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Competitividad – Titanes en el Ring




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2

     

    En su libro El
    Internacionalismo Moderno, Paul Krugman dice, que la
    definición más popular de competitividad, es en nuestros días la de
    Laura Tyson: "Nuestra capacidad para producir bienes y
    servicios que
    cumplan los tests de la competencia
    internacional, mientras nuestros ciudadanos disfrutan de un nivel
    de vida a la vez creciente y sostenible".

    Tambien Krugman, en otra parte del libro mencionado dice
    que no es verdad que las naciones líderes del mundo
    estén en ningún grado importante de competencia
    entre ellas, o que alguno de sus principales problemas
    económicos pueden ser atribuidos a un fracaso al competir
    en los mercados
    mundiales.

    Nuestro enfoque –con los debidos respetos–
    es diferente, creemos que los países compiten
    indirectamente entre si. Primero como sede de radicación
    de las empresas que
    participan en el comercio
    internacional y segundo en el resultado que dichas operaciones
    generan en la balanza de pagos
    del país.

    Que una industria
    automotriz, electrónica u otras de producción masiva competitiva, se
    desarrolle o instale en un país, genera principalmente,
    ocupación de mano de obra, incremento de actividades
    colaterales y si exporta (o sustituye importaciones) un
    beneficio en el balance comercial.

    Las exportaciones
    generan divisas que luego
    se aplicarán a importar aquellas tecnologías,
    materias primas, bienes y servicios que el país no posee o
    no es competitivo (esto último con reservas, como luego se
    verá).

    Las industrias de
    producción masiva competitiva ocuparán mano de
    obra, mejorarán el nivel de ingresos de los
    trabajadores, facilitarán la capacitación de los mismos y de un modo
    directo o indirecto permitirán –al decir de Laura
    Tyson– a los ciudadanos, del país sede, disfrutar de
    un nivel de vida a la vez creciente y sostenible.

    Simplificando, en buena medida, la historia, podríamos
    decir que este esquema funcionó –con ventaja para
    los países industriales del hemisferio norte– desde
    la revolución
    industrial.

    En otras épocas a la competitividad se la llamaba
    "términos del intercambio" y a la asignación de la
    producción entre países se la denominaba "distribución internacional del trabajo".

    El mundo económico operaba bajo los
    parámetros de la "distribución internacional del
    trabajo", aceptando –a gusto o a disgusto– "los
    términos del intercambio", que definían primero
    Inglaterra hasta
    el fin de la Primera guerra
    mundial y luego Estados Unidos,
    entre guerras, y,
    con todo su peso a partir del fin de la Segunda.

    Cuando los grandes "perdedores" de la Segunda guerra
    mundial, Alemania y
    Japón,
    comienzan a competir a nivel internacional –haciendo uso de
    la doctrina del libre cambio que tan
    buen resultado había dado a los "ganadores" de las
    guerras– todo se complica. La industria americana (a partir
    de 1973, según Ravi Batra) comienza a perder
    competitividad, no sólo a nivel internacional, sino
    también en el mercado interno.
    En la emblemática industria automotriz la
    penetración de vehículos importados (gama de altos
    precios
    –Alemania y gama de bajos precios –Japón)
    llega al 30%.

    Poco a poco, Estados Unidos, el país industrial
    por excelencia comienza a perder competitividad y su balanza
    comercial pasa a ser negativa, acumulando en el tiempo
    –ayudado por el déficit público, financiado,
    en parte, con crédito
    internacional– una deuda externa
    superior a los 300.000 millones de dólares. El país
    más rico del mundo llega a ser el país más
    endeudado del mundo. En algún momento si se suman los
    superavits comerciales de Japón y Alemania se igualan al
    déficit –por igual concepto
    de Estados Unidos.

    Cuando las empresas americanas comienzan a perder su
    mercado interno (recuerdese la cuasi–quiebra de
    Chrysler, por ejemplo) y encuentran difícil, cuando no
    imposible penetrar en el mercado europeo y japones se inicia un
    "fenomenal" proceso de
    "reconversión industrial" que , como luego se
    vería, no han podido seguir sus competidores
    internacionales.

    A ello se agrega el avance en alta tecnología (robótica, informática, comunicaciones
    y biotecnología) que permite pasar de la
    sociedad
    industrial a la sociedad de la
    comunicación y retomar –nuevamante– la
    delantera.

    El fin de la guerra
    fría, cede paso a la era de la
    globalización.

    La distribución internacional del trabajo no
    existe mas. Los términos del intercambio son
    dinámicos y cambiantes. La aldea global deja la guerra "sin
    frente". La discusión entre el modelo
    anglosajón y el modelo renano se diluye en una batalla de
    modelos
    heterodoxos, a los que lo único que les interesa es que el
    gato "cace ratones". Capitalismo
    socialista. Autocracias capitalistas. Socialismo de
    libre mercado. Y cuanta sopa de letras nos permita el análisis combinatorio. La economía se convierte
    en algo más importante que la ideología.

    Como dice Peter Drucker: "Ya no hay un centro en la
    economía
    mundial; esta se ha vuelto multicéntrica"

    A continuación veremos que opinan y nos informan
    diversos autores sobre competitividad:

    "Segun Michael Albert existen dos modelos de
    capitalismo ampliamente contrastantes.

    1 – El modelo anglosajón
    (fundamentalmente Estados Unidos y Gran
    Bretaña)

    · fundado sobre el éxito
    individual y el beneficio a corto plazo

    · control
    estricto de la moneda, desregulación y
    privatización

    · aceptan la
    inmigración

    · consideran que la pobreza es
    un problema de las personas

    · la seguridad
    social no es favorable para el desarrollo
    económico

    · privilegia la jerarquización de los
    salarios

    · la legislación fiscal
    favorece el endeudamiento

    · considera mejor tener menos reglamentos y
    más abogados para hacer procesos

    · prefieren la bolsa

    · el poder en
    la empresa lo
    tiene el accionista

    · el papel de la empresa en
    materia de
    educación y de formacion profesiona debe
    ser el menor posible

     

    2 – El modelo germano –
    nipón

    · valora el éxito colectivo, el
    consenso y el beneficio a largo plazo

    · no aceptan (en principio) la
    inmigración

    · consideran que la pobreza es un
    problema de la nación

    · la seguridad
    social es favorable para el desarrollo
    económico

    · no aumenta tanto la jerarquización
    de los salarios

    · se considera al ahorro como
    una virtud nacional

    · prefieren tener reglamentos y (caso
    Japón) un proceso judicial es deshonroso

    · prefieren el financiamiento bancario

    · el poder en la empresa se reparte entre
    accionistas, dirección, banca y
    personal

    Luego nos dice que no es cierto que la eficacia
    económica deba estar necesariamente alimentada por la
    injusticia social. No obstante ello (paradoja) el modelo
    americano está haciendo retroceder al
    renano.

    ¿Por que es el menos eficiente el que
    vence?.

    Es un hecho que a los ojos de la opinión
    mundial, el capitalismo renano, virtuoso, igualitario, prudente y
    discreto, carece de atractivos.

    El capitalismo americano es un sueño rosado,
    del dinero
    fácil, de las fortunas súbitas, lúdico,
    publicitario (o sea es publicitario, financiero y
    corrompido).

    ¿Qué debe buscar Europa?

