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Flujos migratorios internacionales




Enviado por Colectivo Ioé



     

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    PRESENTACIÓN

    En varias ocasiones hemos tenido que afrontar el reto de
    intentar delinear a grandes rasgos las etapas de los flujos
    migratorios internacionales2. En ninguna de tales
    ocasiones nuestro objetivo ha
    sido la reconstrucción histórica minuciosa del
    proceso, sino
    el intento de comprender los flujos producidos (o, al menos, de
    los conocidos) en sus contextos sociales. Así mismo, para
    establecer el contexto de las actuales migraciones
    internacionales nos hemos remontado hasta el siglo XVI, momento
    en que se iniciaron dos procesos
    históricos de enorme transcendencia: la paulatina constitución de una economía-mundo
    capitalista y el surgimiento de los estados-nación.

    La mundialización creciente de la economía
    creó las condiciones para un nuevo tipo de procesos
    migratorios, que alcanzaron dimensiones hasta entonces
    desconocidas. Por otra parte, la construcción social de un nuevo sistema
    político, que comenzó a organizar las identidades
    en función
    de un concepto de
    ciudadanía ligado al de nacionalidad,
    creó a su vez el concepto moderno de
    extranjero3.

    Para la exposición
    de lo que se denominan migraciones internacionales
    modernas
    agrupamos en un primer apartado los diversos flujos
    producidos desde el siglo XVI hasta mediados de los años
    70 del siglo XX para, a continuación, detenernos en la
    situación actual, que registra el impacto de la
    globalización económica, traduciéndolo
    en un incremento de los flujos y, sobre todo, en la gran
    diversificación de los mismos. Para concluir, realizamos
    un breve balance del período presente y una
    valoración crítica
    sobre la significación de uno de los flujos que más
    atención concita, las migraciones
    económicas Sur-Norte, por ser el que más afecta a
    los países desarrollados.

    I. ETAPAS PREVIAS DE LOS
    FLUJOS MIGRATORIOS INTERNACIONALES

    1. Siglos XVI a XIX:
    colonialismo,
    esclavismo y
    servidumbre disfrazada

    La "era de los descubrimientos" supuso el inicio de una
    importante expansión política, militar y
    mercantil de las potencias europeas hacia América, Asia y
    África. La colonización estuvo acompañada,
    cuando no basada, en desplazamientos masivos de personas. Podemos
    distinguir al menos tres grandes modalidades: a) Población europea desplazada hacia el resto
    de continentes
    Soldados, comerciantes, marinos,
    clérigos, administradores políticos y mano de obra
    en general, cuya importancia fue mucho menos cuantitativa que
    cualitativa, debido a los cambios económicos y culturales
    que introdujeron en las sociedades de
    destino. Los contingentes más importantes partieron de las
    islas británicas, la península ibérica, los
    Países Bajos y Francia, es
    decir, de las sociedades que ostentaban el poder
    político y el control de las
    rutas de navegación internacionales. Los destinos
    principales fueron las colonias de América, Oceanía y
    África. Estos flujos establecieron rutas y redes sociales que sirvieron
    de base para nuevas corrientes migratorias, a partir de la era
    industrial y el inicio del proceso descolonizador.

    b) Tráfico de esclavos desde África
    hacia las nuevas colonias
    Fundamentalmente para ser empleados
    en minas y grandes plantaciones que, a través del comercio
    internacional, fortalecieron el poder económico y
    político de Reino Unido y Francia.

    La esclavitud
    tiene larga existencia en la historia de la humanidad
    pero bajo el capitalismo
    cambió su función: los imperios emergentes
    construyeron, utilizándola, un mercado
    mundial dominado por el capital. La
    "trata de negros" se estableció como parte del
    intercambio mercantil internacional: los barcos salían
    cargados de mercancías desde puertos europeos, en
    África las cambiaban por esclavos, y en América
    intercambiaban la carga humana por dinero, con
    el que compraban productos de
    las plantaciones que llevaban para vender en Europa. En
    1770 había unos 2,5 millones de esclavos en las
    Américas, que producían un tercio del valor del
    comercio europeo. Hasta la prohibición formal del
    tráfico, alrededor de 1850, fueron transportados entre
    10 y 15 millones de esclavos4.

    c) Trabajadores "aprendices" bajo contratos de
    cuasi servidumbre
    A caballo entre este período y el
    siguiente se desarrolló una nueva modalidad, producto de
    la prohibición del tráfico de esclavos. Las
    necesidades de mano de obra para la expansión
    capitalista en América, basadas en la utilización
    extensiva de trabajadores en plantaciones y minas, fueron
    satisfechas mediante el sistema de contratación masiva
    de trabajadores, reclutados a veces por la fuerza o el
    engaño, obligados a trabajar en condiciones muy severas.
    La fuente principal de mano de obra se trasladó desde
    África a Asia; las zonas de origen más destacadas
    fueron India,
    China y
    Japón. El flujo comenzó alrededor
    de 1820, con el empleo de
    trabajadores de la India en las posesiones británicas de
    Mauricio y Reunión; se extendió posteriormente
    hacia las plantaciones del Caribe (Guayana, Trinidad, Jamaica y
    otras islas). Los trabajadores de origen chino (llamados
    coolies) se incorporaron alrededor de 1840, con destino
    a Estados Unidos,
    Australia y las colonias europeas del sudeste asiático;
    el flujo desde Japón fue más tardío y su
    volumen menor,
    comenzó en 1868 hacia USA y a finales de siglo con
    destino a Perú y Brasil.

    2. 1850-1945: El surgimiento
    de un mercado internacional de mano de obra

    El nuevo período se caracteriza por la puesta en
    marcha de un "libre mercado" de mano de obra, basado en el
    desplazamiento relativamente voluntario de trabajadores libres.
    Esta nueva modalidad se desarrolló en un nuevo contexto
    económico y político. El mundo occidental,
    hegemonizado por el imperio británico, comenzó un
    proceso de industrialización y urbanización que
    dislocaron las formaciones sociales europeas, basadas hasta
    entonces en la producción agrícola y el artesanado,
    "liberando" mano de obra de origen campesino. Las
    nuevas migraciones internacionales de trabajadores constituyeron
    un elemento clave en la constitución del mercado
    capitalista mundial.

    La emigración de trabajadores europeos fue la
    característica más destacada de este
    período: "La emigración europea a ultramar de 1800
    a 1940 es la que presenta cifras más importantes entre
    todos los movimientos migratorios conocidos"5. Entre
    1846 y 1932 el total de europeos emigrados se estima en 50,5
    millones. Los principales flujos se dirigieron hacia
    América, pero también hacia colonias africanas y
    asiáticas (destaca el caso francés en el
    Magreb6 y el sudeste asiático) y en el propio
    continente europeo (a Inglaterra
    llegaron irlandeses y judíos
    rusos; a Alemania:
    polacos, ucranianos, italianos, belgas y daneses, que en 1907
    sumaban 950.000 trabajadores; a Francia arribaron desde Italia,
    Bélgica, Alemania y Suiza, donde constituyeron alrededor
    del 10-15% de la clase
    trabajadora, en 1911sumaban 1,2 millones).

    3. 1945-1973: El auge de
    posguerra hacia los países del centro

    Tras la Segunda Guerra
    Mundial se inicia un nuevo período histórico
    caracterizado, en el ámbito político, por la
    hegemonía de los Estados Unidos en el mundo occidental, la
    aparición del "bloque socialista" hegemonizado por la
    URSS, la aceleración de los procesos de
    descolonización y liberación nacional en el "tercer
    mundo". El modelo de
    crecimiento en los países capitalistas, habitualmente
    denominado "modelo fordista", se caracterizó por la
    organización del proceso de trabajo basado
    en cadenas de montaje que originó un importante aumento de
    productividad;
    el desarrollo de
    una norma de consumo
    obrero, que garantizaba una demanda
    solvente para la producción en masa, basada en la
    estabilidad en el empleo, el sistema de crédito
    y las prestaciones
    por desempleo; la
    creciente importancia de la regulación estatal, mediando
    entre las exigencias de la producción capitalista y el
    consumo de masas; y la incorporación de las ex-colonias al
    mercado de inversiones y
    de trabajo internacional.

