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Violencia familiar en el Perú




Enviado por MANUEL RISCO CH.



Partes: 1, 2

    1. Prólogo
    2. Violencia
      familiar
    3. Tipos de
      maltrato
    4. Maltratadores
    5. Violencia
      sexual, un asunto de derechos humanos
    6. Violencia
      familiar, mecanismos legales de
      protección
    7. La
      violencia familiar en el Perú
    8. Experiencias
      de trabajo intersectorial en el Perú
    9. La
      Mesa Nacional Multisectorial para la prevención y
      atención de la violencia familiar
    10. Normatividad
      contra la violencia familiar en el
      Perú
    11. Ley
      de protección frente a la violencia
      familiar
    12. Recomendaciones
      del grupo
    13. Conclusiones
    14. Bibliografía

    PRESENTACION

    Durante ya mucho tiempo nos
    hemos encontrado con problemas
    sociales que son recurrentes y que no son nada nuevos, que en
    muchas ocasiones nos hagan creer que el Estado
    encontró la solución aun problema que comienza en
    muchas de las ocasiones la podemos considerar como una
    falacia.

    La falta de seriedad de parte del Estado Peruano
    ha logrado que la violencia
    domestica (familiar, intrafamiliar, etc.) se esté
    convirtiendo en un verdadero problema social. Pero en realidad
    que tiene que ver esto con la criminología?

    Varias semanas nos llevo el poder
    justificarla y nos dimos cuenta de que o solo tiene que ver con
    el hecho del cual era nuestra premisa mayor, como parte de
    laceración de personas violentas, con la investigación que se ha venido realizando
    en muchos casos el mismo estado es el principal actor de
    criminalidad tratándose de violencia
    familiar.

    Es una pena que en el inicio de un nuevo siglo la
    dogmática del derecho peruano, siga discutiendo sobre si
    el matrimonio es
    o no contrato o sobre
    si la familia es
    una institución solamente jurídica o social, creo
    que por mucho estos conceptos han sido dejados atrás en la
    comunidad
    internacional, no creemos que podamos partir a una estructura de
    un derecho libre de tanta basura, si no
    iniciamos por entender que el derecho como ciencia debe
    actualizarse, modernizarse ser dinámico y crecer, nuestro
    derecho , y es lamentable reconocerlo será, una piedra mas
    donde el oleaje dejara solo la espuma como recuerdo de que alguna
    vez toco una ola, hablando claro esta de manera
    retórica,

    Es por eso que encontramos a los temas que afectan de
    manera importante al derecho debemos partir de la construcción de conceptos claros y
    precisos, ordenado dirían otros, claro , por tal
    razón la construcción de una regulación por
    parte del derecho en general sobre la violencia
    familiar es importantísima, y sobre todo la
    modernización del derecho en cuanto a las probanzas
    psicológicas, las cuales en tipos como el de violencia
    familiar son demasiado abstractos para el juez y por eso las
    derecha, esto lo decimos como justificante de su conducta no como
    un claro viciador de la ignorancia de muchos de nuestro jueces en
    Perú.

    Es por tal razón que nos intereso hacer este
    trabajo,
    intentaremos definir algunos aspectos criminológicos sin
    ser criminología y otros tantos como estudiantes en el
    área del derecho.

    Los Autores.

    PROLOGO

    …"la violencia es una acción ejercida por una o varias personas
    en donde se somete que de manera intencional al maltrato,
    presión
    sufrimiento, manipulación u otra acción que
    atente contra la integridad tanto físico como
    psicológica y moral de
    cualquier persona o
    grupo de
    personas…"

    Martin Ibarra.

    Este concepto puede
    ser un poco mas explicito pero para poderlo entender podremos
    pasar a su analisis y critica. Según esta
    definición la violencia comienza por una acción
    esta que es entendida por una acción de hacer, de
    provocar, que viene obviamente acompañada por una
    intención final la de dañar, esta acción
    puede ser llevada a cabo no solo por una sujeto sino por varios
    entendiéndose que en el caso del síndrome del
    niño maltratado a nuestro punto tal vez simplista de ver
    las cosas tanto el agente creador de la violencia como la que lo
    conciente son parte del daño
    que se le crea al menor, pero regresando a la definición
    la acción de este o estos sujetos tiene como ya lo
    mencionamos una finalidad, que es la de hacer daño, no
    consideramos que la manipulación sea un tipo de violencia
    mas bien un tipo de coacción creo que la mayoría de
    los generadores de la violencia si buscan el crear un daño
    no el manipular ni mucho menos el coaccionar el padre o la madre
    que golpea tiene como objetivo la
    reprimenda en términos generales pero también lo
    hace como castigo , la intención del padre o la madre que
    golpea en ese momento es dañar.

    Tratar de delimitar un campo de trabajo dentro de la
    problemática de la Violencia Familiar, no es tarea
    fácil. Como toda delimitación, tiene algo de
    arbitrario y brinda posibilidades y limitaciones. En general
    Predomina un criterio Jurídico y Asistencialista, como el
    de Víctima de Delito. Este modo
    de pensamiento,
    como brillantemente expone en este trabajo la Srta. Hormesinda
    Marin Escalante y el Sr. Manuel Risco Chumpitazi marca claramente
    el problema del voluntarismo de la Psicología
    Conciencialista y militante. Esta militancia ha tenido
    importancia desde el feminismo o el
    diferencialismo, fundamentalmente en promover la relevancia,
    frecuencia y gravedad del problema. Ha facilitado también
    la empatía hacia el mismo.

    Aportes sustanciales a la comprensión de las
    diversas modalidades de formaciones de Conflicto,
    desde una perspectiva del trabajo de Lo Inconsciente. Las
    aproximaciones a la Violencia familiar, dice los autores se
    caracterizan por un enfoque centrado en el Trabajo Social.
    Equivocarse en la denominación puede ser un error
    inocente. Pero puede ser también una manipulación
    intencionada para llevar a una mayor confusión al ya de
    suyo complejo fenómeno social de la violencia sexista.
    Conviene, por tanto, aclarar los fundamentos racionales que los
    autores de esta monografía hacen en insistir en llamar a
    las cosas por su nombre, sin admitir subterfugios que diluyan,
    minimicen, confundan o distorsionen una realidad social como la
    violencia contra las mujeres, de tal magnitud, que ya en 1980 fue
    considerada por las Naciones Unidas
    como "el crimen encubierto más numeroso del
    mundo".Empezando por eliminar lo que no es, llegaremos a fijar el
    concepto de lo que realmente es.

    Así pues, denominar a esta forma de violencia
    como doméstica, es tanto como responsabilizar de la
    acción delictiva al ámbito donde suele
    desarrollarse, excluyendo por tanto como acciones
    violentas de éste delito a las ejercidas en lugares ajenos
    al doméstico; además la autoría del
    delincuente no se evidencia de esta denominación al uso;
    que deja enmascarado el hecho evidente de que de lo que se trata
    es de la violencia ejercida contra las mujeres por algunos
    hombres.

