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¿Creatividad en educación? Retos actuales de la enseñanza universitaria




    Monografía destacada

    Naturaleza de la
    creatividad

    Creatividad: de cualidad
    individual a sistema de interacciones

    Los campos de conocimiento
    y acción

    Los ámbitos de
    producción

    Las personas
    creativas

    La universidad como
    entorno de creatividad

    Los contenidos
    curriculares

    El contexto de la
    clase

    Notas

    Referencias
    bibliográficas

     

    "Si la miseria de nuestros pobres no es causada por
    las leyes de la
    naturaleza,
    sino por nuestras instituciones,
    cuán grande es nuestro pecado."
    (De Darwin, en El
    viaje del Beagle, lúcidamente recordado por Stephen Jay
    Goudl, 1996)

    ¿Es posible proponer, con visos de realidad, una
    enseñanza universitaria que favorezca la
    creatividad?, ¿es lícito considerar el desarrollo de
    la creatividad como una meta social de la universidad
    pública?

    Probablemente, aún para los entrenados ojos del
    lector de investigaciones
    en ciencias
    sociales, resulte curioso el reconocimiento de las
    representaciones contradictorias que pueden evocar las preguntas
    planteadas. Ello porque las metas abiertamente declaradas de
    la
    educación universitaria, en el sentido de promotora de
    las siempre respetadas habilidades de pensamiento
    crítico y creatividad, parecen coexistir con el
    reconocimiento —menos confesado pero ampliamente
    difundido— de las dificultades que se presentan para lograr
    tales desempeños, en una universidad que quiera permanecer
    abierta y comprometida con los problemas
    más inmediatos de la sociedad que
    la sostiene.

    Entendemos que las respuestas contradictorias –y
    hasta el marcado escepticismo— que puedan generar las
    preguntas iniciales tienen mucho que ver con el modo en que se
    entienda la creatividad.

    El propósito de este artículo es
    contribuir a ubicar el problema de la creatividad en la
    consideración de docentes e
    investigadores interesados en el campo de la educación
    superior. Argumentaremos acerca de la legitimidad de su
    estudio y de la posibilidad de tratarla como una meta valiosa
    para la universidad pública. Si, como sostenemos en esta
    comunicación, la creatividad consiste en
    generar algo verdaderamente nuevo y suficientemente valorado en
    una cultura,
    entonces las metas de la creatividad no resultarán
    extrañas o incompatibles con aquellas que apuntan a
    solucionar los problemas de la sociedad.

    Hemos organizado la exposición
    en dos secciones: en la primera, presentaremos algunos
    desarrollos relativos a la naturaleza de la creatividad y en la
    segunda consideraremos la creatividad como meta de la
    enseñanza universitaria.

     

    NATURALEZA DE LA
    CREATIVIDAD

    En un reciente trabajo,
    Sternberg y Lubart (1997) observan con preocupación que la
    mayoría de las personas piensan que la creatividad es una
    cualidad reservada a unos pocos elegidos…, generalmente
    aquellos que trabajan en áreas artísticas como la
    música, la
    escultura o la pintura. Se
    puede encontrar un ejemplo de estas concepciones en las imágenes
    que se evocan cuando se quiere hacer referencia a personas
    creativas. Estas imágenes refieren a personalidades como
    Einstein, Picasso,
    Galileo, tal vez Mozart o
    Beethoven; pocas veces se piensa en Gandhi, Julio Boca, Los
    Beatles o Virginia Woolf y es mucho menos usual que se incluya en
    esa categoría o se le adjudique alguna de esas cualidades
    a mecánicos de autos,
    cirujanos, albañiles, como tampoco a los muchos
    teóricos y científicos que desarrollan
    silenciosamente tareas relevantes y creativas.

    Con gran agudeza algunos investigadores han advertido
    sobre el peligro de estas concepciones, señalando que
    ellas obstaculizan el desarrollo del potencial favorable a la
    creatividad de quienes consideran que nunca podrían ser
    capaces de desempeños creativos (Perkins, 1990; Sternberg
    y Lubart, 1997). (1)

    Hasta hace poco más de 10 años,
    también en la literatura especializada se
    consideraba que la creatividad era una cuestión personal e
    individual; se describía a la persona creativa
    mediante cualidades tales como: inteligencia,
    pensamiento divergente, flexibilidad simbólica y
    figurativa, fluidez en la expresión, variedad y
    originalidad en las respuestas, asociaciones mentales
    frecuentes… todas ellas conjugadas en personalidades algo
    excéntricas y poco convencionales. (2)

    En ese mismo sentido se desarrollaron los tests de
    creatividad, usualmente interesados en medir los rasgos
    personales que hacían posible la resolución de
    problemas pero que dejaban de lado muchas aristas importantes del
    comportamiento
    creativo.

     

    Creatividad: de cualidad
    individual a
    sistema de
    interacciones.

    En una crítica
    clara de las interpretaciones recién comentadas y en lo
    que ayuda a comprender la orientación temprana de los
    estudios sobre creatividad, Isaksen y colaboradores observan
    que:

    "(…) En el pasado, los investigadores trataron la
    naturaleza multifacética de la creatividad intentando
    discriminar y separar áreas manejables en la investigación. Este enfoque separatista
    permitió a los investigadores focalizar su atención sobre variables
    dentro de una única dimensión específica,
    sin interés
    por los potenciales efectos de interacción creados por las otras
    variables. Más aún, dentro de cada dimensión
    los investigadores a menudo adoptaron un enfoque reduccionista.
    Esto es, la meta principal
    de muchas investigaciones tempranas fue reducir una
    dimensión de creatividad, generalmente, las cualidades de
    la persona, a sus variables más básicas o
    fundamentales … Aún cuando este enfoque permitió
    a los investigadores manejar eficientemente y con algún
    grado de precisión operacional la naturaleza dinámica de la creatividad, no
    reflejó adecuadamente la naturaleza multifacética
    del fenómeno de creatividad. (…) no demostró
    cómo estas variables interactúan en situaciones
    reales para influir en la productividad
    creativa" (Isaksen et al., 1993 :150).

