Seminario: Treball, producció i
sostenibilitat
Trabajo, producción y
sostenibilidad
- 1. Los tres tipos de
trabajo - 2. La definición
de Renta Básica - 3. Renta Básica
y mercado de trabajo - 4. Renta Básica
y trabajo doméstico - 5. Renta Básica
y trabajo voluntario - 6. ¿Renta
Básica contra ocupación? - Apéndice: trampa
de la pobreza y renta básica
(o una de las diferencias más importantes entre la RB
y los subsidios condicionados) - Textos
citados
Hasta los años 60 del siglo pasado, "trabajo" era
considerado, tanto en la academia como en la calle, equivalente a
trabajo asalariado o remunerado en el mercado. En otras
palabras, trabajo relacionado con la producción de
mercancías. Aquí se partirá de la siguiente
definición de trabajo: actividad que produce un beneficio
el cual es externo a la ejecución misma de la actividad,
este beneficio puede ser disfrutado por otros1. No
todas las actividades, según esta definición,
pueden ser catalogadas de trabajo. Tampoco es una necesidad de la
definición el hecho que hayan de ser trabajos penosos.
Puede tratarse de trabajos autotélicos, un tipo muy
particular de trabajos que llevan la recompensa en la actividad
misma. La mayoría de trabajos no son autotélicos,
más bien son una necesidad que hay que padecer.
Según la definición más arriba
apuntada, los trabajos pueden ser actividades realizadas por
interés
propio (puedo tener una vecina que se lo pasa en grande yendo a
comprar artículos que le pido, pero este hecho no evita
que esta actividad representa un beneficio para mí). Es
perfectamente compatible con esta definición el inferir
que el beneficio de la actividad no haya de ser necesariamente un
objeto material. Buena parte, por ejemplo, de la
producción de beneficios del trabajo doméstico, al
que luego me referiré con algún detalle, no
consiste en objetos materiales.
También es preciso subrayar que no se hace mención
de ninguna clase a la
utilidad
social de los trabajos.
En otras palabras: se hace el supuesto que todo trabajo
es socialmente útil2. El componente
extremadamente subjetivo de lo que pueda significar trabajo
socialmente útil (subjetivo por cuanto lo que pueda ser un
trabajo socialmente útil dependerá de las
convicciones políticas,
económicas y éticas de cada uno) es muy grande.
Así, verbigracia, el trabajo de
muchos funcionarios, de todos los militares, de buena parte de la
policía y un no breve etcétera, puede ser
considerado por más de uno como completamente
inútil socialmente, además de innecesariamente
costoso para los contribuyentes. A su vez, hay quien puede
considerar estos trabajos perfectamente útiles —cabe
recordar que un ejemplo muy repetido de bien
público3 es la llamada defensa nacional—.
Es decir, la subjetividad de lo que cada uno considere
socialmente útil es tan grande que el hecho de que la
definición de trabajo utilizada obvie el problema es
francamente una virtud. Si además pretendiéramos
establecer no ya ordinalidad en el "trabajo socialmente
necesario" sino cardinalidad (¿cuántas veces,
supongamos, es socialmente más necesario el trabajo de un
cajero de supermercado que el de una madre soltera con dos
hijos?; ¿cuántas veces, volvamos a suponer, es
socialmente más necesario el trabajo de un profesor
universitario de sánscrito que el de una monitora de
cursos de escalada deportiva?), ¿hasta dónde nos
llevaría la fantasía?
El trabajo asalariado es un subconjunto del trabajo
remunerado en el mercado. Existen otros trabajos remunerados en
el mercado que no entran en el grupo del
trabajo asalariado, el realizado por los autónomos, por
ejemplo. Pero lo que quiero destacar va algo más
allá. El trabajo asalariado, de modo coherente con la
estipulación de trabajo que he hecho, es una forma de
trabajo. Muy importante, ciertamente, pero sólo una forma
de trabajo. Considerar que el trabajo asalariado es la
única guisa de trabajo significa estipular que otras
actividades como el trabajo doméstico o el trabajo
voluntario no remunerado no lo son. En realidad, si el trabajo
asalariado o por cuenta ajena fuese la única actividad que
estuviera incluida de forma exclusiva en la definición de
trabajo, conllevaría la injustificada afirmación
según la cual en el espacio económico del Reino de
España
habría actualmente entre un 35 y un 40% de personas
"trabajando". De aquí se podría seguir infiriendo
que el restante 60 o 65% "no trabaja"4.
A continuación ampliaré y precisaré
los conceptos relacionados con el trabajo más arriba
apuntados, con especial insistencia para aquello que interese en
su relación con la Renta Básica5. La
tipología que se empleará será la siguiente:
1) Trabajo con remuneración en el mercado, 2) Trabajo
doméstico, y 3) Trabajo voluntario.
2. La definición de
Renta Básica
Pero antes quisiera dejar perfectamente claro lo que
entiendo por Renta Básica6. De las muchas
definiciones que a lo largo de los últimos años se
han venido ofreciendo en la cada vez más abundante
producción escrita sobre la RB, apuntaremos dos. La
primera dice así: "un ingreso pagado por el estado a
cada miembro de pleno derecho de la sociedad
incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en
consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma,
independientemente de cual puedan ser las otras posibles fuentes de
renta, y sin importar con quien conviva"7. Y la
segunda: "Una renta incondicionalmente garantizada para todos
sobre una base individual, sin el requerimiento de una
comprobación de medios o de
trabajo"8.
La segunda definición está incluida en la
anterior por lo que prestando atención a los diversos elementos de la
primera habremos contenido a las dos.
"Un ingreso pagado por el Estado". Esta
afirmación debe entenderse de forma amplia porque "Estado"
puede incluir una institución
jurídico–política mayor que la
de los Estados–nación
realmente existentes (incluyan a su vez sólo una nación
o más de una), como sería el caso de la Unión
Europea; o puede referirse a ámbitos
jurídico–políticos menores al del
Estado–nación: Comunidades Autónomas y
ayuntamientos, por ejemplo. Aquí no estamos discutiendo la
idoneidad del ámbito geográfico para la
aplicación de la RB9 sino que el pago de la RB
puede ser gestionado por distintos niveles
político–administrativos: Unión Europea,
gobierno central,
gobierno autonómico, ayuntamientos.
"A cada miembro de pleno derecho de la sociedad". Es
decir a todo miembro de la ciudadanía del espacio geográfico
considerado. Si los residentes han de percibir o no la RB es algo
que ha suscitado algunas polémicas. Nuestra opinión
es que los residentes también deberían percibir la
RB con la condición adicional de un mínimo tiempo de
residencia continuada. En los distintos modelos de
financiación de la RB, hay variaciones de cuantía,
de edades (mayor o menor cantidad según la edad), de
inclusión o no de los menores etc. Pero en todos los casos
se trata de una cantidad monetaria que recibirían los
ciudadanos individualmente (no por familia, por
ejemplo) y universalmente, por el mero hecho de
existir.
"Incluso si no quiere trabajar de forma remunerada". Muy
a menudo se interpreta "trabajo" como sinónimo de "trabajo
remunerado" o "empleo". En
otros escritos10 ya hemos desarrollado nuestra
opinión al respecto, pero sirva ahora un breve resumen.
Aquí se partirá de la siguiente definición
de trabajo: actividad que produce un beneficio el cual es externo
a la ejecución misma de la actividad y puede ser
disfrutado por otros11. El trabajo asalariado es un
subconjunto del trabajo remunerado en el mercado. Existen otros
trabajos remunerados en el mercado que no entran en el grupo del
trabajo asalariado, el realizado por los autónomos, por
ejemplo. Pero lo que queremos destacar va algo más
allá. El trabajo asalariado, de modo coherente con la
estipulación de trabajo que hemos hecho, es una forma de
trabajo. Muy importante, ciertamente, pero sólo una forma
de trabajo. Considerar que el trabajo asalariado es la
única guisa de trabajo significa estipular que otras
actividades como el trabajo doméstico o el trabajo
voluntario no remunerado no lo son. En realidad, si el trabajo
asalariado o por cuenta ajena fuese la única actividad que
estuviera incluida de forma exclusiva en la definición de
trabajo, conllevaría la injustificada afirmación
según la cual en el espacio económico del Reino de
España habría actualmente entre un 35 y un 40% de
personas "trabajando". De aquí se podría seguir
infiriendo que el restante 60 o 65% "no trabaja".
