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Conceptualización y clasificaciones de los modelos de democracia digital



     

     

    ABSTRACT

    El presente texto pretende
    recorrer y discutir algunas de las conceptualizaciones que se han
    propuesto para comprender el complejo fenómeno de la
    Democracia Digital. Tras una breve introducción en la que se contextualiza la
    temática y se señala la importancia de un
    léxico común para señalar y definir las
    prácticas que se desarrollan en este ámbito, se
    plantea una definición para Democracia Digital. En el
    resto del texto se presentan y discuten algunas de las propuestas
    de clasificación más significativas sobre los
    procesos
    democráticos en el espacio de flujos que conforma la
    Internet.

     

    Introducción

    Lejos de la política diaria, el
    advenimiento de sistemas
    telemáticos de participación y gestión
    ciudadana, la Democracia Digital, se ha presentado en abstracto
    como la solución a la actual crisis de
    legitimidad, confianza y participación en las estructuras de
    las democracias institucionales (representativas y
    parlamentarias) que afectan al conjunto de las democracias
    institucionales.

    Teledemocracia, ciberdemocracia, e-administración, e-democracia, e-gobierno,
    gobierno electrónico, gobierno digital, democracia
    electrónica, democracia digital… son una
    serie de términos que, cada vez con más frecuencia,
    forman parte de las noticias,
    figuran en los programas
    electorales, en las declaraciones de los políticos, en los
    planes integrales que
    intentan acometer el desarrollo de
    "la sociedad de la
    información". Sin embargo, existe gran
    diferencia entre los significados que se atribuyen a estos
    significantes. Una indefinición de términos que
    afecta directamente a los planes de desarrollo de las sociedades de
    la información pues fácilmente una iniciativa o
    actuación pública puede autodenominarse "avance de
    la democracia digital" sin que existan parámetros
    estándar que la "homologuen" como tal. Tratándose
    de actuaciones públicas entraña un riesgo
    añadido puesto que tampoco se tienen estándares
    validados para evaluar los resultados de las iniciativas que se
    acometen.

    Bajo el frenesí que marca "el
    discurso del
    progreso" florecen multitud de iniciativas políticas
    de experimentación en democracia digital ante las cuales
    resulta difícil construir discursos
    críticos, incluso por parte de miembros de la
    oposición política. Nadie quiere ser tildado de
    oponerse al "progreso" y ser señalado como el responsable
    de "perder el tren del progreso" aunque eso conlleve no
    preguntarse quien realmente conduce ese tren, ni con que
    intenciones, ni siquiera con que gastos a costa
    del erario público.

    Muy frecuentemente nos encontramos con que las
    experiencias son "homologadas" por la autoevaluación ya
    sea de la institución promotora, la empresa que
    provee el sistema o ambas.
    También obtienen el "visto bueno" a través de la
    cobertura mediática que obtienen, frecuentemente poco
    rigurosa y generalmente centrada en la presentación y no
    tanto en el desarrollo (1). Muy infrecuentemente la
    homologación llega como consecuencia de una investigación de equipos independientes
    (técnicos y sociales) que manejando elementos
    teóricos definidos, puedan establecer comparaciones con
    otras experiencias y evaluar los grados de éxito o
    fracaso de las pruebas.

    De hecho puede resultar llamativo que algo tan sensible
    para un Estado de Derecho
    como los procesos de experimentación de futuribles
    sistemas de votación estén tan poco sometidos al
    control de las
    instituciones
    públicas a través del escrutinio de equipos
    plurales de expertos reconocidos por su competencia en el
    área (tareas inscritas tradicionalmente en el
    ámbito universitario). Más bien, estas pruebas son
    organizadas y promovidas por empresas en busca
    del incipiente negocio del voto telemático y su
    realización se encuentra asentada en prácticas de
    mercadotecnía donde cobra gran importancia aparecer
    favorablemente en prensa y
    minusvalorar, cuando no ocultar, los errores o deficiencias del
    sistema, en caso de se produzcan (esta afirmación,
    así como la variedad de detalles que la matizan se basan
    rigurosamente en la experiencia acumulada por los trabajos de
    campo realizados en los últimos años en diversas
    experiencias entre las que destacan, El Hoyo de Pinares 16 de
    marzo 2003, Autonómicas Catalanas noviembre 2003,
    Votación del 14 de marzo 2004 en Jun, Elecciones a rector
    de la UPV el 24 de marzo 2004, Experiencia de participación ciudadana
    MadridParticipa).

    En este contexto cabe preguntarse ¿desde que
    saberes, discursos y posiciones políticas se analizan y
    connotan las experiencias de "democracia Digital"?

    Paradójicamente las definiciones en si de
    democracia digital (y sus sinónimos) no despiertan grandes
    discrepancias a pesar que como definiciones que son, limitan y
    dan forma a lo definido. Según el equipo del program on
    Information Resources Policy
    de la Universidad de
    Harvard, la democracia digital "se define como el intercambio de
    ideas y opiniones propio del proceso
    democrático realizado por medio de Internet" (. Es cierto
    que la propia estructura de
    Internet ha posibilitado una serie de prácticas
    democráticas horizontales que suponen una innovación frente a los sistemas
    democráticos convencionales, posibilitando cauces para la
    participación ciudadana. Pero no es menos cierto, que esta
    definición, aunque práctica, no incluye
    necesariamente todos los ámbitos informáticos y
    telemáticos (intranets) que los estudios de campo
    señalan también como experiencias de democracia
    digital. Existen diversas formas de utilizar redes telemáticas en
    los procesos democráticos, y parece razonable intentar
    encontrar una definición que cubra al conjunto de
    posibilidades. No solo no todas las formulas se apoyan en
    Internet, sino que algunas propuestas combinan elementos
    presenciales con elementos informáticos. Así, a lo
    largo del presente texto se entenderá por democracia
    digital, las diversas realidades y prácticas organizativas
    en la gestión de los recursos
    (virtuales o geográficos) que le son comunes a la población (ya sea en ámbitos
    institucionales o no), siempre que el uso de herramientas
    informáticas o telemáticas esté presente en
    alguna medida o forma a lo largo del proceso
    .

     

    Democracia digital. La
    democracia a
    debate.

    La democracia digital como espacio de estudios y
    pruebas, redefine las propuestas de sistemas democráticos:
    ¿que sistemas podrían ser considerados como
    democracia?, ¿qué posibilidades de
    participación, interacción y equilibrio/control de poderes habilitan las
    Nuevas
    Tecnologías de la Información y la
    Comunicación? La imaginación juega un papel
    destacado, rescatando diversas propuestas hasta ahora
    utópicas. Muchos estudiosos toman como referente
    democrático la Grecia
    clásica, planteando profundas reflexiones sobre el papel
    que desempeña actualmente el modelo de
    democracia representativa. Analizando las razones esgrimidas en
    su defensa por los teóricos liberales clásicos
    (dimensiones del territorio, tamaño de la
    población, y falta de conocimiento
    cualificado para tomar decisiones responsablemente) cabe
    preguntarse: si mediante las TIC el
    problema para replantear el modelo de democracia ateniense no
    reside ni en las dimensiones del territorio y número de
    personas convocadas para emitir voto, ni la imposibilidad de
    participar en procesos de deliberación que les permitieran
    estar adecuadamente informados para poder
    construir su propia opinión, ¿bajo que pretextos se
    califica como desarrollo último de la democracia un
    sistema de representación parlamentaria y equilibrios de
    poderes como el actual? El planteamiento del
    problema en estos términos habría hecho las
    delicias de teóricos de procesos de democracia directa
    como Rousseau.
    Desde esta perspectiva neoRusseauniana se podría "recusar"
    a los actuales sistemas de democracia representativa
    tachándolos de simples apaños temporales, ahora
    anacrónicos, en el camino hacía una democracia
    capaz de operar y funcionar sobre vastos territorios con elevado
    número de habitantes. Sin embargo la respuesta a la
    anterior pregunta se complica en la medida que las propuestas
    para organizar procesos de democracia a través de redes,
    están sustentadas en última instancia en opiniones
    políticas. Son las propuestas y modelos que mejor encajan
    con las interpretaciones sobre como debe de organizarse el ser
    humano en sociedad. Estamos en definitiva ante una
    reinvención de parte del contrato social y
    de las normas que rigen
    y regulan el vivir en sociedad.

    Conviene pues revisar algunas propuestas de
    clasificación sobre democracia digital, planteadas desde
    la consideración de variables muy
    diferentes. A la hora de clasificar se pueden utilizar multitud
    de parámetros distintos. Se puede plantear una
    clasificación a partir de los análisis de la realidad técnica y
    sus posibilidades; desde los modelos de democracia construidos a
    partir del quehacer politológico; desde las
    políticas concretas que se quieran desarrollar y su
    relación con las TICs, desde los objetivos a
    cumplir en un proyecto de
    desarrollo
    social que implique el uso de la telemática, ect… Los siguientes intentos
    de clasificación pueden entenderse como complementarios y
    proporcionan distintos puntos de vista, permitiendo una evaluación
    global más completa.

     

    A) Diseño
    de la estructura atendiendo a los modelos de trafico de
    información.

