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Comparación de una autobiografía y biografía de René Favaloro




Enviado por Valeria Moro



     

    Conclusión

     

    Resumen

    En el siguiente trabajo se pretende dar a
    conocer al lector quién fue el Dr. René Favaloro,
    realizando una comparación entre una autobiografía y
    una biografía de dicho personaje. Los aspectos comparados
    son su personalidad, su ideología y su carrera
    profesional. La comparación está basada en dos libros: "Recuerdos de un
    médico rural" (la autobiografía) y "Diario Interior de
    René Favaloro" (la biografía, escrita por su amigo
    Carlos Penelas). A lo largo del trabajo se van exponiendo dos
    puntos de vista: cómo se veía Favaloro a sí mismo
    y cómo lo veían los demás. De esta forma, se
    buscan semejanzas y diferencias entre ambas percepciones,
    lográndose así que el lector se forme una idea clara de
    quién era este argentino que fue reconocido
    internacionalmente. La conclusión a la que se llega, es que
    las dos percepciones coinciden a la perfección. Esto lleva,
    a su vez, a concluir, que el Dr. Favaloro vivía según
    sus valores y siempre actuaba
    según lo que pensaba y decía. Sus actos no
    contradecían sus palabras.

     

    Agradecimientos

    En primer lugar, quiero agradecer a mi mamá por el
    apoyo psicológico durante mis momentos de crisis. También quiero
    agradecer a Lili por haber sido mi guía a lo largo de todo
    el trabajo, y a mi papá y
    hermanos por haberme prestado la compu durante tanto tiempo.

     

    Introducción

    Muchos escucharon por primera vez el nombre René
    Favaloro el 29 de julio del 2000, cuando todos los medios de
    comunicación anunciaron la muerte de dicho doctor.
    Recién en ese momento, muchos argentinos se enteraron que un
    hombre nacido y educado en
    esta tierra era reconocido
    internacionalmente como un excelente doctor, y, a su vez,
    debieron reconocer que en su propio país había sido
    tratado como un mendigo.

    Ha llegado el momento de que los argentinos comencemos a
    valorar lo que tenemos, sin dejar de reconocer nuestros errores.
    El objetivo de este trabajo es,
    en parte, que el lector pueda conocer a este personaje
    argentino.

    La psicología ha determinado que la personalidad de un individuo se construye a
    partir de lo que el individuo piensa de sí mismo, lo que los
    otros piensan de él y lo que él piensa de lo que los
    otros piensan.

    Teniendo en cuenta la autobiografía "Recuerdos de
    un médico rural" y la biografía "Diario Interior de
    René Favaloro", se compararán las percepciones que
    tenía Favaloro sobre sí mismo y las que tenían los
    demás. Se buscarán semejanzas y diferencias entre las
    dos visiones de Favaloro como profesional, como persona y como intelectual. De
    esta forma, el lector podrá formarse un idea clara de
    quién fue este hombre ilustre.

    El doctor René G. Favaloro nació en la ciudad
    de La Plata el 14 de julio de 1923. Provenía de una familia humilde, su padre fue
    carpintero ebanista y su madre modista. En 1941, al finalizar sus
    estudios en el Colegio Nacional de La Plata, ingresó a la
    carrera de medicina de esa casa de
    estudios. Se graduó en 1948, y entre 1950 y 1962
    ejerció su profesión como médico rural en el
    pueblo pampeano de Jacinto Aráuz. En febrero de 1962 se
    trasladó a los Estados Unidos, radicándose
    en ese país por espacio de diez años. Durante ese
    período, cumplió una intensa actividad en la Cleveland
    Clinic Fundation, como miembro del staff del departamento de
    Cirugía Toráxica. Fue entonces que desarrolló el
    trabajo fundamental de su carrera: la cirugía directa de
    revascularización miocárdica, conocida como
    by-pass.

    De regreso al país, Favaloro realizó una
    importante tarea científica y docente. En 1975 creó la
    Fundación Favaloro y, en 1993, el instituto universitario
    que también lleva su nombre.

