Características psicológicas de los conyugues de adictos al alcohol
- Historia
- El Concepto de
Codependencia - Codependencia y Conceptos
Relacionados - Crítica al Concepto de
Codependencia: - Conceptualización de la
Codependencia como Trastorno de
Personalidad - Perfil de la persona
codependiente - Objetivo
- Resultados
- Discusión
- Conclusiones
- Referencias
El presente estudio evaluó el autoconcepto de
las mujeres cónyuges de consumidores
problemáticos y no problemáticos de Alcohol, para
tal fin se utilizaron dos instrumentos: La variable de
agrupación, severidad del consumo, fue
medida por una adaptación del cuestionario
CID de evaluación del Alcoholismo
realizada por los investigadores, de esta forma se midió
indirectamente la severidad del consumo del
cónyuge.
La variable de interés:
el autoconcepto se midió mediante la escala de
autoconcepto incluida en el cuestionario de autoesquemas
(C.I.E). del Centro de Estudios Avanzados en Psicología
Cognitiva (C.E.A.P.C). Se seleccionó una muestra de 87
mujeres estrato 1 y 2. Se utilizó un diseño analítico descriptivo
comparativo y se empleó la prueba t de student para el
análisis inferencial, los datos se
analizaron mediante el programa
estadístico SPSS versión 7.5.1. Los resultados
mostraron una asociación entre ser cónyuge de un
consumidor
problemático y la tendencia a un contenido negativo del
autoconcepto.
Palabra Claves: Autoconcepto, Consumo de Alcohol
(01690) Codependencia (09985), Pareja (12205)
Hacia los años ochenta en el área del
tratamiento del alcoholismo y toxicómanos se empezó
a notar que las parejas y las familias del adicto estaban
afectadas por una condición que las llevaba a actuar como
catalizadores del proceso
adictivo del toxicómano y que para fortalecer la
recuperación y sentar las condiciones para que ésta
se mantuviese era recomendable trabajar también con los
facilitadores. Tanto profesionales y organizaciones
como Alcohólicos Anónimos observaron que algo
ocurría con las personas que estaban en relación
con el adicto. Así las esposas de los miembros de A.A.
empezaron a participar de las reuniones y posteriormente se
deslindó Al-Anon, un programa de doce pasos para amigos y
familiares de Alcohólicos, se empezó a hablar
entonces de co-alcoholismo. Al trasladar este término a
campo general de las adicciones se
acuño el término codependencia para catalogar a
quienes actuaban como facilitadores del proceso adictivo de otra
persona. Sin
embargo, la diferencia conceptual fundamental era que, en ese
momento se tomó la codependencia, como una
condición que por sí misma ameritaba tratamiento,
es decir, como una entidad clínica
independiente.
Sin embargo dentro de la comunidad
científica han surgido y se mantienen los interrogantes
frente a la validez de la codependencia como entidad
gnoseológica, existiendo poca claridad sobre que es la
codependencia en sí o más aún si existe o
no.
Desafortunamente existen pocos estudios empíricos
al respecto, siendo las fuentes
principales de la teoría
estudios más bien informales a nivel metodológico
con un pobre rigor científico. Debido a esto, surge la
necesidad de que los profesionales de la salud realicen estudios con
un buen rigor metodológico que permitan llegar a
conclusiones más validas y confiables que las construidas
hasta hoy. En este orden de ideas se busca que la investigación arroje luz sobre la
relación que existe entre el autoconcepto negativo y la
dependencia interpersonal patológica, con miras a mejorar
las intervenciones terapéuticas en el contexto inmediato
del adicto.
Codependientes Anónimos realizó su primera
reunión en octubre de 1986 en los Estados Unidos.
Los libros sobre
el tema empezaron a aparecer por esta época y fueron la
siguiente generación que evolucionó a partir de los
primeros planteamientos del Síndrome del niño
adulto (Burney, 2000). Esta conceptualización ve las
compulsiones como el resultado del bloqueo de la emoción
traumática original, y se trata de una orientación
claramente psicodinámica.
Sin embargo, el estudio científico de esta
condición ha estado
descuidado por parte de los profesionales en salud mental, por
lo tanto la literatura disponible
proviene de terapeutas que intentan sistematizar sus
observaciones clínicas. En mucho estas teorías
sobre la codependencia provienen de personas que se declaraban
como afectados por la codependencia y fueron rotuladas como
carentes de rigor científico por muchos
profesionales.
Al margen de la investigación científica se ha
desarrollado un programa destinado a ayudar a las familias a
enfrentar las crisis
familiares generadas por el alcohólico. Este programa se
presenta como una alternativa de información y soporte a los amigos y
familiares de alcohólicos y adoptó el nombre de
grupos AL-ANON
y ALATEEN y se trata de un programa de doce pasos al igual que al
Alcohólicos Anónimos. La idea de un grupo de
familia se
remonta a los años 1935 a 1941, a los mismos días
del nacimiento de Alcohólicos Anónimos y ligados a
la actividad de los grupos de recuperación para
alcohólicos.
Las esposas de alcohólicos que acompañaban
a los alcohólicos a sus reuniones se dieron que cuenta que
se podían ver beneficiadas con el mismo programa y que de
esa forma podrían mejorar sus relaciones familiares que a
menudo eran difíciles después que el
alcohólico había logrado la sobriedad.
El Concepto de
Codependencia
Las personas afectadas por la codependencia llegaron a
comprender que los psicólogos clínicos y los
psiquiatras, no podían ayudarlos (por que no
existía una comprensión del fenómeno) y
qué no había una respuesta satisfactoria por parte
de los profesionales de la salud mental . Se entregaron
así a la tarea de conceptualizar y describir lo que
ocurría con sus propias vidas. De esta forma surgió
gran parte de la literatura no técnica disponible, las
otras fuentes son documentos de
terapeutas interesados en ayudar a estas personas. Recientemente
ha surgido un interés por la comunidad científica
en el tema evidenciada en una emergente cantidad de publicaciones
de profesionales en el área de la salud sobre el
tópico.
Se revisaran ahora algunas definiciones provenientes de
esta primera tradición teórica. Beattie (1987) en
su libro
Codependent No More, que se constituido en un clásico de
autoayuda sobre el tema, la definió así: "La
persona codependiente es aquella que ha permitido que su vida se
vea afectada por la conducta de otra
persona, y que esta obsesionado tratando de controlar esa
conducta"; también Sharon Cruce (citada por Barnetche
1990) una terapeuta la define como "una condición
específica caracterizada por preocupación y extrema
dependencia (emocional, social y a veces física) de un
persona, A veces tan patológica, que afecta todas sus
relaciones.
Otro libro que ha sido una importante referencia para
las personas que se han interesado en tema es "Las mujeres que
Aman demasiado" de Robin Norwood (1986), pero desafortunadamente
su nombre no es muy sugestivo para los profesionales aunque su
contenido deja entrever una gran experiencia clínica en el
área. Básicamente, ella describe a la dependencia
emocional como obsesionarse con una persona y llamar a esa
obsesión amor,
permitiendo que ésta obsesión controle las emociones y el
comportamiento, si bien, existe cierto grado de
comprensión del impacto negativo de la relación
sobre la salud y bienestar, no existe la capacidad de liberarse
de ella. Norwood (1986) asocia la condición de la
codependencia con un hogar de origen disfuncional, en su
apreciaciones aunque los hombres adictos pueden o no provenir de
un hogar disfuncional, sus esposas casi siempre tienen este tipo
de historia.
Como conceptualizaciones desde el ámbito
terapéutico se encuentra por ejemplo la de Alvarado
(2000), un terapeuta especialista en el campo de las adicciones:
"La codependencia se define como la práctica de patrones
disfuncionales de relación de manera compulsiva, a pesar
del daño
resultante". Para Alvarado los codependientes desarrollan
negación acerca de la necesidad de controlar el mundo que
los rodea, sin embargo, invierten gran cantidad de tiempo y
esfuerzo tratando de controlar la conducta del adicto y el
entorno. Este autor indica que la Codependencia puede ser
diagnosticada como un problema primario aunque no pueda
identificarse ningún problema previo o coexistente en
ninguna persona del mismo sistema. Y
además señala que la aparición de la
Codependencia se ha notado en familias donde el abuso
físico o sexual se presenta, aun sin haber consumo de
sustancias.
