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Las drogas: Un daño Irreversible (página 2)



Partes: 1, 2

INDICE DE DROGADICCION EN NUESTRO
PAIS

(1998)

 

 

(2002)

Proporción que ha usado
drogas alguna
vez

en la vida, por región y a
nivel nacional:

Región Norte: 12.35 % 2.73
%

Población que ha hecho uso
Ilícito de drogas
Comparativo a Nivel Nacional

Región Centro: 8.0 % 2.41
%

DROGAS MEDICAS DROGAS
ILEGALES

Prevalecía total, anual y
actual del uso de drogas ilegales ENA IV 2002

Fuente de Obtención de Drogas
Ilegales Reportadas en la ENA IV de 2002

Numero de veces que han usado Drogas
Ilegales, reportadas en la ENA IV de 2002 Nivel
Nacional

LA LEY Y LAS
DROGAS

De conformidad a las estimaciones de la
Organización de las Naciones Unidas,
la comercialización de drogas prohibidas
representa mundialmente 500 mil millones de dólares
anuales, lo cual equivale al doble de la industria
automotriz internacional y resulta mayor que el valor de la
industria internacional del petróleo; asimismo las transacciones
tendientes al lavado de
dinero corresponden al 5% del Producto Interno
Bruto global.

Es la Procuraduría General de la República
la instancia encargada de la investigación y persecución de los
delitos
federales, entre ellos el narcotráfico, sin ser la única de
las instituciones
federales que intervienen en la lucha contra éste, ya que
también están involucradas en esta lucha: la
Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de
Marina, la Armada de México, la
Policía Federal Preventiva, la Secretaría de
Hacienda, la Secretaría de Relaciones Exteriores, pero a
pesar de que se reconoce la necesidad de operaciones
conjuntas esta coparticipación se mantiene en el
ámbito federal.

Ampliamente se ha señalado que el mayor
obstáculo en la persecución de los delitos contra
la salud referidos
al narcotráfico, así como la baja efectividad de
las agencias nacionales en el combate a los cárteles, se
funda en la debilidad de las instituciones persecutoras, la falta
de recursos
humanos y entrenamiento,
sin dejar de lado la corrupción
que impera en este campo.

El hecho de que las Procuradurías locales no
cuenten con facultades para contribuir impide un mayor margen de
acción
y control, siendo
que resulta imposible para el Ministerio Público Federal y
su policía atender y reprimir los brotes constantes y
sorpresivos del narcotráfico en todo el territorio
nacional.

La magnitud del campo de acción del
narcotráfico requiere de una estrategia que
abarque conjuntamente todos aquellos puntos que han sido
vulnerados por la producción y comercio de
drogas, que promueva la corresponsabilidad de todas las
autoridades nacionales, materializando la cooperación de
los diversos ámbitos de competencia.

El objetivo es
acotar todos los perímetros del narcotráfico con
absoluta objetividad, partiendo de propuestas viables que
beneficien de forma contundente y contengan una marcada
ponderación de los aspectos sociales y
económicos.

La dimensión del problema resulta muy superior al
esfuerzo del Gobierno Federal,
siendo necesario que se combinen los trabajos de los tres niveles
de gobierno para la verdadera consecución del
desmantelamiento de estas organizaciones
delictivas, así como para impedir la comisión de
otros delitos diferentes pero inherentes a la actividad de la
producción y comercialización de drogas
prohibidas.

Una prueba de lo afirmado es el hecho del amplio
número de noticias sobre
capturas, quemas de plantíos, decomisos y combate
permanente, pero la preponderancia de la corrupción, violencia y
destrucción derivada del narcotráfico no parece
disminuida.

Es menester superar el debate sobre
la culpabilidad
del auge del narcotráfico o aquel que pretende determinar
a quién le corresponde enfrentar en exclusiva su combate,
debates que por mucho tiempo han
dejado al margen elementos que pueden coadyuvar en las acciones para
contrarrestarlo y han brindado impunidad a
los principales cárteles de la droga.

En un altísimo número, los crímenes
que surgen directamente del tráfico de drogas, como la
vendetta; o aquellos que se encuentran relacionados con
este ambiente como
los femicidios de Ciudad Juárez se encuentran empantanados
en sus investigaciones
por no existir una óptima concurrencia, coordinación y cooperación entre las
autoridades federales y las locales.

 

IDENTIFICACION DE UN DROGADICTO

Hay varios síntomas del abuso de drogas que
pueden ser reconocidos como señales
de peligro. Debemos aclarar, sin embargo, que la presencia de uno
o dos de ellos solamente no siempre indica problemas de
las drogas, puede
revelar otras causas ya que no es fácil a simple vista
reconocer a una persona que esta
bajo los efectos de una droga porque se puede confundir con otros
estados emocionales. Sin embargo, el listado de las siguientes
situaciones puede ayudar:

Cambios repentinos de la
personalidad y excesos de mal humor sin explicación de
causa aparente.

Notable caída en el rendimiento escolar o
abandono de los estudios.

Alejamiento de la compañía de otras
personas.

Pérdida de interés en
las actividades favoritas, tales como deportes y hobbies.

Aumentos de infracciones de transito.

Incorporación a un nuevo grupo de
compañeros de la misma edad.

Recepción de llamadas telefónicas de
personas desconocidas.

