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La Libertad




Enviado por 418080



    "Todo hombre vive
    eligiendo, y al elegir, se construye a sí
    mismo"

    • Introducción
    • El concepto de
      libertad
    • Libertad de razonar
    • La libertad
      negada
    • La libertad en
      Spinoza 
    • La libertad en
      el existencialismo
    • Libertad en la educación
    • Etapas en la educación para la libertad
    • Libertad y persona
    • La libertad
      responsable
    • A manera de conclusión
    • Bibliografía Citada
    • Bibliografía Consultada

    INTRODUCCIÓN

    Atendiendo al tema seleccionado:

    "La libertad, en
    su nivel más elevado, emerge cuando la persona, sujeto
    de derechos
    inviolables, es reconocida como tal. Los derechos del otro se
    convierten así en deberes del sujeto y
    recíprocamente, los derechos del sujeto
    constituyen deberes para el otro. En esta situación la
    libertad, como
    simple libre albedrío se convierte en responsabilidad".

    Decimos que el hombre se
    transforma en el ejercicio de la libertad. En
    la actualidad el hombre
    tiene sed de autorrealización, se siente más
    oprimido y alienado por el trabajo,
    que en épocas anteriores; ya que todas las actividades que
    realiza tienden al desarrollo
    socioeconómico más que al logro personal.

    Los llamados técnicos en educación utilizan el
    juego y
    la
    comunicación humana para que la persona alcance
    su autorrealización mediante la comprensión de los
    otros, la tolerancia y la
    reflexión constante.

    Al plantear el tema de la libertad surge
    la búsqueda acerca de su significado, desde el
    básico diccionario a
    los textos de antropología y educación; en un
    deseo de presentar como un hilo conductor histórico el
    planteamiento de la libertad por y
    para el
    hombre.

    El presente trabajo se circunscribe a una sucinta
    revisión bibliográfica de lo que es la libertad en la
    filosofía, la antropología y la educación; planteando
    a la educación como un ámbito adecuado
    para que la persona encuentre
    un modo eficaz de servicio y
    entrega a sus semejantes.

    Es en el ámbito educativo, desde la etapa
    primaria hasta la terciaria; donde el hombre
    aprende a vivir su libertad, a
    entender que su libertad
    termina donde empieza la del otro. Es a partir de la educación donde
    empezamos a formar a esa persona en
    minúsculas, por la tierna edad en que ingresa; hasta
    sacarla a actuar en la sociedad,
    convertida ya en persona con
    mayúsculas, por el tiempo
    transcurrido dentro de las instituciones
    educativas junto a docentes y pares.

    Es responsabilidad nuestra como docentes, como
    institución educativa, responder a la llamada del otro, de
    la otra persona que exige
    nuestra atención, respeto y
    poder vivir en
    plenitud.

    I. El concepto de
    libertad

    Desde la definición más simple
    tenemos:

    " Facultad natural que tiene el hombre de
    obrar de una manera o de otra, y de no obrar". "Estado o
    condición del que no es esclavo". "Estado del que
    no está preso". "Facultad de hacer y decir cuanto no se
    oponga a las leyes ni a las
    buenas costumbres".

    Pasando por las diferentes clases de libertades
    encontramos:

    de conciencia,
    derecho de profesar cualquier religión, sin ser
    inquietado por la autoridad
    pública.

    de cultos, derecho de practicar
    públicamente los actos de la religión que cada uno
    profesa.

    del espíritu, dominio o
    señorío del ánimo sobre las
    pasiones.

    de pensamiento, derecho que tiene cada uno de
    sostener o propagar sus propias ideas.

    religiosa, derecho de cada individuo a
    profesar cualquier creencia.

    A la libertad en el área de la antropología filosófica
    sería:

    "…libertad es pertenecerse a sí mismo" – Romano
    Guardini

    "Estado de
    aquel que, tanto si obra bien como si obra mal, se decide tras
    una reflexión, con conocimiento
    de causa. Es el hombre que
    sabe lo que quiere y por qué lo quiere, y que no obra
    más que en conformidad con las razones que aprueba"
    – A. Lalande

    "Tomás de Aquino distingue entre libertad de toda
    violencia
    exterior y libertad frente a la necesidad interna; que es la que
    constituye en exclusiva la esencia de la libertad humana" –
    E. Coreth

    "Spinoza entiende como "libre lo que existe
    únicamente por necesidad de su naturaleza y
    sólo por ella se determina a la acción, necesario,
    o por mejor decir, obligado; es algo que está determinado
    de una manera segura y precisa por otra cosa para ser y actuar"
    – E. Coreth

    Considerando las diversas concepciones encontradas, me
    permito hacer una breve revisión acerca del problema de la
    libertad en la historia.

    II. Libertad de
    razonar

    La filosofía moderna intentó forjar una
    nueva concepción del mundo y de la sociedad y,
    aunque inicialmente no prescindió absolutamente de la
    influencia religiosa, postuló la resolución de los
    problemas
    mediante la libertad de razonamiento. Abandonó así
    progresivamente las verdades absolutas o reveladas, intentando
    sustituir lo sobrenatural por lo natural, lo divino por lo
    humano, lo celeste por lo terrenal, resolviendo zanjar
    definitivamente la polémica entre la fe y la razón
    a favor de esta última.

    III. La libertad
    negada

    La libertad ha quedado negada o eliminada por decisiones
    filosóficas previas, en las concepciones positivista –
    materialista, así como en el pensamiento
    idealista y panteísta.

    El materialismo
    considera únicamente la existencia de los seres y
    acontecimientos materiales,
    estando el hombre sujeto
    a la determinación causal propia de los procesos
    materiales de
    la naturaleza;
    con lo cual la libertad no existe.

    En el panteísmo se tiene un determinismo del
    acontecer. Todo se circunscribe a un único principio,
    absoluto y divino. Siendo Dios la única sustancia que
    abarca todo cuanto es. Dios es el sumo Ser; es una sustancia
    absolutamente infinita.

    Para los idealistas como Hegel, toda
    realidad es absolutamente cognoscible. La realidad es la
    autocreación de Dios, es Dios en devenir. De esta forma el
    hombre
    individual no es más que un elemento del proceso
    absoluto del espíritu. En los idealistas se reproducen
    aún los rasgos panteísticos.

    IV. La libertad en
    Spinoza

    Spinoza es el prototipo del pensador panteísta,
    quien como tal defiende una rígida y absoluta
    determinación.

    Desarrolló la idea cartesiana que consideraba a
    Dios como sustancia infinita. Así, Dios es la única
    sustancia que abarca todo cuanto es. Dios es el sumo ser; es una
    sustancia absolutamente infinita.

    Al tratar el tema de la libertad, Spinoza señala:
    "… se dice libre la cosa que existe por la sola necesidad de su
    naturaleza y
    que se determina a obrar por sí misma".. En lo que se
    refiere a la libertad humana, Spinoza concluyo de modo
    determinante que el hombre no es
    libre porque "no se puede considerar un imperio dentro de otro
    imperio". Considerando que la libertad es exclusiva de Dios.
    Sólo Dios es libre.

    De esta tesis puede
    deducirse que, mientras Dios exista, el hombre
    nunca podría ser libre. Es decir, en el plano de la
    libertad la afirmación divina es la negación
    humana. Dos siglos más tarde, Nietzsche,
    afirmó que la libertad humana solamente puede alcanzarse
    con la "destrucción de Dios".

    Según Spinoza, el hombre,
    pues, no es libre, ni el mundo tiene por que tener una finalidad
    que cumplir. Cree que la vida es necesaria y que está
    causalmente determinada. Contraria a la afirmación hecha
    por Albert Camus, ya en el siglo XX, de que la vida es
    innecesaria por su reducción al absurdo; señala que
    el hombre es
    una paradoja: un esclavo porque se cree libre y está
    dominado y condicionado por la necesidad.

    Sin embargo, no cerró completamente las puertas
    de la esperanza, dejando el resquicio de la libertad humana para
    conocer, tesis que
    explica del siguiente modo: "En este plano sólo es libre
    el hombre que
    se conoce a sí mismo, pues tiene conciencia de que
    no es libre y, por lo tanto, no se siente obligado o coaccionado,
    sino que acepta el determinismo que le condiciona. Por tanto, la
    libertad humana es sólo relativa, y un hombre
    será tanto más libre cuanta mayor conciencia posea
    de esa relatividad".

