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Análisis Institucional en la Empresa Productora de Bujías: Neftalí Martínez en
Sagua la Grande



Partes: 1, 2, 3, 4

    1. Resumen.
    2. Definiendo las
      organizaciones.
    3. La cultura
      organizacional.
    4. La participación en las
      organizaciones.
    5. El perfeccionamiento
      empresarial.
    6. Análisis
      institucional.
    7. La
      metodología en el análisis
      institucional.
    8. Pilar
      esencial de la mitología cualitativa, la
      comunicación.
    9. Descripción
      de la muestra utilizada.
    10. Materiales y
      métodos.
    11. Procedimientos.
    12. Analizando
      los resultados.
    13. Conclusiones.
    14. Recomendaciones.
    15. Bibliografía.
    16. Anexos

    RESUMEN.

    El desarrollo la
    Psicología
    en los últimos años ha facilitado la
    incursión de la misma en diversas esferas de la vida
    social. Las organizaciones
    son escenarios de investigaciones
    para esta rama del saber por lo que cada día, quienes las
    realizan se afianzan más en sus estudios.

    La Psicología en esta área aumentó
    a medida que las teorías
    y los métodos le
    permitieron al psicólogo capacitarse gradualmente para
    analizar constructivamente, los problemas del
    individuo en
    las organizaciones y poner a prueba sus ideas con la investigación empírica.

    En la actualidad, constituye una necesidad imperiosa
    perfeccionar las organizaciones laborales y logrando así
    un próspero desarrollo
    económico. Para obtener este propósito los
    psicólogos realizan la difícil tarea de optimizar
    las relaciones
    interpersonales, buscando no solo el desarrollo eficiente y
    eficaz de la
    organización, sino el bienestar de sus trabajadores,
    considerados el recurso principal.

    Para ello se valen de la metodología cualitativa que resulta muy
    útil al centrar su atención en la subjetividad de las
    personas, siendo de vital importancia el contexto donde se
    enmarcan. Además se distingue por ser especialmente
    flexible y abierta mostrándose como un proceso
    activo, sistemático, riguroso, de indagación
    dirigida.

    El Análisis Institucional es una de las
    opciones teórico-metodológicas que se apoyan en la
    metodología cualitativa, y resulta de gran valor por el
    énfasis que hace en los aspectos simbólicos, y por
    la integración en su objeto de
    estudio-acción
    de los niveles micro y macrosociales.

    La presente investigación se realizó en la
    Empresa
    Productora de Bujías "Neftalí Martínez" en
    la ciudad de Sagua la Grande. Para ello se usaron entrevistas,
    observaciones y análisis de documentos en las
    diferentes áreas del centro.

    Teniendo en consideración los aportes del
    Análisis Institucional se determinaron las principales
    contradicciones existentes en la empresa entre lo formalmente
    instituido y las manifestaciones de oposición, lo
    instituyente; que traen consigo una cultura con
    características específicas donde por ejemplo se
    carece del valor participación.

    El trabajo
    realizado con un grupo,
    facilitó cumplir con los objetivos de
    análisis de la realidad e intervención en la misma,
    facilitando la conformación de un grupo-objeto que devino
    en grupo-sujeto, autogestor de cambios, transformador de su
    realidad, de su cultura.

    PALABRAS CLAVES: Organización, Cultura
    organizacional, Valores,
    Participación, Análisis Institucional,
    Institución, Grupo-Sujeto.


    INTRODUCCION.

    Partiendo de la idea de que el principal recurso de una
    organización es el hombre,
    resulta imprescindible el quehacer de la Psicología en
    esta área social; pues toda organización, para
    alcanzar sus objetivos de la manera más eficaz, se
    concentra con mayor énfasis en aquellos recursos que le
    son más problemáticos, difíciles y escasos
    en detrimento de la preocupación y atención dada a
    los recursos más difíciles y abundantes.

    La Psicología, capaz de optimizar las relaciones
    interpersonales, de estudiar e influir en la conciencia
    individual y grupal, es una de las ciencias que
    más aporta a las organizaciones en búsqueda del
    perfeccionamiento ante la inminente competencia que
    se vive en el mundo actual.

    Al investigar las organizaciones se presta especial
    atención a la cultura organizacional, entendiéndola
    como forma de expresión y manifestación de la
    conciencia humana, y como consecuencia de ello se han focalizado
    en su estudio los aspectos subjetivos, ideológicos,
    simbólicos, e imaginarios que la conforman. Es
    además considerada como un poderoso mecanismo de control, que visa
    a conformar conductas, homogenizar maneras de pensar y vivir la
    organización, introduciendo una imagen positiva
    de ella, donde todos son iguales, escamoteando las diferencias y
    conflictos
    inherentes a un sistema que
    guarda un antagonismo y anulando la reflexión.

    Para conocer la cultura organizacional, resulta
    fundamental el análisis de los valores,
    pues identifican los resultados que más esperan los
    implicados en la entidad, indicándole a los mismos
    cómo deben actuar. Además resultan criterios para
    la toma de
    decisiones en el seno de la organización, y tienen una
    elevada capacidad de generar y dirigir conductas
    concretas.

    La presencia del valor participación resulta
    indispensable en el propósito de lograr altos
    índices de desarrollo para las organizaciones,
    entendiéndose como la disposición mental y
    emocional de las personas a colaborar con las metas de la
    organización. La misma favorece el establecimiento de
    formas más efectivas de comunicación principalmente en la
    búsqueda de soluciones
    eficaces.

    La participación lleva implícito el
    compromiso mental y emocional de las personas, por lo que la
    ausencia de la misma imposibilita implementar cualquier cambio o
    proceso sin correr el riesgo de
    fracasar en el intento, o de encontrar resistencias a
    los cambios entre los propios trabajadores.

    Resulta fundamental el desarrollo de la
    participación logrando implicar a los trabajadores en
    definir, establecer el destino mismo de su organización,
    propiciando además una mayor interiorización y
    compromiso con los objetivos de la misma.

    El Análisis Institucional que va al
    análisis de las contradicciones existentes entre los
    modelos de
    acción posibles, las normas de
    acción impuestas y sancionadas y los modos de
    acción simplemente deseables; tratando además
    aspectos como autogestión, desarrollo de la
    autonomía, facilita el estudio detallado de los valores
    presentes en la cultura de la empresa en la que se realiza la
    investigación presente, así como la gestión
    de aquellos que estuvieran ausentes y pudieran propiciar un mejor
    funcionamiento.

    Las primeras ideas que se proyectaron para la
    realización del siguiente estudio se centraron en el
    conocimiento básico y sistemático de la
    organización previamente seleccionada. Fue la propia
    dinámica de la investigación en el
    terreno, la que permitió concebir la idea de un
    grupo-sujeto, como alternativa para la mejor instrumentación del Análisis
    Institucional. De ahí que todo el accionar se ampliara
    apoyándose en los siguientes objetivos:

    Generales.

    • Introducir el Análisis Institucional en
      nuestro medio.
    • Formar y potenciar el desarrollo de un grupo-sujeto
      para que funcione como analista de las contradicciones
      presentes y logre ser autogestor del desarrollo de su
      organización, una empresa
      productiva del territorio.

    Específicos.

    • Desarrollar habilidades investigativas en la
      aplicación del Análisis Institucional como
      opción teórico-metodológica.
    • Determinar el sistema de contradicciones entre lo
      instituido y lo instituyente en la Empresa Productora de
      Bujías "Neftalí Martínez" de Sagua la
      Grande.

    DESARROLLO.

    DEFINIENDO LAS
    ORGANIZACIONES.

    Por naturaleza el
    individuo tiende a vivir, actuar y trabajar en sociedad,
    surgiendo así la orientación hacia la
    organización. Las personas durante la mayor parte de la
    vida son partícipes de alguna organización: una
    escuela, un grupo
    de teatro, una
    universidad, una
    empresa.

    Los individuos y las organizaciones están
    ''encadenados'' en un continuo proceso de mutua interacción, son difíciles de
    separar. Las organizaciones permiten satisfacer variedad de
    necesidades y a su vez reciben insumos en forma de personas.
    Están además influidas por la manera de pensar y
    sentir de sus participantes. En la medida que exista mayor
    conjugación personas-organizaciones, mayor será la
    probabilidad
    de éxito
    de estas.

    Son numerosas las ciencias que abordan la
    problemática de las organizaciones persiguiendo optimizar
    relaciones interpersonales en estos contextos. Para realizar
    estos análisis ha sido fundamental el abordaje de la
    cultura y los valores, de manera que hoy se observa a la
    organización como forma de expresión de la
    conciencia humana, y se focalizan sus aspectos subjetivos,
    ideológicos, simbólicos, lo cual permite la
    comprensión de esta como sistema social, reconociendo su
    potencialidad como contexto desarrollador, tanto en el orden
    económico como personal.

