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Propuestas de evaluación metacognitiva




Enviado por Mariela Cerioni



     

     

    INTRODUCCION

    El propósito principal de este trabajo es describir y
    analizar algunas propuestas de evaluación
    metacognitiva.

    Estas propuestas entienden a la evaluación como una
    acción continua que se
    integra a los procesos de enseñanza y aprendizaje para orientarlos e
    informarlos. La evaluación de la metacognición se plantea
    aquí con un doble propósito; por una parte, el de
    favorecer al conocimiento de los
    estudiantes acerca de sus aprendizajes y de las estrategias que pueden
    desarrollar para mejorarlos. Por otra parte, se pretende
    contribuir al conocimiento del docente acerca del pensamiento metacognitivo de
    los estudiantes.

    El marco teórico en que se
    apoya este trabajo encuentra sus fundamentos en la Psicología Cognitiva, pero no
    desarrollaremos aquí los aspectos conceptuales, pues estos
    fueron objeto de otros artículos publicados con anterioridad
    (1).

     

    l. EVALUANDO LA
    METACOGNICIÓN

    Creemos que es de suma importancia clarificar el sentido
    que le damos a la evaluación en este trabajo, ya que si
    nuestra intención es realizar orientaciones para evaluar la
    metacognición, este es un aspecto central.

    Desde nuestro marco teórico la evaluación debe
    considerar no sólo los productos sino también
    los procesos realizados en el aprendizaje. En este sentido
    se le da amplio valor a las tareas de
    aprendizaje realizadas por los alumnos y la evaluación no es
    una mera forma de acreditación sino que implica una
    valoración, en donde se reúnen aspectos cuantitativos y
    cualitativos. (Vélez, 1996)

    No obstante esta primera delimitación del concepto, evaluar no es una tarea
    sencilla. Una de las preocupaciones centrales es que mediante la
    enseñanza se apoye a los alumnos para que realicen un
    aprendizaje reflexivo, de modo que puedan utilizar los
    conocimientos en contextos que se presentan cada vez más
    cambiantes. Desde este punto de vista la evaluación no se
    suma a los procesos de enseñanza y aprendizaje sino que se
    integra a los mismos, los informa y orienta. La evaluación
    es una instancia de enseñanza y aprendizaje (Vélez,
    1997). De este modo, para evaluar los conocimientos de los
    alumnos el docente deberá tener en cuenta en los procesos de
    enseñanza y aprendizaje instrumentos y criterios que vayan
    informando y orientando su accionar.

    Cabe preguntarnos ahora qué sucede con la
    evaluación de la metacognición. Si no es tarea sencilla
    evaluar los conocimientos de los alumnos, cuántas
    dificultades e incertidumbres puede traer evaluar el conocimiento del propio
    conocimiento, conocimiento que el alumno posee pero que debe
    hacerlo consciente; conocimiento que el estudiante declara tener
    pero que, en ocasiones, no puede utilizarlo; procedimientos que usa en tareas
    de aprendizaje apropiadas pero que desconoce cómo se
    denominan. Entonces ¿Cuál es la utilidad de evaluar la
    metacognición?

    Sólo otras preguntas pueden llevarnos a la
    respuesta: ¿Cómo toma conciencia el alumno de que no
    conoce sus procedimientos de aprendizaje, que procede sin saber
    cómo lo hace ante determinadas tareas de estudio, que el uso
    de sus estrategias cognoscitivas no son las apropiadas para una
    situación de aprendizaje particular? ¿Cómo toma
    conocimiento el profesor de las dificultades
    de aprendizaje de sus alumnos ante las tareas que está
    solicitando? La respuesta es evaluando. Aclaremos que no nos
    interesa determinar cuánto el alumno posee de los aspectos
    declarativos, procedimentales o condicionales de su conocimiento
    metacognitivo, sino ayudarlo a que tome conciencia en el proceso de enseñanza y
    aprendizaje de lo que dice saber acerca de su forma de aprender;
    de lo que hace y cómo lo hace, es decir, cómo procede
    estratégicamente; y cuándo, en qué situaciones
    concretas está utilizando los procedimientos. Al obtener
    este conocimiento, el alumno puede verse frente a sus
    posibilidades y sus dificultades y esto puede ayudarle a
    emprender la búsqueda de nuevas y mejores alternativas de
    aprendizaje.

    Pensamos que una evaluación de la
    metacognición debe encuadrarse en un enfoque cualitativo y
    debería reunir las características de una
    evaluación continua, integral y auténtica. Mediante la
    evaluación continua, el alumno puede reflexionar a lo largo
    de toda la instrucción, como puede suceder en las
    interacciones con el docente o con sus pares, en donde pueda
    autoevaluarse, revisar y confrontar sus aprendizajes (Perkins y
    Blythe, 1997). La evaluación integral se orienta a que
    específicamente se atienda no sólo a los aspectos
    cognitivos sino también a los metacognitivos, sociales y
    motivacionales involucrados en el aprendizaje. Por último,
    la evaluación auténtica propone que se tenga en cuenta
    la relación del estudiante en el contexto de uso del
    conocimiento (Perkins, 1995). Esta propuesta de evaluación
    implica que la misma sea realista, es decir, que el alumno pueda
    poner en práctica sus capacidades de comprensión y
    transferencia (Vélez, 1997).

