la explotación de
    minerales, o de las producciones del subsuelo constituyen un
    factor estratégico con un volumen de
    inversiones que lo limita al accionar estatal o de las
    CTN.

    III. 2 – Fuerza de trabajo e
    inversión de capital

    Hemos mencionado que uno de los problemas sociales
    más serios está dado por el desempleo, subempleo y
    precarización de la fuerza de trabajo. Son millones las
    personas que en América Latina están quedando
    afuera del mercado laboral y por lo tanto cualquier
    política de promoción del Sector Privado debe
    contemplar las iniciativas económicas que estimulen la
    contratación y el re-entrenamiento de
    fuerza laboral y en ese sentido insistimos en un tratamiento
    especial de pequeñas y medianas empresas y entidades no
    lucrativas. Junto a la promoción del Sector Privado debe
    protegerse el empleo existente, tutelar los derechos laborales
    amenazados por el alto desempleo y a la vez establecer un marco
    para la promoción de empleos estables con la
    reducción de la jornada de trabajo sin disminución
    de la remuneración del trabajador.

    Para todo ello se puede recomendar:

    • Establecer que la prioridad de las políticas
      del Sector Privado sean las pequeñas y medianas empresas
      y entidades no lucrativas, para lo cual deberá
      promoverse un clima institucional en todas las esferas del
      Estado para una atención preferencial del sector no
      hegemónico de la Iniciativa Privada. La
      recomendación apunta sobre todo a las entidades
      financieras estatales; las oficinas del sector público
      orientadas a la atención de la problemática
      económica (ministerios
      o secretarías de economía, industria, agro,
      comercio,
      etc.); los entes de recaudación y toda otra dependencia
      vinculada con el desarrollo económico y social. Todo lo
      dicho apunta a consolidar planes de apoyo, canalizar recursos y
      también a simplificar trámites de
      habilitación de empresas, obtención de
      créditos o inserción en planes de asistencia
      técnica y profesional.
    • Resguardar a los sectores aludidos de las
      prácticas monopólicas existentes en el mercado y
      que hemos mencionado en apartados anteriores. Se requiere para
      ello la instrumentación de un cuerpo legislativo
      adecuado de defensa de la competencia, que contemple los
      intereses de los consumidores y el conjunto de la sociedad. La
      promoción de la Iniciativa Privada no debe contraponerse
      a una adecuada regulación del Estado. La experiencia en
      América Latina de privatizaciones aconseja
      precisión en la regulación a establecer en la
      prestación de servicios públicos a cargo de
      empresas privadas. En la medida de lo posible deben alentarse
      formas asociativas no lucrativas en la prestación de
      servicios públicos.
    • Fomentar la integración económica con
      otros actores similares en la región, incluyendo
      representantes del Sector Privado promovido en los
      órganos deliberativos, de toma de decisiones y de
      ejecución. Recomendación válida que
      contradice la experiencia de modelo que, como en el Mercosur,
      las políticas quedan en manos de funcionarios
      gubernamentales no electos (ministros y titulares de los Bancos
      Centrales) y de grandes lobbies empresariales.

    En general, recomendamos involucrar a los beneficiarios
    en la discusión de las políticas, su
    ejecución y control. Tal como mencionamos antes respecto
    del Presupuesto participativo, debe desalentarse la
    intermediación de la burocracia en la
    instrumentación de dichas políticas y para ello
    debe descentralizarse hasta llegar al nivel local y los
    beneficiarios directos. Se trata de evitar niveles de
    intermediación, que resulta parasitaria en muchos casos.
    Es cierto que no alcanza con descentralizar, ya que muchas veces
    no se tiene la capacidad de gestión para impulsar
    proyectos de desarrollo y por eso, se recomienda articular la
    descentralización con planes adecuados de
    capacitación de las estructuras
    institucionales de Estado en nivel local y de los propios
    beneficiarios de las políticas de promoción de la
    Iniciativa Privada. Debe alentarse la participación de
    centros de investigación, Universidades y centros
    profesionales en las tareas de descentralización y
    capacitación.

