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"Del espíritu de las leyes" (Montesquieu)



Partes: 1, 2

    1. Objetivo del
      reporte.
    2. Justificación.
    3. Objetivos
    4. Estructura y limitaciones del
      reporte.
    5. Descripción
    6. Planteamiento
    7. Marco teórico
      general
    8. Marco
      teórico específico
    9. Conclusiones
    10. Bibliografía
    11. Anexos

    Introducción.

    El trabajo a
    continuación es una monografía en la cual se ha pretendido
    plasmar ciertos criterios que avalen el estudio de una obra tan
    famosa como es la de Montesquieu que es "El espíritu de
    las leyes", los conceptos vertidos navegan en posturas
    históricas que se basan en la época en que el autor
    escribió su obra.

    El motivo del estudio de este libro es para
    dar a conocer al lector las diferencias de los distintos
    gobiernos y la propiedad de
    las leyes de cada uno con relación a su naturaleza y a
    sus principios y
    también discurre sobre las leyes en su relación con
    la defensa del estado, el
    tema de la conquista, profundiza en las costumbres y sus
    mutaciones en los contactos culturales producto de
    las invasiones, las ventajas y las desventajas del clima, los modos
    de vida y el terreno en el progreso de las naciones, la libertad
    política
    de los ciudadanos libres y los esclavos, las leyes fiscales, las
    leyes respecto a la población. Con relación al estudio
    de las leyes con relación al clima y al terreno se
    encuentra en el autor el gran dominio que tenia
    sobre las ciencias
    naturales, anticipamos los inicios de la geopolítica moderna, y , en general, se
    presiente más al sociólogo con ciertos rasgos de
    antropólogo cultural, elemento poco considerado en
    nuestros días por los legisladores.

    El trabajo esta estructurado de la siguiente forma,
    primero se presenta los motivos por el cual se ha estudiado la
    obra luego se hacen los objetivos del
    reporte en general y luego los del trabajo, seguido del
    planteamiento del trabajo, al cual le sigue el marco
    teórico para finalizar con las conclusiones y las
    recomendaciones hacia el lector.

    Como principio esencial se ha pretendido mostrar las
    condiciones de desarrollo de
    la obra de Montesquieu no son aislados en cuanto a los sucesos
    diarios, ya que están estructurados en la historia interna de su
    sociedad, y
    por la magnitud de su estudio sobre ella y la comprensión
    de la misma también se encuentra apegada a la nuestra, es
    por eso que, si bien son similares a otros sistemas sociales
    la particularidad se encuentra en la estructura de
    dominio social y la forma en que no todos aquellos que gobiernan
    en la actualidad le dan la importancia que se le debe de dar a
    las leyes.

    Objetivo del reporte.

    Dar a conocer al lector y analizar sobre el pensamiento de
    Montesquieu con respecto a su obra según la perspectiva
    histórica que intenta hacer conocer al lector la
    existencia de diversas comprensiones sobre la temática
    sociológica, Luego mediante el análisis de la obra se buscara proporcionar
    algunos elementos críticos que permitan valorar la justa
    dimensión de la sociología contemporánea y acceder,
    a través del estudio del pensamiento de Montesquieu, a las
    diversas visiones del hombre y de la
    sociedad, según las épocas y los tiempos, sin
    perder de vista la dirección sociológica de las
    mismas.

    Justificación.

    El estudio de la obra de Montesquieu es muy
    importante ya que es un modelo
    político ingles de separación de poderes y monarquía constitucional, al cual se le
    considera el mejor en su tipo como garantía contra el
    despotismo.

    Según el autor ilustrado, el poder
    ejecutivo, el poder
    legislativo y el poder judicial no
    deben concentrarse en las mismas manos. Esa es una teoría
    de contrapesos, donde un poder equilibra al otro.

    Hay quien quiere ver en dicha teoría una
    relación entre ideas políticas
    e ideas sociales: su imagen de la
    sociedad sería la de tres fuerzas sociales -rey, pueblo y
    aristocracia-, a la que les corresponden tres fuerzas
    políticas.

