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Comunidad Sudamericana de Naciones




    Monografía destacada

    1. Concepto de
      integración
    2. Características de los
      procesos de integración
    3. Clasificación de la
      integración según sus grados
    4. Comunidad Sudamericana de
      Naciones
    5. La III Cumbre Sudamericana: La
      Declaración de Cuzco sobre la Comunidad Sudamericana de
      Naciones
    6. Conclusiones
    7. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Desde hace varios siglos, han existido ideas
    integracionistas y de cooperación entre países,
    especialmente entre aquellos que comparten un territorio
    continental en común.

    En las últimos cincuenta años estos
    fenómenos de integración se han hecho mucho más
    comunes ya que algunos procesos a
    nivel mundial tales como la
    globalización sobre todo en la década de los
    noventa, acompañado del predominio de un modelo
    económico de libre mercado el cual
    se nutre del intercambio entre los Estados-nación,
    ha hecho necesario adoptar medidas tendientes a mejorar la
    posición negociadora frente a otros Estados. Esto
    último se ha logrado por medio de los procesos de
    integración regional, que permiten a los países
    negociar como bloque. Los casos más conocidos en la
    actualidad son: MERCOSUR,
    NAFTA y la
    UE.

    La formación de este tipo de bloques nace
    básicamente de una necesidad funcional, ya que cada uno de
    los Estados que decide integrarse a un bloque, lo hace porque ve
    en ello una oportunidad de aumentar el bienestar de sus
    ciudadanos o simplemente por una cuestión de interés
    nacional.

    Si analizásemos por qué son necesarios
    estos procesos de integración, lo primero que encontramos
    es una explicación un tanto funcionalista ya que estamos
    observando la incapacidad del estado moderno
    de satisfacer las cada vez más complejas necesidades de
    interés nacional. Para colmar esa carencia se ha propuesto
    la creación paulatina de una red de organizaciones
    internacionales que asuman la gestión
    de sectores concretos (agricultura,
    energía, defensa, por ejemplo). De manera que se crease
    así un sistema
    aterritorial de transacciones, encargado de satisfacer -con la
    colaboración de los gobiernos estatales- las necesidades
    de los ciudadanos. Así, poco a poco, surgiría entre
    los Estados, la conciencia de
    estar vinculados a los demás por una red cada vez más
    densa de intereses en común. De este modo se produce una
    transferencia de las lealtades desde los estados hacia las
    distintas organizaciones supranacionales. Mediante este método, y
    a partir del desarrollo de
    la conciencia de las ventajas de la cooperación
    internacional, es posible que se eliminen las actitudes
    ultra nacionalistas irracionales causantes de los conflictos
    internacionales violentos.

    DESARROLLO

    Antes de proceder a la descripción del modelo sudamericano de
    integración que conocemos como Comunidad
    Sudamericana de Naciones, creemos necesario explicar
    detalladamente el concepto de
    integración.

    Concepto de
    integración:

    Existen básicamente dos formas de establecer
    relaciones internacionales en materia de
    intercambio comercial, a saber: la cooperación que incluye
    acciones
    destinadas a disminuir la discriminación, como es el caso de acuerdos
    internacionales sobre políticas
    comerciales y la integración que comprende medidas
    conducentes a la supresión de algunas formas de discriminación, como lo es la
    eliminación de barreras al comercio.

    Partiendo desde lo más básico, la palabra
    integración viene del latín, integratio –
    onis, que según el diccionario de
    la RAE significa acción
    y efecto de integrar o integrarse, constituir las partes un todo,
    unirse a un grupo para
    formar parte de él. (www.RAE.es/integracion)Entrando
    más profundamente y desde una perspectiva de relaciones
    internacionales, se utilizan dos definiciones de
    integración, las cuales son complementarias.

    León Lindberg define la integración como "
    los procesos por los cuáles las naciones anteponen el
    deseo y la capacidad para conducir políticas exteriores e
    internas clave de forma independiente entre sí, buscando
    por el contrario tomar decisiones conjuntas o delegar su proceso de
    toma de
    decisiones a nuevos órganos centrales".(Lindberg,1998
    "Entender la integración") Por su parte Jorge
    Mariño dice "se entiende por proceso de integración
    regional el proceso convergente, deliberado (voluntario)
    –fundado en la solidaridad-,
    gradual y progresivo, entre dos o más Estados, sobre un
    plan de
    acción común en aspectos económicos,
    sociales, culturales, políticos,
    etcétera"(Mariño, 1999"La Economía y sus
    fenómenos" p.112).

    Cabe preguntarse -antes de profundizar más en lo
    que contempla un proceso de integración-, el cómo
    se constituye el deseo o la voluntad de los Estados de pasar a
    formar parte de una comunidad más amplia, llegando
    inclusive a ceder parte de su soberanía. Frente a esta interrogante se
    puede responder básicamente de dos maneras: 1) "la
    causa de este proceso radica en el empleo de la
    fuerza, o en
    la amenaza de usarla, por parte de una autoridad
    central… o, en ausencia de esta autoridad, como ocurre en la
    vida internacional, por un Estado o coalición dotados de
    poder
    suficiente para utilizar la fuerza o dar credibilidad a la
    amenaza de hacerlo… 2) "la formación de
    comunidades políticas se debe fundamentalmente a la
    acumulación de valores e
    intereses compartidos, una situación a la cual se llega a
    través de la interacción entre sus distintas unidades, y
    por procedimientos
    consensuales" (Wilhelmy, 1988:"Desires in States" p.56).
    En esta práctica nos vamos a centrar en los procesos que
    se llevan a cabo según esta última perspectiva para
    lo cual es conveniente mostrar brevemente las
    características de los procesos de integración ya
    que nos dan las claves para entender cómo y por qué
    surgen.