    Como cirujano realizó miles de operaciones y, además de
    escribir gran cantidad de artículos científicos,
    publicó varios libros, como "De La Pampa a los Estados
    Unidos", una biografía de San Martín, "Recuerdos de un
    médico rural". Este último, es un libro autobiográfico en
    el cual Favaloro narra, a través de anécdotas y
    vivencias, su experiencia como único médico de Jacinto
    Aráuz. En las páginas de esta obra, pueden encontrase
    tanto aspectos específicamente médicos como valores y
    características de las personas que lo protagonizan. Fue
    escrito en 1980.

    Favaloro se suicidó el 29 de julio del 2000, luego
    de haber tenido una reunión con el Comité de Crisis de
    la Fundación. En ésta, se le pidió la renuncia.
    Sus amigos y conocidos dijeron que no pudo con la presión del sistema, las deudas y que estaba
    decepcionado con la situación de Argentina.

    En la Fundación Favaloro tuvo amigos y enemigos.
    Carlos Penelas estaba entre los primeros: fue un estrecho
    colaborador y amigo del doctor durante más de veinte
    años. Nació en Avellaneda en 1946. Es poeta, escritor y
    conferencista. Escribió más de doscientos
    artículos para medios de la Argentina y del
    extranjero. Publicó más de veinte libros de poesía y prosa, entre los
    cuales se puede destacar "Poemas del amor sin muros" (1970),
    "Conversaciones con Luis Franco" (1078), que fue la conexión
    con Favaloro, "Anarquía y creación" (1997), "Elogio a
    la rosa de Berceo" (2002).

    "A partir de su muerte, la vida de una persona
    es automáticamente rescrita" (Contratapa de "Diario Interior
    de René Favaloro".) Esto fue lo que intentó hacer
    Penelas en "Diario Interior de René Favaloro", publicado por
    primera vez en el 2003: construir una biografía de su amigo
    que no sólo destacara su aspecto profesional sino
    también su aspecto personal.

    Una gran personalidad

    Carlos Penelas realiza una caracterización general:
    "El doctor Favaloro era perfeccionista hasta el cansancio. Era
    brillante, estudioso y gentil. Era hiperactivo, moderado,
    pródigo. Generoso. Jamás tuvo espíritu de lucro.
    Era emotivo, contradictorio, testarudo. Era paternal, fraternal,
    seductor". Para otorgarle un tinte más objetivo, se pueden
    citar también las palabras de Cristina Castello, periodista:
    "Inteligente, polémico, estudiosos, testarudo, gentil.
    Perfeccionista nato. Hiperactivo y a la vez moderado".

    "Ha llegado la hora de trabajar con humildad y
    modestia verdaderas" (1)

    Otro detalle que lo caracterizaba: la sencillez y la
    humildad. Hijo de una familia humilde, él mismo
    reconoció haber heredado de sus padres la humildad y
    el amor por las cosas
    sencillas, así como también aprendió de ellos a
    valorar el esfuerzo realizado día a día para poder mantenerlos a él y
    a su hermano. A su vez, sus conocidos y amigos señalaron la
    genética y la educación familiar como causa de la
    sencillez de éste hombre.

    También atribuyeron a estos orígenes su
    inteligencia, la cual le
    permitía analizar datos, almacenarlos, compararlos
    y luego transformarlos en conocimiento que
    transmitía gustoso a otras personas. Él quería que
    se lo recordara como docente, le gustaba enseñar y así
    lo expresa en "Recuerdos de un médico rural".

    Aprender para enseñar

    Hablaba hasta el cansancio de la educación. Era una de sus mayores
    preocupaciones, y es por esta vocación docente que abre la
    Universidad Favaloro. El gusto
    por la enseñanza, según
    él, lo adquiere en sus épocas de estudiante
    universitario. Como siempre era un alumno adelantado y excelente,
    sus compañeros solían solicitarle ayuda y a él le
    complacía compartir lo que sabía con ellos. Años
    más tarde, ya ejerciendo como médico en Jacinto
    Aráuz, enseñó personalmente a todas las madres
    medidas de higiene y cuidado de los niños, para evitar
    enfermedades.