    El modelo es tomado del sistema
    político de Inglaterra, donde
    hay monarquía (el Rey es la cabeza del Poder ejecutivo),
    hay aristocracia (en la Cámara de los Lores, que es
    legislativa) y hay representación popular (en la
    Cámara de los Comunes, que también es legislativa).
    Si es ejemplo de representación, no lo es de
    separación de poderes ya que, en ocasiones, la
    Cámara de los Lores funciona como Tribunal
    Supremo.

    Según él, en la monarquía, los
    poderes intermedios –nobleza, clero, parlamentos-
    actúan como equilibradores que impiden excesos del poder
    del monarca como también del poder del pueblo. A su vez,
    esos poderes intermedios se equilibran entre sí. Es
    notable el modo en que la idea de combinación equilibrada
    se relaciona con la imagen del universo de
    Newton, donde
    los elementos se atraen sin perder su identidad.

    Como se puede ver esta obra es de interés
    para los lectores especialmente para aquellos a quienes le atrae
    la sociología
    política ya que el autor de la obra menciona a los
    tres órganos en su obra que es parte de la estructura de
    nuestra sociedad, al mismo tiempo es
    bueno tomarse un tiempo en la lectura de
    este libro porque ayuda a comprender y a estudiar de una manera
    diferente y racional a la sociedad que habitamos, lo que es muy
    favorable ya que nos otorga una forma de análisis
    más adecuada.

    Objetivos

    Objetivo general

    • Dar a conocer el pensamiento de un gran personaje de
      la historia a través de su obra "Del espíritu de
      las leyes", sus puntos sobre el origen de las leyes y su
      revolución, además conocer la
      manera en como la naturaleza, los factores climáticos y
      la religión influyen en la práctica
      de la ley para poder
      obtener de esta manera un criterio amplio acerca del estudio de
      la sociología política.

    Objetivo específico.

    • Conocer un poco sobre el origen de las leyes, su
      tiempo, espacio, su composición y evolución.
    • Dar a conocer las leyes en relación a la
      naturaleza y su clima.
    • Conocer las leyes según su número de
      habitantes y la religión que ellos poseen para saber de
      que manera influye en la práctica de la ley.
    • Ser capaces de poder formular conclusiones de los
      puntos mencionados en el informe y
      poder dar recomendaciones acerca del mismo.

    Estructura y limitaciones del
    reporte.

    El reporte que ha de desarrollarse a continuación
    se encuentra estructurado de la siguiente manera:

    • Carátula.
    • Índice
    • Introducción
    • Introducción
    • Objetivo del reporte.
    • Justificación
    • Objetivos.

    Capitulo 1

    • Planteamiento.

    Capitulo 2

    • Marco teórico

    Capitulo 3

    • Conclusiones.

    Anexos.

    Las limitaciones que tuve para realizar el reporte
    fueron, para empezar que me costo encontrar
    el libro y a la universidad costo
    que lo llevaran, luego que me puse a leer tarde pero termine de
    leer, y para finalizar que comencé a elaborar el trabajo el
    ultimo fin de semana y casi no me alcanzó el tiempo pero
    lo termine.

    Descripción

    Montesquieu. Charles-Louis de Secondat
    Nacionalidad: Francia La
    Brède (Burdeos) 18-1-1689 – París
    10-2-1775

    Nacido en La Brède, el 18 de enero de 1689, su
    nombre era Charles-Louis de Secondat, barón de La
    Brède y de Montesquieu. Criado en el seno de una familia noble, se
    formó en leyes, lo que le permitió posteriormente
    dedicarse al ensayo de
    corte político e histórico. Así, en 1721
    hizo públicas sus famosas "Cartas persas",
    una reflexión crítica
    de la realidad francesa (sociedad, instituciones,
    religión, absolutismo)
    vista a través de los ojos de un joven persa residente en
    Francia. Posteriormente, emprendió viaje por varios
    países europeos, como Alemania,
    Italia, Suiza e
    Inglaterra, tras el que publicó una reflexión de
    corte histórico y moral,
    siguiendo el estilo de los "Ensayos" de
    Montaigne: "Consideraciones sobre las causas de la grandeza y
    decadencia de los romanos". Filósofo ilustrado, en 1784
    publica su obra de mayor repercusión, "El espíritu
    de las leyes", en la que expone su teoría acerca de la
    existencia de un orden en el acontecer histórico y unas
    leyes que condicionan la actuación humana. Según
    Montesquieu, los códigos legales y las instituciones que
    rigen la vida de los pueblos tienen una estrecha relación
    con condicionantes de carácter cultural (costumbres,
    religión, etc.) y natural (clima, geografía,
    etc.).

    Las reglas que determinan el comportamiento
    de los hombres no son permanentes ni absolutas, sino que surgen y
    son modificadas según los contextos históricos y
    culturales, los tipos de gobierno y el
    carácter de la sociedad. Su ideología política advierte la
    existencia de tres tipos posibles de gobierno: república,
    monarquía y despotismo, cada uno con sus propias normas y pautas
    de actuación.

    Para Montesquieu, la república debe gobernarse
    por el principio de la virtud, el amor a la
    patria y la igualdad. La
    monarquía se rige por el honor, mientras que el despotismo
    está gobernado por el terror. Desde este punto de vista,
    cada forma de gobierno se rige por principios distintos de los
    que derivan códigos legales y morales diferentes que
    condicionan los más variados aspectos del comportamiento
    de los hombres. La decadencia de los sistemas de gobierno se
    produce cuando los principios de gobierno no son debidamente
    cumplidos o sufren alteración, corrompiéndose todo
    el sistema de
    gobierno.

    De este modo, su análisis histórico
    encuentra un modelo de explicación racional del devenir de
    los pueblos y naciones. Montesquieu critica la forma de gobierno
    que él mismo denomina despotismo, esto es, la
    sujeción de los individuos no a las leyes sino a la
    fuerza del
    gobernante. Encuentra contradictorio que el terror, principio que
    rige las formas de
    gobierno despóticas, haya de asegurar la paz y la
    seguridad de los
    gobernados, restringiendo su libertad. Contra la
    república, participación de los ciudadanos en su
    propio gobierno, Montesquieu alega que es necesaria una excesiva
    implicación de los individuos en las tareas de gobierno y
    que la extensión del estado queda muy limitada.

    Pone como ejemplo de esta forma política a las
    ciudades-estado de la Antigüedad, y sitúa su
    decadencia y conversión en tiranías en el
    alejamiento de los asuntos públicos por parte de sus
    ciudadanos. La tercera figura política, la
    monarquía constitucional, es para Montesquieu la mejor
    forma de gobierno, al reunir en sí misma las ventajas de
    la república y de las monarquías absolutas. En este
    sentido, Inglaterra constituye la representación
    gráfica de los postulados de Montesquieu. El reparto del
    poder del estado es necesario para evitar la acumulación
    en una sola mano que pueda ejercerlo de manera despótica.
    Para ello, debe dividirse en tres partes, cada una con una
    misión
    específica y diferente, que supongan un equilibrio y
    contrapesen la actuación de las demás. La
    división de poderes en tres (legislativo, ejecutivo y
    judicial) y su adscripción a instituciones diferentes es
    garantía, según Montesquieu, contra un gobierno
    tiránico y despótico.

    La fórmula propuesta es hoy plenamente aceptada
    por los regímenes democráticos, que basan en este
    esquema político sus planteamientos de gobierno.
    Montesquieu falleció en París en 1755.

    Planteamiento del problema.

    El objetivo del
    pensamiento político de Montesquieu, expresado en
    el
    Espíritu de las leyes
    , es
    elaborar una física de las
    sociedades
    humanas. Su modelo, tanto en contenido como metodología, está más en la
    línea de lo experimental que lo especulativo. Adopta el
    análisis histórico, basado en la
    comparación; arranca de los hechos, observando sus
    variaciones para extraer de ellas leyes.

    En esta obra se nos ofrece, además de la descripción de las idiosincrasias
    nacionales, las diversas formas de gobierno y sus fundamentos,
    así como los condicionantes históricos e, incluso,
    climáticos de éstos, elaboró un novedoso
    enfoque de las leyes, los hechos sociales y la política:
    se desvanece la clásica oposición entre las
    tesis
    iusnaturalistas y  escépticas, que atribuían
    el fundamento de las leyes a la arbitrariedad de los
    legisladores: consideraba más bien que las leyes proceden
    de relaciones necesarias derivadas de la
    naturaleza de las cosas y las relaciones sociales, de forma que
    no sólo se opuso a la separación entre ley natural
    y ley positiva sino que consideraba que son
    complementarias.

    Cada pueblo tiene las formas de gobierno y las leyes que
    son propias a su idiosincrasia y trayectoria histórica, y
    no existe un único baremo desde el cual juzgar la bondad o
    maldad de sus corpus legislativos. A cada forma de gobierno le
    corresponden determinadas leyes, pero tanto éstas como
    aquéllas están determinadas por factores objetivos
    tales como el clima y las peculiaridades geográficas que,
    según él, intervienen tanto como los condicionantes
    históricos en la formación de las leyes. No
    obstante, teniendo en cuenta dichos factores, se puede tomar el
    conjunto del corpus legislativo y las formas de gobierno como
    indicadores de
    los grados de libertad a los que ha llegado un determinado
    pueblo.

    La filosofía política  se transmuta
    en una filosofía moral cuando establece un ideal
    político que defiende es el de la consecución de la
    máxima libertad aunada a la necesaria autoridad
    política;  rechaza abiertamente las formas de
    gobierno despóticas. Pero para garantizarla al
    máximo, Montesquieu considera que es imprescindible la
    separación de poderes. Muy influenciado por

    Locke
    , desarrolla la concepción
    liberalista de éste, y además de considerar la
    necesidad de separar el poder ejecutivo del poder
    legislativo, piensa que también es preciso separar el
    poder judicial. Esta separación de los tres
    poderes ha sido asumida y aplicada por todos los gobiernos
    democráticos posteriores.

    Ante esta situación nace la pregunta:

    ¿Cuáles son los orígenes de las
    leyes y de que manera afecta en la práctica de estas los
    factores naturales, los factores climáticos y la
    religión?

    Marco teórico general

    Libro I: De las leyes en
    general.

    De las leyes, en sus relaciones con diversos
    seres.

    Las leyes en su más extenso significado, son las
    relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las
    cosas; y, en este sentido, todos los seres tienen sus leyes: la
    divinidad, el mundo material, las inteligencias superiores al
    hombre, los brutos y los hombres. Estas reglas son una
    relación establecida constantemente ya que cada diversidad
    es uniformidad y cada cambio es
    constancia.

    El hombre, como ser físico, es, como los
    demás cuerpos, gobernado por las leyes invariables; como
    ser inteligente viola sin cesar las leyes que Dios ha establecido
    y cambia las que el mismo estableció. Hace falta que se
    conduzca y, sin embargo, es un ser limitado; está sujeto a
    la ignorancia y al error, como todas las inteligencias finitas;
    incluso pierde los débiles conocimientos que posee. Como
    criatura sensible se encuentra sometido a mil pasiones; semejante
    ser podía olvidar a Dios en todo instante. Dios se lo
    recuerda por las leyes de la religión; semejante ser
    podía olvidarse en todo instante de sí mismo; los
    filósofos le han recordado por las leyes de
    la moral:
    hecho para vivir en sociedad podía olvidar a los
    demás; los legisladores le han hecho entrar en sus deberes
    por las leyes políticas y civiles.

    Las leyes de la naturaleza.

    Antes que todas las leyes están las naturales,
    así llamadas porque se derivan únicamente de la
    constitución de nuestro ser. Para
    conocerlas bien ha de considerarse al hombre antes de existir las
    sociedades. Las leyes que en tal estado rigieran para el hombre,
    esas son las leyes de la naturaleza.

    La ley que imprimiendo en nosotros la idea de un creador
    nos lleva hacia él, es la primera, por su importancia pero
    no por el orden. El hombre en su estado natural tendría la
    facultad de conocer, pero no conocimientos. Es claro que sus
    primeras ideas no serían ideas especulativas.
    Pensaría en la conservación. Un hombre así
    sólo sería consciente, al principio de su
    debilidad; su timidez sería extremada. En estas
    condiciones cada uno se sentiría inferior a los
    demás o, todo lo demás de tal manera que nadie
    intentaría atacar a otro. La paz sería, pues, la
    primera ley natural.

    Al sentimiento de su debilidad uniría el
    sentimiento de sus necesidades, y, así, otra ley natural
    sería la que le inspirase la búsqueda de alimentos, el
    temor, el placer y la atracción. El
    conocimiento constituiría la tercera. Y el deseo de
    vivir en sociedad es la cuarta ley natural.

    De las leyes positivas.

    Tan luego como los hombres empiezan a vivir en sociedad,
    pierden el sentimiento de su flaqueza; pero entonces concluye
    entre ellos la igualdad y empieza el estado de
    guerra.

    Cada sociedad particular llega a comprender su fuerza;
    esto produce un estado de guerra de nación
    a nación.
    Los particulares, dentro de cada sociedad, también
    empiezan a sentir su fuerza y procuran aprovechar cada uno para
    sí las ventajas de la sociedad; esto engendra el estado de
    lucha entre los particulares.

    Estas dos clases de estados de guerra establecen las
    leyes entre los hombres. Considerados habitantes de tan gran
    planeta, en el que es necesario que haya diversos pueblos, tienen
    leyes en las relaciones que estos pueblos tienen entre sí;
    y es el Derecho de gentes. Considerado como viviendo en
    una sociedad que debe ser mantenida, tiene leyes en las
    relaciones que tienen los que gobiernan con los gobernados; y es
    el Derecho político. Las tienen también en
    las relaciones que todos los ciudadanos tienen entre sí; y
    es el Derecho civil. Una sociedad no podría
    subsistir sin un gobierno. La reunión de todas las
    fuerzas particulares forma lo que se llama un Estado
    político.

    Las fuerzas particulares no pueden reunirse sin que se
    reúnan todas las voluntades. La reunión de estas
    voluntades es lo que se llama estado civil.

    La ley, en general, es la razón humana en cuanto
    gobierna a todos los pueblos de la tierra; las
    leyes políticas y civiles de cada nación no deben
    ser más que los casos particulares a los que se aplica la
    razón humana. Por ello, dichas leyes deben ser adecuadas
    al pueblo para el que fueron dictadas. Deben adaptarse a los
    caracteres físicos del país, al clima, a la
    calidad del
    terreno, a su situación, a su tamaño y al género de
    vida. Deben adaptarse al grado de libertad que permita la
    constitución, a la región, inclinaciones, riqueza,
    costumbres y maneras.

    Libro XIX: De las leyes en relación con los
    principios que forman el espíritu general, las costumbres
    y las maneras de una nación.

    De la tiranía.

    Hay dos clases de tiranía: real y efectiva la
    una, que consiste en la violencia del
    gobierno; circunstancial la otra, que se deja sentir cada vez que
    la opinión encuentra mal una medida de los
    gobernantes.

    Es verdad que el Cesar, los triunviros y Augusto fueran
    casi reyes, pero lo disimulaban aparentando respeto a la
    igualdad y no pareciéndose en los modales ni en su modo de
    vivir a los reyes de entonces. Los romanos querían
    conservar sus instituciones y sus gustos sin imitar a los pueblos
    serviles de África y de Oriente.

    Del espiritu general.

    Muchas cosas gobiernan a los hombres, con ello se forma
    un espíritu general, que es un resultado
    cierto.

    Cuanto más fuertemente influya una de estas
    causas, menos se dejara sentir la influencia de otras. La
    naturaleza y el clima obran casi solos sobre los salvajes. Las
    leyes tiranizan a Japón;
    gobiernan las formas a los chinos; las costumbres eran la regla
    en Macedonia; las máximas de gobierno y las costumbres
    antiguas eran lo que ejercía más influjo en
    Roma.

    Debe atenderse a que no cambie el espíritu
    general de un pueblo.

    Si hay en el mundo una nación que tenga humor
    sociable, carácter franco y alegre, llevado a veces a la
    indiscreción, viveza, gusto y con todo esto valor,
    generosidad y cierto pundonor, bueno será poner sumo
    cuidado en no violentar sus hábitos con leyes que pongan
    trabas a su manera de ser o coarten sus virtudes.

    Nada ganará el Estado, ni en lo interior ni en lo
    exterior. Si se le imprime un espíritu de
    pedantería a un pueblo naturalmente alegre.

    No es acertado el corregirlo todo.

    La naturaleza lo corrige todo, que nos dejen tales como
    somos. Nuestras cualidades indiscretas unidas a nuestra escasa
    malicia, hacen que no nos convengan unas leyes que cohíban
    nuestro amor
    sociable.

    Efectos del carácter sociable.

    Cuanto más se comuniquen los pueblos, mas
    fácilmente mudan sus modales. El clima es causa de que sea
    comunicativa una nación y lo es también de que se
    ame las mudanzas. Y lo que hace amarlas mudanzas hace
    también que se forme el gusto. Las modas no carecen de
    importancia: a fuerza de frivolidad aumentan sin cesar las ramas
    de comercio.

    De la vanidad y del orgullo de las
    naciones.

    La vanidad es un buen resorte de gobierno, pero el
    orgullo es peligroso. Para comprenderlo bien no hay más
    que representarse, por una parte, los innumerables beneficios que
    resultan de la vanidad: el lujo, la industria, las
    artes, las modas, la urbanidad, el gusto; por otra parte los
    inmensos males que acarrea el orgullo: La pereza, es efecto del
    orgullo y la diligencia de la vanidad.

    Toda nación perezosa es presumida y grave, porque
    los que no trabajan se creen soberanos de los que trabajan.
    Examinado todas las naciones, veréis que la gravedad, el
    orgullo y la pereza casi siempre van juntos.

    Del carácter de los españoles y de los
    chinos.

    Los diversos comportamientos de las naciones son una
    mezcla de virtudes y vicios, de buenas y malas cualidades. Las
    mezclas
    afortunadas son aquellas de las que resultan grandes bienes, aunque
    a veces nadie lo hubiera adivinado; hay otras que causan grandes
    males, que nadie sospecharía.

    Reflexión.

    No se ha dicho que lo que precede para abreviar poco ni
    mucho la distancia infinita que separa el vicio de las virtudes,
    solo se ha querido hacer comprender que los vicios morales son
    vicios políticos; esto no debe ignorarse por los que hacen
    leyes opuestas al espíritu general.

    De las maneras y de las costumbres en el estado
    despótico.

    La máxima fundamental es que no deben cambiarse
    las costumbres ni las maneras en el estado despóticos.
    Este cambio traería una revolución. Como en esos
    estados puede decirse que no hay leyes, sino costumbres y
    modales, bastaría cambiarlos para transformarlo todo. Las
    leyes se establecen, las costumbres se inspiran; estas tienen mas
    conexión con el espíritu general; aquellas con las
    instituciones particulares. Cambiar una institución
    partícula es menos perjudicial, seguramente que una
    alteración en el espíritu general.

    En un país despótico, las mujeres
    ordinariamente viven encerradas y no pueden dar el tono. Cada
    sexo influye
    más o menos en el otro, y esta influencia recíproca
    hace que ambos sexos pierdan su cualidad distintiva: lo que era
    absoluto se trueca en arbitrario y los modales se modifican un
    día u otro.

    Cuales son los medios
    naturales de cambiar las costumbres y modales de una
    nación.

    He dicho que las leyes son instituciones particulares y
    terminantes del legislador. Las costumbres y maneras son
    instituciones de la nación en general. De aquí
    sigue que cuando se quiere alterar las costumbres y maneras no
    cabe hacerlo por medio de leyes, lo cual podría parecer
    tiránico; es preferible hacerlo por medio de otras maneras
    y costumbres.

    Los pueblos en general, son muy apegados a sus usos,
    quitárselos a la fuerza es hacerlos desgraciados. No
    conviene, cambárselos, es mejor inclinarlos a que los
    cambien ellos mismos. Toda pena que no se derive de la necesidad
    es tiránica; la ley no es un mero acto de poder, y las
    cosas indiferentes no le incumben.

    De cómo han confundido algunos legisladores
    los principios que gobiernan a los hombres.

    Entre las leyes y las costumbres hay la diferencia de
    que las primeras regulan principalmente las acciones del
    ciudadano y las segundas acciones del hombre. La diferencia entre
    las costumbres y las maneras consiste en que aquellas se refieren
    más a la conducta interior
    y éstas a la exterior.

    En este sentido la civilidad es mejor que la urbanidad.
    Ésta linsojea los vicios de los demás, en tanto que
    aquella nos impide exteriorizar los nuestros. La civilidad es una
    barrera que han puesto los hombres entre sí para no
    desagradarse.

    Propiedad particular del gobierno de china.

