La geografía y el poder. Territorialización del poder en Colombia. El caso FARC -de Marquetalia al Caguán-
- Resumen
- Contenido de la
investigación - Resultados de la
investigación - El debate y la
reflexión - Prospectiva ante el
desinterés por el territorio - Bibliografía
Este artículo es una síntesis
de un trabajo de
maestría sustentado en el mes de junio de 2002. Se trata
de una investigación en la línea de
Geopolítica, sobre un tema de actualidad
que emplea los multimétodos como novedad
metodológica y que pretende constituirse en aporte para
confrontar los problemas
terrotoriales y espaciales que aquejan a Colombia como
consecuencia del conflicto
armado que subsiste por casi medio siglo.
Se creyó que despejando de autoridad un
territorio, se iniciaría un proceso de
reconciliación, pero los hechos indican todo lo contrario
y se perdió tiempo
precioso al entrgar el Estado la
soberanía de la que se llamó, zona
de distensión del Caguán. Es posible que desde la
Antropología, la Sociología y la Ciencia
Política,
el tema haya sido abordado pero desde la Geografía, este
trabajo de tipo exploratorio pretende despertar el interés de
los estadistas y de los estrategas por uno de los elementos
constitutivos del Estado: el
territorio.
Palabras clave: zona de distensión,
Geografía, Geopolítica, Geoestrategia, Estado,
Nación,
territorio, espacio, soberanía, dominio, poder,
unidad territorial, despeje, fronteras, corredores de movilidad,
bienes
públicos, población, balcanización.
Al culminar la fase académica de esta
Maestría que constituye el nivel más avanzado del
Programa de
Estudios de Posgrado en Geografía (EPG), convenio entre la
Universidad
Pedagógica Tecnológica de Colombia y el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi, con el presente trabajo
de investigación en la línea de
Geopolítica se pretende contribuir a la
solución del grave problema que afecta actualmente a
nuestro país por el conflicto de intereses que
suscitó la llamada zona de distensión del
Caguán en relación con el proceso de paz que
adelantó el Gobierno Nacional
con fuerzas insurgentes.
Se considera que el estudio de tan delicado tema
adquiere marcada importancia por cuanto tiene estrecha
relación con asuntos propios de la
Geografía y además, se orienta a la
atención de cuarenta millones de
habitantes, quienes soportan toda clase de
adversidades por el conflicto interno que durante casi cincuenta
años ha afectado a Colombia y que hoy continúa
vigente, cada vez con mayor crueldad.
Es preciso reconocer que la zona de
distensión fue el resultado de un proceso de
empoderamiento durante el conflicto como consecuencia de un
plan
estratégico de largo alcance por parte de la
guerrilla. Lo sucedido en el territorio despejado demuestra que
lo que se negociaba allí, precisamente, era el poder y no
la ley. Es apenas
justo que los colombianos sepan de una vez por todas si estaban
perdiendo espacio, porque una pérdida de espacio
representa una pérdida de futuro.
Cuando más espacio perdemos, menos somos.
Recuperar espacio perdido es también recuperar tiempo, es
incrementar el potencial de la voluntad nacional. Esa
recuperación no se puede dar contra un genérico
"los otros", sino contra un específico, "el otro". La
recuperación del espacio es la realización en la
historia de un
trabajo nacional liberador (Ceresole, 1991).
El Presidente de la República Andrés
Pastrana Arango durante su campaña para llegar al Palacio
de Nariño prometió a los colombianos solucionar el
problema de la violencia,
activando un proceso de paz con las guerrillas de las FARC
(Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, según la
propia organización), con el fin de brindar a los
ciudadanos la tranquilidad y seguridad para
alcanzar una sana convivencia. Una de las primeras acciones del
Gobierno para iniciar su cometido fue la de reunirse con el jefe
guerrillero Manuel Marulanda Vélez y anunciar
públicamente la activación de una zona de
distensión que serviría para realizar las
conversaciones y coordinar todos los aspectos relacionados con un
futuro proceso de paz.
En el Sur-oriente del País y por exigencia de las
FARC se seleccionó un área de 42.139 km2
que incluyó cinco municipios (San Vicente del
Caguán, La Macarena, Vistahermosa, La Uribe y Mesetas) y
se dijo que sería un "laboratorio de
paz" (Ricardo, 1998); fue necesario despejar este territorio de
fuerza
pública y paulatinamente por el accionar de los grupos rebeldes,
también las autoridades legítimamente constituidas
tuvieron que evacuar la zona, en algunos casos con el agravante
de amenazas de muerte.
Se activó una Policía Cívica, como
experimento inicial para mantener la seguridad y tranquilidad de
los pobladores, más no tardó mucho tiempo en
generarse toda clase de conflictos
porque en la práctica, la única ley imperante en la
región era la de las armas, impuesta
por el grupo
insurgente de las FARC.
Durante el desarrollo de
la presente investigación se tuvieron como fundamento los
hechos registrados por los diferentes medios de
comunicación, por actores reales del conflicto, por
autoridades suplantadas, por familiares de desaparecidos y
asesinados y por diferentes entidades del orden nacional e
internacional que denunciaron los atropellos que en la zona de
distensión se cometieron. Como el territorio
despejado, teóricamente fue el escenario del proceso de
paz (Pastrana, 1998), puesto que en él se llevaron a cabo
las conversaciones, durante el desarrollo de esta
investigación y en forma simultánea, fue posible
observar los hechos reales que allí sucedieron y sus
efectos geopolíticos.
Surgió la preocupación del investigador
por explorar cómo desde el punto de vista
geográfico la zona de distensión tuvo
estrecha relación con los intereses políticos del
Estado, por un lado, y por otro, de las fuerzas insurgentes. Bien
sabido es que uno de los elementos más importantes que
conforman el Estado, es el territorio y que es en
éste en donde la población realiza
absolutamente todas sus actividades (Palacios,1965). Así,
pues, a partir de estos dos conceptos es posible desarrollar toda
una teoría
sobre las bondades o perjuicios actuales y futuros de la zona
despejada.