    Una línea de investigación que produjo
    contribuciones interesantes en este último decenio y que
    representa una perspectiva más ecológica en el
    sentido reclamado por Isaksen, es la que ha desarrollado el
    húngaro Mihaly Csikszentmihalyi (1998) y que ha sido
    retomada casi sin modificaciones por Howard Gardner (1995).
    (3)

    El primer gran cambio que
    produce Csikszentmihalyi (1998) en la orientación de los
    estudios de creatividad reside en que en lugar de preguntarse
    qué es la creatividad, comienza preguntándose en
    dónde está la creatividad.

    Haciendo gala de una lógica
    científica rigurosa, Csikszentmihalyi (1998) sostiene que
    para que un producto
    —sea éste concepto, obra o
    acción— sea considerado creativo es
    necesario algo más que el aval que les proporciona el
    haber sido concebidos por una actividad mental interna de
    personas especiales. Al igual que en ciencias, en
    la consideración de la creatividad no hay forma de
    corroborar la bondad y originalidad de un resultado si antes no
    se lo somete a la evaluación
    social y se lo acepta como tal. En este sentido, la creatividad
    aparece más como un fenómeno sociocultural, ligado
    a contextos históricos particulares que como una propuesta
    individual. La productividad creativa no se produce, entonces,
    como un resultado de lo que está presente –o
    ausente– dentro de un individuo sino
    que es necesario considerar también a otra gente, sus
    tiempos, lugares, ambientes, conocimientos y estrategias
    disponibles —sean éstas de uso individual o
    requieran del trabajo colaborativo de un grupo de
    personas— (Isaksen et al., 1993).

    Los diversos factores mencionados, son usados por
    Csikszentmihalyi (1998) en la elaboración de un modelo de
    sistemas en el
    que intervienen por lo menos tres componentes: el campo, el
    ámbito y la persona. Desde esta perspectiva, reiteramos,
    el rasgo de creatividad individual puede ayudar a producir una
    novedad que modifique el campo correspondiente, pero sería
    erróneo considerarla como condición única y
    suficiente. Veamos con mayor detalle en qué consisten y
    cómo interactúan estos tres componentes del sistema
    que lleva a la creatividad cultural.

     

    Los campos de conocimiento y
    acción

    El campo incluye las reglas, procedimientos y
    desarrollos simbólicos que definen y le dan identidad a
    las diferentes áreas del saber y del hacer. El atributo
    principal en la definición de un campo, dentro del modelo
    de sistemas es el de conocimiento mediado por símbolos, conocimiento que se desarrolla y
    se adquiere deliberadamente dentro de una cultura. Este
    conocimiento trasmitido mediante símbolos conforma campos
    separados que tienen "sus propios elementos simbólicos,
    sus propias reglas, y generalmente … su propio sistema de
    notación." (Csikszentmihalyi, 1998 :56). Como ejemplos de
    campos, en el sentido en que lo estamos considerando, podemos
    citar las matemáticas, la música, la pintura,
    el derecho, la enfermería… Cada campo constituye un
    microcosmo en donde los iniciados (aprendices o expertos) pueden
    pensar y actuar con propiedad y
    pertinencia de acuerdo a los contenidos y antecedentes de la
    cuestión tratada, en congruencia con los desarrollos
    presentes y con los límites y
    posibilidades de nuevas formulaciones.

    Hay tres dimensiones de los campos que tienen que ver
    con las aportaciones creativas; ellas son: la centralidad del
    campo dentro de la cultura, el nivel de estructuración y
    su accesibilidad. Naturalmente estas características no
    pueden considerarse de manera totalmente separada porque la
    importancia de un campo para una cultura tiene múltiples y
    sutiles vinculaciones con el interés y la
    motivación de las personas para trabajar en ellos. La
    accesibilidad, entendida como la facilidad para apropiarse del
    conocimiento de un campo dado tiene que ver con la
    preparación, o el tiempo
    necesario para lograr contribuciones novedosas; aspecto que se
    vincula también con el grado y claridad de organización del campo ya que cuando
    el
    conocimiento está mejor organizado, resulta
    también más fácil su apropiación por
    parte de los individuos y en consecuencia es también
    más cierta la posibilidad de contribuir en su
    ampliación (Csikszentmihalyi, 1998).

    Pero tal vez más interesante que los criterios
    que sirven para diferenciar entre campos, sean los aspectos o
    funciones
    comunes que ellos desempeñan en una cultura. Se trata
    precisamente de la posibilidad que cada campo ofrece para ampliar
    las fronteras de lo dado biológicamente, una
    ampliación en los modos de ver y de relacionarnos con el
    mundo. Asimismo, el sentido de trascendencia, de legar algo que
    contribuya a mejorar el mundo en que vivimos, es otro aspecto
    común al desarrollo de los diferentes campos.
    (4)

    Si bien hemos seguido de cerca en nuestra
    exposición, los planteos de Csikszentmihalyi (1998), vale
    la pena mencionar que esta idea de campo, está igualmente
    presente en otros desarrollos actuales acerca del tema. Margaret
    Boden (1991), por ejemplo, nos propone la consideración de
    un espacio conceptual, entendiendo por tal los principios de
    organización que unifican y dan estructura a
    un dominio dado
    de pensamiento. Estos espacios conceptuales son los que delimitan
    el rango de posibilidades para la producción creativa. Otro trabajo en el que
    se puede leer una idea similar es en el de Montgomery y
    colabaoradores (1992), quienes presentan una
    sistematización de los factores y dimensiones que
    deberían considerarse en una teoría
    de la creatividad. Uno de estos factores, al que llaman herramientas
    conceptuales hace referencia a modelos o
    teorías
    y a procesos
    implicados en la producción creativa. (5)

