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La vía de Ras



    1. Sistema
      renal
    2. Sistema
      renina-angiotensina-aldosterona
    3. Proteínas
      Ras

    1. SISTEMA
    RENAL

    1.1. ANATOMÍA DEL SISTEMA RENAL

    1.1.1. RIÑÓN

    Los riñones son dos órganos de color
    pardo-rojizo situados retroperitonealmente en la parte dorsal del
    abdomen, a cada lado de la columna vertebral. Los riñones
    están recubiertos por una cápsula de tejido
    fibroso.

    El parénquima renal puede dividirse en dos zonas:
    corteza en la parte externa y médula en la
    parte interna. La corteza cubre la base de cada una de las
    unidades cónicas de la médula, denominadas
    pirámides medulares, cuyo ápice se prolonga
    en la pelvis renal dando lugar a la papila. Un
    examen macroscópico permite distinguir que la corteza
    tiene un aspecto ligeramente granular que no se observa en la
    médula.

    Cada pirámide medular puede dividirse en una zona
    exterior, adyacente a la corteza, y una zona interior que incluye
    la papila (Bulger y Doyban, 1982). Las estrías que
    aparecen en las pirámides corresponden con la
    porción tubular de las nefronas. La estructura
    general del riñón se observa en la figura
    1.

    Figura 1: Estructura general del
    riñón.
    (Modificado de Netter, 2003.)

    1.1.2. NEFRONA

    La unidad funcional del riñón es la
    nefrona, compuesta por un corpúsculo renal donde se
    produce la filtración del plasma sanguíneo, y un
    sistema tubular donde el líquido filtrado es convertido en
    orina en su camino hacia la pelvis renal.

    Se distinguen dos tipos de nefronas. Las nefronas
    yuxtamedulares
    tienen el glomérulo cerca de la
    médula renal y presentan un asa de Henle larga,
    fundamentalmente a expensas de la porción estrecha, que se
    encuentra profundamente extendida dentro de la médula. Las
    nefronas que tienen el glomérulo cerca de la superficie
    del riñón o nefronas corticales, funcionan
    de manera muy similar a como lo hacen las yuxtamedulares, aunque
    no tienen largos segmentos delgados de sus asas de
    Henle.

    El riñón está irrigado por la
    arteria renal, que procede de la aorta abdominal. La arteria
    renal se bifurca en arteria dorsal y ventral,
    subdividiéndose en ramas de menor calibre: interlobulares,
    arciforme, interlobulillares, hasta la arteriola aferente. En
    condiciones normales se filtra el 20% del plasma que llega al
    corpúsculo renal, el resto abandona el glomérulo o
    red de capilares
    por la arteriola eferente que se subdivide en capilares
    peritubulares distribuidos por todas las porciones del
    túbulo. Estos capilares se reúnen en un sistema
    venoso paralelo al arterial, que finalmente forma la vena renal
    por la cual sale la sangre del
    riñón (Beeuwkes, 1980).

    CORPÚSCULO RENAL

    El corpúsculo renal o de Malpighi está
    compuesto por el glomérulo capilar y la
    cápsula de Bowman que lo recubre (figura 2). Existe
    un espacio dentro de la cápsula, espacio de Bowman,
    hacia donde pasa el líquido filtrado procedente del
    glomérulo. La barrera de filtración del
    corpúsculo renal o membrana glomerular, consta de tres
    capas: el endotelio de los capilares glomerulares, la membrana
    basal y una capa de células
    epiteliales especializadas con fenestraciones. La membrana basal
    es una red compuesta
    principalmente por glicoproteínas y
    mucopolisacáridos. Las células epiteliales que
    descansan sobre la membrana basal son muy diferentes de las
    células simples y aplanadas que revisten el resto de la
    cápsula de Bowman y se denominan podocitos, tienen
    gran número de extensiones podálicas o
    pedicelos integradas en la membrana basal. Las hendiduras
    entre pedicelos adyacentes constituyen la vía de paso del
    filtrado, que una vez atraviesa las células endoteliales y
    la membrana basal, penetra en el espacio de Bowman y desde
    allí pasa a la primera porción del túbulo
    proximal (Berne y Levi, 2001).

    Figura 2: Sección longitudinal de un
    corpúsculo renal y del aparato yuxtaglomerular
    . 1)
    Arteriola aferente. 2) Arteriola eferente. 3) Capilares
    glomerulares. 4) Músculo liso vascular. 5)
    Células yuxtaglomerulares. 6) Lacis. 7) Mácula
    densa. 8) Túbulo distal. 9) Podocitos. 10)
    Células endoteliales. 11) Células mesangiales.
    12) Membrana basal glomerular. 13) Membrana basal. 14) Epitelio
    parietal. 15) Espacio de Bowman. 16) Túbulo proximal.
    (Adaptado de Somlo y Mundel, 2000.)

    Las células mesangiales, se sitúan
    en la parte central del glomérulo entre las asas
    capilares, a veces penetrando en ellas de forma que conectan
    íntimamente con la célula
    endotelial. Estas células tienen las siguientes funciones:

    – Contráctil, gracias a los filamentos de
    actina y miosina que les permiten regular el coeficiente de
    ultrafiltración en respuesta a distintos
    agonistas.

    – Fagocítica.

    Síntesis y
    degradación de matriz
    extracelular.

    – Síntesis de determinados autacoides y
    factores de crecimiento que pueden actuar de forma autocrina y
    paracrina.

    SISTEMA TUBULAR

    En toda su longitud está constituido por una sola
    capa de células epiteliales que descansan sobre una
    membrana basal. La estructura y función de
    estas células varía de un segmento a otro del
    túbulo, de acuerdo con las distintas funciones y
    capacidades del mismo, pero con una característica en
    común: la unión estrecha entre células
    adyacentes. La siguiente figura muestra la
    localización y morfología
    de las células epiteliales que constituyen el sistema
    tubular renal.

    Figura 3: Esquema de la morfología celular
    del sistema tubular urinario.
    (Modificado de Ganong,
    2003.)

    El segmento del túbulo donde drena la
    cápsula de Bowman se denomina túbulo
    proximal
    , el cual, inicialmente forma varias espiras, de
    ahí su nombre contorneado, y después se
    vuelve recto y desciende.

    El túbulo proximal está delimitado por
    células cuboidales con un abundante borde en cepillo,
    compuesto de invaginaciones de la membrana apical o
    microvilli, aumentando en más de 40 veces la
    superficie celular.

