Monografias.com > Política
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Crisis nuclear con Corea del Norte




Enviado por Belen Avellaneda



Partes: 1, 2

    1. Introducción: la nueva
      coyuntura Internacional y sus
      desafíos
    2. Marco
      conceptual
    3. Determinación del grado
      de amenaza potencial que presenta la posesión de armas
      nucleares por parte de Corea del Norte
    4. Antecedentes
      Inmediatos
    5. Desarrollo de la crisis desde
      2002/2003 hasta la actualidad
    6. Complejidad
      estratégica: actores y escenario
      regional
    7. Análisis
      de las principales opciones para la solución del
      conflicto: ventajas e inconvenientes
    8. Anexo.
      Mapa del Programa Nuclear de Corea del
      Norte

    Introducción:
    la nueva coyuntura Internacional y sus
    desafíos

    La caída del muro del Berlín y el
    desmembramiento de la URSS simbolizaron un drástico
    cambio en la
    estructura de
    poder
    internacional dando fin a la denominada Guerra
    Fría. No obstante, la conclusión de la misma no
    resultó ser la panacea para los males del globo. Durante
    el período inmediato al deshielo occidente, con Estados Unidos
    como estandarte, exacerbó el triunfalismo capitalista
    expresado por sectores de la intelectualidad como el fin de la
    historia
    e implantó un pensamiento
    único que no respetó diferencias en las
    disímiles características de los pueblos a la hora
    de imponerse.

    Con el transcurrir del tiempo se
    pusieron de manifiesto las contradicciones de un mundo complejo
    azotado por una multiplicidad de nuevas problemáticas.
    Surgen a la par de la
    globalización nuevos actores internacionales como
    organismos multilaterales, nuevos Estados que emergen tras el
    proceso de
    descolonización y el desmembramiento del bloque
    soviético, corporaciones cuyos intereses y acciones
    penetran las fronteras interestatales, etc.

    Diferentes fenómenos irrumpen con vehemencia en
    el escenario internacional, cabe destacar entre ellos la pobreza, la
    reivindicación de los desposeídos y oprimidos, el
    narcotráfico, la contaminación ambiental, las crisis
    financieras, el terrorismo y
    la proliferación nuclear. Todas estas temáticas no
    sólo se relacionan entre sí sino que su
    transnacionalización y el aumento de la interdependencia,
    hacen que afecten a la comunidad
    internacional en su conjunto. La creación del "Grupo de Alto
    Nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio" en el
    marco de Naciones Unidas
    pone de manifiesto la toma de conciencia en
    relación al nuevo sistema
    internacional. De esta manera la Guerra
    Fría no sólo imprimió su huella en los
    conflictos de
    la actualidad sino que el fin de la misma suscitó nuevas
    amenazas y desafíos a la comunidad
    internacional.

    Dentro de este escenario se inscribe la
    problemática nuclear norcoreana, como un indicador que en
    su seno encierra continuidades y rupturas ligadas a la Guerra
    Fría y a la post guerra.

    La península coreana, ubicada entre China y
    Japón
    fue históricamente una presa codiciada por sus vecinos.
    Japón ocupó militarmente Corea en 1902 y en 1910 la
    anexó a su imperio.

    Concluida la segunda guerra
    mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética
    fraccionaron la península coreana en dos zonas de
    ocupación dividiendo a la población en dos regimenes completamente
    opuestos e incompatibles. En el año ‘50 tuvo lugar
    una guerra con vista a una posible reunificación del
    territorio, pero los intereses de las potencias encontraron en el
    statu quo la mejor solución. Dividas en Norte y Sur, ambas
    Coreas, primaron diferentes caminos en pos de su supervivencia y
    desarrollo.
    Mientras que Corea del Sur contó con el apoyo
    económico de Estados Unidos que le permitió un
    rápido crecimiento, así como también de
    apoyo militar llevado a cabo a través de alianzas a lo
    largo del Pacífico con países como Japón
    (antigua rival). Corea del Norte logró sobrevivir a partir
    de la ayuda de la Unión Soviética y China, optando
    por desarrollar sus capacidades militares convencionales
    así como también no convencionales (llegando a
    poseer un pequeño arsenal nuclear).

    Hacia finales de la Guerra Fría la no
    proliferación y el control de las
    armas de
    destrucción masiva apareció como leit motiv
    de los encuentros entre las superpotencias, temática que
    éstas impusieron en la agenda de la comunidad
    internacional a través de múltiples tratados. El TNP
    (Tratado de No Proliferación) constituye el punto
    neurálgico de todos los acuerdos internacionales
    relacionados con la utilización del potencial nuclear
    mientras que Organismo Internacional para la Energía
    Atómica (OIEA) es el principal organismo creado con la
    función
    de asegurar el desarme nuclear y la utilización
    pacífica de este tipo de energía.

    Al concluir la Guerra Fría el enemigo tradicional
    y ubicuo se diluye, las amenazas toman formas múltiples y
    muchas de ellas se relacionan a fuerzas transnacionales
    –como el terrorismo internacional, narcotráfico, y
    crimen
    organizado- más que a conflictos interestatales
    propiamente dichos.

    Las nuevas amenazas afectan principalmente a las
    personas, la población civil, sus valores e
    instituciones.
    Ello lleva al replanteo del rol de las fuerzas armadas, los
    servicios de
    inteligencia,
    las alianzas de seguridad
    colectiva y demás formas de cooperación para el
    mantenimiento
    de la paz y seguridad internacionales.

    Para Corea del Norte la culminación de la Guerra
    Fría significó el fin de la ayuda económica
    y bélica proveniente de la Unión Soviética y
    China, lo que provocó un fuerte estrangulamiento
    económico para aquel país. A partir de la
    desintegración de la URSS y el proceso de reformas en los
    países del Este, Corea del Norte sintió agudamente
    la pérdida de interlocutores, particularmente desde el
    establecimiento de las relaciones diplomáticas entre los
    países del ex COMECOM y Corea del Sur. Ya que Pyongyang no
    puede recibir ayuda ni del Banco Mundial
    ni del Banco
    Asiático de Desarrollo en pos de obtener recursos
    recurrió a la venta de
    armamento convencional y no convencional a Oriente Medio y otras
    regiones del mundo.