Hay buenas razones para pensar que la siguiente
tipología es más adecuada:
1) Trabajo con remuneración en el
mercado,
2) Trabajo doméstico12, y
3) Trabajo voluntario. Así, no realizar un
trabajo remunerado no equivale a no estar desempeñando
ningún trabajo, porque puede ser que se esté
realizando ya sea trabajo doméstico, ya sea voluntario.
Por lo que debe tenerse presente que al decir en la
definición que la RB sería percibida por todo
miembro de pleno derecho… "incluso si no quiere trabajar de
forma remunerada", ello no significa que la mayor parte de la
población que no trabajase remuneradamente
no estuviera trabajando en los otros dos tipos de trabajo
señalados, el doméstico y el voluntario.
"Sin tomar en consideración si es rico o pobre o,
dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan
ser las otras posibles fuentes de renta". A diferencia de los
subsidios condicionados a un nivel de pobreza o de
situación, la RB la recibe igual un rico que un pobre, un
broker cubierto de oro que un
indigente de los barrios más pobres de Bilbao, Barcelona,
Valencia, Zaragoza o Madrid. Esto,
que puede resultar extravagante a los que se aproximen por
primera vez a la propuesta de la RB, tiene diversas
justificaciones, algunas de tipo normativo y otras de tipo
técnico–administrativo que han sido desarrolladas en
diversos lugares. Pero algunas indicaciones breves ahora no
estarán de más. Si la RB es concebida como un
derecho de ciudadanía (como implícitamente puede
desprenderse de la definición) excluye toda
condición adicional: riqueza, sexo, competencia. El
derecho ciudadano al sufragio
universal, por ejemplo, no impone condiciones adicionales a las
de ciudadanía. Adicionalmente, la estigmatización
asociada a los subsidios de pobreza favorece la pretensión
universal de la RB. Técnicamente, los subsidios
condicionados requieren, precisamente por su carácter condicional, de controles
administrativos que, incluso en el caso de funcionar bien (es
decir, sin corruptelas añadidas) resultan muy costosos.
Pero aún admitiendo lo apuntado hasta aquí,
todavía puede haber quien considere intuitivamente
inadmisible darle a un rico acaudalado una RB. Si se piensa que
todo quedaría como ahora y además habría que
añadir una RB13, la reticencia tendría
todo el sentido del mundo. Pero pensemos que eso no es así
de ninguna de las maneras. Todas (o casi todas) las propuestas de
financiación de una RB sacan a los más ricos
más dinero que el
que reciben como RB14. En otras palabras: los
más pobres siempre ganan con la RB, los más ricos
siempre pierden. Por otra parte, al ser independiente de
cualquier otra fuente de renta, la RB evita las famosas trampas
de la pobreza y del
paro tan
asociadas a los subsidios condicionados15.
"Sin importar con quien conviva". Aunque hay algunas
propuestas que añaden una RB por hogar (con la
intención declarada de no penalizar a la cada vez mayor
porción de la población que vive sola), al ser
individual es independiente de la forma de convivencia elegida:
pareja heterosexual tradicional, pareja homosexual, distintas
generaciones en el mismo hogar, grupo de amigos…
En coherencia con lo apuntado hasta aquí, la RB
no debe confundirse con los subsidios condicionados tipo Rentas
Mínimas de Inserción que ofrecen, entre otros
estados, de forma descentralizada en el caso del Reino de
España la mayoría de las Comunidades
Autónomas o de forma centralizada la República
Francesa, ni con los diversos subsidios de tipo condicionado
propios del Estado de Bienestar que conocemos. Ni tampoco con el
Impuesto
Negativo sobre la Renta (INR). El INR es un crédito
impositivo uniforme y reembolsable. En palabras de Van
Parijs16 "La noción de un impuesto negativo
sobre la renta aparece en los escritos del economista
francés Augustin Cournot. Fue brevemente propuesto por
Milton Friedman como forma de recortar el estado del bienestar, y
explorado con mayor profundidad por James Tobin y sus asociados
como forma de luchar contra la pobreza mientras se
mantenían los incentivos al
empleo."
3. Renta Básica y
mercado de trabajo
Hecha la definición de la Renta Básica, ya
podemos seguir con las consideraciones sobre el trabajo que se
habían anunciado. El trabajo con remuneración en el
mercado recibe en alguna ocasión el nombre de
ocupación. Más allá de las palabras, se
quiere abarcar la actividad que permite acceder a una fuente de
renta. Esta fuente de renta será un salario si el
perceptor es una persona con
ocupación dependiente de otra, un beneficio si lo recibe
una persona propietaria de medios de producción, una
pensión si la persona ya se ha retirado de la actividad
laboral
remunerada. Cómo podría afectar la
implantación la Renta Básica al trabajo con
remuneración en el mercado, es algo muy incierto. Al
respecto creo que será útil hacer una breve
reflexión sobre problemas de
incertidumbre parecidos. A veces nos formulamos preguntas que
requieren una cantidad tal de información que su solución no puede
ser otra cosa que aproximada, incluso aunque apliquemos el mejor
conocimiento
disponible con la tecnología más
desarrollada. Existe un límite físico a la
capacidad para procesar información17. Una idea
similar es la sustentada por Elster cuando afirma que es
difícil calcular las consecuencias de una gran reforma
general antes de que se produzca puesto que las ramificaciones
indirectas y directas son inmensas. Aún así,
ciertas aproximaciones razonadas creo que sí pueden
hacerse. El efecto de la implantación de una Renta
Básica (efecto que también dependerá de la
cuantía de la Renta Básica, cuestión que no
podrá ser tratada aquí) sobre el mercado de trabajo
debería tener en cuenta estos distintos
aspectos:
1) los incentivos desde el punto de vista de la oferta y la
demanda del
trabajo asalariado,
2) la autoocupación,
3) el trabajo asalariado a tiempo parcial, y
4) los incrementos salariales de determinadas
profesiones y las reducciones salariales de otras
profesiones.
En lo que sigue, ampliaré cada uno de estos
cuatro aspectos.
1. En lo que respecta a los incentivos, el modelo
económico neoclásico18 estándar
nos informa que cuando los salarios
crecen, aparecen dos efectos: el efecto renta y el efecto
substitución. Este segundo efecto inclinaría a
las personas a trabajar más porque el coste de
oportunidad (es decir, el valor de la
mejor alternativa económica posible a que se renuncia
por el hecho de dedicar los recursos a otra
actividad económica) de su ocio es ahora superior. En
cambio, el
efecto renta inclina a la persona justamente en sentido
contrario ya que al aumentar el salario real tiende a aumentar
su tiempo de ocio. Y esto es así porque una cantidad de
trabajo igual requiere menos tiempo. Así pues,
sólo combinando los dos efectos podremos saber la
decisión final de la persona en su elección entre
ocio y trabajo. Evidentemente, si el efecto substitución
es mayor que el efecto renta, el aumento del salario real se
traducirá en un incremento de la oferta de trabajo. De
poca cosa más nos puede informar este análisis sobre la implantación de
la Renta Básica. Los análisis del efecto renta
sobre la oferta de trabajo remunerado parten de la hipótesis de la variación libre, a
gusto del individuo,
del número de las horas de trabajo.