     

    Los ámbitos de
    producción

    Los campos de acción y conocimiento a los que nos
    hemos referido se desarrollan en ámbitos formados por los
    "expertos de un campo determinado cuyo trabajo incluye emitir un
    juicio sobre lo que se realiza en dicho campo; los miembros del
    ámbito eligen de entre las novedades a aquellas que
    merecen ser incluidas en el canon" (Csikszentmihalyi, 1998 :62).
    Tenemos entonces que el ámbito de cada campo se constituye
    en definitiva en la instancia que permite o impide el paso de
    nuevos modos de acción, de nuevas ideas y obras. De este
    modo, los campos evolucionan o se estancan al influjo de sus
    propios ámbitos; los hay muy conservadores, donde no se da
    la bienvenida a las perspectivas novedosas por interesantes que
    éstas fueren; hay también ámbitos muy
    permisivos donde se da por sentado que toda nueva propuesta debe
    integrarse en el corpus del campo correspondiente son
    éstos los que confirman su identidad o provocan la
    conformación de otros campos, más
    específicos o más contemporizadores.

    Hay dos precisiones que podrían añadirse a
    esta descripción; una de ellas relativa a la
    competencia de
    las personas que constituyen el ámbito que efectivamente
    decide acerca de cuáles son las novedades que van a ser
    aceptadas; otra, respecto de la amplitud del ámbito
    pertinente a cada campo. Respecto de la primera precisión,
    Csikszentmihalyi menciona las intromisiones de la Iglesia, de
    partidos
    políticos u otros grupos de
    presión en la aceptación o rechazo de las
    novedades. El caso de las tesis de
    Galileo acerca del movimiento de
    rotación de la tierra, el
    ostracismo al que se condenan artistas, intelectuales
    y científicos en diferentes regímenes autoritarios
    son testimonios claros y dolorosos de estas intromisiones. Por
    cierto, hay también ejemplos de influencias que operan en
    sentido favorable a la producción creativa.

    Por otra parte, la amplitud del ámbito tiene que
    ver con las características específicas del campo y
    muy particularmente del tipo de novedad de que se trate… un
    nuevo perfume o un nuevo sabor parecen requerir del
    consentimiento de un ámbito más amplio, que aquel
    que tendrá a su cargo decidir acerca de la calidad y
    relevancia de un procedimiento
    metodológico para procesar datos
    cualitativos en una investigación acerca de los aspectos
    motivacionales en el aprendizaje
    universitario. No obstante, las opiniones y creencias de la
    sociedad en la que la novedad tiene lugar pueden contribuir
    indirectamente en su aceptación, aún en estos
    últimos casos. (6)

    En síntesis,
    campo y ámbito cubren hechos y procesos creativos; pero
    falta el sujeto de tales acciones,
    considerado durante mucho tiempo la variable más
    importante en el estudio de la creatividad. A él
    dirigiremos ahora nuestra atención.

     

    Las personas
    creativas

    Los estudiosos de la inteligencia primero y los que se
    ocuparon de la creatividad después, hicieron decididos
    esfuerzos por desentrañar las cualidades personales de los
    sujetos talentosos y creativos. Atendiendo a sus relatos, sus
    obras, memorias y
    biografías
    se ha logrado elaborar tests para medir algunas de las
    características más significativas de las
    personalidades creativas. Sin embargo, la diversidad de planteos
    y los limitados acuerdos sobre las relaciones entre los rasgos
    identificados llevaron a la dispersión de esfuerzos, a
    discusiones muy acaloradas pero
    –paradójicamente– poco inteligentes y
    creativas. De este modo, el campo de trabajo sobre la creatividad
    en la presente década, refleja esas diferencias acerca de
    las características de las personas creativas y del peso
    que se les asigna en el proceso de
    generar sus obras. De todos modos, aún cuando es mucho lo
    que se ha escrito acerca de la
    personalidad de los creadores, el tema continúa siendo
    difícil de tratar.

    La primera condición para la producción
    creativa dentro del modelo de sistemas que estamos considerando,
    es la posibilidad de interiorizar el sistema creativo: disponer
    de gran cantidad de información relevante dentro de su campo,
    sentir placer en el proceso de adquirir y trabajar con ella y
    conocer los criterios de valoración y las preferencias del
    ámbito que deberá juzgar su
    producción.

    "Las mismas conclusiones se repiten en todas las …
    disciplinas. Los artistas están de acuerdo en que un
    pintor no puede hacer una contribución creativa sin mirar,
    mirar y mirar el arte precedente,
    ni sin saber lo que otros artistas y críticos consideran
    arte bueno y arte malo. Los escritores dicen que, antes de
    poder escribir
    creativamente, hay que leer, leer y seguir leyendo, y saber
    cuáles son los criterios de los críticos sobre lo
    que es un buen escrito" (Csikszentmihalyi, 1998 :68).

