Monografias.com > Educación
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Historia de la educación en el Perú




Enviado por filosophon



Partes: 1, 2

Monografía destacada

    1. Educación primitiva
      peruana
    2. La Sociedad Incaica y la
      educación
    3. La educación en la
      colonia
    4. Educación
      en la época de la República
    5. Anexos
    6. Conclusiones
    7. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Por medio de la elaboración de este
    trabajo
    queremos llegar a conocer un poco más acerca de la
    historia y origen
    de la educación en nuestro País, el mismo
    que nos permita dilucidar entre sus diferentes espacios de
    tiempo a fin
    de extraer conclusiones que nos conlleve a rescatar lo valioso de
    ella a si como de corregir aspectos que atenten contra el hecho
    educativo.

    La educación está tan difundida que
    no falta en ninguna sociedad ni en
    ningún momento de la historia. En toda sociedad por
    primitiva que sea, encontramos que el hombre se
    educa.

    Los pueblos primitivos carecían de
    maestros, de escuelas y de doctrinas pedagógicas, sin
    embargo, educaban al hombre,
    envolviéndolo y presionándolo con la total de las
    acciones y
    reacciones de su rudimentaria vida social. En ellos, aunque nadie
    tuviera idea del esfuerzo educativo que, espontáneamente,
    la sociedad realizaba en cada momento, la educación
    existía como hecho. En cualquiera de las sociedades
    civilizadas contemporáneas encontramos educadores,
    instituciones
    educativas y teorías
    pedagógicas; es decir, hallamos una acción
    planeada, consciente, sistemática. La importancia
    fundamental que la historia de la educación tiene para
    cualquier educador es que permite el
    conocimiento del pasado educativo de la humanidad.

    El hecho educativo no lo presenta la historia
    como un hecho aislado, se estudia vinculándolo con las
    diversas orientaciones filosóficas, religiosas, sociales y
    políticas que sobre el han influido. Al
    verlo así, como un conjunto de circunstancias que lo han
    engendrado, permite apreciar en que medida la educación ha
    sido un factor en la historia y en que medida una cultura es
    fuerza
    determinante de una educación.

    A lo largo de la investigación, analizaremos cuales fueron
    los hechos más relevantes que ocurrieron en nuestro
    pasado, y que de una manera u otra dieron origen a la
    educación y por ende a la pedagogía. De la misma manera conoceremos
    como a lo largo del tiempo ha ido evolucionando de acuerdos a las
    diferentes épocas o etapas de nuestra historia nacional
    hasta llegar a la actualidad. Veremos sus características
    peculiares en cada contexto histórico en concordancia con
    el tipo de sociedad y gobierno.

    El presente trabajo consta de de cuatro
    capítulos, estructurados como sigue:

    Capítulo I: La Educación Primitiva
    Peruana, donde se realiza un recuento del tipo de sociedad y sus
    relación con la educación de nuestro pueblo en sus
    albores.

    Capítulo II: La sociedad Incaica, su
    estructura o
    social, características, instituciones educativas y el
    tipo de magisterio de la época.

    Capítulo III: Educación en la
    Época Colonial, principales actividades de la colonia,
    estructura de la sociedad en la colonia y características
    de la educación en el contexto colonial.

    Capítulo IV: La Educación en la
    Época Republicana, etapas de la educación
    republicana, características de la educación en
    dicho contexto y en la actualidad.

    Esperamos que el discernimiento de los documentos que
    sirvieron para nuestra investigación colme las
    expectativas de los lectores además de contribuir con los
    objetivos y
    metas planteadas por el docente el mismo que repercuta en
    incrementar o mejorar sistema
    educativo en el que estamos inmersos, sólo así
    podremos decir tarea cumplida.

    EL AUTOR

    I. EDUCACION
    PRIMITIVA PERUANA

    1.1. La Educación De Los Pueblos
    Primitivos

    Es una educación natural, espontánea,
    inconsciente, adquirida por la convivencia de padres e hijos,
    adultos y menores. Se trata de una educación por
    imitación, así aprende las costumbres de la
    tribu, cantos y danzas, lenguaje
    que constituye su mayor instrumento educativo.

    Pueblos Cazadores: procedimientos para educación muy laxa,
    indisciplina, guerra,
    aunque no poseían riquezas o propiedades que puedan
    incitar al ataque y robo de otros pueblos, en ellos se
    cultivaban ciertas cualidades personales, particularmente la
    destreza física y la
    resistencia o endurecimiento con respecto al
    dolor y al clima.

    Pueblos Agricultores Y Ganaderos De La
    Época Posterior:
    las faenas agrícolas y
    ganaderas requieren orden, aprender fenómenos
    meteorológicos; la madre ocupa un lugar más
    importante en la
    familia. La guerra impone en la educación de los
    hijos una disciplina
    más rigurosa y una preparación para el uso de
    armas. El
    arte se hace
    más esquemático. Aparte de esta
    educación espontánea, hay en los pueblos
    primitivos una forma intencional de educación que es
    la iniciación de los efebos, mediante ella reciben los
    jóvenes un entrenamiento
    muy riguroso. Los niños son tomados de la familia y de
    la aldea, reunidos por grupos y
    sometidos durante unas semanas en lugares solitarios, en
    ejercicios y pruebas
    para la disciplina del alma,
    alejamiento de los malos demonios y adquisición del
    carácter masculino. Son danzas,
    ascetismo y mortificaciones que provocan estados
    anímicos y éxtasis pasajeros, pero
    también se practican ejercicios como partidos de caza,
    ejercicios de armas, etc. la dirección de todo esto puede confiarse
    a un jefe, sacerdote o anciano.

    La educación existe desde que hay hombres
    sobre el Perú y por ende en la Tierra.
    La mayor parte de la vida humana ha transcurrido en la etapa
    primitiva o prehistórica.

    Se pueden distinguir dos etapas en el desarrollo
    de esa vida: la del hombre cazador (paleolítico) y la
    del hombre agricultor (neolítico).

    El cazador es nómada, se convierte poco a
    poco en agricultor y ganadero, adquiriendo estabilidad y
    formando clanes y tribus.

    Correspondiendo a estas formas de vida se
    desarrollan estructura social diferente. En la época
    del hombre cazador, el varón ocupaba el lugar
    más importante, y la mujer
    aparece en uno secundario. En la edad del agricultor la
    mujer
    aparece en un lugar preeminente por estar a cargo,
    además de las faenas domésticas, las laborales
    agrícolas.

    La base de la vida de estos grupos
    sociales era la familia, agrupadas en forma de clanes o
    tribus con un ser animado del cual se suponen descendientes.
    Estos grupos poseen cultura, armas y utensilios
    manufacturados por ellos.

    1.2. Caracteres De La Educación
    Espontánea Primitiva

    Se aprende por imitación, rasgo eminentemente
    social de la educación primitiva, se limita al
    presente inmediato con un fondo mágico, hasta la
    consagración u ordenamiento de la juventud
    tiene carácter ritual.

    Esta demostrada la existencia de un comunismo
    de tribu como origen de los pueblos conocidos en el mundo.
    Los primeros seres humanos que habitaron en el antiguo
    Perú, sin duda alguna, fueron las hordas de los clanes
    errantes los que conformaron los ayllus y éstos las
    tribus sedentarias o comunidades primitivas. En esta
    agrupación primitiva tuvo mayor presencia los ayllus,
    que también fueron errantes y luego sedentarios; de
    este modo, integraron la comunidad
    primitiva del Perú. Asentada sobre la propiedad
    común de la tierra, y
    unida por vínculos de sangre, eran
    sus miembros individuos libres, con derechos
    iguales, que ajustaban su vida a las resoluciones de un
    consejo, formado democráticamente por todos los
    adultos hombres y mujeres de la tribu.

    Más adelante, los adultos explicaban a los
    niños, cuando las ocasiones lo exigían,
    cómo debían de conducirse en determinadas
    circunstancias. En el
    lenguaje grato a los educadores de hoy, diríamos
    que en las comunidades primitivas la enseñanza era para la vida por medio de
    la vida: para aprender a manejar el arco, el niño
    cazaba; para aprender a guiar una piragua,
    navegaba.