Valió la pena explorar el proceso de
definición espacial del poder de las FARC en
Colombia. Ese fue el hecho geopolítico más
importante de la zona de distensión porque
surgió como condición de la negociación. Ahora bien, ¿por
qué se busca una solución negociada al
conflicto?.
Hay que aceptar que cuando dos bandos enfrentados no
logran su objetivo
violento, se plantea una negociación para dirimir ese
conflicto y por lo tanto, lo que resulta no es la paz verdadera
sino un simple período de tregua. "En efecto, cuando
después del necesario reposo uno de los adversarios se
cree en posesión de fuerzas que puedan permitirle mejorar
la situación establecida por la tregua, vuelve a
encenderse la lucha" (Carnelutti,1994:13).
Paralelamente se hicieron gestiones para adelantar el
mismo proceso de paz con el grupo rebelde ELN (Ejército de
Liberación Nacional, según sus fundadores). Esta
intención generó un grave conflicto social porque
los pobladores de la región seleccionada en el Sur de
Bolívar
argumentaron que no deseaban vivir los "horrores y abusos que han
padecido los habitantes de la zona de distensión del
Caguán"; sin embargo, esta idea no ha sido descartada a la
fecha.
En las diferentes etapas de elaboración de este
trabajo se insistió en la exploración de nuevos
elementos geopolíticos y en la explicación de la
estrecha relación entre la Geografía y el
poder, tomando como caso ilustrativo la zona despejada,
conceptuando de manera clara para que en el futuro la toma de
decisiones al respecto del uso del territorio de la
Nación se realice con pleno conocimiento
de causa de las implicaciones geopolíticas.
De esta manera el estudio adquiere significado relevante
para la Geografía, ciencia clave
en el tema investigado y que presuntamente ha sido
desdeñada por quienes desde el Estado, han
convenido ciertos arreglos, sin tener en cuenta los aspectos
científicos y naturales y sus implicaciones en tales
decisiones.
Algunos especialistas entre quienes figuran estadistas,
politólogos, sociólogos, periodistas, militares
activos y
retirados, cuyos conceptos se incluyen en esta tesis,
expresaron su temor por una posible balcanización
del territorio nacional, que implicaría una
situación similar a la ocurrida en la península de
los Balcanes en la que el espacio comprendido entre antiguos
imperios ha sido reestructurado sucesivamente a lo largo del
siglo XX en una serie de pequeñas naciones, entre las que
se destacó durante algún tiempo la
Federación de Yugoslavia. Allí todos los estados se
encuentran inmersos en querellas étnicas y territoriales,
en un difícil equilibrio
entre minorías y naciones soberanas.
Sucesivas guerras en la
década de 1990 en esta zona han venido a trastornar la
compleja situación política heredada (López,
1999). Es conveniente, sin embargo, aclarar que el conflicto
colombiano no partió de las causas que dieron origen al
conflicto de los Balcanes.
El caso de la zona de distensión fue
álgido y de alcance nacional e internacional porque
comprometió al Estado colombiano como contraparte de un
"tratado" que hoy algunos críticos consideran
inconstitucional, a la sociedad civil
que se quejó de no haber sido consultada mediante un
referéndum, y a la comunidad
internacional que se manifestó con vehemencia por los
desmanes y atropellos sucedidos en la zona de distensión
del Caguán y denunciados públicamente (Beers,
2001).
Por ser un tema relativamente nuevo en el ámbito
académico, existieron varias limitaciones, entre otras, la
escasez de
material bibliográfico, el difícil acceso a las
informaciones de tipo judicial, el temor a la denuncia de hechos
concretos, la crisis
económica que impide el apoyo a la investigación,
limitaciones estas que fueron superadas con el afán
científico y la responsabilidad académica de quien se
propuso desarrollar un trabajo serio y prospectivo.
Por tratarse de un hecho hasta ahora no estudiado con
rigor a nivel de maestría, se pretende sembrar la
inquietud en las redes de
investigación e investigadores independientes para que sea
la sociedad
científica la que también coadyuve con fundamentos
racionales en la solución de un grave problema que
subsiste como endémico, tortuoso e indefinido y que a la
luz de la
realidad, se convirtió para el actual gobierno en el
factor más relevante de ingobernabilidad y para la
ciudadanía, en una gran desilusión
al confirmar que "la libertad sin
una opción real para ejercerla es un regalo del diablo"
(Chomski, 1999: 31).
Este trabajo está dirigido a los gobernantes
actuales y futuros, a los responsables de elaborar las políticas
de defensa y seguridad nacional, a los políticos, a los
militares, a los universitarios que se preocupan por su
país y a los violentos que han sembrado de cruces el
territorio nacional, impidiendo el desarrollo y el mejoramiento
de la calidad de
vida de los colombianos.
En los ámbitos nacional e internacional funciona
lo que se denomina sistema geopolítico que no es
otra cosa que el territorio o estructura
espacial donde se plantean las interacciones de proximidad entre
estados contiguos (López, 1999). Pero a nivel regional y
local, también es posible hablar en términos
geopolíticos para resolver diferendos que se originan en
el territorio.
Sin embargo, lo que hoy se evidencia a nivel estatal en
Colombia es una indiferencia marcada con las políticas
territoriales; no de otra manera se entendería el hecho de
conceder extensos territorios a grupos asociados bajo cualquier
pretexto. Por política territorial se entiende el conjunto
de planteamientos estratégicos a mediano y largo plazos y
de actuaciones dirigidas a intervenir sobre el territorio a fin
de que asuma las formas adecuadas a los intereses que controlan
el poder político (López, 1999).
