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La Formación de Valores, la Resolución de Problemas y el aprendizaje significativo



    1. Resumen
    2. Desarrollo

    Resumen.

    Los términos Formación de Valores,
    Resolución de Problemas y aprendizaje
    significativo son abordados por los docentes en su
    accionar cotidiano pero de forma aislada, sin establecer nexos
    entre estos para lograr una gestión
    docente más efectiva. En este trabajo se
    pretende articular armónica y coherentemente la
    relación existente entre estos términos desde una
    perspectiva vygotskiana.

    Definir valor no es
    tarea fácil, pues el concepto
    está profundamente ligado a la ideología de quien lo define, es por ello
    que en la investigación se analizan las
    conceptualizaciones de diversos autores cubanos, encontrando
    entre ellos cierta unidad de criterios, en su gran mayoría
    parten de aceptar la definición de valor del
    filósofo y doctor José R. Fabelo.

    Por valor se entiende "la significación
    positiva que se refleja en la conciencia social
    de los objetos, leyes,
    categorías y fenómenos de la realidad objetiva"

    (Fabelo, 1989). Otros autores que trabajan la temática han
    conceptualizado los valores
    desde una posición más cercana a la pedagogía."

    Una compleja formación de la
    personalidad, contenida no solo en la estructura
    cognitiva, sino fundamentalmente en los profundos procesos de la
    vida social, cultural y en la concepción del mundo del
    hombre, que
    existe en la realidad, como parte de la conciencia social y en
    estrecha correspondencia y dependencia del tipo de sociedad en el
    que niños,
    adolescentes y
    jóvenes se forman". (Báxter, E. 1999). Más
    adelante plantea: "Desde el punto de vista pedagógico,
    esta formación debe lograrse como parte de la educación general,
    científica que reciben los adolescentes y jóvenes:
    como conocimiento,
    como producto del
    reconocimiento de su significación que se transforma en
    sentido personal y se
    manifiesta como conducta".
    (Báxter, E.1999).

    La propia conceptualización asumida de
    valor tiene como célula el
    término significación, por este entendemos
    "el valor que puede adquirir coyunturalmente un contenido
    en el proceso de
    regulación del comportamiento
    del sujeto" (González Rey, 1995), si se asume el
    método como célula (dentro de los
    componentes del proceso docente – educativo) del proceso de
    Formación de Valores y la Resolución de Problemas
    como la vía para lograr este fin; entonces la
    relación entre el método de
    Resolución de Problemas y aprendizaje
    significativo resulta obvia ya que la
    "significación en sí es un producto de
    aprendizaje significativo"(David P. y Ausubel
    1983).

    Los términos de Resolución de Problemas
    (Polya, 1945) proceden del campo de la enseñanza de la Matemática
    pero con el decursar de los años se ha ido extendiendo a
    otros campos.

    En muchas oportunidades los docentes, quizás por
    desconocimiento, hacen un uso desmedidos de estos
    términos, simplificando en ocasiones en otras
    tergiversando, la verdadera naturaleza de
    los mismos. "Definir el término Problema es
    difícil pues la Resolución de Problemas es
    subjetiva y circunstancial.

    Las mismas tareas que podrían representar
    esfuerzos significativos para algunos, pueden ser
    ejercicios de rutinas para otros alumnos. Ser un problema no es
    una característica de la situación (Schoenfild,
    1981).

    En la bibliografía consultada existen
    muchísimas conceptualizaciones acerca del término
    Problema. Por acercarse a los intereses de esta
    investigación se analizarán, básicamente,
    los trabajos de Krulick – Rubnick (1980) y Garret
    (1988).


    Desarrollo

    " Un problema es una situación, cualitativa o no,
    que pide una solución para la cual los individuos
    implicados no conocen medios o
    caminos evidentes para obtenerla" (Krulick – Rubnick,
    1980).

    "Un problema es una situación o conflicto para
    la que no tenemos una respuesta inmediata, ni algoritmo, ni
    heurístico. Incluso ni siquiera sabemos qué
    información necesitamos para intentar
    conseguir una respuesta. El problema se sitúa más
    allá de lo que nosotros entendemos del mundo" (Garret,
    1988).

    De ambas conceptualizaciones resulta lógico
    pensar que para que exista un problema para alguien deben
    cumplirse las siguientes condiciones (Oñorbe,
    1997):

    • que haya una cuestión que
      resolver;
    • que la(s) persona(s) a la
      que se le presenta la cuestión esté
      motivada para buscar la
      solución;
    • que dicha solución no tenga una estrategia
      inmediata de resolución.

    Suponiendo que exista un "problema" (por casualidad, por
    búsqueda del mismo o por presentación del mismo,
    que es lo más habitual en la enseñanza) la
    siguiente condición, muy necesaria aunque no suficiente,
    es tener interés en ello. Por tanto, cualquier
    estrategia que implemente el docente en aras de lograr el
    éxito
    de sus estudiantes en la actividad de resolución de
    problemas no debe obviar el papel de la motivación,
    esta garantizará la implicación afectiva de
    sus estudiantes ante el problema.

    No basta que el estudiante sienta la necesidad de
    resolver el problema, hay que lograr despertar el interés
    por este. "La eficiencia motivacional aumenta en la
    medida en que exista una mayor contradicción y, a la vez,
    una mayor posibilidad objetiva de solucionar tales
    contradicciones" (González Serra, 1995). "Si presentamos a
    un alumno una situación que se haya mucho más
    allá de lo que él conoce y de lo que
    potencialmente puede conocer
    (negritas, del autor) aunque
    tenga la necesidad de enfrentarla, no reconocerá en ella
    ningún significado y ni siquiera se la
    planteará como un problema a resolver" (Garret,
    1988).

    Esto quiere decir que para él la situación
    está muy por encima de su conocimiento personal y no
    tendrá ningún sentido. En cambio, si la
    situación que presenta el docente al estudiante
    está justo por encima del conocimiento y la
    comprensión de este, la reconocerá como
    problemática y como algo que debe ser comprendido. "El
    interés representa un reflejo no solo de las necesidades
    sino también de las condiciones, objetos y medios de su
    satisfacción.

    Las necesidades constituyen fundamento de partida del
    interés,… las necesidades determinan la dirección del interés y la
    preferencia que el sujeto le otorga a determinado fenómeno
    socialmente significativo. Solo a través del
    interés las necesidades se convierten en
    acción
    " (Fabelo, 1989).

    La tercera condición de existencia de un problema
    para alguien es "que no conozca de forma inmediata una estrategia
    de resolución"; si no es así, es decir, cuando el
    que ha de resolver tiene claro el camino a seguir, el sujeto que
    resuelve necesita únicamente aplicar técnicas o
    estrategias que
    ya domina. Esta disyuntiva (conocer o no una estrategia de
    resolución) nos acerca a otra clasificación:
    (Garret, 1988)

    Problemas cerrados (Ejercicios):

    Situación, pregunta, dudas que enfrenta el sujeto
    que al aplicar un método algorítmico preestablecido
    garantizará la respuesta correcta del mismo.

    Problemas abiertos:

    Situaciones para la cual el sujeto no tiene una
    solución clara y no posee ningún algoritmo que le
    permita obtenerla.

    Que un material (situación) clasifique como
    ejercicio o problema dependerá de la persona que enfrenta
    el mismo, es decir, una misma situación para una persona
    puede ser un simple ejercicio, para otra, un complejo problema.
    Cada persona aportará a cada situación concreta sus
    propias experiencias históricamente acumuladas, sus
    conocimientos e interpretaciones, y como cada interpretación de la situación es
    única, la situación será distinta para cada
    resolvente.

    Se puede enseñar la diferencia entre problema y
    ejercicio como una frontera
    personal circunscrita dentro de los límites
    del conocimiento y la comprensión individual. Alrededor de
    esta frontera se halla lo que algunos autores (Garret,
    Oñorbe) denominan zona de interés
    óptimo, evidentemente, es lo que la escuela del
    Enfoque Histórico – cultural reconoce como zona
    de desarrollo
    próximo
    (ZDP). Esta zona constituye un área
    intelectualmente atractiva.

    Si se presenta un material (situación) muy por
    debajo de esta zona el papel del alumno se centrará en la
    aplicación estándar de algoritmos, de
    procesos rutinarios bien aprendidos. A estos materiales no
    se le presta demasiada atención, son realizados rutinariamente y
    no contribuyen a una nueva comprensión de la
    situación, esto potencia la
    "tendencia a la ejecución" (Labarrere, 1995) y obstruye
    los actos metacognitivos en los estudiantes.

    La solución de ejercicio solo genera
    información, probablemente esta información
    tendrá una vida muy corta, se produce y se usa en un lapso
    breve, no proporciona ninguna comprensión ni concepto
    nuevo. "Si en nuestras instituciones
    docentes se malgasta demasiado tiempo
    trabajando con problemas cerrados (ejercicios) el estudiante
    tendrá muy pocas posibilidades para practicar su
    originalidad y para desarrollar su pensamiento
    creativo" (Garret, 1990).

    Si perseguimos que nuestros estudiantes sean creativos,
    que en ellos se logre revelar la
    significación de los conceptos, leyes,
    teorías, principios, etc.
    que en clases se imparten, la utilización de problemas
    auténticos es una necesidad hoy. " El aprendizaje
    orientado hacia los niveles evolutivos que ya se han alcanzado
    resulta ineficaz desde el punto de vista del desarrollo total del
    alumno.

    Este tipo de enseñanza no aspira a un nuevo
    estadío en el proceso evolutivo, sino que, más
    bien, va a remolque de dicho proceso" (Vygotsky, citado por Neto,
    2001).

    Usualmente la enseñanza de la Química tiende a
    presentar situaciones extremas, sobre todo en lo que concierne a
    la Resolución de Problemas: por un lado, situaciones
    demasiado complejas, alejadas de la zona de desarrollo más
    cercana al estudiante, inductoras, por ello, de bloqueos
    cognitivos y afectivos; y por otro, situaciones
    problemáticas rutinarias, correspondientes aquello que el
    alumno ya sabe realizar. Ambas situaciones, aunque por razones
    diferentes, son incapaces de funcionar como estímulo y
    motor del
    desarrollo. La función
    potencialmente formativa de la Química acaba por ser,
    así, desaprovechada.

    Por tanto, la utilización del método de
    Resolución de Problema solo es posible
    cuando se trabaja en zona de desarrollo
    próximo
    (ZDP) y es en esta zona
    donde potencialmente los nuevos aprendizajes adquieren
    significación para el sujeto que aprende, en fin,
    adquieren valor
    .

    El papel del docente está en saber cuál es
    esta zona, dado que probablemente será distinta para cada
    alumno (papel vital del diagnóstico). "La zona de desarrollo
    próximo es la distancia entre el nivel real de desarrollo
    del alumno, determinado por la capacidad de resolver un
    problema
    independientemente, y el nivel de desarrollo
    potencial, determinado a través de su capacidad de
    resolución del problema con la ayuda del docente o
    de un compañero más competente" (Vygotsky,
    citado por Neto, 2001).

    El éxito de los estudiantes ante la actividad de
    resolución de problemas estará siempre marcada por
    fuertes contingencias, inherente a todo acto creativo, al
    respecto Vygotsky planteo, "crear es fuente de júbilo para
    el hombre;
    pero acarrea también sufrimientos conocidos con el nombre
    de torturas de la creación", más adelante
    decía, "ambas dimensiones, la intelectual y la emocional,
    resultan por igual necesarias para el acto creador, o sea, ambos,
    sentimientos y pensamiento, mueven a la creación
    humana".

    Cualquier acto creativo implica, necesariamente, activar
    todo el sistema
    conceptual, procedimental y actitudinal precedente, que en
    opinión del sujeto, serán necesarios para enfrentar
    el problema planteado. Los nuevos aprendizajes que deriven del
    acto de resolución del problema conectarán
    armónica y significativamente con aquellas estructuras
    cognitivas que poseía el sujeto antes del acto creativo.
    Esto no es otra cosa que aprendizaje
    significativo
    .

    El aprendizaje
    significativo comprende la adquisición de nuevos
    significados y, a la inversa, estos son producto del aprendizaje
    significativo. La esencia del proceso del aprendizaje
    significativo reside en que ideas expresadas
    simbólicamente son relacionadas de modo no arbitrario y
    sustancial con lo que el alumno ya sabe.

    Por relación sustancial y no arbitraria se
    entiende que las ideas se relacionan con algún aspecto
    específicamente relevante de la estructura cognoscitiva
    del alumno, como una imagen, un
    símbolo ya significativo, un concepto, etc.

    Así pues, la clave del aprendizaje significativo
    está en la vinculación sustancial de las nuevas
    ideas y conceptos con el bagaje cognitivo del individuo.

    "El aprendizaje significativo presupone tanto que el
    alumno manifiesta una actitud de
    aprendizaje significativo; es decir, una disposición para
    relacionar sustancial y no arbitrariamente el nuevo material con
    su estructura cognoscitiva, como que el material que aprende es
    potencialmente significativo para él, es decir,
    relacionable con su estructura de conocimiento sobre una base no
    arbitraria y no al pie de la letra" (Ausubel, 1961).

    De lo anterior se puede entender que, independientemente
    de cuánto significado potencial pueda poseer un
    determinado material, si la intención del alumno consiste
    en memorizar arbitraria y literalmente, tanto el proceso de
    aprendizaje como los resultados de este serán
    mecánicos y carentes de significado. Y a la inversa, sin
    importar lo significativa que sea la actitud del alumno, ni el
    proceso ni el resultado serán posiblemente significativos
    si la tarea de aprendizaje (el material, el problema) no lo es
    potencialmente, y si tampoco es relacionable, intencionada y
    sustancialmente, con su estructura cognoscitiva.

    Según Ausubel, dos son las dimensiones que
    distinguen la significatividad potencial del material de
    aprendizaje:

    • Significatividad lógica: coherencia en
      la estructura interna del material, secuencia lógica en los procesos y consecuencia en
      las relaciones entre sus elementos componentes.
    • Significatividad psicológica: que sus
      contenidos sean comprensibles desde la estructura cognitiva que
      posee el sujeto que aprende.

    La potencialidad significativa del material es la
    primera condición para que se produzca aprendizaje
    significativo, el segundo requisito es la disposición
    positiva del individuo respecto al aprendizaje. Esta segunda
    condición se refiere al componente motivacional,
    emocional, actitudinal que está presente en todo
    aprendizaje.

    El aprendizaje significativo requiere condiciones
    precisas respecto a tres dimensiones: lógica, cognitiva y
    afectiva:

    Bibliografía.

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    M.Sc. Roberto Isbel Morejón
    Quintana

    Profesor Asistente

    Instituto Superior Pedagógico "Rafael
    María de Mendive" Pinar del Río.

    M.Sc. Sergio García Bertot

    Profesor auxiliar. Instituto Superior Pedagógico
    "Rafael María de Mendive" Pinar del Río,Cuba.

    M.Sc. Ariel Díaz Loaces

    Profesor Asistente. Instituto Superior Pedagógico
    "Rafael María de Mendive" Pinar del Río,
    Cuba.

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