    Si los padres dejaban a los niños en completa
    libertad,
    ¿cómo todos los adultos resultaban
    después idénticos?, ¿en virtud de
    qué la anarquía de la infancia,
    se transformaba en la disciplina de la madurez? Todo eso se
    producía por la concepción del mundo, pues el
    primitivo supuso, que la Naturaleza
    estaba organizada en igual forma: su religión fue por eso una
    religión sin dioses. Los primitivos creían, en
    efecto, en fuerzas difusas que impregnaban a todo lo
    existente, de la misma manera como las influencias sociales
    impregnaban a todos los miembros de la tribu. Bastaba tal
    modo de pensar y actuar de los adultos para que los
    niños se auto disciplinarán.

    De esta concepción (la única posible
    en una sociedad rudimentaria en que todos los miembros
    ocupaban un sitio igual en la producción) deriva lógicamente
    el ideal pedagógico al cual los niños
    debían de ajustarse. El «deber ser», en el
    cual estaba la raíz del hecho educativo, les era
    sugerido por su medio social desde el momento mismo de nacer.
    Con el idioma que aprendían a hablar recibían
    una cierta manera de asociar o de idear; con las cosas que
    veían y las voces que escuchaban, se impregnan de
    ideas y sentimientos elaborados por generaciones anteriores;
    se sumergían de manera irresistible en un orden social
    que los influenciaba y moldeaba. Nada veía, nada
    sentían sino a través de maneras consagradas en
    su grupo. Su
    conciencia
    era un fragmento de la conciencia social, y se
    desenvolvía dentro de ella. De modo tal que antes que
    el niño bajara de las espaldas de la madre
    había recibido, de manera confusa todavía, pero
    con relieves ponderables, el ideal pedagógico que su
    grupo consideraba fundamental para la propia existencia.
    ¿En qué consistía ese ideal?; en
    adquirir, hasta hacerlo imperativo como una tendencia
    orgánica, el sentimiento profundo de que no
    había nada, absolutamente nada, superior a los
    Intereses y las necesidades de la tribu.

    En la comunidad primitiva, los fines de la
    educación derivan de la estructura homogénea
    del ambiente
    social, se identifican con los intereses comunes al grupo y
    se realizan igualitariamente en todos sus miembros de manera
    espontánea e integral: «espontánea»
    en cuanto no existe ninguna institución destinada a
    inculcarlos; «integral», en cuanto cada miembro
    incorpora más o menos bien todo lo que en dicha
    comunidad es posible recibir y elaborar.
    (1)

    Este concepto de
    la educación como una función espontánea de la
    sociedad, mediante la cual la prole se asemeja a los adultos,
    dejó de serlo cuando la comunidad primitiva se fue
    transformando lentamente en sociedad dividida en clases, por
    la distribución de los productos,
    la
    administración de Injusticia, la dirección
    de la guerra, la inspección del régimen de
    riego, etc. En consecuencia, la educación no estaba
    confiada en nadie en especial, sino a la vigilancia difusa
    del ambiente, orientada a un fin práctico, útil
    para la vida.

    II.
    EDUCACIÓN INCAICA

    2.1. La educación en los ayllus del
    Perú.

    Esta demostrada la existencia de un comunismo de
    tribu como origen de los pueblos conocidos en el mundo. Los
    primeros seres humanos que habitaron en el antiguo
    Perú, sin duda alguna, fueron las hornas de los clanes
    errantes los que conformaron los ayllus y éstos las
    tribus sedentarias o comunidades primitivas. En esta
    agrupación primitiva tuvo mayor presencia los ayllus,
    que también fueron errantes y luego sedentarios; de
    este modo, integraron la comunidad primitiva del Perú.
    Asentada sobre la propiedad común de la tierra, y
    unida por vínculos de sangre, eran sus miembros
    individuos libres, con derechos iguales, que ajustaban su
    vida a las resoluciones de un consejo, formado
    democráticamente por todos los adultos hombres y
    mujeres de la tribu.

    Más adelante, los adultos explicaban a los
    niños, cuando las ocasiones lo exigían,
    cómo debían de conducirse en determinadas
    circunstancias.

    En el lenguaje grato a los educadores de hoy,
    diríamos que en las comunidades primitivas la
    enseñanza era para la vida por medio de la vida: para
    aprender a manejar el arco, el niño cazaba; para
    aprender a guiar una piragua, navegaba. Si los padres dejaban
    a los niños en completa libertad, ¿cómo
    todos los adultos resultaban después
    idénticos?, ¿en virtud de qué la
    anarquía de la infancia, se transformaba en la
    disciplina de la madurez?. Todo eso se producía por la
    concepción del mundo, pues el primitivo supuso, que la
    Naturaleza estaba organizada en igual forma: su
    religión fue por eso una religión sin dioses.
    Los primitivos creían, en efecto, en fuerzas difusas
    que impregnaban a todo lo existente, de la misma manera como
    las influencias sociales impregnaban a todos los miembros de
    la tribu. Bastaba tal modo de pensar y actuar de los adultos
    para que los niños se autodisciplinaran.

    De esta concepción (la única posible
    en una sociedad rudimentaria en que todos los miembros
    ocupaban un sitio igual en la producción) deriva
    lógicamente el ideal pedagógico al cual los
    niños debían de ajustarse. El «deber
    ser», en el cual estaba la raíz del hecho
    educativo, les era sugerido por su medio social desde el
    momento mismo de nacer. Con el idioma que aprendían a
    hablar recibían una cierta manera de asociar o de
    idear; con las cosas que veían y las voces que
    escuchaban, se impregnan de ideas y sentimientos elaborados
    por generaciones anteriores; se sumergían de manera
    irresistible en un orden social que los influenciaba y
    moldeaba. Nada veían, nada sentían sino a
    través de maneras consagradas en su grupo. Su
    conciencia era un fragmento de la conciencia social, y se
    desenvolvía dentro de ella.

    De modo tal que antes que el niño bajara de
    las espaldas de la madre había recibido, de manera
    confusa todavía, pero con relieves ponderables, el
    ideal pedagógico que su grupo consideraba fundamental
    para la propia existencia. ¿En qué
    consistía ese ideal?; en adquirir, hasta hacerlo
    imperativo como una tendencia orgánica, el sentimiento
    profundo de que no había nada, absolutamente nada,
    superior a los Intereses y las necesidades de la
    tribu.

    En la comunidad primitiva, los fines de la
    educación derivan de la estructura homogénea
    del ambiente social, se identifican con los intereses comunes
    al grupo y se realizan igualitariamente en todos sus miembros
    de manera espontánea e integral:
    «espontánea» en cuanto no existe ninguna
    institución destinada a inculcarlos;
    «integral», en cuanto cada miembro incorpora
    más o menos bien todo lo que en dicha comunidad es
    posible recibir y elaborar.

    Este concepto de la educación como una
    función espontánea de la sociedad, mediante la
    cual la prole se asemeja a los adultos, dejó de serlo
    cuando la comunidad primitiva se fue transformando lentamente
    en sociedad dividida en clases, por la distribución de
    los productos, la administración de Injusticia, la
    dirección de la guerra, la inspección del
    régimen de riego, etc. En consecuencia, la
    educación no estaba confiada en nadie en especial,
    sino a la vigilancia difusa del ambiente, orientada a un fin
    práctico, útil para la vida.

    2.2. La filosofía
    incásica.

    El hombre era un punto del universo, el
    ser más evolucionado de los microorganismos de la
    materia
    por acciones cósmicas ignotas. Esta forma de
    aparición del hombre fue concebida por los Incas, al
    pensar que el hombre procede de la Naturaleza, concretamente
    de la Pachamama.

    El cosmos es el mundo, el universo,
    el conjunto de todas las cosas que existen en él, los
    seres orgánicos e inorgánicos, las fuerzas de
    gravitación universal, y todos los entes del espacio
    infinito. Pero, en sentido restringido, el planeta Tierra es
    el cosmos del hombre por ser su escenario inmediato.
    Según la filosofía Incásica, el planeta
    Tierra era el mundo del hombre, de él viene y a
    él vuelve; que contiene el pasado, el presente y el
    futuro del hombre, y su relación era la total
    armonía. En cambio,
    los españoles eran idealistas, que concebían su
    vida en lucha constante con la Naturaleza, con todos los
    hombres del mundo para supervivir con más bienes
    materiales.