    En resumen, evaluar la metacognición no es
    específicamente medir cuánto dice o hace un alumno,
    sino ayudarle a tomar conciencia de sus procedimientos
    estratégicos a lo largo de todo el proceso de enseñanza
    y aprendizaje, relacionado con los conocimientos específicos
    que se está apropiando. Esto le permitirá tomar
    decisiones acerca de su comportamiento
    estratégico según las alternativas que se le vayan
    presentando.

     

    ll. ¿CÓMO PODEMOS
    EVALUAR LA METACOGNICIÓN?

    1. Utilizando cuestionarios o
    instrumentos previamente elaborados

    Podemos obtener información de los
    conocimientos metacognitivos de los alumnos empleando
    cuestionarios previamente elaborados, que pueden encontrarse en
    la bibliografía sobre el tema (Mayor,
    Suengas y Marqués, 1993; Monereo, 1994). Debemos tener en
    cuenta que la finalidad de emplear este tipo de instrumentos es
    que el alumno reflexione sobre sus propios procesos de
    aprendizaje y tome conciencia de sus dificultades y facilidades
    para estudiar. Por lo tanto no se trata de emplear un cuestionario de vez en cuando
    para recopilar algunos datos acerca de la
    metacognición de los estudiantes, sino de poner a los mismos
    en situaciones de autorreflexión sobre sus procedimientos
    para aprender, que pueden ser retomados y analizados en
    diferentes momentos de la enseñanza.

    Entonces, ¿cómo y cuándo emplear un
    cuestionario de evaluación metacognitiva? Esto depende de
    los objetivos que nos propongamos
    a la hora de organizar las tareas para trabajar contenidos de
    aprendizaje. Supongamos que estamos planeando actividades
    grupales para desarrollar algún tema específico, y por
    ello nos interesa conocer las facilidades y dificultades de los
    estudiantes para realizar aprendizajes en grupo. También estamos
    atentos a que los mismos reflexionen sobre este tema. Esta es una
    buena ocasión para emplear un cuestionario.

    Pensemos también en objetivos más
    específicamente metacognitivos: es el comienzo de un
    año lectivo y queremos obtener una información general
    del nivel metacognitivo de los alumnos, o conocer cuáles son
    los procedimientos más generales y habituales que ellos
    utilizan para estudiar o qué procedimientos emplean cuando
    se asignan tareas de estudio. Este es otro momento en el que
    podemos emplear un instrumento de evaluación. El problema
    que se puede presentar es no encontrar en la bibliografía
    existente instrumentos que respondan específicamente a
    nuestros propósitos. Podemos adaptar algunos de ellos,
    seleccionar aquellos puntos que nos interesan, agregar otros. Los
    propios alumnos con sus respuestas y comportamientos
    estratégicos nos ayudan a reflexionar sobre sus necesidades.
    Si nos proponemos modificar nuestras prácticas educativas
    estaremos dispuestos a aprender de ellos.

    Un ejemplo de un instrumento que podríamos utilizar
    en el caso de que estemos interesados en obtener información
    acerca del comportamiento estratégico que tienen nuestros
    alumnos con respecto a la lectura es el Índice
    de conciencia de lectura de McLain, Gridley y
    McIntosh (1991). Este cuestionario de opción múltiple
    puede brindar información general acerca de los
    procedimientos que los alumnos utilizan para recordar, para
    solucionar dificultades de comprensión y para retener entre
    otras cosas. Pero pensemos ahora en un propósito que va
    más allá de obtener una información general de los
    procedimientos que utilizan los alumnos al leer. Nuestra
    actividad para una clase específica es que
    los alumnos lean un material bibliográfico en donde
    trabajaremos a partir de ello los contenidos. Supongamos que
    contamos con esa información general que nos fue útil
    obtener en oportunidades anteriores. Podemos retomar ese
    índice de conciencia de lectura y volverlo a analizar, pero
    basándonos ahora en esta propuesta particular: tomar
    conciencia de las dificultades que se nos presentan para
    comprender el texto trabajado. Retomemos,
    por ejemplo, un ítem que ofrece este instrumento.

    2. Si usted está leyendo
    para
    ciencias o estudios sociales,
    ¿qué podría hacer para recordar la
    información?

    a. Plantearse usted mismo algunas cuestiones acerca de
    las ideas importantes.

    b. Pasar por alto las partes que no
    comprende.

    c. Concentrarse y repetir para recordarlo.

    En esta situación se le podría preguntar: Si
    Ud. está leyendo para… (el contenido específico)
    ¿Qué podría hacer para recordar la
    información? La función de emplear este
    instrumento puede así desdoblarse. Por un lado, puede
    facilitar que el alumno reflexione sobre su comportamiento
    estratégico en la tarea que se le ha solicitado, pero
    también, si ante el planteo de esta actividad puntual brinda
    respuestas diferentes a las que dio en la anterior oportunidad,
    puede tomar conciencia de que sus procedimientos deben ir
    adaptándose a las necesidades de cada tarea, ayudándolo
    a autorregularse. Lo mismo puede ocurrir en el caso de que
    solicitemos que el estudiante de respuesta a un cuestionario
    sobre sus comportamientos estratégicos en general. Podemos
    utilizar un cuestionario a comienzo de un año lectivo con la
    finalidad de que el alumno lo retome a lo largo del año
    académico, revisando sus procesos mediante actividades
    específicas que planteamos para trabajar los contenidos de
    la asignatura.

    Sintetizando, una propuesta ya elaborada de
    evaluación metacognitiva o un cuestionario puede
    revalorizarse cuando nos planteamos el propósito de
    facilitar al alumno que reflexione sobre sus dificultades de
    aprendizaje y las necesidades que se le van presentando de
    recurrir a comportamientos estratégicos acordes a las tareas
    solicitadas.

    Otra cuestión importante de destacar es que, cuando
    utilizamos este tipo de cuestionarios, estamos evaluando
    específicamente el conocimiento declarativo del alumno, es
    decir, sobre lo que dice que hace. Volvemos aquí a otorgar
    relevancia al papel que cumple el planteamiento de
    propósitos en esta tarea. Si queremos saber qué
    concepción tiene el alumno, por ejemplo, de lo que es hacer
    un resumen, le estamos solicitando que exponga su conocimiento
    declarativo. Esto es importante si estamos pensando conocer
    qué ideas tiene el alumno sobre resumir porque a
    continuación tendrá que hacerlo. Supongamos que la
    actividad que planeamos para trabajar un contenido es que los
    alumnos resuman la información de un texto. El cuestionario
    puede ayudarnos a que los estudiantes reflexionen sobre esta
    estrategia que implica un
    conocimiento específico. Pero como dijimos, esta utilidad
    puede desdoblarse. Al solicitarle al estudiante la tarea de
    resumir, también puede reflexionar sobre lo que dijo acerca
    de lo que es hacer un resumen (conocimiento declarativo) y lo que
    realmente hizo cuando resumía (conocimiento procedimental).
    A la vez puede evaluar si las estrategias descriptas se aplicaron
    en ese caso específico (autorregulación) y si el texto
    y los propósitos de la tarea requerían adecuaciones
    particulares de los conocimientos generales acerca del resumen.
    Es de esta forma como el conocimiento declarativo puede
    integrarse con el conocimiento procedimental. Mediante esto
    también se facilita que el alumno tome conciencia de sus
    errores y ponga en marcha estrategias reparadoras.

    Por último, cabe mencionar la necesidad de emplear
    conjuntamente con estos cuestionarios y propuestas de
    evaluación ya elaboradas otros tipos de evaluación.
    Debemos tener en cuenta que las dificultades en la
    comprensión de consignas puede ser un inconveniente. Por
    ello se recuerda la conveniencia de la utilización de
    diferentes procedimientos en un proceso de evaluación
    metacognitiva. Las situaciones de enseñanza y aprendizaje
    pueden ser interesantes para generar propuestas de
    indagación de la metacognición.

    2. En las interacciones entre docente y alumnos y
    alumnos entre sí

    Al analizar las formas de obtener información
    acerca del conocimiento procedimental de los alumnos, las
    interacciones entre éstos y el docente surge como una
    propuesta interesante.

    El docente puede generar constantes situaciones de
    reflexión de sus alumnos cuando su propósito es que
    ellos logren la comprensión del tema. Así, si el
    docente debe exponer una temática nueva, puede brindar a los
    alumnos la consigna de que mientras él expone ellos tomen
    nota de aquellos contenidos que no logran comprender. Veamos un
    ejemplo específico de esta actividad en donde el docente,
    después de exponer, dialoga con sus alumnos (2).

    El tema a desarrollar es aprendizaje significativo y
    características del conocimiento científico.
    Sus relaciones.

    La profesora pide que retomen la concepción de
    ciencia planteada por un
    autor.

    P (profesora) De esta definición no puede quedar
    nada sin comprender, ni un artículo, ni un punto, ni una
    coma. Vamos a ponernos a ampliar esto. La consigna es que no
    nos quede nada sin entender. ¿Hay algo que hayan
    registrado como no entendido?

    A (alumno) Yo no entiendo cuando dice "se sistematiza
    orgánicamente".

    P ¿Con qué lo relacionan
    orgánicamente?

    A Con algo vivo.

    P No se refiere a un organismo sino a una organización. Fíjense
    como una palabra cobra significación a partir del
    contexto.

    A Para entender lo que es un sistema organizado hay que
    entender lo que es un sistema, es algo que está
    organizado.

    P Tiene un orden, un todo, una estructura, partes que se
    articulan en un todo. Sistema educativo, sistema respiratorio, es
    decir, conjunto de partes que se articulan en un todo. Por eso,
    quizás sea redundante decir sistema organizado, sistema de
    comunicación. Los
    criterios para organizar un sistema varían, pero para que
    sea un sistema siempre es organizado.

    El docente ofrece ayudas pedagógicas solicitando
    que se controle la comprensión. Los alumnos van tomando
    conciencia de sus concepciones equivocadas, como en este caso la
    palabra "orgánicamente", tomada fuera de su contexto. La
    profesora retoma a través de esta consigna (no dejar algo
    sin entender) los conocimientos previos de los alumnos
    contextualizándolos para llegar a la comprensión a
    través de la ejemplificación. El alumno reconoce sus
    errores y corrige su actuación cuando se le pide que
    verbalice sus decisiones. La explicitación de la idea del
    estudiante, ayuda a reconocer el error y a reformular el
    concepto.

    También se le puede solicitar al alumno que juzgue
    si un procedimiento estratégico
    empleado es correcto o sirve a los fines de la temática que
    se está desarrollando. En el ejemplo que a continuación
    se muestra, los alumnos debían
    relacionar las características del aprendizaje significativo
    con las del conocimiento científico. Ellos mismos
    debían escoger una estrategia adecuada para resaltar las
    relaciones entre las dos temáticas.

    A Yo hice dos columnas. Una con las
    características del conocimiento científico y otra
    con las de aprendizaje significativo. Hice comparaciones y
    algunas diferencias.

    P ¿Te permite ver las relaciones?

    A Sí, muy claramente. Llegué a la
    conclusión de que es posible.

    P Es una manera muy buena de proceder.

    A Nosotras directamente contestamos la
    pregunta.

    P ¿Cómo orientaron la lectura?

    A Ya teníamos conocimientos previos sobre
    aprendizaje significativo y entonces leímos el material de
    conocimiento científico y después
    respondimos.

    P Ya tenían claro el propósito de la lectura
    ¿Pudieron fundamentar la respuesta?

    La alumna lee su respuesta.

    P Ustedes se fueron directamente a conocimiento
    científico ¿Qué les faltaría?

    A Comparar ambas características.

    Las interacciones entre grupos también ayudan a
    tomar conciencia de las dificultades encontradas para resolver la
    tarea. Un primer grupo pudo llegar a una respuesta satisfactoria,
    cuestión que es afirmada por los alumnos y por la profesora.
    El segundo toma conciencia de sus dificultades a partir de
    escuchar la forma de proceder del primero.

    En resumen, estos ejemplos nos hacen reflexionar sobre
    la posibilidad de integrar aspectos cognitivos y metacognitivos.
    Por un lado, los alumnos se encuentran ante situaciones de
    constante reflexión, que les facilitan ir autorregulando sus
    comportamientos estratégicos; por el otro, el docente
    también va tomando conocimiento de las dificultades de sus
    alumnos y puede ir regulando la introducción de nuevos
    conceptos más específicos que necesitan otros más
    generales para su comprensión, es decir, atender a que
    logren un aprendizaje más significativo.

     

    3. Mediante
    autoinformes

    Entre las actividades que puede proponer el docente para
    evaluar el conocimiento metacognitivo de sus alumnos se
    encuentran los autoinformes. El alumno puede realizar estos
    informes o descripciones antes
    de comenzar la tarea, verbalizando lo que hará a
    continuación; durante la tarea, explicando las razones de
    cada operación o al finalizar la tarea, explicando el
    proceso seguido. El autoinforme es muy útil para evaluar el
    conocimiento condicional de los estudiantes.

    El autoinforme para la evaluación de la
    actuación estratégica (Monereo, 1994) es una forma
    viable para que los alumnos, por ejemplo, ante una actividad de
    lectura de un texto específico, reflexionen sobre sus
    dificultades de comprensión, de concentración, de
    motivación, de conocimiento
    específico del tema, entre otras cosas. Veamos algunos
    ejemplos, en donde las alumnas tenían la tarea de estudiar
    un texto (3).

    Antes de emprender el estudio estoy pensando
    que…

    Alumna A: Cuáles serán las estrategias que
    tengo que utilizar para estudiar este texto en el tiempo que dispongo y en la
    situación en la que estoy, ya que estoy acostumbrada a
    hacerlo en un lugar silencioso y donde no me distraiga. Las
    estrategias son, hacer una lectura rápida, remarcando
    conceptos claves y luego otra lectura intentando fijar lo
    leído.

    Alumna B: Tengo que organizar todo el material, que
    debo realizar algún cuadro o resumen, que también
    tengo otras cosas que hacer como trabajar o completar otras
    materias y eso influye sobre el estudio porque muchas veces no
    sé por donde empezar.

    Mientras estudio pienso que…

    Alumna A: Tengo que identificar los conceptos claves y
    remarcarlos y a partir de allí inferir lo otro.

    Alumna B: En concentrarme para poder leer mejor el texto y
    prestar atención para entender
    lo que estoy haciendo.

    Ahora que terminé pienso que…

    Alumna A: Al hacer una buena lectura comprensiva,
    destacando los puntos centrales no es necesario que relea
    tantas veces lo mismo. Esta actividad es importante porque nos
    ayuda a tomar conciencia de cómo estudiamos, si las
    estrategias utilizadas son positivas o no.

    Alumna B: tengo que seguir haciendo otras cosas que
    también implican prestar atención y tener
    concentración para poder entender.