    La característica general de este período
    es el predominio de las motivaciones económicas por
    parte de los migrantes, empleadores y gobiernos. La importancia
    de estos flujos para las economías de los países de
    destino fue crucial para su expansión, aportando una
    flexibilización de los mercados
    laborales
    que ayudó a moderar la inflación, y
    posibilitó el ascenso laboral de los
    trabajadores autóctonos que abandonaron los peores puestos
    de trabajo. Los países que más crecieron durante el
    período fueron los que más inmigrantes recibieron
    (Francia, República Federal Alemana, Suiza o Australia),
    sus índices de incremento del producto interior fueron
    mucho más notables que los que recibieron flujos menores
    como Estados Unidos y el Reino Unido.

    El auge económico de posguerra en los
    países centrales estuvo sostenido, en buena parte, por la
    aportación laboral de inmigrantes extranjeros. En este
    período las migraciones internacionales se caracterizan
    por un cambio de
    dirección: los desplazamientos de personas
    siguen a la concentración del capital en los países
    del Centro del sistema mundial, parten desde los países
    dependientes hacia Europa, USA y, en menor medida, el Cono Sur
    latinoamericano y Australia. Se suelen distinguir tres
    modalidades principales que describimos a
    continuación7.

    a) Trabajadores de la Europa periférica
    hasta los países Europeos centrales
    Ésta fue,
    en general, una emigración promovida por los
    países receptores: además del reclutamiento por organismos estatales o
    paraestatales se establecieron acuerdos bilaterales y
    multilaterales entre gobiernos. Reino Unido, Bélgica,
    Francia, Suiza, Holanda, Luxemburgo, Suecia y la
    República Federal Alemana utilizaron este sistema que
    experimentó una gran expansión: se trataba, en
    principio, del reclutamiento temporal de trabajadores
    extranjeros de los países
    periféricos8. En una primera fase se dio
    preferencia a los trabajadores de países "blancos"
    aunque posteriormente se recurrió a inmigrantes turcos y
    magrebíes. Durante este período salieron hacia
    otros países europeos dos millones de italianos y de
    españoles, más de un millón de turcos,
    millón y medio de yugoslavos, medio millón de
    griegos y de irlandeses y más de 400.000 finlandeses.
    Hacia el final del período los flujos disminuyeron,
    debido a una cierta confluencia de niveles de vida entre los
    países europeos. Aun así, encontramos que a
    comienzos de 1994 seis de los diez principales grupos de
    residentes extranjeros en el conjunto de la UE proceden de
    otros países de la Unión: Italia, Portugal,
    Irlanda, España,
    Reino Unido y Grecia9.

    b) Migración de trabajadores ex-coloniales
    hacia las ex-metrópolis
    El acceso a la independencia nacional no supuso una ruptura
    entre las ex-colonias y las antiguas metrópolis, por el
    contrario, las economías y los vínculos de todo
    tipo entre ambas partes mantuvieron una imbricación
    notable. De esta forma, las antiguas colonias se transformaron
    en reservas "naturales" de mano de obra para los países
    centrales. Este tipo de migración tuvo particular
    importancia en el Reino Unido (donde llegaron alrededor de 1,5
    millones desde países de la Commonwealth situados en el
    Caribe, África y el subcontinente indio10),
    Francia (que recibió algo más de un millón
    de inmigrantes procedentes de Argelia, Marruecos, Túnez,
    y un número menor de Guadalupe, Martinica e Islas
    Reunión) y Holanda (entre 1945-72 llegaron 300.000
    inmigrantes desde Indonesia).

    c) Migraciones permanentes hacia América del
    Norte y Australia
    La inmigración hacia USA tardó en
    recuperarse del frenazo experimentado en 1920, de manera que en
    1970 el porcentaje de población nacida en el extranjero
    había disminuido en relación a aquel año.
    No obstante, los flujos migratorios volvieron a ser intensos
    después de la segunda guerra
    mundial, primero desde Europa. y después desde
    Asía y América
    Latina. Así, como consecuencia directa de la
    guerra
    mundial, entre 1946 y 1951 se registraron 900.000
    emigrantes británicos, cuyos destinos principales fueron
    Australia, Canadá, Sudáfrica y
    Rodhesia11. Por otra parte, los procesos de
    "modernización dependiente" generaron una
    desestructuración de las formas productivas
    tradicionales y un incremento de los vínculos
    económicos y de comunicación entre los países
    periféricos y las metrópolis. Un
    caso paradigmático de migración Sur-Norte en este
    período es el de los braceros mejicanos en la agricultura
    californiana12, que se ha mantenido hasta la fecha
    combinando flujos legales e irregulares.

    En 1965 se eliminó en Estados Unidos el sistema
    de cuotas basado en el origen nacional, que daba prioridad de
    entrada a los noreuropeos, y se produjo un gran crecimiento de
    trabajadores asiáticos13 y latinoamericanos,
    más por la actividad de los empleadores que por la del
    gobierno, pues
    éste oscilaba entre las políticas
    de fomento de la inmigración y las medidas de
    detención y expulsión.

    Canadá fomentó la inmigración
    durante la posguerra, privilegiando a los europeos entre los que
    destacaron británicos, alemanes, daneses pero
    también italianos. En 1966 las restricciones basadas en
    criterios raciales fueron levantadas y reemplazadas por otras
    referidas a la calificación de los inmigrantes; esto
    permitió la llegada de jamaicanos, filipinos e
    hindúes, además de portugueses, griegos e
    italianos.

    Australia promovió la inmigración masiva
    ("poblar o perecer" era la consigna) basado en un criterio de
    pureza o afinidad étnica. En principio se pretendió
    atraer a diez británicos por cada "extranjero" inmigrante,
    pero el objetivo no pudo cumplirse. Posteriormente el concepto de
    "razas europeas aceptables" se amplió para incluir,
    primero, a refugiados anticomunistas bálticos y eslavos,
    más tarde a europeos del norte y del sur (en 1950 la
    mayoría llegaba de Italia, Malta y Grecia). Hasta
    finales de los 60 no se aceptó a inmigrantes no
    europeos.

    II. SITUACIÓN ACTUAL:
    GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA Y DIVERSIFICACIÓN DE
    LOS FLUJOS MIGRATORIOS

    La década de los años setenta del siglo XX
    representó el fin del modelo de desarrollo capitalista que
    se había puesto en marcha después de la II Guerra
    Mundial. Los incrementos de productividad llevaban una tendencia
    decreciente y las demandas sociales presionaban al Estado para
    derivar recursos desde el
    ámbito de la producción hacia el consumo; como
    consecuencia disminuyó la rentabilidad
    de los capitales y estalló una "crisis
    fiscal del
    Estado" debido a la imposibilidad de enjugar el déficit
    estructural. Ante la falta de rentabilidad se produjo una
    sobreacumulación de capitales, en los países
    centrales y en los productores de petróleo. En un primer momento se buscaron
    salidas externas por dos vías: una, los créditos masivos y poco controlados a
    países dependientes (lo que originó más
    tarde la enorme deuda externa del
    Tercer Mundo); otra, el desplazamiento de inversiones productivas
    hacia los "nuevos países industriales" del sudeste
    asiático. Más tarde la crisis se afrontó en
    los países centrales mediante políticas de
    estabilización (es decir, de deterioro de las rentas del
    trabajo) y reestructuración productiva, potenciando la
    concentración de capitales y el redimensionamiento o
    cierre de sectores industriales.

    Tras el proceso de ajuste el sistema internacional
    está claramente hegemonizado por el capital financiero:
    las mayores transacciones de capital se realizan actualmente en
    las Bolsas, constituyendo una verdadera "economía de
    casino" donde la rentabilidad está cada vez menos ligada a
    la suerte de los procesos productivos14. Los flujos
    financieros son de tal magnitud que escapan a la capacidad de
    control de los estados nacionales y logran imponer por doquier
    procesos de desregulación. Las consecuencias sociales son
    una disminución del empleo en la industria,
    debido a los cambios originados por la revolución
    electrónica; el deterioro de las
    condiciones laborales en empleos manuales
    tradicionales en los países desarrollados; la
    expansión del empleo en el sector servicios; el
    crecimiento de amplios sectores "informales" o de economía
    sumergida; y, en general, la precariedad del empleo asalariado
    (crecimiento de contratos temporales, pérdidas en el
    salario
    indirecto). Todo esto origina una creciente
    fragmentación de la fuerza de trabajo
    en
    función de criterios diversos como el género, la
    edad o la pertenencia étnica. En los países del Sur
    la dislocación social es más importante,
    especialmente en los que no han conseguido aprovechar una
    dinámica de desarrollo dependiente
    aprovechando la nueva división internacional del trabajo.
    Tienden a crecer las grandes urbes, la infravivienda y los
    empleos irregulares; los planes de ajuste sugeridos o impuestos por los
    organismos financieros internacionales (FMI, Banco Mundial)
    privilegian al pago de la deuda externa a costa del recorte de
    gastos sociales;
    el deterioro de las condiciones de vida genera importantes
    procesos migratorios desde el campo a las ciudades y hacia otros
    países.

