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Las virtudes y el acto voluntario (página 2)




Enviado por jaimemontoya



Partes: 1, 2

El Estagirita señala que no puede darse la virtud
moral cuando
hay exceso o detecto: la virtud implica justa proporción,
justo medio entre dos excesos. Sin embargo, no se trata tan
sólo de un medio aritmético, cuantitativo, sino un
justo medio relativo a nosotros. De esta manera, la virtud es
determinada por dos aspectos: por un lado por la objetividad
bondad que encierra la obra en sí misma, y junto a esto,
por las circunstancias diversas que se refieren al sujeto. Por
ejemplo, respecto al comer habrá una cantidad excesiva, y
otra insuficiente. La virtud consiste precisamente en el justo
medio entre los dos excesos, es decir, comer lo que para
mí es justo, ni demasiado ni muy poco"

El justo medio cuantitativamente es algo intermedio, pero a la
vez, por su cualidad constituye un extremo. Por tanto, si
consideramos el justo medio bajo su aspecto de bondad, hay una
inversión: los virtuoso que se ha definido
como un medio aparece ahora como un extremo, como lo más
elevado excelente".

Para Aristóteles, la virtud ética está
íntimamente ligada a la recta razón, pues ella
señala el defecto y el exceso que se ha de evitar, para
alcanzar el justo medio. A su vez, la recta razón se
adquiere por la prudencia, cuyo criterio o norma viene a
coincidir con el juicio de un «varón sensato y
experimentado».

Por lo tanto, la virtud ética se puede definir como la
justa medida que impone la razón a los sentimientos,
acciones y
pasiones, que sin el control de la
razón tenderían hacia un extremo u otro. Las
virtudes éticas son, pues, hábitos adquiridos
voluntariamente, por la repetición de actos, y consisten
en un justo medio tal como lo determinarían la recta
razón de un varón prudente.

«Es, por tanto la virtud un hábito electivo que
consiste en un término medio relativo a nosotros,
determinado por la razón por la que decidiría el
hombre
prudente»’

En las virtudes morales pueden distinguirse dos campos bien
definidos:

  1. la fortaleza, que aleja al hombre de la
    cobardía y la temeridad regulando el apetito
    irascible;

    la templanza, que regula los placeres de
    los sentidos;

    la modestia o pudor, que versa sobre las
    emociones;

  2. respecto al propio sujeto, las que regulan la parte no
    específicamente racional del hombre son:
  3. Respecto a sus semejantes, hay una multitud de virtudes
    sobre la convivencia (liberalidad, veracidad, buen humor,
    amabilidad, etc., etc.) y además la justicia y la
    equidad.

La virtud de la justicia tiene en Aristóteles un
sentido muy preciso: es obediencia a la ley por una
parte, y por otra, es la relación de igualdad
respecto a los demás hombres. Según el primer
aspecto, lo justo es lo conforme a la ley; pero en la ley hay
tipos de normas:

  1. Las que tienen un origen natural y que en todas partes
    tienen los mismos efectos; estas normas son inmutables y no
    dependen de las opiniones de los hombres. Se llaman normas de
    ley natural, porque tienen la misma estabilidad que las
    propiedades naturales, y expresivamente Aristóteles las
    compara al fuego, que «quema lo mismo en Grecia que
    en Persia»;
  2. Las normas que tienen su origen en el legislador humano se
    caracterizan porque versan sobre cosas indiferentes, que se
    hacen obligatorias una vez establecidas por la ley civil.

En cuanto al segundo aspecto, Aristóteles dice que la
igualdad debe presidir el orden de las relaciones humanas pues
hay que dar a cada uno lo que se le debe, pero teniendo en cuenta
sus cualidades naturales, dignidad,
funciones que
ejerce; es decir, no se trata de una igualdad aritmética,
sino geométrica o proporcional.

De aquí su división de justicia distributiva y
justicia y justicia conmutativa, según corresponda a las
relaciones del poder
público con los ciudadanos o a las relaciones de los
ciudadanos entre sí. En resumen, la justicia es una virtud
que regula la relación con los demás hombres y
comprende: 1º Justicia natural basada en la ley natural;
2ª justicia civil fundada en las leyes civiles no
escritas (costumbres) y escritas (justicia legal) y esta se
subdivide en distributiva y conmutativa.

Las virtudes intelectuales

Aristóteles distingue diversas virtudes propias de la
parte racional del alma humana, pues como la razón tiene
dos funciones, conocimiento
del las cosas necesarias e inmóviles y conocimiento de lo
cambiante y contingente, habrá también dos virtudes
correspondientes. Las virtud propia de la razón
práctica es la prudencia, mientras que aquella de la
razón teórica es la sabiduría’

La sabiduría hace relación a aquel los objetos
que son superiores al hombre, y en su ejercicio continuo, la
contemplación consistiría corno hemos visto la
felicidad perfecta para Aristóteles.

La Prudencia es la cualidad práctica del
entendimiento por la que delibera correctamente en orden a obrar
bien. A esta virtud Aristóteles le otorga un papel
decisivo para la conducta humana,
pues la liga inseparablemente a todas las virtudes éticas;
es decir, las virtudes fijan el fin y la prudencia marca los
medios. Por
tanto. «No es posible ser verdaderamente virtuoso sin
prudencia, ni ser prudente sin ser virtuoso»

El acto voluntario

Como bien dice la ética aristotélica el elemento
exclusivamente racional es la felicidad última que es la
actividad de la parte superior del alma racional; pero a la vez
en las virtudes humanas, tanto éticas como dianoeticas o
intelectuales está presente también la
razón. Sin embargo, esto no quiere decir que
Aristóteles no dé cabida al elemento volitivo; es
más, su ética debe entenderse como un intento
consciente de superar el intelectualismo de sus predecesores, y
aunque no llegara a expresar con toda precisión una
teoría de la voluntad, tal doctrina no está sin
embargo ausente.

Además de la voluntad como deseo racional,
Aristóteles incluye también la Deliberación
y la Elección.

• Deliberación: es considerar detenidamente el pro
y el contra de cada decisión, es decir que la persona tiene que
estudiar o analizar las consecuencias positivas o negativas que
puede traer la realización de una decisión.

• Elección: es la acción
de elegir cualquiera de las deliberaciones hechas anteriormente
por la persona, esto por medio de la inteligencia y
la voluntad.

¿Cómo articular todos estos elementos en el acto
humano virtuoso? Para empezar, el acto humano virtuoso comprende
solo aquellas acciones que son buenas desde el punto de vista
ético, entonces la voluntad, que se da por el
entendimiento, es guiada por el bien; aquí se
estaría dando inicio al obrar humano. El intelecto
tendrá que deliberar acerca de los medios necesarios para
alcanzar dicho bien, a esto le sigue la elección la cual
vendría a ser el deseo o el querer de esa inteligencia.
Por ejemplo: cuando yo le doy limosna a un niño
necesitado. Mi voluntad se estaría dando porque yo
comprendo la situación por la que el niño
está pasando. Por esto mismo, también puedo
deliberar entre qué tipo de limosna le puedo ofrecer: si
le puedo dar dinero,
comida, ropa, etc. Es aquí donde actúa la
elección, porque gracias a ella, puedo elegir la
deliberación que más convenga para el bien del
niño, ya que nadie me asegura de que si le doy dinero,
pueda gastarlo en drogas o en
cosas que no puedan ser buenas para él.

Ahora bien, ¿Qué da certeza al hombre de la
bondad de su actuar y cómo asegurar que el bien querido
por la voluntad y los medios concretos para ponerlo en practica
son objetivamente buenos? Depende de la visión de cada
persona, ya que alguna actitud que para mi es buena, para otra
persona puede ser mala, por ejemplo: para una persona pegarle a
un niño puede ser un método de
enseña, pero para otra, esto puede ser
antipedagógico o un método equivoco de
corrección.

Se percibe una especie de círculo vicioso, pues para
ser bueno debo querer fines buenos, pero no podré querer
tales fines si no soy ya bueno. Sin embargo, tal circulo no
existe si se tiene en cuenta que si bien la bondad del carácter y la voluntad buena no son
independientes, es el hombre quien poco a poco debe cimentarlas
mediante sus actuaciones libres y concretas, en las que
interviene tanto la razón como la voluntad, la
deliberación y la elección. Aristóteles
dice:

"El fin no aparece por naturaleza a cada uno de tal o cual
manera, sino que en parte depende de él (…). En
efecto, somos en cierto modo causa de nuestros hábitos, y
por ser como somos nos proponemos un fin determinado".

Lo anterior trata de explicarnos que cada uno es responsable
de su propio fin y de los medios para alcanzarlo, donde
también se hace presente la deliberación y la
elección; del mismo modo somos responsables de nuestros
hábitos y según estos hábitos, asi
será la forma de proponernos determinado fin.

Aristóteles no da una doctrina sistemática que
se refiera a la voluntad y menos aun de la libertad, pero
ofrece elementos necesarios para dar a entender que esa doctrina
esta presente de una manera primaria, en sus éticas. La
manera para descubrir estas doctrinas es saber articular y
manejar el pensamiento que Aristóteles ha dejado.

Conclusión
sobre el pensamiento aristotélico

El influjo de la doctrina aristotélica ha tenido un
alcance histórico único. La historia del
pensamiento occidental dice que la filosofía de
Aristóteles nunca ha dejado de estar presente en
él. Desde el final de la edad antigua, con la
aparición de los primeros comentadores de sus obras, el
aristotelismo renace. A fines del siglo XII cuando la doctrina de
Aristóteles pasa a primer plano y con la
escolástica conoce su renacimiento
más profundo. En el siglo XIX, por obra de diversos
filósofos que vuelven a revisar sus
tratados, los
estudios aristotélicos cobran una nueva vitalidad que
todavía perdura.

El destino de su doctrina se debe sobre todo a su riqueza y
profundidad. Baste pensar en la gran trascendencia que los
conceptos aristotélicos han tenido en cada una de las
ramas del saber filosófico.

La filosofía griega alcanza con Aristóteles su
plena madurez, consiguiendo una altura especulativa que en muchos
aspectos nunca después ha sido superada. No significa que
la doctrina aristotélica no presente también
numerosas aporías. Aristóteles encuentra
difícil explicar la relación entre lo sensible y
divino. Asimismo la inmortalidad del alma no queda del todo
resuelta su silencio sobre su origen y destino ultraterreno la
comprometen al menos en cierta medida.

La descripción de la felicidad suprema del
hombre como contemplación intelectual, indican que ha
pesar del esfuerzo de Aristóteles por salvar el elemento
volitivo, no llega a otorgarle el puesto que le corresponde.

Debe reconocerse en la filosofía de Aristóteles,
por su profundidad y extensión, y también por los
problemas que
suscita.

Conclusión.

La virtud propiamente humana es solo aquella en la que
interviene la razón.

Las virtudes éticas consisten en dominar las tendencias
e impulsos irracionales, mientras que las virtudes intelectuales
corresponden a la parte racional.

Las virtudes no son dadas al hombre por naturaleza, sino que
él las adquiere por medio de la repetición de un
mismo acto.

La virtud para llevarse a cabo de una manera buena debe
estar justamente proporcionada.

La virtud ética esta íntimamente ligada a la
recta razón, ya que esta señala el defecto y el
exceso que se ha de evitar. A su vez la recta razon se adquiere
por la prudencia.

En las virtudes morales se distinguen dos campos bien
definidos: respecto al propio sujeto y respecto a sus
semejantes.

La virtud propia de la razon practica es la prudencia, mentras
que aquella de la razon teorica es la sabiduría.

Las virtudes fijan el fin y la prudencia marca los medios.

Para Aristóteles, la doctrina de la voluntad aunque no
esta explicita, esta presente en sus eticas.

Además de la voluntad como deseo racional,
Aristóteles incluye también la Deliberación
y la Elección.

Cada acto que realiza una persona va a ser bueno o malo, de
acuerdo a la vision que esta tenga de dichos conceptos.

La doctrina aristotelica ha sido importante en la
historia.

Los principios
metafisicos de Aristóteles, por ejemplo, reflejan y
explican la realidad de un modo mas profundo, es por eso que
hasta el día de hoy, aun estan presentes al igual que su
analisis del conocimiento humano, la logica y la
ética.

BIBLIOGRAFÍA

Historia de la Filosofía Antigua. Iñaki Yarza.
EUNSA.

Diccionario Enciclopédico de la Lengua
Castellana MAYOR. Editorial CODEX S.A.

 

 

Jaime Oswaldo Montoya Guzmán

Centro de Estudios: Universidad
Católica de Occidente (UNICO).

Nivel de Estudios: Ciclo III en la universidad.

Carrera: Ingeniería en Sistemas
Informáticos.

Sitio web personal:

http://jaimemontoya.googlepages.com

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE OCCIDENTE (UNICO)

FACULTAD DE INGENIERÍA Y ARQUITECTURA

TRABAJO EX-AULA

MATERIA: FILOSOFÍA GENERAL

5 de abril de 2005

Partes: 1, 2
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