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Hiroshima y Nagasaki. La Bomba Atómica




Enviado por MARTIN B. JENNIFER



    1. Conflicto de fondo entre las
      potencias
    2. El proyecto
      nuclear
    3. La
      decisión
    4. La explosión y sus
      consecuencias
    5. Tormentas de
      fuego
    6. Balance de
      victimas
    7. Justificación del
      genocidio
    8. Derecho
      Internacional
    9. Diplomacia
      atómica
    10. Conclusión
    11. Bibliografía

    INTRODUCCION

    En Europa a lo largo
    de los siglos XVI y XVII principalmente España y
    Portugal el mercantilismo
    era el sistema en que se
    manejaban las naciones el trueque era el modo de intercambio
    existente tomando como deposito de valor los
    metales
    valiosos como el oro y la
    plata, cada país trataba de tener la mayor
    acumulación de estos metales alentando las exportaciones y
    disminuyendo las importaciones
    para mantener un superávit en la balanza de
    pagos.

    Luego la revolución
    industrial iniciada en Gran Bretaña a finales del
    siglo XVIII, a la cual le sigue Francia y
    Alemania a
    comienzos del XIX trajo consigo la aparición de
    maquinarias que facilitaron la elaboración de productos a
    gran escala y en menos
    tiempo, los
    países se benefician de la posibilidad de comerciar entre
    si, el comercio
    permite especializarse en lo que mejor hacen o
    fabrican.

    El cambio
    tecnológico propiciado por la Revolución
    Industrial trajo consigo un cambio en la correlación de
    fuerzas entre las potencias. Que conduce a la rivalidad de los
    estados europeos por sus ambiciones imperialistas, el
    enfrentamiento económico entre los capitalistas más
    avanzados que competían por la conquista de nuevos
    mercados donde
    obtener materia prima
    y colocar sus productos.

    El ascenso de las potencias extraeuropeas, Estados Unidos y
    Japón,
    supuso el paso de un concierto europeo a un concierto
    mundial de potencias. Las naciones europeas adoptan medidas
    tanto en política interior
    como exterior. Se comienza una carera armamentista a nivel
    global, por su parte estados unidos para hacer prevalecer su
    superioridad desarrolla de manera secreta la bomba
    atómica.

    Una demostración de poder entre
    las potencias que costo la suma de
    2.000millones de dólares, y cobro la vida de cerca de
    250mil civiles inocentes que tenían un valor descartable
    ante la posibilidad de afianzar su posición en Asia, una
    demostración de poder cuyo efecto disuasivos se han
    prolongado hasta nuestros días.

    Conflicto de
    fondo entre las potencias

    El papel de la riqueza como medio de poder no dejaba de
    ser una evidencia para los gobernantes europeos a comienzos de la
    Edad Moderna.
    El dinero
    permitía levantar y mantener ejércitos, financiar
    guerras,
    sostener complejas burocracias y, en definitiva, costear
    ambiciosos programas de
    gobierno.

    El fomento de la economía nacional y
    la defensa de los intereses propios subyacen en todo programa de
    política mercantilista. Los Estados intentaban promover el
    crecimiento material de sus súbditos como condición
    indispensable de su propio poder.

    Enriquecer al príncipe consistiría
    básicamente en lograr atraer hacia sus arcas la mayor
    cantidad posible de oro y de plata. Y dado que la cantidad de
    metal precioso existente era finita, la disputa con el resto de
    los países por asegurar la posesión de la mayor
    parte se hacía inevitable.

    El mercantilismo español se
    basó más que en una actividad puramente exportadora
    en la defensa de los metales preciosos que entraban a
    España procedentes de América, atesorándolos en forma de
    lingotes básicamente.

    El gran salto hacia un futuro comercio mundial se
    habría de producir a finales del siglo XV con el avance de
    los pueblos ibéricos en la ruta de la India
    (Portugal) y de América (primeramente España). Con
    las exploraciones y factorías comerciales y zonas de
    colonización de ambos países ibéricos, se
    inició una fuerte recuperación no sólo del
    comercio intraeuropeo, sino que al propio tiempo nació el
    verdadero intercambio mundial.

    A mediados del siglo XVI se extendió la
    penetración comercial europea hasta ambas costas del
    Pacífico; los navíos españoles hacían
    la ruta del Perú a Europa vía Portobelo
    (Panamá), y
    los portugueses llegaban hasta las Molucas (actualmente
    Indonesia), haciendo entrar en la corriente internacional no
    sólo nuevas mercancías (las especias
    traídas ahora en grandísima abundancia), sino
    sobre todo los metales preciosos, procedentes de la
    América española, que causaron lo que los
    historiadores llamaron justamente "La revolución de los
    precios". Sin
    embargo, aun con el control de
    extensos territorios (España) o factorías marinas
    (Portugal), las dos naciones ibéricas no supieron o no
    pudieron convertirse en verdaderas metrópolis comerciales
    e industriales.

    La Corona portuguesa negociaba fundamentalmente a
    través de su "Factor" de Amberes, verdadero imporio
    comercial de Europa, desde donde se distribuía la mayor
    parte de las plusvalías comerciales.

    Por su parte, la Corona Española, no obstante los
    intentos de crear un centro comercial de primer rango en
    Sevilla,
    apenas pudo retener el flujo de metales preciosos al resto de
    Europa, fundamentalmente a Flandes e Italia, llegando
    sus efectos a Alemania a partir de la entronización de los
    Habsburgo en España.

    Surgió así en Alemania una primera
    generación de banqueros, como los Welser, los Hochstetter
    y los Fugger. Las guerras de religión que se
    desatan con los intentos de Carlos V
    de frenar la expansión del Luteranismo y el poder de
    los reyes y príncipes del Sacro Imperio, fueron la causa
    (junto con la desgraciada política
    económica seguida en España) de esta casi puro
    tránsito del oro americano por el suelo
    español. Los corsarios ingleses
    buscaron nuevos horizontes en las zonas de América que
    España no había llegado a ocupar.