    En la primera instancia las alumnas ante esta propuesta
    reflexionan sobre las condiciones ambientales, si las mismas son
    óptimas o no, para realizar el estudio y especialmente sobre
    el comportamiento estratégico que deberán emprender
    ante la tarea solicitada. Esto les hace pensar en el conocimiento
    que cada uno tiene sobre sí mismo como estudiante, sobre sus
    facilidades y dificultades para aprender y sobre el conocimiento
    acerca de las estrategias que cada una sabe utilizar y
    generalmente pone en marcha y sobre el conocimiento
    específico que poseen acerca del tema que van a estudiar,
    con la intención de poder relacionarlo con la nueva
    información. También la planificación es parte de
    su preocupación: se detienen a pensar si el tiempo que
    tienen para estudiar les alcanzará para realmente hacerlo.
    La toma de conciencia antes de la ejecución puede
    favorecerles autorregular el proceso de aprendizaje, adoptando
    como efectivas las acciones estratégicas
    planificadas o descartándolas y buscar otras más
    acordes al tiempo y a la consigna solicitada. Estas son
    reflexiones declarativas de las alumnas acerca de los procesos
    que en lo inmediato van a realizar, es decir, son informes acerca
    de las acciones que "dicen" que van a emprender, pero en estas
    declaraciones también podemos observar cómo las alumnas
    planifican sus acciones teniendo en cuenta las condiciones
    (tiempo, tipo de tarea, material textual) en la que deberán
    dar respuesta al requisito planteado.

    Las reflexiones de las alumnas mientras estudian, se
    centran en este momento del proceso en la comprensión: se
    replantean si las acciones estratégicas emprendidas ayudan
    al entendimiento, especialmente mencionan la selección de ideas
    importantes.

    En el momento de finalizar la tarea de estudio, las
    reflexiones demuestran que las alumnas están evaluando sus
    acciones, las estrategias usadas, el grado de comprensión al
    que accedieron, el tiempo o las estrategias utilizadas para
    lograr un recuerdo significativo de la información.
    Podríamos decir que las alumnas evalúan sus
    comportamientos estratégicos: si fueron o no eficaces y/o
    útiles y se plantean o descartan la necesidad de realizar
    alguna acción compensatoria.

    Resumiendo, estas interpretaciones muestran la
    posibilidad de usar este tipo de instrumento, ya que como se
    planteó, las alumnas toman conciencia al comienzo de la
    actividad de su planificación
    estratégica, de sus facilidades y dificultades con
    respecto al lugar y tipo de tarea requerida. Durante el proceso
    de estudio, se plantean si el uso de estrategias o procedimientos
    están siendo útiles para la comprensión y al
    concretar la tarea, la evaluación de los procedimientos
    utilizados y los resultados obtenidos aparecen de manera
    consciente. La pregunta que suele surgir es si el proceso de
    estudio en cada una de estas alumnas no hubiera sido l mismo sin
    la utilización del autoinforme. Probablemente sí, pero
    con la diferencia de que nos encontraríamos con un alumno
    que no ha tomado conciencia de sus procesos y en el caso de que
    estemos interesados en ayudar a optimizar el uso de estrategias o
    analizar dificultades de comprensión, nos sería
    imprescindible el conocimiento metacognitivo de las estudiantes.
    También podemos obtener este conocimiento con posterioridad
    a la tarea solicitada (informe retroactivo), pero suele
    presentarse la dificultad de que no haya equivalencia entre lo
    que realmente hizo el sujeto y la descripción de su proceso. A
    pesar de estos inconvenientes las verbalizaciones realizadas al
    concluir una actividad son muy eficaces y ricas para diagnosticar
    habilidades metacognitivas (Bernad Mainar, 1992).

     

    4. Actividades metacognitivas
    que pueden acompañar la lectura.

    Siempre persiguiendo el objetivo de integrar aspectos
    cognitivos y metacognitivos, nos detenemos en este punto para
    analizar y describir cómo la evaluación de los procesos
    de aprendizaje puede ser planteada como una actividad que el
    alumno ponga en práctica cuando realiza tareas sobre
    contenidos específicos. Estas actividades son muy
    útiles para que tanto docentes como estudiantes
    evalúen el conocimiento procedimental. Recordemos que los
    procedimientos son el contenido básico que el alumno
    estratégico debe saber utilizar. Un buen conocimiento de
    ellos le permitirá escoger en relación a la tarea y al
    objeto de estudio el que sea más pertinente (conocimiento
    condicional). A través de la evaluación del
    conocimiento procedimental podemos recolectar información
    del alumno para poner en práctica las estrategias
    cognoscitivas, que posibiliten una apropiación significativa
    de la información.

    Muchas veces el docente recurre para trabajar contenidos
    específicos a una guía de lectura, en donde se ofrecen
    una serie de consignas para que el alumno se detenga en los
    aspectos más importantes del texto y reflexione
    específicamente sobre estos puntos. Algunas guías de
    consignas detalladas son muy útiles en este sentido, es
    decir, para realizar una selección de la información,
    facilitando de este modo al alumno la difícil tarea de
    escoger y descartar ideas en los materiales
    bibliográficos. Esto ofrece cierta seguridad al alumno. Recordemos
    que en los autoinformes las estudiantes toman como un punto
    importante de preocupación la información relevante que
    deben extraer del texto que debían estudiar. No obstante,
    esta utilidad suele desvanecerse cuando los alumnos se limitan a
    dar respuesta a las consignas dejando de lado la comprensión
    que puedan tener de los temas que están abordando.
    Infiriendo de estos comentarios, podemos decir que las
    actividades de lectura que podemos ofrecer a los estudiantes, no
    deben limitarse a la simple selección de información,
    sino considerarla como una buena oportunidad para reflexionar
    sobre los procesos de lectura que concomitantemente se están
    realizando. De esta manera, los estudiantes pueden ir evaluando y
    controlando sus dificultades de comprensión, buscar diversas
    formas para reorganizar la información que están
    leyendo y reflexionar sobre las vías más operativas
    para reparar sus inconvenientes de comprensión, entre otras
    cosas. Veamos un ejemplo sencillo, pero ilustrativo
    (4).

    El tema a desarrollar es "Memoria y metamemoria". Para
    trabajarlo la docente ofrece a sus alumnos un pasaje de
    Cortázar (1962) acerca de cómo conservan los recuerdos
    algunos de sus personajes.

    Conservación de los recuerdos

    Los famas para conservar sus recuerdos proceden a
    embalsamarlos en la siguiente forma: luego de fijado el recuerdo
    con pelos y señales, los envuelven de
    pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra
    la pared de la sala con un cartelito que dice: "excursión a
    Quilmes", o Frank Sinatra.

    Los cronopios, en cambio, esos seres
    desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa,
    entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa
    corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: "no vayas a
    lastimarte", y también: "cuidado con los escalones". Es por
    eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas,
    mientras en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que
    golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los
    famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las
    etiquetas están todas en su sitio.

    Julio Cortázar (1962) Historias de Cronopios y de
    Famas. Bs. As. Sudamericana. 1994. :125

    A partir de este texto se plantean las siguientes
    consignas de trabajo.

    • ¿Podrían reconocer sus propias
    maneras de recordar en las formas que guardan sus recuerdos los
    cronopios y los famas?

    • ¿Son para ustedes "estilos de memoria" o
    diversas formas de recordar que se adecuan a las
    circunstancias?

    • ¿Qué estrategias emplean ustedes
    para recordar y de qué manera las adecuan? Piensen
    también en propuestas nuevas y originales para
    recordar.

    Podemos realizar algunos comentarios con respecto a esta
    actividad:

    Debemos tener en cuenta que el tema de la clase es
    específicamente sobre metacognición, pero no debemos
    descartar la forma de presentación de la actividad que puede
    transferirse a variados contenidos curriculares, esto es debido a
    que:

    a) El texto es utilizado como un medio para la
    comprensión del tema y no como un fin en sí mismo. De
    esta manera se le solicita a los alumnos opiniones acerca de
    las formas de recuerdo que ofrece el texto si son "estilos de
    memoria" o diversas formas de recordar que se adecuan a las
    circunstancias. Esto requiere que el alumno tome una postura
    justificando y para ello deberá recurrir a la
    información que ya posee, es decir, a sus conocimientos
    previos, pudiendo integrar esta nueva información a la que
    ya tiene.

    b) En el caso de haber sido utilizado como un fin en
    si mismo, se le hubiera preguntado a los alumnos
    ¿Cómo conservan los recuerdos los Famas? ¿Y los
    cronopios?

    c) El texto es un instrumento que permite reflexionar
    al alumno acerca de las diversas formas de recordar (aspecto
    cognitivo) pero a través de las consignas requeridas
    facilita la toma de conciencia de las propias estrategias
    empleadas para recordar. También se les solicita a los
    estudiantes que propongan nuevas maneras de recordar, lo que
    permite ir más allá del contenido del texto y buscar
    diversas estrategias para la retención de la
    información (aspecto metacognitivo).

    En resumen, para evaluar el conocimiento procedimental
    de los alumnos es necesario que se encuentre frente a tareas que
    le permitan poner en práctica las estrategias que posee y
    que reflexione acerca del uso pertinente que está haciendo
    de ellas. De este modo, tanto el docente como el estudiante puede
    tomar conciencia acerca de las dificultades que se pueden ir
    presentando.

     

    5. Evaluación cognitiva
    y metacognitiva: un proceso integrado

    Para ser coherentes y tener una continuidad e integración en nuestros
    planteos no deberíamos dejar de lado la metacognición a
    la hora de evaluar los contenidos curriculares que hemos
    desarrollado. En otras palabras, si hemos tenido en cuenta la
    importancia de la toma de conciencia de los procedimientos que
    utilizan nuestros estudiantes para apropiarse de la
    información ¿Por qué obviar en las evaluaciones el
    conocimiento metacognitivo?

    Una forma de que el alumno evalúe el proceso
    realizado es solicitarle que describa los procedimientos que
    realizó para prepararse para rendir. Esto permite que tome
    conciencia de los pasos que siguió y que reflexione sobre
    las dificultades que tuvo. Un ejemplo específico es el del
    protocolo que presentamos a
    continuación (5).

    RESPONDA INDIVIDUALMENTE

    1) Piense en cómo se preparó para rendir la
    evaluación a) ¿Qué procedimientos utilizó? b)
    ¿Para qué los realizó? c) ¿Cómo los
    llevó a cabo?

    2) ¿Cuál es su valoración acerca de ese
    modo de prepararse? Sugiera acciones o procedimientos que le
    ayudarían a mejorar este proceso.

    …………………………………………………………………………………………………………………………………

    RESPONDA GRUPALMENTE

    3) Tome su evaluación e intercambie sus respuestas
    con los otros integrantes del grupo. Acuerde con sus
    compañeros las respuestas correctas. Piense en qué
    procedimientos utiliza para la corrección. Puede recurrir al
    material bibliográfico.

    …………………………………………………………………………………………………………………………………

    RESPONDA INDIVIDUALMENTE

    4) Asígnele a cada una de sus respuestas si es
    correcta 2,50 puntos. Si no es así, asígnele el puntaje
    que a su consideración su respuesta merece.

    5) Sume el puntaje asignado a cada respuesta y
    póngase la nota. Vuelva a pensar ¿Está conforme
    con su desempeño? ¿Los
    procedimientos utilizados y cómo los llevó a cabo le
    resultaron efectivos? Las acciones sugeridas en la respuesta
    N° 2 ¿Le servirían para mejorar su
    resultado?

    En esta evaluación metacognitiva se combinan las
    instancias de trabajo individual y grupal. En la primera etapa,
    necesariamente el alumno debe trabajar de manera individual, ya
    que se le solicita que reflexione sobre el proceso realizado para
    estudiar y los propósitos que guiaron sus aprendizajes.
    También se lo enfrenta a valorar ese proceso realizado y a
    sugerir otras acciones que a su criterio le hubiesen ayudado a
    mejorar los procedimientos ejecutados. La segunda instancia es un
    trabajo grupal, en donde el alumno controla sus respuestas y de
    esta forma sus aprendizajes y la comprensión, tanto del tema
    como de las consignas que debía responder. Para este
    control, cuenta con las
    diferentes opiniones de sus compañeros de grupo, el material
    bibliográfico y la ayuda pedagógica que puede brindar
    el docente. A través de este control, el estudiante debe
    autoevaluarse en términos de asignarse una calificación
    numérica. Estas dos instancias se conjugan con la tercera
    que consiste en que vuelva a reflexionar sobre los procesos
    realizados, pero ahora sabiendo cuáles fueron sus errores.
    Es en este momento en donde el alumno puede darse cuenta de las
    dificultades que lo llevaron a obtener resultados poco favorables
    o qué procedimientos le resultaron beneficiosos,
    también puede tomar conciencia de aquellas acciones que
    podría haber realizado, pero que por algún motivo no
    las llevó a cabo. Puede también proponer acciones
    reparatorias y de esta forma pensar en la posibilidad de
    autorregular sus aprendizajes. De este modo la evaluación
    propuesta consiste en que el alumno tome conocimiento de por
    qué le fue conveniente o no adoptar determinados
    comportamientos estratégicos y si la utilización de los
    mismos fue oportuna para los conceptos que debía aprender y
    la situación de evaluación requerida, es decir que
    reflexione sobre su conocimiento condicional.

    Presentamos a modo de ejemplificación las
    reflexiones de una alumna.

    Alumna 1:

    Procedimientos: Desde que comencé a cursar la
    materia fui leyendo los temas
    y subrayando las ideas más importantes. Los días
    anteriores al examen repasé lo anteriormente leído y
    traté de explicármelo y comprenderlo. Después
    estudiamos y charlamos el tema con una compañera. Los
    realicé porque pensé que era lo apropiado para entender
    el tema y poder desarrollarlo. Lo llevé a cabo escribiendo
    lo que creía correcto a mi modo de entender.

    Valoración: Creo que es valioso, porque al estudiar
    con otra persona, podemos intercambiar el
    tema y comprender el tema.

    Sugerencias: Diferentes procedimientos podrían
    haber sido la construcción de mapas conceptuales o investigar
    más sobre el tema.

    Calificación: 7

    Reflexión final: Puedo estar conforme con la nota,
    pero no del todo con el desempeño, podría haber dado
    más. Podría utilizar otros procedimientos conjuntamente
    y tener mejores resultados. Podrían ser los
    citados.

    Podemos advertir cómo esta alumna después de
    autoevaluarse y calificarse se muestra algo descontenta con su
    desempeño. Cuando menciona los procedimientos seguidos para
    rendir el parcial, se describe muy segura y satisfecha por lo
    realizado, pero finalizada su autoevaluación toma conciencia
    de que a pesar de todo el proceso realizado no tuvo el resultado
    que quería; si bien ha aprobado, parece que la nota no
    refleja el resultado que ella esperaba como consecuencia de sus
    esfuerzos. Toma conocimiento entonces, de la necesidad de
    "utilizar otros procedimientos conjuntamente", lo que muestra que
    si bien está satisfecha, le parece que otras acciones
    podrían ayudarle a mejorar sus resultados.

    Una forma de evaluación similar es la que propone
    Bernad Mainar (1992). El autor afirma que es importante que el
    alumno dé respuesta inmediata después de haber
    realizado la evaluación, a lo que denomina informe
    retrospectivo. Para este investigador deberíamos poner el
    acento en dos aspectos:

    1) Que el alumno reflexione sobre aspectos o facetas que
    definan mejor el modo en que ha trabajado y pensado para preparar
    y realizar el examen.

    2) Que el alumno reflexione sobre los puntos o momentos
    en que se ha sentido seguro durante la
    evaluación, sobre las dudas que se le han ido presentando y
    cómo las ha ido resolviendo y sobre los errores que ha
    corregido, después de proponer la solución.

    Esta evaluación estaría más relacionada
    con los procedimientos y estrategias utilizados para dar
    respuesta a la evaluación solicitada.

     

    III. REFLEXIONES
    FINALES

    Hemos descripto y analizado diferentes propuestas para
    llevar a cabo una evaluación de la metacognición. En
    este apartado creemos conveniente enunciar algunos aspectos que
    deberían tenerse en cuenta cuando ponemos en marcha un
    proceso de evaluación metacognitiva.

    En primer lugar, es importante advertir que las
    propuestas descriptas son sólo una forma de ejemplificar la
    evaluación de la metacognición. De ninguna manera son
    prescripciones, sino orientaciones para que, quienes estén
    interesados puedan transferir aspectos teóricos. No podemos
    olvidar, a la hora de ejecutar este tipo de propuestas, las
    características particulares del grupo con el que
    trabajamos, los contenidos específicos de la materia y la
    disposición que los docentes presentemos para reflexionar y
    cambiar nuestras prácticas educativas. Por lo tanto, no es
    conveniente transferir las situaciones desarrolladas sin
    adaptarlas y analizar la conveniencia de emplear una o varias de
    las propuestas.

    Otra cuestión es la relevancia de evaluar la
    metacognición desde diferentes propuestas, para salvar los
    obstáculos que pueden presentarse cuando se utiliza siempre
    una misma forma de indagación. Atendiendo a esto se pueden
    encontrar diversas maneras de acceder a la información que
    pueden brindar los alumnos, a la vez que ofrecerles diferentes
    alternativas para que tomen conciencia de sus propios procesos de
    aprendizaje.

    Por último, es importante tener en cuenta los
    propósitos que nos planteamos cuando planificamos
    actividades para desarrollar los contenidos. Los mismos pueden
    orientarnos en la elección de una propuesta de
    evaluación metacognitiva.

     

    NOTAS

    1. El marco teórico de esta comunicación ha
    sido publicado en la revista Cronía. UNRC.
    Año 1 Vol. 1 N° 1 1997.

    3. Esta ejemplificación está basada en
    autoinformes realizados por las alumnas del Departamento de
    Ciencias de la Educación,
    UNRC, que cursan el tercer año de sus carreras.

    2, 4 y 5. Estas ejemplificaciones han sido tomadas de
    registros de clases
    correspondientes a la materia Técnicas y Procedimientos
    del Trabajo Intelectual, asignatura que cursan alumnos del primer
    año de las carreras Licenciatura en Psicopedagogía,
    Profesorado en Enseñanza Especial para Deficientes Mentales
    y Profesorado en Educación
    Preescolar.

     

    REFERENCIAS

    • Bernad Mainar, Juan Antonio 1992 Análisis de estrategias
      de aprendizaje en la universidad. Investigación 22.
      Instituto de Ciencias de la Educación. Universidad
      de Zaragoza.
    • Mayor, Juan; Aurora Suengas y Javier González
      Marqués 1993 Estrategias metacognitivas. Aprender a
      aprender y aprender a pensar. Síntesis psicología.
      Madrid.
    • McLain de Mayer, Victoria; Betty Gridley and David
      Mcintosh 1991 Index of Reading Awareness. Journal of
      Educational Research. Vol. 85 (2) :8187. Adaptación de
      María Cristina Rinaudo, 1993. Evaluación de aspectos
      metacognitivos en el proceso de lectura. Mimeo. Universidad
      Nacional de Río Cuarto.
    • Monereo, Carlos (coord.) 1994 Estrategias de
      enseñanza y aprendizaje. Formación del profesorado y
      aplicación en la escuela. Grao.
      Barcelona.
    • Perkins, David 1995 La escuela inteligente. Del
      adiestramiento de la memoria a la educación de la mente.
      Gedisa. Barcelona.
    • Perkins, David y Tina Blythe 1997 Ante todo la
      comprensión. En Perkins David 1997. Enseñanza para la
      comprensión, introducción a la teoría y su
      práctica. Mimeo. Harvard University :711.
    • Vélez, Gisela 1996 El enfoque cooperativo en la
      enseñanza
      universitaria. Nuevas alternativas para el aprendizaje y la
      evaluación. Informe final de Proyecto Pedagógico
      Innovador. Secretaría Académica. Universidad Nacional
      de Río Cuarto.
    • Vélez, Gisela 1997 Rescatando la
      evaluación. Criterios, posibilidades y problemas. Ponencia Jornadas
      Académicas: Problemáticas del primer año de los
      estudios universitarios. Secretaría Académica.
      Universidad Nacional de Río Cuarto.

    El presente artículo es una propuesta realizada
    sobre la base de los resultados de un Proyecto de Beca dirigido
    por la Magister Gisela Vélez.

     

    * Publicado originalmente en Revista
    Contextos
    http://www.unrc.edu.ar

     

    Mariela Cerioni

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