    Ahora bien, si se define a la persona creativa como
    aquella capaz de adaptarse a las características de un
    campo y un ámbito necesariamente particulares y
    cambiantes, no se puede dejar de ver que las cualidades que los
    identifiquen no pueden homogéneas, ni mucho menos
    permanecer estables en los diferentes tiempos históricos.
    Parece que lo característico es la complejidad de la
    persona, que no se refleja apropiadamente a través de la
    descripción de rasgos especiales. Intentando proporcionar
    una imagen de la
    persona creativa, Csikszentmihalyi escribe: "Lo mismo que el
    color blanco
    incluye todos los matices del espectro lumínico, ellos
    tienden a reunir el abanico entero de las posibilidades humanas
    dentro de sí mismos" (Csikszentmihalyi, 1998 :79).
    (7)

    Reproducimos aquí la analogía acerca del
    color porque nos pareció un recurso feliz para comprender
    cómo se conjugan en un individuo creativo, rasgos de
    personalidad
    que generalmente consideramos como excluyentes: energía e
    inacción; introversión y extraversión;
    pensamiento convergente y pensamiento divergente; viveza e
    ingenuidad; pasión y objetividad; androginia
    psicológica; fantasía y apego a la realidad;
    conformismo y rebeldía; sufrimiento y placer; disciplina y
    juego,
    constituyen los diez pares de rasgos opuestos que
    Csikszentmihalyi encuentra en sus estudios con personas que han
    realizado contribuciones creativas en diferentes esferas de la
    cultura. (8) Pero detengámonos algo más en estos
    opuestos.

    Energía – pasividad. Este es el primer par de
    opuestos que observa Csikszentmihalyi (1998). Sostiene que el
    creativo dispone de una gran cantidad de energía que puede
    orientar a satisfacer requerimientos físicos o
    intelectuales prolongados. Esa energía puede estar
    concentrada en seguir una cuestión por largos años,
    en la reiteración de un experimento infinidad de veces sin
    perder el interés, o en horas de silencio dedicadas a
    escudriñar una idea o resultado –ya sean
    éstos buscado o inesperado–. Pero otra faceta en la
    que se muestra el
    control de la
    energía es en el dominio que las personas creativas
    ejercen sobre sus tiempos y obligaciones,
    sin dejarse manipular por agentes externos a la misma
    lógica del trabajo, manteniendo un ritmo sostenido de
    producción. Esta capacidad de decidir cómo
    emplearán su tiempo y energía va unida, en forma
    singular, a la capacidad de decidir cuándo se
    permitirán estar ociosos.

    Viveza e ingenuidad. Csikszentmihalyi (1998) sostiene
    que independientemente de cuál sea la definición de
    inteligencia a que se adhiera, todo creador debe disponer de esa
    cualidad en una magnitud tal que le permita entender las
    complejidades de su campo y la lógica del sistema
    creativo. Una inteligencia baja obstaculiza cualquier propuesta
    creativa; sin embargo, en otros casos, la seguridad
    intelectual ligada una inteligencia brillante puede obstaculizar
    la producción creativa. En el juego de la inteligencia,
    los creadores suelen aparecer como lúcidos y diligentes en
    sus campos de conocimiento específico, pero a la vez
    resultar ingenuos y algo inmaduros en otras esferas de su
    comportamiento; la personalidad de Mozart, es nuevamente
    arquetipo para este rasgo estudiado por Csikszentmihalyi.
    (9)

    Una observación que se aleja en parte de las
    creencias generalizadas acerca de la creatividad, tiene que ver
    con el estilo de pensamiento; mientras la mayoría de las
    propuestas para estimular la creatividad trabajan con los rasgos
    que se conocen como pensamiento divergente, especialmente con la
    capacidad para generar gran cantidad de ideas y flexibilidad para
    cambiarlas –o la fluidez y flexibilidad ideativa, Perkins
    (1990)–, Csikszentmihalyi sostiene que esta capacidad no es
    de gran utilidad si no se
    dispone también de la capacidad para distinguir una idea
    buena de una mala, lo que supone al pensamiento convergente. "Un
    Galileo o un Darwin no tuvieron tantas ideas nuevas, pero
    aquellas a las que se aferraron fueron tan fundamentales, que
    cambiaron la cultura entera" (Csikszentmihalyi, 1998 :83). La
    gran dedicación y persistencia que el talentoso pone en
    el trabajo no
    excluye su capacidad de someter sus realizaciones a la propia
    crítica. Es capaz de tomar distancia de su trabajo, del
    tiempo y esfuerzo que haya dedicado y de los recursos
    invertidos; pasión y objetividad están así
    en la base de contribuciones valiosas y alimentan la mayor
    sensibilidad característica de la multifacética
    personalidad del creador.

    Disciplina y juego. Un nuevo par de alternancias
    opuestas propuestas por Csikszentmihalyi (1998), está dado
    por la posibilidad de tomar el trabajo con un rigor encomiable y
    a su vez hacer uso de las libertades propias de los juegos
    infantiles. Complementa esta característica el modo en que
    usan el tiempo, tomándose períodos prolongados para
    pensar, madurar y trabajar con ideas, materiales o
    instrumentos como si fuesen dueños de la eternidad y no
    les preocupasen las urgencias mundanas, pero también
    pueden pasar a un ritmo de trabajo mucho más arduo y
    rápido cuando se sienten 'sobre el rastro' que los lleva a
    sus propósitos.

    Fantasía por un lado y apego a las prescripciones
    de la realidad por otro, definen dos nuevos polos entre los que
    se mueve el creador… Son originales sin ser extravagantes, por
    ello sus ideas y propuestas terminan generalmente
    aceptándose como partes de una nueva realidad. Como
    complemento de la interacción con la realidad está
    la vinculación del creador con las personas.
    Csikszentmihalyi (1998) sostiene que la imagen frecuente del
    superdotado solitario es tan irreal como la menos frecuente del
    genio perdido en las muchedumbres. Ambos extremos le son
    necesarios y suelen ser utilizados por el creador con
    maestría. Por un lado necesitan de la soledad para dominar
    el contenido simbólico de un campo y producir en él
    y por otro, necesitan de los otros para dar sentido a sus
    producciones: introversión y extraversión resultan
    así dos nuevos pares de rasgos opuestos que
    Csikszentmihalyi (1998) encuentra en su estudio de los
    creadores.

