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Efecto de la incorporación de janamargo (Vicia sativa L) e inoculación con Bacillus cereus sobre el rendimiento de trigo




Enviado por syanez



    1. Resumen
    2. Material y
      métodos
    3. Resultados y
      discusión
    4. Conclusiones
    5. Bibliografía
    6. Anexos

    RESUMEN

    El actual sistema de
    producción de trigo en México,
    sustentado en prácticas agrícolas intensivas y
    altos insumos, ha originado una drástica
    disminución de materia
    orgánica (MO) y fertilidad del suelo.
    Además, las altas dosis aplicadas de fertilizantes
    nitrogenados (FN) no han incrementado proporcionalmente los
    rendimientos de grano, debido en parte a la baja eficiencia de
    absorción radical del trigo de 25 a 33 %.

    El mayor porcentaje de FN que no es asimilado por la
    planta se pierde por lixiviación, evaporación y
    desnitrificación, elevando con ello costos de
    producción y contaminación ambiental. Por tanto, se
    busca una estrategia que
    pueda lograr un incremento en la utilización de N y
    reduzca sus pérdidas. Los objetivos de
    es te trabajo fueron
    recuperar la fertilidad del suelo, optimizar el uso de FN y la
    eficiencia de absorción radical del trigo, mediante la
    incorporación de abono verde (Av) y ácidos
    húmicos (AH) e inoculación con rizobacterias
    promotoras de crecimiento
    vegetal (RPCV).

    Para ello, en el suelo degradado: arcilloso, MO 1.5 %,
    nitrógeno (N) orgánico 39.0 kg/ha y pH 5.7 de
    Morelia, Mich., Mex., se cultivó la leguminosa Vicia
    sativa
    durante dos ciclos e incorporó como Av previo a
    la siembra de trigo de invierno, inoculado con la RPCV
    Bacillus cereus G6. Los AH fueron aplicados
    fraccionadamente antes de cada riego de auxilio.

    El diseño
    experimental fue un bloque al azar con 24 tratamientos y cuatro
    repeticiones. La variable respuesta determinada fue rendimiento
    de grano. Los resultados hincan que el rendimiento del trigo con
    Av fue significativamente diferente (Tukey, <0.05) al del
    trigo usado como control absoluto
    (sin Av, sin B. cereus y sin FN) y al del trigo
    considerado como control relativo con el 100 % de N-urea
    recomendado. Estos datos sugieren
    que el Av. enriqueció de MO al suelo, la cual se
    mineralizó a una velocidad
    concomitante a la demanda de N
    por el trigo, con tendencia progresiva a prescindir del FN. Con
    ello se inicia la recuperación del suelo y se reducen el
    costo de
    producción y contaminación ambiental.

    Palabras clave: Abono verde, absorción
    radical, fertilizante nitrogenado, mineralización,
    rendimiento de trigo y suelo degradado.

    INTRODUCCIÓN

    En México dentro de los granos básicos, el
    sistema de producción de trigo es uno de los más
    tecnificados de mayo rendimiento (Rodríguez, 1992) y
    dependencia (Hecht, 1997) de los insumos fertilizantes
    nitrogenados (FN) son los más costosos (Hera et
    al.,
    1994) y su consumo se ha
    incrementado tres veces en las últimas tres décadas
    (Nuñez-Esobar, 1996), pero no así el rendimiento de
    grano (Sánchez-Yáñez et al., 1997a ),
    cuya media nacional entre 4.0 a 5.0 t/ha, se ha mantenido
    estancada durante este mismo (SAGARPA, 2000; INEGI, 2000). Este
    incremento en la demanda y aplicación de FN se concentra
    en regiones específicas como son Valle del Mayo, Valle de
    Morelia, Bajío Guanajuatense (Peña-Cabriales y
    Grageda, 1997, Galván-Gutiérrez et al.,
    1998), de las entidades con mayor producción triguera:
    Sonora, Sinaloa, Baja California, Guanajuato y Michoacán
    (INEGI, 2001a), donde se practica una quema de residuos, sin
    conservación del suelo (Vera-Núñez, 1994) lo
    que origina drástica disminución en su contenido de
    materia orgánica (MO), de entre 2.0 a 2.2 % en 1975
    bajó a entre 0.5ª 0.6 % en 1995 (Uvalle-Bueno et
    al.,
    1997) y la pérdida de la propiedades
    fisicoquímicas y biológicas que determinan la
    fertilidad del suelo (Requena, 2001; Wadman y Haan, 1997) y la
    falta de proporcionalidad del rendimiento de grano en respuesta a
    los altos niveles de FN se reporta que la cantidad de N derivado
    del FN que absorbe el cultivo es baja, entre el 25 y 33%
    (Xianfang et al., 1997).