Este trabajo consta de cinco capítulos en los
cuales se espacializó la información obtenida y los resultados de la
investigación en forma clara y sencilla, de tal manera que
el lector no tenga que recurrir a fuentes
especializadas para comprender los diferentes temas tratados. El
capítulo primero explica la metodología empleada para el desarrollo de
la investigación, previo planteamiento del
problema y propone el análisis de unas variables que
se consideran sobresalientes.
A partir del segundo capítulo o marco
teórico, se realiza un recorrido histórico de
la Geopolítica general para luego particularizarla en
relación con el problema de investigación. Las
teorías
geopolíticas, la clasificación de la
Geopolítica, su relación con otras ciencias y la
utilización de la Geografía como un arma
para la guerra son
elementos teóricos que permitieron al autor encontrar
explicación al fenómeno colombiano.
El capítulo tercero explica la presencia de las
FARC en diferentes zonas del territorio nacional. analizando las
variables escogidas y sus implicaciones en el proceso de paz que
se adelantaba y que fracasó, del cual pasó a ser
pieza fundamental la zona de distensión.
El capítulo cuarto contiene el análisis
específico sobre la Geoestrategia como herramienta
de las FARC para continuar en su objetivo de la toma del poder;
explica también cómo y por qué el Estado
colombiano perdió soberanía en el territorio cedido
a las fuerzas irregulares y también presenta el panorama
sobre los nexos directos entre las FARC y el narcotráfico como estrategia de
financiación del conflicto armado (Villamarín,
1996).
También plantea un debate a
partir de hechos concretos que sucedieron durante los tres
años y medio del experimento como condición para
iniciar un proceso de paz. Las conclusiones y recomendaciones del
trabajo, forman parte del capítulo quinto y en ellas
aparece la síntesis de la investigación, mostrando
en forma objetiva y a la luz de los hechos estudiados las causas,
los efectos y los posibles escenarios futuros en caso de que se
hubiera prolongado el fenómeno de la zona de
distensión.
Resultados de la
investigación
La existencia de la zona de distensión
generó una crisis de gobernabilidad en Colombia durante
tres años y medio; esa crisis no fue el resultado
coyuntural de fenómenos aislados que afectaron el comportamiento
humano y que trascendieron el ámbito institucional.
Fue la sumatoria de desórdenes, malos manejos y decadencia
de los valores
sociales, generalmente catalizados por inexistencia de
políticas y sobre todo, por ambiciones de poder, por
engaños, por negociaciones ilusas y por la prepotencia de
quienes supuestamente iniciaron una negociación de paz
(Ceresole, 1991).
Las conclusiones de esta tesis se constituyen en
respuestas al problema de investigación y en tal virtud,
se refieren, no solamente al origen, a las causas, sino
también a los efectos, a lo que sucedió y a lo que
puede suceder en el ámbito geopolítico de Colombia
a partir de la que se llamó zona de distensión del
Caguán. Como resultado relevante de la
investigación, es necesario afirmar:
1. Que el crecimiento y el dominio territorial de las
FARC fueron actividades planeadas estratégicamente como
asuntos fundamentales de una campaña
político-militar de largo alcance para llegar al poder
mediante la combinación de todas las formas de lucha. No
ha sido casual la presencia guerrillera en diferentes lugares
del territorio nacional, afectados por las seis variables
seleccionadas para este trabajo (Tzu, citado por Wu Sun,
1997).
2. Que los distintos gobiernos elegidos en Colombia
desde la década del 60 hasta nuestros días se han
equivocado en el tratamiento al problema de la violencia
armada, pretendiendo solamente manejarlo como una
situación de desorden público, dejando de lado
las soluciones
socioeconómicas que han servido de bandera a los
rebeldes para mantener e incrementar su accionar en contra de
la institucionalidad inicialmente, y de la población
civil en esta época.
3. Que la ubicación de focos guerrilleros en
sitios favorables geográficamente muestra a las
claras que la iniciativa la han tenido históricamente
las FARC, obligando al Estado a realizar operaciones
militares orientadas a eliminar físicamente a los
rebeldes pero no a recuperar territorios y mucho menos a
ejercer el dominio territorial. En pocas palabras, el Estado no
se ha interesado por la Geoestrategia y pareciera que tampoco
se ha dado cuenta que las FARC históricamente si la han
utilizado desde Marquetalia al Caguán (Cadena,
1999).
4. Que el poder coercitivo del Estado colombiano
representado por sus Fuerzas Armadas (Ejército, Marina,
Fuerza Aérea, Policía Nacional) ha dado
respuestas coyunturales a las acciones delictivas de la
guerrilla de las FARC pero hasta la fecha no ha sido posible la
solución del conflicto por la vía armada. Durante
décadas, el Estado se sintió protegido por su
brazo armado y no tomó en serio su participación
con miras a erradicar definitivamente las causas del
levantamiento subversivo. Solamente a partir de la
década del 90, en la cual los grupos armados ilegales
señalaron a las élites políticas como
objetivo militar, los gobiernos de turno entendieron que lo que
ha existido en Colombia es un conflicto de baja intensidad, que
amenaza no únicamente al Estado, sino también a
la población civil (Marulanda, 1990).
5. Que el uso de sitios específicos del
territorio nacional por parte de las FARC para practicar la
guerra de guerrillas, y de las Fuerzas Armadas para su lucha
contraguerrillera, confirma que ha sido evidente a lo largo del
conflicto el ejercicio de la Geoestrategia para el
cumplimiento de los objetivos
políticos y militares. No en vano las FARC generaron
durante décadas su propio espacio en un territorio que
terminó denominándose zona de
distensión y que fue exigido como condición
esencial para iniciar un proceso de paz durante el gobierno del
Presidente Andrés Pastrana.
