Políticas culturales en la "glocalización". La televisión local como punto de partida para reducir la brecha digital
- 1.
Presentación - 2. El desarrollo
tecnológico - 3. Distancia digital:
info-ricos e info-pobres - 4. De lo local a lo
global (y viceversa) - 5. Intervencionismo para
reducir la brecha digital - 6. La televisión
local como punto de partida - 7.
Conclusión
ABSTRACT
El desarrollo tecnológico es
un elemento que ha dinamizado el crecimiento de la sociedad, aunque también
se muestra como causante del aumento
de la brecha entre los info-ricos y los info-pobres; por lo que
se refuerza la estratificación social y cultural. Aplicar
políticas culturales se
muestra necesario para equilibrar la situación mediante la
regulación y evitar que las diferencias continúen
aumentando en un panorama internacional en el que lo global y lo
local están interconectados. La televisión local es un
motor de desarrollo que aparece
como primer eslabón de la producción audiovisual y
podría ser la que introdujera a los pueblos en la Era
Digital, gracias a las nuevas posibilidades que ofrece la
oferta multicanal y al impulso
de los servicios locales de información y comunicación.
1.1 Objetivo: el objetivo de
este estudio es afirmar que la distancia producida por la brecha
digital está aumentando, por lo que se plantea la
utilización de políticas culturales y partir de la
televisión local para
reducir el desequilibrio producido por las nuevas
tecnologías.
1.2 Interés para el grupo de trabajo: el interés
para el grupo de trabajo viene marcado por ver como se está
efectuando la relación entre lo local y lo global, y las
nuevas posibilidades que la entrada en la Era Digital puede
aportar para conseguir una función de representativa de
nuevas voces que fomenten el pluralismo y la defensa de las
identidades locales.
1.3 Metodología: el área disciplinar
desde el que se elabora la comunicación esta
enmarcada en la línea de investigación "El cambio en los medios de
comunicación ante la tecnología digital" de la Universidad de Extremadura y
más en concreto dentro de una
Tesis doctoral que está
analizando la televisión local en Extremadura, en el que
estamos realizando un trabajo de campo en el que censamos y
visitamos toadas la televisiones locales de la extensa
región extremeña.
El desarrollo tecnológico es uno de los principales
agentes que han propiciado la evolución de la sociedad
actual para convertirla en la que hoy conocemos. Una sociedad que
recientemente ha cambiado su conducta y sus formas de pensar,
debido a la capacidad que tienen los medios de comunicación de
incidir de forma directa en el funcionamiento de la sociedad y de
modelar las identidades (SHOHAT & STAM, 1994: 25). De los
diferentes medios de comunicación de
masas, la televisión es el instrumento más activo en la
formación de conciencia personal y colectiva, y destaca
como elemento central de ocio de las clases populares en las
sociedades industrializadas,
la televisión se instaura también como temática
preferente y recursiva del diálogo cotidiano entre el
individuo y su medio familiar,
escolar y laboral (GIORDANO & ZELLER,
1999: 20-21).
El desarrollo tecnológico y el acceso a los medios
de comunicación e información, como la radio, el cine, la televisión e
Internet, son factores que
impactan y modifican ya sean las conductas y los sentimientos, ya
sea también las maneras de pensar y las aspiraciones de
quienes consumen y usan los mensajes de los medios audiovisuales.
Todos ellos y sus contenidos son productos culturales, que
circulan de un lugar a otro de diferentes formas. Éstos
afectan a su vez de diferentes formas tanto en el país que
los produce como en los extranjeros (MÁRQUEZ ELENES, 2002:
59).
El desarrollo tecnológico también está
considerado como el elemento que posibilita la aparición de
las grandes corporaciones en la era de la globalización. La
actual industria comunicacional y los
gigantes transnacionales vienen acompañadas y posibilitadas
por el avance y las transformaciones
tecnológicas.
La importancia de las tecnologías es cada día
mayor y se debe a un doble movimiento (MARTÍN
BARBERO & REY, 1999: 21-22):
- se instala en cualquier país o región como
elemento exógeno a las herencias culturales y demandas
locales; - se convierte en conector universal en lo global, en
dispositivo estructural de conexión a escala planetaria.
