PRESENTACION
La definición de la empresa como
un sistema abierto
que interactúa con el medio social en el que se
desenvuelve exige -como parte del proceso
administrativo- la inclusión del análisis del entorno tanto en la evaluación
de la gestión
realizada como en la definición de objetivos y en
la proyección de metas. El entorno mismo puede
considerarse bajo distintos ángulos: cultural,
político, legal, económico, etc..
En el contexto de esta investigación, el énfasis se centra
en el aspecto económico, el cual puede examinarse bajo la
perspectiva de la temporalidad según sea de corto o de
largo plazo. En el primer caso se hará referencia a las
características más inmediatas y
seguramente más fluctuantes; se hablará, entonces,
de coyuntura económica. En el largo plazo se
tendrán en cuenta los factores estructurales o más
estables que caracterizan el entorno económico.
Por su naturaleza, los
modelos de
planeación estratégica realizan la
identificación de oportunidades y amenazas para la empresa con
base en las características estructurales del entorno y
descuidan sus elementos coyunturales. Sin embargo, el largo plazo
está determinado, en gran medida, por la
acumulación de fenómenos de corto plazo, de
naturaleza
transitoria. Así, por ejemplo, el incremento quinquenal de
las ventas en una
empresa puede
estar impulsado por factores diferentes en cada uno de los cinco
años: las exportaciones, el
gasto público, el crédito
al sector privado, etc.. De esta manera, un crecimiento continuo
de los ingresos
operacionales, a través de un período de varios
años, se explicaría por la sucesión
(afortunada) de diversos fenómenos. Conviene, entonces,
tener presente la coyuntura económica en la gestión
gerencial, no sólo como factor explicativo de los
resultados alcanzados, sino, además, como variable
decisiva en la formulación de metas precisas, tales como
producción, ventas,
exportaciones, y
utilidades.
Ahora bien, la coyuntura económica puede
definirse como la confluencia -en un tiempo y en un
espacio dados- de un grupo de
factores que, considerados conjuntamente, contribuyen a explicar
la situación que atraviesa una actividad económica
específica, correspondiente bien sea a una empresa, a un
sector productivo, a un grupo de
sectores (rama) o a la economía en su
conjunto.
Estos distintos alcances del término coyuntura
(empresa, industria,
sector, actividad económica general) quizás puedan
comprenderse mejor tomando como ejemplo el "Informe de la
Junta Directiva y del Presidente" de la Compañía de
Cementos Argos S.A., correspondiente a 1995, donde se lee que:
"Argos y sus empresas
asociadas, al igual que otros sectores de la economía nacional,
tuvieron unos resultados inferiores en general, en el año
de 1995 al cual se refiere el presente informe, al
compararlas con los mostrados en el ejercicio anterior. Estos
resultados se vieron afectados por la disminución en la
actividad edificadora nacional que según estadísticas de Camacol, decayó en
13.5% después de dos años de un desempeño
por encima del crecimiento de nuestra economía. La industria de
la construcción se vio afectada entre otros
factores por cierta saturación en el mercado de
vivienda terminada, y por los altos intereses de los
préstamos hipotecarios. Además de lo anterior, el
exceso de oferta que
mostraron los productores de cemento
nacionales hizo que los precios no se
modificaran al ritmo de los costos de
producción, afectando los resultados de
nuestras empresas".
Sin embargo, en la práctica gerencial
aparentemente no se concede igual importancia al análisis ex-ante de la coyuntura, es decir,
a la denominada previsión económica. En efecto, no
es usual encontrar en los Informes
Anuales, rendidos por los administradores a los propietarios, la
descripción de las perspectivas del entorno empresarial.
Esta ausencia quizás tenga una razón más
profunda, cual es el desconocimiento de la articulación
coyuntural de la empresa, tanto
con la industria en
la cual participa como con la economía en su
conjunto.
En efecto, todas las empresas no se
comportan de igual manera frente a la coyuntura, sino que -por el
contrario- presentan diferentes sensibilidades; es decir, los
efectos sobre las organizaciones
-derivados de los cambios en la actividad económica
agregada- son de naturaleza y
magnitudes diferentes. Por esta razón, es viable medir la
sensibilidad coyuntural de acuerdo con el aspecto de la empresa que
resulta más afectado: los beneficios, los ingresos
monetarios, las ventas
físicas o la administración. La diferencia entre la
sensibilidad coyuntural vía ingresos o
vía ventas
está dada por las características propias del bien producido
y por el poder de
mercado de cada
empresa. Por
su parte, la gerencia
refleja negativamente el impacto de la coyuntura cuando los
cambios de ésta no fueron anticipados durante el proceso
administrativo y, por consiguiente, recae -en quien toma la
decisión- la responsabilidad de los resultados.
Las elasticidades o sensibilidades coyunturales de la
empresa pueden
clasificarse en positivas o negativas, conforme sea el
impacto que la coyuntura ejerce sobre la actividad de la
organización: precoces, coincidentes o
retardadas, según la relación temporal con el
movimiento
coyuntural. Una firma puede presentar una sensibilidad positiva o
negativa a la coyuntura, según que la actividad
empresarial o sus resultados varíen en el mismo sentido o
en sentido inverso que el ciclo económico. Por
definición, las empresas
procíclicas tienen un peso más importante en el
volumen global
de actividad que las empresas
contracíclicas. Una firma puede presentar una sensibilidad
precoz o retardada a la coyuntura, como son los casos de las
empresas
exportadoras y fabricantes de maquinaria, respectivamente. Una
firma puede presentar una sensibilidad elevada o débil
frente a la coyuntura (una empresa
constructora -por su naturaleza
propia- registra una sensibilidad elevada).
Para una gestión
gerencial exitosa quizás no sea, entonces, suficiente
disponer de los pronósticos generales, es decir, conocer
las perspectivas macroeconómicas del país. Se
requiere, además, identificar y cuantificar los posibles
impactos, favorables o desfavorables, de esa coyuntura sobre la
industria en
la que se participa y sobre la empresa misma,
dado que los fenómenos generales no repercuten de igual
manera en todos los sectores y empresas.
Sólo de esta manera se evitará inculpar al
desempeño económico del desempeño
empresarial, pues la previsión de las fluctuaciones del
entorno también constituye tarea esencial en la
función gerencial.
Sin embargo, este tema ha sido poco explorado tanto por las
teorías
económicas como por las administrativas, quizás en
razón de su naturaleza
ambigua, pues se sitúa en la intersección de los
desempeños macroeconómico y empresarial. En efecto,
la ciencia
económica ha reducido el análisis de la empresa al de
un agente representativo, perfectamente informado sobre su
función de producción, sus costos, su
demanda y sus
competidores; en cualquier caso se trata de un agente intemporal
que actúa racionalmente, cuya incertidumbre
encontraría siempre una solución única y
óptima, así sea a través de modelos
probabilísticos.
Las teorías
administrativas, por su parte, han enfatizado en las habilidades
de dirección requeridas para lograr el mayor
rendimiento de los recursos
humanos disponibles, pues el aprovechamiento de los factores
tecnológicos se ha delegado a la ingeniería
industrial; mientras que el desempeño económico
general se ha definido como una variable externa, frente a la
cual se tiene poca o nula capacidad de reacción. En otras
palabras, de acuerdo con las teorías
administrativas, las empresas sufren
la coyuntura económica más de lo que pueden hacer
para cambiarla.
Esta investigación, por el contrario, quiere
plantear la posibilidad e importancia de que los directivos
empresariales realicen una política coyuntural
activa; es decir, que -con base en un adecuado proceso de
previsión económica general y particular para cada
empresa-
adopten las decisiones necesarias para reducir los efectos
negativos de la coyuntura económica y para potenciar el
aprovechamiento de los impactos positivos. El punto de partida
necesariamente consiste en el
conocimiento de la dinámica coyuntural y de la forma como se
articula a ese movimiento
cada empresa.
Con el propósito de contribuír al
enriquecimiento de la gestión
gerencial, se desarrolló el presente estudio, el cual
contó con el apoyo financiero y académico de la
Universidad
Eafit. El contenido del mismo se descompone en tres grandes
secciones: la primera examina la definición y análisis de la teoría
de las fluctuaciones económicas, con énfasis en las
coyunturales; en la segunda se exponen los elementos
metodológicos utilizados para lograr una
aproximación empírica al examen de las relaciones
empresa-coyuntura económica; la tercera
corresponde a la aplicación del análisis propuesto al caso de dos empresas:
Cemento Argos
y Fabricato.
CAPITULO PRIMERO
ASPECTOS TEORICOS
El conjunto de procesos
realizados para generar los bienes y
servicios
necesarios a la subsistencia material de una comunidad se
denomina la actividad económica, la cual aparece como el
agregado inconsciente -es decir, no planeado colectivamente- de
muchas acciones
individuales. En el centro de estas últimas se encuentran
las empresas, u
organizaciones
consagradas a la obtención de beneficios monetarios
mediante la producción y venta de uno (o
algunos) bienes y/o
servicios. Los
resultados empresariales individuales se constituyen, por tanto,
en el determinante del comportamiento
económico social y de sus fluctuaciones; estas
últimas ocasionadas en la disparidad de criterios
existente al tomar las decisiones individuales.
Sin embargo, el comportamiento
económico social no es más que una categoría
del conocimiento,
definido como la sumatoria ponderada de los desempeños
alcanzados por todas y cada una de las empresas que
hacen parte del sistema
económico. En efecto, la medición de un resultado
económico global ha sido una de las preocupaciones
centrales de la ciencia
económica, la cual se ha empeñado en identificar y
delimitar los comportamientos de corto y largo plazo de la
actividad económica, a partir de diferentes indicadores
promedios o agregados. Aún más, en el proceso de
avance del conocimiento
científico, el corto término ha sido un terreno
de análisis específico de la
macroeconomía, en particular, a través del estudio
del denominado ciclo económico; mientras que las teorías
del crecimiento y el desarrollo se
han ocupado de los movimientos de largo plazo. En ambos casos, el
papel cumplido
por las empresas -como
unidades productoras básicas- aparece relegado a un
segundo plano.
En otras palabras, la conceptuación de la
realidad económica como una totalidad, es decir, como un
agregado macroeconómico, resta importancia a los
comportamientos individuales, pese a que ellos constituyen el
origen y la base del desempeño global.
Desde la perspectiva de la empresa, por
el contrario, el comportamiento
general identificado por el análisis económico no puede pasar
inadvertido sino que debe constituír un punto de
referencia obligado para la proyección de sus operaciones. En
efecto, definida como un sistema abierto
que interactúa con su entorno, la unidad empresarial
está comprometida con el
conocimiento y manejo (hasta donde sea posible) del medio
socioeconómico en el que opera. En este sentido, la
agregación macroeconómica constituye un
parámetro de decisión para la empresa, por
cuanto le indica la evolución y tendencias del
entorno.
En este capítulo, teniendo como marco de
referencia el hecho que el movimiento
constituye el modo de existencia propio de la actividad
económica, se profundizará en el análisis de las interrelaciones economía-empresa
1 EL CARACTER DINAMICO
DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA
La actividad económica se encuentra sometida a
una gran variedad de movimientos o fluctuaciones, algunas de las
cuales son claramente definibles, lo que permite clasificarlas de
manera sistemática. Al lado de éstas hay una
multitud de cambios inciertos, no clasificables e imprecisos, que
pueden llamarse factores accidentales, como los derivados de
fenómenos climáticos y de cambios políticos
imprevistos. Es decir, las variaciones de la actividad
económica pueden agruparse en dos grandes
categorías: cambios no recurrentes y fluctuaciones
recurrentes.
Desde la perspectiva de la ciencia
económica -cuya existencia depende de la posibilidad de
sistematizar las observaciones de la realidad-, los movimientos
importantes son los de carácter recurrente. Es decir, la
teoría
enfrenta un reto tanto histórico como conceptual, pues
simultáneamente debe identificar y clasificar las
fluctuaciones ocurridas en el desarrollo
histórico de la actividad económica. En este
sentido, con base en el estudio de la sociedad
industrial, tres tipos de movimientos han sido definidos:
seculares, de larga duración y de corto
período.
Las fluctuaciones seculares corresponden al crecimiento
continuo de la actividad económica; su medición se
obtiene al comparar dos fases -lejanas entre sí- del
desarrollo
socioeconómico; y se les asimila con el progreso
económico permanente; es decir, este tipo de expansiones
corresponde a la experiencia de varias generaciones sucesivas.
Esta apreciación sugiere que, al menos en teoría,
no existe la posibilidad de un decaímiento secular de la
actividad económica, sino que la sociedad humana
se encuentra en constante expansión.
Los movimientos largos corresponden a fluctuaciones muy
amplias, en términos de duración temporal, e
indican que en realidad el progreso económico no sigue una
línea recta y que el proceso de
crecimiento es inestable. En una perspectiva de larga
duración, se ha podido constatar la existencia de grandes
fluctuaciones, como los denominados ciclos Kondratieff, cuya
periodicidad alcanza el medio siglo. En estos casos, las fases de
crecimiento continuo se alternan con recesiones prolongadas,
expresadas en cambios de precios y
cantidades (Dupriez y otros, 1996).
Las fluctuaciones de corto período, por su parte,
se integran con los movimientos largos y explican los cambios en
sus tendencias. Es decir, una tendencia puede definirse como un
movimiento
continuo y prolongado de cualquier actividad en una dirección conocida; si bien es necesario
añadir que el sentido de la dirección puede cambiar; lo que conduce a
pensar que las tendencias no son más que fases de unos
movimientos recurrentes de largo plazo; es decir, componentes de
ciclos de mayor amplitud.
Las desviaciones frente a la tendencia constituyen las
fluctuaciones de corto plazo o ciclos económicos de corta
duración, los cuales pueden definirse como la
expansión simultánea de muchas actividades
económicas, seguida generalmente por recesiones similares,
contracciones y recuperaciones que lindan con la fase expansiva
del siguiente ciclo. Esta secuencia de cambios es recurrente pero
no periódica. La duración de un ciclo puede variar
de uno a diez o doce años, según la
definición clásica de A. F. Burns et W.C. Mitchell,
citada por J. Fayolle (1987).
En síntesis, la representación tradicional
de la dinámica económica se basa en la
distinción entre tendencia y ciclo. La primera simboliza
el largo plazo, mientras que el ciclo caracterizaría los
fenómenos de corto plazo. La definición de dominios
específicos en la ciencia
económica separa ambos elementos, bajo el supuesto de que
obedecen a fuerzas independientes.
De esta manera, el análisis de corto plazo, característico de la macroeconomía,
supone fijas las capacidades de producción y se consagra al estudio de las
fricciones existentes en los diferentes mercados
(monetario, laboral, de
bienes y
servicios). El
largo plazo, por su parte, constituye el dominio exclusivo
de las teorías
del crecimiento y el desarrollo, en
las cuales se examinan los procesos de
acumulación de los factores de producción y de distribución social de la
riqueza.
Finalmente, cabe señalar que las fluctuaciones de
corto plazo pueden dividirse en dos grupos: las
estacionales y las cíclicas. La estacionalidad de una
magnitud económica se define como su repetición con
una amplitud estable y una periodicidad regular.
Convencionalmente, sólo las fluctuaciones con periodicidad
inferior a un año (verbigracia, mensuales o trimestrales)
pueden calificarse de estacionales. Sin esta convención,
la distinción entre fluctuaciones estacionales y ciclos
económicos propiamente dichos no sería
suficientemente clara. Además, la estacionalidad de un
fenómeno debe identificarse mediante su repetición
durante un período amplio (al rededor de cinco
años), a fin de no confundir los fenómenos
accidentales o aleatorios con los de carácter estacional
(J. Fayolle, 1987).
1.1 LA NATURALEZA DEL
CICLO ECONÓMICO
El conocimiento y
estudio de los movimientos de la actividad económica se
hace a partir de la recolección sistemática de
datos, en las
denominadas series de tiempo o
agrupación cronológica de información económica sobre una
variable concreta. El tratamiento estadístico de estas
series temporales permite lograr la definición matemática
del ciclo económico, entendido como la alternancia de
sucesos prósperos y adversos en el transcurso de la vida
económica.
Para algunos analistas, esas fluctuaciones (o componente
cíclico de la serie temporal) corresponden a oscilaciones
estocásticos alrededor de una tendencia
determinística, es decir, de una serie que tiene un ritmo
de crecimiento (de largo plazo) constante, como ocurre con la
estimación de una producción potencial a partir de calcular
las tasas de variación para los factores productivos
(capital y
trabajo). En este caso, los movimientos aleatorios no
afectarían -de manera permanente- la tendencia en
sí misma y el ciclo se definiría por las
desviaciones con respecto al sendero tendencial.
Con este criterio puede decirse que ¨el ciclo
económico es el perfil más o menos regular de
expansión (recuperación) y contracción
(recesión) de la actividad económica en torno a la senda
de crecimiento tendencial. En una cima cíclica, la
actividad económica es elevada en relación a la
tendencia y en un fondo cíclico se alcanza el punto
más bajo de la actividad económica¨…¨La
senda tendencial del PNB es el camino que éste
seguiría si los factores de producción estuvieran empleados en su
totalidad¨, (Dornbusch y Fischer, 1994).
Esta distinción entre tendencia y ciclo coincide
con la teoría
económica tradicional, para la cual la tendencia refleja
el crecimiento de una economía en equilibrio
(equivalente al crecimiento bajo condiciones de producción de pleno empleo, como
aparece en el mencionado texto de
Dornbush y Fischer), mientras que los ciclos o fluctuaciones
representan la dinámica de desequilibrios alrededor de
esta tendencia. Es decir, el enfoque tradicional del ciclo
económico caracteriza la actividad económica como
un movimiento
secular -de crecimiento regulado o constante- que es perturbado
por fluctuaciones cíclicas.
Por el contrario, el componente tendencial sería
estocástico si careciese de una dinámica autónoma, una tasa de
crecimiento constante e independiente de los fenómenos
accidentales, y, por consiguiente, estuviese compuesto por la
sumatoria de todos los movimientos aleatorios. En este caso no
habría separación formal entre tendencia y ciclo,
pues todos y cada uno de los factores aleatorios podrían
hacer variar la tendencia, convirtiéndola en un proceso
estocástico; es decir, en un fenómeno
estadístico que se desarrolla en el tiempo
según leyes
probabilísticas (Mochón y Ancochea, 1981).
Así, por ejemplo, en el caso de la medición de la
producción de un país (a
través del PIB o del PNB)
podría decirse que en todo momento los niveles de producción actual y tendencial son
iguales.
Este enfoque conduce a una descripción muy
diferente de las series de tiempo, en las
cuales los movimientos resultan de la acumulación de
choques, cada uno de ellos con un valor promedio
positivo, puesto que todo término aleatorio está
incluído en el total, de acuerdo con la construcción matemática
utilizada por los modelos ARIMA,
mediante los cuales se efectúa esta interpretación.
De esta manera, el análisis del PIB
indicaría que caídas en el crecimiento resultan de
choques pequeños y negativos, mientras que las expansiones
de amplios y positivos; además, que no tiene sentido
hablar de recesiones o expansiones temporales, ni reconocer
fluctuaciones cíclicas, pues la separación entre
tendencia y ciclo no es más que que un proceso
puramente estadístico carente de significado
económico (Blanchard y Fischer, 1994).
En otras palabras, también puede decirse que la
discusión sobre la naturaleza del
ciclo económico se concentra en determinar si éste
puede definirse como un movimiento
exógeno o endógeno al sistema
tendencia-desviaciones.
En el primer caso, se trata de teorías
determinísticas que conciben al ciclo como el resultado de
perturbaciones aleatorias que impactan al sistema
económico, rompen su equilibrio y
desencadenan una serie de fluctuaciones que tiende a
disminuír con el paso del tiempo, pero que
no elimina totalmente los movimientos cíclicos -sino que
los hacen recurrentes- pues nuevos eventos aparecen
y rompen otra vez el equilibrio de
la economía,
el cual se considera como el estado
natural de la dinámica económica que se realiza a
lo largo de una línea con pendiente constante.
La visión opuesta ha sido planteada por los
defensores de la dinámica no lineal, para quienes la
naturaleza del
ciclo económico es endógena. Según esta
metodología, la tendencia no obedece a una
forma funcional perfectamente determinada y uniforme en el curso
del tiempo, tal como
suponen los modelos
econométricos lineales, sino que se puede comportar como
una sucesión más o menos continua de tendencias
segmentadas, en la medida en que cada movimiento
aleatorio, a lo largo del tiempo, puede
alejarse indefinidamente de la tendencia existente, sin girar
alrededor de ella.
Esta última concepción podría
interpretarse como el fruto de la fusión de
dos escuelas económicas aparentemente opuestas: por una
parte, la teoría
del crecimiento endógeno, según la cual existe
alguna causalidad del ciclo a la tendencia: en particular,
perturbaciones transitorias tienen efectos de largo plazo en el
ritmo de crecimiento de la productividad.
Por otra, la teoría
de los ciclos económicos reales, según la cual son
fenómenos exógenos de oferta, y en
particular los de carácter tecnológico, los que
generan los ciclos, al inducir cambios en el comportamiento
de los agentes económicos.
Como corolario de esta controversia, caben dos
anotaciones: en primer lugar, que la profundización en su
conocimiento
compete al campo de la investigación económetrica de las
series de tiempo, lo cual
supera el ámbito de este trabajo. En segundo lugar, que
ambas teorías
introducen límites en el análisis económico.
En efecto, el enfoque tradicional -centrado en la
aceptación de un patrón de crecimiento estable a
largo plazo- supone la existencia de diferentes tendencias y
ciclos -unos más largos que otros- lo que obliga a
identificar las relaciones entre los diferentes movimientos de
largo plazo y sus efectos en las situaciones presentes de la vida
económica. Bajo este esquema, un fenómeno de hoy
podría interpretarse inclusive como la expresión de
la inflexión en un ciclo de largo plazo, como ocurre con
los denominados ciclos Kondratieff, cuya extensión se
calcula en cincuenta años o más (Dupriez y otros,
1996). Es decir, una lectura
determínistica de las series temporales restaría
importancia a los fenómenos coyunturales, los cuales
perderían identidad
propia y aparecerían como efectos de fenómenos
lejanos en el tiempo.
El enfoque probabilístico de los movimientos
económicos, por su parte, restringe la amplitud del
análisis al descartar la existencia de un
movimiento
tendencial, susceptible de ser utilizado como patrón de
comparación con otros componentes de la serie temporal. Es
decir, si todas las fluctuaciones son aleatorios y sólo se
explican por sí mismas, no cabe la posibilidad de
establecer analogías con comportamientos promedios sino
sólo con cambios precedentes, igualmente
estocásticos.