    Todas independientemente de su naturaleza, presentan
    elementos que las identifican y las hacen únicas en su
    tipo. El carácter singular y particular de las
    organizaciones está muy relacionado, con el hecho de que
    las mismas tienden a atraer y conservar a individuos que parecen
    aceptar el conjunto de suposiciones, creencias, valores y normas
    (únicos e irrepetibles) que se encuentra presente en todas
    partes, envolviendo y afectando todo lo que ocurre en la empresa,
    es decir, la cultura de la organización.

    Se puede citar cómo todas persiguen una meta
    específica y por tanto, un programa para
    llegar a ella, así como adquirir y distribuir los recursos
    necesarios para llevarlo a cabo. Además las organizaciones
    no pueden subsistir solas, están inmersas en un ambiente donde
    unas necesitan de otras.

    Las organizaciones constituyen un elemento indispensable
    de la vida civilizada: permiten el desarrollo de la sociedad,
    posibilitan a las personas lograr metas que no podrían
    realizar individualmente y asegurar la continuidad del conocimiento.
    Son importantes porque reflejan ciertos valores y ciertas
    necesidades aceptadas culturalmente.

    La definición que propone Schein (1970), donde se
    entiende la organización como la coordinación racional de cierto
    número de personas o actividades de algunas personas que
    tratan de llegar a un objetivo
    común y explícito, es decir; persiguiendo una misma
    finalidad mediante la división de funciones y del
    trabajo, a través de una jerarquía de autoridad y
    responsabilidad; es la asumida por quienes
    realizan el presente trabajo. Independientemente de ser sumamente
    abordado el término organización por diferentes
    autores, la anterior definición presenta los elementos
    más elaborados para la comprensión del
    tema.

    Esto implica que las organizaciones son complejos
    sistemas con un
    alto nivel de integración entre sus partes, lo que
    garantiza la sobrevivencia y el mantenimiento
    de su estabilidad interna. La organización debe
    considerarse como un sistema abierto, en interacción con
    el ambiente, que está recibiendo constantemente materia prima,
    personas; utilizando esa energía humana y no humana para
    trasformarla en productos o
    servicios.

    Desde esta perspectiva, la relación entre el
    individuo y la organización, debe ser comprendida en su
    carácter activo y de influencia mutua, en la que se
    produce una especie de intercambio recíproco que sirve
    para establecer lo que se ha denominado Interrelación
    Psicológica Eficaz. Schein (1981).

    En la definición asumida se trata
    específicamente la organización formal (definida
    posteriormente) donde se coordinan las actividades, no las
    personas. Sin embargo, no por ello quedan las personas exentas en
    dicha concepción, pues la coordinación implica
    interacción entre sujetos, comunicación, liderazgo,
    motivación.

    Según el grado de su estructuración, las
    organizaciones pueden ser formales e informales. La
    organización formal tiene una estructura que
    puede ser precisada en términos de relaciones de
    autoridad, poder,
    subordinación y responsabilidad. La estructura puede
    también definir los canales a través de los cuales
    fluyen las comunicaciones. Se precisan claramente los cargos
    para cada miembro y hay una jerarquía de objetivos, con un
    orden y control preciso de aspectos como el status, la
    remuneración, el prestigio, la graduación. La
    participación de sus miembros es consciente y dentro de un
    espacio generalmente abierto.

    Ejemplo de ello son las entidades públicas, las
    grandes empresas, las
    organizaciones militares y las universidades.

    La organización informal es débilmente
    organizada, flexible, mal definida y espontánea. La
    participación de sus miembros puede ser consciente o
    inconsciente, e incluso puede crecer con el tiempo, y
    dichos miembros no tienen especificada la naturaleza de las
    relaciones entre ellos, ni los objetivos de las organizaciones.
    La naturaleza exacta de las relaciones entre sus miembros y los
    objetivos de la organización es
    inespecífica.

    Son ejemplo de estas organizaciones las amistades y los
    clubes deportivos, y se convierten en informal siempre que sus
    relaciones y sus actividades sean definidas y estructuradas, de
    la misma forma en que una organización formal puede llegar
    a ser informal si sus relaciones y sus actividades, no son
    reforzadas y pasan a ser sustituidas por nuevas relaciones no
    controladas e inespecíficas.

    En fin, una organización y el modo en que son
    seleccionados y formados los miembros y la forma en que es
    dirigida, contribuyen a crear su imagen, la cual tiene influencia
    determinante en la formación de las motivaciones, las
    percepciones y las experiencias que se obtienen en la
    organización, entretejiéndose de una forma muy
    compleja para producir un determinado nivel de rendimiento, que
    da al traste, todo esto en su conjunto, con la cultura
    organizacional.

    LA CULTURA
    ORGANIZACIONAL.

    El análisis de la cultura en el contexto
    organizacional se hace indispensable a la hora de evaluar las
    características de la institución, de querer
    conocer la dinámica de funcionamiento del sistema y las
    leyes que lo
    rigen, al querer conocer la vida misma de la organización.
    El estudio de la cultura, resulta sumamente complejo.

    Dicha confusión radica en que la misma es una
    amplia amalgama de aspectos particularmente enlazados, de acuerdo
    a las singulares características de cada
    organización, y el investigar en este sentido, requiere de
    una movilización de recursos
    humanos, técnicos y un mayor tiempo, para obtener toda
    la información necesaria que garantice la
    fidelidad de tal estudio. Se entiende como cultura organizacional
    los sentidos
    compartidos, los modos de pensar, creer, sentir y hacer cosas en
    el sistema, se encuentren o no formalizados.

    Estos modos sociales de acción están
    establecidos y son aplicados por los participantes, mientras
    pertenecen a los grupos de
    trabajo, incluyendo formas de interacción comunicativa,
    transmitidas y mantenidas en el grupo, tales como lenguajes
    propios del sistema, liderazgos internos o preferencias
    compartidas. Los elementos propios de una cultura
    específica, singular, se desarrollan en un marco de
    intercambios recíprocos con el medio social más
    amplio.

    La cultura organizacional está considerada como
    un poderoso mecanismo de control. Esta visa a conformar
    conductas, homogeneizar maneras de pensar y vivir la
    organización, introduciendo una imagen positiva de ella,
    donde todos son iguales, escamoteando las diferencias y
    conflictos inherentes a un sistema que guarda un antagonismo y
    anulando la reflexión.

    Por esta razón, el desarrollo constante de una
    cultura que permita la adaptación al presente y la
    asunción de los cambios acaecidos en la
    organización, se convierte en un instrumento de
    actuación imprescindible en la empresa, a fin de promover
    los cambios e introducir nuevas ideas o métodos a la
    gestión
    empresarial. Es necesario preparar las mentalidades
    individuales y estructurar las organizaciones, con el fin de que
    dispongan de la capacidad suficiente para captar a alta velocidad, los
    nuevos valores que han de conformar la cultura empresarial y el
    rechazo de aquellos que ya no son válidos para dotar de
    movilidad a la organización.

    La cultura varía con el tiempo, y esta
    variación es además una demostración de que
    el tiempo ha pasado. A los efectos del análisis en las
    organizaciones, la cultura es una marca de
    referencia compartida; son valores aceptados por el grupo de
    trabajo que indican cuál es el modo esperado de pensar y
    actuar frente a situaciones concretas.

    Tratándose de un marco de referencia, la cultura
    no atiende soluciones puntuales, pero señala las
    prioridades y preferencias globales que orientan los actos de la
    organización.

    En cuanto a conducta, habla
    de las características, propiedades, tipologías y
    formas de conducirse de los diferentes miembros de la empresa.
    Refleja la imagen de la organización, pues no es
    más que el repertorio de conductas, la manera de proceder
    de una organización en concordancia con los objetivos y
    metas.

    En la cultura prevalecen ritos, pautas y códigos
    que se manifiestan en actitudes de
    las personas en la organización. Estos a su vez reflejan
    valores sustentados en creencias arraigadas tanto en el
    espíritu individual como colectivo.

    El estudio de valores resulta esencial al abordar la
    cultura organizacional. Estos representan la convicción
    básica de una forma de actuar específica (ya sea
    personal o social) y permiten establecer las bases para
    comprender las actitudes, la
    motivación y las expectativas de los individuos.
    Además es vital tenerlos en cuenta para tomar decisiones
    tanto estratégicas como prácticas. Los valores
    identifican los resultados que más esperan los implicados
    en la organización e indican a los miembros de la misma
    cómo deben actuar.

    Cuando los miembros de una organización comparten
    una serie de valores unidos en un sentido común de
    propósito o misión,
    pueden tener resultados extraordinarios para la misma. Para ella
    es importante contar con una base firme de valores primordiales
    en los que tanto la gerencia como
    los demás empleados se puedan apoyar. Sin ese
    núcleo central, la energía de los miembros de la
    organización se disipa en el proceso de trazar planes,
    tomar decisiones, comunicarse y llevar a cabo las operaciones, pues
    la gente carecería de un criterio pertinente que le sirva
    de guía.