    Pero no sólo le gustaba enseñar, sino
    también estudiar y aprender. Él cuenta que en la
    universidad pasaba gran parte del tiempo en la biblioteca, profundizando los
    temas y la bibliografía dada por el
    profesor. Penelas también
    ve en Favaloro a un estudioso, con el cual mantenía charlas
    sobre diferentes textos de Ezequiel Martínez Estrada, Luis
    Franco, Unamuno, Thoreau, Emerson, Horacio Quiroga.

    Perfeccionista hasta el cansancio

    Como se dijo anteriormente, el doctor Favaloro era
    perfeccionista. Todo lo hacía personalmente. Así,
    "perfeccionista" es el adjetivo que utiliza Penelas cuando lo
    observa trabajar en la Institución: "revisaba puertas,
    probaba la comida de los pacientes, controlaba los videos, las
    conferencias, las pruebas de página, las
    camas, el laboratorio y la limpieza de
    los pisos".

    Por otro lado, ya se puede descubrir esta
    característica cuando todavía era un médico rural.
    Si bien Favaloro no lo menciona directamente, ¿qué
    mejor expresión que "perfeccionista" puede describir a una
    persona que, cuando hubo que armar el hospital, se ocupó
    personalmente de conseguir todos los equipos (lo cual
    requería ir a Buenos Aires y a Bahía
    Blanca)?

    Hombre hogareño y con valores

    Favaloro tenía una "crítica lapidaria de
    la moral". Era lo que suele
    llamarse un hombre con valores. Para corroborarlo, basta con
    recordar que cuando se inauguró la Fundación
    redactó él mismo diez mandamientos que debían
    sostenerse a raja tabla, "basados en el lineamiento ético
    que siempre me ha acompañado" (Dr. René Favaloro
    29/7/2000). Él anhelaba siempre la verdad.

    Favaloro tenía inclinación por los pobres, lo
    cual él atribuye a sus años en Jacinto Aráuz. Sus
    conocidos lo escucharon hablar con "pasión y afecto de los
    crotos que tenía como pacientes".

    Con referencia al hombre cotidiano, Favaloro fue un buen
    esposo, amaba la tierra (amor que
    heredó de su abuela) y no podía vivir sin un huerto, le
    gustaba el fútbol (era hincha de Gimnasia y Esgrima de La Plata),
    cocinaba y muy bien (Penelas recuerda que Favaloro le pasó
    unas recetas de la abuela), él mismo lavaba los platos y si
    había que pasar el lampazo, también lo hacía. Esto
    lo afirma Penelas y en "Recuerdos de un médico rural", si
    bien no se explicita, puede darse por obvio, ya que Favaloro
    vivió solo en Jacinto Aráuz durante casi un año,
    por lo que él debía realizar todos los quehaceres
    domésticos.

    Persevera y triunfarás

    Penelas dice que una de las cosas que admiraba de
    Favaloro fue "su garra". Cuando se proponía algo, no paraba
    hasta verlo realizado. Así logró construir la
    clínica de Jacinto Aráuz, concretar la Fundación,
    abrir la universidad. Su personalidad estuvo siempre cargada de
    energía y optimismo. El Dr. Mariano Favaloro, su primo
    hermano, afirma que "toda su vida fue una sucesión de
    proyectos, concretados casi en
    forma matemática, su sostén
    vital fueron esos proyectos, eso desafíos". Es evidente que
    él estaba de acuerdo con esta afirmación, ya que,
    estando en Estados Unidos, cuando su jefe le preguntaba qué
    límites tenía ese
    deseo suyo de avanzar siempre, él pensaba
    "¿límites? Eso significa detenerse. Desgraciado el que
    llegue a conformarse".

