Efecto de la raza y la época de parto en el comportamiento de algunos indicadores productivos y reproductivos en cerdas domésticas
- Revisión
Bibliográfica - Materiales y
Métodos - Resultados y
Discusión - Conclusiones
- Recomendaciones
- Referencias
Bibliográficas
El cerdo se considera una de las especies más
antiguas en brindar su ayuda al hombre como
portador proteico de fácil crianza y reproducción acelerada, constituyendo uno
de los renglones más importantes en la economía, de la mayor
parte de los países desarrollados del mundo. En caso de
nuestro país la explotación de la especie porcina
tiene gran importancia para la economía y valiosa fuente
de proteína de origen animal. (Muñoz,
1994).
El cerdo se encuentra entre los animales
más eficientes para producir carne, su gran precocidad,
prolificidad, corto ciclo reproductivo y gran capacidad
transformadora de nutrientes, le hacen especialmente atractivo
como fuente de alimentación. El
valor
nutritivo de la carne de cerdo lo señala como uno de los
alimentos
más completos para satisfacer las necesidades del hombre.
La producción comercial del cerdo en Cuba
está sustentada por un programa de
cruzamiento basado fundamentalmente en cuatro razas: Yorkshire,
Landrace, Duroc y Hampshire.
Estas han sido estudiadas como razas puras y sus cruces
con el objetivo de
obtener un sistema de
cruzamiento lo más óptimo posible, siendo aquel que
involucra como línea materna cerdas F1, seleccionadas
sobre la base de su comportamiento reproductivo (Diéguez
et al, 2002).
De acuerdo con los resultados experimentales obtenidos
se decidió la utilización de la cerda LY apareadas
con verracos Duroc o Hampshire, aunque estudios posteriores
determinaron el uso de un verraco HD y la creación de una
línea sintética denominada CC21. La
situación actual de Cuba ha repercutido en al sector
porcino, guiando dicha producción hacia formas menos
especializadas. Esto implica el uso de animales que puedan
comportarse mejor en las nuevas condiciones. Basándose en
este criterio se ha diversificado en los últimos
años el uso de la hembra DY por su excelente habilidad
maternal, mayor fortaleza física y un mejor
crecimiento de la descendencia. También se han manejado
criterios no fundamentados sobre el uso de la cerda HD alegando
una mayor rusticidad de la misma y por tanto un mejor
comportamiento ante factores limitantes.
Además de la presencia de otros factores
genéticos y no genéticos que determinan tanto en el
comportamiento productivo, reproductivo y económico del
animal. (Villareal, 2004).
Problema: El
desconocimiento en el Centro Genético de Palma Soriano de
los principales factores que influyen en el comportamiento
productivo y reproductivo de las razas Yorkland, Duroc y
Landrace.
Hipótesis:
La raza y la época como factores
genéticos y ambientales respectivamente, pudieran influir
positivamente en el comportamiento productivo,
reproductivo.
Objetivo: Evaluar el
efecto de la Raza o genotipo y los trimestres de época de
parto sobre el comportamiento productivo y reproductivo de
hembras Yorkland, Duroc y Landrace en centro genético de
Palma.
2.1 Concepto de
raza. Razas maternas y paternas.
Se define como raza, el conjunto o grupo de
individuos, que reúnen una serie de características
semejantes y cuyo parecido entre sí, los diferencia de los
demás pertenecientes a otros grupos de la
misma especie, y que al mismo tiempo son
capaces de trasmitir a su descendencia, todos aquellos caracteres
que les son propios.
La utilización en la producción de un
genotipo o raza, esta condicionada por el objetivo a que se
destine, tomando en consideración para ello los rasgos
productivos de interés
económico que se desea mejorar en la población (Díaz, 1965).
En nuestro país, se conservan, mejoran y explotan
5 razas básicas y varios genotipos. Además, se
trabaja en la multiplicación del cerdo Criollo, como raza
autóctona. Por otra parte, se han llevado a cabo trabajos
para la evaluación
de diferentes híbridos con vistas a incorporarlos al
programa de cruzamientos nacional (Diéguez et al,
2002).
Las razas y genotipos con que cuenta el país, se
dividen en maternas y paternas en función de
las características fundamentales de cada una de ellas. El
fin productivo de las líneas maternas es la
producción de hembras comerciales, dada su aptitud
reproductiva, sin menospreciar el aporte que producen a la
descendencia en crecimiento y canales. Las paternas se
caracterizan por sus aspectos productivos de crecimiento y
canales y se utilizan como verracos terminales (Díaz, 1965
y Diéguez et al, 2002).
2.2 Características de las razas y genotipos
existentes en Cuba.
2.2.1 Yorkshire
Su origen fue a finales del siglo XVIII, y a su vez
confusa al igual que el de otras razas mestizas. Se cree que
surge por el cruzamiento de cerdos oriundos de Gran
Bretaña (primitivas razas Yorkshire y Cumberland), a las
que se agregaron posteriormente cerdos Leicestershire, chinos y
siameses. Tuvo gran éxito
entre los criadores ingleses y europeos desde su origen.
Actualmente existen tres variedades de cerdos Yorkshire, los
cuales son considerados por muchos autores como razas
independientes. En el año 1868 fue reconocida en Estados Unidos e
introducida en Cuba en 1930, cuando comienza a perder auge en
Estados Unidos. Esta raza es bien aceptada por algunos criadores
que tenían acceso a ella, difundiéndose en cierta
medida sin que se mejoraran genéticamente
(Asociación Nacional de Criadores de Ganado Porcino
Selecto (APNS), 2000 y Valdez, 1981).
Su principal ventaja es su capacidad maternal y
prolificidad, aunque también posee magnífica
cualidad de crecimiento y composición corporal. Los machos
tienen un comportamiento sexual viril y activo. En Cuba se
utiliza como raza materna básica. En los años
1989-90 se realizó una importación del Reino Unido donde se le
conoce como Large White.
Ambas poblaciones, la canadiense y la inglesa se han
mantenido separadas y se han adaptado bien a nuestras condiciones
ambientales. Es un animal blanco rosado, con mucosas
despigmentada y piel fina, sin
pliegues. Además de presentar resultados de prolificidad
obtenidos por el centro de investigaciones
porcinas de 9,5 crías vivas por camada (APNS, 2000 y
Instituto de Investigaciones Porcinas (IIP), 2005)
2.2.2 Large White (LW)
Es del condado Yorkshire en el nordeste de Inglaterra. Goza
fama internacional desde finales del siglo XIX. Es un cerdo de
capa blanca, sin pelos de color y sin
pigmentos introducido en Cuba en 1989 de los rebaños de la
PIC, del Reino Unido (Carmen et al, 2004).
Se caracteriza por facilidad de adaptación al
clima y
sistemas de
explotación diversos, no es sensible al stress, sus
aplomos son sólidos, los machos presentan buena
líbido y la prolificidad de las hembras es muy buena. Se
utiliza como raza materna en el cruzamiento con Landrace (Valdez,
1981).
2.2.3 HAMPSHIRE:
Es originaria del Condado del mismo nombre en Inglaterra
y está difundida fundamentalmente en los Estados Unidos.
Su color es negro con una franja blanca que rodea su cuerpo y
abarca sus miembros anteriores. Presenta orejas erectas del tipo
asiático. Con respecto a sus características
reproductivas, no difiere del Duroc. Son rústicos, pero
menos resistentes al calor, de
buena prolificidad, de mayor aptitud lechera y materna. La
coloración de su carne presenta un rojo intenso, se
utiliza por su marguera en cruzamientos en la parte paterna. Es
más lenta en cruzamientos que las demás razas
americanas. Fue importada de Canadá en el año 1960
y posteriormente en 1990 se realizaron nuevas importaciones.
Son animales activos con
magnífica conformación de la canal, de 9 ó
10 crías / parto, con crías de gran peso al nacer,
muy precoces en la primera etapa de vida, camadas muy vigorosas,
gran vitalidad. Buena producción lechera de la madre.
