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Influencia de la revolución materialista propuesta por Karl Marx




Enviado por Natis P.



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Monografía destacada

    1. Justificación
    2. Problemática
    3. Objetivos
    4. Pensamiento y filosofía
      de Marx
    5. Actividad
      económica con la que no estaba de acuerdo Marx: el
      capitalismo
    6. Fracaso del
      marxismo y su inoperancia
    7. Influencia de
      Marx en la época que vivió y en la
      actual

    INTRODUCCION

    Según Kart Marx la historia es consecuencia de
    un desarrollo
    dialéctico en la infraestructura económica y social
    que es causante de hecho y de una evolución historia de la humanidad. Esta
    relación es la que determina las clases
    sociales y a una estructura
    formada por la ética,
    cultura,
    religión y
    un ordenamiento jurídico ya que Marx pensaba que la
    ideología de una época es
    desarrollada por la clase
    dominante y de esta forma la burguesía, al apoderarse del
    poder,
    predomina y crea un sentido de la ética, una cultura y un
    ordenamiento jurídico formando así una conciencia que es
    favorable para el sistema.

    En el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de
    la sociedad
    entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, y esas relaciones se
    convierten en trabas de las relaciones productivas, de esta forma
    se crea una revolución social afectando la estructura
    ideológica de forma que los hombres adquieren conciencia
    del conflicto.

    Históricamente, las relaciones capitalistas de
    producción serían la última forma
    antagónica del proceso
    histórico. El modo de producción del capitalismo
    industrial conducirá a la superación de la propiedad
    privada, no sólo por la rebelión de los oprimidos
    sino por la propia evolución del capitalismo, en el que la
    progresiva acumulación del capital
    determinaría la necesidad de nuevas relaciones de
    producción basadas en la propiedad colectiva de los
    medios de
    producción.

    Superada la propiedad privada, el hombre
    vencería la enajenación económica y a
    continuación, todas las demás. "La sociedad sin
    clases alcanzada mediante la praxis
    (práctica) revolucionaria, sería la síntesis
    del proceso histórico.

    El marxismo busca
    eliminar la propiedad privada de los medios que es realizada por
    el trabajo social, y
    no puede pertenecer a nadie privadamente, ya que esto
    daría a entender un sector que determina la
    explotación de otro e institucionaliza la
    explotación del hombre por el
    hombre. Para Karl Marx el
    capitalismo no es una fuerza
    personal, sino
    que al contrario es una fuerza social, que se da gracias al
    trabajo
    colectivo.

    Para el marxismo, el valor
    está determinado por el trabajo que
    los bienes
    contienen, y este se mide por el tiempo
    necesario para producirlo. Según él, sólo el
    trabajo es lo que posibilita que un bien tenga valor. Con esto
    quiere decir que hay bienes con un gran valor y cuya
    obtención ha costado poco trabajo. En conclusión a
    mayor tiempo de trabajo corresponde mayor valor e inversamente a
    menor tiempo menos valor. Por eso, una máquina que tiene
    una gran productividad,
    proporcionará artículos más baratos,
    mientras que si el mismo producto es
    hecho a mano, costará más caro.

    Si partimos de la premisa real de que no se puede sacar
    más valor del realmente producido globalmente, queda claro
    que, en realidad, todo lo que unos capitalistas pueden llegar a
    ganar utilizando el engaño o la estafa, otros lo tienen
    necesariamente que perder, única manera de que la masa de
    ganancia del capital social global, coincida con la
    plusvalía total producida, que la ganancia proviene de
    comprar barato y/o vender más caro.

    JUSTIFICACION

    Marx consideraba que habiendo igualdad
    había justicia
    social y por esta razón estaba en contra del capitalismo y
    de su organización económica, y
    creó un pensamiento
    contrario al capitalismo que fue llamado "comunismo" en
    donde todos los hombres estaban en igualdad de condiciones. El
    quería crear una revolución de tal magnitud en
    donde el proletariado acabara por completo con el capitalismo y
    se empezara a vivir con un pensamiento comunista.

    Para que todos estuviéramos en igualdad de
    condiciones y tanto proletarios como burgueses estuvieran al
    mismo nivel sin que nadie fuera más que nadie y las
    ganancias obtenidas con el trabajo fuera repartida a todos por
    igual ya que habían hecho el mismo esfuerzo y trabajo para
    ganarlas.

    PROBLEMATICA

    Karl Marx estaba en contra con las filosofías
    anteriores puesto q las consideraba solamente especulativas,
    teóricas y desvinculadas de la realidad, el objetivo de
    él era cambiar la realidad, transformarla y de esa forma
    mejorarla. Un ejemplo de esto fue su influencia
    socio-filosófica en las guerras como
    la de Rusia,
    Cuba y
    China.

    Karl Marx estaba en total desacuerdo y criticó
    duramente a la sociedad burguesa y pensaba que la raíz de
    esta situación se encontraba la injusta
    estructuración de la actividad económica y buscaba
    con la ayuda de su amigo Friedrich Engels la forma de acabar con
    ello para que la vida social dejara de ser injusta y
    alienante.

    El creía que la causa de esta injusticia social
    era la propiedad privada y estaba en total inconformismo con
    ella, ya que esto generaba la separación entre los
    propietarios o burgueses y los no propietarios o proletarios. Los
    burgueses reciben ganancias de todo el sudor y esfuerzo de los
    proletarios y solo les dan una pago mínimo para subsistir;
    el pensaba que este contexto no era justo ya que solo a
    través del esfuerzo del trabajo se hacia riqueza y por lo
    mismo los proletarios debían estar al mismo nivel de los
    burgueses.

    Quiero hacer un análisis mucho mas profundo de lo anterior
    y además de esto compararlo con la actualidad lo que no
    quiere decir que este en total acuerdo con todo su pensamiento y
    filosofía.

    OBJETIVO GENERAL

    Con esta monografía se analizara todo el pensamiento
    de Karl Marx comparándolo con lo que se vive hoy en
    día en el mundo, su influencia en la sociedad humana y
    surgimiento de nuevos pensamientos basados en ello.

    El nacimiento de nuevos grupos de
    izquierda con la misma filosofía de Karl Marx y el
    cambio que han
    podido generar con esto. Básicamente el objetivo es
    explicar todos aquellos puntos del pensamiento de Marx y
    también refutarle algunos, al igual que demostrar que esta
    filosofía no funcionó en la práctica, prueba
    de ello es la caída de la Unión
    Soviética.

    OBJETIVOS ESPECIFICOS

    • Analizar el pensamiento comunista de Karl Marx y su
      objetivo con ello.
    • Analizar la estructuración de la actividad
      económica con la que no estaba de acuerdo Karl Marx: el
      capitalismo.
    • La demostración de su inoperancia y los
      motivos que la causaron.
    • Influencia de Karl Marx en la época en que
      vivió y también en la actual.

    PENSAMIENTO Y FILOSOFIA DE
    MARX

    COMUNISMO

    El comunismo tiene antecedentes muy antiguos incluyendo
    La República de Platón
    y las primeras comunidades cristianas. La idea de una sociedad
    comunista surgió, a principios del
    siglo XIX, como respuesta al nacimiento y desarrollo del
    capitalismo moderno. En aquel entonces, el comunismo fue la base
    de una serie de afirmaciones utópicas; sin embargo, casi
    todos estos primeros experimentos
    comunistas fracasaron; realizados a pequeña escala,
    implicaban la cooperación voluntaria y todos los miembros
    de las comunidades creadas participaban en el proceso de gobierno.

    Posteriormente, el término comunismo pasó
    a describir al socialismo
    científico, la filosofía establecida por Karl Marx
    quien nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris
    (Alemania). Fue
    el segundo de los ocho hijos de un abogado judío liberal,
    que se convirtió al protestantismo con toda la familia.
    Cursó estudios en el gimnasio jesuita de Trier y
    posteriormente en las universidades de Bonn, Berlín y
    Jena. En el año 1842 se publicó un artículo
    suyo en la Rheinische Zeitung de Colonia, convirtiéndose
    algún tiempo después en jefe de redacción. Tuvo problemas con
    las autoridades por las críticas que realizó sobre
    las condiciones sociales y políticas,
    en sus artículos periodísticos y fue obligado a
    dejar su puesto en el rotativo en 1843. Se casa con Jenny von
    Westphalen y en 1844 se traslada a París de donde es
    expulsado y se establece en Bruselas donde traba una amistad que dura
    toda la vida con Federico Engels con quien intercambiaba
    pensamientos y opiniones.