Existen también aportes de la psicología
transaccional, Claude Steinner (1998), un terapeuta de esta
corriente, describe la codependencia como desempeñar el
papel de salvador, percibiendo al otro incapaz de hacerse cargo
de sus propias responsabilidades, en sus palabras, "un salvador
habitual siempre hace más de lo que debe y suele
involucrarse en actividades que no desea, en general no hace
más que crear problemas
interpersonales". Según este terapeuta, incurrir en un
rescates es el núcleo del comportamiento del
codependiente. Desde ésta concepción la
codependencia es asumir el papel de salvador como básico y
habitual, pero también es posible alternarlo con el papel
de víctima o perseguidor según la situación
dada.
Desde nuestro contexto existe el aporte de Riso (1999),
psicólogo clínico con más de veinte
años de experiencia que en su libro ¿Amar o
Depender? reconoce que el vacío en este tema es innegable.
Su libro, según sus propias afirmaciones intenta llenar en
algo ese vacío y lo cataloga como una obra de
divulgación científica. Riso se enmarca dentro de
las corrientes que ven la dependencia afectiva como una
adicción, para Él, el apego patológico
muestra las características básicas de cualquier
otra adicción pero con algunas peculiaridades que
necesitan estudiarse más a fondo. En la adicción
afectiva la seguridad-dependencia no está relacionada
con la droga sino con
la seguridad de tener a alguien. Luego en la adicción
afectiva existirá también síndrome de
abstinencia que será indicador de la presencia del apego
patológico. Además realiza una descripción
de cómo el sistema de autoesquemas se encuentra
comprometido a nivel de cognición y afecto.
Para Castelló (2002) el concepto de codependencia
se creó para dar cuenta de las diversas perturbaciones
emocionales que ocurrían en las parejas de personas con
trastornos relacionados con sustancias, en esta misma
línea Hacken (1993) citado por Blanco (1999),
señala que a partir de la creación de la
asociación de esposas de alcohólicos, con este
término se pretendió enfatizar el papel que juega
el cónyuge en el reforzamiento de la conducta del
alcohólico. En este orden de ideas, Irwin (1995) citado
por Blanco (1999) apunta que la esposa del alcohólico hace
suya la responsabilidad de la vida de su cónyuge y
a pesar de lo infructuoso de sus intentos su papel de cuidadora
le ayuda a desarrollar un particular sentido de identidad. Aun
que no se puede definir claramente un patrón de personalidad
codependiente si existen características identificativas
de estas personas: Se obsesionan y preocupan más del
trastorno relacionado con sustancias, generalmente alcoholismo y
toxicomanías, que la propia persona que lo padece, con la
consiguiente necesidad de control de su
comportamiento (Beattie, 1992 y Hule, 1994 citados por
Castelló, 2002), presentan una gran comorbilidad con los
trastornos del eje I del DSM IV (Hugues, 1998 citado por
Castelló, 2002); se descuidan o autoanulan; tienen baja
autoconfianza y autoestima
(Linley, 1999 citado por Castelló) y se involucran
constantemente en relaciones de pareja dañinas y
abusivas.
Las últimas conceptualizaciones sobre el tema
elaboradas por clínicos tienden a ver la codependencia
como un Trastorno de Personalidad. Mansilla (2002) define la
codependencia como una actitud
obsesiva y compulsiva hacia el control de otras personas y las
relaciones. Según este autor, "el vínculo que el
codependiente establece está colocado en la
preocupación por lo que el otro piensa, en el miedo a la
pérdida de la relación, sintiendo y vivenciando
culpa y siempre tratando de reparar. Por eso su
sintomatología se caracteriza por la necesidad de
controlar a las personas y por hacer propios los problemas del
otro, por una baja autoestima, por un locus de control externo,
por un autoconcepto negativo, por la represión de
emociones, por la evasión y negación del problema,
por las ideas obsesivas y conductas compulsivas y por el miedo al
abandono, a la soledad o al rechazo" (Mansilla, 2002).
Además este autor en su revisión teórica
cita los trabajos de Treadway (1990) y Lawlor (1992) que definen
la codependencia como un patrón de dolorosa dependencia de
otros, con comportamientos compulsivos y de búsqueda de
aprobación para intentar encontrar seguridad, autoestima e
identidad. Además en la misma dirección Masilla (2002) cita los trabajos
de Vacca (1999) que conceptualiza la codependencia como un
patrón de rasgos de personalidad claramente identificables
que presentan los integrantes de una familia que tiene un miembro
afectado por una adicción a sustancias
químicas.
Codependencia
y Conceptos Relacionados
Dentro de la literatura científica existen una
serie de términos que hacen referencia a la dependencia
interpersonal patológica entre los que existen
convergencias y divergencias importantes tanto de contenido como
de perspectiva. Castelló (2002) hace una revisión
teórica de la literatura técnica sobre el
tópico, sin embargo este autor intenta documentar lo que
rotula como dependencia emocional que en sus términos es
un patrón persistente de necesidades emocionales
insatisfechas que se intentan cubrir desadaptativamente con otras
personas:
Apego Ansioso: En sus trabajos Bowlby (citado por
Castelló 2002) describe un tipo especial de apego infantil
en el que el niño tiene un miedo constante a la
separación de una figura vinculada (por ejemplo la madre).
El vinculo que mantienen estos niños
no es seguro y esto
produce en ellos un continuo estado de alerta ante la temida
separación y desprotección. El apego ansioso o
ansiedad de separación se ha relacionado con
psicopatologías ansiosas como la depresión
y la agorafobia e indirectamente con el comportamiento violento o
antisocial.
Es así como la diferencia entre el apego ansioso
y la dependencia emocional se basa en el enfoque excesivamente
conductual, es decir, en que su conceptualización los
fenómenos de apego y de la separación están
minusvalorados afectivamente. Por otra parte autores como M.
Ruter (1990, citado por Castelló, 2002) han expuesto que
lo patógeno no es en sí una separación
temporal, sino la perdida de vinculaos afectivos creados, y mucho
más cuando no hay oportunidad para crear otros nuevos o se
producen situaciones de indefensión. Para Castelló
(2002) el vinculo afectivo presenta una segunda finalidad
biológica aparte de proporcionar seguridad, y es la de
relacionar emocionalmente a los individuos con el
propósito de lograr una organización social cohesionada, y es esta
finalidad la que esta directamente relacionada con la dependencia
emocional.
Sociotropía: Dentro de los enfoques
cognitivos de la depresión se ha identificado dos estilos
de pensamiento:
el autonómico caracterizado por la independencia
y perfeccionismo con rumiaciones sobre el fracaso o la inutilidad
y el sociotrópico centrado en la dependencia
interpersonal, la necesidad imperiosa de afecto, o el temor a la
sobre valoración del rechazó.
La sociotropía es uno de los conceptos parecidos
a la codependencia, los lamentos y las creencias subyacentes en
el caso de la depresión sociotrópica son fieles
exponentes de sufrimiento que puede llegar a padecer un
dependiente emocional, hasta el punto que se puede hablar de
conceptos solapados. Según Castelló (2002) no se
puede reducir la dependencia emocional a la depresión ni
explicar la depresión en estas personas exclusivamente por
la dependencia afectiva.
Personalidad Autodestructiva: La tradición
psicoanalítica ha estudiado un tipo de personalidad que
busca el dolor y niega la experimentación de sensaciones
agradables o placenteras. Desde su denominación original
de masoquista esta personalidad ha pasado ha convertirse en
"autodestructiva", con tal de eliminar la supuesta necesidad de
castigo o el placer en el dolor que se había sugerido como
hipótesis etiológicas desde la
tradición psicodinámica.