    En 1585, Walter
    Raleigh
    fundó la primera de las que
    habían de ser trece colonias
    (Virginia). Y con la posesión de varias
    Antillas
    menores, los ingleses no tardaron en asegurarse las bases
    territoriales de lo que posteriormente sería comercio
    triangular: envío desde Inglaterra al
    golfo de Guinea de géneros
    diversos y quincalla para la adquisición de
    esclavos; esclavos que se "exportaban" a las
    nuevas plantaciones del Caribe y de las trece colonias; desde
    allí se embarcaba algodón, azúcar
    y tabaco
    hacia Europa.

    La prohibición de Felipe II
    a los "rebeldes" holandeses, autoindependizados en Flandes,
    de comerciar en Amberes y Lisboa
    (entonces bajo dominio
    español) puso en marcha a una nueva potencia
    comercial, Holanda, que entró en los establecimientos
    portugueses en Oriente. Y el capitalismo
    holandés, organizado por primera vez en la
    Historia en forma
    de sociedades
    anónimas (la más famosa de ellas la
    "Compañía de las Indias Orientales", creada en
    1602), fue el punto de arranque no sólo de un activo
    comercio, sino también de la creación de industrias
    transformadoras en los Países Bajos, que por entonces
    traían en jaque casi simultáneamente a
    España y a Inglaterra.

    La entrada de Francia en el comercio
    internacional fue mucho más tardía y menos
    fructuosa. Los franceses fundaron sus primeros establecimientos
    americanos en Canadá,
    y más concretamente en Quebec. Pero esas colonias no
    dieron el fruto esperado, y algo parecido sucedió con las
    factorías francesas en la India, que quedaron muy a la
    zaga de las que Holanda había montado más hacia el
    Este, en las Indias Orientales (actual Indonesia) e incluso en
    Japón.

    Las consecuencias del oro y la plata americanos sobre la
    economía española, condujo al pleno convencimiento
    de que la verdadera riqueza radicaba en los bienes
    producidos y no en el metal poseído.

    El mercantilismo evolucionó, pues, hacia
    doctrinas productivitas. El comercio se consideraba la forma
    más eficaz de promover la riqueza de la nación.
    Favorecer la exportación de mercancías
    manufacturadas producidas en el propio país y de impedir
    la importación de las producidas en
    países extranjeros. Esta política se completaba con
    medidas de signo contrario referidas a las materias primas. Por
    lo tanto, había que impedir la salida de las materias
    primas nacionales y favorecer la importación de las
    extranjeras.

    El colonialismo, finalmente, representa otra de las
    principales características de la política
    mercantilista. El comercio ventajoso alcanzaba sus mayores
    posibilidades mediante el control efectivo de áreas
    coloniales. Las colonias se constituían en proveedoras de
    materias primas para la metrópoli, al tiempo que en
    mercados para la producción manufacturera de ésta. La
    pugna de las potencias por el control de colonias se explica
    fundamentalmente por razones de tipo económico-mercantil.
    La rivalidad de los países por intereses mercantiles dio
    lugar a la aparición de un fenómeno relativamente
    nuevo: las guerras económicas.

    El mercantilismo tuvo gran
    éxito
    al estimular el crecimiento de la
    industria, pero también provocó
    fuertes reacciones en contra de sus postulados. La
    utilización de las colonias como proveedoras de
    recursos y su exclusión de los
    circuitos comerciales dieron lugar, entre
    otras razones, a acontecimientos como la
    guerra de la independencia
    estadounidense, porque los colonos pretendían
    obtener con libertad su propio
    bienestar económico.

    Las naciones se ven impulsadas a dominar a otras para
    expandir su economía, adquirir materias primas y mano de
    obra, o para dar salida a los excedentes del capital y
    producción. La teoría
    más notable que vincula el imperialismo
    con el capitalismo es
    la de Karl Marx. La
    expansión europea del siglo XIX es la consecuencia
    inevitable de la necesidad de las economías capitalistas
    europeas de exportar su excedente de capital. Del mismo modo la
    expansión de Estados Unidos basándose en el
    imperativo económico.

    La Revolución Industrial, iniciada en Gran
    Bretaña a finales del siglo XVIII, en Francia a comienzos
    del XIX y en Alemania a partir de 1870, provocó un gran
    incremento de productos manufacturados, por lo que estos
    países se vieron obligados a buscar nuevos mercados en el
    exterior. El área en la que se desarrolló
    principalmente la política europea de expansión
    económica fue África, donde los respectivos
    intereses coloniales entraron en conflicto con
    cierta frecuencia. La rivalidad económica por el dominio
    del territorio africano entre Francia, Alemania y Gran
    Bretaña estuvo a punto, desde 1898 hasta 1914, de provocar
    una guerra en
    Europa en varias ocasiones.

    El imperialismo agudizo las tensiones económicas.
    Las potencias imperialistas tendieron a establecer
    economías cerradas con sus colonias, lo que llevó
    primero a una feroz lucha por territorios y, posteriormente,
    cuando el reparto estaba prácticamente hecho, a una guerra
    de aranceles. El
    proteccionismo fue otro elemento que enrareció las
    relaciones
    internacionales.

    El colonialismo exacerbó la lucha entre las
    potencias industriales europeas en busca de territorios y
    mercados. El imperialismo provocó que los roces entre las
    potencias desbordaran el marco europeo y tuvieron lugar en
    prácticamente en cualquier parte del globo.

    Como consecuencia de estas tensiones, las naciones
    adoptaron medidas tanto en política interior como exterior
    entre 1871 y 1914 que, a su vez, aumentaron el peligro de un
    conflicto; mantuvieron numerosos ejércitos permanentes,
    que ampliaban constantemente mediante reclutamientos realizados
    en tiempo de paz, y construyeron naves de guerra de mayor
    tamaño. Gran Bretaña, influida por el desarrollo de
    la Armada alemana, que se inició en 1900, y por el curso
    de la Guerra Ruso-japonesa, modernizó su flota bajo la
    dirección del almirante sir John Fisher. El
    conflicto bélico que tuvo lugar entre Rusia y
    Japón había demostrado la eficacia del
    armamento naval de largo alcance. Los avances en otras
    áreas de la tecnología y organización militar estimularon la
    constitución de estados mayores capaces de
    elaborar planes de movilización y ataque muy
    precisos.