    En sus obras, Marx y Engels intentaron analizar la
    sociedad capitalista. Pusieron de manifiesto las contradicciones
    existentes en el seno de la sociedad contemporánea: los
    derechos
    fundamentales no habían abolido la injusticia; los
    gobiernos constitucionales no evitaban ni la mala gestión
    ni la corrupción; la ciencia
    posibilitaba el dominio de la
    naturaleza
    pero no el de las fluctuaciones de los ciclos económicos;
    y la eficiencia de los
    modernos modos de
    producción no evitaba la existencia de barrios
    marginales en medio de la abundancia.
    Describían la historia de la humanidad como el intento, de
    hombres y mujeres, por desarrollar y aplicar su potencial
    creativo con el fin de controlar las fuerzas de la naturaleza
    para poder mejorar la condición humana. Al realizar este
    esfuerzo para desarrollar y controlar las fuerzas productivas, la
    humanidad ha logrado grandes éxitos; la historia consiste
    en la historia del progreso. No obstante, al buscar el desarrollo
    de la productividad se han creado varias instituciones
    que han provocado una explotación, dominación y
    muchos otros males; el precio que la
    humanidad tiene que pagar por el progreso

    Es el tener una sociedad injusta.

    Según Marx, todos los sistemas sociales
    del pasado habían sido un medio para que unos pocos, ricos
    y poderosos, pudieran vivir a costa del trabajo y la miseria de
    una mayoría pobre. Por eso, todo sistema está
    amenazado por un posible conflicto surgido de cada
    contradicción histórica. Además, cada modo
    de producción que se sucede en el tiempo tiene fallos que,
    antes o después, terminarán por destruirlo, bien
    por su propia desintegración, bien por una
    revolución alentada por la clase oprimida.

    Engels y Marx pensaban que el sistema capitalista
    también tenía fallos y, por lo tanto, estaba
    condenado a su autodestrucción. Intentaron demostrar que
    cuanto más productivo fuera el sistema, más
    difícil sería que funcionara: cuantos más
    bienes fuera acumulando menos utilidad marginal
    se obtendría de esos bienes; cuanto más preparada
    estuviera la población, menos podrían utilizar
    sus capacidades. En definitiva, el capitalismo acabaría
    ahogándose en su propia riqueza.
    Se creía que el colapso de la economía capitalista
    culminaría en una revolución política en la que el
    proletariado se rebelaría contra la clase opresora y
    acabaría con la propiedad privada de los medios de
    producción. Dirigida por y para el pueblo (tras un breve
    periodo de dictadura
    proletaria), la economía produciría, no en virtud
    del lucro y la rentabilidad,
    sino de las necesidades de la sociedad, con lo cual, una vez
    satisfechas éstas, las desigualdades desaparecerían
    a la par que los gobiernos coercitivos. Este proceso
    ocurriría, según las previsiones de Marx y Engels,
    en los estados más industrializados de Europa
    occidental, donde el capitalismo había creado las
    condiciones necesarias para que estos cambios tuvieran
    lugar.

    El comunismo es una ideología política
    cuya principal aspiración es la consecución de una
    sociedad en la que los principales recursos y medios
    de producción pertenezcan a la comunidad y no a
    los individuos. En teoría,
    estas sociedades
    permiten el reparto equitativo de todo el trabajo en función de
    la habilidad, y de todos los beneficios en función de las
    necesidades.

    Algunos de los conceptos de la sociedad comunista
    suponen que, en último término, no se necesita que
    haya un gobierno coercitivo y, por lo tanto, la sociedad
    comunista no tendría por qué tener legisladores.
    Sin embargo, hasta alcanzar este último estadio, el
    comunismo debe luchar, por medio de la revolución, para
    lograr la abolición de la propiedad privada; la responsabilidad de satisfacer las necesidades
    públicas recae, pues, en el
    Estado.

    SOCIALISMO

    Debido a esto se dio algo que se llamo socialismo desde
    principios del siglo XIX, designa aquellas
    teorías y acciones
    políticas que defienden un sistema económico y
    político basado en la socialización de los sistemas de
    producción y en el control estatal
    (parcial o completo) de los sectores económicos, lo que se
    oponía frontalmente a los principios del
    capitalismo.

    Aunque el objetivo final de los socialistas era
    establecer una sociedad comunista o sin clases, se han centrado
    cada vez más en reformas sociales realizadas en el seno
    del capitalismo. A medida que el movimiento
    evolucionó y creció, el concepto de
    socialismo fue adquiriendo diversos significados en
    función del lugar y la época donde
    arraigara.

    El socialismo es, desde su concepción, un
    movimiento internacional que promueve la lucha entre clases
    sociales y no entre países en contra de un sistema
    capitalista, que según Marx, trae en su semilla su propia
    destrucción. Por esto en el ámbito internacional,
    las luchas se extienden desde Francia, donde
    estudiantes y trabajadores luchan por mejorar sus condiciones de
    vida, hasta Indonesia, donde se encuentran en medio de una
    revolución.

    En septiembre de 1844 pasó unos días en
    París Federico Engels. En la primavera de 1847, se
    afiliaron a una sociedad secreta de propaganda, la
    Liga de los Comunistas, tomaron parte destacada en el II Congreso
    de dicha organización (celebrado en Londres, en noviembre
    de l847) y redactaron, por encargo del mismo, el famoso
    Manifiesto del Partido Comunista, que fue publicado en febrero de
    1848. Esta obra expone, con una claridad y una brillantez
    geniales, la nueva concepción del mundo; el materialismo
    consecuente aplicado también al campo de la vida social,
    la dialéctica como la más completa y profunda
    doctrina del desarrollo, la teoría de la lucha de clases y
    del papel revolucionario histórico mundial del
    proletariado como creador de una sociedad nueva,
    comunista.

    La época de la animación de los
    movimientos democráticos, a fines de la década del
    50 y en la década del 60, llamó de nuevo a Marx al
    trabajo práctico. El 28 de septiembre de 1864 se
    fundó en Londres la famosa I Internacional, la
    Asociación Internacional de los Trabajadores. Alma de esta
    organización era Marx, que fue el autor de su primer
    Manifiesto y de un gran número de acuerdos, declaraciones
    y llamamientos. Con sus esfuerzos por unificar el movimiento
    obrero de los diferentes países y por traer a los cauces
    de una actuación común las diversas formas del
    socialismo no proletario. Después de la caída de la
    Comuna de París (1871) analizó la situación
    y concluyó que la Internacional no podía subsistir
    en Europa.

    La intensa labor en la Internacional y los estudios
    teóricos, todavía más intensos, quebrantaron
    definitivamente la salud de Marx. Este
    prosiguió su obra de transformación de la Economía
    Política y se consagró a terminar El Capital,
    reuniendo con este objeto una infinidad de nuevos documentos y
    poniéndose a estudiar varios idiomas (entre ellos el
    ruso), pero la enfermedad le impidió dar cima a El
    Capital.

    El socialismo es una utopía que plantea la
    autorrealización y bienestar, la influencia
    política y el estatus social como una igualdad de
    oportunidades.

    Clases de socialismo

    -Socialismo Corporativo

    Ramificación del socialismo formulado en Gran
    Bretaña a principios del siglo XX para reemplazar al
    capitalismo. El principal líder
    del movimiento creado para promover el socialismo corporativo fue
    el economista británico George Douglas Howard
    Cole.

    El sistema social que pretendían instaurar los
    socialistas corporativos se centraba en los sistemas de propiedad
    y utilización de los medios de producción, distribución e intercambio industrial entre
    naciones a través de gremios o corporaciones, que no
    tenían nada que ver con los gremios de la edad
    media.

    Estos gremios modernos debían poseer una serie de
    características: cada gremio estaría formado por
    todos los trabajadores, gestores, empresarios y técnicos
    de la industria,
    profesión o comercio sobre
    el que el gremio tuviera jurisdicción; dispondría
    de autonomía en cuanto a los problemas relativos de la
    producción; y representantes se elegirían
    democráticamente. Incluso los gestores serían
    elegidos democráticamente por los trabajadores y
    debían poner en práctica lo que éstos
    decidieran.

    Los socialistas corporativos nunca se pusieron de
    acuerdo sobre qué tipo de Estado
    debería gobernar esta sociedad. Algunos pensaban que el
    Estado tenía que desempeñar únicamente
    funciones de
    defensa del orden público, la defensa nacional y las
    relaciones con el exterior. Otros, concretamente Cole,
    defendían un sistema de gobierno mediante comunas, que
    tendrían organizaciones
    para representar a los consumidores y a los productores, y se
    encargarían de la planificación económica nacional, de
    legislar e interpretar las leyes, de
    gestionar las finanzas y de
    responsabilizarse tanto de la defensa nacional como de las
    relaciones con el exterior.

    Casi todos los socialistas corporativos pensaban que el
    cambio del capitalismo al socialismo debía ser
    fundamentalmente económico y no político, por lo
    que consideraban que la acción
    política era únicamente un medio para propagar sus
    ideas. En lugar de la acción política desarrollaron
    el principio de acaparar el control, para que los trabajadores,
    unidos mediante sindicatos,
    pudieran ir conquistando gradualmente el control de la
    administración de las empresas
    industriales y conseguir arrebatárselas a los propietarios
    privados.

    La primera organización creada para fomentar los
    principios del socialismo corporativo fue el movimiento de
    Restauración de los Gremios, creado en 1906 y reemplazado
    en 1915 por la Liga Nacional de Gremios. El liderazgo de
    esta organización fue disminuyendo a partir de la
    década de 1920, a medida que el Partido Laborista
    aumentaba el número de afiliados y su importancia. En 1930
    la Liga ya no existía.