    Una propuesta muy original en sus planteamientos y
    útil por la visión de conjunto que aporta, la
    encontramos en Jan vanDijk (2000:46). Partiendo desde
    teorizaciones propias de la disciplina de
    la comunicación realiza una
    clasificación teniendo en cuenta la presencia de los
    llamados "modelos de tráfico de información" (MTI),
    que se refieren a las formas que adoptan las comunicaciones
    en el ámbito político entre las unidades locales, o
    ciudadanos y el centro, detentador del poder
    ejecutivo y legislativo. Podemos distinguir cuatro modelos
    básicos:

    A) Alocución (allocution): Quizás
    la forma más común de comunicación política. Tiene como
    característica que la comunicación se establece
    en una sola dirección. Se le denomina
    alocución a la distribución simultanea de
    información a una audiencia de unidades locales
    receptoras, desde un centro emisor que tiene la capacidad de
    decidir y selecciona la información que se distribuye,
    así como los tiempos y la velocidad de
    esa distribución. En la democracia tradicional este
    modelo es ejercido por los diversos centros de gobierno a
    través de los medios de
    comunicación de masas. En el mundo de la
    telemática, este modelo se sigue utilizando para hacer
    públicos anuncios sobre políticas, pero encuentra
    un espacio propio en la comunicación a ciudadanos que
    utilizan herramientas telemáticas. Es importante hacer
    constar que las características de las redes
    telemáticas diluyen las diferenciación entre
    Alocución y el siguiente modelo de tráfico
    de Información, la Consulta.

    B) Consulta (consultation): En cierta forma, es
    el proceso inverso puesto que son las unidades locales las que
    realizan la selección de la información a la
    que quieren tener acceso, si bien el centro continua siendo la
    fuente de la información y base de
    datos de la cual elegir, y por tanto mantiene la capacidad
    de determinar que información es distribuida. En las
    formas convencionales la consulta se realizaba a través
    de las visitas a las hemerotecas, buscando las publicaciones de
    informes, el
    BOE, ect… Las aplicaciones de TICs han modificado
    radicalmente este modelo, encontrando las administraciones
    públicas numerosas y novedosas formas de realizarla.
    Encontramos varios ejemplos como podrían ser la
    publicación de CDROMS, la utilización de servicios
    telefónicos automatizados, el acceso a bases de datos
    públicas o la cada vez más frecuente
    utilización de programas como la Web World Wide
    parar hacer accesibles la información a través de
    páginas
    web.

    C) Registro
    (registration): Es la recolección de
    información por parte del centro, que determina tanto
    qué asuntos tienen importancia, como la forma o el
    intervalo de tiempo
    establecidos para recoger la información requerida. Sin
    embargo son las unidades locales las que envían esta
    información al centro, puesto que en este proceso son
    ellas las productoras de datos, las
    fuentes de
    información. Bajo este modelo encontramos varias
    funciones
    clásicas de las administraciones gubernamentales, siendo
    parte de su historia el censo de
    bienes y
    propiedades así como el de habitantes. La actual
    recaudación de impuestos,
    así como las votaciones también encajan dentro
    del modelo de comunicación de registro. En el
    ciberespacio este modelo lo encontramos en varias de las
    aplicaciones en que se basa el funcionamiento de la e-administración así como en las
    propuestas de voto
    electrónico o de voto telemático aplicadas ya
    sea en votaciones a representantes o en votaciones más
    cercanas a perspectivas de democracia directa como
    podría ser la participación en un
    referéndum.

    D) Conversación (conversation): Es el
    intercambio de información entre dos o más
    unidades locales a través de un medio compartido, sin
    pasar necesariamente por un centro. Tienen capacidad para
    determinar tanto qué asuntos son los que tienen
    importancia, como el tiempo, la forma o la velocidad de la
    comunicación establecida entre ellas para el intercambio
    de la información. Dentro de la democracia convencional
    este modelo se manifiesta en algunas reuniones presenciales de
    los políticos con el público, en mesas redondas,
    en debates políticos, así como en la extensa gama
    de interacciones orales que se establezcan entre los
    ciudadanos, los políticos y los cargos
    públicos.

    Usando los modelos de tráfico de
    información en las Comunicaciones Mediante Computadora
    (CMC), seríamos capaces de diseñar un primer
    esquema con las tres grandes perspectivas, de tipos ideales que
    planean sobre el futuro de la democracia digital (Van Dijk,
    2000:49). Obviamente este esquema recoge y auna las
    características más significativas construyendo
    tres tendencias sobre como se organiza el tráfico de
    información y cuyos planteamientos pueden considerarse
    actualmente en "lucha" por establecer y organizar la actividad en
    Internet. Obviamente la realidad se conforma a través de
    las múltiples interacciones entre los discursos y usos de
    cada una de las tres tendencias. En el presente texto
    aprovecharemos esas interacciones como excusa que nos
    permitirá introducir una serie de aspectos fundamentales a
    considerar en las relaciones entre participación ciudadana
    y redes telemáticas.

    En la figura 1, mostrada abajo, se representan tres
    modelos de democracia digital conforme a la estructura del flujo
    de información, teniendo en cuenta los MTI formulados
    anteriormente. Se establecen unas líneas entre las
    unidades locales y el centro, que reflejan en que sentido se
    producen las demandas y los suministros de información.
    Los tres paradigmas se
    construyen a partir de las diferencias en estos flujos que
    ejemplifican qué modelos de tráfico de
    información predominan.

    A1) El primero, el "modelo de Internet",
    se construye desde la horizontalidad en la comunicación.
    Como en la propia Internet los centros no tienen capacidad de
    control sobre las comunicaciones, los usuarios determinan los
    contenidos y las reglas, y en consecuencia predomina el modelo de
    conversación junto con la consulta. Las
    líneas de suministro y demanda de
    información son de igual intensidad entre el centro y las
    unidades locales, así como entre las propias unidades. En
    este modelo los usuarios cuentan con todo tipo de opciones para
    encontrar la fuente de información que les parezca
    más adecuada, así como elegir los espacios de
    debate que más les interesen. Este modelo supone una
    referencia para muchos de los proyectos que
    pretenden involucrar al conjunto de la ciudadanía en los procesos de
    discusión y toma de
    decisiones de la sociedad "que incluso gustarían de
    construir una alternativa total a la política
    institucional de hoy en día[…]".(vanDijk
    2000:49).

    Fuente: vanDijk, 2000:49

     

    Este modelo lo podemos encontrar en muchas de las formas
    de comunicación que se desarrollan en el marco de Internet
    como por ejemplo en el, relativamente nuevo, fenómeno de
    expansión de las weblogs,
    así como en la
    organización de la mayoría de los chats y foros
    de todo tipo. Para muchos autores este modelo refleja la organización inicial de las comunicaciones
    en la red de redes,
    compuesta por una serie de científicos inscritos en la
    realidad política del momento (70s y 80s) y que connotaron
    a la red como un espacio de libertad donde
    las reglas las fija la comunidad (Barlow
    1996). Una red en que
    los valores
    imperantes eran el reflejo de los que tenía la cultura
    hacker
    (2), una forma de intelectualidad que parte de los mismos
    origenes de la red, de como se constituyó la Internet.
    Unas formas que han calado en los hábitos de la red a
    pesar de los cambios que provocaron la llegada másiva de
    nuevos internautas en el primer lustro de los 90 (Castells 1996).
    Pero ese cambio en los
    usuarios y en consecuencia las nuevas características que
    harían de Internet algo más parecido a las
    sociedades del mundo real es puesto en duda crecientemente por
    interesantes análisis entre los que destaca por su
    antigüedad "Vender vino sin botellas. La economía de la mente
    en la Red Global (3)" (JP.Barlow 1994). Para muchos
    usuarios y teóricos de la red, el funcionamiento "libre" y
    horizontal de la red, es la forma "natural" de
    organización de la comunicación telemática,
    y en consecuencia cuando plantean posibilidades para el futuro de
    la democracia a través de sistemas telemáticos,
    esta modelización aparece como la única con
    sentido. Tras estos postulados nos encontramos con posiciones
    políticas divergentes según las
    diferenciación clásica entre izquierda y derecha.
    Conviven sectores de la extrema izquierda que priorizan la
    horizontalidad en las relaciones sociales (teoría
    de la Autonomía, más recientemente la amalgama del
    movimiento
    contra la
    globalización capitalista, de los autodenominados
    Antagonistas) con sectores liberales que defienden la independencia
    del individuo de
    cualquier tipo de autoridad
    reguladora, ya sea el estado o
    las grandes multinacionales. Un lugar común para una parte
    importante de los defensores del modelo internet,
    más allá de la etiqueta política, se centra
    en el convencimiento de que son las propias
    características de las redes telemáticas, la
    "naturaleza" de
    su funcionamiento, la que determinará el desarrollo futuro
    de este modelo: la red se compone de nodos independientes que
    necesitan cooperar, compartir para poder funcionar. Si un nodo no
    coopera puede aprovecharse sin problemas de
    las ventajas de la red, pero si la mayoría de los nodos
    imita esa conducta la red
    se bloquea. En las redes telemáticas en cuanto que redes,
    este fenómeno también se produce, siendo la
    cooperación (desde muy distintas motivaciones) la base del
    funcionamiento de La Red. P.e: la eficiencia
    técnica en la calidad de los
    programas se consigue compartiendo los desarrollos en programación y contando con las
    críticas, sugerencias y demandas de los usuarios. Esta es
    una importante temática a considerar, en los debates en la
    definición de libertad y democracia en el mundo virtual.
    Sin entrar a discutirlos, conviene reconocer la importancia de la
    producción intelectual del movimiento
    contra patentes (autodenominado por la libertad de conocimiento),
    del movimiento por la redefinición de la propiedad
    intelectual y del más conocido movimiento de Software
    Libre.