El resultado final será el resultado combinado
de sus preferencias por una cantidad más elevada o bien
de renta o bien de ocio. Dicho más técnicamente:
cada persona maximizará su utilidad dada una
restricción presupuestaria que vendrá determinada
por su nivel salarial. En el supuesto de una
implantación de una Renta Básica, y teniendo muy
presente la característica de ser una renta a partir de
la cual pueden acumularse otras provenientes de diversas
fuentes, a igualdad de
otros factores se ha de entender que la gente tendría
menos incentivos para trabajar asalariadamente (en las mismas
condiciones que antes de su implantación). Es preciso
explicarlo más. Pondré un ejemplo. Bautista
recibe normalmente un salario de 120.000 pesetas netas por
trabajar de camarero 8 horas diarias. Es decir, Bautista recibe
750 pesetas netas por hora (y realiza 160 horas de trabajo
mensuales). Un buen y glorioso día, el gobierno de la
nación en la que vive Bautista decide implantar una
Renta Básica de 70.000 pesetas mensuales. (Por cierto,
la cantidad elegida no ha sido del todo arbitraria puesto que
70.000 pesetas mensuales es una cantidad que está por
encima del umbral de pobreza19). Si su salario no
varía, aspecto no del todo exacto porque en realidad
ahora Bautista presumiblemente pagará más
impuestos al
cobrar 190.000 pesetas y no 120.000, el cálculo
de nuestro hombre
seguramente variará.
Efectivamente, las 70.000 pesetas le permiten poder buscar
trabajo a tiempo parcial, por ejemplo, a cambio de 60.000
pesetas al mes. Aceptemos que deba trabajar 5 horas de media al
día, 100 al mes. La hora de este nuevo trabajo solamente
es de 600 pesetas, pero a cambio Bautista dispone de 3 horas
más al día libres de trabajo dependiente y con un
poder adquisitivo que ha aumentado globalmente más de un
8%. Claro que en la decisión de Bautista
intervendrán muchos factores como su estructura
de preferencias, sus proyectos de
futuro, etcétera, aunque se suponga que actúa
según las constricciones de la teoría de la racionalidad.20
Los estudios empíricos más análogos sobre
las consecuencias de lo que podría suponer, para el
mercado de trabajo, una implantación de la Renta
Básica desde el punto de vista de la oferta son los
relativos a la experiencia del Impuesto Negativo sobre la Renta
(Negative Income Tax, NIT). Entre 1968 y 1982 hubo
cuatro experiencias de aplicación del NIT en los
Estados
Unidos de América. La experiencia conocida como
SIME–DIME (Seattle–Denver Income Maintenance
Experiment) es la más larga y la más
generosa. Aun así, las pocas y controvertidas
conclusiones que se pueden extraer no creo que sean de
aplicación a la Renta Básica por las razones que
serán tratadas más adelante al comparar los
subsidios condicionados y la Renta
Básica21.
Las pocas conclusiones aludidas, por cierto, ponen en
cuestionamiento los resultados inquietantes de los estudios no
experimentales sobre los desincentivos para el trabajo
asalariado que supuestamente provoca la implantación de
determinados subsidios. Esta experiencia del NIT afectó
más a unos colectivos que a otros. El desincentivo para
el trabajo remunerado fue mayor entre las mujeres blancas
casadas y los hombres hispanos que en otros colectivos. Es todo
lo más definitivo que se puede afirmar de la experiencia
del NIT, en lo que a la Renta Básica puede interesar.
Desde el punto de vista de la demanda de trabajo asalariado, es
muy difícil poder afirmar alguna cosa seria sin estudios
empíricos que puedan respaldarla. En este caso depende
de las medidas que pudieran acompañar a la Renta
Básica. Si esta implantación va de la mano de una
gran flexibilización del mercado de trabajo, las
respuestas de los propietarios de los medios de
producción serán muy diferentes al caso en que
este mismo mercado esté fuertemente
intervenido.
2. Una introducción de la Renta Básica
podría favorecer sin muchas dudas la
autoocupación. Como lo sugiere Ferry (1995): "La Renta
Básica liberaría psicológicamente
(…) el gusto por el riesgo." La
Renta Básica reduciría notablemente el riesgo de
iniciar determinadas actividades de autoocupación.
Volvamos a nuestro camarero Bautista que cobra 120.000 pesetas.
Se implanta una Renta Básica de 70.000 pesetas.
Concedamos que Bautista prefiere arriesgarse y decide montar
una tienda de ropa interior femenina por cuenta propia
asociándose con tres socios más que viven en una
situación relativamente parecida a la suya. Bautista y
sus socios piden un crédito de 5 millones para montar el
modesto negocio (un crédito de 1.250.000 cada uno se lo
pueden permitir). La seguridad de
recibir 70.000 pesetas al mes y la disposición de todas
las horas del día supone para Bautista y sus socios un
buen punto de partida para intentar tirar adelante el negocio
propio. Obsérvese que no es necesario que Bautista y sus
tres socios tengan una alta propensión al riesgo, puesto
que si así fuera, el proyecto de
este grupo podría ser bastante más ambicioso que
el ejemplo expuesto. En los inicios de todo pequeño
negocio una Renta Básica podría interpretarse
como una subvención para vencer determinadas aversiones
al riesgo que puede representar el comienzo.
3. Parece razonable suponer que la implantación
de la Renta Básica podría favorecer la
elección de determinados trabajos a tiempo parcial que
actualmente no se eligen porque no aportan una
compensación económica suficiente. "El trabajo a
tiempo parcial debería ser una opción voluntaria
de reducción de la jornada laboral diaria, pero
también de alternar, a lo largo de la vida,
períodos de actividad laboral con otros de alejamiento
del mercado de trabajo, dedicados a realizar otras actividades,
desde la formación personal al
cuidado de la familia o
al voluntariado."22 Sin una Renta Básica el
trabajo a tiempo parcial está sujeto a más
condicionantes. En primer lugar, según las estadísticas oficiales, buena parte de la
gente que está trabajando a tiempo parcial lo hace
porque no tiene la opción de hacerlo a tiempo
completo.
No se trata de una elección libre, sino de una
elección por necesidad o forzada. Para decirlo con
palabras de Ortega: "Si en todo momento no tuviéramos
delante más que una sola posibilidad, no tendría
sentido llamarla así. Sería más bien pura
necesidad." Esta "sola posibilidad" es justamente lo que la
convierte en una acción no libre. En segundo lugar, el
trabajo a tiempo parcial está mayoritariamente ocupado
por mujeres. En 1991, el 4% de los hombres y más del 28%
de las mujeres trabajaban a tiempo parcial en el conjunto de la
Unión Europea. Aunque hay diferencias substanciales
entre los países del Norte y los del Sur de Europa. En
el Norte el trabajo a tiempo parcial es un hecho habitual para
las mujeres; en el Sur se recurre por ahora al trabajo a tiempo
parcial de forma casi marginal. La proporción entre
Holanda, Alemania,
Reino Unido y Dinamarca respecto a Grecia,
España, Italia y
Portugal es aproximadamente de 5 o 6 a 1, siendo Holanda, con
el 60%, y Grecia, con el 7%, los extremos, con datos de
principios
del decenio. En los últimos años se está
desarrollando un tipo de trabajo que está destinado a
crecer, especialmente en la Unión Europea. En el
conjunto de este espacio, hay un total de 1,5 millones de
"teletrabajadores" (sólo un 0,1% del total de la
fuerza de
trabajo), mientras que en los EEUU y el Canadá son
más de 5,5 y de 0,5 millones, respectivamente (es decir,
un 4,5% y un 3,5% de las respectivas fuerzas de
trabajo)23. Como la palabra indica, son trabajos
realizados para una empresa
desde casa mediante ordenadores personales. Las dos posibles
características positivas de esta particular forma de
trabajo pueden ser: los horarios regulados según el tipo
de situaciones personales (podría ser un trabajo
atractivo para determinadas minusvalías, por ejemplo) y
eliminación de los costos de
desplazamiento y de tiempo para ir y volver del lugar de
trabajo (con la correspondiente descongestión del
tránsito urbano en áreas especialmente castigadas
por la intensidad de este mal). En cambio, una primera y clara
dificultad está en la inversión que cada posible
"teletrabajador" debería hacer en sus equipos
informáticos y también en la formación
imprescindible, si bien no excesiva en la mayoría de
casos. Con la implantación de una Renta Básica,
esta inversión podría realizarse con más
tranquilidad. Al fin y al cabo, estoy refiriéndome a una
tecnología con un costo que
puede oscilar de 150.000 a 300.000 pesetas, y de una
formación con gastos no
disparatados.