    En contra de lo que pudiera creerse, según
    Spinoza, este planteamiento no disminuye la dignidad humana, pues
    la no-libertad es un precio muy
    bajo, ya que la compensación es el privilegio
    ontológico de ser considerado como una parte de
    Dios.

    V. La libertad en el
    existencialismo

    En el existencialismo se investigan conceptualmente los
    principales problemas que
    se le plantean al hombre durante
    su existencia concreta, perdiendo importancia todos los temas
    tradicionales de la especulación.

    Fueron precursores en el siglo XIX, Nietzsche y
    Kierkegaard y en el siglo XX, los principales filósofos de esta corriente fueron
    Heidegger, Merleau-Ponty, Sartre y
    Camus, entre otros.

    Son características de esta
    corriente:

    • En primer lugar, que se prescinde de la
      "filosofía de las esencias", rechaza los mecanismos del
      pensamiento
      abstracto, metafísico, físico, tomando como
      preocupación básica la existencia humana, el Yo
      humano.
    • En segundo lugar, la existencia humana es la
      actualidad, el momento presente, la realización de unas
      posibilidades que revelan las cualidades del hombre.
      Consideran que la existencia precede a la
      esencia, que el hombre
      cuando nace, no es nada; y que solamente existe cuando va
      decidiendo libremente lo que es y lo que
      será.
    • En tercer lugar, el existencialismo considera la existencia como una
      forma de ser específicamente humana: sólo
      el hombre
      existe; las demás cosas son. La existencia es una forma
      de ser consciente, libre y activa, que se define más por
      su realidad, que por su posibilidad ("el hombre
      está condenado a ser libre decía Sartre).

    VI. Libertad en la
    educación

    En el proceso de
    educar toman parte los profesores, los alumnos, la familia, la
    institución educativa, la sociedad, etc.
    Cada una de estas esferas debe posibilitar un clima de respeto y
    tolerancia, de
    autonomía e independencia
    para la educación en
    libertad.

    El educador debe tener respeto a su
    ideología, a su persona, a su
    concepción política, a sus
    iniciativas y al ejercicio profesional.

    El educando debe cumplir dos condiciones: respeto al
    docente y autonomía propia. Debe ser tolerante con las
    opiniones del profesor, siempre que éste no quebrante
    conscientemente los derechos del
    alumno.

    La institución escolar debe estar libre de
    opresiones y manipulaciones, tanto de la política educativa de
    la nación, como de presiones sociales, de intolerancia del
    equipo docente, de intransigencias del alumnado o de los padres
    de familia.

    La sociedad en la
    que está inserta la institución escolar favorece o
    dificulta también la educación en
    libertad, ya que no es lo mismo un centro educativo en sociedades
    totalitarias que en sociedades
    democráticas. La sociedad proyecta
    en la escuela su
    cosmovisión y según sea más o menos
    respetuosa con la dignidad de la persona humana,
    resultará fácil o incómodo educar en
    libertad.

    La educación es
    correcta, si es una educación de la
    libertad de o de la libertad para. Con la
    expresión "libertad de" se habla de la liberación
    de prejuicios, estereotipos, esquemas mentales de los adultos,
    que es preciso operar, como terapia, en la mente del educando y
    del educador. Un docente no liberado es incapaz de educar en
    libertad a sus alumnos. Sólo el profesor "libre de" puede
    producir un tipo de educación semejante a
    la que él ha recibido o se ha autoimpuesto.

    Al estar "libres de" el educando y el educador
    están preparados para autorrealizarse como libres
    para juzgar a los demás entregarse sin prejuicios, dominar
    la naturaleza,
    ejercer el mando y otras funciones
    necesarias en la vida personal y social
    de los individuos.

    El compromiso del maestro es doble: asistir y ayudar al
    alumno a que corra su riesgo y
    arriesgarse él mismo ante sí y ante el alumno. Este
    compromiso ha de ser liberador y no manipulador; el docente ha de
    buscar la independencia
    de juicio y acción, porque cuanto menos necesite el alumno
    su apoyo, a medida que progresa cronológica y
    escolarmente, tanto mayor ha sido el provecho obtenido en el
    proceso
    educativo.

    Si el educador no respeta la libertad del educando y si
    no se compromete en correr el mismo riesgo suyo, al
    elegir, suele responder con rebeldía y
    contestación, sobre todo en la pubertad y en la adolescencia.

    Es bastante visto, en los últimos años, la
    agresividad con que responde el alumno universitario ante la
    falta de compromiso del equipo docente o de alguno de los
    profesores.

    De aquí que educar en libertad sea educar en
    responsabilidad y en compromiso; es arrancar de
    la tierra el
    ingente número de los amorfos e indecisos, de los
    arribistas y de los aprovechados, cuando otros se han quemado por
    el progreso.

    Según Dürr se tienen tres clases de
    compromisos en la educación: compromiso del
    espíritu, compromiso social y compromiso
    pedagógico.

    El compromiso del espíritu es el
    compromiso ante sí mismo, consciente de la decisión
    tomada y de la doctrina creada, que ya no nos permite reflexiones
    inútiles, sino fidelidad a nosotros mismos. Es un acto
    positivo, no una mera actitud hostil
    y contestataria, porque nada está produciendo, más
    que una sistemática negación de cuanto los
    demás hacen. Se llama espíritu de compromiso a esta
    conducta, porque
    sólo en el espíritu radica la libertad y el
    descubrimiento de la verdad, condiciones ambas para esta clase de
    responsabilidad, en la cual se crea cotidianamente
    el hombre,
    conquistando su propia imagen y
    autorrealizándose.

    El compromiso social es una consecuencia
    pública y comunitaria del compromiso del espíritu,
    dado el carácter social de la vida humana, que no puede
    refugiarse en soledad ermitaña. El compromiso social
    quiere decir que no se pueden quebrantar los derechos del grupo, por
    salir adelante con los caprichos personales, porque el grupo
    conquista su libertad basándose en sacrificios y
    obsequiosas renuncias de los individuos. La sociedad subsiste
    gracias al esfuerzo de sus miembros, que participan en los
    propósitos e intereses comunes. Se compromete socialmente
    el hombre que se
    identifica política, religiosa y
    científicamente. La libertad como compromiso obliga a
    participar.

    El compromiso pedagógico obliga al
    educador a metódicamente indagar la verdad, someter a
    verificaciones sus hipótesis, descartar sus sueños y
    atenerse a realidades, ser fiel a sí mismo en la
    cátedra y los niveles consultivos y decisorios del centro
    escolar. El compromiso pedagógico, le hace al docente
    respetar la lenta separación que el alumno va logrando
    respecto a los criterios y cosmovisión del profesor y
    aceptar la
    personalidad de cada uno como la única forma de
    autorrealización.

    VII. Etapas en la
    educación para la libertad

    La educación contribuye para que el hombre
    conquiste, poco a poco, su autonomía a través de
    una serie de estadios, que marcan los niveles
    escolares.

    La primera infancia (0-3 años) es un
    período significativo en la educación para la
    libertad, gracias a la autoafirmación de sí mismo
    mediante el pararse, el caminar y la primera ligera
    oposición al final del primer año. Según
    Spitz, psicoanalista, el primer "no" gesticulante del niño
    es el origen de la iniciativa y de la
    personalidad. El niño no acepta imposiciones y se
    rebela con el llanto y las pataletas.

    La segunda infancia
    (4–6 años) se caracteriza por la obstinación
    e independencia,
    al comenzar el cuarto año de vida, dando lugar a una
    fuerte crisis de
    independencia
    y de negativismo, como única manera de afirmarse como
    sujeto y persona. Los
    mayores han de aceptarle y él ha de ir comprobando las
    limitaciones e inseguridades que le rodean y de las que es
    portador.

    La tercera infancia (7-11 años) no es una
    etapa en la que pueda hablarse de una auténtica
    educación de la libertad, sino de lo que se denomina
    "espontaneidad dirigida". El niño no posee aún el
    pensamiento
    universalizador y abstracto que le capacite para las elecciones
    maduras. Sin embargo, es un período en el que puede
    hacerse una preeducación de la libertad mediante la
    adquisición de hábitos de orden, disciplina,
    regularidad, aceptación de la autoridad,
    responsabilidad de sus propios actos, respeto de los
    demás… El niño ejercita su iniciativa de
    múltiples maneras, siendo una de las principales el
    juego, donde crea, se recrea y autorrealiza. La
    tensión de los juegos entre
    sus reglas e iniciativas es un entrenamiento
    eficaz de las antinomias libertad – autoridad,
    libertad – disciplina,
    espontaneidad – normatividad.

    La pubertad (12-14 años) con sus cambios
    somáticos y sexuales conlleva el sentimiento de disgusto e
    incomodidad ante la disciplina,
    acatada únicamente con la condición de que el
    educador haya ganado al púber afectivamente. El
    púber confunde la libertad con el libertinaje e
    irresponsabilidad, si no se aprovechan las circunstancias y se le
    hace profundizar en la naturaleza de la
    libertad, a la que ha de llegarse basándose en madurez y
    compromiso.

    La adolescencia (15-18 años) es el periodo
    más importante para educar la libertad. El adolescente
    rehuye toda postura rígida, porque tamiza las
    órdenes en el filtro de su propio pensamiento.
    La misión del
    educador consistirá en convencerle de que la libertad es
    fruto del carácter equilibrado y del hombre
    inteligente. Los sentimientos sociales del adolescente brindan
    muchas oportunidades para inculcar el respeto por la
    opinión ajena, a la vez que para apelar a su responsabilidad y su compromiso con la comunidad.

    VIII. Libertad y
    persona

    Es difícil aceptar la libertad pues tenemos
    muchos y grandes condicionamientos, obstáculos,
    impedimentos. Además, como la libertad no es objetivable,
    no la podemos demostrar.

    El hombre no sólo es sino que
    también se hace; es fruto de sí mismo, de su
    libertad, de sus opciones libres. Es hombre en búsqueda de
    verdad. Pero además, jerarquiza y realiza los valores
    según su proyecto personal de
    vida.

    Es por ello que la sociedad y la
    comunidad
    deben dar al niño que nace, las condiciones para que
    encuentre lo necesario para realizarse como persona en vistas
    a una integral realización.

    Para la Antropología, el hombre además de
    individuo es persona, es
    sujeto, es uno, es único. El hombre se manifiesta, se
    revela como persona en su
    relación con los otros. Es un Yo en relación con un
    Tú. Existe en el mundo con los demás para
    realizarse personal y
    comunitariamente.

    Su perfeccionamiento como persona se realiza en
    relación con el otro. El hombre es un ser responsable de
    otro. Esto supone responder a la llamada del otro, de otra
    persona que exige tu atención, respeto y
    poder vivir en
    plenitud. Todo esto implica responsabilidad.

    IX. La libertad
    responsable

    La cumbre de la libertad es la responsabilidad. La libertad responsable surge
    cuando descubro al otro como sujeto de derechos, que tiene una
    dignidad inviolable que yo debo respetar.

    Uno vive en libertad cuando renuncia a sus propios
    intereses para actuar en el ámbito de personas que tienen
    derechos y que lo
    llaman, lo necesitan a uno.

    La libertad no se juega sino cuando están en
    conflicto mi
    tendencia espontánea egoísta y los derechos de los
    demás. De ahí que si ante una situación
    determinada debo elegir qué acción realizar, toma
    parte la voluntad que tiene dominio sobre el
    intelecto, en forma de una reflexión; pues soy responsable
    de la conciencia que
    tengo.

    El hombre se transforma al elegir, porque es más
    él y menos los demás que le oprimen y la naturaleza que le
    domina. Sólo cuando elige, es él mismo, el hombre,
    con autonomía frente al mundo para construir y elaborar su
    propio mundo.

    "Es por ello que la libertad humana adquiere un
    carácter de conquista personal y se
    traduce en tarea permanente; como nos lo señala Juan Pablo
    II cuando concibe la función del bien y le asigna por
    objeto el amor
    traducido en donación y servicio
    desinteresado a los demás"..

    X. A manera de
    conclusión

    Es difícil hablar con propiedad de
    la libertad, sobre todo considerando que todo el mundo habla de
    ella; libertad para elegir, libertad para salir, libertad para
    volver, libertad para comprar, libertad para comer, libertad para
    decir, libertad para hacer, libertad para sentir, libertad para
    escribir, libertad para leer, libertad para crecer, libertad
    para…, es difícil.

    Más aún cuando estamos tan condicionados
    en nuestro actuar, en nuestro hacer, decir y sentir; por la familia, la
    sociedad
    social, la sociedad de
    consumo, los
    medios de
    comunicación, etc.

    Cuando planteamos la responsabilidad que tenemos de atender el llamado
    del otro, del que está bien cerca nuestro o bien apartado
    de uno pero que igual nos necesita; planteamos nuestra necesidad
    de sentirnos útiles, de ser parte de otro u otros que
    también atienden nuestro llamado.

    Descubrir que soy con los demás en el mundo, que
    no puedo circunscribirme a mi mundo egoísta, es asumir que
    puedo darme a los demás sin pedir nada a cambio.

    El docente que tiene a su cargo 40 o más
    niños, que no posee materiales
    didácticos, el alumno que debe recorrer varias "leguas"
    para poder
    aprender; nos impele a reformular nuestra visión de
    docentes universitarios, formadores de adultos profesionales,
    quizás futuros dirigentes del país; nos impulsa a
    enfrentarnos a una revisión del cómo estamos
    atendiendo a los derechos de esos alumnos,
    cómo estamos preparando las clases a dictar, cómo
    nos estamos preparando para responder a sus llamadas; creo que en
    la medida en que seamos nosotros mismos, auténticos y nos
    aceptemos como individuos dadores y no sólo espectadores,
    podremos asumir la responsabilidad de dar al otro su "libertad"
    (cualquiera sea la que el otro elija utilizar).

    BIBLIOGRAFÍA
    CITADA

    CORETH, Emerich : ¿Qué es el
    hombre? –Esquema de una antropología filosófica

    Editorial Herder – España
    – 1982

    • Diccionario de la Real Academia
      Española

    Editorial Espasa – Calpe – España –
    1985

    • Enciclopedia Temática
      Océano

    Editorial Océano Éxito – España –
    1987

    Ediciones Ceac – España –
    1982

    • GEVAERT, Joseph : El problema del hombre
      Introducción a la antropología
      filosófica

    Ediciones Sígueme – España
    – 1984

    • LUCAS, Juan : El hombre, ¿quién
      es? – Antropología cristiana

    Biblioteca
    Básica del Creyente – España
    – 1988

    BIBLIOGRAFÍA
    CONSULTADA

    • CARDOZO, Juan Andrés : La razón
      como alternativa histórica

    Editorial El Lector – Paraguay
    1984

    Ediciones Siglo XXI – Argentina –
    1985

    • FREIRE, Paulo : Educación como
      práctica de la libertad

    Editora Paz e Terra – Brasil
    1986

    • ZURETTI, Juan Carlos : Historia de la
      Educación

    Edit. Itinerarium – Argentina –
    1963

    Trabajo presentado en la materia
    "Antropologia filosófica abierta al mensaje cristiano" del
    curso de postgrado en Formacion Etica y
    Teológica.

    Titulo: La libertad Categoria: Filosofia
    Educacion

    Resumen: Al plantear el tema de la libertad surge la
    busqueda acerca de su significado, desde el basico diccionario a
    los textos de antropologia y educacion; en un deseo de presentar
    como un hilo conductor historico el planteamiento de la libertad
    por y para el hombre.

    El presente trabajo se circunscribe a una sucinta
    revision bibliografica de lo que es la libertad en la filosofia, la
    antropologia y la educacion; planteando a
    la educacion como
    un ambito adecuado para que la persona encuetnre un modo eficaz
    de servicio y
    entrega a sus semejantes.

    Realizado por:

    Lic. Bettina Cuevas – Psicologa Educacional

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