    A2) El segundo modelo, llamado "modelo de
    mercado o
    marketing
    ", se corresponde con los procesos de
    recuperación (4) de Internet por parte del
    sistema capitalista. En el último lustro del siglo XX,
    como señala vanDijk, cobraron fuerza una
    serie de procesos y que dibujan un marco de comunicaciones en la
    red.

    – El uso del ordenador creció cuantitativamente,
    en número de usuarios y en nuevos sectores sociales,
    alcanzando a cada vez más ámbitos, ya fueran
    laborales o de ocio. Merced a su expansión en los
    países desarrollados, la red se convierte en un excelente
    vehículo para las prácticas de mercado
    típicas de las sociedades de consumo de
    finales del siglo XX, más allá del inicial uso en
    transacciones de capitales ligados a bancos y mercados
    bursátiles (Kubicek 1997).

    Desde entonces y hasta nuestros días se plantea
    la necesidad de regular de algún modo el tráfico de
    información, de establecer algunas nuevas pautas en la
    estructura, que acaben con algunas indefiniciones que la red
    genera en torno a las
    identidades de usuarios, origen de correos, veracidad de las
    informaciones que circulan, ect… Algunas de estas
    prácticas afectan principalmente a gobiernos o
    corporaciones que pierden poder en la horizontalidad del
    ciberespacio de Internet. Otras afectan al conjunto de los
    usuarios: imitando el modelo de promociones comerciales a
    través del correo postal de EEUU, nace y se extiende hasta
    nuestros días el spam, o correo
    electrónico enviado masivamente, que pocas veces
    responde a una solicitud previa y que supone un verdadero
    problema para muchos usuarios de correo electrónico. Ambos
    ámbitos de consideraciones se entremezclan en un debate
    acerca el tipo de regulación que sería conveniente
    y que instituciones deberían ejercerla, siendo muy extenso
    el abanico de opciones: estados, empresas, organismos
    internacionales… ninguna. (McLaughlin 2003, Almeida 2004,
    www.kriptopolis.com).

    Complementariamente a lo anterior se observan
    múltiples iniciativas (no siempre legales) de gobiernos y
    multinacionales para acabar con la anarquía y descentralización que estructura la Red.
    Desde iniciativas ya históricas como el Clipper
    Chip
    de EEUU, la prohibición o limitación del
    uso de criptografía, o más recientemente en
    el Estado
    Español
    leyes como la
    LSSIce o el DNI (Documento Nacional de Identificación)
    electrónico muestran un intento de controlar social y
    políticamente un espacio sobre cuyas prácticas
    virtuales parecen tener menos control que sobre la "vida real".
    Un documento que tan solo se centra en las maniobras
    gubernamentales y aún así resulta muy esclarecedor
    sobre estas prácticas y sus posibles motivaciones lo
    encontramos en "Cripto como los informáticos libertarios
    vencieron al gobierno y salvaguardaron la intimidad" de Steven
    Levy (2001) editor de Wired. Tras los ataques venganza del
    11 de Septiembre, siguiendo al "consenso" social en torno al
    paradigma
    "menos derechos por
    más seguridad"
    impulsado por los sectores de extrema derecha de la
    administración de G. W. Bush, estas iniciativas
    cobraron notoriedad política y legitimidad pública
    reforzando la argumentación (y las políticas
    concretas) de quienes pretenden recortar ciberderechos a cambio
    de una supuesta mejoría de la seguridad (J.D.Carracedo
    2002).

    En este marco histórico la tendencia del "modelo
    de marketing"
    pretende configurar la Internet de forma similar al resto de
    tecnologías de comunicación de masas, siguiendo las
    directrices básicas del modelo de difusión
    (broadcasting model) que es el modelo clásico de
    comunicación que podemos encontrar en la radio, los
    periódicos o la
    televisión: en él existe un emisor productor
    del contenido, y varios receptores casi sin capacidad de
    decisión sobre la información recibida. En el caso
    de la Internet se añaden ciertas capacidades de
    interactividad. Una interactividad que sin embargo, lejos de
    plantearse horizontalmente según el modelo de
    Internet,
    se estructura limitándola conforme a este
    modelo de difusión, planteando una utilización
    mercantilista y aislacionista del individuo, como desarrollan y
    ejemplifican numerosos autores entre ellos Webster y Robins
    (1998)

    El modelo de marketing es una
    proyección telemática de los esquemas de
    difusión clásicos de los medios de
    comunicación utilizados por las autoridades
    institucionales o por las empresas que son las que controlan y
    deciden la información que será distribuida. En el
    ciberespacio el modelo de marketing o mercado se ajusta
    por ejemplo a las televisiones interactivas, o las "utilidades"
    que se pueden conseguir a través de los modernos
    teléfonos móviles. En la anterior figura 1 se puede
    observar que el mayor tráfico de información es el
    suministro al usuario, y la interactividad es simplemente la
    respuesta del usuario, la elección del producto
    elegido. En consecuencia se utiliza principalmente la
    alocución dentro de los modelos de tráfico
    de información, si bien existe en el diseño de la
    estructura un pequeño canal para recibir la
    información con la respuesta de los usuarios. Este canal
    no solo permite al usuario elegir entre las opciones ofertadas,
    sino que irá conformando su perfil como consumidor, a
    través de procesos de clasificación que
    permitirán una selección cada vez más
    efectiva de los productos que
    ofertar a cada usuario (Gandy 1996). Este esquema de
    organización del flujo de información goza
    actualmente de gran expansión, ya que suele predominar en
    las páginas web comerciales, que constituyen una parte
    importante de los sitios de la red. Como plantea vanDijk
    (2000:50) "en el aspecto económico [este modelo]
    significaría que los llamados servicios interactivos de
    información, entretenimiento y transacciones copan la
    mayor parte del tráfico de las autopistas de la
    información […]. En el aspecto político este
    modelo significaría la predominancia de campañas de
    información por parte de gobiernos, administraciones
    públicas, partidos
    políticos, y principalmente, de todo tipo de grupos de
    presión ya fueran empresariales o ciudadanos. En
    periodo electoral, casi continuamente, los anuncios o
    campañas políticas high-tech, todavía
    seguirían definiendo la cara pública de la
    política a través de técnicas
    de mercado político sobre electorado altamente
    selectivas".

    A3) Por último dentro de las
    clasificaciones del ciberespacio en función de
    los tráficos de flujo de información cabe
    señalar el "modelo infocrático" que
    centra sus esfuerzos en la máxima eficiencia en el manejo
    de datos modernizando los sistemas de burocracias. Unos sistemas
    que se extienden por toda la sociedad modernizando las
    burocracias de las administraciones públicas, las
    empresas, los partidos políticos, ect… En un mundo
    hiperconectado donde cada vez más actividades dejan huella
    digital, la recogida, clasificación, evaluación y
    selección de esa información permite una mejor
    gestión de los recursos así como una planificación más adecuada de las
    políticas a realizar. Como apunta Lyon (2002); en aras de
    la eficiencia, las info-burocracias intercambian o compiten por
    la información sin que el sujeto privado pueda opinar o
    incluso tenga conocimiento de la existencia de estas bases de
    datos. El desarrollo del capitalismo
    racional-burocrático establece como intrínseco en
    su funcionamiento prácticas de vigilancia
    informáticas (datavigilancia) que conforman lo que Lyon
    denomina las sociedades de la vigilancia. Estas tendencias pueden
    condicionar o incluso limitar el desarrollo de algunos
    ciberderechos afectando a las propuestas de democracia digital
    (Carracedo et al, 2003)

    En el "modelo infocrático" como se aprecia en el
    figura 1 la relación entre el centro y las unidades
    locales están guiadas por fuertes suministros de
    información desde las unidades locales al centro siendo
    registro el principal modelo de tráfico de
    información. Este modelo encaja con las directrices que
    actualmente predominan en la administración
    pública que se ven reforzadas por la aplicación
    de las TICs: censos de personas y bienes, recogida de impuestos o
    la administración de servicios sociales.