    A esto se llama minimizar generalizando, y es un modo
    tan efectivo de manipular el concepto, que se llega al extremo de
    contabilizar dentro de la violencia doméstica el suicidio cometido
    por el hombre
    después de haber matado a su mujer (como hace
    en sus estadísticas oficiales el Ministerio del
    Interior).

    Dr. Sebastián Rojas
    Diaz.

    VIOLENCIA FAMILIAR

    En estos últimos años se ha venido dando
    una serie de programas y
    leyes en
    defensa de los derechos del
    niño y la mujer. Sin
    embargo, ¿eso nos asegura el bienestar?, ¿acaso
    estos programas y leyes bastarán para cesar los maltratos
    físicos y psicológicos que se producen día a
    día contra ellos?

    Es necesaria una protección legal, pero es
    urgente que nuestra sociedad
    adquiera nuevos y mejores hábitos de crianza y
    convivencia. Aún en la posibilidad de parecer alarmista,
    es menester una reeducación en cuanto al trato familiar,
    el que lamentablemente para muchos está caracterizado por
    la violencia, el rechazo y la indiferencia.

    Para lograr el cambio de esta
    situación se requiere, en un inicio, el replanteamiento de
    los papeles del padre y la madre frente a los hijos, con el fin
    de que éstos últimos en el futuro respondan a las
    expectativas de sus progenitores.

    Debemos ir, entonces, en búsqueda de las causas
    que son la semilla de un ambiente
    familiar hostil y que, consecuentemente, producen una educación
    errónea en nuestros niños.

    El reconocimiento de los distintos géneros de
    violencia ejercida contra las mujeres ha facilitado que
    éstas identifiquen las situaciones de abuso y conozcan sus
    derechos.

    La Declaración de la Asamblea General de las
    Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia
    contra la Mujer, elaborada el 20 de diciembre de 1993, define
    este tipo de agresiones "como todo acto de violencia basado en la
    pertenencia al sexo femenino
    que tenga o pueda tener como resultado un daño o
    sufrimiento físico, sexual o psicológico para las
    mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la
    coacción o privación arbitraria de la libertad,
    tanto si se producen en la vida pública como
    privada".

    Es decir, la mujer maltratada es aquélla mayor de
    edad que se ve sometida repetidamente a abusos por parte de un
    varón con el que mantiene o ha mantenido una
    relación íntima, bien sea de hecho o de derecho.
    Estas agresiones van desde amenazas e insultos verbales hasta
    golpes y actos homicidas.

    Las campañas de concienciación han
    permitido conocer que el maltrato es la mayor causa de lesiones a
    las mujeres y prevalece sobre la violación callejera,
    asaltos o accidentes de
    coche.

    Durante el año 2005 cerca de 23.000 mujeres
    presentaron denuncias por los malos tratos recibidos de sus
    compañeros y más de 42 fallecieron como
    consecuencia del maltrato recibido de sus cónyuges. Estas
    cifras revelan la necesidad de abordar desde un punto de vista
    preventivo y educacional este problema de convivencia que, como
    evidencian los datos, llega a
    tener consecuencias fatales.

    La violencia es una acción ejercida por una o
    varias personas en donde se somete que de manera intencional al
    maltrato, presión sufrimiento, manipulación u otra
    acción que atente contra la integridad tanto físico
    como psicológica y moral de cualquier persona o grupo de
    personas".

    "La violencia es la presión síquica o
    abuso de la fuerza
    ejercida contra una persona con el propósito de obtener
    fines contra la voluntad de la víctima".

    LA VIOLENCIA EN LAS ETAPAS DE LA VIDA

    La violencia tiene un efecto profundo sobre la mujer.
    Empieza antes del nacimiento, en algunos países, con
    abortos selectivos según el sexo. O al nacer, cuando los
    padres desesperados por tener un hijo varón pueden matar a
    sus bebés del sexo femenino. Y sigue afectando a la mujer
    a lo largo de su vida. Todos los años, millones de
    niñas son sometidas a la mutilación de sus
    genitales. Las niñas tienen mayor probabilidad que
    sus hermanos de ser violadas o agredidas sexualmente por miembros
    de su familia, por
    personas en posiciones de poder o confianza, o por personas
    ajenas. En algunos países, cuando una mujer soltera o
    adolescente es violada, puede ser obligada a contraer matrimonio
    con su agresor, o ser encarcelada por haber cometido un acto
    "delictivo". La mujer que queda embarazada antes del matrimonio
    puede ser golpeada, condenada al ostracismo o asesinada por sus
    familiares, aunque el embarazo sea
    producto de
    una violación.

    Después del matrimonio, el riesgo mayor de
    violencia para la mujer sigue habitando en su propio hogar, donde
    su esposo y, a veces la familia política, puede
    agredirla, violarla o matarla. Cuando la mujer queda embarazada,
    envejece o padece discapacidad
    mental o física,
    es más vulnerable al ataque.

    La mujer que está lejos del hogar, encarcelada o
    aislada de cualquier forma es también objeto de
    agresión violenta. Durante un conflicto armado, las
    agresiones contra la mujer aumentan, tanto de parte de las
    fuerzas hostiles como de las "aliadas".

    Cuando hablamos de violencia creemos que solo es "dar
    golpes’’, pero estamos equivocados. Existen varios
    tipos de violencias, entre ellos podemos citar:

    Violencia en la familia (intra familiar).

    Violencia Psicológica o mental.

    Mutilación genital femenina (MGF).

    Cuando nos preguntamos qué entendemos por
    violencia la asociamos generalmente a la producida por la
    agresión física. Sin embargo, en nuestro
    país la violencia tiene diferentes manifestaciones, las
    cuales podríamos clasificar las expresiones de violencia
    en:

    1.1 Violencia Doméstica. La violencia
    psicológica y física con el cónyuge, el
    maltrato
    infantil y el abuso de los niños. La violencia
    doméstica es un mal social que deriva en gran parte de los
    mitos que
    rodean a los roles femenino y masculino aprendidos desde la
    infancia.

    El hombre es el
    fuerte, el que domina, el jefe de familia, el que no llora ni
    muestra sus
    emociones.

    La mujer es atenta, obediente, sacrificada, da todo por
    los demás, sigue a su marido "hasta que la muerte los
    separe".

    La Violencia Doméstica es la práctica de
    una serie de tácticas coercitivas que los abusadores usan
    para obtener y mantener control y poder
    sobre su pareja.

    Según las indicaciones del Estatuto de la Florida
    741.28, violencia doméstica se refiere a cualquier ataque,
    ataque agravado, agresión agravada, agresión
    sexual, acechar y seguir, asechamiento agravado, secuestro y
    encarcelamiento falso, o cualquier ofensa criminal que resulte en
    daño físico o muerte de una
    persona de la familia o de una persona que resida con la familia,
    por otra persona

    que también reside o residía en la misma
    casa particular. Esto incluye hechos como:

    Abuso físico — Empujar, dar bofetadas, patear,
    dar puñetazos, tratar de estrangular, y pegar.