    Androginia psicológica. Con esta
    denominación se hace referencia a modos de relación
    con la realidad que no se corresponden con aquellos fijados por
    convenciones sociales para un sexo
    determinado. Así, las mujeres talentosas disponen de un
    carácter más emprendedor y los
    hombres creativos pueden ser más sensibles y menos
    agresivos que el promedio de su género. La
    ventaja que provee esta cualidad es que les permite disponer de
    perspectivas para ver la realidad desde puntos de vista
    más amplios. Una conceptualización que se puede
    vincular con esta cualidad que Csikszentmihalyi define como
    androginia psicológica es la desarrollada por Rothenberg,
    hace casi veinte años. Este psicólogo, de
    orientación psicoanalítica, sostuvo que la gente
    creativa tiende a pensar en opuestos y contrarios, designando a
    esta característica con el nombre de pensamiento janusiano
    (Rothenberg, 1979, citado en Perkins, 1990). (10)

    Otro par de opuestos en la personalidad del creador
    consiste en el juego entre posturas conservadores y el impulso de
    rebeldía contra lo establecido y a favor de la independencia
    en el juicio. Tradicionalmente sólo éstas
    últimas se habían considerado como propias del
    creador, muchas veces haciendo referencia a disposiciones
    exacerbadas a correr riesgos y a
    evitar la seguridad de lo tradicional. Sin embargo, es preciso
    destacar también que los creadores en sus campos, conocen
    y dominan esas realidades particulares, sus leyes y sus
    conceptualizaciones lo que les permite contribuir con sus ideas
    dentro del campo simbólico que le es propio; aunque tengan
    también el coraje necesario para transformarlo. Orgullo y
    confianza en sus tareas actuales y en sus ambiciosos proyectos
    orientados al futuro, junto a la humildad que da el conocimiento
    del campo y de los aportes de los predecesores –otras dos
    cualidades de la personalidad creativa citadas por
    Csikszentmihalyi (1998)– parecen ser la contrapartida
    más íntima de los rasgos recién
    comentados.

    En fin, los aspectos considerados permiten trazar
    algunas regularidades que parecen caracterizar a las
    personalidades creativas. Sin embargo, no queremos cerrar esta
    sección sin volver a señalar los recaudos que deben
    tomarse en la interpretación de estas descripciones. Ni
    el trabajo de Csikszentmihalyi que hemos seguido principalmente
    en esta sección, ni otras fuentes nos
    autorizan a realizar juicios acerca del desempeño académico de alumnos que
    presenten estas características y mucho menos a partir de
    su ausencia.

     

    LA UNIVERSIDAD COMO ENTORNO
    DE CREATIVIDAD

    La definición de creatividad en el marco de un
    sistema que incluye a la persona, al campo y al ámbito de
    la producción así como la aceptación del
    criterio de relevancia social en la evaluación de los
    productos
    creativos permiten pensar de manera diferente sobre la
    creatividad dentro de la enseñanza universitaria. Si no se
    trata de cualidades individuales exclusivas de algunos genios
    sino de un sistema que opera en un contexto histórico
    social cuyas características connotan al proceso y a los
    productos creativos, vale la pena preguntarse acerca del papel de
    la universidad dentro de ese sistema.

    Pensamos que hay varios modos en los que la
    enseñanza universitaria ejerce su influencia en la
    creatividad; consideraremos aquí el papel de los
    contenidos curriculares, y del contexto de la clase.

     

    Los contenidos
    curriculares

    Nos hemos referido ya a la importancia del campo de
    conocimiento en el que se producen las novedades y también
    a la necesidad de su dominio por parte de la persona creativa. El
    nexo entre estos presupuestos y
    los contenidos que se desarrollan en las diferentes disciplinas
    que conforman los currículos en la universidad, parece
    manifiesto. La representación que los alumnos tienen
    acerca de un campo de conocimiento se construye en gran parte a
    partir de los contenidos que se tratan en los programas de
    asignatura.

    Aunque trabajamos por una enseñanza universitaria
    que lleve a la autonomía en los aprendizajes, es indudable
    que la calidad del contacto inicial del alumno con el campo
    disciplinario tiene mucho que ver con la calidad del proceso de
    selección de los contenidos que se incluyen
    en los programas de asignatura. (11)

    Unos treinta años atrás, Jerome Bruner
    (1963 y 1969) trabajó denodadamente para convencer a los
    educadores acerca de la importancia de la estructura del
    conocimiento en los aprendizajes escolares. En su opinión,
    un programa que
    atienda a las ideas fundamentales del campo de conocimientos al
    que corresponde, no sólo facilitará el aprendizaje y
    recuerdo de los contenidos curriculares sino que permitirá
    reducir la brecha que separa a los conocimientos que se producen
    en los centros de investigación de los conocimientos que
    se tratan en el aula. Vale la pena mencionar también que
    la necesidad de acercar a los estudiantes a las producciones de
    los campos disciplinarios, según Bruner es un problema que
    debería considerarse a lo largo de la
    escolarización.

    "Parte de la dificultad que ahora se encuentra en la
    progresión desde la escuela primaria,
    pasando por la escuela secundaria hasta llegar al colegio
    universitario, consiste en que el material aprendido al principio
    está, o bien anticuado, o es desorientador en virtud de
    haber quedado muy atrás de los adelantos en un determinado
    campo" (Bruner, 1963 :40. El uso de cursiva es
    nuestro).

    Otro modo de considerar los contenidos curriculares en
    la universidad desde la perspectiva de la creatividad, tiene que
    ver con la tensión entre generalidad y
    especialización. Contrariamente a lo que se suele suponer,
    la opción favorable para la creatividad se inclina hacia
    el primero de estos términos; al menos esto es lo que
    infiere Csikszentmihalyi (1998) a partir de las entrevistas
    mantenidas con 91 personas destacadas por sus aportes en los
    campos respectivos. La mayoría de sus entrevistados
    destacan la importancia de ver los problemas desde diferentes
    perspectivas y con sus aportes mostraron el modo de relacionar
    ideas de distinto orden. Estas opiniones, sostiene
    Csikszentmihalyi, cuestionan las tendencias hacia una
    superespecialización en la formación de los
    jóvenes –particularmente la de aquellos que
    demuestran mayor talento–. Dando voz a Commoner, uno de sus
    entrevistados, Csikszentmihalyi denuncia que "La filosofía
    predominante en la vida académica es el reduccionismo,
    exactamente lo contrario de mi forma de enfocar las cosas, y no
    me interesa caer en él" (Commoner, en Csikszentmihalyi,
    1998 :114). (12)

    Como Csikszentmihalyi, Perkins (1990) también ha
    señalado este problema al preguntarse por el modo en que
    las escuelas pueden favorecer la creatividad. Observa este
    investigador que una barrera fundamental para su desarrollo es el
    atomismo en la instrucción, caracterizada por el
    predominio de tareas que requieren respuestas únicas y de
    sencilla solución. En contraste, casi todas las
    invenciones implican diseñar totalidades complejas:
    poemas,
    ensayos,
    composiciones musicales, pinturas, teorías
    científicas, campañas de publicidad …,
    son totalidades complejas que proporcionan ocasiones para la
    creatividad (Perkins, 1990). Pocos años antes, en nuestro
    país, Gibaja expuso reclamos similares criticando con gran
    lucidez el modo en que el conocimiento se presenta en los
    ambientes escolares.

    "… no es de extrañar la intolerancia del alumno
    ante la relativa incertidumbre inherente a toda tarea de
    producción intelectual. La escuela secundaria y
    quizás también la misma universidad lo han inducido
    a creer que el conocimiento es algo definitivamente dado y
    certificado y no un proceso de creación en constante
    desarrollo" (Gibaja, 1987 :31).

    En síntesis si el campo que se presenta a
    través de los programas peca de limitado, irrelevante,
    restrictivo o desactualizado será poco realista esperar
    por contribuciones importantes en el mismo, al menos en los
    años de estudios universitarios. Por el contrario, un
    currículo que se ubique en las fronteras
    del campo, que de cuenta de sus conocimientos firmes pero
    también de las lagunas, enigmas y complejidades
    tendrá más chances de generar interés por
    soluciones
    novedosas y aportes creativos. Podría también
    señalarse que la formación en el campo requiere del
    estudio disciplinado de los conocimientos que lo constituyen, si
    bien con esto nos introducimos más en el modo en que se
    enseñan los contenidos que en su
    selección.

     

    El contexto de la
    clase

    Un nuevo tópico con el que intentamos ligar estas
    nuevas interpretaciones sobre creatividad y la enseñanza
    universitaria tiene que ver con el contexto de la clase. Pensamos
    que las clases universitarias, en el entorno de equipos de
    docencia e
    investigación se constituyen en los ámbitos
    más inmediatos de creatividad para los estudiantes
    universitarios.

    Nos hemos referido ya a la influencia del ámbito
    en la aparición o restricción de las novedades;
    pensamos que podemos detenernos un momento más en la
    consideración de una apreciación de
    Csikszentmihalyi que sostiene que al contrario de lo que
    generalmente se cree, las restricciones a la creatividad no se
    ubican en la falta de ideas o procedimientos sino en la falta de
    interés en ellos. "La restricción no está en
    la oferta, sino
    en la demanda"
    (Csikszentmihalyi, 1998: 459). Si esto es así,
    podríamos preguntarnos acerca de cuáles son las
    demandas que hacemos a los estudiantes y qué ocasiones
    proporcionamos a la creatividad.

    En nuestra opinión hay muchos malentendidos que
    deberíamos disipar si estamos dispuestos a proporcionar
    tales oportunidades: calidad de la experiencia, importancia del
    conocimiento y el papel profesores y equipos de excelencia sobre
    la actividad intelectual creativa son tópicos sobre los
    que vale la pena discutir. Así por ejemplo, no nos hemos
    preguntado –o sólo muy recientemente– por la
    calidad de las experiencias de aprendizaje en la universidad.
    Casi podría decirse que la consideración de los
    factores motivacionales o emocionales –probablemente
    sobrevalorados en otros niveles de la enseñanza– han
    sido descuidados en relación con los aprendizajes
    universitarios. Curiosamente, desde los campos de mayor
    excelencia, se nos advierte ahora acerca de la importancia del
    gozo y el placer en la actividad creativa. (13)

    Tampoco hemos sido suficientemente claros en el
    señalamiento de la importancia del conocimiento en la
    actividad creativa. Ya sea por excesivo énfasis en el
    desarrollo de habilidades de pensamiento o estrategias de
    aprendizaje desprendidas del contenido disciplinario, o por
    infundadas interpretaciones acerca de la no directividad en la
    enseñanza como modo de estimular la independencia de los
    estudiantes, hemos caído, no pocas veces en
    prácticas pedagógicas que reducen el valor del
    conocimiento disciplinario. (14)

    Por último, tenemos la impresión de que no
    hemos reconocido la gravedad del daño
    experimentado en la universidad pública, especialmente el
    área de las ciencias sociales, con el éxodo de
    maestros durante los años de intransigencia política en nuestro
    país. El desmantelamiento de los cuadros profesionales
    impidió o retardó la conformación de equipos
    de excelencia en la investigación y con ello,
    naturalmente, las posibilidades de crecimiento de los estudiantes
    y jóvenes egresados.