    Los valores organizacionales no se forman de una vez y
    para siempre, son factibles de atenuarse con el tiempo o de no
    responder ante un contexto distinto. Son las concepciones de lo
    que es deseado, definen el carácter de la
    organización y le dan un sentido de identidad.

    En su dimensión psicológica el valor no es
    un objeto concreto con
    sus límites
    espacio-temporales o propiedad del
    objeto, sino una determinada relación social que no se
    circunscribe ni al objeto, ni al sujeto pero que -desde el nivel
    organizacional- influye en la determinación de las
    diferentes racionalidades en la organización en tanto
    determinan en gran medida (desde su dimensión subjetiva)
    lo que para los sujetos es o no correcto, deseable.

    Los valores organizacionales, como componentes de la
    organización, se desarrollan también en la
    relación: subjetividad-intersubjetividad
    micro-intersubjetividad macro. Contienen los valores compartidos
    e instituidos desde el nivel macrosocial, y también los
    que constituyen su negación dialéctica, que son los
    generados desde la particularidad de la
    organización.

    La elaboración de un diagnóstico de cultura es complicada,
    debido a la dificultad de estandarización y
    cuantificación de los valores culturales. Resulta que la
    cultura no se identifica con determinadas actitudes o
    comportamientos, sino con los valores que los causan. Es decir,
    es la raíz o la razón de ser, de las formas de
    pensar, de sentir y de actuar, compartidas por los miembros de
    una organización social.

    A pesar de que el término ha sido usado
    profusamente en la literatura sobre administración, generalmente se identifica
    con lo que Shein (1985) ha llamado "manifestaciones visibles",
    por ejemplo:

    • Las regularidades observables del comportamiento.
    • Las normas que se desarrollan en los grupos de
      trabajo.
    • Los valores dominantes de la
      organización.
    • La filosofía que orienta las políticas de una empresa con respecto a
      sus empleados y o clientes.
    • Reglas del juego o
      procedimientos
      que deben ser aprendidos para integrarse a la
      organización.
    • El ambiente o clima que se
      establece en una empresa por la distribución de sus miembros en el
      espacio físico y trato con personas ajenas.

    Schein (1985).señala que la cultura es "un
    modelo de
    presunciones básicas, inventadas, descubiertas o
    desarrolladas por un grupo dado, al ir aprendiendo a enfrentarse
    con sus problemas de adaptación externa e
    integración interna, que hayan ejercido la suficiente
    influencia como para ser consideradas válidas y, en
    consecuencia; ser enseñadas a los nuevos miembros como el
    modo correcto de percibir, pensar y sentir esos
    problemas".

    En el modelo de cultura organizacional propuesto por
    Schein (1985) aparecen ampliamente reflejados tres aspectos
    básicos para la comprensión total de este
    fenómeno, en el que se insertan los valores, y que son
    requisitos primarios de selección.
    Los aspectos que se proponen son los siguientes:

    Nivel 1: Producciones (artefactos visibles).

    Es el nivel más visible de la cultura, ya que
    incluye sus producciones y creaciones, las que vienen dadas por
    su entorno físico y social (espacio físico,
    capacidad tecnológica del grupo, lenguaje
    escrito y hablado, producciones artísticas y la conducta
    expresa de sus miembros). Estas producciones no siempre salen por
    cuestionarios, y sí por observaciones abiertas. Por otra
    parte, resulta fácil la observación de artefactos, aun en el caso
    de los sutiles, como la jerarquía expresada por sus
    miembros. Es difícil, en cambio, detectar el significado
    de los mismos, su interrelación y los esquemas de fondo
    que en su caso refleje. Lo que ha dado en denominarse enfoque
    "semiótico" del análisis cultural, hace frente a
    este problema recogiendo los suficientes datos sobre la
    manera en que se comunica la gente, lo que permite deducir, desde
    el punto de vista del sujeto integrado, qué significado
    hay que atribuir a la conducta manifiesta, de esta forma los
    significados se van volviendo gradualmente más
    claros.

    Si se desea llegar antes a este nivel de entendimiento,
    cabe intentar el análisis de los valores centrales que se
    derivan de los principios que
    operan día a día y en base de los cuales, los
    miembros de una cultura orientan su conducta.

    Nivel 2: Variables
    comportamentales.

    Este nivel está representado por los principios
    sociales, filosofías, metas y estándares como
    valores intrínsecos. Son difíciles de observar
    directamente, para identificarlos es necesario entrevistar a los
    miembros claves de una organización y hacer
    análisis de contenido de documentos formales de la
    organización. Este nivel se refiere a la idea que tiene un
    individuo de lo que debe ser y no exactamente de lo que es en
    realidad, es por eso que un valor puede ser discutido.

    Únicamente los valores que son susceptibles a una
    validez, fundamentación teórica, física o social, y
    que sean útiles para la solución de los problemas
    del grupo, llegarán a convertirse en presunciones. Cuando
    estos comienzan a ser aceptados, se van convirtiendo gradualmente
    en creencias o presunciones para quedar desgajadas de la
    conciencia, volviéndose inconscientes como las
    costumbres.

    El proceso de transformación del valor en
    creencia ocurre a partir de su transformación cognoscitiva
    hasta convertirse en presunción. Este proceso ocurre
    cuando la solución aprendida funciona establemente, lo
    cual significa que es válida y correcta y puede ser
    entendida como reflejo de la realidad organizacional.

    Nivel 3: Presunciones básicas.

    Cuando una solución a un problema, sirve
    repetidamente, queda a la larga asentada. Lo que fue una hipótesis apoyada solo por un
    presentimiento o un valor, llega a ser entendida como una
    realidad. Las presunciones básicas coinciden con lo que
    Argyris (1985) ha identificado como "teorías en uso": las
    presunciones implícitas que realmente orientan la conducta
    y enseñan a los miembros del grupo la manera de percibir,
    pensar y sentir las cosas. Las presunciones básicas, al
    igual que las teorías en uso, tienden a ser
    inconfrontables e indiscutibles, ya que si una presunción
    básica se encuentra firmemente arraigada en un grupo, sus
    miembros considerarán inconcebible una conducta basada en
    cualquier otra premisa.

    La conjunción de los tres niveles de la
    definición representa el concepto de
    cultura. La cultura organizacional representa una percepción
    común por parte de los miembros de una
    organización. Reconocer que la cultura organizacional
    tiene propiedades comunes no significa que no puedan existir
    subculturas dentro de una cultura determinada. La mayor parte de
    las organizaciones tienen una cultura dominante y muchas
    subculturas.

    Una cultura dominante expresa los valores básicos
    que comparte la mayoría, esta se refiere cuando se habla
    de la cultura de una organización; es esta visión
    macro de la cultura la que le da a la organización su
    personalidad
    distintiva. Tampoco significa que se anula la posibilidad de las
    personas de ser autores en el marco de la
    organización.

    De este modo la cultura organizacional, que es el
    conjunto de comportamientos, valores, creencias que comparte un
    grupo, haciéndolo singular, en el proceso de
    enfrentamiento a las condiciones del medio, se transmite a los
    nuevos miembros considerándose válida, o al menos
    lo suficientemente válida, para la consecución de
    los objetivos de la organización y para ser
    ‘’enseñada’’ a los nuevos
    miembros.

    LA PARTICIPACION
    EN LAS ORGANIZACIONES.

    Cuando se aspira a que una organización se
    caracterice por determinada forma de funcionamiento
    suficientemente estable y sobre todo que no sea impuesta
    externamente a los trabajadores, hay que trabajar en función de
    que en esa organización se compartan valores que apunten a
    ese tipo de comportamientos.

    En función de ello, y atendiendo además a
    que es deseable para el funcionamiento efectivo de la
    organización, que los sujetos que a ella pertenezcan
    estén implicados, comprometidos, motivados con su
    actividad laboral, se
    reconoce que son más favorecedores para el desarrollo
    organizacional los valores resaltados por el modelo
    humanístico; relacionados con la concepción del
    trabajo como actividad cooperativa y
    creadora, donde el hombre es
    realmente sujeto de su actividad, y esta se desarrolla en un
    contexto participativo, que contribuye a que el trabajador no sea
    un ente enajenado en su organización.

    Desde esta perspectiva se impone entonces que en las
    organizaciones se comparta el valor participación,
    entendido como la disposición mental y emocional de las
    personas a colaborar con las metas de la organización, (en
    tanto las hacen suyas) y a compartir responsabilidades para su
    logro.

    El desarrollo en las organizaciones de este valor es
    entonces un reto, tanto por la acuciante necesidad de su
    gestión, como por lo difícil que resulta
    realizarlo, en tanto supone cambios culturales: de la
    concepción del trabajador como simple ejecutor, a la
    realidad del trabajador como sujeto de su actividad laboral,
    comprometido con ella y actualizando en ello sus
    potencialidades.

