- La identidad de los
piqueteros - El adversario del
movimiento - El objetivo
social - Mantenimiento de la
acción colectiva - Conclusiones
Es cierto que la democracia
argentina ha sobrevivido más de dos décadas, lo que
de hecho constituye el período más prolongado de
continuidad institucional asociada a la vigencia del sufragio
universal y las elecciones libres.
No obstante, desde la crisis del
modelo
neoliberal de fines de los 90’, dicho continuismo se ha
visto un tanto sobrepasado por nuevas formas de acción
política
colectiva que se enmarcan en contextos de crisis
económicas, a pesar de las salidas institucionales que se
han dado el la Argentina en esos períodos turbulentos,
así lo expresa Cavarozzi, cuando señala que
la… "intensificación de una diferente modalidad de
inestabilidad que se ha vuelto endémica en la América
Latina contemporánea, y que ha afectado a la Argentina
en dos ocasiones recientes: el derrumbe de gobiernos en el marco
de explosiones de protesta social, que ha menudo están
asociadas a graves crisis económicas… la renuncia
de Alfonsín en 1989… la renuncia de de la
Rúa doce años después"… (Cavarozzi.
2004: 208).
Así, lo que el autor intenta demostrar es la
importancia de los movimientos sociales contemporáneos en
Latinoamérica y el hecho de que hoy son
incluso capaces de derrocar gobiernos fuertemente personalizados
(e incluso populistas) como los líderes y gobiernos
argentinos.
Contribuyó a la explosión social que
vivieron los argentinos a fines de la década de los
90’ el proceso de
renovación de la autoridad
pública que se apoyó en un proceso continuo de
despolitización de la sociedad, una
sociedad acostumbrada a la expresión del apoyo o
descontento a los gobiernos, pero que también había
perdido su capacidad de organización durante el período
autoritario de los militares argentinos.
A principios de los
noventa el eslogan de los políticos justicialistas era
"síganme", el cual se transformo a fines de la
década en "déjenme hacer y no se entrometan",
así las cosas, el gobierno no
rendía cuentas y la
sociedad no se las pedía.
Es en este contexto de crisis del modelo
económico, de exclusión y de despolitización
de la sociedad en donde se enmarca el presente escrito, que
dará cuenta del fenómeno de "los piqueteros"
(poniendo énfasis en el desarrollo del
movimiento
principalmente en el Gran Buenos Aires),
entendiendo que ante la grave crisis económica que
atravesó Argentina desde fines de la década de los
noventa se inauguró un período de constante
descontento social ante el aumento progresivo del empleo, la
caída de la calidad de
vida y la sumisión de un poco más del 50% de la
población bajo la línea de la
pobreza.
En este análisis se seguirá una historia del movimiento, una
caracterización del mismo en paralelo al proceso de
interacción que realizan tanto en la arena
política interna como en su relación con el
contexto de la
globalización.
También, para efectos de orden y
sistematización de la información y del propio ensayo, se
tomarán dos tipologías:
1) la primera, dice relación con la
tipologización que realiza Manuel Castells a partir de
Touraine, "en donde se define un movimiento social mediante tres
principios: la identidad del movimiento, el
adversario del movimiento y la visión o
modelo social del movimiento" (Castells. 1997:93) que el autor
denomina objetivo social, además se incluirá
otro factor de análisis que se utiliza para estudiar a los
movimientos sociales, que es el llamado mantenimiento de la
acción colectiva ya que … " un episodio de
confrontación sólo se convierte en un movimiento
social merced al mantenimiento
de la actividad colectiva frente a los antagonistas…"
(Tarrow. 1997: 28);
2) en segundo lugar, se utilizará la
tipología dicotómica entre outsiders e insiders, ya
que permiten observar a los movimientos sociales bajo las
"relaciones con su con sus posiciones programáticas y
estratégicas" (Korzeniewicz y Smith. 2004:
105).
Anticipando un momento mi argumento, es importante
recalcar que el movimiento de los piqueteros, en particular,
obedece conjuntamente a lógicas de insiders y outsiders
porque, si bien apelan a la autorregulación y la
delegación en la mayoría de las situaciones, al
recibir incentivos del
Estado y
fondos de éste en formas de subsidios, también
adquieren y movilizan lógicas de acción bastante
confrontacionistas, para obligar al Estado a cambiar sus políticas
mediante corte de carreteras y tomas de rutas, las cuales, a su
vez, son acciones
muchas veces violentas que contradicen su racionalidad insiders,
así mismo como sus redes de apoyo. Es decir,
son a la vez (los piqueteros) propensos a la colaboración
mediante canales institucionales y también son tendientes
a la confrontación violenta. Es por esas razones antes
expuestas que denomino a este movimiento social como
betweensiders.
Hay que aclarar que los piqueteros son un movimiento
social porque su acción política colectiva surge
cuando aprovechan la oportunidad política marcada por el
descrédito de la política y los políticos
ante su manejo de la crisis económica de fines de los
90’, así es que se atrae a la gente a la
acción colectiva por medio del enfrentamiento violento con
la policía federal ante la toma de las carreteras en
reclamo del alto nivel de desempleo que los
aquejaba, a la vez que … "introdujeron innovaciones en
torno a sus
márgenes…" (Tarrow. 1997: 22).
Por lo tanto, los piqueteros son un movimiento social
porque obedecen a… "secuencias de acción
política basadas en redes sociales internas y marcos de
acción colectiva, que desarrollan la capacidad para
mantener desafíos frente a oponentes poderosos…"
(Tarrow. 1997: 23), hechos que revisaré a
continuación.
La identidad de
los piqueteros
Lo primero que hay que decir es que los piqueteros son
un movimiento que nace y crece con el desempleo desde 1997 en
adelante. El origen de las organizaciones de
desocupados –los "piqueteros"- está vinculado al
desempleo estructural de larga duración en el Gran Buenos
Aires y diversas localidades del interior.
Las condiciones socioeconómicas son la causa
principal del fenómeno y el camino de su solución:
el deterioro acelerado de la calidad de vida
de estos sectores, acostumbrados a tiempos mejores, crea un
clima de alta
frustración y protesta. En realidad, el fenómeno de
los piqueteros se explica no sólo por el desempleo sino
también por el clientelismo, por los errores de la
política
social, y por su utilización política. Podemos
decir que los piqueteros son, en cierta medida, un subproducto de
las malas prácticas de la política que
terminó desbordando a sus creadores.
Políticamente, podemos decir que existen dos
tendencias dentro los piqueteros: una más afín al
Frente
Nacional contra la Pobreza
(FreNaPo), del que participan Elisa Carrió, otros ex
aliancistas y diversas personalidades, y que apoyan la FTV-CTA y
en menor medida la CCC. Y la otra, la más contestataria,
que confluye en el Bloque Piquetero y movimientos
afines.
La relación de los piqueteros con los Planes
Trabajar y otros subsidios, surge por lo menos con los sucesos de
Cutral-Có (y luego en Tartagal) entre mayo y junio de
1997, tras la protesta y un corte de ruta que se prolongó
por un mes, el gobierno les ofrece dichos planes para
desmovilizarlos. Cabe anotar aquí un aspecto
significativo: el inicio de los "piquetes" se vincula menos con
las privatizaciones Cutral-có) que con su
secuela posterior, ya que las protestas se iniciaron algunos
años más tarde que aquellas.
A partir de ese mismo año (97’), varios
grupos de
piqueteros surgen en la zona sur del Gran Buenos Aires,
repitiendo la misma práctica: cortes de rutas que se
levantan tras la negociación de Planes Trabajar para
ellos.
La gran expansión del fenómeno se produce
en tiempos de la
administración De la Rúa. Con el doble objetivo de
afectar la estructura
clientelista en la provincia de Buenos Aires y limitar el
crecimiento de pequeños grupos de piqueteros en el
conurbano, el Ministerio de Desarrollo Social
a cargo de Graciela Fernández Meijide introduce una
modificación en la distribución de los planes –en
general, en manos de los municipios-, proponiendo que estos
sólo sean asignados a ONGs que se responsabilizaran de su
ejecución.
Pero en lugar de contener la práctica piquetera,
esto la institucionaliza y la potencia: las
organizaciones de desocupados crean sus propias ONGs, ofician de
coordinadoras de los pequeños grupos que surgen en los
barrios más pobres del GBA, y se convierten en movimientos
sociales organizados con mayor poder de
presión, una administración económica propia, y
con una práctica sistemática de "piquetes" y cortes
de ruta para mantenerla.
Hasta aquí, el fenómeno de los piqueteros
es la punta del iceberg del clientelismo y los
despropósitos de la política social en Argentina.
De haberse implementado un plan de seguridad
social centralizado, beneficiando a jefes y jefas de hogar,
aún con los mismos recursos
previstos en el presupuesto
nacional se hubiera beneficiado a casi la totalidad de las
familias afectadas por la desocupación. Se optó, sin embargo,
por mantener un sistema
descentralizado y desordenado, funcional a este tipo de
abusos.
Pero en los últimos años el
fenómeno piquetero aumentó a un ritmo de
progresión geométrica, y se convirtió en un
iceberg en sí mismo. Pasaron de ser la expresión
inorgánica de una protesta legítima, a un
movimiento semiorganizado y con capacidad de acción
política.
Hoy los piqueteros, que se organizan en principio en
pequeñas agrupaciones zonales, confluyen luego en
organizaciones coordinadoras. Las que a su vez están
unidas en tres bloques:
1. Piqueteros de la CTA: Este es el conjunto de
agrupaciones unidas en la Federación por la Tierra y la
Vivienda (FTV) que lidera Luis D´Elia. También el
Movimiento Barrios de Pie, orientado por Patria Libre, pertenece
a la Central. D´Elia, diputado provincial del Frente para
el Cambio, antes
concejal por el Frepaso en La Matanza, formó parte de los
primeros disidentes frepasistas durante el gobierno de la
Alianza.
( colación de gobierno de de la
Rúa)
2. La Corriente Clasista y Combativa (CCC): Brazo
sindical y piquetero del Partido Comunista Revolucionario. Desde
hace no menos de un año, la CCC trabaja junto a la FTV de
D´Elia, y negocian en conjunto respecto de los
subsidios.
3. El Bloque Piquetero: Tiene menos convocatoria
y más ideología. Algunas de las agrupaciones que
conforman este Bloque tienen su origen en los primeros
fenómenos piqueteros, mientras que otras, de
creación más reciente, están vinculadas a
partidos de izquierda.
Por lo tanto, como se puede observar…"los
movimientos de desocupados o piqueteros están conformados
por varias decenas de grupos que responden a orientaciones
políticas diferentes: algunas se vinculan con partidos
políticos o centrales sindicales; otros privilegian su
autonomía con respecto a los mismos; otros siguen a
líderes populistas.
De este modo, una misma denominación,
piqueteros, recubre orientaciones muy distintas,
más allá de su enorme impacto político y
sobre todo mediático…" (Palominos. 2003: 53). Sin
embargo, el elemento clave que actúa como enlace entre las
diferentes agrupaciones es el desempleo, junto a un tipo de
ritual sagrado como son las "asambleas" que reúnen a las
personas en los barrios para tomar decisiones, como por ejemplo
el acudir o no a un piquete en determinada ruta o carretera
bonaerense.
Por otra parte,… "es la acción misma de
los piquetes la que explica su visibilidad: los cortes de ruta
alcanzan un fuerte efecto político, multiplicado a
través de los medios de
comunicación. Se trata de acciones
maximalistas, que contrastan con los fines en principio
minimalistas que animan las movilizaciones: éstas
se circunscriben en su mayoría a la obtención de
subsidios por desempleo y bolsas de alimentos…" (Palominos. 2003: 54), lo que a
la vez actúa como mecanismo unitario del movimiento, junto
a una serie de símbolos que forman el paisaje de los
piquetes el cual no es diferente al que muestra la
televisión. Llantas que se queman en medio de la ruta,
grandes ollas populares – se festejan por sabrosas y atraen
a muchos como única opción para comer –.
Mujeres con chicos a cuestas, hombres con palos y, en muchos
casos, con la cara semitapada, las cubiertas encendidas y
humeantes son el símbolo del piquete, esa marca distintiva
de estos movimientos de desocupados que crecen en el Gran Buenos
Aires y el interior del país.
Lo de los pañuelos en la cara tiene una
explicación: dicen que lo hacen para protegerse, para que
cuando tienen que volver a sus barrios la Policía no los
identifique. Pero con el tiempo esa
lógica
cambió. Ahora ya son todos conocidos y el significado fue
mutando.
"Hay un debate porque
muchos piensan que intimidan sin sentido. Pero hoy son más
simbólicos que otra cosa, como el pasamontañas del
subcomandante Marcos"(Clarín.2002).
Así, todo… "se configura para dar sentido
y marcos de acción a la identidad de los piqueteros que
han logrado aprovechar la estructura de oportunidades
políticas que se les han presentado mediante formas de
acción políticas contenciosas y
novedosas.
En síntesis,
a pesar del trabajo social
que efectivamente llevan a cabo estos grupos, lo social se
subsume en el proyecto
político que no deja de aflorar en ningún
momento…" (Palominos. 2004: 13)
Los piqueteros tienen dos tipos de adversarios. Los
primeros son de origen externo y se reflejan en el nuevo orden
mundial en donde los Estados pierden capacidad de decisión
por la intromisión de nuevos jugadores más difusos
y que juegan en su propio interés,
el cual es casi siempre económico, es decir, las
transnacionales y los procesos de
privatización que traen consigo.
Por lo tanto, también están en contra de
la implementación de políticas económicas
neoliberales, fundamentalmente porque quizás vivieron de
forma más exacerbada que en otras zonas del mundo los
efectos sociales perversos del "modelo". Más bien son los
agentes del nuevo orden mundial sus enemigos directos,
entiéndase por ellos el FMI, la OMC, y el
gobierno de George W. Bush, es decir, los piqueteros reaccionan
contra la globalización y contra sus agentes
políticos intentando cambiar sus códigos culturales
mediante nuevas instituciones
sociales.
También, se puede inferir que están en
contra del ALCA y las
Cumbres de las Américas, en parte por su acercamiento a
los Sin Tierra en
Brasil y,
también, por las últimas demostraciones de violencia en
Mar del Plata este año, en donde se pudo ver y reconocer a
algunos piqueteros envueltos en los incidentes.
Los segundos adversarios son de tipo interno y se
dividen en dos: a) los punteros, la pelea central de
los piqueteros es con los punteros peronistas, más que con
el Gobierno nacional. Como los planes para quienes están
desocupados se gestionan a través de los municipios, los
punteros vinculados al intendente tienen más
peso.
De hecho, y sobre todo en los distritos del sur del
conurbano, ellos tienen muchos más planes otorgados que
los piqueteros. Y es aquí que se da una doble
lógica de acción, por una parte los punteros son
sus adversarios en términos de distribución de los
beneficios otorgados por el Estado, lo
cual le asigna legitimidad a uno u otro bando, pero, por otra
parte, los piqueteros también los deben tener de aliados
porque son los punteros quienes en definitiva adquieren de forma
directa los subsidios; b) la policía, estos adquirieron su
posición de non gratos en el movimiento desde El primer
piquete en La Matanza en donde se decidió una asamblea de
representantes de distintos barrios, gremios y comunidades
eclesiales. Juan José Cantiello. Un cura que pidió
licencia para sumarse al movimiento, recuerda la discusión
que los llevó a la ruta, en 1998: "Nos planteábamos
una medida que llamara la atención.
Hay que hacer algo para que nos reciban sí o
sí". (Clarín. 2002). Sin embargo ese primer piquete
no se hizo porque, cuando llegaron a la ruta, estaba repleta de
policías y decidieron cambiar de planes para evitar el
choque, finalmente tomaron la iglesia del
Sagrado Corazón.
Lo cual tuvo como consecuencia las constantes acusaciones que se
dan en los piquetes en las rutas de la existencia de
"infiltrados", los cuales son sindicados como policías
escondidos entre el tumulto, además de la opresión,
hostigamiento y seguimiento de estos últimos en los
barrios periféricos de la capital
Argentina, en donde muchas veces son apresados los piqueteros por
causas que no obedecen a ninguna ordenanza legal.
Sin embargo, también cuentan con el apoyo de la
Iglesia católica, sobre todo de aquel sector
eclesiástico vinculado a la teología de la
liberación, en donde se destaca desde los inicios del
movimiento el padre Juan José Cantiello, lo que a la vez
es un rasgo característico de todo movimiento social
importante en Latinoamérica.
Según Salvador Martí
Puíg "La democratización se entiende como un
proceso histórico con fases de transición,
consolidación, persistencia y, por consiguiente,
analíticamente distintas, si bien empíricamente
superpuestas. Y es durante estas etapas sucesivas que entra en
escena una variedad de actores con diferentes partidarios,
preferencias, cálculos, recursos y horizontes de
temporalidad" (Martí
Puíg. 2001: 22-23).
Bajo este contexto es que nace el movimiento piquetero,
por lo tanto sus objetivos
sociales van a estar determinados por la caída de algunos
actores tradicionales como los partidos y con la asunción
de otros con más poder como los punteros peronistas en la
actualidad, producto de un
proceso democratizador que tiende a la descentralización territorial y a la
concentración del poder en pequeños núcleos,
lo que es algunas veces más perverso que la
concentración en un poder central, por las redes
clientelares que se forman.
Así las cosas los objetivos de los piqueteros son
muy diversos ante la cantidad inmensa de grupos, con tendencias
diferentes, que lo configuran. Sin embargo, el objetivo central
del movimiento es, evidentemente, bajar los niveles de desempleo
que aquejan a los ciudadanos argentinos.
Entonces, el desafío queda expresado en que hoy
lo que se plantean los jefes piqueteros es: crear organizaciones
políticas duraderas a partir de la enorme (en
términos de la nada que tenían al inicio del
movimiento) inyección de dinero que
significan 20 millones de pesos mensuales, otorgados por el
Estado, para los barrios más pobres del
país.
Sus diferentes ideas sobre lo que deben ser éstas
organizaciones, que van de la extrema izquierda casi
anárquica de la Anibal Verón a la búsqueda
de una alianza de clases de la CTA, pasando por el trotskismo de
estirpe sindical del Bloque Piquetero, son las que hacen
irreconciliables por ahora a las distintas agrupaciones. Mucho
más que los orígenes de sus bases, donde todos son
igual de pobres, o que la acción social que llevan
adelante en los barrios, también muy similar en cuanto al
tipo de emprendimientos y su organización.
Organizaciones que se definen como progresistas terminan
exigiendo planes para desocupados ideados con la lógica
clientelar más tradicional y así quedan atrapados
en ese estilo que tanto critican.
Aquí las respuestas coinciden en los distintos
grupos: ellos no discriminan políticamente al que se les
acerca en busca de un plan. Y señalan que a partir de la
mano de obra que obtienen gracias a la atracción de esos
planes, generan actividades comunitarias reales, algo que los
punteros barriales no se caracterizan por impulsar. Consideran
estos planes como la única opción para que la gente
hoy tenga un plato de comida, pero aseguran que por eso no
reniegan por eso a su lucha por trabajo digno,
educación
y salud
pública. (Clarín. 2002)
Es necesario indicar que los piqueteros entraron en el
reparto de la ayuda social que antes se dividía
exclusivamente entre caudillos políticos y sindicales, lo
que fue el alcance de uno de sus objetivos principales,
participar en la distribución de los subsidios y
así contribuir en el proceso de toma de
decisiones. Fue gracias a la crisis de los partidos
tradicionales y al crecimiento de los desocupados, que ellos se
supieron organizar.
Ahora, su objetivo es convertir a esos desocupados que
se acercaron por hambre, en cuadros políticos que se sumen
a su proyecto de poder, es decir, el autofinanciamiento de la
comunidad,
lejos de los punteros. "Centrados en la producción frutihortícola en la zona
de quintas que proveen buena parte del consumo de
alimentos frescos a la ciudad de Buenos Aires, estos trabajadores
buscan desarrollar emprendimientos sustentables, donde la
generación de excedentes asegura el mantenimiento y
expansión económica de su producción, de
modo de alcanzar la independencia
de los subsidios oficiales.
Esta generación de excedentes se destina a
fortalecer las relaciones sociales y comunitarias y no se
identifica con el lucro capitalista. En relación con este
objetivo, la participación en piquetes es un medio de
obtención de recursos para los emprendimientos
autogestionados, y no un fin en sí mismo, lo que plantea
además una definición de su identidad como
desocupados previa a la identidad piquetera."
(Palominos. 2003: 71)
Aunque entre los distintos grupos piqueteros este debate
es incipiente, se constata que todos ellos, incluso los
vinculados con partidos políticos, se vuelcan
progresivamente al desarrollo de emprendimientos productivos y
exploran las posibilidades de desarrollo de una nueva economía implantada
en redes sociales que trascienden a la economía
capitalista.
Mantenimiento de
la acción colectiva
Pese al cambio registrado en las condiciones del
contexto… "subsisten condiciones "objetivas" para la
reproducción de las organizaciones de
desocupados en los mismos términos que le dieron origen:
la posibilidad de ampliación del movimiento a
través del reclamo y la movilización para acceder a
subsidios, esto es, a medios de
subsistencia.
El significado de "reproducir las condiciones que
originaron el movimiento" puede ser interpretado en
términos de la estrategia de
"grupo en
fusión", que busca recrear de modo
permanente la identidad de origen." (Palominos. 2004:44). Lo que
se observa en la última toma de ruta,
específicamente la vía que lleva al aeropuerto de
Ezeiza, en donde se vieron envueltos piqueteros en un acto de
colaboración con las personas despedidas por
Aerolíneas Argentinas.
El éxito
de los piqueteros esta basado, fundamentalmente en la capacidad
de sus líderes de lograr cohesión ante la extensa
netnees que involucra al movimiento, ya que han podido inventar,
adaptar y combinar distintas formas de acción colectiva
para estimular el apoyo de gente que, en caso contrario,
podría quedarse fuera de la acción (Tarrow. 1997:
47), es decir, han logrado manejar los marcos cognitivos que
guían la acción entre un ellos y un nosotros, pero
no del todo, ¿ Por qué?. Principalmente, debido a
que si bien… "la acción colectiva los inserta en
complejas redes políticas, poniéndolos así
al alcance el Estado…" (Tarrow. 1997: 53), en el caso de
este movimiento, al parecer se han acercado demasiado a esas
complejas redes políticas que ha tejido el propio Estado
federal argentino, lo que a la vez los ha hecho perdurar en el
tiempo como movimiento, ya que si bien surgieron por motivos
circunstanciales, el desempleo estructural los ha mantenido
unidos, pero también el gobierno federal los ha cooptado
por medio de la entrega de los planes y subsidios antes
mencionados, entendiendo inteligentemente, creo, que al entregar
dinero a sus líderes para que los distribuyan, estos se
sientan con la necesidad de responder también al Estado
mediante actitudes de
reciprocidad y dependencia, lo que en definitiva crea un aumento
de gorrones en la
organización y una difícil clasificación
teórica del movimiento, es decir, los piqueteros
¿Son insiders u outsiders?, ¿Cuál es su real
lógica de acción?.
Desde el 2001, con la caída del gobierno de De la
Rúa, el espacio político-institucional de la
Argentina ha cambiado, es decir, …"en Argentina vino a
replantear la cuestión de los límites
del espacio institucionalizado de la política, abriendo
paso a lo político instituyente y a una
redefinición de la política como "fidelidad a lo
Nuevo" (Palominos. 2004: 37). El hilo conductor que atraviesa a
los movimientos sociales es su carácter político, que enfoca sus
luchas hacia un cambio en las relaciones de poder / sociales y
con el Estado. Este objetivo, que bien puede entenderse como la
construcción de
Poder, implica la configuración de un nuevo
sujeto político conciente de su condición. Dentro
de esta matriz
común a los movimientos, se observan diferentes
orientaciones específicas y núcleos de
acción según los ritmos temporales que cada uno de
ellos se impone para realizar sus aspiraciones de cambio, toma o
construcción de Poder, lo que incide directamente sobre
sus líneas de acción y estrategia. (Palominos.
2004: 38)
Por otro lado, la economía
argentina presenta una recuperación prolongada en el
último período del gobierno de Néstor
Kirchner, hay un clima de bonanza económica y expectativas
favorables para su futuro, lo que no se registraba en Argentina
desde hace unos diez años aproximadamente. Sin embargo,
pese al cambio en el contexto macroeconómico de la
nación
vecina, la herencia social
dejada por la apertura externa, las reformas de mercado y las
políticas neoliberales de los ’90, no pueden ser
más devastadoras: más de la mitad de la
población sumida por debajo de la línea de pobreza,
y una elevada tasa de desempleo.
Esta combinación contrasta con la experiencia
histórica de un país rico en el cual
prevalecía, hasta mediados de los ’70, un ideal de
progreso económico indefinido. Este contraste genera
poderosos condicionamientos para las expectativas sociales
centradas en la desigualdad de la distribución del
ingreso, en un contexto en que pese a las expectativas
económicas favorables, la mayoría de los
diagnósticos coinciden en las dificultades objetivas para
mejorar en el corto plazo la distribución del ingreso,
mitigar la pobreza y reducir drásticamente el
desempleo.
Este nuevo contexto económico y político
condiciona los proyectos de los
movimientos sociales, favorece algunos y bloquea otros,
configurando un horizonte complejo de posibilidades. Este
horizonte surge claramente a través de los debates y
conflictos
presentes en Argentina hoy, que colocan en primer plano la
desigualdad
social y la renovación del sistema
político.
"La meta original
y común de las organizaciones de desocupados y de los
trabajadores de empresas
recuperadas fue la de acceder a medios de subsistencia para sus
miembros. Esta meta no es sólo económica sino
también política, en el sentido que más
allá de la demanda de
medios de subsistencia la lucha de estos actores fue emprendida
en pos de su reconocimiento social y político y en nombre
del derecho al trabajo, que tiene rango
constitucional.
Estas luchas se inscriben en continuidad con las de los
movimientos que promueven la ampliación de la democracia y
del espacio de los derechos, pero además
de este componente que podríamos denominar
"institucionalista", también se trata de una meta
política en un sentido más radical. Estas acciones
también apuntan a la modificación de las reglas
básicas de funcionamiento de la sociedad argentina como
sociedad capitalista: de la regla que define la inserción
social a través del trabajo para acceder a los medios de
subsistencia, y de la regla que establece el control por parte
de una minoría social del acceso a los medios de
producción." (Palominos. 2004: 41-42).
Así, al ser las metas de los piqueteros
evidentemente políticas, se configura una lógica de
acción que no es del todo clara y que se entremezcla
constantemente con contradicciones de base en donde se discute la
propia identidad del movimiento piquetero. Me refiero
específicamente a que hoy el movimiento no es observable
ni clasificable como insiders u outsiders, sino que se encuentra
en una situación media de acción en donde se ven
obligados a interactuar con el gobierno central y con los
punteros en términos de delegación, pero a la vez
necesitan seguir actuando de forma confrontacional porque la
identidad primaria del movimiento así lo requiere,
además de ser un excelente método de
acción para aumentar el piso de sus demandas.
Pero surge una pregunta central, si los piqueteros
utilizan mecanismos de insiders y outsiders ¿A quienes
representan? Es obvio que el apoyo popular que obtienen esta en
el grupo de los desempleados, pero también representan al
gobierno al administrar los subsidios que de él emanan,
entonces ¿Cómo es posible clasificarlos?
Intentaré dar algunos argumentos para responder a las
anteriores interrogantes a continuación.
Primero, los piqueteros se han beneficiado más
que cualquier otro grupo colectivo del colapso del poder del
Estado, lo cual es central. Segundo, sus acciones han
incrementado la oferta de
bienes
públicos causados por la acción colectiva
contenciosa. Tercero, se han limitado a la distribución de
"incentivos selectivos"… "limitados a su vez a incentivos
económicos o materiales y a
sanciones sociales y recompensas sociales". (Taylor. 1991:
107).
Y por último, en cuarto lugar, algunos
análisis muestran la acción colectiva como
expresión directa de los intereses comunes, en este caso
el interés por el trabajo que
representan los piqueteros, de un grupo estructurado… "una
clase social,
comunidad, grupo étnico, sindicato,
partido o algo así, pero no se pregunta por la
conexión que existe entre el grupo que actúa y la
población base a la que dice representar.
Este cortocircuito teórico evita el problema de
la movilización individual sin resolverlo." (Tilly. 1991:
163). Así, los piqueteros al beneficiarse de la perdida
del poder del Estado argentino, se han visto envueltos en una
doble situación, por un lado representan a los desocupados
por medio de las exigencias materiales que se demuestran en cada
piquete que forman en una ruta bonaerense, sin embargo,
también representan el interés del gobierno
argentino al aceptar los subsidios y planes estatales y
así calmar y frenar las revueltas populares que hace
algún tiempo eran "pan de cada día" en la capital
trasandina.
Por lo tanto, este análisis, al dar cuenta de la
doble situación de representación en la que se ven
envueltos los piqueteros, se hace cargo del llamado cortocircuito
teórico al que hace referencia Charles Tilly (expuesto
más arriba), en tanto que llamo a esa doble
situación de representación, y también de
accionar, "betweensiders", ya que, la acción
política colectiva en situación de doble
participación, tanto en la esfera
política-institucional como en la esfera privada-societal,
le da un rasgo nuevo y característico a este movimiento,
fisonomía que no se observa en ningún otro
movimiento social y que evidentemente supone la influencia
directa del contexto argentino y de su. Por llamarlo de alguna
manera, "idiosincrasia propia".
Sería simple denominar a los piqueteros como un
movimiento que ha tomado el especio que antes le
pertenecía a los partidos políticos en el sistema
político argentino, en el sentido de que participan como
catalizadores de demandas y ofertas provenientes de la sociedad y
de las autoridades, respectivamente, pero sería un
análisis muy simplista desde mi punto de vista, ya que no
tomaría en consideración la capacidad de
confrontación que los caracteriza y, por ende, tal
clasificación no podría explicar ese rol
extrasistémico, si se quiere, de los piqueteros en
Argentina.
Por lo tanto, los movimientos sociales que yo denomino
"betweensiders", en el curso de una sola interacción no
son viables, necesitan, además de las condiciones de
contexto propias, una interacción frecuente con otro, en
donde la situación social tenga la posibilidad de
cambiar.
Porque … "durante encuentros repetidos, incluso
las partes enteramente egoístas suelen salir ganado con
estrategias que
combinan la cooperación inicial con una nítida
discriminación entre respuestas que
dependen de si las otras partes cooperan o siguen atendiendo a su
interés individual"… así… "la
estrategia del toma y daca (comienzo cooperando en el primer
encuentro y luego imito fielmente tu respuesta) suele ganar a
toda estrategia más egoísta." (Tilly. 1991:
175)
- Castells, Manuel. 1997. la era de la
información: economía, sociedad y cultura.
Volumen II: El
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Juan Carlos Aguirre
Participación política y nuevos
movimientos sociales
Ciencia Política.