4. Finalmente, una implantación de la Renta
Básica tendría otra probable consecuencia en el
mercado laboral: el verosímil aumento salarial de
determinadas profesiones o actividades laborales y, a su vez,
el posible descenso en la remuneración de otras
profesiones. Al no haber experiencias de Renta Básica,
con la particular excepción de Alaska, es imposible
aportar estudios empíricos que apoyen o rechacen esta
afirmación. Ahora bien, la existencia de un derecho a
una Renta Básica permite intuir que ciertos trabajos
poco atractivos y gratificantes tendrían una presión
al alza salarial. Sin embargo y como acertadamente apuntan Van
der Veen y Van Parijs (1988): "reduciría los salarios
medios de los trabajos atractivos, intrínsecamente
gratificantes". El teórico de las clases
sociales más importante de la actualidad, el
marxista analítico Wright (1995), lo dice de forma
contundente y gráfica: "Si un trabajador tiene
garantizado un ingreso básico, será más
caro sobornar a los trabajadores para que acepten un trabajo
desagradable. En cambio, para aceptar un trabajo con
interés y estímulo, no habría que inducir
tanto a los trabajadores. No hay que motivar demasiado a
profesores de sociología, por ejemplo, para que
trabajen, ya que su trabajo es intrínsecamente
agradable."
La objeción según la cual determinadas
tareas necesarias para la sociedad no se llegarían a
realizar por el hecho de que con una Renta Básica
substancial nadie las querría hacer, tiene un par de
respuestas. La primera hace directamente referencia al punto
que estoy siguiendo sobre las posibles modificaciones
salariales, ya que unos incrementos salariales importantes en
determinadas tareas podría hacerlas atractivas
(instrumentalmente, claro) para algunos individuos, aunque
sólo fuera temporalmente. La segunda respuesta, algo
más rebuscada, suponiendo que no se consiguiera lo que
la primera respuesta aventuraba, avanza algo explorado por
algunos teóricos sociales: la realización de
sorteos entre la población para cubrir estas posibles
plazas vacantes de determinados trabajos desagradables.
Proponer sorteos para asignar determinadas elecciones sociales
no tiene nada de nuevo. En la Atenas clásica, la
elección de todos los funcionarios y concejales, con la
excepción de los generales y unos pocos magistrados, era
realizada por sorteo. Para el trasplante de órganos
humanos, Elster propone la realización de
sorteos24. No es nada descabellado hacerlos
también si se llegase a producir la situación
mencionada según la cual nadie estaría dispuesto
a realizar determinadas tareas necesarias para la sociedad con
la implantación de la Renta Básica.
4. Renta Básica y
trabajo doméstico
Vengo ahora al segundo tipo de trabajo antes citado, el
doméstico. Ese tipo de trabajo, también llamado
reproductivo o de cuidado de los demás, tiene muchas
definiciones. A pesar de todo, hay unas constantes en todas las
definiciones que podamos encontrar. Estas constantes aluden a la
actividad realizada en el hogar, a las tareas de atención
y cuidado de los menores y de los ancianos de la casa, etc. De
todas éstas es posible sintetizar una definición
como la siguiente. Trabajo doméstico es el desarrollado en
el hogar para la atención de los otros y la propia;
comprende actividades como la limpieza, la preparación de
alimentos, la
compra, el cuidado de los menores y los ancianos, así como
de los enfermos de la familia o unidad de convivencia.
La definición más antigua de
producción doméstica ya tiene más de 60
años y se han realizado sobre ella muchas otras
definiciones. Es la que escribió Margaret Reid (1934).
Según esta definición, la producción
doméstica incluye "las actividades no remuneradas
ejercidas por y para los miembros de la familia, actividades que
pueden ser reemplazadas por productos
mercantiles o servicios
remunerados cuando circunstancias como los ingresos, la
situación del mercado y las preferencias permiten delegar
servicios en una persona ajena a la familia." Esta
concepción de Reid mira la producción
doméstica desde la perspectiva de una posible
substitución de los bienes
domésticos por bienes que están producidos u
ofrecidos por el mercado.
Más detenidamente, es interesante apuntar las
siguientes características del trabajo
doméstico.
1) Utiliza mercancías, adquiridas en el mercado o
en los servicios ofrecidos por las administraciones
públicas, para producir unos bienes y unos servicios
destinados al consumo
(autoconsumo) del hogar, no al intercambio;
2) No tiene retribución monetaria;
3) El objetivo
fundamental es la reproducción de la fuerza de trabajo (una
consecuencia inmediata es la reducción de los costos de
subsistencia);
4) Se produce en condiciones en que la persona que
realiza este trabajo establece un cierto control sobre
ritmos y horarios.
El trabajo doméstico, en la consideración
propiamente de trabajo, estaba hasta hace aproximadamente un
cuarto de siglo sistemáticamente ignorado en las
elaboraciones académicas. A lo sumo, podía
encontrarse alguna rara excepción. Aproximaciones
históricas, sociológicas y económicas
descartaban la consideración del trabajo doméstico
precisamente como trabajo. Desde principios de la década
de los 70, la situación ha cambiado.
La misma actividad puede ser incluida en diferentes
modalidades de trabajo. Imaginemos que estoy limpiando
calzoncillos en mi casa. Podría tratarse de trabajo
asalariado, de autoocupación, de trabajo voluntario, de
trabajo doméstico, según cobrase un salario para
hacerlo, si pensase vender la pieza de ropa que hubiera
confeccionado yo mismo y que estaba acabando de retocar, si lo
estuviera haciendo para la parroquia del barrio o si limpiase
para mi mismo, respectivamente. Si bien el acuerdo de incluir el
trabajo doméstico en el concepto de
trabajo empieza a extenderse en la producción
académica de los últimos años, su
valoración es más problemática.
Valoración en un sentido bien acotado: la
asignación de un precio a las
diferentes tareas domésticas. Esta valoración tiene
importantes problemas de medición. Los métodos de
estimación desarrollados pueden ser agrupados en dos
grandes bloques:
1) Los basados en la cantidad y cualidad del trabajo
empleado en la obtención de bienes y servicios (por tanto,
los basados en los inputs), y
2) Los que utilizan el valor del producto
obtenido (por tanto, los basados en el output).
A su vez, los basados en los inputs se dividen,
según los mecanismos utilizados, en:
A) costos de reemplazo,
B) costos de los servicios, y
C) coste de oportunidad.
Los métodos basados en el output pueden
también dividirse en:
A) producto total, y
B) valor añadido.
A partir de estas cinco diferentes maneras de abordar la
cuantificación del trabajo doméstico, se han
realizados diversas estimaciones empíricas de la
participación porcentual del trabajo doméstico
respecto al Producto Interior Bruto de distintos
países.
Apuntaré los datos de las conclusiones más
significativas. El trabajo que menos valor porcentual del
PIB atribuye
al trabajo doméstico es el de Lindhal para el caso de
Suecia en el año 1929, exactamente el 20,8%. El trabajo
que más porcentaje asigna es el de Nordhaus–Tobin
para el mismo año pero en Estados Unidos, el 45,4%. La
gran diferencia de valoración entre ambos trabajos puede
ser debida a los diversos mecanismos empleados, a la
población incluida y a la frontera que
cada autor pone entre actividades económicas y no
económicas. En general, todos los trabajos que se han
dedicado a cuantificar el trabajo doméstico como
porcentaje del PIB, oscilan entre un quinto y un tercio del
mismo.
Nos encontramos, pues, ante un tipo de trabajo, el
doméstico, que al margen de las diferencias de mecanismos
y resultados finales, representa en todos los casos un porcentaje
del PIB realmente muy importante. Trabajos muy posteriores a los
dos citados y ya muy cercanos a la actualidad coinciden en este
aproximado tercio del PIB. En el caso del espacio
económico español,
Durán (1995) afirma que el trabajo doméstico
equivaldría a un 126% del PIB. El Informe del
Desarrollo
Humano del PNUD de 1995 establece en 16 billones de
dólares el trabajo no remunerado (cuidado: no solamente
doméstico) realizado en el mundo, por hombres y mujeres,
de los cuales aproximadamente el 70% (11 billones de
dólares) corresponden al trabajo elaborado por mujeres.
Estas cantidades o porcentajes sólo tienen un valor
indirecto de hacernos ver las proporciones del trabajo que no
tiene una contabilización en las cuentas
tradicionales de la economía. Hay
objeciones sobre la utilidad de estas comparaciones. La productividad no
es la misma en los trabajos remunerados en el mercado y los
trabajos domésticos, dicen los que objetan a las
mencionadas comparaciones. También es verdad, por otra
parte, que no todas las productividades son las mismas dentro de
los trabajos remunerados.
Al margen de las críticas que reciben estos datos
por sus posibles errores, lo que me interesa remarcar aquí
es la importancia de un trabajo, el doméstico, oculto a la
contabilidad
económica estándar. La importancia no sólo
reside en el porcentaje más o menos elevado del PIB que
pueda representar (el afecto maternal o la dedicación
amorosa, pongo por caso, no se pueden valorar a precios de
mercado), pero vale la pena también tenerlo
presente.
¿Cómo podría afectar al trabajo
doméstico una implantación de la Renta
Básica? Antes de pasar a contestar lo más
concretamente posible esta pregunta, hay que empezar con una
reflexión: la Renta Básica, por sí solo, no
dará solución a todos los problemas
sociales. Este inciso viene a cuento por la
frecuencia (e inconsistencia, francamente) en que se han podido
leer o escuchar críticas a mocosuena a la Renta
Básica alegando que no solucionaría determinados
problemas sociales que simplemente no pretende solucionar. La
crítica
al subsidio de paro porque no soluciona el problema de la
vivienda, o el sistema de
pensiones de la Seguridad
Social porque no soluciona el paro juvenil no parece ser un
ejercicio muy razonable. Pues a la Renta Básica algo de lo
mismo le ha venido a suceder.
Las desigualdades de género, la
división sexual del trabajo son grandes grupos de
problemas sociales la solución de los cuales (suponiendo
que tengamos claramente identificada "la" solución)
vendrá dada por un paquete de medidas más amplio
que el que pueda representar la Renta Básica. Apuntado lo
cual paso a contestar la pregunta con la que empezaba este
párrafo. En primer lugar, la Renta
Básica permitiría un mayor desarrollo "en
términos de oportunidad de vida de las mujeres —en
cualquier etapa de su ciclo vital—."25 Cierto,
hay mujeres (y también hombres, claro, pero menos: estoy
hablando de trabajo doméstico y las mujeres lo realizan en
cantidades mucho mayores que los hombres) que actualmente no
tienen mucha elección. Conseguir una mínima
independencia
económica amplía el conjunto de oportunidad de
estas mujeres.
En segundo lugar, muchas mujeres que se encuentran
atrapadas en la trampa de la pobreza con el actual sistema de
subsidios condicionados, podrían salirse de ella. La
feminización de la pobreza quedaría claramente
amortiguada. Recordemos que la Renta Básica es un ingreso
universal, por lo tanto lo recibe todo ciudadano y ciudadana,
evitándose así al menos algunos problemas
"derivados de otorgar asignaciones al ‘cabeza’ de
familia por cuenta de los ‘dependientes’ (…)
donde está implícito que será aquél
el que decida qué hacer con este dinero", en palabras de
la ya citada Pautassi.
En tercer lugar, la implantación de la Renta
Básica puede cambiar la distribución de las tareas
domésticas realizadas entre hombres y mujeres. Esto en el
caso que se pueda aplicar, claro. En los casos de convivencias
homosexuales femeninas, masculinas, o en los casos de personas
que viven solas (algo creciente en nuestras sociedades) u
otros casos donde no haya convivencia entre hombres y mujeres, lo
anterior es evidente que no se aplica. El poder negociador en el
hogar de una mujer con una
Renta Básica es mayor (no aventuro si mucho o poco, pero
algo por supuesto) que sin él. Afirmado lo cual se ha de
recordar lo dicho un poco más arriba, no se puede pedir a
la Renta Básica más de aquello que puede dar, y en
lo que respecta al cambio en la distribución de las tareas
domésticas realizadas entre hombres y mujeres, esta medida
social puede facilitar algo las cosas a algunas mujeres, no mucho
más. Son precisos otros cambios adicionales de tipo
cultural y social para conseguir una verdadera igualdad de trato
y de reparto entre géneros del trabajo
doméstico.
5. Renta Básica y
trabajo voluntario
Nos queda aún otro tipo de trabajo, el
voluntario. Por trabajo voluntario se ha de entender la
ocupación del tiempo propio en actividades dedicadas a los
demás sin remuneración y que no forman parte del
trabajo doméstico. El trabajo voluntario abarca campos tan
diversos como los servicios sociales, la asistencia sanitaria,
la
educación, la solidaridad con
la población pobre, la reinserción laboral de
presos, asesoramiento a mujeres maltratadas, el cuidado de
enfermos de SIDA, entre
otros. La
motivación para realizar trabajo voluntario puede ser
doble. En primer lugar, la satisfacción personal en la
ejecución o desarrollo de la actividad. Propiamente,
sería éste un caso de actividad autotélica
ya definida con anterioridad. En segundo lugar, la motivación
puede ser debida a la benevolencia, entendida como la
identificación con el bienestar de la persona o personas
que se benefician del trabajo voluntario26.
Por el tipo de participación, por la
dedicación de sus miembros, pueden distinguirse tres
grandes grupos de voluntariado que se repiten en las diversas
organizaciones
que dan cabida a este tipo de trabajo. Así, por ejemplo
Montagut (1993), distingue:
1) El grupo formado por aquellas personas que trabajan
permanentemente,
2) El grupo formado por las personas que participan
ocasionalmente, y
3) Los socios de la entidad que son socios
pasivos.
A su vez, los movimientos o las asociaciones de
voluntarios pueden estar formados por diversas
vías:
1) Relaciones de amistad o de
familia y que presuponen una sensibilidad hacia alguna
problemática social,
2) captación directa por parte de algunas
entidades, y
3) captación programada del sector
público27.
Los datos disponibles de trabajo voluntario en un
país donde tiene una gran importancia por el número
de gente dedicada, los EEUU, son espectaculares. A principios de
la última década del siglo pasado, más de 94
millones de adultos, el 51% de la población, dedicaron
tiempo al trabajo voluntario, evidentemente con diferentes
intensidades. La media fue de 4,2 horas a la semana. Esto
equivale a 20.500 millones de horas de trabajo voluntario. A
efectos comparativos, sería equivalente aproximadamente a
9 millones de puestos de trabajo a tiempo completo. En
términos monetarios, esta cantidad de horas sería
equivalente a unos 176.000 millones de dólares. Estas
cifras y porcentajes sugieren el alcance del trabajo voluntario.
Y la sugerencia nos dice que estamos hablando de algo muy
importante.
Una implantación de la Renta Básica
podría suponer por razones evidentes un impulso al ya de
por sí vigoroso trabajo voluntario. El trabajo voluntario,
dadas sus características, requiere de un tiempo del cual
muchas veces no se dispone. No se pueden hacer comparaciones de
trabajo remunerado a cambio de trabajo voluntario justamente
porque el primero es, si no se disponen de otras fuentes de
renta, imprescindible para vivir. Liberada aunque sea
parcialmente esta constricción, las posibilidades de
elección, el conjunto de oportunidades en definitiva, se
amplía. Mucha gente que actualmente no dedica parte de su
tiempo al trabajo voluntario pero desearía hacerlo,
tendría la ocasión más a su alcance. Los
cambios sociales que esto podría comportar no escapa a las
mentes incluso menos cabalísticas.
6. ¿Renta
Básica contra ocupación?
A continuación quisiera referirme a una
cuestión que ha suscitado alguna polémica: la
(supuesta) contraposición de la Renta Básica y el
trabajo (ocupación). Ya existe un trabajo bien hecho al
respecto28 que, en mi opinión, es muy
ilustrativo. Recuerdo las conclusiones porque a su vez
representan ciertamente un resumen de lo dicho hasta
aquí.
Dice Noguera que "Los partidarios de la RB de
ningún modo creen que el acceso de la población a
un trabajo remunerado y reconocido socialmente no sea un objetivo
valioso, sino que, al contrario, se preguntan por la mejor manera
de posibilitarlo." Aunque el trabajo "reconocido socialmente" es
francamente un asunto peliagudo cuyo tratamiento ahora me
desviaría del punto principal que quiero abordar y por eso
mismo dejaremos sólo apuntado, Noguera sigue con la
enumeración de algunas ventajas que la RB podría
suponer para posibilitar el acceso a un trabajo de este tipo.
Entre estas ventajas cabe mencionar rápidamente las cinco
que siguen:
1) La RB no discriminaría entre quienes realicen
empleo remunerado y quienes lleven a cabo trabajo
doméstico o voluntario: todos recibirían una renta,
con lo cual aumentaría el grado de equiparación
entre los tres trabajos mencionados.
2) La RB podría estimular un cierto "reparto
espontáneo" del empleo remunerado, al hacer posible y
deseable para muchos individuos el trabajar menos horas, de tal
modo que otros puedan cubrir el "espacio" que ellos dejan libre
(como el mismo Noguera recuerda, "hay que evitar una vez
más las falacias de composición: el hecho de que la
RB pueda incentivar una menor dedicación al empleo por
parte de algunos individuos no implica en absoluto que el
volumen total
de horas de trabajo remunerado de una economía descienda,
sino que bien puede ocurrir lo contrario").
3) La RB permitiría un mayor acceso al empleo
remunerado para muchos individuos, de varios modos:
a) suprimiría la famosa "trampa del desempleo"29;
b) podría permitir una mayor
flexibilización del mercado de trabajo que no se
tradujese en desprotección e inseguridad
social, como ocurre en la actualidad, al aumentar el poder
contractual de la parte débil del contrato
laboral30;
c) haría más factible para muchas
personas el aceptar determinados tipos de trabajos que pueden
ser demandados e incluso atractivos, pero que por su baja
productividad son mal pagados;
d) sería un incentivo para el autoempleo.
4) Noguera nos recuerda el siguiente argumento de Van
Parijs (1998): un derecho al trabajo no podría sostenerse
hoy sin subsidios masivos a las empresas por
parte del Estado; y añade: "la Renta Básica es
precisamente una estrategia que
intenta proveer del derecho a una renta para todos, pero sin
comprarlo a costa del derecho al trabajo, sino que consiste en
distribuir subsidios al empleo directamente en las manos de los
empleados potenciales para que ellos (y no los empresarios)
puedan decidir qué empleos merecen el
subsidio".
5) Con RB, las condiciones de posibilidad de una mayor
autoestima
aumentarían a través de los distintos tipos de
trabajo que realizasen, dado que estos no serían trabajos
"artificiales" garantizados por el Estado como "asistencia" a los
desempleados. Si a esto añadimos que, como se ha
mencionado un poco más arriba, aumenta la fuerza
negociadora del empleado potencial ("la parte débil del
contrato laboral") merced a la RB, los salarios de los trabajos
desagradables deberían subir –o sus condiciones
hacerse más aceptables– para generar una oferta de
trabajo suficiente. La RB implicaría aumentar la
posibilidad de elección de un trabajo (en vez de estancar
a la gente en la "trampa del desempleo" o en trabajos absurdos
garantizados de forma workfarista).
7. Sobre Renta Básica y sostenibilidad
Para finalizar, algunas palabra sobre
sostenibilidad31. Que la economía crezca,
contra lo que muchos sectores sociales han venido repitiendo
durante muchos años, no significa que mejore la suerte de
los sectores más pobres de la sociedad, como el mismo
vicepresidente del Banco Mundial,
Joseph
Stiglitz, ha afirmado en más de una ocasión.
Pero aun concediendo que mejorase la situación de este
sector social, el crecimiento
económico no es una buena alternativa. La
contaminación y degradación ambientales en a
los niveles actuales que genera la sociedad industrial es
insostenible a no muy largo plazo si es que ya no lo es ahora. La
sostenibilidad vendrá si el uso de recursos por
cápita disminuye y también lo hace la
producción. Por ejemplo, Jan Tinbergen y Roefie Hueting
escribían pocos años antes de acabar el siglo XX
que una de las cuatro condiciones de política
económica para llegar a un uso sostenible del medio
ambiente, era la mejora de la distribución
internacional de la renta.
Durante muchos años, los sindicatos y
la clase trabajadora en general han visto en el crecimiento
económico una cierta garantía del mantenimiento
de la ocupación. La Renta Básica puede ser una
solución al paro sin crecimiento económico
permanente. La Renta Básica también puede facilitar
la elección de modelos de vida diferentes a los
estandarizados en las sociedades de consumo actuales.
Efectivamente, habría una capacidad de elección
mucho mayor que ahora, especialmente para aquellos sectores de la
población con menos recursos, para elegir modelos de vida
no consumistas y más autónomos. Con una Renta
Básica habría muchas más posibilidades que
en la actualidad para poder rechazar ocupaciones poco atractivas,
alienadas y escasamente gratificantes.
Para poder acceder a un subsidio que, a diferencia de la
RB, sea condicionado, hay que realizar un test de recursos.
Este test de recursos es en algunos casos claramente humillante.
Vale la pena, para hacer gráfica la afirmación
anterior, apuntar algunas de las condiciones para percibir un
subsidio directamente relacionado con la pobreza, la Renta
Mínima de Inserción (la RMI es una renta que
diversas Comunidades Autónomas del Reino de España
han puesto en práctica para combatir la pobreza). Estas
condiciones son: residencia continuada y efectiva, formar parte
de un hogar independiente, no disponer de medios
económicos para atender a las necesidades básicas,
el compromiso de participar en el plan de
inserción individual (algo así como un programa
particular para la reinserción laboral), no tener derecho
a otras prestaciones
públicas superiores a la RMI, no haber causado baja
voluntaria en el trabajo, no disponer de bienes muebles o
inmuebles que indiquen suficiencia económica, el
consentimiento de no interponer reclamación judicial de
pensión alimentaria y que no haya otros titulares de la
RMI en el núcleo de convivencia familiar.
El subsidio condicionado siempre se percibe ex
post, una vez se ha podido demostrar la cantidad de recursos
inferior a la fijada para tener derecho a recibirlo. Cuando se
llega a cierta cantidad, los ingresos condicionados han tocado
techo, no se puede percibir más. Si se percibe alguna
renta adicional se pierde todo o parte del subsidio. En cambio,
la RB:
1) no requiere un test de recursos porque, tal como
dice su definición, es universal,
2) se percibe ex ante,
3) no tiene techo porque se puede acumular a cualquier
otro ingreso.
La RB afecta de una manera muy diferente a como lo hacen
los subsidios condicionados a dos conocidos problemas: la trampa
de la pobreza y la trampa del paro. La primera trampa (la segunda
es en realidad un caso particular de esta trampa) se define de la
siguiente manera: la penalización que comporta el aceptar
por parte del beneficiario de un subsidio condicionado un trabajo
remunerado. La penalización es la pérdida del
subsidio condicionado. Un efecto bien conocido de esta trampa es
el fraude.
Otra característica de los subsidios
condicionados los diferencia también de la RB. Los
primeros señalan a sus posibles beneficiarios, los hacen
poseedores de esta carga que algún autor ha denominado
"estigma de la pobreza".