     

    III.3 – Producción y
    mercado interno

    Las sucesivas crisis sufridas y los distintos procesos
    de apertura de la economía, principalmente con flujo de
    importaciones,
    que en muchos casos sustituyeron producciones locales, indujeron
    reestructuraciones productivas y de organización
    empresaria y del ciclo económico que merecen ser tenidas
    en cuenta. Por ello se recomienda:

    • Fortalecer el proceso de acumulación y
      dinamismo del mercado interno, en tanto ámbito principal
      del desarrollo económico y la calidad de vida de la
      población. Debe recordarse que ningún caso de
      país exitoso en materia de exportaciones obtuvo ese
      logro al margen de un desarrollo aún más
      impetuoso del mercado interno. Esto vale tanto para grandes
      países europeos, como Alemania,
      Francia y
      muchos otros, como para los NICS del sudeste asiático,
      como Corea del Sur, Singapur y Hong Kong.
    • Favorecer una política productiva, del agro,
      la agroindustria y la industria, en relación con el
      desarrollo tecnológico actual y los aportes articulados
      con ámbitos de estudio e investigación y
      desarrollo del país y del exterior.
    • Desarrollar medidas de promoción productiva,
      fiscales, crediticias apuntadas a resolver temas de desempleo y
      de radicación poblacional.
    • Articular redes locales entre emprendimientos
      productivos y de servicios, promoviendo la integración
      horizontal y vertical de los distintos procesos
      económicos.
    • Establecimiento de una legislación
      simplificada para la formación, mantenimiento y desarrollo expansivo de la
      pequeña y mediana producción privada, las formas
      solidarias o cooperativas y las estatales o de
      fomento.
    • Compensar económicamente al sector local o
      nacional de la economía con dificultades de acceso al
      mercado mundial, cuando las razones de no competitividad se
      desprendan de políticas explícitas de subsidios
      de otros países.
    • Promover la formación de instituciones de
      decisión compartida entre el Estado y el Sector Privado,
      con participación de órganos de profesionales y/o
      Universidades para asistir a la Iniciativa Privada en
      relación con el comercio
      internacional: información, bases de datos,
      recursos financieros, tecnológicos, nichos y ventajas
      comparativas, participación en ferias, etc.
    • Definir las ramas y zonas que identifican la
      especialización productiva de cada país o
      región y al mismo tiempo, cuáles son los
      límites para la diversificación productiva. Ello
      implica medidas de promoción asistida para las
      actividades definidas estratégicas en cada caso, por
      ejemplo: la alimentación y
      bebidas, la vestimenta y el calzado; o la siderurgia, metalurgia,
      química;
      etc.
    • Generar mecanismos institucionales y legales para
      favorecer un clima de articulación de grandes empresas
      locales o extranjeras con las restantes y evitar que las
      primeras independicen una estrategia de inserción
      internacional no integrada a un plan nacional, regional o
      local.
    • Alentar estrategias de integración
      económica con empresas similares de países
      vecinos, al mismo tiempo que se promoverá una
      articulación de políticas macroeconómicas
      y de promoción del Sector Privado y la Iniciativa
      Privada en el sentido que venimos planteando.

     

    III.4 – Papel del
    Estado

    Contrario a lo sostenido por los ideólogos del
    Consenso de Washington, el Estado tiene un importante papel a
    cumplir en la promoción del Sector Privado,
    particularmente en los ámbitos de sectores
    estratégicos a impulsar, reglamentación y control.
    Las políticas orientadas al mercado impulsadas en los
    últimos años han eliminado buena parte de la
    reglamentación estatal construida luego de la crisis del
    treinta y principalmente después de la segunda guerra
    mundial. La experiencia demuestra que el Estado no puede
    abandonar su papel en la reglamentación y se requiere
    recuperar espacios cedidos a la "libre competencia", que como
    hemos sostenido es territorio de expresión de la
    hegemonía de los capitales más concentrados. Uno de
    los problemas a resolver deviene del poder asumido por empresas
    monopólicas, particularmente a partir de las
    privatizaciones de servicios públicos que eran atendidos
    por empresas estatales. Es que la desreglamentación
    constituyó parte integrante de las licitaciones de los
    procesos de ventas de
    dichas empresas y para ellas constituyen institutos
    jurídicos de plena legalidad y
    legitimidad sobre los que propugnan seguridad
    jurídica. Requiere por lo tanto un proceso de
    negociación para rediscutir a futuro las condiciones de
    operación económica en sectores claves como las
    telecomunicaciones, la energía, el transporte o
    las finanzas. Por eso resulta fundamental establecer una clara
    política hacia el Sector Privado y que permita diferenciar
    claramente los distintos sectores que lo componen y permitir
    así una estrategia diferenciada en función de los
    conflictos a
    que pueda dar lugar una política de diferenciación
    de beneficios y costos. Debe lograrse un equilibrio entre la
    función reguladora del Estado y la promoción de la
    Iniciativa Privada, intentando articular los objetivos del sector
    público y el Sector Privado.

