- El
centralismo - Regionalización
¿solución al centralismo? - El
proceso de conformación de regiones - Conclusiones
- Bibliografía
- Anexos
Una característica estructural de la sociedad
peruana es la concentración del poder
político y económico, lo que ha generado un
profundo desequilibrio entre Lima y las regiones. Se pone
así en evidencia que la exclusión
social y económica tiene también una
dimensión territorial.
Las regiones tienen el rol de periferia subordinada a un
bloque dominante, nacional y transnacional, que ha sido incapaz
de construir un proyecto de
desarrollo
inclusivo durante nuestra historia republicana. La
forma centralizada y autoritaria de ejercicio del poder ha
facilitado la imposición de una estructura
social con profundas inequidades y desequilibrios
sociales.
La exigencia por transformar esta realidad está
presente desde nuestra primera Constitución, en la cual se planteó
el debate entre
centralismo y federalismo.
Desde entonces, los sectores dominantes han tenido la capacidad
y, sobre todo, la fuerza para
bloquear y frustrar los diversos intentos descentralistas, en el
marco de la preservación de una sociedad muy
excluyente.
Los desequilibrios territoriales se profundizaron en los
años noventa, durante los cuales el fujimorismo
aplicó el modelo
neoliberal mediante un régimen político
autoritario, que encontró las condiciones adecuadas para
su desenvolvimiento luego del fracaso del gobierno aprista
y la crisis general
del sistema de
partidos.
Para imponerse, el régimen impulsó una
estrategia
orientada a debilitar el rol del Estado, de las
instituciones
básicas de la democracia,
del sistema de partidos y de las diversas formas de organización de la sociedad. La
hiperconcentración del poder fue un aspecto sustancial del
modelo autoritario.
El colapso del régimen fujimorista abrió
una nueva posibilidad para institucionalizar la democracia en
el Estado y la
sociedad peruana. En ese marco favorable, la descentralización logró abrirse
espacio y, junto con la participación, se constituyeron en
componentes significativos del proceso
político democrático. Los cuatro años de
transición nos han mostrado los serios problemas que
deben enfrentar nuestras sociedades
para avanzar en la consolidación del régimen
democrático. La incapacidad, la debilidad y la falta de
liderazgo del
gobierno toledista son sin duda algunos factores, pero son
sólo parte del problema.
Continúan vigentes los ejes fundamentales del
modelo económico del fujimorismo, con un crecimiento
sostenido que es al mismo tiempo
profundamente excluyente y generador de mayor pobreza y
desigualdad. Continua vigente la necesidad de resolver el
problema del centralismo de
nuestro país.
CAPITULO I
- ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA
REGIONALIZACIÓN
La historia de la división política del
territorio peruano esta llena de creaciones, desmembraciones,
recategorizaciones y redenominaciones, hechas sobre la base de la
división político administrativa existente a fines
de la colonia. Los criterios para dichos cambios no siempre han
sido uniformes y de alguna manera han sido impulsados ya sea por
intereses políticos o económicos regionales o no,
por movimientos reivindicativos regionales, por razones
geopolíticas o por razones de índole administrativa
y fiscal.
Sin embargo, tal como se afirma: hay que considerar que
los cuadros demarcatorios de carácter político que el país
a tenido en las diversas épocas de su existencia, no
siempre han correspondido a las reales exigencias de su geografía y desarrollo
social; así tenemos:
DEMARCACIÓN COLONIAL
En 1782 el territorio nacional estaba dividido en seis
intendencias: Lima, Cusco; Arequipa, Trujillo, Huancavelica,
Huamanga, Tarma y más tarde Puno. Además las
intendencias se dividían en partidos, en un total de 56.
las luchas por la independencia
trajeron consigo la necesidad de controlar el territorio por
parte de los españoles. Vidaurre escribió 1810,
"Que nunca se confiase a un individuo
aislado mas poder que el necesario al fin para el cual su
autoridad fue
instituida; que a mayor poder hubiese menos tiempo de guerra y que
estas fueran evitadas mediante el orden interno".
La división y demarcación territorial del
poder político militar incumbían en aquellos
años a los españoles, en vista de lo
cual:
"La Real orden del 31 de mayo de 1821, señala el
ultimo intento de España por
adoptar su organización a los nuevos tiempos. En dicha
real orden se propugna la
organización de juntas encargadas de un plan de
división política del territorio, teniendo
presente: primero, los limites naturales (ríos,
montañas, etc. segundo, que haya proporción en la
extensión y las distancias; tercero: que se distribuya
equitativamente las riquezas en todas las ramas, haciendo
discreta combinación".
Este ultimo intento de demarcación
política del Perú por parte de los españoles
parece coincidir con los planteamientos que hace Pulgar Vidal.
Sin embargo dicha real orden no llego a concretarse pues ese
año se proclamo la independencia.
La regionalización colonial tuvo un
carácter administrativo tributario.
2.- DEMARCACION REPUBLICANA
En 1821 San Martín transformo las intendencias en
departamentos y los partidos en provincias. Pero solo con la
constitución de 1823 cambiaron los criterios y la
legislación para la demarcación territorial. En
esta constitución se adaptaron al Perú las juntas
departamentales, ya vigentes en Europa, que dada
su inspiración liberal otorgaban atribuciones mas o menos
amplias a los organismos locales y Regionales.
A partir de entonces la historia de la
regionalización del Perú, si existe alguna,
será la de intentos de demarcación territorial a
priori, creando y cambiando los limites y las instituciones
regionales de control
administrativo y político.
Hagamos una breve síntesis
de los principales intentos de descentralización y de
regionalización hechos por los diferentes
gobiernos:
- La constitución de 1828, adopto un sistemas de
juntas departamentales como gérmenes de futuros
parlamentos federales, otorgándoles atribuciones de
orden político administrativo, eclesiástico, y
judiciales; Dentro de cada territorio departamental con el
objeto de limitar la influencia del poder central,
especialmente en lo administrativo. El intento se trunco dado
que no sé previo una descentralización
económica. - Una ley de 1873
restableció los consejos departamentales y municipales,
con algunas atribuciones para administrar la economía de los
departamentos provincias y distritos. - Después de la guerra con Chile y bajo la forma
de una ley 1880, se trato de realizar una
descentralización, sobre todo fiscal de manera tal que
los impuestos
recaudados en cada zona fueran utilizados en provecho de la
misma zona. - La constitución de 1919 crea los congresos
regionales con el objeto de promover el desarrollo regional y
local. Además promueve la división transversal
del país aunque sin fundamentación
practica. - La constitución de 1923 establece nuevamente
los consejos departamentales en los lugares que la ley
señala reconociéndoles autonomía
administrativa y económica.
Como se observa todos los cambios antes mencionados
concuerdan con el largo debate sobre el centralismo y
descentralismo, comprendido básicamente en sus aspectos
administrativos. Las sucesivas transformaciones de juntas en
consejos, en congresos departamentales, tuvieron como escenario
territorial la demarcación y reconocimiento de los limites
territoriales de cada departamento y sus respectivas sub.
Divisiones como las que tenemos actualmente
La descentralización fue una oferta
política que propusieron todos los partidos
políticos y movimientos que participaron en las
pasadas Elecciones Generales por lo cual el actual gobierno
Constitucional tiene el compromiso ineludible e impostergable de
impulsar este proceso en razón de importantes fines y
objetivos que
representan para el desarrollo y bienestar general de la Nación.
Cien años más tarde el problema no
había cambiado en lo más mínimo, y, en todo
caso, se había agravado. "Uno de los vicios de nuestra
organización política es, ciertamente, su
centralismo" –dijo con claridad meridiana José
Carlos Mariátegui en la década del 20, en
Regionalismo y Centralismo, el sexto de sus célebres 7
ensayos de
interpretación de la realidad
peruana–.
Ya en esa época el crecimiento de la capital era el
centro de encendidos debates y serias preocupaciones; no
obstante, el censo de 1920, había reportado una población que "apenas" llegaba a 230 000
habitantes es decir, tenía el tamaño y
población de uno de los distritos más chicos de la
Lima actual . En el debate de entonces, los más optimistas
es decir, los más "centralistas", los más ilusos,
los más equivocados, auguraban a la ciudad un
fantástico porvenir. No se equivocó en cambio
Mariátegui, que, apoyado en sólidos razonamientos y
contrastaciones, advirtió las debilidades
intrínsecas de Lima y del centralismo. Ni se
equivocaron todos aquellos que en las décadas siguientes
volvieron a insistir en las debilidades de la ciudad
1.2 CENTRALISMO HISTORICO EN EL
PERÚ
Al observar detenidamente la historia
contemporánea del Perú se puede vislumbrar
distintos intentos fallidos por descentralizar o desconcentrar el
poder político y económico. Cabe anotar que existen
diferencias entre descentralizar y desconcentrar, el primero
alude al hecho de realizar una reforma profunda mediante un
proceso de devolución de poderes políticos,
administrativos y económicos del gobierno central a las
entidades subnacionales de gobierno. Mientras que el segundo, tal
como su nombre lo dice, radica en la delegación del
ejercicio de las competencias
desde el nivel de gobierno central hacia los niveles de gobierno
subnacionales. En el Perú se apunta hacia un proceso de
descentralización, que sea permanente, se realice por
etapas y que tenga como objetivo
fundamental el desarrollo integral del país (texto
modificado del Capítulo XIV de la Constitución
Política del Perú).
El Estado peruano es unitario y, al igual que la
mayoría de naciones latinoamericanas, se ha caracterizado
por ser centralista. Esto significa que todas las decisiones que
afectaban a los distintos departamentos del país eran
tomadas por el Gobierno Central desde Lima, la capital. El
centralismo político, administrativo y económico,
lo arrastramos desde la época colonial, cuando el Virrey
concentró el poder político y económico en
la capital, en cuanto recaudación de impuestos y
decisiones de gobierno.
El centralismo político dio paso al centralismo
económico, favoreciendo el crecimiento urbano y
costeño, en desmedro de las economías regionales o
locales. De este modo, el país ha oscilado entre el
centralismo e intentos de descentralización sin mucho
éxito.
Recién en el 2001, se tomó una decisión
concreta y de consenso nacional, de iniciar un proceso de
descentralización en el país. Decisión que
se vio plasmada en la Reforma Constitucional del Capítulo
XIV del Título IV, sobre
Descentralización.
La descentralización es un proceso de largo plazo
y una forma democrática de organizar nuestro país.
Con la descentralización las regiones podrán elegir
su propio plan de desarrollo, priorizando sus
necesidades.
La descentralización busca hacer frente a los
problemas -y sus consecuencias- generados por el centralismo,
como por ejemplo:
- Que más de la mitad de la industria se
encuentre en Lima - Que uno de cada tres peruanos viva en
Lima - Que más del 90% de los ingresos esta
en manos del gobierno central - Que más del 80% de los gastos
estén en manos del gobierno central
La descentralización es, por eso, una oportunidad
para un desarrollo más justo.
Por eso, la descentralización no es la
realización de una o más obras en los lugares
apartados de nuestro país, ni la satisfacción
inmediata de las demandas que hoy existen, tampoco la simple
transferencia de recursos.
1.3 CIFRAS CONCLUYENTES DE LA
CENTRALIZACIÓN
¿Puede alguien demostrar que otro pueblo del
mundo adolece de tan graves evidencias de
centralismo como las que exhibe el Perú?
Los hombres y mujeres del Perú, es decir, por lo
menos nosotros, los peruanos, debemos tener absoluta conciencia de que
el área metropolitana Lima–Callao, respecto del
total del país, concentra:
- 32 % de la población,
- 33 % de las universidades
- 35 % de la población estudiantil
- 40 % de los maestros
- 46 % de la energía hidráulica
producida - 50 % de la capacidad de consumo
- 51 % de los trabajadores estatales,
- 55 % del Producto
Bruto Interno, - 55 % de los médicos,
- 57 % de los estudiantes universitarios,
- 63 % de los abonados telefónicos,
- 70 % de los profesionales de la salud,
- 75 % del Producto Bruto Industrial,
- 80 % de la inversión privada,
- 80 % de los préstamos de la banca
comercial, - 80 % de las clínicas,
- 85 % de los establecimientos
industriales, - 85 % de la generación de
impuestos, - 85 % de la inversión pública se decide
en Lima, - 87 % de los consultorios,
- 90 % de los servicios
comerciales, - 90 % de los servicios financieros,
- 96 % de la recaudación de
impuestos, - 97 % de los gastos estatales se deciden en
Lima.
En muchísimos aspectos, pues, el Perú
está casi íntegramente concentrado en
Lima.
O, mejor, muchísimos de los intereses de los
peruanos están casi totalmente reunidos en la capital.
Conste, sin embargo, que el área Lima– Callao abarca
sólo el 0.3 % del territorio del país.
En ese inaudito contexto, cómo extrañarnos
entonces de que en las manos de sólo cuatro personas (los
ministros de Economía, de la Presidencia, Interior y
Defensa) esté el 72 % del presupuesto del
país.
El centralismo del Perú, pues, por donde se mire,
ha adquirido ya dimensiones inauditas.
¿Cuál es el problema? ¿Por
qué es un problema? Quizá la expresión
más ostensible del centralismo sea la abrumadora
concentración de la población de un país en
su capital. En el caso del Perú –como está
dicho– en Lima se ha reunido el 32 % de los peruanos.
Complementariamente, una información muy reciente revela que el 46 %
de la población peruana habita en "60 kilómetros
cuadrados". Es decir, ¡en el 0.005 % del
territorio!
Hacia 1700, escasamente el 3 % de los pobladores de lo
que hoy es el Perú habitaban en la ciudad de Lima. En
1830, sin embargo, esa cifra ya se había elevado a 5 %. Es
decir, se había dado un muy significativo incremento de
casi 70 %. En 1940, esto es, en un plazo históricamente
muy breve, ese porcentaje prácticamente se había
duplicado: alcanzaba ya el 9 %. De allí en adelante, el
fenómeno de concentración urbana en Lima
siguió produciéndose, pero a un ritmo absolutamente
vertiginoso.
Sucesivamente alcanzó 18, 27 y 32 % de la
población del país en 1961, 1981 y 1998,
respectivamente . Esa concentración poblacional en Lima no
resulta asombrosa por sí sola. Causa asombro por
comparación. Es decir, al cabo de constatar que, en esos
mismos tres siglos, en ninguna capital de Europa ni en EEUU
–nuestros referentes más socorridos– ha
ocurrido nada que remotamente pueda
parecérsele.
Así, París reúne al 16 % de la
población de Francia,
Londres al 12 % de los británicos, Berlín
escasamente al 4 % de los germanos y Washigton apenas el 0.6 % de
los estadounidenses. Resulta pues raro, inusitado y digno de
observación, el fenómeno que se ha
presentado en el Perú.
Mas lo inusual y extraordinario no tiene necesariamente
tampoco por qué constituir un problema. Y, en este caso,
ni siquiera por el hecho de que el explosivo crecimiento urbano
ha significado cubrir con asfalto y cemento miles
de hectáreas de arenales y laderas y más de 15 000
hectáreas agrícolas en los valles de Lima que bien
podían recuperarse ampliando la frontera
agrícola en otros lados del territorio del país
.
El explosivo crecimiento poblacional de Lima
asomó como un serio y gravísimo problema
sólo cuando se tuvo conciencia de que:
1) Era el resultado de una aluviónica migración de pobrísimos campesinos
y de no menos pobres y desocupados jóvenes de
pequeños pueblos, villorrios y caseríos andinos,
que llegaban a la capital en busca de las oportunidades que
total y absolutamente les venía negando la
República en su propio lugar de nacimiento;
2) La ciudad genera nuevas frustraciones, de las
expectativas –contexto de vida nuevo y moderno,
castellanización, y mayores posibilidades de
esparcimiento, por ejemplo– con que llegan los
recién migrados;
3) La ciudad es incapaz de resolver la demanda
más acuciante de los migrantes: trabajo
digno y bien remunerado;
4) En ausencia de alternativa, los migrantes
informalizan total y absolutamente la ciudad,
"calcutizándola", invaden y bloquean pistas y
veredas;
5) El país no ha sido aún capaz de
sustituir, con nuevos terrenos agrícolas o con mayor
productividad, las tierras urbanizadas,
acrecentándose así la demanda externa de alimentos, y la
inflación de precios de
la producción interna;
6) La ciudad es incapaz de ofrecer a los migrantes,
en cantidad y calidad, los
servicios urbanos que tradicionalmente venía prestando a
sus antiguos pobladores –pistas, parques, agua y
desagüe, electricidad,
recolección de desechos, etc.–;
7) Al no crecer proporcionalmente la oferta de
servicios, los limeños, pero en particular los sectores
medios, han
visto resentida seriamente la calidad de los que venían
recibiendo, pero, muy especial y significativamente, el de la
seguridad,
en la vivienda y en las calles.
El fenómeno, no obstante, generaba
simultáneamente otra gravísima
manifestación: el resto del territorio del país, en
lugar de verse cada vez más poblado, físicamente
más y mejor ocupado, y racionalmente mejor explotado,
quedaba, por el contrario, cada vez más deshabitado,
abandonado y deplorablemente trabajado y explotado. Todo ello, en
el área andina, en la Amazonía, y en las zonas de
frontera, acusaba niveles dramáticos.
Así, el centralismo, cobraba un altísimo
costo de
oportunidad –por producción no obtenida– por
sobre todo, en la agricultura,
ganadería
y minería.
Pero también un altísimo costo en términos
de seguridad nacional: a más espacios desocupados, mayor
vulnerabilidad y mayores costos en
Defensa.
Es decir, el centralismo, en uno y otro lado de la
cuestión –en el centro y en la periferia–, se
presenta como un problema de mayúsculas proporciones, y de
trascendentes repercusiones, algunas de las cuales –como se
verá– aún no se ponen del todo de manifiesto
y otras quizá son incluso insospechadas.
CAPITULO II
REGIONALIZACIÓN ¿SOLUCIÓN AL
CENTRALISMO?
2.1 REGIONALIZACIÓN
Desde tiempo atrás, los estados que imperaron en
el Perú buscaron la descentralización y para ello
dividieron el territorio en regiones, con miras a organizar mejor
el espacio territorial; y que esto a su vez permita un desarrollo
integral. En razón a ello se han planteado en la
actualidad varios modelos de
regionalización, basado en criterios geográficos,
económicos, políticos, históricos y
geopolíticos. Lo que se debe tener en cuenta es que el
modelo que se asuma debe ser producto de un enfoque
multidisciplinario y que cada región goce de
autonomía en beneficio de su propio desarrollo. Se define
como región a las unidades territoriales
geoeconómicas, con diversidad de recursos
naturales, sociales e institucionales, integradas,
histórica, económica, administrativa, ambiental y
culturalmente, que comportan distintos niveles de desarrollo,
especialización y competitividad
productiva, sobre cuyas circunscripciones se constituyen y
organizan gobiernos regionales (Ley de Bases de la
Descentralización n° 27783).
2.2 MODELOS DE REGIONALIZACIÓN
2.2.1 Regionalización
transversal
Propuesto por Javier Pulgar Vidal, con el objetivo de
que cada región pueda contar con recursos naturales de las
tres regiones Costa, Sierra y Selva). Bajo este planteamiento
surgen un total de nueve regiones
político-administrativas. Posteriormente, en 1987, Pulgar
Vidal presentó un nuevo proyecto de regionalización
transversal, pero esta vez consideró %la existencia de
solo cinco regiones. Para consolidar este modelo de
regionalización, se hace necesario que se integre el
territorio nacional con carreteras de penetración; pero
este proceso tendría grandes dificultades por la presencia
de los Andes.
2.2.2 Regionalización
geopolítica
Planteado por Edgardo Mercado
Jarrín, quien considera la conformación de cinco
núcleos de cohesión, bajo los criterios
geoeconómicos, geohistóricos y
geoestratégicos. Los cinco núcleos propuestos, son
las áreas más desarrolladas en lo amplio del
territorio nacional, permitiendo que estos núcleos generen
influencias hacia el resto del territorio (espacio de
crecimiento).
1) Núcleo norte (secundario) comprende
las ciudades de Chimbote, Trujillo y Chiclayo. Este
núcleo ejercería influencia hacia Cajamarca,
Tumbes, Piura, Amazonas, San Martín y Huánuco
(.lado occidental).
2) Núcleo centro oriental (primario)
tiene como sede a Lima Metropolitana, el cual llegará a
tener influencia hacia Pasco, Junín, Pucallpa, Ica y
Huancavelica.
- Núcleo sur medio oriental (terciario)
la ciudad que asume el papel de mayor desarrollo es Cusco y
este ejercerá influencia hacia el sur de lca, Ayacucho,
Apurímac y Madre de Dios.
4 Núcleo Sur (secundario) tiene
como sede a la ciudad de Arequipa y su área de
influencia comprende Moquegua, Tacna y Puno.
5) Núcleo Amazónico (terciario).
El centro de¡ núcleo se ubica en Iquitos, el cual
ejercerá influencia a todo el departamento de
Loreto.
2.2.3 Propuesta de Regionalización del
Ejecutivo
Proceso que tuvo como objetivo principal lograr la
descentralización político administrativa, pero
debido a la falta de una adecuada planificación así como por intereses
de los gobiernos de turno tanto local como nacional fue
desestimada, teniendo tan solo una vigencia limitada. Para su
ejecución se contó con un marco legal como es la
Ley de Bases de Regionalización No 24650 que fue publicado
el 11 de febrero de 1 988. Durante el proceso de
regionalización no se llegó a crear la
región Lima, pues existían serias pugnas con la
Provincia Constitucional del Callao. A partir de 1990 se
restauró el sistema departamental – creando las CTAR
(Consejo Transitorio de Administración Regional), que administran
los 24 departamentos. Las CTAR terminaron sus funciones el 1 de
enero del 2003. En esta fecha el Perú se dividió
políticamente en 25 regiones administrativas, excepto a
Lima-Metropolitana que no integra ninguna región,
razón por la cual la ley orgánica de
regionalización debe difundir con claridad las funciones y
competencias de cada gobierno regional. La sede de cada gobierno
es la capital del departamento respectivo.
Estructura del gobierno regional
(Ley de Bases de Gobiernos regionales –
27867)
Presidencia Regional
Organo ejecutivo del gobierno regional.
Representa a la región legalmente.
Convoca sesiones.
Promulga normas.
Dicta decretos y resoluciones.
Formula el plan de desarrollo.
Administra el patrimonio
regional.
El gobierno regional se renueva cada 4
años.
Consejo Regional
Organo normativo y fiscalizador del gobierno
regional.
Conformado por el presidente y el vicepresidente
regional, además de los consejeros de las provincias de
cada región.
Se reúne 2 veces al mes
Aprueba normas que regulen las labores del
gobierno.
Gerencia Regional
Tiene la función
administrativa, mediante un Gerente
Regional.
Son responsables legal y administrativamente por sus
actos.
Son nombrados por el Presidente Regional.
Funciones generales del gobierno
regional
Planifica y promueve el desarrollo y economía
regional.
Busca fuentes de
financiamiento para el logro de sus objetivos.
Realiza un manejo sostenible de los recursos naturales,
culturales y ambientales.
Presidentes Regionales elegidos el
2002
Después de ser elegidos mediante elecciones,
muchos de ellos contarán con el respaldo de su
mayoría en cada consejo regional, lo que significa una
gran ventaja para poder aprobar sus propuestas. Pero los
gobiernos regionales deben coordinar con el gobierno central, con
miras a lograr la unidad política, económica. Los
actuales presidentes regionales gobernaron hasta el
2006.
Región | Presidente | Partido |
1) Ucayali 2) Tumbes 3) Tacna 4) S. Martín 5) Puno 6) Piura 7) Pasco 8) Moquegua 9) M. de Dios 10) Loreto 11) Lima 12) Lambayeque 13) La Libertad 14) Junín 15) lca 16) Huánuco 17) Huancavelica 18) Cusco 19) Cajamarca 20) Ayacucho 21) Arequipa 22) Apurímac 23) Ancash 24) Amazonas 25) Callao | Edwin Vásquez López Iris Medina Feijoó Julio A. Alva Centurión Max Ramírez García Daniel Jiménez Sardón César Trelles Lara Víctor R. Espinoza Soto María Cristala Rafael Ríos López Robinson Rivadeneira Reátegui Miguel Ángel Mufarech Yehude Simón Munaro Homero Burgos Oliveros Manuel Duarte Velarde Manuel Tello Céspedes Luzmila Templo Condezo Salvador Espinoza Huarocc Carlos Cuaresma Sánchez Luis Pita Gastelumendi Werner Omar Quezada Martínez Daniel Vera Balión Luis Beltrán Barra Pacheco Freddy Ghilardi Álvarez Miguel Reyes Contreras Rogelio Canchez Guzmán | Independiente APRA APRA APRA Independiente APRA Independiente Somos Perú Nueva Izquierda Independiente APRA Independiente APRA Independiente APRA Independiente Independiente FIM APRA APRA APRA Independiente APRA APRA Perú Posible |
2.3 EL RETROCESO DE LA DESCENTRALIZACIÓN EN
EL GOBIERNO DE ALBERTO FUJIMORI
Alberto Fujimori destruyó la
descentralización formando un Estado hipercentralista
mencionando a Manuel Dammert Ego Aguirre. Según este
importante sociólogo Peruano, el Gobierno central de ese
entonces anula las 11 regiones creadas en el Gobierno Aprista
reemplazándolas por los Consejos Transitorios de administración Regional (CTAR) asumiendo
las mismas funciones de los Gobiernos eliminados hasta que se
elijan a nuevas autoridades.
Con la creación del Ministerio de la Presidencia
(MIPRE) en el año 1992, los CTARES toman más poder
debido a que el MIPRE se convierte en el ente coordinador con las
regiones proporcionándoles más recursos.
Según la constitución aprobada en 1993, las
autoridades de los CTARES debían ser elegidas en el
año 1995. Esto no se dio por razones autoritarias y
centralistas admitiendo más bien la creación de 12
CTARES más de las 12 ya existentes. Vale decir que todos
los departamentos del Perú debían ser convertidos
en regiones administradas por el Poder Central.
El presidente Regional era elegido por el Presidente de
la República y esta autoridad acordaba con un Consejo de
Coordinación conformada por los alcaldes
provinciales. De este modo, se eliminaba al Gobierno Regional
como el segundo nivel del Gobierno dando cabida a un Estado
centralista instalado en la hipercefálica Lima.
Con respecto a los Gobiernos Locales (entes Provinciales
y municipales), el régimen corrupto buscaba subordinar a
las municipalidades quitándoles responsabilidades y
entregándoles programas
asistenciales buscando así la dependencia de ellas
alrededor del Centro Nacional. Estos programas son:
– El Instituto Nacional de Fomento Educativo
(INFES)
- Programa Nacional de Asistencia Alimentaria
(PRONAA). - Programa Nacional de Agua
Potable (PRONAP) - Fondo Nacional de Compensación y
Desarrollo Social
(FONCODES).
De este modo, estas funciones que eran de responsabilidad de los Gobiernos Locales pasan a
manos del Gobierno Central desmantelando en sus funciones a los
municipios. Quiero añadir que estas políticas
se hicieron para que los habitantes de las provincias se
convirtieran en sujetos pasivos dependientes para que a
raíz de todo lo que haga el Ejecutivo, voten nuevamente
por el Gobernante por las funciones que este estaba realizando a
favor de estas provincias. Con ello se mantenía la
legitimidad del Poder y las Autoridades elegidas simplemente iban
a servir de pantalla formándose así las clientelas
y prebendas que tanto daño
hacen al país.
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