    La parte de N no absorbida por las subterráneas,
    eutrofización (Van Cleemput y Hera, 1996), la
    incorporación de leguminosas a la producción
    agrícola es una estrategia que restituye la productividad del
    suelo: i) protege a la erosión
    como cultivo de cobertura (Astier, 1995); ii) sus residuos
    foliares o radicales incrementan el contenido de MO del suelo
    mejoran la estructura, la
    estabilidad de agregados, la detención de agua y
    minerales
    (Requema et al., 2001); iii) la relación C:N de sus
    residuos, estimula la actividad microbiana (Follet y Porter,
    1995); iv) es reserva de minerales vegetales que provee
    nitrógeno (N) (Etchevers et al., 1998); v) en
    consecuencia reduce la entrada de insumos agrícolas y
    costo de
    producción (Astier, 1995).

    La veza o vicia (Vicia sativa), entre las
    especies leguminosas forrajeras, tiene potencial de desarrollo en
    regiones templadas y frías.

    Conocida como janamargo en la Sierra Phurépecha,
    donde se emplea como cultivo de cobertura invernal, forrajero o
    abono verde (Av) después de la fructificación y se
    siembra con las lluvias tardías con humedad residual
    después de la cosecha de maíz
    (Etchevers et al., 1998). Como Av incorporado previo a la
    siembra de trigo, reportó mayor rendimiento y contenido de
    N en trigo superior en la floración que a la senescencia.
    Fox, et al., (1990) señalaron que la elevada
    concentración de N en el tejido de vicia y relación
    C:N para la mineralización de sus residuos Ebelhar et
    al.,
    (1984) estimaron un aporte de N de vicia al cereal
    subsiguiente de 100 kg/ha; mientras Webber et al., (1976),
    citados por Etchevers et al., (1998) reportaron hasta 200
    kg/ha Sánchez-Yáñez et al., (1998)
    Galván-Gutiérrez et al., (1999) mostraron
    que janamargo de 8 semanas de desarrollo incorporado como Av
    previo al cultivo de trigo, incrementó su rendimiento de
    grano igual al del trigo fertilizado con 160 kg/ha de
    N.

    Otra alternativa para estimular el crecimiento de planta
    y su rendimiento es la inoculación de semillas o suelo con
    bacterias
    aisladas y seleccionadas de la rizósfera de cultivos. Las
    rizobacterias promotoras de crecimiento vegetal (RPCV) (Tran Van
    et al., 1996) pertenecen a los géneros
    Burkholderia, Pseudomonas, Azospirillum, Azotobacter y
    Bacillus (Gaskins et al., 1985).

    Para la promoción del crecimiento vegetal por la
    inoculación bacteriana, señala mecanismos como la
    producción de fitohormonas (Brito-Álvarez et
    al.,
    1995; Lynch, 1990). Trabajo reciente a nivel de campo
    mostrado que la inoculación de semillas de trigo con B.
    cereus
    incrementó significativamente la
    absorción de N (Sánchez-Yáñez et
    al.,
    1998) y de N y P (Jiménez, 1997) a nivel reducido
    de urea e igualó el rendimiento del trigo una estrategia
    integral que combine el potencial de la V. sativa, de
    B. cereus para estableces un sistema de producción
    sostenible, de bajo insumo y compatible con el ambiente.