    La percepción
    sobre el avance de los peligros de la proliferación de
    armamento nuclear y materiales
    nucleares a través de los cuales se pueden generar
    atentados catastróficos ha obligado a plantear una
    profunda revisión de la estrategia
    respecto de los Estados que puedan facilitar tales
    armas.

    A partir de la óptica
    norteamericana la seguridad internacional se ve amenazada por la
    combinación entre radicalismo y tecnología,
    vulnerabilidad que aumenta por la conjunción entre
    "Estados canallas" con redes terroristas. "Los
    Estados calificados como enemigos, distan de tener una identidad
    significativa en cuanto capacidades militares, económicas
    y demográficas. Su importancia como amenaza pasa a ser su
    control de armas de destrucción masiva y su eventual
    interacción con el terrorismo
    internacional."

    Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 hasta
    el momento la estrategia de seguridad norteamericana parece
    detentar poca flexibilidad dado que: se han adoptado posiciones
    rígidas, se han soslayado y evitado negociaciones, y se ha
    optado por la guerra preventiva contra el terrorismo y los
    Estados que alberguen terroristas buscando también la
    disuasión de aquellos con capacidad convencional y no
    convencional sospechados de entregar suministros a estas
    redes.

    La reactivación, por parte de Corea del Norte, de
    su programa
    nuclear –enriquecimiento de uranio y reactivación
    del procesamiento de plutonio- y la declaración en abril
    de 2003 de que posee armas nucleares desencadenó una
    crisis cada vez más aguda entre este país y los
    Estados Unidos y subsecuentemente de otras potencias con
    intereses en el Sudeste de Asia.

    La posibilidad de que Corea del Norte se transforme en
    un Estado con
    armas nucleares que pueda brindar soporte logístico y
    estratégico para grupos
    terroristas podría – y ya tiene – profundos
    efectos en el sistema internacional. Esto se debe a que las
    acciones y amenazas a futuro ponen en peligro la integridad del
    régimen internacional de no proliferación, y
    aumenta la preocupación en los cinco países
    más implicados en la seguridad de la península
    coreana: Estados Unidos, Corea del Sur, China, Japón y
    Rusia. Si se
    confirmase las afirmaciones de Kim-Chong-il, dirigente de Corea
    del Norte, respecto de la posesión de armas nucleares esto
    generaría un entorno muy difícil al poner en
    peligro la paz y la estabilidad en Asia Oriental, que puede
    derivar en una nueva carrera de armamentos y tal vez lanzar a la
    nuclearización a Japón, Corea del Sur y
    Taiwán.

    Aunque un análisis atento muestra que el
    peligro o amenaza nuclear directa de Corea del Norte es escasa,
    dado, como veremos, su poca capacidad misilística, su
    amenaza indirecta es considerable dada la posible
    exportación de material nuclear o eventual
    nuclearización de otros países o grupos
    terroristas.

    Esta amenaza indirecta y el historial como de
    proliferador de este país hace que se lo perciba como una
    fuente de amenaza más allá de su potencial real en
    términos cuantitativos.

    Los medios para
    solucionar la crisis han sido objeto de polémica entre las
    distintas potencias y demás países involucrados,
    dados los distintos intereses en juego. Algunos
    países se inclinan por las negociaciones directas entre
    Washington y Pyongyang (cuyas condiciones, formato y contenido
    son también asuntos controvertidos). Otros incluso
    defienden (o no descartan) una opción militar, de tipo
    táctico (ataque quirúrgico contra las instalaciones
    nucleares) y hasta estratégico (invasión o ataque
    masivo). Mientras aparece también una tercera vía,
    intermedia, que es la de aceptar la nuclearización como un
    hecho consumado y propiciar el aislamiento y el estrangulamiento
    del régimen norcoreano mediante sanciones hasta su
    eventual colapso.

    En el siguiente trabajo
    analizaremos la cuestión nuclear con Corea del Norte y el
    peso que ha adquirido su amenaza indirecta en el
    contexto post Guerra Fría y particularmente post 11 de
    septiembre.

    En un primer apartado definiremos un marco conceptual de
    análisis; en un segundo apartado ponderaremos el nivel de
    amenaza nuclear que significa la posesión de armas por
    parte de Corea del Norte; en el tercer y cuarto apartado haremos
    un relato de los antecedentes y del desarrollo de la crisis; en
    el quinto apartado analizaremos la complejidad
    estratégica, es decir el escenario regional y el juego de
    intereses y percepciones entre los actores involucrados en la
    crisis; en el sexto apartado presentaremos las opciones para
    solución del conflicto y
    finalmente las conclusiones.

    1. Para comenzar se hace necesario recurrir a herramientas conceptuales que nos ayuden a
      comprender el escenario internacional que sirve de contexto a
      la crisis que analizamos.

      El sistema internacional contemporáneo post
      Guerra Fría es bastante más complejo como para
      ser definido únicamente como unipolar, bipolar o
      multipolar. Huntington, por ejemplo caracteriza al sistema
      internacional actual como un híbrido
      "uni-multipolar", en donde hay un superpoder y
      varios poderes mayores, y para establecer las pautas del
      sistema internacional se requiere de la acción del superpoder en
      combinación con los Estados mayores. En un segundo
      nivel actúan poderes regionales mayores como Rusia en
      Eurasia, Japón y China en el Este Asiático,
      etc.

      De acuerdo a la conceptualización que hace
      Joseph Nye estamos en presencia de un sistema internacional
      con tres tableros o niveles de poder. El
      militar donde hay una potencia
      predominante, momento unipolar (tablero
      superior
      ), está encarnada por Estados Unidos.
      El económico (tablero intermedio) donde
      la característica es la tripolaridad, con tres
      mercados
      y/o actores importantes, Estados Unidos, Europa y
      Japón. Y el tablero donde no hay control real del
      Estado, "botton chessboard", una zona difusa
      donde actúan e interactúan nuevos y viejos
      actores internacionales a través de las
      fronteras.

      Nye suma a este tablero no sólo la sociedad
      civil internacional, sino también las redes
      terroristas, mafias, flujos de capitales, paraísos
      fiscales, venta de armas y tráficos de drogas.
      Siguiendo con la lectura
      de Nye, debemos sostener que estos tres escenarios de poder
      del sistema internacional están interrelacionados
      verticalmente por lo cual, es en vano actuar en sólo
      uno de los planos de poder. Como los tableros tienden a
      influenciarse, si una potencia desea actuar en el tercer
      plano deberá necesitar de la ayuda activa de todos los
      países para poder intervenir en él y sin
      éxito asegurado.

