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Cuerpo, alma y espíritu (página 2)




Enviado por Oscar Merino



Partes: 1, 2

Por esto normalmente son jóvenes porque luego de
algunos años se cansan de la intensa lucha por alcanzar el
Cielo. Además, que los mormones tienen un libro muy
particular que se llama El Libro de Mormón. Este libro es
una especie de biblia mormona que según ellos confirma o
corrobora a la Biblia y viceversa. Esto sí que no es para
nada bíblico; de hecho al estudiar ambas, te das cuenta
que se contradicen y que incluso El Libro de Mormón se
contradice por sí sólo.

Los Testigos de Jehová se parecen mucho a los
evangélicos pero con la diferencia, y ellos hacen mucho
énfasis en esto, de que Jesús no es parte de Dios,
sino que el Hijo de Dios, pero como algo aparte de Dios. Cuando
vamos a la Biblia nos encontramos que hay varios
versículos que derriban por completo los argumentos de los
Testigos de Jehová.

Mis amigos los musulmanes son muy particulares, son muy
tradicionalistas y se rigen por estrictas reglas religiosas. Para
ellos la religión es lo fundamental; mientras el mundo
occidental piensa en el dinero y en cómo hacer grandes
negocios, el mundo medio-oriental están pensando en
cómo agradar más a Dios según la
religión. Esto explica el fanatismo religioso, así
como también explica el amor al dinero occidental. En
ambas cosas hay extremos. El fanatismo religioso llega al punto
tal que ellos están dispuestos a dar su vida por lo que
ellos consideren sagrado, ya sea por la religión, por su
país, etc., pero no por Dios.

Hay mucha gente que no sabe que el Dios que ellos
profesan es el mismo Dios de nosotros, sólo que con su
traducción en árabe: Alá (Alah); así
como en inglés Dios se traduce "God". Y mis amigos los
budistas son muy intelectuales y tradicionalistas. Ellos tienen
una manera de ver la vida muy cristiana; pero tan cristiana que
confunde. Claro que para nada nombran a Cristo, pero se basan en
principios muy parecidos a los cristianos. Basan sus tradiciones
en una cultura oriental donde protegen con celo sus costumbres y
son muy estrictos en la oración para alcanzar la
perfección del alma.

Cuando conocí todo esto, me di cuenta que
realmente nosotros somos bastante permisivos, que hacemos lo que
nos viene en gana, que no tenemos a un Dios por el cual luchar,
ni nada en nuestra convicción religiosa por la cual
luchar.

Esto me llevó a leer La Biblia con cierto
detenimiento, a pesar de lo que algunos curas me dijeron, que ese
era un libro que sólo los estudiados podían leer y
comprender porque sino se le podía dar una mala
interpretación, o que eran poemas que no se podían
entender así tan fácil, etc., etc. Pero
pensé que si siempre he sabido que La Biblia es La Palabra
de Dios, ¿por qué no leerla y saber lo que Dios
tiene que decir? Una de las cosas que tomé en cuenta es
que no es suficiente con creer en Dios, sino que hay que creerle
a Él. ¿Cómo se le cree a Él?
Obedeciendo lo que Él dice, y ¿dónde dice lo
que tenemos que hacer?, en la Biblia.

Por ejemplo, si yo le digo a un amigo que vaya a la
alcaldía a buscar alguna información que él
necesita saber, porque sé que allí le pueden
facilitar la información, y este amigo me dice: OK. Pero
en el camino se encuentra con una persona conocida de él,
y le pregunta si efectivamente la información que necesita
se la pueden dar en la alcaldía, este amigo no
creyó en mi palabra. Él necesitó corroborar
el dato que le pasé, no creyó en mí. Lo
mismo pasa con Dios, tenemos Su Palabra, pero no la leemos porque
no la creemos, o porque no nos conviene leerla o creerla. Si este
es el caso, no podemos decir que le creemos a Dios.

Podemos creer que Dios existe, pero hasta ahí
llega el límite. Esto no hace ninguna diferencia porque
los asesinos, los violadores también creen que Dios
existe; voy más allá, el diablo no cree, sabe que
Dios existe y no deja de ser diablo por eso. Así que el
creer en Dios no nos hace salvos del Infierno.