    El concepto que sintetiza la clave de las
    transformaciones del período actual es el de
    globalización. Según Castells "vivimos en
    una economía global. Esto no es lo mismo que en una
    economía
    mundial, una realidad que ha existido desde el siglo XVI. Una
    economía global es una economía en donde todos los
    procesos trabajan como una unidad en tiempo real a
    lo largo y ancho del planeta. Esto es, una economía en
    la que el flujo de capital, el mercado de trabajo, el mercado, el
    proceso de producción, la organización, la información y la tecnología operan

    simultáneamente a escala
    mundial
    . Esto no quiere decir que los Estados y las
    naciones-Estado desaparezcan. De hecho se convierten en agentes
    esenciales de la economía global (…) Pero la unidad
    económica de operación (y de análisis) es el sistema global de
    interacciones: ya no hay más economías
    nacionales ni políticas económicas nacionales
    .
    Son estrategias
    basadas nacionalmente que operan en un sistema global
    diferenciado y articulado a través y por encima de los
    límites
    nacionales"15. Actualmente todo el planeta está
    conectado en una serie de redes aunque de forma selectiva y
    jerárquica. Al perder importancia los recursos
    naturales y el trabajo
    manual, en
    favor del conocimiento y
    el trabajo cualificado, muchos países pasan de la
    explotación dependiente a la irrelevancia estructural en
    la nueva economía (poblaciones sobrantes). Esta
    situación genera una tendencia a la polarización
    del orden internacional (la brecha Norte-Sur) y una serie de
    intentos de reconstruir la unidad del mundo en nuevas
    condiciones. Estos intentos son muy diversos, desde los
    movimientos antiglobalización que tuvieron su
    última expresión en Praga, bloqueando la Cumbre del
    Banco Mundial
    y del Fondo Monetario
    Internacional, hasta los movimientos islámicos
    radicales de rechazo a "occidente" que, desde nuestro eurocentrismo,
    calificamos rápidamente de fundamentalistas. Aparecen,
    también, ciertos intentos de sumarse a la economía
    global mediante negocios
    ilegales (la llamada "conexión perversa", que incluye el
    tráfico de armas, drogas,
    blanqueo de divisas y
    tráfico de
    personas) o los flujos migratorios en masa desde el Sur. La
    globalización económica implica la
    movilidad y flexibilidad de todos los factores productivos,
    incluida la mano de obra, lo que origina una
    generalización de las migraciones internacionales: el
    trabajo también se mundializa.

    Las principales corrientes humanas han estado
    vinculadas, aunque no de forma mecánica, a las dinámicas de
    internacionalización de la producción, dependientes
    a su vez de las inversiones de capital. Según Sassen-Koob
    en las últimas décadas se han desplegado las
    siguientes tendencias, que inciden en los flujos
    migratorios16:

    • El redespliegue del capital, con inversiones en
      países del Sur, crea vínculos materiales e
      ideológicos con el país inversor, estableciendo
      nuevos canales de comunicación por los que pueden
      desplazarse flujos humanos.
    • Algunas grandes ciudades se han convertido en nudos
      coordinadores del capital transnacional mediante el desarrollo
      de servicios, especialmente financieros. Esta situación
      genera un descenso del trabajo asalariado tradicional y un
      crecimiento en el sector servicios altamente polarizado: en la
      gama de ocupaciones más baja se genera una demanda de
      mano de obra inmigrante.
    • Los Estados Unidos de América se han
      convertido en el principal destino de las inversiones
      extranjeras, circunstancia que explica el crecimiento del
      empleo y la persistencia de una demanda de mano de obra
      dirigida a la inmigración extranjera, a pesar de las
      políticas gubernamentales restrictivas.

    A estas tendencias del capital transnacional, se han
    unido el fin de la Guerra
    fría y la crisis del ex bloque del Este que aumenta
    los alcances de la reestructuración mundial y de los
    flujos migratorios. Al iniciarse el siglo XXI
    prácticamente no quedan países aislados de los
    flujos humanos transnacionales, tal como resumimos a
    continuación.

    a) Disminución de las migraciones laborales a
    Europa occidental, incremento de la reunificación familiar
    y formación de minorías
    étnicas.

    La crisis de 1973 marca el fin de
    un ciclo e inaugura un período de restricciones a la
    inmigración: se pone fin a la política de
    reclutamiento por parte de los países desarrollados y se
    fomenta el retorno de los "trabajadores invitados" a sus
    países de origen. Estas medidas, no obstante, no han
    significado un freno a la entrada de inmigrantes sino
    más bien un cambio en la composición de los
    nuevos flujos, en los que predominan los familiares
    (cónyuges e hijos) de los ya instalados. La adopción
    de estas restricciones tuvo repercusión directa sobre
    los países del sur de Europa, en los que se produjo un
    "embalsamiento" de inmigrantes no europeos que vieron frustrada
    su pretensión de llegar a las naciones más
    ricas.

    En este período se hizo evidente que la
    inmigración no era un proceso coyuntural: los
    trabajadores no regresaron a los países de origen sino
    que se establecieron con sus familias, constituyéndose
    en minorías étnicas, que se hicieron visibles
    como grupo social
    en el país de residencia. A pesar del supuesto "cierre
    de fronteras", en la República Federal Alemana el
    número de extranjeros pasó de 4 millones en 1970
    a 5 millones en 1990 y a 7 millones en 1977, después de
    la caída del muro de
    Berlín. Además, algunos europeos del sur
    retornaron a su origen, con lo cual cambió la
    composición étnica de los inmigrantes: la
    tendencia muestra un
    incremento continuo de la proporción de los no
    comunitarios (sólo continúa algún flujo
    significativo intra-UE de profesionales y directivos). En el
    mercado laboral se consolidó una tendencia a la
    precariedad, con incrementos del desempleo y los trabajos de
    baja cualificación. El peso de la población
    inmigrante es especialmente significativo en Luxemburgo (35% de
    la población total), en Suiza (19%), en Bélgica,
    Austria y Alemania (entre el 8-9%), en Francia, Suecia,
    Dinamarca y los Países Bajos (entre el 4-6%). A pesar de
    que las nuevas entradas se han reducido ligeramente en la
    Unión
    Europea durante los años ‘90 (debido a las
    políticas restrictivas de inmigración), el saldo
    migratorio en 1997 era más elevado que el saldo
    vegetativo; de no ser por la población de origen
    extranjero Alemania, Suecia, Italia y España
    habrían visto disminuida su población en los
    últimos años17.

    b) Conversión de los países del sur de
    Europa en receptores de inmigración

    El papel de cuatro países (Italia,
    España, Portugal y, en menor medida, Grecia) se ha
    modificado durante este período: prácticamente
    han cesado las salidas de inmigrantes y, desde los años
    80, se hizo notoria la llegada de inmigración
    extranjera. En primer lugar debido a las restricciones
    existentes en los países del norte y posteriormente
    debido al desarrollo de nichos laborales en los que se
    generó una demanda específica. Los principales
    flujos proceden de excolonias, países vecinos y europeos
    de la UE. Actualmente, los extranjeros representan entre el
    1,5% y el 2,5% de la población total en Italia, Portugal
    y España.

    c) Continuación de los flujos hacia
    Norteamérica y Australia, pero con cambios de áreas
    de origen y formas de migración

    En Estados Unidos se ha registrado un crecimiento
    continuo de entradas y ha continuado la tendencia al cambio de
    composición de los flujos: se reduce el peso de los
    europeos y crece el de latinoamericanos y asiáticos.
    Entre 1983-1993 han entrado al país 9,8 millones de
    residentes permanentes de los cuales sólo un
    millón procede de países europeos (desde 1990
    entre estos predominan ex soviéticos y polacos).
    Continuó de forma destacada la entrada de temporeros
    mejicanos, y siguió creciendo la aportación
    asiática. Los flujos de trabajadores irregulares a
    través de la frontera
    mejicana han cobrado gran importancia: en 1986 se
    realizó una regularización limitada a la que se
    acogieron 3 millones de inmigrantes. Según el Censo de
    1990 los inmigrantes procedían principalmente de
    países latinoamericanos (43%, la mitad mejicanos), de
    Asia (25%) y Europa (22%). En aquel año representaban el
    7,9% de la población total y en 1997 el 9,3% (24,6
    millones de personas).