Podría concluírse, siguiendo a Zarnowitz
(1985), que la ciencia
económica se encuentra en un callejon sin salida:
"ciertamente, los procesos y
relaciones económicas estudiadas son en general
estocásticas, por lo tanto las explicaciones
determinísticas de los movimientos macroeconómicos
pueden no ser suficientes. Pero las explicaciones puramente
estocásticas carecen de un contenido teórico;
mientras que sólo los factores articulables en una
teoría
económica hacen parte natural de las preocupaciones de
quienes desean lograr un entendimiento sobre la naturaleza y
causa de los ciclos económicos".
1.1.1 UNA ILUSTRACION MATEMATICA
La controversia sobre la naturaleza del
ciclo económico se ha considerado, según se
anotó arriba, como un problema de carácter
únicamente matemático, sin ninguna relevancia
económica. Bajo esta perspectiva, las dos concepciones
podrían expresarse de las siguientes maneras:
1.1.1.1 Interpretación tradicional: ciclo
estocástico alrededor de una tendencia
determinística.
De acuerdo con esta teoría,
la técnica gráfica para obtener el ciclo consiste
en el sometimiento a una regresión lineal de los valores
logarítmicos de la serie considerada. Con este método se
establecen simultáneamente la tendencia y el componente
cíclico, definido este último como las desviaciones
con respecto a dicha tendencia. Adicionalmente, utilizando un
modelo ARMA
(modelo
autorregresivo y de medias móviles) para tratar los
residuos, se puede obtener la expresión matemática
específica a cada serie de tiempo, cuya
fórmula general se indica en la ecuación 1, que se
presenta más adelante.
Para esta teoría,
el término de error Ut es -por construcción- la desviación de la
serie respecto a su tendencia (el conjunto de estas desviaciones
constituye, por consiguiente, el ciclo económico). Cada
uno de estos valores no
puede ser predicho por el dato anterior de la serie y posee
-además- el carácter de choque externo con efectos
transitorios; es decir, sin repercusiones permanentes sobre la
tendencia (Blanchard y Fischer, 1989).
El gráfico No. 1 refleja esta
conceptuación del ciclo económico, aplicada al caso
colombiano. Para ello se tomaron los logaritmos de las series
trimestrales del PIB elaboradas
por el Departmento Nacional de Planeación
(1988 y 1993), se sometieron a una regresión lineal en
función del tiempo, para
hallar el patrón de crecimiento promedio durante el
período marzo de 1975 – diciembre de 1992, el cual
resultó ser del 0.92%, de acuerdo con la ecuación
obtenida: Y = 0.0092X + 11.535.
Finalmente, se graficaron los residuos como desviaciones
respecto a la tendencia (línea más clara en el
gráfico No. 1) y se suavizó la dispersión de
los mismos, mediante la obtención de promedios
móviles de orden 4. Así se construyó la
curva del ciclo económico colombiano que se presenta en el
gráfico (línea más oscura), la cual define
el tipo de fluctuaciones -expansiones o recesiones- con respecto
al patrón de crecimiento central.
Gráfico No. 1
En términos matemáticos, esa parte del
PIB originada
en choques transitorios -y a la cual se le denomina ciclo
económico- es definida, por construcción, como una serie estacionaria,
cuya expresión algebraica se encuentra en la
ecuación 1.
(1) qt = g. t +
ut donde
ut sigue un proceso
estacionario
En esta ecuación, la serie
qt (definida como el
logaritmo de la producción, q) sigue un ciclo
estocástico alrededor de una tendencia
determinística (la cual posee una tasa de crecimiento
constante, igual a g). Todo choque aleatorio (por ejemplo,
un choque unitario en el período cero) va a implicar
fluctuaciones alrededor de la tendencia sin afectar el sendero de
crecimiento de largo plazo. El ciclo (definido como las
desviaciones con respecto a la tendencia) está
representado por el proceso
estacionario ut . Un
proceso
estacionario es un proceso
aleatorio de media nula, varianza finita y donde las covarianzas,
es decir, las correlaciones entre las realizaciones del proceso en
diferentes períodos (ut
y ut +n ) son
independientes (Muet, 1993).
1.1.1.2 Interpretación alternativa: serie
estacionaria en la primera derivada
La visión opuesta a la consideración del
ciclo como un proceso
estocástico alrededor de una tendencia
determinística parte del supuesto que los fenómenos
o choques aleatorios no tienen efectos transitorios sino
permanentes y que, por lo tanto, no existe distinción
alguna entre el ciclo y la tendencia; sino que, en todo momento,
sólo es posible identificar un único valor,
correspondiente a ambos. Es decir, por construcción la serie se define como no
estacionaria. En el caso de los datos
trimestralizados del PIB
colombiano, habría lugar a decir que, para cada
período, la tendencia y el valor
trimestral son los mismos.
El mecanismo para demostrar la duración (o
permanencia) del fenómeno aleatorio consistiría en
la aplicación de un modelo ARIMA
(modelo
autorregresivo-integrado de medias móviles) en lugar de un
ARMA; el primero se utilizaría sobre las diferencias
logaritmicas de la serie a analizar; mientras que el modelo ARMA,
según se anotó, sirve para analizar los residuos o
términos de error obtenidos a partir de la
regresión lineal de los valores
logarítmicos de una serie (Blanchard y Fischer,
1989).
La aplicación de ambos modelos debe
realizarse sobre series estacionarias, es decir, sobre series que
no muestren tendencia; por esta razón esta
interpretación alternativa considera la serie como
estacionaria en su primera derivada. Para eliminar la tendencia,
se recomienda convertir los datos originales
en cifras logarítmicas y posteriormente realizar una
diferenciación de las mismas. Esta posibilidad de
manipular las series es lo que permite señalar que el
carácter estacionario o no estacionario de una serie
se obtiene por construcción. Y también por
esta misma razón se argumenta que la controversia sobre la
naturaleza del
ciclo económico es más de carácter
estadístico que económico.
Bajo estos supuestos, la mejor expresión
gráfica de esta concepción del ciclo
económico podría ejemplificarse a través de
la curva de las diferencias logarítmicas PIB colombiano
tomado en sus cifras anuales, como aparece en el gráfico
no. 2.
Gráfico No. 2
La estacionaridad exige que cumpla un doble requisito en
la práctica: a) una media aproximadamente constante en el
tiempo y b)
una varianza o dispersión también constante. La
diferencia básica entre ambos modelos En
términos gráficos, una media constante supone la no
existencia de tendencia (en su lugar, aparece una línea de
tendencia paralela al eje de las abscisas; es decir, una
línea con una pendiente de valor cercano
o igual a cero). Una varianza constante corresponde a un
gráfico en que las oscilaciones alrededor de la media sean
similares, lo que técnicamente se conoce como
homocedasticidad (Pulido, 1989).
Para el caso del PIB
colombiano, el tratamiento de la serie de diferencias
trimestrales mediante una regresión lineal conduce -al
intentar construír una curva de promedios móviles
de los residuos respecto a la tendencia, similar a la del
gráfico No. 1- a la generación de una curva
prácticamente paralela al eje de las abscisas, lo que
denota la presencia del fenómeno de la homocedasticidad
(ver gráfico No. 3); es decir, no es factible definir un
ciclo económico que gire alrededor de una tendencia
determinística. Se puede hablar, entonces, de un ciclo y
una tendencia constantemente iguales.
Gráfico No. 3
En términos matemáticos, se accede a una
ecuación que refleje esta modelización del ciclo
económico, mediante el siguiente procedimiento:
Rezagando la ecuación 1 en un período, se
obtiene:
(2) qt -1 = g
(t-1) + ut-1
Por diferencia de (1) – (2),
(3) qt –
qt -1 = g + ut
– ut -1
Sea ut –
ut -1 = vt
(4) qt –
qt -1 = g + vt
donde vt sigue
un proceso
estacionario
Si, por el contrario, la serie
qt es estacionaria en su
primera derivada (en un valor
constante cercano a g), un choque unitario en el
período cero conservará un efecto durable y no
habrá más separación entre tendencia y
ciclo. Esto se hace comprensible recurriendo al operador de
retardo B, el cual tiene la propiedad de
desfasar en un período el valor de la
variable a la cual se aplique; por lo tanto, al iterar su
aplicación K veces la variable se desfasa en K
períodos, así:
But = ut-1 y Bkut =
ut – k
Resolviendo la iteración, el término de
error de la ecuación (4) se escribe de la siguiente
manera:
Término de error = Vt +
Vt-1 + Vt-2 + Vt-3 + … +
V1 + Vo
= Vt + BVt + B2Vt +
B3Vt + …+
BkVt
= Vt + …….+ V1 +
Vo
Luego la ecuación (4) se convierte en:
(4a) qt = g. t
+ (Vo + V1 + …Vt )
Donde: el primer término (g. t )
representa la tendencia determinística y el segundo (Vo
+ V1 + …Vt )
la tendencia y ciclo estocástico
(ut ).
Este segundo modelo posee
una tendencia determinística que aumenta a la tasa
g, pero el término aleatorio ya no sigue un
proceso estacionario. Su media es nula, pero su varianza
y sus covarianzas tienden hacia el infinito. Si por ejemplo,
Vt es un ruido blanco
(grupo de
variables
aleatorias independientes, identicamente distribuídas, de
media nula y variancia constante), el término
estocástico de la ecuación 4a sigue un recorrido
aleatorio y, a lo largo del tiempo, se aleja indefinidamente de
la tendencia determinística.
De hecho, los dos modelos
difieren únicamente por las hipótesis relativas al proceso
estocástico. En el primer caso (ecuación 1) la
desviación respecto a la tendencia
(ut ) es estacionaria y
no posee raíz unitaria. En el segundo caso
(ecuación 4a), la desviación respecto a la
tendencia determinística posee una raíz unitaria, o
es una integral de orden 1, puesto que
(ut – ut
-1) es estacionario.
Para finalizar esta sección, cabe anotar que -de
acuerdo con Huffman (1994)- existe una interpretación
intermedia entre las dos anteriores, consistente en trazar una
tendencia no lineal, cuya tasa de crecimiento no sería
constante sino variable. En este caso, en lugar de una
regresión lineal se estaría utilizando otra de
carácter exponencial.
1.1.2 CICLOS DE REFERENCIA Y CICLOS
ESPECIFICOS
Para efectos de analizar las interrelaciones empresa-economía es
útil precisar la existencia de diferentes ciclos en el
conjunto de actividades que integran el sistema
económico. En esencia, se trata de reconocer que si bien
existe un ciclo general o principal, en el cual se condensa el
movimiento de
la actividad económica agregada, también ocurren
ciclos específicos, de acuerdo con las características propias de cada
actividad.
Así, por ejemplo, para el caso de Estados Unidos,
Zarnowits (1985) distingue entre actividades que siguen el ciclo
promedio o general y las que, además, registran
fluctuaciones propias, como las industrias
productoras de bienes de
consumo
durable y de bienes de
capital.
Agrega que existen diferencias entre las amplitudes de los
movimientos de estas ramas con las productoras de bienes de
consumo no
durable, pues las primeras serían de mayor magnitud que
las segundas. Fenómeno similar se constata al comparar los
ciclos del comercio al
por mayor con los del comercio
minorista.
La disparidades en duración (amplitud) y
frecuencia de las fluctuaciones registradas por las distintas
actividades económicas tanto con respecto al ciclo general
como entre sí, permite establecer una nueva
clasificación, al distinguir entre los conceptos de
ciclo de referencia y ciclos específicos. El
primero hace alusión al ciclo seguido por por un sector
económico o por un grupo de
industrias, que
se consideran determinantes de otras. También puede
corresponder al agregado de la actividad económica general
(normalmente evaluado a partir del PIB o del PNB,
según las cuentas
nacionales de cada país). El término designa,
entonces, el ciclo que sirve de parámetro comparativo (de
referencia) para evaluar el desempeño de alguna otra
actividad relacionada (por ejemplo, el ciclo de la construcción constituye un referente para
examinar la producción de cemento).
El concepto de ciclo
específico comprende, entonces, la identificación
de los altibajos registrados en los resultados alcanzados por una
industria,
sector o empresa durante
un lapso determinado. Estas variaciones pueden medirse en
aspectos tales como producción, ingresos,
ventas,
beneficios.
De esta manera, una serie dada -por ejemplo, la
producción de cerveza en
Colombia- puede
ser estudiada bajo dos ángulos: mediante la
identificación y análisis de su ciclo
específico; y/o mediante su comportamiento
con respecto a un ciclo de referencia (industria de
bebidas, producción de bienes de
consumo, gasto
agregado de consumo
familiar, PIB, etc.). En
cada caso corresponde al observador seleccionar el ciclo de
referencia más apropiado, de acuerdo con el sector en
estudio, lo que le permitirá establecer una
comparación entre ambas series (la general o de referencia
y la particular o específica) y definir el comportamiento
de la segunda con relación a la primera:
procíclico, anticíclico, acíclico, precoz o
retardada (Fayolle, 1987 y Dupriez, 1986).
Cada uno de estos calificativos permite caracterizar el
desenvolvimiento de una actividad con respecto al agregado
económico o con referencia a otra a la que se encuentra
vinculada. Un comportamiento
se define como procíclico cuando evoluciona en el mismo
sentido que un movimiento de
referencia. En el caso contrario, se denominan
anticíclico.
Una variable tiene un carácter precoz cuando su
evolución anticipa el ciclo de referencia;
en caso contrario, se le llama retardada. Para ser significativa,
esta anticipación debe ser al menos de tres meses y
relativamente constante. Los ciclos específicos pueden ser
también coincidentes o descriptivos, cuando sus puntos de
inflexión se corresponden temporalmente con los del ciclo
de referencia.
En síntesis, dos elementos metodológicos
deben estar presentes al abordar el estudio cíclico de
algún fenómeno económico: la
conceptuación sobre la naturaleza del
ciclo (exógeno o endógeno, de acuerdo con las
características atribuídas a la
tendencia) y la escogencia del ciclo de referencia más
adecuado para correlacionar los cambios ocurridos en el
fenómeno que se va a examinar.
1.1.3 DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO
DE LOS CICLOS ECONÓMICOS
La noción de ciclo de corta o mediana
duración no es nueva. En 1862, con la publicación
de su obra "Las crisis
comerciales y su retorno periódico
en Francia,
Inglaterra y los
Estados
Unidos", Clement Juglar (1819-1905) fue el primero en
demostrar en un documentado estudio de los precios y
sistemas
financieros, que las crisis
constituían solamente una simple fase pasajera de una
fluctuación recurrente y ondulada de la actividad
económica.
Con posterioridad a las observaciones de Juglar, otros
economistas han analizado los ciclos, sus orígenes y
características. Como resultado se ha
generado una definición consensual -fluctuaciones de la
actividad económica agregada alrededor de sus valores
tendenciales- y una controversia sobre los factores causales.
Esta última ha sido sintetizada en análisis
recientes (Zarnowits 1985) entre teorías
endógenas y teorías
exógenas.
Las teorías
endógenas son aquellas que sitúan el origen de los
ciclos en la dinámica interna del sistema
económico; en general, son teorías
que suponen la existencia de tendencias determinísticas.
Las teorías
exógenas afirman que la economía siempre
está expuesta a fenómenos externos, de tal manera
que la comprensión de los ciclos no puede explicarse
solamente por factores endógenos. Entre las variables
exógenas se incluyen las siguientes: guerras,
cambios demográficos, desarrollos tecnológicos,
fenómenos climáticos, gasto gubernamental, y
leyes
impositivas.
Zarnowits identifica seis grupos de
teorías endógenas o de ciclos autogenerados. Con
excepción del primer grupo -que
denomina pioneras-, las demás se presentan como
derivaciones del pensamiento
keynesiano; en ellas se atribuye el origen del ciclo
económico a factores como:
- La incertidumbre de los inversionistas respecto a los
beneficios esperados de los proyectos de
largo plazo. En este caso, la caída súbita de la
eficiencia
marginal del capital
genera una crisis
económica. - La dinámica salarios-precios,
pues los cambios en ambos inducen modificaciones en la
composición de la demanda
agregada y en el mercado
financiero (pueden estimular el endeudamiento con fines de
consumo).
Estos últimos fenómenos provocan fluctuaciones en
la actividad económica global.
- El proceso de acumulación de capital
físico, es decir, la agregación de las decisiones
de inversión neta de las empresas. En la
medida en que estas últimas dependan de la demanda
agregada, los cambios en el consumo se
transmiten, de manera ampliada, a otros niveles de la
producción: bienes
intermedios y de capital. De
esta manera, pueden generarse grandes fluctuaciones o
ciclos.
Por su parte, las teorías pioneras se
caracterizan por afirmar que el ciclo es un fenómeno
endógeno del sistema
económico; sus expositores pertenecen a lo que Keynes
denominó la escuela
clásica, la cual sólo atinaba a interpretar el
ciclo como interferencias friccionales (desviaciones) del
equilibrio.
Además, el movimiento de
los precios era
coincidente con el de la producción; en esta forma,
expansiones iban acompañadas de inflaciones y recesiones
de deflaciones.
En cuanto a las teorías sobre los orígenes
exógenos del ciclo, Zarnowits precisa que son aquellas que
definen las fluctuaciones económicas como respuestas a
perturbaciones monetarias y reales. Estas teorías han sido
desarrolladas en la segunda mitad del siglo XX y se han
beneficiado de la creación de modelos
econométricos y de los avances en la informática. En este sentido, pertenecen a
la escuela de
pensamiento
que le atribuye un carácter estocástico a todos los
fenómenos económicos, pues considera que los
fenómenos cíclicos se entrelazan con las tendencias
de largo plazo y que la separación de ambos -sobre el
supuesto de una tendencia determinística- ignora tales
interacciones.
Respecto a su contenido doctrinario, son teorías
que reflejan el debate
reciente, aún susceptibles de nuevos desarrollos. Estas
teorías pueden clasificarse según las escuelas de
pensamiento
que las han originado: monetaristas, de expectativas racionales y
neokeynesianas. Las primeras -que atribuyen un papel
protagónico a la cantidad de dinero-
responsabilizan a las autoridades económicas de las
fluctuaciones provocadas por los cambios en la oferta
monetaria.
La escuela de las
expectativas racionales -bajo la premisa de que todos los agentes
económicos se forman expectativas racionales- identifica
tres fuentes de
inestabilidad: modificaciones imprevistas en la oferta
monetaria (y en los precios),
cambios en la oferta
laboral
debidos a variaciones salariales (la sustitución
intertemporal ocio-trabajo) y los incrementos en la productividad.
Finalmente, las teorías neokeynesianas
sitúan el origen de las fluctuaciones económicas en
la incapacidad del sistema de
mercado para
autorregularse, debido a las imperfecciones existentes en los
diferentes mercados,
incluido el de la información, y al predominio de estructuras
oligopólicas y monopólicas.
1.2 TEORIA DE LA COYUNTURA ECONOMICA
Por coyuntura económica debe entenderse, de
acuerdo con la Real Academia Española (1992), la
combinación de factores y circunstancias que, para la
decisión de un asunto importante, se presenta en una
nación. Esta combinación tiene lugar en un
determinado momento, lo que permite comprender por qué las
coyunturas pueden cambiar a lo largo de un período (por
ejemplo, durante un año pueden presentarse varias
coyunturas diferentes entre sí); además, el
componente temporal de la coyuntura permite clasificarla entre
los fenómenos ligados a la dinámica económica, como los
movimientos tendenciales y cíclicos analizados
antes.
Con estas precisiones puede definirse la coyuntura -Ost
(1994)- como la conjunción de relaciones económicas
tal como pueden ser aprehendidas en un momento dado,
especialmente para definir la situación global de la
economía.
En este concepto, al
igual que en la definición dada por la Real Academia
Española, el énfasis se hace en la interdependencia
de los fenómenos económicos y en la capacidad de
evidenciar un proceso común al conjunto de la realidad
económica.
Sin embargo el término coyuntura puede tomar
aún otra acepción, de mayor amplitud, cuando se le
define como la descripción global de una situación
socio-económica específica existente en un momento
dado. En este sentido, toda coyuntura resulta ser la
síntesis compleja de una articulación temporal de
fenómenos de diferente naturaleza: social, política y
económica.
Aun cuando el análisis económico se
esfuerza por decantar sus indicadores
particulares, mediante su abstracción de la realidad
concreta, la naturaleza social de la ciencia
económica le impide lograr ese objetivo sin
alterar el
conocimiento de cada situación coyuntural. Por el
contrario, las coyunturas se definen al interior de una
combinación de múltiples factores sociales,
políticos y económicos, constantemente cambiantes
en sus importancias relativas para la interpretación de
una situación concreta.
1.2.1 CICLOS Y COYUNTURAS
A menudo, el término coyuntura es sinónimo
de transitoriedad, es decir, de una sucesión de eventos
pasajeros. Esta connotación adicional remite al movimiento
económico, el cual constituye el objeto de estudio
privilegiado de todo análisis coyuntural.
Paradógicamente no se trata de una extensión
equívoca del término, sino más bien de una
ampliación del concepto a la
realidad que él comprende, puesto que el movimiento
constituye el modo de existencia propio de los hechos
económicos.
En efecto, como se indicó anteriormente, por su
esencia, la actividad económica es dinámica. De hecho, todas las magnitudes
que permiten mensurarla se definen como variables
flujos, es decir, cambiantes permanentemente a través del
tiempo, si bien se les convierte en stocks, se les acumula,
cuando se trata de cuantificar los fenómenos
económicos y sus variaciones.
Bajo esta óptica,
la coyuntura puede interpretarse como la recurrencia de hechos
anteriores. Es decir, la coyuntura consistiría en la
repetición frecuente de eventos similares
que tienen una misma secuencia. Aparentemente sería un
proceso análogo al del ciclo económico de corto
plazo.
Sin embargo, se trata de dos procesos
diferentes: los ciclos son movimientos periódicos,
recurrentes, de amplitudes temporales y de magnitudes
(resultados) variables.
Están compuestos por una sucesión de fases de
ascenso (recuperación o reactivación y auge o
expansión) y de descenso (desaceleración,
recesión y contracción), definidas por la magnitud
del crecimiento
económico logrado, bien sea con respecto a una
tendencia exógena o a sus comportamientos precedentes,
según se describió antes.
La coyuntura, por su parte, es el movimiento más
inmediato que se puede apreciar; es cada uno de los instantes en
que podrían dividirse las fluctuaciones económicas.
En este sentido, de acuerdo con la periodicidad adoptada por el
analista, la coyuntura puede corresponder a movimientos
semanales, mensuales, trimestrales, semestrales, anuales o
plurianuales. En este caso, la escogencia de la periodicidad
dependerá de la persistencia o duración de los
fenómenos característicos de una coyuntura
específica o de la variable elegida para evaluar la
coyuntura.
Así, por ejemplo, si se trata de analizar las
coyunturas económicas determinadas por los conflictos
bélicos desarrollados en el siglo XX la periodicidad puede
ser de naturaleza plurianual. Pero si, en cambio, se
desea examinar las coyunturas monetarias, con base en el comportamiento
de la tasa de interés o
de los agregados monetarios, la periodicidad más adecuada
puede ser semanal.
Sin embargo, en lo que se refiere al conocimiento
de la coyuntura económica como movimiento de muy corto
plazo, la costumbre establecida por las instituciones
que realizan análisis frecuentes, define el estudio de la
coyuntura como la estimación y el análisis del
movimiento económico en el pasado reciente (de seis meses
a un año) y el presente; y la previsión de ese
movimiento sobre un horizonte que puede cubrir igualmente entre
seis meses y un año. El diagnóstico coyuntural habitual es,
entonces, la unidad de esos dos movimientos: análisis del
pasado-presente y proyección del futuro (Fayolle,
1987).
Esta diferenciación entre coyuntura y ciclo
económico no supone que se trate de fenómenos
aislados entre sí. Por el contrario, el estudio de la
dinámica económica trata de
establecer relaciones entre los diferentes movimientos de la
economía.
De esta manera, se piensa que las fluctuaciones de corto plazo
están determinadas por las de largo plazo; es decir, que
las fases de los ciclos de larga duración -como los
denominados Kondratieff en honor a su descubridor, y cuya
duración total se estima en cincuenta años-
influyen en los de corto plazo.
Desde esta perspectiva, puede definirse el movimiento
coyuntural como la sucesión, en el transcurso del tiempo,
de hechos económicos (también sociales y
políticos) coincidentes en las mismas coordenadas
espacio-temporales. Esta definición implica que los
fenómenos coyunturales forman parte integral de
movimientos de mayor amplitud. En este sentido, podría
decirse que existe una relación bidireccional entre ambos
fenómenos: por una parte, los eventos
coyunturales contribuyen a caracterizar las fases de auge y
crisis
registradas en los distintos ciclos de corta duración; por
la otra, el momento mismo que atraviesa la actividad
económica agregada (recuperación, expansión,
desaceleración o recesión) determina el
calificativo de la coyuntura como favorable o
desfavorable.
La aprehensión de ese movimiento, a través
del análisis coyuntural, se hace mediante la
elaboración de indicadores
sintéticos o parciales, los cuales pueden ser variables
monetarias y/o reales. Los indicadores
sintéticos son aquellos que resultan de la
agregación ponderada (sumatoria o productoria) de
distintas variables
denotativas de las circunstancias particulares de cada coyuntura.
Los indicadores
parciales son los que reflejan, separadamente, los
comportamientos registrados por cada una de las variables que
intervienen en la definición de una coyuntura. como son:
las expectativas de los empresarios, el balance del sector
externo, la estabilidad política, los
resultados económicos recientes, el clima laboral y social,
etc.. En este caso, corresponde al coyunturista mostrar la
articulación fáctica de ellos.
1.2.1 LA COYUNTURA EN LA TEORIA
ECONOMICA
El concepto de
coyuntura económica ha sido relativamente extraño a
la economía
política
de occidente, la cual se ha construído alrededor del
concepto de
equilibrio
como hilo conductor de los diferentes análisis y como
determinante fundamental del inconsciente económico;
éste a su vez resultante de la acción dispersa de
muchos agentes económicos que actúan sólo
guiados por su interés
individual.
De esta manera, el término coyuntura -si bien no
es considerado sistemáticamente- correspondería, en
lo fundamental, a las situaciones de desequilibrio; pues mientras
la economía opere bajo condiciones de equilibrio se
encuentra en una situación tendencial normal, de largo
plazo, y no transitoria o coyuntural. Es decir, el concepto de
coyuntura es exógeno a la teoría
económica, en particular a aquellas corrientes que
postulan la autoregulación del sistema
económico y la primacía de las fuerzas del mercado.
Para estos enfoques, la preocupación consiste en
identificar las fuentes de
perturbación del equilibrio
económico -normalmente asociadas con la adopción
de políticas
por parte de las autoridades económicas- y en dejar que
los procesos de
autorregulación operen.
Sólo a través de la corriente Keynesiana,
la economía política abre la
posibilidad al concepto de
coyuntura. En este caso, partiendo de señalar las
imperfecciones de los diferentes mercados
-laboral,
monetario y de bienes-, se
establece que la característica central (la tendencia
natural) de éstos es el desequilibrio y no el equilibrio,
como postulan los defensores del liberalismo
económico, y -por lo tanto- se hace necesaria una
intervención permanente del Estado a
través de políticas
(coyunturales) específicas, de acuerdo con las
particularidades del desajuste enfrentado.
1.3 EMPRESA Y
COYUNTURA ECONOMICA
Dentro de la teoría
económica, la empresa
aparece -al lado de los consumidores que maximizan su
satisfacción- como un agente maximizador de ingresos
monetarios a través de la realización de un proceso
de transformación de insumos en productos. La
decisión inicial, sin embargo, consiste en asumir o no
dicha función productiva, de acuerdo con su rentabilidad
relativa, la cual puede definirse como la tasa interna de
retorno esperada de un proyecto de
inversión, que sólo sería
adoptado en caso de que su rendimiento económico exceda la
tasa de interés de
los activos
financieros de renta fija. De esta manera, la rentabilidad
aparece como la
motivación principal para la actividad
empresarial.
Sin embargo conviene distinguir entre la
proyección de la rentabilidad
(la tasa interna de
retorno) y la rentabilidad
realizada (los beneficios obtenidos como porcentaje del capital
arriesgado). Esta última se convierte en el concepto esencial
para el análisis coyuntural, en la medida en que
está determinada por fuerzas externas a la accion
empresarial, como: los precios
relativos en los mercados de
trabajo y de bienes, el
desarrollo
tecnológico y los factores aleatorios que alteran la
demanda
esperada. En este contexto, la empresa
aparece sólo como una interfase entre los mercados de
trabajo y de bienes; como
unidad de producción no hace más que adaptarse a
los determinantes exógenos y esta adaptación debe
hacerla de manera óptima, es decir, con eficiencia y
eficacia, para
maximizar sus ingresos. En la
medida en que aprenda a conocer estas fuerzas externas
proyectará mejor su curva de demanda, la
cual podría denominarse, entonces, curva de demanda
percibida.
Este es el punto decisivo para conceptuar la coyuntura
en relación con la empresa y la
política
económica. El empleo y los
precios se
forman en la empresa, la cual decide simultáneamente en
ambos dominios. Con base en ellos define sus perspectivas de
mercado, las
negociaciones laborales y mercantiles, pero no se limita a
interrelacionar, de manera pasiva, mercados de
trabajo y de bienes. La
eficacia de su
gestión
anterior y actual, la naturaleza de su estrategia de
desarrollo en
función de criterios precisos de rentabilidad
intervienen de manera central en sus decisiones. A través
de la gestión
se crea al -interior de las empresas- una apreciación
sobre relaciones fisicas y financieras que modelan las decisiones
posteriores.
1.3.1 LA ACTITUD
EMPRESARIAL FRENTE A LA COYUNTURA
En cuanto agentes económicos maximizadores de
beneficios, todas las empresas se encuentran involucradas por y
en el desenvolvimiento del contexto económico en el que
realizan sus actividades. En este sentido, puede afirmarse que
las interacciones entre las empresas y la coyuntura son diversas,
dependiendo de las características específicas de cada
unidad productiva y de cada entorno macroeconómico; que
las empresas realizan la coyuntura de la misma forma que la
experimentan y que la coyuntura resulta ser, al mismo tiempo, una
variable determinante de las decisiones y una variable
determinada por el comportamiento
de las empresas (Ost, 1993 y 1994).
Esto no significa que todas las empresas reaccionen de
igual manera frente a la coyuntura. Todo lo contrario: algunas
empresas manifiestan un escaso interés
por el contexto económico en el cual se desempeñan;
otras se preocupan por ese entorno, pero carecen de los medios
necesarios para analizarlo en forma precisa a sus circunstancias;
finalmente, existe un tercer grupo
constituido por aquellas que realizan un permanente seguimiento a
las condiciones macroeconómicas en las que operan, las
interpretan y adoptan políticas
en correspondencia con esos análisis.
Esta diferencia de actitudes
frente al entorno económico se explica por el
tamaño relativo de cada empresa, medido en términos
de participación en el mercado, del
volumen de
activos
físicos, del empleo
generado; o también por la vinculación a un
conglomerado económico que englobe actividades de la misma
o de diferentes naturalezas, y cuyos resultados grupales se
encuentran estrechamente vinculados al desempeño y
fluctuaciones de la actividad económica agregada. Es
decir, mientras más grandes son las empresas mayor es su
preocupación por conocer las características y prever las tendencias del
entorno macroeconómico.
En el caso de empresas monopólicas, o de
oligopolios altamente concentrados (definidos como aquellos en
donde más del 75% de la producción lo realizan
entre 1 y 4 firmas), ellas mismas generan algunos indicadores
coyunturales, al menos los relacionados con los sectores en los
que operen o con los mercados de los
bienes que produzcan. Como ejemplos, se encuentran los monopolios
petroquímicos o de transporte
aéreo en poder del
Estado, o
aún de particulares.
Cuando se trata de empresas pequeñas, su
preocupación por la coyuntura se encuentra en gran medida
limitada al seguimiento del desempeño logrado por el
sector en el cual se inscriben, al igual que al conocimiento y
discusión de las decisiones de política
macroeconómica que pueden afectarlas. En este caso, la
carencia de recursos propios
para registrar e interpretar la coyuntura es sustituída
por las actividades de divulgación de los gremios y la
prensa
económica.
Al margen de la capacidad para incidir en la coyuntura,
o simplemente para conocerla y prever sus posibles cambios, el
análisis del entorno económico vivido, y de sus
efectos sobre los resultados empresariales, se ha convertido en
práctica habitual por parte de los administradores de las
empresas, quienes -en los informes
anuales rendidos a los propietarios- acostumbran resaltar el
clima
económico en el que cumplieron sus funciones,
explicando los resultados alcanzados -al menos parcialmente- como
consecuencia de la coyuntura anterior.
1.3.2 LA SENSIBILIDAD COYUNTURAL DE LA
EMPRESA
Las empresas -en tanto que participantes en actividades
económicas específicas- registran diferentes
sensibilidades a la coyuntura económica, las cuales pueden
interpretarse como diversas elasticidades frente a las
fluctuaciones de la actividad económica
agregada.
De acuerdo con las correspondencias o similitudes entre
movimientos económicos generales y resultados
empresariales, estas sensibilidades pueden clasificarse en
positivas o negativas a la coyuntura, según varíen
(los resultados empresariales) en el mismo sentido o en sentido
contrario al ciclo de corto plazo. Por definición, las
empresas procíclicas tienen un peso mayor en la actividad
económica agregada que las contracíclicas, pues
esta última no es más que la suma ponderada de las
actividades individuales realizadas por todas y cada una de las
empresas participantes en una economía. Igualmente, las
sensibilidades de las firmas frente a la coyuntura pueden ser
precoces o retardadas, altas o débiles, o
específicas según tipo de productos
ofrecidos al mercado.
En términos cuantitativos, la sensibilidad
coyuntural de una empresa específica puede medirse a
través de diversos indicadores,
tales como: costos, ingresos,
beneficios, producción, etc.. En cualquier caso, se
requerirá contar con la serie cronológica
respectiva para efectos de su comparación con la evolución coyuntural.
Estimar el grado de sensibilidad coyuntural equivale,
entonces, a comparar los perfiles temporales de dos series. Esta
comparación puede ser gráfica y estadística. En el primer caso se examina
la concordancia entre los puntos de inflexión
(máximos y mínimos) de los gráficos de las
dos series; en el segundo, se procede a descomponerlas en sus
elementos básicos: ciclo, tendencia, estacionalidad y
movimientos erráticos; con este procedimiento se
obtiene una información depurada que permite mejores
análisis. Sin embargo, debe recordarse que la
separación de ciclo y tendencia es un tema de amplia
discusión hoy en día, la cual cobra importancia si
trata de medirse la sensibilidad durante un período muy
largo.
Cuando se trate de períodos cortos, el
coeficiente de correlación -obtenido al aplicar una
regresión lineal simple- resulta útil, partiendo
del supuesto de que lo general -el comportamiento
macroeconómico- determina el resultado
microeconómico (de la empresa). Es decir, a através
de la aceptación de este criterio -fundamental para
definir la sensibilidad coyuntural de la empresa- se elimina la
discusión sobre la capacidad de los coeficientes de
correlación para explicar el sentido de la causalidad
existente entre dos series estadísticas.
De acuerdo con Ost (1994), por las propiedades del
coeficiente de correlación (r), se puede deducir el grado
y el signo de la sensibilidad coyuntural del indicador utilizado
( y por ende, de la empresa): costos,
beneficios, ingresos,
ventas,
etc..
Si r> 0 y cercano de + 1,
el indicador es fuertemente procíclico
Si r> 0 y cercano de 0, el
indicador es débilmente procíclico
Si r = 0, el indicador es acíclico
Si r< 0 y cercano a 0, el
indicador es débilmente contracíclico
Si r< 0 y cercano de – 1,
el indicador es fuertemente contracíclico.
Finalmente, en lo relativo a la medición de la
sensibilidad coyuntural de una empresa específica, los
problemas
prácticos a resolver consisten, en primer lugar, en la
selección de las series cronológicas adecuadas para
expresar tanto el comportamiento
de la empresa como el ciclo de referencia; y, en segundo lugar,
en la definición de la forma matemática
adecuada: valores
absolutos, cambios porcentuales, desviaciones con respecto a una
tendencia, etc.. En el capítulo siguiente se
presentará la metodología escogida en este trabajo para
resolver estos problemas.
CAPITULO SEGUNDO
ASPECTOS
METODOLOGICOS
En este capítulo se retomarán algunos de
los elementos expuestos en el anterior, específicamente
los correspondientes al ciclo de referencia y a la
medición de la sensibilidad coyuntural de la empresa, a
fin de presentar la metodología utilizada para identificar las
políticas coyunturales seguidas por las
empresas manufactureras examinadas. El soporte teórico de
la metodología descrita se encuentra en
Christian Ost (1994).
2.1 DETERMINACIÓN DEL CICLO DE
REFERENCIA
La economía se caracteriza por su devenir, es
decir, por el movimiento como forma natural de existencia. Bajo
esta perspectiva, el concepto
fundamental es el de proceso económico, el cual puede
definirse como una actividad económica que evoluciona en
el tiempo y que produce cambios en la materia, la
energía y la información (Dagum, 1995). Esta evolución registra dos niveles de
temporalidad: corto y largo plazo; en el primero quedan incluidos
los movimientos cíclicos y los coyunturales, mientras que
en el largo plazo tienen lugar los cambios
estructurales.
Es decir, los distintos procesos
económicos se caracterizan por su extensión, por su
recurrencia y por las articulaciones
existentes entre ellos. En efecto, según se analizó
en el capítulo anterior, existen algunas interrelaciones
(sólo explícitas a través del
análisis económico) entre las fluctuaciones de
larga y corta duración, y entre los ciclos y los
fenómenos coyunturales. Esta interdependencia entre los
distintos movimientos de la actividad económica permite
clasificar los ciclos como específicos y de referencia.
Los primeros hacen alusión a las fluctuaciones propias de
una empresa, una industria, o
un sector productivo. Los ciclos de referencia, por su parte, se
definen -al interior de las interdependencias entre los
movimientos económicos- como los correspondientes a la
actividad dominante. Esto quiere decir que las variaciones
ocurridas en algunas actividades agregadas contribuyen a explicar
los cambios registrados en otras; es decir, que lo general
determina -en alguna medida- el comportamiento
de lo particular.
El problema metodológico se limita entonces a definir el
ciclo de referencia apropiado para cada actividad particular (y
detrás de ella, para cada empresa). En principio,
debería existir un único ciclo de referencia,
equivalente al movimiento agregado de las diferentes actividades
productivas, al ciclo económico general. Sin embargo, las
participaciones (porcentuales) sectoriales en el agregado son
desiguales, lo mismo que las contribuciones a sus variaciones.
Esta disparidad de importancias relativas se refleja en la
configuración de movimientos específicos para cada
actividad, los cuales pueden ser analizados gráficamente,
frente al ciclo económico general, con base en tres
criterios: ciclicidad, volatilidad y precocidad (Ost,
1994).
El concepto de
ciclicidad hace alusión a la alternancia de fases, indica
el sentido del movimiento. Una actividad específica
presenta ciclicidad en la medida en que los cambios de su serie
cronológica guarden alguna relación con los
ocurridos en la economía. Con este criterio, un sector
económico se define como procíclico cuando las
inflexiones de su serie cronológica coinciden con las de
la actividad económica agregada. Se le denomina
anticíclico cuando su comportamiento es inverso al del
ciclo económico. Si no existe ciclicidad, al sector se le
califica de acíclico. En este caso, para efectos del
análisis coyuntural, será necesario realizar
comparaciones con otras series cronológicas vinculadas con
la actividad económica o empresarial
específica.
Por volatilidad se entiende la concordancia entre las
magnitudes de las fases cíclicas. El tipo de volatilidad
de una serie cronológica se establece al comparar las
amplitudes de sus movimientos (sus longitudes de onda, se
diría en física) con las del
ciclo de referencia. Según que las amplitudes de
movimiento de una serie sean más fuertes o más
débiles que las del referente, se dirá que la serie
es fuerte o débilmente volátil (Ost,
1994).
La precocidad señala la periodicidad relativa de
una actividad económica. Si las inflexiones de una serie
cronológica sectorial anteceden a las del movimiento
cíclico general, se le denomina precoz; en caso de que
sean subsecuentes, se habla de un sector retardado; y si son
simultáneas, se considera una actividad coincidente con el
ciclo de referencia.
De la descripción precedente se deduce que los
tres criterios de análisis no tienen igual importancia. La
ciclicidad es el criterio dominante porque determina la
existencia o la ausencia de un perfil coyuntural basado en las
fases del ciclo económico. El perfil coyuntural muestra la
existencia de puntos de inflexión en una serie y su
concordancia con los del referente. Los criterios de volatilidad
y precocidad están condicionados a la existencia de
ciclicidad. El perfil coyuntural, y por tanto la ciclicidad, se
desprende de la comparación gráfica de las dos
series cronológicas: la del agregado económico y la
del sector o empresa considerada.
En síntesis, la selección de un ciclo de
referencia implica la realización de los siguientes
pasos:
- Seleccionar las series cronológicas
correspondientes a la actividad económica agregada y al
sector o empresa a analizar.
- Graficar simultáneamente ambas series
cronológicas.
- Analizar los perfiles coyunturales de las curvas
obtenidas para definir si existe o no ciclicidad. En caso
negativo, seleccionar otras series cronológicas
(pertenecientes a procesos
económicos vinculados con la actividad que se desea
examinar) y repetir el proceso hasta identificar el ciclo de
referencia buscado.
- Mediante el uso de regresiones lineales simples,
verificar que el coeficiente de correlación no tiende a
cero, es decir, que no existe aciclicidad entre el sector o
empresa analizada y su ciclo de referencia.
2.2 MEDICIONES DE LA CICLICIDAD Y DE LA SENSIBILIDAD
COYUNTURAL DE LA EMPRESA
La apreciación simultánea de los tres
criterios mencionados en la sección anterior permite
definir la sensibilidad coyuntural de un indicador. Desde un
punto de vista teórico, la ciclicidad es una
condición necesaria de sensibilidad, la volatilidad y la
precocidad del indicador amplifican o atenúan el grado de
sensibilidad definido por la ciclicidad. Cuando los instrumentos
y datos
estadísticos lo permitan, se podrá entonces
distinguir una variedad de grados de sensibilidad. Para una
ciclidad idéntica -trátese de una actividad
procíclica o contracíclica-, una serie será
muy sensible cuando sea fuertemente volátil y precoz;
mientras que será poco sensible si tiene un comportamiento
retardado y es débilmente volátil.
Las empresas sufren la coyuntura más de lo que
ellas la determinan. En consecuencia, puede afirmarse que una
firma presenta una elasticidad o
sensibilidad frente a la coyuntura, cuyo grado y
características dependen de muchos aspectos. Así,
por ejemplo, una firma puede registrar frente a la coyuntura una
sensibilidad positiva o negativa; precoz o retardada; elevada o
débil. También cabe hablar del perfil coyuntural
por productos, lo
que permitiría a una empresa determinar el impacto de los
cambios en la coyuntura sobre el conjunto de sus actividades y,
en caso necesario, recomponer su portafolio de productos. De
forma análoga, sería factible estimar las
sensibilidades coyunturales correspondientes a las distintas
formas de organización empresarial: por
departamentos, por productos, por
divisiones, por filiales, o por grupos. En estos
casos, se hablaría de una sensibilidad por funciones, bajo
el supuesto de que la estructura
organizaciones
obedece a la distribución de funciones al
interior de la firma, corporación o grupo
económico.
Una vez que se ha establecido con transparencia la
noción de sensibilidad deseada, su medición puede
hacerse a través de distintos instrumentos:
comparación gráfica entre indicadores
internos y variables
macroeconómicas; diferencias entre sus tasas de
crecimiento; elasticidades de las demandas de productos;
coeficientes de correlación o de regresión lineal;
utilización de un referente general (PIB) o de
indicadores de
demanda:
consumo
privado, formación bruta de capital fijo,
exportaciones,
importaciones,
etc..
Aparece, entonces, el concepto de
indicador de sensibilidad coyuntural, el cual corresponde a
cualquier serie cronológica considerada pertinente para
hallar la relación entre el desempeño de la firma y
el de la coyuntura económica. Los indicadores de
sensibilidad se subdividen en indicadores de
sensibilidad de empresa -los que designan los puntos de impacto-
e indicadores
coyunturales, que son los correspondientes a las fuentes de
impacto.
Entre los indicadores de sensibilidad de la firma, se
encuentran los siguientes: cantidades físicas producida,
unidades vendidas, ingresos totales
(en valores
constantes o corrientes), costos, y
beneficios. Cada uno de estos indicadores resulta susceptible de
considerar en forma agregada para toda la empresa, o, desagregado
por productos,
áreas funcionales o centros de costos, de
acuerdo con la estructura
organizativa adoptada.
Entre los segundos, indicadores coyunturales, se pueden
identificar los índices sintéticos o generales de
la coyuntura, los registros sobre
comportamiento sectorial, los datos de demanda global
o de productos.
Según se anotó arriba, la medición
de la sensibilidad coyuntural de la empresa resulta, entonces, de
correlacionar entre sí los indicadores seleccionados, bien
sea de forma gráfica o matemática. Dado que se trata de comparar
series cronológicas, el procedimiento
más apropiado consiste en el uso de regresiones lineales
sobre datos
transformados logarítmicamente, de tal manera que el
coeficiente de la variable independiente adquiera el
carácter de una elasticidad. En
forma sintética, el cuadro siguiente muestra los
posibles valores de
este coeficiente y sus interpretaciones.
CUADRO No. 2.1
MEDICIONES DE LA SENSIBILIDAD
COYUNTURAL DE LA EMPRESA
Sensibilidad de S(i) | Sensibilidad de S(c) | Sensibilid. de S(P ) |
S(i) > 0 Procíclica S(i) = 0 Acíclica S(i) < 0 Contracíclica | S(c) > 0 Procíclica S(c) = 0 Anticíclica S(c) < 0 Contracíclica | S(P S(P S(P |
Fuente: C. Ost: L’ENTREPRISE DANS LA
CONJONCTURE (1994).
La sensibilidad de los ingresos se
transmite proporcionalmente a la del beneficio, mientras que la
de los costos afecta
inversamente a la del beneficio. Por ejemplo, si los costos aumentan
durante una fase de expansión (son procíclicos), y
los ingresos
permanecen constantes (son acíclicos), el beneficio tiende
a disminuir (la empresa es contracíclica). Cuando los
ingresos y los
costos son
procíclicos, los impactos coyunturales se compensan, lo
que se traduce en un comportamiento acíclico de los
beneficios (y de la firma). Pero el resultado dependerá
siempre de la intensidad de los impactos procíclicos: si
los ingresos son más sensibles que los costos, el
beneficio estará determinado por la prociclicidad de los
ingresos. Estas consideraciones sugieren que es posible obtener
distintas combinaciones del cuadro anterior y por consiguiente
deducir múltiples tipos de sensibilidad coyuntural (Ost,
1994).
2.2.1 NOTA TÉCNICA SOBRE LA MEDICIÓN DE
LA SENSIBILIDAD
Como se ha indicado, la estimación del grado de
sensibilidad coyuntural de una empresa consiste principalmente en
la comparación de los perfiles temporales de dos series,
lo cual puede hacerse a través de una regresión
lineal. Sin embargo, esta herramienta no genera un resultado
único e inequívoco sino, por el contrario, cuatro
indicadores alternativos, los cuales se analizan en la siguiente
sección. Conviene anotar, eso sí, que cualquiera
que sea el parámetro estadístico seleccionado, la
interpretación de la sensibilidad se guía por el
criterio de la ciclicidad. Es decir, el coeficiente escogido se
califica de acuerdo con su valor relativo
(mayor, menor o igual a cero) a fin de establecer si la empresa
tiene un comportamiento procíclico, anticíclico o
acíclico.
2.2.1.1 Mediciones estadísticas de la sensibilidad
coyuntural
La aplicación de una regresión lineal
produce diversos resultados estadísticos, comprendida una
ecuación similar a la (1), y algunos indicadores de la
correlación existente entre las dos series
cronológicas consideradas. En esta sección se
describirá la capacidad explicativa de la sensibilidad
coyuntural de la empresa, que poseen cuatro de tales resultados:
los coeficientes de determinación y correlación, la
covarianza y la elasticidad o
coeficiente de la variable independiente.
Pit = biyt +
ai + eit(1)
donde:
Pit = nivel de beneficio de la empresa
i
yt = tasa de crecimiento (anual o trimestral)
del PIB
real
- El coeficiente de determinación
(muestral), r2, que mide la
proporción o porcentaje de la variación total en
Yt explicada por el modelo de
regresión. El valor de
r2 oscila entre 0 y 1. En el caso de la sensibilidad
coyuntural, mientras más cercano a la unidad sea el
valor de
r2, mayor será la proporción del
desempeño empresarial explicado por las fluctuaciones de
la actividad económica; es decir, la sensibilidad
coyuntural de la firma y su ciclicidad (su carácter pro
o anticíclico) serán mayores mientras más
cerca de 1 se encuentre el valor de
r2. Vale aclarar que el coeficiente de
determinación no indica más que el grado o nivel
de la sensibilidad coyuntural y que el signo está dado
por el coeficiente de la variable independiente, bi
en la ecuación (1). La expresión matemática del coeficiente de
determinación muestral es la siguiente:
r2 =
bi2 (S yt2 / S
Pit2)
- El coeficiente de correlación (r), que
es una medida de la asociación entre las dos variables
estimadas, equivalente a la raíz cuadrada del
coeficiente de determinación (r2), por
lo cual asume valores
entre menos 1 y más 1. Esto indica que es de naturaleza
simétrica, lo que implica que el coeficiente de
correlación entre Y y X es igual al coeficiente de
correlación entre X y Y. Es decir, se acepta que el
coeficiente de correlación por sí sólo no
permite deducir el sentido explicativo de la relación;
sin embargo, el supuesto conceptual de este trabajo -las
definiciones de ciclicidad y de sensibilidad coyuntural-
sugieren que lo macroeconómico determina lo
microeconómico. Por lo tanto, resulta válido
utilizar este parámetro como medida de la
relación causal investigada. La expresión
matemática del coeficiente de
correlación es:
r = s Py / s P. s y
- El coeficiente de elasticidad, o simplemente
la noción de elasticidad,
entendida, al igual que en la Microeconomía, como el cociente entre dos
valores
porcentuales. Por definición, la elasticidad
es una medida de sensibilidad. En el caso de la
regresión lineal, esta medida se obtiene cuando las
series cronológicas de la ecuación (1) han sido
convertidas previamente en logaritmos. En este caso, el
valor de la
elasticidad
corresponde al término bi. Dado que la
elasticidad
puede ser positiva o negativa, se dice que la firma es
procíclica cuando el valor de la
elasticidad
es positivo, anticíclica cuando es negativo y
acíclica cuando la elasticidad
es igual a cero (o tiende a este valor). En términos
matemáticos:
E = bi (Yi /
Pi)
- El coeficiente de covariación, el cual
sirve para confirmar la simultaneidad en el movimiento de las
series cronológicas. Es decir, mientras el coeficiente
de correlación toma en cuenta tanto el sentido como el
valor absoluto de los datos, sin
distinguirlos, el coeficiente de covariación se limita a
mostrar el sentido de la evolución de las series y muestra la
coincidencia de las inflexiones. En otros términos, un
valor positivo de la covarianza indica que ambas series se
sitúan, en promedio, por encima o por debajo de la
media; mientras que un signo negativo señala que se
produce un cambio de
sentido entre ambas series, o sea, que mientras una aumenta y
se coloca por encima de la media, la otra disminuye y se
sitúa por debajo de la media. Esta característica
sugiere que el coeficiente de covarianza no toma en cuenta la
volatilidad o amplitud de los movimientos, por lo cual -para un
adecuado análisis de sensibilidad- debe complementarse
con el coeficiente de correlación. En términos
matemáticos, la covarianza se define como la esperanza
matemática del producto de
las desviaciones de cada variable con respecto a su
media:
COV (Pt, Yt)
= E [ (P – P) (Y
-Ÿ)]
2.2.1.2 Criterios técnicos para validar los
coeficientes de correlación
Según se ha observado, el grado de respuesta
promedio del ciclo de una empresa a cambios en el entorno puede
ser medido a partir de regresiones lineales simples (como la
ecuación 2), que correlacionen los indicadores
básicos de desempeño de cada firma en
función de los indicadores básicos del ciclo
económico o sus determinantes.
Yt = B1Xt +
B0 + Ut(2)donde,
Yt = indicador básico de
desempeño de cada firma (beneficios, costos, ventas,
producción física,
etc.)
Xt = variable que agrega el desempeño
global de la economía o agrega parte del entorno
económico que afecta más directamente la firma en
cuestión.
B1 = respuesta de Yt ante cambios
en Xt (si es equivalente a la elasticidad, mide
el grado de sensibilidad coyuntural)
Ut = término de error
estocástico
Sin embargo, la validez de los resultados alcanzados se
encuentra condicionada a la calidad misma de
la regresión, la cual -a su vez- depende de la
satisfacción de cinco supuestos básicos (Gujarati,
1993):
- El modelo de
regresión está correctamente específica,
es decir, no existen sesgos ni errores de
especificación. - El modelo sigue
una distribución normal, es decir, el valor
promedio de las desviaciones con respecto a la media o
tendencia es igual a cero. - No existe correlación entre los valores
de la variable explicativa (Xt) y los
términos de error estocástico (Ut); es
decir, la covarianza entre ellos es igual a cero. - No existe autocorrelación serial entre los
distintos valores del
término de error estocástico, es decir, los
distintos valores de
(Ut) son independientes entre sí. Es decir,
el término de perturbación asociado a alguna
observación no está influenciado
por el término de perturbación asociado a
cualquier otra observación. - Existe homocedasticidad o igual varianza para todos
los valores
de (Ut).
Para una mejor comprensión de la importancia de
estos supuestos, obsérvese que la ecuación
Yt = B1Xt + B0 +
Ut indica que Yt depende tanto de
Xt como de Ut. Por tanto, mientras no se
especifique la forma cómo se generan Xt y
Ut no se puede hacer ninguna inferencia estadística sobre Yt, ni sobre
B1. En consecuencia los supuestos sobre la variable
Xt y el término de perturbación
Ut son fundamentales para llevar a cabo una
interpretación válida de las estimaciones de la
regresión.
2.2.1.3 Pruebas de validación de los
supuestos básicos
En esta sección se describirán algunas
pruebas -al
igual que algunas formas específicas de aplicarlas-
utilizadas para verificar la calidad estadística de las regresiones lineales. Es
decir, se parte del supuesto de que los estadísticos
básicos que arroja una regresión (r2, t,
f) no son suficientes para determinar la bondad de ésta y
que, para el efecto, se requieren otros test, los cuales
se describen a continuación.
2.2.1.3.1 Contrastes de
autocorrelacion
Existe autocorrelación cuando el término
de error de un modelo
econométrico está correlacionado consigo mismo a
través del tiempo. Sin embargo, no es preciso que
Ut esté correlacionado consigo mismo en cada
dos instantes de tiempo diferente, sino que basta con que la
autocorrelación se extienda a algunos períodos. En
otras palabras, no existe autocorrelación entre las
Ut, cuando la covarianza entre los términos de
error tiene un valor de cero. Es decir,
cov (Ui, Uj) = 0, donde, "i" y "j"
son observaciones diferentes.
Si no se cumple el supuesto de no
autocorrelación, B1 estimado no
presentará varianza mínima, es decir, no
será eficiente. Para verificar este supuesto, se utiliza
la "prueba d de Durbin-Watson", cuyo estadístico de
decisión (d) se define como:
t = n t = n t = n t =
n
d = {å
(et – et-1)2 } /
å
et2 = 2 (1 – å
et.et-1 / å
et2)
t = 2 t = 1 t = 2 t =
1
Para aceptar o rechazar el supuesto de
autocorrelación, el procedimiento
consiste en hallar el valor de "d" y compararlos con unos
valores
críticos definidos ex-ante, acuerdo con el tamaño
de la muestra y el
número de variables
explicativas utilizado. Para hallar estos valores
críticos (también llamados límites superior
e inferior) existen unas tablas construídas según
el nivel de significancia deseado.
El test
Durbin-Watson es insuficiente cuando se trata de correr modelos
dinámicos, o cuando el valor de este estadístico se
ubica en la zona de indecisión. Por tanto, en este trabajo
se uitiliza además el test de
Breush-Godfrey (ver Stewart y Wallis, 1981; Johnston,
1984).
Esta prueba también es asintótica,
distribuída como una Chi2 con los grados de
libertad dados
por el número de coeficientes asociados a los residuales;
es decir, por el orden de correlación serial que se
contrasta. Así por ejemplo, si el orden es 1, para
valores de la
Chi2 mayores a 3.84 la hipótesis nula de no correlación
serial de orden 1 es rechazada.
2.2.1.3.2 Supuesto de homocedasticidad (igual
dispersion)
Si la varianza de Ut con respecto a
Xt es constante; esto es: Var (Ut
/Xt)= s
2, en muestreos repetidos, en promedio, los
diferentes B2 estimados serán iguales al
verdadero B2. Si esto no se cumple, no son
consistentes, es decir, no convergen a un verdadero valor de
B2. Los intervalos de confianza de los diferentes
B2 estimados serán diferentes, como
consecuencia las pruebas T y F
posiblemente producirán resultados inexactos.
El problema fundamental que surge con la
heterocedasticidad es que si se permite que la varianza
s
t2 del término de error sea
diferente en cada período, entonces el número de
parámetros a estimar crecería con el número
de observaciones, pues con cada observación aparece un nuevo
parámetro.
La verificación de la homecedasticidad se realiza
mediante diferentes pruebas o
contrastes de heterocedasticidad. En los cálculos
utilizados en este trabajo se recurrirá al test de White, el
cual consiste en una regresión de los residuales, al
cuadrado, de la ecuación resultante, sobre el valor
predicho de la variable dependiente. Este test se
distribuye asintóticamente como una Chi2 con un
grado de libertad. Por
lo tanto, valores del estadístico mayores a 3.84 inducen a
rechazar la hipótesis nula de existencia de
homocedasticidad.
2.2.1.3.3 Supuesto de normalidad
El test reportado es
el Jarque-Bera (ver Novales, 1994), basado en los momentos 3 y 4
de la distribución de los residuales. Se
distribuye asintóticamente como una Chi2 con
dos grados de libertad; esto
significa que los valores
del test menores a 6
llevan a rechazar la hipótesis nula de distribución normal del término de
error; por lo tanto, los estadísticos t y f del modelo son
válidos para hacer inferencias.
2.2.1.3.4 Supuesto de la forma funcional
correcta
El test utilizado es
la prueba Reset, la cual constata si es significativa la variable
dependiente estimada dentro del modelo. Se
distribuye asintóticamente como una Chi2 con
los grados de libertad
iguales al número de potencias de la variable dependiente
estimada.
CUADRO No. 2.2
SINTESIS DE LAS PRUEBAS DE
VALIDACION
HIPOTESIS | PRUEBA | ACEPTACION | RECHAZO |
|
|
|
|
Normalidad (residuales) | Jarque-Bera | Chi2 (1) < | Chi2 (1) |
No correlación serial | Breush-Godfrey | Chi2 (1) < | Chi2 (1) |
No correlación serial | Durbin-Watson | 1.371< DW < 2.029 | 2.94 < DW < 4 0 < DW < 1.06 |
Homocedasticidad | White de Heterocedasticidad | Chi2 (1) < | Chi2 (1) |
Forma Funcional Correcta | Ramsey Reset | Chi2 (1) < | Chi2 (1) |
Significancia de variables independ. | t (student) | t > 2.131 si n = 15 t > 2.120 si n = 16 t > 2.145 si n = 14 | t £ 2.131 si n = 15 t £ 2.131 si n = 15 t £ 2.131 si n = 15 |
2.2.1.4 Una nota sobre el uso de transformaciones
logaritmicas
Los valores históricos de una variable pueden
mostrar grandes fluctuaciones de un período a otro, lo que
incide en la tendencia de la serie. A fin de suavizar el
comportamiento de ésta, es usual expresar las variables en
logaritmos, en lugar de números enteros. De esta manera,
si en lugar de correr la regresión
Yt = B1Xt +
B0 + Ut se corre LnYt =
B2LnXt + B1 +
Ut
se evita el problema de heterocedasticidad, o
dispersión desigual de los datos.
El beneficio de utilizar valores en logaritmos radica en
que las transformaciones logarítmicas comprimen las
escalas en las que se miden las variables, reduciendo así
una diferencia de diez veces a una de dos veces. Por ejemplo, el
número 80 es diez veces el número 8, pero el Ln 80
(= 4,3820) es aproximadamente dos veces mayor que el Ln 8 (=
2,0794). Una ventaja adicional de la transformación
logarítmica, es que el coeficiente de la pendiente,
B2, mide la elasticidad de
Yt con respecto a Xt , es decir, el
cambio
porcentual en Yt ante cambios en Xt. Esta
es una de las razones por las cuales los modelos
logarítmicos son tan populares en la econometría
empírica.
2.3 EL PROCESAMIENTO DE LA INFORMACION
FINANCIERA
Según se anotó en la sección
precedente, la sensibilidad coyuntural de la firma puede medirse
en términos físicos o monetarios. Estos
últimos comprenden aspectos tales como los ingresos, los
costos, y los
beneficios; los cuales aparecen en los estados
financieros anuales rendidos por cada empresa. Es decir,
estos indicadores de la gestión
empresarial son de naturaleza contable, lo que supone que su
método de
cálculo
se encuentra definido ex-ante en el sistema de
contabilidad
utilizado por cada organización.
En otras palabras, los estados
financieros constituyen la expresión numérica y
simplificada de los resultados obtenidos anualmente por una
empresa; sin embargo, en sí mismos, carecen de
explicación, pues los datos que
registran son el reflejo tanto de las características
internas de la
organización -incluído el sistema contable
utilizado- como de sus interacciones con la actividad
económica.
A fin de establecer mediciones homogéneas para la
sensibilidad coyuntural de diferentes empresas, se hace necesario
-por consiguiente- analizar y reclasificar algunas cuentas de los
estados
financieros correspondientes a las empresas incluídas
en la muestra. Este
procedimiento
se hace tanto más indispensable cuanto que la partida de
utilidades o beneficios aparenta ser la más indicada para
reflejar el desempeño logrado por una empresa y, por lo
tanto, la más apropiada para comparar con la evolución coyuntural de la actividad
económica agregada.
Sin embargo, las utilidades empresariales pueden tener
distintos orígenes: unas se encuentran ligadas a la
operación específica de la
organización; otras se generan en la
realización de transacciones ajenas a la función
productiva, como la liquidación de activos
físicos y los ingresos por inversiones
financieras. Finalmente, existen otras de carácter
puramente contable, derivadas de
cambios en la normatividad legal o en los criterios del contador
de la firma. Una breve descripción de cada una de ellas,
pondrá de relieve la
necesidad de someter dicha cuenta a una depuración
contable.
2.3.1 LAS UTILIDADES OPERACIONALES
De acuerdo con la teoría
microeconómica, las firmas son agentes económicos
maximizadores de beneficios, para lo cual adquieren recursos
destinados a ser transformados en productos que
se ofrecerán en el mercado. Sin
embargo, bajo un criterio contable, los recursos se
denominan activos y algunos
de ellos pueden no ser susceptibles de transformación
productiva, lo que permite clasificarlos en dos grupos: activos
operativos y activos de
inversión.
Los primeros son aquellos que la empresa transforma
permanentemente en el desarrollo de
su objeto social principal. Los ingresos que producen se miden e
identifican en el estado de
resultados como el saldo de los flujos monetarios, favorables
y desfavorables, comprometidos en la operación. El valor
neto que resulta de la diferencia de estas corrientes se llama
utilidad
operativa.
Los activos de
inversión son los empleados para las
actividades que no hacen parte del objeto social de la
compañía, y las corrientes monetarias que generan
dependen de la naturaleza del activo en cuestión. Se
agrupan en: préstamos hechos por la empresa, inversiones
temporales y permanentes, y bienes entregados en arrendamiento.
Los ingresos que estos activos generan
pueden identificarse en el estado de
resultados como intereses, dividendos, participaciones y
arrendamientos.
Para efectos del análisis de la sensibilidad
coyuntural de una empresa, sólo son relievantes las
utilidades derivadas de las
operaciones
propias, en las cuales se reflejan directamente las fluctuaciones
de la economía sobre la actividad específica de la
firma. Es decir, los beneficios operacionales constituyen una
expresión sintética de la evolución reciente de las actividades
empresariales y, por tanto, involucran el comportamiento general
de la actividad económica, en la medida en que constituyen
el ambiente en el
cual se desenvuelve el negocio de la
compañía.
2.3.2 LAS UTILIDADES NO OPERACIONALES
En este item se agrupan tres categorías: las
provenientes de normas contables,
las obtenidas con la inversión financiera de utilidades
operativas y las derivadas de la
liquidación de activos
físicos.
2.3.2.1 Las utilidades contables
Hasta el año de 1.992 y de conformidad con el
decreto 2160/86, la única base de valuación posible
de aplicar en Colombia, para
efectos contables y tributarios, era la del costo
historíco, definido como la cantidad de unidades
monetarias erogadas en efectivo (o su equivalente) en el momento
de la adquisición de un bien o un servicio. Este
criterio contable asumía la prevalencia en el tiempo de
ese valor primigenio y hacía caso omiso del proceso
inflacionario y se utilizaba principalmente como fuente de
información externa, más que para la
toma de
decisiones, dado que la inflación colombiana se ha
mantenido, en promedio, durante las dos últimas
décadas, por encima del 20% anual.
La nueva normatividad reconoce que el costo
histórico, en la mayoría de los casos, no es una
base suficiente y -en consecuencia- da relevancia a la
valuación como una norma básica que debe incluir
otras bases diferentes para medir el desempeño de las
organizaciones. Ellas son:
- Costo
histórico ajustado por inflación. - Valor actual o de reposición: representa el
importe en efectivo que se consumiría para reponer un
activo o se requeriría para liquidar una
obligación, en el momento actual. - Valor de realización o de mercado:
Representa el importe en efectivo, o en su equivalente, en que
se espera sea convertido un activo, o liquidado un pasivo, en
el curso normal de los negocios.
- Valor presente o descontado: Representa el importe
actual de las entradas o salidas netas en efectivo, o en su
equivalente, que generaría un activo o un pasivo, una
vez hecho el descuento de su valor futuro a la tasa
pactada.
Para la rendición de cuentas que deben
hacer los administradores, la legislación hace clara
diferencia entre los usuarios que requieren información general y usuarios que
necesitan información específica. Para los
usuarios generales la base que se debe utilizar es la del
costo
histórico ajustado por inflación y -por lo tanto-
fija las estimaciones y mediciones que van a establecer las
utilidades contables distribuíbles a socios. Por otra
parte, para los usuarios con necesidades de información específica, la gerencia
está en obligación de medirla y presentarla de
acuerdo con la base específica demandada. Cabe anotar,
que, conforme a la ley el sistema de
información general constituye el parámetro
aplicable por quienes evalúan la gestión
gerencial.
Puede concluirse que -al utilizar bases diferentes- los
resultados deben ser disímiles. La razonabilidad de la
información depende entonces del tipo y
naturaleza del análisis y de las decisiones que se vayan a
tomar. Los resultados de las operaciones que
presentan las organizaciones
son susceptibles de medición con cada una de las bases y
por lo tanto la utilización de una sola de ellas no
contiene la verdad absoluta. Esta dependerá de la óptica
desde la cual se esté analizando y evaluando el
desempeño económico.
El sistema de ajustes persigue como objetivo que
los empresarios financien los activos no
monetarios con capital y
pasivos no monetarios, de tal manera que -si este equilibrio se
logra- al ajustar por el indice general de precios unos y
otros el efecto inflacionario se neutraliza. De lo contrario, si
el ajuste por inflación -que resulta de aplicar el indice
de precios a los
activos no
monetarios- es mayor que el ajuste al capital y
pasivos no monetarios habrá una utilidad por
exposición a la inflación susceptible de ser
gravada con la tasa de impuestos y
también de ser distribuída en
dividendos.
Pero si el efecto del ajuste es al contrario,
éste se reflejará en el estado de
resultados como una pérdida por exposición a la
inflación, que al deducirse de las utilidades contables
generará un ahorro en los
impuestos. Ha
de concluirse, entonces, que las empresas que más
fortaleza presenten en su estructura
patrimonial, se beneficiarán con ahorros en impuestos; y
aquellas que presenten una estructura
débil, contabilizarán una utilidad por
inflación que -sumadas a las otras utilidades generadas
por el negocio- incrementarán sus indices de rentabilidad.
Puede anticiparse, que la utilidad neta
proveniente de diferentes actividades y eventos
económicos, tiene componentes dignos de ser analizados y
evaluados antes de elaborar el proyecto de
distribución de utilidades, pues en el caso
concreto de
las utilidades inflacionarias de ninguna manera deben ser
susceptibles de distribución; de hacerlo se corre el
riesgo de
anticipar la liquidación de activos en
efectivo por un evento que no lo genera.
2.3.2.2 Las utilidades por liquidación de
activos físicos
Estos beneficios son ingresos provenientes de
reconversión tecnológica. Las utilidades se
producen cuando la venta de los
activos usados se contabiliza por su valor de reposición,
es decir, por el costo de
adquirilos nuevos. Dado que este precio es
superior al registrado en libros,
aparece una utilidad de
carácter estrictamente contable, derivada de la venta de bienes,
la cual también es susceptible de ser distribuída
entre los accionistas, proceso que no debe realizarse, pues
sólo las utilidades que incrementan realmente la corriente
de efectivo son susceptibles económicamente de reparto en
forma de dividendos. Las utilidades no susceptibles de fortalecer
la caja deben retenerse en el negocio, pues de distribuirse
consumen efectivo y deterioran la líquidez del
ente.
2.3.3 LOS INGRESOS OPERACIONALES
Este término designa los flujos monetarios brutos
que recibe una empresa durante un periodo determinado, como
resultado de las ventas de
bienes y servicios que
realiza en función del desarrollo de
su actividad principal. La selección de esta cuenta como
indicador de la sensibilidad coyuntural de una organización puede resultar adecuado con
las utilidades operacionales constituyen sólo una
fracción pequeña de las utilidades totales; es
decir, cuando predominan los beneficios provenientes de otras
inversiones,
ajenas a la naturaleza propia de la empresa, o de carácter
exclusivamente contable.
Sin embargo, como se verá en el capítulo
siguiente, la escogencia del indicador de sensibilidad coyuntural
puede también responder a un criterio más
operativo, de carácter econométrico, consistente en
identificar el mejor ajuste para determinar el ciclo de
referencia más adecuado para una actividad empresarial
concreta.
2.4 MARCO ANALITICO PARA LAS SINOPSIS DE LOS
INFORMES
ANUALES DE LAS JUNTAS DIRECTIVAS
Para efectos de analizar la política coyuntural
de una empresa, una de las herramientas
más adecuadas, está constituída por los
Informes
Anuales presentados por las Juntas Directivas a las asambleas
generales de socios, específicamente el apartado dedicado
al análisis y explicación del desempeño
alcanzado en el respectivo período. Su lectura
permite obtener, entonces, una visión global de los
comportamientos registrados tanto por la empresa como por la
economía, al igual que del entorno estructural en el cual
se desenvuelve la empresa y las emprendidas por los directivos
para hacer frente a la coyuntura del año.
El tratamiento de esta información se hizo de la siguiente manera:
se hizo una lectura
cuidadosa de todos y cada uno de los informes
correspondientes a las empresas de la muestra
seleccionada, para el período 1980 a 1995. Con base en
esta lectura se
procede a la identificación de aspectos comunes a la gran
mayoría de informes a fin
de proceder a una selección de datos y au
tabulación de los mismos. La síntesis de estos
análisis se consigna en cuadros anualizados y segregados
según la información que proporcionen. Cada matriz se
elabora asignando las columnas para los períodos
(años) y las filas para los datos que se
quieren destacar. En general, se constata la preocupación
de las Juntas Directivas por resaltar aspectos como la política
económica, las variaciones en las ventas,
costos, y utilidades; los cambios en términos de materias
primas y/o tecnología; la
relaciones
laborales y el balance social alcanzado.
Dado que la información obtenida inicialmente es muy
extensa e incompleta, pues no todas las empresas siguen el mismo
modelo para la elaboración de su análisis, e
inclusive, en una misma firma se presentan modificaciones de un
año a otro, es necesario realizar una segunda
depuración, a fin de registrar sólo la
información más sistemática y relievante
para el curso de la investigación, eliminando datos o
situaciones que no presenten una continuidad, que se suministran
sólo en algunos años, que no permiten hacer
inferencias o que no fueron determinantes en el comportamiento
económico obtenido por la firma en ese año. Se
busca, por tanto, la obtención de datos que permitan
explicar los resultados alcanzados en el período del
informe.
Durante la lectura de
estos informes
anuales, se verificó siempre la existencia de una
preocupación por mostrar que se había realizado la
mejor gesitón posible, y que si el desempeño de la
firma no era el óptimo (por ejemplo, si se habían
reducido las ventas o las
utilidades, o ambas), la razón radicaba en factores
externos a la compañía, y en ningún caso en
la responsabilidad de la dirección.
2.4.1 DESCRIPCIÓN DE LAS VARIABLES CONSIGNADAS
EN LAS MATRICES
CUALITATIVAS
Una vez realizada la labor de depuración de la
información contenida en los análisis que las
Juntas Directivas agregan a los estados
financieros anuales, se llegó a la elaboración
de unos cuadros resúmenes (ver anexos) cuyas variables
cualitativas se describen a continuación.
2.4.1.1 Entorno económico
Corresponde a la visión de la dirección de la empresa sobre la
situación global de le economía en el periodo
tratado; comprende la descripción de los problemas
macroeconómicos y del comportamiento sectorial. Entre los
temas abordados con más frecuencia se encuentran: el
manejo de la política cambiaria,
el comportamiento de la competencia, la
inflación, el costo del
dinero, el
manejo de impuestos y las
decisiones gubernamentales específicas que afectan al
sector o a la empresa.
Los directivos empresariales están muy pendientes
de las decisiones de política
económica, especialmente aquellas que los puedan
afectar, y -por supuesto- sientan su voz de protesta ante las
medidas que no los favorecen; pero también destacan
aquellas situaciones en las que el gobierno de
alguna manera apoya su sector, por ejemplo, con controles sobre
el contrabando o con una reducción de impuestos que los
coloquen en situaciones ventajosas.
2.4.1.2 Ventas
Las Juntas Directivas acostumbran consignar, al inicio
de su informe, la
evolución de los ingresos brutos de la
respectiva empresa o de sus ventas
físicas (unidades vendidas) y haciendo énfasis en
su variación con respecto al período anterior.
Algunas empresas manejan su cifra de ventas por el
volumen total
de su producto
vendido, mientras otras sólo se refieren a la cantidad de
dinero
transado, y, en algunos casos, dan claridad en si se trata de
productos
vendidos en el mercado interno o
si son cifras provenientes de la exportación. Resulta de gran importancia la
información sobre la cantidad de unidades vendidas, pues
da cuenta del crecimiento real de la empresa, pero no se
encontró consistencia en la presentación de dichas
cifras. En el estado de
resultados, aparece la cifra sobre el valor de las ventas, y
si bien esta se puede deflactar, no es exactamente equivalente al
número de unidades vendidas, pues la deflactación
genera valores en términos de un año
base.
2.4.1.3 Materia Prima
Esta sección sintetiza la información
sobre variaciones en precios,
cantidades y calidades de los diferentes insumos de las
compañías. Es de gran importancia lo sucedido en
esta área, pues determina la estructura de
costos de cada firma. En este sentido, en los informes se
atribuye un papel
predominante a la política
agrícola y al impulso que algunas compañías
realizan en pro de sus proveedores de
materia prima,
en algunos casos favoreciendo las actividades de investigación; en otros, con la mejora de
cultivos o con apoyo tecnológico, lo que a futuro genera
una mejor calidad de los
productos y
una reducción de sus costos al contar con abundante
abastecimiento.
El efecto sobre los insumos importados, que está
relacionado con el manejo de las políticas
macroeconómicas, es también resaltado, pues la
ineficiencia es enorme al evaluar el costo final de
los productos. Se
nota una dependencia por los insumos importados, jugando un gran
papel dentro
de este item, el manejo que se dé a la tasa de cambio y a las
relaciones que se tengan con los países que suministran
los insumos.
Los empresarios dejan ver su preocupación por el
manejo de la materia prima,
buscando obtener los mejores costos posibles, una excelente
calidad y la
oportuna consecución de los mismos.
2.4.1.4 Costos
En algunas empresas se presenta el manejo de sus costos
como un apartado dentro del informe, pues
tratan de destacar los esfuerzos en que incurren para controlar
costos exagerados, presentándolos como éxitos de la
administración. Mencionan mejoras en
procesos,
mayor rendimiento de su personal, y
consecución de créditos con bajos intereses, entre
otros.
2.4.1.5 Laboral
Esta sección registra la información sobre
el manejo de las relaciones; se hace hincapiée en el
mejoramiento del clima laboral interno y
de la calidad de
vida de los empleados. Estas consideraciones son importantes
debido a la gran influencia que hoy en día se atribuye al
recurso humano en el desarrollo de
la empresa. Los informes
destacan la firma de convenciones colectivas, la
realización de programas de
educación,
vivienda, recreación y cultura y de
apoyo a la familia del
trabajador, así como el desarrollo de
planes de calidad total,
implementación de nuevas teorías dentro de la
administración, las cuales se espera que
redunden en el buen desempeño de la
organización. Se observa dentro de esta
sección, el interés de
la empresa por tener una mano de obra cada vez más
calificada, mejorando así el proceso
productivo.
2.4.1.6 Tecnología
Dentro de este Item están consignadas todas las
acciones a
nivel de mejoramiento técnico de la empresa, tales como
adquisición de maquinaria y equipo nuevo,
tecnificación y mejoramiento de la maquinaria existente,
la importación de nuevos elementos tecnológicos, la
contratación de firmas especializadas para
modernización y mejoramiento de la planta; todo lo cual
permite obtener una mejor información y una visión
global de la estructura de
la planta de la empresa, sus condiciones técnicas de
producción y su capacidad de mejoramiento
continuo.
Se deben tener en cuenta los efectos que sobre este
capítulo ejerció la apertura económica
implementada en nuestro país, pues algunas empresas dejan
ver su afán por modernizar sus equipos, viviendo luego en
otros periodos los beneficios logrados por aprovechar esta
situación.
2.4.1.7 Filiales y subsidiarias
Ocupa gran parte del informe el
comportamiento que tienen las empresas filiales y subsidiarias,
analizando, en casi cada una de ellas, las mismas situaciones que
se han mencionado antes, realizando una visión general
sobre la empresa, y dando énfasis a las ventas (exportaciones),
las utilidades, su crecimiento, los problemas
laborales y su comportamiento dentro del sector.
Cabe anotar que muchas empresas obtienen una alta
participación dentro de sus utilidades por parte de estas
compañías, que en la mayoría de los casos se
tratan de inversiones en
otros sectores diferentes a los cuales esta dedicada, aunque en
otros son empresas paralelas que proporcionan materiales
para la "matriz" , es
de gran importancia mostrar en los cuadros cual es el fin de la
empresa filial y la participación que tiene en sus
principal.
CAPITULO TERCERO
ANALISIS DE
CASOS:
ARGOS S.A.
Hacer frente a los cambios en su entorno constituye un
compromiso ineludible para las diversas organizaciones
empresariales. Al menos así se desprende de la lectura de
los informes que
las Juntas Directivas rinden anualmente a sus Asambleas de
Accionistas, en los cuales se incluye siempre alguna
reflexión acerca del desempeño reciente de las
distintas variables macroeconómicas.
Sin embargo, en la mayoría de los informes, la
referencia al comportamiento del entorno económico no
profundiza ni los determinantes de éste ni en las
relaciones del desempeño empresarial con la actividad
económica agregada. Este último aspecto es el que
se quiere profundizar en este capítulo para el caso de la
empresa de cementos Argos, S.A.. Para el efecto, se
analizará el entorno específico, es decir, la
actividad constructora como mercado natural,
se definirá el ciclo de referencia para la empresa y se
examinarán algunos indicadores
financieros.
3.1 EL ENTORNO SECTORIAL
La producción de cemento y
concreto se
encuentra destinada a servir de insumo fundamental a la industria de
la construcción; de esta manera, la suerte de
las empresas cementeras se encuentra condicionada por el
desempeño de las obras públicas y de la
edificación privada; es decir, depende de la
ejecución de proyectos de
infraestructura y del desarrollo de
las actividades urbanizadoras.
Pero los dos componentes de la actividad constructora
-obras públicas y edificación privada- no tienen
igual importancia ni igual dinámica en la economía nacional. En
efecto, considerada como un sector integrante del PIB, durante
el período 1971-1995, el valor final de los bienes totales
generados por la construcción ha constituído
alrededor del 3.5% del PIB, el cual resulta bajo comparado con
las contribuciones sectoriales de la industria
manufacturera (21.6%), la actividad agropecuaria (22.4), el
comercio
(12.4%) y los servicios
financieros (14.4%). Entre los sectores productivos, el aporte de
la construcción al PIB sólo supera al
de la minería,
que registra un 2.7% en promedio para el mismo período,
pero durante los años 90 se ha revertido esta
relación ya que la minería ha
oscilado alrededor del 4.2% y la construcción sobre el 3.1%.
En cuanto a la importancia relativa de cada uno de los
componentes de la actividad constructora, en el Plan de
Economía Social (DNP, 1987) se senaló que, en
promedio, las obras públicas constituyen el 63% del total
de la actividad sectorial y que el 37% restante corresponde a las
edificaciones; dentro de estas últimas, la
participación de las viviendas correspondería al
85%. Esta estructura
porcentual se habría conservado durante los últimos
años.
Por otra parte, respecto a los determinantes del ritmo
de crecimiento de la construcción, existen claras discrepancias
entre distintos analistas, pues mientras algunos (Giraldo y
Cortés, 1994) afirman que es una actividad caracterizada
por un dinamismo interno, a partir del cual genera sus propios
ciclos (en especial, la edificación urbana); otros
(Junguito, López et al., 1995) consideran que son factores
exógenos los que determinan sus fluctuaciones y aún
hay otros (Valderrama,1988) que definen a la actividad
constructora como un sector anticíclico, propicio para ser
utilizado como reactivador de la economía.
Debe precisarse que los dos primeros análisis
consideran las licencias de edificación aprobadas como el
indicador sectorial, y por tanto como la variable dependiente,
mientras que el estudio del DNP relaciona la evolución del sector en su conjunto -obras
públicas y edificación privada- con el
desenvolvimiento del producto interno
bruto.
3.1.1 La ciclicidad de la actividad
constructora
Según se definió en el capítulo
precedente, la relación existente entre un sector
específico y la dinámica de la economía en
su conjunto se puede establecer con base en el valor del
coeficiente de la variable exógena que resulte de una
regresión lineal, donde el PIB tiene este carácter
de variable independiente. Para efectos de esta investigación, se corrieron tres
regresiones lineales entre el sector de la construcción y el PIB, con base en los valores
logarítmicos de sus producciones reales, para el
período 1970-1995.
La primera consideró una relación
contemporánea de ambas variables; la segunda hizo depender
el valor actual de la construcción de los valores
precedentes alcanzados por el PIB y la misma actividad actividad
constructora, ambos rezagados un período; la tercera
estimación consistió en eliminar el término
independiente en el primer modelo obtenido. Los resultados fueron
los siguientes:
Ct = – 2.96 + 0.94 PIBt con:
r2 = 0.87, t = 12.78 y Dw = 0.56 (3.1)
Ct = -0.70 + 0.25 PIBt-1 + 0.71
Ct-1 con: r2 = 0.93, t = 1.75 y Dw =
1.717 (3.2)
Ct= 0.47 PIBt con: r2
= 0.65, t = 82.8 y Dw = 0.21 (3.3)
La calidad de las
regresiones obtenidas fue examinada mediante la aplicación
de cuatro pruebas:
correlación serial, normalidad, heterocedasticidad y forma
funcional. Los resultados permitieron descartar las ecuaciones 3.1
y 3.3, y aceptar la 3.2 que cumplió todas las exigencias
de calidad estadística, como aparece en el cuadro
siguiente.
CUADRO No. 3.1
DETERMINANTES DE LA CONSTRUCION EN
COLOMBIA 1970 –
1995
ESTADISTICOS DEL MODELO
DIAGNOSTICOS | MODELO |
| Ct = -0.70 + 0.25 PIBt-1 + |
Correlacion serial, Chi2 (2) | 0.77 |
Normalidad, Chi2 (2) | 1.55 |
Heterocedasticidad, Chi2 (1) | 1.79 |
Forma funcional, Chi2 (1) | 0.093 |
De acuerdo con el modelo, puede afirmarse entonces que
la actividad constructora, definida como el agregado de las
inversiones en
obras públicas y en edificación privada, tiene un
comportamiento muy débilmente procíclico,
según el valor del coeficiente de la variable
PIBt-1 y el hecho de que esta variable se encuentra
rezagada. Pero además debe tenerse en cuenta que la
primera regresión -en la cual se incluyó el
PIBt como variable independiente- no cumplió
con todos los diagnósticos de calidad, pues
presentó problemas de
autocorrelación y de forma funcional.
En síntesis, teniendo en cuenta que los
coeficientes en la regresión representan elasticidades,
dada la transformación logarítmica previa de las
series originales, puede afirmarse que el sector de la
construcción es débilmente procíclico. Esto
significa que un incremento de un punto porcentual en el PIB en
un año determinado genera un crecimiento de la actividad
constructora durante el período siguiente, pero
equivalente a sólo una cuarta parte de ese punto
porcentual de aumento del PIB en el año anterior,
manteniéndose todo lo demás constante.
Por otra parte, en cuanto a la calidad del
ajuste alcanzado -entre valores históricos y estimados de
la variable construcción- el gráfico siguiente
ratifica la validez del modelo construído.
Por último, conviene señalar que las
características del modelo presentado en este ejercicio,
sugieren que el calificativo de anticíclico -dado por
Planeación Nacional al sector de la
construcción- merece una exploración
econométrica mayor. En efecto, el trabajo de
Valderrama (1988) -basado en la graficación
simultánea de las tasas de crecimiento trimestral
alcanzadas tanto por la economía en su conjunto (PIB) como
por diversos sectores- definió como sectores
procíclicos a los que registran alguna simetría
gráfica con las variaciones del PIB trimestral; y
anticíclicos a los que presentan un comportamiento opuesto
a la dirección que lleva el ciclo de la
economía. En esta última categoría se
encontrarían los sectores de la minería y
de la construcción, mientras que en la primera sobresalen
la agricultura y
la industria
manufacturera; sin embargo, el análisis gráfico no
aparece acompañado por otro de carácter
econométrico que defina relaciones entre variables y
permita evaluar las conclusiones sobre las simetrías y
asimetrías gráficas.
3.1.2 La ciclicidad de la actividad
edificadora
Como se dijo antes, existen discrepancias entre
distintos analistas acerca de los determinantes del ciclo de la
edificación urbana. En este apartado se hará
referencia a dos trabajos recientes, uno de ellos publicado en la
Revista
Camacol (1994) y otro aparecido en la Revista del
Banco de la
República (1995).
3.1.2.1 "Los ciclos de la edificación en
Colombia 1950
-1993. Otra mirada"
Bajo este título Fabio Giraldo Isaza y Juan
Carlos Cortés Cely publicaron en la Revista
Camacol No. 60 (septiembre de 1994), un ensayo
teórico y empírico sobre la ciclicidad de la
edificación en Colombia. En este
último aspecto, utilizaron la información sobre
metros cuadrados de licencias de construcción en 56
ciudades de Colombia, para el
período 1950 -1993, y corrieron tres regresiones lineales
univariables, es decir, considerando el tiempo como la variable
independiente. Los resultados alcanzados fueron:
Yt (50-93) = 815400.86 +208316.75t
(3.4)
Dado que la gráfica correspondiente a los datos
históricos y ajustados del modelo anterior permitía
deducir dos grandes subperíodos, los autores decidieron
considerar dos subperíodos:
Yt (50-71) = 1522775 +
152893.94t (3.5)
Yt (72-93) = – 2393231.2 +
302006.9t (3.6)
Finalmente, mediante una gráfica de los residuos
correspondientes a la ecuación de todo el período,
establecieron que, entre 1950 y 1993, actividad edificadora en
Colombia
habría pasado por nueve ciclos, cada uno de ellos con una
duración promedia de 4.5 años, y caracterizados
porque "un aumento en los metros licenciados hoy, conlleva una
dinámica significativa en el siguiente año, una
disminución no significativa dos años
después y otra, esa sí muy significativa, en el
cuarto año.
En otras palabras, el ciclo completo de la
edificación -medido de pico a pico- tiene una
duración aproximada de 5 años, aunque
también hay evidencia de que éste en condiciones
favorables para el sector puede ser de sólo 4 años.
En ambos casos, se puede concluír que el ciclo completo
está compuesto por dos o tres períodos recesivos y
otros dos de recuperación".
El modelo propuesto por Giraldo y Cortés supone,
además, la existencia de una tendencia
determinística alrededor de la cual se producen
desviaciones no aleatorias, sino fuertemente encadenadas entre
sí (autocorrelacionadas). Es decir, no serían
fenómenos exógenos y estocásticos los que
producirían los ciclos de la actividad constructora, sino
factores endógenos y dependientes de sus valores
precedentes.
Sin embargo, la lectura de
las explicaciones -dadas por los propios autores- sobre los
ciclos identificados en su trabajo, no corrobora la
interpretación teórica anterior, pues hace
más énfasis en factores exógenos como la
dinámica del Sistema Upac y la acción gubernamental
-cambios en la política
macroeconómica o en la política de vivienda-
que en los efectos rezagados de una expansión de la
actividad edificadora en un momento determinado.
3.1.2.2 "La edificación y la política
macroeconómica"
Este es el título del artículo de Roberto
Junguito y otros aparecido en la Revista del
Banco de la
República de noviembre de 1995, el cual pretende
identificar los determinantes económicos de la
edificación y explicar el auge registrado en la
construcción en el último quinquenio. Para el
efecto -mediante el uso de la metodología propuesta por Hodrick y
Prescott, la cual utiliza transformaciones exponenciales de los
datos históricos, en lugar de operar con
logarítmos- descomponen la serie temporal (1950-1994) de
las licencias de construcción en tendencia y componente
cíclico.
Los resultados les permiten afirmar que que, salvo en
períodos seleccionados como 1974-1984, las oscilaciones
observadas en la actividad constructora no han tenido la misma
frecuencia y amplitud; es decir, que la serie considerada no es
cíclica en el sentido definido por Giraldo y
Cortés: "una serie de tiempo es cíclica cuando la
secuencia de aumento y disminución de su valor se repite
con alguna frecuencia en el tiempo".
En cuanto a los determinantes de las oscilaciones, los
investigadores del Banco sostienen
que el comportamiento cíclico de la actividad -durante el
período de estudio- pudo haber sido motivado por factores
exógenos y de política
económica, como el crecimiento de la economía
colombiana, la disponibilidad de financiamiento
para la construcción y el comportamiento de la tasa real
de cambio.
La hipótesis anterior fue puesta a prueba
mediante un modelo de ajuste parcial utilizado para explicar el
comportamiento de las licencias y de los préstamos totales
para la edificación, con 59 datos entre 1980 y 1994. En
primera instancia, se generó una ecuación que
explica el comportamiento de los préstamos totales a la
construcción en función de la liquidez general de
la economía, medida por M3 -suma de efectivo y
pasivos sujetos a encaje-, y la tasa de interés,
medida con la tasa de interés
del CDT. Se agregó una variable Dummy para registrar el
cambio
estructural que se dió en ese período debido a
cambios importantes en la oferta de
activos financieros. El modelo resultante fue el
siguiente:
LPRESR1 = 0.50 LM3R – O.30 LCDT + 0.23 DUMMY + 0.37
LPRESR1 (-1) (3.7)
R2 = 0.80
Donde
L PRESRI = Logaritmo de los niveles de
préstamos
LM 3 R = Logaritmo de M3
LCDT = Logaritmo de los CDT
DUMMYA = Variable DUMMY
LPRESR1 (-1) = Logaritmo de los niveles de
préstamos rezagados un período.
Al resultar todas las variables estadísticamente
significativas, el modelo permite afirmar que el 80% de la
variabilidad del volumen de
recursos
dirigidos a la construcción ha dependido -entre 1980 y
1994- directamente del grado de liquidez de la economía e
inversamente de la tasa de interés.
Los mismos autores modelaron el comportamiento de las
licencias de construcción en función del PIB, el
índice de tipo de cambio
real y el nivel de préstamos otorgados. La
especificación lograda fue la siguiente:
L CONST = 0,79 LPIBK – 0,32 LITCR + 0,27 LPRES1F
(3.8)
0,24 LCONST (-1)
R2 = 0,67
Donde:
L CONST: Logaritmo del nivel de licencias de
construcción
L PIBK : Logaritmo del PIB
LITCR : Logaritmo del índice de tipo de cambio
real
L PRESR1F: Nivel de préstamos otorgados,
proyectados con la ecuación 1
Los resultados señalan que el 67% de las
variaciones del nivel de licencias de construcción son
explicadas positivamente por el PIB, el nivel de préstamos
para la construcción y las licencias otorgadas en el
período inmediatamente anterior. Y negativamente por el
tipo de cambio
real, que no es otra cosa que el precio
relativo de los bienes transables y no transables
internacionalmente; es decir, que las revaluaciones favorecen el
crecimiento de la construcción urbana y las devaluaciones
la desestimulan.
De acuerdo con el valor del coeficiente del logaritmo
del PIB en este modelo, 0.79, la edificación urbana
-medida a través de la cantidad de metros cuadrados
comprendidos en las licencias aprobadas- sería
débilmente procíclica.
3.1.3 Síntesis sobre la ciclicidad
sectorial
Por su articulación insumo-producto, la
actividad constructora constituye el entorno sectorial
básico de la producción de cemento; sin
embargo, la construcción en sí misma no es
homogénea, pues resulta de la agregación de dos
grandes actividades económicas: las obras públicas
y la edificación urbana. El crecimiento de las primeras ha
estado
determinado por el cumplimiento de los planes de desarrollo y
las limitaciones fiscales para realizar proyectos de
inversión.
Por su parte, el desarrollo de la edificación
urbana ha dependido tanto de los programas
gubernamentales de construcción de vivienda como de las
condiciones del mercado privado. Pero estas últimas, a su
vez, han fluctuado a tono con los cambios en el mercado
financiero y el crecimiento exógeno del ingreso nacional,
según el modelo propuesto por los funcionarios del
Banco de la
República.
Estas características explican las aciclicidades
-respecto al PIB- detectadas tanto para el sector de la
construcción como para la edificación de vivienda.
En efecto, el mayor peso relativo de las obras públicas en
la actividad constructora -unido a la irregularidad de su
desarrollo- explican el carácter acíclico de este
sector, pues sus fluctuaciones no están asociadas al
crecimiento
económico general sino a la ejecución de
programas de
inversión, lo que depende de las
prioridades de la política
económica de turno.
Por su parte, el examen aislado de la edificación
urbana -el componente de menor importancia relativa en el sector
de la construcción- demostró que esta actividad se
encuentra determinada principalmente por factores exógenos
a sí misma y al crecimiento del PIB, el cual sólo
influye en la dinámica de la urbanización de manera
secundaria, de acuerdo con el valor de la elasticidad
hallada: 0.79.
Estos resultados serán considerados en la
sección siguiente, al examinar la ciclidad de la
producción de cemento y
concreto por
parte de la empresa Argos S.A..
3.2 CARACTERISTICAS CICLICAS Y COYUNTURALES DE
ARGOS
Examinar la ciclicidad y la sensibilidad coyuntural de
una empresa implica la selección y análisis de dos
elementos básicos: la variable indicativa del
desempeño empresarial y la variable exógena,
explicativa de las fluctuaciones de la primera. Por
definición, esta última debería ser el ciclo
económico mismo, es decir, las tasas de crecimiento del
PIB real; sin embargo, en el caso de subsectores que participan
en una gran rama -como lo es la producción de cemento y
concreto para
la industria de
la construcción- su relación con el PIB está
afectada por el tipo de articulación existente entre la
rama en que participa y el PIB.
De acuerdo con la concepción económica de
la firma -como una unidad maximizadora de beneficios-, la
variable más adecuada para medir el desempeño
empresarial es el nivel de utilidades anuales; sin embargo, esto
no significa que las utilidades, por sí mismas, sean el
indicador más adecuado de la ciclicidad de la empresa. En
efecto, como se anotó en el capítulo anterior, las
utilidades pueden clasificarse en operativas (procedentes de la
actividad productiva específica) y no operativas u
originadas en inversiones
financieras o en manejos contables. Para el caso de las empresas
manufactureras, resulta claro que las segundas no pueden reflejar
su relación con las fluctuaciones
económicas.
Por otra parte, los beneficios o utilidades se definen
como la diferencia entre ingresos (ventas) y gastos (costos);
lo que indica que cualquiera de estas dos variables
también puede constituírse en indicador de la
ciclicidad. Aún más, en principio los ingresos
pueden considerarse como la expresión monetaria de la
demanda
física y
ésta, de alguna manera, como un reflejo de la
dinámica de la actividad económica agregada. En
otras palabras, más que las utilidades son los ingresos
realizados cada año la variable más adecuada para
caracterizar las relaciones de una firma con el ciclo
económico y, por ende, para evaluar su política
coyuntural.
De acuerdo con estas anotaciones y la definición
del entorno específico, se realizaron diversas pruebas,
gráficas y econométricas, tendientes al hallazgo
del ciclo de referencia y de la sensibilidad coyuntural de Argos.
En este capítulo se describirán las mismas y se
presentarán las conclusiones alcanzadas.
3.2.1 Identificación del ciclo de
referencia
Como se explicó en el capítulo anterior,
el concepto de ciclo
de referencia hace alusión a las relaciones existentes
entre distintas actividades económicas, la evolución de una de las cuales determina el
comportamiento de la otra. En general, se acepta que el papel
dominante le corresponde a la actividad económica
agregada, es decir, a las fluctuaciones del PIB como indicador
sintético de dicha actividad.
Sin embargo, cuando se trata de evaluar actividades
relativamente pequeñas en relación con el agregado
de la producción total, el papel del PIB
(considerado como preponderante por su naturaleza misma) puede
revelarse insuficiente para explicar las variaciones
particulares. Este es el caso de la contribución
específica de una empresa, la cual sólo
sería importante en el evento de una estructura de
mercado de monopolio
natural. Por este motivo, se hace necesario explorar otras
variables de carácter sectorial -de mayor o menor
importancia relativa- para establecer el ciclo de referencia de
una empresa.
En el caso particular de Argos se consideraron cuatro
variables exógenas y cuatro indicadores de
desempeño empresarial. Las primeras fueron: el PIB total
de la economía, el PIB del sector construcción, los
metros cuadrados de edificación urbana, según
licencias aprobadas, y el gasto anual en construcción y en
edificación, medido a través de la cuenta de
formación bruta de capital fijo.
Como indicadores de resultados de la empresa se examinaron: las
utilidades brutas, las utilidades operacionales, los costos
operacionales y los ingresos operacionales, todos ellos
deflactados por el indice de precios al
productor, sector construcción, con 1990 como año
base.
3.2.1.1 Aclaración
metodológica
Existe un método
alternativo para realizar un trabajo econométrico sobre la
ciclicidad de una variable específica: utilizar un modelo
del tipo de corrección de errores, basado en el concepto
de cointegración. Este último representa una
relación de equilibrio
entre las diferentes variables examinadas; es decir, una
relación estable de largo plazo con mecanimos de ajuste
para el corto plazo. La especificación de las ecuaciones en
un modelo de esta naturaleza tiene un carácter
dinámico, según el cual las variables en niveles
representan el largo plazo y las variables en diferencia dan
cuenta de los movimientos de la variable endógena en el
corto plazo.
Esta técnica es muy relevante en el
análisis económico aplicado, ya que la
teoría económica postula sólo relaciones de
largo plazo, sin detallar el proceso para alcanzar ese equilibrio. La
cointegración permite confrontar los postulados de una
teoría con la evidencia empírica, de una mejor
manera que otras técnicas econométricas. Para ello,
utiliza test de
carácter asintóticos, es decir, de tamaños
de muestra muy
holgados (más de 50 datos), a fin de llegar a resultados
concluyentes.
En la sección siguiente, donde se presentan las
pruebas
realizadas para hallar el ciclo de referencia de Argos, se
recurrió a la obtención de las primeras diferencias
logarítmicas para expresar el comportamiento
dinámico (cíclico) de las variables consideradas.
Sin embargo, no se trata de mostrar las fluctuaciones de muy
corto plazo -es decir, los cambios o desviaciones
erráticas con respecto a una tendencia o equilibrio de
largo plazo-, sino los altibajos o fluctuaciones de la variable
agregada, en la cual se condensan errores y tendencia. En otras
palabras, dado el reducido tamaño de la muestra utilizada
(16 datos), no fue posible recurrir a las técnicas del
análisis de cointegración.
3.2.1.2 Determinación gráfica del ciclo
de referencia
En los gráficos siguientes -elaborados con base
en las primeras diferencias logarítmicas de las variables
respectivas- se muestran los distintos resultados alcanzados.
Para efectos de una mejor apreciación visual, se
utilizaron ambos ejes verticales para presentar separadamente la
escala
correspondiente a cada variable; lo cual se simboliza mediante
las letras entre paréntesis (I,D). Respecto a los
gráficos logrados, caben dos observaciones
preliminares:
- La variación anual del PIB es la única
de las variables consideradas que no registra valores
negativos. Conviene aclarar, además, que la línea
horizontal sobre el valor cero sólo se construye para la
escala
izquierda y únicamente sirve para identificar los
años en los cuales decayó alguno de los
indicadores examinados; dicha línea no muestra,
entonces, fluctuaciones con respecto a una
tendencia.
- Todos los gráficos permiten reconocer la
existencia de alguna interrelación entre las diferentes
variables agregadas y los indicadores de desempeño
empresarial. Es decir, aparentemente cualquiera de los
referentes contemplados sería adecuado para explicar, en
términos del entorno coyuntural, los resultados
alcanzados por Argos. Sin embargo, como se analizará
más adelante, las pruebas
econométricas descartan la utilización de
algunos.
3.2.1.2.1 Ciclicidad frente al PIB
Los gráficos Nos. 3.2 a 3.5 comparan las tasas de
crecimiento anual de la economía colombiana con las
variaciones, también anuales, de los costos, ingresos,
utilidades operacionales y utilidades brutas de Argos, para el
período 1980 – 1995. De acuerdo con la simetría
gráfica observada, en general existe una tendencia
procíclica, la cual se observa, especialmente, en las
relaciones del PIB con los costos e ingresos
operacionales.
Esta primera aproximación conduce, entonces, a
descartar a las utilidades, tanto operativas como brutas, como
instrumentos adecuados para evaluar la ciclicidad de Argos frente
al PIB. En efecto, si se observa con detalle las gráficas
3.4 y 3.5, se puede apreciar que entre 1980 y 1988, las
utilidades de operación tuvieron variaciones muy cercanas
a cero, mostrando prácticamente un comportamiento
acíclico frente al agregado económico; luego
registraron una evolución anticíclica (entre 1989 y
1991) y finalmente, una tendencia procíclica. Por su
parte, al observar los grandes rasgos de las dos curvas de la
gráfica No. 3.5, puede decirse que las utilidades brutas
han variado prácticamente en forma opuesta al ciclo de la
economía; es decir, en ellas ha predominado un
comportamiento anticíclico.
Estos primeros resultados sugieren que otros
fenómenos -diferentes a la evolución coyuntural de la economía-
tienen gran importancia en la determinación de los
resultados económicos de Argos y en sus fluctuaciones. Al
examinar las características financieras de la empresa, se
retomará este aspecto.
3.2.1.2.2 Ciclicidad frente al PIB de la
construcción
La fabricación de cemento y
concreto
-principal actividad productiva de Argos- constituye uno de los
insumos fundamentales de la industria de
la construcción, la cual se subdivide en obras
públicas y edificaciones privadas. Como se indicó
en la sección precedente, tradicionalmente las autoridades
económicas han considerado que el sector de la
construcción tiene un carácter anticíclico,
lo que permite utilizarlo como motor de
reactivación económica en períodos de
recesión. Cabría esperar, entonces, que los
resultados de la industria y las empresas cementeras fluctuaran
alrededor de la dinámica sectorial de la
construcción y que, por lo tanto, que el ciclo de
referencia, para explicar el comportamiento coyuntural de la
empresa, correspondiese a las variaciones dinámicas de la
actividad constructora agregada. Con el fin de contrastar estos
supuestos se elaboraron los gráficos Nos. 3.6 a
3.9.
Los resultados son similares a los anteriores, en el
sentido de que los grados de ciclicidad (pro, anti o
acíclico) son diferentes en el caso de las utilidades
(operativas y brutas) que en el caso de costos e ingresos
operacionales. En estos últimos gráficos, las
utilidades evidencian una tendencia procíclica; mientras
que costos e ingresos, al menos hasta 1987, habrían sido
abiertamente anticíclicos frente al PIB de la
construcción; luego se habrían convertido en
procíclicos. La validez de estos resultados también
se confrontará con las pruebas
econométricas.
Sin embargo, resulta oportuno precisar algunos aspectos
que han determinando el ciclo de referencia aquí
considerado. En primer lugar, las obras públicas son el
subsector con mayor participación en el PIB de la
construcción; esto sugiere que el ciclo sectorial
está afectado por las políticas,
planes y programas de
inversión pública; en segundo lugar,
durante la mayor parte de los años 80, el precio del
cemento
permaneció bajo un régimen de control, que se
modificaba periódicamente.
Por último caber recordar que la
edificación privada depende, en gran medida, de las
políticas de vivienda, las cuales durante
el decenio pasado tuvieron modificaciones notorias:
reducción al principio de la década, cuando se
dió énfasis al Plan de Integración Nacional (basado en el
desarrollo de grandes obras públicas); estímulo
importante con los programas de
vivienda sin cuota inicial (años 83-85) y
decaímiento a partir de las políticas
de auconstrucción y distribución de subsidios para la vivienda
de interés
social (1987-1990).
3.2.1.2.3 Ciclicidad frente a las licencias de
edificación aprobadas
De acuerdo con los modelos
descritos en la sección 3.1, la cantidad de metros
cuadrados aprobados -a través de las licencias de
construcción- constituye el parámetro más
utilizado para examinar la evolución de la actividad
edificadora. También en los Informes
Anuales de Argos se recurre, en forma reiterada, a este elemento
como indicador del desempeño logrado y de las expectativas
sobre el período próximo.
En otros términos, los metros cuadrados de
construcción aprobados aparecen como el instrumento
más recurrido para interpretar el desempeño tanto
de la construcción urbana como el de la producción
de cemento; en
ambos casos, se acepta que los efectos reales se manifiestan con
un año de retraso, que sería el período
promedio entre el otorgamiento de una licencia de
construcción y el desarrollo de ésta. Para la
definición de un ciclo de referencia, sería
ésta, entonces, la variable más
adecuada.
En los gráficos anteriores (3.10 a 3.13) se
comparan las evoluciones seguidas por las licencias de
construcción aprobadas con los ingresos, costos y
utilidades de Argos para el período 1980 – 1995. De
acuerdo con la simetría registrada, es posible definir dos
grandes subperíodos o ciclos, caracterizados por
relaciones diferentes:
Entre 1982 y 1986, la actividad económica de
Argos habría tenido un comportamiento anticíclico
frente a la dinámica de la edificación urbana (las
líneas muestran sentidos opuestos). Este fenómeno
es especialmente notorio en el caso de los costos e ingresos
operacionales, lo cual puede hallar explicación en la
política oficial de control de
precios sobre el cemento -que
generó aumentos inferiores al del IPC-, y en las
negociaciones salariales, las cuales habrían actuado en
sentido contrario, al producir incrementos superiores a la
inflación anual. Por otra parte, cabe pensar que la
tendencia positiva en los ingresos operacionales se
explicarían, ante la caída en las licencias de
construcción, por el desarrollo de las obras
públicas.
Entre 1987 y 1992, el comportamiento habría sido
procíclico (las líneas se mueven en el mismo
sentido); por lo cual puede afirmarse que la evolución
coyuntural de Argos refleja la del subsector de la
edificación urbana.
A partir de 1993, se inicia un tercer período,
caracterizado por una relación inversa durante los dos
primeros años (1993-1994), lo cual se explica,
quizás, por el efecto rezagado de las licencias de
construcción sobre la realización de las obras
planeadas, y, por lo tanto, sobre la demanda
efectiva de cemento y
concreto.
3.2.1.2.4 Ciclicidad frente a los gastos en
edificación y obras públicas
Los gráficos Nos. 3.14 a 3.19 corresponden a un
análisis alternativo, consistente en examinar la posible
ciclicidad frente a la demanda agregada
realizada. Para el efecto, como ciclo de referencia, se utilizan
los cambios registrados por los gastos agregados
en edificación y obras públicas, según los
datos consignados en la cuenta de Formación Bruta de
Capital Fijo
(FBKF) de las Cuentas
Nacionales.
En primera instancia se observa que las demandas por
edificación y obras públicas tienen ciclicidades
diferentes, de acuerdo con los años en que se registran
los valores
máximos y mínimos, y los niveles alcanzados. En
efecto, las caídas en la edificación urbana
(años 1984, 1990, 1993)) no parecen guardar
relación alguna con las del subsector de obras
públicas (años 1987, 1989, 1994).
En segundo lugar, frente a la evolución del gasto
en edificación urbana, el comportamiento coyuntural de
Argos habría sido anticíclico en el período
1980-1984; procíclico en el lapso 1984-1995, si bien en el
año 1993 se registró un cambio de
tendencia. Por otra parte, respecto a la demanda de
obras públicas, como ciclo de referencia, el
comportamiento de los indicadores de Argos permite identificar
tres subperíodos: 1980-1984, procíclico; 1984-1988,
anticíclico; 1988-1994 procíclico, con la salvedad
del año 1990, en el cual aparecen dos tendencias
disímiles.
En términos generales, puede concluírse
que las fluctuaciones de largo plazo en el desempeño
empresarial de Argos están determinadas por estos dos
tipos de gastos, con la
observación que las caídas en la
edificación urbana puede ser compensadas con incrementos
en la inversión pública, lo que finalmente
permite identificar una fuerte dependencia (prociclicidad) de los
resultados de Argos frente a la demanda
efectiva por obras de construcción.
Es decir, más que la demanda
planeada (licencias de construcción aprobadas) es la
demanda
realizada -o gastos efectivos
en obras públicas y edificación- lo que determina
el ciclo empresarial de Argos.
Como se detallará más adelante, la
fuerza de la
relación entre los ingresos operacionales de Argos y la
demanda realizada de obras públicas y edificación
se verificó mediante un análisis
econométrico. La ecuación resultante (la
número 17 en el cuadro 3.2) reune las condiciones estadísticas necesarias para aceptar la
capacidad explicativa que tienen los gastos efectivos
en obras públicas y edificaciones, en el período
contemporáneo, de la variabilidad de los ingresos de
Argos.
3.2.2 Validación
econométrica
Conforme a la metodología presentada en el
capítulo segundo, las diferentes relaciones examinadas en
los gráficos anteriores fueron sometidas a
verificación econométrica, mediante la
realización de las regresiones lineales correspondientes.
Los resultados logrados (ver cuadro No. 3.2) permiten destacar
varios hechos:
En su gran mayoría, las relaciones funcionales
establecidas presentan problemas
estadísticos que ponen en entredicho su validez matemática
y, por lo tanto, permiten descartar la escogencia de las
variables independientes allí incluídas, en el
momento de definir el ciclo de referencia más
apropiado.
En cuanto a las ecuaciones que
no presentan ningún problema estadístico (cinco en
total), se caracterizan por unos bajos coeficientes de
determinación muestral (r2), lo que significa
una baja interdependencia entre las variables consideradas (ver
ecuaciones
números1,2,3, 6 y 7). Es decir, la capacidad explicativa
que el factor exógeno tiene sobre el comportamiento del
indicador interno resulta insuficiente para validar los
coeficientes de dichos factores en las respectivas ecuaciones.
En general, entre 1980 y 1995, algunas relaciones han
sido tan fluctuantes que al intentar condensar la
asociación lineal promedia en una regresión no se
logró dicho propósito, pues ninguna de las ecuaciones
resultantes presentaron la suficiente consistencia estadística para valer e interpretar los
respectivos parámetros (ver ecuaciones
concernientes a las utilidades en el cuadro 3.2).
CUADRO No. 3.2
DETERMINACION ECONOMETRICA DE LA
CICLICIDAD DE ARGOS
MODELO | DIAGNOSTICO |
| |||||
| t (variableindepen) | r2 | chi2 correlac. serial | chi2 normal. | chi21) heteroc. | chi2 forma funcional | PROBLEMAS |
|
|
|
|
|
|
|
|
1) LCTS = 4.82 + 0.69 LMED | 3.74 | 0.50 | 0.20 | 1.26 | 1.24 | 0.086 | NINGUNO |
2) LCTS = -3.93 + 1.11 LPIB | 3.40 | 0.45 | 0.59 | 0.63 | 2.76 | 1.63 | NINGUNO |
3) LCTS = -1.56 + 1.25 LPIC | 3.07 | 0.40 | 1.14 | 0.89 | 0.65 | 0.58 | NINGUNO |
4) LING= -11 + 0.85 LPIB + 1.08 LPIC | 2.02 Y 2.17 | 0.69 | 1.49 | 1.14 | 6.09 | 2.41 | HETEROCED. |
5) LING = 2.75 + 0.97 | 6.23 | 0.75 | 1.93 | 1.32 | 0.27 | 4.24 | FORMA FUNC |
6) LING = 3.28 + 0.90 LMED | 4.7 | 0.61 | 1.19 | 0.95 | 3.34 | 0.71 | NINGUNO |
7) LING = -6.71 + 1.79 LPIC | 4.55 | 0.59 | 2.73 | 0.77 | 1.46 | 1.39 | NINGUNO |
8) LING = -8.64 + 1.49 LPIB | 4.41 | 0.58 | 2.8 | 1.94 | 4.3 | 0.36 | HETEROCED. |
9) LUTB = -16.6 + 1.98 LPIB | 3.15 | 0.41 | 6.44 | 1.16 | 6.47 | 5.04 | HETEROCED. |
10)LUTB = -3.4 + 1.51 | 4.76 | 0.63 | 4.67 | 0.36 | 0.62 | 7.77 | VARIOS |
11)LUTB = -0.83 + 1.22 LMED | 3.36 | 0.44 | 4.65 | 0.74 | 7.36 | 2.44 | VARIOS |
12)LUTB = -12.84 + 2.28 | 2.52 | 0.32 | 5.9 | 0.95 | 3.03 | 1.19 | CORR. SER. |
13)LUTB = -17.8 + 2.77 LPIC | 4.3 | 0.57 | 5.21 | 1.46 | 5.22 | 12.67 | VARIOS |
14)LUPO = -12.9 + 2.17 LPIC | 1.34 | 0.11 | 6.24 | 4.9 | 2.48 | 4.78 | VARIOS |
15)LUPO = 17.6 – 0.64 LPIB | – 0.45 | 0.014 | 5.77 | 4.26 | 4.17 | 1.86 | VARIOS |
16)LUPO = 7.88 + 0.11 LMED | 0.136 | 0.001 | 6.69 | 6.31 | 1.19 | INDETERM | VARIOS |
17)LING = -20.34+0.98LGED + | 6.14 Y 2.56 | 0.79 | 0.39 | 1.66 | 1.95 | 0.169 | NINGUNO |
DEFINICION DE TERMINOS:
LCTS = serie logarítmica de los costos
operacionales de Argos, 1980-1995
LING = serie logarítmica de los ingresos
operacionales de Argos, 1980-1995
LUTB = serie logarítmica de las utilidades brutas
de Argos, 1980-1995
LUPO = serie logarítmica de las utilidades
operacionales de Argos, 1980-1995
LMED = serie logarítmica de los metros cuadrados
de construcción, aprobados según licencias,
1980-1995
LPIB = serie logarítmica del PIB real de Colombia,
1980-1995
LPIC = serie logarítmica del PIB real del sector
de la construcción, 1980-1995
LMED(-1) = serie logarítmica rezagada
un período de los metros cuadrados de construcción,
aprobados según licencias, 1980-1995
LPIC(-1) = serie logarítmica rezagada
un período del PIB real del sector de la
construcción, 1980-1995
LGED Y LGOP = series logarítmicas de los gastos anuales en
edificación y obras públicas, según FBKF de
las cuentas
nacionales, 1980-1995.
El modelo óptimo alcanzado corresponde a la
ecuación 17, en el cual los ingresos de Argos son una
función de los gastos anuales en
edificación y obras públicas. De acuerdo con los
parámetros de dicho modelo, los ingresos operacionales de
Argos están determinados en casi un 80% por la demanda
efectiva de obras públicas y edificación urbana; el
20% restante se explicaría por otros
fenómenos.
La ecuación 17 revela que -ceteris paribus- un
incremento de un 1% en el gasto nacional en edificación
induciría una variación casi equivalente en los
ingresos de Argos (0.98%); fenómeno similar ocurre con el
gasto en obras públicas, donde una unidad de
variación porcentual produce un movimiento en igual
sentido de los ingresos de Argos, en una magnitud de
0.87%.
En síntesis, el mejor parámetro para medir
la ciclicidad de Argos se encuentra en la evolución de la
formación bruta de capital fijo,
especialmente, en los gastos
correspondientes a obras públicas y edificación
urbana. En el cuadro No. 3.3 y en el gráfico No. 3.22 se
presentan los indicadores estadísticos y gráficos
que denotan la calidad del
modelo alcanzado.
CUADRO No. 3.3
INGRESOS OPERACIONALES VS. LOS
GASTOS EN
CONSTRUCCION
LS // Dependent Variable is LING
Date: 10/22/96 Time: 15:23
Sample: 1980 1995
Included observations: 16
Variable Coefficient Std.
Error t-Statistic Prob.
LGED 0.984691 0.153397 6.419218 0.0000
LGOP 0.875281 0.340953 2.567158 0.0234
C -20.34086 6.280404 -3.238782 0.0065
R-squared 0.794519 Mean dependent var
11.37221
Adjusted R-squared 0.762906 S.D. dependent var
0.351083
S.E. of regression 0.170950 Akaike info
criterion -3.365403
Sum squared resid 0.379913 Schwarz
criterion -3.220542
Log likelihood 7.220206 F-statistic
25.13303
Durbin-Watson stat 1.617028 Prob(F-statistic)
0.000034
Es necesario aclarar que también se corrieron
regresiones similares para los otros indicadores endógenos
-costos operacionales, utilidades operacionales y utilidades
brutas- pero que los modelos
obtenidos presentaron problemas
estadísticos; así, por ejemplo, para el caso de las
utilidades brutas la ecuación obtenida registró una
forma funcional incorrecta.
En cuanto al gráfico 3.22, la simetría
casi perfecta de los datos reales con los estimados da cuenta de
la bondad del modelo obtenido, mientras que las desviaciones de
los residuos -con respecto a la tendencia central- permiten
definir un nuevo ciclo de los ingresos de Argos. En este caso, se
trata de un ciclo de carácter relativo o comparativo, pues
muestra los
períodos en los cuales los ingresos estuvieron por debajo
o por encima del valor promedio, representado este último
por la línea sobre el valor cero. Este ciclo sirve para
que los directivos empresariales evalúen su gestión
con respecto a un desempeño promedio.
De esta manera, aparecen tres subperíodos de
"bonanza" y tres de "crisis". En
los primeros (1980-1982,1987-1990 y 1993-1994) los ingresos
operacionales habrían registrado tasas de crecimiento
superiores a la tendencia de largo plazo; en los segundos
(1983-1986, 1990-1992 y 1994 – ?), ocurrió el
fenómeno inverso.
3.3. CARACTERISTICAS FINANCIERAS DE CEMENTO ARGOS
S.A.
Se entiende por industria manufacturera la
transformación mecánica o química de sustancias
inorgánicas u orgánicas en productos nuevos, ya sea
que el trabajo se
efectúe con máquinas o a mano, en fábricas o
en el domicilio, o que los productos se vendan al por mayor o al
por menor (CIUU, Dane, 1979). Es decir, el objeto propio de las
empresas manufactureras -cuya política coyuntural se
analiza en este trabajo- es la realización de una
actividad de transformación de unos bienes (insumos) en
otros (productos).
La observación anterior tiene por objeto
explicar el criterio fundamental que se aplica en el análisis
financiero de la empresa Argos. En efecto, de acuerdo con los
estados
financieros anuales, Argos obtiene ingresos a través
de dos grandes fuentes: la
fabricación de cemento y la inversión en empresas que promueven el
desarrollo nacional.
La primera actividad hace parte del subgrupo 3692 de la
CIIU: "Fabricación de cemento, cal y yeso", de la CIIU; es
decir, constituye una labor de carácter manufacturero, por
lo tanto, susceptible de analizar dentro de esta investigación. Por su parte, la inversión en otras empresas
-manufactureras, financieras y de servicios- le
ha permitido el fortalecimiento y desarrollo como el grupo
cementero más importante en Colombia (ver
cuadro No. 3.4) y como empresa matriz del
conglomerado constituído a partir de sus inversiones.
De acuerdo con el objetivo de
este trabajo -y habida cuenta de la clara diferenciación
entre las actividades económicas realizadas por la
empresa-, el análisis de la sección anterior,
relativo a las fluctuaciones coyunturales de Argos y su
relación con el ciclo económico, se
concentró en los costos, utilidades e ingresos
operacionales, es decir, en los indicadores
financieros originados en la fabricación y venta de
cemento.
Sin embargo, para evitar distorsiones sobre la solidez
financiera de la empresa, en forma adicional se construyeron
indicadores para evaluar la bondad económica de las
inversiones en
títulos valores y acciones. El
análisis correspondiente constituye la parte final de esta
sección sobre las características financieras de
Cemento Argos.
Una advertencia final: para homogenizar las cuentas del
período analizado (1980-1995), fue necesario reclasificar
la información contable, pues cada balance y estado de
resultados -individualmente considerado- está afectado
por fenómenos económicos, legales y
administrativos, como: la inflación del respectivo
año, los cambios en la normatividad legal, los criterios y
métodos
contables específicos utilizados, concernientes, por
ejemplo, a la forma particular de registrar las reservas de
jubilación y depreciación.
3.3.1 CRITERIOS PARA RECLASIFICAR LA
INFORMACIÓN
Para elaborar indicadores que garanticen un
análisis consistente y uniforme, se utilizarán los
siguientes procedimientos de
depuración de la información presentada por la
empresa Argos S.A.:
- Segregar y agrupar homogéneamente los recursos de
operación, inversión y valorizaciones, para el
balance y las actividades generadoras de ingresos operativos y
de inversión en el estado de
resultados. - Eliminar los ajustes por inflación hechos a
partir de 1992, tanto en activos de operación como de
inversión. - Ajustar la inversión que tiene en subordinadas
(filiales y subsidiarias), a partir de 1994, las cuales
sufrieron incrementos ostensibles por cambio en el
método
de contabilización. A esta partida se llevó el
incremento de los ingresos acumulados hasta 1993 y la
participación porcentual de los ingresos obtenidos en
1994 y 1995. - El importe de estos incrementos acumulados se
traslada a las valorizaciones de activos para igualarlas con
las valorizaciones del patrimonio,
que a partir de 1995 no se compensan por cuanto la norma
obligó a desbalancearlas, al imponer el registro de
estos incrementos en las valorizaciones
patrimoniales. - La empresa, al 31 de diciembre de 1995, aplicó
la circular 001 de 1996, de la Superintendencia de Valores, que
les permite a las empresas matrices no
contabilizar las valorizaciones de las filiales y subsidiarias,
si éstas se contabilizan por el método
de participación. Las inversiones
en subordinadas, llevadas así, no evidencian el valor de
mercado de las mismas, por lo que las valorizaciones deben
mostrar una reducción drástica para
1995. - En los activos de inversión de Argos deben
agruparse tres componentes (los más importantes por su
materialidad): acciones en
sociedades
anónimas, partes de interés
social y préstamos a corto y largo plazo. - Reclasificar y homogenizar la información de
los estados de resultados, especialmente con las jubilaciones,
que en algunos años se presentan como gastos no
operacionales y en otros sí. - Deflactar la información para eliminar los
efectos de la inflación y garantizar la comparabilidad
entre períodos. - Identificar la concurrencia de mediciones fiscales y
contables que permiten mayores deducciones para efectos de
impuestos y
mayor apropiación de gastos
contables que reducen la utilidad
operativa.
- Eliminar de las valorizaciones del patrimonio
de Argos el acumulado en utilidades retenidas en el capital
contable -ocurrido antes de 1.994- de las subordinadas no
llevadas a resultados por su materialidad - Separación del monto de las depreciaciones,
por ser un rubro cuyo comportamiento depende más de los
métodos
de depreciación, acelerados o no, que
permiten los principios de
contabilidad generalmente aceptados y la legislación
tributaria. - Reclasificación en algunos años de las
jubilaciones para asociarlas con los gastos de operacion
operativos y homogeneizar la utilidad
operativa y sus márgenes. - No incluir como ingresos por dividendos las
participaciones porcentuales en los años 1994 y
1995.
3.3.2 INDICADORES DE GESTION
De acuerdo con las observaciones metodológicas
precedentes, en esta sección se presentarán los
indicadores de
gestión construídos con base en los estados
financieros rendidos por las distintas administraciones de
Argos entre 1980 y 1995. Inicialmente, aparecen los derivados de
la operación propia del objeto social de la empresa
-producción y venta de
cemento-; luego se examinan los correspondientes a la actividad
de inversión financiera y productiva en otras
empresas.
3.3.2.1 Ingresos operacionales
Este indicar refleja, en esencia, las ventas anuales de
cemento, las cuales, son el producto de
dos variables: la demanda o cantidades físicas (toneladas)
de cemento y concreto
vendidos, y los precios de estos bienes. Sintéticamente
puede expresarse en la ecuacion 1:
Ventas = IT = PQ (3.9)
donde,
IT = ingresos reales totales (operacionales) obtenidos
mediante la producción y venta de cemento
y concreto
P = Precios promedios y unitarios de cemento y
concreto
Q = Cantidades (toneladas) vendidas
De acuerdo con los análisis presentados por las
distintas Juntas Directivas en sus Informes anuales, la
demanda de cemento y concreto
está determinada por fenómenos propios de la
actividad constructora, como el desarrollo de las obras
públicas (gasto realizado), las licencias de
construcción aprobadas en el año inmediatamente
anterior y el comportamiento de las Corporaciones de Ahorro y
Vivienda, en términos de captaciones y desembolsos
(créditos) a constructores.
Por su parte, el precio del
cemento -componente principal del concreto-
estuvo determinado, durante gran parte del período
analizado, por una política gubernamental de control precios,
la cual se caracterizó por permitir alzas inferiores a la
tasa anual de inflación. Sólo en los últimos
cinco años (desde mediados de 1991) habría existido
una regulación por la oferta y la
demanda; es decir, una política de libertad de
precios.
Los cambios coyunturales corresponden, entonces, a
sucesos externos -de carácter macroeconómico,
especialmente- que terminan por afectar a los factores que
condicionan la demanda de cemento. Entre los fenómenos que
producen cambios coyunturales se encuentran: los déficits
fiscales que obligan a reducir el gasto público, las
cambios en las políticas
oficiales para la construcción de vivienda, los
fenómenos monetarios que afectan la liquidez de las CAV, y
las bonanzas o crisis del
sector externo. También debe tenerse en cuenta que, por su
ubicación, las ventas de concreto y
cemento -efectuadas por Argos- se afectan en razón de la
evolución regional de la construcción
pública y privada, especialmente en el Valle de
Aburrá.
Existe otro tipo de fenómenos coyunturales,
totalmente exógenos a la dinámica económica,
como el terrorismo
político y del narcotráfico, que disminuyeron la demanda
de vivienda y la oferta de
cemento, en diferentes años del período, como en
1987 cuando fue dinamitada la planta de Ríoclaro, y en
1990 cuando el país vivió el llamado
narcoterrorismo.
En el gráfico 3.23 se aprecia la evolución
cíclica de los ingresos de Argos durante el período
1980-1995, la cual fue construída con base en las
variaciones porcentuales anuales; es decir, cada cifra representa
el incremento o disminución real registrado en un
año con respecto al anterior. Conviene advertir que, en
ningún caso, los valores
negativos del gráfico corresponden a pérdidas en
valores corrientes (de cada año) y absolutos. Los
cálculos en valores reales se hicieron utilizando el
índice de precios al productor, (IPP, con 1990=100), como
deflactor.
El gráfico anterior permite identificar tres
subperíodos: entre 1980-1983 una fase de recesión,
la cual coincide con la tendencia general de la economía,
que -a partir de la destorcida (caída) de los precios del
café en 1979- registró una tendencia decreciente.
Entre 1983 y 1990, se aprecia un ciclo completo:
reactivación (1983-1985), expansión (1985-1988),
recesión (1988-1990); finalmente entre 1990 y 1995 se vive
un auge muy acelerado (boom) y una caída de igual
naturaleza.
Esta dinámica de los ingresos anuales puede
caracterizarse -a grandes rasgos- por los siguientes
fenómenos coyunturales. En 1981 y 1982 las ventas crecen
como consecuencia de la ejecución de obras públicas
contempladas en el Plan de Integración Nacional; posteriormente, la
recesión productiva (manufacturera y agrícola), al
igual que la crisis
financiera de 1982, arrastran la construcción y las ventas
de cemento de Argos, las cuales presentan una variación
negativa al final del año 1983.
Los esfuerzos del gobierno turno
(administración Betancur, 1982-1986) para
reactivar la economía sólo comienzan a surtir
efectos a partir de 1984. Esto explica la tendencia
predominantemente creciente de los ingresos entre 1983 y 1985. En
particular influyeron factores como: la política de
vivienda sin cuota inicial, que hizo crecer las licencias de
construcción y las demandas de cemento; la
superación de la crisis
financiera mediante la nacionalización forzosa de las
entidades en crisis, y la
recuperación del sector productivo, con sus efectos sobre
el ingreso y la edificación urbana.
Entre 1986 y 1988 se registra una fase de auge -tanto en
la economía nacional como en los ingresos de Argos-
caracterizada por la superación de la crisis
externa, con base en tres elementos: adopción
del programa de
ajuste recomendado por el FMI, una
minibonanza cafetera en febrero de 1986 y el comienzo de las
explotaciones petroleras de Caño Limón.
El siguiente período de crisis en los
ingresos de Argos (1988-1990), está también
relacionado con factores macroeconómicos: la
eliminación del acuerdo internacional sobre precio mundial
del café; la sustitución de la política de
construcción de viviendas sin cuota inicial, que implicaba
inversión pública, por la de
autoconstrucción de viviendas, que instauró el
otorgamiento de subsidios en lugar de la ejecución del
gasto. También cabe mencionar la expedición de la
ley de reforma
urbana (1989), que afectó el uso y la renta del suelo y la
guerra del
narcotráfico contra instituciones
oficiales y privadas, que desestimuló la inversión
en edificación urbana.
El último subperíodo (1990-1995) se
caracteriza por dos fases totalmente opuestas, pero de igual
intensidad: un ascenso pronunciado entre 1990 y 1993, y una
caída de similar pendiente en los dos últimos
años. Para la ocurrencia del primer fenómeno
habrían contribuído: la bonanza de recursos
externos, derivada de la apertura económica y de las bajas
en las tasas internacionales de interés;
la reducción de la tasa de inflación, que
permitió aumentos en los ingresos reales; la reforma
laboral
(Ley 50 de
1990), que generó recursos
adicionales para un segmento importante de los trabajadores; la
política
monetaria de reducción de las tasas de interés,
que desestimuló el ahorro
financiero y motivó la adquisición de bienes
durables (vehículos y vivienda); y, finalmente, el
desarrollo de obras públicas importantes a nivel regional,
como el metro de Medellín y el edificio de las Empresas
Públicas. También la desaparición del
narcoterrorismo habría contribuído positivamente a
esta recuperación de la actividad edificadora y, por ende,
de las ventas de cemento y concreto.
La crisis
reciente (segunda fase del subperíodo) estaría
explicada por el agotamiento de los fenómenos coyunturales
(bonificación por cambio de
régimen laboral, ingresos
recursos externos
privados, culminación de obras públicas
regionales); y por la reversión de algunas políticas,
como el aumento de la tasa de interés para controlar la
inflación. Pero también habría
influído la saturación del mercado de vivienda
terminada, con sus efectos sobre los arrendamientos, y,
finalmente, la crisis política desatada por el proceso
8000.
Bajo el ángulo de una política coyuntural
activa, aparentemente el margen de maniobra empresarial para
contrarrestar los efectos de las fluctuaciones externas sobre sus
ingresos es prácticamente inexistente. Es decir, en sus
actividades de explotación, Argos sufre la coyuntura
económica más de lo que ella puede
afectarla.
3.3.2.2 Costos operacionales
Las normas contables
diferencian entre costos y gastos de operación. Los
primeros son los asociados al proceso de transformación de
insumos en bienes finales; los segundos, los gastos de
operación, son las erogaciones complementarias, pero
necesarias, para hacer posible el desarrollo del objeto social de
la empresa, como los hechos por labores de administración y ventas. Existe una tercera
clase de gastos -las sumas asignadas para depreciaciones y
jubilaciones-, cuyo impacto sobre los costos y beneficios
operacionales depende del método
utilizado para registrarlas. En los párrafos siguientes,
se examinan separadamente estos distintos aspectos
contables.
En los gráficos 3.24, 3.24A y 3.24B se ilustra
tanto el comportamiento cíclico de los costos
operacionales como los efectos contables descritos. En el primero
se aprecia una evolución paralela de costos y ventas, lo
cual resulta comprensible por el hecho de que los precios
reflejan los costos de producción. Inclusive, puede
afirmarse que los ingresos estimados son, ex-ante, una
función de los precios de venta y
éstos, a su vez, de los costos operacionales.
IT* = P*Q* (3.10)
P* = CT* + B* (3.11)
B* = z CT* (3.12)
P* = CT* + z CT* (3.13)
P* = CT* (1+ z) (3.14)
donde, IT* = ingresos totales estimados
P* = precios unitarios estimados, Q* = demanda física
estimada
CT* = costos operacionales totales, estimados
B* = beneficios esperados
z = tasa de ganancia deseada (esperada)
En el gráfico No. 3.24, se observan algunos
períodos en los cuales los costos realizados (o ex-post)
registraron variaciones superiores a las de los ingresos, lo que
sugiere la existencia de beneficios reales negativos. Esto se
explica por la ya mencionada política de control de
precios del cemento, que rigió hasta 1991, y por la
política laboral de la
empresa, que permitió aumentos salariales por encima del
índice de precios al consumidor.
Por otra parte, también cabe pensar que los
precios de las materias primas tuvieron aumentos superiores al
del cemento, y que, en otras ocasiones, la baja demanda redujo
las ventas físicas y, por tanto, los ingresos totales. Es
decir, las variaciones en costos e ingresos son globales y no
reflejan comportamientos de valores monetarios por unidad
producida y vendida; en este sentido, una caída en las
ventas físicas no significa que se estén generando
pérdidas unitarias, pero sí reducción de los
ingresos totales.
En otras palabras, la diferente dinámica de
costos e ingresos obedece a la coincidencia de una estructura de
costos bastante inflexible y de una demanda determinada por
factores exógenos a la empresa, frente a los cuales poco o
nada sirven políticas
de estímulo, como la publicidad y la
promoción recomendadas para organizaciones
que ofrecen otro tipo de bienes.
En efecto, una lectura global
de los Informes Anuales permite destacar esta doble
determinación de costos e ingresos. Así, por
ejemplo, en los años 1981 y 1982 los aumentos de salarios y
prestaciones
sociales estuvieron por encima de la inflación y los
precios de ventas no pudieron absorber estos incrementos. En 1985
los precios de venta lograron un
repunte del 18% frente a un índice de precios al consumidor del
22.50%. En los años 1986 y 1987 continua el desfase entre
costos y ventas, si bien fue expedida la resolución 595/86
que permitió ajustes automáticos en los precios,
pero no produjo efectos notables en las utilidades. En el
año 1989 se expide la resolución 771 de Agosto 11 y
se decreta una libertad
regulada que permite un incremento de precios para el consumidor del
33% -para el productor el 21%- frente a una inflación del
26.10%. En 1990 se pasa de la libertad
regulada a libertad
vigilada, mientras que en el siguiente, cuando la
inflación al consumidor fue
del 26.82%, se decretó la libertad de
precios del cemento, pero -al mismo tiempo- se inició la
política de pacto social que comprometió a los
productores a no subir los precios más allá del
22%.
En cuanto al condicionamiento exógeno de la
demanda conviene señalar que tiene como contrapartida la
evolución de los inventarios,
medida a través de su rotación promedia en
número de días (ver gráfico 3.24C). Las
cifras señalan que los inventarios se
acumulan en período de baja demanda, como los años
1983 y 1991. Este fenómeno se representa en el
gráfico por los puntos máximos, correspondientes a
un mayor número promedio de días en que permanecen
los productos finales en poder de la
empresa.
Por el contrario, los mayores dinamismos en las ventas
corresponden a períodos de mayor rotación de
inventarios,
indicadas por los puntos mínimos del gráfico. De
esta manera, los periodos más productivos en
términos de ventas fueron los años 88 y 93, durante
los cuales fue necesario reponer inventarios cada
8.25 y 6.44 días respectivamente. Los menos productivos
fueron los años 81, 83 y 91, donde la permanencia promedio
del cemento en bodega habría sido de 25.89, 26.97 y
19.57dias, en su orden. En síntesis, también desde
los costos, el margen de maniobra coyuntural de Argos es muy
bajo.
Sin embargo, la diferencia de comportamientos entre
costos e ingresos ambién encuentra explicación en
fenómenos estrictamente contables, como se evidencia en
los gráficos números 3.24A y 3.24B, especialmente
en este último. En efecto, una revisión cuidadosa
de la información financiera puso de presente que en 1993
hubo un cambio en los
métodos de
contabilización de algunas partidas que implicó su
reclasificación de "costos" a "gastos" de
operación. Así puede comprenderse la convergencia
de costos y gastos en la gráfica 3.24B, y la coincidencia
de ventas y costos, a partir de 1993 (ver gráfica No.
3.24A), cuando las líneas se superponen, suprimiendo la
diferencia entre ambas (lo que correspondería al margen de
utilidad
operacional) que aparece en la gráfica 3.24.
3.3.2.3 Estructura de
los ingresos
Los ingresos totales (IT) también pueden
definirse como la suma de costos (CT) y beneficios (B), lo que
permite establecer la importancia porcentual de cada uno de estos
componentes y examinar su evolución.
IT = CT + B (3.15)
Dividiendo por IT, se tiene:
IT/IT = CT/IT + B/IT
1 = c + b (3.16)
donde, CT = costos totales operacionales,
incluídos los gastos de
administración y ventas.
b = margen de utilidad
bruta
c = participación porcentual de los costos en los
ingresos
El gráfico No. 3.25 muestra la
distribución porcentual de las ventas o
ingresos totales durante el período analizado. Por
definición, los dos grandes componentes, costos y
utilidades, son complementarios entre sí dentro de la
estructura de
los ingresos. Esto significa que los aumentos en uno de ellos
generan disminuciones en la participación porcentual del
otro.
Por su origen, entonces, la evolución de estos
dos indicadores constituye el reflejo de las variaciones de
costos e ingresos presentadas en los gráficos 3.24 y
3.24A. En efecto, cuando los costos operacionales son más
dinámicos que los ingresos -es decir, cuando registran
tasas de crecimiento mayores- los márgenes de utilidad bruta
descienden (períodos 1980-1983, 1984-1987 y 1989-1991).
Por el contrario, las utilidades relativas aumentan cuando los
ingresos crecen más rápido que los costos, lo cual
ha ocurrido siempre en función de la demanda física, como se
expuso anteriormente.
También es usual clasificar el margen operativo
en bruto y neto, según se consideren o no las reservas
para depreciación y jubilación dentro de
los costos operacionales. Cuando este rubro corresponde
sólo a las erogaciones realizadas para efectuar la
actividad de transformación, se habla del margen operativo
bruto. Cuando la partida considerada es la suma de costos y
gastos operacionales, según fueron definidos antes, las
utilidades relativas así obtenidas constituyen el margen
operativo neto.
Los resultados obtenidos de los cálculos
correspondientes (ver gráfico No. 3.26) indican los
centavos de utilidad logrados
por cada peso de ventas realizado. De esta manera, en el
gráfico se aprecia que son los años 1984, 1988,
1993, 1994 y 1995 los que más utilidad
operativa bruta y neta arrojan. Por cada peso de venta, quedan
$0.22, $0.20, $0.16, $0.16 y $0.18, antes de deducir jubilaciones
y depreciaciones y $0.10, $0.17,$0.11, $0.11 y $0.11 antes de
impuestos.
Como puede observarse los años más criticos fueron
1990, 1991 y 1992 con márgenes de $0.00, -0.01 y $0.01,
registrando por primera vez pérdida operacional en 1.991,
dentro del periodo analizado.
3.3.2.4 Productividad de
la inversión
Conforme a la teoría económica las
fluctuaciones coyunturales también determinan los cambios
en el stock de capital social (para el conjunto de la
economía) e individual (para cada empresa en particular).
De esta manera, incrementos permanentes en la demanda pueden
motivar inversiones
adicionales, mientras que recesiones prolongadas podrían
conducir a la quiebra y
liquidación de algunas empresas.
En los estados
financieros, el valor de la inversión productiva
acumulada se registra en el rubro denominado "activos de
operación", definidos como los que la empresa requiere
para cumplir con el desarrollo de su objeto social
-producción de cemento y concreto en el
caso de Argos-. Para establecer su rentabilidad o
productividad,
se utiliza el cociente entre la utilidad operativa y el promedio
bianual de la suma de los activos de operación.
En el caso de Argos, los resultados o coeficientes
logrados (ver gráfico 3.27), identifican a 1988 como el
año de mayor rentabilidad
de los activos de operación, al alcanzar utilidades de
$0.83, en términos brutos y $0.68, netas, por cada peso
invertido en este tipo de activos. Por el contrario, los
años que más baja relación presentan fueron
1.983 ,1.990, 1.991 y 1992, afectados por los bajos
márgenes y variaciones negativas en las ventas.
Sin embargo, estas cifras pueden resultar
engañosas, si se tiene en cuenta que la rentabilidad
corresponde a un cociente y, por lo tanto, se altera en la medida
en que los cambios porcentuales de dividendo y divisor sean
diferentes.
En este aspecto, ocurre una nueva paradoja: los auges
coyunturales en la economía y la construcción
aumentan las ventas de cemento y las utilidades operativas, lo
que se traduce en crecimiento de la rentabilidad
de los activos de operación, pues con los mismos activos
se hicieron más ventas y ganancias. Pero las expectativas
de que la fase de expansión continúe estimula
inversiones
adicionales y, al hacerlas efectivas, se reduce la productividad de
los activos de operación en el período siguiente.
Este es precisamente el fenómeno mostrado en los
gráficos 3.27 y 3.28, pues los años en los cuales
se hacen los esfuerzos de expansión y reconversión
son los que arrojan los más bajos indices de rentabilidad.
Así por ejemplo, en los Informes, se pueden
identificar, entre otras, dos inversiones
significativas: instalación y montaje de dos plantas de
mezclas, una
en el barrio Caribe de Medellín y otra en el municipio de
Marinilla.
Bajo la perspectiva de una política coyuntural
activa, cabe pensar que la aprobación y desarrollo de
estos proyectos
-aún en períodos de recesión- obedecen al
reconocimiento de alguna ciclicidad en la actividad constructora.
Sin embargo, en los Informes no se consigna
anotación alguna en tal sentido.
En el caso de Argos, para una mejor comprensión
de la rentabilidad
arrojada por los activos operacionales, conviene señalar
-además- que la empresa registra un alto índice de
propiedad,
definido como el valor del patrimonio
dividido por el valor de los activos totales. En efecto, dicho
índice paso de 0.48 a 0.93 entre 1982 y 1993, si bien este
notorio incremento se explica, en gran medida, por las
valorizaciones o actualización de los precios de
adquisición de los activos (ver gráfico No. 3.29).
El índice de valorización (valorizaciones sobre
activos totales) cae a partir de 1993, mientras el de patrimonio
continúa incrementándose.
Estas observaciones permiten deducir que el impacto de
la coyuntura sobre ciertos indicadores
financieros está mediatizado por la estructura
patrimonial de la empresa. Mientras ésta sea más
débil, la incidencia de los fenómenos coyunturales
en el desempeño empresarial quizás sea
mayor.
3.3.2.5 Indicadores
financieros de liquidez
En el gráfico No. 3.30 se muestra la
evolución de tres indicadores de liquidez para Argos en el
período 1980-1995; ellos son: razón corriente,
prueba ácida y capital neto de trabajo. La primera es el
cociente entre activos y pasivos corrientes; la prueba
ácida constituye una modificación de la
razón corriente, pues en el numerador considera los
activos corrientes menos los inventarios.
Finalmente, el capital neto de trabajo (cuyos valores se
registran en el eje derecho del gráfico) es la diferencia
entre activos y pasivos corrientes; es decir, constituye una
cifra en valores absolutos (millones de pesos).
Para entender la relación entre coyuntura
económica y liquidez empresarial, hay que tener en cuenta
que esta última está determinada por dos factores:
la naturaleza misma del producto
-perecedero o durable- y las políticas
internas de ventas, es decir, el volumen de
cartera que la empresa está dispuesta a manejar. En el
caso del cemento, por su naturaleza es un producto
relativamente perecedero que los constructores no adquieren para
almacener durante largos períodos. Es decir, la
producción y venta de cemento
es un negocio bastante líquido, como se corrobora con la
alta rotación de inventarios (ver
gráfico No. 3.24C).
Estas características del negocio cementero son
las que se ponen de presente en el gráfico 3.30, en el
cual se aprecia que la liquidez fluctúa en forma
análoga a las ventas, es decir, la liquidez está
directamente relacionada con los impactos de la coyuntura
económica sobre la demanda de cemento. Sin embargo,
también en este aspecto existe un margen de maniobra
financiero por parte de la empresa -el cual impide que la
coyuntura se manifieste en su plenitud a través de los
indicadores de liquidez considerados-. En particular se trata del
manejo de corto plazo, dado a los excedentes de liquidez, los
cuales, en proporción importante, se convierten en
préstamos a particulares (ver gráfico 3.31, donde
se presenta su valor relativo, en términos de activos
corrientes).
La importancia de este manejo financiero de la liquidez
se refleja en el hecho de que el índice de acreencias
(línea continua del gráfico precedente), siempre ha
estado por
encima del 20% de los activos corrientes, e incluso, en 1989,
llegó a superar el 50%. Como contrapartida, Argos presenta
una de las relacionas más bajas de apalancamiento gracias
a la naturaleza de su estructura financiera y a su capacidad de
generar caja. En efecto, el mismo gráfico 3.31 muestra una
clara tendencia decreciente en el índice de endeudamiento
(medido como los pasivos sobre los activos totales), el cual
tiene un comportamiento totalmente inverso al del índice
de propiedad
antes descrito.
Estos parámetros pueden ser la consecuencia
lógica
de una politica de carácter más estructural que
coyuntural, consistente en capitalizar periódicamente
parte de las utilidades y destinar permanentemente reservas
financieras para la adquisiciòn de acciones en
empresas que promueven el desarrollo del país.
3.3.3 INDICADORES DE INVERSION
Como se anotó al inicio de este análisis
financiero de la empresa Argos, ésta consagra muchos
de sus recursos a la
inversión en otras actividades económicas
diferentes a la producción y venta de cemento
y concreto. Por su naturaleza, los ingresos así obtenidos
no se encuentran afectados por los mismos factores coyunturales
que el negocio cementero, lo que amerita un tratamiento diferente
para no realizar un examen incompleto de la situación
financiera de Argos.
En el gráfico 3.32 aparece el ciclo de de estas
inversiones, medido a través de sus incrementos
porcentuales anuales. Dentro de él, se pueden distinguir
dos fases: una de descenso entre 1982 y 1986 y otra de
crecimiento entre 1986 y 1994. Si se compara este gráfico
con el de la liquidez (No. 3.30) se observa que en el año
de 1982 coinciden dos fenómenos opuestos: un aumento en
las inversiones no cementeras y una caída en el capital de
trabajo dedicado a la industria del cemento. En los
años siguientes, ocurrió el proceso inverso:
decayeron los recursos
adicionales dedicados a inversiones distintas a la
producción y venta de cemento,
al mismo tiempo que se recuperó el capital de
trabajo consagrado a esta actividad.
Al parecer, la gerencia de
ese entonces percibió incorrectamente la coyuntura de
comienzos de la década pasada. Creyó contar con
recursos
monetarios excedentes, susceptibles de invertir en otras
actividades, pero lo que ocasionó fue una crisis de
liquidez, produciendo, incluso, una escasez de capital de
trabajo en 1982 y 1983. Esta apreciación sugiere que
la dinámica de las inversiones en otras actividades
productivas y financieras han sido el reflejo de las expansiones
coyunturales de la industria del cemento, durante las cuales se
generan excedentes de liquidez aprovechables en otros negocios.
Así se explica el notorio incremento registrado en 1993
(ver gráfico 3.32).
3.3.3.1 Rentabilidad de las inversiones en
sociedades
Para analizar la rentabilidad de este rubro es necesario
diferenciar entre dividendos y participaciones, según la
distribución de las inversiones entre
sociedades
anónimas y limitadas; pero además es necesario
distinguir, en el primer caso, entre los dividendos liquidados y
las valorizaciones accionarias.
En efecto, mientras la liquidación de
participaciones en sociedades
limitadas, y de dividendos en sociedades
anónimas, generan traslados de efectivo a la matriz; la
valorización del precio de las
acciones
incrementa el rendimiento de las inversiones realizadas en
éstos papeles, si bien no implican la percepción
inmediata de recursos
monetarios.
Dado que el cambio de
procedimiento
contable en el registro de las
inversiones (de costo a método de
participación), a partir de 1.994, reconoce como ingreso
la participación porcentual de los ingresos obtenidos por
las subordinadas y no los dividendos y utilidades transferidas
por éstas, que directamente afectan las inversiones, fue
necesario hacer los ajustes pertinentes para lograr la
consistencia en la información y validar hasta donde fuese
posible la tendencia y comportamiento.
En este sentido, el gráfico No. 3.33 muestra un
rendimiento promedio de las inversiones en sociedades. En
él sobresalen los años 1991, 1992, 1993 que fueron
los que mejor resultados arrojaron. Por cada peso invertido en
sociedades se
obtuvieron $0.18, $0.19 y $0.24. El año que más
baja rentabilidad presenta fue 1995 en el que apenas se
recibieron $0.06.
Por su parte, el gráfico No. 3.34 registra el
crecimiento, en valores absolutos, de las valorizaciones
accionarias. Los datos más significativos corresponden a
los años 1992 y 1994, fruto de los mayores precios
alcanzados por las acciones,
según el comportamiento del IBOMED. El año 1.995
refleja una variación negativa drástica pero
influenciada más por la eliminación de la
práctica contable de incluir valorizaciones en acciones
registradas según el método de
participación
Por último, dentro de este análisis
financiero de Argos conviene destacar la importancia relativa
de las valorizaciones. Para el efecto se han construído
los gráficos números 3.35 y 3.36. En el primero se
muestra el rendimiento adicional de las valorizaciones con
respecto al valor de las inversiones en sociedades. En
este caso, a diferencia del gráfico 3.34, las cifras
indican que el mejor año fue 1993, cuando por cada peso de
inversión en sociedades se
contabilizaron 3.56 derivados del crecimiento de las
valorizaciones.
El gráfico No. 3.35 indica la rentabilidad
promedia de las valorizaciones en el conjunto de inversiones en
sociedades,
expresada en pesos constantes; de esta manera, hacia 1992, las
valorizaciones generaron $35.89 por cada de inversión en
sociedades.
Como puede verse en los gráficos, estos dos indicadores
guardan tendencias similares al crecimiento de las inversiones,
de sus rendimientos y de sus valorizaciones; es decir, registran
un crecimiento continuo desde mediados de los años 80
hasta comienzos de los años 90, cuando parece iniciarse un
proceso inverso.
En síntesis, el conjunto de gráficos sobre
este tipo de inversiones evidencia dos fenómenos: por una
parte, su estrecha relación con los excedentes de liquidez
arrojados por la producción y venta de cemento; por la
otra, la importancia creciente de las valorizaciones contables
derivadas de
fenómenos económicos (como las variaciones en los
precios de mercado de las acciones) y
legales, como los cambios en las normas y procedimientos de
registro
contable.
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
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1995. - BARCO, Virgilio y María Mercedes
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INDICE
Página
PRESENTACION 1
CAPITULO PRIMERO: ASPECTOS TEORICOS 5
1EL CARACTER DINAMICO DE LA ACTIVIDAD
ECONOMICA 7
1.1LA NATURALEZA DEL CICLO
ECONÓMICO 9
1.1.1 UNA ILUSTRACION MATEMATICA 12
1.1.1.1Interpretación tradicional: ciclo
estocástico alrededor de una tendencia
determinística 12
1.1.1.2Interpretación alternativa: serie
estacionaria en la primera derivada 14
1.1.2 CICLOS DE REFERENCIA Y CICLOS
ESPECIFICOS 19
1.1.3DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO
DE LOS CICLOS ECONÓMICOS 20
1.2 TEORIA DE LA COYUNTURA ECONOMICA 22
1.2.1 CICLOS Y COYUNTURAS 23
1.2.1 LA COYUNTURA EN LA TEORIA
ECONOMICA 26
1.3 EMPRESA Y COYUNTURA ECONOMICA 27
1.3.1 LA ACTITUD
EMPRESARIAL FRENTE A LA COYUNTURA 28
1.3.2 LA SENSIBILIDAD COYUNTURAL DE LA
EMPRESA 29
CAPITULO SEGUNDO: ASPECTOS
METODOLOGICOS 31
2.1DETERMINACIÓN DEL CICLO DE
REFERENCIA 32
2.2MEDICIONES DE LA CICLICIDAD Y DE LA
SENSIBILIDAD
COYUNTURAL DE LA EMPRESA 34
2.2.1NOTA TÉCNICA SOBRE LA MEDICIÓN DE LA
SENSIBILIDAD 36
2.2.1.1 Mediciones estadísticas de la sensibilidad
coyuntural 37
2.2.1.2Criterios técnicos para validar los
coeficientes de correlación 39
2.2.1.3Pruebas de validación de los supuestos
básicos 40
2.2.1.3.1 Contrastes de
autocorrelacion 40
2.2.1.3.2Supuesto de homocedasticidad (igual
dispersion) 41
2.2.1.3.3Supuesto de normalidad 41
2.2.1.3.4Supuesto de la forma funcional
correcta 42
2.2.1.4 Una nota sobre el uso de transformaciones
logaritmicas 43
2.3EL PROCESAMIENTO DE LA INFORMACION
FINANCIERA 44
2.3.1 LAS UTILIDADES OPERACIONALES 44
2.3.2 LAS UTILIDADES NO OPERACIONALES 45
2.3.2.1Las utilidades contables 46
2.3.2.2Las utilidades por liquidación de activos
físicos 48
2.3.3 LOS INGRESOS OPERACIONALES 48
2.4MARCO ANALITICO PARA LAS SINOPSIS DE LOS
INFORMES
ANUALES DE LAS JUNTAS DIRECTIVAS 49
2.4.1 DESCRIPCIÓN DE LAS VARIABLES
CONSIGNADAS
EN LAS MATRICES CUALITATIVAS 50
2.4.1.1Entorno económico 50
2.4.1.2Ventas 51
2.4.1.3Materia Prima 51
2.4.1.4Costos 52
2.4.1.5Laboral 52
2.4.1.6Tecnología 52
2.4.1.6Tecnología 52
2.4.1.7Filiales y subsidiarias 53
CAPITULO TERCERO: ANALISIS DE CASOS: ARGOS
S.A. 54
3.1EL ENTORNO SECTORIAL 55
3.1.1La ciclicidad de la actividad
constructora 56
3.1.2 La ciclicidad de la actividad
edificadora 59
3.1.2.1"Los ciclos de la edificación en Colombia 1950
-1993. Otra mirada" 59
3.1.2.2"La edificación y la política
macroeconómica" 60
3.1.3 Síntesis sobre la ciclicidad
sectorial 62
3.2CARACTERISTICAS CICLICAS Y COYUNTURALES DE ARGOS
63
3.2.1 Identificación del ciclo de
referencia 64
3.2.1.1Aclaración
metodológica 65
3.2.1.2 Determinación gráfica del ciclo de
referencia 66
3.2.1.2.1 Ciclicidad frente al PIB 67
3.2.1.2.2Ciclicidad frente al PIB de la
construcción 68
3.2.1.2.3Ciclicidad frente a las licencias de
edificación aprobadas 69
3.2.1.2.4Ciclicidad frente a los gastos en
edificación y obras públicas 71
3.2.2Validación
econométrica 73
3.3.CARACTERISTICAS FINANCIERAS DE CEMENTO ARGOS
S.A. 77
3.3.1 CRITERIOS PARA RECLASIFICAR LA
INFORMACIÓN 78
3.3.2 INDICADORES DE GESTION 79
3.3.2.1 Ingresos operacionales 80
3.3.2.2 Costos operacionales 83
3.3.2.3 Estructura de los ingresos 87
3.3.2.4 Productividad de
la inversión 88
3.3..2.5 Indicadores
financieros de liquidez 90
3.3.3 INDICADORES DE INVERSION 92
3.3.3.1 Rentabilidad de las inversiones en sociedades 95
Autor:
Isabel Olaya
Realizado por el grupo de
economia y empresa de la Universidad Eafit
(GEE)
Coordinador Alberto Jaramillo