Por tal motivo, tuve que tomar la decisión de
CREER en lo que dice La Biblia porque tomé la
decisión de que es la Palabra de Dios. Una vez que
tomé la decisión de CREER empecé a entender
lo que La Biblia dice. Porque antes de tomar la decisión
de CREER ya había leído algunos pasajes
bíblicos, sin entender mucho lo que decía, sin
descubrir los mensajes tan profundos que ésta esconde;
incluso me pareció fastidioso leerla La Biblia porque al
no entender, uno se aburre. Pero una vez que CREÍ
empecé a entender. Los invito a que CREAN para que vivan
la experiencia que viví. Estoy seguro que Dios hace este
milagro para todos aquellos que lo buscan de verdad; y digo "de
verdad" para que se excluyan todas aquellas personas que lo han
buscado sólo para ver si resulta o funciona. Si se hace
con esta última intención, ahorren tiempo porque no
funcionará.

Amigos míos, los dejo con el análisis
bíblico pero les advierto que hay cosas que seguramente
chocarán con nuestra forma de pensar y puntos de vista. A
mí me chocaron muchas cosas, pero pensé que es
lógico que me choquen porque Dios no es como yo quiero que
sea, simplemente Él es así como se deja ver en Su
Palabra y ya.

Si quieren hagan la misma oración que hice en su
momento cuando quise CREER, pero háganla de verdad, de
corazón, no de la boca para afuera porque sino
serán como Santo Tomás ("ver para creer"). Repite
en voz alta: "Señor, vengo a ti con la intención
de leer tu Palabra; sé que eres todopoderoso y que me
puedes hacer entender tu Palabra si tú quieres.
Ayúdame a CREER en tu Palabra, quiero CREER en tu Palabra
y quiero hallarte en tu Palabra. Te doy las gracias Señor
por haberme escuchado. Amén."

CUERPO, ALMA Y
ESPÍRITU

  • Génesis 1:27

"Y creó Dios al hombre a su imagen, a
imagen de Dios lo creó; varón y hembra los
creó".

El versículo dice textualmente que Dios
creó al hombre; que no es lo mismo que dijera que
Dios procreó al hombre. Por la Biblia sabemos que
Dios formó al hombre del barro, y a la mujer la forma a
partir de una costilla del hombre, por ningún lado dice
que Dios engendró al hombre y a la mujer. Si nosotros le
preguntamos a un artesano que haya hecho una vasija de barro,
diría que es una obra, que es una creación y de
ninguna manera la vasija pasa a ser hija del artesano.

Lo mismo ocurre con nosotros en cuanto a Dios, nosotros
somos sus vasijas. Del mismo modo Dios creó los
árboles y los animales y ellos no son hijos de Dios,
justamente porque Dios no los procreó. El Señor nos
hizo a su imagen y semejanza, por lo cual podemos imaginarnos que
somos parecidos a Él en algo; no iguales, pero sí
semejantes.

Lo más importante de esta semejanza es que
así como Él es trino (tres en uno), Padre, Hijo y
Espíritu Santo, nosotros también somos trinos, y
esto es algo que vamos a ver más adelante.

  • Juan 1:12

"Mas a todos los que le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios…".

Ya vimos en el versículo anterior que realmente
no somos hijos de Dios como normalmente lo hemos pensado. Pero el
Señor ha pensado en una fórmula para que seamos
hijos de Él. En este versículo que nos toca
analizar, vemos que el apóstol Juan dice que a todos lo
que reciban a Jesucristo en su corazón (hay que leer un
par de versículos anteriores a este para darse cuenta que
habla de Jesús), a todos los que crean en su Nombre, a
esos Dios les dio la potestad de ser HECHOS hijos de
Dios.

Porqué digo que hay que recibir al Señor
Jesús en nuestro corazón, porque como ya no
está físicamente con nosotros, la única
manera de recibirlo en estas fechas es aceptándolo en el
corazón, o sea, creyendo que Él es el Señor
y Salvador de cada uno de nosotros. Quien haga esto,
estará recibiendo a Cristo en su
corazón.