    El involucramiento de los trabajadores es un proceso
    encaminado a dar poder a los miembros de una organización
    para que tomen decisiones y resuelvan problemas de acuerdo con su
    respectivo nivel dentro de la misma. Esto se apoya en la lógica
    de que quienes están más cerca de un problema u
    oportunidad, son los más indicados para tomar decisiones
    con miras a lograr un mejoramiento, siempre que pueden considerar
    como propio el proceso empleado para el efecto.

    La participación siempre es para algo y por algo.
    Constituye el resultado de necesidades comunes a todos los
    miembros de un grupo, organización o comunidad, las
    que a su vez guardan estrecha relación con las
    individuales, pero que no en todos los casos tienen que coincidir
    con las comunes.

    En el funcionamiento de la organización la
    presencia de la participación -en tanto valor compartido-
    es un fenómeno contradictorio: algunos la consideran un
    obstáculo en el logro de altos niveles de productividad, e
    incluso aquellos que la consideran beneficiosa, en ocasiones no
    logran incorporarla realmente a su sistema de valores, y aparece
    entonces la idea de que se está siendo altamente
    participativo, cuando en realidad existe una
    pseudoparticipación, o hasta fenómenos extremos de
    manipulación.

    El grado de participación, de los miembros de la
    organización tanto en la planificación como en la
    implementación de metas influye en gran medida en el
    ambiente y en la satisfacción de los grupos de
    trabajo.

    Más que la realización de una tarea, la
    participación significa un involucramiento mental y
    emocional en el que la persona se
    incluye como un todo. De aquí que la simple
    ejecución de tareas o la realización de actividades
    en grupos no determinen en la participación, esta solo
    ocurre cuando la persona se involucra completamente en el proceso
    de lograr las metas del grupo y estas cobran sentido para
    él.

    La participación como valor en una
    organización, refleja posibilidades de decisiones
    más eficaces para un desarrollo próspero,
    así como un comprometimiento más personalizado con
    la misión empresarial por parte de los trabajadores desde
    la realidad práctica actual.

    En su vinculación con el desarrollo, la
    participación constituye un medio para lograr el reparto
    equitativo de los beneficios, y es el elemento indispensable para
    una transportación y modernización autosostenida de
    la sociedad.

    La participación es también interpretada
    como una forma para alcanzar el poder, un medio de
    transformación y acercamiento entre quienes deciden y
    ejecutan. Representa la posibilidad de incrementar y redistribuir
    las oportunidades de formar parte del proceso de toma de
    decisiones, proporcionándole la palabra a aquella masa,
    tradicionalmente guiada por los notables, pero a la que ahora se
    le da la oportunidad de guiar su propio destino.

    La mayor parte de las investigaciones sobre el tema
    participación, más que estar encaminadas a su
    conceptualización, se han focalizado en cuestiones
    prácticas sobre su gestión; lo que está dado
    por la necesidad de incorporar este valor en las organizaciones.
    Las mismas han demostrado que la participación es
    especialmente favorable en los procesos de
    integración de cambios, ya que tiende a mejorar el
    desempeño y la satisfacción en
    el
    trabajo.

    Entre los beneficios más importantes asociados a
    la participación se encuentran:

    • Promover una mejor comunicación
      interpersonal.
    • Disminuir las resistencias al cambio.
    • Aumentar el compromiso con la
      organización.
    • Promover una mayor interiorización y
      compromiso con los objetivos de la
      organización.
    • Promover formas más efectivas en la
      solución de conflictos.

    Atendiendo a todos los beneficios que pueden resultar de
    la presencia de este valor en la organización, parece casi
    imposible comprender que no se haya extendido más
    rápidamente, pero es que, demás de la influencia
    nada despreciable del nivel societal, este valor no resulta
    fácil de gestionar por lo que se presentan numerosos
    obstáculos para su funcionamiento. Roque y Peralta (1996)
    han planteado algunos prerrequisitos para su desarrollo en el
    marco organizacional:

    • Tiempo adecuado para participar.
    • Capacidad en los trabajadores para
      participar.
    • Que nadie se sienta personalmente
      amenazado.
    • Necesidad compartida y sentida de
      participar.
    • Base común de entendimiento y
      comunicación (trabajadores-trabajadores,
      trabajadores-dirección).
    • Que se comparta la información dentro de la
      organización.

    Resulta fundamental para la puesta en práctica
    del valor participación en una organización, que
    todos los niveles sientan la necesidad de incorporarlo y se creen
    para ello los espacios necesarios. Además de reconocer la
    importancia de la misma por todos los miembros.

    La participación implica el compromiso mental y
    emocional de las personas de la organización, lo cual los
    alienta a colaborar con las metas de esta (porque las hacen
    suyas) y a compartir responsabilidades para su logro; pues este
    tiene que ser un proceso compartido por todos. El compromiso y la
    participación de la directiva tienen que ser
    explícitos y visibles, pues resulta fundamental la
    posición de la misma para un mejor desenvolvimiento de los
    trabajadores.

    Gestionar el valor participación en la cultura
    organizacional es no solo condición para el desarrollo de
    esta desde la perspectiva económica, es también una
    forma de promover el desarrollo personológico de sus
    trabajadores, al entenderlos como sujetos de su actividad, para
    lo cual tendrán que actualizar y desarrollar sus
    capacidades individuales y de trabajo grupal.

    Desde el análisis institucional, mientras mayores
    posibilidades tengan todos los trabajadores en el centro de
    participar activamente en los procesos que se dan en la empresa,
    más posibilidades tendrá la misma de gestionar
    cambios, analizar los problemas activamente que presentan tanto a
    nivel estructural como funcional y solucionar en alguna medida,
    la contradicción siempre existente
    instituido-instituyente; favoreciendo a la unidad empresarial y a
    cada una de sus partes. Resulta indispensable para un mejor
    dominio de lo
    tratado, abordar los siguientes indicadores en
    relación con el tema.

    Solución de conflictos.

    El conflicto, ese
    proceso que surge cuando entran en contraposición los
    objetivos, metas o métodos de dos o más personas,
    considerado básicamente un problema de percepción
    (porque dependerá de que las partes involucradas lo
    perciban como tal), y que puede ir desde un acto sutil de
    desacuerdo hasta la oposición violenta; es reconocido como
    algo inevitable entre los grupos humanos, y por lo tanto resulta
    inevitable también dentro de las organizaciones. Su
    desconocimiento, al igual que en las personas, conduce a la
    autodestrucción.

    En la organización se dan dos tipos de conflictos
    según Davis y Newstrom (1992):

    • Conflicto interpersonal: (ocurre entre dos o
      más personas) es aquel que constituye un problema para
      muchos, porque afecta profundamente sus emociones. Es
      necesario proteger la autoimagen y la autoestima
      contra el daño
      que puedan ocasionar los demás. Cuando estos conceptos
      de sí mismo se ven amenazados ocurre un serio malestar y
      la relación se deteriora. Algunas veces los
      temperamentos de dos personas son incompatibles y sus
      personalidades chocan, el conflicto nace de las diferencias de
      percepción o de comunicación.
    • Conflicto intergrupal: (se produce entre grupos:
      comunidades, organizaciones, culturas , países). Los
      analistas institucionales, al hablar del conflicto
      institucional plantean que entre los grupos
      intrainstitucionales se producen conflictos que generan
      tensiones entre los miembros, estableciéndose
      principalmente entre quienes dominan y luchan por mantener el
      orden establecido (instiuido) y los que se oponen a mantenerlo
      (instituyente). Por ejemplo si G.T. es el sitio de lo
      instituido, la instancia G.B. es el sitio de un instituyente en
      la medida en que el G.G. produce una negación de lo
      instituido.

    Se dirá que la instancia G.B. es reprimida en
    el grupo real, el agente represor es la instancia G.T, el peso
    de lo instituido. En cierto momento de la crisis,.la
    instancia G.G. pasará de la fase de contenido
    manifiesto, es decir; que el G.B. tomará la
    palabra.

    La instancia G.B, trabajando sobre G.T, crea las
    condiciones de emergencia en un deseo sofocado: su
    manifestación por oposición a una
    reclusión en lo imaginario o en lo insignificante. Al
    mismo tiempo, se ha precisado la noción de habla libre.
    Sin embargo, la expresión de un deseo no crea, ni mucho
    menos, las condiciones suficientes para su realización.
    Esta será la tercera instancia, la instancia grupo de
    acción (G.A), tiene como función negar la primera
    negación introducida por el G.B. En cierta medida, se ha
    visto que el G.B va en el sentido de una modernización
    del G.T, y también en el de una transformación de
    G.T en G.B. La tercera fase supone que, ya trabajado por el G.B
    que tiende a suplirlo, G.T se transforma en G.A. Estos grupos
    son capaces de una acción en otro lugar fuera de lo
    imaginario, asumiendo su deseo e instituyendo nuevas relaciones
    sociales sin reproducir a espaldas suyas la ideología dominante. Son los
    grupos-sujetos o fundadores de sí mismos a partir de la
    asunción de una ley
    interna.