    La definición de nuevas privatizaciones debe
    encararse con criterios que no contrapongan el interés
    público o nacional, local y regional con el de los nuevos
    concesionarios o propietarios y para ello deben evitarse las
    experiencias de monopolización en manos de CTN y grupos
    económicos locales que reemplazaron el monopolio estatal
    por uno de carácter privado, transformando la
    lógica del servicio público a prestar, por el de la
    ganancia a obtener. Un caso a destacar y que da cuenta de lo que
    decimos es el de los ferrocarriles en la Argentina, los cuales,
    durante la existencia de la empresa
    estatal (FFCC) recibían un subsidio de un millón
    diario, siendo ese el argumento principal para su
    privatización. A varios años de su venta, los
    trabajadores ferroviarios pasaron de 95.000 a 17.000, las tarifas
    se incrementaron en forma importante asegurando crecientes
    beneficios a sus nuevos propietarios y con nula inversión
    en material rodante u obras de infraestructura. Lo más
    destacable es que el subsidio estatal continúa, claro que
    ahora el destinatario son las empresas adjudicatarias del proceso
    privatizador de los ferrocarriles.

    Cuestiones a considerar en caso de
    privatizaciones:

    • Los fondos obtenidos por las privatizaciones
      deberían tener destino especialmente especificado:
      educación, salud, seguridad social, promoción
      económica y del empleo, etc.
    • Asegurar el mejoramiento en la prestación de
      los servicios públicos y condicionar el aumento
      tarifario en función de inversiones efectivas y
      duraderas, estableciendo al mismo tiempo las penalidades
      fiscales por incumplimiento.
    • Dictar previamente los instrumentos legales de
      regulación de las nuevas empresas surgidas de la
      privatización y generar las condiciones adecuadas para
      el proceso de transformación, contemplando los intereses
      y necesidades de los trabajadores de las empresas estatales,
      como de los usuarios y la comunidad en su conjunto.
    • Lograr valuaciones adecuadas de las empresas a
      privatizar y favorecer la posibilidad de adquisición por
      emprendimientos económicos que involucren a usuarios,
      consumidores y organizaciones sociales.

     

    IV- Comentarios
    Finales

    A lo largo del informe hemos tratado de "revisar las
    estrategias para acelerar el desarrollo del Sector Privado" en
    los años recientes y en algunos países de
    América Latina, con particular énfasis en las
    políticas de estabilización, los marcos
    regulatorios, las privatizaciones, las reformas estructurales y
    el proceso de liberalización, y desregulación.
    Especialmente se consideró el papel del Estado en la
    promoción de la Iniciativa Privada.

    Debe destacarse:

    1. Existe una tendencia generalizada en la
      aplicación de políticas de promoción de la
      Iniciativa Privada y que han tenido impacto favorable en una
      mayor inserción económica de las CTN y las
      grandes empresas de origen local, desarrollando un clima
      favorable al Sector Privado, que aún no se extiende al
      conjunto del Sector Privado y mucho menos a la totalidad de la
      sociedad. En ese sentido, se han aplicado políticas
      complementarias para el desarrollo de la competitividad de las
      empresas menos favorecidas por las políticas
      macroeconómicas. Lo comentado es una clara
      demostración de que no alcanzan medidas globales de
      orientación al mercado, ya que las hegemonías en
      su seno, esterilizan el acceso de la mayoría de las
      empresas o emprendimientos del Sector Privado a los beneficios
      de políticas de promoción de la Iniciativa
      Privada. Algunas medidas a recomendar apuntan al control y
      prevención de los monopolios; a afianzar los mecanismos
      de socialización de la información,
      junto a mecanismos efectivos de educación y
      capacitación del potencial humano involucrado en la toma
      de decisiones del Sector Privado; a asegurar asistencia
      técnica, de infraestructura, financiera y profesional,
      tanto del sector público, como de organizaciones
      sociales profesionales o especializadas; a acercar los mercados
      para la compra de insumos y para la venta.
    2. El enfoque general de la estrategia económica
      en América Latina, aún con matices, no ha
      privilegiado el desarrollo de ramas industriales. La
      reestructuración de la economía ha disminuido el
      peso relativo de la Industria en el conjunto del PBI (Peres,
      97), al tiempo que el Estado ha iniciado una transferencia de
      sus activos que
      lo alejan del involucramiento directo en la producción
      industrial. En algunos casos, México y más
      aún Brasil, implementaron políticas de
      protección de la industria local, manteniendo
      todavía sectores claves de la producción
      industrial en manos del Estado. De todas maneras, en
      ningún caso deben considerarse esas políticas
      como "alternativas" a las líneas generales de la
      estrategia seguida en América Latina. Surge entonces
      como necesaria la especificación de políticas de
      promoción industrial y con impacto en las
      economías regionales, en la generación de empleo
      y en los sectores "no", o "menos" favorecidos, por las
      políticas generales de promoción de la Iniciativa
      Privada. Al mismo tiempo remarcar que cualquier política
      de promoción de la Iniciativa Privada debe contemplar la
      necesidad de favorecer actores económicos que alejen las
      decisiones de inversión de los mercados sujetos a
      volatilidad, la que se deriva de la tendencia de los capitales
      a la valorización financiera.
    3. La apertura de las economías ha estimulado el
      mercado y el desarrollo de la Iniciativa Privada y marca los
      límites de las pequeñas y medianas empresas y
      entidades no lucrativas para acceder al mercado exterior. Se
      necesita establecer políticas para favorecer la
      inserción internacional de dichos sectores del capital
      local; promover instituciones del Estado y del propio Sector
      Privado para acercar las ofertas y demandas internacionales al
      Sector Privado de cada país. Los problemas de
      productividad deben resolverse con asistencia integral y
      capacitación, pues, como se vio, la competencia externa
      no favorece a este sector.
    4. La experiencia indica que no se utilizan
      políticas de diversificación productiva y aliento
      al desarrollo de ventajas competitivas. Sigue predominando en
      América Latina, pese a las reformas estructurales, una
      política de desarrollo de ventajas comparativas
      "naturales". Si bien es correcto afianzar niveles de eficiencia
      de sectores preexistentes, se requiere mayor flexibilidad en la
      definición de nuevos sectores o ramas a desarrollar y no
      sólo con destino al mercado interno, sino y en
      particular orientados al mercado mundial, con énfasis en
      la capacidad de articular emprendimientos regionales. Es
      recomendable organizar el marco legal e institucional para
      fomentar las exportaciones de la producción local;
      acercar el "mercado mundial" a través de ferias y
      circulación de la información necesaria; apoyar
      con medidas financieras y fiscales la innovación y difusión
      tecnológica, junto a la formación en su debido
      uso. Debe insistirse en la simplificación de
      trámites exigidos y en el cumplimiento de las obligaciones
      fiscales.
    5. Las economías Latinoamericanas se desarrollan
      privilegiando sus mercados internos en porcentajes que oscilan
      en torno del 80%, y por lo tanto, cualquier estrategia de
      desarrollo en la región, o en otra, debe contemplar esta
      realidad, que además, es expresión de la forma de
      vida de la mayoría de la población. Ello implica
      la definición de perfiles productivos para abastecer la
      demanda interna y contribuir a resolver problemas alimentarios,
      de vivienda, calzado y vestido; al mismo tiempo que atender la
      problemática del empleo. Se trata de resolver la
      cuestión de los precios, luego de superadas las crisis
      de hiperinflación sufridas en varios de los
      países en la región. Es que el saldo ha sido de
      una importante distorsión de los precios relativos. La
      desregulación de los mercados no debe implicar el
