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La formación del valor responsabilidad ante el trabajo. Papel de la escuela cubana




Enviado por ibarreras



Monografía destacada

    1. Marco conceptual del
      valor
    2. Concepciones históricas
      universales acerca de los valores
    3. Concepciones
      históricas cubanas acerca de los
      valores
    4. Papel de la escuela respecto a la
      formación de valores en las condiciones actuales. La
      responsabilidad ante el trabajo

    Marco conceptual
    del valor.

    La problemática de los valores ha
    sido abordada sistemáticamente por las ciencias
    sociales desde diversos ángulos, en tal sentido la
    Filosofía, la Psicología, la
    Sociología y la Antropología se han dedicado a su
    estudio.

    Por eso, no será prudente atenerse a las
    valoraciones de una disciplina
    cuando abordemos este tema, sino hay que referirse a concepciones
    abarcadoras que garanticen un marco
    teórico amplio.

    El trabajo Los
    valores en las
    Ciencias
    Sociales recoge esta concepción, su autora Silvia
    Vázquez plantea que el término valor fue usado
    inicialmente para apuntar la valía de algo en el sentido
    económico de intercambio de valor, así es que, como
    concepto
    explícito tuvo en sus primeros tiempos diversos
    significados, pero siempre muy relacionados con el campo de la
    economía
    política.

    No fue hasta la primera mitad del siglo XIX en que se
    extendió su significado a áreas de interés
    propiamente filosófico. (2)

    José Ferrater en su Diccionario de
    Filosofía destaca que la teoría
    de los valores como disciplina filosófica con relativa
    autonomía surgió sólo en los trabajos de
    pensadores de los siglos XIX y XX, señala como los
    más destacados a Lotze, Brentano, Meinong, Ehrenfelds,
    Rickert, Orestano, Munsterberg, Bosanquet, Theodor Lessing,
    Muller-Freienfels. Alude luego a la contribución al
    desarrollo de
    esta teoría que hicieron pensadores como John Dewey, R.B.
    Perry, Max Scheler, Nicolai Hartmann, Risieri Frondizi y
    otros.(3)

    Hacia mediados de los años cincuenta del siglo XX
    se iniciaron los estudios por filósofos marxistas, eso explica la
    posición de la filósofa cubana Zaira
    Rodríguez que considera que la teoría general de
    los valores dentro de la filosofía marxista-leninista
    está aún por desarrollar, aunque en ella se aborda
    el problema de los valores desde diversas perspectivas, tales
    como la teoría del factor subjetivo, las consideraciones
    de la cultura,
    etc.(4)

    En su libro
    Filosofía: Ciencia y
    valor señala de la naturaleza
    específica del conocimiento
    filosófico que es imprescindible la diferenciación
    de los valores como valores de las cosas y los valores de la
    conciencia. En
    tal sentido refiere que el especialista ruso O.G. Drobnitskii
    explica que el concepto filosófico y sociológico de
    valor designa, en primer lugar, una significación positiva
    o negativa de un objeto, a diferencia de sus
    características cualitativas esenciales y, en segundo
    lugar, un aspecto normativo de la conciencia social (esquemas de
    acción,
    principios
    reguladores u orientadores de carácter valorativo. (5)

    Por su parte, el también filósofo cubano
    José R. Fabelo, ha señalado que, si bien en
    desarrollo, en la filosofía marxista se ha dedicado
    atención a problemas
    tales como el problema de la correlación entre las
    valoraciones y los valores, el mecanismo de reflejo de los
    valores en la imagen
    valorativa, la correlación entre los conceptos de valor y
    significación social. (6)

    Tratase pues de un tema muy significativo dentro de las
    llamadas ciencias del comportamiento
    humano y en ocasiones puede resultar difícil su
    conceptualización, por la amplitud y diversidad de puntos
    de vista que convergen en el análisis. (7)

    Para llegar a una conceptualización del valor
    resulta necesario abordar que las dimensiones de este concepto
    (Garzón, Garcés, 1989) son las de:

    1. Subjetividad-objetividad que incluye las tesis
      subjetivistas, objetivistas y situacionales.
    2. Sustantividad-potencialidad.
    3. Emocional racional.
    4. Universalidad-relatividad.
    5. Colectivo-individual.
    6. Polaridad y jerarquía de valores.

    Al respecto autores como Zaira Rodríguez y
    Risieri Frondizi consideran que el valor se presenta desdoblado
    en un valor positivo y el correspondiente valor negativo y, por
    tanto apuntan la existencia de valores positivos y negativos o
    explican los valores como la significación socialmente
    positiva de objetos y fenómenos y de igual manera conciben
    como contravalores o antivalores a todo aquello que posee
    significación socialmente negativa y, por tanto dificulta
    a los hombres el crecimiento armonioso de su personalidad.

    Según Fabelo… valor es una forma de
    significación social, aquella que desempeña un
    papel positivo en el desarrollo de la sociedad y que
    por lo tanto está relacionada, directa o indirectamente,
    con el progreso social. De forma tal que, según este
    parecer, las valoraciones, en tanto reflejos subjetivos de la
    significación social, pueden ser positivas o negativas,
    sin embargo, los valores sólo pueden ser positivos.
    (8)

    A la anterior definición me afilio por considerar
    que los valores conforman un sistema siempre
    dependiente del sistema social de que se trate, por lo que
    significan el resultado de las aspiraciones de una sociedad,
    sólo pueden ser positivos y su reverso son los
    antivalores.

    Según José Ramón
    Fabelo Corzo "las crisis de
    valores por lo general acompañan a las conmociones
    sociales que tienen lugar en los períodos de
    transición de la sociedad (progresivos, regresivos o de
    reacomodamiento. (9)

    Se producen cuando ocurre una ruptura significativa
    entre los sistemas de
    valores pertenecientes a las tres esferas o planos que
    siguen:

    1. Los valores objetivos de
      la realidad social.
    2. Los valores socialmente instituidos.
    3. Los valores de la conciencia.