      Los temas de seguridad, como el nuclear, se
      están desplazando al tercer plano o tablero donde
      están haciendo colusión "Estados villanos" -con
      armas nucleares o el potencial de poseerlas a futuro- y
      grupos terroristas. Esto plantea problemas
      graves y de compleja solución dada las
      características del sistema internacional.

      Esta complejidad deriva de que para estos actores
      –Estados villanos o grupos terroristas la
      disuasión nuclear no parece ser una herramienta eficaz
      para contenerlos. Durante la Guerra Fría el arma
      nuclear tenía como principal función la de
      disuadir al contrario sobre la inconveniencia de desarrollar
      un primer ataque nuclear, ya que la respuesta podría
      conllevar a su destrucción, con lo cual el
      enfrentamiento entre ambos se convertiría en
      absurdo.

      Además la disuasión nuclear estaba
      dirigida contra Estados cuyos gobiernos eran conscientes de
      la necesidad de proteger a su población y territorio,
      y se esforzaban por actuar de la manera más racional
      posible para evitar una destrucción mutua asegurada.
      Así, sobre un frágil equilibrio
      del terror se evitaba el enfrentamiento directo entre las
      superpotencias. Ahora bien, con el final de la Guerra
      Fría y la disminución progresiva de las
      tensiones entre Estados Unidos y sus antiguos enemigos, ahora
      aliados en diversos ámbitos, se han reducido
      considerablemente los peligros nucleares procedentes de
      grandes Estados como la Federación Rusa o
      República Popular China, pero han aumentado los
      peligros procedentes de "Estados villanos" o de
      grupos terroristas internacionales. Para estos últimos
      la disuasión nuclear como la entendíamos no
      sirve porque el arsenal nuclear estadounidense fue
      fundamentalmente diseñado para dar respuesta a otros
      Estados con capacidades nucleares importantes, no para
      disuadir a Estados que se encuentran en el umbral nuclear o a
      grupos terroristas que pueden estar en posesión de
      bombas
      sucias.

      Esta dificultad en la no eficacia de
      la disuasión nuclear puede comprenderse por la
      aparición de amenazas no tradicionales o lo que se ha
      denominado amenaza asimétrica. Es decir
      una amenaza que: no proviene de un ejército claramente
      identificable; con motivación variada (esto es que puede
      obedecer a rivalidades tribales, a revanchismos
      étnicos o a simples actividades criminales); cuya
      ejecución proviene de entidades no estatales; a la
      explotación de factores como la sorpresa, la
      "invisibilidad", la capacidad de operar a distancia con pocos
      recursos y causar un gran daño, etc.

      La sorpresa, invisibilidad, organización flexible, la movilidad son
      ahora sopesados como capacidades que grupos terroristas
      internacionales pueden aprovechar e incluso ser letales si
      llegan a poseer armamento nuclear para realizar atentados
      terroristas catastróficos.

      Esto ha llevado a las grandes potencias, en especial
      los Estados Unidos, a la necesidad de obturar posibles
      vías de suministro. Esta estrategia apunta
      directamente a los Estados que son percibidos, no tanto por
      sus recursos materiales, sino por su identidad e historial
      como potenciales proliferadores. Aquí juega un rol
      importante la percepción de amenaza por parte de otros
      estados. En el análisis de la percepción nos
      parece útil hacer referencia al concepto que
      S. Walt denomina "balance de amenaza". Este
      tipo de balance difiere… del "balance de poder" -o de
      capacidades físicas concretas – en que los actores en
      el sistema internacional no necesariamente focalizan toda su
      atención en las capacidades materiales
      de un Estado competidor o agresivo sino que se ven sometidos
      a la influencia de sus percepciones sobre las intenciones,
      naturaleza
      e historia
      del actor en cuestión sumado a factores subjetivos que
      pueden llegar a pesar más que las capacidades a la
      hora de identificar a rivales o enemigos."

      Como explica también la visión
      constructivista de las relaciones
      internacionales expresada en análisis como los de
      Wendt, las interacciones y
      prácticas de los actores generan
      estructuras sociales que derivan en relaciones
      de conflicto o cooperación. Los recursos materiales de
      los Estados adquieren significado dependiendo
      de la estructura de conocimiento compartido que
      subyace a ello. Así, en el caso de Corea del Norte lo
      que plantea un desafío no son las capacidades
      materiales en términos geoestratégicos
      (recursos económicos, población, poderío
      bélico, etc.) sino las percepciones acerca de
      las intenciones y el historial de este país en apoyo a
      grupos terroristas y a la proliferación
      armamentística (específicamente
      misiles).

      En los términos constructivistas de Alexander
      Wendt, la relación de Estados Unidos con los Estados
      pertenecientes al "Eje del Mal" (dentro de los cuales se
      encuentra Corea del Norte) "no será una
      relación kantiana de amigos o lockeana de rivales sino
      que será una relación hobbesiana de
      enemigos
      o, aún más aguda, de
      "hostilidad absoluta" (o sea el no reconocer en el "otro"
      ningún tipo de legitimidad o capacidad de
      conciliación)."

      Para Fabián Carlos Calles ello deriva en al
      menos cuatro hechos fundamentales. El primero y más
      evidente es que Estados Unidos actuará como un estado
      revisionista bajo el principio "eliminar o ser eliminado". En
      esta lógica, la diferencia entre seguridad
      ofensiva y defensiva se diluye ya que, como expresa la
      Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), "la mejor defensa es
      el ataque": si lo que se busca es más seguridad los
      estados pueden anexar territorios o invadir otros estados
      bajo pretextos defensivos como sucede con Irak.
      Segundo, la toma de
      decisiones no tendrá muy en cuenta las
      perspectivas futuras posibles sino que se orientará
      siempre al "peor escenario".

      Bajo este esquema, poco importa la jugada del otro
      actor en dirección cooperativa. Tercero, las capacidades
      materiales relativas serán de suma importancia. Como
      afirma A. Wendt, la enemistad le otorga a las capacidades
      un significado particular, el cual no se deriva ni de sus
      propiedades intrínsecas ni de la anarquía como
      tal, sino de la estructura del rol, en este caso de
      enemigos
      . Hoy, el enemigo puede provocar daños
      mayúsculos por medio de estrategias "asimétricas" (terrorismo,
      disrupciones económicas, etc.).