El desarrollo tecnológico es el que facilita el
crecimiento, pero hay que ver si únicamente nos lleva a
aumentar la brecha digital o si hay posibilidades para todos
dentro de la nueva Era Digital.
2.1. La tecnología como dinamizadora del
cambio
Lo que parece quedar claro es que la tecnología
puede ser considerada como un elemento catalizador, es decir, un
factor capaz de dinamizar la unión de otros elementos, o
entenderla como acelerador de reacciones sociales culturales y de
comunicación que originan nuevas propuestas
ideológicas.
Este efecto catalizador o acelerador del desarrollo
tecnológico ha propiciado una disminución del
pluralismo, ya que se va acrecentando la concentración de la
información, cada vez en menos manos y la ampliación
cuantitativa de canales y opciones alternativas crean un
espejismo de pluralidad, tras el que se alberga el referido
proceso de concentración
(DÍAZ NOSTY, 1996: 50). Es desde estas posiciones donde
más claramente se observa como tras la sensación de
pluralidad lo que se esconde es una mayor concentración a la
que parece llevarnos la entrada en la Sociedad del la
Información. Si bien, la tecnología es un factor
intensificador de los procesos globalizadores, de
las relaciones sociales y de la interrelación de
países, también es cierto que cada herramienta que nos
proporciona la tecnología es una extensión de la personalidad humana, por lo
que "toda herramienta implica que su usuario sea diferente"
(LEJARZA, 2002: 81).
3. DISTANCIA DIGITAL:
INFO-RICOS E INFO-POBRES
Las sociedades de nuestro planeta se caracterizan porque
sus miembros no comparten la misma jerarquía de valores. Las tecnologías
contemporáneas los obligan a cohabitar y a cooperar. Un tema
a tener en cuenta, por tanto, es la diferencia que estas
tecnologías van a producir entre info-ricos e info-pobres,
ya que
"si esta brecha aumenta, pero mejora la situación
absoluta tanto de los ricos como de los pobres, puede que no
sea un gran problema, a menos que tengamos un principio general
abstracto de que tiene que haber una mayor igualdad en la sociedad"
(NOZICK, 1996: 106)
Lo más preocupante de la situación actual es
que la entrada o no en la Cibersociedad pueda aumentar la
diferencia entre info-ricos e info-pobres, es decir, que los
últimos vieran reducido su nivel de bienestar en
términos absolutos.
Manuel Castells habla de la importancia de la
tecnología dentro de lo que el llama "sociedad red" y señala que su efecto cultural
más importante podría ser el reforzamiento de las
redes sociales culturalmente
dominantes (CASTELLS, 1998: 396).
La "brecha" que se produce por la Cibersociedad o
"sociedad red", va a aumentar las diferencias entre ricos y
pobres, según sus posibilidades de acceder a la
información: "la convergencia entre sociedad de mercado y racionalidad
tecnológica disocia la sociedad en sociedades paralelas: la
de los conectados a la infinita oferta de bienes y saberes, la de los
inforricos, y la de los excluidos cada vez más abiertamente
tanto de los bienes más elementales como de la
información exigida para poder decidir como ciudadanos"
(MARTÍN BARBERO & REY, 1999: 22).
Encontramos problemas para asegurar que
los beneficios de la Sociedad del Conocimiento lleguen a todos.
Parece más fácil asegurar que las Nuevas
Tecnologías de la Información –NTI-, refuerzan la
estratificación social y cultural. Las autopistas de peaje
empujan a una sociedad de grandes desigualdades y, por supuesto,
a un distanciamiento con el Tercer Mundo. (ÁLVAREZ
MOZONCILLO 1997: 124).
Sin perder de vista estas posturas pesimistas sobre los
beneficios de la Sociedad del Conocimiento, hay que tener en
cuenta que el desarrollo de las nuevas tecnologías que abren
las puertas a la Cibersociedad ofrece numerosas posibilidades. La
defensa de políticas culturales y la actuación de los
diferentes gobiernos en colaboración con las empresas del sector se muestra
necesaria para conseguir una alfabetización tecnológica
que eviten que un elevado número de la población que de excluido
de los beneficios que la entrada en la Era Digital o en la
Sociedad del Conocimiento puedan aportar.
La brecha que se ha producido entre los países
más poderosos y los que están en vías de
desarrollo, y que ha venido acelerada por la innovación en el campo de
las tecnologías, es responsabilidad de todos. La
entrada de los info-pobres en la Cibersociedad debería estar
potenciada por los países desarrollados aunque sea por su
propio interés, ya que
"deberíamos asegurarnos de que los países
pobres y los sectores marginados de las sociedades occidentales
tengan acceso a este mundo, porque si no se producirá una
revolución a medio
plazo" (DERTOUZOS, 1996: 42)
4. DE LO LOCAL A LO GLOBAL (Y
VICEVERSA)
Las políticas que quieren reparar la fractura
digital no parecen estar teniendo mucho éxito. En tiempos de
globalización en los que
se implica un doble concepto en el que lo global y lo
local interaccionan parece que las soluciones más efectivas
podrían tomarse con políticas que desde lo local
consigan introducir a los pueblos en la Era digital. Partir de
local pero sin olvidar que lo global y lo local son
complementarios porque:
"la articulación entre sociedad y economía, tecnología y cultura en nuestro sistema puede realizarse
más eficaz y equitativamente a partir del reforzamiento de
la sociedad local y de sus instituciones
políticas. Lo global y lo local son complementarios,
creadores conjuntos de sinergia social y
económica" (BORJA & CASTELLS, 2001: 14)
Esta dicotomía entre lo local y lo global tiene
importantes consecuencias a la hora de observar como se va
definiendo la nueva "comunidad" que se está
creando. Los cambios pueden llevar a una sociedad menos
localista y más globalizada, al sustituir los
lazos basados en la proximidad física por una proximidad "virtual"
generada mediante la utilización de las nuevas
tecnologías (LACALLE 2001: 36).
El relato de la globalización es entrecortado por
la irrupción de intereses locales insatisfechos, unas
"luchas por la significación", que se muestran con la
capacidad de algunos países latinos y europeos para generar
cine y televisión, potenciada por programas de coproducción
endógena y leyes que la protegen, evidencia
el lugar que existe en los mercados globalizados para
culturas que no se producen en inglés y que no
están habituadas a reducir la simbolización a mega
espectáculos (GARCÍA CANCLINI, 2002: 50).
Lo local y lo global se encuentran entrelazados, unidos
en un equilibrio de fuerzas en el
que están permanentemente retroalimentándose, e
intrínsecamente, el uno no tendría razón de ser
sin el otro. Si desde el punto de vista global parece que nos
dirigimos hacia una uniformización dirigida por el liderazgo privado, normalizado
mediante la autorregulación que llevaría a la
universalización de las redes y servicios mediante la
concentración de capitales; lo local serviría de
contrapeso para fomentar el pluralismo, en la que se haría
necesaria la intervención pública, que llevaría a
la complementariedad de soportes y modelos manteniendo la
descapitalización (ÁLVAREZ MOZONCILLO, 2000:
37).
La interrelación entre lo local y lo global, la
retroalimentación
comentada anteriormente, es entendida y justificada mediante el
concepto de flujos. Pero la economía global y la sociedad de
los flujos se muestran como un sistema extraordinariamente
excluyente.
El hecho de que exista una producción local no se
convierte en una solución directa para proteger la identidad de los pueblos y su
entrada en la Cibersociedad, debido a que el intercambio no se va
a realizar en igualdad de condiciones a las que lo realizan los
patrones dominantes (SINCLAIR, 2000: 138); pero si que se
convierte en un contrapeso que defiende la posibilidad del
pluralismo. Lo que parece claro es que la producción local
se convierte en nuestros días en un nuevo terreno de disputa
cultural y de conflictos de
representación política, que aporta la posibilidad de
darle a la televisión un carácter de
producción etnográfica, es decir, hecha desde dentro,
en la que las propias comunidades ofrecen la visión que
tienen de ellas mismas.
Esta creación y fomento de la identidad propia,
hecha desde dentro, es lo que puede hacer desarrollarse a las
diferentes sociedades, lo que estará potenciado por el hecho
de que los propios pueblos empiecen a tener una visión
positiva de si mismos al verse representados dentro del contexto
global.
4.1. Glocalización
La sociedad está construida en términos de
flujos -flujos de capital, dinero, tecnología,
información, interacción
organizacional e imágenes-. En esta
situación el "espacio de flujos" es el soporte material de
estos procesos, y tiene tres estratos: la tecnología
electrónica de las redes
de comunicación e información; los nodos y los ejes, y
los flujos de personas.
Una vez situados en el concepto de globalización,
con la creencia de que la nueva sociedad es a la vez local y
global, en la que se producen continuos flujos -de personas, de
información, de dinero, de servicios, de
tecnologías,…- , nos encontramos ante la definición
de un nuevo concepto que es el de "glocalización". Jordi
Borja y Manuel Castells, lo definen simplemente como "la
articulación entre lo global y lo local", y señalan que
esto "hay que aplicarlo tanto a la economía como a la
cultura" (BORJA & CASTELLS, 2001: 328).
Mientras, John Sinclair, concluye la siguiente
definición de "glocalización": "es una estrategia para ocultar el modo
de producción multinacional, en la medida en que un producto global es presentado
en el mercado como un bien local por medio de su posicionamiento a través de
la mercadotecnia o
marketing". (SINCLAIR, 2000: 75).
Con respecto a los flujos de comunicación, la
expansión de los medios de comunicación es cada vez
más difícil de controlar, debido también a la
perdida de fuerza por parte de las
soberanías nacionales.
Es precisamente la perdida de soberanía por parte de
los Estados donde se amplían las posibilidades de conceptos
como el de megaciudades. Un concepto que es el de ciudad global y
que se define como:
"una red de nodos urbanos de distinto nivel
y con distintas funciones que se extiende por
todo el planeta y que funciona como centro nervioso de la nueva
economía (…). El sistema urbano global es una red, no
una pirámide. Y la relación cambiante respecto a esa
red, determina, en buena medida, la suerte de ciudades y
ciudadanos" (BORJA & CASTELLS, 2001: 43)
5. INTERVENCIONISMO PARA
REDUCIR LA BRECHA DIGITAL
5.1 Consumo
cultural
En esta cultura global interconectada regida por el
control de los grandes grupos internacionales
también encontramos que el control de las corporaciones
estadounidenses sobre los anchos de bandas de la
comunicación masiva no implica la obediencia automática
de las audiencias (GARCÍA CANCLINI, 2002: 42). Lo que suele
pasar con las audiencias es que "tenemos nuestras ideas" y en las
representaciones de los medios de comunicación podemos
encontrarlas, en varias medidas, confirmadas y desconfirmadas;
por lo tanto, no estamos vacíos ni somos pasivos, sino que
tendemos a buscar algo que nos confirme en nuestra manera de
pensar (BUONANO, 1999: 80).
Nos encontramos en una situación actual, en la que
si bien es cierto que no se espera una "obediencia
automática de las audiencias", si hay que tener en cuenta el
entorno en el que se recibe el mensaje. Esto nos lleva a un
concepto activo de la audiencia y de su contexto que implica que
pasemos de una Sociedad de la información a una Sociedad de
la Comunicación.
Entendemos que
"la comunicación no es una mera transferencia de
contenidos del emisor al destinatario, un pasaje lineal de
significados que pertenecen al texto de modo
intrínseco. Por el contrario, la comunicación es
también un intercambio entre sujetos destinado a
coproducir sentido. Ello significa que el texto no es sólo
el objeto que se transmite, sino el objeto entorno al cual se
actúa" (CASETTI & DI CHIO, 1999: 281-282).
En este entorno global en el que los sujetos son parte
activa aparece el concepto de consumo y teniendo en cuenta que
cualquier práctica de consumo es considerada en sí un
acto cultural, podemos entender el consumo cultural como: "el
conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en
los que el valor simbólico prevalece
sobre los valores de uso y de
cambio, o donde al menos estos últimos se consideran
subordinados a la dimensión simbólica". (GARCÍA
CANCLINI, 2002).
Una vez que hemos considerado que todo consumo es un
consumo cultural, hay que ver cual es la importancia de la
cultura en nuestra sociedad, ya que la cultura es una fuerza
motriz en la sociedad y la economía de hoy. Podemos
considerar a la cultura como un factor de identidad, de confianza
y de cohesión social para los individuos y los
territorios.
Entendemos por cultura:
"el conjunto de expresiones colectivas propias de una
sociedad, expresiones que comprenden desde lo político hasta
lo folclórico, que encierran la complejidad misma del ser
humano. La cultura es todo aquello que los habitantes de los
pueblos tienen en común, y lo que es común a un pueblo
no lo es a los demás" (HERRERA, 2002: 2).
5.2 Intervencionismo
Siguiendo entonces, la línea que señala que
todo consumo es un consumo cultural, deja también claro que
los bienes culturales no pueden ser tratados como cualquier otro bien
o servicio. Hay que hacer un
tratamiento que se refleje también en los acuerdos
comerciales internacionales y en las demandas de marcos
reguladores sólidos para redefinir las políticas
culturales y para centrarse en la promoción y en el
desarrollo de las industrias
culturales.
La cultura, "el capital cultural", necesita recibir un
trato diferente al de cualquier otra mercancía por lo que se
pide una regulación especial que permita la accesibilidad de
los productos culturales al consumo popular y que el Estado pueda contrarrestar
la segregación comercial producida en el acceso a los bienes
y mensajes entre quienes tienen y quienes no tienen recursos económicos y
educativos para obtenerlos y disfrutarlos.
El Estado –y los gobiernos
a las diferentes escalas- puede equilibrar mediante la
regulación la tendencia a esta separación entre ricos y
pobres, porque aunque nos encontramos en u mundo globalizado en
el que se produce la paulatina pérdida de poder de los
Estados, cada sociedad todavía ejerce algún tipo de
política cultural, con mayor o menor efecto.
Esta tendencia que defiende el intervencionismo del
Estado se produce porque se considera que el mercado por si
sólo no es adecuado para evitar que aumente la brecha entre
las elites y las masas.
Parece necesario mantener una actitud crítica para evitar
algunos de los efectos negativos de la globalización
cultural, ya que esta, especialmente mediante la televisión
"refuerza y refleja la incultura de las mayorías"
(MARTÍN BARBERO & REY, 1999: 19). Pierre Bourdieu, sobre
la televisión insiste en el hecho de que los grupos peor
situados en la jerarquía social y con menor escolaridad son
los más indefensos frente a los efectos negativos de la
televisión. (BOURDIEU, 1997; cit. GIORDANO & ZELLER,
1999: 28)
6. LA TELEVISIÓN LOCAL
COMO PUNTO DE PARTIDA
Uno de estos nuevos actores es la televisión local
que puede ayudar a reafirmar la identidad de los pueblos con una
mayor autodeterminación,
"así, contradictoria y complementariamente, y
desde una diversidad de lugares, las culturas locales y
regionales se revalorizan exigiendo cada día una mayor
autodeterminación, que es el derecho a contar en las
decisiones económicas y políticas, construir sus
propias imágenes y narrar sus propios relatos"
(MARTÍN BARBERO & OCHOA GAUTIER, 2001: 115)
Podemos considerar a la televisión local como
"motor de desarrollo global de la sociedad" (MORAGAS, 1996; cit.
BUSTAMANTE, 1999: 152) y especialmente del sector audiovisual, ya
que es el primer escalón dentro de la organización de las
industrias culturales que tienen
como principal elemento representativo a la televisión. Esta
televisión local sería la que posibilite la toma de
contacto con los consumidores –clientes/espectadores-, gracias a
la credibilidad y confianza que otorgan la cercanía. Con las
nuevas posibilidades promete la digitalización nos
encontramos con que los
"nuevos soportes […] dan además la oportunidad
para generar una nueva prosperidad del audiovisual local y
regional que, más allá de la programación televisiva,
impulse un rico abanico de servicios locales de
información y comunicación" (BUSTAMANTE, 1999:
152)
Esta trascendencia de lo local-regional se va a ver
especialmente potenciada ante la llegada de la era multicanal que
se prevé necesite de nuevos contenidos para completar la
amplia oferta que requerirá el amplio número de nuevos
canales, por lo que es fácil pensar que necesite de la
producción local, ya que la alimentación del elevado número de
canales temáticos y de servicios exigirá también
una fuerte producción local, vinculada a la proximidad
cultural de los clientes espectadores que sería
crecientemente demandada cuando los mercados ganen sean más
estables.
