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La creación una gran mentira bíblica (página 3)




Enviado por ruanowilly



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UN DIOS MACHISTA AL
100%

Si efectivamente el Dios de la Biblia es omnisciente,
tal y como se nos impone desde nuestra más tierna infancia,
¿cómo entonces la mente finita y mortal del ser
humano puede lograr entender, interpretar y aún
más, manipular a la Sabiduría Divina?

No dudamos que de igual forma en que un vaso con
capacidad de 10 ó 12 onzas pueda entender y manipular al
océano con solo lo que le quepa adentro, ya sean 10
ó 12 onzas de agua de toda
esa inmensidad que tiene el océano, pues sólo esa
cantidad tendrá del océano. Y esas 10 ó 12
onzas no son el océano. Igual cosa sucede con los seres
humanos y por eso es que se ha dada esa caricaturizada imagen de Dios
Padre con mando, sentimientos, poder
decisional y hasta con una personalidad
bien definida de la divinidad bíblica.

Lo INFINITO, lo INMENSO que es DIOS, EL TODO, no cabe en
una mente humana. ¿Por qué entonces abrogarnos la
vanidosa, inútil y fatua facultad de ser
receptáculos de la Sabiduría Divina y proclamar que
somos inspirados por Dios?.

Leamos una de las muchas, de miles inspiraciones que
hay, y en este caso es Salomón el recipiendario de la
sabiduría e inspiración divinas y leemos desde
Proverbios 8 lo siguiente.

Recibid mi enseñanza y no la plata, porque mejor es la
sabiduría que las piedras preciosas. Yo soy la
sabiduría, habito con la cordura. Yo soy la inteligencia;
mío es el poder, Yahvé me poseía en el
principio.

Y, para sorpresa de algunos, Jesús, muchos
años después, desmiente a toda la ensarta de sabios
e inspirados; incluyendo, por supuesto, a Salomón que hace
gala de la jactancia al ponerse, inclusive, a la misma altura y
categoría de su respectivo Diosesito. Jesús, nos
dice Mateo 11:25, acribillando a muchos sabios.

Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque ocultaste estas cosas a los sabios y a los entendidos y
las revelaste a los niños.

Y San Pablo en 1 de Corintios 3:18 ratifica al
Maestro.

Nadie se engañe a sí mismo,
hágase ignorante para que llegue a ser
sabio.

Si tan cacareada ha sido expuesta la sabiduría
del Dios bíblico, a lo largo y ancho de la Biblia, por
todos y cada uno de los inspirados ¿por qué
entonces desde el principio, en Génesis 2, se nos
demuestra la ignorancia del Dios que nos han impuesto a fuego
y terror?.

Continuando con los últimos versículos del
Génesis 2:21-25, leemos.

Entonces Yahvé-Elohím hizo caer
sueño profundo sobre Adán y mientras este
dormía, tomó una de sus costillas y cerró la
carne en su lugar. Y de la costilla que
Yahvé-Elohím tomó del hombre, formo
una mujer y la trajo
al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis
huesos y carne
de mi carne; será llamada Varona, porque del varón
fue tomada. Por tanto dejará el hombre a su
padre y a su madre y se harán una sola carne. Y estando
ambos desnudos, Adán y su mujer, no se
avergonzaron.

¡Qué sospechosa la forma de proceder de
Dios Padre!. Y, nos llama la atención, cuando decide traer a
manifestación a la mujer.
¿Qué clase de
sueño profundo es el que le induce el Padre Eterno a
Adán? ¿Fue, acaso, drogado?. Más que un
sueño esto parece una especie de éxtasis o de un
rapto por parte de Yahvé, tal y como lo hizo con
muchísimos de los profetas cuando el Señor se les
manifestaba en visiones, sueños e
inspiraciones.

Nosotros, más bien, creemos que fue una
sensación parecida al éxtasis más que a otra
cosa. Y lo afirmamos debido al propio comentario que Adán
hace luego que el Diosesito de pacotilla le trae a la mujer.
Leamos la exclamación del primer hombre que nos dejaron
tontamente apuntada: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne
de mi carne
. Si Adán está sumido en profundo
sueño, tal y como se nos asegura en la Palabra del Padre
Nuestro, ¿cómo diablos supo entonces que Eva era
formada de partes de su propio cuerpo?.

Definitivamente y, aquí, sí estamos
completamente seguros que
Adán tuvo forzosamente que habarse dado cuenta del
proceso de
formación de la Varona pues, si no fue así,
¡no tiene validez su exclamación cuando mira a
Eva!.

Otra cosa muy interesante es que Yahvé,
después del estruendoso fracaso de intentar "hallar
ayuda idónea para Adán"
, en estos
versículos no hace ninguna referencia a que ¡por fin
era la Varona la tal ayuda idónea!; por el contrario ni
una sola palabra de esto.

A lo que parece, y sin querer sufrir otro bochorno,
Yahvé decide mejor dejar pasar por alto el penoso
incidente y echarle tierra al
asunto y es así como, hasta el día de hoy, no
sabemos cuál era la tal ayuda idónea para
Adán de la que se ufanó Dios Nuestro
Señor.

En lo que todo el mundo debe de estar de acuerdo, es en
que el Dios bíblico todo sabiduría y todopoderoso
¡no pudo hallar ayuda idónea para
Adán!.

Ahora bien, lo que aparentemente sí se pudo
satisfacer fue la primera propuesta de Dios Padre, aquella que
"No es bueno que el hombre esté solo". Pero
¿cómo sabría Dios Nuestro Señor que
la soledad no es buena? ¿Significa eso que el Padre
Nuestro ha estado tan
bien acompañado que le apena y decide así que el
hombre deba de tener compañía? ¿Será
femenina la compañía que el Dios bíblico ha
tenido?… ¡Claro y también el placer
sexual!.

¿De dónde sale el nombre Adán?, ya
que en el primer relato de la Creación ni de lejos pudimos
enterarnos del nombre del primer hombre. ¿Será
posible que se trate de otro primer hombre?, aunque, como ya lo
vimos, hay varios hombres en el relato bíblico, incluyendo
aquel que Pablo dice "Y el segundo hombre que es Jesucristo,
es del cielo"
.

Nos dice el versículo 22, Y de la costilla que
Yahvé-Elohím tomó del hombre, formó
una mujer y la trajo al hombre.

Aquí hay que entender que al estar lista, y
formada la mujer, Yahvé decide traerla a donde estaba el
hombre. ¿De qué lugar la trajo? Si Adán
estaba allí mismo y allí mismo es que Dios Padre
tomó una costilla de Adán; entonces ¿hacia
dónde se llevó la divinidad la costilla de
Adán para procesar y formar a una mujer?.

Si somos sumamente amplios con la narración
bíblica, pues no nos queda de otra, ya que es muy posible
que efectivamente Yahvé se haya llevado la costilla de
Adán a algún lugar diferente para así
procesarla y convertirla en toda una mujer, nos queda solamente
que hacernos muchas preguntas y tratar de acercarnos a las
respuestas que suenen más lógicas.

Tenemos entonces la gran duda de a dónde se la
pudo haber llevado. Eso no lo sabemos. Lo que sí
está claro es que la formación de la mujer no se
llevó a cabo en el Huerto de Edén. Y aquí
sí que no puede haber duda alguna, y ninguna otra interpretación, pues es la propia Palabra
de Dios Padre la que nos lo dice cuando asegura que Yahvé
tomó una costilla de Adán, formó una mujer,
y luego la trajo al hombre.

Además ¿por qué nos asegura este
controversial versículo que Yahvé formó una
mujer?. Lo correcto, siempre y de acuerdo a las normas
mínimas que debería de haber tomado en
consideración aquel que se abroga el título de
creador de todo el Universo, es
que debería de haber dicho que Yahvé formó a
la mujer y no a una mujer; en cambio, con lo
del hombre, ahí sí la divinidad bíblica
tomó en serio su papel de creador ya que desde el
versículo 7 nos dice que Yahvé modeló al
hombre y fue el hombre un ser viviente. No nos dice que
modeló a un hombre. ¿Por qué está
diferencia tan marcada y delimitando otra actitud para
con la mujer?.