    En el seno del Tahuantinsuyo, los pueblos agrupados
    en ayllus fueron iguales en su trato, hubo pueblos de
    distintos colores de
    piel, que
    iban desde el blanco hasta el cobrizo más intenso;
    este carácter multirracial del incario lo constataron
    los propios cronistas españoles, que se encontraron
    con que aquí también habían pueblos con
    la piel más blanca que los españoles, pero
    aquí también habían pueblos con la piel
    más obscura, sin embargo, los incarios no tuvieron el
    criterio del racismo,
    porque pensaban en la raza única de la especie humana.
    La historia prueba que el racismo nació en el
    Occidente, como una expresión de la mentira, la
    expoliación y el sojuzgamiento al que sometieron a
    otros pueblos.

    Otras características peculiares de la
    nación Incaria fueron, sus inventos,
    la cultura como la civilización al servicio
    de todos; mientras los imperios occidentales nunca fueron
    portadores del progreso ni de la cultura, sino de la
    opresión, la violencia
    y la sujeción; porque carecieron del sentido
    comunitarista.

    Para los Incas, la medida del valor de
    las personas estaba dada por su aporte en beneficio de la
    comunidad. En esta forma de encarar la existencia, el valor
    social recaía sobre quienes mostraban adhesión
    con su ayllu y su nación, y no sobre quienes
    hacían ostentación personal de
    sus riquezas; todos habían sido formados en este
    criterio, que constituía su psicología de
    base; a nadie se le habría ocurrido en el
    Tahuantinsuyo acumular riquezas, pues no se conoció la
    propiedad privada. Para el occidental, el lucro y el amor a
    sí propio fue su psicología de base.

    En los pueblos del Tahuantinsuyo hubo un elevado
    enfoque de la propia existencia; pues, no vieron, por
    ejemplo, en los metales
    preciosos un medio de acumulación de riquezas, sino
    como simples objetos que permitían expresar la
    belleza. Para los Incas el oro y la
    plata eran obsequios de Pachamama, el trabajo
    en ella era vivir alegremente, como gobernar era hacer que
    todos trabajen con alegría.

    En cambio, el occidental aportó al mundo la
    desocupación, la explotación, el
    engaño, la miseria, la ociosidad, etc.

    A nuestro juicio, la economía debe estar al servicio de la
    sociedad, la
    organización económica un derivado de la
    organización social. En el
    Tahuantinsuyo, los ayllus no sólo eran unidades
    sociales de base, sino también centros de
    producción económica. En el Occidente
    ocurrieron las cosas de otra manera: allí para que
    pudiera desenvolverse la economía esclavista
    debió la sociedad condenar a la mayoría de su
    población a la esclavitud y
    a su vez encumbrar a los esclavistas; cuando a la
    economía esclavista le sucedió la feudal,
    hicieron su aparición los señores feudales y
    los siervos de la tierra; y cuando, finalmente, al feudalismo
    le siguió la economía capitalista, en la
    sociedad se encumbraron a los burgueses en la cúspide,
    mientras los proletarios caían en los abismos de la
    sociedad. En todos esos casos, la sociedad jugó un
    papel subsidiario de explotación.

    Además, las leyes
    naturales son las que regulan la dinámica de todas las cosas en su
    conjunto, donde el hombre se halla inmerso en estrecha
    interacción. Nadie podría
    desdeñar esta verdad incontrovertible, fuente de todas
    las ciencias.
    En este entender, las necesidades humanas son
    científicas, y todo esfuerzo humano debería
    orientarse hacia su satisfacción, sin discriminación; puesto que las leyes
    naturales no son discriminatorias. Por eso, creemos que las
    concepciones filosóficas de los Incas fueron
    científicas. Mientras que al finalizar el siglo XX, la
    sociedad peruana vive con prejuicios filosóficos;
    parte de éstos constituyen los contenidos educativos
    que se les trasmite en todos los niveles y modalidades de la
    Educación Peruana.

    2.3. La cultura científica.

    Algo evidente; todo conocimiento
    científico parte de la experiencia directa,
    así como la filosofía de las leyes naturales.
    La concepción incásica de la vida y el mundo
    tuvo como punto de partida una Visión integrada y
    unitaria del universo. En cambio, los occidentales tuvieron
    una perspectiva homocéntrica.

    Para los incásicos, Pachamama unía el
    espacio con el tiempo, que el pasado genera el presente, como
    éste el futuro; que Pachamama contiene el germen de
    los seres que viven sobre ella y nadie puede ser Propietario
    de ella, que el hombre es de ella. En tanto, los occidentales
    se hacían por sí y ante sí dueños
    de tierras.

    En base de estas premisas, en el Tahuantinsuyo se
    gobernaba para el bien general, con el principio
    extraordinario: gobernar es hacer que todos trabajen con
    alegría en beneficio de la comunidad; no
    existió el Pensamiento de acumular riquezas en desmedro
    de su ayllu. En cambio, los occidentales eran
    narcisistas.

    En el Tahuantinsuyo hubieron pueblos de distintos
    colores de piel, que iban desde el blanco hasta el cobrizo,
    sin embargo no hubo racismo, la relación hombre –
    mujer no era tan desigual en la vida preamericana. La
    relegación de la mujer y el racismo fueron
    introducidos por los occidentales, como también los
    desajustes sociales que se dieron, debido a la atrevida
    sustitución de las leyes naturales por las leyes
    sociales. Esto se hizo clarividente en España
    de la vieja Europa,
    donde el hombre ignoró que vive gracias a la
    conjunción de los cuatro elementos constitutivos de la
    vida: nitrógeno, hidrógeno, oxígeno y carbono.

    La cultura Inkaria no fue un imperio, sino una
    expansión cultural, eminentemente socialista, como lo
    prueban sus ayllus con su ayni, minca, kamachico; su idioma
    quechua de elevado carácter social; sus
    descubrimientos, inventos y creaciones también
    tuvieron sentido social, sirvieron para elevar su status de
    vida y proseguir la exploración de todo cuanto existe
    en la Naturaleza, manteniendo la unidad física e
    ideológica de sus habitantes; sin descuidar la
    atención a sus niños, y la
    jubilación del hombre del trabajo productivo. Entre
    sus actividades científicas, son importantes los
    calendarios, como una forma de atrapar los movimientos del
    Sistema
    Solar que influyen decisivamente en la vida echas; las
    construcciones de los seres, sobre todo en las siembras y
    cosechas; las construcciones de sus canales de
    irrigación, como grandiosas obras de ingeniería; los extraordinarios
    conocimientos de Botánica, Física, Química, etc.; como genistas
    insuperables produjeron el maíz,
    perfeccionaron el cultivo de la papa, cultivaron el algodón inclusive en colores; los
    alcances en la medicina,
    realizaron trepanaciones, momificaciones, etc.; sus dominios
    en la estética, el arte, la cerámica fueron asombrosos; su conducta
    social, moral,
    solidaria y fraternal constituyeron el paradigma
    de la más alta dignidad
    humana. Dichos valores,
    no obstante el vasallaje español y neoespañol por espacio
    de 448 años, siguen siendo la gran reserva moral y
    cultural del futuro.

    En la sociedad Inkaria no se conoció la
    «propiedad privada», porque su estilo de
    vida fue comunitario; se practicó el principio:
    todos para uno y uno para todos, por la naturaleza de sus
    ayllus, instituidos a similitud de la gran dinámica
    del cosmos. Estos y otros hechos reales no fueron para menos,
    cobraron trascendencia mundial. En China
    popular se «ensaya la comuna nutrida por la experiencia
    del ayllu y el calpulli inkarios»; como en Rusia, el
    Soviet. El pensamiento cósmico de los
    Incarios

    influyó sobre Carlos Darwin
    para la elaboración de su teoría evolucionista de los seres
    vivientes. Igualmente, influyó sobre Carlos Marx
    para la creación de su método científico el marxismo.
    A nivel mundial, lo único que enorgullece al
    Perú es su cultura Inkaria, que aún detenta
    minimizada, como reserva cultural del mundo
    cuadridimensional; pero a ello habría que agregar la
    frase «Lo único que vale en América es su cultura
    Inkaica».(2)

    Con hidalguía conviene declarar, que no
    contamos con las fuentes
    verídicas y absolutas de la maravillosa cultura
    inkásica. Es cierto, que los quipus cobran su
    testimonio, sin embargo, las tradiciones escritas no son sino
    historias occidentalizadas, vale decir, que hay mucho por
    conocer.