Luego la Palabra dice que como segunda cosa inmediata,
que a los que crean en su Nombre, o sea, a los que crean que
solamente el Nombre del Señor ya tiene poder de cambiar
las vidas, poder de hacer grandes cosas con uno mismo, a estas
personas les dio potestad (autoridad) de ser hechos hijos de
Dios. En pocas palabras, Dios nos adopta como hijos de Él.
Esto es lo que se conoce como "el nuevo nacimiento" que
más adelante explicaremos.

¿Cómo podemos estar seguros de que es en
Jesucristo en quien debemos confiar? Porque lo dice Él
mismo en el siguiente versículo.

  • Juan 14:6

"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida; nadie viene al Padre,
sino por mí".

Dios es claro, y nos dice que Él (Cristo) es el
Camino, y que es un camino de verdad y de vida. Jesús dice
que Él es el camino, pero ¿a dónde lleva ese
camino? Al Padre como Él mismo lo responde al final del
versículo. Como en Dios no hay mentira, Él es
verdad y la Biblia constantemente dice que los que no van al
Cielo, mueren, así mismo los que van al Cielo, viven; por
eso es vida también.

Otra cosa muy interesante, es que Él dice que
NADIE va al Padre sino sólo a través de
Él. Esto excluye a los que profesan religiones no –
cristianas. Por otro lado, como Él mismo es Dios,
Él dice que nadie "viene" al Padre; ¿qué
quiere decir con "viene"? ¿No debería ser "va al
Padre"? no porque si Él dijera: "nadie va al Padre sino
por mí", se estaría excluyendo de Dios, como si
fuera algo aparte de Dios, pero dice que "nadie viene", al Padre
porque Él mismo es Dios.

  • Génesis 2:7

"Entonces Jehová Dios formó al hombre del
polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento
de vida
, y fue el hombre un ser viviente".

Tal y como se lee en este versículo, Dios
sopló en la nariz del hombre "aliento de vida" para que el
hombre fuera un ser viviente. Esta frase suena un poco
metafórica, pero no lo es; de hecho es bastante objetiva.
Para darnos cuenta de esto, la Biblia nos dice indirectamente
qué es lo que Dios sopló; y para eso hay que
escudriñar el siguiente versículo: "Dios es
Espíritu
; y los que le adoran, en espíritu y en
verdad en necesario que adoren" (Juan 4:24). Este es un
versículo hermoso que dice mucho, y una de las cosas que
dice es que "Dios es Espíritu".

La palabra "Espíritu" en mayúsculas porque
se refiere al Espíritu Santo, o sea, que el
Espíritu de Dios es Santo, lo que resulta obvio. Si
hacemos un poco de análisis podemos llegar a decir que si
nosotros tenemos un cuerpo, y el cuerpo es materia física
(valga la redundancia) el aire que nosotros soplamos es materia
física también, porque lo físico con lo
físico se corresponde. Así que si Dios, siendo
Espíritu, lo que sople tiene que ser necesariamente
espíritu, porque lo espiritual se corresponde con lo
espiritual.

Por lo que podemos concluir que lo que Dios sopló
al hombre es espíritu para que éste fuera un ser
viviente.

Por otro lado, el espíritu que Dios nos dio no
sirve solamente para darnos vida, lo cual ya es más que
suficiente, sino que también es para darnos un canal de
comunicación con Él. Para que entre nosotros los
seres humanos podamos comunicarnos necesitamos una línea
telefónica, lo que es algo físico; de la misma
manera, el espíritu que el Señor nos dio es para
que tengamos acceso a comunicarnos con Él, viene a ser
nuestra "línea telefónica" para con
Dios.

Además, podemos observar que Dios forma al hombre
del polvo de la tierra y le da espíritu para que el hombre
viva; o sea, que el cuerpo nos lo da Dios así como el
espíritu dentro de nosotros. Veamos el versículo
que sigue.

  • 1° Corintios 6:20

"Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de
Dios
".