    De forma paralela al proceso
    armamentístico, los estados europeos establecieron
    alianzas con otras potencias para no quedar aisladas en el caso
    de que estallara una guerra. Esta actitud
    generó un fenómeno que, en sí mismo,
    incrementó enormemente las posibilidades de un conflicto
    generalizado: el alineamiento de las grandes potencias europeas
    en dos alianzas militares hostiles, la Triple Alianza, formada
    por Alemania, Austria-Hungría e Italia, y la Triple
    Entente, integrada por Gran Bretaña, Francia y Rusia. Los
    propios cambios que se produjeron en el seno de estas
    asociaciones contribuyeron a crear una atmósfera de crisis.

    El 19 de octubre de 1929 los indicadores de
    cotizaciones de la Bolsa de Valores
    de Nueva York cayeron como una avalancha, creando pánico
    en el mundo de las finanzas. El
    año de 1929 está marcado en el calendario de la
    historia como el inicio de la crisis económica que
    sumió en la pobreza y la
    desesperación a millones de personas.

    Esta crisis repercutió en Europa y el resto del
    mundo. Estados Unidos ya no estaba en condiciones de seguir
    haciendo inversiones en
    el extranjero y el colapso se extendió rápidamente.
    La consecuencia inmediata fue la miseria de millones de personas,
    y el resultado último, que esta gente desesperada fue
    presa fácil de doctrinas totalitarias que les
    prometían recuperación material y empleo a corto
    plazo.

    El gobierno nacional socialista alemán, impulsado
    por las presiones de quienes lo sostenían
    económicamente, emprendió una política de
    reivindicaciones territoriales, aluciendo la necesidad de
    "Espacio Vital" para la expansión de sus
    industrias.

    Por otra parte, las potencias occidentales en su deseo
    de aislar a Rusia que encarnaba el peligro de expansión
    del comunismo, apoyaban
    complacientemente a los alemanes. Una serie de acuerdos
    diplomáticos y exigencias territoriales preparo el
    conflicto.

    Japón, modernizado a partir de la Era Meiji,
    potenció desde finales del siglo XIX su desarrollo
    económico y militar, logrando una posición
    principal y poco a poco hegemónica en Extremo
    Oriente.

    Por otro lado, las dificultades económicas
    objetivas de Japón eran evidentes: superpoblado,
    debía importar el 90% de su petróleo y el 85% de su hierro, sin
    que ni siquiera pudiera autoabastecerse de alimentos. Muy
    por debajo de las posibilidades industriales de sus rivales y, en
    especial, de los Estados
    Unidos
    , en caso de conflicto estaba obligado a
    obtener una victoria rápida.

    Como en el caso de Italia, la guerra de los dirigentes
    japoneses respondió a una estrategia propia
    que no fue concertada en absoluto con Alemania. A diferencia de
    ésta, no pretendía una indefinida expansión,
    sino que quería limitar su área de influencia tan
    sólo al Extremo Oriente.

    Fueron las derrotas de los aliados las que llevaron a
    Japón a elegir una nueva vía de expansión
    diferente de China. La
    Indochina francesa, la Indonesia holandesa y las posesiones
    británicas del Extremo Oriente satisfacían de un
    modo mucho más completo su búsqueda de recursos
    naturales como el caucho y
    petróleo.
    Para Japón, las potencias occidentales eran, en efecto, el
    enemigo por excelencia y no sólo por motivos
    estratégicos sino también por un cierto
    antioccidentalismo
    muy enraizado en sus núcleos dirigentes. De
    ahí que Japón ingresara en el pacto tripartito en
    septiembre de 1940, de modo que creó con ello una comunidad de
    intereses con Alemania e Italia.

    El siguiente paso fue suscribir un acuerdo de
    no-agresión con Moscú, en abril de 1941. Hitler se
    limitó a esperar de Japón que mantuviera ocupados a
    los norteamericanos ante la eventualidad de un conflicto con
    ellos.

    La presión
    japonesa consiguió que los franceses aceptaran la
    ocupación del Sur de Indochina en julio de 1941, mientras
    que los holandeses en Indonesia se mostraban mucho más
    remisos a las presiones japonesas. Fueron los Estados Unidos
    quienes cerraron de manera decidida el paso a Japón. Los
    norteamericanos conocían la escritura
    cifrada japonesa, por lo que podían percibir la duplicidad
    de aquellos con los que negociaban, consistía en comprar
    petróleo norteamericano para aprovisionarse contra los
    propios Estados Unidos. Al final, en agosto, se decreto un
    embargo de las exportaciones a Japón y decide caducar el
    acuerdo del envío de armas.

    El expansionismo militar de Japón en el sur de
    Asia oriental y el control de los recursos del sur
    de Asia, no podía desarrollarse sin destruir la principal
    amenaza que podía tener aún en el Pacífico:
    la fuerza naval
    de los EEUU en Hawai.

    Repitiendo la estrategia que había seguido frente
    a los rusos, Japón decide bombardear por sorpresa Pearl
    Harbor el 7 de diciembre de 1941. Destruyendo casi la totalidad
    de la base. EE.UU. le declara la guerra a Japón, pero
    sigue neutral en Europa. Hitler convencido que luego de la
    derrota estadounidense es imposible perder su guerra y le declara
    la guerra a EE.UU. Italia siguió su ejemplo. EE.UU ahora
    ingresa a la guerra
    mundial.

    El proyecto
    nuclear

    Estados Unidos supo en 1939 que la Alemania de Hitler,
    preparándose para una guerra total, había
    descubierto la fisión nuclear. Oppenheimer y otros
    expertos supusieron que los experimentadores alemanes
    tratarían de producir una reacción en cadena
    controlada que haría posible una bomba infinitamente
    más destructiva que cualquier otro explosivo convencional.
    Los científicos alertaron al presidente Roosevelt luego de
    conseguir el apoyo del renombrado genio científico
    Albert
    Einstein, quien era exiliado del régimen
    nazi.