    Los primeros como parte constitutiva de la realidad
    social; de esta manera la actividad humana, sus tendencias, los
    objetos, fenómenos, procesos y
    sujetos adquieren una u otra significación social, en la
    medida en que favorece o no el desarrollo de la sociedad. Fabelo
    les llama sistema objetivo de
    valores y lo considera como dinámico, cambiante y
    dependiente de las condiciones histórico-concreto.

    Los segundos como el reflejo de esa realidad en la
    conciencia de los hombres. Está incluido en este grupo el
    sistema subjetivo de valores de los individuos en dependencia del
    grado de correspondencia entre intereses personales del sujeto
    con los intereses de la sociedad y también de las
    influencias educativas y culturales.

    Los terceros como el sistema de valores socialmente
    instituido y reconocido oficialmente, que puede ser resultado de
    la generalización de una de las escalas subjetivas
    existentes en la sociedad o la combinación de varias de
    ellas.

    Otras definiciones son referentes valiosos ya que
    aportan toda la magnitud del tema.

    González Lucini destacó que los valores
    son:

    "Proyectos ideales
    de como comportarse y de existir que el ser humano aprecia, desea
    y busca; son opciones personales que se adquieren desde las
    posibilidades activas de la voluntad; son creencias que se
    integran en la estructura del
    conocimiento; son características de la acción
    humana que mueven la conducta,
    orientan la vida y marcan la
    personalidad." (10)

    Adela Garzón y Jorge Garcés plantean que
    los valores son proyectos ideales de comportarse y de existir que
    se adecuan a las coordenadas histórico-sociales y que a la
    vez las trascienden. (11)

    También los consideran elementos estructurales
    del conocimiento humano que el individuo
    utiliza cotidianamente como marco de referencia a su interacción con los
    demás.

    Parson y Kluckhohn definen a los valores como opciones
    entre diversas maneras de actuar que son manifestación de
    la jerarquía en la concepción del mundo que un
    sujeto o colectivo tiene. (12)

    Parson también planteó que son
    características de la acción humana, en cuanto que
    esta última presupone la elección de determinadas
    opciones entre un conjunto de dilemas que configuran la
    existencia humana.

    Rokeach planteó que son un tipo de creencias que
    llevan al sujeto a actuar de una manera determinada, que
    prescriben el comportamiento
    humano. (13)

    Para García Mauriño valor es aquello que
    hace a una cosa digna de ser apreciada, deseada y buscada, son,
    por tanto, ideales que siempre hacen referencia al ser humano y
    que este tiende a convertir en realidades o existencias.
    (14)

    Agrega que suelen mover la conducta y el comportamiento
    de las personas, orientan la vida y marcan la
    personalidad.

    Victoria Camps, por su parte, identifica los valores con
    virtudes y dice que son adquiridos hasta el punto de convertirse
    en hábito, algo querido por la voluntad y que acaba
    siendo, asimismo, objeto de deseo. (15)

    La Licenciada en Psicología Alicia Sandar
    González plantea que valor es aquello que es querido,
    considerado importante, estimable, valioso y necesario, afectando
    nuestras decisiones, metas y conductas. También los define
    como las cosas en las que creemos o de las que estamos a favor o
    en contra y las que llevan a una persona a
    reaccionar frente a los hechos. (16)

    Sandar González considera que un valor se ha
    adquirido cuando:

    1. Ha sido elegido libre y de manera racional entre
      varias alternativas.
    2. Es apreciado, deseado, reconocido y promovido ante
      los demás.
    3. Se ha incorporado a la conducta personal en
      forma definitiva y permanente.

    Y cuando el individuo puede responder acertadamente las
    siguientes preguntas:

    1. ¿Es algo en lo que creo?
    2. ¿Estoy suficientemente orgulloso de lo que
      valoro como para compartirlo con otros?
    3. ¿Hago la elección libremente, o sea,
      que nadie me obliga o presiona?
    4. ¿Actúo de acuerdo con mis
      valores?

    Los conceptos abordados se adecuan al papel que juega la
    Escuela para su formación, tema que se aborda más
    adelante, y que sugiere la necesidad de estrategias,
    métodos,
    proyectos y otras propuestas educativas que respondan a las
    aspiraciones de la sociedad en su conjunto y de los individuos en
    particular que permitan su apropiación.

    La Dra Nancy Chacón Arteaga considera necesario
    la determinación de acciones
    específicas en la formación de cada valor
    planteando tres momentos comunes que son:

    1. Cuál es el contenido que expresa cada valor
      moral.
    2. Cuáles son los rasgos cualitativos que
      caracterizan la manifestación de tales valores,
      expresados en cualidades, actitudes y
      conductas.
    3. Por medio de qué acciones educativas concretas
      se contribuye a formarlos.

    Teniendo en cuenta la opinión de esta autora
    coincido en que en el caso de la Responsabilidad ante el trabajo
    es:

    Respuesta positiva ante la obligación
    contraída, actitud que se
    asume ante los resultados de la labor que se realiza y por lo que
    tiene que responder ante los demás.

    Sus rasgos son:

    1. Respeto a sí mismo, a su capacidad de
      acción.
    2. Ubicación de su personalidad como sujeto
      social.
    3. Capacidad de autoanalizarse para
      autoperfeccionarse.
    4. Sentirse comprometido con sus tareas.
    5. Asumir las consecuencias de sus actos.

    Este valor es el objeto de la propuesta que se expone en
    los capítulos II y III de este trabajo por lo que en lo
    adelante nos acercaremos a ella.

    Concepciones
    históricas universales acerca de los
    valores.