      Pero en este nuevo esquema internacional el
      "único superpoder" no puede actuar
      inconsultamente en todos los escenarios particularmente en
      aquellas regiones rodeadas de potencias que aún
      detentan relevante poder. En el escenario en juego participan
      los intereses e interrelaciones de otros actores, a saber:
      China, Rusia, Japón y Corea del Sur. Las experiencias
      históricas de cada uno de estos países
      derivará en estructuras de conocimiento compartido diferentes a las que
      se producen en la lógica conflictiva entre Corea del
      Norte y Estados Unidos.

      A su vez, los intereses y prioridades de estos
      actores son ordenados de manera distinta a las pautas de
      Estados Unidos ya que se desprenden de realidades y
      necesidades heterogéneas. No es igual el riesgo que
      toman Corea del Sur y Japón en caso de realizarse un
      ataque preventivo contra el régimen de Pyongyang dada
      su proximidad geográfica. Es también diferente
      el riesgo que corren China y Rusia, ambos en la
      difícil tarea de transformar sus economías y
      también sus sociedades
      para adaptarse al mercado,
      ante una posible desestabilización en sus
      proximidades. Es por esta razón que las
      percepciones e intereses de los actores se
      entrecruzan, convergen y divergen, aunque en definitiva
      generalmente priman unas sobre otras.

      Sumado a las interpretaciones anteriores cualquier
      análisis sobre un conflicto internacional y sobre las
      posibles estrategias de solución debe tener en cuenta
      los límites y contexto de la acción
      en un ambiente complejo como es el escenario
      internacional.

      Como señala E. Morin "el dominio de la
      acción es muy aleatorio, muy incierto. Nos impone una
      conciencia muy aguda de los elementos aleatorios, las
      derivas, las bifurcaciones, y nos impone la reflexión
      sobre la complejidad misma. Aquí interviene la
      noción de ecología de la
      acción
      . En el momento en que un individuo
      emprende una acción, cualesquiera que fuere,
      ésta comienza a escapar a sus intenciones. Esa
      acción entra en un universo de
      interacciones y es finalmente el ambiente
      el que toma posesión, en un sentido que puede volverse
      contrario a las intención inicial." En este sentido es
      indispensable tomar conciencia de la complejidad a la hora de
      encarar y resolver problemáticas internacionales tan
      delicadas, ya que una presión que tenga como intención
      disuadir ciertas acciones de la contraparte puede terminar en
      una provocación de la agresión no deseada y
      más difícil de controlar siendo ello contrario
      a la intención inicial.

      Esta complejidad de la acción se hace
      evidente en el actual sistema internacional donde el poder se
      está volviendo más multidimensional, las
      estructuras más complejas y los Estados más
      permeables. En el análisis de nuestro caso nos resulta
      interesante utilizar la conceptualización de poder que
      hace J. Nye. Para este autor hay dos tipos de poder que
      colaboran complementariamente a este hecho: el poder duro y
      el poder blando. El poder duro es el
      tradicional poder militar y económico, el que funciona
      por la coacción, el que consigue que el adversario
      haga lo que la potencia que lo ostenta quiere o, que por lo
      menos logra que no haga lo que quiere hacer y que es molesto
      para ella. En la política del palo y la zanahoria, es
      indudablemente el palo. Pero también es, en
      parte, la zanahoria. Si el palo es la amenaza o la
      disuasión, la zanahoria es el regalo: las
      inversiones, los créditos o tratados comerciales en
      condiciones preferentes, etc. El poder blando,
      según Nye, corresponde a lo que tradicionalmente se ha
      llamado "autoridad
      moral". Un
      Estado tiene poder blando en el momento en que es una
      referencia política o cultural. Un Estado que disfruta
      de poder blando se constituye en referente para otros, tiende
      a ser imitado y seguido, consigue sin violencia
      que otros estados hagan lo que él quiere. El mismo
      emana de, por lo menos, tres fuentes:
      (i) la cultura e
      identidad, esto es valores y prácticas; (ii) los
      principios
      políticos en vigor y (iii) la política
      exterior, cuando ella se apoya en la legitimidad, en una
      actitud
      generosa y en la propia autoridad moral. Por esta
      razón es necesario para aquellos Estados que no
      sólo quieren detentar poder sino establecer una
      hegemonía real lograr legitimar sus acciones a
      través de la construcción de un sistema de valores
      que lleguen a ser compartidos por el resto de la comunidad
      internacional.

      En un sistema internacional cada vez más
      trasnacionalizado, la difusión y fragmentación
      del poder plantea graves problemas de coordinación para enfrentar las
      amenazas asimétricas. Y esta coordinación
      dependerá de la capacidad y disponibilidad de los
      Estados para hacer un uso ponderado de poder duro y blando.
      Este último nos lleva a analizar el concepto de
      hegemonía donde el poder adquiere una
      forma consensuada donde se llega a una unidad entre las
      fuerzas materiales objetivas y las ideas
      ético-políticas (donde las categorías
      de pensamiento y sistema de valores se aceptan como criterios
      de determinación de valores y verdad).

      Esta categoría es necesaria para comprender
      que las respuestas unilaterales frente a las amenazas son una
      demostración de la carencia de hegemonía por
      parte de Estados Unidos a pesar de ser el mayor poder
      militar.

      Otro concepto que se utilizará en el
      análisis es el de "interdependencia", el
      mismo es formulado por Keohane y Nye en su libro
      "Poder e Interdependencia". Implica dependencia mutua, se
      refiere a situaciones caracterizadas por efectos
      recíprocos entre países o actores en diferentes
      países. Hoy los desafíos en materia de
      seguridad tienden a superar la capacidad individual de los
      Estados y la seguridad de cada Estado depende menos de las
      capacidades militares individuales. Por ello los es necesario
      que los Estados asuman formas asociativas y cooperativas en materia de
      seguridad.

      Finalmente, es menester definir qué se
      entenderá por conflicto a una
      divergencia de intereses por parte de los actores, donde
      necesariamente las políticas de uno perjudica las del
      otro y viceversa. Por otra parte, se entiende por
      cooperación (como la define Keohane en
      su libro "Después de la Hegemonía") a la
      actitud de los actores de adaptar sus conductas a las
      preferencias presentes de otros por medio de una
      coordinación de políticas.