    Desde la perspectiva política, el modelo
    infocrático responde a los discursos que identifican la
    actual crisis de la democracia con la incapacidad de acción
    de los gestores y los problemas de eficiencia. Según este
    esquema una vez que se ha dado por terminada la historia y solo
    queda el modelo económico del capitalismo, no se trata
    tanto de que opciones políticas gobiernen sino del nivel y
    profesionalidad que tengan los políticos como gestores.
    Como respuesta al creciente enajenamiento de los ciudadanos de
    sus instituciones, resaltan la necesidad de implementar procedimientos
    que faciliten una adecuada gestión del sistema. Desde esta
    perspectiva se entiende a la ciudadanía como un mercado
    que "consume" los servicios, en el cual las TIC juegan un papel
    fundamental para proveer a los gobiernos con información
    contrastada que les indiquen las demandas ciudadanas que han de
    satisfacer. Una parte importante del actual diseño de
    planes para digitalizar la gestión de las administraciones
    públicas se basa por tanto en utilizar las TICs para
    almacenar, clasificar y evaluar la mayor cantidad posible de
    información sobre los ciudadanos a los que se
    gobierna.

    Cabe señalar que la sistematización de
    estas prácticas de recogida de información facilita
    la institución de lo que Mark Poster denominó el
    SuperPanóptico, que no sería sino la
    extensión telemática del modelo de disciplinamiento
    social que identificó Foucault (1976),
    y cuya desarrollo material alcanza crecientemente a la
    mayoría de las facetas de la infoesfera (JDCarracedo,
    2002a). Sin reiterar en exceso, conviene aquí recordar
    como el corpus teórico de la vigilancia le atribuye
    también a esta una serie de características
    positivas en cuanto que al incrementar de forma espectacular las
    fuentes de
    información, los inputs que se manejan sobre la realidad,
    permiten dinamizar las gestiones y aumentar su eficacia. En
    sobre estas últimas cualidades sobre las cuales se basa,
    al menos públicamente, la apuesta por este modelo de
    organización de las comunicaciones. Conviene resaltar que
    en cuanto que complementarios en la apuesta política que
    subyace en su actual implementación, tanto el modelo de
    marketing como el infocrático corren parejo en lo relativo
    a su despliegue en la infraestructura tecnológica y en el
    tipo de hábitos de uso de los computadores (educación) que se
    fomentan para la gran mayoría de usuarios.

    También bajo este modelo infocrático, asi
    como desde otra concepción sobre la ciudadanía
    más comunitaria y/o socialdemócratas (según
    la clasificación de Horrocks et al, 2000 que desarrollamos
    a continuación), hay que situar aplicaciones
    diseñadas para permitir al usuario, no solo ampliar la
    transparencia y comprensión de los mecanismos y razones
    que rigen la gestión de la administración, sino que
    incluso facilitarían y permitirían que la
    opinión de los usuarios fuera tenida en cuenta. Si la
    ciudadanía no es simplemente "gobernada" sino que se
    entiende que efectivamente es la depositaria de la soberanía, se han de promover mecanismos
    que permitieran a la esta ejercer más efectivamente esa
    cualidad. Por ejemplo las votaciones telemáticas en cuanto
    a tráfico de información siguen la pauta de
    registro (que el el MTI que sirve de base a la
    definición del modelo infocrático). En este modelo
    infocrático también habría pues lugar para
    sistemas de votación telemáticos que indicaran o
    incluso determinaran las estrategias o
    decisiones tomadas en el ámbito de los servicios que
    presta la administración. Sin embargo, estas votaciones
    (su frecuencia, su carácter vinculante o no, el como se decida
    la pregunta) se pueden proponer dentro de modelos de democracia
    que tienen distintos objetivos y diferentes pretensiones en
    cuanto al uso y potencialidades de las TICs.

     

    B) Los 4 modelos. Bellamy,
    Hoff, Horrocks y Tops.

    Otra modelización sobre posibilidades de
    democracia digital construida desde esquemas clásicos de
    la politología, es presentada por estos tres autores,
    siendo utilizada, complementada y ampliada por las investigaciones
    de otros autores a lo largo del libro
    "Democratic governance and new technology". Este detalle pasa
    generalmente desapercibido en las citas y menciones a este
    artículo perdiendo la enriquecedora perspectiva colectiva
    que incorpora este libro. En el esquema que presentan estos
    autores, ellos identifican cuatro modelos de democracia,
    utilizando el término modelo según la connota Held
    como "la edificación de un conjunto de constructos
    teóricos para señalar los elementos principales de
    las formulaciones democráticas y la estructura de
    relaciones que subyace" (Horrocks et al. 2000:5).

    Estos cuatro modelos, son el fruto del estudio de los
    diversos análisis politológicos sobre las crisis de
    los sistemas de representación y los cambios que han
    provocado en los procedimientos
    administrativos. Según los autores, los cuatro modelos
    se sitúan "en competencia por la hegemonía dentro
    de los actuales procesos de reestructuración y
    redefinición de la democracia occidental. Cada uno de
    estos modelos parecen combinar -de forma más o menos
    explicita- ideas sobre los usos de las TIC y algunas concepciones
    sobre la ciudadanía que representan ciertos valores
    políticos, así como ciertas ideas sobre el
    engranaje político/la gobernanza democrática que a
    su vez representan normas procedimentales democráticas
    concretas" (ibid). Todo lo anterior connota y estructura las
    visiones globales del hecho político que defiende cada uno
    de los modelos, que según estos autores provocan notables
    diferencias en lo denominan Innovaciones Mediadas
    Tecnológicamente en las Prácticas Políticas
    (por su siglas en ingles TMIPP). Los cuatro modelos propuestos
    son: la democracia de consumidores, la demo-elitista o
    neo-corporativista, la neo-republicana y la cyberdemocracia.
    Sobre estos modelos trabajan a lo largo del libro estableciendo
    una serie de elementos de clasificación que los
    diferencian: la visión de la ciudadanía, valor
    democrático dominante, el principal nexo político,
    la forma central de participación política, los
    principales intermediarios políticos, forma
    característica de procedimiento,
    las principales aplicaciones de TIC puestas en juego, los
    asuntos políticos que acaparan la atención y las ambiguedades principales del
    sistema democrático.

    Siguiendo fielmente las explicaciones contenidas en el
    articulo "modelando la democracia electrónica" de
    Christine Bellamy, pasemos a explicar como son constituidos estos
    cuatro modelos:

    • La democracia de consumidores.

    Según esta autora este modelo comparte con el
    demo-elitista una aceptación acrítica de varios de
    los rasgos de las democracias constitucionales, incluyendo el
    papel de las instituciones parlamentarias, las elecciones y los
    partidos políticos. Además, esto se compatibiliza
    con el claro entendimiento de que para la mayoría de los
    electores los asuntos de el estado moderno ocupan en su escala de
    prioridades un nivel bastante inferior a asuntos que
    atañen directamente a la familia, el
    hogar y el trabajo.
    Ambos modelos otorgan gran importancia estratégica a la
    expansión de la burocracia
    estatal, si bien para el modelo de democracia consumerista la
    principal prioridad es proporcionar mas información a los
    individuos, más posibilidades de elección y con
    ello más poder en su relación con la burocracia.
    También a diferencia del modelo demo-elitista, esta
    apuesta por la burocracia tiene como objetivo
    puentear las viejas estructuras parlamentarias, para recentrar el
    nexo político en una relación directa entre los
    individuos y los servicios prestados por la
    administración. Se pasa de un nexo político a un
    nexo de consumo; de un nexo formado alrededor de los procesos
    electorales y parlamentarios a un nexo basado principalmente en
    el consumo de servicios
    públicos. Este aumento de la capacidad de control de
    los individuos sobre la administración,
    ideológicamente no responde tanto a los movimientos
    civiles democratizadores de los setenta y ochenta, sino a los
    planteamientos de la Nueva Derecha (New Right) de los noventa que
    promueve la introducción de los mecanismos y la lógica
    de mercado en la gestión de los servicios públicos.
    Como muy acertadamente señala Bellamy es la
    transición del homo publicus al homo
    economicus
    .

    Como heredera del "utilitarismo" mantiene una
    concepción de la democracia liberal en la cual los
    intereses de los individuos tan solo serán defendidos por
    ellos mismos en la medida que tengan capacidades para hacerlo, y
    por tanto se asegura que todos los ciudadanos tengan los mismo
    derechos políticos. Dentro del sistema administrativo
    moderno esto implica una gran capacidad de demandar
    información sobre la gestión de servicios
    públicos. Este modelo establece como forma
    característica de procedimiento el enfasis en un adecuado
    flujo de información para los consumidores, que les
    permita desarrollar las capacidades de elección entre los
    distintos servicios públicos, determinando cuales
    funcionan y satisfacen al consumidor y cuales no. Según
    este modelo esto constituye una poderosa herramienta para
    defenderse de las imposiciones de la burocracia clásica, y
    convierte al ciudadano en "poderosos clientes del
    gobierno".

    En este contexto, llama la atención cuan
    lógica resulta la necesidad del gobierno de implantar
    sistemas de recuperación de información sobre las
    opciones de los consumidores (datavigilancia), para estar
    también en disposición de establecer sus propias
    evaluaciones sobre los servicios, en función de los
    perfiles que tengan los consumidores.

    • La democracia demo-elitista.