    El 2 de agosto de 1939, Albert Einstein dirige una
    carta al
    presidente de EEUU Roosevelt reclamando su atención sobre las investigaciones
    realizadas por los científicos E. Fermi y L. Szilard por
    las que el uranio podría convertirse en una nueva e
    importante fuente de energía susceptible de
    utilización militar. Calcula que con él se
    podría construir una bomba de 2.000 megatones y recomienda
    la fabricación de uranio e iniciar un programa de investigación sobre el uso militar de la
    energía atómica.

    El 3 de septiembre Francia y el Reino Unido declaran la
    guerra a Alemania en respuesta a la invasión alemana de
    Polonia producida dos días antes, el 1 de
    septiembre.

    El 7 de diciembre de 1941 Japón bombardea la base
    naval estadounidense de Pearl Harbor sin que medie
    declaración de guerra. El bombardeo produce 2.000
    víctimas mortales. Estados Unidos entra en la Segunda Guerra
    Mundial y el programa atómico adquiere la
    máxima prioridad. Gran Bretaña y Canadá se
    suman.

    El programa se mantendrá en el más alto
    secreto bajo el nombre de Proyecto Manhattan. Miles de
    científicos e ingenieros, con un presupuesto
    superior a los 2.000 millones de dólares se desplazan a
    Nuevo México,
    Los Álamos. Durante más de dos años
    trabajarán, bajo la dirección científica de
    Robert Oppenheimer, en dos proyectos de
    bomba atómica: una basada en el uranio y otra en el
    plutonio.

    El 15 de agosto de 1944 se produce la apertura de un
    segundo frente en el sur de Francia, en Provenza, con la
    operación Anvil Dragoon. Alemania intenta una
    contraofensiva desesperada en la Batalla de las Ardenas en
    diciembre, donde pierde sus últimas reservas militares.
    Los aliados avanzan hacia Berlín.

    El 7 de mayo de 1945 Alemania se rinde. En Europa la
    guerra ha terminado, sólo queda abierto el frente del
    Pacífico.

    La noche del 15 de julio, Robert Oppenheimer,
    accionó el mecanismo que detonó la primera bomba
    atómica. La prueba, bautizada con el nombre de "Trinity",
    detonó una de las tres bombas nucleares
    que el proyecto Manhattan había logrado desarrollar. Se
    eligió el paraje conocido por "Jornada del Muerto", una
    zona desértica a 80 kilómetros de
    Alamogordo.

    El cielo se iluminó para segundos después
    oscurecerse por el polvo radioactivo. Una enorme nube en forma de
    hongo ascendió, las montañas del fondo se
    empequeñecieron, la onda expansiva fue registrada a 400
    kilómetros de distancia, sesenta años
    después, en la zona, los niveles radioactivos aun son muy
    superiores a lo normal, pueden encontrase rocas color verdoso,
    restos de la explosión, con altos niveles de radiación.
    El proyecto Manhattan había culminado con
    éxito.

    La
    decisión

    El 12 de abril de 1945 muere F. D. Roosevelt, impulsor
    del Proyecto Manhattan, y le sucede en el cargo de presidente de
    los Estados Unidos, el hasta entonces vicepresidente Harry S.
    Truman. Desconocedor del proyecto, es informado de todos sus
    pormenores, en tres meses Estados Unidos podría disponer
    de una bomba capaz por sí sola de destruir toda una
    ciudad. Él será en que deba tomar la última
    decisión.

    En noviembre de 1944 habían comenzado los
    bombardeos sobre Japón. Durante varios meses, la 20ª
    Air Force compuesta por 500 bombarderos B-190., descargó
    más de 4.000 toneladas de bombas sobre Japón. A
    finales de febrero de 1945 las defensas aéreas japonesas
    habían sido prácticamente anuladas y los
    principales objetivos de
    interés
    militar, alcanzados.

    El 10 de marzo de 1945 Tokio, la capital de
    Japón, es bombardeada. El bombardeo de Tokio marca el cambio
    de estrategia en los bombardeos sobre Japón. Inutilizados
    los principales complejos militares cambia la categoría
    del objetivo. El
    valor estratégico ya no se asigna a determinadas
    fábricas, puertos o nudos de comunicaciones; ahora serán ciudades y
    zonas más o menos extensas las que, determinando su valor
    estratégico, serán fijadas como objetivo. Tokio y
    otras muchas ciudades se consideraron de importante valor
    estratégico.

    Las bombas rompedoras usadas hasta entonces se
    sustituyen por bombas incendiarias de Napalm (inútiles
    contra edificios sólidos, pero de efectos más
    extendidos y especialmente mortíferos).

    En la primavera del 1945 los servicios de
    inteligencia
    estadounidense habían descifrado las claves usadas por los
    japoneses y las interceptaciones le llegaban puntualmente al
    presidente Truman. Por ellas pudo conocer los diversos intentos
    de Japón para conseguir una rendición
    negociada.

    El 4 de julio Churchill comunica a Truman la
    aprobación de Gran Bretaña para el uso de la bomba.
    El objetivo sería una ciudad que dispusiera de
    instalaciones útiles para la guerra. También,
    serían ciudades que no hubiesen sufrido los bombardeos a
    los que estaba siendo sometido Japón para una
    óptima valoración de los efectos de la
    bomba.

    Durante la Segunda Guerra
    Mundial, Hiroshima era una ciudad de importancia militar
    considerable. En las afueras de la ciudad se encontraban los
    cuarteles del Segundo Ejército, los cuales
    defendían el sur de Japón. Allí funcionaba
    un centro de comunicación, punto de almacenamiento
    militar y área de ensamblaje de tropas. En las afueras
    también había algunas plantas
    industriales y el puerto. Irónicamente todo ello no fue
    tocado por la explosión, que sólo destruyó
    el centro de la ciudad (donde había una inmensa
    mayoría de civiles).