    Los legisladores chinos hicieron más confundieron
    la religión, las leyes, las costumbres y las maneras, todo
    esto fue la moral, la virtud. Los preceptos que se
    referían a estos cuatro puntos fueron llamados ritos; y en
    la observación exacta de estos ritos fue en lo
    que triunfó el gobierno chino.

    Dos cosas contribuyeron a grabar los ritos en el
    corazón
    de los chinos y en su entendimiento: una, su manera de escribir,
    y la otra que no conteniendo los preceptos de los ritos nada
    espiritual sino solamente la reglas de una política
    común, son más asimilables, más a
    propósito para convencer, que las materias de un orden
    intelectual.

    Resulta de lo expuesto, que, por la conquista, no ha
    perdido China sus leyes, siendo la misma cosa maneras,
    costumbres, leyes y religión no es posible cambiarlo todo
    a la vez. Y como es preciso que el cambio se produzca en el
    venció o en el vencedor, ha sido el vencedor quien ha
    cambiado en China; porque no siendo sus costumbres sus maneras,
    ni sus maneras sus leyes, ni sus leyes su religión, ha
    sido difícil que se adapte poco a poco el pueblo vencido
    más bien que el vencido a él.

    La religión cristiana, al establecer la caridad,
    el culto público, la participación de los mismos
    sacramentos, parece exigir que todo se una, los ritos Chinescos
    más bien exigen que todo se separe.

    De cómo se ha realizado entre los chinos la
    unión de la religión, las leyes, las maneras y las
    costumbres.

    Los legisladores Chinos tuvieron por objeto principal la
    tranquilidad del impero. Les pareció que el medio mas
    indicado para conseguirla era la subordinación.
    Poseídos de esta idea creyeron que debían inculcar
    el respeto a los padres, para lo que establecieron numerosos
    ritos y ceremonias con que se les honraba durantes su vida y
    después de su muerte.

    El respeto de los padres se enlazaba necesariamente con
    todo lo que se refería a los mayores, este respeto a los
    padres suponía benignidad con los hijos, esto formaba los
    ritos, luego los ritos formaban el espíritu general de la
    nación.

    Explicación de la paradoja acerca de los
    chinos.

    Dos fines se han propuesto los legisladores Chinos: que
    el pueblo sea pacífico y sumiso y que sea también
    activo y laborioso. Por la naturaleza del clima y el terreno, la
    vida es allí precaria, y nadie puede asegurar la
    subsistencia como no trabaje mucho. En china cada uno debe
    atender a su interés: si el pícaro atiende a su
    utilidad, el
    que puede ser burlado debe mirar a la suya. En lacedemonia se
    permitía robar, En china se permite
    engañar.

    Las leyes deben guardar la relación con las
    costumbres y las maneras.

    Instituciones singulares pueden confundir, del modo que
    se ha visto, cosas naturalmente separadas, como las leyes, las
    costumbres y las maneras; pero es que, aún separadas, son
    cosas que tienen estrechas relaciones entre sí.

    Cuando un pueblo tiene sencillas costumbres, las leyes
    también se simplifican.

    Las leyes siguen a las costumbres.

    Las leyes que otorgan la tutela de la
    madre, atienden a la conservación de la persona del
    pupilo; las que otorgan al heredero más cercano, atienden
    ante todo la conservación de los bienes. En los pueblos en
    que están pervertidas las costumbres es mejor que sea la
    madre quien tome a su cargo la tutela; en que ellos otros en que
    las leyes cuentan con la fuerza de costumbres de los ciudadanos,
    se otorga la tutela al presunto heredero de los bienes, o a la
    madre o a los dos juntos.

    Los romanos evitaron con sus leyes algunos
    inconvenientes del imperio más duradero de todos, que es
    el de la virtud, los españoles querían evitar con
    las suyas los efectos de la tiranía más
    frágil de mundo, la de la belleza.

    La ley de de Teodosio y Vallentiniano, buscó las
    causas del repudio en las antiguas costumbres y usos de los
    romanos. Se incluyó entre ellas la acción
    del marido que castigara a su mujer de un modo
    indigno de personas honrada, en las leyes que vendían se
    omitió esta causa por haber cambiado en esto las
    costumbres, ya que los usos de Oriente habían sustituido a
    los de Europa. Con esto
    se ha visto entonces cómo las leyes siguen a las
    costumbres.

    Las leyes pueden contribuir a formar las costumbres,
    las maneras y el carácter de una
    nación.

    Las costumbres de un pueblo esclavo son parte de su
    servidumbre, las de un pueblo libre son parte de su libertad. No
    se dirá que el clima no haya producido, las leyes, las
    costumbres y las maneras de aquella nación, pero se dice
    que las costumbres y maneras de la misma deben tener con sus
    leyes alguna relación.

    Como habría en el Estado dos poderes Visibles, el
    legislativo y el ejecutivo, el poder ejecutivo, disponiendo de
    todos los empleos podría favorecer a muchos y dar grandes
    esperanzas sin infundir temores.

    Habría dos partidos, y el odio entre ellos se
    perpetuaría por su misma impotencia, los dos partidos
    están compuestos por hombres libres, el efecto de la
    libertad sería que la perdiera pues los ciudadanos
    acudirían a levantar al otro.

    Todos temen que se les escape el bien, que se siente
    más que se conoce, y como el temor agranda los objetos, el
    pueblo siempre estará en la inquietud la duda,
    creyéndose en peligro quizás en los momentos de
    mayor seguridad.

    El cuerpo legislativo poseyéndose de la confianza
    del pueblo y con mas luces que él, podría
    desvanecer las malas impresiones que el mismo pueblo hubiera
    recibido y calmar su agitación. Una nación libre
    puede tener un libertador, una nación subyugada no puede
    tener más que otro opresor, para gozar de la libertad, que
    cada uno pueda decir lo que piensa, diría o
    escribiría todo lo que las leyes no le prohibieran
    expresamente decirlo o escribirlo.

    Para conservar su libertad, el gobierno tomaría
    prestado de sus súbditos, y comprendiendo éstos que
    si fueran conquistados perderían sus créditos, se esforzarían más
    y más en defenderlo. Esta nación amaría su
    libertad y podría acontecer que en defensa de ella
    sacrificara intereses y comodidades, aceptara riesgos, y
    peligros, pagara impuestos tan
    crecidos. Que un príncipe absoluto no se los
    exigiría tan fuertes a sus vasallos.

    Se miraría a los guerreros como gentes cuyo
    oficio podría ser útil a veces, estimándose
    más las cualidades civiles. Si esta nación se
    hallara situada al Norte y produjeran su agricultura y
    su industria más de lo que necesitase, en un Estado donde
    por una parte reinara la opulencia y por otra parte fueran los
    impuestos excesivos, apenas se podría vivir con una
    fortuna limitada. Toda nación comercial tiene un gran
    número de pequeños intereses particulares, por lo
    mismo puede perjudicar de mil maneras.

    El Estado sometido tendía gobierno civil tan
    bueno como se quisiera, lo cual no impediría que se viera
    agobiado por el derecho de gentes. Que se le impusieran leyes de
    nación a nación como al país conquistado. Y
    que su propiedad sería precaria, un depósito
    exclusivamente en beneficio del dominador. Si lo nobles hubieran
    tenido en algún tiempo inmoderado poder de la
    nación, y el monarca hubiese encontrado medio de abatirlos
    y elevar al pueblo, se habría llegado a la mayor
    servidumbre en el tiempo comprendido entre el día del
    rebajamiento de los nobles y el instante en que el pueblo se
    penetrara de su fuerza. Respecto a la religión, como cada
    individuo
    sería dueño de su conciencia y de
    su voluntad, no sería difícil que en semejante
    país hubiere gentes sin ninguna religión, y que,
    sin embargo, se resistieran a cambiar por otra la que
    rutinariamente practicaran, comprenderían que quien puede
    meterse en su conciencia también pudiera disponer de su
    vida y de su fortuna.

    La Nación en que todos los hombres tomaran parte
    en la
    administración política, no tendría
    apenas hombres que pensaran en las mujeres, sin hábitos de
    galantería, se entregarían a una vida desarreglada
    que les dejará toda su libertad y todo su
    tiempo.

    En las monarquías extremadamente absolutas, los
    historiadores falsean la verdad por no tener libertad de decirla,
    y en los Estados extremadamente libres, tampoco con veraces, a
    causa de la misma libertad, que engendrando divisiones y disputas
    hace a cada uno tan esclavo de sus prejuicios y de los de su
    partido como los sería de un déspota.

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