    Al igual que el modelo de consumidores, evalúa
    negativamente el papel de la opinión
    pública como generador de agendas políticas
    efectivas, otorgandole un papel más de control y legitimación de la acción de
    gobierno que de dirección política. Según
    este modelo la sociedad civil ya
    no funciona como una esfera de asociaciones espontáneas,
    no reguladas, claramente separadas del estado, sino que
    actualmente se organiza como una extensiva red en la que el
    estado ocupa una posición privilegiada, siendo la red
    más fuerte. Como modelo de democracia digital, el
    demo-elitismo se preocupa de reforzar y abrir flujos de
    comunicación vertical, en detrimento de los horizontales:
    entre los votantes y sus representantes, entre las instituciones
    representativas y el gobierno; entre el gobierno y las elites
    externas…

    Este modelo, que tiene su origen en el pensamiento
    socialdemócrata, considera que la legitimación
    popular en el estado de bienestar moderno depende crecientemente
    en los resultados de las políticas aplicadas y menos en el
    consenso social sobre las normas de procedimiento, como sostiene
    la tradición liberal. Para conseguir políticas
    efectivas que optimicen las capacidades y devengan en mejoras del
    conjunto de la sociedad, en este modelo se apuesta fuertemente
    por las reuniones de expertos, que representando a distintos
    grupos de
    interés, acierten en diseñar
    políticas que efectivamente consigan legitimación
    popular.

    Así el modelo demoelitista, a diferencia de la
    democracia de consumidores, tiene una visión de la
    ciudadanía pluralista: entiende que se compone de
    individuos que se agrupan en torno a intereses diversos, formando
    asociaciones cuyos objetivos son el reflejo de la variedad de
    preferencias en cuanto a estilos de vida y valores sociales.
    Estas extensas redes de asociaciones y grupos de interés
    liderados por elites de electores activos son el
    medio para facilitar la renovación de los acuerdos de
    cooperación social y la adaptación de nuevas
    políticas, de forma que la legitimación social se
    mantenga. En este contexto el uso de las nuevas
    tecnologías tiene el potencial para hacer crecer y
    vertebrar internamente estas redes ciudadanas, haciendo que las
    reclamaciones de sus representantes y expertos no solo
    estén mejor elaboradas sino que puedan conseguir el mayor
    respaldo social posible.

    Paralelamente las TIC son conceptualizadas como
    herramientas que han de revitalizar la calidad democrática
    de la política electoral, reforzando a su vez la
    legitimidad del sistema de democracia representativa: colgar en
    Internet las votaciones de cada diputado, sus propuestas
    políticas, incluso innovaciones para ofrecer al electorado
    oportunidades de participación, desde conversaciones
    interactivas con representantes, a la organización de
    foros ciudadanos que puedan servir de referencia a los
    representantes a la hora de determinar sus políticas. El
    uso de las TIC también alienta originales propuestas: para
    reducir los índices de abstención, el gobierno
    británico (Ministerio de Transporte)
    propuso la posibilidad de montar puestos de votación en
    "nuevos" lugares (supermercados, estaciones de tren).

    De forma un tanto pesimista Bellamy no deja de advertir
    sobre los mecanismos que pueden degenerar este modelo en una
    forma de gobierno oligarca, con elites autoperpetuadas situadas
    cada vez más al margen del control de los electores que se
    suponen representan.

    • La democracia neo-republicana.

    De origen social-democrata y republicano, este modelo de
    democracia electrónica comparte con él anterior, la
    apuesta por un asociacionismo plural y rico. Sin embargo, su
    punto de partida no es tanto una legitimación del
    gobierno, la apertura de las elites o el funcionamiento de las
    políticas públicas, sino una preocupación
    por la calidad de la participación fundamentalmente a
    nivel micro y local. Así se concibe a una
    ciudadanía activa en constituir una sociedad justa e
    igualitaría constituyendo las bases de tres importantes
    bases de pensamiento político. El primero es considerar
    que la racionalidad el contrato social
    no es solo un conjunto de reglas para evitar el caos, como
    defendería la tradición liberal, sino que los
    individuos comparten entre si una serie de valores con que tienen
    un origen común, cultural.

    La segunda es la idea de ciudadanía como una
    virtud cívica, según las concepciones que dominaban
    el pensamiento político en Atenas. partiendo de los
    planteamientos de Aristóteles sobre una vida virtuosa en la
    cual el ciudadano tiene la posibilidad de desarrollar sus
    capacidades, siendo una fundamental la de conciliar sus deseos e
    intereses con los de los otros ciudadanos. Así la
    más alta virtud consistía en participar en los
    procesos de toma de decisiones de la Polis, siendo denominado
    "idiota" aquel que se desentendía de estos deberes. Los
    "recientes" conceptos de democracia participativa o democracia
    activa, tendrían su origen en estas concepciones sobre la
    ciudadanía.

    La tercera idea sobre la que se asienta el modelo
    neo-republicano, se asienta, según Bellamy, en el
    "Marxismo
    humanista" y en la izquierda radical. Estas ideas se asientan
    sobre el convencimiento de que el re-establecimiento de una
    sociedad civil autónoma sería profundamente
    subversiva para el estado moderno, retando su extensiva
    dominación sobre las formas económicas, culturales
    y políticas.

    Como modelo de democracia en la sociedad de la
    información apuesta por una traslación
    telemática de las principales características de la
    democracia ateniense, básicamente los procesos de
    deliberación previos a la toma de una decisión. A
    través de las TIC es posible la creación un espacio
    público de encuentro social virtual, un ágora
    virtual donde el debate permanente forme ciudadanos conscientes y
    responsables (educados, en términos de Rousseau). Todo
    este proyecto se basa en la convicción de que las nuevas
    tecnologías de la comunicación son radicalmente
    diferentes a las que había hasta ahora, es decir durante
    "la primera edad de los medios de
    comunicación" (5).

    El modelo neo-republicano puede ser dividido en dos, en
    función de las aspiraciones de quienes lo adoptan. Por un
    lado hemos de considerar como parte del discurso neo-republicano
    ha calado en parte de los nuevos movimientos sociales. Para estos
    movimientos de oposición las TIC representan la
    posibilidad real de extender socialmente la "contracultura": las
    TIC sirven para hacer circular sus planteamientos
    políticos, así como organizar y dar difusión
    a las acciones de
    protesta.

    En un espectro político diferente, el discurso
    neorepublicano también se ha incorporado fuertemente al
    nuevo comunitarismo de los movimientos de redes cívicas,
    con propuestas de asambleas plenarias locales a través de
    redes. La mayoría de la experiencias que siguen este
    patrón cabe situarlas al nivel local, reinventando la
    democracia con experiencias diversas.

    Por último conviene resaltar que este modelo esta
    sujeto a territorios definidos geográficamente muy ligados
    a las realidades de las instituciones locales.

    • La ciberdemocracia.

    Este modelo aún está perfilándose
    si bien existen una serie de rasgos que a juicio de Bellamy lo
    hacen distinguible de forma suficiente para constituir un modelo.
    Al contrario del modelo anterior, las prácticas del modelo
    de ciberdemocracia no están ligadas a territorios
    geográficamente definidos, por lo que todos los
    ámbitos de intermediación son virtuales. La
    ausencia de territorialidad geográfica resulta una de las
    cuestiones más problemáticas en los análisis
    de este modelo. Las redes de ciudadanos se organizan
    temáticamente, en función de sus inquietudes e
    intereses. La identidad,
    objeto y sujeto de análisis de la postmodernidad, surge como concepto
    fundamental en el estudio de las dinámicas sociales en
    redes telemáticas. La red de comunicaciones y las reglas
    de las comunidades en Internet, a través de las cuales las
    identidades son formadas y reconocidas, nos aportan a su vez
    elementos de análisis para sopesar su significación
    política. Una primera consecuencia implica replantear el
    axioma de que la democracia se articula a través del
    conjunto establecido y conocido de normas de procedimiento.
    también es importante en como afecta al significado de
    información y comunicación. Los otros tres modelos
    previos se acercan a las tecnologías de la
    comunicación y la información en la medida que
    constituyen recursos materiales. El
    modelo de ciberdemocracia dirige su atención al contenido,
    a los signos y
    significados intrínsecos en los formatos y estructuras de
    las comunicación digitales. Este modelo problematiza la
    información y sus comunicaciones como políticas y
    por tanto como un importante fenómeno. Por ejemplo,
    según nuestra consideración, parte del movimiento
    contra la globalización capitalista encuentra en la
    naturaleza de la red un entorno favorable: las TICs facilitan la
    expansión de sus planteamientos de procedimiento
    político, como son las formas de organización
    horizontales, descentralizadas y cooperativas.

    Fuente: Hoff, Horrocks, Tops et al,
    2000:184

    Hasta aquí una somera explicación de unos
    modelos que fueron formulados desde la politología. El
    gráfico anterior es fruto de los trabajos de campo
    desarrollados a lo largo del libro y pretende mostrar las
    diferencias entre los distintos modelos destacando donde ponen
    los énfasis cada modelo.