    Para la designación de los blancos, se tomaron
    los siguientes criterios (Groves) Nunca bombardeado
    convencionalmente, de relevancia para el esfuerzo bélico
    japonés, gran densidad
    poblacional. Estaba en la lista de blancos atómicos:
    Kioto, Nigata, Kokura, Nagasaki e Hiroshima.

    El 26 de julio de 1945, el presidente norteamericano
    Harry Truman lanzó una proclama al pueblo japonés,
    conocida luego como la Declaración de Potsdam, pidiendo la
    rendición incondicional del Japón sopena de sufrir
    una devastadora destrucción aunque sin hacer referencia a
    la bomba atómica. Según la proclama, Japón
    sería desposeído de sus conquistas y su soberanía quedaría reducida a las
    islas niponas. Además los dirigentes militares del
    Japón serían procesados y condenados
    restableciéndose la libertad de
    expresión, de cultos y de pensamientos.

     El Japón quedaba sujeto a
    pagar indemnizaciones, sus ejércitos serían
    desmantelados y el país tendría que soportar la
    ocupación aliada. El 29 de julio el premier japonés
    Suzuki rechazó la propuesta de Truman. El 3 de agosto,
    Truman dio la orden de arrojar las bombas atómicas en
    Hiroshima, Kokura, Niigata o Nagasaki.

    La
    explosión y sus consecuencias

    El 6 de agosto despegaba rumbo a Hiroshima la primera
    formación de bombarderos B-29.Uno de ellos, el Enola Gay,
    piloteado por el coronel Paúl Tibbets, llevaba la bomba
    atómica; otros dos aviones lo acompañaban en
    calidad de
    observadores.

    Súbitamente apareció sobre el cielo de
    Hiroshima el resplandor de una luz blanquecina
    rosada, acompañado de una trepidación monstruosa
    que fue seguida inmediatamente por un viento abrasador que
    barría cuanto hallaba a su paso. Las personas quedaban
    calcinadas por una ola de calor
    abrasador. Muchas personas murieron en el acto, otras
    yacían retorciéndose en el suelo, clamando en su
    agonía por el intolerable dolor de sus
    quemaduras.

    Pasados los minutos masas de gente quemada totalmente
    pero viva con jirones de piel colgando,
    mutilados por los escombros, algunos quemados parcialmente
    sólo por el lado expuesto a la explosión. Caminaban
    sedientos y se tiraban al río, donde muchos se ahogaron en
    masa. Los incendios se
    sucedían uno tras otro.

    Media hora más tarde empezó a suceder un
    efecto extraño: empezó a llover una lluvia de color
    negro. Esta lluvia traía el carboncillo condensado de todo
    material orgánico quemado (entre ellos las víctimas
    humanas), y del material radiactivo de la bola de humo que se
    había levantado. Esta lluvia causó muchas
    víctimas días después por anemia,
    espasmos y convulsiones de origen hasta entonces
    misterioso.

    El caos, el desconcierto y la ruina fue total. El
    paisaje calcinado adquirió un tono gris uniforme, como si
    el color se hubiera extinguido, el pasto se volvió rojo
    grisáceo, el 92% de las edificaciones sólidas de
    Hiroshima fue arrasado.

    En ese momento, el operador de control de la
    compañía de transmisión japonesa en Tokio
    notó que la estación de Hiroshima quedó
    fuera del aire.
    Intentó utilizar otra línea telefónica para
    restablecer su programa, pero falló
    también.

    El absoluto silencio proveniente de la zona
    confundió a los hombres del cuartel; Algo había
    sucedido, sabían que ningún ataque enemigo a gran
    escala podría haber ocurrido, y sabían que en aquel
    entonces no existían depósitos de explosivos de
    gran tamaño en Hiroshima.

    Un avión pronto llegó a la ciudad, la cual
    bordearon sin poder creer lo que veían: todo lo que
    quedaba de la gran ciudad era una cicatriz sobre la tierra,
    aún ardiendo, y cubierta por espesas nubes de humo.
    Aterrizaron al sur de la ciudad y el oficial después de
    informar de lo visto a Tokio comenzó a organizar medidas
    de ayuda.

    En esa época no se sabía que no se debe
    acercarse a la zona de una explosión nuclear, ya que
    la radiación continúa
    durante varios días o meses, generando
    cánceres de distintos tipos. Los miles
    de médicos, soldados y enfermeros voluntarios que llegaron
    a Hiroshima en los siguientes días, murieron todos de
    cáncer en los siguientes años.

    A la medianoche las primeras noticias de la
    causa del desastre en llegar a Tokio provinieron de la
    Casa
    Blanca.

    Mientras el ejercito japonés trataba de ocultar
    el bombardeo a sus ciudadanos, el presidente Truman se
    dirigió a su población a través de la
    televisión: "Hace poco
    tiempo un avión americano ha lanzado una bomba sobre
    Hiroshima inutilizándola para el enemigo. Los japoneses
    comenzaron la guerra por el aire en Pearl Harbor, han sido
    correspondidos sobradamente. Pero este no es el final, con esta
    bomba hemos añadido una dimensión nueva y
    revolucionaria a la destrucción. Si no aceptan nuestras
    condiciones pueden esperar una lluvia de fuego que
    sembrará más ruinas que todas

    las hasta ahora vistas sobre la tierra."

    Nagasaki

    El alto mando japonés dio por hecho que los
    Estados Unidos sólo tenían una bomba atómica
    y, ya que el daño
    estaba hecho, se mantuvieron en armas. Sin embargo, esta actitud
    de los japoneses fue prevista por los estadounidenses y, para
    demostrar que tenían más bombas y de mayor fuerza
    destructiva, arrojaron una segunda bomba.

    El 9 de agosto, el espectáculo de la
    aniquilación nuclear se repitió en Nagasaki,
    situada en una de las islas menores de Japón llamada
    Kyushu. El bombardero B-29, "Bock’s
    Car
    ", lanzó sobre esa ciudad
    industrial a fat boy, una bomba de plutonio, con la capacidad de
    liberar el doble de energía que la bomba de
    Urano.