    Los objetivos de este trabajo fueron; i) recuperar la
    fertilidad de suelo y ii) optimizar el uso y absorción
    radical del FN en trigo de riego.

    MATERIAL Y METODOS

    Sitio experimental. Se seleccionó un suelo
    degradado y compactado con un historial agrícola de 20
    años de cultivo intensivo de gramíneas
    (maíz-trigo, maíz-cebada), de textura arcilloso con
    un contenido de MO 1.5% y N-orgánico pobres 39 kg/ha, pH
    5.7; ubicado a los 19° 39´27´´ de latitud
    norte y 101° 19´ 59´ de longitud oeste, con
    temperatura
    media anual de 17.3°C y precipitación anual de 796.4
    mm; en un terreno agrícola denominado "La Cajita" de la
    Tenencia Zapata del Mpio. de Morelia, Mich., Mex., sobre el km 5
    de la carretera Morelia-Pátzcuaro, en el cual durante los
    ciclos de otoño de los años 1996 y 1997, se
    efectuaron la 1ª y 2ª incorporación del
    Av.

    Siembra e incorporación de Vicia. Al
    término de la temporada de lluvias (principios de
    octubre) aprovechando la humedad residual y lluvias
    tardías, manualmente se sembró a chorrillo una
    variedad regional de V. sativa, leguminosa conocida en la
    región como janamargo, en surcos 10-15 cm de profundidad y
    30 cm de separación, con una densidad de 120
    kg/ha. Cuando la planta a 8 semanas (antes de la
    floración) de desarrollo y 25-30 cm de altura y el 80 al
    100% de cobertura, se incorporó como Av por barbecho, con
    arado de ala de 20 cm de profundidad y tracción animal, 8
    días antes de la siembra del trigo
    (Galván-Gutiérrez, et al., 1997).

    Origen y producción del inoculante. La bacteria
    del género
    B. cereus G6 usado como inoculante la rizósfera de
    malezas (Paspalum) de la región. B. cereus
    se cultivó en caldo nutritivo a 30°C/ 24 h a 250 rpm
    de agitación. Luego se mezcló con turba
    estéril (121°C/2 h) a capacidad de campo y se dejo de
    madurar 15 días a 30°C. La densidad de B.
    cereus
    se determinó por cuenta viable en placa de agar
    nutritivo (Sánchez-Yáñez, et al.,
    1997a)

    Semillas e inoculación del trigo. Se usó
    semilla de trigo de la variedad Pavón F-76, donada por el
    Centro Nacional de Investigación para Producción
    Sostenible (CENAPROS) del INIFAP de Mich., Méx. La semilla
    se cubrió con sacarosa al 10 % (120 ml/kg de semilla) que
    se usó como adherente y se mezcló con suficiente
    inoculante para mantener una densidad bacteriana de 104 UFC por
    grano de semilla, la noche previa a su siembra (Luna-Olvera y
    Sánchez-Yáñez., 1991).

    Siembra, fertilización y prácticas
    culturales del trigo. Una semana después de la 23
    incorporación de Av se sembró el trigo a chorrillo,
    con una densidad de 160 kg/ha. Como referencia a la
    fertilización convencional, se incluyeron tratamientos con
    tres niveles de N: O, 80 Y 160 kg/ha y de P: 0,30 Y 60 kg/ha,
    separados o mixtos, que equivalen respectivamente a 0,50 Y 100 %
    de la dosis recomendada en la región
    (INIFAP-Mich.).

    La fuente de N fue urea y de P fue superfosfato, ambos
    sólidos. Los ácidos húmicos (AH) se
    aplicaron en solución en un solo nivel, es decir, 36 L/ha,
    que corresponden a 3 veces la dosis máxima (12 L/ha)
    recomendada para suelos pobres.
    Tanto los fertilizantes como los AH se aplicaron en una
    línea banda a 10 cm de la planta y fraccionadamente: 1/3
    en la etapa DC31 (amacollamiento), 1/3 en la etapa DC65
    (floración) y 1/3 en la etapa De70 (llenado de grano) de
    la escala Zadok
    (Bell & Fischer, 1994) del desarrollo fisiológico del
    trigo. El surcado, la siembra, la fertilización y el
    desyerbe se practicaron manualmente. Se efectuaron cuatro riegos,
    el primero después de la siembra y tres riegos de auxilio,
    uno después de cada fertilización
    (Galván-Gutiérrez et al., 1997).

    Diseño experimental y análisis estadístico. El
    diseño experimental fue un bloques al azar, con 24
    tratamientos, cuatro repeticiones, unidades experimentales de 6
    m2 y cinco variables,
    Vicia (Av2), B. cereus 06, N-urea, P-fosfato y AH (Cuadro
    1). Los datos obtenidos se sometieron a análisis de
    varianza (ANOV A) y la diferencia de medias se calculó por
    la prueba de Tukey (P<0.05).

    Variable-respuesta. La única variable respuesta
    que se determinó fue el rendimiento de grano de trigo, en
    la etapa DC 86 que corresponde a la madurez fisiológica
    del trigo (Bell y Fischer, 1994).

    RESULTADOS Y DISCUSIÓN

    Efecto del N fertilizante. La Figura 1 muestra la
    respuesta del trigo, en términos de rendimiento de grano,
    a la aplicación de tres niveles de N: 0,80 Y 160 kg/ha. Se
    observa un incremento significativo (Tukey, P<0.05) del
    rendimiento de trigo fertilizado con 80 kg/ha de N en
    relación al rendimiento del trigo usado como control
    absoluto (sin fertilizante), pero no entre el nivel intermedio de
    80 kg/ha y el máximo nivel de 160 kg/ha de N.

    La respuesta del trigo a los diferentes niveles de N
    siguió una curva no lineal (Arroyo, 1998; Uvalle-Bueno
    et al, 1997; Boaretto et al, 1994; FAO, 1985), con
    mayor pendiente en el rango O a 80 kgN/ha que en el de 80 a 160
    kgN/ha; lo que sugiere que el trigo respondió mejor en el
    primer rango debido a que el N fue un factor limitante, en tanto
    que la falta de una respuesta significativa en el rango superior
    indica que, además del N, existen otros factores que
    limitan la absorción del N por el sistema radical del
    trigo (Van Clemput y Hera, 1996; Bullock, 1992). Más aun,
    el bajo rendimiento (0.86 t/ha) de grano del trigo control
    absoluto, sugiere un pobre contenido de N residual en el suelo
    (Uvalle-Bueno, 1997) e indica el estado de
    degradación y pérdida de las propiedades que
    determinan la calidad y
    fertilidad del suelo, como son estructura, agregación, MO,
    disponibilidad de nutrientes y actividad microbiana (Requena
    et al., 2001; Karlen et al., 1994; Skujins y Allen,
    1986).

    Efecto de abono verde. La figura 2 muestra el efecto de
    dos incorporaciones de V. sativa como Av y tres niveles de
    N solos o combinados, sobre el rendimiento de trigo de riego. En
    general se observan diferencias significativas (Tukey, P<0.05)
    entre el rendimiento de trigo crecido en suelo con Av y el
    rendimiento de trigo fertilizado con N, independientemente del
    nivel de fertilizante. El rendimiento (2.8 t/ha) del trigo con Av
    superó 225 % el rendimiento (0.86 t/ha), del trigo usado
    como control absoluto (sin N ni Av), 95 % el rendimiento (1.44
    t/ha) del trigo con 80 kg N/ha y 64% el rendimiento (1.71 t/ha)
    del trigo con 160 kgN/ha.

    Estos resultados indican que el beneficio de la
    leguminosa como Av sobre el rendimiento del trigo fue equivalente
    a una aplicación de 209 kg N/ha, calculado con la
    técnica de Stickler et al., (1959), que consiste en
    comparar el rendimiento del trigo fertilizado con dosis creciente
    de N. Esta aportación supero la reportada 108 a 150 kg por
    Trinidad (1978) quien incorporó la Vicia villosa L
    al suelo como Av en floración con 6 meses de desarrollo
    fenológico y la determinada 132 a 169 kgN/ha por Peregrina
    (1965) quien incorporó V. villosa a los 9 meses de
    desarrollo y un mes antes de la siembra del cereal. La figura 2
    también muestra que cuando el trigo crecido en Av fue
    además fertilizado con 80 y 160 kg/ha de N se alcanzo el
    mejor rendimiento: 3.3 y 3.6 t/ha respectivamente lo que indica
    interacción complementaria (Karlen et
    al.,
    1994), consecuencia del efecto mejorador de la calidad
    del suelo del Av (Juma et al., 1993). Botero (1968)
    encontró mejor rendimiento del trigo fertilizado con Av de
    alfalfa que con urea, pero cuando aplicó al suelo urea y
    Av en forma mixta, hubo un efecto adverso que atribuyo a un
    exceso de N en la solución del suelo. Nuestros resultados
    sugieren que las dos incorporaciones subsecuentes de leguminosas
    acumularon residuo vegetal que contribuyeron a resurtir el
    reservorio orgánico del suelo (Peoples y Herridge, 1990),
    su mineralización aportó N, P y otros nutrientes
    que cubrieron las necesidades del trigo.

    En la figura 3 se observa el efecto del Av sobre el
    rendimiento del trigo en comparación con diferentes
    niveles y combinación de fertilización nitrogenada
    y fosforada. El rendimiento de trigo tratado con Av o con la
    combinación de mayor nivel de N 160 kg/ha y P 60 kg/ha
    mostró diferencia respecto al rendimiento del trigo
    control absoluto, pero no el rendimiento del trigo tratado con
    niveles y combinaciones de N y P, el mayor rendimiento se
    alcanzó cuanto el trigo se cultivó en suelo con una
    doble incorporación de Av. Esto indica que la
    mineralización de la materia orgánica derivada del
    Av aportó no sólo N, sino también P y otros
    nutrientes (Follet y Porter, 1995) en forma balanceada con la
    demanda de la planta de trigo (Van Cleemput y Hera,
    1996).

    La figura 4 muestra el efecto acumulativo de la
    incorporación consecutiva de dos cultivos de V.
    sativa
    con Av sobre el rendimiento de trigo, en
    comparación con 0 y 160 kg/ha de N. La 1ª
    incorporación de A v incrementó 121% de 1.9 t/ha el
    rendimiento en relación al rendimiento del trigo testigo
    igualó el rendimiento 1.71 t/ha del trigo fertilizado con
    160 kg/ha de N.

    La 2ª incorporación de Av superó 225%
    con 2.80 t/ha el rendimiento del trigo testigo e
    incrementó significativamente (Tukey, P<0.05) al
    rendimiento del trigo con 160 kg N/ha, así como el
    rendimiento del trigo con la 1ª incorporación d Av.
    Estos resultados sugieren que la incorporación consecutiva
    de Av, aporta MO que mejora la estructura (Zhang, 1997), la
    retención y disponibilidad de nutrientes (Kuo, 1997;
    Skujins y Allen, 1986) (Requena et al., 2001) clave en la
    productividad (Warren et al., 1996) y sustentabilidad del
    suelo.

    Efecto del inoculante. La figura 5 muestra el efecto de
    la inoculación de B. cereus y dos incorporaciones
    de Av sobre el rendimiento de grano de trigo a niveles de N. Un
    incremento significativo (Tukey, P<0.05) en el rendimiento de
    grano se observa cuando el trigo fue inoculado con B.
    cereus
    a un nivel de fertilización de 80 kg N/ha. Este
    rendimiento fue igual al obtenido por el trigo no inoculado con
    un nivel de fertilización de 160 kg N/ha. Esto significa
    que la inoculación con B. cereus fue con B.
    cereus
    equivalente a 80 kg N/ha mejor cuando el B.
    cereus
    se inoculó a trigo crecido en suelo con Av no
    mostró efecto sobre el rendimiento.

    Estos resultados indican que la inoculación con
    B. cereus fue mejor a niveles moderados de FN y N como
    factor limitante es una condición necesaria que permite un
    crecimiento vegetal en repuesta a la inoculación de RPCV.
    De acuerdo con varios reportes (Valdivia, 2000) las rizobacterias
    con capaces de transformar exudados radicales en fitohormonas que
    promueven la absorción radical de N debido a un mayor
    volumen de
    suelo explorado por las raíces
    Sánchez-Yáñez (1994); Rennie et al.,
    (1993) que usaron algunas especies de Bacillus confirmado
    así en campo (Sánchez-Yáñez et
    al.,
    1998) específicamente aislados de B.
    cereus
    mejoraron la absorción radical de N por trigo a
    nivel moderado de fertilizante es una variación de los
    factores ambientales la disponibilidad de nutrientes influye el
    crecimiento y la actividad de las poblaciones bacterianas de la
    rizósfera (Van Veeny Heijnen, 1994). De acuerdo con esto
    el mejoramiento del suelo con los residuos de la leguminosa
    alteró las condiciones de crecimiento del B. cereus
    inoculado.

    Efecto de los ácidos húmicos. La
    figura
    6 muestra el efecto de tres dosis de AH y dos
    incorporaciones de Av sobre el rendimiento de trigo. El
    rendimiento de trigo tratado con AH no registró
    diferencias significativas respecto al trigo control, en
    contraste con el trigo tratado con Av y con reportes que
    atribuyen un efecto promotor del crecimiento del trigo como
    respuesta a la aplicación de AH (De Freityas et
    al.,
    1982; Sánchez-Yánez, 1994) o un efecto
    mejorador del suelo (Narro, 1993).

    Estos resultados indican que, en las condiciones
    experimentales desarrolladas, los AH no contribuyeron a
    incrementar la disponibilidad o absorción de N por el
    trigo, ni tuvieron un impacto sobre las propiedades
    fisicoquímicas y biológicas del suelo, pese haber
    usado tres veces la dosis máxima recomendada para suelos
    pobres, lo que refleja el avanzado nivel de deterioro del suelo e
    induce a pensar en otras alternativas para lograr su
    recuperación.

    CONCLUSIONES

    Estos resultados muestran que la inoculación del
    B. cereus asociada a niveles moderados de
    fertilización nitrogenada, tiene potencial benéfico
    para el cultivo de trigo y puede incrementar significativamente
    el rendimiento de grano ahorrando fertilizantes químicos.
    Los AH, en las condiciones experimentales de campo, no tuvieron
    efecto sobre el rendimiento de grano de trigo ni sobre las
    propiedades fisicoquímicas y biológicas del
    suelo.

    La estrategia de incorporar la leguminosa V.
    sativa
    como Av en el sistema de producción de trigo
    parece ser la más conveniente. Las dos incorporaciones
    subsecuentes de Av modificaron positivamente las propiedades
    relacionadas con la calidad y fertilidad del suelo. El Av
    mejoró la estructura, la formación de agregados y
    la facilidad de laboreo del suelo.

    El Av enriqueció el contenido de MO y la
    actividad microbiana del suelo y con ello mejoró la
    retención y disponibilidad de nutrientes. La
    mineralización del Av se realiza a una velocidad
    sincrónica y en balance con la demanda de nutrientes por
    el cultivo de trigo subsecuente.