    La cultura del Perú de hoy, a nuestro juicio,
    adolece de autenticidad, de carácter científico
    y de caldo humanístico; por ello requiere su
    ponderación con el método
    científico, para prodigar una verdadera
    educación a los hijos del Perú profundo,
    quienes en esta hora crucial se mueren de hambre por su
    ignorancia en la transformación de sus recursos
    naturales. La cultura que se trasmite a través de
    la Educación Nacional de hoy, no es valiosa para la
    vida y el trabajo, por eso no hay desocupados en el
    país.

    2.4. La educación
    dialéctica.

    La educación Inkaria fue inspirada en la
    dialéctica natural del cosmos, el desarrollo de la
    realidad circundante y las necesidades humanas.

    Sus fines educativos fueron determinados por la
    dinámica de todas las cosas en su conjunto, como por
    el propósito de elevar el nivel de vida de la sociedad
    comunitaria, sin mezquindades personales. La educación
    en el Occidente tuvo un fin individualista, debido a su
    concepción subjetivista del mundo. El amor a la
    tierra fue uno de los fines concretos de la educación
    Inkaria; porque era su madre y protectora de su vida con
    equidad.
    En los españoles había la mentalidad de lucha
    antagónica por el interés del dominio de
    clase, de
    expansión y obtención de bienes materiales,
    generando en sus relaciones sociales el esclavismo y
    el feudalismo.

    Para el Incásico el trabajo fue una virtud,
    como decir la verdad, el no mentir ni robar; porque estaba
    plasmado así a través de los fines concretos de
    su educación. El español llevaba consigo una
    lacra social debido a su concepción fatalista de la
    vida, y apasionamiento por la propiedad privada.

    El Perú histórico tuvo una
    educación auténtica, eminentemente
    hogareña y práctica, sin recetas extranjeras
    que aplicar ni modelos
    que copiar. Su sistema
    educativo fue elaborado acorde al diario crepitar de sus
    conocimientos, siendo su máxima expresión las
    Yachayhuasi, las acllahuasi, los quipus, los ayllus y los
    capullis; además los ritos, cantos y bailes que
    practicaron con sentimientos fraternales y fines de solidaridad. Hoy, el Perú en su vida
    republicana, con los prejuicios importados por los
    españoles practica a lo largo y ancho de su
    territorio, actos inmorales, pauperizantes y de
    autodestrucción.

    En base de las tradiciones y testimonios escritos
    por los cronistas españoles y criollos, como por las
    aseveraciones de historiadores y sociólogos
    nacionales, se llega a la evidencia que la educación
    Inkaria estuvo impartida en forma viva por el hogar y el
    gobierno, orientada por una filosofía cósmica.
    El hogar proporcionaba la educación elemental y
    popular, con carácter naturalista, religioso,
    mítico y clasista, en el siguiente contexto: idioma,
    buenas costumbres, labores agrícolas, habilidades
    manuales,
    sumisión incondicional a las autoridades, y sus
    ideales: apego a la tierra natal, amor familiar, sentido de
    unidad, sentido de responsabilidad, formación del hombre
    creador. Mientras la educación dirigida por el
    gobierno estaba destinada a la nobleza, a la élite,
    bajo la dirección de los amautas.

    La Educación de hoy está desviada de
    su verdadero sentido, particularmente en el Perú. Toda
    ciencia
    gira al servicio del hombre, de no ser así no
    tendría razón de ser. La ciencia
    de la Educación en la sociedad peruana está
    desgajada por los avances de la ciencia moderna, que en lugar
    de formar hombres útiles para la sociedad, viene
    deformando el alma nacionalista y la unidad
    dialéctica.

    2.5. ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD INCA

    La sociedad Inca se caracterizaba por marcadas
    jerarquías, que colocaban en la cabeza el poder
    absoluto del Inca; seguido por la nobleza, también
    llamada orejones, título que les fue adjudicado por
    los españoles, dada la deformación de sus
    lóbulos, originada por llevar pesados ornamentos que
    los diferenciaban de los demás.

    Siguiendo la escala
    social del imperio, estaban los runas o mitimaes,
    considerados como gente vulgar, es decir, eran el
    común de los habitantes del imperio, quienes
    también tenían tareas obligatorias en las
    mitas. Finalmente, estaban los yanacona o yanakunas, que eran
    los sirvientes de la casa.

    Sabemos que el pueblo inca fue estrictamente
    conquistador. Sus conquistados resultaron unificados no solo
    bajo una autoridad,
    sino en una cultura, que dio un cuerpo religioso y conceptual
    cuya expresión fue la introducción de ritos y costumbres
    propias del imperio Inca. Para ello, utilizaron diversos
    mecanismos para conciliar la disparidad cultural. El primero
    fue la implantación del Runa Simi o Quechua como el
    idioma oficial a lo largo del territorio.

    Como segundo paso, establecieron una
    organización social basada en principios
    morales de obediencia y modelación de la convivencia.
    Estos tres principios, que resumían cómo
    debía vivir un habitante del imperio, fueron las leyes
    básicas del Tahuantinsuyo Ama Súa (no seas
    ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama Kella
    (no seas perezoso).

    Nadie puede discutir la espectacular
    organización inca, no solo por el manejo del inmenso
    territorio, sino además por el éxito de la conducta paternalista de la
    nobleza inca. Pese a que la autoridad en el imperio era
    unipersonal, es decir, comparable a una monarquía europea de aquellas
    épocas, la población del imperio nunca
    pasó hambrunas ni privaciones.

    Este equilibrio
    social actualmente es conceptuado por los estudiosos
    extranjeros básicamente desde dos enfoques: a partir
    de un entendimiento de clases o castas sociales a la usanza
    del medioevo europeo, se lo entiende como un sistema
    esclavizador o como social-imperialista estudiado a partir de
    los runas, es decir, desde el entendimiento de las estructuras sociales que
    impusieron.

    Por lo mencionado, el Tahuantinsuyo merece un
    título especial entre las sociedades de mayor
    desarrollo, considerando tanto sus actividades productivas y
    artísticas, como su planificación social y política, además de su
    concepción religiosa que propugnaba un equilibrio
    pleno entre las actividades del ser humano y la naturaleza o
    el medio
    ambiente. Y, finalmente, por su sapiencia en incorporar a
    su cultura y conocimientos todo aquello que era sobresaliente
    en sus conquistados.

    La estructura de la sociedad inca estaba asentada
    fundamentalmente en el ayllu, si bien existía un nivel
    organizativo inferior, que era la familia. La familia era
    endogámica, patrilineal y monogámica, aunque en
    función de la riqueza adquirida por algunos individuos
    ésta podía ser poligínica. El pueblo
    inca, para ser propietario de la tierra, se organizó
    en clanes patrilineales endogámicos, áyllus,
    que en este sentido eran unidades de parentesco cuyos
    miembros se consideraban descendientes de un antepasado
    común. Este nivel organizativo afectaba a toda la
    sociedad, de manera que el Inca también tenía
    su grupo de parentesco, denominado panaca, que estaba formado
    por los descendientes varones del rey, salvo su heredero, que
    habría de formar su propia panaca. Así pues,
    era también un concepto que implicaba territorialidad.
    El complicado sistema administrativo inca generó un
    amplio nivel de funcionarios, cuyos miembros
    pertenecían, en un principio, a la panaca real, pero
    que a medida que se fue ampliando el imperio se
    complementó con la nobleza local -los curacas- de los
    territorios conquistados. De esta manera, cada asentamiento
    tenía su propio dirigente, que dependía de un
    curaca encargado del gobierno de un territorio. Varios nobles
    locales dependían a su vez de otro de rango superior,
    y éste de los funcionarios del Cuzco. Los incas
    dejaron intacta la jerarquía local de los pueblos
    conquistados, aunque los hijos de sus gobernantes fueron
    enviados al Cuzco donde, además de la fidelidad de su
    padre, sufrieron profundos cambios aculturativos. Estos
    nobles reales -orejones- y locales administraron el imperio
    inca por medio de quipus y principios que se basaban en la
    tripartición, el dualismo y la división
    decimal. El sistema se basa en una ideología compleja que dividía
    los espacios sagrados en torno al
    Cuzco y, por medio de ellos, de todo el imperio, quedando
    seccionado en cuatro grandes territorios que tenían su
    contrapartida en las direcciones del universo: Chinchasuyu al
    norte, Collasuyu al sur, Antisuyu al este y Contisuyu al
    oeste. Estos cuatro cuartos se organizan a su vez en el Cuzco
    en dos mitades: Hurin Cuzco (Contisuyu y Collasuyu, el Bajo
    Cuzco) y Hanan Cuzco (Chinchasuyu y Antisuyu, el Alto Cuzco).
    Por último, cada barrio se divide en tres secciones, y
    cada sección en tres ceques, cada uno con su propio
    nombre. La población en su conjunto estuvo organizada
    por un sistema decimal en grupos de 10, 500, 1.000, etc.
    familias, a cuyo cargo estaban personas de cada vez mayor
    prestigio hasta llegar al curaca. Entre el segmento dirigente
    y el plebeyo encargado de mantener el sistema productivo,
    hubo multitud de oficios que, en función del
    prestigio, estratificaron la sociedad inca; si bien siempre
    pertenecían a este segundo segmento. De ellos
    salían también los colonos mitmaquna, grupos de
    colonos que eran desplazados a otros territorios, bien para
    incanizarlos, bien para mantener el sistema productivo
    mediante la prestación en grupos del trabajo en mita.
    En lo alto de la pirámide social incaica se
    emplazó el emperador, que se hizo descender de Inti,
    el dios del sol y tuvo un carácter divino. Sin
    menoscabo de casarse con la nobleza de otras regiones
    conquistadas, el Inka se casó con una hermana, Colla,
    y tuvieron una herencia
    compartida; un rasgo que pueden haber heredado de las
    instituciones y organización Chimú