    En Canadá también se produjo durante
    este período un incremento de entradas, especialmente
    provenientes de Asia, África y Latinoamérica, paralelo a un descenso
    relativo de los europeos. En la década 1983-93
    ingresaron 1,8 millones de inmigrantes, entre el primer y el
    último año el porcentaje de asiáticos
    pasó de 38% a 51%, mientras que el de europeos
    descendió desde 27% hasta 18%. Los planes
    gubernamentales a inicios de los 90 propician más
    entradas, especialmente de personal
    cualificado. El censo de 1991 indica que el 16,1% de la
    población es inmigrante, en su mayoría procedente
    de Europa (54%) y Asia (25%) y en menor medida de
    América (16%) y África (4%). En 1997 los
    inmigrantes representan el 17,4% de la población total
    (5 millones de personas).

    En Australia durante los años 1976-85 se
    reinician las entradas importantes, debido al levantamiento de
    las restricciones existentes para la entrada de no-blancos. De
    esta forma llegan refugiados vietnamitas y libaneses,
    trabajadores del sudeste asiático y del subcontinente
    indio.

    Entre 1984 y 1994 entraron 1,1 millones de inmigrantes
    permanentes, el 38% (unas 420.000 personas) procedían de
    ocho países del sudeste asiático y de la India.
    Según el censo de 1991 el 22,3% de la población
    es extranjera, su composición muestra aún el
    predominio de los europeos (61%) sobre asiáticos (22%),
    neozelandeses (7%), americanos (4%) y africanos (3,5%). En1997
    los inmigrantes representan el 21,1% de la población (4
    millones de personas).

    d) Nuevos movimientos (internos y transnacionales) en
    el sudeste asiático

    Esta región fue la que experimentó el
    mayor crecimiento
    económico entre 1980 y 1995; junto a los flujos de
    capitales y comerciales han aumentado las migraciones. Entre
    1991 y 1995 los flujos migratorios anuales superaron el
    millón de personas (sobre todo, de Filipinas, China,
    Tailandia, Indonesia, Sri Lanka y Hong Kong). La crisis
    financiera iniciada en 1997 supuso un freno a los flujos, e
    incluso una disminución del número de residentes
    en algunos países.

    Japón ha constituido una excepción hasta
    la fecha entre los países más desarrollados; a
    partir de la posguerra animó la emigración pero
    impidió la inmigración bajo los argumentos de la
    sobrepoblación del país y la importancia de
    conservar la homogeneidad étnica. A mediados de los 80
    se produjo una escasez de
    mano de obra que el gobierno intentó solventar
    exportando puestos de trabajo con inversiones en el extranjero;
    sin embargo, partes importantes de los servicios y la
    producción deben permanecer en el país, lo que ha
    conducido a una progresiva introducción de trabajadores inmigrantes.
    Los primeros flujos fueron mujeres clasificadas como
    "entretenedoras" (cantantes, bailarinas pero también
    prostitutas) de Pakistán, Filipinas, Corea y Bangladesh;
    más tarde las siguieron hombres que trabajan
    irregularmente en la construcción y el sector
    industrial. El gobierno intenta regular estos flujos castigando
    el empleo de irregulares y fomentando la importación de extranjeros de origen
    japonés (el caso más notorio es el reasentamiento
    de 150.000 brasileños). La patronal fomenta la llegada
    de inmigrantes, en tanto el gobierno y los sindicatos
    se oponen a la misma. En este contexto existen diversas
    "trampas" para salvar las prohibiciones, como emplear a
    supuestos estudiantes de japonés, o a "aprendices" de
    países menos desarrollados, etc. El total de extranjeros
    en situación regular a comienzos de 1998 era de 1,2
    millones, apenas el 1,1% de la población total; un
    millón de personas procede de otros países
    asiáticos, el colectivo más numeroso es el
    coreano (690.000) seguido por el chino (195.000); en los
    últimos años tiende a crecer la
    inmigración filipina (62.000) y han aumentado los
    contingentes -de origen japonés- provenientes de Brasil
    y Perú. Se estima que los irregulares son unas 280.000
    personas.

    En Singapur el 11% de la mano de obra es extranjera,
    principalmente de Malasia pero también de Tailandia y
    Filipinas. La política gubernamental es impedir el
    asentamiento definitivo de los trabajadores no cualificados (se
    prohíben las bodas con nativos, se promueve la
    rotación de trabajadores cada pocos años, y se
    impide la reunificación familiar), mientras se promete
    residencia a trabajadores cualificados provenientes de Hong
    Kong. La situación en Malasia se caracteriza
    principalmente por la emigración (especialmente a
    Singapur, algo a Japón, la minoría china a
    Australia) pero en los últimos años ha recibido
    importantes contingentes extranjeros (eran 500.000en 1993 y
    alrededor de 1.100.000 en 1998); los principales flujos
    proceden de Tailandia (agricultura), Indonesia (agricultura y
    construcción), Filipinas (lo mismo más servicio
    doméstico) y últimamente de
    Bangladesh18. Corea del Sur está dejando de
    ser país de emigración (fundamentalmente hacia
    países del Golfo Pérsico) y está
    recibiendo trabajadores de otros países
    asiáticos, especialmente de China y Filipinas, y en
    menor medida de Bangladesh, Indonesia y Vietnam. La
    inmigración regular se cifra en 250.000 personas y la
    irregular en 120.000 a comienzos de 1998. La política
    migratoria es restrictiva, entre 1990-93 se expidieron 55.000
    permisos de trabajo, 40.000 de ellos de tipo temporal, con una
    duración máxima de tres meses; tras la crisis
    financiera de 1997 se realizó un proceso de
    repatriación de irregulares, eximiéndolos de toda
    sanción, que permitió la salida del país
    de 47.000 personas en sólo tres meses.

    Por su parte, Tailandia tiene unos 120.000 emigrados a
    Singapur, Malasia, Brunei, Taiwán y Hong Kong, pero
    recibe también a un número significativo de
    trabajadores de Birmania y Camboya en las plantaciones de
    arroz, azúcar y caucho. A
    partir de la crisis de 1997 el gobierno ha iniciado un programa masivo
    de deportación de extranjeros. Taiwán es un
    país densamente poblado, pero el rápido
    crecimiento ha originado escasez de mano de obra. A comienzos
    de 1995 había unos 316.000 trabajadores extranjeros en
    situación regular, la mayoría tailandeses y
    filipinos, además de un pequeño contingente de
    indonesios. Existe un número significativo de
    inmigrantes irregulares, algunas estimaciones los cifran en
    900.000. Sólo al comienzo de los años 90 el
    gobierno comenzó a extender visados de trabajo por un
    año. Hong Kong ha desarrollado una pujante
    economía capitalista bajo dominio
    británico que necesita tanto inmigrantes cualificados
    (llegados de Australia, Norteamérica y Japón)
    como no cualificados (provenientes de otros países
    asiáticos). La mayoría de los 368.000 extranjeros
    registrados en 1994 eran filipinos (115.000), unos 110.000
    proceden de países desarrollados y el resto de
    Tailandia, Indonesia, Malasia e India; la mayoría de
    estos se emplea en el servicio doméstico. A finales de
    1997, tras la asunción de soberanía por parte de China y bajo los
    efectos de la crisis financiera asiática, el
    número total de extranjeros se estimaba en menos de
    200.000. En Brunei durante los años 90 el 40% de la
    fuerza de trabajo ha sido extranjera, principalmente de
    Malasia, Filipinas, Tailandia y Bangladesh; sin embargo, desde
    1998 se viene produciendo una fuerte reducción del
    número de inmigrantes debido a la imposición de
    restricciones gubernativas.

    e) Reclutamiento de trabajadores de países no
    desarrollados en los exportadores de petróleo

    La evolución de los precios del
    petróleo en los años 70 produjo un gran
    crecimiento de las economías de los países
    productores. Muchos de ellos se convirtieron en
    economías rentistas, en las que el grueso de la
    población depende, directa o indirectamente, de los
    ingresos
    producidos por la exportación de crudo y buena parte de los
    empleos son derivados hacia mano de obra extranjera. En Libia
    la política inmigratoria está vinculada
    estrechamente con la política exterior, las admisiones y
    expulsiones son cambiantes, en función de las alianzas y
    rupturas que establece el gobierno; los principales
    contingentes extranjeros proceden de Egipto,
    Túnez y Palestina. Iraq, en
    concordancia con la ideología pan árabe de su
    gobierno, ha tenido interés
    en recibir inmigrantes árabes, a los que se les ofrece
    un trato jurídico no discriminatorio. A pesar de estas
    preferencias también llegaron contingentes
    asiáticos e iraníes. La guerra del golfo produjo
    una quiebra en
    este proceso, al provocar la huida de buena parte de los
    inmigrantes, el embargo internacional posterior ha impedido el
    relanzamiento económico y la demanda de mano de
    obra.