La simplicidad administrativa que supondría la
substitución de muchos subsidios condicionados por la RB
habla a favor de ésta última. Un subsidio
condicionado comporta muchos más controles administrativos
con el fin de evitar posibles fraudes de personas que no
reúnan las condiciones para poseer la condición de
beneficiarios, o para verificar que los que lo están
recibiendo no estén realizando alguna actividad
incompatible con el subsidio. Entre comités de
seguimiento, comités interdepartamentales, órganos
técnicos administrativos, equipos de asesoramiento
técnico previstos en los trámites y gestión
de las ayudas condicionas contra la pobreza, buena parte de los
recursos son captados en los trámites
burocráticos.
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(*) Este apéndice es una
reproducción parcial de Raventós (2001b)
1. Se trata de una definición poco modificada de
Van Parijs (1996).
2. Sobre el "trabajo socialmente útil" vale la
pena consultar el trabajo de Noguera (2001).
3. Un bien público tiene de dos propiedades: es
de oferta conjunta y de su consumo no puede excluirse a nadie. La
oferta conjunta se refiere a que el bien está a
disposición de los consumidores en cantidades iguales (las
farolas callejeras hacen la misma luz, cuando
están encendidas, para toda la gente que pasa por el
lugar). Las emisiones de las ondas televisivas
de libre acceso son captadas por cualquier aparato de televisión, el cual sí que es un
bien privado, y no puede excluirse a nadie. Quizás sea
preciso añadir una distinción con los bienes
públicos llamados "mixtos" o "ambiguos", el beneficio
individual de los cuales puede disminuir cuando el número
de personas que los consumen excede determinado límite o
cantidad. Son bienes públicos que padecen de "colapso" o
"rivalidad". Los bienes públicos puros, los no ambiguos o
mixtos, son extraños. Las características que
definirían a la mayoría de los bienes
públicos (es decir, los no puros) son: oferta conjunta,
imposibilidad de exclusión y colapso. Juntamente con los
bienes públicos tenemos los males públicos. La
contaminación es un ejemplo muy
citado.
Un bien público no debe confundirse con un bien
social. Un bien social es el fin de una interferencia arbitraria
para todos y cada uno de los miembros de un grupo social de
vulnerabilidad en cuestión. El bien individual de
estar, como cuestión contingente de hecho, a
cubierto individualmente de la interferencia arbitraria es
distinto del bien social que significaría el cese
de la amenaza potencial que se cierne sobre todos
los miembros del grupo de vulnerabilidad. Sobre la libertad como
no dominación, grupo de vulnerabilidad y bien social,
véase Domènech (2000), Pettit (1999) ,
Raventós (2000) y De Francisco/Raventós
(2001).
4. La valoración social de los trabajos no
remunerados en el mercado está aumentando en los
últimos años. Un indicio de ello es el hecho que la
Mesa del Parlamento de Cataluña admitió a
trámite en marzo de 1997 una Propuesta no de ley sobre la
medición y la valoración cuantitativa del trabajo
no asalariado de las mujeres y de los hombres de Cataluña
(Butlletí Oficial del Parlament de Catalunya,
10–3–1997). Esta proposición no de ley fue
adoptada por la Comisión de Política
Social de este Parlamento el 14 de abril de 1997, la cual
resolvió que el Parlamento de Cataluña instase al
Gobierno a: "Continuar la participación en los
fórums y las instituciones
permanentes para proseguir la adopción
de metodologías específicas de medición
cuantitativa y de valoración económica del trabajo
no asalariado en Cataluña.
Continuar efectuando la producción y el
seguimiento periódico
de la información y promover la elaboración de
estudios para la valoración efectiva del trabajo no
asalariado a partir de los datos resultantes de la
aplicación de las metodologías existentes y de las
que se puedan adoptar, para poder tenerlas en cuenta en la
planificación de políticas generales
orientadas a la consecución de la igualdad de
oportunidades entre los hombres y las mujeres."
(Butlletí Oficial del Parlament de Catalunya,
28–4–1997).
5. Sigo de cerca en lo que sigue lo que ya expuse en
Raventós (1999).
6. Se trata de la misma definición que he
empleado en Raventós (2001a).
7. Es la definición empleada, por ejemplo, en
Daniel Raventós: El derecho a la existencia,
Barcelona, Ariel, 1999, y Daniel Raventós: "La Renta
Básica: introito" en Daniel Raventós (coord.),
La Renta Básica. Por una ciudadanía más
libre, más igualitaria y más fraterna,
Barcelona, Ariel, 2001. Y con pocas variaciones, la utilizada
también por Philippe Van Parijs: Real Freedom for All.
What (if anything) can Justify Capitalism?, Oxford, Oxford
University Press, 1995.
8. Es la definición del Basic Income European
Network (BIEN): A basic income is an income unconditionally
granted to all on an individual basis, without means test or work
requirement.
9. Aunque somos de la opinión de que determinados
ámbitos no serían operativos: un ayuntamiento por
ejemplo. Cabe decir que, tal como está diseñada
financieramente la relación entre las Comunidades
Autónomas y el gobierno central español, no hay
posibilidad técnica de poder ofrecer una propuesta
tentativa de Renta Básica para el ámbito
geográfico de una Comunidad
Autónoma. Sólo haciendo la ficción de la
independencia financiera, es posible diseñar un modelo de
financiación de Renta Básica para una Comunidad
Autónoma cualquiera, con la excepción quizás
de la Comunidad Autónoma Vasca.
Véase, de todos modos, la ponencia que Luis Sanzo
presentó en el I Simposio de la Renta Básica
realizado en Barcelona el 8 de junio de 2001. (Esta ponencia se
puede obtener en la web
www.redrentabasica.org).
10. Por ejemplo en la ponencia presentada por
José Antonio Noguera en el I Simposio de la Renta
Básica realizado en Barcelona el 8 de junio de 2001
(ponencia que se puede obtener en la web www.redrentabasica.org) y en Daniel
Raventós: El derecho a la existencia, op. cit. Cap.
4.
1.1 Se trata de una definición poco modificada de
Philippe Van Parijs: Real Freedom for All. Op.
cit.
12. Un reciente estudio del Instituto Catalán de
la Mujer indicaba que el PIB catalán se
incrementaría el 65,9% (pasando de 19,37 billones a 32,14
en números del año 2000) si se contabilizase el
trabajo doméstico no remunerado (El País,
3–10–2001). Este porcentaje está en
sintonía con otros muchos estudios que sobre la misma
cuestión se han realizado en otros países y
años.
13. Algo completamente absurdo como cualquiera,
aún sin tener conocimientos de economía, puede
razonar.
14. Un ejemplo muy ilustrativo es S. Lerner, Ch. M. A.
Clark y W. R. Needham: "Un modelo de Renta Básica para
Canadá", en Daniel Raventós (coord.), La Renta
Básica. Op. cit.
15. Algo que ha sido tratado muy pedagógicamente
en Philippe Van Parijs: "Renta Básica: Una idea simple y
poderosa para el siglo XXI", ponencia presentada en el 8 Congreso
del BIEN realizado en Berlín en el año 2000 y que
puede descargarse en castellano en la
web www.redrentabasica.org. También fue
abordado en Daniel Raventós: "El salario de toda la
ciudadanía", Claves de Razón
Práctica, núm. 106.
16. P. Van Parijs: "Renta Básica: Una idea simple
y poderosa para el siglo XXI", op. cit. pág.
6.
17. Este límite es la ley de Bremermann que dice:
la capacidad máxima de procesamiento de información
por unidad de masa (gramo) y de tiempo (segundo) es igual a 2 x
1047 bits de información. Si calculamos la masa de nuestro
planeta en gramos y traducimos a segundos el tiempo de su
existencia, que es aproximadamente de 5.000 millones de
años, entonces podemos calcular la cantidad total de
información que habría podido procesar nuestro
planeta en la hipótesis
(completamente exagerada) según la cual toda la masa
hubiera servido para construir una computadora
máximamente eficiente durante toda la vida del planeta.
