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Estudio Geotécnico de los Depósitos de Desechos Sólidos Urbanos (página 2)



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La investigación recientemente realizada
más importante corresponde al año 2004, y fue
publicada en el mes de abril. Corresponde a un equipo de
ingenieros norteamericanos, representados por el Ingeniero Eric
O. Andersen (1), quienes presentaron en la V Conferencia
Internacional Sobre Casos Históricos de la Ingeniería Geotécnica, los
resultados obtenidos en el monitoreo realizado a un tramo de
autopista que cruza el antiguo vertedero de Everett, en
Washington, U.S.A.

En la base de dicha autopista y a lo largo de unos 180
metros de longitud, se encontró un estrato de 4,5m a 6m de
espesor de desechos sólidos urbanos compuestos por una
mezcla de restos vegetales, materia
orgánica, plásticos,
textiles, metales,
escombros y fragmentos de hormigón, en una matriz de lodo
y arena resultante de la descomposición, y saturado por
el agua
subterránea.

Para realizar el monitoreo, se utilizaron placas de
asentamiento y extensómetros, con los que se midió
el asiento ocurrido en cada estrato. El tiempo de
monitoreo fue de 28 meses (febrero de 2001 a Junio de 2003), y se
obtuvieron asentamientos en el estrato de desechos en el orden de
los 0,762m a 0,945m. Utilizando el método de
Sowers, se calcularon valores de
Cc y Cα en
el orden de 0,17-0,23 y 0,024-0,030 respectivamente. Sin embargo,
el valor de
parámetros como el índice de poros y la densidad fueron
supuestos, por lo que los resultados pudieran no corresponderse
con la realidad, de ahí que no se consideró
oportuno utilizar este modelo para
realizar el pronóstico de asentamientos.

Por primera vez en el estudio de los desechos
sólidos se recurrió entonces al Modelo
Hiperbólico, propuesto con anterioridad para el estudio de
suelos de turba
aluvial y en general, suelos con propiedades geotécnicas
difíciles de determinar. Investigadores como Sridharon y
Tan consideran este método como muy efectivo en el
análisis de la consolidación en el
campo y, según este último, es muy popular en la
ingeniería geotécnica japonesa.

El método hiperbólico asume que la
relación entre el asentamiento (S) y el tiempo (t) se
comporta como una línea recta en una gráfica lineal
de (t/S) vs (t). Esta recta describe una relación
hiperbólica entre ambas variables, y
se ha demostrado su aplicación en rellenos con un grado de
consolidación superior al 40%. El inverso de la pendiente
(m) de esta línea representa el asentamiento final. Por
tanto, una vez superado el 40% de consolidación del
suelo,
los valores de
asientos en este pueden ser utilizados para predecir el
asentamiento futuro.

La porción lineal de la gráfica de (t/S)
vs (t) puede ser definida por la siguiente
ecuación:

Donde c es el intercepto de la línea recta
con el eje (t/S). La ecuación puede se redactada como
sigue:

En tal ecuación, cuando el valor de tiempo
t crece, el asentamiento S tiende a ser igual al
inverso de la pendiente. A partir de tal razonamiento, ha sido
demostrado (Sridharan et al. (28)) que la siguiente
relación adimensional es también
gráficamente recta.

Donde:

δ100 = asentamiento
al 100% de consolidación.

Hi = altura inicial del
estrato

m = pendiente de la recta (t/S)vs(t)

0,859 = coeficiente de correlación propuesto por
Sridharan para suelos de

turba y sedimentos aluviales.

En el análisis del caso Everett, la
aplicación del Modelo Hiperbólico arrojó
resultados muy satisfactorios para la predicción de los
asentamientos en el estrato de desechos sólidos urbanos.
Empleándose el coeficiente de correlación 0,859, se
obtuvo errores de predicción en el orden del 7% al 8% del
asentamiento predicho respecto al observado. Al aumentar el
coeficiente a 0,93, los errores de predicción disminuyeron
a 3% y 4%, por lo que se estima este valor como óptimo en
tal material. Los valores de asiento predicho y observado en el
estrato de residuos se muestran en la gráfica de la figura
2.11.

El valor práctico del estudio del vertedero
Everett radica en demostrar la aplicabilidad del Modelo
Hiperbólico al estudio del fenómeno de la
consolidación y la predicción de asentamientos en
rellenos de desechos urbanos.