    En los países del Golfo hasta la segunda mitad
    de los 70 la producción petrolífera y buena parte
    de los servicios estuvieron en manos de inmigrantes
    árabes (egipcios, yemeníes, palestinos, jordanos,
    libaneses y sudaneses). El temor de los gobiernos a la crisis
    política debido al potencial desestabilizador que
    suponían estas poblaciones, que se sentían con
    legitimidad para reivindicar derechos, los llevó
    a potenciar el reclutamiento de asiáticos, en especial
    mujeres de Filipinas y de Sri Lanka para el servicio
    doméstico. A mitad de los 80, con el descenso del
    precio del
    petróleo, termina la época de inmigración
    masiva, se produce una tendencia al desempleo y al retorno de
    inmigrantes. Sin embargo, la mano de obra extranjera sigue
    siendo un componente estructural irreemplazable para la
    economía de la región, con más de 5
    millones de inmigrantes.

    Después de la guerra del golfo muchas
    monarquías de la zona no quieren inmigrantes
    árabes, ante los que han perdido legitimidad. En 1990 el
    63% de la mano de obra de los siete estados miembros del
    Consejo de Cooperación del Golfo era de origen
    extranjero (oscilaba entre el 91% en los Emiratos Árabes
    Unidos y el 53% en Bahrain)19.

    f) Desarrollo y diversificación de otros
    flujos laborales Sur-Sur

    Además de los dos polos de atracción ya
    citados (los nuevos países industriales del sudeste
    asiático y los productores de petróleo), se han
    establecido nuevos países receptores en el África
    subsahariana y en América Latina. En el África
    subsahariana destacan Costa de Marfil (1,5 millones de
    inmigrantes que suponen el 21% de la población total) y
    Suráfrica, donde la inmigración procedente de
    Mozambique, Zimbabwe y Lesotho se ha disparado en la era
    posapatheid (las estimaciones, incluyendo los indocumentados,
    oscilan entre 3 y 8 millones, que suponen entre el 12 y el 25%
    de la población). Otros países de
    inmigración importantes son Ghana (140.000, el 6%), Togo
    (140.000, el 7%) y Senegal (120.000, un
    2%)20.

    En América Latina hasta los años 30
    (finales de los 50 en Venezuela)
    la inmigración llegó masivamente desde Europa (21
    millones en el conjunto del subcontinente, la mayoría
    procedente de Italia, España y Portugal); a partir de
    entonces los flujos se hicieron intrarregionales. Los
    principales países receptores en la actualidad son
    Argentina (755.000 extranjeros, procedentes de Chile, Uruguay,
    Bolivia y
    Paraguay),
    Venezuela (870.000 colombianos), República Dominicana
    (Haitianos) y Méjico (Guatemaltecos).

    g) Movimientos masivos de refugiados y solicitantes
    de asilo en dirección Sur-Norte pero también
    Este-Oeste

    A partir de la guerra de
    Vietnam se produce una explosión del
    problema, al menos desde la óptica de los países centrales,
    que comienzan a recibir refugiados de aquella procedencia. La
    evolución del fenómeno ha sido vertiginosa: en
    1970 había 2,5 millones, pasaron a 8,2 millones en 1980,
    a 15 millones en 1990, en torno a 20
    millones en 1992 y a más de 22 millones en
    199721.

    La procedencia de los refugiados es muy diversa, ha
    sido generada por conflictos
    como los del Sudeste asiático, Líbano, dictaduras
    en el Cono Sur latinoamericano, Irán, guerra en
    Afganistán, crisis en Uganda, Zaire, Suráfrica,
    Namibia, más tarde conflictos en la ex-Yugoeslavia,
    Ruanda, o Burundi. También las zonas de destino son
    diversas pero la mayoría permanece en países
    del Sur.
    Unos 25 millones de personas han salido de sus
    hogares pero permanecen en sus países, otros 20 millones
    cruzaron las fronteras: 9 en Asia y Oriente Medio, de 4 a 6 en
    África, y en torno a un millón en América
    Latina. En los países de la OCDE los solicitantes
    pasaron de 116.000 en 1981 a 541.000 en 1991. En USA uno de
    cada seis inmigrados durante los años 80 fue un
    refugiado (alrededor de 100.000 por año). A comienzos de
    los 90 los solicitantes de asilo son la principal
    categoría de nuevas entradas en países como
    Alemania, Francia y Suecia. En el caso de España, los
    solicitantes de refugio han disminuido como consecuencia de la
    reforma legislativa de 1994, que endureció las
    condiciones de aceptación a trámite; de una media
    de 12.000 solicitantes en los primeros años de la
    década, se pasó a una media de 6.000 a partir de
    1995.

    h) Incorporación de los países de
    Europa del Este a los flujos migratorios internacionales, tras la
    desestructuración del "bloque soviético" y la
    asunción del modelo capitalista por dichos
    países

    Contrariamente a ciertas previsiones alarmantes no se
    ha producido una "invasión" desde los países del
    Este de Europa hacia los de la Unión Europea y
    Norteamérica, debido en parte a la falta de redes
    migratorias que faciliten el tránsito y a la existencia
    de estructuras
    demográficas "homogéneas" en la mayoría de
    los países. Sin embargo, la existencia de
    minorías étnicas sigue siendo un factor de
    potencial emigración22. La principal
    corriente se ha dirigido hacia Alemania, a partir de 1989,
    dando lugar a un flujo de unos 4 millones de personas, pero
    tanto los flujos laborales como los de refugiados disminuyeron
    a partir de 1993. En cuanto a Rusia,
    más de 9 millones de antiguos ciudadanos
    soviéticos se desplazaron a raíz del hundimiento
    del régimen comunista; entre ellos había muchos
    de etnia rusa
    que se sintieron mal aceptados en las recién creadas
    repúblicas (unos 2,7 millones se trasladaron a Rusia
    entre 1993 y 1996).

    Las principales corrientes son producidas por el
    desplazamiento de minorías étnicas, por los
    conflictos bélicos (ex-Yugoslavia, Armenia-Georgia) y
    por la movilidad de mano de obra que busca empleo en
    economías más desarrolladas. Existe una
    inmigración de tránsito que pretende llegar a los
    países de Europa occidental, pero se ve retenida por las
    medidas restrictivas adoptadas por los países
    receptores. En estas circunstancias se incrementa la
    inmigración irregular desde los países
    fronterizos de Alemania (Polonia, República Checa y
    Eslovaquia), de Austria y Grecia (Hungría y Bulgaria) y
    de Suecia (países bálticos). Los inmigrantes
    provienen de otros países del Este pero también
    de Bangladesh, la India o Irán. Los países
    firmantes del acuerdo de Schengen han establecido convenios con
    algunas de las naciones vecinas (Hungría, Polonia,
    Chequia y Rumania): eximen de visado a los ciudadanos de
    éstas por un período de tres meses a cambio de
    que acepten recibir a los inmigrantes expulsados que hayan
    salido de ese país (sean o no nacionales). Algunos de
    estos países han abolido las visas de entrada para
    ciudadanos del Oeste y las han implantado para la
    mayoría de los países periféricos. De esta
    manera se amplía el espacio migratorio europeo, y los
    países limítrofes a la Europa occidental se
    constituyen en colchón receptor de las migraciones
    internacionales.

    i) Incremento de los flujos de personal altamente
    cualificado, temporales y permanentes

    Dentro de este sector es posible distinguir tres
    grupos diferenciados. El primero lo conforman los
    "profesionales transeúntes"23, ejecutivos y
    profesionales de las empresas
    transnacionales cuyo número crece con la
    internacionalización de la producción, el
    comercio, las finanzas y
    las comunicaciones. Este flujo es producto de
    inversiones de empresas del Norte: aunque la estancia sea corta
    el impacto económico y cultural es importante, tanto en
    el país receptor (influencia de los ejecutivos
    transnacionales en las élites locales) como en el de
    origen (por ejemplo, los cambios culturales en Japón
    originados por ejecutivos retornados). La mayor parte de estos
    migrantes proceden de Estados Unidos, Japón y
    países de la Unión Europea; sus destinos
    principales están en algunas ciudades centrales de estos
    mismos países y, en menor medida, en países del
    Sur donde se radican filiales de empresas
    transnacionales24. El segundo esta constituido por
    la "fuga de cerebros" del Sur, profesionales formados en los
    países periféricos que ocupan plazas en
    países centrales que, sin costos de
    formación, cubren las carencias de mano de obra
    cualificada autóctona (médicos de la Commonwealth
    en hospitales públicos británicos, ATS
    latinoamericanos en España, diversos profesionales del
    sudeste asiático en Australia, etc.).