    -Socialismo Cristiano

    Movimiento de mediados del siglo XIX surgido dentro de
    la Iglesia de
    Inglaterra que se
    unió a la idea de que el socialismo es el resultado
    directo del desarrollo del cristianismo
    y, para ser efectivo, debe estar basado en principios cristianos.
    Sus principales defensores eran Frederick Maurice, Charles
    Kingsley y John Ludlow, quien en el año 1848 empezó
    a publicar Políticas para la gente, un periódico
    semanal que apoyaba a la clase trabajadora y animaba a los ricos
    a practicar la justicia y la caridad imbuidos del espíritu
    del compañerismo cristiano. Más tarde, este
    organismo publicó Tratado sobre el socialismo cristiano,
    fomentando la cooperación más que la competencia o
    rivalidad entre los trabajadores.

    En la práctica lo que ha ocurrido es que durante
    las décadas en que la dictadura totalitaria ha gobernado
    en nombre del socialismo y del comunismo, han dejado
    profundamente desacreditadas las ideas de la liberación
    social. En la mentalidad de las masas el socialismo se identifica
    con la gran potencia, con el
    autoritarismo, con la jerarquía de los funcionarios, con
    el control ideológico total.

    Por décadas, "la cortina de hierro" ha
    impedido que las ideas y los proyectos de la
    izquierda no estalinista llegasen a la URSS. Desde la
    caída de "la cortina" el vacío de ideas ha
    comenzado a ser llenado por diversas teorías
    y doctrinas reaccionarias: desde los testigos de Jehová al
    postmodernismo. Pero el pensamiento social occidental de
    izquierda de los años veinte a los noventa, permanece
    hasta ahora casi desconocido. No se puede tolerar más esta
    situación.

    El estalinismo ha aislado a la actual generación
    de los socialistas rusos de las principales corrientes del
    pensamiento socialista internacional y de la experiencia
    teórica y práctica acumulada en el pasado por sus
    antecesores. Todo lo que no provenía de la
    ideología oficial de Estado era silenciado o completamente
    distorsionado. El pensamiento revolucionario de la
    liberación puede desarrollarse sólo a través
    del diálogo
    entre tendencias diversas. El sectarismo, la psicosis
    aislacionista de distintos grupos es un callejón sin
    salida.

    La discusión, el enfrentamiento entre distintos
    puntos de vista sobre los principales problemas del socialismo,
    el estudio de las posiciones a favor o en contra de esta o
    aquella teoría o programa,
    representan la condición necesaria para la
    elaboración de una concepción del mundo de
    izquierda realmente científica y no
    superficial.

    Por esto, al igual que el resto de las ideologías
    extremistas, no tiene un gran futuro, pues el planteamiento es un
    tanto exagerado y sumamente utópico, con la diferencia que
    ésta ideología sí se ha llevado a la
    práctica, aunque como ya vimos, no con muy buenos
    resultados, lo que le han merecido una falta de confianza tal,
    que una sola nación
    en la tierra
    (Cuba) sigue creyendo en él (o por lo menos
    llevándolo a la práctica) a pesar de que el mundo
    entero opine (entiéndase en gran parte la oposición
    que Estados Unidos de
    América
    manifiesta a esta forma de gobierno).

    Si bien sus inicios se remontan a la época de la
    Revolución
    Francesa y los discursos de
    François Nöel Babeuf, el término
    comenzó a ser utilizado de forma habitual en la primera
    mitad del siglo XIX por los intelectuales
    radicales, que se consideraban los verdaderos herederos de
    la
    Ilustración tras comprobar los efectos sociales que
    trajo consigo la Revolución
    Industrial.

    Entre sus primeros teóricos se encontraban el
    aristócrata francés conde de Saint-Simon,
    Charles Fourier y el empresario
    británico y doctrinario utópico Robert Owen. Como
    otros pensadores, se oponían al capitalismo por razones
    éticas y prácticas. Según ellos, el
    capitalismo constituía una injusticia: explotaba a los
    trabajadores, los degradaba, transformándolos en máquinas o
    bestias, y permitía a los ricos incrementar sus rentas y
    fortunas aún más mientras los trabajadores se
    hundían en la miseria. Mantenían también que
    el capitalismo era un sistema ineficaz e irracional para
    desarrollar las fuerzas productivas de la sociedad, que
    atravesaba crisis
    cíclicas causadas por periodos de superproducción o
    escasez de
    consumo, no
    proporcionaba trabajo a toda la población (con lo que
    permitía que los recursos
    humanos no fueran aprovechados o quedaran infrautilizados) y
    generaba lujos, en vez de satisfacer necesidades.

    El socialismo suponía una reacción al
    extremado valor que el liberalismo
    concedía a los logros individuales y a los derechos
    privados, a expensas del bienestar colectivo.

    Sin embargo, era también un descendiente directo
    de los ideales del liberalismo político y
    económico. Los socialistas compartían con los
    liberales el compromiso con la idea de progreso y la
    abolición de los privilegios aristocráticos aunque,
    a diferencia de ellos, denunciaban al liberalismo por
    considerarlo una fachada tras la que la avaricia capitalista
    podía florecer sin obstáculos.

    Gracias a Karl Marx y a Friedrich Engels, el socialismo
    adquirió un soporte teórico y práctico a
    partir de una concepción materialista de la historia. El
    marxismo sostenía que el capitalismo era el resultado de
    un proceso histórico caracterizado por un conflicto
    continuo entre clases sociales opuestas. Al crear una gran clase
    de trabajadores sin propiedades, el proletariado, el capitalismo
    estaba sembrando las semillas de su propia muerte, y, con
    el tiempo, acabaría siendo sustituido por una sociedad
    comunista.

    En 1864 se fundó en Londres la Primera
    Internacional, asociación que pretendía establecer
    la unión de todos los obreros del mundo y se fijaba como
    último fin la conquista del poder político por el
    proletariado. Sin embargo, las diferencias surgidas entre Marx y
    Bakunin (defensor del anarquismo y contrario a la centralización jerárquica que Marx
    propugnaba) provocaron su ruptura. Las teorías marxistas
    fueron adoptadas por mayoría; así, a finales del
    siglo XIX, el marxismo se había convertido en la
    ideología de casi todos los partidos que defendían
    la emancipación de la clase trabajadora, con la
    única excepción del movimiento laborista de los
    países anglosajones, donde nunca logró
    establecerse, y de diversas organizaciones anarquistas que
    arraigaron en España e
    Italia, desde
    donde se extendieron, a través de sus emigrantes
    principalmente, hacia Sudamérica.

    También aparecieron partidos socialistas que
    fueron ampliando su capa social (en 1879 fue fundado el Partido
    Socialista Obrero Español).
    La transformación que experimentó el socialismo al
    pasar de una doctrina compartida por un reducido número de
    intelectuales y activistas, a la ideología de los partidos
    de masas de las clases trabajadoras coincidió con la
    industrialización europea y la formación de un gran
    proletariado.

    Los socialistas o socialdemócratas (por aquel
    entonces, los dos términos eran sinónimos) eran
    miembros de partidos centralizados o de base nacional organizados
    de forma precaria bajo el estandarte de la Segunda Internacional
    Socialista que defendían una forma de marxismo
    popularizada por Engels, August Bebel y Karl Kautsky. De acuerdo
    con Marx, los socialistas sostenían que las relaciones
    capitalistas irían eliminando a los pequeños
    productores hasta que sólo quedasen dos clases
    antagónicas enfrentadas, los capitalistas y los obreros.
    Con el tiempo, una grave crisis económica dejaría
    paso al socialismo y a la propiedad colectiva de los medios de
    producción.

    Mientras tanto, los partidos socialistas, aliados con
    los sindicatos, lucharían por conseguir un programa
    mínimo de reivindicaciones laborales. Esto quedó
    plasmado en el manifiesto de la Segunda Internacional Socialista
    y en el programa del más importante partido socialista de
    la época, el Partido Socialdemócrata Alemán
    (SPD, fundado en 1875). Dicho programa, aprobado en Erfurt en
    1890 y redactado por Karl Kautsky y Eduard Bernstein,
    proporcionaba un resumen de las teorías marxistas de
    cambio histórico y explotación económica,
    indicaba el objetivo final (el comunismo), y establecía
    una lista de exigencias mínimas que podrían
    aplicarse dentro del sistema capitalista.

    Estas exigencias incluían importantes reformas
    políticas, como el sufragio
    universal y la igualdad de derechos de la
    mujer, un sistema de protección social (seguridad
    social, pensiones y asistencia médica universal), la
    regulación del mercado de
    trabajo con el fin de introducir la jornada de ocho horas
    reclamada de forma tradicional por anarquistas y sindicalistas y
    la plena legalización y reconocimiento de las asociaciones
    y sindicatos de trabajadores.