    Hechos trágicos

    Existen ciertos hechos en la vida de una persona que
    marcan su personalidad. En el caso de Favaloro, dos hechos
    dramáticos marcaron su vida: uno, el accidente de su
    hermano, que viajando en motocicleta fue embestido por un
    microómnibus, sufriendo un traumatismo de cráneo con
    conmoción cerebral que duró más de diez días,
    y fractura de ambas piernas. La aparición de gangrena hizo
    necesaria la amputación de la pierna izquierda. Favaloro
    colaboró con los médicos que se ocupaban de su hermano,
    y así, él sintió que su responsabilidad se había
    acrecentado. Varios años después, al hablar con Penelas
    y hacer referencia a este hecho, su amigo notaría en el
    doctor un dejo de tristeza.

    El otro hecho trágico, fue la muerte de Tony, su
    esposa. Murió de cáncer. Su muerte dejó un espacio
    vacío en la vida del doctor, ya que había sido su
    compañera durante muchos años: lo ayudó a
    construir la clínica de Jacinto Aráuz, viajó con
    él a Estados Unidos y luego volvieron juntos a
    Argentina.

    Es inevitable hacer referencia también a la forma
    en que Favaloro se fue de este mundo. Una persona que siempre
    tenía entre sus manos algún proyecto, que nunca bajó los
    brazos frente a las dificultades y no paró hasta ver
    realizado lo que se había propuesto, y que retornó de
    Estados Unidos (a pesar de gozar allí de un alto prestigio)
    porque se sentía unido a su patria, ¿cómo es
    posible que simplemente se suicidara? Carlos Penelas, al igual
    que otros de sus seres queridos y el propio Favaloro en la carta escrita antes de su
    muerte, afirma su incapacidad de aceptar el sistema actual,
    prefiriendo la muerte antes que unirse a la corrupción existente en la
    medicina actual. Si esto es verdad, no hay dudas de que los
    valores morales y la ética de este hombre eran
    incuestionables.

     

    Un gran humanista e
    intelectual

    Al analizar la vida de Favaloro, rápidamente sale a
    la luz que, además de gran
    médico y científico, fue un gran humanista. Su
    formación comienza en el seno de la familia, donde
    aprenderá el valor de la humildad, la
    sencillez y la honestidad. El sacrificio que
    debían realizar sus padres para pagarle los estudios, hace
    que desde chico Favaloro aprenda la importancia de la
    educación. Así lo plantea él en "Recuerdos de un
    médico rural" y lo confirmará Carlos Penelas, años
    más tarde, cuando transcriba los diálogos entre amigos
    que mantuvo con el doctor.

    Educación primaria y secundaria

    En 1936 ingresa al colegio Nacional de La Plata, donde
    tiene como docentes, entre otros, a
    Ezequiel Martínez Estrada, Arturo Marasso, Carlos
    Sánchez Viamonte y Pedro Henríquez Ureña (2) . Al
    evocar sus tiempos de estudiante secundario, Favaloro diría:
    "dedicaba mi mayor esfuerzo a las ciencias biológicas, sin
    descuidar la formación humanística, aspecto fundamental
    de los conocimientos impartidos en el viejo Colegio Nacional de
    la Universidad de La Plata". Esto lo llevará después a
    interesarse por los problemas sociales de la
    Argentina, queriendo "introducir la asepsia en lo político,
    en lo social", considerando siempre como herramienta fundamental
    la educación.

    Un universitario rebelde

    En 1942, Favaloro ingresó en la Facultad de
    Ciencias Médicas de la Universidad reformista y liberal de
    La Plata, expresando ya su vocación social. Por esa
    época, reinaba en el país un clima de alboroto y
    confusión: desde 1930, con el derrocamiento de Hipólito
    Irigoyen, se habían sucedido varios gobiernos, tanto
    militares como "democráticos" (aunque casi ninguno de los
    presidentes elegidos logró concluir su mandato). Los
    jóvenes estaban muy politizados y participaban activamente
    en los asuntos del gobierno. Si a los conflictos internos que
    había en el país se le agregan los conflictos externos,
    la Segunda Guerra Mundial, no es
    de extrañar que la mayoría de las universidades hayan
    sido centro de reunión de jóvenes idealistas,
    dispuestos a luchar por lo que creían justo.

