- Cuadro
Clínico - Tratamiento
- Sugerencias Dietarias
- Osteoporosis: Nuevo
Tratamiento - Congreso
de Toronto - Nuevos
tratamientos - Superioridad sobre el
alendronato
La osteoporosis es una enfermedad
del sistema esquelético
caracterizada por la disminución de la masa ósea y
deterioro estructural del tejido óseo, con el consiguiente
aumento de la fragilidad del hueso y de la susceptibilidad para
desarrollar fracturas. Esto posibilita la ocurrencia de fracturas
con traumatismos mínimos. Es la causa más importante de
fracturas en el mundo occidental. El riesgo es 2-4 veces mayor en las
mujeres que en los hombres. La probabilidad de fracturas de
cadera aumenta 1.3 % por año en mujeres mayores de 65
años y la mitad en el caso de los hombres. A los 65
años, la incidencia es de 1-2/1.000 para las mujeres y de
0.5-1/1.000 para los hombres. A los 85 años, los
índices correspondientes son de 25/1.000 para las mujeres y
de 10/1.000 para los hombres.
Cualquier hueso del esqueleto puede lesionarse, salvo
los del cráneo, aunque las fracturas más frecuentes son
las de la cadera, muñeca y los aplastamientos
vertebrales.
La osteoporosis es una enfermedad propia de las personas
en edad avanzada, especialmente mujeres. Se calcula que el 30% de
las mujeres posmenopáusicas tendrían osteoporosis, cuya
incidencia aumenta exponencialmente con la edad a partir de los
70 años. La menopausia representa una de las principales
causas de osteoporosis, a causa de una disminución de los
niveles de estrógenos.
De los múltiples factores que contribuyen a
disminuir la densidad ósea podemos
destacar:
• Menopausia: la disminución en la
secreción de estrógenos que ocurre en esta etapa
determina un aumento en el recambio óseo. Esto ocasiona
una aceleración de la perdida de masa
ósea.
• Edad: a partir de los 35 a 40 años se
produce una pérdida fisiológica de hueso ( alrededor
del 0.5 – 1% anual).
• Andrógenos: la deficiencia de esta
hormona en el varón conduce a la osteoporosis.
• Sexo: la masa ósea al
finalizar el desarrollo es menor en
la mujer que en el hombre.
• Corticoides: los niveles elevados de
corticoides, ya sea endógeno (Síndrome de Cushing),
como exógeno (medicamentos) cursan con osteoporosis con
elevada frecuencia.
• Hormona tiroidea: aumenta el recambio
óseo, potenciando las pérdidas; de ahí el riesgo
que entrañan los Hipertiroideos.
• Dieta: pobre en calcio y vitamina D, sobre
todo si ocurre durante el crecimiento.
• Ejercicio físico: su falta durante el
desarrollo dificulta la adquisición de una masa ósea
adecuada. El sedentarismo, a cualquier edad, aumenta el riesgo
de osteoporosis.
• Hábitos sociales: el tabaco, el alcohol y el café, favorecen el
desarrollo de esta enfermedad..
La aparición de fracturas, con las consiguientes
manifestaciones acompañantes (dolor, impotencia funcional,
deformidad) constituye el rasgo clínico fundamental de esta
enfermedad.
- Dolor. El dolor es el principal síntoma. En las
fracturas de los huesos largos, como el
fémur o el radio, se produce en forma
brusca e intensa. En los aplastamientos vertebrales pueden
distinguirse dos tipos de dolor: uno agudo, intenso y bien
localizado; y otro sordo, continuo y de localización
difusa. El primero, suele aparecer de forma brusca tras sufrir
un mínimo traumatismo o realizar un pequeño esfuerzo
(toser, levantar peso, agacharse), localizado en la línea
media de la espalda y que aumenta con la movilización.
Tras los primeros aplastamientos el dolor llega a ceder
totalmente, aunque cuando se han sucedido varios episodios
puede quedar un dolor de tipo crónico, persistente y que
suele ser de menor intensidad que el anterior. Probablemente el
origen de este dolor radica en la contractura mantenida en los
músculos de la región afectada. - Deformidad. La acumulación de fracturas
vertebrales provoca una serie de cambios en la estructura corporal. Suele
decirse que cada compresión vertebral provoca la
pérdida de 0,5 a 1 cm. de altura, por lo que no es de
extrañar que exista una disminución progresiva de la
talla que, en ocasiones, puede superar los 10 cm. - Alteración de la movilidad. Además de la
restricción de la movilidad que impone el dolor, la
sucesión de aplastamientos vertebrales provoca una serie
de modificaciones en el hábito corporal que pueden
dificultar la función respiratoria, la
postura y la marcha, que se realiza a pasos cortos y
arrastrando los pies.
Sin duda el mejor tratamiento lo constituye la
prevención. El ejercicio físico, dentro de las
limitaciones que imponga el estado de cada persona, representa una buena
medida preventiva. Pasear durante 30 a 60 minutos, 3 a 4 veces
por semana, podría ser suficiente. También son
útiles los ejercicios dirigidos a tonificar la musculatura
de la espalda. Debe aumentarse la ingesta de calcio, ya sea a
expensas de productos lácteos o mediante la administración de
sales de calcio. También deben cubrirse los requerimientos
mínimos de vitamina D.
En situación de menopausia, los estrógenos
disminuyen claramente la pérdida de masa ósea y reducen
significativamente la incidencia de fracturas vertebrales y de
cadera (alrededor del 60%). Además, mejoran los
síntomas menopáusicos y reducen hasta en un 50% la
incidencia de enfermedades cardiovasculares.
Este tipo de tratamiento exige la realización de controles
ginecológicos y mamarios cada 12 meses.
Cuando no es posible el empleo de estrógenos
(ancianos, mujeres de más de 5 años de menopausia y
varones que no requieran de testosterona),puede administrarse
difosfonatos o calcitonina. Estos medicamentos han demostrado su
capacidad para prevenir la pérdida de masa ósea, y
disminuirían la incidencia de fracturas vertebrales y de
cadera.
Los episodios de dolor (fracturas) deben tratarse con
analgésicos y reposo durante 2 semanas (dependiendo de cada
caso). Puede ser de utilidad el uso de calor local, así como el
uso de corsés ortopédicos.
Las medidas preventivas deben dirigirse a conseguir el
máximo capital óseo durante el
período de desarrollo y a contrarrestar, en la medida de lo
posible, los factores causantes de la pérdida posterior de
hueso. Para ello, se deben seguir desde la infancia las recomendaciones
descriptas en el tratamiento, ejercicio físico, ingesta
adecuada de calcio y vitamina D, y corregir los factores de
riesgo.
La administración de
vitamina D y calcio reduce en un 50% la incidencia de fractura de
cadera en mujeres mayores de 75 años.
Por último se puede adaptar una serie de medidas
sencillas para reducir la frecuencia de caídas: adecuar el
entorno de los ancianos (eliminar alfombras, acondicionar los
cuartos de baño), mejorar los problemas visuales (cataratas)
y evitar los medicamentos sedantes, entre otras.
DAR PREFERENCIA A LOS ALIMENTOS RICOS EN
CÁLCIO
La leche y derivados (yogur,
cuajada, quesos…) tienen la fama de ser las mejores fuentes de calcio; sin
embargo, existen diversos alimentos vegetales tanto o más
ricos en este mineral que los anteriores.
No obstante, el aprovechamiento por el organismo del
calcio de los vegetales no es tan eficaz como la del calcio de
los lácteos y esto se debe a que existen en los alimentos
sustancias que favorecen o interfieren con la absorción y
posterior aprovechamiento de dicho mineral.
– Favorecen la absorción del calcio: La vitamina D,
las proteínas, la lactosa,
sustancias todas ellas presentes en los lácteos. De ahí
que se considere a estos productos como fuente más eficiente
de calcio.
– Interfieren su absorción: El exceso de
fósforo, como ocurre en las dietas en las que se abusa del
consumo de alimentos
proteicos, especialmente de carne y derivados. Los fitatos,
sustancias presentes en el salvado de trigo y en la cáscara
de otros cereales y los oxalatos abundantes en las verduras de
hoja, forman sales insolubles ocn el calcio, e impiden su
óptima absorción.
– Leche de Soja y sus derivados;
– Cáscara de huevo (higienizada, desecada) se puede
reducirla a polvo y luego mezclarla en sopas, licuados de frutas
u otras preparaciones culinárias; otra receta: se mezclan
por partes iguales, por ej siete cáscaras de huevos (
higienizadas y desecadas) con el jugo de siete limones, para esta
proporción se agregan dos cucharadas de azúcar, se deja de 2 a 3
días en reposo, en la heladera, luego se cuela y se ingieren
dos cucharadas soperas por día, o media tazita de cafe, en ayunas.
– Peces: salmón, sardina,
mejillones, ostras, langostinos, anchoas, los pescados de los que
se come la espina tales como sardinas en lata, boquerones, etc.,
también son ricos en calcio.
– Harina de soja, porotos negros, adukis, lentejas,
sésamo, melaza negra, copos de cereales.
– Frutas: naranja, mandarina, duraznos, damascos, frutas
secas, especialmente almendras, consumir 7 a 8 diarias,
avellanas, coco rallado y legumbres en general y con cantidades
más discretas, la col, el brécol, las espinacas,
vegetales: alfafa, choclo,zapallo,remolacha.
ALIMENTOS RICOS EN VITAMINA D ( ver Chequea tu consumo
de Vit.D)
– La vitamina D se encuentra principalmente en el
aceite de hígado de
bacalao o arenque y atún.
Recomendaciones:
– Ingerir líquidos – como mínimo 1200 ml./
día: tizanas, agua pura filtrada o mineral
(preferentemente mineral debido al tenor de calcio) – Evite fumar
y la ingesta de alcohol. – Expongase a la luz solar diariamente en los
horarios recomendados. La vitamina D es esencial en la
absorción del calcio;
– Pratique ejercicios regularmente pues, mejoran la
circulación sanguinea, contribuyen en el control de la presión arterial y peso,
favorecen a la mineralización ósea, conservan el tono
(rigidez) muscular, además de activar la inmunidad celular,
previniendo enfermedades;
– Duerma bien, el sueño ayuda en la
reconstitución de las defensas organicas;
– Busque armonizarse con el medio ambiente. Conquiste
energias positivas, que le ayudarán a producir substancias
benéficas para la conservación saludable de su metabolismo.
OSTEOPOROSIS: NUEVO
TRATAMIENTO
En septiembre de 2.000 se celebró en Toronto,
Canadá, el 22° Congreso de la Sociedad Americana para la
Investigación Mineral
Ósea, en el que cerca de 5.000 expertos procedentes de todo
el mundo discutieron diferentes aspectos relacionados con las
patologías del hueso.
La osteoporosis ocupó un lugar estelar entre los
temas que se trataron en esta importante reunión
científica, coincidiendo los especialistas al señalar
que las últimas evidencias demuestran que esta
enfermedad evoluciona más rápidamente de lo que se
pensaba hasta ahora y que, por tanto, debe ser abordada desde un
punto de vista terapéutico de una forma más eficaz y
precoz.
Este hecho se ha visto puesto de manifiesto ante
datos como estos:
• una de cada cinco mujeres
postmenopáusicas que sufren una fractura, vuelven a
padecer una nueva fractura en un período inferior a un
año (1),
• la alta mortalidad asociada a la fractura de
cadera, ante la que cerca del 25% (2) de las pacientes fallecen
en los primeros seis meses y el 40% (3) en los dos primeros
años.
En el apartado de nuevas terapias, los expertos reunidos
en Toronto destacan el importante papel a jugar en los
próximos años por el risedronato, un bifosfonato de
última generación, que ha demostrado tener una eficacia y un perfil de seguridad que le sitúan como
una de las primeras alternativas terapéuticas para el
tratamiento de la osteoporosis.
Los ensayos clínicos llevados
a cabo hasta ahora con este fármaco han evidenciado que el
risedronato muestra rápidamente sus
beneficios clínicos, reduciendo hasta en un 65% (4) el
riesgo de fractura vertebral en un período inferior a un
año.
Esta reducción del riesgo se mantiene, e incluso
aumenta en muchos casos, en aquellas mujeres que ya han sufrido
dos o más fracturas vertebrales. Así lo ha
señalado el Dr. J.P. Brown, del Hospital Universitario de
Quebec, Canadá, al presentar los últimos resultados de
los estudios VERT-MN, en el que han participado más de 1.200
pacientes de Europa y Australasia
(reducción del riesgo de fracturas múltiples del 96% en
un año), y VERT-NA, en el que se incluyeron más de
2.400 pacientes de Estados Unidos y Canadá
(reducción del 77% en un año).
En lo que se refiere a los estudios sobre seguridad y
tolerabilidad llevados a cabo con el risedronato, cabe concluir
que este fármaco muestra un perfil de seguridad, en muchos
casos, comparable a placebo.
Tal como ha apuntado el Dr. M.Bolognesse, del Centro de
Salud del Hueso, de Gaithersburg,
Estados Unidos, los efectos secundarios sobre la mucosa
intestinal han estado clásicamente
asociados a los bifosfonatos, pero analizando más de 4.000
pacientes mayores de 80 años y tratados con el risedronato se
puede concluir que el perfil de seguridad de este fármaco en
ensayos clínicos controlados es muy similar al observado con
placebo. (5)
El Dr. P.D. Adami, de Hamilton, Canadá, confirma
las palabras del Dr. Bolognesse, al referirse a un estudio(6) en
el que se evaluó la respuesta al risedronato en pacientes
que previamente presentaron efectos secundarios al alendronato,
otro bifosfonato. Tal como ha explicado este especialista, en
estos pacientes el risedronato fue tan bien tolerado como lo fue
el placebo, lo que, según el Dr. Adami, "confirma el
excelente perfil de seguridad de este fármaco sobre la
mucosa gástrica, ya observado en otros ensayos
clínicos".
Superioridad sobre el
alendronato
Concretamente, y analizando los resultados de una
investigación (7) que comparaba exhaustivamente la acción a nivel
gastrointestinal del risedronato con alendronato, se concluye que
el número de úlceras gástricas asociadas al
tratamiento con risedronato es significativamente inferior al que
se observa en los pacientes tratados con alendronato.
En este sentido, y tal como señala el Dr. J.K.
Marshall, de la Universidad McMaster, de
Hamilton, Canadá, y principal investigador de este estudio,
cabe decir que "ante dos fármacos del mismo grupo terapéutico, como
son risedronato y alendronato, se pueden encontrar diferencias
importantes desde el punto de vista de seguridad y efectos
secundarios. Concretamente, y tras nuestra investigación,
-enfatiza el experto- se puede concluir que alendronato presenta
un mayor potencial de daño sobre la mucosa
gástrica que risedronato".
Otra investigación presentada en Toronto por el Dr.
D. Hosking, del Hospital de Nottingham City, Reino Unido, pone
también de manifiesto el excelente perfil de seguridad a
nivel gastrointestinal de risedronato. Concretamente, 497
pacientes con historia clínica de enfermedad
gastrointestinal, o sometidos a tratamiento con
anti-inflamatorios no esteroideos, bloqueadores de la H2 o
inhibidores de la bomba de protones, fueron divididos en dos
grupos para recibir
risedronato o placebo diariamente durante tres años,
observándose un perfil de efectos secundarios muy similar en
los dos grupos, lo que demuestra el alto grado de tolerabilidad
que presenta el risedronato a nivel gastrointestinal.
Otro de los hechos que se han venido evidenciando en los
últimos tiempos es que la presencia de una fractura
vertebral aumenta muy significativamente el riesgo de sufrir una
nueva fractura.
Concretamente, se ha observado que el 20% de las mujeres
que sufren una fractura, vuelven a padecer una nueva fractura en
un período inferior a un año, de ahí la
importancia de desarrollar estrategias que prevengan esa
primera fractura.
En este sentido, también se está destacando en
Toronto el papel del risedronato, el cual ha demostrado en un
estudio (8) en el que han participado 383 mujeres sin fracturas
vertebrales previas, y además con una baja densidad mineral
ósea, que puede llegar a reducir el riesgo de fractura hasta
en un 70%, tal como ha señalado el Dr. M.Hooper, del Concord
Repatriation Hospital, de Australia.
Juan Manuel Suárez