      abandono de los sectores no hegemónicos en el mercado y
      en consecuencia se requiere la participación activa del
      Estado en materia de políticas
      compensatorias.
    6. En materia de privatizaciones, el saldo no
      sólo debe computar los recursos ingresados o las deudas
      externas capitalizadas. Es necesario que se incluya
      también el crecimiento del desempleo público en
      niveles alarmantes y lleva a interrogarse sobre otras formas de
      encarar los procesos de ventas del capital público y
      particularmente el estudio de los costos sociales y las formas
      de evitarlo. En ese sentido, deben pensarse las transferencias
      de empresas estatales con programas de relocalización de
      la fuerza de trabajo excedente si la hubiera. Tiene que
      incluirse también en el saldo de las privatizaciones el
      incremento tarifario y su regresivo impacto en la
      distribución del ingreso y en la conformación del
      costo de producción. Finalmente, señalar que la
      venta de Empresas Públicas debe independizarse de las
      presiones derivadas
      del endeudamiento externo y subordinarse a estudios de
      oportunidad que favorezcan la transferencia de esos activos a
      los actores económicos con fuerte raigambre en el
      desarrollo económico y social nacional y local,
      preferentemente sin fin de lucro.
    7. La orientación al mercado de las
      políticas, no tiene correlación todavía
      con una descentralización en la toma de decisiones y
      menos, con la implementación de esas políticas.
      Existe una excesiva concentración y centralización en las decisiones y
      ejecución. Se recomienda avanzar en mecanismos de
      descentralización y participación articulada de
      las decisiones de políticas y proyectos y en su
      ejecución. La dimensión del impacto medio
      ambiental de cualquier política necesita acercar la toma
      de decisión al ámbito de ejecución e
      impacto de dichas políticas. El comentario es
      válido para políticas destinadas a eliminar focos
      de desempleo o mecanismos de discriminación salarial o de género.
      La participación del Sector Privado, principalmente en
      el nivel regional, es recomendable porque implica la
      inmediación entre quiénes planifican,
      instrumentan y/o evalúan las políticas. Pueden
      utilizarse iniciativas "informales", que incluyen consultas u
      otras formas de diálogo, o "formales", tales como
      comisiones, comités o foros, en tanto lugares de
      negociación, acuerdo y articulación de
      políticas.
    8. Es esencial el logro de los consensos
      políticos y sociales necesarios para la
      instrumentación de las políticas en
      cuestión. No alcanza con la definición en el
      nivel gubernamental. Es recomendable discutir y compatibilizar
      con los actores sociales y económicos directamente
      involucrados para asegurar su protagonismo en la toma de
      decisiones y en la ejecución. Ello implica el
      fortalecimiento de las instituciones del Sector Público
      y del Privado, política que incluye el estímulo a
      la formación de institutos gubernamentales en el
      ámbito nacional, provincial y municipal y la adecuada
      capacitación para evitar tendencias a la
      burocratización, la corrupción y el despilfarro. Debe ser
      Política de Estado el estímulo a la
      organización de los productores del campo y la
      ciudad, de los consumidores, de los trabajadores y alentar su
      articulación en todas las instancias de actuación
      gubernamental, ya sea nacional, provincial y/o municipal. Estas
      recomendaciones hay que vincularlas a un proceso que puede
      verificarse de disminución en los niveles de
      participación y movilización de la
      sociedad.
    9. Finalmente hay que señalar la existencia de
      dos caminos posibles de promoción del Sector Privado.
      Uno alude a la experiencia de las políticas
      instrumentadas en la segunda mitad de los 80 y principalmente
      en los años 90 en América Latina. Como hemos
      sostenido, han sido beneficiados del crecimiento
      económico una minoría de la población.
      Otro camino implica definir políticas que permitan
      extender los beneficios del crecimiento económico al
      conjunto de la sociedad. Ese es el sentido de las primeras
      aclaraciones en torno del Sector Privado explicitadas al
      comienzo de nuestro informe. El primer camino define
      políticas de promoción de la Iniciativa Privada
      centradas en las oportunidades de valorización del
      capital a escala internacional, e impone, incorporar al
      país o región que las implemente a la competencia
      por atraer inversiones externas. Son aspectos que normalmente
      se vinculan a un crecimiento de las tasas de
      interés y a la atracción de capitales
      especulativos y de alta volatilidad. La segunda vía, no
      transitada en ninguna de las experiencias de la región,
      constituye un desafío para ensayar políticas de
      inclusión social y que pongan atención en: a) el
      fortalecimiento institucional, lo que implica niveles de
      instalación, afianzamiento y/o profundización de
      la democracia; b) gestión macroeconómica
      eficiente que permita un desarrollo estable, sostenible y
      sustentable; c) impacto microeconómico eficaz que se
      oriente a erradicar los problemas del empleo, la pobreza y la
      marginación. Se trata de un conjunto de medidas e
      iniciativas en el ámbito de la economía, el
      estado y la sociedad, que contribuyen a la
      democratización de la política y al
      establecimiento de una cultura
      solidaria.