Este versículo nos confirma lo que en el
párrafo anterior estábamos analizando.
Efectivamente, como el cuerpo y nuestro espíritu nos lo da
Dios, es evidente que le pertenecen a Él. Podemos pensar
que ni siquiera nuestro cuerpo nos pertenece.

Al morir lo dejamos acá desapareciendo poco a
poco; es mero instrumento para poder movernos en esta vida,
¡más nada! Sin embargo, al principio
analizábamos acerca de la trinidad humana, pues somos
semejantes a Dios.

El elemento faltante hasta ahora es el alma, la cual se
confunde mucho con el espíritu. Hay muchas personas que
suelen confundirlos y llegan a pensar que son la misma cosa, y
que alma y espíritu son una especie de palabras
sinónimas. Pero son completamente diferentes y aparte una
de la otra, como lo demuestra el siguiente
versículo.

  • 1° Tesalonicenses 5:23

"Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y
todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo
, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor
Jesucristo".

Ahora sí podemos apreciar la trinidad humana:
Cuerpo, alma y espíritu. Por supuesto, espíritu con
minúscula porque se refiere a nuestro espíritu.
Cuando la Biblia nombra por separado y hace una diferencia entre
el alma y el espíritu, es cuando nos damos cuenta que no
son la misma cosa.

La Palabra no dice exactamente de dónde provino
el alma, pero realmente no interesa. Podemos decir, sin temor a
equivocarnos, que sale de la unión del espíritu con
el cuerpo.

El alma es lo único que nos pertenece, como
podemos concluir después de haber analizado en
versículo de 1° de Corintios, porque allí dice
que el cuerpo y el espíritu le pertenecen a Dios porque
Él lo dio, pero el alma no, el alma nos pertenece a
nosotros, de lo contrario la nombrarían.

En el alma están todas nuestras decisiones,
sentimiento, juicios, pensamientos, emociones, etc.; es nuestra.
A Dios le agradó que tuviéramos algo nosotros, que
tuviéramos un libre albedrío. El Señor se
agrada de que por nuestra propia cuenta lo busquemos para
adorarle, tal y como se espera de una pareja de enamorados.
Cuando nosotros fuimos novios de alguien nos gustaba que nuestra
pareja nos buscara con amor por su propia cuenta, los que estamos
casados de igual modo; sería molesto tener que obligar a
una persona a querernos, menos a amarnos.

Lo mismo pasa con Dios, Él quiere, anhela que lo
busquemos para amarle, pero es una decisión nuestra el
buscarlo.

Entonces, como nosotros somos trinos, cuerpo, alma y
espíritu, podemos decir que Dios creó al hombre de
la siguiente manera, como se muestra en la figura N°
1.

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Esa es la trinidad humana, y es la situación en
la que se encontraba Adán antes de pecar. Podemos decir
entonces que es la figura adánica. Este era parte del Plan
de Dios para con la humanidad: Poder comunicarse con nosotros a
través de nuestro espíritu.

Pero, ¿por qué no sentimos a Dios cerca de
nosotros? ¿Por qué cuando levantamos una plegaria,
rezamos u oramos a Dios sentimos como si estuviéramos
solos, y muchas veces nuestras oraciones quedan en el más
profundo de los silencios sin ser respondida? Veamos el siguiente
versículo.

  • Génesis 2:16 – 17

"Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo:
De todo árbol del huerto podrás comer; mas del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;
porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás".

Este era el único mandamiento que el hombre
tenía hasta entonces, y Adán no lo cumplió.
Sin entrar en muchos otros estudios bíblicos, nos
limitaremos a analizar la parte del versículo que nos
interesa por el momento.

Esto es, cuando Dios manda que no se comiese del
árbol, obviamente del fruto del árbol, de la
ciencia del bien y del mal (cuando la Biblia usa la palabra
"ciencia" en la gran mayoría de los casos quiere decir
"conocimiento") porque si comía de allí iba a
morir; pero no se refería al morir físico sino al
espiritual. A Dios le es más importante lo espiritual que
lo físico, el morir físico es irrelevante para el
Señor. Pero aquí está en engaño del
diablo, que confundió a Eva cuando le dice: "…No
moriréis
" (Génesis 3:4). Eva pensó que
era un morir físico.