    Los socialistas creían que todas sus demandas
    podían realizarse en los países democráticos
    de forma pacífica, que la violencia
    revolucionaria podía quizás ser necesaria cuando
    prevaleciese el despotismo (como en el caso de Rusia) y
    descartaban su participación en los gobiernos burgueses.
    La mayoría pensaba que su misión era
    ir fortaleciendo el movimiento hasta que el futuro derrumbamiento
    del capitalismo permitiera el establecimiento del socialismo.
    Algunos (como por ejemplo Rosa Luxemburg) impacientes por esta
    actitud
    contemporizadora, abogaron por el recurso de la huelga general
    de las masas como arma revolucionaria si la situación
    así lo requería.

    El SPD proporcionó a los demás partidos
    socialistas el principal modelo
    organizativo e ideológico, aunque su influencia fue menor
    en la Europa meridional. En Gran Bretaña los poderosos
    sindicatos intentaron que los liberales asumieran sus demandas
    antes que formar un partido obrero independiente. Hubo, pues, que
    esperar hasta 1900 para que se creara el Partido Laborista, que
    no adoptó un programa socialista dirigido hacia la
    propiedad colectiva hasta 1918.

    Por el socialismo surgieron los Bolcheviques y socialdemócratas
    ya que en la I Guerra Mundial y
    la Revolución
    Rusa provocaron la ruptura de la Segunda Internacional entre
    los partidarios del bolchevismo de Lenin y los
    socialdemócratas reformistas, que habían respaldado
    en su mayoría a los gobiernos nacionales durante la
    guerra a pesar
    de las proclamaciones pacifistas de la Internacional. Los
    primeros fueron conocidos como comunistas y los segundos
    siguieron siendo, durante todo el periodo de entreguerras, la
    corriente dominante del movimiento socialista europeo, contando
    con el apoyo del electorado en general bajo una serie de nombres:
    Partido Laborista en Gran Bretaña, Países Bajos y
    Noruega, Partido Socialdemócrata en Suecia y Alemania,
    Partido Socialista en Francia e Italia, Partido Socialista Obrero
    en España, y Partido Obrero en Bélgica.

    En estos años, en el seno de estos partidos
    socialistas se produjo la escisión de grupos proclives al
    comunismo leninista, apareciendo así los partidos
    comunistas en diferentes países como Francia, Italia o
    España (el Partido Comunista de España fue fundado
    en 1921). En la Unión Soviética y, más
    tarde, en los países comunistas surgidos después de
    1945, el término socialista hacía referencia a una
    fase de transición entre el capitalismo y el comunismo, la
    etapa correspondiente a la dictadura del proletariado marxista.
    En los demás países, los socialistas aceptaron
    todas las normas
    básicas de la democracia
    liberal: elecciones libres, derechos fundamentales y libertades
    públicas, pluralismo político y soberanía del Parlamento. La rivalidad
    existente entre socialistas y comunistas sólo se
    interrumpió de forma transitoria como ocurrió a
    mediados de la década de 1930, para unir sus fuerzas
    contra el fascismo en la
    política denominada de ‘Frente
    Popular’.

    Después de 1945, los partidos socialistas se
    convirtieron, en la mayor parte de Europa occidental, en la
    principal alternativa frente a los partidos conservadores y
    democristianos, siendo Suiza y la República de Irlanda las
    principales excepciones. Aun manteniendo su antiguo compromiso
    con el socialismo como ‘estado final’, es decir, una
    sociedad en la que se anularan las diferencias sociales,
    desarrollaron un concepto de socialismo ‘como
    proceso’ propuesta que había sido anticipada por el
    revisionista alemán Eduard Bernstein a finales del siglo
    XIX.

    En la práctica, esto significaba que, mientras
    sus seguidores más comprometidos se aferraban a la idea de
    un objetivo final, los partidos socialistas, por esta
    época a menudo en el poder, se concentraban en reformas
    socioeconómicas factibles dentro del sistema capitalista.
    Aunque variaban según los países, las reformas
    socialistas incluían, en primer lugar, la introducción de un sistema de
    protección social (conocido como Estado de bienestar) que,
    en la formulación tomada del reformista liberal
    británico William Beveridge, protegiera a todos los
    ciudadanos "desde la cuna hasta la tumba", y en segundo lugar, la
    consecución del pleno empleo
    mediante técnicas
    de gestión macroeconómica desarrolladas por otro
    liberal, John Maynard Keynes.

    En Gran Bretaña estas reformas fueron llevadas a
    cabo por los primeros gobiernos laboristas de la posguerra. En el
    resto de Europa los socialistas alcanzaron algunos de sus
    objetivos, ya
    fuera en el seno de una coalición gubernamental con otros
    partidos (como fue el caso de Bélgica y Países
    Bajos, y, en la década de 1970 en Alemania) o ejerciendo
    una presión
    efectiva sobre los gobiernos no socialistas.

    Fue sobre todo después de 1945 cuando se
    relacionó el socialismo con la gestión de la
    economía por parte del Estado y con la expansión
    del sector
    público a través de las
    nacionalizaciones.

    Aunque los activistas socialistas concebían la
    propiedad estatal como un primer paso hacia la abolición
    del capitalismo, las nacionalizaciones tenían por lo
    general objetivos más prácticos, como rescatar
    empresas capitalistas débiles o ineficaces, proteger el
    empleo, mejorar las condiciones de trabajo o controlar las
    empresas de servicio
    público.

    A pesar de que las nacionalizaciones han sido
    relacionadas a menudo con los partidos socialistas fueron con
    frecuencia los gobiernos de partidos no socialistas los que
    recurrían a ellas, como ocurrió en Francia
    (1945-1947), Austria (1945-1947) e Italia (1945-1947 y en la
    década de 1960). Por el contrario, un partido socialista
    triunfante como el Partido Socialdemócrata Sueco, en el
    poder desde 1932 hasta 1976, entre 1982 y 1991 y de nuevo desde
    1994, no recurrió a la propiedad estatal y optó en
    cambio por controlar el mercado del trabajo y mantener el pleno
    empleo, a la vez que creaba un sistema de ‘salarios
    justos’ conocido con el nombre de ‘política
    solidaria de salarios’. Los socialdemócratas
    alemanes, que formaron varios gobiernos de coalición entre
    1966 y 1982, se centraron en el desarrollo
    económico y experimentaron con formas de democracia
    industrial.

    En el aspecto internacional, la mayoría de los
    partidos socialistas se alinearon junto a Occidente durante la
    Guerra
    fría, aunque importantes minorías dentro de
    cada partido intentaran hallar una vía intermedia entre la
    democracia capitalista y el comunismo soviético,
    denunciaron la política exterior estadounidense y
    expresaron su solidaridad con
    los países en vías de desarrollo.

    En lo sustancial, el socialismo ha seguido estando
    limitado a Europa occidental o a países cuya
    población es o ha sido de origen europeo, como Australia,
    Nueva Zelanda, Israel o varios
    países latinoamericanos. La principal excepción la
    constituyen los Estados Unidos, donde nunca ha existido un
    partido socialista importante, algo que ha dejado a menudo
    perplejos a los teóricos socialistas, que se equivocaron
    al creer que la industrialización conlleva siempre el
    advenimiento del socialismo. En el resto del mundo se
    consideró al socialismo como una variante del comunismo,
    de ahí las frecuentes referencias que se hacen al
    socialismo africano y al socialismo árabe.

    En Latinoamérica existen partidos socialistas
    importantes en Chile, Ecuador,
    Venezuela y
    Uruguay; en
    otros países forman frentes políticos con otras
    organizaciones. El partido socialista más antiguo de
    Latinoamérica es el argentino, fundado en 1896 por
    socialistas alemanes e italianos. En Brasil el Partido
    Socialista se fundó en 1916. En Chile los movimientos
    socialistas se transformaron en partido político en 1915.
    El primer diputado socialista del Uruguay fue elegido en 1911. En
    Puerto Rico, Santiago Iglesias, hermano de Pablo Iglesias,
    dirigente socialista español, fue elegido diputado en
    1917. En Cuba, el Partido Socialista fue fundado en 1910. En
    México
    muchos socialistas están incluidos en el oficialista
    Partido Revolucionario Institucional (PRI), así como en
    partidos de la oposición de izquierdas. En general, y bajo
    la denominación socialista, obrerista, trabalhista
    (Brasil), los movimientos socialistas tienen gran importancia en
    toda la América de habla hispana.

    En Asia, más
    que una doctrina de claro cuño anticapitalista, el
    socialismo era sólo una ideología que
    defendía la modernización por parte del Estado,
    liberado de cualquier presión colonial o imperialista.
    Aunque sólo en contadas ocasiones desembocaron en la
    formación de partidos independientes basados en el modelo
    occidental europeo, las ideas socialistas tuvieron una gran
    influencia en los movimientos independentistas anticoloniales, en
    especial sobre el Congreso Nacional Indio de la India, el
    Congreso Nacional Africano de Sudáfrica y sobre algunos
    regímenes poscoloniales, como fue el caso de Zambia,
    Tanzania y Zimbabwe.