Lo que se observa a través de la
investigación es que las FARC, sistemáticamente
lograron el dominio territorial de esa extensa región
que abarca 42.139 Km2, mientras el Estado se
despreocupó por la misma generando solamente acciones
militares episódicas que nunca fueron complementadas con
planes socioeconómicos para ejercer su poder, amenazado
y disputado por las armas de la subversión (Small,
1997). No debemos olvidar que el dominio es una facultad
inherente a la soberanía (García, 1983). Durante
casi 50 años la que a partir del 20 de febrero de 2002
dejó de llamarse zona de distensión, se mantuvo
bajo el aparente dominio estatal pero el poder real lo
ejercieron las FARC y es por esa razón, que fue
allí, y no en otra región donde los rebeldes
exigieron reunirse a partir del mes de noviembre de
1998.
6. Lo que en esta tesis se denomina
territorialización del poder por parte de la
guerrilla de las FARC tiene estricta relación con la
presencia del grupo armado en sitios específicos de la
geografía nacional y con el ejercicio del poder, por
coacción o por convicción de sus habitantes
(James, 1993). Las seis variables estudiadas y denominadas
zonas periféricas, de colonización, de precaria
presencia estatal, de cultivos ilícitos, de
explotación petrolera, y suburbanas, se constituyeron en
los objetivos geoestratégicos de las FARC para
plantearle al Estado y a la población civil, la guerra
irregular que aún subsiste y que actualmente ha tomado
como alternativa coyuntural la más cruel de las
variantes: el terrorismo
(Santos, 2001).
Lo más importante de esas seis variables, sin
duda alguna, es el aspecto geográfico, apropiado para
practicar la guerra de guerrillas y mantenerse en actividad a
pesar de las acciones contrainsurgentes por parte del Estado;
en orden de importancia el segundo aspecto es el
económico a partir de las mismas seis variables porque
ha permitido a los rebeldes desde la subsistencia elemental
hasta el financiamiento de una guerra cruel que exige
elevados gastos para
mantener el aparato bélico irregular
(Perpiñá, 1993). Desde los tiempos de la
extorsión y las vacunas a
campesinos y terratenientes hasta el monopolio en
el proceso del narcotráfico, las guerrillas de las FARC
han acumulado grandes sumas de dinero que
le han permitido crecer cuantitativamente y ocupar nuevos
territorios dependiendo de sus propias necesidades. Lo
más grave es que 50 años después existan
en el territorio nacional, zonas donde el Estado no ejerce su
dominio y menos el poder real. Es en esas zonas donde las
guerrillas imponen su voluntad y ejercen verdaderamente el
monopolio de la fuerza (Cadena, 1999).
7. El narcotráfico es un aspecto de vital
importancia para la subsistencia del conflicto armado porque ha
sido en los últimos años una de las principales
estrategias de
las FARC para conseguir los recursos que
demanda la
guerra (Villamarín, 1996). Hoy se conoce claramente que
durante los tres años y medio de duración de la
zona de distensión, los cultivos de coca y amapola
crecieron en la región en forma logarítmica y ha
quedado al descubierto que las FARC manejaban allí todo
el proceso, desde la siembra hasta la exportación. Esta actividad delictiva
formó parte de la geoestrategia guerrillera en la zona
del Caguán y es posible afirmar que desde tiempo
atrás, se realizaba a escalas menores y en tal virtud,
han empleado corredores de movilidad como los que se
muestran en la (Castillo, 1987).
Pero no ha sido solamente en esa región del
país donde las FARC han tenido el monopolio del
narcotráfico puesto que existen otras zonas de igual o
mayor importancia que están siendo disputadas
también por los paramilitares bajo el pretexto de la
necesidad de obtener recursos para financiar sus actividades
contraguerrilleras. La guerra es tal vez la actividad
más costosa y en tal virtud requiere de inmensos
recursos para lograr una definición en el campo militar
y en Colombia ha sido y sigue siendo el narcotráfico,
uno de los principales puntales utilizados por parte de los
grupos armados por fuera de la ley.
8. Durante la investigación fue posible
determinar que entre 1964 y 1980 las FARC iniciaron su construcción territorial a partir de las
zonas periféricas, zonas de colonización y zonas
de precaria presencia estatal sumando en total diez grupos de
diferente denominación (cuadrillas, guerrillas,
frentes). Se trataba de organizar el aparato rebelde fuera del
alcance de las tropas estatales, logrando la subsistencia
económica en forma precaria porque los recursos en esas
zonas no eran abundantes. Entre 1981 y 1989 la
territorialización del poder se extiende a las zonas de
cultivos ilícitos y de explotación petrolera,
apareciendo en la geografía nacional un total de 33
grupos que se suman a los diez ya existentes. El crecimiento
del aparato rebelde requirió de mayores recursos y en
tal virtud las FARC incrementan su accionar delictivo,
especialmente relacionado con el
narcotráfico.
Entre 1990 y 1995 las FARC accesan a zonas suburbanas
y en ese lapso aparece un total de 18 grupos nuevos en
diferentes sitios del país. Se trataba de mostrar gran
poder de fuego y capacidades militares con el fin de obtener
del Estado el tratamiento conveniente para sacar ventajas en
una posible negociación de paz. Para el año 1996
los 61 grupos armados de las FARC tenían influencia en
el poder local de por lo menos 600 municipios de los 1.072
existentes. Además de las acciones militares, las FARC
ejercían en esta época gran influencia en las
decisiones políticas en un buen número de
entidades estatales a nivel local y regional (Echandía,
1998).
9. No deja de sorprender que en el año 2001 la
mayor parte del dispositivo de las FARC esté ubicado
aún en zonas periféricas con un total de 66
frentes, dos bloques móviles, 14 columnas, 19
compañías y seis unidades de diferente
denominación, lo que demuestra que el Estado colombiano
no ha sido capaz ni política ni militarmente de contener
el crecimiento de las FARC y menos de erradicarlas de los
sitios geográficos tradicionalmente colonizados por
ellas para ejercer el poder real (Cadena, 1999).
10.La zona de distensión se terminó
legalmente el 20 de febrero del 2002 porque el Presidente
Andrés Pastrana ordenó a las Fuerzas Militares
iniciar operaciones ofensivas contra las FARC al romperse
definitivamente las conversaciones del proceso de paz, pero en
la realidad éstas no han salido del territorio y
difícilmente lo harán porque su presencia
allí y el poder que han ejercido y ejercen tanto en la
región del Caguán como en los cinco municipios
que formaron parte del territorio despejado, es el resultado de
su construcción territorial desde 1964, fecha en que
salieron de Marquetalia hacia el Meta con el claro objetivo de
llegar al poder sin que el tiempo sea el elemento determinante
en sus planes. Es posible afirmar entonces que ha desaparecido
por ahora la territorialidad legalizada por el gobierno de
Andrés Pastrana pero se mantiene y quien sabe hasta
cuando la correspondiente a un grupo armado con poder de
control
(Santos, 1996).
11.Del análisis de la ocupación
territorial de las FARC se concluye que cuando el Estado ha
ejecutado presión
mediante operaciones militares a gran escala en
sitios específicos, la guerrilla de las FARC ha cambiado
temporalmente de sede pero en forma cíclica y circular,
vuelven a sus antiguos territorios a ejercer el poder real que
el Estado ha perdido (Sanguín, 1981). El experimento de
la zona de distensión sin duda alguna le sirvió a
las FARC para practicar su forma particular de gobernar en un
territorio superior en extensión a varios países
desarrollados (Salcedo, 1999). Cuando las Fuerzas Militares
salgan de la antigua zona de distensión porque las FARC
le plantean otro tipo de guerra que requiera de su presencia en
diferentes lugares, la guerrilla volverá a practicar lo
que ya sabe hacer. Será la triste realidad si el Estado
colombiano no acepta sus errores históricos y se propone
enmendarlos; el cómo hacerlo no es propósito de
esta investigación y para ello están los
políticos, los militares y todos los asociados del
Estado colombiano.
12.Desde el punto de vista de la
Geopolítica, la llamada zona de distensión
impactó negativamente las relaciones económicas,
políticas, sociales, sicológicas, culturales y
ambientales a nivel nacional por cuanto existió la
presunción de la aparición de un nuevo estado
dentro del territorio colombiano; el hecho más relevante
al respecto fue la pérdida de soberanía por parte
del Estado colombiano en razón al no cumplimiento de sus
leyes en un
espacio en el que temporalmente gobernaron las FARC.
Al delimitar la zona para impedir el accionar militar
de las tropas estatales, se crearon fronteras físicas y
fronteras políticas que no debían ser
sobrepasadas por los combatientes (López, 1999); esta
obligación solo se aplicó durante el tiempo de
existencia de la zona de distensión a las Fuerzas
Militares estatales. En el ámbito internacional no
fueron pocos los acontecimientos que causaron alarma en las
fronteras de países vecinos; se sabe que las FARC
traspasaron los límites
territoriales de Ecuador,
Perú, Brasil y
Venezuela
cuando a partir de la zona de distensión realizaron
operaciones militares o de narcotráfico. En repetidas
ocasiones la diplomacia colombiana se vio en apuros para dar
explicaciones a sus homólogos de otras
naciones.
13.En relación con el proceso de paz que con
tanta ilusión esperaban los colombianos, la zona de
distensión del Caguán no produjo ningún
resultado positivo; todo lo contrario, las guerrillas de las
FARC se aferraron al territorio y ampliaron sus fronteras
mediante operaciones militares continuas en contra de las
tropas estatales y de la población civil. Las
negociaciones se orientaron a imponer condiciones para el
control territorial de manera tal que las FARC no tuvieran
obstáculo alguno para gobernar a su manera, emitiendo
sus propias leyes (Reyes & Gómez, 1998). Por eso al
culminar esta investigación, existen argumentos
suficientes para afirmar que en la zona de distensión
del Caguán durante tres años y medio, se
alcanzó a gestar un Estado sin nación.
Se considera conveniente plantear un debate para
profundizar hasta donde el experimento de la zona de
distensión ha impactado la Geopolítica nacional e
internacional. Es una invitación a la reflexión
tomando hechos concretos que facilitan el proceso de
análisis-síntesis y que a partir del momento
están abiertos a la discusión:
Es posible que por primera vez se afirme que la
operación Marquetalia no fue un éxito
sino un fracaso, pero algunas personas le han hecho creer al
país entero que en aquella oportunidad se cumplió
la misión
(Matta, 1999). Si eso hubiera sido cierto, entonces hoy no fuera
posible hablar de la territorialización del poder por
parte de la guerrilla de las FARC. Cuando las tropas que
sostienen el Estado de Derecho
no tienen la suficiente capacidad coercitiva, el imperio de la
ley es desbordado poniendo en peligro la institucionalidad y por
ende, la propia existencia de la nación (Ceresole,
1993).
Pero lo que en este trabajo más interesa, es el
aspecto geográfico y su influencia político-militar
y en tal virtud, la primera verdad a tener en cuenta es, que fue
en Marquetalia donde las guerrillas de las FARC establecieron su
primer foco territorial y que la operación militar en su
contra, las hizo cambiar de estrategia proyectándolas como
guerrillas móviles y obligándolas a transitar otros
territorios (Sánchez & Peñaranda,
1991).
En los últimos años las FARC buscaron
acercarse a los centros de poder económico y
político y mediante la táctica de desdoblamiento de
sus unidades guerrilleras (Echandía, 1998), crearon otras
con el fin de mostrar a nivel nacional e internacional que su
crecimiento era indicativo de gran fuerza insurgente y por lo
tanto la toma del poder estaba cercana. "Una conclusión
ligera llevaría a afirmar que la poca importancia dada al
espacio en nuestro país también es responsable del
escaso interés que se le concedió a la
Geografía" (Delgado, 2001:24).
Existen sitios del territorio nacional donde las FARC no
han podido copar el poder local; esta reflexión infiere
que no es suficiente la ocupación o presencia territorial
solamente, sino que además es necesario construir espacios
a través de las relaciones con el entorno y principalmente
con los habitantes (Santos, 1996); de ahí su insistencia
en no querer desprenderse de algunos territorios, o de intentar
recuperarlos cuando han sido expulsados por las fuerzas estatales
o por los paramilitares. Es posible que en la desactivada zona de
distensión se haya presentado ese fenómeno y que si
el Estado continúa de espaldas a la realidad, en el futuro
cercano pueda consolidarse (González,1990). Se advierte
que hasta la fecha el Estado no ha hecho verdadera presencia en
zonas que históricamente han servido a las FARC para la
realización de sus objetivos intermedios (Lacoste,
1977).
En el plano de la Geopolítica mundial no se puede
negar que el control jerárquico del Estado ha retrocedido
ante complejas pautas de negociación; las fronteras son
penetrables y pierden su significado cuando actores no estatales
pueden maniobrar sin límites a través del espacio
(Perpiñá, 1973). El ejercicio del poder por parte
del Estado ha dejado de tener un carácter de exclusividad para basarse en
criterios alternativos de competencia. Pero
eso no implica que ese Estado renuncie al dominio, a la
soberanía y al control político sobre su propio
territorio (López, 1999).
La que se denominó zona de
distensión está ubicada en el centro
geográfico-estratégico, que no es otra cosa que la
zona del país donde es factible articular en espacios y
tiempos suficientes, el potencial ofensivo-defensivo de la propia
fuerza en relación con la hipótesis de guerra formulada (Ceresole,
1991). Por esta razón las FARC construyeron vías
carreteables que les proporcionaron facilidades para transportar
armas, insumos para la elaboración de pasta de coca,
droga
procesada y terroristas para asaltar y destruir poblaciones
indefensas.
En geopolítica, los transportes son de vital
importancia y por lo tanto en el planeamiento
estratégico, ocupan un primer lugar (Chías,
2001). Lo que se observa es que en Colombia, el Estado se ha
despreocupado por ese importante sector y la guerrilla ha
explotado esa debilidad estatal a su favor. Es indudable, como se
desprende del análisis de este proceso de
territorialización del poder por parte de las FARC que han
hecho un eficiente uso de la Geoestratégia a partir de la
zona de distensión, para desarrollar sus planes tendientes
a la toma del poder por la fuerza (Lacoste, 1977).
Teniendo claridad que el poder es la capacidad de
dominar un espacio geográfico para movilizar y asignar
recursos e información y para estructurar
intencionadamente el campo de decisión y que el poder
político, entonces, es la capacidad de dominio y
resolución de los conflictos en un marco espacial, es
imperativo afirmar que fueron las FARC las que ejercieron el
poder real en la zona de distensión (López, 1999).
Fueron ellas las que aplicaron dentro del territorio el poder
militar, económico, político, judicial y
sicológico; los continuos acontecimientos mediante los
cuales se confirma que allí solamente se ejecutó lo
que la guerrilla dispuso, así lo demuestran.
Públicamente manifestaron que el gobierno
llegó a un acuerdo con ellos y que lo que no estaba
restringido por escrito, les era permitido (Briceño,
1998). Todo indica que las FARC si están convencidas que
los grandes espacios son generadores de poder
nacional.
El hecho de concebir la idea de que las relaciones de
poder y la política existen en toda relación
social, y no sólo en las instituciones
del Estado y del gobierno, es importante (Painter, 1998). Lo que
sucedió en la zona de distensión se refleja en todo
el país afectando la nacionalidad y
generando terror; así también las FARC generan
espacios de poder. Sin embargo, dice Ramonet (1998:23) que "la
supremacía militar no se traduce ya de forma
automática en conquistas territoriales, que se convierten
en imposibles de gestionar políticamente, demasiado
costosas desde el punto de vista financiero y
mediáticamente desastrosas". Tradicionalmente las
conquistas territoriales se combinan con otros tipos de guerra
entre los cuales vale la pena destacar la guerra
sicológica, la guerra política y la que parece ser
la nueva alternativa de las Farc, la guerra económica que
persigue disminuir o eliminar los recursoso del contrincante para
diezmar su poder relativo de combate (Perpiñá,
1973).
Nadie diferente de las FARC conoció a ciencia
cierta el funcionamiento al interior de la zona de
distensión. Solamente por los organismos de inteligencia
se supo de algunas actividades que allí se realizaron y
que reñían totalmente con la concepción
inicial de contar con un sitio tranquilo para conversar del
proceso de paz. En tiempos de globalización fue la única parte del
planeta donde existió un territorio inmenso, mayor en
extensión a países desarrollados, en el que los
ciudadanos nacionales y extranjeros no podían ingresar sin
autorización de las FARC (Salcedo, 1999). Se sabe que
existieron dentro de los 42.139 kilómetros cuadrados,
lugares restringidos porque allí funcionaban campos de
entrenamiento
militar y otras instalaciones proyectadas para la guerra y no
para la paz.
Desde el inicio de la zona de distensión en
noviembre de 1998, ese territorio fue totalmente controlado por
las FARC y en tal virtud, no existió ninguna
intervención por parte del Estado, presentándose un
inmenso vacío al respecto del ordenamiento terrotorial
conforme a las leyes vigentes. Mientras en todos los municipios
del País los planes obedecen a un proceso de
participación democrática, en la zona de
distensión nadie sabe a ciencia cierta cuál fue la
metodología y qué papel jugó la sociedad
civil si es que así se puede llamar a una comunidad que se
encontraba bajo un régimen jurídico y
político diferente al que impera en el resto del
territorio colombiano, porque allí no existieron los
elementos básicos necesarios para integrarse a la nacionalidad
(Massiris, 1998).
En los cinco municipios pertenecientes a la extinta zona
de distensión, el Estado no operó durante tres
años y medio y en tal virtud, el ordenamiento territorial
que allí se dió fue impuesto por las
guerrillas de las FARC, buscando unicamente el desarrollo de sus
intereses. Al aceptar el gobierno el inicio de una
negociación en medio del conflicto armado,
justificó que las FARC continuaran combatiendo al Estado
desde ese territorio, como centro de operaciones con el
consecuente empleo
geoestratégico (Lacoste, 1977). Ahora bién, al
romperse el proceso de paz y terminarse la zona de
distensión desde el punto de vista legal, los problemas
relacionados con el ordenamiento territorial no se han resuelto;
las FARC continuarán haciendo presencia en ese territorio
y la situación seguramente será similar a la que se
presentaba antes del mes de noviembre de 1998. Durante casi 50
años las FARC generaron su propio espacio en ésta y
en otras zonas del país y por eso seguirán buscando
su consolidación. El Estado debe aplicar eficientes
políticas y estrategias si su deseo es mantener la
integridad del territorio de la Nación (Cadena,
1999).
Es evidente que el control del orden público y
del comportamiento
de la ciudadanía en general, lo realizaron las FARC en la
zona de distensión porque permanentemente instalaban
retenes sobre las vías, cobraban peajes e impedían
el tránsito de personas y vehículos en horarios por
ellos impuestos,
reteniendo pasajeros por sospecha de paramilitarismo. Se sabe
plenamente que tuvieron injerencia en asuntos que iban desde
problemas familiares hasta negocios de
dinero y especialmente de tierras. Imponían castigos y
penas graduadas desde la obligación de asear las plazas
públicas hasta el destierro o el fusilamiento.
El control de orden público que se ejerció
en la zona de distensión refleja que al contrario de lo
acontecido en otras épocas, los rebeldes requirieron de
abundantes redes de comunicaciones, pues se trataba de dispersar a las
fuerzas estatales mediante ataques sorpresivos a pequeñas
poblaciones conectadas a las redes de transporte
departamentales y nacionales. Dentro de ese mismo
propósito, las FARC iniciaron una actividad terrorista a
la que denominaron "pesca
milagrosa" consistente en instalar retenes ilegales donde
escogían a sus víctimas y las secuestraban para
luego exigir grandes sumas de dinero por su liberación
(Vargas, 2001).
Desde el inicio de la zona de distensión las FARC
construyeron una infraestructura para albergar a 10.000 personas
aproximadamente que incluía lo que llamaron Villa Colombia
donde se realizaron las conversaciones con delegados del
Gobierno. Pese a contar con todas las comodidades posibles en la
zona, ninguna empresa de
servicios
públicos percibió dineros por el usufructo de
los mismos. Las FARC operaron una inmensa red de comunicaciones
inalámbrica empleando cientos de frecuencias del espectro
radioeléctrico sin que cancelaran un sólo peso por
ese concepto al
Ministerio de Comunicaciones.
Nadie sabe exactamente a quien pertenecen las tierras en
las cuales las FARC construyeron sus campamentos; sin embargo,
hoy se conoce que desterraron a muchos propietarios de fincas y
parcelas, en algunos casos después de obligarlos a firmar
la entrega de sus bienes. Guerrilleros desertores informaron que
los planes incluían el acaparamiento de todas las fincas
de esa zona para organizar un nuevo estado donde las FARC
iniciarán la "nueva Colombia". Allí se estaba
presentando el fenómeno de la difusión espacial que
es el proceso por el que el comportamiento o las
características de un territorio, cambian como
consecuencia de lo ocurrido antes en otro lugar. La
difusión espacial es la propagación de un
fenómeno en el espacio y en el tiempo, desde unos
orígenes limitados (Mendez, 1997). Marquetalia, Río
Chiquito, El Pato y El Guayabero pudieron servir de paradigma para
una nueva república independiente en el
Caguán.
Ante la ausencia de autoridades legítimas que
representaran el Estado de Derecho, las FARC asumieron la
administración de los espacios terrestre, fluvial y
aéreo, so pretexto de proporcionarse su propia seguridad.
Lo que queda claro es que al suplantar al Estado, se cometieron
toda clase de violaciones a los derechos fundamentales de
los ciudadanos que por sus propias razones continuaron viviendo
en la zona y no pudieron abandonarla como sí
ocurrió con una gran cantidad de colombianos que pasaron a
formar parte de ese grupo de excluidos, al que
olímpicamente llamamos desplazados y por los que nadie se
preocupa. Se volvieron cotidianos los llamados retenes ilegales
instalados por las FARC para realizar las ya conocidas "pescas
milagrosas" que no son sino vulgares secuestros de gente inocente
(Gómez, 2000).
Al terminarse la zona de distensión es necesario
concretar si su activación facilitó o no el avance
an las conversaciones de paz. Se creyó inicialmente que
era para conversar y para adelantar el proceso que tanto
anhelamos los colombianos para poder vivir en paz. Sin embargo,
hoy el desencanto es general, pues la zona sólo
sirvió como campo de entrenamiento de terroristas, campo
de concentración de secuestrados, laboratorio para
producción de coca, asesinato de
colombianos y extranjeros, expulsión de autoridades
legítimas e infinidad de delitos
atroces. Sirvió la zona para que las FARC adoptaran una
actitud
soberbia y los colombianos perdieran la esperanza en un proceso
de paz. Desde el punto de vista político, sirvió
para que la mayoría de los colombianos entendieran que las
FARC no han estado ni están interesadas en la
solución negociada del conflicto y que solo la guerra es
su opción. Ha sido la derrota política más
estruendosa para la guerrilla, paradógicamente, gestada
por sus propias acciones. Desde el punto de vista militar,
sirvió para que las FARC se fortalecieran y replantearan
sus operaciones con miras a la toma del poder por la vía
armada causando mucho daño a
la población civil y a la economía nacional,
quedando claro que las FARC si han empleado la Geografía
como un arma para la guerra (Lacoste, 1977).
Prospectiva
ante el desinterés por el territorio.
Los escenarios de la Geopolítica han cambiado. La
tecnología, la desideologización,
consecuente al fin de la llamada guerra
fría implican una transformación del
fenómeno de la guerra también. La tendencia a la
internacionalización de todos los conflictos en la
globalización reinante es irreversible. No
sería extraña una intervención extranjera en
nuestro país para erradicar el problema que hoy aqueja a
los colombianos ante la indolencia de los gobernantes del pasado
y del presente. Lo más grave sería que los
próximos gobiernos continuaran disponiendo
irresponsablemente del territorio para otras zonas de
distensión so pretexto de alcanzar la paz, poniendo a la
Nación en grave riesgo de
desintegración y de pérdida de los valores
nacionales.
Que el gobierno actual y los futuros sean o no
conscientes de lo que está sucediendo, que la comunidad
internacional esté reaccionando; que el país se
siga desintegrando, que los colombianos actuemos a tiempo
serán asuntos de los que sólo tendrán
noticia las futuras generaciones; aquellas que nos
juzgarán por haber permitido que sigan viviendo como
esclavos del desorden, del crimen, de la violencia y sobre todo,
de la negligencia estatal. A simple vista, las FARC durante sus
fases de crecimiento, han aplicado las teorías de Mahan y
Mackinder, es decir, se observa la práctica de las
más elementales y antiguas teorías
geopolíticas para la conquista y expansión
territorial, solo que en este caso estamos hablando de una
geopolítica dentro de las fronteras territoriales de la
Nación.
La defensa y la seguridad nacional son dos elementos
importantes del poder, sujetas a la acción
política por tratarse de herramientas
fundamentales para mantener el monopolio de la fuerza,
proporcionando así a toda una nación las
posibilidades para su desarrollo (Cadena, 1999). Los bienes
públicos puros y meritorios pertenecen a todos los
ciudadanos sin excepción. La defensa y la seguridad forman
parte de esos bienes y es precisamente el Estado el responsable
de producirlos. Cuando un Estado se torna ineficiente e ineficaz,
existe grave riesgo de anarquía.
La Constitución Política de Colombia de
1991, Título I, de los Principios
Fundamentales, Artículo 2, contempla entre los fines
esenciales del Estado: "defender la independencia
nacional y mantener la integridad territorial de la
nación". Este segundo fin, con base en los límites
internacionales trazados y reconocidos legalmente, así
como en las normas dispuestas
por el Estado, de estricto cumplimiento por parte de los
ciudadanos.
En Colombia se presentan amenazas contra la seguridad
externa e interna; hay naciones que reclaman espacios
marítimos y territoriales que ancestralmente han sido de
Colombia y otras que ejercen presiones en la conducción de
sus asuntos internos, apoyados en formidable poder coercitivo. El
Estado tiene la obligación de custodiar ambos frentes por
mandato de la Constitución Nacional, empleando los
recursos de la diplomacia y el Derecho
Internacional en el externo, con respaldo adecuado de poder
militar y los medios
políticos, económicos y de fuerza pública
que la ley permite en lo interno (Valencia, 1997).
Si se hubiera persistido en la determinación de
extender las prórrogas para el funcionamiento de la zona
de distensión, las FARC, en el mediano plazo
habrían podido imponer su voluntad, argumentando que como
era en ese territorio donde ellas habían generado su
propio espacio, éste les pertenecía.
En ese momento se habría iniciado un
fenómeno similar al de la balcanización, explicado
en la introducción de esta tesis, porque otros
grupos armados de izquierda y de derecha hubieran pretextado la
misma situación para exigir otros territorios. Pero
también pudo suceder que a cambio de la
tan anhelada paz, las FARC propusieran la federalización
de Colombia como una de sus exigencias y se aprovechara ese
territorio como inicio del experimento. El Estado colombiano en
adelante, debe ejercer el poder como recurso para alcanzar las
metas de un gobierno y en especial el poder público que es
el que permite organizar soberanamente a una sociedad
determinada. Hay que recordar que el poder significa legitimidad
y autoridad con el propósito de gobernar y/o dirigir
grupos
sociales.
Teniendo en cuenta que la desactivada zona de
distensión del Caguán es un extenso territorio con
características geoestratégicas, el Estado
colombiano debe recuperarlo prioritariamente e integrarlo a la
nacionalidad mediante planes de desarrollo que permitan su
sostenibilidad y que garanticen a sus habitantes hacer uso pleno
de todos sus derechos y gozar de las comodidades que como seres
humanos deberían tener.
Las estrategias para el cumplimiento de este gran
objetivo nacional deben tener muy en cuenta los aspectos
económicos, políticos, sociales, militares y
sicológicos para evitar que el fenómeno se repita
cíclicamente. Cuando una sociedad no puede controlar su
espacio, es que está en vía de desaparición
o en decadencia continua, lo que es lo mismo. Todo espacio que no
se domina es siempre dominado por otros (Ceresole,
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José Luis Cadena Montenegro
Geógrafo y politólogo colombiano
Profesional en Ciencias Militares-Magister en Ciencia
Política- Magister en Planeación
Socioeconómica- Mag´ster en Geografía. Doctor
en geografía. Consultor en Defensa y Seguridad.