Aunque con bajo nivel de crecimiento, baja prolificidad y
habilidad materna. No tiene buena aptitud ante la monta y Se
utiliza como raza paterna terminal (Leroy, 1970).
2.2.4 DUROC
JERSEY:
No se conoce con exactitud su origen, se plantea que
surge de una mezcla de las mejores características de los
cerdos rojos que existían hacia el año 1800 en los
estados de Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut y Vermouth,
procedentes de África (raza colorada de Guinea),
según algunos autores y según otros de la
Península Ibérica su nombre proviene de la
combinación de dos estirpes muy estimadas y famosas en esa
época, La Duroc y la Jersey y su selección
y consolidación comienza hacia 1823. Los primitivos Jersey
rojos eran cerdos grandes alargados de gran longitud, de
rápido crecimiento y muy prolíferos; los Duroc eran
grandes también pero más compactos ( IIP,
2005).
Esta raza se ha extendido en todo nuestro territorio.
Los cerdos alcanzan un gran desarrollo; su
color rojo, variando del amarillento al rojo oscuro. Sus orejas
son de tamaño mediano, levemente erectas con una breve
inclinación hacia adelante.
Con respecto a sus características reproductivas
se puede decir que las hembras son buenas madres con una mediana
producción de ocho lechones por camada. Fue introducida en
Cuba en la década del 50, pero sólo después
de los años 60 pudo ser incrementado su número
gracias a importaciones provenientes del Canadá y
más recientemente del Reino Unido. Es notable por su
rusticidad, rápido crecimiento y adaptabilidad. Posee una
prolificidad media, con canales que tienden al engrasamiento
utilizándose como raza paterna terminal (Rico,
2002).
2.2.5 LANDRACE:
Tuvo su origen en Dinamarca en el año 1870,
mediante el cruzamiento de cerdas oriundas con verracos Large
White importados de Inglaterra, seguida de una cuidadosa
selección para obtener cerdos de alta producción.
La raza Landrace actual es una de las más seleccionadas y
más magra del mundo. Fue una raza poco difundida, en
primer lugar, por las restricciones impuestas a su salida por las
asociaciones de cría nacionales y, en segundo lugar,
porque no se adaptaba a la demanda del
resto del mercado europeo.
En 1934 se introduce en Estados Unidos, teniendo gran
aceptación por sus cualidades magras. Modernamente en
Europa se
está utilizando como mejoradora de los cruces comerciales
(APNS, 2000 y IIP, 2005)
Es una de las razas de origen Europeo. Presenta una
coloración blanca, con orejas largas dirigidas hacia
adelante en su totalidad. Son los cerdos más largos de
todas las razas. Se caracterizan por su gran prolificidad, dando
un promedio de 12 lechones por parición, con muy buen peso
al nacer. Las madres son de muy buena aptitud lechera y materna,
muy dóciles y cuidadosas. Su forma de cría
más adecuada es la intensiva. Se introdujo en Cuba desde
Canadá a comienzos de los años 60 y del Reino Unido
en 1989 y 1990. Esta raza es la de menor rusticidad de las
explotadas en Cuba. Se utiliza como verraco en cruce con la
Yorkshire (Large White) para obtener la hembra F1
Yorkshire x Landrace, de amplia utilización en las
unidades de cría comerciales.
(Carmen, 2004)
2.2.6 Criollo:
Es una raza de origen Ibérico, que se trajo a
Cuba por los colonizadores españoles en el siglo XVI; se
caracteriza por su resistencia a las
adversidades del clima, manejo y alimentación (Santana,
2005).
Son animales rústicos, de color oscuro, con pelo
o sin él, pueden presentar sindactilia (casco de mulo)
mamelas o campanillas precoces con baja tasa de ganancia y alto
espesor de grasa. Aprovechan favorablemente los alimentos
naturales y se recomienda su explotación en condiciones
rusticas. La raza esta sometida al programa de conversión
y mejora genética
(Rico, 2004).
2.2.7 CC21:
Es una raza que tiene su origen en Cuba,
sintética de nueva creación, formada
fundamentalmente por las razas Duroc y Hampshire con un
porcentaje de las razas blancas. Esto le permite una
combinación del alto crecimiento del Duroc, la alta
producción de carne de Hampshire y una reproducción
superior. Se utiliza como línea paterna en la
producción de cruces finales. Tienen muy buen
comportamiento ante la Inseminación Artificial. Y como
principal propósito persigue alta producción de
carne, y es de excelente crecimiento. Utilizada en los programas de
cruzamiento como verraco paterno terminal en las unidades
comerciales o como parte del cruce con la línea L-35
(Diéguez, 2002).
2.2.8 L35:
Línea desarrollada en Cuba a partir de la
unión de la raza Pietrain y la L-63, es producto de la
fusión
de las poblaciones de cerdos Pietrain y de la línea
sintética L63 que fueron importadas entre 1989 y 1990 del
Reino Unido. La fusión de las poblaciones, ambas
caracterizadas por hipertrofia muscular, se realizó con el
objetivo de evitar la consanguinidad pues eran poblaciones muy
pequeñas. Son animales susceptibles al estrés,
sólidos y con buenos aplomos, producen canales con gran
rendimiento en carne, poca grasa dorsal y jamones extremos, hay
animales que pudieran presentar algunas manchas negras,
también hay animales moteados como el Pietrain, de
tamaño pequeño, aunque ligeramente superior en
talla a la a la raza Pietrain. Siendo su principal
propósito alta producción de carne; utilizada en
los programas de cruzamientos como verraco paterno terminal F-1
cruzado con las razas Hampshire y CC-21.
(IIP, 2005).
2.3 Híbridos más
comunes.
2.3.1 Yorkshire (Large White) x
Landrace:
Es producto del cruce de hembras Yorkshire con machos
Landrace. La cerda F1 Y x L, es de amplia
utilización en el país por su alta prolificidad y
cualidades maternales superiores a cualquier otro cruce
(Diéguez, 2002)
2.3.2 Yorkshire x
Duroc:
Es la hembra F1 que ocupa el segundo lugar de
utilización en el país y es producto del cruce de
hembras Yorkshire con machos Duroc. La prolificidad es menor que
en los YL en aproximadamente 0.5 crías. Son resistentes y
de buena adaptabilidad (Diéguez, 2002).
2.3.3 Duroc x
Hampshire:
Es un F1 producto del cruce de hembras Duroc
con machos Hampshire con el objetivo de obtener un macho con las
características principales de ambas razas: rápido
crecimiento, eficiencia
alimentaria y calidad en la
carne y con aceptable aptitud para la monta. Se utiliza en la
producción especializada y en los sistemas de cría
abiertos
(IIP, 2005).
2.3.4 CC21 x L-35:
Es producto del cruce de hembras CC21 con machos de la
línea L-35. Su objetivo principal es la obtención
de un macho híbrido con rápido crecimiento, buena
conversión, poca grasa dorsal y buen porcentaje de carne
en la canal. Se utiliza como macho terminal en la
producción porcina especializada (IIP, 2005)
2.3.5 Hampshire x L35:
Producto del cruce de hembras Hampshire con machos de la
líneas L35. Su objetivo principal, al igual que en el
híbrido anterior, es la obtención de un verraco
terminal de alta producción de carne, buena
conversión y poca grasa dorsal. Se utiliza como macho
terminal en la producción porcina especializada
(Diéguez, 2002).
2.5 Algunas consideraciones del
desempeño reproductivo en
cerdos.
2.5.1 Fisiología reproductiva de la cerda y
semental porcino.
La cerda doméstica es poliéstrica anual
con ciclos de aproximadamente 21 días. El mismo se divide
en proestro que dura dos días, estro dos a tres
días, el metaestro uno a dos días y el diestro que
ocupa el resto del ciclo. Los cuerpos lúteos son
funcionales durante alrededor de 16 días después de
la ovulación (Alonso, 1990).
La ovulación ocurre espontáneamente, 36 a
44 horas después del inicio del estro o un poco
después de la mitad del estro (Cíntora,
2003).