    2.6. CARACTERISTICAS DE LA SOCIEDAD
    INCA

    La educación inca estaba dividida en
    dos niveles, una para la élite, esto es la nobleza y
    que era una educación formal que duraba
    aproximadamente 4 años y se impartía en los
    "yachayhuasi" (Casa del Saber) y los "acllahuasi" (Casa de
    las Vírgenes). En la primera se enseñaban
    principalmente, lengua y
    retórica, religión, matemáticas, el arte de los quipus,
    historia, conocimientos esotéricos, estrategia
    política y militar. Los alumnos eran varones hijos del
    inca y de la nobleza y de curacas de los pueblos
    conquistados. En el Cuzco, en la llamada Casa de las
    Serpientes se reunían los alumnos con los amautas
    (maestros), y con los quipucamayoc que pertenecían a
    la descendencia de cada uno de los incas y eran los
    encargados de contar la historia oficial. Desde la
    época de Pachacutec (1438-1471) los quipucamayoc
    estaban obligados a hacer cantares históricos
    relativos a las hazañas de cada Inca. A la muerte
    de un inca se reunía a estos historiadores para
    investigar si el Inca debía ser honrado por su
    valentía o buen gobierno. Un Consejo de ancianos
    analizaba la historia y si el inca había perdido
    algunas de las provincias recibidas de su padre y "hubiese
    usado de bajezas y poquedades o había salido cobarde,
    amigo de holgar y dado a vicios, sin acrecentar el
    señorío de su imperio", como cuentan los
    cronistas, mandaba que de este quedase poca memoria o
    casi ninguna.

    Algunos cronistas llegan a mencionar que hubieron
    hasta 90 Incas, pero solo 14 fueron los merecedores a quedar
    registrados por la memoria
    colectiva. Estas hazañas eran compuestas "por las
    retóricas abundantes de palabras que supieran contar
    los hechos en buen orden".

    En algunas celebraciones incas, principalmente en el
    Intiraymi (Fiesta del Sol) en los días de nacimiento,
    en bodas, en los entierros se sacaban los fardos funerarios
    de los antiguos gobernantes y el quipucamayoc contaba la
    historia de su antecesor ayudado por instrumentos
    mnemotécnicos de los quipus.

    Los quipus eran un conjunto de cuerdas de diversos
    tamaños, colores y clases de lana, unidas por nudos,
    que tenían una doble lectura:
    por cuerda o de conjunto. Habían quipus
    estadísticos, ideográficos e históricos
    que permitía registrar sucesos.

    A las mujeres les enseñaban el arte del
    tejido fino, religión, artes culinarias y normas
    sociales cortesanas.

    La educación para el resto de la
    población era más empírico y
    concernía a los campesinos. Esta educación era
    obra de la familia y de la sociedad en su
    conjunto.

    2.7. PARA QUIÉNES ESTABA RESERVADA LA
    EDUCACIÓN EN EL INCANATO Y EN QUE INSITUCIONES SE
    IMPARTÍA

    La educación en el imperio incaico estaba
    reservada a los nobles y se impartía en escuelas
    ubicadas en la ciudad de Cuzco. Se les enseñaba
    aritmética y astronomía. Teniendo en cuenta que la
    economía estaba basada en la agricultura se comprende la importancia de
    estas ciencias para medir las tierras, y calcular los cambios
    de estaciones.

    Los amautas eran los encargados de enseñar
    los preceptos religiosos, los conocimientos políticos,
    históricos y el manejo de los quipus.

    El resto del pueblo no tenía acceso a una
    educación sistemática. Se procuraba, no
    obstante, que todos los habitantes del imperio aprendieran el
    quechua, pero más por intereses políticos, que
    educativos.

    No se puede afirmar categóricamente que los
    Incas no conocían la escritura
    pues siendo un pueblo altamente evolucionado, es posible que
    en los quipus y las complicadas inscripciones rupestres,
    así como en los diseños textiles (tocapus), se
    encuentre la clave de su grafía. La existencia de
    tradiciones verbales sobre las leyendas
    del incanato y la riqueza de sus fábulaus hacen
    indiscutible la existencia de una literatura,
    cuya expresión más difundida es el drama
    "Ollantay".

    2.8. EL "MAGISTERIO" DE LA SOCIEDAD
    INCAICA

    Los padres eran los educadores por excelencia entre
    la gente común. Enseñaban a los varones a
    cultivar, cazar, hacer cerámica, tejer, y a las
    mujeres a cocinar, limpiar y cuidar a los animales.

    Aparte de esta instrucción, se ocupaban de
    ilustrarlos sobre el comportamiento social adecuado. Esta
    educación tenía una doble vertiente: positiva,
    de buenos consejos, y correctiva, castigándolos cuando
    violaban las pautas de comportamiento establecidas. Los
    castigos se proferían, a veces, de forma muy violenta,
    como azotando o rasguñando con espinas muy
    filosas.

    Tras los padres, los ancianos constituían el
    segundo nivel pedagógico. Su influencia educativa era
    enorme porque se los consideraba depositarios de dos valores
    fundamentales: experiencia y tiempo.

    Sólo los hijos de la familia real y de los
    nobles concurrían a las escuelas. Se creía que
    las ciencias le pertenecían solamente a
    ellos.

    La enseñanza de las escuelas se
    limitaba a aprender contenidos de memoria. Comprendía
    un extenso programa de
    religión, gobierno, urbanidad, arte militar,
    cronología, historia, educación de los hijos,
    poesía, música, filosofía y astrología.

    Los maestros se llamaban amautas, que es
    sinónimo de sabio o filósofo, y eran muy
    estimados.

    Las escuelas se concentraban en un barrio de Cuzco y
    se denominaban Yacha huaci, o casa de
    enseñanza. Allí vivían los amautas y los
    haravec, o poetas.

    Lo verdaderamente sorprendente es que toda esta
    enseñanza la hicieran con tan sólo la ayuda de
    los quipus, o cuentas de
    nudos, donde registraban su historia, su legislación,
    su demografía y los ingresos y
    gastos
    estatales.

    III. LA
    EDUCACIÓN EN LA ÉPOCA COLONIAL

    3.1. LA SOCIEDAD EN LA COLONIA

    El ordenamiento legal que se realizó entre
    los dos grupos poblacionales de mayor número (indios
    y españoles) caracterizó la vida colonial en
    los dos virreinatos americanos. La separación en dos
    repúblicas tuvo varias razones. La primera fue de
    carácter económico: para una mejor
    tributación los indígenas debían estar
    censados y "reducidos" en pueblos o rancherías
    cercanas a alguna parroquia. El conocimiento exacto de su número
    permitía al corregidor establecer las formas del
    tributo (si es que debían ir a la mina, o
    debían pagar en especias o contante). El problema
    con este registro es
    que no fue exacto debido a que muchos indios huían
    de sus reducciones o se hacían pasar por mestizos
    para evitar el pago. Hay que tener en cuenta que las
    enfermedades diezmaron a la población
    indígena a tal punto que hubo pueblos enteros que
    fueron devastados por la viruela, sarampión
    disentería, etc.; especialmente en las zonas
    costeras (costa atlántica y la del pacífico
    de México y en la costa del virreinato
    peruano), por lo que la tributación fue excesiva en
    muchos casos, debido a que los sobrevivientes debían
    cargar con el tributo de los muertos.