Este modelo se basa solamente en observaciones de campo
y en la correlación matemática
de los valores medidos, lo cual aventaja al modelo propuesto por
Sowers, que requiere de conocer parámetros que
caracterizan al material que se estudia.

2.3 Recuento de valores.

Múltiples investigaciones
fueron realizadas en el mundo en tan solo 30 años, y tan
numerosas como estas han sido las conclusiones que han llegado
los investigadores. Sin embargo, la gran complejidad del tema se
demuestra en el profundo desacuerdo que aún existe
respecto al valor de los parámetros geotécnicos que
caracterizan a los residuos sólidos urbanos como material
de relleno.

El parámetro para el cual han sido propuestos
mayor cantidad de valores es el índice de
compresión para los procesos de
consolidación primaria y secundaria. La tabla 2.2 muestra una
recopilación de autores y rangos propuestos por cada
uno.

Fig. 2.11: Relación entre asientos predichos y
observados según el Modelo Hiperbólico (Andersen et
al. 2004).

Con pequeñas discordancias, el rango de valores
para el índice de compresión durante el proceso de
consolidación primaria propuesto por Sowers (0,1-0,41) ha
sido demostrado como válido en las investigaciones
posteriores. Durante este proceso predominan los fenómenos
físicos (compactación por peso propio,
acomodamiento de las partículas por arrastre de los
lixiviados, etc.) que en general no difieren en la forma que
actúan sobre el relleno de desechos.

Por el contrario, el valor del índice de
compresión en la consolidación secundaria es
aún discutible, pues los rangos propuestos manifiestan
aguda discordancia entre sí. En la consolidación
secundaria actúan procesos que dependen fundamentalmente
del tiempo, el clima, las
condiciones de explotación del vertedero, la
composición del residuo urbano, fenómenos muy
variables y que inducen a resultados tan numerosos como
investigaciones que se realizan. Es en este proceso donde resulta
útil el Modelo Hiperbólico para la previsión
de asentamientos en el tiempo.

Tabla 2.2: Autores y rangos de valores propuestos
para el índice de compresión en la
consolidación primaria y secundaria.

Autores

Cc

Sowers (1973)

0,1-0,41

0,02-0,07

Zoino (1974)

0,15-0,33

0,013-0,03

Converse (1975)

0,25-0,3

0,7

Yen & Scanlon (1975)

0,06-0,14

Chang & Hannan (1976)

0,013

Rao et al. (1977)

0,16-0,235

0,012-0,046

York et al. (1977)

0,08-0,21

0,02-0,04

Landva et al. (1984)

0,2-0,5

0,0005-0,029

Walker & Kurseme (1984)

0,04-0,08

Burlingame (1985)

0,15-0,35

0,008-0,04

Oweis & Khera (1986)

0,08-0,217

Bjarngarud &Edgers (1990)

0,004-0,04

Watts & Charles (1990)

0,10-0,23

Edil et al. (1990)

0,012-0,075

Gifford et al. (1990)

0,02

Lukas (1992)

0,001-0,024

Wall & Zeis (1995)

0,21-0,25

0,033-0,056

Gabr & Valero (1995)

0,2-0,23

0,015-0,023

Boutwen & Fiore (1995)

0,09-0,19

0,006-0,012

Stulgis et al. (1995)

0,16

0,02

Green & Jamenjand (1997)

0,01-0,08

Kavazanjian et al. (1999)

0,121-0,247

0,0000066-0,0035

Landva et al. (2000)

0,17-0,24

0,01-0,016

Andersen et al. (2004)

0,17-0,23

0,024-0,029

Carvalho & Vilar (2004)

0,56-0,92

0,06

Otros parámetros que han sido frecuentemente
investigados son la cohesión c y el ángulo
de fricción Φ. La tabla 2.3 muestra los
rangos de valores hallados por varios investigadores (compendio
realizado por los autores).

Los valores de cohesión y ángulo de
fricción muestran enorme variedad, lo cual hace pensar que
también dependen del tiempo, de las condiciones y
características de los residuos, así como de los
fenómenos que ocurren en un vertedero
sanitario.

Una propiedad tan
simple como lo es el peso específico también carece
de un valor reconocido. En general las muestras
difícilmente son representativas de un relleno de residuos
sólidos, de ahí que los valores obtenidos
muestren discordancias. La tabla 2.4 resume algunos de los
valores hallados a partir de muestreo
extensivos muestreos, según compilación de los
autores.

Tabla 2.3: Valores de cohesión y ángulo
de fricción según distintos
investigadores.

Autores

Cohesión
c

(kPa)

Ángulo de
Fricción Φ (º)

Fang et al. (1977)

63

19º

Poran & Alí (1989)

43º-45º

Landa & Clark (1990)

0-23

24º-41º

Siegel et al. (1990)

39º-81º

Singh & Murphy (1990)

0-105,3

1º-36º

Kavazanjian et al. (1995)

0-24

0-33º

Gabr & Valero (1995)

16,8

34º

Reddy et al. (1996)

12

30º

Mazzucato et al. (1999)

22-24

17º-18º

Eid et al. (1990)

25

35º

Shafer et al. (2003)

39º-44º

Townsend et al. (2003)

29,3

28,1º

Carvalho & Vilar (2004)

39-53

17º-27º

Tabla 2.4: Valores de peso específico de los
residuos sólidos según varios
investigadores.

Autores

Peso Específico
(kN/m3)

Poran & Alí (1989)

Hasta 13,5

Landva & Clark (1990)

6,3-11,8

Townsend et al. (1993)

10,2-11,0

Sharma & Clark (1994)

3,14-13,2

Kavazanjian (1995)

3,14-15,6

Gabr & Valero (1995)

7,4-7,5

Reddy et al. (1996)

10,2

Mazzucato et al. (1999)

7,0

Shafer et al. (2003)

12,6

Anderson et al. (2004)

11,0

Carvalho & Vilar (2004)

10-14

2.4 Vertederos Sanitarios.

La disposición de residuos urbanos en vertederos
sanitarios data de inicios del presente siglo. A finales de la
década del 20’ del siglo pasado, las organizaciones
medioambientales y de la salud, en un esfuerzo por
dar solución a los focos de vectores y
epidemias, y a la polución que se desarrollaba en el
medio ambiente
por efecto de los basureros a cielo abierto, como único
método conocido de deponer desechos, impulsaron la
creación de nuevas vías para deponer los residuales
urbanos. Se implementó inicialmente la cremación,
que pronto fue desechada debido a sus requerimientos
energéticos y a la contaminación
atmosférica.

Finalmente, a inicios de 1950, se comenzaron a utilizar
excavaciones en las que se depositaban los desechos en forma de
relleno sanitario, cubriéndolos con materiales
inertes, y sin considerar la compactación, técnica
que fue introducida posteriormente con el avance de los
conocimientos científicos y las necesidades de alargar la
vida útil de los vertederos.

Actualmente la ejecución de estas obras
constituye el método generalizado internacionalmente en la
disposición de residuos sólidos urbanos. Los
países desarrollados son abanderados de la tecnología en esta
rama, y utilizan estos vertederos con fines energéticos,
es decir, la producción de energía
eléctrica a partir de los gases
generados.

La producción del composting, útil en la
agricultura,
también comienza a generalizarse. Los países
subdesarrollados, si bien carecen en buena medida de las
tecnologías necesarias, trabajan por desarrollar
vertederos sanitarios sostenibles, dotados de las estructuras
elementales que garanticen su explotación prolongada e
inofensiva al medio ambiente. Los
principales avances sobre geotecnia de vertederos son canalizados
por el Comité Técnico TC 5 "Geotecnia Ambiental",
de la ISSMGE, creado en el año 1994.

Un buen ejemplo de depósito sostenible es el
Vertedero Sanitario Pichacay, de la Ciudad de Cuenca, en Ecuador.
Amplia documentación gráfica recogida en la
obra por el Ingeniero Rolando Armas Novoa,
tutor, y la estudiante Verónica Fabiola Larriva, de la
Universidad de
Cuenca, muestra las técnicas
que allí se adoptan.

Los desechos urbanos en el Vertedero de Pichacay, ciudad
de Cuenca, se vierten en excavaciones realizadas previamente en
el área de deposición (figura 2.12). Estas
excavaciones son impermeabilizadas con geomembranas, e incluyen
una red de
canales en forma de "espina de pescado", para la
recolección de los lixiviados (figuras 2.13 y
2.14).

Las geomembranas se cubren con neumáticos para
evitar las roturas causadas por objetos punzantes, y la posterior
infiltración de lixiviados (figura 2.15).

Fig. 2.12 Los residuos sanitarios urbanos de Cuenca
son vertidos en excavaciones previamente realizadas e
impermeabilizadas con geomembranas.

Fig. 2.13: Las geomembranas se extienden en la base
del vertedero, formando una línea impermeable que protege
las capas de suelo natural e impide la infiltración de
lixiviados.

Fig. 2.14: Detalle en el que se muestra los canales
trazados en la base de geomembranas, para la conducción de
lixiviados.

Fig. 2.15: Geomembranas protegidas por
neumáticos.

Una estructura
particularmente utilizada en este vertedero son las torres de
drenaje y salida de gases. Estas torres se construyen con
armazones de madera y
recubrimientos de mallas, en forma de prismas que se rellenan con
áridos muy gruesos que actúan como filtro (ver
figura 2.16). Tienen un doble propósito: el drenaje de los
lixiviados hacia la geomembrana inferior, y la evacuación
de los gases a la superficie. A tal efecto, se colocan
regularmente espaciadas en el vertedero y de esta forma, se
disipa el efecto de la presión de
poros y se incrementa su estabilidad (ver figuras 2.17 y
2.18).

Los lixiviados extraídos del relleno, son
conducidos a través de conducciones destinadas a ello, y
en las cuales también se utilizan neumáticos como
filtros y estabilizadores del talud (ver figura 2.19). Por su
parte, los gases son quemados, aunque en una etapa posterior de
desarrollo se
considera su utilización con fines
energéticos.

El vertimiento de residuos se realiza en superficies
regulares (figura 2.20), dispuestos en taludes provistos de
bermas, y que luego se perfilan y cubren con capas de
áridos (figura 2.21).

Las áreas clausuradas del depósito son
recubiertas de capa vegetal, para aumentar su estabilidad e
integrarlas al medio ambiente. Se trabaja en la
reforestación y se realiza una adecuada
señalización (ver figuras 2.22, 2.23, 2.24 y
2.25).

Fig 2.16: Estructura simple de las torres de drenaje
y escape de gases.

Fig. 2.17: Vista de una torre de escape de gases
sobresaliendo sobre la cubierta del
depósito.

Fig. 2.18: Vista general de las torres espaciadas
regularmente en el vertedero.

Fig. 2.19: Conducciones de lixiviados, en las que los
neumáticos se utilizan como filtros y para dar estabilidad
a los taludes.

Fig. 2.20: Vertimiento de residuos en superficies
regulares.

Fig. 2.21: Perfilado de taludes, y recubrimiento
uniforme de áridos.

Fig. 2.22: Talud de un área clausurada,
cubierto de césped y con
señalizaciones.

Fig. 2.23: Depósito de gases protegido y
señalizado. Al fondo, taludes con bermas y cubierta de
césped.

Fig. 2.24: Trabajos de reforestación del
área clausurada.

Fig. 2.25: Trabajos de reforestación del
área clausurada.

El Vertedero Sanitario Pichacay, en la ciudad de Cuenca
constituye un patrón de referencia en cuanto a
explotación de obras de su tipo, y de su estudio resultan
las siguientes consideraciones:

  • La ejecución de excavaciones previas
    amplía las expectativas de explotación del
    vertedero.
  • Aunque con algunas deficiencias en el manejo de los
    materiales impermeabilizantes por problemas
    económicos, la aplicación de los mismos es
    correcta, y pueden considerarse como el único elemento
    cuyo costo es
    significativo.
  • Las estructuras empleadas en el tratamiento de
    lixiviados y extracción de gases pueden ser elaboradas
    manualmente y su aplicación es útil en el aspecto
    geotécnico, medioambiental y
    energético.
  • Las labores de reforestación requieren
    únicamente de atención y dedicación por parte
    del personal que
    labora en esta actividad.

Capítulo 3:
Experiencia Cubana.

3.1 Introducción.

El estudio geotécnico de los desechos
sólidos en el mundo ha surgido y se ha desarrollado
prácticamente en las últimas tres décadas.
Aún más joven es esta materia en Cuba, donde
cuenta apenas tres lustros. Si bien la implementación de
vertederos sanitarios data de 1976, con la creación del
situado en calle 100 y autopista a Pinar del Río, el
estudio del material residual urbano es aún más
reciente, y tiene su fundamento en la nueva situación
económica y social del país, matizada por la
expansión de la ciudad y la necesidad de
reciclar.

En Cuba, pues, los estudios de los desechos
sólidos urbanos se reducen a su cuantificación en
peso y volumen por zonas
de generación, caracterización de estos residuos, y
ensayos
geotécnicos elementales realizados en un antiguo estrato
de tal material. En el diseño
de los vertederos sólidos (y hasta ahora se ha
diseñado sólo un diseño: el del vertedero de
calle 100) se tiene en cuenta sólo un parámetro: el
peso específico que alcanzará el relleno de
residuos, parámetro que se rige por consideraciones muy
particulares de los proyectistas.

3.2 Historia y situación
actual.

La historia de los residuos sólidos en Cuba en
años precedentes a la década del 70’ es bien
simple: estos se disponían en basureros (depósitos
de basura a cielo
abierto, carentes en su totalidad de estructuras de
protección o acondicionamiento alguno) ubicados en las
afueras de la ciudad, donde era quemada parcialmente. En todas
las ciudades del país se practicaba este procedimiento
que, con excepción de Ciudad de La Habana, persiste hasta
nuestros días. El mayor ejemplo de estos vertederos a
cielo abierto es el basurero de Cayo Cruz, situado en las
proximidades de la bahía de La Habana.

La creación del basurero de Cayo Cruz data de
finales del siglo XIX, aunque no existe fecha definida, pues su
origen se debió a la simple aglomeración de
residuos urbanos que allí vertía por medios propios
los habitantes de la ciudad. Particularmente este basurero se
desarrolló en un área interior del núcleo
poblacional, núcleo que se expandió sin necesidad
de utilizar dicha área, al menos hasta los últimos
años, de ahí que haya sido utilizada por más
de 80 años como vertedero. La creación del
Vertedero de Calle 100 y la implementación de un basurero
en la zona del Cotorro, próximo a la circunvalación
de la ciudad o "primer anillo", permitieron la clausura del
basurero de Cayo Cruz, catalogado en la actualidad como zona de
insalubridad urbana.

A partir del Triunfo de la Revolución, el Ministerio de Salud
Pública (MINSAP), en interés de
controlar la propagación de las epidemias, inició
el monitoreo de los desechos sólidos urbanos,
particularmente su composición. Los informes
contenidos en el archivo central
del MINSAP relacionan los porcentajes de componentes en estos
residuos en los años 1960, 1969 y 1976, como se muestra en
la tabla 3.1.

Tabla 3.1: Composición de los desechos
sólidos urbanos según informes del
MINSAP.

Componentes

Composición por
años (%)

1960

1969

1976

Materia orgánica

30

52.0

59.5

Humedad

30

Papeles

17

34.5

20.3

Vidrios

3.5

1.8

3.6

Cuero

1

0.4

Huesos

1.5

0.8

0.5

Hierro y otros metales

5.01

5.1

6.2

Textiles

0.6

4.3

3.4

Escombros

3

0.5

Plásticos

0.9

0.8

1.7

Otros

8

2.4

3.3

El aspecto más significativo observado en tales
monitoreos es el alto contenido de materia orgánica, el
cual prácticamente se duplica en los primeros 17
años posteriores al Triunfo de la Revolución.
Además, en la ocasión en que se determinó el
contenido de agua en los
desechos, y que se referencia en la tabla como porcentaje de
humedad, se evidencia que esta también es considerable.
Los desechos sólidos urbanos monitoreados en 1976 pueden
ser clasificados como altamente orgánicos, si se tiene en
cuenta que un 59,5% de su contenido es materia orgánica
fácilmente biodegradable, mientras que un 24,1%
(correspondiente a papeles, cuero y
textiles) son degradables a mediano y largo plazo, lo cual
influye en los asentamientos futuros y en el modelo
matemático adoptado para predecirlos.

En el caso del Modelo de Sowers, los valores del
índice de compresión en la consolidación
primaria adoptará valores próximos a
CC=0,55e0 que se corresponden con el alto
contenido de materia orgánica. Para las condiciones de
humedad muestreadas en 1960 (30%), y las condiciones
climáticas de Cuba, el índice de compresión
en la consolidación secundaria adoptará valores
próximos a
Cα=0,09e0,
teniendo en cuanta además las condiciones particulares de
la zona de vertido.

Las características monitoreadas por el MINSAP
fueron resumidas en el año 74 como muestra la tabla 3.2, y
resulta evidente el alto contenido de humedad en la materia
residual. Los valores de densidad corresponden a residuos no
compactados.

Según Hernandez Rossié y Macías
González (14), tales residuos pueden ser compactados hasta
una densidad entre 400kg/m3 y 500kg/m3 en
función
del equipo que se utilice, así como reducciones del
volumen en el orden de 2:1 y 3:1, o sea, la mitad o un tercio del
volumen original.

Tabla 3.2: Algunas características de los
residuos sólidos urbanos según informes del
MINSAP.

Parámetro

Valor Promedio

Valor
Máximo

Valor
Mínimo

Aporte (kg/hab/dia)

0.3

0.6

0.16

Densidad (kg/m3)

210

385

151

Materia Orgánica

48

82.6

25.6

Humedad (%)

69

En 1990, la Empresa de
Servicios
Comunales realizó la primera (y única realizada por
tal entidad) investigación relacionada con la
cuantificación y clasificación de los desecho
urbanos que se generan en Ciudad de La Habana. En dos etapas de
igual tiempo de duración, se midió el volumen, peso
e índice de formación de "desechos comunales
sólidos" (tal es la denominación adoptada por la
empresa) en
cada zona de la ciudad. A su vez, se obtuvieron los valores
globales por municipio. La tabla 3.3 muestra tales
resultados.

Entiéndase por índice de formación,
la masa de desechos que genera un habitante en el día. Se
expresa en kilogramo por habitante por día
(kg/hab/día).

También se realizó una
caracterización de la composición de tales
residuos, cuyos valores, en porciento de unidad de volumen, se
exponen en la tabla 3.4.

En la segunda etapa de evaluación
no se presentaron los valores de peso, volumen en índice
de formación correspondientes a tres municipios, aunque
los valores totales sí los incluyen. Estos totales dan una
clara idea de las magnitudes de desechos sólidos que
requieren de manipulación diaria en la capital.

Desde el punto de vista geotécnico, el
único aporte valioso de este estudio es la
caracterización realizada a los desechos sólidos
urbanos. Confirma el elevado contenido de materia orgánica
fácilmente degradable, que se manifestará con
grandes asentamientos una vez iniciados los procesos de
biodegradación en un plazo de 30 a 90 días
(según Sowers) a partir de la deposición. Estos
procesos se identifican con la consolidación secundaria en
este material.

Tabla 3.3: Resultados del muestreo realizado por la
Empresa de Servicios Comunales en 1990.

Municipio

Primera Etapa

Segunda Etapa

Población

(hab)

Peso

(t/día)

Volumen

(m3)

Indice de
Formación

kg/hab/día

Población

(hab)

Peso

(t/día)

Volumen

(m3)

Índice de
Formación

kg/hab/día

Centro Habana

168504

151.81

910.86

0.901

166981

116.26

697.58

0.696

Playa

188104

178.39

1070.34

0.948

188834

163.68

982.08

0.867

10 de Octubre

239412

155.66

933.95

0.650

239292

146.04

876.22

0.610

Marianao

133912

111.35

668.10

0.832

139137

107.08

642.28

0.770

San Miguel

147605

84.86

509.16

0.575

157525

79.6

477.60

0.505

Plaza

168827

152.47

914.79

0.903

172553

150.77

904.59

0.874

La Lisa

110155

69.94

419.64

0.635

111573

95.38

572.28

0.855

Habana Vieja

102298

55.26

331.56

0.540

102942

65.59

393.54

0.637

Habana del Este

156398

92.29

553.74

0.590

159590

101.95

611.70

0.639

Ganabacoa

100393

64.15

384.90

0.639

100856

91.54

429.22

0.709

Boyeros

163442

76.43

458.58

0.468

171016

79.87

479.19

0.467

Regla

41582

23.55

141.30

0.566

41407

24.42

146.52

0.590

Cerro

129212

82.37

494.21

0.637

Arroyo Naranjo

186700

98.69

591.60

0.528

Cotorro

63741

51.75

310.50

0.812

TOTAL

 

1450.87

8705.22

  

1441.88

8651.28

 

 

Partes: 1, 2, 3
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