    A continuación comienza la rama estrecha
    descendente del asa de Henle
    , donde las células son
    relativamente planas y sólo se ensanchan en la zona del
    núcleo. Presentan interdigitaciones laterales complejas
    con uniones estrechas, relativamente laxas y sin
    desmosomas.

    En la zona luminal tienen un número no muy
    elevado de microvilli cortos y romos. El túbulo
    gira, asciende y posteriormente se ensancha dando lugar a la
    rama gruesa ascendente del asa de Henle. La
    transición entre asa estrecha y ancha suele ser gradual,
    las células planas van aumentando en altura, y acaban
    siendo cuboidales, con numerosas interdigitaciones laterales de
    la membrana basal que ocupan gran parte del volumen de las
    células, y en cuyo interior hay un gran número de
    mitocondrias grandes, alargadas y perpendiculares a la membrana
    basal.

    También tienen un número no muy elevado de
    microvilli cortos y romos. Los núcleos son grandes
    y están situados en la zona apical.

    El siguiente segmento es el túbulo contorneado
    distal
    , que comienza en la mácula densa y presenta
    células cuboidales con microvilli cortos y romos, y
    mitocondrias alargadas que se encuentran perpendiculares a la
    membrana basal. Esta porción continúa en el
    túbulo colector cortical.

    Los túbulos colectores en la parte medular
    constan de células denominadas claras o
    intercaladas, que son cuboidales con núcleo central
    y pocas mitocondrias. Estas células se encuentran unidas
    muy estrechamente y son muy impermeables, con microvilli
    bien desarrollados y cortos. A medida que el túbulo se
    adentra en la médula aparecen las células
    oscuras o intercalares, que tienen más
    mitocondrias, microvilli más desarrollados y los
    orgánulos subcelulares situados en la zona apical
    (Hernando-Avendaño, 1986).

    APARATO YUXTAGLOMERULAR

    El aparato yuxtaglomerular está situado entre la
    primera porción del túbulo contorneado distal y la
    arteriola aferente y eferente pertenecientes al corpúsculo
    renal de su propia nefrona (Figura 3). Está compuesto por
    tres tipos de células:

    – Células yuxtaglomerulares. Son
    células mioepiteliales que rodean el final de la
    arteriola aferente, ricas en gránulos de
    secreción y secretan el 90% de la renina (figura
    4).

    – Células de la mácula densa. Son
    células epiteliales diferenciadas de la pared del
    túbulo recto distal ascendente que en esta zona de
    contacto con el glomérulo se vuelven más altas y
    estrechas. Controlan la secreción de renina y la
    velocidad de
    filtración glomerular.

    – Células de Goormaghtigh o del lacis.
    Son células mesangiales extraglomerulares que responden
    a múltiples mediadores y controlan la superficie de
    filtrado.

    Figura 4: Esquema del aparato yuxtaglomerular.
    (Adaptado de Netter, 2003.)

    1.1.3. VÍAS URINARIAS

    Los uréteres son dos tubos pequeños
    formados por músculo liso, que se originan en la pelvis
    renal, descendiendo a la vejiga. Cuando la orina llega a la
    pelvis renal, la presión
    aumenta e inicia una contracción peristáltica que
    comienza en la pelvis renal y se extiende de forma descendente a
    lo largo del uréter para propulsar la orina hasta la
    vejiga.

    Cada uréter tiene inervación
    simpática y parasimpático. La estimulación
    parasimpática estimula la frecuencia de las ondas y la
    intensidad de las mismas, mientras que la simpática las
    disminuye.

    En su extremo inferior, el uréter entra en la
    vejiga de forma oblicua a través del
    trígono. El uréter tiene un trayecto por
    debajo del epitelio de la mucosa vesical, de forma que la
    presión de la vejiga lo comprime evitando el reflujo de
    orina cuando aumenta la presión en la vejiga, coincidiendo
    con la micción (Guyton, 1992).

    1.2. FISIOLOGÍA RENAL

    1.2.1. FILTRACIÓN GLOMERULAR

    El riñón realiza muchas funciones entre
    las que cabe destacar: regulación del equilibrio
    hidroelectrolítico, excreción de productos
    metabólicos y sustancias extrañas,
    regulación de la presión arterial,
    regulación de la eritropoyesis, formación de
    vitamina D activa, gluconeogénesis y amortiguador de
    pH.

    En estas funciones, la misión
    fundamental del riñón es estabilizar el volumen y
    las características fisicoquímicas del
    líquido extracelular, e indirectamente del compartimento
    intracelular, mediante la formación de la orina. Conserva
    el agua y los
    electrolitos principales de los fluidos del organismo, sobre todo
    sodio, potasio, cloruro y bicarbonato, en la concentración
    normal en el organismo, y elimina el exceso de agua y los
    productos metabólicos de desecho como urea, creatinina,
    ácido úrico e hidrogeniones, o productos
    endógenos y tóxicos que han penetrado en el
    organismo.

    El líquido que se filtra a través del
    glomérulo hacia la cápsula de Bowman se denomina
    ultrafiltrado, y está prácticamente libre de
    proteínas.

    El ultrafiltrado atraviesa tres capas distintas antes de
    adentrarse en la cápsula de Bowman, pero la permeabilidad
    de las mismas es varios cientos de veces superior a la de las
    membranas capilares habituales, lo que determina la gran cantidad
    de filtrado glomerular que se forma en el tiempo. No
    obstante, en cuanto al paso de moléculas, la membrana
    glomerular tiene cierta selectividad, condicionada por el
    tamaño, la carga y configuración
    molecular.

    Así, para un peso molecular de 5200 Da como la
    inulina, la permeabilidad es del 100%, mientras que para la
    proteína plasmática más pequeña, la
    albúmina, que tiene un peso molecular de 69.000 Da, la
    permeabilidad es del 0,5%. Por ello, la membrana glomerular es
    prácticamente impermeable a todas las proteínas
    plasmáticas, pero completamente permeable al resto de
    sustancias disueltas en el plasma, dejándolas pasar
    libremente.

    Por otro lado, los poros están recubiertos de una
    red de proteoglicanos cargados negativamente que repelen
    sustancias con carga neta negativa. Así, los poros de la
    membrana permiten el paso de moléculas de hasta 8 nm, pero
    no de la albúmina cuya carga negativa impide su paso a
    pesar de tener 6 nm de diámetro de la albúmina. De
    esta manera, sustancias con el mismo peso molecular son filtradas
    de forma distinta debido a su carga. (Guyton, 1992).