Actualmente este concepto se considera como un
trastorno de la
personalidad, caracterizado por: mantenimiento de relaciones
interpersonales de subordinación: rechazó de
ayuda o elogios; estado de animo disfórico o ansioso;
minus valoración de los logros; tendencia a emparejarse
con personas explotadoras; escasa evitación del dolor;
asunción del papel de víctima etc. Además
posee escasas habilidades sociales como la asertividad,
tiende a padecer trastornos depresivos, su autoestima es muy
baja y apenas experimentan placer en sus vidas. (
Castelló, 2002).
Sin embargo, Castelló (2002) afirma que los
dependientes emocionales no tienen como fin autodestruirse y ni
mucho menos gozan del dolor, sino que tienen una autoestima
deficiente, un sentimiento continuo de soledad y una insaciable
necesidad de afecto que les conducen a emparejarse con personas
explotadoras que los maltratan y no le corresponden. Esta es la
diferencia fundamental con la personalidad
autodestructiva.
Adicción al Amor: Se ha trazado una
analogía compresiva entre los fenómenos de
dependencia interpersonal patológica con las adicciones a
sustancias psicoactivas. De hecho, algunos autores equiparan los
fenómenos y consideran que existe una adicción
emocional que opera bajo mecanismos muy similares de las
adicciones a sustancias. Los estudios realizados bajo este
enfoque han encontrado muchas coincidencias que justifican la
denominación de adicción (Timmreck, 1990;
Jiménez, 1999; Schaeffer, 1998 citados por
Castelló, 2002): Necesidad irresistible de tener pareja o
estar con ella; priorización de la persona objeto de la
adicción con respecto a cualquier otra actividad;
preocupación constante por acceder a ella en caso de no
encontrarse presente ("dependencia"); sufrimiento que puede ser
desvastador en caso de ruptura ("abstinencia"), con episodios
depresivos o ansiosos, pérdida aún mayor de
autoestima, hostilidad, sensación de fracaso, etc; y
utilización de la adicción para compensar
necesidades psicológicas.
Para Castelló (2002) la desventaja del concepto
es su énfasis transversal (énfasis en el estado, un
rótulo tipo eje I del DSM IV), es decir, que para ser
identificada es necesario que exista el objeto de
adicción: la pareja. Esta observación debido a que según
Castelló (2002) para que exista dependencia emocional no
necesariamente se tiene que estar involucrado en una
relación de pareja. En este sentido este autor argumenta
que el dependiente emocional puede estar "asintomático"
–entendiendo la adicción como el síntoma-
pero por supuesto continuar siéndolo y se
convertirá en un adicto al amor sintomático cuando
este involucrado en una de sus numerosas relaciones destructivas.
De esta forma Castelló (2002) enfatiza sobre las variables de
personalidad , estructura
cognitiva y creencias nucleares implicadas en la dependencia
emocional.
Crítica
al Concepto de Codependencia:
Castelló (2002) realiza dos críticas al
concepto: la primera es de perspectiva y es que la codependencia
está condicionada por otra persona, generalmente un
alcohólico un toxicómano, aunque también se
halla extrapolado este concepto a otras situaciones como a la
convivencia con enfermos crónicos. La segunda es de
contenido, aun que no se puede configurar un patrón
homogéneo de la personalidad de los codependientes si es
frecuente la autoanulación para entregarse y cuidar de la
persona con problemas. Ciertamente, un dependiente emocional
puede realizar los mismos actos pero con una diferencia notable
de fondo: lo haría únicamente para asegurarse la
preservación de la relación y no por esa continua
entrega y preocupación por el otro que caracteriza a los
codependientes. Podríamos calificar a los codependientes
como abnegados siendo sus motivos altruistas aun con una
desatención patológica hacia sus propias
necesidades; estando el dependiente emocional en el caso opuesto
centrado únicamente en sus gigantescas demandas
emocionales. Cuidar y entregarse seria un fin para el
codependiente, y sólo un medio para el dependiente
emocional.
Esta diferenciación de la intencionalidad de la
estrategia
codependiente contrapuesta con la entidad clínica de
dependencia emocional defendida por Castelló (2002) es
dudosa utilidad y
validez. Que haría pensar que los codependientes y los
dependientes emocionales son distintos en principio o que existan
diferencias en el contenido de la intencionalidad en una
estrategia de relación dependencia.
Conceptualización de la Codependencia como
Trastorno de Personalidad
Intentando sintetizar e integrar estas teorizaciones se
puede delimitar el concepto así: la codependencia es una
condición clínica que se manifiesta principalmente
en patrones de relación interpersonal claramente
identificables que constituyen la estrategia codependiente y que
consiste en cultivar patrones de relación en los que se
comportan como la muleta psicológica de su pareja y de los
otros significativos, de este patrón relacional obtienen
la seguridad interpersonal que necesitan y creen eliminar la
amenaza del abandono, la pérdida afectiva y la soledad a
los que tanto temen. Se encuentran especialmente comprometidos
los autoesquemas y el sistema general de creencias, y finalmente,
estos factores dirigen a la persona a una estrategia relacional
autodestructiva. La Codependencia, como patrón relacional,
es supremamente estable y polivalente, compromete la estructura
de la personalidad y por tanto es posible conceptualizarla como
un trastorno de personalidad.
En el DSM IV el trastorno de personalidad se describe
como:
- Cognición (p. ej., formas de percibir e
interpretarse a uno mismo, a los demás y a los
acontecimientos). - Afectividad (p. ej. La gama, intensidad,
labilidad y adecuación de la respuesta
emocional). - Actividad interpersonal
- Control de impulsos.
- Cognición (p. ej., formas de percibir e
- Un patrón permanente de experiencia interna y
de comportamiento que se aparta acusadamente de las
expectativas de la cultura del
sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más)
de las siguientes áreas:
La codependencia como trastorno de personalidad muestra
compromiso en todas las áreas establecidas por el DSM IV
(aspecto que se ampliará en el apartado dedicado al perfil
de la afección) siendo perfectamente viable la
aplicación de esta categoría
diagnóstica.
El DSM IV reserva la categoría del trastorno de
personalidad no especificado para dos casos: cuando el trastorno
cumple criterios de varios trastorno pero ninguno en
específico o cuando el trastorno no está incluido
dentro de la clasificación (por ejemplo el trastorno de la
personalidad pasivo agresivo).
Según el DSM IV la característica
básica del trastorno de la personalidad es la persistencia
y la inflexibilidad del patrón que resulta desaptativo.
Por otro lado, hoy en día sabemos que la polivalencia del
trastorno de personalidad lo hace autoperpetuante, el
patrón se mantiene y retroalimenta así mismo
creando la espiral descendente o "circulo vicioso" que
acentúa las manifestaciones sintomáticas y el
malestar subjetivo.
Esta característica de los trastornos de
personalidad, aportada por los modelos
cognitivo-conductuales explica la progresión de la
enfermedad sin necesidad de apelar a la visión de
adicción emocional-afectiva. La persona codependiente
construye un nicho sobre el que se mantiene la
problemática, o en palabras de Riso (2000), El sujeto
genera en su medio formas de mantenimiento y además se
auto convence.
En suma, teóricamente es posible realizar el
diagnostico de codependencia como trastorno de personalidad,
concretamente en el DSM IV se apelaría a la
categoría de Trastorno de Personalidad no especificado:
Trastorno de la Personalidad mixto Obsesivo-Compulsivo y
Dependiente Barnetche, 1990). Las razones para aplicar esta
categoría se aclararán en el perfil.
Belloch, Ramos y Sandín (1995) en su Manual de
Psicopatología citan los trabajos de Millon (Millon y
Everly, 1985) quien concibe dos variantes del Trastorno de
personalidad obsesivo-compulsivo, el Trastorno de Personalidad
Mixto compulsivo- dependiente y el Trastorno de Personalidad
Mixto compulsivo- paranoide, además, como trastornos
asociados en el eje I (según el modelo
multiaxial del DSM IV) enumera, T. Obsesivo compulsivo, T.