      En último lugar se entiende por
      crisis a aquella situación que cumple
      con los requisitos de: afectar altos intereses de la nación; implica un factor sorpresa para
      los decidores; y hay poco tiempo para abordarla. Estas
      definiciones se hacen necesarias dado que consideramos que
      nuestro estudio de caso representa un conflicto permanente
      que involucra los intereses de diversos actores, que contiene
      a su vez puntos críticos de tensión, y que
      únicamente se resolverá a partir de la
      cooperación entre los principales actores
      involucrados
      .

    2. Marco
      conceptual

      La primera pregunta que se suscita en el
      análisis es por qué Estados Unidos y las
      potencias regionales del Sudeste Asiático perciben
      como amenazadoras las acciones de Corea del Norte. Como se
      anticipó anteriormente esta percepción se basa
      no tanto en una amenaza directa y contundente de poder
      militar convencional –balance de poder
      sino que es el resultado de un balance de
      amenaza,
      es decir las percepciones sobre las
      intenciones, naturaleza e historia de proliferación
      nuclear del actor en cuestión.

      El régimen de la República Popular de
      Corea comenzó a manifestar interés de desarrollar un programa
      nuclear propio a mediados de los ´50, concluida la
      guerra en la península. Las investigaciones para llevar a cabo tal
      programa prosiguieron incesantemente.

      En la década de los 80 en la zona de Yongbyun
      comenzó la construcción de un centro de
      investigación nuclear a gran escala. No
      obstante de los avances de Corea del Norte en el plano
      nuclear, en el año ´85 –bajo
      presión de la URSS- firma el Tratado de No
      Proliferación. Con la debacle de la URSS y sus
      satélites Corea del Norte no
      sólo perdió interlocutores políticos
      sino también fuentes importantes de financiamiento económico. Pyongyang
      enfrentó y aún enfrenta una deplorable
      situación económica. Conforme a informes
      de "Naciones Unidas el país no dispone de medios
      suficientes para sobrevivir y sus carencias de energía
      son alarmantes, lo que supuestamente es la
      motivación principal para reactivar su programa
      nuclear".

      A pesar de su catastrófica situación
      económica Corea del Norte tiene un potencial militar
      fuertemente desarrollado. Ello lo convirtió en un
      importante exportador de armas a Medio Oriente y al Tercer
      Mundo, algunas de los cuales son nucleares. Para Estados
      Unidos este historial como proliferador aumentó la
      percepción de amenaza potencial. Pero la mirada de
      Estados Unidos no sólo se liga al historial de
      proliferación sino también a la naturaleza del
      régimen. El régimen de economía planificado de Pyongyang
      perteneció a la órbita soviética en el
      período de la Guerra Fría. Con la caída
      de la URSS, Estados Unidos y Corea del Norte no construyeron
      una estructura de identidades e intereses cooperativa sino
      que primó la desconfianza y la lógica
      hobbesiana propia de la guerra. Sumado a ello, la
      retórica de los líderes de ambos países
      –Bush y Kim Chong-il- retroalimenta las percepciones
      negativas.

      Respecto de la amenaza directa que suponen los
      programas
      nucleares de Corea del Norte, la misma no parece ser seria
      pues "resulta improbable que los programas de desarrollo de
      misiles balísticos (cuyas pruebas
      estuvieron paralizadas entre 1999 y principios de 2003) hayan
      dado lugar a vehículos operativos y
      precisos".

      El misil operativo de mayor alcance No Dong, (con un
      carga máxima de 700-1.000 kilos y un alcance de
      1.000-1.300 kilómetros) ha sido probado sólo
      una vez (y en 1993). La prueba del Taepo Dong 1 (carga de
      1.000 kilos y alcance de 1.500-2.000 kilómetros) que
      hizo en agosto de 1998 consistió en un lanzamiento de
      tres fases (Scud, No Dong), que aparentemente fracasó
      en su tercera fase, pese a sobrevolar territorio
      japonés y estrellarse en el Pacífico. El Taepo
      Dong 2 (3.500-5.000 kilómetros y 1.000 kilos), que
      podría reconvertirse, reduciendo la carga a unos
      cientos de kilos, en un misil intercontinental (10.000-15.000
      kilómetros), no ha sido probado y, por tanto, es muy
      poco fiable. Además, los misiles norcoreanos no
      parecen ser un arma sino un instrumento defensivo de
      disuasión. Para el régimen de Pyongyang el
      armamento nuclear es la única carta de
      negociación para conseguir concesiones
      de otros países como también la única
      forma para evitar la invasión directa por parte de
      Estados Unidos.

      En cuanto a las armas nucleares, si bien Pyongyang
      reconoció el 23 de abril de 2003 poseer dispositivos
      nucleares –bombas- y, pese a que las estimaciones de
      los servicios de información estadounidenses
      sitúan su número en al menos dos (y cinco
      más potenciales, como mínimo, una vez comenzado
      el reprocesamiento de las barras de combustible, en un plazo
      inferior a un año), lo cierto es que subsiste mucha
      incertidumbre al respecto.

      Por el contrario, el peligro indirecto
      parece bastante más importante. Es aquí donde
      el balance de amenaza se hace más
      contundente. "No cabe descartar la eventual
      exportación de armas nucleares y la venta de sus
      componentes o su tecnología de fabricación a
      otros Estados.

      Tampoco sería del todo inconcebible que
      Pyongyang hiciese llegar armas nucleares, sus componentes o
      su know-how a grupos terroristas. Existe el riesgo de
      que un dispositivo nuclear pueda ser trasladado fuera del
      país sin ser detectado." "Tras conseguir cinco o seis
      bombas más a partir de las barras de combustible en
      Yongbyon, Corea del Norte podría llegar a la
      conclusión de que dispone de suficientes como para
      vender algunas a otros Estados Canallas o, mucho peor, a
      grupos terroristas. Es completamente imposible que se pueda
      evitar de manera efectiva que se exporten desde Yongbyon unos
      pocos bultos del tamaño de una pelota de
      béisbol.

      Una pequeña cantidad de Plutonio 239 apto
      para bombas nucleares, que no sólo tiene un
      tamaño reducido sino además es poco radioactivo
      y no emite una señal que pueda ser detectada si se
      sacase de Corea del Norte hacia un destino en el que grupos
      terroristas puedan recibirla".

      Ese riesgo indirecto obedece al largo
      historial de proliferación –historial que
      también fortalece la percepción de este balance
      de amenaza- de misiles que tiene Pyongyang. La
      exportación de misiles y de su tecnología ha
      sido práctica común en los últimos
      años. Según un informe de
      la Carnegie Endowment for Internacional Peace (CEIP) ,
      Corea del Norte es el principal exportador de misiles
      balísticos al mundo en desarrollo y sus exportaciones han continuado a pesar de su
      moratoria de
      pruebas. Entre los Estados que han
      recibido misiles de Corea de Norte figuran

      Irán, Libia, Pakistán y Siria.
      Entre otros, Egipto
      podría haber recibido también algunos sistemas
      procedentes de Pyongyang. Es importante señalar que se
      cree que Irán ha recibido ayuda de Corea del Norte
      para crear su propia capacidad de producción de misiles y que
      podría intentar entrar en el mercado de
      exportación de misiles. Se estima que las capacidades
      en misiles de Irán y Pakistán son muy
      dependientes de la tecnología y de los equipos
      norcoreanos. Además, la nuclearización de Corea
      del Norte no sólo fortalece mucho la capacidad militar
      de un régimen impredecible (a la vista de otros
      actores) y, por tanto, peligroso, sino que podría
      fomentar en la región una carrera de armamentos
      aún mayor que la actual e incluso, como se
      manifestó anteriormente propiciar la
      proliferación nuclear en Corea del Sur, Japón y
      Taiwán.

      Además es menester destacar que la gran
      emigración de norcoreanos hacia países vecinos
      particularmente Corea del Sur y Japón facilita el
      tráfico de materiales nucleares a estos países
      en los cuales podrán actuar grupos de
      terroristas.

      De acuerdo con Peter Lupsha "actualmente la
      mayoría de los grupos de crimen organizado
      transnacional, con células insertadas dentro de
      naciones-estados… en términos de unión y
      solidaridad, estas redes de afiliación
      están enraizadas en familias, clan, etnias, dialecto,
      cohorte y variables
      culturales nacionales empíricamente comprensibles y
      reconocibles".

      Conforme lo manifiesta Vicente Garrido, un experto
      en desarme "tras los atentados en Estados Unidos del 11 de
      septiembre, la
      Organización Internacional de la Energía
      Atómica alertó sobre tres posibles amenazas: un
      ataque directo contra instalaciones nucleares; robo de
      material fisionable para fabricar bombas, y la
      elaboración y detonación de un artefacto de
      este tipo por parte de terroristas".

      Como se puede observar es un conflicto sumamente
      complejo puesto que implica una concepción
      clásica de la seguridad si se lo vislumbra desde el
      punto de vista de la amenaza directa vis à vis otros
      Estados. Mientras que si se aborda desde el peligro potencial
      indirecto que reporta entra en el plano de las nuevas
      amenazas que azotan a los Estados y sus sociedades
      civiles.

    3. Determinación del grado de amenaza
      potencial que presenta la posesión de armas nucleares
      por parte de Corea del Norte

      Corea del Norte aparece como un actor
      estratégico dentro de una inestable región,
      como es el Sudeste Asiático, que desafía no
      sólo a Estados Unidos sino también a organismos
      internacionales de control o regulación en materia de
      política nuclear. El régimen reactivó
      instalaciones clausuradas en el pasado, haciendo hoy alarde
      de poseer armas de destrucción masiva en febrero del
      2005 y el abandono de las negociaciones de forma
      indefinida.

      La crisis nuclear que tuvo lugar en octubre de 2003
      fue la segunda y más contundente en menos de un
      decenio. La primera crisis se produjo en 1993-1994 cuando,
      ante las sospechas internacionales de que disponía de
      más plutonio que el declarado, Pyongyang
      rechazó unas inspecciones propuestas por el OIEA, con
      el que había firmado un acuerdo de garantías en
      1992, y amenazó con abandonar el Tratado de No
      Proliferación Nuclear (TNP) al que se había
      adherido en 1985, y con continuar con su programa nuclear de
      reprocesamiento de plutonio. Aquella primera crisis fue
      resuelta con la firma del acuerdo-marco de 1994 con Estados
      Unidos.

      En virtud de ese acuerdo, Corea del Norte se
      comprometió a abandonar ese programa nuclear a cambio
      del levantamiento progresivo de las sanciones
      económicas estadounidenses así como de la
      construcción de dos reactores nucleares de agua
      ligera ("resistentes" a la proliferación) para generar
      electricidad
      y de la recepción de medio millón de toneladas
      de petróleo al año hasta que
      estuviera terminado el primer reactor. La construcción
      de los reactores y el envío de petróleo se encomendaron a un consorcio
      internacional creado en 1995 y denominado KEDO (Korean
      Peninsula Energy Development Organization
      ), formado por
      trece países pero financiado fundamentalmente por
      Washington, Seúl y Tokio.

      El acuerdo marco abrió expectativas de
      acercamientos sin precedentes, particularmente entre las dos
      Coreas. Los regimenes del Norte y el Sur comenzaron a acercar
      posiciones, lograron diferentes acuerdos en varias
      temáticas: se realizaron intercambios culturales,
      económicos y políticos. Los dirigentes de un
      pueblo dividido focalizando las raíces
      históricas conjuntas y comenzaron a través de
      sus prácticas a alterar una estructura de conocimiento
      hobbessiana fijada por la lógica bipolar de la Guerra
      Fría por una de incremento de confianza.

      Cabe destacar el rol de China como interlocutor
      primordial de Pyongyang y fuerte impulsor de las
      negociaciones.

      La estrategia de la
      administración Clinton se había basado en:
      (1) solventar la crisis nuclear de 1993-94 con el
      acuerdo-marco, que paralizaba el programa nuclear norcoreano;
      (2) apoyar la sunshine policy del presidente
      surcoreano Kim Dae Jung; (3) comenzar una negociación
      sobre el programa de misiles de Pyongyang, que, como ya se
      señaló, no pudo culminarse a finales de 2000
      por falta de tiempo antes de las elecciones presidenciales
      estadounidenses; (4) iniciar discusiones y negociaciones a
      alto nivel.

      Desde finales de 1994 hasta octubre de 2002 todo
      parecía indicar que Corea del Norte se había
      atenido a sus compromisos. Entre 1994 y 2000 la
      atención de la administración Clinton se centró
      en un segundo problema con Corea del Norte: el desarrollo del
      programa de misiles y la exportación de ellos y sus
      componentes o tecnología. El desarrollo de sucesivas
      generaciones de misiles (Scud-B, Scud-C, No Dong, Taepo Dong
      1, Taepo Dong 2) empezó a plantear un serio problema
      cuando, en agosto de 1998, Corea del Norte probó uno
      de ellos (un Taepo Dong 1, de tres fases), con un lanzamiento
      que sobrevoló Japón. Además, era bien
      conocido que Corea del Norte estaba exportando misiles, sus
      componentes o su tecnología a diversos países,
      como Pakistán, Libia, Egipto, Siria, Irán o
      Yemen . La administración Clinton no tuvo tiempo
      para cerrar un acuerdo al respecto antes de las elecciones
      presidenciales estadounidenses de 2000 pero consiguió
      en 1999 una moratoria temporal de las pruebas de
      misiles.

      El fallido acuerdo sobre misiles habría
      consistido en cancelar el desarrollo y la exportación
      de ellos a cambio de compensaciones económicas y del
      acceso gratuito de los norcoreanos a servicios extranjeros de
      lanzamiento de satélites. Desde 2001, y a pesar del
      escepticismo de la nueva administración republicana en
      Washington, todo indicaba que el programa nuclear norcoreano
      estaba paralizado y las perspectivas parecían
      positivas.

    4. Antecedentes
      Inmediatos

      Un cambio sustancial en la situación se
      produjo cuando Washington hizo público, el 16 de
      octubre de 2002, que Corea del Norte había admitido el
      4 de octubre, durante un encuentro en Pyongyang entre James
      A. Kelly, subsecretario estadounidense para Asuntos de Asia
      Oriental y el Pacífico, y Kang Sok Chu, viceministro
      norcoreano de Asuntos Exteriores, que estaba desarrollando un
      programa nuclear secreto de enriquecimiento de
      uranio.

      Tal programa era una clara contravención del
      TNP y de varios acuerdos internacionales firmados por Corea
      del Norte: la Declaración Corea del Sur-Corea del
      Norte sobre desnuclearización de la península
      (1991), el acuerdo de garantías con el OIEA (1992), el
      acuerdo-marco firmado con Estados Unidos en 1994 y la
      declaración Corea del Norte-Japón de septiembre
      de 2002. "Kelly aparentemente presentó a Kang pruebas
      de que Corea del Norte había recibido
      tecnología nuclear (de centrifugadoras de gas) desde
      Pakistán a cambio de misiles y que Corea del Norte
      estaba intentando adquirir tanto aluminio
      fuerte (que se usa en los equipos destinados a enriquecer
      uranio para fabricar bombas nucleares) como
      tecnologías de láser
      para instalaciones nucleares".

      La política de la administración Bush
      impulsó una retórica de inflexibilidad,
      particularmente luego de los atentados del 11 de
      septiembre.

      De acuerdo con el analista Pablo Bustelo la nueva
      política de la administración Bush ha
      consistido en: a) críticas a la sunshine
      policy
      del presidente surcoreano Kim Dae Jung; b)
      freno a la negociación sobre programas de misiles
      entablada por la administración Clinton (abril de
      2001); revisión de la política respecto de
      Corea del Norte (junio de 2001): propuesta de
      discusión "seria" sobre una "agenda amplia" basada en
      cuatro aspectos: (1) mejor aplicación del
      acuerdo-marco, esto es, un cumplimiento más
      rápido del acuerdo de salvaguardias con el OIEA; (2)
      restricciones "comprobables" a los programas de misiles; (3)
      prohibición de las exportaciones de misiles; y, como
      novedad, (4) una posición militar convencional menos
      "amenazadora"; además, Estados Unidos insiste en una
      "comprobación estricta" de cualquier acuerdo adicional
      y, en febrero de 2002, incluyó el tema de los derechos
      humanos; c) nueva doctrina nuclear (diciembre de
      2001): inclusión de Corea del Norte entre los siete
      países susceptibles de un ataque nuclear preventivo
      por parte de Estados Unidos; d) discurso
      sobre el estado
      de la Unión (enero de 2002): inclusión de Corea
      del Norte en el "Eje del Mal", junto con Irak e
      Irán.

      Por su parte el gobierno
      norcoreano declaró que, para cancelar ese programa
      nuclear, exigía una nueva negociación con
      Estados Unidos encaminada a: (1) obtener garantías de
      que no habría ataque preventivo; (2) un reconocimiento
      formal del régimen por parte de Estados Unidos y de
      Japón (lo que hubiese abierto la puerta a una
      importante asistencia económica); y (3) un pacto de no
      agresión y un tratado de paz con Estados
      Unidos.

      La inflexibilidad de ambos líderes
      culminó en un incremento de la lógica
      conflictiva
      a partir de la percepción de amenaza y
      desconfianza entre las partes. Sus prácticas
      retroalimentaron sus misperceptions, puesto que a
      mediados de noviembre del 2002, Estados Unidos
      suspendió los envíos de petróleo que se
      habían realizado desde el acuerdo-marco de 1994, lo
      que supuso en la práctica la anulación de dicho
      acuerdo.

      Pyongyang reaccionó amenazando con: (1)
      reactivar la central nuclear de Yongbyon quitando los
      precintos y las cámaras de vigilancia del OIEA y
      expulsando a los inspectores de ese organismo y (2) retomar
      las pruebas de misiles de largo alcance, en moratoria
      unilateral desde septiembre de 1999, moratoria que se
      había hecho indefinida en la declaración de
      Pyongyang
      (septiembre de 2002) entre Corea del Norte y
      Japón. Tales amenazas se entendieron entonces no
      sólo como una respuesta a la suspensión de los
      envíos de petróleo sino también, como
      una reacción ante el incidente del buque So San
      en el Océano Índico (que transportaba misiles
      Scud con destino a Yemen) y un intento de influir en las
      elecciones presidenciales surcoreanas del 19 de diciembre y
      de fomentar el anti-americanismo en el Sur, así como
      de aprovechar la concentración de los esfuerzos
      estadounidenses en el conflicto con Irak.