    La población más numerosa de ambos
    virreinatos fueron los indígenas (pertenecientes a
    la república de indios). Estos eran considerados
    legalmente como menores de edad, por lo que no
    podían ser juzgados ni tomados en cuenta como
    testigos. Las leyes de Indias protegieron a los
    descendientes de los Incas y a las familias "nobles" o
    panacas del antiguo Tahuantinsuyo. Esta parte de la
    población indígena estaba exenta del tributo.
    Por ello muchos indígenas hicieron grandes fortunas
    comerciando (algunos productos vernaculares como el olluco,
    la oca, camote, etc. estaban igualmente libres de impuestos),
    o con el arriaje de mulas de carga. Con las reformas
    borbónicas (durante la década de 1770) fueron
    aplicados impuestos a los productos indígenas,
    originando rebeliones y revueltas en ambos
    virreinatos.

    La república de españoles estaba
    conformada por los peninsulares llegados a América y
    sus descendientes directos: los criollos. En un primer
    momento a la cabeza de esta república debieron estar
    los encomenderos, grandes terratenientes y los funcionarios
    públicos, como los oidores, corregidores y el
    virrey. Con el tiempo, los encomenderos fueron suplantados
    por personajes de mayor jerarquía, poseedores de
    títulos nobiliarios (condes, marqueses y hasta
    algún "grande" de España). La mayor cantidad
    de hombres y mujeres con títulos se concentró
    en el virreinato de la Nueva España. De igual
    manera, las familias más pudientes se concentraron
    en la ciudad de México, Oaxaca, Guanajuato y
    Veracruz. En Lima se concentraba una pequeña
    porción de hombres adinerados, resultantes de
    matrimonios estratégicos entre familias pudientes.
    La compra de cargos públicos daba igualmente
    prestigio, pero ello pauperizó el sistema
    administrativo colonial pues se entregaban al mejor postor
    y no importaba si es que sería el comprador adecuado
    para el cargo o no. La necesidad de fama y riquezas era
    todavía una herencia medieval. Se buscó
    perpetuar los cargos nobiliarios con la familia, así
    como con tierras y propiedades que generalmente se
    encontraban en mayorazgo (por lo general dadas al hijo
    mayor). No se debe olvidar que México poseía
    el mayor número de nobles y "ricos" de todas las
    colonias españolas en América debido en gran
    parte por el boom minero que experimentó en los
    siglo XVII y XVIII. En cambio el virreinato peruano no
    llegó a tener mas de 300 nobles cuyo máximo
    caudal llegó a ser 120 000 pesos por casa familiar
    (cifra sumamente baja si se compara con el promedio
    mexicano: 600 000 pesos por familia noble). Ingresar a una
    casa de caballería confería una
    posición de privilegio. Las más importantes
    fueron las de Calatrava, San Juan de Jerusalén,
    Alcántara y Santiago.

    La república de indios

    LA REPÚBLICA DE INDIOS

    Dentro de las reformas que Francisco de Toledo
    aplicó en la década de 1570 se encontraba la
    división de la sociedad en dos repúblicas
    conformadas por los dos grupos poblacionales más
    importantes: los indios y los españoles.

    La república de indios la conformaban todos
    los indígenas nobles, es decir, todos los
    descendientes de la elite cuzqueña incaica y de las
    panacas reales. Fueron también nobles reconocidos
    aquellos indígenas descendientes de las grandes
    tribus macroétnicas costeñas y andinas.
    Instaurado el virreinato la condición de estos
    nuevos nobles no fue aceptada pues los conquistadores
    creían que estos indígenas podrían
    encabezar alzamientos y revoluciones tal como
    sucedió durante la crisis
    de Vilcabamba entre 1542 y 1570. Sin embargo, durante el
    siglo XVII los curacas nobles fueron reconocidos y
    aceptados, inclusive muchos de ellos tuvieron comercio
    directo con la población española pues
    tuvieron acceso a tierras y chacras. Hay que anotar que los
    nobles indígenas se encontraban exentos de tributar
    y de ir a la mita por lo que el comercio se
    convirtió en una fuente de ingresos importante. Los
    nobles indígenas, aprovechando su condición,
    muchas veces comerciaban con productos que a su vez se
    encontraban libres de impuestos (olluco, oca, papa, etc.) y
    que tenían gran demanda
    entre la población vernacular. La corona
    buscó igualmente consolidar su posición
    creando para ello colegios especiales para curacas. En
    ellos además de ser correctamente evangelizados
    aprendían gramática y ciencias.

    El sector más numeroso de la
    república de indios fue el que conformaban los
    indígenas del común. Fueron ellos los que
    cargaron con el pesado aparato tributario
    virreinal.

    Durante la conquista los indios fueron repartidos
    o encomendados o un español (el encomendero) que
    usufructuaba su energía en trabajos de mita minera o
    agrícola. Los encomenderos debían velar por
    la fe del indígena así como por su vestimenta
    y alimentación. Sin embargo la corona
    no continuó con el régimen de encomiendas y
    derogó para siempre este sistema con las llamadas
    Leyes Nuevas de 1542. No fue sino hasta la década de
    1570 que se reglamento el sistema de tributación. El
    virrey Francisco Toledo, tras las visitas que
    realizó por todo el virreinato, implantó las
    reducciones de indios. Los indígenas eran reunidos
    en un pueblo donde vivirían apartados de los
    españoles. Esta medida tuvo dos finalidades:
    primero, facilitar la labor evangelizadora a las
    órdenes religiosas y segundo, saber el número
    exacto de indios para estimar el tributo que los
    indígenas debían entregar a los corregidores.
    La carga tributaria variaba de acuerdo al número de
    pobladores de una reducción o pueblo de indios. Y es
    que esta reglamentación no tuvo en cuenta la
    variabilidad en el número de la población
    andina (los indígenas se movían entre los
    diferentes pisos ecológicos para intercambiar
    productos agrícolas), ni tampoco los estragos que
    causaron las enfermedades europeas que llegaron al
    virreinato del Perú en los primeros años de
    conquista. Al llegar a la edad adulta los indígenas
    debían, o bien pagar un tributo en especias o en
    dinero,
    o aceptar mercaderías que los corregidores les
    entregaban (especie de crédito forzoso), o por último
    pagar su tributo a través de la mita minera. Ante
    esta crítica situación muchos
    indígenas preferían huir de las reducciones y
    llegar en el mejor de los casos a una hacienda donde
    siempre faltaba la mano de obra.

    Otra forma de tributo fue la mita minera. Esta
    fuerza de trabajo distaba mucho de la mita
    prehispánica pues los indígenas no
    recibían nada a cambio. Ya no era dentro de los
    cánones de reciprocidad, sino para cubrir, con
    energía humana, los pagos del tributo
    asignado.

    Por último, pertenecían hasta cierto
    grado a la república de indios los llamados
    mestizos. Discriminados por los españoles e
    indígenas por no tener pureza en la sangre, los
    mestizos lograron insertase a la sociedad durante todo el
    siglo XII y ocuparon cargos menores como artesanos o
    servidores.

    La república de españoles, tal como
    su nombre lo indica, estuvo conformada por los peninsulares
    que llegaron al Perú durante el proceso
    de conquista y por sus descendientes directos nacidos en
    tierra americanas: los criollos o también llamados
    españoles americanos. Fueron muchos los
    españoles que llegaron a las "indias" con la
    ilusión de obtener fama y fortuna. Se calcula que
    fueron alrededor de 220 000 (sólo en el siglo XVI)
    los españoles que cruzaron el Atlántico y
    formaron parte de los virreinatos del Perú y Nueva
    España (México). Cabe resaltar que durante el
    siglo XVI los españoles llegados a América
    provenían principalmente de Andalucía,
    Castilla y Extremadura. Las costumbres y tradiciones de
    estos lugares calaron fuertemente en la sociedad colonial,
    configurando el carácter y gusto del hombre
    peruano.

    Fue la casa de Contratación de Sevilla la
    encargada de dar los permisos para el viaje a
    América. Estuvieron impedidos de viajar judíos, moros o protestantes. De
    igual manera no podían venir al nuevo continente
    hombres o mujeres de otros países europeos sin un
    permiso especial de la Casa de Contratación, aunque
    muchos se las ingeniaron para llegar a América sin
    problemas.