    · eficiencia
    económica

    · estabilidad monetaria

    · equidad y
    justicia
    social

    ¿Qué es mejor, más desocupados
    asistidos, o más trabajadores mal pagados?

     

    Para dilucidar este debate
    "capitalismo contra capitalismo" hay dos puntos a señalar:
    únicamente los países renanos han logrado demostrar
    que la protección social más generosa puede ir
    apareada con una economía más eficiente. El modelo
    norteamericano sacrifica deliberadamente el futuro al
    presente.

    La Unión
    Europea será el principal campo de batalla de los dos
    capitalismos. O bien los ciudadanos europeos no habrán
    comprendido bien de que depende fundamentalmente su destino, no
    presionarán lo bastante a sus gobiernos para dar el salto
    hacia la opinión
    pública, a fin de que estos se decidan a hacerlo.
    Entonces ya nada podrá pasar, salvo que el mercado
    único comenzará a deshacerse; que no habiendo
    tenido la lucidez de unirnos para elegir nuestro futuro, habernos
    perdido la capacidad de hacerlo; por lo tanto recaeremos en las
    angustias de nuestro viejo europeísmo, derivando
    inevitablemente hacia el modelo americano.

    O bien, nosotros nos ponemos en marcha hacia Estados
    Unidos de Europa, podremos elegir para todos nosotros el mejor
    modelo económico–social, que ya ha empezado a dar
    sus frutos en una parte de la C.E.E. (1992) y que se
    convertirá en el modelo europeo.

    La inversión en el futuro es en nuestra
    época el verdadero "círculo productivo", la primera
    fuente de riqueza. Quizás incluso el nuevo camino de la
    sabiduría. Sobre todo para los europeos. Para cada
    cuidadano europeo", nos dice Michael Albert (ob.
    cit.).

    "Los recursos
    fundamentales de un país no descansan en su riqueza
    material o financiera –susceptible de moverse de unas a
    otras naciones– sino en la cualificación, las
    habilidades y las ideas que poseen sus ciudadanos.

    El verdadero valor de las
    sociedades
    multinacionales no estriba en sus recursos materiales
    sino en la educación y
    eficiencia de sus empleados. De esta forma los ahorros de un
    país van a parar a manos de las empresas que mejor sepan
    hacer las cosas –con mayor eficacia y economía por
    parte de sus equipos humanos– con independencia
    del origen o nacionalidad
    de la empresa.

    La competencia
    perfecta, a la larga se lleva todas las ganancias, causando
    el fracaso incluso de los mejores negocios.

    La nueva barrera de acceso a los mercados no es el
    volumen o el
    precio, sino
    la habilidad para encontrar la exacta correspondencia entre
    tecnologías especializadas y los mercados
    específicos (del alto volumen al alto
    valor).

    Si se analizan estas empresas de alto valor se pueden
    distinguir 3 habilidades:

    · habilidades para resolver los problemas
    que plantea producir bienes únicos

    · habilidades para ayudar a los consumidores
    a entender sus necesidades y como las mismas pueden ser mejor
    satisfechas por los productos
    especialmente adaptados

    · habilidades necesarias para vincular la
    tarea de los encargados de identificar las oportunidades y los
    responsables de resolver los problemas

    Las tareas del intermediario estratégico es
    crear las condiciones para que los que identifican problemas y
    los que los resuelvan puedan trabajar juntos sin
    interferencias.

    En las empresas de "alto valor" solamente un activo
    se valoriza más a medida que se usa: las habilidades del
    personal
    creativo para la identificación y resolución de
    problemas y la intermediación.

    Las habilidades inherentes a la
    intermediación, a la identificación y
    resolución de problemas se desarrollan con la
    experiencia.

    Los destinos de los norteamericanos están
    comenzando a bifurcarse. Algunos encajan dentro de la
    economía mundial, otros no tanto.

    Es probable que los norteamericanos sigan
    destacándose en el análisis simbólico. Esto
    es así por dos motivos: Primero, ninguna nación
    forma a sus jóvenes talentosos tan eficazmente como los
    Estados Unidos. Segundo, ninguna nación
    cuenta con el mismo número de analistas ya en acción
    y en condiciones de intercambiar conocimientos entre si de forma
    permanente.

    Los estudiantes europeos y japoneses habitualmente
    son superiores en matemáticas y ciencia. Sin
    embargo, ninguna otra sociedad (como la americana) prepara tan
    bien a sus jóvenes para la identificación y
    resolución creativa de problemas. Las mejores
    universidades e institutos de estudios terciarios norteamericanos
    figuran entre los más importantes del
    mundo.

    La educación formal de un analista
    simbólico incipiente requiere el perfeccionamiento en
    cuatro habilidades básicas: abstracción, pensamiento
    sistemático, experimentación y
    colaboración.

    La educación del analista simbólico no
    finaliza con la graduación. El aprendizaje
    continúa en el trabajo,
    ésta es la segunda razón por la cual los analistas
    simbólicos norteamericanos siguen destacándose en
    los mercados mundiales.

    El futuro nivel de vida de los norteamericanos, como
    el de los ciudadanos de cualquier otra nación, depende de
    su capacidad de moderar su consumo (tanto
    público como privado), mientras simultáneamente
    invierten en sus recursos únicos –trabajadores e
    infraestructura– y, valiéndose de eso, atraen a los
    inversores internacionales con el mismo objetivo. Este
    enfoque requiere una estrategia muy
    diferente a la de permitir y alentar a los ciudadanos ricos para
    que acumulen una parte cada vez mayor de sus ganancias, mientras
    reducen
    gradualmente las inversiones
    del sector
    público", nos dice Robert B. Reich (ob.
    cit.).

    "Para un país como Estados Unidos, que desde
    hace un tiempo ha poseído una economía mucho
    más autocontenida que, por ejemplo, los Países
    Bajos o Gran Bretaña, debe ser perturbador oír que
    a medida que todos los factores de producción (dinero,
    tecnología, fábricas y equipo) se mueven sin
    esfuerzo por encima de las fronteras, la idea misma de una
    economía estadounidense se está quedando sin
    sentido, al igual que las nociones de sociedad estadounidense,
    capital
    estadounidense, productos estadounidenses, y tecnología
    estadounidense. Si los productos ya no son "estadounidenses",
    ¿qué sentido tiene intentar calcular la balanza de
    comercio de
    mercancías o la diferencia de bienes de alta
    tecnología entre Estados Unidos y
    Japón?.

    ¿Es Japón un país normal que
    perderá sus actuales ventajas algun día o ha
    encontrado un modo de desafiar las leyes de la
    gravedad referentes a la ventaja nacional comparativa y evitar
    así lo que podría llamarse un destino
    tardo–victoriano?.

    Según algunos economistas, existen diversas
    pruebas del
    relativo declive a largo plazo de Japón: envejecimiento de
    la población; los gastos del
    consumidor; las
    salidas de turistas y la reducción de los índices
    de ahorros globales; el incremento de productos importados; el
    traslado de la producción a otras partes del mundo; el
    firme desplazamiento desde la producción industrial a los
    servicios; la emergencia de Tokyo como centro financiero global,
    aunque descansando sobre bases que, por más especulativas,
    son menos seguras; la volatilidad de su bolsa, que ya no es
    inmune a fuertes caídas; y los cambios en las actividades
    culturales, la elección de las carreras, el papel de las
    mujeres y otros indicios de profunda metamorfosis nacional. Puede
    ser que el "sol" japonés siga brillando con fuerza, pero
    ya ha pasado el mediodía y comienza a
    declinar.