    La relación entre el primer Estado comunista y el
    resto del mundo fue, lógicamente, problemática.
    Para Occidente, un gobierno comunista siempre constituiría
    una amenaza y desde su implantación, se intentó
    destruirlo por la fuerza; estos intentos no hicieron más
    que reforzar los esfuerzos del gobierno comunista por
    salvaguardar su integridad extendiendo la revolución al
    resto del mundo. A pesar de su posición aislada y
    amenazada, el régimen comunista también necesitaba
    establecer relaciones comerciales y alianzas con otros
    países.
    Entre 1945 y 1975 el número de países comunistas
    aumentó espectacularmente, en parte porque los
    países vencedores de la II Guerra Mundial se repartieron
    el mundo y, en parte, porque los movimientos revolucionarios
    comunistas fueron ganando fuerza en muchos países del
    Tercer Mundo.
    Los rápidos cambios políticos ocurridos en Europa
    del Este, la URSS y otros lugares del mundo entre 1989 y 1991
    redujeron de forma dramática el número de
    regímenes comunistas existentes. Los gobiernos comunistas
    que aún perduran siguen leales a las doctrinas de Marx y
    Lenin, pero difieren no sólo en tamaño y desarrollo
    industrial, sino también en la interpretación de sus principios, objetivos
    y forma de gobierno. El comunismo mundial también abarca
    numerosos movimientos que luchan por el poder y son
    todavía más heterogéneos que los
    regímenes comunistas existentes.

    LA PLUSVALÍA O PLUSVALOR

    Valor-Trabajo

    Para el marxismo, el valor está determinado por
    el trabajo que los bienes contienen, y este se mide por el tiempo
    necesario para producirlo. Según él, sólo el
    trabajo es lo que posibilita que un bien tenga valor. Con esto
    quiere decir que hay bienes con un gran valor y cuya
    obtención ha costado poco trabajo. En conclusión a
    mayor tiempo de trabajo corresponde mayor valor e inversamente a
    menor tiempo menos valor. Por eso, una máquina que tiene
    una gran productividad, proporcionará artículos
    más baratos, mientras que si el mismo producto es hecho a
    mano, será más caro.

    Marx analiza el movimiento económico de la
    sociedad burguesa ajustándose a dos supuestos: que las
    mercancías se intercambian por sus respectivos valores y que
    el mercado se encuentra en condiciones de permanente equilibrio
    entre oferta y demanda.
    Estos dos supuestos son irreales, porque las mercancías no
    se intercambian por sus valores sino por los precios de
    mercado, que fluctúan permanentemente según los
    desequilibrios entre la oferta y la
    demanda:
    cuando la oferta excede a la demanda los precios descienden por
    debajo de su valor de mercado (valor de la oferta) y viceversa
    cuando ocurre lo contrario.

    Marx afirma en su libro "El
    capital" que cuando la oferta y la demanda se anulan mutuamente,
    dejan de explicar nada, no actúan sobre el valor de
    mercado, y con más razón nos dejan a oscuras en
    cuanto a por qué el valor de mercado se expresa
    precisamente en esta suma de dinero y no en
    otra.

    Si partimos de la premisa real de que no se puede sacar
    más valor del realmente producido globalmente, queda claro
    que, en realidad, todo lo que unos capitalistas pueden llegar a
    ganar utilizando el engaño o la estafa, otros lo tienen
    necesariamente que perder, única manera de que la masa de
    ganancia del capital social global, coincida con la
    plusvalía total producida, que la ganancia proviene de
    comprar barato y/o vender más caro, como lo nombra Marx al
    decir que puede ocurrir que el poseedor de mercancías A
    sea tan astuto, que engañe a sus colegas B o C y que
    éstos, pese a toda su buena voluntad, no sean capaces de
    tomarse la revancha. A vende a B vino por valor 40 libras
    esterlinas y recibe a cambio trigo por valor de 50 libras.
    Mediante esta operación A habrá convertido sus 40
    libras en 50, sacando más dinero del que invirtió y
    transformando su mercancía en capital. Observemos la cosa
    más de cerca. Antes de realizarse esta operación,
    teníamos en manos de A vino por valor de 40 libras
    esterlinas y en manos de B trigo por valor de 50 libras, o sea,
    un valor total de 90 libras esterlinas.

    El valor circulante no ha aumentado ni un átomo: lo
    único que ha variado es su distribución
    entre A y B. Lo que de un lado aparece como
    plusvalía, es del otro lado
    minusvalía; lo que de una parte representa un
    más, representa de la otra un menos. Si A hubiese robado
    las 10 libras a B, sin guardar las formas del intercambio, el
    resultado sería el mismo. Es evidente que la suma de
    los valores
    circulantes no aumenta, ni puede aumentar por muchos cambios que
    se operen en su distribución, del mismo modo que la masa
    de los metales preciosos
    existentes en un país no aumenta por el hecho de que un
    judío venda un céntimo del tiempo de la reina Ana
    por una guinea. La clase capitalista de un país no puede
    engañarse a sí misma en bloque.

    El pensamiento positivo de Marx respecto del valor y del
    plusvalor es el siguiente que cada trabajo concreto
    produce un valor de uso específico, destinado a satisfacer
    una necesidad social también específica. El
    conjunto de los trabajos concretos da por resultado el universo de
    los valores de uso que constituyen la riqueza de la sociedad.
    Este trabajo colectivo o social que resume en sí al
    universo de
    trabajos concretos haciendo abstracción de todos ellos, es
    trabajo general, o indiferenciado, gasto de energía humana
    indistinta del cuerpo humano
    de cada trabajador. De ahí que Marx le denomine "trabajo
    abstracto".

    Marx también dice que si ponemos a un lado el
    valor de uso del cuerpo de las mercancías,
    únicamente les restará una propiedad: la de ser
    productos del
    trabajo. Reduciendo se a trabajo humano indiferente, a trabajo
    abstractamente humano.

    De esta forma, a través de la competencia, en el
    mercado opera la tendencia objetiva a actualizar una media o
    promedio de trabajo social, que Marx denomina "trabajo
    socialmente necesario
    " para la producción de cada
    mercancía.

    Obviamente, en la sociedad capitalista los trabajos se
    valoran según el mayor o menor grado de complejidad
    respecto del trabajo más simple que todo asalariado posee
    por término medio sin necesidad de un desarrollo especial.
    El carácter de este trabajo medio
    simple
    varía según los diversos países y
    épocas culturales, pero es un dato de la realidad para una
    sociedad determinada. Así, en la España anterior e
    inmediatamente posterior a la guerra civil, donde un 64% de la
    población era analfabeta, el trabajo medio simple estaba
    fijado por ese nivel cultural y la carencia de todo oficio,
    mientras que hoy día exige como mínimo estudios
    preuniversitarios y una formación profesional
    específica.

    Marx dice que en la sociedad de productores privados,
    los particulares o las familias cargan con los costes de
    formación del trabajador calificado; por eso corresponde a
    los particulares el precio, más alto, de la fuerza de
    trabajo calificada: el esclavo hábil se vende más
    caro, y el obrero hábil cobra salario
    más alto.

    En la sociedad organizada de un modo socialista, es la
    sociedad la que carga con esos costes, y por eso le pertenecen
    también los costes, los valores mayores producidos por el
    trabajo compuesto. El trabajador mismo no tiene derecho a
    reclamar más que los otros.

    La teoría de Marx es totalmente opuesta al
    capitalismo que vivimos actualmente, a pesar de que esta
    cimentada en principios que, como tales son buenos, a mi criterio
    se necesitarían muchísimos valores de los cuales
    carecemos en el presente para llevarla acabo.

    Marx llegó al trabajo como la esencia de todo
    valor; el valor es una propiedad objetiva de todas las
    mercancías, por lo tanto tenía que encontrar su
    raíz en algo más que en la oferta y la demanda, el
    precio refleja un valor causado por el elemento común a
    todas las mercancías: el trabajo.

    Marx reconocía, como los clásicos, que en
    condiciones de competencia los precios fluctúan en
    torno a un
    punto definido. Si el precio de venta de una
    mercancía cae por debajo del coste de producción,
    el productor se verá expulsado del mercado. Si el precio
    de venta supera al de producción, aparece un exceso de
    beneficios, que atrae a los competidores y lleva a un exceso de
    producción, de manera que el precio disminuye. En
    consecuencia el punto alrededor del cual fluctúan los
    precios es el coste de producción, que para Marx es el
    coste del trabajo; Marx consideraba que el valor viene
    determinado por la producción.

    Si el valor de cambio de las mercancías viene
    determinado por el tiempo de trabajo que contienen
    ¿Cómo puede conciliarse esto con que los precios de
    mercado de las mercancías discrepen de su valor trabajo?,
    sabemos que la competencia garantiza una tasa uniforme de
    beneficio en toda la economía, con la teoría
    marxista del valor los beneficios tienen que ser más altos
    en las empresas intensivas en trabajo, pero esto no sucede. Marx
    creía que la solución del problema es que la
    competencia entre las empresas tiende a establecer una tasa
    uniforme de beneficio para todas las empresas.

    Según Marx, el coste de una mercancía se
    diferencia de su precio de venta en la cantidad media de
    ganancia, "las desviaciones del precio se anulan mediante una
    distribución uniforme de la plusvalía".

    Para Marx, los economistas clásicos raramente
    intercambiaban unas mercancías por otras, sino por dinero.
    Los escritos de Marx establecen una revolución mundial,
    que crearía una sociedad sin propiedad privada, "el
    comunismo conlleva una apropiación de la esencia humana y
    un retorno del hombre social, es decir humano, se soluciona el
    conflicto entre hombre y naturaleza y entre existencia y
    esencia".

    El comunismo soviético

    Conviene que utilicemos el nombre de comunismo
    soviético para referirnos al sistema económico
    dominante en el este de Europa, Rusia, China y otros
    países durante gran parte del siglo XX  y
    diferenciarlo así de los sistemas socialista y comunista
    previstos por Karl Marx o propuestos por otros autores
    clásicos o contemporáneos.

    El imperio ruso había estado creciendo y
    consolidándose hasta que, a principios del siglo XX,
    ocupaba un amplísimo territorio, en gran parte desierto,
    muy mal comunicado.  Parte de su población
    seguía en formas de vida neolíticas, en
    poblaciones agrícolas incomunicadas. Una
    pequeña proporción de la población
    vivía en ciudades.  Los bajos índices de
    alfabetización de la población habían
    impedido el triunfo de la revolución burguesa y liberal de
    otros países europeos. La forma de gobierno se
    había destacado siempre por una extraordinaria
    concentración de poder en un estado monárquico
    absolutista. Pero la primera guerra
    mundial hizo que la dinastía zarista, ya muy
    debilitada antes de la guerra, entrara en crisis y cayera. Los
    conflictos por
    la toma del poder vacante enfrentaron dos programas de
    gobierno radicalmente diferentes, el proyecto liberal
    encabezado por Kerensky, y el estatalista encabezado por el
    bolchevique Lenin. Fue este último el que se hizo con el
    poder e inicia un experimento social a una escala sin
    precedentes. Un nuevo sistema económico del que no
    había más que bosquejos teóricos, se impone
    a un inmenso país.

    A lo largo de la historia  de la humanidad, el
    conflicto entre los administradores de la sociedad y el individuo
    había sido una constante. Ese conflicto se había
    resuelto siempre en tablas. En algunas sociedades los individuos
    tenían mucha capacidad de iniciativa y libertad para
    adoptar decisiones, por ejemplo, en la Grecia
    Clásica; en otras, el estado concentraba mucho poder, como
    en algunas dinastías faraónicas. Pero siempre
    habían coexistido ambas formas de adopción
    de decisiones económicas. En el comunismo
    soviético, por primera vez, se intenta montar un sistema
    en el que todas las decisiones económicas sean
    planificadas por el estado.

    A mediados de los años treinta Stalin anuncia
    haberlo conseguido. Toda la propiedad privada sobre medios de
    producción ha desaparecido. La tierra y las
    fábricas, el comercio, la construcción, todos los medios de transporte,
    comunicación e información son propiedad y están
    controlados por el aparato del estado. Todos los ciudadanos
    trabajan en los puestos que les ha asignado el gobierno; todos
    los bienes y servicios que
    adquieren o reciben son proporcionados por el estado. En los
    demás países comunistas China, Europa oriental,
    sudeste asiático y Cuba no se alcanza ese grado, pero el
    gasto del estado representa en todos los casos más del 95%
    de la renta pero todo este sistema finaliza con un notable
    fracaso que será explicado posteriormente.

    MATERIALISMO

    Marx asume de Hegel que la
    realidad no es estática,
    sino dinámica y cambiante; que la realidad se
    encuentra en proceso de superación constante y que son las
    contradicciones u oposiciones el motor del cambio
    o transformación. Pero, a diferencia de Hegel, que con su
    idealismo
    concebía esta superación como un proceso guiado por
    una racionalidad, una idea o conciencia (un Dios), Marx, con su
    materialismo, ve el proceso guiado y determinado por las
    condiciones concretas materiales y
    económicas.

    El idealismo hegeliano establecía que las ideas
    gobiernan los acontecimientos del mundo. El materialismo marxiano
    defensa que las condiciones materiales y económicas
    determinan nuestras ideas. Las ideas no son entidades
    autónomas, sino esencias o verdades que descubrimos; son
    ideología o "pensamiento deformado". Mis ideas y mi
    conciencia son un resultado o una consecuencia del propio proceso
    vital. Así, Marx concibe la misma filosofía de
    Hegel como resultado de la realidad alemana del momento. Las
    condiciones de orden económico, fundamentales y
    determinantes, constituyen la infraestructura de una sociedad;
    las ideologías, instituciones, religión, normas,
    moral, etc.,
    que dependen de ella, constituyen la superestructura.

    También de Hegel toma Marx los tres momentos del
    proceso de superación o dialéctico. Un proceso
    hecho de oposiciones o contradicciones que se reconcilian: una
    afirmación (una tesis o una
    situación inicial), una negación (antítesis o la negación,
    alienación, de la situación inicial) y una
    negación de la negación (una síntesis o una
    reconciliación de los opuestos). Ahora bien, Marx rechaza
    el uso abstracto y alejado de la vida cotidiana del método
    dialéctico. Para él, las contradicciones son
    concretas y materiales: el capitalismo industrial engendra su
    negación concreta en el proletariado, la clase de los que
    no tienen, la clase negada, y esta contradicción se
    superará en una sociedad sin clases, la negación de
    la negación. Es más, toda la historia de la
    humanidad está llena de contradicciones
    concretas.

    Marx introdujo la expresión materialismo
    histórico para referirse a su método
    científico de análisis de la realidad
    histórica, un método que aspira a descubrir causas
    materiales y establece el carácter dialéctico de la
    historia. Insistía en la necesidad de realizar una
    científica anatomía de la
    sociedad; a menudo repetía que para comprender los
    fenómenos sociales es preciso penetración
    científica y un poco de amor a los
    hombres.

    La expresión materialismo dialéctico, no
    es de Marx, sino que fue introducida por Engels; la
    acuñó recogiendo la concepción
    dialéctica implícita en el materialismo
    histórico pero extendiéndola o aplicándola a
    todos los ámbitos de la realidad, incluso a la
    naturaleza.

    Con el materialismo dialéctico se señala
    la filosofía oficial del comunismo, en cuanto
    teoría dialéctica de la realidad. Más que de
    un materialismo se trata en realidad de una dialéctica
    naturalista cuyos principios fueron expuestos por Marx, y
    desarrollados por Engels, en una forma que más tarde ha
    sido más o menos servilmente seguida por los filósofos del mundo comunista, que son los
    únicos discípulos de tal filosofía.
    Según Engels, Hegel reconoció perfectamente las
    leyes de la dialéctica, pero las consideró como
    «puras leyes del pensamiento» y de tal manera no
    fueron sacadas de la naturaleza y de la historia, sino otorgadas
    a ellas desde lo alto como leyes del pensamiento. Pero si damos
    vuelta a la cosa, todo resulta simple: las leyes de la
    dialéctica que en la filosofía idealista aparecen
    como extremadamente misteriosas, resultan en seguida simples y
    claras y serán expuestas después con mucha
    claridad. El conjunto de estas leyes determina, según
    Engels, la evolución necesaria, y necesariamente
    progresiva, del mundo natural. La evolución
    histórica sigue a la natural, con las mismas leyes. El
    sentido del proceso total es optimista. La
    organización de la producción según un
    plan, tal como
    se hará en la sociedad comunista, está destinada a
    elevar a los hombres por encima del mundo animal desde el punto
    de vista social, como el uso de los instrumentos de la
    producción lo ha hecho desde el punto de vista de la
    especie. Según se ve, el materialismo dialéctico de
    Engels no es más que la teoría de la
    evolución interpretada según los términos de
    las fórmulas dialécticas hegelianas, y conducida a
    su resultado más optimista.

    Se consideran actualmente como partes integrantes del
    materialismo dialéctico, el materialismo histórico
    y el materialismo metafísico. Acerca del segundo han
    insistido, más que Marx y Engels, Lenin y los comunistas
    rusos. Lenin recapituló así la tesis del
    materialismo: 1) Hay cosas que existen independientemente
    de nuestra conciencia, independientemente de nuestras
    sensaciones, fuera de nosotros. 2) No existe y no puede
    existir ninguna diferencia de principio entre el fenómeno
    y la cosa en sí. La única diferencia efectiva es
    entre lo conocido y lo que aún no lo es. 3) Acerca
    de la teoría del
    conocimiento, como en todos los otros campos de la ciencia, se
    debe razonar dialécticamente, es decir, no suponer nunca
    nuestro conocimiento,
    como invariable y ya hecho, sino analizar el proceso por el cual
    el
    conocimiento nace de la ignorancia o gracias al cual el
    conocimiento vago o incompleto resulta conocimiento más
    adecuado y preciso. Como se ve, tampoco estas tesis expresan una
    concepción materialista, sino que constituyen una
    reivindicación del realismo
    gnoseológico.

    El materialismo dialéctico se opone al idealismo,
    en el sentido en que considera que no existe más realidad
    fundamental que la materia; pero
    la materia no es una realidad inerte, sino dinámica, que
    contiene en sí la capacidad de su propio movimiento, como
    resultado de la lucha de los elementos contrarios, (siendo la
    contradicción la esencia de la realidad, al igual que para
    Hegel), que se expresa en el movimiento dialéctico.
    Así, el movimiento hegeliano de la idea a la cosa y a su
    reconciliación, queda invertido, según la famosa
    frase de Marx, pasando a convertirse en un movimiento que va de
    la cosa a la idea y a su futura reconciliación. Todo el
    bagaje conceptual de la dialéctica hegeliana es conservado
    por el materialismo dialéctico, pero orientado ahora en la
    dirección opuesta.

    El materialismo dialéctico no se opone
    sólo al idealismo hegeliano, sino a toda concepción
    mecanicista y atomista de la naturaleza, es decir, no finalista.
    Se opone, pues, a la concepción que había
    predominado en la ciencia en el siglo XVIII y que lo
    seguiría haciendo en los siglos XIX y XX. Es propia del
    idealismo hegeliano la afirmación de un final feliz de la
    historia, de una reconciliación de la realidad consigo
    misma en el Espíritu Absoluto, como resultado mismo del
    movimiento dialéctico, una finalidad que no
    desaparecerá del materialismo dialéctico, al
    conservar, como lo hace, la dialéctica hegeliana para
    explicar el movimiento en la naturaleza.

    Las propiedades que el materialismo dialéctico
    atribuye a la materia derivan de su concepción de la misma
    como única realidad objetiva, que es captada mediante
    los sentidos,
    permitiendo así su conocimiento. Del análisis de la
    materia se desprende que es infinita en duración,
    extensión, profundidad y movimiento. Que la materia es
    infinita en duración quiere decir que es eterna, increada
    e indestructible, por lo que el tiempo será concebido como
    una forma de existencia de la materia, constituyendo la eternidad
    y la temporalidad dos contrarios dialécticos de la
    materia. Que es infinita en extensión supone afirmar la
    infinitud del espacio. La afirmación de que es infinita en
    profundidad se refiere a la inagotable variedad de formas
    materiales, que se encuentran sometidas a un cambio perpetuo, es
    decir, a un movimiento infinito: movimiento y materia son
    inseparables.

    En cuanto a la conciencia, se distinguen cuatro formas o
    tipos de conciencia: la conciencia de sí, por la que
    accedemos al conocimiento de nuestro propio ser; la conciencia
    psicológica, por la que conocemos nuestra propia identidad y la
    diferenciamos de la de los demás y de las otras cosas; la
    conciencia de clase, por la que accedemos al conocimiento de los
    intereses del grupo social
    al que pertenecemos; y la conciencia social, que se forma en las
    sociedades humanas como una especie de trasfondo
    ideológico, por el que asumimos creencias y costumbres al
    margen de toda consideración crítica. La relación de la materia
    con la conciencia no dejará de plantear problemas, al ser
    concebida la conciencia como el resultado de las fuerzas
    materiales, que la determinan, no quedando, según la
    formulación tradicional del problema, espacio para la
    acción de una conciencia libre, de una conciencia que se
    autodetermina. La conciencia es necesariamente un producto, una
    manifestación, de la materia, inseparable de ella. Como
    tal, representa la capacidad que tiene el ser humano de
    comprender, pero también de amar y de decidir
    libremente.

    Retomando otra vez el tema de las leyes el materialismo
    dialéctico nos propone una interpretación de la
    realidad concebida como un proceso material en el que se suceden
    una variedad infinita de fenómenos, a partir de otros
    anteriormente existentes. Esta sucesión, no obstante, no
    se produce al azar o arbitrariamente, ni se encamina hacia la
    nada o el absurdo: todo el proceso está regulado por leyes
    que determinan su evolución desde las formas más
    simples a las más complejas, y que afectan a toda la
    realidad, natural y humana.

    Las leyes según las cuales la materia se mueve y
    se transforma son leyes dialécticas. Al igual que ocurre
    con la dialéctica hegeliana, que es simultáneamente
    un método y la expresión misma del dinamismo de la
    realidad, la dialéctica de Marx y Engels encerrará
    ese doble significado. No se puede convertir, sin embargo, la
    dialéctica en un proceso mecánico, en el que se
    suceden los tres momentos del movimiento (tesis, antítesis
    y síntesis), como se hace a menudo con Hegel, en un
    esquema mecánico sin contenido alguno. La
    dialéctica nos ofrece, pues, leyes generales, que son el
    fundamento de toda explicación de la realidad, pero
    también que afectan a toda la realidad (naturaleza,
    sociedad, pensamiento) y que son objetivas, independientes de la
    naturaleza humana. Marx y Engels enunciarán las siguientes
    tres leyes de la dialéctica:

    1. Ley de la unidad
    y lucha de contrarios

    Siguiendo los pasos de Heráclito y Hegel, Marx y Engels consideran
    que la realidad es esencialmente contradictoria. Todos los
    fenómenos que ocurren en la Naturaleza son el resultado de
    la lucha de elementos contrarios, que se hallan unidos en el
    mismo ser o fenómeno, siendo la causa de todo movimiento y
    cambio en la Naturaleza, en la sociedad y en el pensamiento. Con
    esta ley se explica, pues, el origen del movimiento. Entre los
    argumentos que se aportan para justificar esta explicación
    predominan los procedentes de las ciencias
    (Física,
    Ciencias
    naturales, Matemáticas, Economía), pero
    también de la Historia y de la filosofía. Entre las
    parejas de contrarios puestas como ejemplos podemos citar:
    atracción y repulsión, movimiento y reposo,
    propiedades corpusculares y ondulatorias, herencia y
    adaptación, excitación e inhibición, lucha
    de clases, materia y forma, cantidad y cualidad, sustancia y
    accidentes.

    2. Ley de transición de la cantidad a la
    cualidad

    Hablamos de cambio cualitativo cuando una cosa se
    transforma en otra que es esencialmente distinta. Según la
    ley de transición de la cantidad a la cualidad, el aumento
    o disminución de la cantidad de materia influye en la
    transformación de una cosa en otra distinta. La
    acumulación o disminución de la materia es
    progresiva, mientras que el cambio de cualidad supone una
    modificación radical de la cosa, una revolución.
    Con esta ley se explica el desarrollo de los seres y los
    fenómenos naturales, sociales, etc.

    Todos los objetos de la naturaleza poseen
    características mensurables, por lo que su esencia, su
    cualidad, es inseparable de los aspectos cuantitativos. Cuando
    una cosa pasa de poseer una cualidad a poseer otra hablamos de
    "salto cualitativo". Como todo movimiento es el resultado de la
    lucha de elementos contrarios, el salto cualitativo supone la
    resolución de una contradicción, que da lugar a una
    nueva realidad, que representa un avance en el desarrollo de la
    Naturaleza. El salto cualitativo no supone el mero cambio de una
    cualidad por otra, sino por otra que supera, de alguna manera, a
    la anterior.

    3. Ley de negación de la
    negación.

    La ley de negación de la negación completa
    la anterior, explicando el modo en que se resuelve la
    contradicción, dando paso a una realidad nueva que
    contiene los aspectos positivos de lo negado. El primer momento
    del movimiento dialéctico, el de la afirmación,
    supone la neta existencia de una realidad; el segundo momento, el
    de la negación, supone la acción del elemento
    contrario que, en oposición con el primer momento, lo
    niega. El tercer momento, negando al segundo, que era ya, a su
    vez, la negación del primero, se presenta como el momento
    de la reconciliación, de la síntesis, recogiendo lo
    positivo de los dos momentos anteriores. Una vez alcanzado este
    estadio del movimiento nos encontramos ante una nueva realidad
    que entrará de nuevo en otro ciclo de
    transformación dialéctica, dando lugar, así,
    al desarrollo progresivo de la Naturaleza, de la sociedad humana
    y del pensamiento. Un desarrollo que se dirige hacia formas
    más completas, más perfectas, más
    integradoras, de la realidad.

    El materialismo dialéctico es llamado así
    porque su modo de abordar los fenómenos de la naturaleza,
    su método de estudiar estos fenómenos y de
    concebirlos, es dialéctico y su interpretación de
    los fenómenos de la naturaleza, su modo de enfocarlos, su
    teoría, materialista.

    El materialismo filosófico marxista se
    caracteriza por los siguientes rasgos fundamentales:

    A) En oposición al idealismo, que
    considera el mundo como la encarnación de la "idea
    absoluta", del "espíritu universal", de la "conciencia",
    el materialismo filosófico de Marx parte del criterio de
    que el mundo es, por su naturaleza, algo material; de que los
    múltiples y variados fenómenos del mundo
    constituyen diversas formas y modalidades de la materia en
    movimiento; de que los vínculos mutuos y las relaciones de
    interdependencia entre los fenómenos, que el método
    dialéctico pone de relieve, son
    las leyes con arreglo a las cuales se desarrolla la materia en
    movimiento; de que el mundo se desarrolla con arreglo a las leyes
    que rigen el movimiento de la materia, sin necesidad de
    ningún "espíritu universal".

    "La concepción materialista del mundo — dice
    Engels — significa sencillamente concebir la naturaleza tal y
    como es, sin ninguna clase de aditamentos
    extraños"

    Refiriéndose a la concepción materialista
    de un filósofo de la antigüedad, Heráclito,
    según el cual "el mundo, que es la unidad de todo lo
    existente, no ha sido creado por ningún dios ni por
    ningún hombre, sino que ha sido, es y será
    eternamente un fuego vivo que se enciende y se apaga con arreglo
    a leyes", dice Lenin: "He aquí una excelente
    definición de los principios del materialismo
    dialéctico".

    B) En oposición al idealismo, el cual
    afirma que sólo nuestra conciencia tiene una existencia
    real y que el mundo material, el ser, la naturaleza, sólo
    existe en nuestra conciencia, en nuestras sensaciones, en
    nuestras percepciones, en nuestros conceptos, el materialismo
    filosófico marxista parte del criterio de que la materia,
    la naturaleza, el ser, es una realidad objetiva, que existe fuera
    de nuestra conciencia e independientemente de ella; de que la
    materia es lo primario, ya que constituye la fuente de la que se
    derivan las sensaciones, las percepciones y la conciencia, y la
    conciencia lo secundario, lo derivado, ya que es la imagen refleja de
    la materia, la imagen refleja del ser; de que el pensamiento es
    un producto de la materia que ha llegado a un alto grado de
    perfección en su desarrollo, y más concretamente,
    un producto del cerebro, y
    éste el órgano del pensamiento, y de que, por
    tanto, no cabe, a menos de caer en un craso error, separar el
    pensamiento de la materia.

    "El problema de la relación entre el pensar y el
    ser, entre el espíritu y la naturaleza es dice Engels —
    el problema supremo de toda la filosofía. Los
    filósofos se dividían en dos grandes campos,
    según la contestación que diesen a esta pregunta.
    Los que afirmaban el carácter primario del espíritu
    frente a la naturaleza formaban en el campo del idealismo. Los
    otros, los que reputaban la naturaleza como lo primario,
    figuraban en las diversas escuelas del materialismo"

    Y más adelante "El mundo material y perceptible
    por los sentidos, del que formamos parte también los
    hombres, es el único mundo real. Nuestra conciencia y
    nuestro pensamiento, por más suprasensibles que parezcan,
    son el producto de un órgano material, corporal: el
    cerebro. La materia no es un producto del espíritu, y el
    espíritu mismo no es más que el producto supremo de
    la materia"

    Refiriéndose al problema de la materia y el
    pensamiento, Marx manifiesta que no es posible separar el
    pensamiento de la materia pensante ya que la materia es el sujeto
    de todos los cambios

    Lenin dice caracterizando el materialismo
    filosófico marxista que el materialismo en general
    reconoce la existencia objetivamente real del ser (la materia),
    independiente de la conciencia, de las sensaciones, de la
    experiencia. La conciencia no es más que un reflejo del
    ser, en el mejor de los casos su reflejo aproximadamente exacto
    (adecuado, ideal en cuanto a precisión)

    Es materia lo que, actuando sobre nuestros
    órganos sensoriales, produce las sensaciones; la materia
    es la realidad objetiva, que las sensaciones nos transmiten. La
    materia, la naturaleza, el ser, lo físico, es lo primario;
    el espíritu, la conciencia, las sensaciones, lo
    psíquico, es lo secundario. El cuadro del mundo es el
    cuadro de cómo se mueve y cómo piensa la materia y
    lo mas importante es que el cerebro es el orégano del
    pensamiento.

    C) En oposición al idealismo, que discute
    la posibilidad de conocer el mundo y las leyes por que se rige,
    que no cree en la veracidad de nuestros conocimientos, que no
    reconoce la verdad objetiva y entiende que el mundo está
    lleno de "cosas en sí", que jamás podrán ser
    conocidas por la ciencia, el materialismo filosófico
    marxista parte del principio de que el mundo y las leyes por que
    se rige son perfectamente cognoscibles, de que nuestros
    conocimientos acerca de las leyes de la naturaleza, comprobados
    por la experiencia, por la práctica, son conocimientos
    veraces, que tienen el valor de verdades objetivas, de que en el
    mundo no hay cosas incognoscibles, sino simplemente aún no
    conocidas, pero que la ciencia y la experiencia se
    encargarán de revelar y de dar a conocer.

    Tocando un poco mas a fondo el idealismo el sugiere ver
    a la materia como producto del espíritu. La primera
    manifestación de idealismo fue producto de la
    superstición e ignorancia del hombre primitivo, salvaje.
    Pero con el desarrollo de la producción, la
    separación entre trabajo manual y trabajo
    intelectual fue responsable de poner el idealismo como la primera
    entre las corrientes de pensamiento filosófico. Con el
    desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, hizo su
    aparición la división del trabajo; el ulterior
    desarrollo de la división del trabajo presenció el
    surgimiento de personas dedicadas por completo y exclusivamente
    al trabajo intelectual. Pero cuando las fuerzas productivas son
    aún débiles, la división entre los dos no
    alcanza la etapa de separación completa.

    Sólo después de que aparecen las clases y
    la propiedad privada y la explotación se convierten en el
    fundamento de la existencia de la clase dominante sí
    ocurren grandes cambios. El trabajo intelectual se convierte
    entonces en privilegio exclusivo de la clase dominante, mientras
    que el trabajo manual se convierte en destino de las clases
    oprimidas. La clase dominante comienza a analizar la
    relación entre ellos mismos y las clases oprimidas
    viéndola al revés: No son los trabajadores los que
    le proporcionan a ellos los medios de subsistencia, sino en
    cambio son ellos los que les proporcionan a los trabajadores
    estos medios. De ahí que desprecian el trabajo manual y
    desarrollan concepciones idealistas. Eliminar la
    diferenciación entre trabajo manual y trabajo intelectual
    es una de las precondiciones para eliminar la filosofía
    idealista.

    La raíz social que hace posible el desarrollo de
    la filosofía idealista reside principalmente en el hecho
    de que este tipo de conciencia filosófica es la
    manifestación de los intereses de la clase explotadora. El
    declive final del idealismo vendrá con la
    eliminación de las clases, luego del establecimiento de
    una sociedad comunista.

    La fuente que le permite al idealismo desarrollarse y
    profundizarse y le da la fuerza para luchar contra el
    materialismo tiene que buscarse en el proceso del conocimiento
    humano. Cuando los hombres piensan, tienen que utilizar
    conceptos. Esto puede causar fácilmente que nuestro
    conocimiento se divida en dos aspectos: realidad, que es de
    carácter individual y particular; y conceptos, que son de
    carácter general… En la naturaleza de las cosas, lo
    particular y lo general están inseparablemente ligados;
    una vez desunidos, se apartan de la verdad objetiva. Separar lo
    general de lo particular, y ver lo general como realidad objetiva
    y lo particular simplemente como la forma en la que existe lo
    general, este es el método adoptado por todos los
    idealistas.

    Todos los idealistas ponen la conciencia, el
    espíritu, o los conceptos en lugar de la realidad objetiva
    que existe independientemente de la conciencia humana… Ellos no
    pueden apuntar a la verdad materialista según la cual la
    conciencia está limitada por la materia, sino que creen
    que sólo la conciencia es activa, en tanto que la materia
    es sólo una entidad compleja inerte. Incitados
    además por su propia naturaleza de clase, los idealistas
    entonces utilizan todos los métodos
    para exagerar la actividad de la conciencia, desarrollando
    unilateralmente este aspecto…

    El idealismo en economía exagera inmensamente un
    aspecto no esencial del intercambio, elevando la ley de la oferta
    y la demanda al status de ley fundamental del capitalismo… Los
    historiadores idealistas consideran que los héroes son los
    hacedores de la historia. Los políticos idealistas
    consideran la política como omnipotente. Los
    líderes militares idealistas practican los métodos
    de combate desesperado [p’ing-ming-chu-i-ti tso-chan]. Los
    revolucionarios idealistas propugnan por el blanquismo. Los
    reaccionarios dicen que la única manera de revivir nuestra
    nación
    es restaurar la vieja moralidad.
    Todo esto es producto de exagerar inmensamente los factores
    subjetivos.
    El materialismo pre-marxista (materialismo mecanicista) no
    destaca el proceso de pensamiento en el desarrollo del
    conocimiento, sino que considera el pensamiento como el objeto de
    acción, como el espejo que refleja la naturaleza.
    Sólo el materialismo dialéctico muestra
    correctamente el papel activo del pensamiento, y al mismo tiempo
    señala la limitación impuesta al pensamiento por la
    materia. Señala que el pensamiento surge de la
    práctica social y al mismo tiempo moldea activamente la
    práctica. Sólo este tipo de teoría
    dialéctica de la unidad de conocimiento y acción
    puede triunfar completamente sobre el idealismo.

    Partes: 1, 2, 3

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