    Como plantean los autores en el libro estos modelos,
    intentan clasificar tendencias en competencia, pero resultan
    limitados intentando abarcar una realidad difusa y dinámica en la cual resulta difícil
    distinguir claramente los modelos propuestos con la realidades
    del conjunto de estados modernos. En los dos primeros modelos
    porque "elementos básicos del modelo de democracia de
    consumo también se ponen en escena y aparentemente
    están interrelacionados con los del modelo demo-elitista"
    (Horrocks y otros, 2000:185). Esta dificultad se acentúa
    con los modelos neo-republicano y ciberdemocrático por
    causas distintas. Del último modelo encontramos numerosos
    ejemplos en el funcionamiento interno de comunidades o
    asociaciones online, pero raramente están relacionados con
    la gestión de recursos asentados en un territorio
    geográfico, es decir, conforme a la organización
    actual del sistema
    político.

    Cabe destacar el acierto el establecer un termino (las
    Innovaciones Mediadas Tecnológicamente en las Practicas
    Políticas (TMIPP)) para connotar políticamente la
    inicial ambigüedad de toda tecnología hasta que
    se le da un uso concreto. Sin
    embargo falta una descripción más detallada de cuales
    son estas TMIPP, y como son utilizadas por cada modelo.
    Está claro que dependiendo de los modelos, se
    potenciará unas sobre otras o incluso la
    utilización de una misma tecnología podrá
    ser dispar, cobrando distinta relevancia
    política.

    También faltaría mayores matices en alguno
    de los modelos, pues pueden representar opciones políticas
    muy diferentes. Por ejemplo en el ámbito del modelo de
    ciberdemocracia podemos observar corrientes políticas
    opuestas que lo hacen suyo: el que fue candidato a la presidencia
    Norteamericana en 1996, el multimillonario Ross Pertot, apostaba
    por una democracia plebiscitaría basada en Internet. No
    resulta difícil comparar y localizar substanciales
    diferencias entre estas propuestas de democracia y las que
    guían y organizan a la comunidad que produce software
    libre, cuyo énfasis está más en el
    intercambio de información y la
    deliberación.

    C) La clasificación de
    Subirats.

    El anterior esquema de investigación en cuanto
    que modeliza, encuentra problemas de consonancía con la
    realidad. Esto en parte es subsanado por Joan Subirat en su
    articulo "los dilemas de una relación inevitable" en el
    cual basándose en la literatura que sustenta los
    modelos de Bellamy, los articula de forma más cercana a la
    realidad, huyendo de modelos que necesitan necesariamente una
    caracterización. Otra novedad aportada por su articulo,
    tras un ilustrativa introducción donde aborda los
    problemas de legitimidad y crisis a los que se enfrentan las
    democracias actuales, consiste en una clasificación cuyo
    acierto reside en que construye un "mapa" que permite identificar
    espacialmente la diferencia entre las distintas apuestas
    teóricas. Para ello utiliza elementos propios de la
    disciplina de la politología e introduce división
    entre: las políticas que se ejecutan (en ingles, Policy);
    y la política referida a las estructuras que sustentan el
    estado moderno y que por tanto articulan las relaciones entre la
    ciudadanía y el estado (en ingles, Polity). De forma
    más difusa, el segundo criterio de distinción, "lo
    tendríamos si consideramos sólo procesos de mejora
    y de innovación dentro del actual marco constitucional y
    político característico de las actuales democracias
    parlamentarias europeas, o bien si estamos dispuestos, en un
    marco democrático, a explotar vías alternativas de
    tomar decisiones y pensar y gestionar políticas, que
    incorporen más directamente a la ciudadanía y que
    asuman el pluralismo inherente a una concepción abierta de
    las responsabilidades colectivas y de los espacios
    públicos".

    El esquema queda como sigue:

    La describir las 4 categorías Subirats se centra
    en los discursos y prácticas que sustentan cada una de
    ellas. Las dos primeras categorías se establecen de forma
    muy similar a los modelos propuestos por Bellamy (democracia de
    consumo y el democracia demo-elitista) siendo muy acertada la
    separación introducida por la distinción
    policy-polity. A la tercera categoría la define
    como "la urdimbre cívica" bajo la que se situarían
    la pluralidad de asociaciones, comunidades, colectivos e
    individuos que en cuanto a ciudadanía activa construye a
    la vez que reclama su participación en el ágora
    pública, encontrando en el espacio de flujos de Internet
    unas posibilidades que utiliza intensiva y extensivamente, desde
    labores de difusión a tareas de autoorganización. A
    nuestro juicio esta categoría no solo incorpora elementos
    del modelo Neo-republicano, sino que también podría
    abarcar algunas de las prácticas deliberativas y de
    autogestión, des-territorializadas geográficamente
    propias del modelo Ciberdemocrático. Un buen ejemplo de
    urdimbre cívica lo encontramos de nuevo en los
    movimientos alterglobalización (más
    comúnmente conocidos como contra la globalización
    capitalista) el cual en cuanto que compuesto por ciudadanos
    activos pretenden la modificación de una seríe de
    prácticas políticas, utilizando la red como difusor
    de sus convocatorias y acciones, pero también como espacio
    de debate, deliberación y toma de decisiones, con
    metodologías divergentes de las normas procedimentales
    clásicas de la democracia constitucional.

    La cuarta categoría está situada en el
    grado más alto de innovación democrática y
    en el ámbito de la polity, y en el texto se nos
    plantea acertadamente bajo una pregunta "la democracia directa,
    ¿una nueva alternativa?". El texto comienza rescatando las
    discusiones teóricas en torno a la instauración de
    los sistemas de democracia representativa, cuestionados hoy por
    las capacidades de las TIC, y resumidas básicamente en
    dos: tamaño de la "demos" (de la asamblea de ciudadanos) y
    cuestionamiento de las competencias
    intelectuales
    del conjunto de la población sobre los temas a discutir,
    dada la complejidad de los mismos.

    A partir de ahí el texto reflexiona sobre la
    problemática politológica que se despliega en torno
    a la implementación de fórmulas de democracia
    directa en sustitución de los sistemas de democracia
    representativa. Así pues esta formulación se
    plantea de forma totalmente distinta al modelo de ciberdemocracia
    al situar el estudio de las prácticas de Democracia
    Directa desde la óptica
    de la gestión del estado y sus instituciones y no tanto
    desde la perspectiva que generan el estudio del funcionamiento de
    las comunidades en los espacios virtuales.

    La formulación gráfica propuesta por
    Subirats tiene la ventaja de situar espacialmente
    categorías en función de variables, de forma que
    permite una visualización inmediata de las diferencias. La
    desventaja consiste precisamente en este método
    gráfico, que siempre nos obliga a centrarnos en unas
    características concretas de cada modelo, perdiendo una
    visión más general. El problema surge a posteriori:
    una vez interiorizado el esquema resulta difícil
    deconstruirlo recordando y poniendo de juego de nuevo los matices
    ignorados.

    El anterior comentario cobra significado claro cuando
    prestamos atención a la cuarta categoría, "procesos
    de democracia directa" que a nuestro juicio resulta demasiado
    ambigua, pues como se ha ejemplificado anteriormente podemos
    encuadrar en este espacio propuestas muy diferenciadas tanto en
    su tendencias políticas como en sus bases
    politológicas. En el siguiente clasificación
    encontramos una formula que solventa en parte este
    problema.

     

    D) Clasificación de
    los modelos politológicos en función del uso que
    pretendan de las TIC.

    Contemporaneamente al trabajo de
    Horrocks et al (año 2000), el autor holandés
    vanDijk utilizó los modelos ideales o tipo
    de democracia descritos por David Held en
    su libro Models of Democracy (1987) que distingue nueve tipos:
    classical, protective, developmental, autonomy, legalist,
    competitive, pluralist, participatory, and plebiscitary
    . En
    la tarea de situar estos modelos en el ámbito de las
    nuevas tecnologías y analizar de sus usos y consecuencias,
    Jan van Dijk descarta las tres primeras tipologías, por
    considerar que no tienen posible proyección digital.
    Modifica la cuarta y la llama libertarian (para recoger
    las transformaciones que se han introducido en este modelo por la
    práctica de Internet). Y finalmente mantiene las otras
    cinco, analizando que perspectivas se despliegan en ellas a
    raíz de la introducción de las TIC. Todo esto lo
    hace con una doble perspectiva analítica; Primero intenta
    dilucidar que objetivos se perseguirían en cada modelo
    mediante la utilización de las TIC (si el objetivo
    principal sería la reflexión y formación de
    opinión (opinion formation) o la toma de decisiones
    (decision making). El segundo parámetro es el medio
    principal por el cual se organiza y expresa naturalmente ese
    sistema democrático (democracia representativa o
    democracia directa). Por cuestiones de espacio, en este texto
    para el Congreso VotoBit, omitimos gran parte de las
    explicaciones de los modelos legalista y competitivo.