    (Europa)……..Sin duda, se enfrenta a problemas en
    la redefinición en las políticas
    exterior y de defensa en un mundo que ha dejado atrás la
    guerra fría, y sobretodo, de hallar modos de aumentar su
    unidad; pero esos problemas, seguramente no son
    insuperables.

    Sin embargo, resulta mucho mas difícil saber
    si los europeos serán capaces de seguir gozando de un
    confortable estilo de vida
    sin verse afectados por los actuales acontecimientos
    globales.

    ¿Pueden las sociedades relativamente ricas de
    Europa aislarse de las presiones demográficas que se
    están acumulando en otras partes o de los profundos
    cambios climáticos?. ¿Logrará la C.E. hacer
    frente a la globalización, por mucho que se esfuerce en
    lograr una mayor integración?. ¿Controlará las
    tendencias políticas centrífugas, los crecientes
    resentimientos contra vecinos étnicos o inmigrantes
    recientes, los nuevos tribalismos?.

    Todo esto es tanto más difícil cuanto
    que, a diferencia de países unificados como Japón o
    Estados Unidos, Europa está intentando batir en la
    actualidad su propia forma constitucional, un proceso que consume
    la mayor parte de sus energías
    políticas.

    Sólo uniéndose pueden crear un bloque
    de pueblos europeos más prósperos y quizás
    más poderosos incluso que cualquier otro país del
    mundo.

    A pesar de ello, no existe todavía un mercado
    europeo completamente libre, en especial debido a la
    reacción de retaguardia de intereses creados que
    resultarían dañados por el laissez–faire sin
    trabas.

    Es probable que la "armonización" de las
    compañías de Europa cree bolsas de elevado desempleo local,
    a pesar del estímulo global al crecimiento.

    ¿Hasta qué punto la emergencia de un
    "mundo sin fronteras" contradice el objetivo de la C.E. de
    profundizar su unidad económica y política?.

    Lejos de desmantelarse, las fronteras nacionales se
    están extendiendo a unas entidades mayores (la C.E., la
    Zona de Libre Comercio
    Norteamericana, el área dominada por el yen), con la
    economía mundial dominada cada vez más por tres
    enormes bloques comerciales regionales.

    ¿Llegará alguna vez el día en
    que una organización como la C.E. parezca ante los
    ojos de los ciudadanos tan legítima como lo fueron los
    gobiernos nacionales?.

    Temas importantes para Europa: tendencias
    demográficas, cuestiones medioambientales, cambios
    globales motivados por la tecnología
    (biotecnología, robótica), finanzas,
    comunicaciones, emergencia de la corporación
    multinacional", nos dice Paul Kennedy (ob. cit.).

     

    "El trabajo en Europa es un 50% más caro que
    en América
    o en Japón.

    El gasto
    público en Europa también resulta ser mayor que
    en cualquier otra región industrializada del
    mundo.

    Los pagos de la Seguridad Social en Alemania, en
    1990, fueron un 25% del PBI, un 15% en Estados Unidos, y un 11%
    en Japón.

    Los impuestos en las
    empresas en Alemania exceden el 60%, en Estados Unidos el
    45%.

    Cuando se suman todos los costos de
    mantener una adecuada red social, incluyendo
    costos de los impuestos, la seguridad social, la
    compensación por desempleo, las pensiones y los seguros
    médicos, el total se sitúa alrededor de un 41% del
    PIB en Europa,
    frente al 30% en Estados Unidos y Japón.

    El trabajador medio alemán tiene una
    retribución hora de aproximadamente 26,89 dólares
    (un 46% se destina a subsidios), en Italia el
    trabajador gana 21 dólares (la mayor parte de esta
    retribución es bajo la forma de subsidio) y en Estados
    Unidos cuesta en promedio 15,89 dólares (de los que
    sólo el 28% se destinan a subsidios).

    En 1992 el trabajador alemán medio trabajaba
    1519 horas al año y tenía 40 dias de vacaciones
    pagadas, los trabajadores americanos 1857 horas al año (en
    promedio) y los japoneses 2007 horas al año", no dice
    Jeremy Rifkin (ob. cit.).

     

    "La segunda economía más importante del
    mundo (Japón) está atascada y es incapaz de volver
    a poner en marcha su maquinaria económica.

    La legislación europea hizo muy costoso, y
    casi imposible despedir trabajadores. En vista que los
    trabajadores, no podían ser despedidos, no tenían
    que aceptar las "restricciones" y las reducciones salariales que
    se impusieron a los trabajadores norteamericanos. Como resultado,
    los salarios y
    beneficios adicionales europeos aumentaron mientras en Estados
    Unidos declinaban. A mediados de la década de los 90 la
    mayor parte de Europa Occidental tenía salarios muy por
    encima de los Estados Unidos. Alemania batió todos los
    records con un salario hora de 30 dólares si se
    incluían los beneficios adicionales y casi 17
    dólares si se excluían. Incluyendo los costos
    sociales, los costos de mano de obra fabril en Alemania son
    más de dos tercios más altos que en los Estados
    Unidos.

    Pero si resulta costoso o imposible despedir
    trabajadores, las empresas comerciales que pretenden maximizar
    sus ganancias tampoco los emplearán.

    El problema europeo no se ha producido por las
    pérdidas de empleos (en los años 80). En los
    años 80 los Estados Unidos perdía un 2% de sus
    puestos cada mes mientras Europa perdía un 0,4% de sus
    puestos.

    El problema surgió por una falta de
    expansión laboral. Mientras
    Europa no registró nuevos empleos netos de 1973 a 1993,
    los Estados Unidos generaron 33 millones de puestos nuevos
    netos.

    Las causas son directas. Las políticas
    anti–inflacionarias llevaron a medidas monetarias
    restrictivas que deliberadamente produjeron un alto desempleo.
    Como el desempleo a largo plazo llega a tener un efecto cada vez
    más limitado sobre los aumentos salariales (sin
    experiencia laboral ni desarrollo de la capacidad es cada vez
    menos competitivo frente a aquellos que están trabajando),
    se requieren niveles de desempleo cada vez más altos para
    obtener los mismos efectos
    anti–inflacionarios.

    La legislación social europea a través
    de la introducción de altos salarios y otras
    prácticas sociales ha creado economías con una
    distribución de ingresos muy condensada, donde el quinto
    más bajo de la fuerza laboral gana 80% más que el
    quinto más bajo de la fuerza laboral norteamericana. Como
    consecuencia no puede existir ni expandirse en Europa toda una
    serie de industrias y servicios de bajo salario que hay en
    Estados Unidos.

    Cuando los asiáticos (japoneses) aluden al
    sistema de
    bienestar europeo para los que están en edad de trabajo lo
    hacen con escepticismo. Simplemente no pueden creerlo.
    ¡Vacaciones de cinco semanas!. ¡Un mes de aguinaldo
    en Navidad!.
    ¡Dieciocho meses restituídos mediante un seguro por
    despido!. Su descreimiento es una de las razones por las cuales
    el sistema no puede continuar. Las empresas se pueden trasladar
    al lejano oriente, y evitar todos esos costos de los beneficios
    adicionales.

    Apartados de Europa, los británicos no tienen
    futuro económico.

    1995/96: Japón parece mas débil.
    Estados Unidos parece más consolidado que lo que estaba a
    comienzos de la década. Los problemas europeos son
    políticos.

    La era de las regulaciones gubernamentales de las
    empresas ha concluído.

    Europa ha tratado empeñosamente de ofrecer
    protección a los trabajadores contra los despidos y
    reducciones recesivas, haciendo prolongado y costoso el despido
    de los trabajadores existentes. Esas mismas regulaciones
    condujeron a una economía europea donde nadie está
    dispuesto a emplear nuevos trabajadores y a afrontar los costos
    financieros de despedirlos en el próximo ciclo de depresión.

    En Europa la ideología está impulsando
    la economía, en el mundo la economía está
    impulsando la ideología.

    A mediados de la década presente, los Estados
    Unidos están en la misma posición donde estuvo el
    Reino Unido a fines de la Primera guerra mundial.
    Ya no están dispuestos, o quizás ya no son capaces
    de hacer lo que una vez hicieron. La diferencia es que ahora no
    hay ninguna nación en la escena capaz de ocupar el
    puesto.

    Si Europa fuera realmente una nación con
    política exterior unificada, podría ser capaz de
    hacerse cargo de la función
    que cumplieron los Estados Unidos en la posguerra. Por ejemplo el
    euro reemplazaría al dólar. Pero no es así.
    Al menos durante el próximo medio siglo, Europa no
    será un lider mundial, ya que tendrá que
    concentrarse en consumar su propia unificación. La
    unificación de Europa, con el agregado de Europa Central y
    del Este a la C. E. , requerirá todos sus fondos, toda su
    atención pública y todo su tiempo de
    liderazgo.

    Como la segunda economía más importante
    del mundo, Japón es un candidato para el liderazgo
    mundial, pero esta nación no posee capacidad militar
    global y menos aún un interés
    político en gran parte del mundo.

    La erupción más explosiva del
    volcán ha sido provocado por la demografía y estriba en el paulatino
    envejecimiento de la población mundial. Se ha creado una
    nueva clase de
    población. Por primera vez en la historia de la humanidad,
    nuestras sociedades tendrán un grupo muy
    numeroso de personas mayores económicamente inactivas,
    votantes opulentos que requieren servicios sociales costosos,
    como asistencia médica, y dependen del gobierno para
    gran parte de su ingreso. Ellos están debilitando el estado del
    bienestar, destruyendo las finanzas del gobierno, y amenazando
    las inversiones que todas las sociedades necesitan hacer para
    alcanzar un futuro de éxito.En 1900 el 4% de la
    población de Estados Unidos superaba los 65 años de
    edad. Los que superan esa edad ahora son el 13% de la
    población. Mientras ahora hay 4,5 empleados para pagar una
    pensión, en el 2013 habrá solamente 1,7
    trabajadores disponibles para aportar a cada pensión.En
    muchas naciones pobres y ricas el porcentaje de población
    con más de 65 años se duplicará hacia el
    2025. Para entonces en Japón se espera que los ancianos
    representen el 26% de la población. En Estados Unidos por
    lo menos un 20% de la población.

    Hoy en día (1995) el sistema de bienestar
    social más el pago de intereses requieren el 60% de la
    recaudación impositiva total (Estados Unidos).
    Excluídos los intereses sobre la deuda nacional, la mitad
    del presupuesto
    federal va a la clase pasiva. En el 2003 requerirán un 75%
    y para el 2013 un 100% si las leyes siguen sin
    modificarse.

    En Europa Occidental los programas
    vigentes para la clase pasiva requerirán para el
    año 2030 el 50% del PBI.

    Dejando de lado el tema de la clase pasiva, en los
    Estados Unidos, las inversiones internas han caído del 10
    al 7% del PBI en los últimos 20
    años.

    En la OCDE, la asociación de naciones
    desarrolladas cuyos fines primordiales son la expansión
    económica y el pleno empleo, se
    invierte cinco veces más dinero en gastos sociales para la
    población de más de 65 que en la de 15 a 64
    años.

    Pero lo más grave es que los gastos que
    requiere la clase pasiva están exprimiendo del presupuesto
    las inversiones en infraestructuras, educación
    e
    investigación y desarrollo: en veinte años han
    bajado del 24 al 15% del presupuesto federal.

    El actual impuesto de
    seguridad social del 15% (en Estados Unidos) tendría que
    ser aumentado hasta el 40% en el año 2029 para
    proporcionar los beneficios que se han prometido.

     

    El sistema
    tributario puede llegar a estallar.

    La deuda como porcentaje del PBI – l990

     

    Nación Deuda total Pasivos/jubilaciones Total sin
    depósito de fondos

    EEUU 85 66 151

    Japón 79 218 297

    Italia 123 233 356

    Alemania 53 160 213

    Francia 56 216 272

    Canadá 96 250 346

    R. Unido 52 186 238

    Bélgica 142 165 307

     

    Ningún país, ni siquiera una
    nación tan grande como los Estados Unidos, puede manejar
    un déficit comercial para siempre.

    Sin un déficit comercial americano, no puede
    haber un superavit comercial japonés sin importar que tan
    competitivos sean los productos japoneses, ni cuantos
    países del mundo desean comprarlos.

    Pero cualquier modelo en el comercio mundial que
    dependa de los déficit norteamericanos permanentes o
    prevea superavit japoneses permanentes, no es viable en el largo
    plazo.

    Cada 60.000 millones de dólares de
    reducción de las importaciones genera un millón de
    puestos de trabajo en Estados Unidos.

    Cada 50.000 millones de dólares de
    exportaciones perdidas en Japón significan un
    millón de empleos.

    Japón pierde 3.000.000 de empleos mientras el
    resto del mundo equilibra sus cuentas con
    Japón + otro millón de trabajadores para adquirir
    mercancías extranjeras para generarles los fondos a cobrar
    por deudas financieras (intereses e inversiones de Japón
    en el exterior).

    El único poder de los Estados Unidos reside en
    controlar su propia economía. Poseen algo que el resto del
    mundo desea fervientemente: el acceso al mercado norteamericano.
    Y puede utilizar el acceso a ese mercado como parte de su poder
    de negociación.

    En el siglo XXI, la capacidad intelectual y la
    imaginación, la invención y la
    organización de nuevas
    tecnologías serán los ingredientes
    estratégicos claves.

    En el capitalismo no hay ningún
    análisis de futuro.

    La adaptación al nuevo juego:

    · Estados Unidos: Es más probable que
    la pérdida de liderazgo conduzca al aislacionismo.
    Pérdida de liderazgo (político, militar, y
    económico)

    · Europa: El modelo del Rhin no podrá
    continuar. Pero nadie quiere hacer

    esos cambios. Pérdida de
    competitividad.

    · Japón: Ha inventado el capitalismo
    humano. Pero las ganancias han desaparecido.Nadie puede tener
    éxito con una mentalidad del medioevo y nadie hoy tiene
    una mentalidad más medieval que los japoneses", nos dice
    Lester C. Thurow (El Futuro del Capitalismo –Editorial
    Vergara – 1996).

    " Los europeos….. en el fondo tienen miedo que una
    Europa asentada

    únicamente ( tratado de Maastricht ) sobre los
    derechos del
    hombre y del
    mercado realzará las potencialidades perversas del
    individualismo moderno: fragilidades del vínculo social,
    relajamiento de los valores
    comunes, mayor confiscación de la democracia por
    los expertos de lo jurídico en detrimento de lo
    político y de una ética de
    la responsabilidad.