    Durante los años 90 varios países han
    desarrollado políticas para captar inmigrantes altamente
    cualificados, tanto en el Norte (Australia, Canadá,
    Reino Unido, USA) como en el Sur (Singapur, Taiwán,
    Corea del Sur). El tercero reúne a los expertos de
    organismo internacionales y de diversas ONGs que desarrollan
    tareas de cooperación y ayuda al desarrollo. Aunque
    diversos en sus objetivos,
    estrategias y modos de vinculación con las poblaciones
    autóctonas, estos migrantes tienen en común que
    sus desplazamientos a otro país están avalados
    por una organización no empresarial y se producen en
    función de la cualificación especial que
    poseen.

    III. BALANCE Y
    VALORACIÓN CRÍTICA

    La suma total de migrantes internacionales no se conoce
    exactamente debido a la carencia de datos en algunas
    zonas y a la no congruencia de las fuentes
    disponibles. No obstante existen algunas estimaciones que
    permiten acercarnos a la magnitud del fenómeno. En el
    año 2000 el Informe de la OIT
    estimaba que existen en torno a 120 millones de personas en el
    mundo que viven fuera del país donde han
    nacido25. En 1990 este número se calculaba en
    100 millones y en 1965 en 75 millones. En el conjunto de la
    población mundial (seis mil millones) la estimación
    actual de migrantes representa el 2%, una cifra ligeramente por
    encima de la tasa anual de crecimiento de la población del
    planeta. Por tanto, en el cómputo global se trata de un
    fenómeno de alcances bastante limitados y se puede afirmar
    que desde el punto de vista cuantitativo la migración
    internacional es la excepción
    , no la regla, entre los
    grupos humanos. Sin embargo, su significación es mucho
    mayor que lo que indican las cifras: estamos ante una
    revolución transnacional que está reestructurando
    la sociedad a
    escala planetaria y las migraciones internacionales son parte de
    este proceso
    . Las principales tendencias que caracterizan a
    las migraciones en este período de globalización del sistema mundial son,
    siguiendo a Castles y Miller26:

    * Globalización: según el estudio
    citado de la OIT, entre 1970 y 1990 el número de
    países clasificados como importantes receptores de
    migrantes, utilizando los mismos criterios de medición, pasó de 36 a 67 (+86%); en
    el mismo período, el número de países
    importantes emisores pasó de 29 a 55 (+90%). Cada vez
    menos zonas del mundo quedan al margen de las corrientes
    migratorias transnacionales.

    * Diversificación: los flujos actuales se
    alejan crecientemente de un modelo único, hay refugiados
    de guerra, refugiados económicos, mano de obra barata,
    trabajadores altamente cualificados, estudiantes, directivos y
    empresarios; coexisten flujos de asentamiento con movimientos
    temporales y migraciones circulares (con idas y vueltas
    sucesivas); grupos con estabilidad jurídica, con contratos
    y permisos de corto plazo e irregulares; colectivos que emigran
    libremente junto a otros que están sujetos a redes de
    tráfico de personas, etc.

    * Feminización: se trata de un elemento
    clave de la nueva situación mundial27. Aunque a
    lo largo de la historia las mujeres han estado presentes en los
    movimientos migratorios, en la actualidad se las encuentra en
    todas las regiones y en todos los tipos de flujos.

    Además, junto a las que se desplazan
    acompañando o para reunirse con su pareja masculina, cada
    vez son más las que emigran solas, sea de forma
    independiente o poniendo en marcha la cadena migratoria a la que
    posteriormente se incorporan los hombres. Este proceso
    está unido a la tendencia a la "feminización"
    creciente de ramas laborales enteras, que es un producto tanto de
    los esfuerzos de las mujeres por ganar autonomía como del
    capital para aumentar su rentabilidad ofreciendo peores
    condiciones de trabajo.

    En este marco mundial el contexto inmediato de
    referencia para España es el de los países
    europeos, especialmente los de la Unión Europea, donde
    residen aproximadamente veinte millones de inmigrantes con la
    documentación en regla. Los contingentes
    más numerosos se ubican en Alemania (7,3 millones),
    Francia (3,6 millones), el Reino Unido (2 millones) e Italia (1,2
    millones). Más significativo que su volumen es la
    importancia relativa de estos contingentes de inmigrantes.
    Comparándolos con el total de la población de cada
    país se observa la enorme incidencia de los extranjeros en
    Luxemburgo (35%) y, a continuación, en Alemania y
    Bélgica (9%). La media de todos los países del
    llamado Espacio Económico Europea (la Unión Europea
    más la EFTA) se sitúa en el 5%. Por encima de ese
    promedio se encuentran Bélgica, Alemania, Austria,
    Francia, Suecia y Holanda. En el otro extremo, con menos de dos
    extranjeros por cada cien habitantes, aparecen los cuatro
    países del sur de la Unión Europea (Portugal,
    Grecia, Italia y España) y dos de la periferia norte
    (Islandia y Finlandia).

    En la tabla y gráfico que recogemos en anexo se
    puede comparar el volumen de la población extranjera en 20
    países de la OCDE en 1987 y 1997. España se
    sitúa en el último lugar de la Unión Europea
    y en el penúltimo de la OCDE, sólo por delante de
    Japón. Del conjunto de 120 millones de migrantes
    internacionales a nivel mundial, sólo el 16% reside en
    países europeos y de éstos únicamente 3 de
    cada 100 están afincado de forma legal en
    España28. Conviene recordar estos datos cuando
    nos enfrentamos a discursos que
    enfatizan la supuesta "avalancha" de inmigrantes e insisten en
    que la xenofobia
    está ligada a un supuesto umbral de tolerancia
    respecto al número de extranjeros: si esto fuera
    así, las manifestaciones de intolerancia serían muy
    superiores en Luxemburgo y Suiza que, por ejemplo, en Francia o
    el Reino Unido. Y la evidencia no confirma tales
    supuestos.

    Valoración
    Crítica sobre los flujos procedentes del
    Sur

    Para terminar, vamos a hacer una breve valoración
    de uno de los flujos migratorios más
    frecuentes29 y que es el que más afecta a los
    países desarrollados. Nos referimos a las migraciones
    económicas Sur-Norte, que proceden de los países
    pobres (demográficamente ricos) y se dirigen hacia los
    países más desarrollados (demográficamente
    pobres). Estos flujos de población, en realidad, son un
    síntoma de otro problema de mayor alcance, cual es la
    existencia de profundas desigualdades económicas y
    políticas a escala mundial
    . La brecha de las
    desigualdades es especialmente profunda entre el Norte y el Sur,
    pero se produce también al interior de cada Estado, entre
    clases
    sociales con intereses enfrentados. En los países del
    Sur la desigualdad es patente y, junto a una minoría
    dominante -con frecuencia asociada o colaboradora con los
    intereses del Norte y de las empresas transnacionales- y una
    estrecha capa de clases medias, existe una amplia base social que
    se debate entre
    la explotación y la supervivencia. En los países
    del Norte, a su vez, el resquebrajamiento del Estado de bienestar
    está produciendo una fragmentación y
    polarización social cada vez más
    acusadas.

    En este contexto, una de las estrategias de la
    población oprimida del Sur es emigrar para trabajar en un
    país desarrollado y mejorar así el nivel de vida de
    sus familias. Sin embargo, sólo una minoría lo
    consigue
    . ¿Por qué?. Responder a esta
    cuestión nos lleva a considerar el papel jugado por tres
    instituciones
    básicas de la sociedad actual: los medios de
    comunicación, los Estados y la economía de
    mercado capitalista.