    En este ambiente, Favaloro cursó
    sus primeros años de medicina y, como era esperable de una
    personalidad e ideología como la suya, formó parte de
    la Federación Universitaria. En 1945, año en el que
    Perón asume como
    presidente, es detenido junto con otros miembros de la
    Federación y trasladado a la cárcel de Olmos. Haciendo
    referencia a este hecho, admitirá, varios años más
    tarde, que "como estudiante participé de los movimientos
    universitarios que lucharon por mantener en nuestro país una
    línea democrática, de libertad y justicia, contra todo
    extremismo. Por ello soporté la cárcel por algunos
    días en dos oportunidades". Algo curioso: en todas las
    biografías del doctor,
    sólo se menciona una detención.

    Postura política

    Una vez recibido de médico (1948), después de
    hacer el servicio militar (1946), y con
    el título de "Doctor en medicina", accede a un puesto
    médico interno auxiliar en el hospital Policlínico de
    La Plata. Aquí se manifiesta claramente su ética y las
    ideas firmes que tenía, ya que para quedar definitivamente
    en el puesto debía firmar un contrato en el cual afirmaba que
    aceptaba la doctrina del gobierno (en ese momento, estaba
    Perón en el poder. Además, debía figurar el aval
    de algún miembro de trascendencia del partido peronista,
    algún diputado o senador que corroborara su
    declaración. De esta forma, Favaloro rechazó la
    oferta de trabajo y dejó
    en claro cuál era su postura.

    "Resulta casi obvio afirmar que el doctor Favaloro no
    era peronista ni radical. Quien admiró a don Pedro
    Henríquez Ureña o a Joaquín V. González,
    quien leyó con pasión
    páginas de Unamuno, quien entre los nuestros solía
    mencionar a Horacio Quiroga, Hudson o Mallea (3) , es imposible
    que simpatizara con alguna de estas dos corrientes que generaron
    lo que vivimos en estos días de desolación e infamia"
    (Carlos Penelas.)

    Médico rural

    Debiendo hacer algo para poder subsistir y colaborar con
    la economía familiar,
    aceptó el trabajo como médico rural que le ofrecía
    su tío. El único médico que atendía a la
    población de Jacinto
    Aráuz y sus alrededores, estaba enfermo y necesitaba viajar
    a Buenos Aires para su tratamiento. Había buscado
    reemplazante infructuosamente y solicitaba que Favaloro lo
    suplantara, aunque sea por dos o tres meses. Favaloro nunca se
    imaginó que tres meses se convertirían en casi doce
    años de tanta trascendencia para el resto de su
    vida.

    Proveniente de un barrio muy pobre, no le fue
    difícil adaptarse a la vida sencilla y humilde del pueblo
    pampeano. Esta etapa de su vida la resumiría diciendo
    "estuve doce años como médico rural y llevo el olor a
    rancho para siempre". A su vez, Penelas encontraría en esta
    convivencia con los pueblerinos el origen de "su afecto por los
    agricultores, los chacareros, por los seres humildes, los
    desdichados".En el capítulo anterior ya se hizo referencia a
    la inclinación por lo pobres que tenía el
    doctor.

    Estando en Jacinto Aráuz es que surge su primer
    proyecto: la clínica. Convencido de que todas las personas,
    sin importar su condición económica, política o
    social, merecen una buena y adecuada atención sanitaria,
    construyó, con la ayuda de su esposa y de su hermano, un
    centro asistencial. Además, como ya se mencionó,
    enseñó a la población medida de higiene y cuidados
    de la salud, ya que consideraba que
    educar a la población era la única forma de mejorar su
    nivel de vida.

    Ida a Estados Unidos y vuelta a un país hecho
    pedazos

    En 1962 viaja a los Estado Unidos, donde permanece
    casi diez años. Luego de haber alcanzado un lugar destacado
    en la cirugía cardiovascular, regresó debido al eterno
    compromiso con su patria. "Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia
    médica".

    "Sabía, y lo señaló en más de una
    oportunidad, que la Argentina seguía siendo un país
    feudal, que los gremialistas eran parte de un aparato corporativo
    y que la justicia social tardaría en llegar. Regresó al
    país pues pensaba que podía cambiarlo, que podía
    hacer algo por él. No sólo desde la medicina, sino
    fundamentalmente como docente, como educador" (Diario interior de
    René Favaloro.)

    Favaloro tenía puestas sus esperanzas en los
    jóvenes. Ya no era posible cambiar a los políticos y
    dirigentes actuales. Pero los jóvenes lo desilusionan, "van
    a lo superficial y viven al día porque perdieron las
    ilusiones". A su vez, "sabía que el error fundamental de
    nuestra cultura reside en la mala
    educación secundaria" (Héctor Ciocchini.)

    Nunca tuvo pelos en la lengua, denunció la
    corrupción de la
    dirigencia política y promulgó una medicina social al servicio
    del hombre. Le gustaba hablar sobre casi todos los temas, con
    palabras sencillas pero cargadas de crudeza lógica, que normalmente
    provocaban rechazo en los sectores de poder. Pese a esto,
    debió pactar más de una vez con los que poseían el
    poder. "Estaba demasiado cerca de ellos".

    Dice Penelas que repudiaba la "alta sociedad", pero debía
    convivir con ellos. Él lo manifestó de forma indirecta:
    "es horrible, reina el individualismo y sólo importa el
    consumo. Predomina una
    exaltación de lo material."

    Lo angustiaban los problemas de la salud, la
    injusticia social, el hambre, el tráfico de drogas, la comercialización de la
    medicina. "Lucha contra la tecnología sin humanismo, contra la llamada
    posmodernidad, contra las
    usinas del capitalismo internacional,
    contra las políticas de exclusión,
    contra una medicina gerenciadora que, paradójicamente, de
    manera solapada, quiere mostrarla". En una entrevista realizada en el
    94’, Favaloro describió la sociedad como "decadente y
    llena de contra sentidos. Por un lado, está el avance
    tecnológico que bien usado permite una mejor calidad de vida y de salud;
    por otro, la pérdida de los valores esenciales".
    Penelas debe haber escuchado varias veces, durante los años
    de amistad con el doctor, ésta
    y otras frases similares, ya que concluyó que "sentía
    en sí un antagonismo serio, profundo".

    En 1994 Favaloro expresó "habrá que comprender
    que el hombre forma parte de una
    sociedad a la cual debe entregarse para mejorarla. Se ha
    terminado la etapa individualista". En "Recuerdos de un
    médico rural" declaró que es imposible vivir en
    comunidad sin tolerancia. Esta tolerancia,
    postulaba, debe iniciarse en la familia y trascender a la
    sociedad y el país. Según su punto de vista, es base en
    la educación y debe comenzar en la niñez. Sin respeto por el individuo como
    tal, como simple ser humano, sin importar cual sea su
    condición, es difícil alcanzar la
    convivencia.

    No se puede citar un único y determinado hecho o
    descripción, que muestre que
    todas las personas que lo conocieron lo calificaron como un
    hombre entregado a mejorar la sociedad, dispuesto a darle lo
    mejor de sí. Solamente los que no concordaban con su
    ideología, los que sólo estaban interesados en los
    fines lucrativos de la medicina, lo consideraron un demente. Una
    reflexión: es evidente que el famoso refrán "si no
    puedes con tus enemigos, úneteles" no reflejaba la
    ideología del doctor Favaloro. Prefirió suicidarse
    antes que ir contra sus principios. ¿Cuántos
    hombres con una ideología tan firme existen hoy en
    día?

     

    El famoso doctor

    Ya se han analizado los aspectos más íntimos
    de la vida de René Favaloro. Resta ahora, hacer referencia a
    la característica que hizo que este hombre gozara de
    prestigio internacional: su carrera profesional.

    Anteriormente se han mencionado, a grandes rasgos, el
    desempeño de Favaloro en
    el campo de la medicina: luego de recibirse con excelentes notas,
    fue médico rural, viajó a Estado Unidos donde
    inventó el by-pass, y finalmente regresó a Argentina
    para crear la fundación que lleva su nombre.

    "En cada acto médico debe estar presente el
    respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales"
    (4)

    No es necesario decir que Favaloro fue, y sigue siendo,
    considerado como un excelente médico, tanto por parte de sus
    pacientes como por parte de sus colegas. Según sus propias
    palabras "el médico necesita poseer condiciones éticas
    y humanas, una sólida y completa formación cultural,
    científica y técnica y un acabado conocimiento de la
    realidad económica, social y sanitaria del país. En
    otras palabras, debe tener formación universal, sentido
    nacional y profunda vocación de servicio, sin dejar de lado
    el componente espiritual de su misión". Si se consideran
    las características de este hombre, planteadas en los
    capítulos anteriores, es evidente que el Dr. Favaloro se
    ajustaba a su propia definición de médico. De esta
    forma, queda establecido el concepto que tenía este
    personaje sobre sí mismo, respecto de su desempeño
    profesional.

    Referente internacional de la medicina
    argentina

    Las personas que lo conocieron personalmente y las que
    se han dedicado ha investigar su obra, concuerdan en que fue uno
    de los máximos referentes internacionales de la medicina
    argentina. La trascendencia internacional del Dr. René
    Favaloro se debe principalmente a los aportes que realizó a
    la cirugía cardiovascular a través de la técnica
    del by pass coronario, que desarrolló durante su
    estadía en Estados Unidos, en la Cleveland Clinic de Ohio.
    Este fue el logro más importante de su carrera.

    En 1971, luego de rechazar innumerables ofertas para
    trabajar en Estados Unidos, decidió volver a la Argentina
    con el propósito de organizar en Buenos Aires un centro de
    excelencia en cirugía cardiovascular que combinara la
    asistencia médica con la docencia y la investigación,
    de acuerdo con las tendencias de la Cleveland Clinic. René
    Favaloro introdujo de esta forma la cardiología moderna en
    la Argentina y, además, fue pionero en el diagnóstico y tratamiento
    de las enfermedades coronarias. En 1980 el equipo de Favaloro
    realizó el primer trasplante cardíaco del país en
    el Sanatorio Güemes. Diez años más tarde, en 1990,
    se realizó el primer trasplante cardiopulmonar del
    país. Ambas intervenciones se realizaron con éxito, demostrándose
    así no sólo la capacidad que tenía como
    médico, sino también la capacidad de preparar a
    especialistas excelentes.

    En "Recuerdos de un médico rural", si bien no emite
    juicio sobre sí mismo como profesional, el descenso del
    índice de mortalidad en lo alrededores de jacinto Aráuz
    es una prueba irrefutable de su buena preparación como
    médico. En referencia a la opinión de los demás,
    basta nombrar algunas de las tantas menciones que recibió:
    La Medalla de Oro de la Ohio Statu Medical
    Asociation en 1970, la Medalla de Oro otorgada por la Sociedad
    Argentina de Cardiología en 1978, el Premio de la Cleveland
    Clinic Foundation "Distinguished Alumnus Award" en 1987, el
    título Doctor Honoris Causa otorgado por la Universidad de
    Tel Aviv, Israel, en 1980, el Premio Konex
    en 1993.

    Dirigente de la Fundación

    Hasta aquí se han comparado las visiones de
    Favaloro como médico, quedando todavía por comparar el
    Favaloro en su papel de dirigente de la Fundación. En el
    libro "Diario Interior de René Favaloro", si bien no se
    explicita, se puede leer entre líneas que, según
    Penelas, el papel de mandatario no era el más indicado para
    Favaloro, o al menos no lo era dadas las condiciones en las que
    se encontraba, y aún se encuentra, el país.

    La autora de este trabajo no ha encontrado testimonios
    del propio Favaloro que establezcan cómo se percibía a
    sí mismo como dirigente. Sin embargo, parece evidente que
    hubo dos momentos en la vida de este hombre que establecieron
    esta percepción: el primero es
    cuando decide construir la fundación y el segundo
    corresponde al momento de su muerte. En el primero, se puede
    conjeturar que se consideraba una persona capaz de dirigir y
    llevar a cabo una organización de semejante
    magnitud, o de lo contrario jamás habría emprendido
    semejante empresa.

    El momento en que se suicida, puede ser considerado como
    el momento en que considera que no puede seguir dirigiendo su
    propia creación y, no viendo otra solución, decide
    quitarse la vida.

     

    Conclusión

    A lo largo de los tres capítulos se ha realizado
    una comparación de tres características del Dr.
    René Favaloro, basándose dicha comparación en
    cómo se veía él a sí mismo y cómo lo
    veían los demás.

    A modo de conclusión, se puede decir que las
    opiniones que Favaloro tenía sobre sí mismo coinciden
    con las percepciones que tenían los demás sobre
    él. Es importante destacar que ciertas características
    que sus conocidos le atribuían, como la humildad, la bondad,
    él jamás se las atribuyó explícitamente. En
    estos casos, se han citado acciones que demuestran los
    testimonios de sus allegados.

    De esta forma, se demuestra que fue un hombre
    transparente, que siempre hizo lo que dijo, y siempre dijo lo que
    pensaba.

     

    Bibliografía

     

    Notas

    1. Mensaje de René Favaloro a los estudiantes
      reunidos en Glacier Park Lodge, Montana, Estados Unidos,
      1993. De "Don Pedro y la educación".
    2. Martínez Estrada: Poeta, narrador, ensayista y
      dramaturgo argentino, nacido en 1895 y fallecido en 1964. Es
      autor de una extensa y variada producción creativa que
      desarrolló a través de los principales géneros literarios.
      Concebidos como un intento de análisis e interpretación de la
      realidad argentina y la idiosincrasia de sus compatriotas, sus
      ensayos generaron vivas
      polémicas en los foros culturales y artísticos de su
      nación, pero
      también le consolidaron como uno de los pioneros en el
      empeño por enriquecer la figura del escritor con una
      faceta de intelectual que se erige en la conciencia crítica de
      la sociedad de su tiempo.
      Marasso: Nació en Chilecito, La Rioja, y se vinculó
      desde muy joven con las actividades docentes en la Facultad de
      Humanidades en La Plata. Mostró siempre inclinación
      por una crítica erudita, atenida más a la compulsa de
      las fuentes y de las influencias
      que a la valoración de las obras literarias.
      Sánchez Viamonte: Jurista argentino. Fue diputado nacional
      (1940-1943), profesor en las universidades de La Plata y de
      Buenos Aires (1958) y miembro fundador de la Unión
      Latinoamericana. Escribió numerosas obras, entre las que
      cabe citar "Tratado sobre el «habeas corpus»" (1927),
      "Manual de derecho
      político" (1960) y "Teoría del Estado"
      (1968).
      Henríquez Ureña: Nació en Santo Domingo en
      1884.Fue un crítico literario, ensayista, lingüista y
      poeta dominicano. Era hijo de Francisco Henríquez y
      Carvajal y la escritora dominicana Salomé Ureña.
      Vivió la última etapa de su vida en Argentina. En la
      ciudad de La Plata en Argentina ejerció la docencia y
      trabajó en actividades literarias, conferencias y aportes
      en la organización de
      bibliotecas.
    3. Unamuno fue un filósofo y escritor español. Mallea fue un
      escritor argentino. Ambos escribieron ensayos de carácter existencial y
      de indagación psicológica.
    4. Congreso de Bioingeniería 1999)

     

    Valeria Moro

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