Si hacemos una profunda meditación y un análisis específico del asunto que
se refiere a una mujer y no a la mujer, concluimos
terminantemente varias cosas:

  1. Son patrañas lo de la costilla que
    Yahvé tomó del primer hombre.
  2. Si Yahvé ya había demostrado su poder
    cuando modeló al hombre del barro y soplarle aliento de
    vida ¿por qué no proceder de igual manera para
    con la formación de la mujer? ¿Por qué
    convierte Yahvé el acto de la formación de la
    mujer en un truco barato? ¿Por qué sólo
    las bestias del campo, las aves de los
    cielos y el hombre fueron formados de la tierra? ¿Por
    qué describir una forma tan extraña y un procedimiento
    tan fuera de lo común para con el surgimiento de una
    mujer?.
  3. Habiendo afirmado que fue una patraña lo de la
    costilla de Adán, tenemos que inferir lo que realmente
    sucedió. Y lo que de verdad pasó es muy sencillo.
    Lo que Yahvé, el omnipotente hizo, efectivamente fue
    traer de afuera del Huerto de Edén a una mujer; pero a
    cualquier mujer, más bien, de las muchas que ya
    vivían en el exterior. Porque ¡ya había una
    multitudinaria población afuera del Edén!
    compuesta por miles de hombres, mujeres y por supuesto por
    miles de niños.

¿No lo creen?… ¿Todavía dudan de
nuestras contundentes afirmaciones?, es increíble, pero
está bien. Comprendemos que es difícil desprenderse
de toda una acumulación de imposiciones y procederemos a
demostrarles los hechos. En Génesis 4:14-17 encontramos la
luz y la
iluminación.

Y hay que dejar en claro lo siguiente, Yahvé,
según esta Segunda Versión de la Creación,
solamente ha modelado a Adán y formado a Eva. De ellos
dos, luego de conocerse (fornicar), les nacen dos hijos,
Caín y Abel; pero Caín, el perverso, mató al
bueno de Abel (que no es todo lo bueno que nos han hecho creer).
Y en ese mismo instante de ocurrir el terrible fratricidio,
solamente deberían de haber existido en toda la faz del
planeta Tierra tres personas: Adán, Eva y el sanguinario
Caín.

En la narración que el Génesis nos hace
desde 4:14-17, nos dice una cosa muy diferente a lo que ya
habíamos procesado como una verdad indiscutible. Desde
aquí se nos asegura que hay todo un mundo poblado afuera
del Huerto de Edén que, lleno de personas, viven como los
habitantes de esa parte oculta para los grandes inspirados
escritores bíblicos que nada dijeron al respecto. Y
leamos.

Dijo Caín a Yahvé (inmediatamente
después del homicidio): He
aquí que me echas hoy de la tierra y de tu presencia me
esconderé y seré extranjero en la tierra; y
sucederá que cualquiera que me encuentre, me
matará. Y le respondió Yahvé: Ciertamente
cualquiera que matare a Caín, siete veces
será castigado. Entonces Yahvé puso señal en
Caín, para que no lo matase cualquiera que lo
hallara
. Salió, pues, Caín de delante de
Yahvé, y habitó en tierra de Nod, al oriente
de Edén. Y conoció Caín a su
mujer
(¿?), la cual concibió y dio a luz
a Enoc; y edificó una ciudad.

¿Está sentado mi estimado lector o sentada
estimada lectora?… ¡Imagínese usted!,
¡edificar toda una ciudad!. ¿Para cuántas
gentes una ciudad completa?. Recordemos que sólo eran
Caín, su mujer –que sepa Judas de dónde se la
sacó o salió-, pero que la Biblia nos asegura era
su mujer, y su pequeño hijito Enoc. ¿Para
qué toda una ciudad para ellos tres? ¿O no
sólo eran tres los que la habitaban?.

Cómo es posible que solamente Caín
construyera toda una ciudad. Y decimos que sólo
Caín pues su mujer no pudo haberle ayudado ya que estaba
recién parida. Y está bien que nos presenten un
Caín homicida, pero que pretendan los inspirados ahora,
que una mujer recién parida pueda ayudar a construir toda
una ciudad, sí que no tiene ni madre.

Alguien es extranjero, solamente cuando no siendo
de un lugar específico y determinado es comparado con los
habitantes de dicho lugar. Un ciudadano guatemalteco, que
esté de paso por Francia,
será todo un extranjero en esas tierras. Si Caín se
queja delante del Padre Nuestro que será extranjero en la
tierra, es porque los habitantes que viven y que tienen sus
ciudades y poblados en esa parte de la Tierra, lo
catalogarán como tal.

Y entonces será, de verdad, un
extranjero.

Si cualquiera que encuentre a Caín puede matarlo,
es porque uno de los muchos pobladores de los lugares
aledaños al Huerto del Edén puede hacerlo. Y, lo
mejor no es la queja apesadumbrada de Caín, es la
ratificación que nos deja Dios Padre en persona de lo que
Caín presume le puede pasar en tierras extranjeras, pues
Yahvé, el Padre Nuestro, responde Ciertamente,
cualquiera que matare a Caín, siete veces
será castigado.

El mismo Diosesito que hemos adorado por siglos
¡acepta la existencia de seres humanos que viven sin que
Dios Padre haya tenido nada que ver en su creación,
hechura o producción.

Y no sólo eso, sino que los hace sujetos de
castigo y de penas si llegaran a tocarle un pelo a su nietecito,
el asesino Caín que mató a su propio hermano.
¿Por qué la amenaza para los que pudieran hacerle
algo al criminal Caín? ¿Por qué entonces nos
han impuesto nuestros líderes religiosos que Caín
es malo y que Dios Padre no lo quiere y que lo desprecia
profundamente?.

Si Dios Nuestro Señor no hubiese querido a
Caín, sencilla y tajantemente, ¡no lo
protegería! como lo hizo.

Si el Padre Eterno despreciara a Caín, por el
asesinato cometido en su hermano Abel, ¡no hubiera
amenazado a los posibles agresores de su nene!. Y, lo mejor de
esto, ¿se les comunicó a los ciudadanos que
habitaban los alrededores del Huerto de Edén esa terrible
amenaza divina que pesaba sobre todo aquel que se atreviera a
matar al fratricida de Caín?.

Y con el asunto de las bodas de Caín
¿cómo es que se dan?. ¿Cómo es o fue
posible que Caín se haya empatado y juntado con una mujer
para hacerla su esposa? ¡Si la única mujer que
existía en toda la faz de la Tierra era su propia madre
Eva!.

¿De dónde salió esta mujer que
hasta un hijo le da llamado Enoc?.

¡Sin lugar a ninguna duda esta mujer que
desposó y tuvo un hijo de Caín salió del
montón de mujeres que ya habitaban las vecindades del
Huerto!.

¡Sin ninguna duda!.

La Palabra de Dios Nuestro Señor nos dice que
sólo habitaban el planeta Tierra, para ese bíblico
momento, tres personas: Adán, Eva y Caín.
¡Nadie más!.

¿Aleluya!… ¡No! ¡Estafa más
bien!.

¿Verdad que ahora sí nos cree nuestra
apreciación bíblica del surgimiento de una mujer
cualquiera para Adán?.

Sencillamente Yahvé, Nuestro Padre, fue y
escogió, tomó y se trajo, efectivamente, una mujer
cualquiera para Adán, de las muchas que ya vivían
en los alrededores del Edén, tal y como el Génesis
4 se ha encargado de aclarar la cuestión.

Si quedara alguna duda por allí, sólo
tenemos que recordarles lo que el Génesis 6:2 nos dejara
expresado y que corresponde a la prueba contundente de que
así fue como se dio el acontecimiento del surgimiento de
una mujer para Adán:

Y viendo los hijos de los Elohím que las hijas
de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres,
escogiendo entre todas.