Esta cantidad es de 1093 bits de información. Podemos
estar seguros que nunca
construiremos un ordenador capaz de procesar una cantidad de
información mayor que la citada y, por tanto, podemos
fijar este número como un límite, el
límite de transcomputabilidad: Cualquier problema
que requiera para su solución un procesamiento de
información superior a 1093 bits es transcomputable, no
puede resolverse. Domènech (1994).
18. Puede que alguien se extrañe de la
utilización, aunque sea de pasada, del modelo
neoclásico. No es el momento para tratar con detalle el
asunto de la legitimidad o no de la utilización de los
instrumentos (o "perversidad de los instrumentos", como
también se ha dicho). Valgan sólo algunas palabras.
Soy de la opinión de que se deben aceptar las normas y
métodos científicos convencionales. La
contraposición de la "ciencia burguesa" y la "ciencia
proletaria" (es decir, supuestamente, de una ciencia que
servía a intereses burgueses, enfrentada a una ciencia
alternativa que servía instrumentalmente a intereses
proletarios) fue un zafio invento estalinista (que sirvió
entre otras cosas para legitimar no pocos asesinatos y para
asfixiar por décadas en la extinta Unión
Soviética ramas del conocimiento tan decisivas como la
genética y
la lógica
matemática). Y la contraposición entre
teoría social establecida —o "positivista", o lo que
fuere— y "teoría social crítica" (es decir,
supuestamente, entre teoría social al servicio de
intereses bastardos y teoría social al servicio
instrumental de intereses emancipatorios sublimes) fue un
refinado invento de elites académicas alemanas (que
sirvió, y todavía sirve, para labrar unas cuantas
carreras académicas científicamente
estériles y políticamente inocuas).
Creo que se debe rechazar la idea de que la "ciencia
social burguesa" sea no dialéctica, idealista e
individualista y que exista otra ("crítica", "marxista" o
lo que sea que suponga todo lo contrario). En resumen, las
preocupaciones de cualquier investigación pueden ser formuladas en
formas consistentes con la práctica científica
normal. La contraposición entre "ciencia burguesa" y
"ciencia proletaria" o entre "ciencia positivista" y "ciencia
crítica" o entre "ciencia masculina" y "ciencia femenina"
debe rechazarse, así como la idea según la cual
determinados métodos o instrumentales analíticos
están comprometidos con la defensa de distintas opresiones
o del "sistema". Uno de los pasajes que más me admiran de
Marx es aquél en que llama "canallas" a los que mezclan
otras consideraciones externas con el trabajo científico.
Concretamente: "Llamo ‘canalla’ al hombre que intenta
acomodar la ciencia a un punto de vista dependiente de un
interés externo a la ciencia, ajeno a la ciencia, en vez
de por sí misma, aunque sea errónea." Citado por
Sacristán (1983). La atención que he prestado a
este punto la debo a mi maestro y amigo Antoni Domènech y
a la conferencia que impartió el 10 de marzo de 1999 en el
seminario
permanente "Etica, Economía y Sociedad" del Grup de
Recerca en Ètica economicosocial i Epistemología de les Ciències Social
(GREECS) del Departamento de Teoría Sociológica,
Filosofía del Derecho y Metodología de las CC. SS.
de la Universidad de Barcelona, sobre "La deontología
intelectual de K. Marx". He tomado algunas palabras exactas de
esta conferencia.
19. Cantidad de Renta Básica que ha sido
defendida recientemente por CCOO de Cataluña como pudo
leerse en La Vanguardia
del 7–3–2001.
20. La teoría de la racionalidad, la variante
más importante de la explicación intencional en
ciencias sociales, ha sido definida de maneras distintas. Utilizo
la siguiente definición. Dados unos deseos del agente
económico; dados un conjunto factible de acciones o
estrategias
disponibles (conjunto que está restringido por los
recursos, por el tiempo, por la información y por la
tecnología del momento); dadas unas creencias del agente
económico, el agente escoge el curso de acción que
tiene los mejores resultados posibles para él.
21. Véase el apéndice.
22. Según se dice muy acertadamente en un estudio
sindical de mediados de la década actual. VVAA
(1996).
23. Son datos de un estudio de Bertin y Gerard citado
por El País (ciberp@ís, 9),
2–7–1998.
24. Este autor llega a mencionar la propuesta de John
Harris según la cual se maximizaría el bienestar
social si se matasen a algunas personas por sorteo y se
utilizasen sus órganos para salvar vidas de otras personas
con órganos defectuosos. El mismo Elster comenta: "Para un
teórico moderado, esto parecería como una
reductio ad absurdum del utilitarismo." Elster (1994).
Para un tratamiento sistemático de los sorteos en diversos
ámbitos de la vida social, Elster (1991).
25. Pautassi (1995). La autora utiliza el concepto de
oportunidades de vida de Amartya Sen, es decir, la capacidad para
desarrollarse (o funcionar) dentro del sistema social en que ha
tocado vivir a determinada persona. Se trata de lo que una
persona puede hacer o puede ser. Pautassi es una de las pocas
autoras que ha dedicado parte de su trabajo intelectual a la
relación de la Renta Básica con el trabajo
doméstico. Casos también notables son Parker (1989)
y Robeyns (1998).
26. Boulding (1976) añade una tercera motivación que me parece algo artificiosa.
Dice así: "La cantidad total ofrecida de trabajo
voluntario será aquella para la que una «hora»
extra de trabajo proporcionará menos al oferente, en
términos de satisfacción adicional, bien en la
propia actividad o en la contemplación de sus beneficios
para otros, de lo que cuesta en términos de lo
desagradable de la actividad y la contemplación de los
usos alternativos del tiempo."
27. Véase también Turner
(2001).
28. El ya citado de Noguera (2001).
29. Véase el apéndice.
30. Para un tratamiento formal, véase Casassas y
Loewe (2001).
31. Véase también Van Parijs (2001). Dice
al respecto: "Para tratar la conexión entre la RBU (Renta
Básica Universal) y el movimiento
verde, es útil ver a este último como una alianza
de dos componentes. De manera muy esquemática, el
componente ambiental cuyo interés central es la
contaminación generada por la sociedad industrial.
Su objetivo principal es el establecer una sociedad cuyo medio
ambiente pueda
ser sostenible. Por otro lado, el componente alternativa
verde, cuya preocupación es la
alienación generada por la sociedad industrial. Su
objetivo principal es establecer una sociedad en la cual la gente
dedique gran parte de su tiempo a actividades "autónomas",
no reguladas por el mercado o el estado. Para ambos componentes,
hay algo muy atractivo en la idea de una RBU.
El principal enemigo de los medioambientalistas es el
productivismo, la obsesiva persecución del crecimiento
económico. Y una de las más poderosas
justificaciones del rápido crecimiento, en particular
entre la clase obrera y sus organizaciones, es la lucha contra el
desempleo. La RBU, como se argumentó anteriormente, es una
estrategia coherente para atacar el paro sin contar con un
crecimiento acelerado. La disponibilidad de una estrategia como
esta socava la amplia coalición productivista y, por lo
tanto, aumenta las perspectivas de alcanzar objetivos
medioambientales en un mundo en el cual la contaminación
(incluso en un sentido muy amplio) no sea la única cosa
que preocupe a mucha gente.
Las alternativas–verdes deberían sentirse
también atraídas por las propuestas de renta
básica, puesto que una RBU puede contemplarse como una
subvención general financiada por las esferas mercado y
estado para el beneficio de la esfera autónoma. Ello es en
parte porque la RBU da a todos una libertad real –en
comparación a un puro derecho– para dejar el empleo
asalariado, de manera que se puedan realizar actividades
autónomas, como la militancia de base, o el trabajo
asistencial no remunerado. Pero, parte de su impacto consiste
también en que da a los peor dotados un mayor poder para
rechazar trabajos que no consideren suficientemente realizadores,
y, por lo tanto, genera incentivos para diseñar y ofrecer
empleos menos alienantes. "
Daniel Raventós