En los últimos años se observa que la
producción de los operadores no convencionales, dentro de
los cuales se encuentra la producción local, también
empieza a ser tomada en cuenta por su creciente peso
económico dentro de la industria audiovisual con una cuota
de pantalla y de consumo que agrupados en Otras -formado por
plataformas digitales, televisiones locales, y emisoras por
satélite y cable-, continúa creciendo de forma
sostenida y representan ya el 10% del tiempo que los espectadores
españoles dedican a ver la televisión (PÉREZ ORNIA
& GÓMEZ AMIGO, 2003: 22). Además hay que destacar
que la subida de Otras se sustenta en la en la progresión
que mantiene la oferta local, que cuenta con 2,5% de share
(TEJEDO & MARTÍNEZ LUNA, 2003: 108) y es la única
de otras que prosigue su crecimiento.
No podemos olvidar que los creadores no son, como
suponían las estéticas idealistas, dioses que emergen
de la nada, sino que se necesitan escuelas de cine y facultades
de humanidades, y editoriales, museos, canales de televisión
y salas de cine para exponer sus obras (GARCÍA CANCLINI,
2002:46). Observamos un nuevo elemento que destaca la importancia
de la existencia de la televisión local, al tener en cuenta
que "la televisión, como industria cultural que es, aparece
ahora como un instrumento idóneo para regiones en
desarrollo, por su penetración homogénea en todos los
aspectos sociales y culturales, pero también por su
carácter de escaparate de la creación" (VACAS AGUILAR,
2000: 130-131).
Hay que dejar de ser meros consumidores de cultura
audiovisual y debemos convertirnos en productores de cultura, lo
que se consigue desarrollando un tejido de producción
audiovisual que sirva para el desarrollo de la sociedad. Para
ello, es necesaria la creación de una serie de
infraestructuras que en las sociedades menos aventajadas se
antoja imprescindible la aportación de los
gobiernos.
Quedarse al margen de la digitalización de la nueva
era y de las industrias audiovisuales supone aceptar el peligro
que supone la distancia digital que nos lleva a "la madre de las
brechas" (HOPENHAYN, 2002). Es por esto, por lo que las regiones
del sur atrasadas durante el periodo de implantación y
desarrollo de la sociedad industrial deben aprovechar los cambios
que en la actualidad atravesamos una época en que son de
intensos y acelerados, y que afectan a la sociedad en su
conjunto; circunstancias que deben aprovechar dichas comunidades
para superar esta situación de menor desarrollo.
La brecha que se ha producido entre los países
más poderosos y los que están en vías de
desarrollo, y que ha venido acelerada por la innovación en
el campo de las tecnologías, es responsabilidad de todos. La
entrada de los info-pobres en la Cibersociedad debería estar
potenciada por los países desarrollados y las políticas
que quieren reparar la fractura digital no parecen estar teniendo
mucho éxito.
Lo local y lo global se encuentran entrelazados, unidos
en un equilibrio de fuerzas en el que están permanentemente
retroalimentándose, e intrínsecamente, el uno no
tendría razón de ser sin el otro.Es por esto, por lo
que el hecho de que exista una producción local puede
convertirse en una solución –aunque no directa-, para
proteger la identidad de los pueblos y conseguir su entrada a las
Autopistas de la Información.
Para conseguir esto hay que partir de la base de que los
bienes culturales no pueden ser tratados como cualquier otro bien
o servicio. Hay que hacer un tratamiento que se refleje
también en los acuerdos comerciales internacionales y marcos
reguladores sólidos para redefinir las políticas
culturales y para centrarse en la promoción y en el
desarrollo de las industrias culturales.
La cultura, "el capital cultural", necesita recibir un
trato diferente al de cualquier otra mercancía por lo que se
pide una regulación especial que permita la accesibilidad de
los productos culturales al consumo popular y que el Estado pueda
contrarrestar la segregación comercial producida en el
acceso a los bienes y mensajes entre quienes tienen y quienes no
tienen recursos económicos y educativos para obtenerlos y
disfrutarlos. Esta solicitud de intervencionismo se produce
porque consideramos que el mercado por si sólo no es
adecuado para evitar que aumente la brecha entre las elites y las
masas.
La televisión local es un motor de desarrollo que
aparece como primer eslabón de la producción
audiovisual y podría ser la que introdujera a los pueblos en
la Era Digital, gracias a las nuevas posibilidades que ofrece la
oferta multicanal y al impulso de los servicios locales de
información y comunicación.
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