¡Eso fue a hacer el Padre Nuestro, a escoger una
mujer hermosa y la trajo a dónde había dejado a
Adán!.

Y esto tiene que quedar bien claro…

Comparando ambas versiones nos encontramos con otra
contradicción. En la Primera se nos habla del
término hembra y no de mujer como en esta otra
versión. ¿Cuál es la diferencia entre hembra
y mujer?, veamos: hembra sirve para designar la parte femenina de
una especie y mujer es específicamente aquel ser humano
del género
femenino.

Ambas palabras pudieran expresar la misma idea pero el
término hembra es más general. En cambio la palabra
mujer es particular y exclusivamente usado en los seres humanos.
No encontramos lógico, y tampoco la hay, entre los gatos,
una mujer gato, ya que lo lógico es referirnos y decir
hembra gato. Tampoco hay entre los aguacates una mujer aguacate,
pues lo que hay es un árbol hembra de
aguacates.

¿Está claro?…

¡Qué bien!.

Acerca del tema que nos atrajo, para comentar lo del
lugar de la mujer y de la hembra, hay otro que tiene mucha
relación con todo esto. En el tan llevado como
traído Paraíso Terrenal, los dos géneros
(masculino y femenino), son la parte fundamentalmente
álgida de la misma Naturaleza que
nos rodea.

En la Primera Versión el hombre es creado como
varón y hembra. En cambio en esta Segunda Versión
una mujer es formada de la costilla del hombre; y es esta mujer,
la que a diferencia del varón y de la hembra, que teniendo
la misma corporeidad de Adán, no tiene para nada su misma
naturaleza.

Y nos encontramos con que, en la historia sagrada, la
misión
de la mujer queda muy extrañamente limitada pues la
ley la
mantiene más allá de un segundo plano. Podemos
localizar muy fácilmente a la mujer, en el contexto
bíblico, hundida hasta el fondo y sin un solo derecho. La
mujer, bíblicamente hablando, no puede participar
oficialmente en el culto, no puede ejercer ninguna función
sacerdotal, no hay y no tiene la prescripción de
peregrinar por lo menos tres veces al año y, para
sorpresa, ¡hasta para nosotros!, la mujer es
despiadadamente discriminada del sagrado mandamiento del reposo
sabatino.

¡Sólo la mujer puede trabajar el día
sábado!, por eso nos dice el Exodo 20:10 lo
siguiente.

El día séptimo es sábado,
día para Yahvé tu Elohím; no hagas en
él obra alguna, tu, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo,
ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que esté
dentro de tus puertas.

¿Y qué pasó con la expresión
ni tu mujer?… ¿Menciona acaso el Padre Eterno a
la mujer? ¡NO! Ni de cerca y tampoco lo da a
entender.

Otra cosa, la mujer viuda no tiene ni siquiera el
derecho de escoger a otro marido. Le es impuesto uno de los
hermanos del difunto marido. Así nos lo narra el
Deuteronomio 25:5 que nos dice.

Si varios hermanos habitan juntos, y muere alguno de
ellos, y no tiene hijos, la mujer del muerto no se casará
fuera con hombre extraño; su cuñado se
llegará a ella
(la fornicará) y la
tomará por su mujer, y hará con ella
parentesco.

¿Habrá alguien hoy en día que
cumpla con tal mandato divino? ¿Por qué los
líderes religiosos no obligan a que se cumpla la orden del
dios bíblico que dicen representar?.

Hay otra gracia que tiene Dios Padre para con la mujer.
En Levítico 20:18 leemos ¡aterrados!.

Cualquiera que duerma con mujer menstruosa y descubra
su desnudez, la fuente de su flujo descubrió y ella
descubrió la fuente de su sangre; ambos
serán cortados de entre su pueblo.

¿Cuántas mujeres y hombres cristianos
deberán ser cortados, o en buen español
matados, por la falta que detesta el Dios de amor y
comprensión y que patéticamente deja como ordenanza
sin discusión alguna? ¿Qué les parece la
delicadeza, el amor y la
comprensión de la divinidad?.

Con tales imposiciones divinas, la mujer, ocupa un lugar
después que el último en categoría de
derechos y de
delicadezas. ¡Gloria a Dios Padre hermanos!. Por lo que no
debe extrañarnos que, nuestro viejo amigo Pablo de Tarso,
meta también su cuchara en esto y nos diga desde
Gálatas 4:4 que el Señor Jesucristo quiso nacer
de mujer.

¡Por Dios Santo, Pablo, de qué otra manera
puede nacer un ser humano sino de mujer!.

Después de todo esto, leamos los otros tres
versículos que venimos comentando:

Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis
huesos y carne de mi carne; por lo que será llamada
Varona, porque del varón fue tomada. Por lo tanto,
dejará el hombre a su padre y a su madre; y se
unirá a su mujer, y se harán una sola carne. Y
estando ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se
avergonzaban.

Para iniciar con el comentario, parece que el
sueño profundo con que Yahvé hizo caer la voluntad
del hombre, y así poder dormirlo, no funcionó del
todo. Si Adán hubiera estado en un profundo sueño
y, a pesar de ello, se hubiese enterado de cómo fue
formada una mujer, sólo hay dos opciones. Una, que
Adán no estaba profundamente dormido, mejor dicho
¡ni siquiera lo estaba! y por esa razón es que se
fijó y se dio plena cuenta de todo lo ocurrido. Y dos, que
Adán supo por medio de alguien más de lo ocurrido;
descartando a Dios Padre como el chismoso, lo mismo que tampoco
creemos que haya sido Eva, porque a esta pisoteada y pobre
víctima, y representante del género femenino,
sencillamente ¡ni siquiera se le ha oído
hablar!.

El Padre Nuestro no la deja expresar ni su pensamiento ni
su desacuerdo con lo que está sucediendo.

De alguna manera Adán se enteró de lo
ocurrido, ya que si le creemos a la Biblia, y entendemos que
Adán le dijo a la mujer "esto es ahora hueso de mis
huesos y carne de mi carne"
, eso significa que Adán,
previamente, estaba totalmente enterado de la actuación
que Yahvé tuvo cuando manipuló su
costilla.

¿Pero quién se lo dijo?…

Aquí, en este versículo, lo importante no
es que Dios Nuestro Señor tomara una costilla del cuerpo
de Adán, se la llevara a otro lugar y que luego la haya
traído de regreso y se la presentara al hombre. No. Lo
importante, y por el mismo hecho en sí, lo trascendental
es preguntarnos, ¿cómo es que Adán se
enteró de los sucesos?.

La Palabra del Dios bíblico, para nuestra
desgracia y frustración, no nos lo aclara. Más bien
deja abierta la puerta a cualquier clase de especulación,
ya que si no fue Yahvé el que contó de lo que hizo
con la costilla del hombre y si tampoco fue Eva la que se haya
encargado de divulgar el tratamiento al que se la sometió,
surge otra pregunta interesante ¿Cómo se pudo haber
enterado de tales hechos el autor de estos sagrados escritos y
así dejar constancia de los sucesos para la
posteridad?

Por supuesto que ni por asomo creemos en la payasada
religiosa de una inspiración divina. Más pareciera
que todo este relajo de la costilla y de una mujer, es una burda
invención del que se creyó poseedor del
entendimiento y de la inspiración de Dios
Padre.

PROFUNDOS SUSPIROS
FEMENINOS

El versículo 24 nos relata uno de los puntos
más controversiales que hay adentro de los ritos de la
religión
Cristiana. Se ha pretendido que es el punto de iniciación
del sacramento del matrimonio. Pero
lo mejor es que lo leamos para luego hacer el comentario
adecuado.

Dijo Adán: Por lo tanto, dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y
se harán una sola carne.

Después de una leve pausa, para tomar aire y para
sonreírnos un poco, pues hay que tener valor para
haber puesto en boca de Adán semejante embuste y
desfachatez, que constituye una burla al sentido común del
que lo lee, es bueno averiguar muchas cosas al respecto de todo
esto.

¿Qué es esa exclamación un tanto
apasionada de la que hace gala Adán? ¿Nos creyeron
ingenuos, brutos y hasta imbéciles acaso?…
¡Cómo es posible y en qué cabeza cabe que
pueda hablar Adán de padre y madre si recién
él mismo ha sido apenas formado del barro!.

Con esta expresión, de verdad hay que decir
¡Adán ni madre tuvo!, por lo tanto, es risible y
digno de una sonora carcajada de burla; pero que nos digan que un
ser que no fue producto de la
copulación entre una pareja hombre-mujer, tal es el caso
de Adán y que éste se refiera a algo totalmente
desconocido para él, y llamándolos por sus
respectivos nombres, que también deberían de ser
desconocidos para Adán, de verdad, ¡es una estupidez
imperdonable del Espíritu
Santo!.

No hay la más mínima posibilidad en la que
pudiéramos confiar y creer que Adán pudiera estar
enterado que existieron dos seres humanos que pudieran cumplir
con todo el significado de ser padre y madre. Ya que sólo
existían junto a él, según constatamos en la
Biblia, nada más que Yahvé y una mujer.

No podemos entender cómo el supuesto primer
hombre de esta Segunda Versión, que no tuvo ni padre ni
madre, se refiera a ellos, los llame por sus nombres y que
además, en el colmo de la burla, deje un mandato al futuro
para aquellas parejas que vendrán y les deja advertido:
"por lo tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre
y se unirá a su mujer y se harán una sola
carne"
.

Adán debería de haber estado inocente e
ignorante de tales cosas. Este individuo
fabricado, con barro del suelo, no sabe
todavía de relaciones
sexuales pues, para ese preciso momento, el pobre Adán
no conocía aún de los deliciosos placeres de la
carne y tampoco que copulando con la mujer, recién hecha
de su propia costilla, pudiera tener hijos; los cuales, en todo
caso, serían sí, los primeros seres humanos que
pudieran decir, ¡en todo el sentido de la palabra!, que
tenían un padre, Adán y una madre, Eva.

¿Cómo entonces puede Adán prevenir
y admonizar a sus posibles descendientes si no sabe que él
tiene la capacidad de tener descendencia a su vez?. Adán
ignora totalmente que pueda tener hijos con la mujer "hueso de
mis huesos y carne de mi carne"
.

Y, no lo olvidemos, ellos dos no han sido aún
tentados…

La frase que, quizá sea la que más parejas
hayamos oído, es aquella que dice "Por lo tanto,
dejará el hombre a su padre y a su madre, y se
unirá a su mujer y se harán una sola
carne"…
¿Y qué con la mujer?
¿Tendrá que dejar a sus padres también? O la
ley sólo se aplica para el hombre.

Sin darnos ninguna explicación sobre el papel que
le corresponde desempeñar a la mujer en todo este relajo
del matrimonio, tenemos que preguntarnos ¿por qué
pretender que la mujer, por la manera en que fue producida, no
puede gozar del mismo trato que el hombre?.

Se nos ha dicho que la mujer no fue hecha ni de la
cabeza del hombre ni de sus pies y que, por el hecho de haber
sido un producto sacado de las costillas o del tronco del hombre
o sea de su parte intermedia, eso significa que con esa
decisión divina se evitó que la mujer fuera mucho
más inteligente que el hombre, si se hubiese tomado de la
cabeza; y se evitó, también, que fuera humillada
por el mismo hombre, si se hubiesen tomado de sus pies las partes
para procesarla.

Por lo tanto la mujer debería de gozar de los
mismos derechos y obligaciones
junto al hombre.

¿Por qué no hay nada con respecto a que la
mujer tiene que dejar a su familia para
unirse en una sola carne con el hombre?.

Volviendo a la frase que tan marcadamente nos repiten,
durante el acto del matrimonio religioso, tenemos que forma en
sí casi un mandamiento divino, muy a pesar, y esto
sí da pena, que es Adán el que dice la frase y no
Dios Padre; pero si calmadamente analizamos las circunstancias y
el contorno bajo las que fue pronunciada la frase matrimonial,
¡para asombro nuestro!, hay que preguntarnos ¿por
qué los inspirados hacen que Adán sea el que
pronuncie tan lapidantes palabras.

El menos indicado para hacerlo era este pobre hombre, ya
que Adán no podía ni debía, y mucho menos
sabía, lo que sucedería en el futuro inmediato,
mediato o a largo plazo; por lo tanto ¡era imposible que
predijera para una descendencia hipotética y que tampoco
tenía para ese momento, y ni siquiera sabía que
podría llegar a tener. Por lo tanto es lamentable que
pusieran en boca de Adán tales cosas.

Lo único sobresaliente de esta parte, es decir de
este Segundo Capítulo de la Biblia, es su final. En el
versículo 25 se nos dice.

Y ambos estaban desnudos, Adán y su mujer, y
no se avergonzaban.

¡Sólo eso faltaba!.

Si una pareja que, estando desnudos, se avergüenzan
el uno del otro, ¡qué abundante material para
psicólogos y siquiatras!. ¿De cuántos
trastornos mentales no estarían llenos una pareja que se
avergüence entre sí?.

Con un muy sencillo psicoanálisis un buen profesional
podría sacar a luz todos los traumatismos que aquejan a
los dos seres que tienen el problema de tal
vergüenza.

Pero el sentido que el versículo 25 quiere dar,
es que entre ellos no podían juzgarse el uno al otro, en
base a una razón muy simple; ninguno de ellos, ni
Adán ni Eva, tenían alguna experiencia,
algún recuerdo de algo o bien acciones con
qué compararlas como para pensar que al hacerlo eso les
pudiera provocar alguna pena.

Ellos dos son modelos
recientes y recién acaban de salir de la fábrica.
Uno del barro y la otra de una costilla. No había por lo
tanto ¡nada que los relacionase!. Perdón,
sólo una cosa sí tenían en común, una
costilla.

Hablar aquí que no se avergonzaron al verse
desnudos, está como fuera de lugar. Si ellos dos no
tenían ningún conocimiento
de las cosas de la vida, no había razón para dejar
una frase que, como la que hacen decir a la Palabra de Dios
Padre, desvirtúa la realidad. Adán y Eva no
sabían de las cositas que hacen los pajaritos y las
abejitas, mucho menos que ellos mismos pudieran ser sujetos del
goce sexual y que eso los pudiera llegar a convertir en padre y
madre respectivamente.

¡No, nada de eso!.

Aquí tenemos la obligación de declarar que
el autor de este pasaje recibió una equivocada
inspiración y que es hasta una mala intención hacer
que la Biblia la mencione. Si aceptamos lo que el
versículo 25 nos dice, y tomamos como real el hecho que la
primera pareja no se avergonzó de su desnudez, entontes
eso significa que Adán y su mujer Eva ¡eran
inocentes e ignorantes!.

Nuestros primeros padres eran puros, inocentes y no
sujetos a la vergüenza. Es más, ellos dos no
tenían la mínima noción que serían
llamados los primeros padres.

Con respecto a la desnudez, como es presentada por la
Biblia, hay una clara alusión a la sexualidad, a
la vergüenza y al vestido. La palabra sexualidad no la
hallamos por ningún lado de la Biblia, pero hay muchas
alusiones que han servido para resaltar la diferencia entre el
varón y la hembra y que sirven para evocar e ilustrar el
fabuloso misterio de las relaciones entre el hombre y la mujer. Y
así, surge el primer mandamiento machista, promulgado
directamente por el Dios bíblico. En Génesis 3:16
Yahvé humilla, opaca y subyuga a la mujer con respecto del
hombre. Inclusive hasta en el deseo íntimo de la
sexualidad femenina. Y leemos cómo este Diosesito de
espumilla, emulando al típico macho latinoamericano, le
ordena a la primera mujer.

Tus deseos serán para tu marido, y él,
se enseñoreará en ti.

¿Por qué el todo sabiduría de Dios
Nuestro Señor relega, perturba y provoca la
introspección sexual en la mujer?. Pero no sólo
Dios Padre lo hace, también Jesús nos hace una
discriminación sexual con la mujer. En
Lucas 18:29 Jesús exige que para ser discípulo suyo
hay que renunciar, inclusive, hasta de la propia
mujer.

¿Por qué asombrarnos de la conducta tan
equivocada que hemos llevado con respecto a la sexualidad en la
mujer?, si desde el principio el Padre Eterno surge con
imposiciones para con la mujer a la que hace aparecer como un
objeto del deseo sexual y no sólo del hombre, sino que
también de los hijos de Dios.

Leamos lo que el Génesis 6:2 nos dice.

Que viendo los hijos de Dios que las hijas de los
hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo
entre todas.

Tomar para sí, es un acto de pura violencia. Y
en este caso, de violencia sexual.

¡Caramba!… ¿violencia sexual en los
"hijos de Dios"? Entonces ¡qué viva el
vicio!.

Con lo que no podemos negarnos es con la realidad y, la
encontramos tan marcadamente puesta en lo que nos rodea, que es
imposible retraernos a ella. En el final de ambas versiones de la
Creación se concluye con un ritual muy parecido, y por lo
mismo, confundido y tenido por la representación del
matrimonio.

En una versión hay una admonición divina
que les hace al varón y a la hembra. Recordemos que los
Elohím les dicen: Fructificad y multiplicaos; llenad la
tierra.
Y en esta Segunda Versión, Adán, ya no
la divinidad, como para auto convencerse de la situación,
dice frente a la mujer: Por lo tanto, dejará el hombre
a su padre y a su madre y ser unirá a su mujer y se
harán una sola carne.

La realidad es que la sexualidad encuentra, por fin, su
caudal y se derrama tanto en el hombre como en la mujer, cuando
ambos se descubren; cuando la carne, que los hace de la misma
naturaleza sexual, se enciende y cuando aparece la segunda y
aún la tercera concubina. Si el hombre ha tratado de
cumplir la voluntad de Dios Padre de crecer y multiplicarse lo ha
hecho en camino a la deliciosa práctica de la poligamia
como cosa del hombre.

Y muy bien nos lo relata el libro de
Jueces 8:30 que nos dice.

Y tuvo Gedeón setenta hijos que constituyeron
su descendencia, porque tuvo muchas mujeres.

También hubo degeneración en todo esto y
desde el principio bíblico fue así, muy a pesar que
se supone que Yahvé dejó instituido el rito y el
mandamiento del matrimonio y el respeto por una
sola mujer. Más sin embargo hubo mujeres que no
sólo permitieron que su respectivo marido tuviese otras
mujeres, sino que, agresivamente ellas mismas, se las
conseguían.

El caso de Sara, la esposa de Abraham, que luego resulta
ser la propia hermana del patriarca, es sumamente
ilustrativa.

Sara no le daba hijos a Abraham, pero tenía una
sierva egipcia que se llamaba Agar. Leamos en Génesis 16
lo que nos cuentan.

Dijo entonces Saray (Dios Padre le cambia el
nombre después por el de Sara) a Abram
(también la divinidad bíblica le cambia el nombre
después por el de Abraham que conocemos mejor): Ya ves
que Yahvé me ha hecho estéril; te ruego, pues, que
te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella.
Y atendió Abram el ruego de Saray. Y Abram se llegó
a Agar, la cual concibió.

¡No le costó mucho aceptar el ruego y el
ofrecimiento de un bocadito sexual, distinto al de su propia
esposa, a Abram o Abraham!.

El primer bígamo de la Biblia fue un nieto de
Adán en línea directa y Génesis 4:19 nos lo
cuenta.

Y Lamec tomó para sí dos
mujeres.

¡Gloria a Dios!.

Además hay perversión y el Génesis
19:29-38 nos narra la forma en que las dos hijas de Lot tienen
relaciones sexuales con su propio padre. Le recomendamos
leerlo.

A todo lo largo de las Sagradas Escrituras nos topamos
con hombres muy viriles y poseedores de doble placer sexual, ya
que tienen el voluptuoso y manifiesto gusto de tener dos mujeres
a la vez como mínimo. En 1 de Reyes 1:1 y 2
leemos.

Hubo un varón llamado Elcaná el cual
tenía dos mujeres.

Inclusive hay leyes divinas
para legalizar la fornicación manteniendo a la mujer como
instrumento del goce sexual.

Nos dice Deuteronomio 21: 10-14 la manera cómo el
hombre podía masturbarse en una mujer ajena y sin su
consentimiento.

Cuando salgas a la guerra contra
tus enemigos y Yahvé-Elohím te los entregue en tu
mano y tomes de ellos cautivos y veas entre los cautivos a alguna
mujer hermosa y te enamores de ella y quieras tomarla por mujer,
la meterás a tu casa; y ella rapará su cabeza y
cortará sus uñas y se quitará el vestido de
su cautiverio y se quedará en tu casa y llorará a
su padre y a su madre un mes entero; y después
podrás llegarte a ella
(gozarla sexualmente) y tu
serás su marido y ella será tu mujer. Y si
después no te agrada, la dejarás en libertad. No
la venderás por dinero ni la
tratarás como esclava, por cuanto la
humillaste.

¡Qué bien!…

Si se está reconociendo la ignominia de tal
proceder y se cataloga, por la misma Biblia, de
humillación para con la mujer así sexualmente
maltratada, ¿por qué es regularizada la
práctica del goce con mujer ajena?.

Esto que hemos leído sencillamente no podemos
digerirlo y mucho menos entenderlo.

¿Puede usted?…

Pero David, el fastuoso y voluptuoso Rey David,
también hace de las suyas. En 2 de Samuel 11:2 ss., se nos
narra cómo el poderoso Rey obliga a Betsabé, mujer
casada, a gozar con él de todos los placeres de la carne.
Y no sólo eso, pues resultando embarazada, manda a matar
al marido de ella y se queda con tan deliciosa prenda sexual como
premio a sus dotes de mujeriego.

Hay que reconocer que el campeón de los fogosos
sexuales lo fue Salomón. En 1 de Reyes 11
leemos.

Pero el Rey Salomón amó, además
dela hija del faraón, a muchas mujeres extranjeras, a las
de Moab, a las de Amon, a las de Edón, a las de
Sidón y a las Heteas; gentes de las cuales Yahvé
había dicho a los hijos de Israel: No os
llegaréis a ellas ni ellas se llegarán a vosotros;
porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras
sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón
con amor. Y tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y
trescientas concubinas.

¡Para qué la ley de Dios Padre!. Nunca fue
realmente cumplida y menos aplicada en forma por igual. Y mucho
menos hoy en día.

Nos dice Deuteronomio 22:2 lo siguiente.

Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer
casada, ambos morirán, el hombre que se acostó con
la mujer y la mujer también, así quitarás el
mal de Israel.

¿Se habrá quitado realmente el mal no solo
de Israel sino que en cualquier lugar del mundo en donde hayan
existido el hombre y la mujer y los deseos sexuales?…
¡Sin comentarios!.

Es más, si se hubiese cumplido fielmente y al pie
de la letra tal mandato del Padre Nuestro, ¡por Dios que la
especie humana estaría por extinguirse!.

En Exodo 20:14 se nos dice muy claramente y de forma
determinante.

No cometerás adulterio.

Pero no deja de ser dudoso tal mandamiento cuando vemos
que la ley servía sólo para hacer respetar los
sagrados derechos del marido.

No encontramos que exista alguna prohibición para
cuando el hombre tuviera relaciones sexuales con mujeres sin
compromiso o con las rameras. ¡De eso no hay
nada!.

Claro, y por supuesto, se nos olvidaba que la
inspiración divina llegaba solo a hombres por lo que era
muy fácil escribir sobre cosas y aspectos que en nada
perturbaran los deliciosos goces del amor y del sexo con mujer
ajena.

¡Que vivan las rameras!…

Hay una marcada interferencia en el matrimonio por parte
de la religión. Si una pareja decide unirse
¿qué tiene que ver la religión en medio de
ellos?. El matrimonio es, primero que todo, una
institución de derecho civil no
religioso. Además, y como evidencia divina, ¡no hay
nada en los textos religiosos antiguos en donde se haga la
más mínima alusión a algún ritual
religioso para bendecir en matrimonio a una pareja que libre o
forzosamente se una!.

El Génesis 24:48 nos dice.

Y me incliné y adoré a Yahvé y
bendije a Yahvé, Elohím de mi señor Abraham,
que me había guiado por camino de verdad para tomar la
hija del hermano de mi señor para su hijo.

Esto nos comprueba que todo israelita sabía, y lo
sabe ahora, que Yahvé los guía en la
elección de una esposa, ¡y no en instituir un rito
religioso sobre el matrimonio!.

Sin encontrar ningún derecho real para con la
mujer en la Biblia, pues al contrario sólo obligaciones
hay, habrá que tomar la debida nota al respecto; y no
digamos del campo sexual en donde el Dios bíblico
convierte y hace lucir a la mujer como una posesión
más del hombre y como un artículo de propiedad
exclusiva del macho. En Exodo 20:17 encontramos toda una ofensa a
la dignidad
femenina.

No codiciarás la casa de tu prójimo, no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni
su criada, ni su buen, ni su asno, ni cosa alguna de tu
prójimo.

Con lo leído, y con la atención que le
debimos de haber puesto al mandato divino, queda preguntarnos,
¿podrá entonces la mujer desear al marido de otra
mujer?, pues no habiendo prohibición al respecto
¡por qué no hacerlo!; pero en lo que vale esto
aquí, la mujer aparece como una cosa y como un objeto
más propiedad del hombre, y no como un ser humano
delicado, fiel y amoroso.

La prostitución y las rameras en sí,
son tema fundamental en el matrimonio, por las salidas del marido
a descubrir otros placeres. Pero leamos la manera de proceder del
Padre Nuestro cuando, condenando el adulterio, a la
fornicación, a la promiscuidad e imponiendo severamente el
dicho de no desearás a la mujer de tu prójimo, nos
es relatado por Oseas 1:2 un mandato, no sólo loco y fuera
de toda realidad, sino que hasta pecaminoso.

Dijo Yahvé a Oseas: Ve, tómate una
mujer fornicaria y engendra hijos de fornicación; porque
la tierra fornica apartándose de
Yahvé.

¿Quién cumple con la condición y es
una mujer fornicaria?, pues aquella que comete el pecado de la
fornicación; o sea es aquella mujer depravada que, no
teniendo suficientes satisfacciones en su hogar, decide
entregarse a otro o a otros hombres. Y, ¿en dónde
puede hallarse una mujer que lo ha hecho con otros hombres una y
otra vez?, si según la Palabra del Padre Nuestro
¡eso es imposible!, ya que no existen aquellas mujeres
tontas que se hayan dejado sorprender en el acto inmoral de tener
relaciones sexuales con alguien que no es su respectivo
marido.

El libro del Levítico 20:10 nos narra lo que
sucedería con las mujeres llamadas fornicarias.

Si un hombre comete adulterio con la mujer de su
prójimo, el adúltero y la adúltera o
fornicaria indefectiblemente serán muertos.

¿Por qué entonces el Padre Nuestro obliga
a Oseas a conseguir una mujer fornicaria? ¿En dónde
podría encontrarla? ¿No se supone que una mujer es
fornicaria sólo cuando ya es público el pecado
cometido?, pues si no se sabe nada, el secretito queda entre los
amantes y nadie podrá tildarla de fornicaria y por lo
tanto ¡no habrá castigo divino!.

No hay que olvidar que la fornicaria era condenada a
sufrir una espantosa muerte a manos
de aquellos vecinos que la acusaran de tal pecado grave para la
comunidad
judía. El juicio era sumario y la muerte, por
lo tanto y por eso mismo, era instantánea. Eso y no otra
cosa impedía la existencia de mujeres tildadas de
fornicarias, pues por Ley deberían de haber sido matadas
en su momento.

La propia Ley impedía la existencia por
más allá de unos momentos de las
fornicarias.

DECEPCIÓN,
DECEPCIÓN… ¡Y MÁS
DECEPCIÓN!

La unidad del ser humano no está completa si no
la forman el hombre y la mujer. Y hay que saber delinear el
término hombre, pues en él, se encierra a la vez la
universalidad pues, cuando hablamos o nos referimos al hombre del
siglo equis, hay que entender que dicho término involucra
tanto al varón como a la hembra del género humano
de ese preciso siglo. Y, cuando un libro considerado por millones
de seres humanos como la Expresión de Dios Padre, surge
entre un grupo compacto
de seres que comparten muchas cosas en común, y a
través de ese libro, particularizan a su divinidad
haciéndolo aparecer como El Creador de todo cuanto hay en
el cielo y en la tierra, es cuando esperamos, por lo menos, una
congruencia en todo lo que este supuesto Todopoderoso Dios
haga.

Para desgracia de millones de personas, que se han
considerado creyentes en las prédicas y mandamientos del
Dios bíblico, pues es de la Biblia el libro a que estamos
haciendo la referencia, en la mal llamada Palabra del Padre
Nuestro, hemos descubierto ¡dos inspiraciones divinas!
¿cómo es posible semejante
incongruencia?.

Y, efectivamente, hay en la Biblia dos versiones sobre
un mismo tema. Y que bueno sería que dos versiones iguales
o parecidas. ¡No!, son completamente diferentes y cada una
de ellas nos describe muy a su manera la forma en que Dios Padre,
Elohím, Yahvé o Yo soy el que Soy, producen cada
uno de ellos todo lo existente sobre la tierra y también
fuera de ella.

Y resulta que ninguna de las versiones, que cada una de
ellas alega ser la auténtica inspiración divina, es
por lo menos coherente ni guarda lógica
alguna con lo que de verdad ocurrió en el principio de
todo.

A pesar de los pesares, y si creemos que tal y como la
Biblia narra la Creación, en dos versiones diferentes,
así fue como ocurrieron los hechos, hay que preguntarnos,
¿creemos en lo que la Biblia nos dice que fue la
Creación por miedo, fe o por costumbre? O porque no
conocemos otras versiones que muchísimos pueblos y
civilizaciones han tenido y tienen. ¿Nos identificamos de
verdad con la narración bíblica, herencia
judeo-cristiana, que ha llegado a nosotros de pura
carambola?.

Y siendo claros con nosotros mismos, respondamos
sinceramente, ¿con cual de las dos versiones sobre la
Creación nos quedamos?. ¿Cuál de las dos es
para nosotros la verdadera y la correcta? ¿Cuál
dice la verdad? ¿Será posible que Elohím
(los fuertes y poderosos) sean los originales creadores de todo
cuanto existe? ¿Habrá alguna posibilidad que nos
lleve a aceptar a Yahvé como el hacedor de todo el
Universo?
¿Serán ambas versiones puras
patrañas?.

Queda como un examen de conciencia
responder con la mayor de las sinceridades a todo esto. Y no
pretendemos cambiar el mundo que nos rodea, tampoco que la gente
que nos lea cambie de idea religiosa. No. Sólo estamos
presentando el panorama bíblico sin efectos secundarios o
especiales que son los que no nos han dejado ver la gran
patraña encerrada en la Biblia.

Lo que hay que inferir y delimitar es muy sencillo. Si
la Biblia surge, y la hemos aceptado como la Palabra de Dios
Padre, por lo menos debería de cumplir con la
condición de que sus versículos no fueran sujetos a
la crítica
y a la variada interpretación que cada uno de los que los
leen encuentra, pues es ridículo que la Palabra Divina
esté llena de incongruencias, dobles sentidos y
contradicciones en toda la narración.

Pretender que el autor directo y el gran inspirador es
EL TODO, DIOS, sencillamente no puede ser, pues DIOS, EL TODO no
puede ser sujeto a proferir incoherencias ni a desmentirse
estúpidamente con dos versiones entre sí sobre la
Creación.

Apenas llevamos leídos dos capítulos
completos, más algunas citas, pasajes y otros
versículos y en solo este poquísimo material,
apenas un 0.15% de todos los libros que
componen a la Palabra del Dios bíblico, y ya tenemos
descubrimientos asombrosos de dualidades, engaños,
equivocaciones, olvidos y lo peor ¡una tremenda mala fe del
Diosesito inventado por los israelitas y conocido como
Yahvé, el mal llamado Padre Nuestro por el fatuo de
Jesucristo.

Todavía aún hoy en día podemos
escuchar la palabra de personas muy serias, llenas de gracia,
humildes y de vocación religiosa, que creyendo ser
portadores de mensajes divinos, y por lo tanto iluminados por el
Espíritu Santo y únicos interpretes fieles de los
designios de Dios Padre, que pregonan a gritos y con grandes
aspavientos que al Biblia es la Palabra de Dios y que, por lo
tanto, es incuestionablemente perfecta; y que aquellos que
blasfemamos y que se atreven a poner en duda lo que Dios Padre
dice, a través del Libro de los Libros, son engendros del
Demonio Mayor.

Viendo las cosas como verdaderamente tienen que ser,
tratemos honestamente de responder lo siguiente. ¿No
fueron equivocaciones, contradicciones y engaños todo lo
que hemos leído en estos dos primeros capítulos y
en las citas bíblicas copiadas? ¿Será
posible que el Demonio ende suelto haciendo de las suyas y por
eso es que hay diabólicos seres humanos que se atreven a
criticar a la Palabra de Dios Padre?.

O simplemente habrá que reconocer que la Biblia
¡es una estafa!.

Lo que debemos de respondernos, y decirle al mundo
entero, es si la Biblia es o no la Palabra de DIOS. Pero
completa, no a medias o por versículos y así
afirmar que en tal o cual pasaje sí hay inspiración
y revelación de Dios, porque eso es una
aberración.

Ya lo dijimos, pero no está demás que se
nos grabe, EL TODO, DIOS, LA VERDAD ABSOLUTA ¡no puede
equivocarse y menos aún contradecirse!.

Y, como para la muestra con un
solo botón basta, veamos equivocaciones y contradicciones,
más uno que otro engaño, mala fe, petulancia,
tiranía y hasta hechicerías; que es lo que
encontramos en Génesis 2:7 que, en un intento por
competir, tratando de imponer cada una de las versiones de la
Creación su propia deducción de lo oscuro que resulta
enfrentarse con un mundo inmenso como el que rodea al ser humano
y, sin saber de dónde surgió y tampoco quién
lo hizo, se dan a la tarea de encontrarle solución, por
supuesto que a su manera particular.

Leamos primero en Génesis 1:26 y 27 que nos
dicen.

Entonces dijeron los Elohím: Hagamos al hombre
a nuestra imagen, a imagen de los Elohím los crearon;
varón y hembra los crearon.

Ahora leamos desde Génesis 2:7 su concepto.

Entonces Yahvé-Elohím modeló al
hombre de arcilla del suelo y sopló en su nariz aliento de
vida y fue el hombre un ser viviente.

¿Y la mujer? ¿Por qué en esta
Segunda Versión es hasta de último que la mujer es
sacada de una costilla del hombre de barro?.

¡Es por demás!, y con este ejemplo, a pesar
que hemos ahondado en el tema de forma abundante, nos tenemos que
detener a pensar y a tomar, por lo mismo, una decisión al
respecto. ¿Puede tomarla verdad?…

Además de todo lo que la Biblia lleva por dentro
en sus páginas, si vemos lo que en sí es el objeto
conocido como Biblia, nos encontramos con otro grave problema,
pues hay muchísimas personas que han hecho de la Biblia un
objeto de culto insano y demente; y podemos, con todo el amplio
sentido de la palabra, catalogarlos como Biblia maníacos o
fetichistas de la Biblia.

Todos estos sujetos han hecho ellos mismos del Libro
Sagrado cristiano, y han estado inculcando en las mentes de
aquellos otros que se han dejado, un objeto de culto y
adoración. Es decir que han venerado ese libro que
contiene la Palabra de Dios Padre en forma excesiva y con el
agravante e infaltable toque de superstición. En otros
casos hasta han obligado a jurar sobre la Biblia por cualquier
tontería, llegando, inclusive, a tener por ella
connotaciones mórbidas o desequilibradas, con un profundo
sentido sexual que, de verdad, y viendo cómo son las cosas
que rodean a este libro y a sus fanáticos seguidores,
¡da miedo y profunda lástima!.

Y no hay que llamarnos a engaño. No. Mal
haríamos en querer ocultar una verdad que está
frente a nosotros. Y lo peor, en todo el sentido, son las
personas que actúan o mejor dicho sobreactúan con
lo que la Biblia es y con lo que ellos (por imposición)
creen que significa; y lo hacen así porque creen, de buena
fe, que es lo correcto y asumen la tergiversada posición
que más allá de todo este mundo de ilusiones les
espera la salvación eterna.

Pobrecitos… Como que hubiera salvación
limitada.

Estas personas continuarán muriendo vilmente
engañadas.

¡Cuánto daño le
ha hecho a la humanidad el participar de esa idea insana de la
salvación eterna!, y no importa de qué grupo
religioso venga ni de qué líder
espiritual, avatar, encarnación divina o de qué
hijo de Dios venga la idea de una salvación pues
¡siempre, pero siempre siempre!, ha acarreado a la masa
humana que los sigue, terribles consecuencias.

Ha llevado a la degradación, al despilfarro de
fuerzas y a la entrega de voluntades y de vidas, tan
útiles para todo el resto de la humanidad que, si vemos a
través de la historia, nos encontramos con ese drama que
ha acompañado al ser humano desde que se le ocurrió
a alguien usar la religión como arma sutil de cazar
voluntades, lo ha envuelto en una arena movediza que se lo traga
irremediablemente.

Y cuando alguien vociferando, ha pretendido ser la
representación de la divinidad, de turno por supuesto
–no lo olvidemos-, ¿qué es lo que nos ha
dejado como herencia la presunta salvación?…
¡qué ha hecho en nosotros!. Lo de siempre, lo de
todos aquellos de cientos de salvadores hijos de Dios, es decir
¡muerte, destrucción y miseria!; además de
frustración y complejo de culpa al no ser merecedores de
la salvación eterna.

La idea de la salvación eterna está
fundamentada en una última experiencia, llegar a estar
fuera del inminente peligro en que se está expuesto a
padecer al final de la vida terrena. Y entonces hacemos
intervenir a Dios Padre en forma directa por medio de aquellos
abnegados seres humanos que, con todos los defectos y sus
limitaciones propias de la misma condición de hombres que
se tiene, tal el caso de Buda, Krishna, Zoroastro,
Pitágoras, Quetzalcoatl e inclusive nuestro Jesús,
pretenden llevarnos de la mano por el camino de la
salvación eterna.

Como bien nos dice Lucas 2:11 en donde
leemos.

Hoy ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador,
que es Cristo el Señor.

¿Por qué lo cataloga Lucas como un
Salvador y no como El Salvador?… ¡Aleluya, ahora
sí tenemos entendimiento!.

Un salvador, es uno de los muchos tantos que se pueden
abrogar tal título. En cambio El Salvador, es alguien
específico y único… Léase bien, dijimos
ÚNICO.

Si de entrada con Nuestro Salvador Jesucristo ya hay
incongruencias ¡imagínese usted!.

¿De qué pudo habernos salvado este
Jesús que fue catalogado como un simple salvador
más, de los muchos que ha habido y que han dicho
serlo?.

Continuamos preguntándonos cosas y
admirándonos en otras y para sorpresa el Dios
bíblico mismo limitó la grandeza y los buenos
oficios de Salvador que Jesús pudo haber tenido (ya lo
veremos); y sin ir más allá de nuestro contorno,
basta con mirar a nuestro alrededor y lo que vemos es triste.
¡Sigue la humanidad igual de jodida!.

Y, si nos enfocamos hacia el pueblo escogido, o sea en
los israelitas, de donde es originario Jesús,
¿qué es lo que vemos?, ¿de qué los
pudo haber salvado Jesús, su propio paisano?… ¡Ni
siquiera de las nazis!, no olvidemos que más de seis
millones de judíos
fueron brutalmente masacrados en la Segunda Guerra
Mundial.

¿En dónde estaba por lo menos un Salvador
como Lucas identifica a Jesucristo?… ¡Lejos del lugar en
donde más se le necesitaba!.

Pablo, el candoroso e intrépido de Pablo, nos
asegura un hecho fuera de toda dimensión posible y nos
dice desde Romanos 1:16 que.

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es
poder de Dios para salvación a todo aquel que
cree.

¿Por qué ese mismo evangelio salvador no
salvó a Pablo de los padecimientos y de la tremenda muerte
que sufrió?, sencillamente porque no
podía.

Repetimos, es Dios Padre mismo el que limita la acción
de Salvación, y es quien impone al único que puede
y tiene el poder de salvar… ya lo veremos.

La idea en un Dios todopoderoso, que salva y libra del
peligro, no es nueva ni exclusiva del pueblo judío y
tampoco, por ende, de los cristianos o del Cristianismo,
como hemos pensado y como nos lo han dicho, pues es cosa
común a todas las religiones ¡ese es el
principal gancho publicitario de los grupos
religiosos!; pero pretender, y querer imponernos a Yahvé,
el Padre de Jesús, que es el mismo sanguinario Dios
bíblico, como nuestro Salvador, es cosa muy delicada.
Tanto, como la cantaleta tan oída de que Jesús es
nuestro Salvador.

¿Yahvé y Jesús como salvadores de
la humanidad? ¡NO!. Yahvé solamente salvó a
Noé y familia del Diluvio Universal, ¡pero a
qué precio!. Y
veamos por qué. Si no hemos olvidado aquellos pasajes
bíblicos que nos lo demuestran, es bueno que los leamos de
nuevo. Nos dice Exodo 7:23 lo siguiente.

Así fue destruido todo ser que vivía
sobre la faz de la Tierra, desde el hombre hasta la bestia, los
reptiles y las aves del cielo, y fueron raídos de la
tierra y quedó solamente Noé, y lo que con
él estaban.

¡Que viva por siempre el Dios bíblico todo
amor y comprensión! ¡Salvó a Noé y
destruyó a todo el resto de los seres vivos!…
¡aleluya, aleluya!…

Isaías 43:11 compromete la figura de salvador que
Lucas y el resto de evangelistas hicieron de Jesús y que
fue lo que sirvió de espejitos engaña bobos para
atraer a los primeros tontuelos que se lograron tragar el
cuento. Veamos
lo que nos dice.

Yo, sí, Yo soy Yahvé y fuera de
mí no hay quien salve.

¿Cómo queda el papel que quiso jugar y que
hasta impuso el Hijo del Hombre? ¡Qué bárbaro
Jesús!, se llevó las Sagradas Escrituras con los
pies.

¿Quieren que otro gran profeta corrobore lo dicho
por Isaías?, veamos entonces a Oseas 13:4 que nos
dice.

Más yo soy Yahvé tu Elohím y
fuera de mí no hay salvador.

¿Satisfechos?.

Pero sin el menor pudor por esto, Juan 3:17 contradice a
los grandes profetas que ya habían recibido entendimiento
e inspiración divina y, pretendiendo el discípulo
bien amado ser el portavoz de una nueva inspiración
divina, nos dice descaradamente todo lo contrario.

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvado por medio
de él.

¡Qué lejos quedan las palabras que
Isaías y Oseas nos han dicho!. Juntos ellos dos aseguran
que "solamente Yahvé salva y que no hay otro
salvador fuera de Yahvé"
. ¡Qué necio
es Juan! cuando inclusive nos repite otra cosa muy parecida y en
Juan 10:9 leemos que nos dice lo que Jesús mismo predicara
vanidosamente en contra de la corriente bíblica. Leamos lo
que Jesús pregonaba y que Juan raudo lo narra.

Yo soy –dice Jesús- la puerta; el
que entre por medio de mí, será
salvo.

Y aún resuena el eco que quedara de la frase
lapidaria para cualquier pretensión que Jesús
quisiera imponer a sus fanáticos seguidores, tanto
contemporáneos como a los del futuro "Sólo
Yahvé salva, no hay otro salvador fuera de
mí"
.

Para finalizar, la frase que más ha perseguido, y
que más se ha pronunciado por los fieles creyentes y que
constituye una completa apoteosis de Jesús que, en el
colmo de creerse todo un iluminado, no siendo más que un
simple demente, nos dice en Juan 11:25 toda la locura que se trae
el Hijo del Hombre.

Yo soy la resurrección y la vida, el que cree
en mí, aunque haya muerto, vivirá.

Y todavía resuena el último sonido del eco
que repite sin cesar "Solamente Yahvé salva y no hay
otro Salvador más que Yahvé"
.

¿Qué es lo que tenía Jesús
de salvador entonces?.. ¡Solamente el nombre!, pues el
nombre de Jesús quiere decir Yahvé Salvador. Y que
ironía, hasta con el nombre que usó, durante toda
su vida pública, el Hijo del Hombre ¡desmiente lo
que pretendió imponernos!.

¿Jesús salvador?… ¡mangos!,
Jesús es un estafador y un farsante.

Cuando finalizábamos el capítulo referente
al Padre Nuestro, dejamos una nota importante para ser seguida
por los lectores, pero, por una precaución, o sea por si
no lo han hecho, traigamos, para dar por concluido este libro, la
pequeña súplica que en esa oportunidad les
hicimos.

Desde allí se les pedía que por favor
leyeran lo que nos deja dicho la Biblia en Deuteronomio 21:22 y
23 y, vamos a dar un último espacio a la conclusión
de todo lo tratado en la presente obra leyendo, consternados, lo
que la Palabra de Dios Padre nos deja como una imperiosa regla
que deberíamos de seguir.

Si alguno ha cometido crimen digno de muerte y lo
hacéis morir y lo colgáis en un madero

(crucificado), no dejaréis que su cuerpo pase la
noche sobre el madero; sin fallo lo enterrarás el mismo
día, porque MALDITO POR DIOS es el colgado; y no
contaminarás tu tierra que Yahvé tu Elohím
te da por heredad.

Jesús el Cristo cometió un crimen digno de
muerte, pues eso fue lo que concluyó la parte que lo
juzgó. Se le hizo morir colgado en un madero cuando fue
crucificado; no se le dejó ni un solo día colgado,
pues se le enterró dos o dos horas y media después
del óbito… Por lo tanto hay que concluir, según
la inspiración divina y bíblica que nos dejara el
autor del Deuteronomio, que Jesús el Cristo quien
murió colgado de un madero crucificado en él, es
¡maldito por Dios Padre!.

Y, no lo olvidemos, es Palabra de Dios Padre lo que
hemos leído.

Pero para eliminar dudas, que por supuesto sabemos que
las hay, leamos la ratificación que San Pablo nos deja de
todo esto. Y en Gálatas 3:13 está.

Cristo nos redimió de la maldición
de la Ley, habiéndose hecho maldición por nosotros.
Porque está escrito: Maldito todo el que es colgado de un
madero.

¡Qué bien!.

Con esto cerramos para que entendamos que, si el propio
creador del Cristianismo, es decir San Pablo, quien
divinizó la figura del Jesús histórico hasta
convertirla en el símbolo del Hijo de Dios Padre, fue
capaz de dejar constancia, como lo hace, a que Jesucristo no fue
más que un maldito, tendremos que preguntarnos:

¿Qué diablos hacemos adentro de las filas
del Cristianismo que tiene a un maldito como paradigma?…

GLORIA A DIOS PADRE, HERMANOS

¡ALELUYA, ALELUYA…
ALELUYA!

 

 

 

Autor:

Willy Ruano

Investigador y escritor

 

Partes: 1, 2, 3
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