    En primer lugar, los medios de comunicación y
    de transporte

    facilitan las migraciones en muchos sentidos: las noticias e
    imágenes se difunden con gran rapidez en
    todo el mundo a través de los medios
    audiovisuales, las telecomunicaciones telefónicas y vía
    internet son cada
    vez más baratas, y lo mismo pasa con los medios de
    transporte. La caída de los precios del transporte
    aéreo y la mayor velocidad de
    las comunicaciones han modificado el carácter de la migración
    internacional, haciendo de ella una acción
    menos permanente y, sobre todo, menos temible y
    traumática30. En el contexto de la
    división Norte/Sur, una parte de las familias empobrecidas
    de los países pobres se siente atraída por el nuevo
    "El Dorado" de los países ricos y pone en marcha la cadena
    migratoria que, una vez afianzada, se convierte ella misma en
    reclamo de nuevos migrantes.

    En segundo lugar, los Estados del Norte se han
    "fronterizado" y adoptan generalizadamente políticas
    restrictivas y selectivas de inmigración en función
    de sus intereses económicos y demográficos. De este
    modo, los Estados siguen siendo los gestores y legitimadores de
    los derechos de sus nacionales, excluyendo de los mismos a
    los no nacionales, sin considerar el reconocimiento de los
    derechos humanos en general. La presencia de inmigrantes,
    sobre todo de los residentes permanentes, evidencia este
    repliegue del Estadonación: "Los inmigrantes constatan,
    cuando deciden quedarse, que políticamente existe una
    serie de restricciones que los ciudadanos (nacionales) no tienen.
    Como actores económicos prácticamente no tienen
    obstáculos, pero como agentes políticos todo son
    fronteras y límites"31.

    El control de la inmigración tiene efectos
    perversos
    como convertir en "ilegales" a los que ponen en
    práctica su "derecho a emigrar" y, en general,
    criminalizar a cuantos agentes mediadores tratan de facilitar los
    flujos migratorios, desde las organizaciones
    humanitarias que los acogen a las agencias de viajes y
    financiadores que facilitan los desplazamientos. Según el
    Informe del SOPEMI en 1999 "el problema de dirigir las
    migraciones no puede hacerse de manera bilateral (…) es un
    anacronismo encarar el control de la inmigración en
    términos de soberanía". En suma, la
    inmigración clandestina concluye el Sopemi es a la vez una
    infracción al derecho de los Estados pero también
    una manifestación de la libertad de
    los individuos; entre el controlador que cumple con su deber y el
    migrante que se juega su destino, los cruces de intereses no son
    de la misma naturaleza. Y
    ese es el fondo del problema32 En tercer lugar, la
    economía capitalista, en su actual fase de
    globalización, tiende a facilitar los desplazamientos de
    mano de obra, de acuerdo con la lógica
    del libre mercado, pero sólo hasta cierto punto, pues las
    diferencias de salario y demás condiciones laborales son
    un factor decisivo para asegurar la fragmentación de la
    clase trabajadora e impidir su convergencia a escala
    internacional. La relación laboral de tipo
    fordista
    , que prevaleció en el contexto de la segunda
    postguerra mundial33, está dando paso a una
    relación laboral de tipo neoliberal, que se
    caracteriza por dar prioridad a la lógica del mercado
    competitivo entre empleadores y trabajadores individuales;
    éstos últimos compiten también entre
    sí para ascender peldaños en la escala laboral y
    llegar a obtener una mejor posición en un mercado de
    trabajo polarizado. Este se divide internamente en diversos
    sectores, niveles de cualificación, etc. siendo la
    pertenencia nacional-étnica otro criterio de segmentación (etnoestratificación de
    la fuerza de trabajo), tal como es apreciable en España en
    determinados empleos marginales o desregulados (como los
    jornaleros agrarios, las empleadas de hogar internas y los
    trabajadores de la industria del sexo).

    Ante la insuficiencia de las medidas de control de
    fronteras algunos gobiernos y organismos internacionales han
    comenzado a referirse a acciones sobre
    las "causas estructurales" de las migraciones. Hasta la fecha,
    sin embargo, no existen iniciativas notables en dicho sentido ni
    está claro que exista un diagnóstico acertado acerca de cómo
    intervenir sobre las estructuras que generan las migraciones:
    ¿liberalizar el comercio
    internacional?, ¿aumentar las inversiones en el sur?,
    ¿incrementar la cooperación para el
    desarrollo?34. Las estrategias de las actuales
    potencias dominantes son diversas: Estados Unidos dice preferir
    el comercio internacional, la Unión Europea las ayudas de
    cooperación y Japón las inversiones directas. Sin
    embargo, hasta la fecha, estas políticas están
    lejos de conseguir, en su configuración actual, una
    reducción de las desigualdades internacionales y de la
    llamada "presión
    migratoria".

    En nuestra opinión, una intervención en
    las causas estructurales de las migraciones Sur- Norte
    debería cuestionar tanto el recorte de los derechos
    humanos por parte de los Estados, como la lógica
    neoliberal-individualista del capitalismo global. En esta
    dirección, habría que potenciar un nuevo concepto
    de ciudadanía universal ligado a la defensa de los
    derechos sociales y políticos de todos y todas, más
    allá del corsé impuesto por los
    nacionalismos35 y apoyar los movimientos sociales que
    responden a estos planteamientos y tratan de promover nuevas
    formas de cohesión, participación y equilibrio
    político y económico a nivel
    mundial36.

     

    PORCENTAJE DE POBLACIÓN
    EXTRANJERA EN 20 PAÍSES DE LA OCDE (1997)

     

     

    POBLACIÓN EXTRANJERA EN 20
    PAÍSES DE LA OCDE (1987-97)

     

     

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    Notas

    *Artículo para la Revista
    Migraciones Nº 9, pp.7-45 Madrid, 20 de abril de
    2001.

    1. Equipo de investigación sociológica compuesto
    por Carlos Pereda, Walter Actis y Miguel Ángel de Prada y
    con sede en Madrid. ioe[arroba]nodo50.org; www.nodo50.org/ioe/.

    2. Puede consultarse, COLECTIVOIOÉ,
    Inmigrantes, trabajadroes, ciudadanos, Unuiversitat de
    València, Valencia, 1999 y, más recientemente, la
    intervención en el Seminario de
    Investigación para la Paz, Centro Pignatelli, Zaragoza,
    octubre de 2000.

    3. Sobre las implicaciones sociales y jurídicas
    de la categoría de extranjero, en distintos
    períodos históricos, ver ÁLVAREZ DORRONSORO,
    I., Diversidad cultural y conflicto nacional, Talasa,
    Madrid, 1993.

    4. Ver BLACBURN, R., The Overthrow of Colonial
    Slavery 1776-1848
    , Verso, Londres, 1988, y APPLEYARD, R.
    (ed.), The Impact of International Migration on Developing
    Countries
    , OCDE, Paris, 1989.

    5. ESPIAGO, J., Migraciones exteriores, Aula
    Abierta Salvat, Barcelona, 1982, pág. 12.

    6. A mediados del siglo XX había 950.000
    residentes europeos en Argelia, 500.000 en Marruecos y 250.000 en
    Túnez. HEFFERNAN, M., "French Colonial Migration", en
    COHEN, R., (ed.), The Canbridge Survey of World Migration,
    Cambridge University Press, Cambridge, 1995, págs.
    33-38.

    7. Otras modalidades migratorias de este período
    fueron los desplazamientos masivos de refugiados (el
    primero a causa de la II guerra mundial y después en
    Cuba, Uganda,
    Iraq y Birmania, Vietnam, Camboya y Laos, etc.); el retorno de
    antiguos colonizadores tras la independencia
    (franceses,
    belgas, holandeses, portugueses, etc.); movilidad de personal
    cualificado
    (directivos y profesionales de las empresas y
    organismos transnacionales); y migraciones Sur-Sur
    (países del Golfo Pérsico, Libia, Argentina,
    Suráfrica, etc.).

    8. En Alemania se acuñó la
    expresión "trabajadores invitados" y en Suiza se
    estableció el "principio de rotación" con el fin de
    impedir el asentamiento de estos trabajadores. Estados como Suiza
    y Holanda se definieron como "países de no
    inmigración", sin embargo al final de este período
    contaban con altos índices de población extranjera
    (el 16,7% en Suiza). Ver HORRMANN-NOWOTNY, H.J., "Switzerland: A
    Non-Immigration Immigration Country", en COHEN, R., op.
    cit.
    , pág. 302-307.