    El tema de los valores
    morales es tan tradicional como vigente pues constituye un
    modo de ser por su relación teoría- práctica
    y la presencia en la historia de las formaciones
    económicas sociales. Su condicionamiento histórico
    fue avalado por los clásicos del marxismo
    cuando denunciaron todo intento no historicista de fundamentar
    la moral como
    un mundo de simples principios eternos, existentes por encima de
    la historia y de la sociedad.

    La concepción materialista de la historia explica
    en general las transformaciones ideológicas a base de la
    práctica material. Las relaciones de producción no sólo condicionan el
    modo específico de la creación de los bienes
    materiales y
    de su distribución entre los hombres, sino
    también el determinado tipo de actividad vital, el modo de
    vida y los valores morales.

    El desarrollo de la moralidad es
    inseparable del movimiento de
    avance social y tiene dependencias especiales de la base
    económica por tanto, los fundamentos científicos
    para evaluar su desarrollo están en la historia de la
    humanidad, la cual ha demostrado premisas que evidencian que los
    valores morales:

    1. Dependen de la especificidad económica de la
      sociedad y cómo esta cambia en realidad.
    2. Dependen de los intereses
      socio-clasistas.
    3. Se someten al cambio de
      las situaciones como condiciones objetivas de la
      elección moral.
    4. Dependen del estado de
      regulación social.
    5. Dependen de la comunicación
      social.

    Es decir, que la moral representa un campo sumamente
    complejo relacionada siempre con la actividad productiva, por lo
    que se da un enlace de los fenómenos
    socio-históricos, clasistas y culturales; entre los
    últimos está la educación cuya
    esencia está ligada a la preparación de los
    individuos para asumir el trabajo.

    Todo lo abordado justifica la necesidad de explicar el
    tratamiento de los valores morales a partir de la
    periodización histórica de la educación.

    En los sistemas educativos están reflejados los
    valores morales de una época y sociedad y a la vez estos
    son desarrollados en la escuela. El proceso de
    formación de las relaciones morales se revela con nitidez
    en la evolución de la propia historia.

    Los valores morales han sido considerados en todas las
    épocas vinculados siempre a los intereses socio-clasistas,
    destacándose en este bregar maestros de avanzada, quienes
    han apoyado o refutado dichos intereses.

    Teniendo en cuenta las consideraciones del Dr Gaspar
    Jorge García Galló en su libro Bosquejo
    histórico de la educación en Cuba en la
    comunidad
    primitiva, las primeras nociones morales tuvieron multiplicidad
    de significados; el bien por ejemplo significaba la fuerza
    física, la
    resistencia; los
    conceptos de lo bueno, hermoso y justo aún no se
    habían dividido y se fundían en el uso único
    de la palabra. La igualdad
    tenía un sentido moral, allí todos trabajaban igual
    y tenían la misma relación con los resultados del
    trabajo firmemente refrendado en las costumbres y
    tabúes.

    La idea del valor moral de cada individuo
    independientemente de la pertenencia tribal no era patrimonio de
    la moral primitiva, surge por primera vez en la cumbre de la
    cultura de las civilizaciones esclavistas; en la
    contraposición del bien y del mal el hombre
    primitivo encontró una forma sencilla de valorar los
    diversos fenómenos y sus relaciones con otros
    hombres.

    Una peculiaridad significativa de la conciencia moral
    primitiva era la extensión de las valoraciones morales a
    los fenómenos de la naturaleza, la identificación
    del juego de sus
    fuerzas con el bien y el mal.

    Para la educación se tenía en cuenta estas
    concepciones acerca de la moral, el joven se convertía en
    miembro del grupo cuando demostraba capacidad para el trabajo.
    Con el tiempo este
    paso comenzó a realizarse mediante una ceremonia llamada
    iniciación, es decir, pruebas con
    las cuales se verificaba la preparación de la juventud para
    la vida, su capacidad para soportar las privaciones y el dolor,
    así como su astucia y tenacidad.

    El joven no se preparaba tanto para la vida, sino que se
    incorporaba a lo que era más asequible para su actividad y
    junto a los mayores se preparaba para el trabajo colectivo en la
    vida diaria. El hecho de que el trabajo educativo se asignara a
    determinadas personas seleccionadas por la comunidad hace
    más evidente que en la comunidad primitiva la
    educación comenzara a manifestarse como una tarea de la
    actividad social.

    La aparición de la propiedad
    privada y la desigualdad material destruyeron poco a poco el
    régimen gentilicio y minaron su moralidad. Al surgir el
    antagonismo entre los ricos y los pobres y aparecer las clases se
    formó la moral que interpreta los intereses particulares
    de la clase
    dominadora. La supeditación de la mayoría a la
    minoría fue protegida por la nueva forma social, que con
    ayuda de sus organismos procuró convertir la moral de la
    clase esclavista en la general de toda la sociedad.

    Según esta concepción, la laboriosidad era
    la virtud de los inferiores, la sabiduría era propia de
    los filósofos gobernantes, el valor de los guerreros y la
    moderación de los ciudadanos libres que trabajaban; de las
    cualidades morales de los esclavos ni siquiera se hablaba ni era
    considerada.

    Destacados en esta época resultaron el Oriente
    Antiguo, Grecia y
    Roma, con sus
    representantes, entre los que estaban Sócrates,
    Platón,
    Aristóteles y Demócrito, entre
    otros.

    Aunque todas estas comunidades tuvieron
    características específicas, la educación en
    los valores morales respondía, en todas ellas, a la
    división de la sociedad en clases
    sociales, así como que niños y
    niñas eran educados en valores y deberes bien
    diferenciados.

    Para Platón
    toda la educación estaba basada en un profundo desprecio
    por el trabajo físico; a los futuros filósofos y
    guerreros les estaba prohibido pensar en ellos y a los hijos de
    los esclavos no se le permitía estudiar.