    De nada sirve diabolizar el principio mismo de
    apertura de las economías. No es armados con la consigna
    "todos unidos contra la globalización" como podremos
    resolver nuestras dificultades. El problema consiste antes bien
    en encontrar los nuevos medios de
    organizar positivamente esta nueva etapa
    económica.

    Europa puede dar forma a la búsqueda de un uso
    positivo de la globalización. Europa es particularmente
    vulnerable al libre comercio y a algunos de sus efectos
    perversos. Es a la vez demasiado estructurada y demasiado
    débil en la competitiva economía actual. Europa es
    un vientre blando que absorbe los cambios globalmente
    desfavorables para ella porque su poder de negociación es
    en realidad débil, en tanto su unificación
    económica y monetaria no esté cumplida", nos dicen,
    Jean – Paul Fitoussi y Pierre Rosanvallon ( ob.cit.
    ).

     

    " Estamos ante una elección. A partir de ahora
    tenemos la facultad de decidir –¡ a la carta! si
    preferimos la desocupación a la pobreza o ésta a
    aquélla.

    `pero que nadie tenga la menor duda: ¡
    tendremos las dos cosas !.

    Se trata de la elección entre dos modelos, el
    europeo y el anglosajón.

    Desde hace tiempo este último ha logrado un
    descenso estadístico del desempleo gracias a una ayuda
    social cercana a cero, una maestría espectacular en la
    flexibilización del trabajo y sobre todo gracias a que
    según Robert Reich: " Estados Unidos acepta una gran
    disparidad de ingresos –la mayor de los países
    industrializados– que sin duda sería intolerable en
    la mayoría de los países de Europa Occidental".
    Pero esa miseria "intolerable", basada en lo que se llama
    pudorosamente la "gran disparidad" entre la indigencia
    inenarrable de muchísima gente y la opulencia inigualada
    de una pequeña minoría, permite a Reich agregar: "
    el cambio, el país optó por una mayor flexibilidad
    que se traduce en mayor número de puestos de trabajo". Tal
    cual.

    Dicho en otros términos, se es igualmente
    pobre, pero además, si cabe sin asistencia social. ¡
    Y teniendo trabajo!. Así triunfan los principios de la
    OCDE y de otras organizaciones
    mundiales. Además de atormentar aún más a
    los desocupados la indigencia social acentuada ofrece un mano de
    obra barata, preparada, manejable a voluntad, pero se reduce la
    tasa de desempleo. Esto se traduce en la
    institucionalización de una miseria inconcebible en un
    país poderoso, donde la fortuna crece hasta alcanzar
    magnitudes inéditas, a la medida de una pobreza creciente,
    el desamparo compartido por los trabajadores, que a pesar de ( o
    más bien debido a ) sus salarios viven por debajo del
    umbral de la pobreza, con clases medias pauperizadas, con empleos
    cada vez más precarios, a menudos jirones o restos de
    trabajos pesimamente remunerados. Y como siempre, con la
    seguridad de no obtener la menor ayuda social, ni siquiera en
    materia de salud.

    No existe país que no esté enterado de
    la aptitud de las "fuerzas vivas" para abandonar cualquier
    nación ( en particular la suya ) e ir en busca de las
    más dóciles. No existe país en las regiones
    consideradas favorables que no se haya convertido en municipio
    del orden mundializado. Por consiguiente, es el mismo juego en
    todas partes. Ningún rincón del mundo está
    libre. En todas partes –y en forma creciente en esta Europa
    desvergonzada a la que se exhorta con vehemencia a que atienda
    razones– se escuchan los discursos que
    anuncian recortes del gasto público ( por no hablar de su
    abolición ) la organización de "planes sociales"
    masivos y la mayor flexibilidad laboral. Pero también en
    todas partes se escucha que todas estas medidas tienen por
    objetivo esencial de más está decirlo, la "lucha
    contra el desempleo" y la "creación de puestos de
    trabajo", nos dice Viviane Forrester (ob.cit.).

     

    " La industria y no el comercio, es la principal
    fuente de prosperidad, toda vez que, en la mayor parte de las
    naciones, el sector industrial paga los más altos salarios
    a sus empleados. Por consiguiente, el comercio exterior
    beneficia a aquellas naciones que exportan principalmente bienes
    industriales, y perjudica a países que son mayormente
    importadores de manufacturas. Si los Estados Unidos estuviera
    dispuesto a adoptar el proteccionismo competitivo – es
    decir protejer a los monopolios locales de la competencia
    externa. Mientras los descompone
    en unidades más
    reducidas – estaría en condiciones de resolver casi
    todos sus problemas económicos en breve plazo. La productividad,
    los salarios y los ingresos reales se incrementarían, en
    tanto que el déficit presupuestario y el coste de la
    energía disminuiría. Del mismo modo, se
    eliminaría el déficit del comercio exterior, y
    sobre todo, se mantendría bajo control la
    contaminación. Todo ello mediante la simple medida de
    elevar los aranceles
    aduaneros de la tasa promedio vigente del 5% al
    40%.

    Se dice que el motivo por el cual Estados Unidos
    perdió su ventaja competitiva fue el lento aumento de la
    productividad de la economía. En el período
    1960/1990 el PIB por empleado ha crecido de 100 a casi 155 en
    Estados Unidos, mientras en Alemania ha llegado a más de
    240 y en Japón está por encima de 460. En 30
    años la productividad creció un 55% en Estados
    Unidos, un 140% en Alemania y un asombroso 360% en
    Japón.

    Algunas de las razones que se arguyen para la
    caída de la productividad son las
    siguientes:

    1) en Estados Unidos el índice de ahorro es
    significativamente bajo ( menos del 5%, más del 14% en
    Alemania y Japón ).

    2) el porcentaje de inversión (consecuente) es
    más bajo que en otros países.

    3) la productividad (consecuencia de la
    inversión) es mucho más reducida que en Alemania y
    Japón.

    4) los salarios en Estados Unidos( durante mucho
    tiempo) fueron más altos que en Alemania y Japón.
    Sin embargo en 1992 ya no es así. Los salarios en Alemania
    eran de 20 dólares la hora mientras en Estados Unidos y
    Japón 15 dólares la hora.

    5) el sistema
    educativo en Estados Unidos ha sufrido un prolongado
    deterioro.

    6) Estados Unidos sufrió una explosión
    demográfica en la pos–guerra (el baby
    boom).

    7) la deuda y el enorme déficit del gobierno
    federal mantuvo las tasas de
    interés más altas en Estados Unidos que en
    Alemania y Japón.

    8) en los años 80, mientras Alemania y
    Japón invertían en el futuro,las
    compañías americanas adquirían
    compulsivamente otras empresas.

    9) la energía más barata (que en sus
    países competitivos) – shock 1973 y 1979– hizo
    que las empresas no actuaran más racionalmente a la hora
    de hacer economías de costos e
    inversión.

    10) la desindustrialización (por importaciones
    más baratas) causó una brusca caída de la
    competitividad.

    Las diez razones mencionadas en el mejor de los
    casos, ofrecen una explicación incompleta, en el peor, son
    incorrectas o falsas.

    Lo nuevo son las reglas de juego – la facilidad
    con que se les ha permitido a los extranjeros competir en el
    mercado local desde la década de los 50 – lo nuevo
    es la política comercial de Estados Unidos y el culpable
    es el libre comercio.

    En 1973, la tasa promedio de los aranceles en Estados
    Unidos era del 7%, en contraste con el 27% de 1947. Este bajo
    índice, junto con el repentino aumento del volumen
    comercializado, sugiere, que 1973 fue el primer año de
    posguerra en que los Estados Unidos se transformó en una
    economía abierta con un comercio libre.

    A medida que el cociente americano, comercio/PNB
    aumentaba, los ingresos reales de los trabajadores
    disminuían, en otras palabras después que la
    economía pasó de ser casi autosuficiente a
    dependiente, los salarios reales disminuyeron a la par que
    continuó incrementándose la dependencia del
    consumo.

    El comercio libre ha hecho de Estados Unidos lo que
    ni siquiera la gran depresión pudo hacer.

    La productividad no es el único factor
    determinante de los ingresos. Los salarios también
    dependen de la forma en que el aumento de la producción
    afecta al precio del producto. Los
    ingresos están determinados no sólo por la
    productividad, sino también por los
    precios.

     

    Japón es una economía abierta pero no
    un país de comercio libre, ya que impone demasiadas
    barreras a la importación.

    Alemania ha resultado ser el mayor beneficiado del
    comercio libre desde el conflicto
    mundial.

    Todos los socios comerciales importantes de Estados
    Unidos se han beneficiado con la adopción
    del libre comercio por parte de este país, con la
    excepción de los propios norteamericanos.

    Para las naciones más pobladas y dotadas de
    abundantes recursos
    naturales, el proteccionismo competitivo es muy superior al
    comercio libre. La protección no debería concederse
    de modo discrecional. La protección debería
    ampliarse a todo el sector industrial de altos
    salarios.

    Para Estados Unidos podría ser limitar el
    comercio a un porcentaje de PNB de aproximadamente
    12,5%.

    Comercio como porcentaje del PNB

    Estados Unidos (1990) 25,3%; Canadá (1990)
    51%; México
    (1987) 34%; Alemania (1990) 62%; Japón (1989) 27%; Corea
    (1990) 64%; Taiwan (1990) 75%; Italia (1990) 39%; Francia (1990)
    46%; Reino Unido (1990) 52%", nos dice Ravi Batra (ob.
    cit.).

     

    "A medida que va acercándose 1993 la
    única nación cuyas industrias abarcarán los
    3 grandes mercados mundiales será
    Japón.

    Japón también está cambiando: a
    medida que los accionistas demanden más dividendos, los
    consumidores más rebajas, y los trabajadores más
    horas libres, esta nación será casi
    irreconociblemente diferente en el 2000 de lo que fue en
    1970.

    Los bancos y
    compañías financieras japonesas no representan
    ninguna amenaza para Europa.

    Se espera una conmoción en la industria del
    automóvil europea.

    En la industria de la informática las empresas
    europeas han sido siempre débiles.

    Está por verse el fin de la lucha en el
    mercado de la electrónica de consumo.

    Después de concentrar sus esfuerzos
    exportadores año tras año en los Estados Unidos,
    Japón repentinamente descubrió
    Europa.

    (A medida que la era de Reagan tocaba a su fin……)
    una creciente cantidad de expertos en Washington comenzaba a
    lamentarse de los errores de la política comercial
    americana con respecto de Japón.

    Mientras, los dirigentes europeos seguían
    creyendo que el desafío de los japoneses era el mismo de
    cualquier otra nación desarrollada con bajos salarios, un
    tipo de cambio
    por debajo de su valor y unas condiciones laborales que
    ningún país europeo podía
    tolerar.

    Incluso hoy (1991), los europeos que deberían
    saber más siguen alegando que el mercado japonés
    está protegido por altos aranceles, mientras que en
    realidad, cualesquiera que sean las barreras informales que
    puedan existir, Japón impone menos aranceles a la
    importación y restringe menos la cantidad de productos que
    los Estados Unidos o Europa.

    Casi no existen razones para pensar que Europa y
    Japón puedan unir fuerzas a expensas de Estados
    Unidos.

    El mayor peligro al que se enfrenta Estados Unidos en
    Europa es que, si las compañías japonesas lograran
    una amplia participación en el mercado japonés,
    asiático y europeo, estarían en condiciones de
    rivalizar en los Estados Unidos con una ventaja
    tremenda.

    Las compañías japonesas deben su
    competitividad en parte a su mano de obra sumamente motivada y
    capacitada que sale de las escuelas y universidades de la
    nación, y en parte al competitivo mercado interno
    –el cual fomenta el esfuerzo productivo de las empresas que
    aspiran a vender en el extranjero– que ha permitido bajos
    costos de financiación y una provisión segura de
    componentes. Pero el motivo del éxito de Japón en
    los mercados mundiales –y de su creciente presencia en el
    extranjero– es la gestión
    sumamente eficiente de sus empresas.

    Quizás haya sido su propensión al
    mejoramiento sostenido lo que ha hecho que los japoneses parezcan
    tan desalentadoramente invencibles para los occidentales. Tan
    pronto como la competencia da con una idea o una nueva manera de
    hacer un producto, las compañías japonesas ya han
    pasado a otra cosa", nos dice Tim Jackson (ob.
    cit.).

     

    "Los impuestos y las regulaciones que implican los
    complicados estados del bienestar europeos han hecho a los
    empresarios reacios a crear nuevos empleos, mientras que los
    relativamente generosos seguros de desempleo hacen que los
    trabajadores no acepten los empleos de salarios bajos que
    mantiene el desempleo relativamente reducido en los Estados
    Unidos. Las dificultades monetarias asociadas con la
    preservación del S.M.E. frente a los costos de la
    reunificación alemana, han forzado este problema
    estructural.

    Delors (entonces –1993– Presidente de la
    C. E.) no se enfrentó al problema del estado del
    bienestar o del S.M.E. y explicó que la raíz del
    problema estaba en la falta de competitividad con los Estados
    Unidos y Japón y que la solución estaba en un
    programa de
    inversión en infraestructuras y alta
    tecnología.

    No es verdad (dice Krugman) que las naciones
    líderes del mundo estén en ningún grado
    importante de competencia entre ellas, o que alguno de sus
    principales problemas económicos pueda ser
    atribuído a un fracaso al competir en los mercados
    mundiales.

    Las preocupaciones sobre competitividad son, desde el
    punto de vista empírico casi totalmente
    infundadas.

    A la gente le atrae definir el problema
    económico en términos de competencia
    internacional.

    La obsesión por la competencia no es
    sólo equivocada, sino peligrosa, sesgando las
    políticas nacionales y amenazando el sistema
    económico internacional.

    Pensar en términos de competitividad conduce
    directa o indirectamente, a malas políticas
    económicas en un amplio rango de temas, interiores y
    exteriores, ya sea en sanidad, ya sea en comercio
    exterior.

    Intentar definir la competitividad de una
    nación es mucho más problemático que definir
    la de una
    empresa.

    Los países por otro lado, no cierran. Pueden
    ser felices o infelices con su situación económica
    pero no tienen una línea de flotación bien
    definida. Como el resultado, el concepto de competitividad
    nacional es engañoso.

    La tasa de crecimiento de los niveles de vida es
    esencialmente igual a la tasa de crecimiento de la productividad
    interior; no productividad relativa a los competidores, sino
    simplemente productividad interior.

    El mundo (contra lo que el común puede pensar)
    no es tan interdependiente. Hoy las exportaciones de los Estados
    Unidos representan sólo el 10% del valor añadido en
    la economía (PNB):

    El comercio internacional no es un juego de suma
    cero.

    Aunque en principio pudiesen aparecer problemas de
    competitividad, en la práctica a efectos empíricos
    las naciones más importantes del mundo no están en
    grado significado alguno en competencia económica entre
    ellas.

    Pensar y hablar en términos de competitividad
    presenta tres serios peligros: 1) podría desembocar en una
    gran derroche de gasto del gobierno supuestamente para aumentar
    la competitividad de Estados Unidos; 2) podría favorecer
    el proteccionismo y barreras comerciales; y 3) podría
    promover (más importante) políticas
    erróneas, en todo un espectro de asuntos
    importantes.

    Corregido por las "fugas" al sector servicios por
    cada dólar de déficit comercial reduce la
    contribución del sector al PIB en 60
    centavos.

    La preocupación ampliamente difundida en los
    años 50 y 60 de que los trabajadores industriales
    perderían sus empleos debido a la automatización esta mas cerca de la
    realidad que la preocupación presente por una supuesta
    pérdida de empleos industriales debida a la competencia
    extranjera.

    La creciente desigualdad salarial, así como el
    declive y la reducción en la tasa de crecimiento de la
    renta real, es de forma incontestable, consecuencia de causas
    internas (el cambio tecnológico, en especial el uso de
    ordenadores, es un candidato posible).

    Las razones de ese mal funcionamiento son claramente
    internas y la situación del país sería muy
    similar aunque los mercados mundiales no hubiesen llegado a una
    integración. La contribución al PIB se ha reducido
    porque la gente hoy compra, en términos relativos, menos
    bienes; el empleo industrial se reduce porque las empresas
    están sustituyendo a trabajadores por máquinas y
    están utilizando de forma más eficiente aquellas
    que ya poseían. Los salarios se han estancado porque la
    tasa de crecimiento global de la productividad de la
    economía se ha frenado, y los trabajadores menos
    cualificados en particular están sufriendo porque una
    economía de alta tecnología requiere cada vez menos
    de sus servicios. Nuestro comercio con el resto del mundo juega
    en cada caso, como mucho, un pequeño papel", nos dice Paul
    Krugman (ob. cit.).

     

    "Un sistema de laissez–faire, por una parte,
    vastas concentraciones de riqueza heredada, y una clase
    desposeída, sin educación, por otra. La mala
    distribución sistemática de la riqueza constituye
    una burla al ideal de igualdad
    política; es compatible, asimismo, con todo tipo de fallos
    del mercado: monopolización, degradación
    medioambiental, y explotación masiva de la ignorancia del
    consumidor. Ningún liberal sensible debería estar
    satisfecho con esas injusticias manifiestas. Se requerirán
    generaciones de esfuerzo movilizado –muchos más
    nuevos comienzos– antes de que cualquier sociedad
    occidental empiece a aproximarse al ideal liberal de igualdad sin
    dominación", nos dice Bruce Ackerman (ob.
    cit.).

     

    "La productividad crece más de prisa que el
    rendimiento de la economía en su conjunto. La consecuencia
    es el llamado job–less growth, el crecimiento que no
    produce ni un solo puesto de trabajo. Por otro lado la
    relación de fuerzas entre el capital y trabajo se modifica
    radicalmente.

    La trampa de la globalización parece haberse
    cerrado definitivamente, y los gobiernos de los países
    ricos y poderosos del mundo parecen prisioneros de una cultura que ni
    siquiera permite ya un cambio de rumbo. En ningún sitio lo
    sentirá la población con mayor dureza que,
    precisamente, en la madre de la contrarrevolución
    capitalista: Estados Unidos.

    Para aumentar la productividad y reducir los costos
    los consorcios sólo conocían (ante la competencia
    japonesa y otras) una estrategia: racionalización y
    descenso salarial. Downsizing
    (reducir), outsourcing
    (desplazar) y re–engineering (reorganizar) son los métodos a
    los que pronto se vio enfrentado el trabajador norteamericano. El
    resultado parece justificar el sacrificio. Diez años
    después de las grandes quiebras América tiene "la
    economía más productiva del mundo" (anunciaba
    Business Week en otoño de 1995). El porcentaje de
    desempleo, con un 5,3%, era el más bajo de la OCDE. Es
    cierto América vuelve a ir por delante. Pero sus
    ciudadanos tienen que pagar dolorosamente por ello. Porque el
    país más rico y productivo del mundo se ha
    transformado al mismo tiempo en el mayor país de bajos
    salarios de la economía mundial. A más de la mitad
    de la población, la forzada competencia le deparaba la
    nueva pesadilla americana: el descenso sin fin.

    En el año 1995, cuatro quintas partes de los
    empleados y trabajadores varones de los Estados Unidos, cobraban
    por hora de trabajo un 11% menos en términos reales que en
    1973. Esto significa que desde hace dos décadas el nivel
    de vida real está bajando para la gran
    mayoría.

    Otra creación novedosa (en esta guerra) es el
    just–in–time–worker, el empleado que viene
    cuando se le llama, y al que antiguamente se llamaba,
    simplemente, jornalero (empleados autónomos). Más
    de 5 millones de estadounidenses se contratan con esas inseguras
    relaciones
    laborales.

    Libre de todo contrapoder (los sindicatos) y
    control público, en la economía americana se impuso
    paso a paso un principio que ahora penetra a toda la sociedad del
    país: the winner takes all, el ganador se lleva
    todo.

    Como las empresas venden en todo el mundo "su
    supervivencia ya no depende del poder adquisitivo de los
    trabajadores americanos,que se convierten cada vez más en
    una clase atemorizada.

    El semanario americano Newsweek califica la nueva
    competitividad con el atributo de "capitalismo
    asesino".

    El "turbocapitalismo" surgido del rumbo neoliberal es
    un "mal chiste": lo que los marxistas afirmaban hace 100
    años y que entonces era absolutamente falso, se
    está por convertir ahora en realidad. Los capitalistas se
    enriquecen cada vez más, mientras la clase trabajadora se
    empobrece. La competencia globalizadora pasa "a la gente por la
    máquina de picar carne" y destruye la cohesión
    social (Luttwak).

    Por su parte, Europa y los países avanzados de
    Asia parecen
    caer, de forma en apariencia inevitable, en el torbellino del
    american way of capitalism, y la espiral descendente de empleos y
    salarios sigue en movimiento",
    nos dicen Hans–Peter Martin y Harald Schumann (ob.
    cit.).

     

    "La federación de Europa llevará mucho
    tiempo. Ha necesitado casi 40 años para llegar al punto en
    que es posible suprimir los controles fronterizos. Es posible que
    sea necesario otro siglo para llegar a la integración
    económica y política completa.

    La formación de la Casa de Europa ahora es
    ineludible.

    Temas difíciles de resolver:

    · coordinación fiscal

    · igualación de impuestos y las mismas
    cargas fiscales

    · esquemas comunes de gastos

    · política exterior
    común

    · incorporación de Europa
    Central

    Si Europa (1992) puede incluír un área
    importante de Europa Central y Oriental uniéndola a Europa
    Occidental en un mercado ampliado, puede construír algo
    que no está al alcance de nadie más: de lejos el
    mercado mundial más grande y autónomo, con 850 a
    900 millones de personas, segun se considere a Turquía un
    país europeo", nos dice Lester Thurow en su libro La
    Guerra del Siglo XXI (Editorial Vergara –
    1992).

     

    "Las claves de la rentabilidad
    empresaria, de la competitividad global y de la economía
    política del siglo XXI:

    1) factores de producción: el
    conocimiento es el recurso crucial de la economía de
    la tercera ola.

    2) valores
    intangibles: el valor de las empresas de la tercera ola radica en
    su capacidad de adquirir, generar, distribuír y aplicar
    estratégica y oportunamente unos
    conocimientos.

    3) desmasificación: la desmasificación
    de la producción en serie.

    4) trabajo: la creciente especialización y los
    rápidos cambios en la demanda de
    destrezas reducen la intercambiabilidad del trabajo. El trabajo
    "indirecto" origina tanto valor, si no más, que el
    "directo".

    5) innovación: hacen falta innovaciones
    continuas para competir: nuevas ideas para productos,
    tecnologías, procesos,
    mercadotecnia
    y financiación.

    6) escala: la escala
    de operaciones se miniaturiza junto con numerosos productos. Pesa
    más el despilfarro de la complejidad que el ahorro de la
    escala.

    7) organización: las compañías
    se apresuran a desmantelar sus estructuras
    burocráticas de la segunda ola.

    8) integración de sistemas: la
    complejidad creciente de la economía exige una
    integración y gestión complicadas.

    9) infraestructura: para mantener integrado el
    conjunto se gastan grandes sumas en redes electrónicas
    que unen ordenadores, bases de datos y
    otras tecnologías de la información. Las vías
    electrónicas constituyen la infraestructura esencial de la
    economía de la tercera ola.

    10) aceleración: todos estos cambios aceleran
    aún más el ritmo de operaciones y
    transacciones.

    La conversión de Estados Unidos, Japón
    y Europa al nuevo sistema, si bien aún no concluída
    representa la transformación singular más
    importante en la economía global desde la
    multiplicación de las fábricas por obra de la
    revolución
    industrial", nos dicen, Alvin y Heidi Toffler (ob.
    cit.).

     

    "Unas recientes estimaciones indican que una parte
    significativa del comercio mundial tiene lugar entre subsidiarias
    de multinacionales y que una parte considerable de las
    importaciones de los países avanzados está
    representada por importaciones procedentes de las subsidiarias de
    las propias multinacionales de la nación.

    La pregunta clave que ha de responderse es por que
    alcanzan las empresas con sede en determinadas naciones un
    éxito internacional en segmentos y sectores claramente
    diferenciados.

    La mundialización de los sectores y la
    internacionalización de las compañías nos
    dejan con una paradoja entre las manos. Es tentador llegar a la
    conclusión de que la nación ha perdido su papel en
    el éxito internacional de sus firmas. Las
    compañías, a primera vista, parece que han rebasado
    los límites de
    las naciones.

    Al haber menos impedimentos al comercio con los que
    proteger las empresas y sectores interiores de nula
    competitividad, la nación sede cobra un creciente
    significado porque es la fuente de las técnicas y
    tecnologías que sustentan la ventaja
    competitiva.

    La nación que sea la base central
    disfrutará también, por lo general, de
    exportaciones netas positivas.

    Las causas más habituales de innovaciones que
    derivan ventaja competitiva son las siguientes: 1) nuevas
    tecnologías; 2) nuevas o cambiantes necesidades del
    comprador; 3) la aparición de un nuevo segmento sectorial;
    4) cambio en los costes o disponibilidad de los insumos; 5)
    cambio en las disposiciones gubernamentales.

    Las naciones tienen éxito cuando las
    circunstancias del país apoyan el seguimiento de la
    estrategia más adecuada para el sector o segmento
    particular. Lo que funciona bien en el país debe llevar a
    una ventaja competitiva en el sector.

    ¿Por qué alcanza una nación
    éxito en un sector en particular?: 1) condición de
    los factores; 2) condiciones de la demanda; 3) sectores afines y
    de apoyo; 4) estrategia, estructura y
    rivalidad de la empresa. (el diamante nacional)

    Dotación de factores: 1) recursos
    humanos; 2) recursos físicos; 3) recursos de conocimiento;
    4) recursos de capital; 5) infraestructura.

    Condiciones de la demanda: 1) composición de
    la demanda interior; 2) tamaño y pautas de crecimiento de
    la demanda; 3) internalización de la demanda interior; 4)
    la interacción de las condiciones de la
    demanda.

    Servicios conexos y auxiliares: 1) ventaja
    competitiva en sectores proveedores;
    2) la ventaja competitiva en sectores conexos.

    Estrategia, estructura y rivalidad de la empresa: 1)
    estrategia y estructura de las empresas domésticas; 2)
    metas; 3) rivalidad doméstica.

     

    La pérdida de ventaja nacional: 1) deterioro
    de las condiciones de los factores; 2) disparidad entre las
    necesidades locales y la demanda mundial; 3) los compradores se
    duermen en los laureles; 4) el cambio tecnológico lleva a
    apremiantes desventajas en factores especializados o la necesidad
    de nuevos sectores de apoyo de los que se carece; 5) las metas
    limitan el ritmo de la
    inversión; 6) las empresas
    pierden la flexibilidad para adaptarse; 7) la rivalidad
    doméstica decae.

     

    El desarrollo competitivo de las economías
    nacionales.

    Fases del desarrollo competitivo: 1) impulsada por
    los factores; 2) impulsada por la inversión; 3) impulsada
    por la innovación; 4) impulsada por la
    riqueza.

    Condiciones previas para el avance competitivo: 1)
    mecanismos de creación de factores; 2) motivación; 3) rivalidad interior; 4)
    perfeccionamiento de la demanda; 5) desventajas selectivas en los
    factores; 6) capacidad para la formación de nuevas
    empresas.

     

    La ventaja competitiva en la competencia
    internacional: 1) la ventaja competitiva se deriva
    fundamentalmente de la mejora, la innovación y el cambio;
    2) la ventaja competitiva abarca todo el sistema de valor; 3) la
    ventaja competitiva se mantiene solamente gracias a mejoras
    incesantes; 4) para mantener la ventaja se necesita que sus
    fuentes se
    perfeccionen; 5) para mantener la ventaja se requiere un
    planteamiento mundial de la estrategia", nos dice Michael Porter
    en su libro La Ventaja Competitiva de las Naciones (Editorial
    Vergara – 1991).

     

    "Estados Unidos tiene dificultades para afrontar los
    problemas económicos en el largo plazo debido a las
    siguientes tendencias culturales: a) tendencia universalista; b)
    tendencia analítica; c) tendencia individualista; d)
    tendencia a la orientación interna; e) tendencia al status
    adquirido; f) tendencia al tiempo secuencial; g) tendencia a la
    igualdad.

    Lo que parece alentar a los japoneses a abordar
    oportunidades de largo plazo y el futuro también
    está presente en sus tendencias culturales: a) tendencia
    particularista; b) tendencia a la síntesis;
    c) tendencia comunitarista; d) tendencia a la orientación
    externa; e) tendencia al status, f) tendencia al tiempo
    sincronizado; g) tendencia a las jerarquías
    empinadas.

    Comparación de estilos – Tendencias
    culturales

    Reino Unido + Estados Unidos = 1

    Alemania + Japón = 2

    Partes: 1, 2

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