    Los efectos fueron menos devastadores por la topografía del terreno pero 73.000 personas
    perdieron la vida y 60.000 resultaron heridas. El ministro de
    guerra japonés Korechika Anami comunicó
    inmediatamente que el Japón seguiría peleando hasta
    perder a su último hombre. Por
    esas horas dramáticas, los oficiales del Ejército y
    la Armada se enfrentaban al pesimismo del emperador Hirohito que
    se mostraba dispuesto a firmar la rendición
    incondicional.

    Un intento de golpe de estado
    causó la muerte de
    soldados leales al emperador y de algunos oficiales
    rebeldes.

    Recién el 15 de agosto, casi una semana
    después de Nagasaki, el pueblo japonés escuchaba
    por primera vez la voz de su emperador que había tenido
    que descender de su condición divina para convencer a su
    pueblo de que debía rendirse. Sin pronunciar la palabra
    "rendición" dijo que la guerra había
    terminado.

    Los japoneses se rindieron incondicionalmente ante las
    fuerzas aliadas. Con ello, la Segunda Guerra Mundial, que
    empezó en 1939, se dio por concluida.

    Tormentas de
    fuego

    Las bombas nucleares devastaron Hiroshima y Nagasaki.
    Sin embargo, los efectos del bombardeo sobre cada ciudad no
    fueron iguales: la situación geográfica de cada
    lugar influyó sobre el grado de destrucción. En
    Hiroshima, emplazada sobre un valle, las olas de fuego y
    radiación se expandieron más rápidamente y a
    mayor distancia que en Nagasaki, cuya orografía
    montañosa contuvo la expansión de la
    destrucción.

    En esta zona no permaneció en pie ni una sola
    edificación y se quemaron además las estructuras de
    acero de los
    edificios de concreto. Las
    ondas expansivas
    de la explosión hicieron estallar vidrios de ventadas
    situadas incluso a 8 kilómetros del lugar de la
    explosión. Los árboles
    fueron arrancados desde la raíz y quemados por el calor.
    En algunas superficies, como los muros de algunos edificios,
    quedaron plasmadas las "sombras" de carbón de las personas
    que fueron desintegradas repentinamente por la
    explosión.

    El fuego se apoderó de las ciudades,
    especialmente de Hiroshima, donde se formó una "tormenta
    de fuego" con vientos de hasta 60 kilómetros por hora.
    Había incendios por todos lados. Miles de personas y
    animales
    murieron quemados, o bien sufrieron graves quemaduras e incluso
    heridas por los fragmentos de vidrio y otros
    materiales que
    salieron disparados por la explosión. Las tejas de barro
    de las casas se derritieron y la gran mayoría de las
    residencias de madera
    ardieron en llamas. Los sistemas
    telefónicos y eléctricos quedaron
    prácticamente arruinados. Se calcula que en Hiroshima
    desaparecieron cerca de 20 mil edificios y casas, y en Nagasaki
    quedó destruida el 40% de la ciudad.

    Según los testimonios de quienes presenciaron la
    devastación, los sobrevivientes de la explosión
    parecían fantasmas que
    deambulaban entre cenizas y humo. Fantasmas ciegos, que lo
    último que vieron fue el resplandor nuclear. La gran
    mayoría de los habitantes de Hiroshima y Nagasaki
    estuvieron expuestos a la lluvia radioactiva y las consecuencias
    de esta exposición
    sobre sus cuerpos no fueron perceptibles de inmediato, en muchos
    casos pasaron días, meses y hasta años antes de que
    es manifestaran los síntomas del daño. El efecto
    psicológico inmediato a la destrucción fue la
    parálisis. La población entró en una especie
    de inacción.

    Balance de
    victimas

    Los daños fueron inenarrables, pero la verdadera
    tragedia fue la pérdida de vidas humanas. Hiroshima, con
    una población de 350 mil habitantes, perdió
    instantáneamente a 70 mil y en los siguientes cinco
    años murieron 70 mil más a causa de la
    radiación. En Nagasaki, donde había 270 mil
    habitantes, murieron más de 70 mil antes de que terminara
    el año y miles más durante los siguientes
    años. Se calcula que en total murieron cerca de 250 mil
    personas.

    La bomba no se hizo detonar directamente sobre los
    cuarteles del Segundo Ejército (Castillo de Hiroshima),
    donde la densidad poblacional era incluso mayor que en el centro
    (pero exclusivamente de adultos, y militares).

    Ese día de verano amaneció minutos
    después de las 5 de la mañana. Estados Unidos
    podría haber tirado la bomba a las 6.00 h, lo que les
    daría una perfecta visibilidad, pero esperaron a que el
    centro de la ciudad se llenara de entre 100.000 y 150.000 civiles
    adultos (que desde las 7.00 o 7.30 h empezaban sus trabajos).
    Además a las 7.30 h poco más de 100.000 niños y
    niñas entraron en las numerosas escuelas (también
    en el centro de la ciudad).

    Se calcula que cada ciudadano japonés muerto por
    el bombardeo atómico costó inicialmente a los
    Estados Unidos entre 5.000 a 8.000 dólares, esta cifra aun
    sigue decreciendo.

    Al día siguiente, en las principales ciudades
    estadounidenses festejaron por todo lo alto el lanzamiento de la
    bomba atómica sobre Hiroshima. Los medios de
    comunicación exclamaban: Damos gracias a Dios por
    haberle dado a América la bomba atómica, porque
    ¿quién sabe como la hubiera usado otra nación?

    Las encuestas
    demostraron que más del 80% de los estadounidenses estaban
    de acuerdo con los lanzamientos de las bombas atómicas. La
    versión oficial fue que aquellas bombas habían
    posibilitado el fin de la guerra y ahorrado muchas vidas
    japonesas y americanas. Entonces nada se sabía de los
    intentos de Japón para rendirse, ni de posturas cercanas
    al gobierno estadounidense que, conociendo las consecuencias de
    la bomba, recomendaban invitar a una delegación japonesa
    para presenciar la prueba y así apreciaran sus efectos o
    lanzarla sobre una zona de Japón deshabitada.