Fóbicos, T. Somatoformes, T. Psicosomáticos,
Psicosis reactiva
breve y trastornos esquizofreniformes y T. Afectivos. Para este
caso la codependencia se ajustaría al trastorno de
personalidad mixto compulsivo-dependiente y los trastornos
asociados en el eje I suelen ser el motivo de consulta,
particularmente los trastornos afectivos como la depresión
y en otros casos emocionales como la ansiedad que puede no
traspasar el umbral diagnóstico para un trastorno pero que
resulta en un gran malestar subjetivo.
Si bien las personas afectadas por la conducta del
adicto e inmersas en un sistema familiar adictivo tienen mucho
que enseñar sobre el cuadro clínico del
codependiente, no todos los codependientes han estado durante su
vida necesariamente en relación con un adicto o
toxicómano. Es la estrategia interpersonal de relacionarse
con personas que necesiten ser ayudadas y rescatadas, la
característica esencial de la codependencia (control
interpersonal), esto, independientemente del tipo de falencia que
presente el rescatado. Puede tratarse de un adicto, de una
persona abusiva y maltratante, de alguien que sufra una
enfermedad médica grave, etc. Algo que indique que el
codependiente será necesitado. Además la estrategia
no se limita a la elección y consolidación de una
relación de pareja, sino que se extiende a las otras
relaciones interpersonales, sean familiares, de amistad e incluso
profesionales, implica además una posición frente
al mundo y la realidad aparece distorsionada. Así las
cosas la codependencia que en su primera conceptualización
estuvo asociada exclusivamente al campo del tratamiento de las
adicciones pasaría a ser una categoría mucho mas
amplia aun que por tradición, hasta el momento, se
conserve su término original para designar al
compañero del adicto.
Perfil de la
persona codependiente
La literatura disponible sobre la codependencia enumera
una serie de características que arrojan pistas sobre la
identificación de la persona codependiente. Sin embargo,
es difícil generar un perfil homogéneo que defina
una entidad clínica específica.
Hipótesis
Etiológicas:
Irwin (1995) citado por Blanco (1999) sostiene que la
codependencia del cónyuge del adicto puede haber sido
adquirida durante la niñez. De esta manera se interpreta
la codependencia como el resultado del desarrollo
psicológico del sujeto dentro de una familia con
algún tipo de disfunción (y por tanto no
necesariamente relacionada con la alcoholdependencia). De esta
manera en historia de vida de estas personas se encuentran
frecuentemente las siguientes circunstancias: Familia de origen
disfuncional, violencia
intrafamiliar, presencia de adicciones químicas y/o
emocionales en la familia de
origen, historia de rechazo, historia de abandono y/o historia de
abuso sexual,
sobrecontrol y sobreprotección parental.
Área Interpersonal
Estrategia: Buscan personas que puedan depender
de ellos y no amenacen marcharse por lo que sus relaciones
están determinadas por la necesidad de ser
necesitados (Norwood, 1986). La estrategia de personalidad es
cultivar relaciones de dependencia en las que se pretende asumir
posiciones de poder y
control, de esto depende su propia seguridad y valoración
personal. Para
esto suprime su propia emoción y dirige su atención hacia los problemas de otros,
así evade su propia realidad y sus sentimientos
(Black, 1989). Por consiguiente la capacidad de estar en contacto
consigo mismo está reducida. Es importante aclarar que el
codependiente busca principalmente alguien a quien cuidar,
contrario al dependiente "puro" que busca quien se haga cargo de
él y adopta una estrategia de sumisión.
Relaciones Interpersonales:
Se relacionan con personas en dificultades: inaccesibles
emocionalmente frías y distantes; no disponibles por
distancia física o por la existencia de otra pareja; con
problemas de adiciones químicas y/o emocionales; con
falencias de la personalidad y en el control de los impulsos; con
enfermedades
médicas graves o algún otro tipo de incapacidad.
Personas a las que puedan "ayudar" y esperar en
retribución amor y aceptación. Precisa relacionarse
con personas cuyas dificultades sean más graves que las
propias para lograr sentirse "útil", mejor consigo mismo y
comparativamente no ver tan mal su propia historia y
situación. La magnitud de los problemas de las personas
con que se relaciona hace que los propios parezcan poco graves.
Como consecuencia y dadas las características que busca en
las personas con las que se relaciona, existe un historial de
relaciones afectivas frustrantes y maltratantes a nivel
psicológico y/o físico.
Disfunciones de la Intimidad:
Miedo al abandono y/o temor a la soledad. Mantiene una
relación no satisfactoria simplemente para no estar
sólo o para no reexperimentar abandono y desamparo.
Reserva, desconfiaza y celos hacia la pareja. Al codependiente le
es difícil ser vulnerable y tomar riesgos para
la intimidad. Teme ser herido, traicionado, engañado,
criticado, abandonado o rechazado al entregar sus verdaderos
sentimientos, flaquezas y debilidades. En consecuencia se muestra
fuerte y en control y suprime sus emociones con el fin de lograr
seguridad.
Déficits en la Asertividad:
Dificultad para renegociar sus relaciones y poner
límites. Le es difícil identificar
donde terminan los otros y empiezan sus propios derechos. Soporta
transgresiones y abusos en todo sentido. Frente a las
dificultades interpersonales puede oscilar entre el silencio
pasivo y le explosión agresiva.
Obsesión:
Pensamiento obsesivo en relación a los problemas
de la pareja, continuamente esta tratando de idear nuevas
estrategias
para controlar y dominar la situación. Rumiación de
pensamiento entorno a problemas que no esta bajo su alcance
solucionar (generalmente de otras personas). Anticipa
constantemente peligros interpersonales que intentará
neutralizar . La persona codependiente se obsesiona con el
control interpersonal.
Compulsión:
La obsesión con el control interpersonal lo lleva
a intentar frenéticamente impedir el desastre
interpersonal por lo que su comportamiento es compulsivo en este
sentido, es así como posee un repertorio de conductas por
un lado manipulativas y por otro retentivas de su pareja y de
otras personas significativas. Además, pueden existir en
distintos grados otros comportamientos compulsivos como
perfeccionismo, orden y limpieza; desordenes en la alimentación
atracones de comida con o sin vómito inducido
y/o periodos prolongados de aguantar hambre; abuso de sustancias
pscicoactivas (píldoras, tabaco, alcohol,
etc.); otras compulsiones (por ejemplo el trabajo, el
sexo o el
deporte). Son
personas impulsivas y actúan sin pensar en las
consecuencias a largo plazo.
Necesidad de Control:
Su necesidad de controlar y dominar las situaciones,
como también su necesidad de ocultar de si mismo y de los
demás la realidad de lo caótico de su vida pasada y
presente dificultan que reconozca ante si mismo la necesidad de
ayuda. Por esta razón se muestran reacios a recibir ayuda
profesional y de organizaciones y sólo lo harán en
medio de una crisis supremamente profunda que signifique un fondo
en la progresión de su enfermedad. Necesitan mantener el
control sobre la exteriorización de sus emociones y pueden
mostrarse rígidas y reservadas.
Emocionalidad caótica:
Su sistema emocional se comporta de forma caótica
(a pequeñas causas, grandes efectos. La causa original se
amplifica dentro del funcionamiento del sistema dando como
resultado un efecto impredecible) se pasa con facilidad de la
alegría o euforia a la tristeza profunda o la ira. Puede
verse inundada por sentimientos y emociones que no comprende y
cuyo origen no conoce. Tiende a sobrerreacionar y a
sobrevalorar estímulos. En este sentido sus miedos
profundos y apego a relaciones que interpretan como "seguras" son
el componente emocional y afectivo que constituyen el
núcleo de la afección.
Área Cognitivo Personal
Autoesquema Negativo:
Baja autoestima, baja autoeficacia, autoconcepto y
autoimagen negativas, en diferentes grados.
Estándares de Evaluación: Es
hipercrítico consigo mismo y con los demás. Suele
evaluar con parámetros muy elevados que aplica a si mismo
y a otros.
