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Importancia de la educación bíblica, teológica y ministerial



Partes: 1, 2, 3

    1. Apuntes para una
      teología paulina
    2. Retos y desafíos de la
      Educación Teológica hacia el siglo
      XXI
    3. Teología del
      Ministerio
    4. Educación
      teológica, bíblica y
      ministerial
    5. Educación
      en Guatemala
    6. Problemática
      actual
    7. Importancia de la
      educación
    8. Anexos
    9. Conclusión
    10. Recomendaciones
    11. Comprobación
      de la hipótesis
    12. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    El ministerio es el trabajo
    más importante que puede existir, por ello es
    también el que demanda mejor
    preparación. Para que un ministro pueda llegar a
    comprender esta necesidad, debe tener una correcta
    filosofía del ministerio. De la manera que los trabajos
    complejos de nuestro mundo actual demandan empleados bien
    preparados, en el santo ministerio demanda una buena
    preparación en el campo ministerial como secular. En
    ningún momento podemos prescindir de la educación, pues es la
    demanda actual, pues nuestras iglesias están creciendo y
    se están uniendo a ella personas preparadas, en muchos
    casos estudiando o graduados de alguna carrera
    universitaria.

    El pastor de hoy debe prepararse para poder atender
    de la mejor manera las necesidades de la gente de su iglesia.
    Solamente de esta manera podremos hacer de la Iglesia de Dios,
    una agencia que cumpla su propósito en Dios.

    En esta tesis
    discutiré los siguientes temas:

    1. Teología del ministerio
    2. Educación Teológica, Bíblica y
      Ministerial
    3. Educación en Guatemala
    4. Problemática actual
    5. Importancia de la educación

    APUNTES PARA UNA TEOLOGÍA
    PAULINA

    Formulas de fe
    Cristológicas

    1. Muerte:
    Dios lo resucito de los muertos

    2. Resurrección: Se levantaran para vida
    eterna

    3. Parusía: Presencia del Hijo de
    Dios,

    Afirmaciones Cristológicas
    tradicionales

    1. Dios envió a su Hijo para que nosotros
      recibamos la filiación

     

    Cristología presupuestada en
    la himnología

    • Condición Divina
    • Asumió el cambio
    • Condición de esclavo
    • Semejante a los hombres
    • Condición de hombre
    • Humillación
    • Obediencia
    • Muerte
    • Exaltación
    • Nombre sobre todo nombre
    • Toda rodilla se postrara
    • Toda lengua
      confesara
    • Cristo es Señor

    Esta es en sí, la teología paulina.
    Enfocada al sacrificio de Cristo y al servicio. Para
    lograr formular esta teología, pasaron muchos años.
    La preparación del apóstol Pablo es una de las
    más intensas, pero su teología es también
    una de las más extensas e impactantes.

    Retos y
    Desafíos de la Educación Teológica Hacia El
    Siglo XXI

    Este desafío está relacionado a lo que
    está ocurriendo al interior de la iglesia.

    No hay nada más necesario hoy en día que
    una exposición
    fiel y sistemática de las escrituras. Parece que cada dos
    o tres años hay una nueva corriente teológica y
    moda
    contemporánea que promete una vida cristiana más
    profunda, más rica o más completa y en menos
    tiempo.

    Modas como la guerra
    espiritual, la estricta sumisión a los líderes, el
    atar y desatar, la teología de la prosperidad, las
    caídas, la risa santa, el pedir algo y reclamarlo, etc.,
    etc. están penetrando al cristianismo.
    Se está volviendo una costumbre de nuestro mundo querer
    una salida fácil, especialmente una solución que no
    involucre esfuerzo ni dolor.

    Lo que es aún más peligroso es que junto
    con todas estas prácticas se esta introduciendo una nueva
    teología, una nueva manera de entender y vivir la fe, un
    nuevo concepto de
    santidad, una nueva ética.
    John MacArthur Jr. En su artículo "Las once
    características del ministro de Cristo excelente" sostiene
    que; "se ha permitido la infiltración de toda clase de
    error, que la iglesia se ha visto abrumada por la
    confusión"5
    . Frente a esta situación, la Educación
    Teológica tiene el gran desafío de preparar
    ministros que estén capacitados bíblicos y
    teológicamente para enseñar la sana doctrina y que
    tengan el valor.

    El deber del ministro debe ser, no sólo
    enseñar la sana doctrina, sino también convencer o
    refutar a los que la contradicen o se oponen a ella. Las ovejas
    sin pastor, o con pastores no capacitados; serán
    fácil presa para los lobos y falsos profetas que menciona
    la Biblia, "guardaos de los falsos profetas".

    Es responsabilidad de los ministros emitir juicios
    sobre enseñanzas que no son bíblicas. Somos
    responsables de juzgar estas corrientes a la luz de la Biblia.
    Las controversias no deberían deleitarnos, debería
    ser una obligación desagradable, la única
    razón para involucrarnos a ella debería ser la
    compasión por la iglesia.

    CAPITULO I.

    TEOLOGIA DEL MINISTERIO

    1. Desde hace mucho tiempo, a una de las bastas
      áreas que estudia la teología se le ha llamado
      teología del ministerio. Con ese nombre se le ha
      conocido durante mucho tiempo, aunque después
      hablaremos de su correcta descripción. Debemos hacer una
      reflexión sobre este tema para poder comprender el
      tema general de la tesina.

        1. Tratado o estudio acerca de Dios. Ciencia que estudia las doctrinas de
          Dios.

          Es el intento de hombre por conocer a Dios, sus
          verdades, atributos y su revelación con
          el
          hombre.

          Es lo que se dice y piensa con respecto a
          Dios.

          Ciencia que trata de Dios, sus atributos y
          perfecciones.

          Disciplina que trata de expresar los
          contenidos de una fe religiosa presentados como un
          conjunto coherente de proposiciones.

          La palabra se emplea para referirse a la fe
          cristiana aunque en algunos casos se utilice por
          analogía para referirse a otros credos, pero
          fue el cristianismo el que le otorgó su
          significado actual.

          Tiene un alcance más limitado que la
          fe, pues mientras la fe es una actitud integral del individuo y engloba voluntad y
          sentimiento, la teología trata de expresar en
          palabras los elementos de la creencia que
          están contenidos en la fe de forma
          implícita o explícita.

        2. Teología :

          Ciencia general de los seres, de los
          principios y de las causas y efectos
          de las cosas naturales.

          Pensamiento reflexivo y personal sobre algún
          tema.

          Interpretación global del universo desde un punto de
          vista

          particular.

          Filosofía de vida que se refiere a
          las creencias que sirven de guía en la vida
          del hombre.

          Conjunto de consideraciones y reflexiones
          generales sobre los principios fundamentales del
          conocimiento, pensamiento y acción humanos integrado a una
          doctrina o sistema.

        3. Filosofía:
        4. Ministerio:

        Servicio. Es una posición de
        responsabilidad.

        Es una vocación o llamamiento y no
        solamente profesión. Si es la voluntad de Dios que
        las iglesias sean formadas, también es la voluntad
        de Dios que personas particulares sean llamadas para
        servir como ministros.

        El ministerio tiene una función dual, administrativa e
        instructiva.

        Para iniciar este capitulo, debe quedar claro
        que al hablar de Teología del ministerio debemos
        reconocer que por muchos años se han hecho
        estudios sobre este tema y bajo este nombre. Se cree que
        el nombre que se debe usar es el de Filosofía del
        ministerio. A opinión del profesor Joel Maldonado, "Si hablamos de
        teología del ministerio, podemos quedar muy cortos
        al momento de definirla y explicarla".

        Cuando hablamos de teología del
        ministerio, nos referimos al pensamiento,
        reflexión u opinión del ministro referente
        a su rol como siervo de Dios.

        En esta Tesis hablaremos de Filosofía del
        Ministerio.

        Es posible, sin embargo, ofrecer una
        descripción de la filosofía como
        ‘saber racional totalizante, crítico de
        segundo grado’. En primer lugar, la
        filosofía es una forma de conocimiento que
        pretende ofrecer explicaciones de los temas que analiza
        empleando la razón y los argumentos racionales (a
        diferencia de la fe o la autoridad). En segundo lugar, la
        filosofía pretende ofrecer respuesta a cuestiones
        de tipo general y mantiene siempre una perspectiva
        totalizante sobre las mismas. En tercer lugar, la
        filosofía es un saber crítico, pues analiza
        los fundamentos de todo lo que considera y nunca se
        limita a aceptarlos de forma ingenua.

        La filosofía es un saber eminentemente
        interdisciplinario, ya que emplea las aportaciones de
        diferentes disciplinas científicas y de distintos
        tipos de saber, sin limitarse a ninguno de ellos; en este
        sentido, la filosofía va más allá de
        las habituales especializaciones del saber
        científico. Este rasgo es una derivación de
        su carácter general y crítico.
        Debe señalarse que en filosofía posee un
        gran valor la actitud interrogativa, y se ha dicho que en
        ella son más importantes las preguntas que plantea
        que aquellas respuestas que pueda ofrecer: tal
        consideración es consecuencia del carácter
        crítico que caracteriza a la filosofía.
        Finalmente, la filosofía es un saber de segundo
        grado, que emplea los datos
        y contribuciones de las ciencias, que son siempre un conocimiento
        de primer grado sobre la realidad.

        La manifestación de Dios hacia el hombre,
        desde el principio ha enmarcado una serie de facetas,
        entre ellas, el llamamiento a un ministerio especifico.
        Este es principal pilar del ministerio. El ministro
        será fuerte o débil, feliz o infeliz,
        exitoso o fracasado, realizado o decepcionado,
        dependiendo de cual sea su filosofía del
        ministerio, es decir, ¿Qué es en sí
        el ministerio para el pastor, maestro, evangelista,
        apóstol o profeta?

        Básicamente, nadie puede realizar una
        función o un trabajo si no sabe que es ese trabajo o a
        que se refiere. El ministro debe conocer con seguridad a que esta dedicado, de otra
        manera, no sabrá defender esa verdad. Se piensa
        así, somos lo que creemos que somos. Somos lo que
        un día soñamos ser, no podemos ser
        más de lo que creemos.

        La Biblia puede contener hermosas historias de
        siervos de Dios, espectaculares paradigmas, inmortales y excelentes
        promesas, pero si nuestra mente y corazón no son capaces de creer y
        hacer propias esas promesas, relatos, paradigmas e
        inverosímiles historias, podemos morir de viejos o
        de enfermos y nunca sabremos que sintieron vivieron y
        vieron esos grandes hombres de Dios. Todo lo que hacemos,
        decimos, sentimos, etc., se basa en nuestro concepto de
        ministerio. Esa es una filosofía. Cuando existe
        una filosofía, sabemos los lineamientos de este
        trabajo. Es necesario que cada uno conozca su área
        de trabajo y la desempeñe de acuerdo a su
        filosofía de ministerio.

        Cuando un hombre o una mujer
        recibe un llamamiento especial de Dios, recibe una
        responsabilidad que lo acompañará hasta la
        misma muerte. Es por eso que al momento de recibir ese
        llamamiento de parte de Dios, debemos meditar, orar y
        pensar que significado tiene esto para nosotros. En si el
        ministerio es la oportunidad que el hombre o mujer tiene
        para servirle a Dios y a la comunidad. Todo el trabajo que realice,
        bueno o malo, excelente o defectuoso, dedicado o
        negligente, dependerá de su filosofía de
        ministerio. Esta filosofía será el
        regulador del trabajo y los resultados cualitativos y
        cuantitativos de dicho ministerio.

        Lo que nunca nos debe faltar en la vida son
        sueños. El hombre que deja de soñar empieza
        a morir. Por eso la filosofía del ministerio es el
        primer pilar principal en el éxito ministerial. Hoy podemos
        conocer en nuestro entorno a gente que ha trazado una
        incorrecta filosofía de vida y por eso vive lo que
        un día trazó. El hombre es el arquitecto de
        su propio destino, ya sea que nos dejemos llevar por la
        perfecta voluntad de Dios que es nuestro norte natural, o
        que hagamos las cosas a nuestra manera.

        Muchos de nuestros actuales problemas como denominación, se
        deben a esta causa, muchos pastores no tienen una
        filosofía del ministerio, otros ni siquiera saben
        de esto, sin embargo la tienen, pero muy pobre. A estos
        problemas se les une el hecho de que hoy en día
        existen muchas y diversas filosofías del
        ministerio resultantes de otras denominaciones,
        líneas teológicas y confesiones de fe, unas
        mas torcidas que otras, estas corrientes están
        influyendo en nuestros pastores a tal grado que sus
        extrañas filosofías están provocando
        que muchos abandonen la obra, al no haber cumplidas sus
        demandas. Otros se van de la Iglesia de Dios, porque no
        les ayuda. De este modo se convierten en chantajistas,
        pues al no recibir ayuda económica o de otra
        índole abandonan el ministerio.

        Muchas iglesias están enseñando la
        teología de la prosperidad, extraña por la
        forma en que la interpretan. Fruto de esto es que hoy es
        común hablar con ministros y escuchar sus
        exigencias de querer pastorear solo iglesias grandes. Sin
        saber que esas iglesias hay que fundarlas, claro que Dios
        quiere que cumplamos nuestros deseos en el ministerio,
        pero como dijo el reverendo Arturo Toc (QEPD) de Alta
        Verapaz, "Hay que sufrir primero para luego gozar". Si
        creemos que al iniciar nuestro ministerio nos
        darán una iglesia con mas de mil miembros, estamos
        equivocados. Porque las iglesias grandes no surgen de la
        nada, pues son el fruto del trabajo de grandes ministros
        llenos del Espíritu Santo, con una misión y visión clara, bien
        preparados, y estoy seguro
        que si hablamos con ellos nos sorprenderemos al escuchar
        como iniciaron.

        En los últimos años y para algunos
        ministros, el concepto de ministerio se ha deformado, ha
        perdido el significado y valor que tenia hace muchos
        años.

        Hoy, hablar de ministerio es hablar de dinero, lujos, iglesias
        grandísimas, etc. ¿Es esto lo que dijo
        Jesucristo? No. Él nos enseña a servir,
        solo y cuando regresemos a esas palabras y recordemos que
        no nos han prometido nada a cambio
        y que el que sirve a los de mas es el mayor, podremos
        rectificar ese romo concepto de ministerio y saldremos a
        servir al mundo.

        Entonces se cumplirán en nosotros las
        innumerables promesas del Señor. Se conocen
        muchísimos casos de pastores que aun en las
        más serias y criticas situaciones siguieron
        sirviendo a Dios y hoy han alcanzado sus sueños.
        Estos grandes hombres y mujeres de Dios tuvieron una
        correcta filosofía del ministerio. El ministerio
        no es cualquier trabajo pero tampoco por ello debemos
        exigir como pago grandísimas cantidades.
        Jesucristo nos llamó para servirle, y no nos
        prometió nada, dijo que El no tenia donde recostar
        su cabeza, pero nos ha prometido la unción y
        dirección del Espíritu Santo, que
        acompañaría siempre a sus siervos.
        También nos prometió que todo lo que
        dejáramos por su causa lo recibiríamos
        multiplicado.

        El ministerio es un servicio santo, que debe
        realizarse con el mayor entusiasmo, la mejor voluntad y
        disposición ya que es para Dios ¡Claro que
        podemos progresar! El obrero es digno de su salario, si trabaja por Dios Él
        nunca lo abandonara, y le proveerá todo
        absolutamente todo lo que necesite. No para
        enorgullecerse y apartarse de Él. Sino para
        testificar a todos que Dios es fiel.

        Todo aquel que sirve fielmente a Dios se prepara
        tanto secular como ministerialmente, porque si se prepara
        reconoce su necesidad de ser mejor siervo de Dios y que
        el ministerio requiere siervos comprometidos,
        trabajadores, preparados y llenos del Espíritu
        Santo. Esta es otra faceta de la filosofía del
        ministerio. El ministro al momento de trabajar en la obra
        de Dios y reconocer que no se trata de algo sencillo,
        caerá en la cuenta de que no puede, haciendo uso
        de su propia sabiduría, así que
        reconocerá que necesita de la sabiduría de
        Dios y que es urgente prepararse para prestar un mejor
        servicio.

        Esto es lo que logra la filosofía del
        ministerio, una auto evaluación. Esto para analizar la
        situación actual y para que nazca el deseo de
        prepararse.

        Se concluye diciendo que una correcta
        filosofía de ministerio es necesaria para poder
        comprender la importancia de la educación
        ministerial.

        Es interesante contemplar ahora de qué
        trata de la hermenéutica contextual.

      1. Terminología

        a. Definiciones

        Hermenéutica, arte
        de interpretar textos para fijar su verdadero sentido. En
        un principio se utilizó en el estudio de la
        teología y se aplicó específicamente
        a la interpretación de las Sagradas
        Escrituras, pero su uso se ha ampliado desde el siglo XIX
        hasta abarcar las teorías filosóficas del
        significado y la comprensión, así como las
        teorías literarias de la interpretación
        textual.

        Puede ser la interpretación de cualquier
        texto,
        situación o circunstancia que necesite una luz
        para la completa comprensión.

        Los teóricos de la hermenéutica
        del siglo XIX, como Friedrich Schleiermacher y Wilhelm
        Dilthey, entendían la comprensión como un
        proceso de reconstrucción
        psicológica, es decir, de reconstrucción,
        por parte del lector, de la intención original del
        autor.

        En este sentido, el texto es la expresión
        de los sentimientos de su autor y los intérpretes
        deben intentar ponerse en el lugar del autor para revivir
        el acto creador. El problema de esta concepción es
        principalmente su exceso de fe en el género humano: presupone que todo
        el mundo tiene la misma capacidad para superar las
        dificultades que entraña todo proceso de
        comprensión.

        Se basa en la creencia de que es posible
        alcanzar una única interpretación correcta.
        Sin embargo, una visión algo más
        escéptica de la interpretación sostiene que
        no hay razones fundadas para emitir un juicio y por lo
        tanto se corre el riesgo
        de hundirse en la ciénaga del subjetivismo y el
        relativismo (el descubrimiento de que el
        conocimiento no es absoluto). El filósofo
        alemán Martin Heidegger y su discípulo
        Hans-George Gadamer describían este dilema como un
        círculo hermenéutico, en alusión al
        modo en que la comprensión y la
        interpretación, la parte y el todo, se relacionan
        de manera circular: para comprender el todo es necesario
        comprender las partes, y viceversa. Tal es la
        condición de posibilidad de toda experiencia y
        toda investigación humanas.

        b. Aplicación

        La filosofía no puede ser uniforme para
        todos los pastores, de la misma manera en que los
        sueños y visiones no son las mismas.

        Para unos lo ideal es tener una iglesia que
        tenga mil miembros, mientras que otros piensan en cinco
        mil o más. Para lograr que todos los pastores del
        país tengan una filosofía del ministerio,
        debemos guiarlos hacia una correcta, hermenéutica
        contextual. Esto no es otra cosa sino la correcta
        interpretación de los paradigmas bíblicos
        de acuerdo al contexto en que vive y se desarrolla el
        individuo.

        Muchos acontecimientos bíblicos, que se
        dieron como respuesta de Dios a sus siervos, no pueden
        suceder hoy, si el contexto es diferente.

        El entorno que nos rodea puede variar de una
        manera sorprendente en nuestra mutifacética
        Guatemala. No se pueden usar los efectivos
        métodos urbanísticos de las
        mega iglesias de la ciudad capital, en los caseríos más
        apartados del área de Ixcán. Puede ser que
        estos métodos han ayudado al crecimiento de las
        iglesias fuertes, pero no es posible que las personas de
        un medio diferente puedan aplicarlo de la misma manera,
        es por ello que cada ministro debe hacer una correcta
        hermenéutica contextual de cada método, situación o
        experiencia que escuche o lea.

        Por eso es importante hacer una correcta
        exégesis del cuadro bíblico, para luego
        hacer una correcta eiségesis o aplicación
        personal de lo aprendido. El pastor debe interpretar la
        escritura de acuerdo al contexto en el que
        se desarrolla. Ningún ministro puede pensar en
        otro contexto que no sea el suyo, sino en el que se
        desenvuelve, vivir en ese contexto, planificar para ese
        contexto e interceder por él. Muchos pastores no
        prosperan ni son felices, porque viven observando y
        pensando en un contexto diferente.

        Dios está dispuesto a ayudarnos en todo
        tiempo siempre y cuando nuestro trabajo, nuestra
        visión y nuestra mente este enfocada en nuestro
        contexto. Los proyectos de desarrollo en Guatemala se hacen
        después de un exhaustivo estudio de la población, clima,
        etnia,
        etc. De la misma manera se debe trabajar con las iglesias
        en los distintos territorios del país.

        Cuando el ministro aplica una correcta
        hermenéutica contextual, sabrá que el Dios
        de Abraham es el mismo suyo, pero ahora no se trata de
        Mesopotamia, sino de Huehuetenango, Coban
        o Antigua Guatemala.

        Entonces reconocerá que la voluntad de
        Dios sigue siendo la misma desde el principio y que
        nosotros y nuestras culturas, métodos,
        percepciones, idiosincrasias, distintivos,
        peculiaridades, deseos, problemas etc., han cambiado, por
        eso es necesaria una hermenéutica
        contextual.

      2. Hermenéutica Contextual:

        Al momento de vislumbrar el por qué de
        una filosofía del ministerio en cada pastor vienen
        a nuestra mente innumerables ejemplos bíblicos. Es
        menester mencionar algunos de estos paradigmas, pues de
        ese modo podremos comprobar la importancia de una
        filosofía del ministerio, antes de abordar el tema
        de educación ministerial. Para la correcta
        aplicación de determinado ejemplo, debemos tomar
        en cuenta el tipo de contexto en el que nos
        desarrollamos.

        1. Llamado Abram originalmente, fue el hijo de
          Tare, un descendiente de Sem, y nació en Ur,
          ciudad de Caldea, donde se casó con su hermana
          por parte de padre Saray o Sara. Ambos abandonaron Ur
          por inspiración divina y se dirigieron a
          Harán junto a su sobrino Lot. Al recibir la
          promesa de que Dios haría de él una
          "nación grande", Abram se
          trasladó a la región señalada,
          Canaán, donde vivió como un
          nómada.

          Se menciona a este hombre por su
          relación con Dios. A través de esa
          relación "de amigos", logro comprender a ese
          Dios no tan conocido, pero revelado en ese entonces.
          Otrora despreciado por los hombres, pero revelado en
          ese momento a Abraham. Desde el principio este hombre
          conoció a un Dios misterioso pero fiel.
          Exigente pero cumplidor y proveedor. Esa fue la
          filosofía del ministerio que formó
          Abraham, esa era su teología. Lo más
          importante para la vida de este hombre fue que le
          creyó a Dios y fue llamado justo.

          De nada hubiera servido a Abraham conocer a
          Dios, ver sus maravillas, recibir su promesa si no
          hubiera creído a Dios. Era necesario creer
          esas promesas lejanas.

          Abraham aprendió que muchas veces la
          voluntad de Dios es contraria a la nuestra, pero al
          final comprendemos su propósito santo. Dios
          escogió a Abraham para hacer un pacto con
          él. Este pacto o berit, como es la raíz
          hebrea, significa la alianza entre dos personas. Dios
          promete "en ti serán injertadas todas las
          familias de la
          tierra", pero Dios pide algo de Abraham "Anda
          delante de mí y sé
          perfecto".

          En este fragmento del Génesis se
          describe la alianza o pacto que Yahvé
          estableció con Abraham, a quien
          prometió la posesión de los territorios
          de Palestina, así como el liderazgo sobre su pueblo, que
          habitaría y heredaría esta tierra prometida bajo su
          protección. A cambio, Abraham debía
          prometerle fidelidad absoluta y no adorar a
          ningún otro dios.

          Todas las promesas de Dios a través
          de la Biblia están acompañadas de un
          mandato. La obediencia y cumplimiento de dicho
          mandato permite el cumplimiento de la
          promesa.

          Abraham comprendió que delante de
          Dios somos tan pequeños e insignificantes, y
          que una relación con Dios tiene un precio. Ese precio es la santidad. No
          es simplemente andar con Dios, el ser humano debe dar
          algo a cambio. En esta sociedad tan despersonalizada y
          egoísta, en la que lo único que
          interesa es el bien propio y no el de los
          demás, donde el pensamiento
          maquiavélico de que el fin justifica los
          medios esta haciendo trizas las
          relaciones interpersonales es donde debemos trabajar,
          he ahí la importancia de una buena
          preparación ministerial.

          El ministro de hoy debe aprender que ser
          siervo de Dios, trae consigo el cumplimiento de las
          innumerables promesas de Dios, pero también
          implica que el ministro debe obedecer a todos lo
          mandatos, instrucciones y exigencias de Dios. No es
          solamente de pedir con exigencia el cumplimiento de
          las promesas de Dios. El ministerio demanda que
          cumplamos con las instrucciones dadas por Dios a
          través de las escrituras. La
          preparación en Abraham fue la santidad, Dios
          le dijo sé perfecto, aunque personal y
          especial esa fue su preparación.

          Esto no es subjetivo solamente, es objetivo, implica una vida dedicada al
          servicio y por ende, preparada para
          hacerlo.

        2. Abraham:

          Profeta, legislador y guía religioso
          hebreo, fundador de Israel.

          La historia de su vida se relata sobre
          todo en los libros Éxodo y Deuteronomio del
          Antiguo Testamento.

          Al parecer, nació en Gosén,
          región del antiguo Egipto. A la sazón, los
          judíos residentes en Egipto se
          hallaban esclavizados por el faraón. Poco
          antes del nacimiento de Moisés, el
          faraón había ordenado dar muerte a
          todos los varones hebreos recién nacidos. Para
          salvar a su hijo, su madre lo colocó en una
          cesta de papiro que lanzó al Nilo, episodio
          que fue observado por su hermana Miriam. (Éx.
          2,4; Núm. 26,59) Fue rescatado de las aguas
          por la hija del faraón, que le crió
          como si fuera su hijo.

          Una vez allí, debía guiarlos
          hacia la tierra de Canaán, más tarde
          denominada Palestina, donde debían instalarse
          de forma permanente. Para ayudarle en el proyecto, Yahvé otorgó a
          Moisés el poder de realizar
          milagros.

          Ya adulto, Moisés mató a un
          egipcio que a su vez había azotado a un
          esclavo judío, por lo que hubo de huir de
          Egipto. En el exilio, fue pastor toda su vida. A los
          80 años, Yahvé, el dios de los hebreos,
          se le apareció en una zarza ardiente y le
          ordenó volver a Egipto para salvar a su pueblo
          de la esclavitud.

          Es muy interesante preguntarnos
          ¿cuál era la filosofía de
          ministerio de Moisés? Desde pequeño
          supo acerca de Dios, más no le conocía
          aún. Tuvieron que pasar muchos años
          para que se encontrara con Dios y pudiera conocerle.
          Estuvo cuarenta años en el candente desierto
          de Sin aprendiendo de Dios y de los secretos del
          desierto, al mismo tiempo que formulaba su
          filosofía del ministerio, su teología.
          Una filosofía de ministerio no se formula de
          la noche a la mañana, tiene que pasar tiempo
          de oración y búsqueda de Dios para
          lograrlo. Por muchos libros que el ministro lea, por
          muchos cursos de teología que reciba, para
          conocer a Dios se necesita tiempo, dedicación
          y deseo.

          Esa intensa búsqueda de Dios tiene su
          resultado. El ministerio de Moisés no fue
          fácil, pues adquirió la responsabilidad
          de dirigir el éxodo de Israel de Egipto donde
          estuvieron viviendo como esclavos por más de
          cuatrocientos años.

          Moisés es uno de los grandes
          paradigmas bíblicos en cuanto a
          preparación y filosofía del ministerio
          se refiere. Pasó toda su juventud preparándose
          académicamente en los mejores colegios y
          universidades de Egipto, para que después de
          conocer a Dios y recibir el llamado al ministerio
          tuviera que pasar cuarenta años en el
          desierto, preparándose ministerialmente porque
          conoció ampliamente el propósito de su
          llamado.

          No era una tarea fácil, por lo que no
          se apresuró a cumplirla, sino se dedicó
          a aprender todo lo necesario para esa eventual
          salida.

          Aun en las situaciones más
          difíciles Moisés no volvió
          atrás. Su confianza siempre estuvo en Dios, en
          ese Dios que hacía un tiempo atrás era
          desconocido para él, pero que en su infinito
          amor se le había
          revelado.

          Otro aspecto importante de este ministro es
          que buscó más de Dios. Nunca se
          conformó con lo que ya había visto y
          oído. Él pidió
          más, aquí se demuestra la
          dimensión de su visión, no era una
          visión pequeña sino grandísima y
          superaba incluso las experiencias vividas.
          Después de haber estado hablando tanto tiempo con Dios,
          viendo la gloria de Dios recibiendo nombramientos y
          estatutos de parte de Adonai le pide
          "Muéstrame tu gloria". Para Moisés no
          era suficiente lo que había visto siempre
          perseveró y obtuvo lo que anhelaba. Se entrego
          a la labor que tenia, esa labor que inició
          como una pequeña inquietud que tenia desde
          tiempos inmemoriales.

          Moisés es una figura bien conocida en
          el cristianismo y se le menciona con frecuencia en el
          Nuevo Testamento. En la transfiguración de
          Cristo, Moisés representa a la Ley (Mt. 17,3). El papel que
          desempeñó en el Antiguo Testamento es
          reseñado en la Epístola a los Hebreos,
          comparándolo con el de Cristo (Heb. 3,1-6).
          También se le menciona en el Evangelio
          según san Juan, de nuevo para destacar el
          papel de Cristo (Jn. 1,17) como referendo de lo anunciado en las
          Escrituras.

        3. Moisés

          Es el más largo de los libros
          proféticos del Antiguo Testamento.
          Isaías, considerado por la tradición
          como autor del libro que lleva su nombre, hijo de
          Amós, nació en el seno de una familia aristocrática de
          Jerusalén hacia el 760 a.C. Profetizó
          durante los reinados de Ajaz, rey de Judá, y
          de su hijo y sucesor Ezequías. Según la
          tradición, sufrió martirio en el 701 o
          el 690 a.C. La belleza de su estilo y la constante
          nobleza de su mensaje le convirtieron en uno de los
          autores bíblicos más
          reverenciados.

          Con frecuencia, los comentaristas dividen el
          Libro de Isaías en dos secciones, que tienen
          su origen en épocas diferentes y que se
          caracterizan por destacadas y distintas perspectivas
          teológicas y estilos literarios.

          Los primeros 39 capítulos datan sobre
          todo de la época del Isaías
          histórico; es decir, en un sentido amplio, la
          segunda mitad del siglo VIII a.C. Por lo tanto, el
          grueso de esta sección se atribuye al profeta
          histórico y se denomina Primer Isaías.
          La segunda sección del libro (capítulos
          40 al 66) ha sido atribuida a diversos autores, y
          suele subdividirse en Segundo y Tercer
          Isaías.

          Aunque la totalidad del libro se atribuye a
          Isaías, la mayoría de los especialistas
          considera hoy que se trata de una obra compuesta, que
          tal vez alcanzó la forma en que es conocida
          antes del 180 a.C.

          Hablar de Isaías es hablar de un gran
          profeta. Realmente se menciona como uno de los
          profetas más grandes e importantes de
          Israel.

          Estando en el templo Dios le habla.
          Quizás pocas veces nos hemos dado cuenta que
          Dios esta en el templo, el siempre ha estado
          allí para todos los que le buscan, el problema
          es que muchas veces pasamos
          desapercibidos.

          Estando en ese escenario se da cuenta de la
          santidad de Dios. Pero al mismo tiempo reconoce su
          propia inmundicia, su pecado. Inmediatamente
          voló hacia el un querubín y tocó
          sus labios con una brasa y purifico sus labios. Es
          entonces cuando escucha la voz de Dios.

          Dios habla en ese momento, hace una pregunta
          ¿a quien enviaremos, y quien irá por
          nosotros? A lo que él respondió heme
          aquí, envíame a mí. Dios le dio
          un discurso en el que le mostró la
          realidad y el grado de dificultad de su
          ministerio.

          ¿Acaso las cosas han cambiado? No,
          hoy se trata de la misma situación. Nosotros
          estamos inmundos, solos, y necesitamos
          preparación, porque nuestro ministerio al
          igual que el de Isaías, es difícil, la
          tarea no es fácil, pues la gente tiene duro el
          corazón, y no solo eso, si no que este siglo
          trajo consigo la despersonalización y el
          relativismo, que hace de nosotros una
          generación cada vez más ajena a los
          problemas de los demás.

          Pero Isaías realizó su
          trabajo, y nunca faltó el respaldo de Dios. Es
          evidente que Isaías era un hombre muy
          intelectual con amplio conocimiento sobre el contexto
          geográfico e histórico de su
          país. Por otra parte, su estilo literario
          posee una excelencia no igualada en todo el Antiguo
          Testamento y aun con muy pocos rivales en la literatura universal. Gran parte de su
          material esta en verso y su poesía alcanza niveles
          realmente soberbios que los que saben de esta
          materia reconocen rápidamente.
          Reconoció que el servicio a Dios conlleva
          preparación.

          Muchas de sus porciones son piezas de
          antología; fue un verdadero maestro de las
          figuras de dicción, personificó
          ciudades, la naturaleza, el brazo de Dios,
          etc.

          Este es un gran ejemplo para los ministros
          de hoy, pues el llamamiento de Dios es especial,
          sobrenatural, pero también complicado, pero en
          el momento en que Dios mira que nos preparamos, nos
          da su ayuda para alcanzar niveles sorprendentes de
          conocimiento. Esto fue lo que comprendió
          Isaías, por lo cual llegó a ser el
          profeta que Dios quería que fuese.

        4. Isaías
        5. Pablo
      3. Paradigmas Bíblicos:
    2. TEOLOGÍA DEL MINISTERIO

    De ninguna manera podemos obviar al gran apóstol
    Pablo. Este personaje debe estar incluido en estos
    paradigmas

    Primer teólogo del cristianismo y el más
    importante de sus misioneros, por lo que también fue
    llamado el Apóstol de los gentiles.

    Nació en Tarso (en la actual Turquía) y
    recibió de sus padres, fieles cumplidores de la religión judaica,
    el nombre de Saulo (por el antiguo rey hebreo Saúl). Al
    octavo día fue circuncidado (como estipulaba la Ley
    judía) y se educó, con el máximo rigor, de
    acuerdo con la interpretación farisaica de la Ley. Como
    joven judío de la diáspora, escogió el nombre latino
    de Pablo, por la similitud fonética de éste con
    el suyo.

    Sus epístolas posteriores reflejan un
    conocimiento profundo de la retórica griega, algo que sin
    duda aprendió en Tarso cuando era joven. Pero sus modelos de
    pensamiento reflejan también una educación formal
    en la Ley mosaica, quizá recibida en Jerusalén del
    famoso maestro Gamaliel el Viejo durante su preparación
    para convertirse en rabino.

    Destacado estudioso de la Ley y defensor
    acérrimo de la ortodoxia judía (Gál. 1,14;
    Flp. 3,6), su celo lo llevó a perseguir a la naciente
    Iglesia cristiana por considerarla una secta hebrea contraria a
    la Ley que debía ser destruida (Gál. 1,13). En
    los Hechos de los Apóstoles se relata su
    participación como testigo en la lapidación de
    san Esteban, el primer mártir cristiano.

    Se convirtió al cristianismo tras experimentar
    una visión de Cristo durante un viaje de Jerusalén
    a Damasco (He. 9,1-19; 22,5-16; 26,12-18), acontecimiento al que
    se refiere sin emplear el término
    ‘conversión’, que implica un cambio de una a
    otra religión. Para él, esta revelación de
    Jesucristo suponía la señal del fin de todos los
    credos y, por tanto, de todas las diferencias religiosas
    (Gál. 3,28). En cambio, habla con reiterativa insistencia
    de que Dios "lo llamó" (ver más adelante
    Elección) al cristianismo y a la evangelización de
    los gentiles. Aunque reconoció la legitimidad de su
    misión
    entre los judíos, como la llevada a cabo por Pedro, estaba
    convencido de que el cristianismo era una llamada que Dios
    hacía a todas las personas al margen de los requerimientos
    de la Ley judía.

    Según el conocido relato contenido en los Hechos
    de los Apóstoles, Pablo realizó tres viajes
    misioneros. Sus cartas revelan
    que su itinerario se guió por tres preocupaciones
    principales:

    (1) su vocación de evangelizar territorios
    aún no hollados por otros evangelistas cristianos, de
    ahí sus planes para dirigirse por el oeste hasta España
    (Rom. 1,14 y 15,24-28);

    (2) su interés
    pastoral por volver a visitar sus propias congregaciones cuando
    surgieron problemas, como, por ejemplo, sus diversas visitas a
    Corinto; y

    (3) su inquebrantable determinación por entregar
    él mismo en la Iglesia judeocristiana de Jerusalén
    el dinero
    recolectado en sus iglesias gentiles. Aunque los eruditos no
    captan de forma convincente los motivos de Pablo en este
    empeño, lo cierto es que abrigaba el propósito de
    unificar las iglesias de su misión gentil con las de los
    judíos cristianos de Palestina.

    Por los Hechos de los Apóstoles sabemos que fue
    preso en Jerusalén tras los disturbios provocados por sus
    antagonistas judíos, y que fue conducido a Roma. En el mismo
    texto se refiere también a la posibilidad de su muerte
    (He. 20,24; 20,38). Lo más probable es que fuese ejecutado
    en Roma en el año 62. Desde el siglo IV la
    tradición cristiana fijó el día en el 22 de
    febrero.

    Es sorprendente el ministerio del apóstol Pablo,
    su entrega, su pasado, su conversión. Cualquiera
    diría que por la forma en que se convirtió y como
    llegó a comprender la vedad no necesitaba más.
    Muchos creen que después de haber recibido la
    revelación de Jesucristo y su comisión,
    inició su ministerio, pero no es así.

    Pablo pasó mucho tiempo preparándose,
    ¡aproximadamente 22 años de preparación!.
    Pero ¿era necesario que un hombre tan preparado lo
    siguiera haciendo? Pablo era fariseo, o como el mismo
    decía, fariseo de fariseos. Un Fariseo estudiaba la ley
    desde pequeño, además de esto Pablo estudió
    en Tarso, una ciudad importante y famosa por el hecho de albergar
    importantísimas universidades.

    La filosofía de ministerio de Pablo era sencilla
    en el aspecto de definiciones, que realmente plasmó en
    tesis que encontramos en todas las cartas que
    escribió.

    "No me avergüenzo del evangelio
    porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que
    cree."

    "Con Cristo estoy juntamente crucificado
    y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mi"

    Esa era su filosofía. La mayoría de bases
    para poder formular una teología de ministerio las
    encontramos en los escritos paulinos. De hecho, la
    teología paulina es considerara una de las más
    fuertes e importantes para la doctrina de la iglesia. Pablo
    consideró el ministerio como un deber que conlleva
    sacrificio y responsabilidad, no es un trabajo, sino una
    vocación como respuesta a un llamado de Dios. Dios llama
    según su perfecta voluntad a hombres y mujeres para que le
    sirvan, pero ¡ay de aquel que no cumpla con esa
    vocación!

    Pablo jamás vio el ministerio como un negocio o
    una oportunidad para ganar dinero. El mismo dijo "todo lo que
    antes tenia, lo tengo por perdida por seguir a Cristo". Cristo
    debe ser en todo tiempo el motivo de nuestro trabajo. Esa debe
    ser nuestra filosofía del ministerio.

    Cualquier intento de resumir el pensamiento de Pablo ha
    de afrontar varios obstáculos, y en particular el hecho de
    que las cartas iban dirigidas a una comunidad determinada,
    incidiendo en sus problemas específicos con el fin de
    corregir sus errores. Incluso su epístola más
    sistemática, la que remite a los romanos, no proporciona
    una exposición completa de su teología, pero
    algunos temas y aspectos se repiten con suficiente frecuencia
    como para ser considerados como el núcleo más
    significativo de su pensamiento.

    Para Pablo, una verdadera percepción
    de la cruz revela el extraño poder de Dios, un poder que
    se hace perfecto en su propia manifestación de debilidad.
    Dios afirmó este poder al resucitar a Jesús de
    entre los muertos, al enviar al Espíritu Santo y al fundar
    la Iglesia como fundamento de la Edad Nueva venidera,
    situándola en medio de la batalla escatológica con
    la seguridad de que pronto enviaría al Señor
    resucitado para lograr la victoria final del Bien.

    1. Opinión sobre Cristo

    Pablo enumera y establece las formulaciones de los
    primeros cristianos, que interpretaron la muerte de
    Cristo desde la perspectiva del sacrificio (1 Cor. 15,3), pero la
    esencia de su visión de Cristo se encuentra en la
    afirmación de que Dios quiso que Jesucristo venciera el
    poder del pecado. Rechazó por tanto la importancia que los
    judeocristianos otorgaban al arrepentimiento y al perdón
    de los pecados, y en lugar de invitar a sus discípulos a
    arrepentirse, ejemplificó la victoria de Dios sobre todos
    los pecados.

    1. Las consecuencias de estas doctrinas, al representar
      de forma implícita una interpretación de la Ley
      mosaica, son complejas. Afirmó que la Ley era santa,
      justa y buena, pero cuando se convirtió al
      cristianismo dejó de creer que fuera lo bastante
      poderosa como para vencer al pecado y la muerte (Rom. 8,3),
      por lo que no es posible someterse a ella. En realidad, aquel
      que lo haga se encontrará con que, en manos del
      pecado, la Ley puede convertirse en un poder esclavizador
      (Gál. 3,23-25).

    2. La Ley

      Pocos aspectos del pensamiento de Pablo han sido tan
      mal entendidos como los que se refieren a los términos
      de carne y espíritu. Según él, se trata
      de esferas de poder que se hallan en conflicto
      y no deben ser entendidas sólo como partes
      constituyentes de los seres humanos, porque el reino de la
      carne (el reino humano) es susceptible de sucumbir ante el
      poder del pecado.

      La solución al mal no radica en un código ético que la gente pueda
      y deba obedecer, sino en la obra del Espíritu Santo,
      don de Dios, que triunfa en la vida de la nueva comunidad
      aportando sus frutos de amor, alegría y
      paz.

    3. Opinión sobre los seres humanos
    4. Elección

    Pablo nunca habla de su conversión del
    judaísmo al cristianismo, sino de haber sido "llamado" por
    Dios. En esencia dijo lo mismo a todos los cristianos, por lo que
    puede considerarse que para él el cristianismo no parte de
    una actitud personal sino en la propia decisión de Dios
    que se manifiesta a través de su Hijo y al enviar su
    espíritu.

    Es Dios quien llama a las personas para que se unan a
    la comunidad cristiana a través del don de la gracia.
    Pablo insiste en la naturaleza radical del poder de Dios
    afirmando que con la muerte de Cristo Dios ha rectificado al
    impío (Rom. 4,5).

    No es que Dios aliente a los pecadores a rectificar por
    medio de las buenas obras, sino que actúa en primer lugar,
    y la fe es un don de Dios más que un acto voluntario y
    consciente del ser humano (Gál. 5,22). La fe, igual que la
    vida misma, es algo que Dios hace nacer (Rom. 4,17) y no depende
    de la voluntad o esfuerzo de la persona, sino de
    la misericordia divina (Romanos 9:16).

    Siempre se ha considerado que el pensamiento de Pablo
    quedó pronto eclipsado por otras enseñanzas
    teológicas y que sólo san Agustín de
    Hipona en el siglo V y Martín Lutero en el siglo XVI
    lo recuperaron hasta cierto punto. Se está revisando esta
    consideración en la actualidad.

    A pesar de que el autor de la segunda epístola a
    Pedro habla de las dificultades para entender a Pablo (2 Pe.
    3,16), numerosas comunidades de finales del siglo I y principios
    del siglo II conservaron sus cartas y, con gran coraje, trataron
    de aplicar aspectos de su pensamiento a las nuevas situaciones a
    las que se enfrentaron. Estas comunidades paulinas aparecen en
    las epístolas dirigidas a los Colosenses, a los Efesios, y
    a 1 y 2 a Timoteo y Tito. Sin embargo, es cierto que fueron
    san
    Agustín y Lutero los primeros en abordar una
    interpretación sistemática y rigurosa de la
    teología de Pablo. En el siglo XX, la obra de los
    teólogos alemanes Karl Barth y Ernst Kasemann ha renovado
    el interés en la teología paulina.

    La preparación del apóstol Pablo es una de
    las más intensas, pero su teología es
    también una de las más extensas e
    impactante

    CAPITULO II

    1. Ahora entramos a nuestro tema central. La
      educación. Para que un ministro comprenda la
      importancia de la educación, debe tener una
      filosofía de ministerio que le indique y le motive a
      hacerlo. ¿Qué es educación
      teológica, bíblica y ministerial?

      1. Educación
        teológica:
    2. EDUCACIÓN
      TEOLÓGICA, BÍBLICA Y MINISTERIAL

    La educación teológica tiene una amplia
    gama de temas, desde hace muchos años los problemas
    teológicos han sido atendidos por teólogos de
    diferentes líneas de pensamiento. Pero esto ha hecho de la
    teología una mezcolanza te temas y
    filosofías.

    Por lo que la importancia de la educación
    teológica descansa en el conocimiento de los
    orígenes de las teologías que manejamos
    actualmente.

    1. Bases de la educación
      teológica

    Teólogos tan diferentes como el italiano santo
    Tomás de Aquino en el siglo XIII y el teólogo Karl
    Barth en el siglo XX han mantenido que la teología es una
    ciencia. Sin embargo, los dos se preocuparon por subrayar que hay
    ciencias de muchos tipos.

    La teología parece una ciencia, puesto que en el
    estudio de sus contenidos se aplican procedimientos
    metodológicos, críticos e intelectuales,
    aunque difieren por completo de los de las ciencias
    naturales y también de las humanas, ya que su objeto
    final, Dios, no es accesible a la investigación
    empírica. Por lo tanto, el problema de establecer un
    método riguroso de razonamiento sobre Dios es crucial en
    teología. Aquino emprendió su sistema
    filosófico presentando cinco pruebas de la
    existencia de Dios como base de todos sus demás
    argumentos. Barth, por otra parte, comenzó con la
    revelación de Dios o su propia comunicación (la palabra de Dios), pensando
    que sólo así se podría evitar el peligro de
    aproximarse a Dios como si fuera un simple objeto de
    investigación.

    Los seguidores del método de Barth sostienen que
    una ciencia debe empezar con determinados supuestos y que el
    supuesto de un Dios que se comunica consigo mismo es el punto de
    partida más adecuado para la teología; los que
    siguen el ejemplo de Aquino sostienen que la integridad
    espiritual exige que el teólogo comience con la
    cuestión de sí existe Dios. No hay un único
    método de carácter universal reconocido en
    teología. El método difiere de un teólogo a
    otro y depende en gran medida del grado de importancia que se
    concede a las diversas fuentes.

    San Anselmo, del siglo XII, es un buen ejemplo de
    teólogo que utiliza un método de riguroso
    razonamiento lógico. En el Proslogium, Anselmo se
    propone probar la existencia de Dios a partir del concepto de un
    ser perfecto, y en Cur Deus homo sostiene que, dada la
    existencia de un Dios benevolente y de la maldad de la humanidad,
    las doctrinas cristianas de encarnación y expiación
    pueden deducirse por necesidad lógica.

    Pocos teólogos han sido tan rigurosamente
    lógicos como Anselmo, pero casi todos han aspirado a la
    coherencia lógica. Sin embargo, una minoría,
    incluidos el padre de la Iglesia del siglo II Tertuliano y el
    filósofo danés del siglo XIX Sören
    Kierkegaard, han negado que la teología pueda concebirse
    como un sistema racional y han afirmado que la experiencia humana
    de Dios revela discontinuidad y paradojas.

    Se puede observar un método bastante diferente
    entre los teólogos protestantes de la Reforma y
    posteriores a ella, que han intentado fundamentar la
    teología ciñéndose tan sólo a la
    Biblia. En su forma más cruda, esto significaba una
    constante apelación a la Biblia para demostrar
    afirmaciones teológicas. Sin embargo, con el desarrollo de
    los estudios bíblicos, este tipo de teología se ha
    hecho mucho más sofisticada.

    En primer lugar, el método consiste en establecer
    el texto bíblico a partir de los manuscritos y de
    diferentes lecturas, sometiendo después este texto a un
    profundo examen para tomar nota, por ejemplo, de consideraciones
    lingüísticas, fuentes literarias y antecedentes
    históricos. En esto consiste el trabajo de
    exégesis, que aspira a la comprensión, en la medida
    de lo posible, del significado que pretendió el
    escritor.

    Los teólogos deben entonces continuar y
    preguntarse cómo ha ido evolucionando el significado
    original del texto en el curso de la historia doctrinal, y el
    significado que pudiera tener en la propia época y
    situación cultural de los teólogos. Este paso
    afecta a la hermenéutica, ciencia de la
    interpretación de textos.

    Hay quien afirma que la interpretación es en
    sí misma un acto creativo e innovador y no tan sólo
    la transposición de significados de un contexto antiguo a
    otro moderno. Además, una transposición que
    intentara reproducir el significado exacto del texto original
    podría dar lugar a cambios substanciales.

    b. Teología y Otras Ciencias

    El teólogo alemán del siglo XX, Rudolf
    Bultmann, abogó por un método de
    'desmitologización', en el supuesto de que el significado
    esencial del Nuevo Testamento es una comprensión de la
    existencia humana que debe desvincularse del lenguaje
    mitológico de la época en que se escribió.
    El proyecto de Bultmann implicaba la traducción de este significado esencial en
    el contexto del lenguaje de la filosofía existencialista
    moderna.

    En apariencia similar a las teologías de
    fundamento bíblico de los escritores protestantes son las
    de los escritores católicos, que han tratado de
    desarrollar teologías fundadas en los pronunciamientos
    dogmáticos de la Iglesia. Esto se realizó con
    cierta ingenuidad en los manuales
    más antiguos, aunque se ha reconocido ahora que las
    cuestiones hermenéuticas son tan relevantes para el dogma
    como lo son para la escritura, y que incluso los dogmas
    más venerados necesitan una periódica
    reinterpretación que puede dar lugar a la aparición
    de nuevas ideas.

    Los teólogos poco dispuestos a comenzar con una
    apelación a los textos autorizados, ya sean
    bíblicos o dogmáticos, comienzan su labor por el
    extremo opuesto, analizando la experiencia humana y sus
    problemas, y preguntándose después cómo la
    sabiduría tradicional podría iluminar o resolver
    estos problemas.

    El teólogo alemán del siglo XX Paul
    Tillich ha utilizado la expresión "método de
    correlación" para describir este procedimiento en
    teología. Él y otros autores han hecho buen uso de
    la fenomenología en sus análisis de la experiencia
    humana.

    Los principales tipos de métodos
    teológicos pueden combinarse de diferentes formas. Cada
    teólogo importante tiene un método único en
    sus detalles, pero que sin embargo implica numerosos
    procedimientos similares a los de otros
    teólogos.

    Es importante señalar que muchos procedimientos
    de la teología son los mismos que utilizan los
    historiadores, los estudiantes de lengua y literatura, los
    filósofos, y otros
    especialistas.

    Es claro que en ambos casos la teología ha de
    ocuparse tanto de los seres humanos y de su capacidad como de
    Dios. De hecho, Barth ha dicho que la teología
    debería llamarse con mayor propiedad
    'teoantropología', ya que el tema en cuestión no es
    Dios aislado, sino más bien lo divino y lo humano en la
    medida en que se relacionan entre sí.

    La palabra teología es utilizada a veces en
    sentido amplio para significar no sólo el estudio de la
    doctrina, sino también los estudios bíblicos y la
    historia de la Iglesia, como cuando se habla de la facultad de
    teología de una universidad. Pero
    en general, teología significa teología
    sistemática, que es la exposición ordenada de las
    creencias de una fe religiosa en su conjunto.

    La teología sistemática cristiana se
    subdivide en la doctrina de Dios (teología en sentido
    estricto); cristología, doctrina de la persona de Cristo;
    soteriología, doctrina de la salvación; antropología, doctrina de la humanidad;
    pneumatología, doctrina del espíritu; escatología, doctrina de las
    'últimas cosas' o el final de los tiempos, y
    eclesiología, doctrina de la Iglesia. A veces se
    añaden nuevas divisiones, aunque la teología
    sistemática subraya siempre la unidad e implicación
    mutua de las diversas partes.

    La distinción entre teología natural, que
    se basa en la razón y la experiencia común, y la
    teología revelada ya ha sido apuntada. Por el mismo motivo
    debería hacerse una distinción entre
    apologética —intento de exponer las creencias
    religiosas mientras se atiende o se responde a las objeciones y
    críticas— y dogmática, exposición
    ordenada de las creencias. Sin embargo, algunos teólogos
    rechazan la apologética, ya que parece permitir a sus
    rivales fijar el orden, argumentando que la mejor
    apologética es tan sólo una exposición clara
    de la creencia.

    La aparición y desarrollo de doctrinas religiosas
    es el tema de la teología histórica, que tiene
    importantes implicaciones en la reflexión teológica
    actual. En cierto modo menos dependientes de la aventura
    teológica son varias disciplinas en las que las ideas
    procedentes de la teología sistemática se aplican a
    diversos problemas especializados. En teología moral las
    ideas de fe se aplican a cuestiones de conducta
    moral.

    A causa de la variedad de estos problemas, la
    teología moral tiende a convertirse en una tarea
    interdisciplinar. Cuando los problemas aparecen vinculados a
    aspectos institucionales y sociales de la vida humana, se puede
    hablar de teología social e incluso de teología
    política.
    La teología pastoral o práctica tiene que ver con
    el ejercicio del ministerio en materias como el asesoramiento y
    el cuido y enseñanza de las almas.

    c. Teología Moderna

    Después de la Reforma se produjo un periodo de
    estancamiento teológico, mientras las ortodoxias
    católica y protestante se enfrentaban entre sí
    manteniendo posiciones muy rígidas. En los siglos XVII y
    XVIII ambos campos se vieron amenazados por la aparición
    de la filosofía racionalista y la ciencia
    empírica.

    El prolongado dominio de la
    teología como la 'reina de las ciencias' estaba
    concluyendo. A pesar de estas amenazas, el teólogo
    alemán del siglo XIX, Friedrich Schleiermacher,
    resucitó la teología. La autoridad de la ortodoxia
    había desaparecido, y la antigua teología natural
    había quedado desprestigiada por dos filósofos del
    siglo XVIII, el escéptico inglés
    David Hume y el idealista alemán Immanuel Kant.

    Por eso, Schleiermacher hizo un enérgico
    llamamiento para que la experiencia viva de la comunidad de
    creyentes fuera considerada como la nueva base de la
    teología.

    En su obra más importante, Compendio de la fe
    cristiana según los principios de la Iglesia
    evangélica
    (2 vols. , 1821-1822), la doctrina es
    tratada como la transcripción de la experiencia. Con
    Schleiermacher, el foco de la teología parece desplazarse
    desde Dios a la humanidad, y esta fue la realidad, en
    términos generales, de la teología liberal que
    dominó el siglo XIX. Su desarrollo se vio interrumpido por
    la obra de Karl Barth, cuya obra monumental, Die kirchliche
    Dogmatik
    (1932-1962), significó un regreso a la
    filosofía bíblica.

    En la segunda mitad del siglo XX coexistían
    varias escuelas teológicas. Importante entre ellas es la
    revitalizada teología católica romana que surge del
    Concilio Vaticano II (1962-1965). Otras escuelas utilizan los
    principios del filósofo inglés del siglo XX Martin
    Heidegger, e incluso de Carlos Marx, para
    elaborar nuevas interpretaciones teológicas.

    d. Teología y otras
    disciplinas

    La compañera de diálogos más
    antigua de la teología ha sido la filosofía.
    Sucesivas escuelas de filosofía han inspirado el
    pensamiento teológico innovador, han ofrecido
    categorías para la aclaración de las ideas
    teológicas y han interpretado el cambio de intereses de la
    sociedad.

    La teología judeocristiana ha estado implicada de
    forma muy estrecha con la historia, ya que en la tradición
    bíblica la historia es el medio de la revelación y
    las afirmaciones históricas de fe tienen que ser probadas
    y analizadas como otras afirmaciones.

    La psicología, la
    sociología y la antropología
    implican el estudio de la religión y, aunque sus
    métodos y objetivos sean
    diferentes de los de la teología, muchas veces ilustran
    sobre el proceso del desarrollo teológico.

    La teología debe recurrir también a las
    ciencias naturales, por ejemplo, al investigar de qué modo
    las doctrinas de creación y providencia se relacionan con
    el mundo descrito por la ciencia. Por último, y a finales
    del siglo XX, los filósofos cristianos han entablado el
    diálogo
    con las demás religiones importantes, han
    fijado un territorio común y han analizado los elementos
    que la diferencian.

    Todas estas líneas de pensamiento están
    incluidas de alguna manera en nuestra teología actual o en
    dogmas y pensamientos.

      1. Acción en la que desarrollan o
        perfeccionan las facultades y aptitudes del individuo
        para su perfecta formación.

        Según Luis Arturo Lemus: Es la
        influencia ejercida en una persona,
        ocasionándole modificaciones en su
        conducta.

      2. Educación:

        Es la formación que recibe el ministro
        en el campo teológico.

        Este incluye los diferentes pensamientos,
        linemientos, escuelas, doctrinas y corrientes
        existentes en dicho campo. Conlleva profundidad en el
        aspecto teórico.

      3. Educación Teológica:

        Es la formación que recibe el ministro
        en el campo netamente bíblico.

        Esto para comprender Las Sagradas Escrituras
        de acuerdo a sus principales divisiones.

      4. Educación
        bíblica:
      5. Educación
        ministerial:
    1. Terminología:

    Es la preparación teórica y practica que
    recibe el ministro para poder cumplir con su
    ministerio.

    En esta se tratan aspectos puramente prácticos,
    contextuales y actuales.

    Chávez

    Partes: 1, 2, 3

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