    LA REPÚBLICA DE
    ESPAÑOLES

    La república de españoles estuvo
    conformada por los hidalgos y nobles llegados al
    Perú durante el proceso de conquista. Por su
    participación y valor en las luchas con los
    naturales obtuvieron cargos administrativos, encomiendas y
    títulos de nobleza. Cabe anotar que muchos de los
    hombres ricos en el virreinato peruano tenían la
    ilusión de regresar a España y ser
    reconocidos en su patria como nobles.

    Los que no poseían título nobiliario
    alguno buscaron establecer matrimonios estratégicos
    con las hijas de algún rico encomendero o noble
    adinerado. Otra forma de obtener poder y prestigio fue la
    compra de cargos públicos. Durante el siglo XVII y
    XVIII se hizo común la compra de cargos sin importar
    si es que el comprador era idóneo para el cargo o
    no. Es posible que esta política de compras
    haya sido fruto del crecimiento de la burocracia
    estatal. En su intento por frenar el poder de los criollos,
    la corona creó mecanismos de control
    cada vez mas fuertes. A medida que pasaron los años,
    la administración virreinal
    creció enormemente pues buscó cubrir todos
    los aspectos del reino. Así fueron creados cada vez
    mas cargos alrededor de la figura del virrey. Cuando
    éste venía de España, llegaba con un
    quito de
    consejeros y validos que rápidamente se instalaban
    en los mejores cargos administrativos. Sin embargo, con el
    correr de los años los criollos también
    lograron ocupar altos cargos administrativos. El
    único cargo que nunca obtuvo un criollo fue el de
    virrey, el resto tuvo más de una vez a un
    español americano en su dirección.

    Los miembros del Tribunal de Consulado y del
    gremio de comerciantes fueron parte de la republica de
    españoles. Estos hombres tenían el poder
    económico suficiente como para comprar cargos u
    obtener privilegios y mercedes de la corona, aunque en un
    inicio el poder adquisitivo no fue suficiente aval para
    obtener algún titulo nobiliario. Fue recién
    en el siglo siguiente que pudieron, acceder al privilegio
    que otorgaba la compra de cargos y
    títulos.

    Los españoles que lograron amasar grandes
    fortunas en el virreinato peruano buscaron perpetuar su
    grandeza a través del mayorazgo. Este fue una forma
    de mantener las posesiones o porciones de territorio al
    linaje pues era una herencia a la que el hijo mayor
    tenía derecho y de la cual no se podía
    separar. A falta de hombres el mayorazgo recaía en
    la hija mujer.

    Otro grupo importante de esta república lo
    conformaron los profesionales, religiosos y artesanos. Los
    profesionales fueron principalmente profesores
    universitarios civiles y religiosos que enseñaban en
    seminarios o colegios mayores. Su posición fue
    privilegiada pues eran requeridos como consejeros en varias
    dependencias administrativas.

    Los artesanos en el virreinato del Perú
    lograron tener estándares de vida mucho más
    altos que sus pares de España. Boticarios,
    zapateros, panaderos entre otros oficios tuvieron
    importante demanda ya que la población crecía
    año tras año gracias a la llegada de grandes
    grupos de españoles.

    LOS CRIOLLOS

    Eran llamados criollos los hijos de
    españoles nacidos en América. En un inicio la
    corona no tuvo política definida frente a este
    sector de la población, que cada año se
    hacía más y más grande. Sin embargo,
    la corona sabía que era posible que surgiera en
    ellos sentimientos anticoloniales, principalmente tras la
    revuelta de los encomenderos a mediados del siglo
    XVI.

    Por esta condición estuvieron prohibidos de
    ejercer cargos públicos (en la práctica
    ocuparon casi todos los cargos públicos, a
    excepción del cargo de virrey). Sin embargo, durante
    el siglo XVII y XVIII, la reticencia de la corona casi no
    se sintió en los virreinatos americanos. La
    "independencia económica" hizo que los
    criollos pudieran tener más libertades, por lo que
    varios de ellos amasaron grandes fortunas. Inclusive en el
    campo religioso las diferencias entre peninsulares y
    criollos se redujeron drásticamente. Muchas criollas
    llegaron a ser monjas de velo negro, abadesas, etc. y los
    hombres llegaron a ocupar importantes cargos en el
    arzobispado.

    Ya en el siglo XVIII la corona puso especial
    énfasis en quitarles el poder que habían
    logrado obtener en los siglos anteriores. Los análisis históricos ven en
    esta prohibición borbónica uno de los
    principales factores del surgimiento del sentimiento
    anticolonial en este grupo, aunque no haya habido una
    revuelta o rebelión criolla de dimensiones
    considerables en todo el siglo XVIII

    LAS CASTAS

    El cruce entre mujeres vernaculares, hombres
    españoles y esclavos negros originó una
    mezcla "racial" que no estuvo contemplada por la corona
    durante el inició de la conquista. Los hombres
    resultantes de estas mezclas
    fueron los que cargaron con toda la crudeza del aparato
    social colonial. Los mestizos, (hijos de padre
    español y madre indígena), si bien no eran
    parte de la república de indios, no estuvieron
    exentos del tributo, pero lograban trabajar en oficios
    menores y como ayudantes de artesanos. Fueron rechazados
    tanto por los criollos así como por los
    indígenas, pues ambos grupos le reclamaban su lado
    "infecto" que no los hacía parte de
    ellos.

    Los mulatos (hijos de padre español y madre
    negra esclava) fueron considerados esclavos y no tuvieron
    mayor suerte, durante su vida colonial. Al igual que los
    mestizos ocuparon cargos menores (barberos, escribanos,
    artesanos, agricultores).

    Los zambos (hijos de padre negro y madre
    indígena) fueron los que corrieron con mayor suerte
    pues como eran hijos de madre libre fueron igualmente
    libres (a pesar de que el padre era esclavo) y al no ser
    inscritos en los padrones indígenas no pagaron
    tributo alguno.

    Hay que anotar que en México no hubo una
    gran población de hombres de color,
    tan solo en algunas ciudades costeras su presencia fue
    importante.

    LOS ESCLAVOS

    Los primeros esclavos negros que llegaron al
    Perú lo hicieron en compañía de sus
    amos, generalmente personas muy acaudaladas que
    poseían "piezas de ebano" como parte de sus
    propiedades personales. A mediados del siglo XVI la
    ley
    tipificaba a los esclavos negros como bienes semovientes.
    Si se siguiera esta definición en estricto sensu no
    se podría comprender la enorme versatilidad de
    funciones
    que tuvieron los negros durante la colonia, pues estaba por
    demás aceptado que los negros eran seres humanos
    pero que habían sido creados para servir.

    Desde los primeros años de la conquista la
    población negra aumentó rápidamente, y
    fueron desde un inicio enviados a las plantaciones y
    haciendas costeras. También se pensó que
    podrían servir en las minas de Potosí o
    Huancavelica, sin embargo su manutención era
    sumamente costosa si se comparaba con lo económico
    que resultaba tener indígenas (cuyo número
    era muy superior en los Andes).

    Lima fue una de las ciudades con mayor cantidad de
    población negra en el virreinato del Perú.
    Inclusive su número llegó hasta equiparar e
    inclusive sobrepasar el número de
    españoles.

    Las actividades de los esclavos fueron
    variopintas. El común de negros se dedicó a
    la peluquería, arreglar los dientes, braceros en las
    haciendas, artesanos, etc. Sin embargo, hubo muchos que
    tuvieron la suerte de conseguir su libertad pues tuvieron
    una relación amical con el amo. La manumisión
    usualmente la dejaban los amos en el testamento o en su
    defecto les legaban la casa en la que habían
    residido. Otros no tenían la misma suerte y se
    encontraban a merced de los caporales y su condición
    no cambiaba en toda su vida. No faltaban los amos
    explotadores que prostituían a sus esclavas a cambio
    de unas cuantas monedas. Sin embargo, el esclavo
    pasó mas por "la indiferencia y monotonía que
    por el dolor o la angustia". Algunos no soportaron su
    condición y se escapaban a lugares poco accesibles
    para vivir al margen de la ley. Los palenques fueron
    pequeños pueblitos donde vivían los negros
    cimarrones o huidizos ubicados principalmente en
    páramos de Cieneguilla, Huaura o Carabayllo. De
    estos lugares sólo salían a asaltar a los
    transeúntes o a trabajar como mano de obra
    asalariada. Los esclavos se agrupaban en cofradías
    bajo la advocación de algún santo o virgen.
    Su día de reunión eran los domingos y en
    él se discutían los principales asuntos de la
    junta, especialmente lo relacionado a la procesión
    de su patrón. En estas reuniones celebraban fiestas
    que fueron calificadas como licenciosas por lo
    frenético de los bailes, tan disímiles a los
    de los españoles.