Aumento de conflictos y
peleas en el seno de la
familia.

Excesiva hostilidad para con los
demás.

Ojos enrojecidos.

Presencia de instrumentos necesarios al consumos de
drogas, sospechosa aparición de comprimidos frascos de
colirio, jarabes y envases de medicamentos.

Acentuadas alteraciones en el apetito.

Falta de motivación, incapacidad para cumplir con
las responsabilidades.

Distracción, risas excesivas.

Actividades antisociales tales como mentir, robar,
faltar al colegio,

etc.
Cambios en los hábitos de higiene y en la
alteración de la apariencia personal.

Actitudes furtivas o impulsivas, uso de anteojos
obscuros aunque no haya exceso de luz.

Uso de camisas de mangas largas incluso los días
calurosos.

Reacción defensiva cuando se mencionan las drogas
y el alcohol en la
conversación.

Aumento de la fatiga e irritabilidad, sueño
interrumpido.

Desaparición de objetos de valor.

Falta de expresión en el rostro; monotonía
en la voz.

Uso de los equipos de sonido a todo
volumen y
cambio del
día por la noche.

Afecciones bronquiales y otros problemas de
salud.

Depresión emocional; frecuente mención del
tema del suicidio.

Aliento alcohólico.

Confusión sobre el lugar, hora y
día.

Crisis de miedo o temor exagerado.

Insomnio.

Tos crónica.

Apariencia de borrachera.

Dificultad para coordinar movimiento.

Aspecto somnoliento o atontado.

Congestión en nariz y garganta.

Habla mucho sin parar.

Temblores.

Excesiva calma o lentitud.

Crisis de risas inmotivadas.

Hablar traposo u en voz alta.

Nauseas.

Excesivo dolor de cabeza.

Lenguaje incoherente.

A veces oye, ve o siente cosas que no
existen.

 

INTENTO DE LEGALIZACION DE LAS DROGAS EN
MEXICO

Como en EE UU, en México la idea de legalizar las
drogas se registra apenas cuando la sugieren miembros de la
élite cultural y académica. En 1985 varias revistas
publicaron el "Manifiesto Pacheco", una exigencia por la libertad
individual de escoger si se fuma o no cannabis. En 1993 dos de
los novelistas latinoamericanos más prominentes -el
colombiano Gabriel García
Márquez y el mexicano nacido en Panamá
Carlos Fuentes
produjeron un manifiesto firmado por numerosos escritores que
denuncia la guerra contra
las drogas y su impacto en la región.

Ese mismo año Gustavo de Greiff, quien como
Procurador General de Colombia hiciera
caer a Pablo Escobar, se pronunció públicamente
contra la prohibición.

Ambos manifiestos hicieron algo de ruido en
México, para pronto se olvido la esencia. Sin embargo a
mediados de los noventas, cuando los traficantes mexicanos
comenzaron a suplantar a los colombianos en el transporte de
la cocaína,
comenzó a surgir de nueva cuenta el término
legalización. Varios académicos notables incluyendo
el analista de narcotráfico Jorge Chabat se pronunciaron
en favor de la legalización (o cuando menos de la
despenalización de su uso). Generación es una
popular revista
cultural de la Ciudad de México, dedicó un
número a la cultura y
política
de la marihuana en
1996.

Su editor Carlos Martínez se sorprendió
con las expresiones de concordancia de la Diputada María
del Carmen Bolado del Real, del PAN, ante el trabajo de
la revista: dos años más tarde, ya como senadora
federal, introdujo el primer proyecto de ley
sobre legalización.

Luego vinieron las elecciones del 2000 que derrocaron al
PRI tras más de 70 años en el poder, y el
tema se discutió en forma más abierta que nunca. La
revista mexicana Nexos preguntó a todos los partidos su
opinión sobre la legalización de las drogas. El
candidato priísta Francisco Labastida como era de esperar
dijo que no, que la ley y el orden debían imperar. El
candidato panista Vicente Fox fue más lejos al declarar
que los consumidores menores no eran castigados con la severidad
suficiente, y que debía conseguirse que temieran
más al Estado.

El tercer candidato fuerte, Cuauhtémoc
Cárdenas, no contestó directamente la interrogante
de la revista. Pero la presidenta de su partido
señaló que la legalización del consumo de
drogas es un tema de importancia global que no puede decidirse
por un solo país.

Partidos pequeños como el Auténtico de la
Revolución
Mexicana (PARM) y el Democracia
Social (PDS) hicieron sin tapujos un llamado a la
legalización a nivel internacional. Los presidenciables de
esos dos partidos para el 2000 actualmente ocupan cargos altos en
la
administración Fox: el elocuente Porfirio Muñoz
Ledo (candidato por el PARM) es hoy embajador mexicano ante la
Unión
Europea.

Gilberto Rincón Gallardo del PDS encabeza la
Oficina de la
Equidad para
la No Discriminación. De hecho es difícil
encontrar un rincón del gobierno mexicano donde no haya
partidarios de la legalización excepto en los encargados
de reforzar la prohibición, e incluso ahí hay
quienes han manifestado dudas.

En el sureste mexicano el tercer mayor periódico
de la nación,
el diario ¡Por Esto!, publicó el título
editorial "LEGALICEMOS" y lanzó una oleada de
discusión pública en la península de
Yucatán. Diversos e importantes periodistas, defensores de
los derechos humanos,
artistas y líderes políticos subieron al
estrado.

En diciembre de 2000 Fox juró como presidente y
nombró Canciller al controvertido autor y operador
político Jorge Castañeda. Esto inquietó a
algunos. Castañeda es un crítico de la guerra
contra las drogas, y el 6 de septiembre de 1999 escribió
para su columna en Newsweek:

¿Qué sentido tiene invertir cientos de
millones de dólares en la lucha contra las drogas,
hundiendo a los países en la guerra civil, fortaleciendo a
la guerrilla y desatando la violencia y la corrupción en
sociedades
enteras, si los líderes de EE UU pueden desprenderse tan a
la ligera de cualquier cuestionamiento sobre uso de drogas entre
sus juventudes?

También Patricio Martínez, entonces
Gobernador de Chihuahua por el PRI, tras sobrevivir a un atentado
de homicidio tal vez
ligado al narcotráfico en su estado colindante con EE UU,
emitió su propio llamado por la
legalización.

En la primavera del 2001 a estas voces se sumaba la de
Fox. Buena parte de los miembros de su administración, incluyendo el Secretario de
Seguridad
Pública Alejandro Gertz Manero y el líder
de la policía Miguel Ángel de la Torre, ya se
registraban como favorecedores, al menos desde su posición
personal, de la legalización de las drogas como recurso
para detener la violencia y la corrupción causadas por el
narcotráfico. Cuando un periodista presionó a Fox
para obtener su opinión sobre estos comentarios el
presidente respondió con prontitud que México no
podía retraerse de la guerra en forma unilateral, pero
también que "algún día la humanidad la
verá (a la legalización) como la mejor
opción".

 

NARCOTRAFICO

Es un delito contra la
salud
pública, consistente en la realización,
normalmente con fines lucrativos, de actos que sirvan para
promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal de drogas
naturales o sintéticas, ya sean estupefacientes,
psicotrópicos o de cualquier otro tipo. Se trata de
acciones que, aunque recogidas y definidas de forma muy diversa,
están contempladas en las diferentes legislaciones como
hechos ilícitos y son objeto de represión tanto en
el ámbito interno como internacional. Todas ellas son
englobadas habitualmente bajo la denominación de
narcotráfico.

Concepción legal

Este es uno de los delitos de mayor aplicación
práctica, por lo que la jurisprudencia
sobre esta materia es muy
extensa y pormenorizada. Nosotros dedicaremos en este tema de las
drogas al estudio de aquellas materias más recurrentes.
Como señala la doctrina legal, el delito contra la salud
pública es un ilícito de riesgo abstracto
y de consumación anticipada en el que el bien
jurídico protegido es la salud pública,
consumándose la infracción con la ejecución
de alguna de las acciones incluidas en el precepto penal,
resultando indiferente a los efectos de la calificación,
la eventual lesión o perturbación física o
psíquica de la persona que, finalmente, consume la droga
objeto del tráfico ilícito, precisamente porque en
esta figura delictiva el sujeto pasivo no es la persona concreta,
receptora y consumidora de la sustancia prohibida, sino el
colectivo social cuyo bienestar sanitario es el objeto de
protección de la norma, por lo que los resultados
dañosos que dicho consumo produzca en el consumidor del
producto queda
extramuros del marco del tipo penal.

Cooperación
Internacional

En años recientes hemos comenzado ya a comprobar
los resultados de algunos de nuestros éxitos colectivos.
Todos los estados miembros de la OEA/CICAD han
firmado, ratificado o ingresado en la Convención de Viena
de 1988. Muchos han aprobado leyes
básicas de control de narcóticos y
legislación complementaria relacionada con el
tráfico de drogas, incluso cláusulas sobre control
de precursores químicos, lavado de dinero y
confiscación de bienes.

Las reuniones y declaraciones de la Cumbre de las
Américas resultaron en acuerdos tomados por cada
país de aprobar en la región leyes nuevas,
abarcadoras y sin precedentes contra el lavado de dinero. Todos
reconocemos que el lavado de dinero no sólo sustenta la
actividad criminal subyacente que genera ese dinero; con
demasiada frecuencia el tráfico de drogas también
socava y corrompe las instituciones financieras legítimas
de las cuales dependen la fortaleza de nuestra economía y, en
último término, nuestros gobiernos. Pero mucho
queda por hacer; todos sabemos que no podemos permitirnos
limitarnos a llegar a acuerdos o a aprobar leyes.

Debemos garantizar que nuestras autoridades de administración de justicia
tengan los instrumentos, el adiestramiento y
el personal para detectar e investigar el lavado de dinero a
través de los informes de
las instituciones financieras y el acceso legal a los registros
bancarios cuando sea requerido. Debemos también garantizar
que estas investigaciones antinarcóticos y otras
relacionadas con ellas se llevan a juicio en sistemas de
justicia penal que están equipados para asegurar
encausamientos justos y efectivos, y que les impondremos penas
apropiadas a aquellos que sean declarados culpables de cometer
estos crímenes.