    Abuso verbal y emocional — Amenazas,
    intimidación verbal, acechar el paso, actuar sin
    controlarse la rabia.

    Abuso sexual
    — Cualquier contacto del cuerpo, tocarlo o forzando, sin que se
    desee, o estar envuelto en acto sexual sin que, él o ella,
    lo deseen.

    La Ley contra la
    Violencia Doméstica N° 7586 del 10 de abril de 1986,
    publicada en la Gaceta N° 83 del 2 de mayo de 1996, violencia
    doméstica es una acción u omisión, directa o
    indirecta, ejercida contra un pariente por consanguinidad,
    afinidad o adopción,
    hasta el tercer grado inclusive, por vínculo
    jurídico o de hecho o por una relación de guarda,
    tutela o curatela
    y que produzca como consecuencia el menoscabo de su integridad
    física, sexual, psicológica o patrimonial. El
    vinculo por afinidad subsistirá aun cuando haya finalizado
    la relación que lo originó.

    Se entiende por violencia toda acción u
    omisión de una persona o colectividad que viole el derecho
    al pleno desarrollo y
    bienestar de las personas y que determina una brecha entre su
    potencialidad y realidad. Generalmente estas acciones u omisiones
    se dan debido al desbalance de poder que existe entre las
    personas.

    Podemos afirmar que la violencia es toda acción u
    omisión que altera la convivencia pacífica de las
    personas, que se manifiesta de diferentes formas y grados, con
    repercusión en la salud
    pública, sociedad, vida política y cultural de
    una comunidad.

    1.2 Violencia Cotidiana. Es la que venimos
    sufriendo diariamente y se caracteriza básicamente por el
    no respeto de las
    reglas, no respeto de una cola, maltrato en el transporte
    público, la larga espera para ser atendido en los
    hospitales, cuando nos mostramos indiferentes al sufrimiento
    humano, los problemas de seguridad
    ciudadana y accidentes. Todos aportamos y vamos siendo parte
    de una lucha cuyo escenario se convierte en una selva urbana.
    Existen, de acuerdo con J. Alemany , además de un
    mecanismo económico (ya visto) , otros de carácter biológico
    psicológico y cultural que caracterizan la violencia
    cotidiana en el marco del sistema
    neoliberal actual

    A) El llamado mecanismo biológico , consiste en
    la deshumanización , que cataloga al "otro" como un "no
    ser humano". El objetivo es que "El otro", como persona integral
    deje de ser importante para mí como ya lo es para el
    sistema económico . Y es que ,parodiando a Primo Levy "un
    ser deshumanizado y un sistema inhumano difunden y extienden su
    inhumanidad en todas direcciones y especialmente hacia abajo"
    (cfr. Primo Levy: los hundidos y los salvados). De esta manera se
    construye un individuo
    des-actualizado, des-relacionado. Des-referenciado

    Martín Buber escribía en su célebre
    "yo-tu" que los seres verdaderos son vividos en la actualidad,
    mientras los objetos lo son en el pasado, la "actualidad" implica
    siempre relación y esa es la manera de encontrarse. La
    deshumanización implica por el contrario
    des-actualización con el otro "mi próximo" y por
    tanto su "objetualización". Una vez que he objetualizado
    al otro, que lo he deshumanizado, se abre la veda para la
    violencia

    B) Un mecanismo psicológico referido a la
    incapacidad para para procesar adecuadamente la capacidad de amar
    y valer , bien por exceso, bien por defecto. Tanto en un caso
    como en otro caso se genera violencia. Los referentes de persona
    triunfadora que presenta el modelo actual
    , favorecen un individualismo hobbesiano, y una competitividad
    feroz que acaba destruyendo redes afectivas, generando
    frustración y ansiedad permanentes y convirtiendo a los
    vecinos en desconocidos, y a compañeros de trabajo en
    contrincantes.

    c) Un mecanismo cultural que da coherencia a lo anterior
    a través de la universalización de unos nuevos
    modelos y
    pautas pseudoculturales basadas en la inmediatez de lo inmediato
    y en la superficialidad de las relaciones, que enlaza
    además con los afectos y desafectos de carácter
    psicológico y que convierte a la persona en un puro
    cóctel de sensaciones. Todo ello con el fin de que el
    individuo construya sus creencias y opciones vitales desde la
    identificación de felicidad con un consumo de
    bienes y
    estimulos, de manera que cuando esta realidad no se consigue la
    persona se frustra y su agresividad se transforma en
    violencia

    1.3 Violencia Política. Es aquella que
    surge de los grupos
    organizados ya sea que estén en el poder o no. El estilo
    tradicional del ejercicio político, la indiferencia del
    ciudadano común ante los acontecimientos del país,
    la no participación en las decisiones, así como la
    existencia de las llamadas coimas como: manejo de algunas
    instituciones
    y las prácticas de Nepotismo institucional. También
    la violencia producida por la respuesta de los grupos alzados en
    armas.

    No se puede entender el problema de la violencia
    política sin conceptuar a la política como la
    organización y aplicación sistemática de
    determinadas relaciones de poder, como la articulación de
    un conjunto de medios para la
    consecución y la preservación de éste. La
    política organiza el poder, le otorga forma estatal y
    viabiliza un proyecto
    socio-económico de clase. En este
    marco, la violencia es parte activa de la estructura
    social, no es sólo un instrumento o medio de lucha,
    sino sobre todo un modo de conflicto.

    El surgimiento de la violencia política
    está estrechamente vinculado al desarrollo de la propiedad
    privada, y es sólo en el transcurso de la
    consolidación histórica de ésta, que la
    violencia se transforma en manifestación específica
    de poder social. En otras palabras, posee una base material
    concreta y no es una constante histórica, por lo tanto es
    factible su desaparición en una fase superior del desarrollo
    humano, cuando sea eliminado todo tipo de explotación
    pues -como señalara Engels- "el poder, la violencia, no es
    más que el medio, mientras que la ventaja económica
    es el fin" (1).

    Cuando la ventaja económica, la ganancia, deje de
    ser la principal motivación
    de la producción material, cuando el fin de la
    actividad económica sea la satisfacción de las
    necesidades del hombre, y no el mero lucro, allí se
    crearán las condiciones básicas para la
    extinción definitiva de la violencia
    política.

    No obstante, esta posibilidad histórica se
    vislumbra lejana, y la violencia continúa siendo
    componente central de todo el sistema de dominación. De
    allí que la clase en el poder requiera -a todo nivel- de
    estructuras
    que le permitan organizar el control social, minimizar los
    riesgos de un
    cuestionamiento revolucionario de la sociedad, y garantizar las
    condiciones para la reproducción ampliada del poder y del
    sistema en su conjunto. En esto el Estado desempeña un rol
    crucial.

    Estado y violencia política

    El principal organizador y concentrador de la violencia
    estructural es el Estado, de manera que cualquier intento por
    legitimar y justificar la violencia ejercida por la clase en el
    poder, pasa por legitimar el Estado. El objetivo básico
    que se persigue es despolitizar, desideologizar y neutralizar el
    Estado, presentarlo como el sintetizador del "bien común"
    y garante de la "ley y el orden". Para ello es imperativo la
    imposición de una visión histórica de la
    naturaleza
    humana, la sociedad y elaborando, simultáneamente,
    conceptos abstractos de nación,
    interés
    nacional, estabilidad y paz social.