    9. EUROSTAT, Statistiques sur la migration 1996,
    Luxemburgo, 1997, pág. 28.

    10. Hasta 1962 todos los súbditos de la
    Commonwealth tenían derecho a la libre circulación
    dentro de sus fronteras; a partir de esa fecha el Reino Unido
    introdujo restricciones para frenar la inmigración de "no
    blancos", aunque con resultados limitados. En 1971
    residían en Inglaterra 300.000 inmigrantes nacidos en
    India y 140.000 procedentes de Bangladesh y
    Pakistán.

    11. Por ejemplo, (COHEN, R., op. cit.,
    pág. 18-19)

    12. El Programa Bracero fue inaugurado oficialmente en
    1942 para sustituir a la mano de obra autóctona movilizada
    por la guerra.

    13. El rechazo a los inmigrantes asiáticos tiene
    raíces antiguas, pero se agudizó durante la segunda
    guerra mundial, a raíz de la cual 100.000 japoneses,
    inmigrantes o de segunda generación, fueron encarcelados
    en USA como hipotéticos colaboradores del enemigo. Durante
    las dos décadas siguientes se habló del "peligro
    amarillo", primero ejemplificado por Japón y más
    tarde por China.

    14. Por ejemplo, en 1994 el total de los intercambios
    comerciales en el mundo apenas representó el 1% de las
    transacciones de capital realizadas durante el mismo
    período. Ver ALBAREDA, L., El comercio español
    con el Tercer Mundo: reflejo de un desequilibrio
    ,
    Intermón, Barcelona, 1996.

    15. CASTELLS, Manuel, "Flujos, redes e identidades: una
    teoría crítica de la sociedad informacional", en
    Congreso Internacional Nuevas Perspectivas Críticas en
    Educación
    , Universidad Autónoma, Barcelona,
    1994, pág. 37-38.

    16. SASSEN-KOOB, K., The mobility of labor and
    capital: a study in international investment and labor flow
    ,
    Cambridge University Press, Cambridge, 1989.

    17. SOPEMI, Tendances des migrations internationales:
    Édition 1999
    , OCDE, Paris, 1999, págs.
    29-31.

    18. La crisis económica que comenzó a
    finales de 1997 está teniendo como consecuencia la
    deportación masiva de inmigrantes ilegales indonesios,
    previamente recluidos en campos de reclusión (el gobierno
    prevé expulsar a unas 10.000 personas por mes).
    Paralelamente la crisis generó un caos social en
    Indonesia, producto del cual fue el éxodo de buena parte
    de la población extranjera (salieron 32.000 de 48.000
    residentes), pero también salidas irregulares hacia
    países vecinos como Malasia.

    19. OIT, Migrationes, Ginebra, 1992, pág.
    6.

    20. Ídem., pág. 16.

    21. Según el Alto Comisionado de las Naciones
    Unidas para los Refugiados existen los siguientes tipos:
    refugiados en otro país (13,2 millones), desplazados
    forzosos en el mismo país (4,8 millones), retornados (3,3
    millones) y otras figuras (1,3 millones). ACNUR, La
    situación de los refugiados en el mundo. Un programa
    humanitario
    , Icaria, Barcelona, 1997.

    22. Existen minorías de origen alemán (en
    Polonia, Hungría, Rumania y la antigua URSS),
    húngaro (en Rumania y Eslovaquia), polaco (en Ucrania,
    Kazajstán y Siberia), ruso (en los países
    bálticos), búlgaro (en la ex- URSS),
    finlandés (en Rusia y Estonia), griego (en la ex-URSS) y
    turco (en Bulgaria). Ver SOPEMI, Tendances del Migrations
    Internationales
    . Raport Annuel 1994, OCDE, Paris,
    1995, pág. 61.

    23. Expresión introducida por Appleyard, R.,
    "International Migration and developing countries", en APPLEYARD,
    R. (ed.), The Impact of International Migration in Developing
    Countries
    , OCDE, Paris, 1989.

    24. FINDLAY, A., "Skilled transients: the Invisible
    Fenomenon?", en COHEN. R., op. cit., pág.
    515-522.

    25. STALKER, P., Workers without frontiers. The
    impact of globalization on international migration
    ,OIT,
    Ginebra, 2000.

    26. CASTLES, S. Y MILLER, N., The Age of Migration.
    International Population Migration
    , MacMillan, Londres,
    1994.

    27. En general, la mirada ciega sobre la
    situación de las mujeres migrantes responde o a una
    desatención sobre su situación particular o
    a una asimilación a la situación del
    varón, con la consecuencia de la invisibilización
    social en ambos casos. Por el contrario, cuando se les ha
    prestado atención socialmente surge sobre ellas la
    sospecha (sobre su peligrosidad social) o la
    desvalorización de sus proyectos
    migratorios con el resultado de la
    victimación.

    En suma, desde una óptica androcéntrica,
    la migración de la mujer no es
    aconsejable, tal como recuerda H.L.Moore. Ver MOORE, H.L., "La
    mujer y el
    trabajo asalariado: migración y proletarización",
    en Antropología y feminismo,
    Cátedra, Madrid, 1996; ANTHIAS, I. y LAZARIDIS, G.,
    Gender and Migration in Shouthern Europe. Women on the
    Move
    , Berg, Oxford, 2000; ZLOTNIK, H., "Las migraciones de
    mujeres del Sur al Norte", en MALGESINI, G., (Comp.), Cruzando
    fronteras. Migraciones en el sistema mundial
    , Icaria-Fuhem,
    Madrid, 1998, págs. 113-145 y MOROKVASIC, M., "Birds of
    passage are also women", en International Migration
    .Review
    , Vol. 18, Nº 4, 1984.

    28. Al finalizar el proceso de regularización de
    2000, el número de inmigrantes con la documentación
    en regla sobrepasa ligeramente el millón de personas (2,4%
    de la población del país). No obstante,
    España sigue siendo actualmente un país de
    emigración, con 2 millones de personas residiendo
    legalmente fuera de sus fronteras.

    29. El flujo de refugiados Sur-Sur, con frecuencia entre
    regiones al interior de los países afectados, es
    probablemente más grande que el de migrantes
    económicos Sur-Norte. Sin embargo, apenas está
    presente en la opinión
    pública de los países desarrollados ni en la
    agenda política de sus gobernantes.

    30. Hacia 1990 los costos del transporte aéreo
    eran cinco veces menores que en 1930. En cuanto al coste del
    teléfono, una conversación de tres
    minutos entre Londres y Nueva York pasó en el mismo lapso
    de tiempo de 300 dólares a 1 dólar.

    31. ZAPATA-BARRERO, R., "Inmigración e
    innovación política", en Migraciones,
    Nº 8, 2000, págs. 17.

    32. SOPEMI, "Migrations clandestines enjeux
    économiques et politiques", o.c. 1999, págs.
    264-265.

    33. Esta posición defendía la importancia
    de las instituciones intermedias (el Estado y
    las organizaciones empresariales y sindicales) para regular las
    condiciones del mercado de trabajo. Hemos estudiado la
    evolución de los modelos de
    relación salarial con respecto a la inmigración en
    COLECTIVO IOÉ, No quieren ser menos. Exploración
    sobre la discriminación laboral de los inmigrantes
    en España
    , edición interna de la UGT, Madrid,
    2000.

    34. Ver BÖHNING, W., y SCHOLTER-PAREDES, M. (ed.),
    AID in place of migration?, OIT, Ginebra, 1994.

    35. Ver, en este sentido, BALIBAR, E., "Racisme,
    nacionalisme, État", en Les frontières de la
    démocratie
    , La Découverte, Paris, 1992,
    págs. 79-95.

    36. Ver VON WERLHOF, C., BENNHOLDT-THOMSEN, V. Y
    FARACLAS, N. (Ed.), There is an alternative. Subsistence and
    Worldwide Resistance to Corporate Globalization
    , Zed Books,
    London, 2001; y FERNÁNDEZ DURÁN, R., Capitalismo
    global, resistencias sociales y Estrategias del poder
    , Virus,
    Barcelona, 2001.

    Colectivo
    Ioe
    Equipo de investigación sociológica ubicado en
    Madrid y compuesto por Carlos Pereda, Walter Actis y Miguel
    Ángel de Prada.

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