A despecho de los éxitos que ya hemos logrado, no
seríamos realistas si no reconociéramos las
realidades que despejan cualquier entusiasmo exagerado, del poder
y alcance de las principales organizaciones del tráfico de
drogas. Hay decisiones difíciles de tomar acerca de
cómo aplicar con mayor efectividad un ataque coordinado,
cohesivo contra estos criminales internacionales, y habrá
desacuerdo entre nosotros, porque las mentes razonables pueden
diferir y diferirán entre sí.

Frente a estos obstáculos inevitables, debemos
seguir caminando con pasos firmes, mesurados, con el objetivo de
alcanzar resultados tangibles nacidos de una cooperación
compartida contra una amenaza compartida. La Estrategia
Hemisférica maximizará la aplicación de
nuestros recursos
limitados y minimizará la duplicación de esfuerzos
y el conflicto de
prioridades.

Para el enfrentamiento al narcotráfico
internacional y su incidencia en nuestro país, es
imprescindible la cooperación con el resto de los
países del mundo, la que se ha venido consolidando e
incrementando, debido a que este flagelo se internacionaliza cada
vez más, y a los esfuerzos, voluntad política y
prioridad que nuestro Estado y gobierno le prestan a la lucha
contra las drogas.

Operativamente la Dirección Nacional Antidrogas (DNA)
mantiene intercambios informativos a tiempo real y contactos de
trabajo con
Servicios
antidrogas de otras naciones con el propósito de
fortalecer la cooperación operacional, lo que se
materializa a través de las visitas al país de sus
representantes y oficiales de enlaces, así como por medio
de nuestra participación en eventos o
reuniones internacionales.

A través de estos nexos de cooperación
hemos realizado investigaciones conjuntas contra miembros de
organizaciones criminales y narcotraficantes, algunos de los
cuales han querido utilizar nuestro país para la organización de sus operaciones, realizar
contactos con estos fines y explorar las condiciones para
asentarse temporalmente con la fachada de comerciantes.
También hemos capturado prófugos de la justicia de
otros países y desarrollado cursos de capacitación para nuestras fuerzas, tanto
en el país como el exterior.

Como resultado de la cooperación policial
internacional, se han fortalecido los nexos de
colaboración que se mantienen con la Secretaría
General de INTERPOL y sus Oficinas Centrales Nacionales (OCN),
vía que se utiliza para el intercambio de información de interés y el control
de criminales circulados internacionalmente.

ENTREVISTA

Entrevistador: ¿Como te llamas?

Me llamo Raúl pero me dicen Rieles, no soporto
que me llamen por mi nombre así que dime rieles o riel si
traes alguna vieja jajajaja.

Entrevistador: ¿Cuanto tiempo tienes en la
calle?

Uhhhh tengo 27 años y tengo aquí como 20
jejejeje.

Entrevistador: ¿Tuviste alguna vez familia?

Mi familia son ellos, esos son mis hermanos. Yo me fui
de la casa cuando tenia 7 años, mi pinche madre se
volvió a casar con un pendejo que me golpeaba a todo
momento. Un día le pegue con un palo en la cabeza cuando
el estaba dormido y me fui de la casa. Mis hermanos
(refiriéndose a los otros chavos de la calle) me jalaron
pa la banda y aquí tengo todo.

Entrevistador: ¿Que haces para conseguir
comida?

Trabajo jajajajajaja, saco unos varitos limpiando
cristales a los carros y a veces que me voy al chedrawi a
acomodar carros pero siempre me mandan a la chingada de
ahí.

Entrevistador: ¿En donde
duermes?

Eso no te lo puedo decir caon.

Entrevistador: ¿Consumes algún tipo de
droga?

Por lo regular con la banda conseguimos resistol y
cemento y
cuando hay un poco de varo pos compramos mota pa ponernos al
100.

Entrevistador: ¿Por que lo
haces?

A veces no hay pa la papa caon y pus con eso se me
olvida el hambre y cuando hace un chingo de frió eso nos
ayuda también caon, verdad panchita (dirigiéndose a
un compañero de el).

Entrevistador: ¿Has estado en la
cárcel?

Simón como 4 veces y de las 4 solo me lo
merecía 1 vez jajajaj, es que cuando pasa algo cerca de
ahí nos echan el pedo a nosotros y esas son mamadas, no
mas por que no tenemos lana y la chingada ya piensan que estamos
robando pero nosotros nos ganamos el varo caon.

Entrevistador: Bueno gracias por
ayudarnos

Simón no hay pedo, no mas que cáete con el
varo jajajaja.

PROPUESTA PARA COMBATIR LAS DROGAS POR GABRIEL
GARCIA MARQUEZ

Creo que el primer paso para una solución
realista del problema de las drogas en el mundo es reconocer el
fracaso de los métodos
con que se están combatiendo. Son esos métodos,
más que la droga misma, los que han causado, complicado o
agravado los males mayores que padecen tanto los países
productores como los consumidores.

Ha habido tiempo de sobra para comprobarlo. En realidad
esos métodos fueron impuestos por el
presidente Ronald Reagan en 1982, cuando proclamó la
cocaína como uno de los Satanes más útiles
para su política de seguridad nacional, y le
declaró la guerra armada. El presidente Bush había
de continuarla, y de llevarla a sus extremos con las tentativas
constantes de involucrar a Cuba en el
tráfico de drogas y la invasión de Panamá
para secuestrar al general Noriega.

Al cabo de 11 años hay razones de sobra para
creer que ambos presidentes sólo pensaban en los intereses
de sus gobiernos y que su guerra contra la droga no ha sido mucho
más que un instrumento de intervención en América
Latina, como tantas veces lo han sido ciertas ayudas
económicas y humanitarias, o la defensa de los derechos humanos.

En Colombia la primera acción de esa guerra fue
revitalizar un tratado de extradición que había
sido firmado entre los dos países atrás para
combatir el cultivo y tráfico de marihuana, y que nunca se
había puesto en práctica. Al mismo tiempo, la
embajada norteamericana en Bogotá empobreció la
lengua
castellana con un neologismo: narco-guerrilla.

Con esa divisa publicitaria, y a la sombra del tratado,
Estados Unidos
podían demostrar que narcotraficantes y guerrilleros eran
la misma cosa, y por consiguiente podían mandar tropas a
Colombia con el pretexto de combatir a los unos y apresar a los
otros. Llegado el caso, cualquier colombiano podía ser
extraditable.

La guerra contra la droga entró de inmediato en
contradicción con la política de paz del nuevo
presidente de entonces, Belisario Betancur, que inauguró
su Gobierno con una propuesta de perdón y olvido a las
guerrillas. Fue un soplo de esperanza para los anhelos de paz de
una nación
castigada por una guerra interna de más de 30
años.

Los traficantes de cocaína, contra quienes no
había aún cargos graves, se apresuraron a responder
sin ser llamados. Ofrecieron al nuevo Gobierno retirarse del
negocio, desmantelar sus bases de procesamiento y
comercialización de la cocaína, repatriar sus
enormes capitales e invertirlos en el país con todas las
de la ley. Ni siquiera aspiraban a la amnistía general
propuesta por el Gobierno a las guerrillas. Sólo
querían ser juzgados en Colombia sin que les fuera
aplicada la extradición. El presidente Betancur, en
privado, consideró que la propuesta era estudiable dentro
de su política de paz.

Toda posibilidad de acuerdo fracasó en el
embrión, por un sabotaje evidente que lo
descalificó antes de tiempo e intimidó a la
opinión
pública con versiones alarmistas. Nadie puso en duda
que detrás de aquel fracaso fulminante estaban los
intereses de Estados Unidos, pero el Gobierno de Colombia se vio
obligado a negar cualquier participación en el acuerdo. La
única opción contra la droga, a partir de entonces,
fue la guerra santa del presidente Ronald Reagan.

Los sucesivos gobiernos de Colombia impidieron el
envío de tropas norteamericanas para luchar al mismo
tiempo contra el tráfico y las guerrillas. Pero la
intolerancia se impuso sobre cualquier otra alternativa. El
resultado, al cabo de 11 años amargos, es la delincuencia a
gran escala, el
terrorismo
ciego, la industria del secuestro, la
corrupción generalizada, y todo ello dentro de una
violencia sin precedentes. Una droga más perversa que las
otras se introdujo en la cultura nacional: el dinero
fácil, que ha fomentado la idea de que la ley es un
obstáculo para la felicidad, que no vale la pena aprender
a leer y a escribir, que se vive mejor y más seguro como
sicario que como juez. En fin, el estado de
perversión social propio de toda guerra.

Los países consumidores, por supuesto, sufren por
igual las graves consecuencias de esa guerra. Pues la
prohibición ha hecho más atractivo y
fructífero el negocio de la droga, y también
allí fomenta la criminalidad y la corrupción a
todos los niveles.

Sin embargo, los Estados Unidos se comportan como si no
lo supieran. Colombia, con sus escasos recursos y sus millares de
muertos, ha exterminado numerosas bandas y sus cárceles
están repletas de delincuentes de la droga. Por lo menos
cuatro capos de los más grandes están presos y el
más grande de todos se encuentra acorralado.

En Estados Unidos, en cambio, se abastecen a diario y
sin problemas 20 millones de adictos, lo cual sólo es
posible con redes de
comercialización y distribución internas muchísimo
más grandes y eficientes. Sin embargo, ni un
policía de Estados Unidos está preso por
tráfico de droga, ni un guardia de aduana ni un
vendedor callejero, y ningún capo ha sido
identificado.

Puestas así las cosas, la polémica sobre
la droga no debería seguir atascada entre la guerra y la
libertad, sino agarrar de una vez al toro por los cuernos y
centrarse en los diversos modos posibles de administrar la
legalización. Es decir, poner término a la guerra
interesada, perniciosa e inútil que nos han impuesto los
países consumidores y afrontar el problema de la droga en
el mundo como un asunto primordial de naturaleza
ética y
de carácter político, que sólo
puede definirse por un acuerdo universal con los Estados Unidos
en primera línea.

Y, por supuesto, con compromisos serios de los
países consumidores para con los países
productores. Pues no sería justo, aunque sí muy
probable, que quienes sufrimos las consecuencias terribles de la
guerra nos quedemos después sin los beneficios de la paz.
Es decir: que nos suceda lo que a Nicaragua, que en la guerra era
la primera prioridad mundial y en la paz ha pasado a ser la
última.