Contacto Consigo mismo:
Esta más en contacto con las necesidades, deseos
y sentimientos de otros que con los propios, su alta necesidad de
aceptación y confirmación hace que se acomode a los
deseos y necesidades de otros. Por lo tanto le es muy
difícil reconocer sus propios deseos, sentimientos y
necesidades.
Estrategias de Autoengaño:
Negación a nivel de la realidad propia y la de su
pareja y entorno (no reconoce lo que realmente ocurre) y sus
sentimientos al respecto (se desconecta y bloquea sus emociones
presentes y pasadas). No sabe lo que siente, se le dificulta
nombrar sus estados de animo y sus emociones, tras años de
practica de la negación y la represión no puede
atravesar la barrera verbal (Steiner, 1998).
Área
Afectiva-Motivacional
Estado Afectivo:
Tendencia a la depresión y/o a la ansiedad y a la
angustia. Incapacidad para Elaborar Pérdidas: Incapacidad
para resignarse y elaborar la pérdida afectiva que se
evidencia en la falencia para terminar la relación aun
cuando ésta se percibe como dañina, no gratificante
o maltratante.
Dependencia Afectiva:
Depende de su pareja y otras personas para lograr la
sensación de seguridad y valía personal. El tiempo
que ha pasado sin pareja es mínimo, salta de una
relación a otra sin tomar el tiempo necesario para
elaborar la pérdida y cuando es inminente la ruptura a
menudo tiene otras opciones disponibles que ya ha cultivado, o
bien, permanece en una larga relación de dependencia donde
no se satisfacen sus necesidades emocionales y afectivas y
resulta además maltratante. Sus relaciones hacen a su
pareja el centro de su vida y las verbalización
prototípicas son: "Mi vida no tiene sentido sin él
(ella)", "No puedo vivir sin él (ella)". Existe
Síndrome de abstinencia emocional cuando se intenta
romper la relación o se termina, que se manifiesta con
ansiedad, angustia y depresión. Por lo que los intentos de
ruptura no prosperan o se busca rápidamente una
relación sustituta.
Enfermedades Psicosomáticas:
Frecuentemente padece enfermedades relacionadas con el
estrés
tiende a la somatización, presenta ulceras, gastritis,
dolores de cabeza, dolores de espalda, resfriados recurrentes,
alergias.
De acuerdo con la revisión teórica se
encuentra que la delimitación del concepto de la
codependencia como entidad clínica es confuso y aun que
existe evidencia empírica de que su existencia
(Pérez y Delgado, 2001), las características
centrales de los codependientes deben estudiarse y delimitarse
mejor.
Partiendo de lo anterior y teniendo en cuenta que el
autoconcepto negativo se considera como una de las
características de la expresión sintomática
del codependiente (Mansilla, 2002), se genera el siguiente
problema de investigación: ¿Existe
asociación entre la severidad del consumo del
cónyuge y la tendencia a un autoconcepto
negativo?
Del problema se puede originar la siguiente
hipótesis general.
- Existen diferencias significativas entre los
cónyuges de consumidores problemáticos y no
problemáticos respecto a la tendencia al contenido
negativo del autoconcepto.
Comparar el autoconcepto de las mujeres cónyuges
de consumidores problemáticos y no problemáticos de
alcohol, asociado a la severidad de consumo.
FACTORES | VARIABLE | DEFINICION | MEDICION | INDICADOR/ CATEGORIA |
Sociodemográficas | Edad | Se entiende como el conjunto de | Cuestionario de Datos | Años cumplidos |
Nivel Educativo | Idem | Primaria incompleta (1) Primaria Completa (2) Bachillerato incompleto (3) Bachillerato completo (4) Técnico incompleto (5) Técnico completo (6) Otro (7) | ||
Tipo de Unión | Idem | Matrimonio Católico (1) Matrimonio civil (2) Unión libre (3) Otro (4). | ||
Duración de la Unión. | Idem | Años | ||
Antecedentes de Consumo | Comportamiento de consumo antes de la | Si (1) No (2) | ||
Psicosocial | Severidad del Consumo del cónyuge o | Entendido como el grado de desajuste que la | Cid | 1. Consumo Social o bebedor social. 2. Consumo de Riesgo. 3. Consumo Perjudicial. 4. Dependencia Alcohólica. |
Autoconcepto | Idea o cognición que la persona tiene de | Escala de Autoconcepto de Cuestionario de | Puntuación normalizada |
Diseño:
Se utilizó un diseño analítico
descriptivo comparativo con el objetivo de
buscar posibles asociaciones entre variables. Se escogió
este tipo de diseño ya que no se manipularan variables
sino que se midieron dadas, siendo posible comparar los
resultados de cónyuges de consumidores
problemáticos con cónyuges de consumidores no
problemáticos. Es un diseño de un grupo
único de características demográficas
similares donde se pretendió explorar si existen
diferencias en el autoconcepto de las mujeres dependiendo de la
severidad del consumo de alcohol de su cónyuge.
Participantes:
Mediante selección
intencional se escogió una muestra de 87 mujeres con
edades entre 18 y 64 años, estrato 1 y 2 pertenecientes a
la ciudad de Bogotá D.C,. que cumplieron las condiciones
de inclusión. La participación en el estudio fue
voluntaria y anónima, no se calculo un tamaño de
muestra predeterminada sino que se incluyó el mayor
número de personas que desearon participar.
Instrumentos:
Se empleó la escala de autoconcepto del
cuestionario de autoesquemas (C.I.E) diseñado y validado
en Medellín por el Grupo del Centro de Estudios Avanzados
en Psicología Cognitiva (C.E.A.P.C), la cual consta de 19
ítems, en una escala likert, así: (1) Muy en
desacuerdo, (2) Moderadamente en desacuerdo, (3) Ni de acuerdo,
ni en desacuerdo, (4) Moderadamente de Acuerdo (5) Muy de
Acuerdo. Para este estudió se calculo la confiabilidad de
la escala mediante el índice de consistencia interna Alfa
con un coeficiente de 0.7251, el que se considera como aceptable.
Con el fin de medir la severidad de forma indirecta la severidad
del consumo del cónyuge, se realizó una
adaptación de los 7 items del instrumento CID que
evalúa el nivel de alcoholismo mediante cuatro
categorías: de 0 a 1 consumo Social o Bebedor Social, 2 a
3 consumo de riesgo, de 4 a 5 consumo perjudicial, de 6 a 7
dependencia alcohólica. Además se aplicó el
formato original de la prueba a la mujeres participantes en el
estudio con el objetivo de evaluar la relación entre el
consumo problemático del cónyuge con un consumo
propio.
Adicionalmente se elaboró el formulario de
recolección
de datos demográficos en el cual se incluyeron 6 items
diseñados por los investigadores para evaluar los
antecedentes del consumo en la relación de
pareja.
Procedimiento:
. Las participantes fueron contactadas mediante líder
comunitaria del barrio Santa Rosita de la localidad de Engativa,
se trata de mujeres que asisten a los programas
comunitarios de la parroquia. Los investigadores coordinaron con
la líder comunitaria dos reuniones de aplicación
del instrumento previa indicación de citar a mujeres que
cumplieran con las siguientes características de
inclusión: (1) Ser mujer, (2)
Convivir con su pareja por lo menos desde hace un año, (3)
Que su pareja se hubiese embriagado por lo menos dos veces en el
último año. Las tres escalas y las variables
sociodemográficas se presentaron en un solo formato de
aplicación cuyo promedio de diligenciamiento fue de 15
minutos.
Plan de Análisis:
Los datos de la ficha demográfica se analizaron
de forma descriptiva. En la práctica el diseño
metodológico del estudio es de un solo grupo pero la
medición de la variable de severidad del
consumo del cónyuge se pensó para dividir al grupo
en dos, aquellas mujeres que convivien con un bebedor no
problemático o social y aquellas mujeres que conviven con
un bebedor problemático (Consumo de riesgo, consumo
perjudial y dependencia alcohólica) Se cruzaron diferentes
posibilidades de asociones entre variables buscando
significación estadística. Mediante la t de student se
compararón las medias del autoconcepto entre los dos
grupos de mujeres.
El análisis descriptivo arrojo una edad promedio
30 años en la muestra, siendo la edad más frecuente
22 años. En relación con la convivencia se
halló un promedio de convivencia de 8 años, desde 1
hasta 3 años de convivencia se encuentra un 51% acumulado.
En cuanto al nivel educativo se encontró que los datos
más sobresalientes son: el bachillerato incompleto con
25.3% y el bachillerato completo en un 29.9%. El tipo de
unión más frecuente es la unión libre en un
54%, seguido por el matrimonio
católico en un 33%.
Los antecedentes del consumo evalúan el
comportamiento de consumo de alcohol antes, durante el noviazgo,
y en la actualidad, la persona reporta su percepción
de la conducta problemática de beber respecto a su
cónyuge y a sí misma. Según esto, el 44% de
las mujeres reportaron que su cónyuge bebía de
forma excesiva o problemática antes de conocerla, el 20.%
consumió de forma excesiva o problemática durante
el noviazgo, y el 23% reportó que su cónyuge bebe
de forma excesiva o problemática en la
actualidad.
Frente al consumo personal se encuentra que en un 14%
las participantes bebían de forma excesiva o
problemática antes de conocer a su pareja. Un 12 %
bebía de forma excesiva o problemática durante el
noviazgo y un 10% bebe de forma excesiva o problemática en
la actualidad.
La forma adaptada de CID arrojo los siguientes
porcentajes de severidad del consumo en los cónyuges de
las participantes según las categorías: Consumo
Social 53%, Consumo de Riesgo 22%, Consumo Perjudicial 21%, y
Dependencia Alcohólica 5%.
El análisis inferencial se hizo mediante el
estadístico de t de student para la comparación de
las medias de la escala de autoconcepto de las mujeres,
según, la agrupación realizada mediante el
resultado la prueba CID que permitió dividir el grupo de
mujeres entre aquellas que conviven con consumidores no
problemáticos (consumo social) y mujeres que conviven con
consumidores problemáticos (consumo de riesgo, consumo
perjudicial y dependencia alcohólica). Se encontró
que existe una asociación con una significancia de 0.051
(F=3.903), entre, convivir con un consumidor problemático
y la tendencia a un autoconcepto negativo. En esta misma
dirección, en cuanto a antecedentes del consumo,
también se encontró que la presencia de
comportamientos problemáticos o excesivos de consumo del
cónyuge durante el noviazgo se asocia con la tendencia a
un autoconcepto negativo en la mujer con una
significancia de 0.034 (F=4,6196).
Adicionalmente, se encontró que la tendencia a un
autoconcepto negativo se asocia también con el reporte de
beber de forma excesiva o problemática de la mujer en la
actualidad con una significancia de 0.039 (F=4.395).
Por otro la lado, al hacer el análisis
ítem por ítem de la escala de autoconcepto
utilizando también la prueba t en la puntuación
promedio de cada reactivo se encontraron diferencias
significativas en tres de los items, asociadas a convivir con un
consumidor problemático de alcohol. En el reactivo (1):
"pienso que estoy muy lejos del ideal de persona que quisiera
ser" se da una significancia de 0.012 (y F=6.672). De igual
manera, en el ítem (13) "A menudo actuó en forma
torpe" se halló dicha asociación con una
significancia de 0.041 (y F=3.315). Y finalmente en el
ítem (4): "Me da dificultad reconocer que tengo
cualidades" se encontró una significancia de 0.003 (y
F=9,091) en la misma asociación.
Partiendo de los resultados obtenidos, se puede decir
que se dio respuesta al problema objeto del presente estudio
verificándose la hipótesis planteada con un alfa
de 0.06 , en la medida en que se encontró que sí
existen diferencias significativas entre los cónyuges de
consumidores problemáticos y no problemáticos de
alcohol, respecto a la tendencia al contenido negativo del
autoconcepto.
La asociación fue significativa a un nivel de
0.51, de acuerdo a lo sugerido por Kerlinger (1988) se reporta
una significación mayor a lo convencional (0.05 y 0.01),
por que según este autor en la actualidad hay una nueva
tendencia de pensamiento sobre los niveles de significancia;
consistente en que los investigadores reporten los niveles de
significación de todos los resultados a un nivel
razonablemente útil.
De acuerdo a lo anterior se encuentra soporte
empírico para respaldar la asociación entre la
tendencia a un contenido negativo del autoconcepto y convivir
con un consumidor problemático de alcohol. Aspecto
planteado sólidamente por los clínicos que hablan
de las características de los codependientes. De acuerdo
al modelo cognitivo conductual el autoconcepto es una
estructura o contenido que mediante los procesos
autoevaluativos genera la autoestima, la autoimagen e influye
en la autoeficacia (Oñate, 1989).
En este orden de ideas de puede esperar que al estar
alterado el autoconcepto consecuentemente se afecten las otras
categorías del autoesquema. En el estudio del Programa
Presidencial Rumbos (Perez y Delgado 2001) se encontraron
diferencias estadísticamente significativas en los
niveles de autoestima, depresión y control emocional al
comparar un grupo de codependientes y controles.
Además, citando los trabajos de Treadway (1990)
y Lawlor (1992) que definen la codependencia como un
patrón de dolorosa dependencia de otros, con
comportamientos compulsivos y de búsqueda de
aprobación para intentar encontrar seguridad,
autoestima e identidad,(citados por Masilla, 2002), se
entiende que los problemas de autoesquemas son centrales en la
personas que conviven con consumidores
problemáticos.
Los resultados de este estudio con congruentes con
otras investigaciones
realizadas en nuestro país como es el caso del estudio
"Estilos de Afrontamiento Utilizados por Cónyuges
Problemáticos y No Problemáticos"
encontrándose que los cónyuges de consumidores
problemáticos tienden al un estilo de afrontamiento
enfocado en la fantasía: seguido por un estilo de
afrontamiento enfocado en la búsqueda de soporte social
y la solución de problemas; y finalmente un estilo de
afrontamiento enfocado en la autoculpabilización
(Cuenca, 2002).
En esta misma dirección Pérez y Delgado
(2001) encontraron la tendencia al No afrontamiento en sujetos
codependientes (definido como Intento por evitar el
afrontamiento de los propios sentimientos emociones o
imposibilidad para expresarlos). Teniendo en cuenta que las
formas de afrontamiento involucran procesos relacionados con el
autoconcepto y la autoeficacia, es coherente encontrar que una
persona con déficit en los estilos de afrontamiento
posea la tendencia a un autoconcepto negativo y
viceversa.
Otros resultados importantes obtenidos en el presente
estudio indican que los antecedentes de consumo
problemático o excesivo del cónyuge durante el
noviazgo se asocian con la tendencia a un autoconcepto negativo
en la mujer. Este dato puede interpretarse como un indicador de
que la tendencia o vulnerabilidad a un autoconcepto negativo
estaba antes de la unión, es decir, que es posible que
se trate de una característica estable adquirida con
anterioridad y posiblemente mantenida por una situación
de disfunción familiar u otros factores.
Es importante señalar que esta
característica puede relacionarse con la elección
de pareja en la medida en que un déficit en los
autoesquemas puede llevar a hacer elecciones como estrategia
compensatoria de afrontamiento de un esquema nuclear negativo
(definido como la autopercepción del yo, de la gente y
el mundo, Riso, ).
Para finalizar, es importante resaltar que en el
análisis ítem por ítem de la escala de
autoconcepto se encontraron tres ítems cuyo promedio fue
mas bajo en las mujeres cónyuges de bebedores
problemáticos frente a las de los no
problemáticos. Los reactivos son: "Pienso que estoy muy
lejos del ideal de persona que quiero ser", "Me da dificultad
reconocer que tengo cualidades" y "A menudo actuó de
forma torpe". Se atribuye dicho resultado a que estos reactivos
hacen una referencia sólida y específica a un
contenido negativo del autoconcepto.