    Así se daba la formación de valores
    morales en una sociedad en la que sólo tenían
    privilegio algunos pocos. Más tarde, la moral feudal
    también elaboró su patrón histórico
    de valoración moral que obraba como medida universal en el
    comportamiento de los individuos, era la "cacareada" moral de
    padres e hijos.

    Al patrón general de la valoración moral
    le era inherente su jerarquía interior, que
    presuponía la desigualdad de los derechos y deberes de los
    hombres.

    La moralidad reinante en la sociedad feudal se
    componía de una serie de normas y
    postulados principales; el honor estamental, la fidelidad a los
    mayores, el valor y la gloria guerrera, la hospitalidad, la
    obligación de proteger a los miembros de su
    corporación y la piedad eran algunos de ellos.

    En la actualidad el honor siempre se relaciona con el
    cumplimiento del deber, con la adhesión a los ideales del
    bien y de la virtud, sin embargo, en la conciencia del individuo
    de la época feudal tanto el bien como la virtud obraban
    como algo supeditado al principio del honor.

    Las reglas morales en general eran en su interior
    profundamente contradictorias. Todo el contenido de la
    educación de los niños y los adultos estaba
    penetrado por la religión que
    enseñaba a las personas humildes a obedecer a la clase
    dominante y servir a sus intereses.

    La masa fundamental del pueblo no recibía
    enseñanza en las escuelas, los padres
    educaban a sus hijos durante el trabajo cotidiano, en el seno de
    la familia y
    los talleres. De otro lado, los hijos de los caballeros se
    educaban de otra manera, desarrollándose en habilidades
    físicas y militares y aprendiendo la moral feudal para
    lograr conducirse en la alta sociedad.

    La idea de que la educación de las nuevas
    generaciones se realizase en el proceso de la actividad laboral fue
    expresada por primera vez en esta época. El pensador
    humanista inglés
    Tomás Moro (1478-1535) planteó la idea de la
    unión del trabajo con la enseñanza teórica y
    concedió gran importancia a la educación, en su
    "Isla Utopía" tanto las niñas como los niños
    recibirían la misma educación social, lo anterior
    constituyó un modo de rebelarse a la realidad de la
    época.

    El desplazamiento de las relaciones feudales de
    producción por los capitalistas condujo a la
    reestructuración de todo el sistema de valores morales
    dominantes en la sociedad y a la aparición del individuo
    con una estructura cualitativamente diferente de la conciencia
    moral. La forma feudal de vinculación social, asentada en
    la dependencia personal de individuos desiguales por el signo
    estamental es sustituida por las relaciones de dependencia
    material de individuos formalmente iguales entre sí y
    sometidos en su actividad vital al proceso de la reproducción y del incremento del capital.

    También en la sociedad burguesa, desde sus
    orígenes y hasta hoy la educación tiene un
    carácter clasista en el sentido de una sociedad y una
    educación antagónica entre ricos y
    pobres.

    La educación moral tiene en esta etapa un
    tratamiento particular, por la importancia que le dieron los
    educadores de avanzada, sobre todo en el papel de la
    escuela.

    El filósofo y pedagogo Comenius (1592 a 1670)
    consideraba como virtudes cardinales la sabiduría, la
    moderación, la valentía y la justicia y
    señalaba como medios de
    educación moral, el ejemplo de los padres, los maestros y
    los compañeros, también hacía énfasis
    a la disciplina.

    El inglés John Locke
    (1632 a 1698) hablaba de la formación de las costumbres,
    Jacobo Rousseau (1789
    a 1792) en Francia
    planteó la formación de buenos sentimientos, de
    buen juicio y buena voluntad, Pestalozzi (1746 a 1827)
    señalaba que el objetivo fundamental de la
    educación es formar un hombre
    desarrollado armoniosamente, el cual pudiera participar en el
    futuro de la vida social de forma provechosa.

    El problema de la educación moral encuentra su
    solución en la teoría de los fundadores del
    marxismo sobre el surgimiento y la esencia de la moral. Marx (1818 a
    1883) y Engels (1820 a 1895) establecieron que la moral es un
    producto del
    desarrollo histórico y como toda ideología está condicionada por
    determinadas relaciones sociales.

    En las condiciones de la sociedad de clases, la moral
    tiene un carácter clasista y sólo es la sociedad
    comunista la que podrá desarrollar valores morales que
    tiendan al progreso social. (17)

    Al cambiar las condiciones sociales, económicas y
    materiales de la actividad de los hombres, cambia también
    el orden de los valores fijado en la cultura espiritual de la
    sociedad y en las relaciones morales establecidas. Desaparecen
    los valores viejos y aparecen nuevos, cambia su jerarquía,
    unos se relegan a un segundo plano, y otros, por el contrario, se
    convierten en relevantes.

    Dentro del sistema de valores morales se encuentran los
    relacionados con las profesiones, de ellos Engels escribió
    que son consecuencia de la división social del trabajo
    establecida históricamente.

    El surgimiento y desarrollo de los códigos
    profesionales es uno de los componentes del progreso moral, por
    cuanto reflejaban el acrecentamiento del valor de la
    personalidad.

    En la sociedad dividida en clases antagónicas la
    moral profesional experimenta una influencia deformadora por
    parte de los factores de la vida social que originan el
    egoísmo de grupo, el individualismo y la enajenación entre los
    individuos.

    En la sociedad socialista los códigos morales
    profesionales se hallan en estrecha unidad con el sistema moral
    general, que encarna en forma más concretizada los
    principios y las exigencias generales de la moral
    comunista.

    Las representaciones, los valores y las normas de la
    moral profesional constituyen un instrumento extraordinario de
    regulación de la conducta de los especialistas, un medio
    de su educación moral, modo singular de su
    automanifestación y autoafirmación en la actividad
    moral.

    En nuestro tiempo ha crecido la necesidad social de la
    preparación moral orientada a numerosos tipos de
    actividades profesionales; ya que el desarrollo de la economía ha llevado a
    ser masivas todas las profesiones.

    El adecuado cumplimiento de las funciones
    profesionales prevé altas exigencias a la
    cualificación y la competencia de
    los especialistas. Se necesita conjugar la profesionalidad con la
    capacidad de comprender a fondo la responsabilidad y estar
    dispuesto a cumplir irreprochablemente el deber
    profesional.

    La noción de profesionalidad será
    empobrecida, si se reduce a la suma de conocimientos y
    hábitos profesionales. La verdadera profesionalidad
    comprende necesariamente cierta perspectiva moral, que se
    manifiesta en la profunda comprensión del deber
    profesional, en la actitud más escrupulosa hacia las
    cuestiones del honor profesional, en la alta medida de
    responsabilidad profesional del especialista. De cuán
    unidos estén en la persona los principios puramente
    profesionales y morales depende el éxito
    de la labor, la entereza de la personalidad del especialista y la
    medida de su automanifestación creadora.

    1.3
    Concepciones históricas cubanas acerca de los
    valores.

    En el caso cubano merece significar que la
    formación de valores morales fue abordada con
    ahínco desde el siglo XVIII a partir de hechos y hombres
    que forman parte de nuestras mejores tradiciones.

    Gaspar García Galló señaló
    momentos esenciales de esas tradiciones citando que la Sociedad
    Económica de Amigos del País tuvo entre sus tareas
    fomentar, vigilar y dirigir la educación pública y
    tenía entre sus principales a José
    Agustín Caballero, padre de la filosofía cubana
    y el primer notable maestro, se preocupó por la
    educación de la mujer a quien
    consideraba un ser capaz de estudiar seriamente.

    Por otra parte el Papel Periódico
    de La Havana establecido en 1790 no se limitó a publicar
    avisos oficiales sino que ofrecía informaciones sobre
    cultura en general en defensa de los criollos.

    La labor de Félix Varela (1787-1853), quien
    reemplazó a Caballero en la Cátedra de
    Filosofía del Seminario de San
    Carlos, primer gran combatiente revolucionario del sector de la
    docencia y
    según sus alumnos el más sabio y virtuoso de los
    cubanos, se sabe que, aún aquellos que no tenían
    que asistir a sus clases, aprovechaban sus horas de asueto para
    oírle, contribuyó a formar cuadros.

    A José de la
    Luz y Caballero le correspondió vivir uno de los
    momentos más convulsos del proceso formativo de la
    nacionalidad
    al que le imprimió toda su formación
    pedagógica en la historia de la
    educación en Cuba, Don José de la Luz y Caballero
    merece el puesto de honor que la posteridad le tiene asignado
    como educador, sobre todo porque sembró hombres y aquellos
    que le conocieron amaron por ello la vida.

    Luego José Martí
    (1853-1895), que resume lo fundamental del proceso social
    contradictorio y fluido de la época colonial. Él
    recogió la mejor herencia de las
    generaciones que le precedieron y, a través del premio de
    la generación en que vivió, volcó en su
    pueblo el legado de siglos de luchas y fue maestro porque
    además de haber ejercido como tal, también supo
    analizar críticamente el sistema educacional de su tiempo
    y trazó normas prácticas de cómo
    debía formarse al hombre.

    El Maestro sembró semillas de moral y valores que
    fueron regados con la sangre de los
    mártires y abonados con la fatiga y el sudor de los
    héroes por ello nuestra educación moral es
    científica como él la reclamaba y es también
    una obra de infinito amor.

    El concepto martiano acerca de la formación
    integral del hombre encierra la unidad dinámica que existe entre los conocimientos
    útiles, el desarrollo del pensamiento
    creador, la responsabilidad de actuar, para transformar el medio
    natural y social y la formación de valores morales
    positivos; se entrelaza el conocer, pensar, actuar y formar
    valores.

    En la etapa neocolonial se nos impuso la
    formación de ciertos valores correspondientes a la
    sociedad norteamericana pero no se pudo acallar la rica
    tradición histórica en los valores que hoy
    defendemos.

    Nuestra Revolución
    como consecuencia de un largo proceso de formación de la
    identidad
    nacional del pueblo provocó el surgimiento de un
    sistema
    político cualitativamente nuevo que garantizó
    un viraje histórico en latinoamérica y ha logrado difundir su
    imagen real al mundo entero a pesar de los permanentes objetivos
    de los enemigos de destruir a nuestro pueblo y sus
    dirigentes.

    Papel de la escuela
    respecto a la formación de valores en las condiciones
    actuales. La responsabilidad ante el trabajo.

    Agente de todo cambio a favor del progreso social y
    defensora del proceso revolucionario cubano ha sido la escuela,
    institución que también cambió con el
    triunfo de 1959 y comenzó un camino de constante
    perfeccionamiento, que debatiéndose entre unas y otras
    concepciones, ha venido adecuando sus exigencias al propio
    desarrollo de la sociedad cubana y a la necesidad de formar un
    individuo preparado para enfrentar las mencionadas
    exigencias.

    En el transcurso de estos 41 años las condiciones
    internas y externas cubanas se han modificado de manera
    trascendental. Las relaciones favorables con los países
    del ex-campo socialista propiciaron durante un largo
    período circunstancias muy positivas en todos los
    órdenes de la vida social. Los niños y
    jóvenes de nuestro país aprendían a
    prepararse para la vida mediante la incorporación de un
    sistema de valores sólidos y sustentados por la
    práctica social.

    Los citados valores constituyen, desde entonces, las
    bases del proceso docente-educativo, al cual la Revolución
    dedicó desde los primeros momentos sus mayores esfuerzos
    Su profundo análisis en cada congreso del Partido
    demostró la prioridad de formar y desarrollar valores
    morales inquebrantables en nuestros alumnos, criticar lo mal
    hecho y declarar deficiencias ayudó en cada momento a no
    olvidar que en la escuela recae la responsabilidad de formar al
    hombre
    nuevo.

    En el informe central
    al III Congreso del PCC efectuado en 1986 se señaló
    " La educación económica, la disciplina laboral, la
    conciencia y la cultura de productores, continuarán siendo
    en el futuro propósitos cardinales de la educación
    ideológica, vinculados a la firme convicción de que
    el progreso y el bienestar dependen de nuestro talento,
    sacrificio y sudor ". (18)

    La convicción de preservar el papel de la escuela
    se traduce en materializar la orientación del PCC de que
    se refuerce el enfoque integral, la disciplina y la observancia
    de la moral socialista, es por eso que, la misión
    social y pedagógica de cada colectivo pedagógico es
    cada vez más alta, trabajar en la formación,
    desarrollo y fortalecimiento de valores esenciales como la
    honradez, la honestidad, el
    colectivismo, el patriotismo y el sentido de pertenencia, entre
    otros, tiene que estar presente en cada centro de
    educación y capacitación.

    Lo anterior se realza una vez que Cuba comienza a
    transitar por el difícil período de crisis
    económica, la pérdida del sistema socialista
    mundial, el CAME y el afianzamiento de la unipolaridad política, exige
    redoblar los esfuerzos del país para preservar los valores
    que sustentan nuestra identidad y
    nos hacen ser lo que somos, un pueblo devenido de una historia
    rica en valores, principios y convicciones.

    La Revolución enfrenta condiciones tan
    difíciles que sólo podrán superarse con
    inteligencia y
    entereza, de manera que los valores que identifican a la Cuba
    revolucionaria permanezcan. Estas nuevas condiciones no negaron
    las posiciones revolucionarias planteadas en la Plataforma
    Programática del PCC en 1978 donde se plasmó "la
    educación tiene como fin formar a las nuevas generaciones
    en los principios científicos, ideológicos y
    morales del comunismo
    convirtiéndolos en convicciones personales y
    hábitos de conducta diaria, promoviendo hombres plenamente
    desarrollados aptos para vivir y trabajar en la nueva sociedad".
    (19)

    La educación de nuestros jóvenes exige
    enseñarlos a valorar por sí solos su papel en el
    futuro del país, los valores no son ¨ sobres
    vacíos ¨ sino hay que llenarlos con acciones concretas
    en dependencia del lugar que se ocupe.

    Preparar al hombre para el cambio es vital y como dijo
    el intelectual cubano Cintio Vitier…" los valores que debemos
    defender no serán nunca tradicionales, sino en el sentido
    en que el diario amanecer constituye la única
    tradición que no envejece " y eso es cambio. La sociedad
    cubana ha cambiado dialécticamente y la década del
    90 fue muy dinámica y diferente por los procesos que
    enfrentó el país en este período.
    (20)

    Fidel en el Acto de Inauguración del curso
    escolar 1997-98 expresó "Para nosotros es decisiva la
    educación, y no solo la instrucción general,
    inculcar conocimientos cada vez más profundos y amplios a
    nuestro pueblo, sino la creación y la formación de
    valores en la conciencia de los niños y los jóvenes
    desde las edades más tempranas y eso hoy es más
    necesario que nunca(…)

    Es por ello que la tarea del maestro crece en
    importancia; se multiplica su inmensa trascendencia en esa
    batalla por educar en los valores de la revolución y del
    Socialismo, a
    las nuevas generaciones, porque es el arma fundamental para
    contrarrestar esos efectos negativos a fin de que en nuestro
    país no se introduzcan los egoísmos, las
    desigualdades, las injusticias y los horrores del capitalismo(…) la revolución desde el
    principio trató de mantener la mayor igualdad posible y la
    mayor justicia entre todos los ciudadanos del país y no
    estábamos acostumbrados a algunas de esas desigualdades.
    Ahí tienen los maestros un papel decisivo y cada vez
    más importante". (21)

    El maestro debe ser un individuo comprometido con la
    educación moral de sus alumnos para lo cual ha de ser en
    primer lugar un ejemplo de lo que quiere enseñar,
    adoptando la idea martiana de la combinación de la
    educación científica con el fomento de un alto
    grado de sensibilidad y espiritualidad según nuestro
    Martí
    "… Instrucción no es lo mismo que educación:
    aquella se refiere al pensamiento, y esta principalmente a los
    sentimientos. Sin embargo, no hay buena educación sin
    instrucción. Las cualidades morales suben de precio cuando
    están realzadas por las cualidades inteligentes".
    (22)

    Si la escuela no puede formar valores
    ético-profesionales, la sociedad y las organizaciones no
    podrán aspirar a tener valores compartidos por todos sus
    miembros, que guíen la conducta de los individuos y
    caracterice la cultura del país y de cada organización.

    El análisis de toda la historia de la humanidad y
    especialmente de Cuba demuestra que tenemos suficientes ejemplos
    para desarrollar valores morales que se correspondan con las
    exigencias actuales.

    Si adecuamos la concepción anterior al proceso
    docente-educativo declaramos el enfoque sistémico del
    mismo en el cual se interrelacionan el medio social en el que se
    desarrollan, los objetivos, los contenidos, los métodos,
    los medios y la evaluación.

    El proceso docente-educativo constituye un escenario
    adecuado para que se desarrollen procesos
    sociopsicológicos y formativos que contribuyan al
    desarrollo de un especialista.

    En el caso del valor responsabilidad ante el trabajo
    servirá de sustento a la conducta de los estudiantes, una
    vez insertados en el medio laboral, como parte de una sociedad
    que promueve el desarrollo individual de todos sus miembros para
    el progreso social (ver anexo1).