    La relación entre el filtrado glomerular y el
    flujo plasmático renal se denomina fracción de
    filtración. La formación de este líquido a
    través de las membranas capilares glomerulares no necesita
    gasto de energía metabólica, ya que la
    presión necesaria la produce el sistema
    cardiovascular. El proceso de
    filtración glomerular está condicionado por la suma
    neta de las siguientes fuerzas en el capilar glomerular y en la
    cápsula de Bowman (Vander, 1993):

    – Favorecen la filtración la presión
    hidrostática en el capilar glomerular

    (Pg), que es la presión media que hay en los capilares
    glomerulares y tiene un valor de 60
    torr, y la presión oncótica de la
    cápsula de Bowman
    (πi),
    sin embargo, como en la cápsula de Bowman la
    concentración de proteínas es muy pequeña,
    este factor es despreciable y se considera cero.

    – Se oponen a la filtración la
    presión oncótica de los capilares
    glomerulares
    (πg), que es la
    presión que ejercen las proteínas del plasma y
    tiene un valor de 32 torr, y la presión
    hidrostática de la cápsula de Bowman
    (Pi),
    que tiene un valor de 18 torr.

    La presión efectiva de
    ultrafiltración
    (PEF), se define como la diferencia
    entre la presión que favorece la filtración, es
    decir Pg, y las que se oponen, que son Pi y πg.
    Su valor aproximado es de 10 torr.

    PEF = Pg
    – (Pi + πg)

    El coeficiente de filtración (Kf), es el
    producto de la
    permeabilidad hidráulica de la membrana basal por el
    área disponible para la filtración. En
    función de Kf y PEF, se define la tasa de
    filtración glomerular
    (TFG):

    TFG = Kf x PEF

    1.2.2. REABSORCIÓN Y SECRECIÓN
    TUBULAR

    El filtrado glomerular pasa a través de los
    segmentos tubulares, donde el epitelio tubular reabsorbe y
    secreta de forma selectiva distintas sustancias, de forma que el
    líquido resultante entra en la pelvis renal como
    orina.

    La reabsorción es cuantitativamente mayor que la
    secreción, pero esta última determina las
    concentraciones finales urinarias de potasio, hidrogeniones y
    otras sustancias.

    En el túbulo contorneado proximal se reabsorben
    activamente glucosa,
    bicarbonato y aminoácidos, acoplados a un mecanismo activo
    de reabsorción de sodio (figura 5). El anión
    cloruro se reabsorbe pasivamente. El agua y el cloruro
    sódico se reabsorben por transporte
    pasivo a favor de un gradiente osmótico efectivo. Una
    parte del sodio se reabsorbe por sí mismo, activamente,
    sin estar ligado a otros transportes.

    El manejo de cloruro sódico, agua y urea por el
    asa de Henle juega un papel muy importante en los mecanismos de
    concentración y dilución urinarias. La rama
    descendente presenta una elevada permeabilidad al agua, pero poca
    para el cloruro sódico y la urea, de manera que la
    osmolalidad del líquido tubular puede aumentar hasta 4
    veces cuando desciende por ella. La rama ascendente es más
    permeable al cloruro sódico que a la urea pero totalmente
    impermeable al agua. La dilución que se consigue en esta
    parte del túbulo es debido a un transporte activo de
    anión cloruro, que permite el transporte pasivo de iones
    calcio, magnesio y potasio. El líquido que entra en el
    túbulo distal es hipoosmótico respecto al plasma, y
    se mantiene así hasta que aparecen las primeras
    células de tipo túbulo colector sensibles a ADH. La
    reabsorción activa de sodio se ve favorecida por la
    presencia de aldosterona, y asímismo induce la
    excreción activa de potasio en el túbulo
    distal.

    La permeabilidad al agua del túbulo colector es
    baja en ausencia de ADH y alta en presencia de esta hormona. En
    esta parte de la nefrona también hay reabsorción de
    cloruro sódico y excreción de potasio e
    hidrogeniones. Las células claras secretan hidrogeniones
    por tansporte activo primario, desempeñando un papel
    fundamental en la acidificación de la orina. (Guyton,
    1992).

    Figura 5: Esquema de los procesos de
    reabsorción y secreción en el sistema tubular
    urinario.
    Unidades indicadas en miliosmoles (Adaptado de
    Traub, 1996.)

    1.3. FIBROSIS RENAL

    1.3.1. TEJIDO CONJUNTIVO

    El tejido conjuntivo forma un compartimento extenso y
    continuo en todo el organismo, limitado por la lámina
    basal de los diferentes epitelios de revestimiento y de las
    glándulas secretoras. El tejido conjuntivo se caracteriza
    morfológicamente por presentar diversos tipos de
    células, separadas por abundante material
    intercelular sintetizado por ellas, denominado matriz
    extracelular
    . Este tejido constituye una estructura polimorfa
    y compleja que presenta una notable dinámica funcional y se encuentra
    ampliamente distribuido por el organismo.

    Los tejidos
    conjuntivos se originan a partir del mesodermo,
    específicamente del tejido mesenquimal, formado por
    células mesenquimales sumergidas en abundante sustancia
    intercelular amorfa poco viscosa.

    Las funciones más importantes del tejido
    conectivo son:

    Sostén y relleno. El tejido epitelial y
    muscular están asociados al tejido conjuntivo que les
    sirve de soporte.

    Almacenamiento. Debido a su riqueza en
    mucopolisacáridos almacena agua y electrolitos;
    también almacena lípidos
    por lo que representa una notable reserva nutritiva. Se calcula
    que 1/3 de las proteínas del organismo se encuentra en los
    espacios intercelulares del tejido conjuntivo.

    Reparación. Las áreas de tejido
    conjuntivo, debido a una inflamación o una lesión
    traumática, son reconstruidas nuevamente por la
    proliferación del tejido adyacente.

    Transporte. El tejido conjuntivo transporta
    sustancias nutritivas de los capilares sanguíneos a los
    diversos tejidos. Transporta también productos de desecho
    del metabolismo en
    el sentido inverso.

    El tejido conjuntivo está formado por
    células y matriz extracelular como se muestra en el
    siguiente esquema:

    Las células propias de cada tipo de tejido
    conjuntivo se ocupan de la síntesis y organización de la matriz extracelular que
    lo caracteriza. Entre estas células que sintetizan la
    matriz extracelular se encuentran:

    Fibroblastos. Sintetizan
    procolágeno, tropoelastina, proteoglucanos y otras
    macromoléculas de la matriz extracelular. En respuesta al
    daño se
    activan y proliferan, siendo los principales responsables de la
    producción de matriz extracelular (Norman,
    1999).