    Características de los procesos de
    integración:

    Jorge Mariño (1999: 113) ha establecido ciertas
    características esenciales a todo proceso de
    integración regional, las cuales mencionaremos a
    continuación con la finalidad de establecer una
    generalización. Estas características
    son:

    -Los sujetos son los Estados soberanos.

    -Los Estados emprenden el proceso integrador en forma
    voluntaria y deliberada

    -Como todo proceso –aún más, con la
    complejidad del caso al que se hace referencia- se debe avanzar
    por etapas, es decir, el proceso debe ser gradual.

    -Las etapas deben ser cada vez más profundas y
    dispersas; de allí la necesidad de la progresividad y la
    convergencia del proceso.

    -Por último, el proceso de integración se
    inicia con acercamientos económicos, pero lentamente y
    dependiendo de cada proceso –conforme a lo estipulado por
    los Estados miembros-, la agenda va abarcando e incluyendo nuevos
    temas de las áreas sociales, culturales, jurídicas,
    y hasta políticas de los países
    miembros.

    La tipología de los procesos quizá sea
    menos importante a la hora de entender un fenómeno tan
    complejo como es la integración pero consideramos que es
    importante considerar los factores políticos que influyen
    en la evolución del proceso, como condicionantes
    de su éxito o
    fracaso de ahí la importancia de mencionar esta
    tipología.

    Haciendo referencia a una variedad de factores entre los
    cuales se pueden mencionar el nivel de integración, el
    alcance de la integración, la homogeneidad cultural de las
    distintas unidades y la calidad de los
    beneficios que se obtienen de la integración, Gianfranco
    Pasquino (1981,"Il Fenomeno de la integrazione": p.814) ha
    esbozado una tipología de la integración, en la que
    establece tres tipos: territorial, nacional y social; cada una de
    las cuales se explicarán a continuación:

    1. Es básicamente, la extensión del poder
      de un grupo hacia un territorio anteriormente fraccionado.
      Esto implica la transferencia de la obediencia desde las
      distintas regiones y desde los distintos grupos a las
      autoridades centrales. Esta integración puede
      producirse de diversas modalidades y su objetivo
      no es sólo la creación de una unidad central
      fuerte, sino la construcción de un mercado
      único, el establecimiento de un código jurídico común, un
      sistema de transporte
      unificado y un sistema
      tributario extendido a todos los grupos. Es posible
      distinguir tres modelos de
      integración territorial: la conquista,
      aquí nos encontramos frente a un centro que toma la
      iniciativa del proceso de integración con el uso de la
      fuerza en la mayoría de los casos; la
      fusión
      , es un proceso lento de acercamiento
      progresivo entre los diversos grupos geográficamente
      contiguos, lo cual se puede ver facilitado por la percepción de valores e intereses
      comunes; y la irradiación, requiere la
      existencia de un símbolo central aceptado por todos
      los grupos como punto de referencia, además de una
      considerable homogeneidad étnica y la necesidad de un
      período prolongado, de manera que las capacidades del
      sistema se expandan al mismo ritmo que la tasa de
      movilización y de las expectativas de los
      grupos.

    2. Integración territorial

      Se refiere al proceso de creación de una
      identidad
      común a todos los grupos étnicos,
      lingüísticos, religiosos y regionales con el fin
      de que se sientan parte de la misma comunidad política. Mientras el proceso de
      integración territorial consiste principalmente en
      imponer obediencia, el proceso de integración nacional
      consiste en la aceptación, por parte de la población, de las órdenes
      provenientes de las autoridades centrales porque se
      consideran legítimas, por tanto, el proceso de
      integración nacional recibe un fuerte influjo del
      proceso de integración territorial. La creación
      de un consenso mínimo sobre algunos valores
      fundamentales, y especialmente sobre la aceptación de
      algunos procedimientos para la resolución de los
      conflictos, resulta muy relevante. Es evidente que el proceso
      de arreglo y solución de conflictos se ve facilitado
      entre otras cosas, porque la movilización de las masas
      esté estrictamente controlada por las élites de
      los distintos grupos y que por otro lado dichas élites
      se pongan de acuerdo; además la existencia de estructuras partidistas capaces de mediar en
      los conflictos y de agrupar los intereses, el reclutamiento de los funcionarios
      públicos y los magistrados de manera proporcional
      entre los distintos grupos, así como una
      economía en expansión, son todos elementos que
      permiten una solución positiva del proceso de
      integración nacional.

    3. Integración nacional
    4. Integración social

    Se refiere a la superación de la divergencia
    entre élites y masas, entre gobernantes y gobernados.
    Esta divergencia no adquiere importancia política
    mientras las masas acepten como justo el gobierno de las
    élites. La divergencia entre élites y masas no se
    debe solo a una desigualdad de acceso al poder, sino que
    depende también de la desigualdad en la
    instrucción y en el nivel de conocimientos y de la
    dificultad de las comunicaciones; su superación
    requerirá intervenciones complejas y
    múltiples.

    Si las élites logran mantener siempre un justo
    equilibrio
    entre la necesidad de dar una guía y una
    orientación a la sociedad y
    la apertura a los deseos de las masas y a los líderes
    elegidos por éstas, la divergencia tenderá a
    reducirse; la superación de las divergencias, por lo
    tanto, está fuertemente condicionada por la calidad del
    liderazgo.

    A medida que avanza la integración, aumenta la
    disponibilidad de los individuos a trabajar unidos por la
    consecución de objetivos
    comunes.

    Entendiendo que la tipología descrita
    anteriormente explica los procesos políticos por los
    cuales se articula la voluntad política como
    condición necesaria pero no suficiente para llevar a
    cabo la integración, asumimos que esta última
    entendida como un acto de voluntad política, trae
    consigo consecuencias de carácter económico que
    varían a medida que se avanza en el grado de
    integración. Estas consecuencias, a las que hacemos
    referencia, serán descritas a
    continuación.

    Clasificación de la integración
    según sus grados:

    Tomando en cuenta que la integración es un
    proceso, el cual pasa por diversas etapas en forma paulatina y
    progresiva, es posible establecer una clasificación
    según el grado de integración, donde cada una de
    las etapas o grados tiene ciertos rasgos esenciales que la
    distinguen tanto de la etapa inmediatamente anterior como
    posterior.

    Existe un consenso más o menos amplio en la
    literatura que
    trata el tema respecto de cuáles son las etapas por las
    que pasan los procesos de integración. Para efectos de
    este estudio, se hará referencia a la
    clasificación que hace Bela Balassa (1998,"Entender a
    los Estados")
    quien establece 5 etapas o grados de
    integración, además se agrega una etapa
    preliminar llamada área de preferencias
    arancelarias
    a la cuál haremos referencia
    según la definición de Ricardo Basaldúa
    (1997, "Economía
    Internacional")

    1. Es un acuerdo entre varios Estados, mediante el cual
      se comprometen a brindar a sus respectivas producciones un
      trato preferencial en comparación al que se otorga a
      terceros países, es decir, se conceden diversos grados
      de rebajas arancelarias en el comercio recíproco. Este
      área se puede dividir a su vez en tres: área
      de preferencias arancelarias
      propiamente dichas,
      donde las concesiones son exclusivamente a los derechos
      aduaneros que gravan la exportación e importación de mercaderías;
      área de preferencias aduaneras, donde no
      sólo se limitan a las restricciones arancelarias, sino
      que puede contemplar también otros tributos
      aduaneros, que se aplican con ocasión de la
      exportación o la importación, pudiendo
      contemplar tanto restricciones directas como indirectas; y
      áreas de preferencias económicas, que
      abarcan aspectos que no son más de naturaleza
      aduanera, pero que hacen un tratamiento discriminatorio de la
      mercadería extranjera una vez que ésta ha sido
      importada.

      Este es un grado de integración sumamente
      superficial por lo que hay autores que no lo consideran como
      tal. A pesar de esto, se ha estimado igualmente válido
      mencionarlo como un primer paso hacia lo que pudiera ser un
      proceso posterior de integración mucho más
      amplio.

    2. Zona de preferencias arancelarias

      Consiste en que los Estados partes acuerdan suprimir
      las tarifas arancelarias y otras barreras o restricciones
      cuantitativas al comercio recíproco de bienes,
      pero conservando cada uno de ellos autonomía e
      independencia respecto de su comercio con
      terceros Estados. Para llegar a una Zona de Libre Comercio se
      fijan plazos, condiciones y mecanismos de desgravación
      arancelarios. La mira está puesta en las "medidas de
      fronteras" entre las partes, con el propósito de
      incrementar los flujos de los intercambios
      recíprocos.

      Como en el acuerdo de libre comercio surge el
      problema del control de
      las importaciones de extra zona, los Estados
      partes deben implementar instrumentos que tiendan a
      establecer el origen de los productos,
      y de esa forma diferenciar entre los bienes que se generan en
      la zona y los que provienen de otras latitudes, ya que los
      productos que se deben beneficiar con el acuerdo son los
      originarios de los Estados partes, evitando la
      triangulación que significaría el ingreso de
      productos del exterior a la Zona a través del
      país que cobra los aranceles
      más bajos; esto se obtiene por medio de lo que se
      denomina "cláusulas de origen", las cuales deben ser
      muy precisas y severas.

    3. Zona de libre
      comercio

      Implica un proceso en el que los estados
      participantes, además de liberar las corrientes
      comerciales por medio de la desgravación arancelaria
      entre ellos, adoptan frente a terceros países una
      política arancelaria común o tarifa externa
      común.

      ARNAUD (1996,"Economía y
      Mundialización"p. 25)
      señala que la
      unión aduanera perfecta debe reunir las siguientes
      condiciones: 1) la completa eliminación de
      tarifas entre sus Estados miembros, 2) el
      establecimiento de una tarifa uniforme sobre las
      importaciones del exterior de la Unión y 3) la
      distribución de los ingresos
      aduaneros entre sus miembros conforme a una fórmula
      acordada.

      De acuerdo a lo anteriormente dicho, los Estados que
      integran una unión aduanera, además de reducir
      las tarifas aduaneras entre sí hasta llegar a cero,
      adoptan un arancel externo común, en forma gradual con
      plazos y listas temporarias de excepciones que normalmente
      son diferentes según el desarrollo
      económico de los Estados partes, en
      relación a los productos que importan de países
      de fuera de la zona.

      Los derechos de importación obtenidos por el
      arancel externo común, a su vez, deben ser
      distribuidos entre los Estados miembros, para lo cual deben
      definir el mecanismo para ello. Por otra parte, al existir un
      arancel externo común, se eliminan las normas de
      origen, por lo que una mercadería de procedencia
      extranjera, ingresada legalmente por cualquier
      repartición aduanera, previo pago del impuesto
      común que se haya fijado, tiene libre
      circulación por el espacio geográfico de los
      países socios de la unión aduanera. Otro dato
      importante de mencionar es respecto de la forma de negociación con el exterior, la
      cuál debe hacerse necesariamente en bloque.

    4. Unión aduanera

      En la etapa del mercado común, los
      países miembros que componen la unión aduanera
      le agregan la posibilidad de la libre circulación de
      personas, servicios
      y capitales sin discriminación, por tanto, se
      establece la libre circulación de los factores
      productivos.

      En el mercado común, no hay aduanas
      internas ni barreras tarifarias entre los Estados partes; se
      lleva a cabo una política comercial común, se
      permite el libre desplazamiento de los factores de la
      producción (capital,
      trabajo,
      bienes y servicios), es decir, las cuatro libertades
      fundamentales de la comunidad, y se adopta un arancel
      aduanero exterior unificado.

      Por lo tanto, la legislación de los
      países miembros debe unificarse o armonizarse con el
      objeto de asegurar las condiciones de libre concurrencia en
      el ámbito del mercado interior común. Las
      normas no sólo deben perseguir la supresión de
      las barreras que impiden el libre ejercicio de las cuatro
      libertades que fueran mencionadas (barreras aduaneras,
      físicas, técnicas, comerciales, restricciones
      monetarias, etc.), sino también de aquéllas que
      son consecuencias de prácticas restrictivas de reparto
      o explotación de los mercados
      imputables a las empresas
      (reglas de competencia).

      La armonización de las legislaciones sobre
      las áreas pertinentes, la coordinación de las políticas
      macroeconómicas y el establecimiento de reglas comunes
      aplicables de manera uniforme no solamente a los Estados
      participantes, sino también a las personas
      físicas y jurídicas que en ellos habitan,
      generan normas que son fuente de derechos y obligaciones para unos y otros.

    5. Mercado común

      La unión económica surge cuando los
      Estados que han conformado un mercado común, le
      incorporan la armonización de las políticas
      económicas nacionales, entre ellas, las
      políticas monetaria, financiera, fiscal,
      industrial, agrícola, etc., con la finalidad de
      eliminar las discriminaciones que puedan hallarse de las
      disparidades entre las políticas nacionales de cada
      uno de los Estados que la componen.

      Como son objeto de la integración todas las
      actividades económicas en el ámbito espacial de
      la unión económica –entre ellas la
      política financiera-, la
      concertación de una política monetaria común lleva a
      la creación de un banco central
      común y finalmente a la adopción de una moneda común,
      con lo que se perfecciona una unión
      monetaria.

    6. Unión económica
    7. Integración económica
      completa

    Este es el mayor grado de profundidad al que puede
    aspirar un proceso de integración y se produce cuando
    la integración avanza mas allá de los mercados,
    porque en el transcurso de este proceso, los Estados
    involucrados tienden no solo a armonizar, sino a unificar las
    políticas en el campo monetario, fiscal, social, etc.,
    y más allá incluso, en cuestiones relativas a
    las políticas exteriores y de defensa.

    En esta instancia de integración, se requiere
    del establecimiento de una autoridad supranacional cuyas
    decisiones obliguen a los Estados miembros. Algunos autores
    afirman que este grado de unificación sugiere la
    desaparición de las unidades nacionales, por la
    absorción de las partes en un todo, como es definida
    la palabra "integración" de acuerdo al diccionario de
    la RAE y que hemos mencionado anteriormente.

    Una vez explicado esto, nos encontramos en condiciones
    de analizar una de las mayores expresiones a nivel mundial de
    lo que es el fenómeno de la integración: la
    Comunidad Sudamericana de Naciones.

    -Comunidad
    Sudamericana de Naciones

    La Comunidad Sudamericana de Naciones es una
    comunidad
    política y
    económica entre los doce países
    sudamericanos constituida el
    8 de diciembre de 2004
    en la ciudad del Cuzco,
    Perú
    durante la
    III Cumbre Sudamericana, la cual fue
    celebrada los días
    8 y
    9 de diciembre de 2004
    en Cuzco
    y Ayacucho,
    Perú.
    Está integrada por los Países Miembros de la
    Comunidad
    Andina (Bolivia,
    Colombia,
    Ecuador,
    Perú y Venezuela) y
    los Países Miembros del MERCOSUR (Argentina, Brasil,
    Paraguay y
    Uruguay),
    junto con Chile, Guyana y Surinam. Un total de doce
    países, cuyo territorio supera los 17 millones de
    kilómetros cuadrados (el 45% de todo el continente
    americano y el 80% de toda América
    Latina y el Caribe). Representa un mercado de más de
    360 millones de consumidores, cuyo Producto
    Interior Bruto supera los 800 mil millones de dólares.
    (Fuente: www.etsia.upm.es)

    Este ambicioso proyecto
    constituye la maduración de un proceso orientado a
    sentar las bases de un espacio común sudamericano, a
    partir de la afirmación del diálogo y convergencias políticas,
    el perfeccionamiento de una zona de libre comercio en la
    región (a partir del Acuerdo de Libre Comercio entre CAN
    y MERCOSUR), y la integración física,
    energética y de comunicaciones derivada de la Iniciativa
    para la Integración de la Infraestructura Regional de
    América del Sur (IIRSA). En el caso de
    IIRSA, uno de los logros más recientes ha sido la firma
    –con ocasión de la Cumbre de Cuzco- de los
    compromisos financieros por parte de Perú y Brasil para
    hacer posible la carretera transoceánica que
    conectará el interior de Brasil con los puertos del sur
    peruano. Los países sudamericanos han completado la
    etapa de diseño y planificación de los diez grandes Ejes de
    Integración y Desarrollo Sudamericanos. Dentro de los
    trescientos cincuenta proyectos que
    componen el programa, se
    han identificado treinta y dos "proyectos ancla" (es decir, los
    proyectos básicos para estructurar los ejes troncales),
    a ser ejecutados en un lapso de cinco
    años.(www.integraciónydesarrollo/721.3.bra.com)

    -La III
    Cumbre Sudamericana
    : La
    Declaración de Cuzco sobre la Comunidad Sudamericana de
    Naciones

    El gobierno de Luis Ignacio "Lula" Da Silva, que
    tomó posesión el 1 de enero de 2003,
    retomó con entusiasmo la idea de un bloque sudamericano,
    en parte como estrategia para
    conducir conjuntamente desde una posición de mayor
    fuerza ante Washington las negociaciones de libre comercio
    .

    El nuevo presidente brasileño prometió
    revitalizar la unión aduanera MERCOSUR y comenzó
    a preparar una nueva cumbre sudamericana para finales de 2004.
    En este punto, consiguió rápidamente el apoyo
    firme del presidente argentino Néstor
    Kirchner.

    También podemos observar este apoyo a la
    continuidad del sistema por parte de los Países Miembros
    de la Comunidad Andina. En este sentido, el 20 de agosto de
    2004 el Secretario General de la CAN, Allan Wagner, expuso ante
    el Comité Jurídico Interamericano en Río
    de Janeiro la "necesidad de impulsar la pronta creación
    de una Comunidad Sudamericana de Naciones, a través de
    la convergencia progresiva entre la Comunidad Andina y el
    MERCOSUR y Chile, a fin de impulsar el desarrollo de la
    región y su inserción internacional".
    Según Wagner, la Comunidad Sudamericana de Naciones
    está llamada a ser una potencia en
    el plano internacional dadas sus cifras
    macroeconómicas.

    En este sentido, "la Cumbre Sudamericana que se
    realizará el mes de diciembre en el Cuzco, será
    trascendental para la integración regional",
    concluyó Wagner.

    Efectivamente, coincidiendo con el 180 aniversario de
    las Batallas de Junín y Ayacucho que sellaron la
    independencia de América, entre el 7 y el 8 de diciembre
    de 2004 se celebró en Cuzco y Ayacucho (Perú) la
    III Reunión de Presidentes de América del Sur,
    que en esta ocasión contó con la
    participación de México y Panamá
    como observadores.

    El fruto final de la Cumbre fue la denominada
    "Declaración de Cuzco sobre la Comunidad Sudamericana de
    Naciones (CSN)", que se erige en documento constitutivo de la
    misma. "Los Presidentes de los Países de América
    del Sur (…) hemos decidido conformar la Comunidad
    Sudamericana de Naciones" –comienza diciendo-, partiendo
    de vínculos, intereses y valores comunes, con el
    objetivo de mejorar los niveles de vida de sus pueblos y lograr
    una mayor proyección internacional. El presidente
    anfitrión, Alejandro Toledo, subrayó en su
    discurso de
    inauguración la ambición de lograr que
    algún día la CSN cuente con instituciones, pasaporte y moneda común y
    unas reglas de comercio concertadas, y afirmó que la
    idea era la fusión,
    en el futuro, de MERCOSUR y CAN.

    En la Declaración se afirma la
    "determinación de desarrollar un espacio sudamericano
    integrado en lo político, social, económico,
    ambiental y de infraestructura, que fortalezca la identidad
    propia de América del Sur y que contribuya, a partir de
    una perspectiva subregional, y en articulación con otras
    experiencias de integración regional, al fortalecimiento
    de América Latina y el Caribe y le otorgue una mayor
    gravitación y representación en los foros
    internacionales". La conformación de dicho espacio
    sudamericano integrado se prevé lograr mediante el
    desarrollo de acciones en los siguientes ámbitos:
    •La concertación y coordinación
    política y diplomática de la región,
    •La profundización de la convergencia entre
    MERCOSUR, CAN y Chile a través del perfeccionamiento de
    la zona de libre comercio, asociándose Guyana y Surinam
    aesteproceso.
    •La integración física, energética y
    de comunicaciones en América del Sur,
    •La armonización de políticas que promuevan
    el desarrollo rural y agroalimentario,
    •La transferencia de tecnología y la cooperación
    horizontal en todos los ámbitos de
    laciencia,educaciónycultura.
    •La creciente interacción entre las empresas y la
    sociedad civil
    en la dinámica de
    integración.

    Desde el punto de vista institucional, la estructura
    de la Comunidad es la siguiente:
    -Las Reuniones de Ministros de Relaciones Exteriores formulan
    propuestas concretas de acción y de decisión
    ejecutiva. Se cuenta con la colaboración del Presidente
    del Comité de Representantes Permanentes del MERCOSUR,
    del Director de la Secretaría de la CAN, del Secretario
    General de la ALADI y las
    Secretarías Permanentes de la
    Organización del Tratado de Cooperación
    Amazónica, y otras instituciones de cooperación e
    integración regional.
    -Las Reuniones de los Jefes de Estado son la instancia
    máxima de conducción política.
    En este marco, se definirán ámbitos de
    acción y se establecerán progresivamente medidas
    y acciones conjuntas sobre la base de la institucionalidad ya
    existente. Así, la Comunidad Sudamericana se construye a
    través de la convergencia progresiva de la CAN y el
    MERCOSUR, sumando a Chile (junto con la asociación a
    todo el proceso de Guyana y Surinam). Se cuenta además
    con el concurso de otras organizaciones regionales como la
    ALADI, la OTCA y el SELA. Ello quiere decir que no se parte
    desde cero sino de las estructuras ya existentes,
    fundamentalmente CAN y MERCOSUR, que deberán armonizar
    gradualmente, en el ámbito sudamericano, su normativa y
    programas a
    través del trabajo conjunto de sus órganos e
    instituciones. En este sentido, el 16 de marzo de 2005, el
    Secretario General de la CAN, Allan Wagner, y el Presidente del
    Comité de Representantes Permanentes del MERCOSUR,
    Eduardo Duhalde, protagonizaron la primera reunión de
    trabajo de ambos organismos sobre la Comunidad Sudamericana de
    Naciones. En ella se comprometieron a la realización de
    trabajos conjuntos en
    diferentes áreas, como la organización de seminarios conjuntos CAN
    / MERCOSUR sobre avances y normativas en los dos organismos con
    miras a un plan de convergencia, la vinculación de las
    páginas
    web de ambas instituciones, la construcción de un
    espacio virtual de trabajo entre ambas entidades, o la promoción de un foro de negocios a
    nivel sudamericano que podría tener enfoques
    sectoriales.

    Observamos que son cuatro son los pilares sobre los
    cuales reposa la construcción comunitaria sudamericana:
    a) cooperación política; b) integración
    comercial y complementación productiva; c)
    integración energética; d) infraestructura,
    competitividad y desarrollo.

    • La cooperación política de
    Sudamérica comienza a abrirse espacio en varias etapas o
    fases. En primer lugar, mediante mecanismos de consulta y
    cooperación política en temas importantes de la
    agenda internacional, concertando posiciones que luego se
    puedan llevar a otros foros. Luego, estableciendo mecanismos de
    diálogos y cooperación con otros países y
    regiones del mundo. En ambos casos, será de

    la mayor importancia aprovechar el
    conocimiento y experiencia acumuladas por los procesos de
    integración hasta ahora en su concertación
    interna y en sus diálogos con otros actores
    mundiales.

    • Los antiguos acuerdos comerciales bilaterales
    concertados en el marco de la Asociación Latinoamericana
    de Integración (ALADI) han ido cediendo espacio a la
    convergencia gradual, expresada en los acuerdos de libre
    comercio a los cuales han llegado los países de la
    Comunidad Andina y el MERCOSUR. Estos deberán ser
    progresivamente profundizados para comprender los elementos
    necesarios que afirmen la integración comercial, como
    son el libre tránsito de bienes y personas,

    infraestructura, políticas comerciales comunes,
    complementación industrial y coordinación
    macroeconómica.

    Sólo en la medida en que se logre que el
    comercio interno sudamericano se incremente será posible
    hablar de una integración
    económica en perspectiva. Existe aquí un reto
    importante, al cual no son ajenas las consideraciones de una
    mayor competitividad internacional y aquellas referidas al
    reconocimiento de las asimetrías en la
    construcción del espacio sudamericano.

    • Los países andinos constituyen un polo
    energético de la mayor importancia en el continente
    sudamericano. Poseen enormes reservas de petróleo, gas,
    energía hidroeléctrica y carbón. Ello
    otorga a la CAN y a Sudamérica la posibilidad de
    optimizar su potencial en el mundo, a condición de poder
    establecer redes energéticas
    viables y eficientes.

    Pero no se trata sólo de la
    interconexión para un intercambio del producto final,
    sino de aunar esfuerzos y establecer una infraestructura y
    mecanismos de convergencia que hagan que el potencial
    energético pueda ser utilizado no sólo con
    provecho comercial, sino ante todo para la promoción del
    desarrollo de los países, y de las regiones menos
    favorecidas. Los diversos circuitos
    energéticos interconectados que podrían
    construirse en Sudamérica constituyen sin duda otra de
    las bases de su competitividad futura en el mundo. Aquí
    también el realismo
    político está imperando por sobre planteamientos
    retóricos, como en su momento lo hizo Europa al
    estructurar su núcleo de integración alrededor de
    la Comunidad del Carbón y del Acero.

    • La verdadera integración – que
    representa mucho más que libre comercio – requiere -como
    bien lo comprendieron los europeos en su momento- de
    condiciones que hagan posible la complementación
    económica, el desarrollo territorial y la
    interconexión física entre países y a lo
    largo de las regiones involucradas en un proceso de
    integración. La mayor debilidad de los proyectos de
    integración, y aun del desarrollo económico y
    social en buena parte del continente americano, radica
    precisamente en la pobre infraestructura vial, portuaria y de
    comunicaciones en general. El programa IIRSA (Iniciativa para
    la Integración de la Infraestructura Regional
    Sudamericana ) que hemos mencionado anteriormente recoge los
    proyectos de interconexión vial de Sudamérica,
    otorgando prioridad absoluta a una treintena de ellos, a fin de
    lograr la interconexión básica y necesaria entre
    estos países, no solo en el sentido Norte-Sur, sino
    también en el sentido Este-Oeste. Con el transcurso del
    tiempo,
    parece que buena parte de estos países latinoamericanos
    han empezado a comprender también que, a lo largo y
    ancho de los grandes Ejes de Integración y Desarrollo de
    Sudamérica, pueden y deben promoverse modos de
    desarrollo económico y social desconcentrado y
    descentralizado..

    La construcción gradual de la Comunidad
    Sudamericana de Naciones significa para algunos países
    la posibilidad de acceder a las riquezas del interior del
    continente, antes poco explorado y menos
    desarrollado.

    Para otros países, se trata de comunicar su
    propia producción y su visión del mundo, con
    otros, incluso vecinos, tradicionalmente aislados en sus
    consideraciones de política exterior o de comercio. Para
    otros más, se trata de un mecanismo que les
    permitirá solucionar en el marco multilateral algunas
    viejas diferencias bilaterales.

    Para todos, en general, se trata de ganar posibles
    mercados para sus propios productos, y sin duda también,
    de ganar fuerza política en escenarios multilaterales y
    frente a algunos actores mundiales.

    En suma, la pertenencia activa a una Sudamérica
    integrada es de alta conveniencia para todos los países
    involucrados. Sudamérica le da a los países y a
    los procesos de integración actuales la "masa crítica" necesaria para una mejor y
    más activa presencia internacional.

    En el contexto de la globalización, los países
    sudamericanos requieren adoptar estrategias
    para alcanzar una inserción competitiva e incluyente en
    nuevos y más exigentes escenarios internacionales. Como
    expresa la Declaración del Cuzco, se trata de utilizar
    mejor las aptitudes regionales para el desarrollo y la
    inclusión social, así como de fortalecer
    capacidades de negociación y proyección mundiales
    para una inserción internacional competitiva y
    beneficiosa. La Comunidad Sudamericana de Naciones es una
    herramienta idónea para ello.

    4.
    CONCLUSIONES.

    Tanto la Comunidad Andina como el MERCOSUR han surgido
    dentro de un contexto económico determinado, que ha
    venido marcado por distintas formas de concebir la estrategia
    de desarrollo para la región sudamericana, definida
    básicamente por la CEPAL. El Pacto Andino
    fue en gran medida expresión de una estrategia de
    "crecimiento hacia dentro" que abogaba por crear un mercado
    más grande para superar el obstáculo que el
    reducido tamaño del mercado nacional suponía para
    la industrialización y evitar, a través de la
    planificación económica, que los países
    desarrollaran las mismas industrias o
    aplicaran medidas proteccionistas entre ellos. La
    creación del MERCOSUR y la refundación del Pacto
    Andino en Comunidad Andina respondieron a un contexto bien
    distinto.

    El deseo de superar la llamada "década perdida"
    llevó a una redefinición de los procesos de
    integración hacia una estrategia de "crecimiento hacia
    fuera": ya no sólo se buscaba potenciar el comercio
    intrarregional sino también elaborar estrategias comunes
    de inserción en los mercados internacionales con el fin
    de adaptarse a las nuevas tendencias de regionalización
    económica.

    Ambos procesos de integración han seguido
    desarrollos paralelos, comenzando por el establecimiento de una
    Zona de Libre Comercio y derivando con posterioridad hacia una
    Unión Aduanera con la aprobación de un Arancel
    Externo Común.

    Sin embargo, todos los acuerdos cuentan con una larga
    lista de excepciones y excluyen diversos ámbitos de
    aplicación, con lo que podemos hablar únicamente
    de uniones aduaneras imperfectas. Ello representa uno de los
    principales obstáculos para su plena
    consolidación, si bien a lo largo de nuestra exposición hemos señalado otros
    muchos: la existencia de ciertas duplicidades (al pertenecer
    algunos de sus Estados Miembros a otros procesos de
    integración económica), las fuertes carencias
    institucionales, la influencia de los problemas
    políticos y económicos internos de los
    Países en la buena marcha de la integración, la
    incompatibilidad entre sus políticas
    macroeconómicas, la vulnerabilidad frente a las crisis
    económicas internacionales, etc. A ello habría
    que añadir los escasos medios que
    los Países Miembros ponen para alcanzar la "ansiada"
    integración.

    Además, un elemento esencial para llevar a buen
    puerto un proceso integrador es que los Estados participantes
    estén adecuadamente estructurados, no sean
    débiles y respondan eficazmente a los desafíos
    modernos, tanto "ad intra" como "ad extra", lo cual
    están muy lejos de conseguir los países
    iberoamericanos. En definitiva, ambos procesos se han
    caracterizado, en general, por la distancia entre la
    retórica integracionista y el carácter demasiado
    ambicioso de los objetivos, por un lado, y los resultados
    concretos, por otro. En su futuro un factor de gran influencia
    será, sin duda, las relaciones con la Unión
    Europea: una conclusión exitosa de las negociaciones
    entre la UE y el MERCOSUR para el establecimiento de una zona
    de libre comercio operaría sin lugar a dudas como un
    importante revulsivo para su desarrollo; del lado andino, por
    su parte, la UE ha puesto como condición indispensable
    para el inicio de negociaciones un mayor desarrollo de la
    integración.

    Hemos visto que, partiendo de su carácter de
    procesos abiertos, ambas organizaciones han seguido una
    dinámica de convergencia con el objetivo de mejorar su
    posición económica relativa. Hemos dividido el
    desarrollo de las negociaciones emprendidas con este fin en dos
    etapas fundamentales: una primera etapa, entre 1995 y 1999,
    marcada por el desarrollo de los Acuerdos de Preferencias
    Arancelarias bilaterales que los distintos países
    miembros habían ya firmado con anterioridad en el marco
    de la ALADI, y en el intento de conformar un marco unificado y
    global de acuerdo; y una segunda, a partir del año 2000,
    cuya evolución se entreteje con el proyecto
    brasileño de creación de una Comunidad
    Sudamericana de Naciones definida a través de las, hasta
    el momento, tres Cumbres Sudamericanas de Jefes de Estado y de
    Gobierno.

    Las negociaciones han estado presididas por numerosos
    obstáculos (dificultades de multilateralizar los
    acuerdos bilaterales, sensibilidad de ciertos sectores, falta
    de consolidación de ambas uniones aduaneras por
    separado, diferencias en niveles de ingresos y de
    inflación, divergencias en cuanto a la
    distribución de los beneficios de la
    integración…) que han dado lugar a continuos
    incumplimientos de los objetivos y plazos fijados inicialmente
    por el Acuerdo Marco de abril de 1998. Finalmente, tras arduas
    negociaciones y fuertemente impulsado por las Cumbres de
    Presidentes de América del Sur, se llegó a la
    firma del Acuerdo de Complementación para la
    Creación de una Zona de Libre Comercio de 16 de
    diciembre de 2003 y a su protocolización en la ALADI el
    18 de octubre de 2004.

    Hemos mencionado la importancia de las Cumbres
    Sudamericanas en cuanto a su insistencia en una
    aceleración de las negociaciones Comunidad
    Andina-MERCOSUR para llegar a un acuerdo final. Ello se debe a
    que el proyecto de creación de una Comunidad
    Sudamericana de Naciones forjado a través de las mismas
    tiene como base operativa la ampliación de dicho acuerdo
    a Chile, Guyana y Surinam.

    La idea de la celebración de estas Cumbres se
    atribuye al entonces presidente de Brasil Fernando Henrique
    Cardoso. Para muchos se trata de un proyecto que responde a los
    deseos de Brasil de liderar la integración regional,
    convertirse en el interlocutor de la región (en
    detrimento de México) y hacer contrapeso en materia de
    liderazgo frente a Estados Unidos.
    En este sentido, no cabe duda de que los esfuerzos de Brasil
    por crear un bloque diplomático sudamericano –que por
    definición excluye a México y
    Centroamérica– van a tener un impacto directo sobre las
    negociaciones para el Área de Libre Comercio de las
    Américas. Con ese bloque diplomático Brasil
    buscaría, además, contar con el firme apoyo de
    sus países vecinos a su candidatura como miembro
    permanente del Consejo de Seguridad
    ante una eventual reforma de las Naciones
    Unidas.

    En un principio, los demás países vieron
    las cumbres sudamericanas de Cardoso como un proyecto personal, que
    estaba destinado a morir tras la salida del ex presidente. Sin
    embargo, el nuevo gobierno de Lula retomó con entusiasmo
    la idea de un bloque sudamericano. Bajo su presidencia se
    celebró la III Cumbre que tuvo como resultado la
    constitución de la Comunidad Sudamericana
    de Naciones. Se trata éste de un proyecto que, como
    hemos señalado, pretende conformarse a partir de una
    convergencia entre la Comunidad Andina y el MERCOSUR ampliada
    al resto de países sudamericanos, acompañada de
    una adaptación de sus respectivas estructuras
    institucionales a la nueva situación.

    La iniciativa es vista por varios de los países
    participantes y por diversos analistas con escepticismo, como
    un proyecto ambicioso que corre el riesgo de no
    responder a las expectativas creadas. Se señala que hay
    fuertes compromisos con otros países o bloques que
    pueden actuar de freno, a la vez que subsisten profundas
    diferencias políticas, económicas e
    institucionales. Asimismo, la falta de una consolidación
    de la Comunidad Andina y el MERCOSUR como uniones aduaneras
    plenas podría operar como un importante
    obstáculo; es decir, dicho de una manera simple, resulta
    necesario "poner primero la casa en orden" antes de aventurarse
    en proyectos de mayor envergadura.

    De otro lado, podemos advertir una cierta
    disfuncionalidad o desarticulación entre proyectos: la
    Comunidad Andina y el MERCOSUR negocian por un lado una zona de
    libre comercio entre ellos que es tomada luego como base para
    la construcción de la Comunidad Sudamericana, pero, por
    otro, los Países Miembros de la CAN firman acuerdos para
    convertirse en miembros asociados del MERCOSUR. En cualquier
    caso, una Comunidad Sudamericana de Naciones no deja de ser
    significativa, sobre todo si Brasil, su principal promotor,
    decide mantener un esfuerzo constante de profundización.
    Será necesario para ello, sin embargo, una
    definición más nítida de los objetivos y
    una mejor articulación de los distintos procesos
    implicados.

    La Comunidad Sudamericana es, sobre todo, un gran
    programa de desarrollo descentralizado de los países
    latinoamericanos a través de la creación de
    economías regionales descentralizadas en las
    áreas de influencia de los grandes Ejes de
    Integración y Desarrollo Sudamericanos. Estas regiones
    emergentes están constituidas fundamentalmente por
    conglomerados de pequeñas y medianas empresas urbanas y
    rurales, que pueden proyectarse hacia los mercados interiores
    del continente y hacia las dos grandes cuencas
    mundiales.

    Por todo ello, la Comunidad Sudamericana es un proceso
    de integración con inclusión social que
    mejorará cualitativamente el desarrollo de estos
    países, brindará sustento real a sus procesos de
    descentralización, fortalecerá la
    cohesión social y la gobernabilidad democrática,
    y dará calidad a su inserción
    internacional.


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    Ainara Gonzalez Perez

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