      A finales de diciembre, Pyongyang reactivó en
      efecto la central de Yongbyon, quitando precintos y
      cámaras. Reinició la construcción de
      otras dos centrales y expulsó a los inspectores del
      OIEA al tiempo que desplazaba armamento a las proximidades de
      la "zona desmilitarizada" del paralelo 38. La
      "justificación" norcoreana consistió en afirmar
      que tales medidas eran una respuesta a las "amenazas" de la
      administración Bush (cuando lo cierto es que el
      programa secreto se estaba desarrollando desde al menos 1998
      y que las "amenazas" habían sido más bien
      relativas) y una réplica a la ruptura por parte de
      KEDO y de Estados Unidos, al suspender los envíos de
      petróleo y del acuerdo-marco de 1994 (cuando la
      realidad es que la confesión previa del programa
      secreto era una contravención directa de ese
      acuerdo).

      En enero de 2003, pese a los requerimientos del
      OIEA, Pyongyang decidió denunciar el TNP,
      señalando sin embargo que volvería al Tratado
      si Estados Unidos reanudaba los envíos de
      petróleo y que abandonaría su programa nuclear
      si Washington se reafirmaba en la declaración conjunta
      de octubre de 2000 (emitida durante la visita de Madeleine
      Albright) que indicaba que Estados Unidos no albergaba
      "intenciones hostiles" respecto del régimen
      norcoreano.

      En febrero y marzo del 2003 Corea del Norte
      efectuó dos pruebas de misiles (anunciadas con
      antelación y con vehículos de corto alcance) en
      el Mar del Este (24 de febrero y 10 de marzo), terminando
      así con la moratoria que había declarado
      indefinida en septiembre. Amenazó con empezar a
      reprocesar el combustible almacenado antes de 1994, con
      retirarse del armisticio de 1953 y con desencadenar una
      guerra si era objeto de sanciones. El 2 de marzo, cuatro Mig
      norcoreanos interceptaron (aunque sin mayores consecuencias)
      un avión RC-135 de reconocimiento estadounidense, en
      espacio aéreo internacional a 240 kilómetros al
      Este de la costa oriental de Corea del Norte. La respuesta de
      Washington consistió en desplazar varios bombarderos
      B-1 y B- 52 a Guam y algunos F-117, junto con un grupo
      aeronaval (el portaaviones Carl Vinson y su grupo de
      batalla), a la península.

      No obstante, los bombarderos desplazados a Guam
      fueron trasladados de nuevo a Estados Unidos a finales de
      mayo. También regresaron a Estados Unidos los F-117 a
      principios de junio. Las rigideces en las posiciones de ambos
      actores los lleva a encontrarse en una situación
      similar al dilema de seguridad, entendido como
      una estructura
      social compuesta por el
      conocimiento intersubjetivo en donde los Estados son tan
      desconfiados que hacen asunciones sobre el peor de los casos
      acerca de las intenciones de los demás; como resultado
      definen sus intereses en términos de autoayuda. Es por
      esta razón que la injerencia de actores con influencia
      en la región actúen como mediadores a favor de
      la estabilidad, se hizo sumamente necesaria.

      En abril, después de efectuar una tercera
      prueba de un misil, Pyongyang aceptó finalmente
      entablar conversaciones con Estados Unidos, que se celebraron
      a partir del día 23 de ese mes en Pekín, bajo
      los auspicios de China. Tales conversaciones no llegaron a
      buen puerto y fueron interrumpidas antes de lo previsto.
      Pyongyang admitió, por vez primera, que
      disponía de armamento nuclear, ofreció
      renunciar a él y desmantelar sus programas nucleares a
      cambio de garantías de seguridad, ayuda
      económica y relaciones diplomáticas con
      Washington y señaló que interpretaría
      unas eventuales sanciones como un acto de guerra.

      En mayo, los servicios de información
      surcoreanos y estadounidenses detectaron que se estaba
      empezando a reprocesar las barras de plutonio y Corea del
      Norte declaró que consideraba "muerto" el acuerdo de
      1991 sobre una península libre de armas
      nucleares.

      En suma, estos acontecimientos demuestran que, en
      comparación con la crisis de 1993-94, la
      situación del 2003 fue considerablemente más
      grave y peligrosa. Actualmente la propia Corea del Norte ha
      confirmado que dispone de armamento nuclear. Ha desarrollado
      aparentemente misiles de mayor alcance que los que
      tenía en 1994. La desavenencia entre Estados Unidos y
      Corea del Sur sobre cómo manejar esta crisis es
      importante, dado el nuevo enfoque de política exterior
      de la administración Bush y el creciente nacionalismo surcoreano.

      Washington está además concentrado en
      la guerra internacional contra el terrorismo y en gestionar
      la posguerra en Irak. Pero el nuevo triunfo, en las
      elecciones presidenciales, de Bush brinda respaldo interno a
      las actitudes
      desafiantes vis à vis otros países del globo.
      Dada esta situación los discursos
      respecto de una posible guerra preventiva contra Corea del
      Norte cobran mayor vigor en la
      administración.

      En contrapartida el régimen norcoreano
      también aumentó su apuesta al declarar
      públicamente la tenencia de armas atómicas y el
      retiro de las negociaciones por la "actitud hostil de
      Washington" (febrero de 2005). No obstante, días
      después abrió la posibilidad de volver a la
      mesa de negociaciones bajo ciertas condiciones. Para que
      renuncie a sus ambiciones nucleares, tres series de
      negociaciones se han realizado ya en Pekín, en
      presencia de las dos Coreas, Estados Unidos, China, Rusia y
      Japón, la última en junio de 2004.

      Este nuevo cambio se produce días
      después de una frenética actividad
      diplomática para relanzar un proceso de paz en punto
      muerto desde hace ocho meses, "analistas sugirieron que la
      maniobra podría ser una de las estrategias de
      negociación del empobrecido Estado comunista, con
      miras a obtener más beneficios a cambio de renunciar a
      sus aspiraciones nucleares. De hecho, hasta ahora las
      negociaciones se han centrado en tratar de detener el
      programa nuclear norcoreano a cambio de ayudas
      económicas, energéticas y alimentarias". La
      nueva apuesta de Pyongyang: el anuncio de nuevas pruebas
      cerca de Japón.

    5. Desarrollo de la
      crisis desde 2002/2003 hasta la actualidad

    Partes: 1, 2

    Página siguiente 

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter