Reflexiones sobre el Derecho de los Niños a una Vida Digna
Al reflexionar sobre el tema Trabajo
Infantil y Educación exprese que
en nuestra legislación, a partir de la Carta Magna,
los tratados y
convenios internacionales, la Constitución de la Provincia de
Córdoba y la normativa y jurisprudencia
nacional, provincial e interamericana, podemos ir marcando hitos
que señalan el rumbo de la interpretación de los derechos reconocidos a los
habitantes del país y las garantías para que los
mismos sean efectivizados.
En todos estos documentos, de
una u otra forma, se destacan y reafirman constantemente,
valores como
la libertad, la
igualdad, la
solidaridad, la
dignidad de la
persona
humana. A través de ellos se manifiestan y desarrollan en
extensión las declaraciones, derechos, deberes,
garantías y políticas
especiales, a las que son acreedores tanto los habitantes de la
nación,
como los de la provincia, en especial aquellos sectores
más vulnerables, como los niños y la mujer
embarazada. Hacen hincapié especialmente en las
políticas que promueven la formación integral,
armoniosa y permanente de la persona, que le permitan elaborar su
escala de
valores, tendientes a cumplir con su realización personal, su
destino trascendente y su inserción en la vida
socio-cultural, que posibilite el perfeccionamiento y procure
lograr una plena formación democrática, cultural y
laboral que
desarrolle la conciencia
nacional en la construcción de una sociedad mas
justa, solidaria y moderna.
En relación a aquellas personas mas vulnerables,
en especial los niños, los adolescentes y
la mujer embarazada,
estos principios y
postulados parten de considerarlos con derecho a gozar de una
vida digna, no ser discriminados, crecer en un ambiente
adecuado, en su familia de
origen, ser respetados en su identidad e
historia
personal, gozar de educación, de alimentación, de
salud, de
igualdad de oportunidades, entre otros igualmente
esenciales.
Pero la realidad actual deja en letra muerta dichas
aspiraciones.
Las grandes crisis
económicas que se ha producido en los últimos
decenios han ahondado la brecha de las desigualdades entre los
hombres. Si a ello sumamos los constantes avances de la ciencia y
de la técnica, otrora promesas de bienestar, como factores
para ampliar la raja, el mundo actual esta muy lejos de ser el
lugar ideal en el que se brinden las mismas posibilidades a la
mayoría de la humanidad.
Los procesos de
ajuste y estabilización aplicados para superar los serios
desequilibrios de la economía, en especial
en las décadas de los ochenta y noventa, los esfuerzos
realizados, que habrían obtenido progresos de
restablecimiento del equilibrio
macroeconómico y en la recuperación del proceso de
crecimiento, han creado una brecha aun mayor a la existente entre
los distintos sectores de la sociedad, especialmente en aquellos
más vulnerables y desprotegidos.
Hoy hay unos pocos privilegiados y una gran
mayoría desprotegida.
Al igual que los recursos
económicos, que no se encuentran equilibradamente
distribuidos entre las naciones, el bien salud, también es
un recurso disponible para algunos e inalcanzable para
otros.
Pero para el mundo actual la salud es la posibilidad de
plena inserción social y laboral de las personas en la
sociedad en la que viven.
Dicha disponibilidad de inserción, para los
niños y los adolescentes dependen de que puedan expresar a
pleno el potencial genético con que fueron dotados por sus
padres.
Para que ello sea así deben tener una
gestación sin problemas, una
lactancia
prolongada, no padecer enfermedades ni graves ni
reiteradas, y una buena nutrición– durante
toda la niñez. Debiendo todo el proceso, ser evaluado
desde antes del nacimiento con controles prenatales y a lo largo
de toda la vida del niño, ya que una desviación de
los parámetros normales, puede constituir una de las
causas de retraso en el crecimiento o de mortalidad
infantil.
Sin embargo la gran mayoría de los niños,
niñas y adolescentes de nuestro país y de nuestra
provincia está afectada por un conjunto de carencias que
amenazan sus posibilidades de desarrollo y
de sobre vivencia física,
psíquica y afectiva.
En el informe del
UNICEF "La Infancia
Amenazada", se analizaron siete privaciones básicas
que sufren los niños: carencia de una vivienda adecuada,
sin acceso al saneamiento, no consumo de
agua potable,
carencia de acceso a la información, no tienen acceso a servicios de
atención de salud, nunca han acudido a la
escuela, sufren
graves privaciones de alimentos.
A partir de la reforma de la Constitución
Nacional en 1994, las normas en
materia de
derechos de la infancia no deberían ser meras
aspiraciones, sino una obligación del Estado, ya que
con la ratificación de la Convención de los
Derechos del
Niño, el Estado se
responsabiliza pública e internacionalmente de sus
acciones,
debiendo presentar informes
periódicos al Comité Internacional de Derechos del
Niño.
