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Indagaciones en torno al mito




Enviado por aeropagus2003



    1. La novela y su contexto de
      producción
    2. La novela y su
      lógica
    3. La novela y su
      constitución
    4. Conclusión
    5. Bibliografía
      Consultada


    Fundamentos:

    La figura de Eva Duarte constituye uno de los objetos
    históricos que ha recibido consideraciones desde diversos
    puntos de vista. En el campo de la literatura, su tratamiento
    reconoce a ilustres figuras, tales como Rodolfo Walsh y Abel
    Posse, por medio de cuyas escrituras el cadáver de Eva
    Duarte, así como su derrotero y posterior construcción mítica se conforman
    perspectivas que, más allá de las interpretaciones
    personales, articularon el conjunto significativo implicado en el
    mito.

    Como elemento enraizado en la memoria
    popular y referencia negativa respecto de los sectores
    dominantes, Eva Duarte, y sus despojos mortales, resultan una
    referencia obligada en las prácticas culturales de los
    argentinos, porque su legado simbólico tiñe la
    producción de diversos campos. Esto es
    particularmente notable cada vez que se produce la
    aparición de nuevas formas de interpretación del mito, lo que reaviva
    nuevamente la discusión en torno a la veracidad de algunas
    proposiciones y su inserción dentro del canon
    interpretativo de la historia.

    Así, la presencia en Buenos Aires del
    director cinematográfico inglés
    Alan Parker con motivo del rodaje de la ópera-rock de Andrew
    Lloyd Weber y Tim
    Rice, Evita, provocó la emergencia de un conjunto
    de discusiones en torno al mito de Eva Duarte, aunque las mismas
    constituyan una parte del acervo histórico en torno al
    tema.

    En este sentido, Tomás Eloy Martínez
    asumió en Santa Evita el desarrollo de
    una narración con el propósito de develar los
    factores causales y constitutivos del mito. En este sentido, la
    narración se define como perteneciente al género
    novela,
    mediante la cual se articula una posible interpretación
    del proceso de
    formación del objeto estudiado. La formulación de
    esta hipótesis entronca con un método
    particular de presentación del desarrollo temático
    del mito, en el sentido que la indagación propuesta por
    la novela se
    basa en la consulta y confrontación de diversas voces,
    generando un espacio interactivo en el que intervienen tanto las
    voces del autor, como de los personajes y de diversas fuentes. De
    este modo, la conformación de este trabajo ha de
    seguir la que propone el texto,
    desmotando mediante un enfoque fenomenológico la forma y
    el contenido con que se manifiesta la obra.

    En función de
    lo expresado, este trabajo aspira a aportar una nueva mirada
    respecto del mito y de la conformación de la novela dentro
    del campo de la literatura.

    La novela y su
    contexto de producción:

    Cualquier abordaje dentro de la Literatura
    Argentina no puede desprenderse de las condiciones
    históricas en la que tiene lugar su aparición. Esta
    proposición no resulta ajena a Santa Evita, porque
    la misma se desarrolló en medio de las convulsiones
    provocadas por la presencia de la cantante y actriz Madonna, como
    figura central de la película Evita, dirigida por
    Alan Parker y basada en la ópera-rock homónima de
    los dramaturgos ingleses Andrew Lloyd Weber y Tim Rice, en 1995.
    Las crónicas de la época no sólo dan cuenta
    del fenómeno periodístico en sí, sino
    también de las múltiples formas que adoptaron las
    adhesiones y rechazos, ya sea desde las perspectivas estética, histórica o política, que
    generó el rodaje de la película.

    En este marco propiciatorio de potenciales logros
    comerciales, hace su aparición la novela de Eloy
    Martínez, la cual se inscribe dentro de la
    tipología nueva novela histórica, donde se
    agrupan las producciones basadas en hechos históricos
    documentalmente probados. Sin embargo, la producción de
    este autor tucumano no es la única desarrollada con
    relación a la figura de Eva Duarte.

    En 1994, el escritor y diplomático
    cordobés Abel Posse presentó la biografía novelada
    La pasión según Eva, en la cual se
    reconstruyó la vida de Eva Duarte a partir de la
    articulación de una diversidad de testimonios y documentos. En
    este trabajo, la investigación pone de relieve la
    figura humana de la mujer en medio
    de un proceso de cambios profundos que, precisamente,
    desdecían los elementos que fundaron su trayectoria
    vital.

    El escritor, cuando fue consultado al respecto de Evita,
    señaló: "Ella fue una mujer admirable
    que logró sólo una gran actuación en su
    vida, que el pueblo se enamorara de ella. La admiro como mujer,
    porque ella encarna el ideal femenino en un mundo machista e
    ineficaz, de villanos y pícaros, que no posee ese elemento
    femenino de la pasión, y que Evita tuvo…Estamos
    frente a una sociedad
    cínica, eficientista, que ha perdido todos sus valores y cuyo
    dios es el dinero. En
    ella se echan miles de obreros a la calle y es un hecho sin
    consecuencias, a nadie le importa. En estos momentos en que la
    corrupción, la cobardía, de figuras
    límites
    presidenciales que dejan a sus países con las arcas
    vacías, recuperar los ejemplos de aquellos que han luchado
    por la vida de los otros y se han inmolado por ellos es
    importante. Me parece por otra parte muy fascinante y el mejor de
    los modelos."

    Los conceptos vertidos por el autor se aproximan a la
    posición implícita desde la cual Rodolfo Walsh
    abordara el tema en su cuento Esa
    mujer
    , principal referente de la escritura de
    Tomás Martínez, tal como lo afirma en los
    Agradecimientos de Santa Evita. En el cuento, el
    personaje del Coronel expresa: "−La fantasía popular
    −dice−. Vea cómo trabaja. Pero en el fondo no
    inventan nada. No hacen más que repetir… Sí, ya
    le dije que esa mujer estaba desnuda. Una diosa, y desnuda, y
    muerta. Con toda la muerte al
    aire,
    ¿sabe? Con todo, con todo…" Pero, el primer abordaje del
    fundamento político que subyace al tratamiento del tema lo
    constituye La fiesta del monstruo, cuento publicado
    clandestinamente por Adolfo Bioy Casares y Jorge Luís
    Borges, bajo
    el pseudónimo de Bustos Domecq, en 1947, en cuyos pasajes
    se da cuenta paródicamente de la emergencia del
    fenómeno social conocido como peronismo,
    mostrando en un pasaje, su interpretación de la
    filiación fascista y antisemita de Juan Perón,
    cuando el narrador expresa que "… aunque por Villa Crespo
    pulula el ruso y yo digo que más vale la pena acusar su
    domicilio legal en Tolosa Norte."

    De lo expresado se deriva que la conformación del
    mito, como su interpretación, se hallan atravesadas por
    una diversidad de posicionamientos, lo cual resulta coherente con
    la característica central de la escritura narrativa
    argentina, cuyo desarrollo histórico se expresa
    paralelamente a los hechos políticos que afectaron
    históricamente al país. Las formas y contenidos que
    conforman Santa Evita resultan solidarias con sus
    antecedentes históricos y ponen en evidencia uno de los
    aparatos interpretativos con que la historia se ve redefinida a
    partir de los sujetos que la abordan. En este sentido, la
    presentación de la novela en San Miguel de Tucumán
    estuvo signada por el cruce y el cuestionamiento respecto del
    rigor histórico y conceptual con que fuera tratado el
    tema, principalmente por sectores sociales afiliados al Partido
    Justicialista, sin que se tuviera en cuenta de que se trataba de
    una ficción y, por lo tanto, no sujeta al rigor que
    tradicionalmente se asigna al tratamiento de hechos
    caracterizados como históricos.

    La presencia de un nuevo modelo
    interpretativo – el de los dramaturgos ingleses –,
    con su consecuente interpretación, además de la
    presencia de la cantante y actriz Madonna, habilitaron un espacio
    de discusión en torno a Eva Duarte y las circunstancias
    por las que su cadáver protagonizó un derrotero
    singular, en el cual la obra del escritor tucumano constituye un
    punto de referencia y un posicionamiento
    particular con relación a la discusión
    general.