    Justificación
    del genocidio

    Tanto Truman como el aparato militar y gubernamental
    alegaron que el uso de la bomba atómica ayudó a
    salvar miles de vidas, mismas que se hubieran perdido si la
    guerra hubiera continuado durante más tiempo.

    Otro argumento fue que los alemanes estaban
    desarrollando una bomba atómica que hubiera sido usada
    contra los aliados, si éstos no se hubieran adelantado a
    usarla en contra de Japón. También dijeron que las
    bombas atacaron exclusivamente blancos militares, dado que
    Nagasaki era una ciudad industrial donde había una acerera
    y una fábrica de torpedos.

    La memoria de Pearl
    Harbor sirvió de justificación. El 7 de diciembre
    de 1941 los japoneses habían tomado por sorpresa a los
    estadounidenses, atacando el puerto de Pearl Harbor. Ese
    día se hundieron 19 barcos y murieron cerca de 2 mil 400
    soldados y marineros. Sin embargo, el saldo de muerte entre
    los japoneses fue de 240 mil personas, 100 veces el daño
    causado en Pearl Harbor.

    Se dice que los japoneses no se hubieran rendido nunca.
    Y que probablemente hubieran muerto millones de civiles si
    Estados Unidos hubiera tenido que invadir Japón por
    medios
    convencionales.

    Para apoyar este argumento, señalan que el
    gobierno japonés sólo accedió a rendirse
    después de que se hizo estallar una segunda bomba nuclear,
    aun más letal, en Nagasaki. Eso les hizo creer a los
    japoneses que habría una lluvia de bombas nucleares sobre
    todas sus poblaciones civiles, (se dice que Estados Unidos no
    tenía una tercera bomba nuclear lista luego de Nagasaki,
    debido a la dificultad en preparar el material radiactivo, pero
    había una tercera ya en curso, solo faltaba el suficiente
    material fisionable).

    Por otro lado, la increíble suma de
    US$2.000.000.000 de dólares gastados en el proyecto no se
    habría justificado si no se hubiese hecho volar una ciudad
    japonesa.

    Derecho
    internacional
    .

    Casi de inmediato después del término de
    la Segunda Guerra Mundial, y persistiendo hasta el día de
    hoy, se han cuestionado los bombardeos atómicos sobre las
    ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

    Estados Unidos violó la convención de La
    Haya, que fueron los tratados
    estipulados en 1899, 1907 y 1923 (la ley sobre la
    guerra aérea), que en su acápite 23 trata sobre
    normas de
    bombardeos a objetivos militares y que prohíbe
    expresamente el bombardeo de ciudades con civiles, aunque haya
    objetivos militares incluidos en su perímetro.

    En el artículo XXIII de la ley de 1899 puede
    leerse: Los derechos de los
    contendientes para dañar al enemigo no pueden ser
    ilimitados
    .

    Artículo XXV de la misma ley: Está
    prohibido el ataque o bombardeo de ciudades y aldeas
    indefensas.

    Estos artículos se reiteran en la revisión
    de 1907.

    En 1927 en artículo XXII: Queda prohibido el
    bombardeo aéreo con motivo de aterrorizar a la
    población civil, así como la destrucción de
    sus propiedades y la agresión a los no
    combatientes.

    Artículo XXIV 1.- El bombardeo
    aéreo es legítimo solamente cuando está
    dirigido a un objetivo militar, es decir, objeto del cual su
    destrucción o inutilización constituiría una
    ventaja en la contienda.

    2.- Tal bombardeo es legítimo solamente cuando
    está dirigido exclusivamente en los objetivos siguientes:
    fuerzas militares, construcciones militares; establecimientos
    militares o depósitos; fábricas y centros
    importantes que se acredite trabajan para el ejercito fabricando
    armas, munición o suministros militares; líneas de
    la
    comunicación o transporte
    usados con propósitos militares.

    3.- Se prohíbe el bombardeo de ciudades,
    pueblos, aldeas, viviendas o edificios no inmediatamente
    próximos a las operaciones
    militares terrestres. En los casos donde los objetivos
    especificados en el párrafo
    2 estén situados de modo que sea imposible diferenciar a
    la población civil de la instalación militar, el
    avión debe abstenerse de bombardear.

    4- En las inmediaciones de las operaciones militares
    terrestres, el bombardeo de ciudades, pueblos, aldeas, viviendas
    o edificios con la condición legítima de que
    allí se concentran efectivos militares, se
    efectuará teniendo respeto al
    peligro que representa para la población
    civil.

    En aquel tiempo, los bombardeos sobre Hiroshima y
    Nagasaki ya tenían la consideración de
    crímenes contra la humanidad. La consideración de
    si acortaron o no la contienda es irrelevante: los contendientes
    en una guerra no tiene derechos ilimitados y las vidas de la
    población civil es un bien que hay que preservar por
    encima de cualquier consideración.

    Tampoco valen los atenuantes, porque en los
    crímenes contra la humanidad no existen los atenuantes.
    Hoy, todos los esfuerzos de la comunidad internacional van
    encaminados a que actos parecidos no se repitan.

    Diplomacia
    atómica

    Después de invertir 2 mil millones de
    dólares en este proyecto, la primera prueba de la bomba
    tuvo lugar con éxito el 16 de julio de 1945 en el desierto
    cercano a Álamo Gordo, en Nuevo México. En esa
    fecha empezó la era nuclear.

    La tarea de construir la bomba atómica fue tan
    complicada y requirió tanto tiempo y dinero, que
    las dos bombas utilizadas contra Japón eran las dos
    únicas que había en el mundo en esa época.
    Pero el día que estalló la bomba en Hiroshima se
    inició formalmente la competencia en la
    carrera armamentista. Rápidamente se desarrolló la
    tecnología bélica nuclear en otras partes del
    mundo, lo cual dio lugar a nivel de política internacional
    a la llamada "diplomacia atómica".

    La primera potencia en demostrar que ya contaba con un
    arma nuclear fue la Unión Soviética, en 1949.
    Durante las siguientes décadas, la idea de que una
    conflagración mundial podía llevar al inminente
    exterminio de la humanidad si se producía un
    enfrentamiento nuclear determinó el equilibrio de
    fuerzas en el mundo.