La Convención coloca en manos del estado la
obligación indelegable de garantizar estos derechos, a
más de establecer claramente que todas las medidas que se
tomen respecto al niño deben estar basadas en la
consideración del "interés
superior" del mismo, correspondiendo al estado asegurar una
adecuada protección y cuidado cuando sus padres o personas
responsables de él no tienen capacidad para
hacerlo.
Establece asimismo el derecho del niño a
beneficiarse de un nivel de vida adecuado para su desarrollo,
siendo responsabilidad de los padres
proporcionárselo y obligación del Estado adoptar
las medidas apropiadas para que dicha responsabilidad sea
asumida. Es decir, fija el principio de la responsabilidad
paterna en la crianza de los hijos, subrayando y defendiendo la
función
de la familia en
la vida de los niños, y el deber – subsidiario y
supletorio – del estado de brindad la asistencia necesaria para
que estos puedan desempeñas sus funciones.
El compromiso asumido por el estado abarca tanto la
necesidad de adecuar la legislación con la
Convención, como la de prohijar sus principios en la
formulación y ejecución de políticas
públicas.
Se da cumplimiento al mismo cuando dichas
políticas se orientan a fortalecer la capacidad de las
familias para atender a sus hijos.
Pero la obligación asumida por el Estado
Argentino, nacional, provincial y municipal, está lejos de
haberse cumplimentado conforme lo pactado.
Baste con mencionar algunos titulares de la prensa escrita:,
Mortalidad infantil, una realidad preocupante, Córdoba
sufre el flagelo del hambre, Morir de hambre en Argentina,Las
zonas rojas del hambre en Córdoba, 6 de cada 10 chicos
argentinos son pobres, La mala alimentación es una
hipoteca del futuro, Terror de Gobernantes, Las huellas del
hambre,Un futuro negativamente condicionado, Un mundo que crece
con desigualdades, Objetivos
inalcanzables.
Según cifras oficiales del INDEC 55% de
argentinos son pobres, es decir veinte millones de personas,
situación que abarca a niños, adolescentes, mujeres
embarazadas y ancianos.
La pobreza es
reconocida universalmente como la principal causa de sufrimiento,
enfermedades y muerte, e
impregna social y biológicamente toda la vida de un
individuo,
perpetuándose de generación en
generación.
Si se tienen en cuenta las crecientes cifras de desocupación de los últimos
años, es obvio que la calidad de
vida de muchos niños se ha venido deteriorando
lentamente.
En el "País del Trigo", uno de cada cinco chicos
está desnutrido, tiene problemas de crecimiento y
trastornos neurológicos.
Pobreza no implica desnutrición, pero ambas tienen una fuerte
asociación, y son causas de mortalidad y de retraso
crónico del crecimiento, esta última
expresión física del progresivo deterioro
nutricional de una persona, a la que se suman, ambientes poco
favorables para estimular el desarrollo infantil, deficiente
cobertura y calidad de
servicios de prevención y cuidado de la salud. Todo este
cúmulo de factores condiciona el desarrollo físico,
intelectual y la capacidad futura de trabajo e
inserción social.
Los niños y los adolescentes que se desarrollan
en la pobreza y en
la inseguridad
alimentaria acceden a una dieta pobre en cantidad y por sobre
todo en variedad de alimentos.
La desnutrición, que se presenta en los
niños, no necesita ser extrema para afectarlos
definitivamente, la menos evidente, la que encubre deficiencias
de nutrientes y vitaminas es
la que culmina en la baja talla definitiva y en una vida de
enfermedades y privaciones.
Elvira Calvo, Jefa del Departamento de Nutrición
Materno – Infantil del Ministerio de Salud de la Nación,
afirmó, "en promedio en nuestro país, uno de cada
dos chicos de entre seis meses y dos años de edad
presentan un déficit de micronutrientes, en especial de
hierro
(anemia) y
zinc".
La editorial del Diario la Voz del Interior, del domingo
veintinueve de mayo, bajo el titulo "Un futuro negativamente
condicionado","Las actuales generaciones que crecen
infraalimentadas condicionarán en forma negativa su propio
futuro y el futuro del país, expresa "Es una realidad
inocultable. La quiebra
económica y social que padecemos los argentinos no
podría proporcionar estadísticas alentadoras."(…) "Es
también imposible no coincidir con Jacobo Sabulsky,
docente de la Escuela de Nutrición de la Facultad de
Ciencias
Médicas de la Universidad
Nacional de Córdoba, cuando asevera que la
desnutrición aguda es la que se ve y moviliza a la
sociedad, pero la oculta es la mas frecuente entre la población infantil argentina y
latinoamericana"(…) "la desnutrición aguda moviliza a la
sociedad. Pero la moviliza mal. El asistencialismo que se
practica es rudimentario, masivo y no atiende a las necesidades
específicas de los hogares cadenciados. De nada sirve
distribuir en forma indiscriminada bolsones de comida cuyo
contenido no reconoce diferencia alguna en los requerimientos
alimentarios de la pirámide poblacional."
Continúa diciendo el informe, "Los recién
nacidos y las madres parturientas exigen una nutrición
especial, que no es atendida en forma conveniente. La
provisión de leche en polvo
es un paliativo, en la medida en que se disponga de un acceso
permanente a ella, pero su consumo suele transformarse en vector
de enfermedades, porque se la diluye con agua
contaminada (que abunda en los barrios desamparados de nuestra
periferia) y mal hervida para reducir el uso de las garrafas de
gas, cuyo
precio pesa en
forma cada vez más agobiante sobre la agostada
economía familiar. Las penurias que a diario sufren los
hogares hundidos en la pobreza y, peor aún, en la
indigencia, se agravan con el martirio que supone formar colas
desde la media noche frente a los establecimientos asistenciales
públicos, en espera de recibir el milagroso número
que permita llegar a la consulta médica".
"A estas condiciones de agotamiento, agrega la
editorial, se suman la deficiente educación sanitaria que
reciben las mujeres en el período de pre-parto, y lo
que se obtiene es un paliativo circunstancial, cuando no
indicaciones que se transforman en amarga
ironía"
"Es muy sencillo recomendar consumo de aves, pescado,
más carne de vaca, hierro y micronutrientes y menos
puré de papa o de zapallo, a condición de que se
prescinda de la situación económica de las familias
de los pequeños pacientes.
Según los último informes de Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos, en Córdoba se
habría producido un descenso en la cantidad de personas
afectadas por la pobreza y también un importante
incremento en la cantidad de habitantes que no pueden alimentarse
lo mínimo indispensable. Conforme esta información
al término del segundo semestre de 2004, había en
la Provincia 569 mil habitantes (41,8%) bajo la línea de
pobreza. Según los datos
correspondientes al primer semestre de 2005, ahora son 48 mil
cordobeses menos en esa situación. Esto quiere decir que
todavía 521 mil personas (38,9%) no pueden afrontar la
Canasta Básica Alimentaria de $ 766,25 para un matrimonio con
tres hijos.
En cuanto a la indigencia los datos no son alentadores.
Durante el primer semestre de este año, hubo cerca de 28
mil nuevos cordobeses que no pudieron cubrir las necesidades
almientarias básicas: si los indigentes a fines de 2004
eran 185 mil (13,6%), ahora son 213 mil (15,9%). Casi 15 millones
de argentinos se encuentran viviendo en condiciones de pobreza,
de las cuales 5,5 millones de habitantes son indigentes, al
cierre del primer semestre de 2005.
Las cifras vertidas reafirman lo sostenido por el
matutino cordobés al decir "Persiste la ominosa falta
de una genuina política de Estado en
materia de salud para los menores de hasta dos años de
edad. Una política que brinde a las madres parturientas la
cobertura económica y médica suficiente para que
atiendan a sus criaturas en el período crítico de
su incipiente desarrollo. Tal política no puede ni debe
limitarse a la distribución de bolsones con alimentos
específicos, es decir, los requeridos por las criaturas en
la etapa inicia de su existencia"..
Según la conclusiones del Informe de Desarrollo
Humano 2005, que cubre tres dimensiones del bienestar humano:
ingreso, educación y salud, a pesar de la prosperidad
global creciente, mas de mil millones de personas, la quinta
parte de la humanidad, viven con menos de un dólar diario,
10.7 millones de niños mueren antes de cumplir los cinco
años y 115 millones no van a la escuela. De acuerdo a este
informe, la quinta parte de la humanidad vive en países
donde muchos gastan dos dólares en un café
como si no fuera nada. Otra quinta parte sobrevive con menos de
un dólar diario. Esta brecha que se transforma cada vez
más en un abismo, es lo que resta esperanzas a la hora de
alcanzar los objetivos, Las pobres mejorías, si esa brecha
entre pobres y ricos crece, serán cada vez más
pobres.
Nuestro país y nuestra provincia, no están
fuera del contexto del informe de la ONU, las
estadísticas son dolorosas y graves. Es hora de repensar
nuestro accionar a través de una profunda
reformulación de los programas
alimentarios y de salud, en un marco de nuevas políticas
sociales, so pena de hipotecar el futuro del país, con
generaciones de niños y jóvenes que habrán
crecido infraalimentados, con un desarrollo físico e
intelectual, condicionado negativamente, que los dejará
rezagados no solo para satisfacer sus necesidades, sino
además, inermes frente a los embates de las enfermedades,
de los explotadores y de los demagogos e impidiéndoles
alcanzar una calidad de vida digna que les permita ser
útiles a la sociedad.
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RISSO de VASQUEZ ROQUE, Emilia
Margarita