    Los residuos de Av persisten en el suelo, esto
    incrementó el rendimiento de grano de trigo en
    proporción al número de incorporaciones, con una
    tendencia a prescindir de fertilizantes químicos y en
    consecuencia reducir insumos, costos de
    producción y riesgos de
    contaminación ambiental.

    Agradecimientos

    Agradecemos a la CJC de la Universidad
    Michoacana de San Nicolás de Hidalgo por el financiamiento
    parcial de esta investigación con el proyecto 2.7
    (2005-2006), así como a la Agencia Internacional de
    Energía Atómica (AIEA) con el Contracto No.
    311-D-I-Mex-7944 por el apoyo logístico y financiero
    parcial.

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    Anexos

    Cuadro 1. Tratamientos para evaluar el efecto de doble
    incorporación de Vicia sativa, la
    inoculación con Bacillus cereus y la
    aplicación de ácidos húmicos sobre el
    crecimiento de trigo de riego fertilizado con tres niveles de
    N-urea y P-fósforo.

    Tratamiento No.

    Vicia sativa
    (abono verde)

    N-urea

    (kg-N/ha)

    P-fosfato
    (kg-P/ha)

    Bacillus cereus
    G6

    Acidos húmicos (dosis:
    12 L/ha)*

    1ca

    2

    In

    3

    30

    4

    30

    In

    5crl

    80

    6

    80

    In

    7

    80

    30

    8

    80

    30

    In

    9

    Av2

    10

    Av2

    In

    11

    Av2

    30

    12

    Av2

    30

    In

    13

    Av2

    80

    14

    Av2

    80

    In

    15

    Av2

    80

    30

    16

    Av2

    80

    30

    In

    17

    80

    60

    18cr2

    160

    19

    160

    60

    20

    3d

    21

    Av2

    80

    60

    22

    Av2

    160

    23

    Av2

    160

    60

    24

    Av2

    3d

    ca=control absoluto; crl= control relativo con ½
    dosis de N-urea recomendada: cr2=control relativo con dosis de
    N-urea recomendada; — = no aplicado; Av2=doble
    incorporación de Vicia sativa como abono verde; In=
    inoculación 3d= tres dosis.

    Tratamientos

    Valores con distintas literales son
    significativas (Tukey, P>0.05); CV=25.25 %;

    * Control absoluto

    Valores con distintas literales son
    significativas (Tukey, P<0.05); CV= 8.17%;

    Valores con distintas literales son significativas
    (Tukey, P<0.05); CV= 27.07 %; (ca)=control absoluto; *kg-N/ha;
    **kg-P/ha.

    Tratamientos

    Valores con distintas literales son
    significativos

    (Tukey, P<0.05); CV= 16.00 %;
    *Control absoluto

    Tratamientos

    Valores con literales distintas son
    significativas (Tukey, P<0.

    05); C.V.= 9.4271 %; *Control
    absoluto; **Control relativo

    Tratamientos

    Valores con distintas literales son
    significativos (Tukey, P<0.05); CV= 16.00%; AH= ácidos
    húmicos; *Dosis= 12 L/ha

     

    Galván-Gutiérrez,
    D1

    Gómez-Aguilar, R2.,

    Peña-Cabriales, J.J3

    Sánchez-Yáñez,
    J.M4*

    1Facultad de Agrobiología UMSNH,
    Lázaro
    Cárdenas y Berlín, Uruapan, Mich.,
    Mex

    Facultad de Agronomía. Universidad
    Autónoma de Nayarit, Tepic, Nay. Mex
    CINVESTAV-IPN3,

    Apto. Postal 629, Irapuato, Gto., Méx.

    4*Microbiología Ambiental.

    *autor correspondiente

    Instituto de Investigaciones
    Químico-Biológicas. Universidad Michoacana de San
    Nicolás de Hidalgo. Edificio B-1, Cd. Universitaria,
    Morelia 58030, Mich., México.

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