    Y es un posicionamiento particular porque el escritor no
    sólo resulta un catedrático, ya que no sólo
    es actualmente director del Programa de
    Estudios Latinoamericanos de la Rutgers University en New Jersey
    (EE.UU), sino también un protagonista de los hechos
    históricos referidos, en virtud de lo cual se propone
    aportar una visión "objetiva" que permita
    desentrañar la composición del objeto.
    Consecuentemente, la pretensión de objetividad implicada
    en el texto afecta la composición formal y del contenido
    de la obra.

    La novela y
    su lógica:

    Desde un abordaje canónico, la novela resulta
    caótica, si no se tiene la prevención de asumir que
    se trata de un acto de ficción y que, por ello,
    está sujeta a las leyes que su
    propio escritor le impone. Esto implica que quien la
    escribió definió una lógica que le otorga
    respecto de un objetivo
    determinado. Ello explica por qué la novela no se ajusta
    al desarrollo cronológico que exige la
    historiografía y, por el contrario, se articula
    tópicamente. O sea, la constitución de la novela gira en torno a
    un presupuesto que
    funciona como hipótesis: el mito
    es un desarrollo histórico y, por lo tanto, es una
    construcción subjetiva.

    A partir de esta ubicación se puede entender
    cuál es el principio que rige tal tipo textual: la
    verificación de tal hipótesis exige una organización de los elementos con el
    propósito de que funcionen como partes de un
    experimento.

    De este modo, se articulan los argumentos para acercarse
    a una comprobación o no de lo que se presupuso y, en ello,
    la voz del autor funciona como un elemento más, porque se
    trata de un proceso constituyente en el que participa activamente
    tanto como sujeto de los hechos históricos, como
    coadyuvante en la pervivencia del mito, tal como le indican en la
    novela, cuando una de las voces militares le dice que
    "…Apenas empiece a contarla. Usted tampoco tendrá
    salvación…" En sus indagaciones Tomás Eloy
    Martínez recurre a la deducción fundada en el método
    fenoménico, tal como lo expresa el narrador, cuando afirma
    que "…"Todo relato es por definición, infiel. La
    realidad, como ya dije, no se puede contar ni repetir. Lo
    único que se puede hacer con la realidad es inventarla de
    nuevo…"

    El acto de recreación, implicado en la
    invención de una realidad a partir de la comparencia de
    procesos
    significativos de construcción alternos, pone en evidencia
    una investigación subjetiva organizada en la diversidad de
    significados que alcanza un objeto referente – el cuerpo
    –, de modo que no sólo se cuenta la historia del
    derrotero del cadáver, sino que se intenta una
    interpretación sintética del significante –
    cadáver – y el significado –
    cuasi-religiosidad – para los diversos sujetos que,
    mediante su versión, contribuyen a la conformación
    del mito. Estas afirmaciones se sostienen en la convicción
    del autor con relación al poder formador
    de la realidad que ostenta la palabra. En una entrevista,
    Martínez afirmó que la "…palabra es
    reconstrucción de la realidad. Yo ejemplifico esta
    diferencia con el dato de que, al día siguiente en que
    hemos visto un partido de fútbol o un match de
    básquet por televisión, necesitamos leer la
    crónica en el diario, buscando que nos confirmen lo que
    hemos visto y que nos aporten cosas que se nos escaparon o que no
    fueron captadas por la radio o
    la
    televisión."

    Según las afirmaciones del autor, su novela
    constituye un intento reconstructivo de la realidad que, como
    tal, es histórica y no sólo involucra el objeto
    referente, sino la diversidad de significados que los diversos
    sujetos sociales implicados construyen sobre el mismo.

    En este intento reconstructivo del proceso de
    conformación del mito la primacía del tema sobre el
    tiempo hace
    que el lector desprevenido entienda que la narración es
    plena de paradojas, porque, dada una organización
    particular, en ciertos capítulos, Evita está muerta
    y en el siguiente resurge, sin que medie explicación
    alguna. Pero esto no es así, sino que el devenir narrativo
    se asienta en un modelo particular de exposición, donde cada parte de la novela
    resulta coherentemente asociada a la otra en función del
    objetivo perseguido.

    Al respecto, Mario Vargas
    Llosa dice que el "…poder de persuasión
    de una novela que produce estas prestidigitaciones reside en
    lo funcional de su construcción
    y lo hechicero de su
    escritura. El orden con que está organizada Santa
    Evita
    es asimétrico, laberíntico y muy eficaz;
    también lo es su lenguaje…" La cursiva pone de relieve el
    detalle necesario que entraña la narración de
    Martínez: el carácter persuasivo de su texto y la
    lógica científica que rige a la novela, expresado
    en la finalidad que moviliza su enunciación.

    En este sentido, la novela se inscribe en la
    tradición literaria argentina, en el sentido que la
    literatura se tiñe de los aspectos determinantes de la
    coyuntura en la cual tiene lugar su producción y
    aparición, lo cual alcanza dimensión significativa,
    en la medida en que los autores no desconocen su condición
    de sujetos sociales insertos en condiciones concretas de
    existencia, a partir del uso de su arte para la
    discusión de ciertos aspectos materiales y
    simbólicos de la vida social en la que se encuentran
    activos. El
    carácter científico con que se define la trama de
    la novela opera como una respuesta a la totalidad de escrituras
    respecto del tema, de modo que, según M. Majtin funciona
    con relación a las interpretaciones de otros sujetos,
    tratando, mediante la articulación argumental, de ofrecer
    una visión que trasciende las instaladas con anterioridad
    o contemporáneas a la suya.

    El enfoque fenomenológico adoptado opera como un
    mecanismo de síntesis
    de un conjunto de postulaciones en torno al objeto significante
    – cadáver – y al elemento significado –
    cuasi-religiosidad – entrañados en el mito, porque,
    como lo afirma Fernando Savater, "… el mito comporta cincuenta
    por ciento de verdad y cincuenta por ciento de
    ficción…", lo que autoriza un modo particular de
    administración de la materia
    narrativa, dando como resultado un texto en el que la
    ficción y el documento dan forma a la nueva novela
    histórica.

    La novela y
    su constitución:

    Como explicáramos anteriormente, el
    propósito asignado al texto determina su
    constitución formal, de modo que, en la medida en que la
    finalidad asignada a la escritura establece la
    organización de la narración, ésta se
    regirá por sus propias leyes, las cuales enfatizan la
    primacía del tema sobre el tiempo del relato. Esto explica
    por qué, aun siendo una novela histórica, no sigue
    la organización canónica de la
    historiografía. La novela se constituye en un instrumento
    interpretativo de una realidad histórica dada, es decir,
    del mito de Eva Duarte y su relación con el medio en que
    tiene lugar.

    La ubicación ficticia de la narración en
    momentos en que Eva se despierta de un estado de
    inconsciencia con la certeza de que va a morir abre el primer
    capítulo y, al mismo tiempo, funda históricamente
    el inicio del derrotero que potencialmente entraña el
    cuerpo consciente de un pronto desenlace y el consecuente paso a
    otro estado.

    Resulta, entonces, la génesis del mito que
    comienza a gestarse a partir del fervor religioso que rodea a su
    agonía: "… Qué sueño le habrá
    caído dentro de los sueños , qué balido de
    cordero le habrá movido la sangre para
    convertirla tan de la noche a la mañana en lo que fue: una
    reina?" En la cita resuena una voz común a la cultura
    argentina, la de la liturgia religiosa católica que se
    expresa en los términos cordero y reina con
    lo que se produce la asociación entre El Mesías y
    su madre (la Santa Virgen
    María), el cordero sacrificial para la
    expiación de los pecados y la esposa del Señor (el
    dios cristiano), una imagen que se
    traducirá en la lengua popular
    en el calificativo "santa popular" con que se invistiera a Eva
    Duarte con posterioridad a su muerte.

    Esta génesis se combina con elementos diversos,
    aportados por igual cantidad de medios
    (documentales, entrevistas
    radiales, testimonios, libretos cinematográficos y
    teatrales, informes de
    inteligencia,
    etc.), a los que se suma la ficción literaria, cumpliendo
    con uno de los postulados fenomenológicos respecto de
    la lectura:
    como la historia es un espacio interactivo, en cuya trama se
    hallar diversos "huecos" que hacen posible la exploración
    de otros universos significativos, la ficción explora
    tales universos posibles, diciendo lo no dicho por las otras
    fuentes y aportando una sutura que hila coherentemente los
    fragmentos contribuidos por las fuentes documentadas a
    través de un ejercicio inferencial en el que intervienen
    tanto la información reconocida, como lo que se
    deriva de la propia enciclopedia del autor.

    En este sentido, se hizo necesario recurrir a la
    biografía para reconstruir la
    personalidad de Eva Duarte, como producto de
    las privaciones de su infancia y de
    su singular viaje a Buenos Aires, así como de su
    existencia y redención social por medio del teatro, del modo
    que al testimonio de cercanos y extraños. De lo expresado
    dan cuenta las recurrentes referencias al proceso de
    formación de tal personalidad,
    tal como lo describe el empresario
    Yankelevick, respecto de la lengua de Eva en las primeras
    épocas: "…Voy del dentólogo, en vez de voy al
    dentista o al odontólogo y no me alcanzan los molumentos
    por no me alcanza el sueldo o los emolumentos."

    En este juego
    interpretativo, las voces de la novela conforman un mosaico
    informal cuyo equilibrio es
    inestable, que pone en evidencia la presencia de otros textos,
    como el caso de El sonido y la
    furia
    de William Faulkner, en cuyo desarrollo la
    fragmentación funciona para mostrar un estado presente de
    la historia de los personajes. En la novela de Tomás
    Martínez, la fragmentación vocal es una
    consecuencia lógica porque, como Eva es un mito, no puede
    asumirse como un objeto perfectamente terminado, sino como un
    proceso continuo, según lo define el informante militar
    con quien el periodista investigador se reúne en el
    último capítulo del libro: "…
    Evita nunca fue el pasado de nadie. Nos guste o no, sigue siendo
    el presente…"

    El presente al cual alude el informante se define por el
    periodo de investigación, es decir, el tiempo
    mítico en el cual el mismo autor investigador se encuentra
    involucrado. Entonces, la cuestión del cadáver de
    Eva sigue presente en el estadio constructivo de la década
    del ’70, donde la ausencia material del cadáver
    transmuta en una desaparición simbólica de alto
    valor, en la
    medida en que el secuestro de
    Pedro Eugenio Aramburu por Montoneros se fundamenta en la
    sustracción del objeto simbólico. En el marco de
    tal década, el autor publicará La pasión
    según Trelew
    , a partir de las entrevistas que el poeta
    Francisco Urondo realizara a los tres sobrevivientes de la
    masacre ejecutada en la base aeronaval "Almirante Zar" de aquella
    ciudad, en 1972, lo que da cuenta de la simpatía del autor
    por las fracciones revolucionarias, en ese entonces.

    En la construcción del mito resulta insoslayable
    la presencia del esposo de Eva, Juan Perón, como
    referencia del crecimiento de su figura. Esta presencia,
    además de ser necesaria en el proceso histórico
    implicado, también conforma un objeto del discurso de
    Eva Duarte. "…Yo no he hecho nada. Todo es Perón.
    Perón es la Patria, Perón es todo y los
    demás estamos a distancia sideral del líder
    de la nacionalidad…" Esto implica que en el proceso de
    construcción del mito, el sujeto del mismo también
    resulta un productor discursivo, cuya actividad reafirma el
    carácter místico manifestado en la humildad
    (característica beatífica propiciada por el culto
    cristiano, al cual adscribía Eva), que se va elaborando en
    torno a la mujer.

    "… Hombres de poncho y botas, con valijines de
    cartón y paquetes son, desde la mañana de ayer
    martes del 21 de agosto de 1951, de los contingentes derramados
    por el interior en las estaciones ferroviarias y en las
    estaciones de ómnibus y micros…", constituye la
    presentación de los argumentos referidos al universo
    místico que rodea la recuperación de Eva de su
    reciente operación y al Cabildo Abierto de ese año,
    en el cual la C.G.T pretende impulsar la candidatura de Eva a la
    vicepresidencia de la nación
    en las próximas elecciones de 1952, pero también
    operan como contraste de la también próxima asonada
    militar de Benjamín Menéndez (padre) en septiembre
    de ese año, otorgando a la elisión de datos un valore
    referido al lector, el cual deberá completar la omisiones
    deliberadas para tener una mejor interpretación de los
    hechos narrados.

    La génesis del mito, anticipada a la misma
    muerte, se corrobora mediante el paso trascendente del deceso, el
    26 de julio de 1952, que resulta un hito formal de, como
    diría Gabriel García
    Márquez, "una muerte anunciada". A partir de ello, Eva
    se transforma en objeto del discurso de propios y
    extraños: "…Vivía no vivía, se me
    perdía de vista. Es una santa, es una hiena en esas
    semanas a Evita le dijeron de todo…", la voz del narrador
    investigador da cuenta de la diversidad interpretativa que se va
    tejiendo en torno a la figura simbólica entrañada
    en la mujer.

    Conforme se desenvuelve la narración de los
    constituyentes de mito, el proceso histórico va
    adicionando los elementos coyunturales contribuyentes en el
    enriquecimiento del relato, particularmente con relación a
    valor místico y simbólico que asume el
    cadáver y que propicia la aparición de formas de
    culto vinculadas al universo cristiano y sus relaciones
    escatológicas. Sobre este campo se tejen de diversas
    maneras ciertos discursos que
    provocan el desplazamiento semántico de algunas
    situaciones, conceptos y categorías, de modo tal que la
    alusión constituye uno de los principales instrumentos
    para abarcar los hechos más significativos del derrotero
    de la difunta. Alusión y metáfora componen los
    elementos contenidos en las instancias posteriores al golpe
    militar de Septiembre de 1955, cuando se produce la
    profanación de la capilla ardiente instalada en la
    CGT.

    En ese derrotero, el relato mítico se enriquece
    por la inclusión de hechos comprobados, aunque causalmente
    son atribuidos a la profanación y que se entroncan con
    hechos de la década del ’70 por medio de una serie
    de alegorías. Accidentes
    automovilísticos y por arma de fuego como consecuencia de
    ritos fúnebres permanentes y de la locura del encargado
    del cadáver, respectivamente, se asocian con la presencia
    de abejas y flores, una alegoría que remite
    alternativamente a las formaciones revolucionarias del peronismo
    de la década aludida y al levantamiento popular
    revolucionario de 1848, conocido como la Primavera de los
    Pueblos, para concentrar en la figura del cuerpo itinerante las
    formas que va asumiendo el mito dentro de la diversidad de
    sujetos sociales que se suman al peronismo proscrito a partir de
    septiembre de 1955.

    En un fragmento del final de la novela, excluido por el
    autor, el investigador se refiere a la entrevista
    con el informante militar que se refiere a la difunta: "Hablaba
    sin mirarme. De vez en cuando tomaba aliento y señalaba
    con el índice a sus amigos, que respondían con
    económicos murmullos de aprobación. Yo tampoco lo
    interrumpí. salvo cuando me perdía en el laberinto
    de fechas y de lugares donde Ella, indiferente había
    yacido. ‘Lo más perturbador fue la seguidilla de
    flores y de velas', insistió Corominas. Nunca se
    llegó a saber quién las puso. Donde quiera estaba
    el cuerpo, aparecían las velas tarde o temprano. Un
    día las dejaron al lado de mi despacho, ante mis propias
    narices. Ahí se me agotó la paciencia. Urdí
    entonces una estrategia para
    enterrar a esa persona lejos de
    acá, al otro lado del mundo’…"

    En la cita hace su aparición una categoría
    llamativa, persona, con la que se refiere el informante al
    cadáver, lo que da cuenta del proceso de
    transformación que van sufriendo los despojos, desde su
    condición de difunta, es decir, sin
    función atribuible, a la de entidad con voluntad propia,
    que se expresa por la intromisión en el accionar de los
    sujetos vivos, en el marco histórico contradictorio en el
    que se desarrolla la emergencia y consolidación de la
    narración mítica.

    Dentro de tal desarrollo, la presencia del narrador,
    autor, investigador implicado manifiesta la
    coparticipación de éste dentro del proceso
    mítico que se intenta explicar. Por ello es que el mito es
    siempre subjetivo y quien ejerce la enunciación del mismo
    se halla inmerso dentro del proceso productivo, de modo tal que
    la ruptura del canon de lectura que
    propone la novela se asienta en la conciencia del
    autor como sujeto histórico concreto y
    activo dentro de los sucesos narrados. Al final del libro,
    éste afirma, "…no sé en qué lugar de la
    narración voy, creo que en el medio. Mejor voy a volver a
    escribir…" Esta conciencia de la intervención activa en
    el proceso histórico de la construcción del mito
    permite que Tomás Eloy Martínez participe bajo
    diferentes categorías dentro del texto, mediante el cual
    se pretende explicar racionalmente los cuarenta años que
    separan a la revolución
    libertadora del presente de enunciación de la
    novela.

    El permanente juego entre las condiciones de
    fundación, emergencia y consolidación del mito y
    las que se fundan a partir de la apropiación del mismo
    (enfermedad, construcción discursiva, muerte,
    embalsamamiento, sustracción, profanación,
    ocultamiento, por un lado, y la emergencia de grupos
    revolucionarios identificados con la figura de Eva, por el otro)
    tienen en el autor un investigador, cronista y sujeto de
    enunciado definido a partir de su condición de sujeto
    histórico implicado.


    Conclusión:

    El desarrollo de la novela es un proceso
    históricamente determinado. Ello implica que su emergencia
    responde a necesidades expresadas bajo la forma de interrogantes.
    La hipótesis que movilizó la producción del
    texto expone lo enunciado y se reafirma en la necesidad
    permanente de indagación sobre la figura de una mujer que,
    en el tiempo en que se produjo su ascenso y fallecimiento,
    constituyó un fenómeno que marcó la
    política argentina y mundial.

    La necesidad que moviliza la escritura de
    Martínez tiene un doble objetivo: en primera instancia,
    articular un mecanismo explicativo con relación a sujetos
    que tienen escasa o nula información sobre la mujer; y, en
    segundo lugar, dar cuenta formalmente de un objeto inherente a la
    cultura de nuestro país.

    Aunque la conformación del texto constituye un
    intento particular por explicar la conformación y
    consolidación del mito, la propia conciencia del autor
    como parte implicada en el proceso histórico, lo obliga
    finalmente a asumir que su intento se inscribe en la corriente
    más general de la creación y recreación
    constante del mito como objeto referente de la práctica
    material y social argentina.

    Bibliografía Consultada:
    Bajtin, Mikjail: Respuesta a la Revista Novy
    Mir. Estética de la creación verbal [17ª
    Edic.]. Siglo XX1. México,
    1992.
    Bustos Domecq: Nuevos cuentos de
    Bustos Domecq. Librería La Ciudad. Buenos Aires, 1977.
    Iser, Wolfgang: Un enfoque fenomenológico del proceso de
    lectura. Ídem. Cátedra. Madrid,
    1989.
    Martínez, Tomás Eloy: Santa Evita. Sudamericana.
    Buenos Aires, 1995.
    Martínez, Tomás Eloy: La pasión según
    Trelew. Granios Editor. Buenos Aires, 1973.
    Posee, Abel: La pasión según Eva. Planeta. Buenos
    Aires, 1994.
    Savater, Fernando: Diccionario
    Filosófico. Planeta. Barcelona, 1995.
    Walsh Rodolfo: Los oficios terrestres. Ediciones de la Flor.
    Buenos Aires, 1986.
    Notas Periodísticas:
    Me interesa la zona enfermiza de la política. A la tv
    oponen el periodismo
    narrativo. Entrevista de Jorge Halperin para Clarín.
    03/05/98.
    Los placeres de la necrofilia. Diario La Nación.
    Febrero de 1996.

    Páginas web:
    http://www.ucm.es
    http://www.tyhturismo.com
    http://www.literatura.com

    Eduardo Daniel
    aeropagus2003[arroba]yahoo.com.ar

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