    Las actividades que se organicen con este
    propósito deben tener un sentido crítico para que
    el estudiante pueda chocar con sus criterios, que las aprenda con
    cierta actitud de revisión y confrontación con lo
    que ya sabía. Posiblemente su criterio cambiará en
    función
    de esas nuevas ideas, o tal vez permanecerá con las
    anteriores. Esta concepción se enmarca en el aprendizaje
    significativo a la luz del enfoque histórico cultural
    y el principio de la significación elaborado por
    Vigostsky, el cual está siempre relacionado con el
    autocontrol y por ende con la responsabilidad. De la forma que el
    profesor sea
    capaz de trabajar cada uno de los instrumentos que mediatiza la
    relación del alumno con el mundo que lo rodea,
    dependerá la significación que adquiere el aprendizaje
    para el alumno.

    El proyecto
    formativo del valor que referimos debe incluir:

    1. Diagnóstico del valor ético-profesional
      responsabilidad ante el trabajo y su incorporación en la
      comunidad educativa.
    2. Estudio del Plan de Estudio
      y los Programas para
      el tratamiento del valor.
    3. Inclusión y práctica del valor en los
      proyectos educativos del centro.

    El colectivo de profesores debe diseñar proyectos
    educativos atendiendo a las características de cada grupo
    y al contexto en que se desarrolle el proceso docente-educativo,
    de manera que se puedan integrar las tres dimensiones del mismo y
    definir acciones concretas al respecto.

    Es necesario tener en cuenta además lo
    siguiente:

    I: La formación profesional ha de estar
    estrechamente ligada a las exigencias del desarrollo social
    y en particular del desarrollo de la profesión.

    II: Es necesario dar un enfoque sistémico por
    cada módulo, disciplina y clase.

    III: Se requiere la actividad conjunta,
    cooperación alumno-alumno y alumno-profesor para la
    solución de las situaciones docentes-profesionales.

    Enseñar a los alumnos a buscar información, hacer observaciones y tomar
    partido, dar oportunidades para opinar y posibilitar a los
    alumnos que den soluciones por
    sí solos a los problemas son condiciones insoslayables
    para la formación de valores.

    Todo lo anterior requiere cambiar las concepciones del
    colectivo pedagógico como premisa para poder
    introducir las transformaciones necesarias en el proceso
    docente-educativo y su organización, las consideraciones
    sobre la interdisciplinariedad a fin de romper con la
    enseñanza tradicional, transmisora de
    información.

    La educación y la formación de valores
    comienza sobre la base del ejemplo, ya que uno de los niveles
    donde se estructura el sistema de valores objetivos es el de la
    vida cotidiana. Ese sistema se conforma a partir de vivencias
    prácticas diarias, en las cuales tienen como modelos
    esenciales los hombres y mujeres que los jóvenes toman
    como paradigmas.

    Las estrategias de formación de valores deben
    concebirse utilizando preferentemente la actividad fundamental
    del grupo, ya sea de estudio o de trabajo. Es importante
    demostrar la veracidad de las ideas socialistas y la eficiencia en el
    proyecto social en lo espiritual y en lo material.

    Si los mecanismos de inserción y
    participación imponen normas rígidas de
    evaluación contrarias a la realidad cotidiana solo
    contribuirán a estimular contradicciones. Evitar tales
    errores es la principal responsabilidad de la sociedad y de cada
    uno de sus actores.

    Teniendo en cuenta los fundamentos
    teórico-metodológicos generales sobre el valor y el
    proceso de su formación desarrollados en otras investigaciones
    pedagógicas resumimos que los requerimientos
    metodológicos generales que deben tomarse en
    consideración para diseñar las estrategias
    educativas son:

    1. Condiciones del medio social.
    2. Condiciones de la
      comunicación.
    3. Conocimientos de sí mismo.
    4. Atención al mundo espiritual.
    5. Formación de intereses
      profesionales.
    6. Formación activa, donde el individuo demuestra
      la toma de una conducta en el cumplimiento del
      deber.
    7. Formación de un pensamiento flexible que
      refleje las contradicciones objetivas del entorno.
    8. Estimular el sentido de la sinceridad.

    Todos los requerimientos anteriores están
    relacionados con los métodos de aprendizaje
    activo, la creatividad y
    la independencia.

    De lo anterior se deriva que cada individuo conforma su
    propio sistema subjetivo de valores en dependencia entre otros
    factores de las influencias educativas de la escuela, por eso, es
    vital la armonía entre el discurso
    político y la práctica revolucionaria y la escuela
    juega aquí un reconocido papel; como planteó Fidel
    en la clausura del II Pleno del Comité Nacional de la UJC
    que los maestros son la clave, el ejército en el campo de
    batalla de la formación de valores.

    Los años que Cuba ha tenido que enfrentar el
    llamado Período Especial han provocado modificaciones en
    el comportamiento del sistema de valores especialmente en la
    juventud. El derrumbe del campo socialista provocó en la
    mente de muchos cubanos la caída de un paradigma
    incluido su sistema de valores.

    A esto lo acompaña el afianzamiento del
    capitalismo y su distorsionada manera de concebir la vida y la
    juventud no está exenta de esas influencias.

    Los argumentos anteriores son manifestación de
    que cada sociedad, de acuerdo con sus necesidades, crea un
    sistema de representaciones de significación social
    expresadas en ideales, principios y metas.

    Lo anterior indica que no es posible considerar a los
    valores como innatos en el ser humano sino que estos se adquieren
    durante la vida y muy estrechamente ligados a la sociedad donde
    se desarrollen los individuos. Estos reflejan los valores de la
    sociedad a través del prisma de sus necesidades, intereses
    y fines, por eso existen diferencias e incluso, antagonismos
    entre los valores sociales y los valores de ciertos individuos y
    grupos, lo que
    se hace más perceptible cuando ocurren cambios de
    significación en las condiciones de existencia de las
    personas.

    El alumno valora al comparar si lo que recibe
    teóricamente, o a través del estándar y
    modelos ideales, tiene expresión en la práctica. La
    docencia dirigida a la profesión crea determinado nivel de
    ansiedad orientado hacia la actuación; de esta manera se
    va creando el ideal de cómo hará las cosas en la
    etapa siguiente o cuando sea un profesional.

    Según una investigación realizada por Matilde Molina
    Cintra y Rosa T. Rodríguez Lauzurique, psicólogas
    del Centro de Estudios sobre la juventud, se ha comprobado la
    preferencia de los más jóvenes por las nuevas
    fuentes de
    empleo,
    asociadas a mejores condiciones de trabajo e ingresos
    monetarios, lo cual pudiera representar no solo una
    adecuación en la estructura de valores sociales respecto
    al trabajo. (23)

    Según se señaló en el IV Pleno del
    CC del PCC ¨No podemos pasar por alto que el creciente acceso
    legal a la divisa tiende a provocar un cambio en algunos de los
    valores de las personas en determinados sectores de la sociedad,
    como el de la juventud, presentándose casos de quienes
    optan por abandonar puestos de trabajo importantes para ir a
    cubrir una plaza de menor calificación profesional en el
    frente turístico con la que puedan resolver algunas
    carencias actuales, aunque ello entrañe dejar de aportar
    al país sus conocimientos y experiencia en labores tan
    necesarias y abnegadas. (24)

    En relación con el turismo, a comienzos de los
    90, la mayoría de los jóvenes que ingresaban a este
    sector lo hicieron por las características de la actividad
    valorando sus perspectivas para el desarrollo
    económico del país y las condiciones de
    limpieza y el ambiente de
    trabajo agradable que lo distinguen. Todavía no se
    vislumbraba con certeza los beneficios económicos que este
    representaría. A partir del desarrollo del turismo en el
    país, se ha modificado el nivel de aspiraciones y las
    actitudes de las personas que integran este sector, según
    estudios comparativos realizados entre 1992 y 1995 habían
    aumentado los criterios relativos al interés material de
    índole personal. (25)

    Actitudes vinculadas a la exigencia, el compromiso
    social, el espíritu de sacrificio y la honestidad han
    sufrido cambios sustanciales, que se reflejan en lo social y se
    potencian en determinadas ramas por las potencialidades
    materiales que les son inherentes. (26)

    La devaluación social del trabajo a partir de
    su función social y de su contenido mismo impone la
    necesidad de que se fortalezcan y desarrollen otras vías
    de satisfacción y motivación
    laboral que sirvan de compensación a este elemento
    psicológico deficitario.

    Se trata de motivaciones de carácter social y
    moral que desarrolla el individuo en el trabajo, y de las
    vías de gratificación en este sentido, para los
    cuales el medio laboral, su influencia, así como los
    factores sociopolíticos desempeñan un papel
    fundamental.

    De esta manera concluimos que es la educación una
    vía adecuada y la escuela un escenario idóneo para
    la formación de valores, por lo que no se concibe
    educación sin valores, porque la primera perdería
    su sentido.

    _______________________________________________________________________________

    2. VÁZQUEZ, CEDEÑO SILVIA. Los valores en
    las ciencias sociales.- (Material

    mimeografiado). (p.1)

    3.O.cit (p.2)

    4.O.cit (p.3)

    5.O.cit (p.14)

    6.O.cit. (p.3)

    7.O.cit (p.3)

    8.O.cit. (p.10)

    9.Fabelo Corzo, José Ramón. Retos al
    pensamiento en una época de tránsito.
    Editorial

    Academia. La Habana. 1996. p. 166.

    10.O.cit. (p.13)

    11.O.cit. (p.14)

    12.O.cit. (p.13)

    13.O.cit. (p.13)

    14.O.cit. (p.13)

    15.Alicia Sandar González. Artículo del
    Periódico 5 de septiembre. ¿Qué son los
    valores? (Material mimeografiado).

    16.O.cit. (p.13)

    17.GARCÍA GALLÓ, GASPAR JORGE. Bosquejo
    histórico de la educación en Cuba.-

    p.74.- La Habana: Editorial de libros para la
    educación, 1979.

    18.Informe Central al III Congreso del PCC. Editora
    Política. La Habana. 1986. p. 106.

    19.Plataforma Programática del PCC. Tesis y
    Resoluciones.-p.85.- Editorial de Ciencias

    Sociales. Ciudad de La Habana. 1978.

    20.Revista
    Habanera. 2/96. Edición
    trimestral bajo el auspicio del Instituto Cubano de la

    Amistad con los
    Pueblos. Entrevista a
    Cintio Vitier por Julio García Luis titulada

    Entrar a fondo en Martí. (p.20.

    21.Fidel habla a la juventud: El compromiso de los
    jóvenes y su responsabilidad en la

    obra revolucionaria.- Casa Editorial, 1998.- (Selección
    1960-1998). (Material

    mimeografiado).

    22.MARTÍ, PÉREZ.JOSÉ. Ideario
    Pedagógico.-p.147.- La Habana: Editorial Pueblo
    y

    Educación, 1990.

    23.Revista Temas No. 15/1998. Artículo Juventud y
    valores. ¿Crisis, desorientación,

    cambio? Matilde Molina Cintra y Rosa T. Rodríguez
    Lauzurique. (p.70.

    24.Informe aprobado por el V Pleno del CC del PCC sobre
    la situación política y la

    correspondiente labor del Partido. Presentado por
    Raúl Castro el 23 de marzo de

    1996. (p.3)

    25.Revista Temas No. 15/1998. Artículo Juventud y
    valores. ¿Crisis, desorientación,

    cambio? Matilde Molina Cintra y Rosa T. Rodríguez
    Lauzurique. (p.71.

    26.Ídem.

     

    MsC Irela Barreras Cedeño

    Profesora Escuela de Hotelería
    de Cienfuegos.

    Profesora Adjunta Universidad de
    Cienfuegos.

    Cuba.

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