    Según van Dijk la descripción de las
    tipologías sería como sigue:

    Legalista y Competitivo. Son modelos que niegan
    totalmente los procesos de democracia directa. Se enfatiza el
    principio de que la mayoría determina y decida. Siempre
    salvaguardando el ejercicio de los derechos ciudadanos
    básicos, cuya garantía es tarea principal del
    sistema. En ambos la existencia de partidos es fundamental. Las
    instituciones políticas y administrativas han de ser
    buenos gestores y lo más pequeñas posibles.
    Según los defensores de este modelo, las TIC
    proporcionan ayuda para resolver el principal problema de este
    modelo: la escasez de
    información y contacto con la ciudadanía, por
    culpa de la creciente complejidad del sistema y la
    obstrucción de una burocracia anquilosada. Las TIC
    ayudan a comunicarse mejor con la ciudadanía y por tanto
    ayudan a la toma de decisiones más acertadas. En el caso
    de la competitiva gana peso la relevancia de los líderes
    políticos y se potencia su
    popularidad. Las TIC ayudarían en la elección de
    candidatos así como en proporcionar información
    sobre las campañas. También darían
    información sobre la posterior gestión que
    realizan los electos. Se potencia los procesos de
    registro (ventanilla electrónica) que necesita la
    administración para consolidar un gobierno fuerte y
    estable. Otras formas de registro y
    conversación como encuestas
    electrónicas, conferencias interactivas o sesiones
    electrónicas del ayuntamiento, son usadas en la medida
    que refuerzan la popularidad del líder.

    Plebiscitaria. El uso de canales de
    comunicación directa entre los lideres políticos
    y la ciudadanía puede transformar la actual percepción de la política y la
    democracia. De hecho el propio modelo de democracia
    plebiscitaria, sufre modificaciones conceptuales por la
    implementación de las TIC. Los canales son usados para
    amplificar la voz del pueblo. En este modelo lo óptimo
    sería que se tomaran las menos decisiones posibles por
    parte de los representantes políticos. Se basa,
    crecientemente, en nociones de democracia directa. El modelo a
    imitar es el ágora ateniense, el foro romano y algunos casos de
    ciudades del principio del renacimiento en
    el norte de Italia (si bien
    relegando en importancia los procesos de deliberación
    colectiva. Para sus defensores la actual primacía del
    gobierno y sus instituciones en crisis no debe de ser salvado a
    toda costa. Debe sustituirle un sistema que exprese el sentir
    de los ciudadanos (para algunos también la voluntad de
    los consumidores y desde ahí se ponen los ejemplos). En
    cuanto al uso de las TIC, el acento se pone en la posibilidad
    de que toda la ciudadanía ejerza al máximo el
    derecho al voto. Ejercicio que mediante las TIC podría
    ser continuo. Sus contrarios advierten sobre la
    individualización y atomización de la
    ciudadanía, así como la tendencia a la
    simplificación de los asuntos que son discutidos y
    votados. A veces se plantea el añadir paneles de debate,
    así como plenos de ayuntamiento electrónicos y
    teleconferencias. También es concebible la consulta
    masiva y rápida de los sistemas públicos, si bien
    se desconfía de sistemas en los que la
    información provenga mayoritariamente de instituciones
    políticas.

    Pluralista. En los dos modelos legalista y
    plebiscitario no se contempla ningún agente que medie
    entre las instituciones políticas y los ciudadanos. En
    el modelo pluralista se da gran importancia a las agrupaciones
    y organizaciones
    ciudadanas como intermediarios e indicadores
    de los deseos del pueblo (para algunos más bien
    consumidores). Según esta visión el sistema
    habría de basarse en la competencia y negociación de representantes de diversos
    intereses y presiones, ya sea de partidos políticos,
    grupos religiosos o étnicos. Así el sistema
    político se complementa con varios centros de poder y
    administración. Es una concepción de redes frente
    a una centralista. En el sistema pluralista, la democracia
    significa la voluntad de la mayoría pero siempre como
    coalición de minorías. Hay dos
    características de las TIC atractivas para este modelo.
    La multiplicidad de canales y de media independientes
    entre si (individuos o agencias, en cuanto que no pertenecen al
    ámbito y prácticas de los mass media), potencia
    la pluralidad de información en los canales de
    discusión política. Con las TIC, toda
    organización tiene un espacio para expresarse. En
    segundo lugar, el ámbito de las comunicaciones
    interactivas encaja perfectamente dentro de la
    concepción horizontal de las redes políticas,
    frente al actual modelo de las redes de difusión
    (broadcasting). Otras aplicaciones favorecidas serian las
    consultas individuales de información, y sobre todo, los
    instrumentos que sirvan a un modelo pluralista de democracia,
    tales como, sistemas de conversación entre
    organizaciones, asociaciones y ciudadanos individuales: correo
    electrónico, listas de discusión,
    teleconferencia, sistemas de toma de decisiones para asuntos
    importantes, etc…

    Participatoria. En la concepción de Held
    recogida por vanDijk este modelo está muy cercano al
    modelo pluralista en varios aspectos. Como en el pluralista se
    combinan elementos de democracia representativa y directa. La
    principal diferencia es el traslado a la propia
    ciudadanía del papel de la organización. Como
    resultado se potencian algo más los sistemas de
    democracia directa, si bien en forma distinta al modelo
    plebiscitario. Está diferencia se expresa claramente en
    el uso que se pretende hacer de las TIC. No se trata tanto de
    contar los votos individuales a favor o en contra de una
    posición, tanto como de potenciar un "desarrollo" de la
    ciudadanía, a través de la discusión
    colectiva y la
    educación. El objetivo principal es conseguir que se
    sea ciudadanos educados para ser miembros activos de la
    comunidad. La voluntad popular no es tanto la suma de
    voluntades individuales sino una especie de voluntad
    representante del sentir general del pueblo como colectivo.
    Este sentir general ha de ser construido en reuniones y
    asambleas públicas. Se pone como uno de las
    últimas interpretaciones de este sistema, el de consejos
    o Soviets iniciales tras la Revolución
    Rusa.

    Libertaria. Este es un modelo creado por van
    Dijk, basándose en el modelo de Autonomy Democracy de
    Held, que estaba mucho mas orientado a las tradiciones
    políticas de la izquierda. El modelo de van Dijk
    está más influenciado por las posturas
    libertarias (libertarian). En ingles este termino se
    asocia a dos visiones. Por una parte con el liberalismo
    inicial, tanto social como económico
    (situación de equilibrio y contrapesos tanto entre
    patronos y obreros, como entre vendedor y comprador rechazando
    las concentraciones de capital por
    ser dañinas para el libre mercado). Por otra tiene
    ciertas resonancias izquierdistas en cuanto a su énfasis
    en los derechos sociales e individuales. Tanto es así,
    que la palabra "liberal" en ingles también se utiliza
    para designar a progresistas (ecologistas, feministas, solidaridad con
    el tercer mundo, etc…) e izquierda más
    tradicional (sindical y de partido). Su traducción en español es compleja,
    ya que libertario hace referencia a las teorizaciones
    anarquistas y ácratas. El diccionario
    Collins lo traduce por "liberal, abundante, generoso,
    tolerante".

    En cualquier caso, van Dijk sitúa este modelo
    señalando la afinidad de planteamientos entre los pioneros
    de Internet y los de los movimientos occidentales de las
    décadas 69 y 70. Aquí abarca desde las posiciones
    clásicas anarquistas, a las socialistas y toda clase de
    "libertarianism". Todas estas posturas han creado una
    ideología que algunos han llamado
    "Californian ideology" que toma de la izquierda tradicional una
    fuerte defensa de las cuestiones sociales, pero tiende a
    prescindir de la centralidad del estado principalmente en la
    gestión del mercado (se rechaza la centralidad estatalista
    de la izquierda clásica y la ideología intolerante
    de la derecha). Señala como sus defensores al conjunto de
    intelectuales que se mueven en torno a la publicación
    Wired. Defienden la creación de una "Nueva Nación
    Digital" en la que el papel de las TIC es vital. Primero en
    cuanto medios plurales, bien informados, sin perjuicios de
    difusión de la información, poniendo como modelo la
    Internet. Segundo se apuesta por todo tipo de sistemas de
    teleconversación (correo electrónico, listas,
    grupos de noticias, de discusión, chats, etc…) Se
    plantean sistemas de encuestas o referéndum
    electrónicos que decidan o al menos influencien la toma de
    decisión de las instituciones políticas. El modelo
    Libertarian encierra una concepción de la democracia al
    mismo tiempo procedimental (el modo) y de contenidos, estando
    mucho más cerca de la democracia directa que de la
    representativa.

    Todo esto se visualiza en el gráfico siguiente,
    en el cual se sitúan las diversas perspectivas
    anteriormente descritas, en base a dos parámetros. Por un
    lado en el eje X, se establecen dos extremos Democracia
    Representativa, y Democracia Directa. En el eje Y, los objetivos
    que se pretenden cubrir con el uso de las Nuevas
    Tecnologías, es decir si el objetivo es el acceso a
    información y procesos de deliberación, que en
    consecuencia fomenten la capacidad critica en la formación
    de opiniones o si el objetivo perseguido es facilitar la toma de
    decisiones (p.e. votar).

    Al situar los modelos de Held en esta perspectiva
    clarificamos considerablemente las diferentes perspectivas
    políticas que incorporan en algún nivel
    prácticas de democracia directa.