CONCLUSION

En "la guerra contra la droga", el delito consiste en
calificar de ilegal una transacción entre una persona que
consume y un intermediario que la vende. En términos
puramente prácticos, parece lógico que existe y hay
voluntad entre las dos partes en llevar a cabo un acto comercial.
Entonces: ¿cuál es la razón para
penalizarlo? Que existe en el acto de esa transacción un
ilícito, un producto declarado prohibido. No obstante, y
aceptando que así sea, ¿qué elemento es
necesario para probar que se comete un delito?

La respuesta: es la figura del informante, porque al fin
y al cabo la policía no es como Dios. No está en
todas partes. Entonces, el uso de informantes genera inmensas
sumas de dinero por parte de las autoridades, quienes con dinero
del gobierno (al fin y al cabo es dinero de las personas) pagan y
hacen transacciones que nunca quedan registradas, pero que casi
siempre son hechas por funcionarios gubernamentales en
conexión con otros altos.

Y aquí está algo que nunca se dice, que
genera los mayores gastos y la gran
corrupción; que genera precisamente, el acto de
prohibición de la droga. Y eso acarrea la violación
de la dignidad de
las personas, sus derechos vulnerados y una profunda mancha
social.

Las historias sobre las guerras contra
las drogas han sido a lo largo del tiempo muy ruidosas y muy
visibles. Creemos que el estado actual del prohibicionismo
está llegando a una etapa de casi "tirar la toalla",
aunque los gobiernos persistan en acomodar cifras y estadística. Sin embargo, para que muera el
prohibicionismo debe venir otro. ¿Cuál
sería?

ANEXO
1

Testimonio Real

"ES SOLO MARIHUANA"

De Beatriz Álvarez Carcamo,

Estudiante de Derecho, Universidad
Austral de Chile.

22 años.

Cuando Beatriz Álvarez ingresó al Liceo
Las Araucarias para hacer su enseñanza media, en 1994, el orientador del
liceo vio en ella un gran potencial. En el primer semestre obtuvo
excelentes calificaciones. Además de participar en muchas
actividades extracurriculares, tomaba clases de piano y se
deleitaba tocando música de Intillimani
y Quilapayun, además de pertenecer al coro del liceo. En
los primeros meses Beatriz, de 14 años, se hizo amiga de
varios muchachos mayores que ella y su vida tomó un rumbo
distinto.

Una tarde en que estaba con ellos en el parque al frente
de su casa, un chico alto y bien parecido llamado José
Manuel, de tercer medio, le ofreció un cigarrillo de
marihuana.

– Dale una fumada – le dijo -. Te va a gustar. Al
principio Beatriz se negó, pues siempre había
desaprobado el uso de drogas. Pero José Manuel
trató de convencerla.

– No es droga – aseguró -. Es sólo
marihuana.

Entonces ella decidió probar.

– Está bien – repuso -. Pero sólo una.
Siguiendo las indicaciones de sus amigos, aspiró el humo
de olor dulzón y contuvo el aliento todo el tiempo que
pudo.

Luego dio otras fumadas. Al soltar el humo que no
quedó atrapado en sus pulmones, se sintió
mareada… y eufórica.

– Dame otra fumada – le pidió a José
Manuel, tirándolo del brazo.

Después de dar unas cuantas fumadas más al
cigarrillo, Beatriz experimentó una euforia todavía
más acentuada. El tiempo transcurría muy
lentamente, y los colores y los
sonidos le parecían mucho más intensos.
¡Vaya! exclamó para sus adentros. ¡Esto es
increíble! La sensación le duró cuatro
horas. Beatriz ardía en deseos de que la invitaran otra
vez sus nuevos amigos. Haber tomado la importante decisión
de fumar marihuana la hizo sentirse más ligada ellos. Y
estaba segura de que alguno llevaría más hierba
para todos.

No la decepcionaron. El siguiente fin de semana, cuando
José Manuel le ofreció un cigarrillo, Beatriz
aceptó gustosa. No entiendo por qué a los adultos
les asusta tanto que fumemos un poco de marihuana, – se dijo -.
Sólo sabía que cuanto más fumaba, más
eufórica se sentía. Beatriz empezó a fumar
marihuana más a menudo, y ya no sólo en
compañía de sus amigos.

Cada mañana, fumaba uno de camino a la escuela En los
recreos entre clases se metía al baño a fumar un
cigarro de tabaco mezclado
con un poco de marihuana para que el olor no fuera tan fuerte, e
incluso en una ocasión llegó drogada a un recital
del coro de alumnos. Y para conseguir marihuana tenía a
sus amigos que se la dieron en un principio y luego se la
vendían y para comprarla tuvo que robar dentro de su
propia casa, a sus padres, y también vender una gran
cantidad de cosas de ella.

Poco a poco fue necesitando mayores cantidades de
marihuana para sentir el mismo efecto que al principio. Un
día comenzó a usar una pipa para concentrar el humo
y no desaprovechar ni una pizca del pito. "Lo único que se
desperdicia eres tú", le dijo el vendedor de la
pipa.

A Beatriz no le preocupaba necesitar cada vez más
hierba; al contrario, le parecía una hazaña. "Vean
cuánto puedo fumar y no me pasa nada y además la
puedo dejar cuando yo quiera ", se jactaba ante sus amigos. Y
tampoco le inquietaba hacerse adicta. La marihuana, le
decían aquellos, no crea más necesidad que la
leche. Estaba
segura de que podía dejarla cuando quisiera.

Cuando sus padres le preguntaban cómo le iba en
la escuela, Beatriz les sonreía y decía: "Muy
bien". Como siempre había sido una buena hija, Carlos y
Consuelo Álvarez no ponían en duda sus palabras.
Sin embargo, ella se había convertido poco a poco en una
mentirosa consumada.

– Después de clases voy a ir a casa de Pepa – le
dijo una mañana a su madre, mirándola a los
ojos.

Pero lo que hizo fue ir con sus amigos a un camino
cerrado y allí fumaron marihuana hasta que fue la hora de
regresar a casa a cenar.

Los viernes por la noche, Beatriz volvía a su
casa a las 21, cenaba y luego fingía que se iba a acostar.
Cuando veía que sus padres apagaban la luz, esperaba diez
minutos y luego bajaba las escaleras muy calladas y se iba a una
fiesta. Cuando sus amigos fumaban marihuana también
bebían, ya fuera cerveza, vino,
vodka o pisco. El alcohol la hacía sentirse relajada,
además de eufórica, y se sorprendía de
cuánto podía beber sin llegar a emborracharse.
Beatriz empezó a faltar a clases muy a menudo y sus notas
comenzaron a bajar; sin embargo, por un tiempo logró
seguir engañando a sus padres.

Cuando el liceo llamaba a sus padres para darle un
informe de su
rendimiento, ella decía que sus padres no estaban o que ya
les había avisado y que no podían ir porque estaban
trabajando. Incluso, imitando la letra de uno de sus profesores
para hacer, llegar comentarios positivos como: "Es un placer
tener a Beatriz en el coro del liceo".

Hacia el final del primer año, su promedio de
notas andaba por los suelos, y llevaba
acumuladas 18 anotaciones negativas, casi todas por faltar o
correrse de clases. Además, Beatriz había dejado
muchas de sus actividades extracurriculares. Cuando sus padres le
preguntaban el motivo, ella respondía que simplemente
necesitaba un poco de "espacio". Carlos y Consuelo atribuyeron su
actitud a los
bajones propios de la adolescencia.
Con excepción de la marihuana, a ella ya no le interesaba
nada Su entusiasmo y motivación de antes cedieron el sitio a una
total apatía. Se había vuelto esclava de la droga y
no podía evitarlo.

Nos contaba que más de alguna vez pensó
"La marihuana es un inmóvil mar de destrucción. Me
estoy ahogando", pero ese ahogo le gustaba. La adicción
también comenzó a minar su salud. Se sentía
mal gran parte del tiempo y tenía las manos y los pies
permanentemente fríos. Como en las mañanas
despertaba tosiendo, hundía la cara en la almohada para
que sus padres no la oyeran. Advirtió, además, que
su menstruación se había vuelto
irregular.

Carlos y Consuelo notaron cambios en su hija, y como
ella respondía a sus preguntas con evasivas, empezaron a
preocuparse. Cuanta más marihuana fumaba Beatriz,
más necesitaba.

Animada por sus amigos, probó otras drogas mucho
más fuertes que la marihuana como: LSD, pasta base,
cocaína y anfetaminas.
Con todo, la marihuana siguió siendo su "droga preferida".
Era con la que había empezado y la última que
querría dejar. Una noche, hacia el final de su segundo
año medio, Beatriz asistió a una de las fiestas que
ya se habían vuelto costumbre para ella. Los padres del
dueño de casa no estaban y había gran cantidad de
alcohol y drogas. Beatriz supuestamente no debía estar
allí.

En reuniones con el orientador del liceo, Carlos y
Consuelo se habían enterado de las malas notas de su hija
y de sus frecuentes inasistencias. Esto los hizo sospechar que
estaba consumiendo alcohol o drogas y la castigaron.

Pero como esa noche sus padres habían salido,
Beatriz se escapó, pensando que podría regresar a
casa antes de que ellos volvieran. A eso de las 2 de la
mañana se acomodó en el asiento trasero de un auto,
con cuatro amigos que iban a llevarla a casa. Ricardo, el
conductor, estaba curado y drogado. Aceleró a fondo en una
recta del camino y Beatriz vio la aguja del velocímetro
pasar de 120 kilómetros. Segundos después, el auto
chocó contra una valla de contención, rodó
por una pendiente y cayó dado vueltas.

Milagrosamente, nadie murió. Ricardo quedó
con el rostro pegado a la bocina, que sonaba con fuerza. Los
demás tenían la cara ensangrentada y los brazos o
las piernas rotos. Aturdida por el alcohol, la marihuana y la
cocaína, Beatriz ayudó a sus amigos a salir de
entre los restos del auto, sin percatarse de sus propias
heridas.

Beatriz sufrió graves lesiones en la espalda y el
cuello, que iba a requerir un año de kinesiología
"No sabía que Ricardo había tomado", les dijo a sus
padres. Ellos no deseaban otra cosa que creerle. Aliviados de que
estuviera viva, le dijeron que por esa vez la perdonaban, pero le
advirtieron que iban a vigilarla más de cerca.

Aun así, mientras se mejoraba Beatriz
siguió fumando a escondidas. Beatriz había empezado
a salir con un apuesto muchacho llamado Francisco Venegas que era
popular con las chicas y también consumía marihuana
y cocaína con frecuencia. Una noche, tres meses
después del accidente, Francisco se presentó en
casa de Beatriz con unos tres gramos de cocaína. Carlos y
Consuelo habían salido a casa de unos amigos, así
que un rato después Beatriz y Francisco estaban inhalando
el polvo blanco con unas bombillas de bebidas.

Luego de varias inhalaciones, a Beatriz se le
aceleró el pulso, lo que nunca le había ocurrido.
Fumó varios pitos de marihuana para "calmarse", pero fue
contraproducente: el corazón le
latía con tanta fuerza que le movía hasta la blusa.
Aterrada, le dijo a Francisco que pidiera ayuda. Francisco
tomó el teléfono y marcó el número
del hospital.

Pidió que enviaran a alguien sin demora, pero no
esperó a que llegara. "Me voy a ir, porque de mas que van
a llegar los pacos", dijo, y se fue por la puerta del patio. De
camino al hospital, la frecuencia cardiaca de Beatriz se
disparó a 196 latidos por minuto.

– No dejes de hablar – le decía el
paramédico que iba con ella en la ambulancia -. No
queremos que te mueras.

Al enterarse de que su hija estaba en urgencias del
hospital por una sobre dosis de cocaína, Consuelo no pudo
contener el llanto. Era la señal de alarma que Beatriz
necesitaba desde mucho tiempo, y sus padres
también.

– Has tocado fondo- le dijo Carlos más tarde -.
Seguimos siendo tus mejores amigos, pero de hoy en adelante te
vigilaremos sin descanso.

Cada mañana, Carlos no se iba al trabajo hasta
pasar a dejar a Beatriz a la escuela, y cuando ella volvía
a casa, Consuelo o él la estaba esperando. Ya no la
dejaban subir a los coches de sus amigos ni ir a fiestas. En el
verano sus padres la llevaron a una casa en la playa para
alejarla de sus "amigos". Durante cuatro semanas Beatriz
padeció los síntomas de la falta de droga: temblor,
nerviosismo y sudoración excesiva. Le costaba tanto
trabajo ceñirse a un horario, que no sabía cuando
comer ni cuando dormir. Poco a poco su embotado cerebro
volvió a funcionar. "Estuve a punto de dejar que mis
sueños se perdieran en una nube de olor dulzón". A
menudo recordaba su estancia en el hospital. "Casi me muero", se
decía, y "ninguno de mis amigos que estaba conmigo vino a
verme".

Los amigos que no llegaron al hospital fueron los que se
drogaban con ella, pero los que si llegaron fueron los que ellas
misma había dejado de lado por sus nuevos
amigos

De regreso en casa, se propuso rehacer su vida con el
mismo empeño con que se había dedicado a
destruirla. Tuvo que hacer segundo medio de nuevo ya que lo
había repetido por las notas y por la gran cantidad de
inasistencia. Volvió a tomar sus clases de piano. En
cuarto medio hizo el viaje de gira de estudio con sus
compañeros.

Han pasado, 8 años desde que fume mi primer pito
y no me siento orgullosa de eso. Pero han pasado 6 años
desde que fui capaz de fumar mi ultimo pito, y de eso si que me
siento orgullosa Se dijo ¡Qué distinta soy
ahora!

Beatriz Álvarez llevará siempre las
cicatrices de su danza con el
diablo. – "Todavía hay gente que me dice tú
eras drogadicta y te rehabilitaste, pero ¿nunca mas has
fumado, segura?" "Para algunas personas voy a ser drogadicta toda
la vida aunque demuestre lo contrario" -.

El dolor de la espalda causado por el accidente la sigue
agobiando, y a veces ve imágenes
"fantasmas" de
objetos en movimiento. Con todo, las aspiraciones son tan grandes
como antes. Ingresó a la universidad con la ilusión
de estudiar leyes y esa ilusión se hizo realidad y este
año en diciembre da su examen de grado y se gradúa
de Abogado. "Me salvé de milagro, y creo que si hubiera
sido por esos "buenos amigos" que tuve, hoy estaría
muerta".

"No culpo a nadie de mi drogadicción, pero si falta mucha
prevención en los colegios y sobre todo dentro de las
familias, es un tema que todos saben que se debe tratar pero no
lo hacen pensando que lo harán en el colegio", me cuenta
Beatriz, sentada en la esquina de mi casa en unos viejos
columpios, donde ella antiguamente fumaba sus pitos.

ANEXO 2

TIPOS DE ANGUSTIA SEGÚN FRASES
Y PREGUNTAS ILUSTRATIVAS

BIBLIOGRAFIA


http://www.monografias.com/trabajos11/drogsoc/drogsoc.shtml

http://www.conadic.gob.mx/

http://www.unet.com.mx/ceca/estadst.htm

TOXICOMANIA
Alonso Fernández, Francisco. Compendio de
Psiquiatría.

Madrid:
Editorial Oteo, 2ª ed., 1982.

Alcoholismo y
Drogodependencias

Pedro Cuadrado Calleja. Médico
Psiquiatra

Aneiros-Riba, et al. 1999

 

Víctor Manuel Ortiz
Martínez

Partes: 1, 2
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