    Este tipo de Estado se justificaría por el
    posible "caos" que devendría en la sociedad humana por el
    hecho de su inexistencia. Fenómeno que hace más de
    tres siglos ya debatían los grandes pensadores filósofos y políticos. Según
    esta corriente teórica -que de una u otra forma sigue
    vigente- la naturaleza
    humana es esencialmente egoísta y utilitaria, cada ser
    lucha por su propia subsistencia, por la satisfacción de
    sus propios intereses, lo que inevitablemente le lleva a la
    confrontación permanente con otros seres
    humanos.

    Esta situación es la que Hobbes (2)
    describiera como "la guerra de
    todos contra todos". Situación superable sólo con
    apego a un ente no-utilitario, a un órgano que no buscase
    la satisfacción de intereses particulares, sino que
    comunes, generales. De allí surge la noción
    básica y la materialización del concepto del Estado
    actual como el único capaz de imponer el orden en medio
    del "caos natural". Es decir, ser un "administrador
    neutro del conflicto social".

    Dicha tesis amerita
    al menos dos consideraciones. En primer lugar, la naturaleza
    humana no es egoísta, ni altruista, ni agresiva ni
    pacífica, ni buena ni mala en si misma, sino que
    simplemente sintetiza el sistema de relaciones sociales
    prevaleciente en un momento histórico
    determinado.

    La esencia humana en abstracto no existe, esta es
    concreta y, por sobre todo, dinámica, cambiante, de modo que la
    hipótesis de una situación natural
    de guerra permanente solo sirve para justificar la
    creación y consolidación de un complejo aparato de
    dominación de clase como es el Estado (analícese,
    en un grado menor, la lucha contra la delincuencia),
    además de proyectar la idea de la imposibilidad de
    transformar el sistema o luchar por una sociedad igualitaria,
    puesto que el ser humano sería individualista y
    egoísta en esencia y jamás podría
    cambiar.

    En segundo lugar, es necesario puntualizar que el Estado
    no es un ente que esté por sobre las clases y la sociedad.
    Ninguna institución es neutra o poseedora de poder propio,
    más bien expresa poder social de clase. Es por ello que
    conceptos y prácticas tales como orden, legalidad,
    estabilidad, paz social, civilismo, etc., son de carácter
    tan determinado; la sociedad virtual no existe, ni ha existido,
    solo existe la sociedad históricamente concreta, de manera
    que el orden y la estabilidad que se defiende hoy, es el orden y
    la estabilidad del neoliberalismo. El Estado no es ningún
    sintetizador del bien común y del interés de un
    país, sino que de violencia política y, por
    consiguiente, de poder de un sector de la sociedad sobre
    otro.

    La dimensión ideológica de la
    violencia

    Históricamente a través de diversos medios
    de socialización -la estructura educacional,
    los medios de
    comunicación, entre otros-, la clase dominante ha ido
    configurando un sistema de valores,
    normas,
    conceptos y categorías tendientes a justificar su dominio: su
    preponderancia monopólica a regir los destinos de la
    humanidad, sus instancias de organización y la vida de los individuos.
    Medios entre los cuales la autentificación del uso de la
    violencia en sus diferentes formas por parte del Estado, su
    institucionalidad, sus fuerzas armadas y policiales, han sido una
    constante.

    Esta manipulación ideológica se ha
    sostenido en tres ejes esenciales:

    a) Ocultar la violencia estructural propiamente
    tal.

    b) Legitimar la represión
    institucional.

    c) Deslegitimar toda violencia
    social contra el sistema.

    La violencia es inherente a una estructura social
    injusta, a un orden social basado en la explotación del
    trabajo por el capital, en la
    exclusión y marginación económica, social y
    cultural de vastos sectores de la sociedad. De hecho la violencia
    no se reduce únicamente a su manifestación
    más ostensible, a su forma represiva.

    Esta última es sólo una vía que
    permite mantener maniobrando y desarrollándose a la
    violencia estructural en su conjunto, al capitalismo.
    Es por ello que Marx y Engels
    señalaron la existencia de un virtual estado de guerra
    entre patrones y trabajadores (3), en otras palabras, criticaban
    la influencia de la violencia económica y de cómo
    ésta se reproduce a través de todo el sistema
    consolidándose como violencia estructural.

    Mas este modo de abordar el problema no es prerrogativa
    exclusiva de los clásicos del Marxismo,
    también -y básicamente a partir de la
    encíclica Populorum Progressio- la Iglesia
    Católica, en particular el Movimiento de
    la Teología de la Liberación, manifestó sin
    ambigüedad, que "la violencia originaria, raíz y
    principio de todas las demás violencias sociales, es la
    llamada violencia estructural, la injusticia de las estructuras
    sociales, sancionada por un orden legal injusto y orden cultural
    ideologizado, que como tales constituyen la
    institucionalización de la injusticia" (4).

    El ocultamiento de la violencia estructural requiere
    imponer la idea de la libertad del individuo, de la igualdad de
    oportunidades, de los beneficios de un mercado abierto a
    la libre competencia. El
    esquema de valores imperantes reproduce sistemáticamente
    la idea de que los pobres, los marginados, son tales sólo
    debido a la mala suerte de haber nacido pobres o a su propia
    impericia, a su falta de creatividad y
    esfuerzos personales. Entonces la injusticia no es tal, pues las
    naturales diferencias sociales no son más que el resultado
    de las leyes de funcionamiento del mercado, leyes, que
    según se argumenta, no responden a los intereses de nadie
    en particular. Obviamente entonces, al negarse la injusticia
    social, se está negando también la violencia
    estructural.

    Bajo este marco conceptual surgen las nociones de
    violencia directa (represiva) y violencia indirecta
    (estructural). Donde producto de la manipulación y
    desinformación ideológica, se tiende adscribir un
    carácter significativamente más negativo a la
    violencia directa que a la indirecta; se condena el destrozo de
    la propiedad pública y privada, un secuestro, un atentado,
    pero no ocurre lo mismo con la miseria, la pobreza, la
    carencia de vivienda o salud. O, dicho de otra
    manera, se considera social y culturalmente peor, matar que dejar
    morir. La clase en el poder juega con la sicología de las
    personas, con sus emociones y decepciones, a fin de encauzar
    cualquier signo de descontento, diluir y desviar la atención del impacto de cualquier violencia
    estructural.

    Junto con la legitimación ideológica y
    política de la existencia y el recurso de las distintas
    formas de coacción, se deslegitima todo intento de
    organización popular de la violencia. A pesar que en los
    discursos
    oficialistas es frecuente la condena de la violencia "venga de
    donde venga", en la práctica se busca neutralizar o
    desarticular únicamente su desarrollo en la base, su forma
    auto-defensiva u ofensiva, especialmente aquella que se puede
    erigir como alternativa de lucha política, militar o
    social.

    En consecuencia, la naturaleza clasista del proceso en
    marcha instituye que la violencia ejercida por el sistema es
    positiva y necesaria. Es decir, toda consideración moral
    acerca de la violencia política, tiene que ver con el
    sistema de valores que éste estime necesario para lograr
    la estabilidad del mismo. Por eso se critica el uso de la
    violencia en política, en la misma medida que se crean
    organismos de seguridad y de
    lucha antisubversiva, y aumentan los presupuestos
    de las fuerzas armadas y de orden. Así se ha ido
    estableciendo una relación arbitraria entre democracia y
    paz por un lado y cambio y violencia por otro.

    En este contexto ideológico es que surge una
    inevitable interrogante: ¿Existe una forma ética de
    ejercer la violencia? Está claro que de aceptarse el
    sistema de valores imperantes, como el único referente
    para medir lo positivo o lo negativo, lo bueno y lo malo del
    recurso de la violencia, la conclusión será siempre
    la misma: la violencia ejercida por la base social será
    siempre reprobable. Sin embargo, si ponemos el punto del análisis en otro ámbito, sí
    logramos trascender el límite de la moral
    general y vaga para reconstruir desde el pueblo -los
    verdaderamente afectados por ésta-, valores
    morales y nociones éticas que expresen la necesidad
    histórica del cambio social, y muy especialmente, que
    desmitifique el uso de la violencia por parte de las masas,
    ubicándola en su justo contexto como fenómeno
    socio-político, el centro del problema cambia:

    La violencia es moralmente válida y
    políticamente viable, en la medida que se corresponde con
    la dirección principal del movimiento
    histórico, al cambio social necesario para erradicar
    primero parcial y luego definitivamente la violencia estructural
    creada por el sistema capitalista.

    La forma ética de ejercer la violencia
    está en ponerla al servicio de
    las mayorías populares, al servicio del cambio social y de
    la dignidad
    humana.

    La violencia revolucionaria es una forma
    específica de manifestación ética, pues
    ésta no persigue la destrucción del ser humano y su
    entorno, ni su sometimiento, sino que es un período muy
    breve de la actividad por las transformaciones, sólo un
    momento histórico; no es un fin sino uno de los medios
    disponibles para desplegar la multifacética lucha por el
    poder popular.

    La violencia revolucionaria tiene un rango cualitativo,
    destruye para construir un sistema justo que nos encamine hacia
    una nueva sociedad.

    La violencia militar

    La violencia militar es una expresión particular
    de la violencia política que se estructura en forma de
    doctrina y se organiza como cuerpo armado.

    Ninguna doctrina militar es neutral, más bien
    condensa la idea militar estratégica de quien la ejerce.
    En el caso específico de los países
    latinoamericanos, por parte del poder imperante, aún
    prevalece en la región la Doctrina de Seguridad Nacional,
    que con la entrada en escena de las democracias protegidas ha
    tendido en nuestros países hacia lo que hoy se conoce como
    "seguridad ciudadana". La DSN en Chile como apreciación
    básica de cualquier futura guerra, partió a fines
    de los 70 manejando tres hipótesis de conflicto: en el sur
    con Argentina, en el norte con Perú y Bolivia, y en
    el frente interno, donde definitivamente se puso el mayor
    énfasis.

    Lógicamente, la definición de frente
    interno conlleva la necesidad de organizar la represión
    dentro de nuestras fronteras y la voluntad de neutralizar o
    exterminar a un enemigo (el enemigo interno). Es decir, el
    desarrollo de la violencia en términos específicos
    y no genéricos como se expresaba en la idea de "todos
    contra todos"; más bien la guerra de las FFAA como
    instrumento político de la clase dominante contra el
    pueblo como sucedió tan explícitamente durante la
    dictadura. Sin
    embargo, junto con el proceso de transformaciones que ha vivido
    Chile luego del cambio pactado de un gobierno militar
    a uno civil dentro del mismo sistema, esta visión
    aún es compartida entre los diferentes actores
    políticos involucrados en dicho pacto. Diferencias
    más diferencias menos, en la lucha contra el enemigo
    interno, "el terrorismo",
    están comprometidos todos quienes participan del poder
    (gobierno, oposición, FFAA, Iglesia). Entonces, no es
    correcto incluso desde éste punto de vista, hacer una
    división tan categórica y definitiva entre lo
    político y lo militar, puesto que en la práctica
    ambos se siguen conjugando a través del accionar del
    Estado y de sus instrumentos armados y no armados.

    La violencia militar adquiere también diferentes
    formas, puede ser central o periférica en un momento
    histórico determinado, pero en lo fundamental, está
    siempre presente en forma de una estrategia
    militar para la obtención o la defensa del
    poder.

    Por último, y obstante la condena a la violencia
    en general por "inhumana y anticristiana", ante situaciones
    concretas de guerras o
    conflictos
    internos, la clase gobernante no sólo defiende moral y
    políticamente la violencia, sino que además es la
    primera en unirse para regular las formas de ejercerla y premiar
    a los agentes que se destacan en el ejercicio de ésta. De
    otra forma no se explicarían las convenciones
    internacionales que norman las guerras, los conceptos de valor y
    heroísmo, instituciones tales como las condecoraciones al
    mérito, pensiones específica, etc.

    1.4 Violencia Socio-económica. Que es
    reflejada en situaciones de pobreza y
    marginalidad
    de grandes grupos de la población: desempleo,
    subempleo, informalidad; todo esto básicamente reflejado
    en la falta o desigualdad de oportunidad de acceso a la educación y la
    salud. Además está la violencia
    "socio-económica o estructural", que constantemente
    provoca violencia en quienes la padecen y la desahogan sobre las
    personas vulnerables más cercanas, física y
    emocionalmente, como las esposas e hijos. Esta violencia es
    generada por el desempleo, el alto costo de la
    manutención y la vivienda familiar; la angustia por la
    creciente inseguridad,
    agresión y temor de la delincuencia; los insoportables
    niveles de ruido,
    insalubridad y contaminación ecológica, etc.
    Violencia socio-económica que es reforzada con las formas
    burdas y sutíles de machismo, violencia y sexismo
    frenético, que constantemente trasmiten los medios
    audiovisuales. En una sociedad así, que genera y cohonesta
    tanta violencia, ¿pueden sus miembros ser no violentos?
    Ante ello, urge difundir programas eficaces de cooperación
    entre el Estado y sectores privados, que ataquen la violencia por
    todos los flancos. Desde políticas
    económicas que logren mejores condiciones de vida para las
    familias costarricenses, hasta campañas inteligentes de
    concientización en todos los centros de educación,
    iglesias y demás entidades de bienestar social; y, sobre
    todo, a través de los medios audiovisuales. Hay que
    utilizar creativamente todos los medios para impedir la
    violencia, especialmente contra las personas más
    vulnerables.

    1.5 Violencia Cultural. La existencia de un
    Perú oficial y un Perú profundo (comunidades
    nativas y campesinas), son distorsiones de los valores de
    identidad
    nacional y facilitan estilos de vida poco saludables.
    Llegados aquí cabe preguntarse qué es lo que hace
    que la pobreza se mantenga e incluso se acepte. Hay razones de
    funcionalidad -sirve para mantener los sistemas sociales
    en que se da- y estructurales -forma parte de la estructura de
    poder que se autorreproduce-, pero también
    ideológicas o culturales. De hecho, todas las sociedades
    producen explicaciones de la existencia de la pobreza que guardan
    relación directa con (o incluso forman parte de) las
    diferentes formas que adopta la violencia cultural. 17

    Es conocido que las religiones, en sus versiones
    de "opio del pueblo" o de "teología de la sumisión"
    que no las agotan, pueden convertirse en un mecanismo de
    justificación de la existencia de la pobreza. Lo mismo
    puede decirse de las ideologías
    políticas.

    El neoliberalismo -que achaca la pobreza a la falta de
    interés por parte de los pobres- y el marxismo -que reduce
    en última instancia el fenómeno a la
    explotación del hombre por el hombre y, por ende, al tema
    de la propiedad privada- han sido dos ejemplos bien visibles,
    aunque con alguna diferencia entre sí. El neoliberalismo
    ha producido más pobreza, pero no la ha negado. Se ha
    procurado, eso sí, invisibilizaria o trasformar a los
    pobres en habitantes de campos de concentración, guetos o
    zonas rodeadas por muros de hormigón.

    El marxismo, en cambio, negó la existencia de
    pobreza en los países del Este una vez suprimida la
    propiedad privada. Como no podía haber pobreza, no la
    había. En algunos casos, incluso la palabra pobreza
    desapareció. Pero no los pobres.

    En general, la violencia cultural se produce cuando se
    obliga a las personas a que o no vean el problema o a que
    dispongan de explicaciones para el mismo pero mantengan la
    situación. La relativa ausencia de discusión de
    estos asuntos, por un lado, y su tratamiento habitual cuando
    llegan a los medios de
    comunicación, por otro, son ejemplos de violencia
    cultural. Piénsese, si no, en la forma con que, con
    frecuencia, se trata la pobreza en la prensa (sobre
    todo cuando, de hecho, consiguen achacar toda la culpa al pobre
    mismo) y se tendrá una idea de lo que se quiere
    decir.

    Amenaza para la paz

    Los retos para la paz en los próximos
    años, mientras el conflicto Norte-Sur sea el dominante,
    tienen diversas fuentes, pero
    una de ellas es la pobreza como catalizadora o como sustentadora
    de conflictos armados. La correlación entre régimen
    no democrático y belicosidad es, a pesar de fundamentarse
    en la "paz perpetua" kantiana, una correlación espuria: es
    la pobreza de las naciones la que explica,
    simultáneamente, la ausencia de instituciones
    democráticas y la propensión a iniciar una
    agresión bélica.

    Los procesos de
    polarización social que acompañan al naufragio del
    desarrollo tienen salidas bien conocidas. Una es negarlos,
    haciendo creer a la gente, recurriendo a la violencia cultural,
    que todos formamos un sólo grupo sin distinciones. Eso, en
    otras palabras, se llama nacionalismo y
    su difusión tiene que ver, entre otros factores, con la
    extensión de la pobreza: el nacionalismo consigue negar
    que haya ganadores y perdedores en el sistema social ya que todos
    "somos una nación". Otra salida ante la
    polarización es la de anunciar su supresión en un
    futuro glorioso en el que todos, ganadores y perdedores, nos
    encontraremos como hermanos. La diferencia entre este milenarismo
    y el nacionalismo es su perspectiva de futuro: el primero se
    proyecta hacia un futuro lejano pero brillante, mientras el
    segundo tiene como modelo un pasado normalmente
    tergiversado.

    Existe también la posibilidad de superar la
    descomposición social que significa el empobrecimiento y
    su correlativo enriquecimiento mediante un chivo expiatorio que,
    ajeno al grupo, permita proyectar sobre él frustraciones y
    agresividades. El racismo es una de
    sus manifestaciones.

    Todos estos mecanismos de defensa tienen en común
    su carácter potencialmente violento, sobre todo en la
    medida en que se presentan combinados como en el caso del
    nazismo
    nacionalista, milenarista y xenófobo (no sólo
    antisemita). Una vez que se han puesto en movimiento, es posible
    investigar sobre los medios para detener la violencia que
    generan, y para hacer la paz y mantenerla. Pero investigar para
    la paz es también investigar sobre las raíces de la
    violencia. Y la pobreza es una de ellas. Construir la paz es
    también reducir la pobreza.

    1.6 Violencia Delincuencial. Robo, estafa,
    narcotráfico, es decir, conductas que
    asumen medios ilegítimos para alcanzar bienes materiales.
    Toda forma de conducta individual u organizada que rompe las
    reglas sociales establecidas para vivir en grupo. establecido no
    ayuda a resolver los problemas. Todos sueñan con el modelo
    que les vende la sociedad, el éxito
    fácil. Pero ser un profesional idóneo o un
    técnico calificado requiere de esfuerzo y
    preparación. Requiere desarrollar recursos internos
    y metas. Los jóvenes de nuestro país tienen
    oportunidades de orientación y canalización de sus
    frustraciones y en esto dependen de sus familias, la escuela y las
    instituciones; la responsabilidad es de todos. Es decir, las
    expresiones de violencia sin futuro y sin horizontes pueden
    cambiar.

    En la actual situación de violencia
    delincuencial, en Peru, lo
    relevante no es el incremento de las tasas sino el aumento de la
    letalidad de las agresiones. Lo cual se expresa en el aumento de
    los homicidios y
    de los robos a mano armada. Tal reforzamiento del contenido
    violento de la delincuencia se produce en un contexto en el cual
    el Estado muestra su mayor ineficiencia; tanto en lo atinente al
    aparato policial (incapacidad para atender las denuncias,
    procesarlas y capturar a los delincuentes), como al sistema
    judicial (lentitud y negligencia en la imposición de las
    penas).

    La impunidad
    propicia que la sociedad se llene de miedo y que la percepción
    del peligro condicione la vida cotidiana. El estado
    anímico provocado conduce a la privatización e informalización de
    la protección, a través de la utilización de
    diferentes estrategias,
    entre las cuales destacan el cierre de los espacios residenciales
    – amurallamiento –, la contratación de
    vigilantes y, en el caso extremo, la afiliación a organizaciones
    ilegales que ofrecen seguridad de personas y bienes.

    Estas modalidades de protección no pueden ser
    estudiadas dentro de la concepción clásica del
    control social; porque no están referidas a una
    política que toma la prevención en función
    del ejercicio de un control socializador, en el cual el individuo
    desviado es considerado como el objetivo principal de la
    intervención. Más bien, se refieren a la
    expectativa de la disminución del riesgo de que
    situaciones relacionadas con la violencia delincuencial afecten
    la vida privada.

    Al respecto, en el artículo se exponen tres
    enfoques que podrían facilitar la explicación del
    fenómeno y se ofrecen los resultados de una
    investigación relacionada con estas nuevas formas de
    control social.

    Palabras-clave: control social, violencia,
    informalización, privatización del control
    social.

    II. TIPOS DE
    MALTRATO.

    La violencia existe, esto es una verdad innegable, el
    ser humano tiene dentro de sí el impulso que lo lleva a
    desear el poder y el control de su medio ambiente
    social y natural. Cuando ambas tendencias se conjugan el hombre y
    la mujer actuan imponiendo la ley del mas fuerte. Esto nos ha
    llevado al exterminio de animales,
    plantas, medio
    ambientes y civilizaciones humanas completas.

    Sin embargo cuando es capaz de sublimar estos impulsos,
    los logros son espectaculares, la violencia se torna en un
    impulso creador capaz de inventarlo todo, y el deseo de poder y
    control en una capacidad de inventiva que nos llevara a las
    estrellas.

    Dentro del nucleo familiar, base de la sociedad, se dan
    estos mismos fenomenos en torno a las
    relaciones
    interpersonales, tanto entre los diferentes estratos de
    edades como entre los sexuales, dependientes de la familia de
    origen, etc. Una de las tareas fundamentales de la familia es la
    educación y crianza de los hijos. La forma en la que se ha
    dado esta educación y en la que se aplica la disciplina ha
    variado enormemente a lo largo de la historia humana, no es
    dificil imaginar al hombre prehistorico golpeando o mordiendo a
    su hijo, tal y como lo hace el lobo con su cría cuando le
    enseña una lección.

    Conforme evoluciona la civilización, la
    conceptualización de la disciplina y la educación
    se mueven con ella, los ejemplos son extremos, en la antigua
    Roma, cuna de las
    leyes y de la civilización occidental se consideraba a los
    niños propiedad absoluta de los padres pudiendo estos
    disponer incluso de sus vidas; contrastemos esto con la actual
    legislación Sueca donde el golpear a un niño
    conlleva consecuencias júridicas. Desde luego en ambos
    ejemplos y en todas las sociedades la manera de aplicar la
    disciplina varia de familia en familia, e incluso entre padre y
    madre.

    Definamos pues el maltrato, físico primero,
    emocional despues y finalmente la disciplina.

    La caracterisitica fundamental del maltrato fisico es el
    uso de la violencia, propositiva, repetitiva y cuya finalidad es
    causar dolor, generalmente producida como consecuencia de una
    conducta negativa, real o imaginaria, que ha cometido un
    niño, y que tiene como finalidad ultima la
    modificación de la conducta que el adulto considera nociva
    y perjudicial, ya sea poara el niño, el adulto o la
    sociedad.

    El maltrato emocional es mas sutil, pero no menos
    doloroso, su caracteristica principal es provocar malestar
    (dolor) emocional, existen dos modalidades fundamentales, la
    activa, que humilla y degrada al niño produciendole
    sentimientos de desesperanza, inseguridad, y pobre autoestima,
    esta se manifiesta por insultos o apodos desagradables,
    nuevamente en la mayoría de los casos la finalidad
    manifiesta es "motivar" al niño a que modifique una
    conducta indeseable.

    La segunda modalidad es la pasiva, es el desamor, la
    indiferencia el desinteres por el niño, esta, aún
    que poco reconocida como maltrato, puede, en los primeros dias de
    vida provocar hasta la muerte por una patología llamada
    depresión analítica.

    La disciplina se conceptualizara como las reglas y
    normas, asi como las consecuencias que tendra la violación
    de estas, estas varian de familia en familia y en lo general
    estan impuestas por la sociedad en donde esta inserta esta
    familia, el fin ultimo de la disciplina es formar seres humanos
    adaptados, funcionales y felices, capaces de enfrentarse con
    éxito a la vida y a la sociedad que le rodea; este fin es
    evidentemente incompatible con el maltrato físico y
    emocional, por lo tanto podemos concluir que la disciplina es
    incompatible con el maltrato.

    2.1 Maltrato Físico.

    Se ejerce mediante la fuerza física en forma de
    golpes, empujones, patadas y lesiones provocadas con diversos
    objetos o armas. Puede ser cotidiana o cíclica, en la que
    se combinan momentos de violencia física con periodos de
    tranquilidad. En ocasiones suele terminar en suicidio u homicidio. El
    maltrato físico se detecta por la presencia de
    magulladuras, heridas, quemaduras, moratones, fracturas,
    dislocaciones, cortes, pinchazos, lesiones internas, asfixia o
    ahogamientos.

    1. Lesiones físicas graves: fracturas de huesos,
    hemorragias, lesiones internas, quemaduras, envenenamiento,
    hematomas subdurales, etc.

    2. Lesiones físicas menores o sin lesiones: No
    requieren atención médica y no ponen en peligro la
    salud física del menor.

    2.2 Maltrato Emocional.

    Los factores que influyen en el abuso psicológico
    son muy variados: emocionales, económicos, sociales, etc.
    La mujer se ve dominada por el varón, quien la humilla en
    la intimidad y públicamente, limita su libertad de
    movimiento y la disposición de los bienes comunes. Resulta
    complicado detectar este tipo de abuso, aunque se evidencia a
    largo plazo en las secuelas psicológicas. En este caso la
    violencia se ejerce mediante insultos, vejaciones, crueldad
    mental, gritos, desprecio, intolerancia, humillación en
    público, castigos o amenazas de abandono. Conduce
    sistemáticamente a la depresión y, en ocasiones, al
    suicidio.

    La gravedad de estos abusos varía en virtud del
    grado de violencia ejercida sobre la mujer y normalmente se
    combinan varios tipos de abuso, ya que dentro del maltrato
    físico siempre hay un maltrato psicológico.
    Según indica la psicóloga Alejandra Favieres, del
    Servicio de Atención a la Mujer en Crisis, de los
    Servicios
    Sociales de la Mancomunidad de los Pinares, en Madrid, el
    maltrato psicológico es mucho peor que el maltrato
    físico.

    "Evidentemente, el maltrato físico severo puede
    dejar secuelas muy graves, como rotura de bazo o pérdida
    de audición, pero las secuelas psicológicas son las
    que más perduran. Es difícil que la mujer
    identifique el maltrato psicológico cuando éste es
    muy sutil", explica Favieres.

    1. Rechazar: Implica conductas de abandono. Los padres
    rechazan las expresiones espontáneas del niño, sus
    gestos de cariño; desaprueban sus iniciativas y no lo
    incluyen en las actividades familiares.

    2. Aterrorizar: Amenazar al niño con un castigo
    extremo o con un siniestro, creando en él una
    sensación de constante amenaza.

    3. Ignorar: Se refiere a la falta de disponibilidad de
    los padres para con el niño. El padre está
    preocupado por sí mismo y es incapaz de responder a las
    conductas del niño.

    4. Aislar al menor: Privar al niño de las
    oportunidades para establecer relaciones sociales.

    5. Someter al niño a un medio donde prevalece la
    corrupción: Impedir la normal integración del niño, reforzando
    pautas de conductas antisociales.

    2.3 Maltrato por Negligencia.

    Este maltrato supone la no atención de las
    necesidades básicas del niño,como podría
    ser: alimentación, higiene,
    seguridad física, aprendizaje del
    lenguaje y
    desarrollo de la locomoción, entre otros.

    Se priva al niño de los cuidados básicos,
    aún teniendo los medios económicos; se posterga o
    descuida la atención de la salud, educación,
    alimentación, protección, etc. Es privar a los
    niños o niñas de los elementos básicos
    necesarios para garantizar su desarrollo armónico e
    integral: es decir, de alimentación, educación,
    salud, cuidado, afecto, entre otros.

    Factores de Riesgo :

    Del niño o de la niña: De la familia o de
    sus miembros:

    Niños o niñas con enfermedades
    crónicas.

    Discapacitados física o mentalmente.

    Niños o niñas pasivos, hiperactivos o
    rebeldes.

    Sexo del niño, que no satisface las expectativas
    de los padres. Bajo nivel educativo de los padres.

    Pobreza o miseria.

    Familias monoparentales o madres soltera Elevado
    número de personas por hogar.

    Desconocimiento de los servicios sociales del
    Estado.

    Embarazo no deseado.

    Situaciones conflictivas de la pareja

    Enfermedad mental, adicciones o
    situaciones depresivas.

    Débiles lazos afectivos entre los padres o
    responsables del niño (a).

    Pautas de crianza inadecuadas.

    Sociales:

    Patrones culturales que subvaloran al
    niño.

    Ausencia de redes sociales de apoyo.

    Desempleo, inestabilidad laboral o
    económica

    Descuido deliberado en el período de
    gestación, por parte de la madre o demás miembros
    de la familia.

    Exclusión forzada del niño (a),
    dejándolo en instituciones públicas o en la
    calle.

    Salida del hogar, parcial o definitiva, de los
    responsables del niño(a) dejándolo
    desprotegido.

    No participación de la familia en las redes de
    solidaridad
    vecinal, veredal o barrial.

    Lazos vecinales y comunitarios, débiles o
    conflictivos

    Pobreza y desempleo generalizados.

    Descomposición social.

    Mendicidad.

    Tolerancia de la comunidad frente al maltrato.

    Cómo reconocerlo:

    Retardo en el desarrollo psicomotor

    Desnutrición.

    Diarrea, infección respiratorias y en piel

    Mal estado de la dentadura.

    Accidentalidad previsible y prevenible

    Descuido con objetos y sustancias peligrosas.

    Dificultades de aprendizaje Incapacidad de expresar
    afecto.

    Llanto injustificado

    Trastornos del habla.

    Higiene personal
    inadecuada

    Ausencia de cuidados médicos
    mínimos.

    Desescolarización o bajo rendimiento
    escolar

    Depresión o Agresividad.

    Descuido en las relaciones sociales que el niño
    establece, tipo de actividades que realiza.

    Falta de aplicación de normas de comportamiento

    Falta de estímulos afectivos, intelectuales
    y sociales que desarrollen las potencialidades del niño
    (a).

    Niños que no son llevados a control
    médico, de vacunación y demás servicios de
    salud.

    III.
    MALTRATADORES.

    Socialmente no hay un prototipo de maltratador; puede
    ser de clase alta o baja, con estudios o sin ellos, joven o
    viejo. «Es un perfil plano», dice Bonino, que trata a
    unos 50 de estos hombres al año. Su conducta no tiene por
    qué estar ligada al consumo de alcohol o
    drogas -en el
    80% de los caso no lo está- y tampoco a desviaciones
    psíquicas.

    En contra de lo que pueda parecer, la mayor parte de los
    agresores no son enfermos mentales. Según Enrique
    Echeburúa, catedrático de Psicología
    Clínica de la Universidad del
    País Vasco y pionero en España en
    la aplicación de terapias a hombres maltratadores,
    «el 20% de ellos sí presenta un trastorno mental
    alcoholismo,
    esquizofrenia
    paranoide, trastorno delirante…-. Pero el 80% son
    ‘normales’; no existe un trastorno grave, aunque
    sí presentan alteraciones de la
    personalidad y cognitivas, como un machismo extremo o la
    justificación del uso de la violencia para resolver
    problemas».

    «Lo único que tienen en común es que
    son hombres y que tienen muy interiorizada la idea de que la
    mujer está a su disponibilidad», afirma Bonino.
    Según asimilen más o menos esta idea se
    convertirán en un tipo diferente de agresor: asesinos,
    violentos físicos o psicológicos,
    controladores… En ocasiones los hombres con mayor status
    social y cultural recurren a formas más sutiles de
    violencia, como la psicológica, mientras que los que
    tienen un nivel cultural menor optan directamente por los
    golpes.

    La mayoría no son agresivos de forma habitual.
    Ejercen su violencia de forma selectiva, sólo con su
    mujer. Por eso es tan difícil reconocerlos. Además,
    desarrollan una especie de doble personalidad
    «hacen lo que corresponde hacer a un hombre cuando
    están en público: tratar bien a su mujer; pero son
    unos tiranos en privado», según Bonino. «Esta
    doble fachada es más acusada en los maltratadores que
    ejercen violencia física».

    Además suelen presentarse a sí mismos como
    víctimas. «Discutimos y ella me dijo que no
    aguantaba más y que se iba. Yo la empujé y se
    cayó». Así describe un ingeniero de 28
    años una de las agresiones a su pareja. «Tuvimos un
    desencuentro, le grité y se asustó»,
    «me provocó», «si se hubiese quedado
    callada no habría pasado nada», dicen
    otros.

    Los valores machistas que imperan en la sociedad han
    calado hondo en estos hombres, llevándoles a extremos
    límite. Muchos incluso sufrieron maltratos en su infancia
    y han interiorizado la violencia como un comportamiento normal.
    Los golpes y los gritos son su único recurso. La
    única forma de enfrentarse a una vida que no transcurre
    como a ellos les gustaría.

    3.1 ¿Quiénes son maltratadores? Son todas
    aquellas personas que cometen actos violentos hacia su pareja o
    hijos; también puede ser hacia otros en
    general.

    3.2 ¿Por qué maltratan? Porque no saben
    querer, no saben comprender, no saben respetar.

    3.3 ¿Qué características tienen los
    maltratadores?

    1. Tienen baja autoestima.

    2. No controlan sus impulsos.

    3. Fueron víctimas de maltrato en su
    niñez.

    4. No saben expresar afecto.

    3.4 ¿Qué características tienen los
    maltratados?

    1. Tienen baja autoestima.

    2. Sumisos.

    3. Conformistas.

    4. Fueron víctimas de maltrato.

    5. No expresan su afecto.

    3.5 ¿Qué se debe hacer para no llegar al
    maltrato?

    Aprender a:

    – Comprenderse.

    – Comunicarse con calidez y afecto.

    – Respetarse.

    – Dominar sus impulsos (ira, cólera).

    Partes: 1, 2

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