    En síntesis,
    se plantea como necesidad para el desarrollo del Sector
    Privado:

    • La instalación de Instituciones en la
      esfera pública y privada
      , de tipo flexible,
      ágiles, con la menor mediación
      tecnocrática y/o burocrática posible, que puedan
      contrarrestar la corrupción como práctica de
      gestión habitual y promuevan la participación
      social, que puedan actuar rápidamente ante la presencia
      de fenómenos como las crisis financieras y
      económicas, o situaciones imprevisibles de orden social
      o natural.

     

    • Pero también se requiere la formulación
      de Políticas Públicas con la suficiente
      asignación de recursos genuinos para su
      concreción. Ello implica el aliento a reformas
      tributarias progresivas que aseguren equidad en el desarrollo
      integrado. Esas políticas se orientarán a
      desarrollar los incentivos
      fiscales, de precios, monetarios y cambiarios que requieran los
      sectores promovidos. Asegurando el acercamiento a la
      información, la capacitación, la asistencia
      técnico profesional y las opciones tecnológicas a
      escala local y mundial.

     

    • Finalmente sostenemos que en el aliento a la
      Iniciativa Privada, además de las regulaciones propias
      del mercado de trabajo, deberán atenderse la
      promoción de Formas Asociativas de Gestión
      sin fin de lucro, que involucren a trabajadores y consumidores
      en el desarrollo empresario. Constituyen formas de
      organización empresaria que cuentan con tradición
      universal y aportan elementos de contra cultura en una etapa
      del desarrollo social que privilegia el
      individualismo.

    Buenos Aires, 15 de enero de
    1999.

     

    Bibliografía
    consultada y utilizada en la preparación del
    Informe

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    14. Asa Cristina Laurell. Social Policy Issues in Latin
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      economía global. Seminario Globalizaciones y
      Modernidades: experiencias y perspectivas en Europa y
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    16. Las Pymes. Clave
      del crecimiento con equidad. SOCMA. Jorge Todesca y otros.
      Noviembre de 1998.
    17. Manuel Cywin. "Crear mercados para las
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      de 1998.
    18. Fundación para la Investigación y el
      Desarrollo (FIDE). "Las nuevas condiciones para el desarrollo
      de las pequeñas y medianas empresas". VºCongreso de
      la Pequeña y Mediana Empresa. Consejo Profesional de
      Ciencias Económicas de la Capital Federal, Buenos Aires,
      Agosto de 1998.
    19. Azpiazu Daniel. ¿Hacia un nuevo modelo de
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      privatización y la asimétrica
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      Cuadernos de Economía Política. Buenos Aires
      Nº6, 1993.
    20. Julio C. Gambina. Impacto Social de las
      Políticas de Ajuste Estructural en Argentina. Influencia
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      Inédito. Universidad de Columbia, New York-USA,
      1997.
    21. Revista CICLOS en la historia, la
      economía y la sociedad. Instituto de Investigaciones
      de Historia Económica y Social. Facultad de Ciencias
      Económicas. Universidad de Buenos Aires.
    22. Revista Realidad Económica. Instituto
      Argentino para el Desarrollo Económico (IADE). Buenos
      Aires.
    23. Revista del Instituto de la Cooperación,
      IDELCOOP. Buenos Aires.

    Julio C. Gambina (*)

     

    Contador Público Nacional, recibido en la
    Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe. Profesor
    Titular por concurso de Economía Política en la
    Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario.
    Profesor invitado en el Posgrado en Ciencias Políticas de
    la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del
    Plata. Ex Profesor de las Facultades Ciencias Económicas
    de la Universidad Nacional de Rosario y de la Universidad
    Tecnológica Nacional Regional Buenos Aires. Jurado en
    Concursos docentes en la
    Universidad Nacional del Nordeste, de la Universidad Nacional de
    Misiones y la Universidad Nacional de Entre Ríos. Director
    del Instituto de la Cooperación. Director del Centro de
    Estudios de la Federación Judicial Argentina

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