Pero gran sorpresa cuando comen del árbol y en
definitiva no mueren físicamente, pero sí
espiritualmente. Esto es lo que se llama "el pecado original". De
ahí en adelante, todos nosotros nacemos pecadores porque
el espíritu que heredamos está muerto, y ante Dios
nos vemos así, como en la figura N° 2.

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En definitiva hay un dominio total del alma, y esto
explica el porqué el hombre hoy en día, y desde
siempre ha hecho lo que ha querido; pues el alma que es donde se
encuentran nuestras decisiones, nuestros deseos, predominan y
quieren prevalecer. También la gente puede experimentar a
un Dios lejano, a un Dios que es mudo porque no hay
comunicación entre Dios y la gente, justamente porque esa
"línea" está muerta desde que nacimos.

Pero tenemos que darle la gloria a Dios porque hay una
manera de restaurarnos el espíritu para que tengamos
comunicación con Él. Para esto hay que nacer de
nuevo. Como ya nacimos físicamente necesitamos nacer
espiritualmente para que Dios nos pueda proveer de un
espíritu nuevo. ¿Cómo se nace de nuevo? Como
lo dice el versículo del Evangelio de Juan 1:12,
recibiendo a Cristo en el corazón, aceptándolo como
Señor y Salvador y creyendo en su Nombre. Esto es otro
análisis bíblico que más adelante
tocaremos.

Pero para efectos de saber qué pasa con nosotros
cuando nacemos de nuevo, tenemos que escudriñar el
siguiente versículo.

  • Ezequiel 36:25 – 27

"Esparciré sobre vosotros agua limpia, y
seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos
vuestros ídolos os limpiaré. Os daré
corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo
dentro de vosotros
; y quitaré de vuestra carne el
corazón de piedra, y os daré un corazón de
carne. Y pondré dentro de vosotros mi
Espíritu
, y haré que andéis en mis
estatutos, y guardéis mis preceptos y los pongáis
por obra".

Este versículo de Ezequiel es fabuloso, y tiene
mucha enseñanza, pero nos limitaremos a lo que nos compete
por el momento, que es demostrar qué pasa con nosotros al
nacer de nuevo. El Señor está diciendo acá
que pone espíritu nuevo dentro de nosotros, o sea, nos
restaura el espíritu nuestro que estaba muerto dentro de
nosotros. Esto es lo que hace primero para que podamos tener
comunicación con Él directamente; de esta manera
nos restaura al estado original en el cual Él creó
al hombre, con cuerpo, alma y espíritu.

En segundo lugar, dice Dios que pone dentro de nosotros
su Espíritu Santo y con esto evita que por los pecados de
nosotros, el espíritu nuestro vuelva a sucumbir. De manera
que nuestra posición como seres humanos es mejor ahora que
en la época del antiguo testamento, donde la gente estaba
dominada completamente por su alma, por sus decisiones. Entonces
ahora el Señor nos ve así, como en la figura N°
3.

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Por otro lado, para aquellos que se pregunten
porqué se coloca el Espíritu Santo dentro de
nuestro espíritu, es porque nuestro espíritu es
espíritu y el Espíritu Santo es espíritu,
tienen la misma naturaleza, pero si se colocara el
Espíritu Santo en el alma o en el cuerpo, no son
compatibles pues tienen naturalezas diferentes.

Ahora tenemos a Dios dentro de nosotros (para los
nacidos de nuevo) y la comunicación es interna, no
necesariamente tenemos que orar en voz alta porque el
Señor al estar dentro de nosotros no necesita
oírnos físicamente sino que oye las cosas que hay
en nuestro corazón y en nuestra mente.

En esta nueva posición se puede experimentar de
manera constante a Dios en todas las cosas y a cada
momento.

BIBLIOGRAFÍA:

La Santa Biblia. Versión Reina – Valera
1960. Los capítulos y los versículos están
citados textualmente a lo largo del documento.

 

 

Autor:

Oscar Merino Artieda

Pastor fundador del Centro Cristiano Integral

Conferencista Internacional

Partes: 1, 2
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