- Resumen
- Desarrollo
- Conclusiones
Resumen
Los caminos de
la enseñanza de la Historia actualmente
están caracterizados por la lucha de la
superación da parcelación de la realidad social
como objeto central de estudio, por encima de los modelos
deterministas y absolutos que generó el positivismo.
En el actual contexto político, social y educacional, es
atribuido de manera muy sencilla a la enseñanza de
la Historia, la responsabilidad de formar los ciudadanos que,
entre otras características sea capaz de comprender la
Historia del país y del mundo, como un conjunto de
múltiples memorias y
de experiencias humanas.
El objeto de estudio de la Historia, debe tener una
dimensión más abarcadora, presentando problemas de
lo social, en un esfuerzo por lograr un mayor nexo entre el
objeto de pesquisa y la comprensión de la realidad
vivenciada, donde lo que se desea es garantizar la
recuperación y la aprehensión de la Historia como
proceso.
El desarrollo
de la enseñanza de la Historia en las escuelas, debe
basarse en la búsqueda de una mejor comprensión
de la realidad presente, que no se debe limitar
sólo a una nueva estructuración de los
currículos, y sí emplear una reflexión
más profunda a respeto de
la Historia, con su finalidad y objetivo,
definiéndose la importancia de sus clases; es sobre
todo, presentar una razón que supere meramente el
cumplimiento del currículo escolar, mas que incluya la
definición de cómo, por qué,
para qué, y a quién enseñar, esta disciplina,
por ejemplo, cuando se habla de la sociedad
brasileña, en que la diversidad cultural presente
en la formación histórica brasilera y el
entendimiento de las barreras y de los avances de la ciudadanía constituyen, en ejes centrales
para la formulación de nuevas finalidades para la
enseñanza de la Historia y para la formación de
las identidades sociales de las nuevas
generaciones.
Esta perspectiva orienta las producciones
historiográficas y muchas de las innovaciones en la
enseñanza de la Historia, en el Brasil.
Desarrollo
Actualmente, la Historia se
propone para una enseñanza comprometida con el avance de
la democracia y
de la ciudadanía – procesos
sociales y políticos para los cuales se espera la
contribución de las nuevas generaciones.
Hay una discusión de la relación entre la
ciudadanía y la educación, y
hay un consentimiento, que la formación
ciudadana debe privilegiar, en el proceso de la
enseñanza-aprendizaje, los
instrumentos intelectuales
y prácticos para una efectiva participación en la
esfera pública – motivada, consciente y elaborada, a
partir del cruzamiento de los intereses subjetivos y
sociales.
Indican, además, la necesidad de estimular la investigación, el respeto y el
reconocimiento del otro. En otras palabras, apuntan la
preocupación en hacer de la educación escolar (y
de la enseñanza de la Historia), un medio de
aceptación de la diversidad de perspectivas y proyectos
individuales o de grupos,
promoviendo la convivencia saludable, con la diferencia y un
aprendizaje basado en el
conocimiento de otras culturas y visiones del
mundo.
El proceso educacional desarrollado en las escuelas,
deben garantizar que esta sea por todo el
tiempo, un
espacio de crecimiento integral de los alumnos, ya que ella debe
desarrollar, sobre todo su función
social.
Algunos autores hablan de esta posible vía que
debe ser presente en todas las escuelas:
¨Paulo
Freire¨ (1988), señala la existencia de una
educación bancaria, y asumió una posición
contraria a lo que llamaba de educación
bancaria.
Ese tipo de enseñanza se caracteriza por la
presencia de un profesor
depositador y un alumno depositario de la educación.
"Quién es educado así, tiende a tornarse un
alienado, incapaz de leer el
mundo críticamente".
El educador debe comportarse como un provocador de
situaciones, un animador cultural en un
ambiente en
que todos aprenden en comunión: ninguna persona
enseña a nadie, y las personas no aprenden
solas.
Esas y otras ideas de Freire, están hoy, en gran evidencia
en el medio educacional, como por ejemplo, el concepto de la
escuela ciudadana
(que prepara a los alumnos para tomar decisiones), y la necesidad
de cada escuela tener un proyecto
pedagógico en que reconozca la cultura
local.
Jean Piaget,
(1994), presenta la teoría del
conocimiento, donde el eje central es que ¨el sujeto
humano establece, desde su nacimiento, una relación
de interacción con el medio, y es en la
relación de los niños
con el mundo físico y social, que promueve su desarrollo
cognoscitivo.
Las ideas de Piaget, si
bien utilizadas, ayudan al profesor a mejorar su práctica,
por ejemplo, el
adolescente puede pensar en cosas completamente abstractas, y no
establecer una relación directa con lo concreto;
él comprende conceptos como, amor la
democracia.
Debemos observar a los alumnos para tornar los contenidos
pedagógicos proporcionales a sus capacidades, el
niño es un encuestador en potencia,
levantando hipótesis sobre el mundo, ello construye y
amplía sus conocimientos, creando condiciones para que el
profesor alerte para proporcionar un conflicto
cognoscitivo, para que los nuevos conocimientos sean
producidos.
Una máxima de la teoría
piagetiana, es que el conocimiento
es construido con la experiencia, lo que se torna comprensible,
cuando se trata de la moral;
según Piaget, leo que permite la construcción
de la autonomía de la moral, es el
establecimiento de la cooperación en lugar de la
coacción, y del respeto mutuo en lugar del respeto
unilateral, lo que, dentro de las escuelas, significa
democratizar las relaciones para la formación de sujetos
autónomos.
Leo Vigotsky
(1997), señala ¨que el individuo no
nace listo y que también no es copia del ambiente externo.
En su evolución intelectual, hay una
interacción constante e ininterrumpida entre los procesos
internos y las influencias del mundo social. Vigotsky comprende
que el desarrollo es fruto de una gran influencia de las
experiencias del individuo; pero cada uno comprende con un
significado particular esas vivencias.
La manera como cada uno aprehende el mundo es
individual, de manera que el desarrollo y aprendizaje
están íntimamente encendidos: nosotros solo nos
desarrollamos si aprendemos.
Enseñar a los niños lo que ellos
ya saben, es poco desafiador, e ir más allá
de lo que ellos pueden aprender, es ineficaz.
Lo ideal, es partir de lo que ellos dominan para ampliar su
conocimiento.
Con la presentación de estas ideas, que han sido
interpretadas por el campo educacional, tornase necesario
discutir acá, la función que la escuela
desarrolla como institución también de carácter social, por tanto, su
función social.
La producción de estudios en el área de
Historia, se ha preocupado actualmente por una mejor
comprensión de la realidad social, donde los hombres, con
el uso de los conocimientos adquiridos, asuman su postura de
sujetos de su propia Historia, con vistas a que esta deje de ser
una ciencia que se
preocupa solamente por el pasado, y que busca posicionarse como
una ciencia que se
preocupa también por las transformaciones ocurridas en la
sociedad, en el transcurso del tiempo, o sea, propone realizar un
estudio del hombre
participante y agente en la sociedad.
Ocurre además, el abandono de una visión lineal de
la Historia, pasando a direccionarse para las relaciones de
cambio y
permanencia a lo largo del tiempo, para la existencia de las
múltiples temporalidades coexistentes en un mismo tiempo
cronológico; la interdisciplinaridad con
las otras ciencias
sociales, como la antropología, la sociología, la geografía, la
psicología
y otras. Ocurre aún, que los objetos del conocimiento
histórico se dislocaron de los grandes hechos nacionales o
mundiales para la investigación de las relaciones
cotidianas, de los grupos excluidos y de los sujetos sociales
constructores de la Historia.
Lo que pasó a emplear significado a la Historia, fueron
las relaciones sociales existentes en lo cotidiano: las
relaciones de poder
explícitas o no, las resistencias,
las diversidades culturales y la percepción
de múltiples temporalidades expresas en cambios y
permanencias, la búsqueda de la construcción de la
identidad de
los sujetos históricos, de la construcción de la
Historia local con la regional, la nacional con la
mundial.
Es el conocimiento histórico,
desarrollándose sobre la presión de
la propia Historia.
Es cuestión de gran importancia para la Historia, lo que
dice respeto al tiempo pasado, en la medida que lo observa como
tiempo y movimiento, en
estrecha relación con el presente, ya que así es
posible desarrollar un análisis de la permanencia y cambios en la
vida de la Humanidad, sobre
lo que se construye una escala de
valores que
los hombres van estableciendo al largo de la vida, cuando hace
sus elecciones.
La enseñanza de la Historia debe así construir una
relación entre el pasado y el presente, donde los alumnos
sean llevados a percibir cómo los tiempos
pasados-presentes permiten establecer un permanente diálogo
entre ellos, retirando el criterio del carácter
estático del pasado, y a reconocerlo como un tiempo de
transformación, en que los hombres mucho hicieron en la
búsqueda de satisfacción de sus
necesidades.
Así, se caracteriza el tiempo pasado como un
proceso de constante cambio, lo que confirma la necesidad
de reconocer su carácter móvil. De esta manera, la
Historia se torna un estudio que, a partir del presente, se le
hacen preguntas al pasado.
Al trabajar la importancia de la enseñanza de la
Historia, debemos definir lo que es estudiar, en
coherencia con el porqué se debe estudiar la Historia; o
sea, es más que una selección
de contenidos con propuestas de un tratamiento
metodológico, más, tener una meta a alcanzar y
definir los contenidos, incorporándoles
significado y valor, en la
medida que estos se tornan medios para
alcanzar una meta. La definición de esos contenidos, en
búsqueda del objetivo de la Historia – la
comprensión de la realidad social-, debe llevar en cuenta
que hay una concepción tradicional de la Historia,
heredada de la teoría positivista del siglo XIX, que hace
con que el estudio de Historia sea visto como una interpretación pasiva y contemplativa de la
realidad, donde el conocimiento se presenta como una
aglutinación de un cierto número de hechos bien
documentados y descritos.
Los hechos, pasan a ser vistos en su singularidad e
individualidad, de manera lineal, estableciendo la
estrecha relación de la causa-consecuencia.
Es el desarrollo de un estudio vuelto a lo individual y
lo superficial, basado en la narrativa, que sólo presenta
los héroes con la representación de los hechos
sociales y de otro lado, los hombres que todo reciben, de
manera pasiva, como espectadores, lo que trae un límite
para que la Historia sea vista como una disciplina que
permite la comprensión de una realidad social.
Ahora, lo que se va definiendo es un objeto de estudio
en su dimensión global, colectiva, social, en movimiento y
cambio constante; donde el hombre es
considerado como un ser social, viviente de
una sociedad que tiene dinamismo, donde el tiempo presente y la
propia Historia es vista en su construcción,
comprendiendo una aprehensión de la realidad
de manera global.
El estudio del pasado en la Historia debe ser comprendido como
una manera de trabajar la comprensión del tiempo
presente, estableciendo una interlocución, no
limitándose solamente a una descripción de hechos, ideas o actitudes
heroicas, como siendo una realidad estática,
compartimentada, fragmentada.
Al seleccionar los contenidos, es necesario tener en
mente, que hablar y analizar la humanidad, es muy amplio, y por
eso, hay la necesidad de una visión del proceso de
continuidad, pues,
el proceso histórico, resulta de las prácticas
sociales que se van desarrollando como respuestas a las
necesidades, que se van presentando en todo el tiempo, como
desafíos a los hombres, y cuando se encuentra la
satisfacción para esos, otras necesidades se presentan,
creando así, la continuidad.
Desarrollar la idea de la continuidad del proceso, es caminar
para la construcción del conocimiento histórico, en
que los alumnos van a estar formando un pensamiento
histórico con respeto a su momento, de su realidad, pues
en el diálogo que se establece con el tiempo,
comprende
que hay una interrelación entre los diferentes
aspectos, en diferentes épocas: el político,
social, cultural, económico, cultural, religioso; es
reconocerlos en su movimiento y en su constante
transformación.
La enseñanza de la Historia está impregnada de una
narrativa basada en la elección de algunos hechos, lo que
lleva a una visión unilateral y con menor importancia para
la comprensión histórica, concediendo el
carácter de la superficialidad.
No se trata aquí de abandonar los hechos
históricos, pero, registrar la importancia de
desarrollar
un estudio que trae la propuesta de insertarlo en una
dimensión que venga a abordar su permanencia o continuidad
en el proceso histórico, el hecho no es visto como el todo
y sí, como parte de lo global.
Aunque, la selección de los contenidos, está
basada en una postura política e
ideológica; por eso, debe haber una definición muy
clara sobre qué interpretación y análisis
desea hacer de la realidad social, así como la
transformación que se quiere procesar en esa misma
realidad; Así como la manera cómo se percibe la
realidad, o la postura que asume delante de lo social, influencia
la
producción, elaboración y la
organización del conocimiento a respeto de esa
realidad. De esta forma, el valor y significado destinado a un
conocimiento está claramente ligado a su posición
social frente al objeto de análisis, con lo cual él
establece un rol de indagaciones.
De esta manera, el conocimiento producido y elaborado, a
partir de los estudios escolares no son neutros y percibidos por
todos los alumnos de la misma forma, mas es también,
político, ideológico y localizado en función
de una determinada clase
social.
De manera que, lo que se enseña, debe tener la
clara definición de para qué es y para
quién se destina. Cuando se crea ese eslabón entre
la definición qué Historia enseñar,
explicitada en la
organización y estructuración de los
contenidos, haciendo de estos un medio para facilitar la
comprensión de la realidad social, para aquellos con
quiénes se propone estudiar, podemos estar tomando el
camino más acertado.
Desarrollar un camino para la producción del
conocimiento, exige un abordaje más reflexivo. La
práctica cotidiana permite una cierta comprensión
de la realidad, siendo un camino que lleva al hombre a ir
construyendo significado cada vez más amplio de una
realidad en que él participa
como sujeto, que tiene movimiento, y que a él, cabe su
construcción y reconstrucción, pues es sujeto
histórico.
Alcanzar esta comprensión de su papel social, abre
condiciones para desarrollar un trabajo
educativo escolar al mismo tiempo en que se desarrolla el
enseño de la Historia. Es el trabajo de
descubrir la realidad, en su papel de explicitarla, partiendo de
las preguntas, en búsqueda, no de certezas, mas de
respuestas, que contribuirán en la idea del proceso de la
continuidad, de la constante búsqueda. De esta forma, los
contenidos deben servir como una mediación.
Deben llevar a un trabajo de reflexión en que se
perciba la realidad, no como una situación acabada, mas
sí, como una síntesis
históricamente producida por la acción
de los hombres en determinadas condiciones, bajo la acción
transformadora de esos hombres.
Una enseñanza así, podrá
transformarse en un factor significativo, tanto para profesores
como para los alumnos, en la medida que sea posible reflexionar
sobre su propia posición en el mundo, partiendo de sus
experiencias y situaciones concretas de la vida.
Al mismo tiempo, debe contribuir para ampliar y
profundizar la comprensión, permitiendo la
construcción de manera a realizar la intervención
en la sociedad, a través de suyas acciones,
en búsqueda de su transformación. La
enseñanza de la Historia pasa a tener un sentido
práctico, con
aplicabilidad en un tiempo presente, pues consigue comprender una
conexión entre historicidad vivida y la Historia
enseñada.
Partiendo de una propuesta en que el conocimiento no sea dado
por acabado, mas teniendo al sujeto como activo en todo el
proceso, la forma pedagógica que acompaña el
proceso enseñanza-aprendizaje escolar, debe trabajar el
acto de conocer basado en una forma procesal y dinámica,
en lo que hoy puede y debe ser transformado y reelaborado
por lo que venga a ser aprendido, posteriormente.
De esta forma, en la relación pedagógica
establecida entre el profesor y el alumno, no debe tener una
polarización, mas los dos, deben asumir una misma postura
de sujetos que procuran juntos, elaborar un conocimiento,
en un proceso donde los dos aprenden juntos.
Profesores y alumnos deben tener sus propias
preocupaciones y cuestionamientos a respeto de la realidad, como
punto de partida en el proceso de enseñanza-aprendizaje,
siendo este, su conocimiento inicial.
De esta manera, se tiene una relación
pedagógica preparada para la propia vida; en que la
búsqueda de respuestas no es siempre el objetivo, pues la
comprensión puede por veces, ser también la
presentación de nuevos cuestionamientos, ampliando la
visión del mundo, relacionando los problemas de la vida y
elaborando sobre ellos un raciocinio histórico, dirigido a
soluciones que
sean también históricamente viables.
Hablar de una nueva manera de trabajar con
la Historia, envuelve también, a una nueva manera de
trabajar con los instrumentos auxiliares, donde el libro debe
perder la condición de única fuente de saber, y
reconocer en ello, una de las formas de tener acceso a un
conocimiento que es posible de transformación, de
reelaboración, auxiliando en tener una comprensión
más global del objeto
de estudio.
Pasar del uso dependiente de esos instrumentos para la
construcción, por los profesores y los alumnos, de otros
instrumentos auxiliares, que puedan acercarse a lo que se quiere
comprender. Pues, en el material que venga a ser construido en
conjunto por el profesor-alumno gana la
característica de la participación, la
construcción y un aprendizaje
significativo.
Desarrollar un trabajo con esta propuesta, necesita de
profesionales comprometidos con el
proceso de transformación de la realidad social, dispuesto
a iniciar la renovación y cambios en el propio espacio de
trabajo, en la realidad que esta insertado.
El espacio de la clase, puede al principio,
presentarse pequeño o reducido, mas si el profesor
consigue hacer que los alumnos establezcan un
diálogo con los diferentes tiempos, percibiendo la
temporalidad e historicidad que envuelve los hechos, ha
conseguido, iniciar una modificación que
puede tener otra dimensión, una dimensión de la
transformación, pues fue despertado en los alumnos su
capacidad de comprensión y análisis, para
influenciar sus acciones que van en un cierto tiempo, permitir
que la Historia presente sus cambios y su permanencias.
Desear un cambio en las acciones de las personas, en su postura
delante as mas diversas situaciones y relaciones
personales, debe ser comprendido como un resultado de un
proceso formativo y sobre todo, educativo, pero, amplio, donde la
enseñanza de la Historia puede traer espacios para
discusiones y análisis sobre el desarrollo de la
humanidad, llevando los alumnos a comprendieren la importancia de
que la manera como cada uno de nosotros se comporta en la
sociedad, en nuestro grupo social:
nuestra manera de tratar las personas, nuestras actitudes
delante
de lugares públicos y privados, nuestro valor de solidaridad,
envolvimiento en grupos voluntarios,
disponibilidad para ayudar a los otros, nuestra responsabilidad y
participación social, hacen la
diferencia en la construcción de nuestro bien estar, o sea
las vías para la construcción de un mundo
mejor.
1. FREIRE, Paulo, Pedagogía do oprimido, RJ, Paz e Terra,
1988
2. PIAGET, Jean. Para ondee vas a educación? Trd. Ivette
Braga.12a ed. Río de Janeiro: José Olympio,
1994.
3. VYGOTSKY, L. S. Pensamiento e Lenguaje.
Trad. Jeferson. Luiz Camargo. Sao Paulo, Libraría
Martines Fuentes,
1987.
Autora:
Cássia Farnezi Pereira