Debe resaltarse que para el presente estudio se
utilizó una muestra no clínica en búsqueda
de asociaciones de importancia dentro del ámbito
clínico. Es posible que si se hace una replica de
éste en una población clínica, dirigiendo una
búsqueda activa de participantes que cumplan la
condición de convivencia con un bebedor
problemático, se obtengan asociaciones más
fuertes a nivel estadístico. El hecho de que obtener
esta asociación en una muestra no clínica, es
positivo y deja abierta la senda de la investigación en
esta línea.
Dado que la codependencia no ha sido oficialmente
reconocida como categoría diagnóstica, muchas
personas afectadas por esta condición han estado mal
diagnosticadas y mal tratadas durante años, frecuentemente
pasan de un terapeuta a otro sin que ninguno de en el quid del
asunto. Si tenemos en cuenta que según Riso (1999) la
dependencia patológica interpersonal constituye alrededor
del cincuenta por ciento de la consulta psicológica es
necesario que generar investigación que nos aclare las
distintas subcategorías que podemos agrupar bajo esta
taxonomía general.
Sabemos de antemano que la codependencia no se ajusta a
los criterios diagnósticos del DSM IV bajo el
Rótulo de Trastorno de Personalidad por dependencia pero
que si podría definirse como un Trastorno Mixto no
especificado de la personalidad que engloba rasgos
patológicos dependientes y rasgos obsesivos
compulsivos..
Sin embargo esta propuesta hace necesaria
investigación de la codependencia como trastorno de
personalidad apartándose de la conceptualización de
la adicción emocional. Si la codependencia puede
conceptualizarse como trastorno de personalidad entonces la
construcción de instrumentos de medida es
factible y necesaria para la investigación.
Mientras surge la investigación pertinente,
dentro del ejercicio clínico debemos apoyarnos en los
checklist y en la evaluación cualitativa, fue la
identificación de esta necesidad la que me animo para
realizar la síntesis
del perfil que en este artículo propongo y que trata de
aproximarse por lo menos a nivel teórico a la
codependencia como Trastorno de Personaldiad con un perfil
claramente identificable..
En 1948 muchos grupos de familia habían
socilitado ser incluidos en el directorio de la Oficina de
Servicio
General de A.A. con la dificultad de no poder hacerlo por que la
finalidad de esta entidad era ayudar exclusivamente al
alcohólico.
En 1951 dos esposas miembros de A.A. Lois W., y Ann B.,
formaron un comité de la Comisión Directiva Central
para establecer contacto con gente que solicitaba
información y para coordinar y dar servicio a los 50
grupos que existían entonces. Después de efectuar
una encuesta se
eligió el nombre de grupos de familia Al-Anon, los doce
pasos de A.A. virtualmente sin cambiar y después las doce
tradiciones fueron adoptadas como principios de
guía.
En 1955 se publicó el primer libro de
Al-Anón, Grupos de Familia Al-alon: una guía para
la familia de bebedores que presentan problemas. En 1965 se
publicó un segundo libro llamado Al-Anon se enfrenta al
alcoholismo que fue presentado en la convención
internacional de A.A. en Toronto Canadá. En 1961 Al-Anon
inició su conferencia anual
de delegados de servicio mundial y de miembros voluntarios de la
Oficina de Servicios
Mundial para actuar como gran ente coordinador de la
organización. De 1971 a 1976 a los 50 grupos
originales se añadieron más de 12.000 grupos de los
Estados Unidos, Canadá y muchos otros países. En
1995 habían más de 30.000 grupos en todas partes
del mundo. (Al-anon, 1997).
Otras Características
Frecuentes:
- A menudo escoge profesiones asistenciales que
le permitan cuidar de otros y no preocuparse de si mismo tales
como enfermería, consejería,
psicología, trabajo
social, medicina,
ministerio religioso, educador, etc.
- Hacen amenazas frecuentes de abandono para presionar
el cambio en la
pareja, sin embargo éstas no se hacen efectivas. Por
ejemplo: "Si no cambias, te abandonaré" - Pensamiento absolutista en términos de todo o
nada; siempre, nunca; blanco negro. Las cosas y las situaciones
se expresan en extremos, los gradientes no se
consideran. - Las personas agradables y sin problemas por resolver
le resultan aburridas y le es complicado relacionarse con
ellas. - Tiene una habilidad nata para detectar personas en
dificultades y ofréceles su ayuda aun que no le sea
solicitada. - Teme a las emociones intensas en si mismo y en otros
y a las figuras de autoridad
enojadas. - Habla casi siempre de los demás y evita hablar
de si mismo, su historia esta llena de secretos y no habla de
su pasado doloroso. Su pasado es prohibido y se ve como algo ya
superado y rara vez lo relaciona con la problemática
actual (si la percibe). - Cuando alguien se muestre emocinalmente perturbado
automáticamente intentará averiguar lo que sucede
y lo que siente para mejorar las cosas. - Miente sobre sus emociones y sentimientos, intenta
disimular la realidad de lo que sucede con su pareja o familia
y encubre a la persona con problemas. Sin embargo en la
intimidad acusa, crítica y regaña.
Historia Familiar De La Persona
Codependiente
Clásicamente el hogar de origen fue infeliz,
desintegrado o caótico. Papá y mamá
(madrastra, padrastro) estuvieron sumergidos en una lucha
titánica abierta o encubierta donde quedaba poco tiempo y
energía para ocuparse de las necesidades de los hijos.
Existieron problemas graves en la familia que todos aprendieron a
ocultar de si mismos y de los demás (Negación) y un
acuerdo tácito de no hablar de lo que realmente
ocurría o se sentía para no perturbar la falsa
calma o empeorar la situación (restricción de
la
comunicación). Se generaron así las tres reglas
básicas que se han observado en el patrón
codependiente: No hablar, no confiar, no sentir, propuestas por
Claudia Black en su libro con el mismo nombre.
En consecuencia, "la familia disfuncional es aquella
donde existe una negación compartida de la
realidad"2 y la frase
tácita es "aquí no pasa nada". La comunicación carece de declaraciones de
sentimientos y emociones y en su lugar aparecen temas inofensivos
como el estudio, el trabajo, los
problemas de otros, los deportes, la
televisión, los hijos, los arreglos caseros etc. En
otras palabras los diálogos no tocan las verdaderas
dificultades y sentimientos, de esta manera, los miembros
están profundamente aislados a nivel emocional, se sienten
incomprendidos, confusos y ansiosos.
La función de
esta restricción en la comunicación donde existen
temas vedados es mantener inalterada la negación a nivel
de la realidad y de los emociones (estas últimas
podrían indicar que algo anda mal) en el sistema familiar.
Cuando se agitan los problemas urge encontrar un culpable, esto
permite salvar la propia responsabilidad y autoimagen,
así, "yo estoy bien y es otro el que esta mal", se trata
de un maniobra defensiva que todos practican al unísono.
De esta suerte, la propuesta de verdaderas soluciones
donde cada uno asuma su participación en el problema y en
su respectiva solución resulta imposible .
Con frecuencia, aunque no siempre, la familia
disfuncional tiene problemas de abuso y adicciones a
sustancias psicoativas como alcohol, píldoras,
marihuana,
coca etc. en uno o ambos progenitores o en algún otro
miembro de la familia. Pueden encontrarse también
trastornos mentales, violencia
intrafamiliar, incesto y desviaciones psicopáticas, entre
otras.
La lucha de la pareja empieza a afectar profundamente a
los hijos y estos en el pensamiento egocéntrico propio de
la infancia se
atribuyen la culpa de los problemas de la familia e intentaran
mejorar las cosas. Ahora todos están preparados para
entrar en el juego donde se
conforman bandos y coaliciones y se adecuaran a ciertos roles que
sintetizaran e integrarán en su personalidad.
La estructura más común de esta familia es
la siguiente: mamá es la mártir de papá
(madrastra o padrastro); papá (padrastro) es un victimario
egoísta, negligente, adicto y/o maltratante; el
mayor de los hijos es el héroe de mamá (o la
heroína de papá si la madre no cumple su
función), trabaja joven y asume responsabilidades en el
hogar, "su función es compensar las carencias y ofrecer
coherencia, estructura y estabilidad a la familia"*, es frecuente
que permanezca en casa en su etapa adulta olvidándose de
su propia vida, este rol del hijo responsable*
también puede verse cuando la mayor de las mujeres se
ocupa de los asuntos de la casa y del bienestar de sus hermanos
menores; el independiente aprende a ser autosuficiente o a
no necesitar, no solicita nada a la familia por que sabe que no
se ocuparan de sus necesidades, toma distancia del conflicto
familiar, es responsable y abandona pronto el nido; El
solitario su estrategia es evitar la interacción , permanece aislado, tiene
pocos amigos y trata de no involucrase en los pleitos familiares,
de esta forma vive en su propio mundo; La oveja negra o
el hijo de conducta inadecuada* se muestra rebelde y
agresivo, pelea continuamente con los padres, esta consumido por
la ira, es hipercrítico, viola las normas (carece de
límites y puede llegar hasta la delincuencia),
puede desarrollar patrones de consumo de sustancias,
desvía la atención negativa hacia sí mismo
mientras el verdadero problema familiar crece; el
conciliador* es un negociador nato intenta mediar los
conflictos
familiares, trata de tener buenas relaciones con todos, intenta
ser bueno para aliviar las cosas, busca que los
demás se sientan mejor por lo que es experto en diluir las
emociones negativas de los demás; el
adaptable* esta profundamente desconectado de sus
emociones, considera que puede aceptar cualquier cosa que suceda
y no intentará cambiar la situación, se deja llevar
por la corriente, no protesta, no participa, no se involucra en
la vida de los otros; el payaso intenta distraer a la
familia con humor y alejarlos del dolor, proporciona un
distractor para evitar las confrontaciones, busca brindar un poco
de alegría en medio del caos, se muestra entusiasta aun
que esta igualmente afectado por la situación.
Estos estilos de roles son ilustrativos y en realidad
suelen mezclarse dos o más en una sola persona, sin
embargo es posible identificar el estilo dominante de
adaptación dentro de la familia disfuncional.
"Básicamente los hijos de la familia aprenden a hacerse
invisibles, no necesitar nada para si mismos y no ser una carga
más; ser buenos y proporcionar motivos de orgullo y
así aliviar la situación; o ser malos y con su
conducta inadecuada permitir que la atención y la
tensión familiar se dirija hacia el hijo problema que
acepta la culpa de la situación caótica, mientras
distrae la lucha de la pareja".
Todos los roles exigen la desconexión de las
propias necesidades y deseos así mismo como la ruptura con
la propias emociones. Los hijos de familias con problemas
aprenden a adecuarse a un rol o estrategia que les permite
adaptarse a situación caótica de la familia, sus
miembros se acomodan en un intento por dar estabilidad al sistema
y lograr su propia seguridad dentro de un ambiente lleno
de amenazas y carencias emocionales.
Estos niños no viven su niñez, aprenden a
cuidar de otros sean hermanos o uno de los padres, a no empeorar
las cosas haciendo uso de la negación de la realidad y los
sentimientos, a ser hiperresponsables y perfeccionistas para
compensar el sistema familiar y dar motivos de orgullo o en el
peor de los casos a ser la oveja negra y capturar toda la
atención negativa de la familia.
En la otra cara de la moneda los padres fracasan en la
satisfacción de las necesidades emocionales básicas
de sus hijos, necesidades de aceptación, valoración
y amor. Se puede decir con certeza que estos padres tienen
también su propia historia familiar y en resumidas
cuentas cuando
un padre o madre fracasa en satisfacción de las
necesidades emocionales de sus hijos es por que ellos mismos
tienen esas carencias.
Los hijos de estas familias tienden a buscar parejas que
les permitan recrear sus antiguas luchas infantiles repitiendo
inconcientemente los patrones familiares de relación que
aprendieron de niños. La familia es el socializador
primario y donde se aprende la forma de relacionarse con los
otros, se aprende a relacionarse con la pareja de acuerdo al
modelo observado en la relación de papá y
mamá.
A menudo, la persona codependiente, puede sorprenderse a
sí misma repitiendo las misma conductas que observo en
casa y que juró no repetir nunca. Esto sucede debido a que
las estrategias adaptativas utilizadas en la infancia
están profundamente arraigadas y en la vida adulta se
manifiestan en lo que los psicólogos clínicos de
enfoque cognitivo llaman esquemas maladaptativos tempranos. Es
decir, lo que en la infancia permitió la adaptación
al medio se extrapola a la adultez donde resulta maladaptativo y
autodestructivo, se cierra así, la transmisión de
generación a generación de los problemas
emocionales y de los problemas de salud mental de estas familias.
La historia se repite y los hijos de estas parejas copiaran el
guión para sus propias vidas.
Otros factores que predisponen a una persona a
desarrollar un patrón codependiente de relación
además o diferentes de la procedencia de una familia
disfuncional es una historia de abandono emocional o
físico, abuso sexual (incluyendo el incesto), o rechazo
abierto o encubierto de un hijo. Frecuentemente dentro de las
familias disfuncionales se dan estas circunstancias pero puede
ser posible que un hijo de una familia "funcional" se vea
expuesto a un abuso sexual por fuera de su núcleo familiar
por parte de un extraño o amigo de la familia, o expuesto
a circunstancias estraordinarias. En contraste la historia de
abandono y/o rechazo están ligadas a la actitud de los
padres hacia los hijos.
La persona que es víctima de abuso, abandono y/o
rechazo sufre daños en su autoestima (y en la totalidad de
su autoesquema) ya que se le es negada la capacidad de valorarse
a si mismo mediante el amor de los
padres. Podríamos ilustrar esta lógica
dentro del condicional "Si papá o mamá no me
quisieron que razón tendría para amarme a mi
mismo", el niño que crece bajo estas circunstancias
concluye que no es digno de ser amado y que algo malo ocurre con
él y esta es la razón por la que no fue valorado.
Sintetizando, cuando se siente que es el amor de los padres o de
uno de ellos lo que falto en la infancia, niñez y adolescencia
la autoestima y la autoimagen se resienten.
Los autoesquemas son estilos interpretativos estables
acerca de la información sobre nosotros mismos, y se
componen por la autoestima (que tanto nos queremos), la
autoimagen (como nos vemos y si nos gustamos) y la
autoeficacia.(que tanto confiamos en nosotros mismos para logra
metas).
No todas las personas que provienen de un hogar
disfuncional se hacen codependientes, pero muy probablemente
tendrán problemas en sus relaciones interpersonales y en
su salud mental. Al mismo tiempo la vulnerabilidad a desarrollar
cualquier tipo de dependencia química es muy alta.
De tal suerte que tradicionalmente los varones son mas propensos
a desarrollar adicciones, consumos abusivos de sustancias
psicoactivas, ergomanía (adicción al trabajo); y
las mujeres mas propensas a desarrollar dependencia interpersonal
patológica. Simplemente la cultura condiciona hacia donde
dirigir las necesidades de dependencia-seguridad, sembradas por
una infancia traumática y/o llena de carencias
emocionales, según el género de
la persona.
En conclusión aunque no se puede asociar la
codependencia necesaria y únicamente a las familias con
problemas de abuso de sustancias psicoactivas, si está
claro que en todos los trastornos de personalidad las
experiencias tempranas fueron determinantes, generando
aprendizajes emocionales tipo impronta. Belloch y Sandín
resumiendo la posición de Millon exponen que "existen
determinantes biogénicos y psicogenéticos que
covarian para formar la personalidad a lo largo del tiempo, de
forma que el curso de las últimas características
está relacionado intrínsecamente con los eventos de la
infancia. El peso de cada uno de ellos varía en
función del tiempo y las circunstancias, y no se puede
afirmar cual fue el primer factor que influyó ni que los
efectos sean tan sólo unidireccionales."
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Carlos Eduardo González
Cifuentes
Nubia Emilce Martínez Cuervo
Jesús E. Jaimes
Osma*
Universidad Católica de Colombia
Facultad de Psicología
Mayo de 2002
Bogotá D.C.