    El grupo-sujeto se esfuerza por tener un asidero sobre
    su conducta y trata de elucidar su objeto, recuperar su ley
    interna, su proyecto, su
    acción sobre otros grupos; a partir de ese momento, se
    vuelve capaz de marcar una ruptura en los procesos
    identificatorios que crean el no-saber. El pasaje a la fase del
    grupo-sujeto se efectúa con la superación de su
    propia fantasía de grupo; entonces se tendrán que
    descifrar los fenómenos que tienden a replegar al grupo
    sobre sí mismo, los liderazgos las identificaciones, los
    efectos de sugestión, los rechazos, los chivos
    emisarios, etc; todo lo que tiende a promover una ley local y
    formaciones idiosincrásicas, con sus prohibiciones, sus
    ritos, etc.; todo lo que tiende a proteger al grupo.

    Cada grupo se propone minar las fuerzas del otro,
    adquirir poder y mejorar su imagen. Los conflictos provienen de
    causas diversas:

    • Distintos puntos de vista.
    • Fidelidad al grupo.
    • Competencia por recursos.
    • Otros.

    A pesar de las características nocivas que
    frecuentemente se relacionan con la idea del conflicto, existe un
    acuerdo relativamente extendido entre los estudiosos del tema en
    considerar que estos, además de resultar inevitables
    dentro de la organización, pueden convertirse en
    oportunidades de cambio, en "fuerzas positivas en el desarrollo
    de la organización"; de ahí que el problema
    fundamental no sea la existencia de los conflictos, sino la forma
    en que estos se manejen. En función de ello se distinguen
    los conflictos funcionales y disfuncionales:

    • Conflicto disfuncional: Es aquel que trae, por su
      manejo inadecuado, consecuencias negativas, que muchas veces
      afectan no solo a las partes directamente involucradas, sino
      también a terceros.
    • Conflicto funcional: Es aquel que trae, a partir de
      su manejo y resolución, consecuencias positivas, por
      ejemplo: estimular la creatividad,
      propiciar espacios para la discusión de los problemas,
      fomentar ambientes de autoevaluación y cambio,
      etc.

    Según las estrategias de
    enfrentamiento de los conflictos que se utilicen dentro de la
    organización, estos se convertirán en problemas
    altamente tensionantes y hasta destructivos; o por el contrario,
    devendrán oportunidades de cambio y desarrollo. Se han
    definido algunas de las más frecuentes formas de enfrentar
    los conflictos, según Davis (ctdo en Cepeda y
    Méndez 2000) estas son:

    • Aplanamiento o Evitación (Perder-Perder): En
      ella el conflicto se deteriora al grado que ambas partes, al
      final, están en peor situación que antes de
      él ; las partes involucradas se "alejan" del conflicto,
      lo evitan, tratan de ignorarlo.
    • Suavización (Perder-Ganar): En ella una
      persona (A) sale derrotada y la otra (B) triunfa, ocurre cuando
      una de las partes sencillamente se "pliega" ante los intereses
      de la otra, busca complacer los intereses de la otra parte en
      detrimento de los suyos; más que resolver el conflicto,
      le interesa satisfacer al otro.
    • Imposición (Ganar-Perder): Aquí se
      invierte el proceso; la persona (B) sale derrotada y la otra
      (A) triunfa, pero porque la parte ganadora utiliza estrategias
      para imponer, hacer prevalecer sus intereses, generalmente sin
      importarle los de los demás.
    • Confrontación o Consenso (Ganar-Ganar): Ambos
      sujetos perciben que se encuentran en mejor posición que
      antes de estallar el conflicto, porque lo enfrentan de una
      forma constructiva, tratando de llegar a soluciones que
      resulten mutuamente satisfactorias (al menos en parte). Existe
      preocupación por ambos, así como un interés
      por el impacto que tenga la solución del conflicto. Se
      concentran los esfuerzos en aclarar y salvar las diferencias
      entre las partes, ambas están fuertemente comprometidas
      en la resolución del conflicto en sí. Este es el
      resultado ideal que ha de buscarse siempre.

    Entre las formas más efectivas de enfrentar los
    conflictos se pueden citar:

    • Utilizar estrategias de negociación: Entre ellas se encuentra la
      llamada "confrontación" o "consenso", que indica que las
      partes implicadas trabajen de manera conjunta, aclarando
      diferencias en lugar de imponer criterios, con la premisa de
      llegar a soluciones con las que todos se sientan satisfechos al
      conseguir al menos una parte de sus objetivos. Ninguna de las
      partes del conflicto se sustrae de manera alguna a su
      solución; al contrario, se incorporan de manera activa a
      este proceso. El uso de este tipo de estrategia
      supone la existencia de interlocutores reconocidos, la
      aceptación del carácter legítimo e
      ineludible de las contradicciones -al mismo tiempo que su rol
      creador y no sólo perturbador- y finalmente el deseo de
      asumir estas contradicciones y buscar la
      mediación.
    • Aprender a escuchar: Este aspecto -señalado de
      manera especial como recomendación a los directivos-
      implica escuchar empáticamente: esforzarse por
      comprender los criterios y posiciones de las partes contrarias,
      desde una postura flexible, abierta al cambio, con
      disposición a incorporar los argumentos escuchados, y
      respetando totalmente todas las opiniones. (Se plantea que el
      mayor reto para los directivos es: "aprender a escuchar lo que
      no desearían escuchar", o lo que es lo mismo, crear las
      condiciones para la libre circulación de la
      palabra).
    • Reunir la mayor cantidad posible de interesados en
      las discusiones: Las discusiones y enfrentamientos de los
      conflictos en general serán más productivos, en
      tanto las diferentes partes tengan mayores posibilidades de
      participar en su solución. En el caso de las
      organizaciones se debe tratar de escuchar la mayor cantidad
      posible de criterios, lo cual; además de aportar
      posibles ideas para su solución, ayuda a que luego una
      mayor cantidad de personas se sienta comprometida con las
      decisiones tomadas, pues ven reflejados en ellas sus criterios,
      o al menos reconocen que tuvieron oportunidades reales para
      ello.
    • Crear el ambiente adecuado para discutir los
      problemas: Es importante no solo la presencia de las partes,
      sino también crear las condiciones (tanto físicas
      como psicológicas) para que todos puedan aportar al
      máximo en las discusiones que se generen, para que
      la
      comunicación fluya de manera efectiva.

    Entre las sugerencias prácticas al respecto se
    destacan:

    • Escuchar sin interrumpir, con una actitud
      positiva.
    • Proporcionar retroalimentación, de manera que queden
      claros los criterios; que cada parte comprenda (y pueda
      también aclarar) lo que se percibió de sus
      mensajes.
    • Explicar la necesidad de que todos se comprometan con
      la solución que emergerá del proceso de
      discusión.
    • Resaltar la valía de las posibles opiniones,
      la importancia que tendría que todos las
      emitieran.
    • Que los participantes tengan no solo interés,
      sino también la información necesaria sobre el
      tema.
    • Crear un clima psicológico de seguridad,
      no bloquear las ideas, aún cuando exista
      desacuerdo.

    Estos son algunos de los "consejos prácticos" que
    recoge la literatura para manejar constructivamente los
    conflictos en la organización; y que generalmente
    tipifican la forma de manejo de estos en las que comparten el
    valor "participación". Se resume que en dichas
    organizaciones la forma de enfrentamiento de los conflictos
    descansa fundamentalmente en el grupo.

    Toma de decisiones:

    En los sistemas participativos se plantea que la toma de
    decisiones deberá ser lo más descentralizada
    posible: no se trata de abolir el poder sino de compartirlo. Los
    grupos deben tener la posibilidad de desplegar procesos
    autorreguladores de dirección respecto a las actividades
    que les corresponde desarrollar como parte de la
    organización, por lo tanto, deben tener capacidad
    decisoria para ello; de lo contrario "desviarán ese
    potencial regulador hacia la satisfacción de necesidades
    personales y grupales, incluyendo la protección de ambos
    frente al entorno -que entonces considera ajeno y hasta hostil-".
    Alonso (1996)

    En cuanto aquellas decisiones que trascienden los marcos
    del grupo, pero que de alguna manera siempre los va a afectar, se
    considera que de cualquier forma los trabajadores deben tomar
    parte del proceso de toma de decisión; lo cual no debe
    confundirse con dejar hablar a los trabajadores para
    después decidir sin tener en cuenta lo escuchado
    (acción típica de sistemas pseudoparticipativos);
    así como tampoco equivale a que las decisiones solo puedan
    tomarse cuando todos estén de acuerdo con
    ellas.

    Lo importante no es que todos los trabajadores
    estén totalmente de acuerdo con las decisiones, sino que
    todos sientan, comprendan que tuvieron oportunidades reales,
    justas, claras, de influir en su determinación; y que sus
    puntos de vista -al igual que el de todos sus compañeros-
    han sido discutidos y tomados en cuenta con seriedad, lo cual
    redundará en un compromiso con las decisiones tomadas.
    Roque y Peralta (1996)

    Es de vital importancia la incorporación del
    mayor número de las metas organizacionales, -sobre todo
    las más significativas- dentro del sistema de valores de
    sus trabajadores. Es fundamental buscar que la colectividad
    grupal haga suyas las metas más significativas de la
    organización.

    A este particular le llama Weber (ctdo en
    Alonso 1996) proceso de legitimación; quien explica el hecho de que
    los valores incorporados (legitimados) por el grupo, aunque no
    aumentan el interés material del subordinado por la
    obediencia, aunque no hacen la norma necesariamente más
    agradable; sí satisfacen la necesidad de seguir reglas que
    estén de acuerdo con el propio sistema de valores
    compartido por el grupo. Por lo tanto la legitimación de
    cualquier meta es algo que -con independencia
    de su formulación explícita o no- se plantea
    siempre como cuestión para todo intento de
    regulación, fundamentalmente cuando se persigue la
    autorregulación.

    Para que este proceso de legitimación transcurra
    lo más eficazmente posible, el procedimiento
    ideal se basa en el principio de la participación, lo que
    contempla no solo la asunción grupal de las metas
    organizacionales, sino también la asunción -o al
    menos el reconocimiento- por parte de la organización de
    los valores y metas grupales, en función de satisfacer las
    necesidades psicosociales de sus miembros y de consolidar el
    compromiso de estos con la organización. Alonso
    (1996)

    Cuando los trabajadores están comprometidos con
    su organización, no solo trabajan mejor, sino que
    vivencian mayor desarrollo
    personal, mayor realización y satisfacción con
    su trabajo, y a la vez disminuyen las resistencias al cambio.
    Resulta comprensible entonces, que sea también beneficioso
    para la organización desarrollar en sus trabajadores el
    compromiso con ella.

    La efectividad del proceso de participación en
    las diferentes cuestiones organizacionales depende en
    demasía del acceso que tengan todos mediante una
    comunicación efectiva, sin imposiciones, a la toma de
    decisiones acerca del destino de su organización, de las
    estrategias a seguir para lograrlo, viendo con ello su aporte a
    los objetivos compartidos.

    EL
    PERFECCIONAMIENTO EMPRESARIAL.

    El Perfeccionamiento Empresarial, nueva política de
    dirección en la empresa cubana actual, ávida de
    desarrollo y competitividad, se aprobó en el país
    en el V Congreso del Partido Comunista de Cuba.

    Las bases de esta estrategia en las empresas nacionales
    de hoy, son la guía y el instrumento de dirección
    para que las organizaciones empresariales puedan, de forma
    ordenada, realizar las transformaciones necesarias con el
    propósito de lograr la máxima eficiencia en su
    gestión y una mayor competitividad. Esto se
    lograría sobre la base de otorgar facultades, establecer
    las políticas, principios y procedimientos, que propendan
    al desarrollo de la iniciativa, la creatividad y la
    responsabilidad de todos los jefes y trabajadores.

    Mantener como premisa que la empresa estatal es el
    eslabón fundamental de la economía; de lo que
    se trata es de potenciar su eficiencia, autoridad y ejecutividad.
    Sin embargo, es imprescindible para ello, que el recurso
    más importante de la organización: el hombre; se
    implique en dicho asunto poniendo todo su esfuerzo y
    potencialidades. He ahí la necesidad de crear el espacio
    para la participación activa de los integrantes de la
    organización en todo el proceso.

    No se trasladan estructuras,
    ni sistemas de una entidad a otra, sino que de acuerdo con sus
    características, principios, enmarcamientos y
    procedimientos establecidos en estas bases, a cada entidad se le
    diseña su sistema. Por lo que todas las medidas que se
    puedan adoptar, tienen que guardar la necesaria
    integralidad.

    Los cuadros de dirección desempeñan un
    papel fundamental en la consecución de los objetivos en el
    proceso de implantación del sistema de gestión
    empresarial, dado que sus habilidades, constante
    preparación, entrenamiento
    para el cambio, así como la constancia en la evaluación
    de los resultados, contribuyen decisivamente al logro de las
    metas propuestas y a la creación de la responsabilidad y
    la participación colectiva por el éxito de dicho
    proceso.

    Para propinar y desarrollar la más amplia
    participación de todos los trabajadores y que se
    constituya en elemento de dirección y organización
    empresarial, el proceso de toma de decisiones debe utilizar el
    análisis y la discusión colectiva de los asuntos
    seleccionados, sobre la base de la más amplia
    información y la comunicación adecuada. Deben
    combinarse adecuadamente la responsabilidad individual y la
    colectiva. Algunos de los más importantes principios que
    conforman esta estrategia se enuncian a continuación.
    Alhama, Alonso y Cuevas (2001)

    • La base esencial para el éxito del
      Perfeccionamiento Empresarial es el cambio cultural: de los
      estilos de autoridad, de las relaciones dirigente-dirigido y de
      la forma de participación, entre otros.
    • Hay que salirse de la rutina y cuestionar
      constantemente lo que se hace y cómo se
      hace.
    • Se impone ampliar la base social del poder, creando
      espacios reales y efectivos -al margen de discursos y
      documentos oficiales- para que los trabajadores participen de
      las decisiones de la organización; es imprescindible
      descentralizar las decisiones.
    • Es necesaria la capacitación tanto de los directivos como
      de los trabajadores en temas como la comunicación, la
      solución de conflictos y la elaboración de
      objetivos, como forma de garantizar que los sujetos
      estén preparados para participar activamente en la
      elaboración de estrategias y objetivos a diferentes
      niveles de la dirección; que desempeñen roles
      activos en
      los cambios de la organización; un trabajador capacitado
      es un agente de cambio potencial.
    • Las personas no trabajan para la organización,
      sino en ella, por lo tanto es necesario que estén
      motivados con esta y con su trabajo.
    • Los trabajadores deben tener sentido de pertenencia
      con su organización, para lo que se hace necesario que
      participen amplia y efectivamente en ella, que sean
      partícipes de cada objetivo trazado, de cada estrategia
      asumida.
    • Los directivos tienen que ser estrategas, adoptando
      una visión global de la organización, optimizando
      sus competencias
      personales en la comunicación, en sus capacidades de
      coordinación y negociación.
    • Tiene que existir una cultura organizacional
      participativa, un clima de confianza donde se escuche a cada
      trabajador y se consideren efectivamente sus criterios en el
      proceso de toma de decisiones. En ausencia de este tipo de
      cultura será muy difícil desarrollar el
      Perfeccionamiento Empresarial, pues éste se concibe para
      la participación de todos los trabajadores,
      comprometidos con los resultados.
    • Por resultados de la organización se
      entenderán no solo los del orden económico, hay
      que atender también a la integración de la
      organización con el entorno, al liderazgo, a la
      permanencia de los trabajadores en la organización y su
      satisfacción con ella, así como a la
      participación que tengan en las decisiones que se
      tomen.
    • La forma como se desarrollen los primeros pasos del
      proceso son esenciales: la preparación, la
      identificación de los problemas, la elaboración
      de los objetivos y estrategias; tienen que realizarse con
      auténtica participación de los trabajadores:
      "potenciar el nivel de eficiencia, autonomía y
      ejecutividad en la organización, solo puede lograrse si
      se potencia la
      participación activa de los trabajadores, no de otra
      manera".
    • El proceso de perfeccionamiento tiene que implicar
      verticalmente a todos los niveles de la organización al
      mismo tiempo. Todos tienen que estar comprometidos con el
      proceso e implicados en la toma de decisiones. De no ocurrir
      así; el cambio
      organizacional se reducirá a la recopilación
      y análisis de la información, a la
      identificación de los problemas y a tomar decisiones
      pseudoparticipativamente, en relación con determinadas
      propuestas; a comenzar y terminar el proceso de manera formal,
      sin efectos globales en la organización.
    • Si el proceso no se asocia a resultados positivos
      concretos para los trabajadores, estos probablemente no se
      comprometan con él, aunque lo acepten
      formalmente.
    • En el cambio organizacional no basta con plantearse
      el rediseño de la estructura de la organización,
      es necesario integrar estos cambios a los valores de su
      cultura: "la tendencia de modificar sólo las
      estructuras, los procedimientos o los subsistemas, sin trabajar
      ni influir en la forma en que las personas y los grupos,
      así como la propia organización, actúan;
      debe frenarse, porque es hacer las cosas a medias, con pocas
      posibilidades de que se desarrollen y consoliden".

    Se reconocen como condiciones necesarias para el
    adecuado desarrollo de un sistema de gestión de recursos
    humanos (que potencie al máximo a los trabajadores y con
    ello desarrolle la organización) los siguientes
    planteamientos:

    • Claridad en los objetivos estratégicos
      propuestos, y coincidencia entre ellos y los
      individuales.
    • Prioridad para los elementos de necesidad inmediata y
      que satisfagan las expectativas de los
      trabajadores.
    • Participación activa de los trabajadores en
      cada cambio que se verifique en la
      organización.

    Para la implementación exitosa del proceso hay
    que desarrollar estrategias contingenciales para cada
    organización particular: "las soluciones y objetivos
    específicos no se manufacturan al por mayor, hay que
    buscarlos en función de las características y
    necesidades particulares de cada cultura".

    La atención al hombre y su motivación son la base fundamental que
    sustenta al sistema, siendo necesario implementarla tanto en lo
    relativo a sus condiciones de vida y de trabajo, como en cuanto a
    su participación en la dirección y gestión
    empresarial, creando un clima de trabajo socialista, de ayuda y
    cooperación entre los trabajadores.

    En la actualidad, con el creciente desarrollo
    tecnológico resulta indispensable para las empresas ser
    más competitivas, potenciar al máximo sus
    trabajadores, abrirse a los cambios más favorecedores de
    acuerdo a sus características internas y al entorno en que
    se desenvuelven. Los cambios a realizar se enmarcan en la cultura
    organizacional, en los valores de la cultura, en la forma de
    pensar de sus integrantes: "si no se entiende cómo manejar
    el contexto del cambio, partiendo de la persona y de los grupos,
    difícilmente se puedan alcanzar las transformaciones
    necesarias en la empresa. El cambio organizacional exige cambio
    individual. Alhama, Alonso y Cuevas (2001)

    Se está reconociendo en ello la
    contradicción instituido-instituyente, la negación
    dialéctica que necesariamente se gesta desde lo
    instituyente de lo que está instituido en la cultura
    organizacional, y a partir de la consideración de esta
    inevitable contradicción como expresión del cambio
    que se necesita en la organización; se propone generar
    espacios para facilitar y hacer más productiva su
    expresión.

    El Perfeccionamiento Empresarial tiene un gran reto,
    pues clama por la participación de todos los trabajadores
    como agentes activos en los procesos de cambio, teniendo para
    ello espacios creados. Hacer a los trabajadores partícipes
    de los procesos que se gesten en la organización,
    sintiéndose implicados en la actividad laboral,
    superándose y desarrollándose constantemente para
    desempeñarse competitivamente, sería lograr un
    óptimo desarrollo del recurso fundamental de una empresa
    sin obviar su naturaleza y una predicción acertada de un
    futuro económico mejor.

    Solo una concepción que reconozca al hombre como
    ser activo en todas las áreas de la vida laboral de una
    empresa y que posibilite aunar lo mejor de todos sus esfuerzos y
    potencialidades, pueden avizorar la identificación de los
    implicados en la tarea vital de la institución y un alto
    desempeño para producir bienes o
    prestar servicios competitivos.

     

     

     

    ANÁLISIS
    INSTITUCIONAL.

    El Análisis Institucional surge en Francia como
    una corriente de las ciencias humanas, cuestionando profundamente
    las instituciones,
    tratando de descubrir la acción de lo instituido en todas
    las organizaciones. Profundiza y se sustenta en el concepto de
    transversalidad; que se define por oposición a la
    "verticalidad" (estructura piramidal del organigrama) y la
    "horizontalidad" (sociograma de las relaciones más o menos
    informales, más o menos institucionalizadas en los
    diversos grados de la pirámide).

    No busca analizar la comunicación desde el
    enfoque Emisor-Receptor, ni de analizar solamente la estructura
    de poder en una institución, de establecer el sociograma
    latente por detrás del organigrama manifiesto. La
    transversalidad es una dimensión de interpretación permanente, continuamente
    sometida a examen y a renovación en la
    institución.

    Lapassade (2000) explica que la institución no
    puede considerarse como un nivel, porque se la encuentra presente
    en todos los niveles de una formación social. Es el punto
    de articulación entre los grupos y las formas sociales
    denominadas organizaciones, por una parte; y por la otra las
    estructuras sociales del Estado, de la
    lucha de clases, los grupos de determinación y
    sobredeterminación que hacen que los hombres estén
    instituidos.

    Lourau (1995) realiza un análisis profundo del
    concepto de institución viéndola como "una norma
    universal o considerada como tal. También se designa
    así al hecho de fundar una familia, crear
    una empresa, fundar un negocio. Antiguamente se acostumbraba a
    decir instituir a los niños
    (en el sentido de educarlos). En fin, formas sociales visibles,
    al estar dotadas de una organización jurídica y/o
    material, ejemplo: empresa, escuela o sistema industrial son
    llamadas instituciones.

    En el lenguaje
    común se emplean sobre todo los términos
    institución escolar o institución religiosa. En los
    demás casos tal vez se prefiera hablar de
    organización, administración, sociedad, firma o
    asociación". Se aprecia que Lorau percibe la diferencia
    entre individuo y establecimiento u
    organización.

    Se entienden las instituciones no solo como los modos en
    que se ordena la vida social, sino los modos estables en que se
    piensa cómo hay que hacer las cosas y eso después
    se plasma en las organizaciones, en cierto modo de organizar las
    cosas.

    Las Instituciones se valen de organizaciones para
    cumplir su cometido. Las últimas se hallan atravesadas por
    múltiples conjuntos de
    normas y valores instituidos culturalmente para cada momento
    histórico social. Los hechos sociales son generalmente
    consecuencia y a su vez antecedentes de cambios de valores y
    formas de organización. Lo institucional no tiene una
    única manifestación, no se halla oculto -aunque
    contenga significaciones ignoradas o reprimidas- por sus
    protagonistas. Atraviesa las ideas, deseos y aspiraciones
    regulando los actos y prácticas cotidianas.

    Una institución es lo que está aludido
    como marco, norma, conducta o situación social habitual.
    Así, para los miembros de un grupo pequeño, amplio,
    organizacional, de poder, etc. es "obvio" y claro sobre
    qué se habla y qué se hace: "se sabe" y por
    consiguiente, no necesita ser explicitado, se sobre-entiende,
    sobre la base de códigos que generalmente no se
    cuestionan.

    En los tres casos mencionados en la concepción de
    Lourau, el concepto de individuo no tiene el mismo contenido,
    sino que es analizado dialécticamente y descompuesto en
    sus tres momentos: universalidad, particularidad y
    singularidad.

    El momento de la universalidad, es según el
    autor, el de la unidad positiva del concepto. En ese momento es
    que el concepto es plenamente verdadero abstractamente,
    generalmente. Su contenido es la ideología, los sistemas
    de normas, los valores establecidos de socialización (instituido). En abstracto,
    el salario y
    la familia son
    normas universales de la sociedad.

    El momento de la particularidad expresa la
    negación del momento precedente. Explica, que en nuestras
    sociedades
    regidas por el trabajo asalariado y el matrimonio, un
    individuo puede ser no asalariado y soltero, sin incurrir en
    sanciones oficiales. Concluye que toda verdad general, deja de
    ser tan permanente a medida que se encarna y aplica en
    condiciones particulares; por tanto, no puede confundirse
    universalidad con totalidad, pues la primera traza en sí
    misma su contradicción.

    Explica además que la sociedad funciona bien o
    mal porque las normas universales, no se encarnan directamente en
    los individuos, sino que están mediados por formas
    sociales singulares, por modos de organización adaptados a
    una de ellas o a funciones.

    El momento de la singularidad es visto como el momento
    de la unidad negativa resultante de la acción de
    negatividad sobre la unidad positiva de la norma universal.
    Aquí negatividad se expresa como negación. Por esta
    razón, el momento de la singularidad, como negación
    del momento de la particularidad, traduce la superación
    institucional. Pensar la institución en las ciencias
    humanas, en la actualidad, es pensar simultáneamente en:
    instituido-universalidad, instituyente-particularidad e
    institucionalización-singularidad.

    El objeto del Análisis Institucional es
    precisamente, el reconocimiento, la descodificación y
    descifración del campo institucional singular. Su
    intención es contribuir para el conocimiento de la
    hipercomplejidad de la práctica en un determinado punto de
    acción.

    Refiere además, que todo reglamento instituye un
    corte entre lo que es posible hacer en la forma social
    considerada y lo que no es. El corte incluye también lo
    que es deseable hacer, lo que es obligatorio y por otro lado, lo
    que no es ni deseable ni obligatorio: "los modelos de
    acción posibles, las normas de acción impuestas y
    sancionadas y los modos de acción simplemente deseables
    constituyen el entrecruzamiento y la contradicción de una
    organización singular, un universo
    diferente de los definidos por otros reglamentos, en otras
    organizaciones".Lourau (1995) La afirmación anterior
    constituye un elemento clave a tener en cuenta en dicha teoría.

    El investigador debe indagar las formas aparentes de la
    institución, su carácter esencial, a través
    de su dinamismo o sea a través de las relaciones entre la
    racionalidad establecida (reglas, formas sociales fijas, etc) y
    los desenvolvimientos sociales que se apoyan y/o cuestionan todo
    lo que hay de instituido en la institución. La
    acción debe estar encaminada a revelar la fase negativa de
    las contradicciones sociales, siempre presentes y a veces
    ocultas, que existen en los grupos y organizaciones.

    Para el investigador la intervención
    institucional es un proceso inducido e intencionado, que tiene
    como propósito identificar problemas, necesidades y logros
    relacionados con los proyectos o
    actividades realizadas. "El conocimiento
    científico de la institución es, por tanto el
    conocimiento del proceso de interiorización de la
    exterioridad instituida y la exteriorización de la
    interioridad instituyente de las personas y de los grupos
    sociales de determinada sociedad". Barbier (1985)

    Resulta imprescindible el conocimiento y la
    inmersión en el contexto institucional, un espectro de
    contextos particulares tan amplio y diverso correspondiente con
    la diversidad de los proyectos y de los sujetos que
    interactúan. Sin embargo, la identidad institucional se
    conforma con esa diversidad de contextos, en los cuales se
    intercomunican elementos comunes que se complementan entre
    sí. Incluso, esta complementación no siempre es
    producto de la
    coincidencia de criterios y valores comunes; pero en el caso de
    la identidad institucional, la diversidad también es una
    característica de las instituciones.

    Sin embargo, esta diversidad de elementos contextuales
    que dan forma a la identidad institucional le proporcionan al
    mismo tiempo a los sujetos, los fundamentos de la
    identificación con la institución.

    En este mismo sentido, los elementos que facilitan la
    identificación institucional de los sujetos, constituyen
    la base de la tolerancia y los
    consensos. Sin embargo, tolerar y consentir no son
    sinónimos de aceptación; la tolerancia y el
    consenso son más el producto de la evaluación de
    las fuerzas de presión
    social, ya sea política o económica, que de un
    auténtico convencimiento de las conciencias de los
    sujetos.

    Resulta necesario precisar la concepción de
    Lapassade (1997) acerca de la existencia de una relación
    de interdependencia entre las realidades sociales definidas como
    Grupo-Organización-Institución, vistas como tres
    niveles de sistemas sociales que pueden igualmente servir para
    determinar tres niveles de Análisis
    Institucional.

    Primer nivel o de grupo: Considerado el nivel de
    base de la vida cotidiana como la oficina, la
    fábrica. En el mismo, según el autor, se
    sitúa la práctica socioanalítica del
    análisis y la intervención. En ese nivel ya existe
    la institución: horarios, ritmos, normas de trabajo,
    sistema de control, status y roles; cuya función es
    mantener el orden, organizar el aprendizaje y
    la producción.

    La posición de este investigador es clara al
    plantear que el análisis sociopsicológico no puede
    reducir el sistema social, a la suma de las interacciones
    internas que en él se producen. Un análisis de
    grupo solo es verdadero para Lapassade si se fundamenta en un
    Análisis Institucional, pues en la base de la sociedad las
    relaciones humanas son regidas por instituciones.

    Segundo nivel de organización: Visto como
    la colectividad instituida con vista a objetivos diferentes como
    la
    educación, la formación de hombres, la
    producción y distribución de los bienes; lo que es
    aquí un conjunto formado por partes que cooperan como el
    nivel de la fábrica en su totalidad, la
    universalidad.

    Tercer nivel de institución: Es un sistema
    de normas que conforman un grupo social, regulan su vida y su
    funcionamiento. Las instituciones son vistas como las leyes que
    rigen la sociedad. Las relaciones entre grupos, organizaciones e
    instituciones, tienen un carácter dialéctico en el
    cual los diferentes elementos se influyen, interpenetran,
    condicionan recíprocamente y se contradicen.

    Lapassade (1997) agrega que al suspenderse la
    represión de la cúpula sobre la base, se torna
    posible la creatividad colectiva y pueden crearse nuevas
    instituciones que ya no estén enmarcadas por un dominio
    superior.

    Se entiende que "represión de la cúpula"
    se expresa como las relaciones de poder normativas que pautan y
    regulan todo. Puede desarrollarse la creatividad cuando se
    liberan los niveles inferiores de los sistemas normativos
    establecidos. El concepto de institución adquirió
    una vida teórica y práctica ofrecida por la
    tendencia analítica de Lourau y Lapassade.

    Este último añade que un "grupo" puede ser
    comprendido como grupo de una "organización"social y
    siempre determinado por "instituciones"."Al analizar un grupo
    natural o artificial es preciso admitir como hipótesis previa
    que lo que pasa en ese grupo aquí y ahora, está
    ligado a la contextura institucional de la sociedad". Lapassade
    (1997)

    Siguiendo la forma estructural de la institución,
    el grupo puede mostrar su configuración en cuanto a forma
    y contenido, reflejando el sistema social y sus relaciones.
    Existen dos mecanismos simultáneos a través de los
    cuales tiene lugar el reflejo de la institución por parte
    del grupo:

    • Por una parte, la institución que condiciona
      la actividad y la estructura de grupo al establecer sus
      límites de acuerdo con los fines sociales, generales y
      los sistemas de valores e ideológicos
      prevalecientes.
    • Por otra, cada miembro del grupo posee de manera
      individual actitudes, valores, normas incorporadas de la
      institución por vías diferentes, y que luego
      llegan al grupo como un producto previo que permite coordinar
      la actividad grupal e individual en un mismo sentido. Se trata
      de destacar la verdadera dialéctica
      grupo-personalidad.

    Lapassade (1997) plantea como tarea del Análisis
    Institucional la profundización en el sentido de los
    grupos al nivel de las organizaciones. Para él solo una
    práctica revolucionaria y eficiente puede llegar a mostrar
    todos los niveles del sistema institucional descritos
    anteriormente. Por tanto, la tarea del psicólogo es vista
    como encontrar la relación entre lo formal y lo informal,
    desburocratizar la organización o modernizar la burocracia; de
    esta forma el psicólogo se convierte en uno de los agentes
    de la modernización de la burocracia. Además
    comenta que en un sistema burocrático la
    comunicación circula en una sola dirección, de la
    cima a la base.

    Chiavenato (1989) se refiere a un sistema
    burocrático mencionado por Max Weber,
    quien propone algunas características entre las que se
    mencionan:

    • El carácter legal de las normas y los
      reglamentos.
    • El carácter racional y división del
      trabajo.
    • La jerarquía de la autoridad.

    Para Weber (ctdo en Chiavenato 1989) el comportamiento
    humano y sus reacciones son completamente previsibles, al
    encontrarse el hombre bajo un control estricto de normas
    racionales y legales. Sin embargo la organización informal
    surge como elemento imprevisible de la burocracia, consecuencia
    de la imposibilidad de normalizar y estandarizar completamente el
    comportamiento humano en las organizaciones.

    Según Maffesoli (ctdo en Guimaraes 1996), se van
    conformando mecanismos de defensa y de fuga en la sociedad
    moderna, que propician el conformismo, una aprobación del
    orden establecido de forma aparente y como medio de sobrevivencia
    manifiesta en la duplicidad y astucia de la vida cotidiana. Por
    ello no puede entenderse la dominación solo por la
    coacción directa, existe una ambivalencia de la solidaridad
    social, responsable tanto por el rechazo al proceso de
    dominación (y de sumisión) como por la
    aprobación y aceptación del orden.

    Las principales deficiencias según la
    mayoría de los autores residen en el hecho de que la
    burocracia no toma en cuenta la organización informal, no
    se preocupa por la variabilidad humana que sin lugar a dudas,
    introduce cambios en las actividades dentro de la
    organización.

    El Análisis Institucional se basa para la
    investigación en el presupuesto de
    que la idea de la actividad instituyente (de oposición,
    ruptura de normas rígidas) permanente e inacabada es el
    fin de la rigidez institucional, establecida por la burocracia.
    Resulta indispensable estudiar a la persona dentro de la
    institución a la que pertenece, en su medio habitual de
    comportamiento.

    En el campo teórico del Análisis
    Institucional, se procura descifrar también por
    detrás del lenguaje de las intenciones (las finalidades
    oficiales atribuidas a una organización social) y del
    discurso de la
    ilusiona (lo que la organización y sus integrantes
    reflejan como discurso), el lenguaje de lo instituido visto como
    violencia
    simbólica Barbier (1977); (en la cual la
    organización condiciona los agentes sociales y paraliza
    sus deseos de cambio por la influencia institucional que ella
    produce) y la función instituyente (la actividad creativa
    de las personas envueltas en la organización).

    "Si el Análisis Institucional progresa cada ves
    más en todas las instituciones modernas y gana terreno en
    el espacio exclusivo de los sociólogos y psicólogos
    académicos, es porque conserva las características
    más interesantes de la Investigación-Acción
    de Lewin, en su espíritu de emancipación personal y
    colectiva que cuestiona los propios fundamentos de la estructura
    social". Barbier (1977)

    Partes: 1, 2, 3, 4

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