    Tal vez tampoco fuimos capaces de ver con claridad la
    importancia de los vínculos entre investigación y
    docencia, a los que atendimos como esferas competitivas
    más que complementarias en el quehacer del docente
    universitario. Refiriéndose al concepto de inteligencia
    distribuida en uno de sus últimos libros, Bruner
    comenta un hallazgo de Harriet Zuckerman acerca de que las
    probabilidades de ganar un Premio Nobel son mayores cuando se ha
    trabajado en el laboratorio de
    alguien que ha ganado uno. Explicando este hallazgo sostiene que
    no es sólo porque el grupo ayude al reconocimiento de los
    miembros que participan en él, sino también por el
    hecho de compartir inteligencia. "Al entrar en semejante comunidad
    [sostiene Bruner], no sólo has entrado en una serie de
    convenciones de praxis, sino
    también en una forma de ejercer inteligencia" (Bruner,
    1997 :172).

    Esta posición de Bruner sostiene los hallazgos de
    los estudios de Csikszentmihalyi que hemos presentado. No son
    éstas sin embargo, las primeras observaciones acerca de la
    importancia de trabajar en ámbitos de excelencia. Regina
    Gibaja (1987) argumentó y trabajó decididamente en
    propuestas similares. Apoyando sus argumentos en estudios de
    Polanyi, advirtió acerca de la importancia del
    conocimiento tácito en el dominio de las habilidades
    científicas y consecuentemente sobre las ventajas de la
    formación de los investigadores dentro de una
    tradición científica. "Así como el aprendiz
    absorbe el conocimiento tácito por contacto con el
    maestro, también el joven estudiante necesita una
    experiencia personal en la investigación junto al
    científico experimentado" (Gibaja, 1987 :29).

    Para concluir, pensamos que los estudios que hemos
    retomado nos ayudan a considerar la creatividad en dimensiones
    que guardan una mejor relación con las posibilidades de
    trabajo dentro de la universidad. Confiamos en haber
    proporcionado algunas razones para pensar la creatividad como
    meta genuina de la educación universitaria, sin embargo
    añadiremos dos motivos más para enrolarnos en esta
    posición. Uno, de carácter subjetivo, que tomamos
    de Csikszentmihalyi y que dice lo siguiente: "Aún cuando
    no tengamos la buena suerte de descubrir un nuevo elemento
    químico ni de escribir un gran relato, el amor al
    proceso creativo por sí mismo está al alcance de
    todos. Es difícil imaginar una vida más rica"
    (Csikszentmihalyi, 1998 :133). En este sentido, no hallamos
    atenuantes para una enseñanza que coarte a un estudiante
    tamañas posibilidades. Otro, de índole social,
    expuesto tiempo atrás por Bruner y plenamente vigente hoy:
    "Una cosa aparece clara: si todos los estudiantes reciben ayuda
    para obtener la plena utilización de sus facultades
    intelectuales, tendremos mejor oportunidad de sobrevivir como
    democracia en
    una época de enorme complejidad tecnológica y
    social" (Bruner, 1963 :15). La producción creativa resulta
    así una meta social; la necesidad de su inclusión
    como objetivo de la
    enseñanza universitaria no puede soslayarse.

     

    Notas

    1- Perkins, por ejemplo, trató este problema
    haciendo referencia a la conocida relación entre Salieri y
    Mozart. "Demasiada gente se vuelve víctima de el
    Síndrome Salieri, imaginando que carecen de creatividad
    porque no se pueden comparar con los megahéroes de su
    cultura" (Perkins, 1990 :416).

    2- Tal vez sea interesante comentar que Sternberg y
    Lubart sospechan que los psicólogos tienen algo que ver
    con el mantenimiento
    de estas concepciones; ellos presentan a modo de ilustración una anécdota sugestiva
    relativa a los criterios por los que les fue rechazado un
    proyecto de
    investigación sobre la creatividad: "… aunque
    proponíamos estudiar la creatividad en la gente corriente,
    valía más la pena estudiarla en aquellas personas
    que estaban excepcionalmente dotadas -un Picasso, un Cervantes, un
    Einstein y similares" (Sternberg y Lubart, 1997 :11).

    3- Si bien la mención bibliográfica
    señala una precedencia temporal de la obra de Gardner
    —psicólogo más conocido entre nosotros por su
    estudios sobre las inteligencias
    múltiples (Gardner, 1988 y 1994)—, ello se debe
    a las diferencias en las fechas de traducción y difusión de los
    estudios de Csikszentmihalyi al español.

    4- Refiriéndose a esta característica,
    Csikszentmihalyi observa que "la obsesión de Max Planck
    por entender lo absoluto subyace tras la mayoría de los
    intentos humanos de trascender las limitaciones de un cuerpo
    destinado a morir tras un breve período de tiempo"
    (Csikszentmihalyi, 1998 :57). En este mismo sentido, desde el
    campo de la investigación etnográfica, se ha
    señalado que los estudios sobre la cultura y la
    creatividad deben tender a aumentar nuestra comprensión de
    las dificultades humanas y de los recursos disponibles para
    enfrentarlas. (Hunsaker, 1992).

    5- Los otros dos factores mencionados en este mismo
    trabajo se denominan factores de prerrequisito, entre los que
    incluyen el clima social y
    los rasgos de personalidad y factores de producción,
    referidos a variables producto o resultado final (Montgomery et
    al., 1992).