    Retomando la discusión que iniciamos al final del
    anterior esquema, nos encontrábamos en un punto en el que
    la promesa de procesos de democracia directa quedaba sin connotar
    políticamente. Este mismo problema se presentaba en el
    modelo anterior propuesto por Horrocks, Bellamy, Hoff, Tops et
    al, en el cual se manejaba el concepto de las TMIPP pero no se
    entraba en definir las características de las mismas en
    cada modelo. De hecho, el esquema de Bellamy omite entrar a
    valorar las potencialidades de democracia directa de cada modelo
    propuesto, y efectivamente, aunque pueda sorprender, todos los
    modelos presentan tendencias que sugieren la puesta en
    práctica de procesos considerados hasta ahora de
    democracia directa en la medida que crezca el peso de las nuevas
    tecnologías de la comunicación y la
    información en nuestra vida cotidiana.

    Con la irrupción de las TICs la democracia
    directa deja de ser patrimonio de
    la izquierda asamblearia, o del liberalismo radical. La
    presencialidad necesaria para asistir a una asamblea ataba la
    concepción de asamblea, de ágora con unas
    prácticas de democracia directa. Las
    características propias del espacio de flujos, rompen ese
    vinculo y permiten establecer otro tipo de relaciones directas
    entre personas, limitando las características de una
    reunión presencial. En estas existen muchas formas
    subjetivas de participación, la gente expresa su
    conformidad o disconformidad mediante gestos, sonidos,
    movimientos, risas, etc… Siempre existe la posibilidad de que
    se rompa el consenso de las normas de procedimiento (tomando la
    palabra fuera de turno, interrumpiendo al otro, gritando..).
    Permite además que un individuo anime al resto a apoyar
    sus postulados, a modificarlos en función del sentir de la
    asamblea e incluso a romper con la reunión en los
    términos en que está establecida. Todos estos
    factores hacen que los modelos de democracia directa presenciales
    sean poco apetecibles para unas elites instaladas en la comodidad
    de los sistemas representativos. Sin embargo en el espacio de
    flujo se puede encorsetar este tipo de procesos, determinando que
    opciones de participación permiten los programas
    informáticos. Más aún, en este tipo de
    procesos la participación está atomizada,
    fracturada en su dimensión grupal: radicalmente opuesto a
    los procesos asamblearios presenciales, las TIC interpelan al
    individuo tan solo sobre aquellas opciones que permita el
    programa, con
    limitada capacidad del ciudadano participante de expresar su
    desacuerdo con el planteamiento del proceso y menos aún de
    organizar una posición disidente.

     

    Conclusiones…

    Como planteábamos al principio la
    problemática sobre la democracia digital estriba en que
    reabre el debate sobre las formas de organización
    democrática. La importancia de su estudio radica en que
    han de permitir identificar las funciones y
    características a desarrollar. Las propiedades y
    potencialidades de las TICs permiten fantasear sobre multitud de
    modelos en función de los planteamientos políticos
    de cada colectividad o individuos. Contemplamos con cierto
    pesimismo como la actual implementación de las TIC,
    profundizan en la construcción de lo que D. Lyon (2002)
    denominaba la sociedad de la vigilancia. Es evidente que en la
    mayoría de las democracias no existe un ejercicio de
    control democrático sobre las innovaciones
    tecnológicas, lo cual no es impedimento para el desarrollo
    de ciertas tecnologías que buscan dinamizar los procesos
    de participación ciudadana. La plétora de
    posibilidades que se abre, a nuestro juicio tiende a potenciar
    procesos de democracia directa, recuperados ( y reclamados ahora
    desde posicionamientos políticos que anteriormente
    rechazaban dichos procesos en cuanto a las implicaciones que
    generan los procesos presenciales. Las TIC permiten reinventar
    procesos de democracia directa, limitados por la mediación
    de las máquinas
    tal y como describimos anteriormente. Esta línea queda
    pendiente de ser desarrollada en próximos
    trabajos.

    También queda fuera de este texto por falta de
    espacio un estudio en detalle de la democracia digital desde la
    perspectiva de la interactividad, continuación de los
    trabajos realizados anteriormente (JD. Carracedo, 2002). Unos
    análisis necesarios para determinar el tipo de protocolos
    telemáticos que deben de ser diseñados para
    responder a diferentes grados de desarrollo digital. Se
    identifica la presencia de 4 niveles de interactividad; que
    partiendo de la prestación de servicios a través de
    redes y según se ponen en funcionamiento mayores niveles
    de interactividad, terminan presentando modelos de democracia
    participativa producto de la incorporación de procesos de
    deliberación y participación en la toma de
    decisiones. Muy útil en esta cuestión resulta
    distinguir entre calidad de la interactividad (niveles que se
    consiguen) y cantidad: algunos modelos autodenominados
    "interactivos" presentan gran actividad en intercambios de
    información con niveles de interactividad muy pobres. Por
    ejemplo, rellenar la matricula universitaria online es sin duda
    una comunicación que incorpora interactividad, pero
    también es asimétrica, sin posibilidad alguna de
    intercambio en los roles de unidad local y centro que controla
    los tiempos y distribución de la información. A
    nuestro juicio la interactividad surge como una de las variables
    que aparece como determinante en las clasificaciones que se
    quieran desarrollar entorno a las TMIPP (sin entrar a distinguir
    en su calidad o cantidad).

    Por último otra dimensión del debate,
    apenas tratada en este texto, y que nos remite a la parte
    técnica de las redes. La propia configuración de
    las redes, su naturaleza, han de ser objeto de reflexión,
    de forma conjunta con las teorizaciones politológicas
    clásicas. Surgen con fuerza esquemas explicativos sobre la
    participación en redes que ponen el acento en la
    configuración como red del ciberespacio, en sus
    componentes técnicos y de programación (el debate
    software
    libre/software propietario), en el diseño de su arquitectura
    telemática prestando atención a que funciones
    habilitan, y cuales bloquean.

     

    Bibliografía

    • Almeida, C. (2004) La republica Internet. http://sindominio.net/biblioweb/telematica/republica/
    • Barlow, JP. (1994) Vender vino sin botellas.
      http://sindominio.net/biblioweb/telematica/barlow.html
    • Barlow, JP. (1996) Thinking Locally, Acting Globaly,
      Cyber Rights Electronic List
    • Bellamy, C (2000) Modelling electronic democracy:
      towards democratic discourses for the information age. En Hoff,
      Horrocks & Tops (eds) "Democratic Governance and New
      Techonology". Routledge.
    • Carracedo, JD. (2002). "Jerarquías y
      desigualdades en las sociedades de la Información: La
      Estratificación Digital en
      relación con la Democracia Digital" En Cairo H. (ed)
      Democracia Digital: límites
      y oportunidades. Trotta, Madrid.
    • Carracedo, JD. (2002a). ¿Un Panoptico
      electrónico? Apuntes sobre la vigilancia a través
      de datos informáticos. En Politica y Sociedad, vol 39,
      número 2, 2002. Madrid
    • Castells, M. (1996-7) The information age. Economic,
      Society and Culture. Blackwell, Oxford.
    • vanDijk, J. (2000) "Models of democracy and concepts
      of information" en vanDijk & hacer K. "Digital Democracy.
      Issues of theory and practice" Sage.
    • Foucault, M. (1976). Vigilar y Castigar. Siglo XXI,
      Madrid.
    • Gandy, O. (1993). The Panopticon Sort.Westview
      Press
    • Hoff, Horrocks, & Tops (2000) Democratic
      Governance and New Techonology. Routledge.
    • Levy, S. (2002) "Cripto como los informáticos
      libertarios vencieron al gobierno y salvaguardaron la
      intimidad" de Steven Levy. Alianza Editorial.
      Madrid.
    • Poster, M. (1995) The Second Media Age.
      Polity.
    • Webster y Robins.(1998). Times of Technoculture.
      Routledge

     

    Notas

    [1] – Parte de la investigación de la
    tesis ha
    consistido en el seguimiento y estudio de distintas pruebas de
    votación y participación, incluyendo las
    experiencias realizadas dentro del marco del proyecto Votescript.
    Sin ánimo de ofender a nadie cabe resaltar que la
    formación general de la prensa que cubre estos temas no es
    especializada y por tanto está muy limitada. Las
    más de las veces se limitan a reproducir los contenidos
    distribuidos por la organización de la experiencia,
    contrastándolo si acaso con alguna voz crítica
    (política o académica caso de que exista), pero las
    capacidades de discriminación y crítica
    (técnica o sociológica) de la información
    distribuida son generalmente escasas.

    [2] – Cultura crítica y relativamente
    comprometida a nivel intelectual. Socialmente y en cierta forma
    se sitúa como outsiders (pelo largo, informalidad en el
    vestir, etc..). Prototipo en el que encajan aún hoy
    eminencias mundiales como pueden ser Stallman, Maddog o el
    descubridor de las PKI Diffie.

    [3] – Una traducción al castellano online
    en:
    http://sindominio.net/biblioweb/telematica/barlow.html

    [4] – recuperación, en el sentido que se
    apunta en los textos de la internacional
    situacionista.

    [5] – Aquí está utilizando la
    terminología introducida por M. Poster cuando argumenta
    que las TIC dan paso a la "second media age" (la segunda edad de
    lo medios de comunicación).

     

    Jose David Carracedo Verde

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