    La Guerra
    Fría, el periodo que se inició al
    término de la Segunda Guerra Mundial, implicó un
    estado de
    tensión y rivalidad entre las dos superpotencias, la
    Unión Soviética y Estados Unidos, y de manera
    indirecta entre sus aliados, ya que puso en muchas ocasiones al
    mundo al borde de un enfrentamiento nuclear. En el momento
    álgido de la Guerra Fría, durante la década
    de los sesentas, Estados Unidos tenía 70 mil cabezas y
    bombas nucleares, más de 6 mil armas y 5 mil bombarderos
    estratégicos.

    La desolación causada por las dos bombas
    detonadas en Japón, es menor si se compara con el poder
    destructor de las tecnologías bélicas actuales,
    además de que ahora hay suficientes bombas para hacer
    desaparecer al planeta.

    Del 1945 a la fecha ha habido varios intentos para
    conseguir la erradicación de armas nucleares pero hasta la
    fecha no hay un acuerdo de desarme que haya sido suscrito por
    todas las potencias nucleares. En 1996 se elaboró un
    Tratado que prohibía las pruebas
    nucleares, fue firmado por casi todas las naciones, excepto por
    India y Pakistán. Hay quienes piensan que un desarme
    nuclear generalizado es imposible, por razones de "seguridad
    nacional" y estrategia política de cada
    país.

    CONCLUSIÓN

    El gobierno estadounidense lanzó las bombas
    atómicas a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki para
    reafirmarse como los únicos que tenían en sus manos
    las bombas atómicas de esta manera demostraba a las otras
    naciones quien estaba llamado a tener la supremacía
    militar. Las ciudades escogidas para realizar este crimen eran
    ciudades densamente pobladas que a penas habían sufrido
    los daños de los bombardeos, de tal manera que le
    demostraran al mundo el exterminio que eran capaces de
    infligir.

    Está demostrado que era innecesario el
    lanzamiento de las bombas atómicas sobre las ciudades
    japonesas militarmente no constituían una pieza clave que
    aceleraría la rendición, el Japón
    militarista estaba derrotado, solo era cuestión de
    tiempo.

    Los móviles, por supuesto, fueron
    políticos económicos. Se buscaba la
    rendición total del Japón antes de que la
    Unión Soviética entrara de lleno a la guerra en
    Asia, y el país socialista fortaleciera su posición
    sobre esta zona cosa que iba en contra de los intereses del
    gobierno estadounidense en dominar y expandir su economía,
    adquirir materias primas y mano de obra, o para dar salida a los
    excedentes de producción en el Extremo Oriente
    .

    Estados Unidos sabía que si usaba la bomba
    atómica no sólo incidiría determinantemente
    sobre la guerra, con el resultado a su favor; sino que la
    posesión de un arma con la capacidad de exterminio de una
    bomba nuclear lo colocaba a la cabeza de las naciones del mundo.
    El uso de la bomba fue una demostración de poder tan
    efectiva, que sus efectos disuasivos se han prolongan hasta
    nuestros días.

    La destrucción de la primera bomba atómica
    fue espantosa.  Causó 140 mil víctimas
    mortales y muchas más en los años siguientes, ya
    que dos generaciones fueron afectadas por radiaciones que
    produjeron mutaciones genéticas, microcefalia, leucemia y
    varios tipos de cáncer. Comparando a Hiroshima y Nagasaki
    con los horrores del nazismo
    durante la Segunda Guerra
    Mundial; la diferencia es que los perpetradores
    nazis fueron juzgados y ahorcados, mientras que nadie ha sido
    llevado a juicio en Estados Unidos por ese gran crimen de
    guerra, y mucho menos condenado. Por el
    contrario, los pilotos que lanzaron la bomba atómica
    fueron muy condecorados.

    Terminada La Segunda Guerra Mundial se desató una
    carrera armamentista que no ha conocido límites,
    siempre encabezada por los Estados Unidos. Con el pretexto del
    mundo bipolar, se han desarrollado, bombas de Hidrógeno mas potentes 50 veces que las
    lanzadas en Hiroshima y Nagasaki, de neutrones, cohetes con
    ojivas nucleares, proyecto de guerra desde el cosmos, armas
    químicas como el agente naranja y otras probadas en la
    guerra de Viet Nam, así nuevas variantes de NAPALM
    considerada un arma prohibida.

    Las guerras más recientes les han servido para
    seguir probando, y así vemos nuevas modalidades de armas
    convencionales con uranio empobrecido.

    En la actualidad los gastos de
    defensa de Estados Unidos ascienden al 40,8 % del total de los
    gastos de defensa
    del mundo entero. Es decir, casi la mitad. La suma es
    escalofriante: 359 mil millones de dólares, suficientes
    para que el hambre en el mundo se acabe. Un país dedicado
    a la guerra, a la producción de
    armas, a la investigación
    científica dirigida a fortalecer el aparato
    militar. Mercaderes de la guerra y de la
    muerte.

    El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos fue victima
    del terrorismo, y
    si esas imágenes
    de las Torres Gemelas son terribles, más impactantes han
    sido las percibidas en el estudio acerca del holocausto
    atómico de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki,
    acto de terrorismo de estado, programado de manera fría y
    paciente por el gobierno norteamericano.

    Hoy en un mundo unipolar, la justificación
    encontrada para seguir el armamentismo es la guerra contra el
    terrorismo, que a su vez es la fachada en ensayos, ya
    sea en el Golfo Pérsico, Afganistán o Irak para
    poder seguir con su carrera por la expansión del
    imperio.

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    http://www.maloka.org/2003/malokaorg/Espanol/
    Actualidad/2005/año física/Bombaatomica1.htm

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    MARTIN B. JENNIFER

    UNIVERSIDAD DE CARABOBO

    FACULTAD DE CIENCIAS DE LA
    EDUCACIÓN

    DEPARTAMENTO DE HISTORIA

    ASIGNATURA: HISTORIA MUNDIAL

    NAGUNAGUA, MARZO DE 2006.

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