    6- En este sentido es interesante comentar el modo en
    que algunas ideas predominantes en la sociedad norteamericana
    incidieron en la acogida de las ideas de Einstein.
    Csikszentmihalyi se pregunta: "En qué medida, [la fama de
    Einstein], dependió … de que fue perseguido por nuestros
    enemigos, los nazis; de que, al tiempo que anhelamos derrocar
    viejas creencias, también ansiamos nuevas certidumbres, y
    se decía que Einstein había propuesto una verdad
    nueva e importante? Aunque ninguna de estas consideraciones tiene
    que ver en lo más mínimo con la teoría de la
    relatividad, todas ellas constituían una parte importante
    del modo en que los medios de
    comunicación presentaban a Einstein; y estas
    características, más que la profundidad de su
    teoría, son las que presumiblemente convencieron a la
    mayoría de la gente de que era digno de ser incluido en el
    panteón cultural" (Csikszentmihalyi, 1998 :63).

    7- Esta complejidad ha sido causa de no pocos desvelos
    de los investigadores interesados en la elaboración de
    pruebas para
    medir la creatividad. Hunsaker y Callaham (1995) explicitan con
    preocupación la necesidad de que se reconozan estas
    características. "Es tiempo de reconocer que la
    creatividad es un rasgo multifacético, complejo, que
    requerirá mirar a los individuos desde varios puntos de
    vista, usando varias estrategias de valoración para
    describir completamente el potencial y el rendimiento creativo"
    (Hunsaker y Callahan, 1995 :114).

    8- Se trata de un investigación
    etnográfica en la que se entrevistó y filmó
    a 91 personas creativas. La investigación se llevó
    a cabo entre los años 1990 y 1995 en la Universidad de
    Chicago. Los criterios seguidos para la selección de las
    personas fueron los siguientes: 1) haber modificado un campo
    importante de la cultura, 2) estar aún en actividad, 3)
    tener al menos sesenta años, 4) procurar una amplia
    representación de contextos culturales.

    9- Otras referencias a esta características
    fueron proporcionadas por Torrance (1995). Con más de 40
    años de estudio y producción, dedicado
    especialmente a la elaboración de test de
    creatividad, Torrance publicó un artículo en el que
    presenta en forma breve y categórica quince afirmaciones,
    basadas en sus resultados de investigación. Lo curioso del
    caso es el criterio seguido en la selección de esas quince
    afirmaciones –o insights, como los llama el
    autor–porque se trata de resultados que fueron
    cuestionadas, rechazadas, ridiculizadas o ignoradas por la
    comunidad científica. Precisamente uno de esos resultados
    hace referencia al hecho de que las personas que obtenían
    puntajes alto en creatividad y no tan altos en cociente
    intelectual, tenían rendimiento creativo más alto
    que aquellos que tienen altos C. I. pero no tan alto nivel en
    creatividad, además alcanzaban rendimiento igual al de los
    sujetos que tenían puntajes altos en ambas pruebas"
    (Torrance, 1995 :320).

    10- Esta denominación hace referencia al dios
    griego Janus que, por tener dos caras, podía mirar hacia
    ambos lados del camino a la vez (Rothenberg, 1979, citado en
    Perkins, 1990 :420).

    11- Entre 1991 y 1993, editorial Miño y
    Dávila publicó tres tomos titulados Curriculum
    presente ciencia
    ausente (que corresponden respectivamente a Frigerio, Braslavsky
    y Tiramonti (1991); Liendro (1992) y Lanza y Finocchio (1993).
    Los tres trabajos presentan análisis respecto del modo en que los
    libros de texto y los
    programas escolares transforman los conocimientos. El sugestivo
    título, común a los tres volúmenes da cuenta
    de la preocupación compartida por sus autoras respecto de
    las discrepancias entre lo que se produce en los campos de
    investigación científica y el modo
    en que se enseñan las ciencias. Entendemos que nuestra
    pregunta por el modo en que los currículos universitarios
    retoman los contenidos de los respectivos campos responde a un
    interés similar.

    12- Barry Commoner, biólogo y activo defensor del
    medio
    ambiente, forma junto a otras tres destacadas personalidades
    –la economista Hazel Henderson, la socióloga Elise
    Bouling y el psicólogo John Gadner– el conjunto de
    entrevistados sobre cuyas opiniones Csikszentmihalyi (1998)
    elabora sus ideas acerca del campo del futuro. Uno de los
    aspectos comunes entre estos representantes es precisamente su
    preocupación por problemas relevantes para la sociedad,
    que trascienden el campo de una disciplina y se ubican en lo que
    el mismo investigador llama un campo de responsabilidad planetaria.

    13- No desconocemos, sin embargo, los riesgos de las
    interpretaciones que se den a estos hallazgos. No se trata de
    entretener o divertir, respuesta harto frecuente en propuestas
    renovadoras en diferentes áreas y niveles, sino de
    proporcionar oportunidades para disfrutar del placer que produce
    el descubrimiento –aunque éste no se constituya en
    una obra creativa destinada a transformar significativamente un
    campo cultural determinado. Todos podemos disfrutar de estas
    experiencias, pero generalmente ello no ocurre sin que debamos
    también pasar por las fases –más esforzadas y
    menos placenteras- de la formación dentro de un campo y de
    la elaboración y revisión minuciosa de ideas y
    resultados.

    14- Un desarrollo muy interesante sobre este
    tópico puede leerse en Herber, y Nelson Herber, (1987). En
    artículos propios tratamos problemas afines en Rinaudo y
    Donolo (1997 y 1998), Rinaudo y Vélez (1998).

     

    Referencias
    bibliográficas

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    Rinaudo, María Cristina y Danilo Silvio Donolo
    1997 Psicología Educacional y Enseñanza
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    la Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de
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    questioned, rejected, ridiculed, ignored. Educational Psychology
    Review, 7 (3) :313-322.

     

    Nota

    * Trabajo realizado en el marco del proyecto de
    investigación Aprender en la Universidad, subsidiado por
    CONICET, CONICOR y por la Secretaría de Ciencia y
    Técnica de la UNRC.

    Publicado originalmente en Revista
    Contextos ()

    María Cristina Rinaudo

    Danilo Donolo /

     

     

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