    Miofibroblastos. Son responsables
    del exceso de producción de matriz extracelular en
    condiciones patológicas y derivan de la activación
    local de los fibroblastos intersticiales. Difieren de las
    células musculares lisas porque carecen de lámina
    externa.

    Fibrocitos. Son los fibroblastos que han
    disminuido su actividad, no se dividen.

    Adipocitos. Son células
    especializadas para sintetizar y almacenar
    lípidos.

    En la matriz extracelular también podemos
    encontrar con células infiltradas, principalmente
    macrófagos, linfocitos y
    monocitos.

    Las integrinas son proteínas transmembrana
    semejantes a los receptores de la membrana celular porque forman
    enlaces con ligandos. Constituyen heterodímeros cuyos
    extremos carboxilo están enlazados con talina y α
    actina del citoesqueleto. Sus regiones citoplasmáticas
    están fijas al citoesqueleto y sus ligandos son miembros
    estructurales de la matriz extracelular como colágeno,
    laminina y fibronectina (figura 6).

    La matriz extracelular está formada por
    macromoléculas segregadas de forma local, especialmente
    por los fibroblastos distribuidos en la matriz. La matriz
    extracelular fibrilar está compuesta
    por:

    Colágeno. Es la proteína
    más abundante de los mamíferos. Las fibras de colágeno
    constan de una formación escalonada de moléculas de
    colágeno, también llamadas tropocolágeno,
    que están constituidas por tres cadenas
    polipeptídicas del mismo tamaño. Cada cadena
    polipeptídica tiene cerca de mil aminoácidos; la
    tercera parte corresponde a glicina, la prolina
    aparece en mayor proporción que en la mayoría de
    las proteínas, y la hidroxiprolina e
    hidroxilisina, presentes en muy pocas proteínas, se
    encuentran en una proporción de 10% y 3% respectivamente.
    Algunos azúcares, generalmente disacáridos de
    glucosa y galactosa, se unen covalentemente a hidroxilisina; el
    número de unidades de carbohidrato incorporado por unidad
    de tropocolágeno depende del tejido. Las tres cadenas
    polipéptidicas tienen una conformación
    levógira cada una, que se trenzan en sentido
    dextrógiro. Los principales tipos de colágeno
    encontrados en el tejido conjuntivo son los colágenos
    fibrilares
    : I, II, III, V y XI. Los tipos IX y XII son los
    colágenos asociados a fibrillas, que unen
    las fibrillas de colágeno entre sí y a otros
    componentes de la matriz extracelular. Los tipos IV y VII son los
    denominados colágenos formadores de redes (van der
    Rest, 1991).

    Elastina. Constituye la mayor parte de la
    fibra elástica, especialmente del tejido maduro. La
    elastina está formada por unidades de tropoelastina,
    constituidas a su vez por una cadena polipeptídica de unos
    830 aminoácidos, que oscila entre diversas conformaciones
    al azar parcialmente extendidas. Las moléculas de
    tropoelastina se unen entre sí mediante enlaces covalentes
    dando lugar a una extensa red entrecruzada. Al igual que el
    colágeno es rica en prolina y en glicina
    pero a diferencia del colágeno contiene muy poca
    hidroxiprolina y nada de hidroxilisina, y también
    contiene los aminoácidos poco frecuentes
    isodesmosina y desmosina, que forman un enlace
    cruzado responsable de la elasticidad de
    estas fibras. Las fibras de colágeno entretejidas con las
    elásticas limitan el grado de
    distensión.

    La sustancia básica de la matriz
    extracelular está compuesta por:

    Proteoglucanos. Constan de una parte
    proteica asociada a GAG, que son largas cadenas de
    polisacáridos no ramificadas compuestas por unidades
    repetidas de disacáridos. Las cadenas de GAG, al ser muy
    hidrofílicas, atraen grandes cantidades de agua, formando
    geles hidratados que permiten la rápida difusión de
    moléculas hidrosolubles, la migración
    de células y el desarrollo de
    procesos celulares.

    Glucoproteínas. Median la
    adhesión entre las células y los componentes de la
    matriz extracelular. La glucoproteína fibronectina
    es un dímero de dos subunidades polipeptídicas
    unidas por sus extremos carboxílicos mediante puentes
    disulfúricos y sintetizadas principalmente por
    fibroblastos; marca las
    vías migratorias de las células embrionarias, de
    modo que las células del organismo que están
    migrando puedan llegar a su destino. La glucoproteína
    laminina está formada por tres cadenas
    polipeptídicas de gran tamaño, y se encuentra
    restringida prácticamente a la lámina basal. Otras
    glucoproteínas son: entactina, tenascina,
    condronectina
    y osteonectina.

    Figura 6: Esquema de la
    organización de la matriz extracelular.

    (Adaptado de Robertis, 2000.)

    En condiciones normales, la matriz extracelular de los
    mamíferos está sometida a un continuo recambio,
    gracias al equilibrio que mantienen los mecanismos de
    señalización que regulan los sistemas de
    síntesis y degradación de los componentes de la
    matriz. Ante una lesión, los mecanismos de
    reparación tisular responden con un aumento de la
    síntesis de citocinas y diversos factores de crecimiento.
    Estas moléculas regulan la deposición de
    componentes de la matriz extracelular en un proceso de
    cicatrización normal. Si este proceso se perpetúa,
    el exceso de deposición de matriz o fibrosis causa la
    destrucción y la pérdida de la función
    tisular.

    Los modelos de
    nefropatías experimentales han demostrado que el
    incremento de ciertas citocinas como Ang II y de factores de
    crecimiento, contribuyen de manera importante a la
    producción de fibrosis renal, y por lo tanto, a la
    progresión de la enfermedad renal
    crónica.

    Los fibroblastos intersticiales, que en condiciones
    fisiológicas producen y mantienen la matriz extracelular,
    son las principales células implicadas en el exceso de
    deposición de matriz. Estas células se activan en
    respuesta al daño ante la presencia de determinadas
    moléculas, siendo las principales responsables del exceso
    de matriz en la fibrosis intersticial renal progresiva. El
    daño renal, induce un cambio
    fenotípico en los fibroblastos, que evolucionan a
    miofibroblastos expresando de forma característica
    α-SMA.

    1.3.2. NEFROPATIA OBSTRUCTIVA

    Una obstrucción del tracto urinario superior
    ocasiona inicialmente un aumento de la actividad
    peristáltica y de la potencia
    contractiva, que si no compensa el efecto de la
    obstrucción, origina una hipertrofia del músculo
    pieloureteral y descompensación por dilatación con
    incremento de la presión intraluminal. Este aumento de la
    presión origina un daño estructural y funcional del
    riñón, induciendo daño
    tubulointersticial.

    La nefropatía obstructiva en niños
    se debe, casi siempre, a malformaciones congénitas, por
    ejemplo debido a una entrada anormal del uréter en la
    vejiga, originando reflujo ureterovesical. En la mujer adulta
    suele originarse por cálculos, presencia de tumores
    pélvicos y embarazo. En
    el hombre
    adulto las causas más frecuentes son la hipertrofia
    prostática, cálculos y estenosis
    ureteral.

    La obstrucción ureteral unilateral (OUU), es un
    modelo de nefropatía obstructiva experimental muy
    utilizado en la investigación de los mecanismos implicados
    en la patología fibrótica tubulointersticial. Se
    trata de una maniobra que causa de forma aguda la
    obstrucción completa del uréter y que presenta la
    ventaja de que la evolución de la fibrosis es altamente
    reproducible y refleja de forma acelerada la secuencia de
    acontecimientos patológicos de la nefropatía
    obstructiva. Muchos experimentos
    corroboran la utilidad de este
    modelo para identificar las moléculas y procesos
    involucrados en la patogénesis de la fibrosis renal
    (Klahr, 2002).

    La obstrucción origina inicialmente una
    vasodilatación que aumenta el flujo sanguíneo
    renal. A continuación hay una vasoconstricción que
    reduce un 75% el valor normal del flujo sanguíneo
    renal.

    La obstrucción del uréter estimula la
    fosfolipasa y la ciclooxigenasa responsables de la
    liberación de ácido araquidónico, y la
    producción de PGs vasodilatadoras como PGE y
    prostaciclinas. Si la obstrucción persiste, se libera Ang
    II, TXA2 y endotelina-1, que producen
    vasoconstricción en la arteriola aferente (Klahr, 1998).
    Se observa hidronefrosis y reducción de la
    filtración glomerular. Las alteraciones
    tubulointersticiales constituyen la característica
    patológica fundamental del riñón obstruido:
    infiltración de células en el intersticio tubular,
    apoptosis y proliferación de células tubulares e
    intersticiales, atrofia tubular, acumulación de
    miofibroblastos e incremento de la deposición de matriz
    extracelular intersticial. El epitelio tubular sintetiza
    moléculas quimiotácticas que favorecen la
    infiltración de macrófagos y de linfocitos T
    citotóxicos en el intersticio tubular, contribuyendo a la
    lesión inducida por el daño tubular y promoviendo
    la fibrosis intersticial (Diamond, 1995).

    La fibrosis tubulointersticial se manifiesta de forma
    temprana en el riñón obstruido, detectándose
    un aumento del volumen del intersticio y un incremento en la
    deposición de colágenos I, III y IV (Kaneto, 1994).
    Se desarrolla una red fibrótica con la deposición
    de colágenos, fibronectina, proteoglicanos y
    heparán sulfato y un incremento en el número de
    fibroblastos (González-Ávila, 1988).

    Existe un elevado número de células
    tubulares que se encuentran en un estado de
    transición entre epitelio y mesénquima. Estas
    células adquieren características de
    mesénquima al expresar α-SMA,
    vimentina, y conservan la expresión de marcadores
    tubulares como la lectina, a la vez que dejan de expresar el
    marcador de adhesión celular cadherina E y producen
    componentes de la matriz extracelular como fibronectina y
    colágeno tipo I (Yang, 2002; Iwano, 2002).

    En el riñón no obstruido o contralateral,
    se observa una hipertrofia compensadora como adaptación a
    la respuesta del daño, que compensa la pérdida de
    la función renal del riñón
    obstruido.

    2.
    SISTEMA RENINA-ANGIOTENSINA-ALDOSTERONA

    La renina es una enzima proteolítica que se
    libera en las células yuxtaglomerulares en respuesta a la
    disminución de la volemia o de la presión arterial,
    detectadas gracias a los barorreceptores presentes en estas
    células que rodean la arteriola aferente. También
    responden a una estimulación de las células de la
    mácula densa, que detectan un aumento de la
    concentración salina del líquido que fluye por el
    túbulo contorneado distal. La estimulación
    simpática β1 también aumenta la
    liberación de renina.

    Las células yuxtaglomerulares sintetizan y
    acumulan prorrenina, forma inactiva de la renina, en los
    gránulos. Cuando se libera, la mayor parte de la renina
    llega a circulación general, aunque una pequeña
    parte permanece en los riñones desencadenando reacciones
    locales. En la circulación general, actúa sobre el
    angiotensinógeno, glucoproteína sintetizada en el
    hígado, dando lugar a la angiotensina I, péptido de
    diez aminoácidos, vasoconstrictor débil, pero
    incapaz de producir cambios funcionales importantes en
    circulación. La angiotensina I, mediante la ECA,
    sintetizada en las células endoteliales, se transforma en
    el octapéptido Ang II, principalmente en los
    pequeños vasos sanguíneos pulmonares.

    La presencia en el riñón de todos los
    componentes de la cascada renina-angiotensina y el elevado
    contenido de Ang II intrarrenal, mucho mayor que el detectado
    sistémicamente, ponen de manifiesto la existencia de un
    sistema renina-angiotensina local.

    2.1. EFECTO DE LA ANGIOTENSINA II

    La Ang II es un péptido multifuncional con
    numerosos efectos. La vasoconstricción es un efecto muy
    rápido, afecta sobre todo a las arteriolas y en menor
    grado a las venas. La vasoconstricción aumenta la resistencia
    vascular periférica. Por otro lado disminuye la
    eliminación renal de agua y sal. Estimula la
    liberación de aldosterona. La aldosterona se sintetiza en
    la corteza de la glándula suprarrenal, en la zona
    glomerulosa externa; es un mineralocorticoide que estimula la
    reabsorción de sodio y agua en los túbulos distal y
    colectores de las nefronas. La neutralidad se mantiene secretando
    potasio o hidrogeniones mediante la reabsorción
    concomitante de cloruro.

    La Ang II estimula el centro de la sed y aumenta la
    liberación de vasopresina o ADH, que produce
    vasoconstricción y reabsorbe agua en el túbulo
    colector de las nefronas.

    El sitema renina-angiotensina-aldosterona, además
    de regular la actividad renal vasomotora, mantener la homeostasis de
    agua y sodio, y controlar el crecimiento tisular en el
    riñón, puede tener consecuencias
    fisiopatológicas derivadas de una
    estimulación elevada. A través de la
    retención de sodio, este sistema activado promueve la
    hipertensión sistémica y la de los
    capilares glomerulares, pudiendo inducir un daño
    hemodinámico en el endotelio y en el
    glomérulo.

    Por otro lado, los componentes del sistema que se
    expresan locamente en el glómerulo, túbulo proximal
    e intersticio renal, además de regular la función
    normal del riñón, están implicados en los
    mecanismos de respuesta al daño en el mismo.

    La Ang II, además de modular la
    contracción celular, regula el crecimiento, la apoptosis y
    la diferenciación; influye también sobre la
    migración y la deposición de la matriz
    extracelular, es proinflamatoria y estimula la producción
    de otros factores de crecimiento como CTGF, PDGF,
    TGF-β y transactiva receptores de factores de
    crecimiento como IGF, PDGF y EGF (Kim, 2000). La
    estimulación de los factores de crecimiento TGF-β,
    PDGF, EGF y CTGF, produce proliferación celular. La Ang II
    también estimula citocinas como IL-6 y
    TNF-α, metaloproteínasasas
    y PAI-1. El conjunto de efectos de Ang II hace que aumente la
    síntesis de matriz extracelular y disminuya su
    degradación, acumulándose y originando
    fibrosis.

    2.2. RECEPTORES DE LA ANGIOTENSINA II

    La Ang II media sus efectos a través de, al
    menos, dos tipos de receptores: receptor de angiotensina tipo 1
    (AT1) y tipo 2 (AT2). A través de la
    unión a los receptores AT1, la Ang II induce la
    contracción celular, proliferación,
    migración, producción de componentes de la matriz
    extracelular y respuesta inflamatoria, mientras que la interacción con el receptor AT2
    parece actuar como antagonista de los efectos mediados por
    AT1, promoviendo la apoptosis e inhibiendo la
    proliferación y la hipertensión (Allen, 2000). Los
    receptores AT1 y AT2 pertenecen a la familia de
    receptores transmembrana acoplados a proteínas
    G.

    La estimulación de receptores AT1 por
    Ang II, induce como respuesta inmediata la activación por
    fosforilación de PLC, capaz de hidrolizar
    PIP2 produciendo DAG e IP3, que moviliza el
    calcio intracelular (figura 6). La unión de Ang II a sus
    receptores AT1 también activa PLD, capaz
    de hidrolizar fosfolípidos, como fosfatidilcolina, y
    generar ácido fosfatídico, implicado en la
    señalización celular asociada a mitogénesis.
    La unión del ligando a su receptor también activa
    proteínas kinasas por fosforilación en
    residuos tirosina, activando kinasas de la familias SRC, Janus y
    PI3K. Estos efectos pueden ser también mediados por
    transactivación de receptores con actividad kinasa como
    EGF, PDGF e IGF. Las TK pueden activar numerosas dianas
    efectoras, entre otras, la vía de MAPKs, a través
    de la fosforilación de la proteína adaptadora Src,
    que se asocia al complejo de proteínas Shc-Grb2-Sos, para
    inducir el intercambio de nucleótidos GDP-GTP en la
    proteína Ras. La vía de señalización
    Ras-MAPKs interviene en la regulación de los procesos de
    proliferación. La unión de Ang II al receptor
    AT1 también activa PLA2,
    capaz de hidrolizar fosfolípidos para liberar ácido
    araquidónico que produce distintos eicosanoides como PGs,
    TXs y leucotrienos, así como otros metabolitos que activan
    la vía de Ras-MAPKs (Touyz, 2000).

    Figura 6: Rutas de activación celular por
    interacción de Ang II con los receptores
    AT1.
    (Adaptado de Touyz, 2000.)

    2.3. INHIBICIÓN DEL RECEPTOR TIPO 1 DE
    ANGIOTENSINA II

    Los antagonistas de los receptores AT1 son
    agentes antihipertensivos cuya acción
    no sólo se asocia a la actividad antagonista sobre
    receptores AT1, sino también a la unión
    de Ang II a los receptores AT2. Previenen el
    desarrollo de nefropatía en pacientes con diabetes tipo 2,
    hipertensión y microalbuminuria, y un porcentaje elevado
    de estos pacientes presentan una regresión a los niveles
    de albuminuria normales (Brenner, 2001).

    El losartán,
    2-butil-4-cloro-1-[[2`-(1H-tetrazol-5-il)-(1,1`bifenil)-4-il]metil]-1H-imidazol-5-metanol,
    y su metabolito activo, E-3174, son antagonistas no
    peptídicos que funcionan como inhibidores competitivos de
    los receptores AT1 de Ang II (figura 7).
    Losartán es ampliamente empleado como antihipertensivo.
    Mientras que los IECAs bloquean la síntesis de la Ang II a
    partir de la angiotensina I, el losartán impide que la Ang
    II formada pueda interaccionar con su receptor
    endógeno.

    El metabolito activo del losartán es 10-40 veces
    más potente que el mismo losartán como ligando de
    los receptores AT1, siendo el principal responsable de
    los efectos farmacológicos del losartán. El
    losartán reduce las resistencias
    vasculares sin producir cambios significativos de la frecuencia
    cardiaca.

    Figura 7: Estructura de Losartán y de su
    metabolito más activo E-3174.
    (Avendaño,
    2001.)

    3.
    PROTEÍNAS RAS

    3.1. FAMILIA
    RAS

    Las proteínas Ras son pequeñas
    proteínas G monoméricas, también llamadas
    pequeñas GTPasas. Pertenecen a la superfamilia Ras en la
    que se han identificado más de 100 proteínas
    diferentes subdivididas en 5 subfamilias: Ras, Rho, Rab, Arf y
    Ran (Barandier y col, 2003), con masa molecular entre 20 y 40
    kDa. Estas pequeñas proteínas, ejercen gran
    variedad de funciones como la regulación de la
    expresión génica, proliferación celular,
    migración, organización del citoesqueleto,
    tráfico intracelular de vesículas y transporte de
    proteínas entre el núcleo y el citoplasma
    (Barandier y col, 2003).

    La subfamilia Ras se caracteriza por tener gran
    similitud en el dominio efector o
    región switch I. Esta subfamilia está
    formada por:

    – Proteínas Ras clásicas o p21; H-Ras,
    K-RasA, K-RasB, N-Ras.

    – Proteínas Rap; Rap1A, Rap1B, Rap2A,
    Rap2B.

    – Proteínas similares a R-Ras; R-Ras, TC21,
    R-Ras23.

    – Proteínas Ral; RalA, RalB.

    – Proteínas Rheb y M-Ras.

    3.2. GENES RAS

    Los genes ras se descubrieron en los años
    60 como elementos del virus de la cepa
    Harvey y Kirsten que producía sarcomas en roedores
    recién nacidos (Harvey, 1964; Kirsten y Mayer, 1967). A
    principios de
    los 80 se identificaron distintos alelos mutados de genes
    ras como oncogenes dominantes presentes en un gran
    porcentaje de tumores sólidos.

    Los genes codificantes de los distintos miembros de la
    familia Ras están muy conservados evolutivamente, lo que
    sugiere que estas proteínas son muy importantes en los
    procesos celulares. En mamíferos hay tres genes cuya
    estructura y función es muy parecida: H-ras,
    K-ras y N-ras. Están compuestos por cinco
    exones codificantes y un exón 5´ no codificante, y
    difieren estrechamente en el tamaño y en la secuencia de
    intrones. Los genes K-ras tienen dos alternativas para el
    cuarto exón codificante: 4A y 4B, dando lugar a dos
    proteínas que difieren en 25 aminoácidos del
    extremo carboxilo terminal (Barbacid y cols, 1987; Lowy y cols,
    1993).

    3.3. SÍNTESIS Y MODIFICACIÓN
    POSTRADUCCIONAL DE RAS

    Los genes ras se expresan en todos los tipos
    celulares y órganos, aunque existen diferencias en cuanto
    a expresión pre- y postnatal, y en ciertos tejidos adultos
    se expresan preferentemente uno u otro miembro de la familia.
    H-ras se expresa mayoritariamente en cerebro,
    músculo y piel.
    K-ras se expresa mayoritariamente en estómago,
    pulmón y timo, mientras que N-ras se expresa
    mayoritariamente en testículos
    y timo.

    Los genes ras codifican proteínas de 189
    aminoácidos, N-Ras y H-Ras y K-Ras4B y de 188
    aminoácidos, K-Ras4A. Las proteínas Ras tienen un
    alto grado de homología en sus primeros 164
    aminoácidos, siendo idénticas en los primeros 86
    aminoácidos y con un 79% de homología en los 78
    residuos restantes. Sin
    embargo, entre los aminoácidos 165 y 185, llamada
    región heterogénea, son completamente distintas en
    los 20 aminoácidos carboxilo terminales, a
    excepción de la Cys186 (Santos y Nebreda,
    1989).

    Las proteínas Ras contienen cinco dominios
    contiguos necesarios para su función, y el extremo
    carboxilo terminal con la secuencia Cys186-A-X-COOH, siendo A un
    aminoácido alifático y X cualquier
    aminoácido (Barbacid y cols, 1987) .

    La proteína Ras presenta dos regiones importantes
    para su activación y su función
    llamadas: switch
    I
    y switch II, con residuos
    hidrofílicos localizados en la cara externa de la
    molécula (Ma y Karplus, 1997). El switch I,
    aminoácidos 32-40, es el principal sitio de unión
    del efector y también es el responsable, en parte, de la
    interacción con GAPs. El switch II,
    aminoácidos 60-72, se encarga en parte de la
    interacción con los GEFs. Las regiones switch
    están cercanas al fosfato γ del GTP y
    exhiben distintas conformaciones segϊn
    estén unidas a GTP o GDP. De este modo, los cambios
    conformacionales de estas regiones están implicados en la
    unión a las proteínas reguladoras y en la
    transmisión de la señal a los efectores de Ras
    (Malumbres y Pellicer, 1998).

    Las proteínas Ras de mamíferos
    están localizadas en la cara interna de la membrana
    plasmática como homodímeros o heterodímeros
    (Santos y cols, 1988). Para la unión de la proteína
    Ras a la membrana son necesarias una serie de señales
    moleculares que determinan la ruta por la cual esta
    proteína se ancla en la membrana y su localización
    en islotes lipídicos (rafts o caveolas, regiones
    ricas en colesterol) o en zonas desorganizadas de la membrana
    (Hancock y cols, 1990).

    Los miembros de la subfamilia de Ras presentan un motivo
    carboxilo terminal CAAX, donde la Cys186 va seguida de dos
    residuos alifáticos y un aminoácido aleatorio, que
    es una señal para el procesamiento por enzimas que
    añaden un grupo prenilo
    (farnesilo o geranilgeranilo), facilitándose así el
    anclaje de la proteína Ras a la membrana. Se produce una
    rotura proteolítica de los residuos AAX y una
    carboxi-metilación del extremo C-terminal (Casey,
    1995).

    Estas modificaciones aumentan la hidrofobicidad, aunque
    son insuficientes para el anclaje funcional a la membrana
    (Hancock y cols, 1990). Para ello es necesaria una segunda
    transformación. En el extremo C-terminal existen residuos
    de cisteína en la región heterogénea que
    pueden sufrir S-acilación (palmitoilación) en
    H-Ras, N-Ras y K-Ras4A o, la unión de una cola
    polibásica rica en lisina en el caso de K-Ras4B. La cadena
    de grupos S-acilo
    aumenta la hidrofobicidad de la proteína y confieren una
    unión estrecha a la membrana (Hancock y cols, 1989 y 1990)
    (figura 8).

    La palmitoilación de H-Ras y N-Ras permite su
    transporte hacia la membrana plasmática a través
    del aparato de Golgi (Apolloni y cols, 2000; Choy y cols,1999).
    Sin embargo, el segmento carboxilo terminal polibásico
    enriquecido en lisina de K-Ras4B probablemente interacciona
    electrostáticamente con fosfolípidos (Magee y
    Marshall, 1999) y dirige su transporte a la membrana mediante la
    unión con microtúbulos (Apolloni y cols, 2000;
    Thissen y cols, 1997).

    Por otro lado, la localización de Ras en la
    membrana también depende de estas modificaciones
    postraduccionales. Así, se sabe que H-Ras está
    localizada en islotes lipídicos, mientras que K-Ras se
    localiza en zonas desorganizadas de la membrana (Prior y cols,
    2001; Roy y cols, 1999). Esta localización puede regular
    la proximidad de diferentes tipos de receptores y de GEFs,
    provocando que existan diferencias en la susceptibilidad de
    activación por distintos estímulos (Cheng y cols,
    2001). Por otra parte, en caso de estimulación por
    factores de crecimiento, la diferente localización
    también determina la activación de distintos
    efectores.

    Por ejemplo, se ha observado que la localización
    de H-Ras en islotes lipídicos es esencial para la
    activación de efectores como Raf 1 y PI3K (Roy y cols,
    1999; Jaumot y cols, 2001) (figura 8).

    Figura 8: Modificaciones postraduccionales y
    transporte de Ras a la membrana.
    (Adaptado de Rojas y
    Santos, 2002.)

    3.4. ACTIVACIÓN DE RAS

    Una vez localizadas en la membrana, las proteínas
    Ras alternan un equilibrio entre la forma inactiva, unida a GDP,
    y la forma activa, unida a GTP, que le permite interaccionar con
    las moléculas efectoras (figura 9).

    En respuesta a señales extracelulares
    estimuladoras, las actividades GTPasa e intercambiadora de
    GDP/GTP intrínsecas de Ras resultan demasiado lentas para
    la velocidad que demanda el
    rápido intercambio transitorio GDP/GTP funcional (Rojas y
    Santos, 2002). Para que Ras sea efectivo en respuesta a las
    señales extracelulares, requiere una interacción
    directa con proteínas reguladoras de su actividad que
    incluyen las GAPs y GEFs. Las GAPs inactivan Ras al aumentar la
    velocidad de hidrólisis del GTP unido (Wittinghofer, 1997)
    y los GEFs promueven el reemplazo del GDP unido a Ras y la
    posterior captación de GTP del citosol (Downward,
    1996).

    Figura 9: Esquema de la activación e
    inactivación de Ras.

    Los receptores TK activados se unen a GAPs directamente
    y a GEFs indirectamente, siendo ésta última
    responsable de conducir a Ras a su estado activo, Ras-GTP. Sos es
    uno de los GEFs que juega un papel clave en la
    estimulación de Ras a través de receptores TK y
    receptores acoplados a proteínas G activados (Rojas y
    Santos, 2002).

    3.5. EFECTORES DE RAS

    La proteína activada Ras media la
    proliferación celular a través de la
    estimulación de MAPKs, activando mediante la
    serina-treonina kinasa Raf a la proteína ERK1/2, esencial
    para la regulación del crecimiento celular y la
    diferenciación y regulación de la apoptosis. Otra
    ruta de señalización estimulada por Ras es la
    vía de la proteína PKB o Akt mediante la
    activación de la PI3K. Akt regula la expresión de
    numerosos genes, induce la síntesis proteica, protege a
    las células de la apoptosis y promueve la supervivencia
    celular (Dhanasekavan y Premkumar, 1998).

    3.5.1. CASCADA DE MAPKs

    Las proteínas kinasas de la familia Raf, son los
    primeros efectores de Ras identificados en células de
    mamíferos. Ras-GTP se une al efector citoplasmático
    clásico de Ras, Raf-1 (Vojtek, 1993), y lo trasloca a la
    membrana plasmática donde Raf se activa por un mecanismo
    que parece independiente de Ras (Stokoe, 1994) (figura 10). Raf
    activado fosforila las MAPKKs MEK1 y MEK2, que a su vez
    fosforilan las MAPKs ERK1 y ERK2. La fosforilación de
    ERK1/2 promueve su homodimerización y su
    translocación al núcleo, donde activa por
    fosforilación directa la transcripción de factores
    como Elk-1. La activación de la kinasa Raf es necesaria y
    suficiente para la activación de la cascada de kinasas MEK
    y ERK iniciada por Ras (Marshall, 1994), constituyendo una de las
    vías clave de señalización a través
    de la cual Ras ejerce su efecto proliferativo.

    3.5.2. CASCADA DE PI3K

    Otro de los efectores mejor conocidos de Ras es la
    kinasa lipídica PI3K, que cataliza específicamente
    la fosforilación en la posición 3 del PI en
    presencia de numerosos factores de crecimiento y citocinas
    (Malumbres, 1998). Esta enzima está constituida por las
    subunidades p110, con actividad catalítica, y p85, con
    actividad reguladora.

    En respuesta a la estimulación, la subunidad
    reguladora p85 de PI3K es reclutada en la membrana
    plasmática donde interacciona directamente con residuos de
    tirosina fosforilados (Kapeller, 1994) (figura 11). Ante los
    agentes estimuladores de PI3K, la subunidad catalítica
    p110 media la generación de PIP2 y
    IP3. Ras se une directamente y activa la subunidad
    p110 de manera GTP dependiente (Rodríguez-Viciana, 1994),
    dando niveles elevados de IP3 y PIP2. Estos
    productos lipídicos intervienen como segundos mensajeros
    en vías que controlan la síntesis de ADN, la
    inhibición de la apoptosis, el tráfico intracelular
    y secreción de vesículas, y los cambios
    metabólicos a través de la fosforilación de
    dos proteína kinasas: Akt y p70S6K. La
    unión de IP3 a Akt recluta a esta kinasa a la
    membrana donde es fosforilada por las kinasas PDK1 y
    2.

    Figura 11: Esquema de la organización de la
    cascada Ras-PI3K-Akt/PKB.
    (Adaptado de Malumbres,
    1998.)

     

    La vía PI3K/Akt controla diversos procesos
    celulares entre los que se encuentra la estimulación de la
    supervivencia celular (Downward, 1998).

    Akt es una serina-treonina kinasa con un dominio kinasa
    amino terminal y un dominio regulador carboxilo terminal. Para la
    completa activación de la proteína es necesaria la
    fosforilacion de los residuos treonina 308 en el dominio kinasa,
    y serina 473 en el dominio carboxilo terminal (Vanhaesebroeck y
    Waterfield, 1999). Para una máxima activación es
    necesaria una segunda fosforilación en el residuo serina
    473. Esta última fosforilación se desconoce quien
    la lleva a cabo, pudiendo ser PDK1 o un proceso de
    autofosforilación del propio Akt (Coffer y cols, 1998;
    Galetic y cols, 1999).

    Después de la activación Akt puede
    fosforilar un gran número de sustratos, tanto en el
    citoplasma como en el núcleo, relacionados con la
    regulación de funciones celulares que incluyen el
    crecimiento celular, la supervivencia, el metabolismo de la
    glucosa y la traducción de proteínas (Galetic y
    cols, 1999).

     

     

    Maite Grande Rodriguez

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