La pubertad
ocurre alrededor de los seis o siete meses con un peso corporal
de 100 a 110 Kg. En el macho la pubertad ocurre aproximadamente a
la misma edad.
La gestación dura en promedio 114 días,
dando camadas de 8 a 10 lechones para cerdas de primer parto y 10
a 16 lechones en cerdas adultas (Fernández,
1989).
Durante la lactancia, la
cerda puede tener un estro corto poco después del parto,
pero normalmente no cicla y no se cruza hasta después del
destete de los lechones (Soto, 1991).
2.5.2 Madurez sexual de la
hembra
Dentro de los factores que influyen en el inicio de la
pubertad en la cerda joven y la continuación de los ciclo
estrales. Los más importantes incluyen:
1.- Raza
2.- estación del año durante el desarrollo
sexual
3.- exposición
al verraco
4.- alojamiento y grado de confinamiento
5.- nutrición
6.- salud
general
Bajo buen manejo, la pubertad ocurre en la hembra joven,
llamada de reemplazo, aproximadamente a los 6 a 7 meses de edad,
cuando la cerda alcanza un peso corporal de 100 a 110kg
(Cíntora, 2003).
La raza y la selección dentro de ésta
influyen en el inicio de la pubertad. En general, las razas
Landrace y Large White seguidas por Hampshire, tienen un primer
estro más pronto que otras razas comunes. Entre razas,
ciertas líneas genéticas empiezan a ciclar
más pronto que otras (Muños, 1994).
El confinamiento reducirá el número de
cerdas que muestran estro de los 7 a 9 meses de edad, en un 10 a
15%, cuando se les compara con cerdas alojadas sin confinamiento.
El alojar cerdas individualmente, en pequeños grupos de
dos o tres por corral, o en grupos grandes de 50 o más,
retrasa el primer estro. Otros factores ambientales como la
iluminación, parecen tener poco efecto
sobre los días del primer estro (Cíntora,
2003).
A medida que las cerdas se acercan a la edad
púber, la exposición de las mismas a un verraco
adulto acortará el intervalo y dará como resultado
cierta sincronización del estro. La pubertad se retrasa
frecuentemente si la exposición al verraco se inicia
cuando las cerdas tienen sólo 3 o 4 meses de
edad.
Bajo condiciones normales de alimentación y
manejo, la nutrición tendrá un efecto mínimo
en la pubertad. Una dieta baja en proteínas
retrasará el crecimiento y la pubertad y una dieta baja en
energía puede deprimir las tasas de ovulación. Del
mismo modo, el debilitamiento debido a enfermedad puede retrasar
el primer estro (Ministerio de la Agricultura,
1994).
2.5.3 Estación
reproductiva
Una cerda bien alimentada, pospúber, no
preñada o un reemplazo bajo condiciones ambientales
ordinarias es un animal poliéstrico, no estacional aunque
la fertilidad y la función cíclica pueden
deprimirse al final del verano o durante los primeros meses del
otoño. La cerda adulta mostrará estro
aproximadamente cada 21 días hasta la edad de 10 a 12
años cuando la senilidad empieza a afectar la
función ovárica. La mayor parte de las cerdas
maduras se desechan del hato reproductor por otras razones antes
de que se establezca la senilidad (Huches, 1988).
Después del parto, se presenta un período
de anestro cuando los ovarios están en reposo. Esta
inactividad dura en general a lo largo de la lactancia. Poco
después del destete, que ocurre de dos a 5 semanas
después del parto, bajo condiciones de manejo actuales,
hay un rápido crecimiento de folículos
ováricos, seguido por estro y ovulación en un lapso
de 3 a 7 días.
Es deseable dar monta a la cerda en este momento puesto
que la involución uterina está completa hacia los
21 días posparto y la fertilidad de la cerda es buena. El
destete se utiliza frecuentemente como un medio de lograr la
sincronía del estro en un grupo de cerdas (Leroy,
1970).
La mayor parte de los productores maximizan la productividad de
la cerda volviendo a montarla en cuanto es posible. Con un
período de gestación de 114 días y un
período de lactancia de 21 días, las cerdas que son
montadas de 5 a 10 días después del destete se
espera que produzcan una camada cada 5 meses o un promedio de 2.4
camadas por año. No obstante, debido a otros factores que
reducen la fertilidad, el promedio del hato cae considerablemente
debajo de este nivel potencial de producción (Díaz,
1961).
2.5.4 Fisiología
reproductiva
El ciclo estral de la cerda puede dividirse en hechos
asociados con el crecimiento de los folículos y hechos
asociados con el crecimiento y la supervivencia de los cuerpos
lúteos. Los cambios histológicos y secretorios que
ocurren en el tracto genital tubular, bajo la influencia de
niveles de estrógeno en aumento en el momento de proestro
y estro o de niveles de progesterona en aumento durante el
metaestro y diestro, son similares a los de otras especies. El
frotis vaginal es un indicador pobre de la etapa del ciclo estral
en la cerda (Alonso, 1990).
Después de la ovulación en la mitad del
estro, los remanentes foliculares se luteinizan resultando en la
formación de cuerpos lúteos (CL) productores de
progesterona. Los niveles plasmáticos de progesterona se
elevan a un pico de 25 a 30 mg/ml a los 12 ó 14
días y son seguidos por una disminución
rápida, que coincide con luteólisis, 15 a 18
días después del estro. Se cree que la
prostaglandina I2 es la luteolisina natural, no obstante, los
cuerpos lúteos porcinos no son responsables de elevar los
niveles de Pgf2alfa hasta después del día del ciclo
estral (Ministerio de Educación
Superior, 1987).
A medida que los niveles de progesterona disminuyen, el
eje hipotálamo hipofisiario responde incrementando la
frecuencia de liberación episódica de LH.
Finalmente, hay un enlace incrementado de gonadotropinas por los
folículos en desarrollo y maduración. Un incremento
en los niveles circulantes de estrógenos, principalmente
17Beta estradiol, ocurre entre los días 15 y 20 del ciclo
estral. Los estrógenos de circulación llegan al
pico 24 horas antes del inicio del estro conductual. Los niveles
de LH llegan al pico al principio del estro y la ovulación
ocurre 36 a 44 horas después del pico de LH. Los huevos se
liberan de ambos ovarios en un lapso de 6 a 8 horas (Alonso,
1988).
2.5.5 Conducta sexual
de la hembra y del macho
El estro en la cerda dura de 40 a 70 horas.
Habitualmente la cerda busca al macho cuando se encuentra al
alcance de su vista, sonido o
respuesta vocal. Puede haber acciones de
osar y tentativas de montar tanto cerdas como al verraco, pero
más comúnmente, la hembra asume una posición
inmóvil característica, con elevación de las
orejas, en respuesta al llamado vocal del verraco, osar y
tentativas de monta (Leman, 1995).
El verraco examinará a las cerdas en busca de
estro, vocalizando, orinado, osando y tratando de montar y buscar
la hembra al azar con este patrón de cortejo. Las pruebas naso
genitales son comunes en el verraco. La erección ocurre después de la monta.
En verraco el glande del pene es en espiral que penetra la cerviz
de la hembra durante la eyaculación que dura 5 a 8
minutos. Los volúmenes de eyaculado de 150 a 200ml son
comunes y se depositan dentro del cérvix y útero
(Valdés, 1981).
Bajo condiciones de pastoreo, la copulación puede
ocurrir varias veces durante el estro. Con apareamientos
controlados (apareamiento manual), se
recomienda que se permita copulación una vez al día
durante el estro. La detección del estro para apareamiento
manual o inseminación artificial requiere en general un
verraco marcador. La respuesta de aceptación de la cerda
en estro, a la presión
del dorso, se utiliza frecuentemente por el pastor.
En un lapso de dos a tres días después del
parto, aproximadamente una cuarta parte de las cerdas
mostrarán un estro psíquico en respuesta a los
niveles elevados de estrógeno en el parto. No obstante, no
se presenta una respuesta ovárica concomitante y
normalmente no ocurre ovulación (Minagri,
1994).
2.5.6 Momento ideal para la
cópula
La tasa de fertilización es generalmente para una
monta que ocurra ya sea en el primer día del estro o
después de la ovulación. La monta, 6 a 12 horas
antes de ovulación, da como resultado la tasa más
alta de fertilización. Puesto que la detección del
estro no es siempre exacta y el momento de ovulación es
aún menos predecible, es una buena práctica dar
monta a la hembra durante el primero y segundo días del
estro. La monta diaria durante el estro es óptima y
resulta en fertilización de casi todos los ovocitos
liberados (Reyes, 1994).
El calostro provee también al cerdo una fuente
alta en energía, una necesidad crítica, puesto que el lechón nace
con muy pequeñas cantidades de energía. El
éxito precoz en obtener esta fuente de energía
determina con frecuencia qué lechones sobrevivirán,
en particular si la cerda tiene más lechones que mamas
funcionales.
La adopción
es el proceso de
mover lechones recién nacidos entre cerdas para nivelar el
número de mamas funcionales disponibles entre las camadas.
Una vez establecida, cada lechón regresa a la misma mama.
La adopción o la suplementación de leche es
necesaria para salvar a los lechones más pequeños y
más débiles, que están de más para
las mamas disponibles (Cíntora, 2003).
2.6 Consideraciones del trabajo
genético en cerdos.
2.6.1 POLITICA DE
CRUZAMIENTOS
En la política de
cruzamiento ha trascurrido un constante programa de la raza
porcina el cual se desarrollo en forma de etapas:
Primera etapa: Según Diéguez et al
(1979a; 1981) se desarrolló un intenso trabajo de
experimentación, en el que se evaluaron varias
combinaciones de cruces partiendo de las razas existentes con la
inclusión de la Lacombe.
Se compararon cerdas puras de la raza Yorkshire y cerdas
F1 con la producción de camadas puras, F1, retrocruces y
triple cruces. Además de estudiarse el comportamiento
reproductivo de la descendencia en la categoría de ceba.
Utilizándose el manejo tradicional empleado en el
país (López et al 2001).
Donde las cerdas F1 fueron superiores a la Yorkshire,
con un comportamiento mejor de lagwL en los aspectos
reproductivos y un mejor crecimiento de los descendientes de las
cerdas YD. Estudios posteriores han demostrado el alto potencial
reproductivo en condiciones cubanas en cerdas Yorkshire x
Landrace medido a través de la tasa de ovulación y
en datos
comparativos con cerdas Camborough (Diéguez,
2002).
Segunda etapa: El comportamiento de todos los
cruces debido a la influencia de las razas paternas en el
crecimiento y la composición corporal, indicó la
necesidad de una evaluación integra. De acuerdo con la
estructura
piramidal y el comportamiento de cada cruce se estimó la
producción de peso vivo o carne por cada 100 cubriciones
realizadas en el sistema.
Además se confeccionaron índices
evaluativos incluyendo el comportamiento reproductivo, el
crecimiento y la composición corporal. Los tres mejores
cruces fueron: YL/H; YL/D y YD/Y (Diéguez et al
1979b).
Según Diéguez et al (1985); Santana et al
(1989) el programa de cruzamientos utilizaba por el lado paterno
verracos de razas puras, sin embargo mucha atención se le ha brindado al uso de
verracos F1 o el desarrollo de razas sintéticas
paternas.
Partiendo de estos conceptos y conociendo que las razas
paternas básicas eran completamente diferentes (Hampshire
excelente composición corporal, pero lento crecimiento,
Duroc de no muy buena composición corporal y rápido
crecimiento). y ambas con relativo bajo comportamiento
reproductivo como razas puras analizándose la posibilidad
del uso de un verraco F1 de estas razas (Trujillo et al
1987a).
Tercera etapa: Por otro lado se desarrolló
una línea sintética que tuviera un mayor potencial
de crecimiento en carne y que su reproducción fuera
superior a las razas paternas básicas. Esta línea
se denominó CC21 existiendo en la actualidad dos centros
genéticos de la misma. El comportamiento hasta el presente
ha cumplido con los objetivos
propuestos (Santana et al 1989, 1990, 1992, 1993).
El fuerte programa de selección aplicado en esta
línea basado en pruebas de comportamiento en campo y un
rápido cambio de
generaciones ha provocado un progreso alto en el núcleo
básico de esta población (Guerra et al
1990).
Por otra parte ( Trujillo et al 1987a) planteo que al
crear un extenso trabajo de evaluación de verracos
terminales se desarrolló en una unidad comercial de 1000
reproductoras YL y en una experimental de 120 cerdas con el mismo
manejo en la ceba de los descendientes se utilizó la dieta
clásica cubana de desperdicios procesados suplementados
con mieles y proteína.
2.6.2 Programa nacional de
cruzamientos
La producción porcina en Cuba, se basa en una
estructura piramidal donde en el ápice se encuentran los
Centros Genéticos en los que se concentra el trabajo de
selección de las razas puras, y continúa con los
centros multiplicadores, que suministran los animales a la base
de la pirámide: la producción comercial. Esta
estructura permite realizar de una manera simple, la
política de cruzamientos, ya que en el nivel intermedio,
se producen los animales F1 y en la base el cruce
terminal en el que toda la descendencia se destina al sacrificio
(Diéguez, 2002).
Todos los animales de ambos sexos pasan la prueba de
comportamiento en campo. Con periocidad mensual. La
selección se realiza sobre la base de un índice que
considera la ganancia por día de la vida (peso por edad) y
el espesor de la grasa dorsal, excepto en el caso de la raza
criolla en la que solo se considera él peso por edad. El
50% de los animales probados, es el que se utiliza como
reproductor genético en los diferentes niveles de la
estructura poblacional.
En las hembras además se aplica un índice
de prolificidad para eliminar aquellas con bajo tamaño de
la camada de los rebaños raciales. Produciéndose
para el nivel comercial dos tipos de hembras
híbridas:
Yorkshire x Landrace (Y x L) y Large White x Landrace;
tres tipos de sementales híbridos: Duroc x L35 (D x L35),
Hampshire x L35 (H x L35) y CC21 x L35. Estos animales se
destinan a la producción comercial especializada (Rico,
2004).
En el sector estatal no especializado: se incluye
al movimiento
cooperativo atenido un gran crecimiento en los últimos
años. Los esquemas de cruzamientos que se utilizan pueden
ser varios debido a la heterogeneidad racial de los
rebaños (Rico, 2004).
Rebaños con buenas condiciones e instalaciones
(Alimentación y Salud): Hembras híbridas LW x L
o Y x L en su defecto Y x D e incluso animales puros Y, CC21 y
Landrace. Machos híbridos D x L35, H x L35, CC21 x L35 en
su defecto D, H, CC21 o L35 (IIP, 2005).
Condiciones medias de
producción:
Preferentemente hembras híbridas Y x D
Machos Cr, D o H en dependencia de las condiciones
(Rico, 2004).
2.6.3 Historia de los programas de
selección Genética Porcina.
Los programas de selección porcina, llevan
operativos unos 50 años. Antes de ello la selección
porcina fue una actividad muy local e improvisada con una
significante importancia de la auto reposición y pensando
poco con los resultados económicos de la producción
o en la búsqueda de heterosis. Después de la Segunda Guerra
Mundial se comenzaron a ver los primeros signos de
organización de programas de
selección. La exigencia era alimentar a la
población y consecuentemente los gobiernos pusieron en
marcha programas de selección.
La obtención de licencias de ciertos machos
llegó a ser una exigencia en muchos países para
asegurar que el resultado de las progenies reuniera ciertos
criterios de mejora. A comienzos y mediados de los sesenta
comenzaron a aparecer compañías de selección
las cuales controlaron la
organización de grandes poblaciones de animales a
partir de las cuales empezaron a seleccionar futuras
generaciones. Es evidente que algunas razas que hoy conocemos
como "puras", históricamente no lo fueron tanto (Brian,
2002).
El pesaje individual y en grupos de líneas puras
de abuelas permitió una rápida mejora de la camada,
particularmente en caracteres con alta heredabilidad. La llegada
de programas informáticos para la aplicación del
BLUP (Best Linear Unbiased Prediction) permitió
añadir una dimensión económica al sistema de
selección. Progresivamente los ordenadores también
permitieron que caracteres muy importantes pero con baja
heredabilidad se pudieran incluir en los programas de
selección. Hoy en día en todo el mundo, solamente
un 30% de la producción porcina proviene de programas
reconocidos de selección de híbridos.
Desde una compañía de genética
porcina esto podría verse como una excelente oportunidad;
de la misma forma que Coca Cola
vería que la gente continúa bebiendo agua (Brian,
2002).
Según (Bronson, 1985) para la mayoría de
las especies de mamíferos salvajes, la perpetuación
de la especie constituye uno de los objetivos esenciales de la
reproducción, la cual se desarrolla bajo la influencia del
medio
ambiente.
Los efectos del medio ambiente
repercuten sobre el potencial genético de los individuos,
determinando durante el ano los períodos de
reproducción así como su intensidad. El inicio y la
terminación de la actividad sexual de los pequeños
mamíferos salvajes están condicionados por factores
muy diversos. En las zonas tropicales, hábitat
de la mayoría de las especies, los pequeños
mamíferos han desarrollado una estrategia
reproductiva de tipo oportunista, que les permite iniciar su
actividad sexual cuando los factores ambientales son propicios:
alimentación, temperatura,
presencia de individuos del sexo opuesto,
etc.
Por el contrario, en las zonas templadas, es necesario
criar a los animales jóvenes durante la época
más favorable del año, lo que ha conducido a la
mayoría de las especies salvajes a limitar el
período de nacimientos al final del invierno e inicio del
verano, cuando el clima es menos rígido y la
disponibilidad de alimentos abundante (Orienda,1995).
2.6.4 Selección
Existen dos vías por las cuales se pueden mejorar
las propiedades genéticas de la población. La
primera a través de la elección de los individuos
que van a usarse como progenitores, lo que constituye la
selección, y la segunda a través de la forma en que
se programa el apareamiento de los mismos, conocido en el sentido
amplio como cruzamiento (Diéguez, 2002).
El programa de mejoramiento del cerdo en Cuba, se basa
en la integración del programa de
selección y de la política de cruzamiento para la
utilización más efectiva de las razas a
través de la estructura piramidal implantada
(Diéguez, 2002).
2.6.5 Selección
natural: Se define como aquella en la que no
interviene la mano del hombre y su forma de actuar es
principalmente a través de las diferencias de fertilidad y
viabilidad entre los individuos de la población
(Diéguez, 2002).
2.6.6 Selección
artificial: Es la selección realizada por
el hombre,
mediante la cual, se eligen los individuos que serán
utilizados como progenitores en futuras generaciones. Existen
diferentes métodos
para realizar la selección artificial. El método que
se elija debe ser lo suficientemente eficaz como para escoger con
la mayor precisión posible, aquellos individuos
genéticamente superiores que trasmitan a la descendencia
las características deseadas por las que fueron
seleccionados (Santana, 1991).
2.6.7 Criterios de
Selección.
El trabajo de selección se realiza en los Centros
Genéticos y el objetivo fundamental es producir un animal
que integre el mayor crecimiento con el incremento en la
producción de carne en la canal a expensas de la
disminución de la grasa. Es por ello que se utiliza un
índice de selección que tiene en cuenta.
- La ganancia por día de vida o peso por edad
(PPE) - Espesor de la grasa dorsal medida en vivo
(EGD)
El primer criterio mide precisamente la velocidad de
crecimiento, mientras que el segundo mide indirectamente la
composición corporal. Entre ambos se mejora indirectamente
la eficiencia en la utilización de los alimentos. Este
programa de selección se denomina "Prueba de
comportamiento en campo" (Rico, 2004).
2.6.8 Pruebas de comportamiento en
campo.
El método se basa en la confección de un
Índice de Selección de todos los animales
presentados a selección agrupados en tandas
contemporáneas. Se mide el peso y el espesor de la grasa
dorsal en vivo de cada animal, mediante equipo
ultrasónico, y se determina el valor genético de
cada animal mediante su propio rendimiento (Diéguez,
2002).
2.6.9 Mejora genética en
porcino intensivo
(Orienda, 1995) plantea que los animales utilizados en
la cría intensiva de ganado porcino se caracterizan por su
elevada eficacia
productiva. El elevado número de crías por parto,
el corto intervalo generacional y la elevada heredabilidad de los
caracteres de interés económico ha hecho posible la
obtención de progresos genéticos
espectaculares.
Los programas de mejora genética porcina se han
dirigido de forma prioritaria a la selección de animales
con una rápida y elevada capacidad de
transformación del pienso en carne. Además otro de
los objetivos de la mejora genética ha sido aumentar la
capacidad reproductiva de las hembras y la calidad de la carne
(Agroinfor, 2001).
La manifestación externa de un carácter mensurable en un animal es debido
a la existencia de un conjunto de genes específicos que
inciden sobre este carácter y al efecto del ambiente. La
mayor parte de los caracteres económicos en porcino
están regulados por poligenes, es decir, conjuntos de
genes que ejercen un efecto mínimo sobre cada
carácter. Por tanto existen múltiples combinaciones
genéticas que originan una diversidad continua entre
animales. Para la mejora de estos caracteres cuantitativos se
aplican diversas técnicas
que pretenden diferenciar animales que poseen combinaciones de
genes óptimas y transmisibles a sus descendientes.
(Orienda, 1995).
Los actuales sistemas de mejora genética se basan
en la aplicación de técnicas de análisis estadístico sobre
caracteres cuantitativos y la selección de los mejores
animales, utilizando la variabilidad genética entre e
intra-poblaciones, para lo cual es preciso conocer las
particularidades genéticas de los caracteres, hacer un
control
exhaustivo y aplicar un plan de
selección y posterior cruzamiento de animales.
Por tanto pueden distinguirse dos fases en la mejora
genética, primero las acciones de selección,
encaminadas al aprovechamiento de los efectos transmisibles
(aditivos), y después la práctica del cruzamiento,
para utilizar los efectos no aditivos de los genes (heterosis).
(Suárez y Marco, 2001).
En la producción porcina intensiva es frecuente
utilizar hembras cruzadas y a veces también machos
cruzados, debido a que se abaratan los elevados costes de la
mejora genética y se aprovechan las ventajas que presentan
los animales cruzados, como por ejemplo un mayor tamaño de
camadas.
En los cruces pueden usarse dos, tres o cuatro razas,
siendo el cruce con tres razas el más extendido en
España.
Las razas más usadas son Landrace y Large White para
producir la hembra híbrida, mientras que para el macho
terminal hay múltiples opciones, desde el blanco belga al
Pietrain, pasando por el Hampshire, dependiendo del destino del
producto, conformación que se quiere obtener, etc
(Orienda,1985).
2.7 Factores Genéticos, no
genéticos que afectan la eficiencia productiva y
reproductiva.
Numerosos son los factores tanto geneáticos como
no genético que influyen en el comportamiento animal
dentro de los cuales se abordara la raza, alimentación y
época de parto.
2.7.1 Influencia de la raza,
época y alimentación en el comportamiento
productivo y reproductivo.
Según (Villareal et al, 2004) la época
resultó significativa para todas las medidas estudiadas.
Las camadas más numerosas correspondieron al cruce Duroc x
Yorkshire (DY) y las menos numerosas al Hampshire x Duroc (HD).
Las interacciones cruces por partos no producen diferencias
significativas (p>0.05) para los nacidos totales, nacidos
vivos, numero de lechones, peso promedio y total de las camadas a
los 21 días de edad y numero de destetados, peso total y
peso promedio al destete con medias superiores para las cerdas
adultas.
Arias et al (1997) y Díaz et al (1992) obtuvieron
los valores
más bajos de tasa de ovulación para la cerda HD al
utilizar una dieta convencional, lo cual evidencia que este tipo
de cerdas no es de un alto potencial reproductivo bajo ninguno de
los dos sistemas de alimentación. Al analizar las medias
obtenidas para los pesos promedios, fueron las camadas de la HD
las de más bajo peso lo que demostró una pobre
habilidad maternal en este tipo de animal, que con camadas poco
numerosas no es capaz de destetar animales con alto
peso.
Según Gómez et al (1999) al evaluar el
efecto del año, bimestre y numero de partos de la cerda
sobre el tamaño de la camada, peso al nacer de la camada y
al destete encontró que Las medias generales y
desviaciones estándares para el tamaño de la camada
al nacer (TCN), número de lechones nacidos vivos (NLV),
promedio de peso de los lechones al nacer (PLN), número de
lechones destetados (NLD) y peso promedio de los lechones al
destete (PLD) Se encontraron con efectos del año, bimestre
y número de parto en el TCN y NLV, pero no del año
de parto en PLN. Con respecto al NLD se encontró efecto de
año y bimestre de parto, pero no del número de
parto, mientras que el PLD se vio influenciado por los tres
factores estudiados. El efecto de bimestre fue significativo
sobre todas las variables de
respuesta estudiadas, sin embargo no se observó ninguna
tendencia. Las marranas de primer y segundo parto tuvieron
camadas con pesos menores que aquellas con 3 o 4 partos. Sin
embargo, al destete no se encontró diferencia (p>0.05)
en las medias de los tamaños de camada y con respecto a
los PLD las marranas de primer y cuarto parto tuvieron los
promedios más bajos.
El tamaño de las camadas y de las crías al
nacer esta influenciado por el número de parto y la
época del año resultando los mejores pesos los que
nacen en la época de lluvia y cuando las madres tienen de
3-5 partos, reportaron que las cerdas en el tercer y 5 parto las
crías al destete alcanzaron pesos de 7,3-8.2 kg.
(González et al, 2002).
Otros autores indican que el cruce Yorkshire-Landrace
presenta un peso promedio al destete de 5.0-5.9 kg y de 8.5
crías por partos (Del Toro et al 2002)
Según Arelis, (1999) efectos genéticos y
ambientales sobre los pesos de camadas a diferentes edades
predestete en cerdos. el peso de la camada al nacimiento estuvo
afectado por todos los factores estudiados, excepto por el origen
de la madre; a los 21 y 56 días se mantienen
significativos los efectos de raza, año de parto y la
covariable cambio de peso en la gestación, mientras que a
los 42 días solamente los de raza y año del
parto.
Los promedios no ajustados y ajustados del peso de la
carnada a las diferentes edades fueron 13,66 y 13,33 kg al
nacimiento; 22,96 y 22,98 a los 21 días; 44,97 y 47,21 kg
a los 42 y 65,53 y 66,01 Kg. a los 56 días;
respectivamente. Además se refleja un crecimiento prenatal
satisfactorio y un pobre crecimiento predestete que puede ser
resultante de la alta incidencia de mastitis,
metritis y agalaxia en las madres, que originaron bajas ganancias
de peso en los lechones debido a los frecuentes proceso
diarreicos.
En todos los caracteres evaluados fue encontrado un
efecto altamente significativo de la raza, lo que ha sido
mencionado por varios investigadores.
En líneas generales, en la literatura se le atribuye al
verraco poco efecto en los trabajos con monta natural y ello se
explica por el poco número de camadas por semental o por
el poco número de verracos representados, que dificultan
la estimación del efecto que las diferencias entre
sementales puede ocasionar en el peso de las camadas. El factor
año de nacimiento influyó significativamente sobre
la variabilidad del peso de la camada a las diferentes
edades.
Otros investigadores también han señalado
la influencia del año del nacimiento para el peso de la
camada al nacer (5,6,12); a los 21 (6,12) y los 42 días de
edad En este estudio, el promedio de la duración de la
gestación fue de 116,2 días y su efecto
significativo solo se manifestó al nacimiento indicando
que a menor duración de la gestación se tuvo
camadas más pesadas al nacimiento.
El efecto del número del parto sólo se
manifiesta sobre el peso de la camada al nacimiento. Los menores
peso de camadas al nacimiento ocurren en las clases extremas de
número de parto y el máximo desempeño se
encuentra en el cuarto parto.
Según Fuentes et al
(2000) al determinar el efecto de la época y número
de lechones al destete sobre la respuesta reproductiva de la
hembra como factor importante en el componente días no
productivos, analizó estadísticamente los registros de
3,717 cerdas destetadas de diferentes partos, entre 1994 y 1997
en dos granjas comerciales ubicadas en la cuenca del Lago de
Valencia. Las variables analizadas fueron: Época del
destete, número de destetados, prolificidad, intervalo
destete-celo, % de celos, % de partos observando efecto del
trimestre del año sobre el número de lechones
destetados y este a su vez sobre el porcentaje de celos
post-destete; observándose la misma respuesta sobre el
porcentaje de partos siguientes al destete.
No se observó respuesta del trimestre sobre el
intervalo destete-celo, pero sí del Intervalo destete-celo
sobre la prolificidad del parto siguiente, así como el
número de lechones destetados sobre el intervalo
destete-celo y la prolificidad, el número de lechones
destetados, afecta significativamente la respuesta reproductiva
de la hembra, al momento de celo y en el parto siguiente. Por lo
que aconseja mantener hembras lactando con un mínimo de 8
lechones.
Según Ramírez y
Segura (1991) La media del PG fue de 114.7días, con un
coeficiente de variación del 4% lo que indica que este
rasgo presenta poca variación. En este estudio el
año y época de parto no influyeron la
duración de la gestación. La media general para el
IEP fue de 216.2 días, el cual es mayor al óptimo
de 150 días sugerido por Fahmy (1981) y al valor promedio
de 175.2±23 días encontrado en el trópico
húmedo de México
(Segura 1988). Además el valor de 216.2 días indica
que en la granja aquí estudiada se obtienen menos de 1.7
partos por marrana por año.
Aumaitre et al (1975) señala que el
parámetro intervalo entre el destete y la cubrición
fértil es un parámetro mas significativo para
evaluar la productividad reproductiva, estando la media de la
duración de este afectada por la paridad (número de
partos anteriores de la cerda) y prolongada después de la
primera lactación.
Además de estar presente en las cerda
híbridas un intervalo significativamente menor que el de
las razas puras a pesar de que este parámetro sufre un
aumento en los meses de verano. Y también esta afectado
por la duración de la lactancia. Y que en las lactaciones
cortas con un promedio de 7 días después de sufrir
una interrupción debido al pequeño numero de la
camada la muerte de
los animales se ha asociado con trastornos reproductivos que
están seguidos por una significativa reducción del
siguiente tamaño de la camada debido a descensos en los
niveles de ovulación o a un aumento de la mortalidad
embrionaria.
2.7.2 Influencia del clima en la
fertilidad de la cerda
Díaz Montilla, (1992) es del criterio que la
humedad relativa del medio ambiente no debe ser superior al 75%.
Cuando la temperatura baja y se acompaña de alto grado de
humedad se favorece la presentación de enfermedades y es imposible
la cría en las porquerizas, además plantea que la
temperatura unida a la humedad del aire influye
indirectamente; cuando la humedad contenga el aire, mas fuerte se
hará sentir el efecto de la temperatura provocado por un
frío mas sofocante todo lo cual afecta seriamente el
rendimiento reproductivo de la cerdas.
Pérez, (1995) dice que el tamaño de la
camada disminuye en las cerdas que no son cubiertas en los meses
de mayo a octubre como consecuencia de la fertilización de
un menor numero de óvulos lo cual coincide con las altas
temperaturas ambientales; mas altas en nuestro
país.
Muñoz, (1994) reporta que en el verano los golpes
de calor son una causa importante de la mortalidad embrionaria de
las cerdas, disminución de la fertilidad de los
reproductores así como deficiencias en la
presentación del celo y recomienda el uso de receladores
acompañado de zonas naturales sombreadas.
Escobar y Espinosa, (1995) refieren que la época
del año influye en la efectividad de las cubriciones,
lográndose los mejores resultados en los meses de enero
hasta mayo y de octubre a diciembre. Incidiendo en ese resultado
entre otros factores las temperaturas moderadas y la humedad
relativa que es mas baja.
Arias, (1997) sustenta que las investigaciones
desarrolladas en Cuba prueben que los factores dependientes del
medio ambiente fundamentalmente las altas temperaturas provocan
serios trastornos en la reproducción de las cerdas entre
ellos: demora en la presentación del celo y baja
fertilidad del mismo. Cuando se relaciona la humedad relativa
sobre la efectividad de las cubriciones y tamaño de la
camada en condiciones de manejo de una unidad comercial los
mejores resultados del porciento de gestación se
obtuvieron a temperatura por debajo de 28ºC.
Escalante et al (1999) encontraron diferencia en la
fertilidad o tamaño de camada de las marranas entre tipos
de apareamiento o momentos de servicio. Sin
embargo, se encontraron diferencias en el número total de
cerdos nacidos (9.04 y 9.71) y nacidos vivos (8.52 y 9.26) de
hembras servidas a los 210 días de edad o antes, y las
servidas después de los 210 días,
respectivamente.
El uso de la IA en el ámbito comercial es
factible sin riesgo de afectar
negativamente los parámetros reproductivos de marranas
primíparas. Bao las condiciones del presente estudio, las
marranas con edades menores de 210 días producen camadas
más pequeñas que aquellas servidas después
de los 210 días de edad.
Al aparear a las hembras primíparas al primer,
segundo o tercer estro postpuberal en términos de
número de lechones nacidos totales, nacidos vivos y
porcentaje de mortalidad al nacimiento; aunque al servir a las
hembras primíparas a su tercer estro, se observaron
camadas ligeramente más grandes, con un mayor
número de lechones nacidos vivos y con menor porcentaje de
mortalidad al nacimiento, en comparación con los
parámetros obtenidos al servir a las marranas a su primer
o segundo estro.
El tamaño de camada al primer parto ha sido
positivamente influenciada por el número de periodos
estrales previos a la concepción (16,34, 35). Cuando la
edad a la primera concepción se incrementa, también
se incrementa el tamaño de la primera camada
encontró un incremento de 0.02 a 0.062 cerdos por cada
día de retraso en la cubrición de las hembras
primíparas.
El mayor tamaño de camada en hembras servidas en
estros pospuberales contra las servidas en el estro puberal se
atribuye a un incremento en la tasa ovulatoria en los estros
pospuberales (17, 36) o bien a una mayor mortalidad embrionaria n
las hembras servidas al primer estro quizá se deba a la
inadecuada preparación del útero por un bajo nivel
sistémico de progesterona previo al estro
puberal.
Rodríguez et al, (2004) al hacer una
estimación de los efectos genéticos y ambientales
sobre el peso al nacer y al destete en lechones. Obtuvo como
resultados que el promedio de peso al nacer por lechón fue
1.380 kg. y la variancia fue influida por el Año, Mes,
Número del Parto, Sexo del Lechón y Raza de los
Padres (P<0.01). La regresión
lineal sobre el número de lechones nacidos vivos fue
-207.89 gr con un valor de significación de (P<
0.01).
El promedio de peso al destete por lechón fue de
13.42 kg. A 58.24 días de edad promedio y la variancia fue
influida por el Año, Mes, Número del Parto y la
Raza de los Padres el efecto del sexo no fue significativo. La
regresión lineal sobre el número de lechones
nacidos vivos fue significativa. Nacieron 9.84 lechones vivos de
los cuales se destetaron 7.65. La correlación
fenotípica entre el peso al nacer y al destete fue
estimada 0.29. El h2 del carácter fue estimada en 14.4% y
15.1% para el peso al nacer y peso al destete,
respectivamente.
2.7.3 Alimentación de las
cerdas.
Domínguez, 2001 y López,
et al, 2001 señalaron que en Cuba los dos
sistemas de alimentación mas utilizados en las
reproductoras en este estudio son los piensos comerciales
solamente y los de pienso industriales mas la miel final. La
etapa de cubierta de gestación tiene una duración
de 114 días. Es imposible ser específicos sobre los
niveles de alimento en esta etapa, ya que influyen factores como:
Tamaño de la cerda, temperatura ambiental y tipo de
ración.
Además plantea que se consideraron haber
realizado una buena alimentación llegando al parto en buen
estado
cárnico y con ejemplo de reservas energéticas, pero
sin exceso de grasa. Para ello es imprescindible lograr una
adecuada alimentación individual. De 6-12 semanas y de
13-16 semanas deben consumir de 2,5 a 3 kg de pienso industrial
más 1,9 kg de miel final. Esto permite garantizar durante
el periodo de gestación 250 g de proteínas por
día.
Estos mismos autores consideraron que las reproductoras
lactantes después del día de parida deben recibir 5
kg diarios de pienso lo cual permitirá una buena
producción láctea y se garantizara que no ocurra
pérdida de peso en la reproductora.
Fuentes et al (1998) y López et al (2001)
plantean que el consumo de
alimentos de la cerda gestante esta relacionado con el
tamaño de la cerda, temperatura y que la dieta de las
cerdas gestantes tienen influencia sobre le desarrollo del
feto, por lo
que dependiendo de los niveles nutritivos que circulan en la
sangre
materna, se nutrieron adecuadamente o no el feto.
2.8 Consideraciones sobre el
Intervalo parto – primer celo, peso al nacer y tamaño de
la camada.
2.8.1 Intervalo parto – primer
celo
Con el fin de maximizar la función reproductiva,
es importante minimizar el intervalo del destete al primer
servicio en la cerda. Bajo una función óptima, el
estro deberá presentarse 4 a 10 días después
del destete en 85 a 90% de las cerdas. El retorno al estro puede
estar influenciado por estación, partos de la cerda,
estado nutricional, exposición a verraco, tamaño de
la camada al destete, duración de la lactancia y
condiciones tensionales después del destete. La causa
más común de un retraso en el retorno al estro
después del destete (anestro) es una dieta
energética insuficiente provista durante la lactancia.
Esto es particularmente evidente en cerdas que destetan a su
primera camada. La pérdida excesiva de peso durante el
final de la gestación resulta frecuentemente en un anestro
post-destete. El consumo bajo de alimento durante los meses de
verano puede provocar pérdida de peso excesiva durante la
lactancia. Esto puede minimizarse al incrementar el porcentaje de
grasa en la dieta para mejorar los niveles de energía
(Fuentes, 1989).
La tensión al agrupar cerdas o al negar el
alimento después del destete alargará en general el
intervalo al retorno del estro. El alojamiento de cerdas en
pequeños grupos y el mantenerlas con una alta
ingestión de energía durante los primeros 7 a 10
días después del destete es
benéfico.
La exposición a un verraco adulto
acelerará también el retorno al estro en la cerda
destetada. Períodos de función cíclica
reducida en la cerda durante los meses de verano y otoño
pueden prolongar el retorno al estro en cerdas destetadas. El
proveer energía adecuada durante la lactancia y la
exposición post-destete a un verraco ayudará a
reducir este problema.
La duración de la lactancia influencia
también el retorno al intervalo de estro. Las cerdas con
lactancias cortas, menos de 21 días, requieren en general
un plazo ligeramente más largo para reiniciar la
función cíclica. El destetar una porción de
la camada, en general los lechones más grandes, por lo
menos 48 horas antes que los lechones restantes, pueden mejorar
el desempeño cíclico si el atraso en el retorno al
estro es un problema en el hato.
(Quiles y Hevia, 2003)
2.8.2 Peso al
nacimiento
Existe una clara diferencia entre los lechones con un
bajo peso al nacimiento y los más pesados en cuanto a la
tasa de supervivencia en las primeras horas de vida. Los lechones
con bajo peso tienen mayores probabilidades de morir por varias
razones: presentan una mayor relación superficie/peso con
lo que las pérdidas de calor son más importantes,
y, por lo tanto, mayor el riesgo de morir de hipotermia.
Presentan menores reservas energéticas al nacimiento y son
animales más débiles por lo que se encuentran en
desventaja a la hora de competir por las mamas más
productivas con el resto de la camada. Y, por último, son
animales de reacción más lenta en las primeras
horas, por lo que el riesgo de ser aplastados por la cerda es
mayor.
Por otra parte, tampoco deberíamos olvidamos de
los lechones con un excesivo peso, cuya tasa de supervivencia se
puede ver comprometida debido a problemas
durante el parto: distocias, asfixias, etc. (Leman,
1995).
Fernández (1985) reporta que no solo el peso
individual del lechón influye sino también la
uniformidad de la camada, de tal manera que la tasa de mortalidad
es mayor a medida que disminuye la uniformidad. Para mejorar la
uniformidad de la camada se debe vigilar el aporte
energético en el último tercio de la
gestación. También se ha observado que existen unos
pesos más iguales en camadas procedentes de cruzamientos y
de cerdas de mayor edad. Ante camadas muy desiguales, es
aconsejable efectuar la adopción de lechones por parte de
otras cerdas, con el objeto de ubicar a los lechones más
débiles con una cerda y a los más pesados con
otra.
Esta práctica de manejo permite mejorar la tasa
de supervivencia en las primeros días de vida. Hemos de
procurar que el número de lechones sea igual al
número de pezones funcionales, efectuándose la
adopción en las primeras 24 horas post-parto. La mayor
frecuencia de lechones con bajo peso al nacimiento (< 800g) se
observa en camadas muy numerosas.
El peso al nacimiento está íntimamente
relacionado con el nivel de ingestión de la cerda en el
último tercio de la gestación. Por lo que se
recomienda aumentar el nivel energético entre un 15 y un
30% en el último mes de gestación, pero sin
sobrepasar estos límites
(Fernández, 1989).
2.8.3 Tamaño de la
camada
La fecundidad o prolificidad (tamaño de la
camada) de la cerda depende de la raza, edad, días
posparto estado de nutrición y, en menor grado, el manejo
del ambiente y del verraco en la monta. Algunas razas son
más prolíficas que otras.
En general, las razas blancas, Landrace, Large White y
Yorkshire tipo tocino, tienen una ventaja modesta en
tamaño de camada. No obstante, existe tanta
variación entre líneas genéticas dentro de
una raza como la hay entre razas. Además, las tentativas
de mejorar el tamaño de la camada por selección
genética no han sido exitosas.
La herencia de
rasgos reproductivos es aparentemente baja, así, la
mejoría del tamaño de la camada en un hato dado se
centra en la selección de reemplazo de reserva de hatos
prolíficos, al maximizar la heterosis dentro de la raza o
al utilizar un sistema de cruza entre razas. Alonso,
(1990).
La tasa de ovulación y el tamaño de la
camada se incrementan con la edad o pariciones avanzadas,
estabilizándose después de 6 o 7
camadas.
La tasa de nacidos muertos aumenta lentamente
después de la cuarta parición de manera que la
ventaja de mantener cerdas más viejas se pierde en forma
gradual. El tamaño de la primera camada se incrementa con
el número de ciclo estrales previos al apareamiento. No
obstante, las hembras cruzadas precozmente se desempeñan
tan bien como las hembras cruzadas más tarde cuando se
consideran las últimas pariciones (Leigh,
1981).
El destete precoz, que resulta en un intervalo
más corto desde el parto al siguiente servicio,
resultará en general en tamaños más
pequeños de camada en todas las pariciones. El cruzar las
cerdas de un lapso de 21 días después del parto
reducirá de manera significante el tamaño de la
camada, mientras que se incrementará en general cuando el
intervalo desde el parto se prolonga hasta 35 días
(Broson, 1985).
El estado nutricional del hato reproductor puede influir
sobre el tamaño de la camada, aunque estos efectos son
mínimos si se dan raciones adecuadas.
Las deficiencias nutricionales afectan habitualmente la
función cíclica estral. El aumentar la
ingestión de alimento durante 10 a 14 días antes
del momento esperado para la monta incrementará las tasas
de ovulación en uno o dos ovocitos en cerdas de reemplazo.
Las cerdas de primer y segundo parto son particularmente
vulnerables a deficiencias de energía y a pérdida
de peso durante la lactancia. Estas cerdas se beneficiarán
con alimentación total durante la lactancia y
después del destete; esto tiene como resultado mejor
función cíclica y camadas más grandes
(Garnet, 1979).
Una alta temperatura ambiental puede afectar en forma
adversa la tasa de ovulación e incrementar la mortalidad
embrionaria. De la misma manera, la fertilidad del verraco puede
deprimirse por temperaturas ambientales excesivamente bajas o
altas.
El tamaño de la camada y la tasa de
concepción se ven también afectadas adversamente
por una mala programación de apareamiento. Los
apareamientos múltiples ayudan a evitar este problema. La
sobre utilización de un verraco resulta en una dosis
fecundante reducida de espermatozoides y puede afectar en forma
adversa el tamaño de la camada y las tasas de
concepción (Ministerio de la Agricultura,
1994).
El trabajo investigativo se desarrollo en el centro
genético La Unión ubicado a 5 Km de Palma Soriano
en la provincia de Santiago de Cuba.
Las naves dedicadas a las reproductoras poseen un
sistema de drenaje y limpieza con agua de presión, la que
se recoge en las lagunas de oxidación, su
orientación es adecuada con respecto a las radiaciones
solares y el viento, coincidiendo su eje con los puntos noreste y
sureste. Además de encontrar árboles
en los alrededores.
Para la investigación se utilizo la información de 1064 partos y 798 periodos
interpartales y de servicio provenientes de 79 padres y 369
madres de las razas Landrace, Duroc y Yorkland tomada de los
registros productivos y reproductivos referentes a los
años 2000-2005.
El sistema de alimentación fue a base de pienso
de gestación para puercas vacías, gestadas,
gestadas de 8-12 semanas y de 13 a 16 semanas; y para las
crías pienso de inicio y de exportación.
Los rasgos analizados fueron el peso al nacer de la
camada (PCN), Tamaño de la camada al nacer (TC), Peso al
destete de la camada (PDC), peso al nacer de las crías
(PCN), Lechones destetados (LD), peso al destete de las
crías (PCD) y los periodos entre partos y de servicio
antes abordados.
Se aplicó un GML (modelo lineal)
que incluyó los efectos de la raza (Yorkland, Duroc y
Landrace) y la época de parto en trimestres (Mayo-Julio);
(Agosto-Octubre); (Noviembre-Enero); (Febrero-Abril).
Se utilizo el programa estadístico SPSS
Versión 11.0; 2002, y la separación de las medias
se realizó mediante la prueba de Tukey al nivel de
significación del 5%
El comportamiento de algunos indicadores relacionados a
la camada (Tabla 1) muestra como el
genotipo presenta un efecto significativo en el comportamiento
del peso de la camada, tamaño de la camada y peso al
destete de la camada al nacer coincidiendo con las
investigaciones realizadas por (Leigh, 1977); (Lui et al, 1980);
(Milagres, 1981).
Por otra parte en la tabla se puede observar que el
valor promedio más alto del peso de la camada al nacer
correspondió a la raza Landrace con una media de 13.1 kg y
el tamaño de la camada peso al destete la raza Yorkland
con una media de 10.4 y 73.3 respectivamente. Resultados que
coinciden con lo planteado por (De Venanzi, 1993) que obtuvo
resultados similares en los cuales abordo que las razas Landrace
y Yorkland fueron las de mejor comportamiento productivo y
reproductivo.
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