    3.2. CARACTERÍSTICAS DE LA
    EDUCACIÓN EN LA COLONIA

    La educación colonial era manejada
    fundamentalmente por la Iglesia,
    a través de las órdenes religiosas. Entre los
    establecimientos educacionales más importantes deben
    mencionarse el Convictorio Carolino y el Colegio de
    Naturales de Chillán. La instrucción se
    reducía a la enseñanza de la
    lectura, escritura, catecismo y matemática básica. Estudios
    más avanzados solo se podían seguir en
    Lima.

    En 1595, los dominicos fundaron el Colegio de
    Santo Tomás y los jesuitas
    el de San Miguel, donde se impartían clases de
    latín, filosofía y teología. En 1608,
    se creó el Seminario
    de Santiago, destinado a formar sacerdotes. Más
    tarde, ambos colegios fueron elevados a la categoría
    de universidades pontificias, en 1619 y 1621,
    respectivamente, por autorización papal, aunque
    después desaparecieron cuando se creó la Real
    Universidad de San Felipe, en
    1738.

    Al igual que en el resto de América,
    durante el siglo XVII se impuso el barroco
    en todas las manifestaciones artísticas. En
    plástica floreció la llamada escuela
    cuzqueña, representada por cuadros de
    arcángeles alados vestidos a la usanza europea, y la
    escuela quiteña, caracterizada por el tallado de
    figuras policromadas. A mediados del siglo XVIII, en la
    arquitectura se adoptó el estilo
    neoclásico, traído por Joaquín
    Toesca.

    Durante los siglos XVI y XVII, el tema militar fue
    el que influenció la creación literaria
    chilena. Dentro de este contexto sobresale La
    Araucana
    (1569), poema épico de
    Ercilla
    que encierra una dura
    crítica al modo en que se hacía la
    guerra.

    También destacan, en esta época, los
    cronistas
    Alonso de Góngora y Marmolejo

    (escribió una Historia de
    Chile
    ),
    Pedro Mariño de Lobera

    (Crónica del Reino de Chile) y
    Jerónimo de Vivar (Relación Copiosa y
    Verdadera de los Reinos
    de Chile
    ).

    Durante el siglo XVII aparecen autores como: el
    padre
    Diego de Rosales
    (Historia
    General del Reino de Chile
    ) y
    Alonso de Ovalle

    (Histórica Relación del Reino de
    Chile
    ), Francisco Núñez de Pineda y
    Bascuñán (Cautiverio Feliz y Razón
    Individual de las Dilatadas Guerras
    de Chile
    ) y Diego Arias de Saavedra (Purén
    Indómito
    ).

    La educación colonial orientada por el
    escolasticismo medieval o el esteticismo renacentista
    (cultura clásica) tuvo graves consecuencias sobre la
    formación de las nuevas generaciones americanas
    pues: creó un falso ideal del ser humano;
    desarraigó al hombre americano de su suelo;
    descuidó el cultivo de la racionalidad y el
    espíritu científico; desarrolló un
    espíritu o bien de sumisión a la autoridad o
    de culto a la libertad abstracta. La educación ha
    sido instrumento de dominación porque ha carecido
    de:

    l. Un claro propósito de para
    qué se educa

    2. Un conocimiento científico,
    basado en la naturaleza misma d educando, de cómo
    puede éste lograr los objetivos
    educativos

    3. Un método educativo, fundado en
    ese conocimiento, que permita al educador guiar al educando
    al logro de los objetivos

    4. Una concepción objetiva de las
    experiencias educativas, del conocimiento y su
    organización, que el educador deberá suscitar
    en el educando

    La vida cultural también se
    manifestó a través de instituciones
    educativas (controladas por la Iglesia), arte y festivales
    religiosos, periódicos, expediciones
    científicas, la creación de una dieta nueva y
    variada, la producción arquitectónica, una
    rica tradición de leyendas orales y una
    producción literaria basada en la crónica y
    en la poesía. En paralelo con la estructura
    social, los virreinatos españoles en
    América tenían pocas instituciones educativas
    para el pueblo en general, pero establecieron desde muy
    temprano prestigiosas universidades para los
    españoles y los criollos, los futuros
    administradores. En Lima, por ejemplo, se fundó La
    Universidad de San Marcos en 1552, la cual ha continuado
    funcionando hasta hoy.

    La censura de libros
    por parte de la Inquisición católica fue
    más estricta en América, donde estaban
    prohibidas todas las novelas,
    incluyendo la famosa obra de Miguel de Cervantes. Por lo tanto, el cultivo
    literario se concentró en las crónicas
    históricas y en la poesía. En la
    práctica, sin embargo, había un contrabando continuo de novelas europeas: se
    ha descubierto que en 1605, el mismo año en que se
    publicó El Quijote, había en Cartagena
    (Colombia) y en Lima numerosos
    volúmenes de esta obra (¡la ley se acata pero
    no se cumple!). Además, desde 1535, funcionaban
    muchas imprentas en las ciudades hispánicas de
    América. La escritora más famosa de la
    época colonial, y probablemente una de las mentes
    más brillantes que produjo el Nuevo Mundo, fue Sor
    Juana Inés de la Cruz (1651-1695), quien desde
    niña impresionó a la corte de la Nueva
    España por sus vastos conocimientos. Esta genial
    escritora, que se hizo monja para poder cultivar la
    actividad intelectual sin las restricciones del matrimonio,
    fue célebre por sus poemas
    barrocos, villancicos y obras teatrales, así como
    por su Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), que
    defiende el derecho de las mujeres a la
    educación.

    3.3. LA UNIVERSIDAD EN LA COLONIA

    La historia educativa del Perú colonial nos
    muestra un
    hecho bastante singular: de la educación elemental se
    pasa directamente a la educación universitaria. Esto
    posiblemente, se debió a la falta de presión de un grupo que reclame una
    educación de nivel intermedio en el siglo XVI, ya que
    existe la necesidad de formar teólogos y sacerdotes
    para encargarles inmediatamente la tarea evangelizadora.
    Asimismo se requerían urgentemente hombres de leyes
    preparados para satisfacer las necesidades propias de
    aquellos tiempos.

    Gracias a las gestiones de Fray Tomás de San
    Martín, el 12 de mayo de 1551, se expidió la
    Real Cédula que creaba la primera universidad de
    América, vale decir la Real y Pontificia Universidad
    de la ciudad de los Reyes o de Lima, la misma que
    empezó a funcionar en 1593 en el Convento de Santo
    Domingo, siendo su primer Rector Fray Juan Bautista de la
    Rosa.

    La Universidad fue recibiendo pocos miembros de
    otras congregaciones religiosas, clérigos y laicos, lo
    que dio lugar a que los dominicos perdieran el predominio.
    Este hecho fue favorecido mas aun por el virrey Francisco de
    Toledo, quien autoriza en 1571 la elección de un
    rector laico; el doctor Pedro Fernández de Valenzuela.
    Producida esta primera reforma universitaria, la Universidad
    abandonó el claustro de Santo Domingo y se
    instaló en San Marcelo, lugar en que por sorteo,
    adoptó el nombre de .San Marcos.. Diez años
    más tarde, el mismo virrey Toledo autorizó que
    los clérigos y laicos pudieran ser elegidos rectores;
    y en forma alternada, ambos sectores la gobernaron durante la
    Colonia.

    La Universidad de .San Marcos inicia sus labores con
    las facultades de Teología y de Artes,
    creándose luego las de Cánones de Leyes y
    Medicina. En lo académico adoptó por las normas
    que regían en España, es decir inició
    sus funciones enseñando Filosofía como base
    para cualquier carrera profesional.

    Posteriormente, por Bula de Gregorio XV, del 8 de
    agosto de 1621, y Real Cédula de Felipe IV, de 2 de
    febrero de 1622, se creó en el Cusco la Universidad de
    San Ignacio, la misma que fue cerrada al producirse la
    expulsión de los jesuitas en 1767.

     

    Partes: 1, 2

    Página siguiente 

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter