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Lengua y Cultura? como una flor? y nada más



    La búsqueda de los múltiples fundamentos
    de la glotodidáctica como ciencia tiene
    origen muy reciente; solo en los últimos cuarenta
    años ha madurado la consciencia de la naturaleza
    multi e inter disciplinaria de la glotodidáctica que
    constituye la piedra angular de su seriedad y garantía
    epistemológica.

    La enseñanza es una secuencia de actos
    didácticos que involucra a alumnos y profesores. Si bien
    los protagonistas del acto didáctico son tres y no dos, en
    el caso que nos ocupa, es de hecho la enseñanza del
    español
    como lengua
    extranjera lo que constituye el objeto de aprendizaje. La
    interacción entre los tres elementos se
    filtra a través de la situación en la cual se
    realiza el acto.

    Una reflexión acerca de la relación
    glotodidáctica determina la necesidad de explorar tanto el
    lado del aprendizaje como el de la enseñanza.

    Está de más decir que la enseñanza
    tiene su razón de ser cuando esta se traduce como
    aprendizaje, pero los dos procesos no
    son de ninguna manera contrapuestos. Por un lado hay un profesor que
    brinda muestras de lengua, crea interacciones
    lingüístico – comunicativas, asegura un feed
    back, y por el otro hay un alumno, un sujeto que aprende
    según modalidades realmente desconocidas. En la mente de
    nuestro sujeto se activan los procesos de los cuales advertimos
    la presencia pero se escapa la naturaleza.

    Todo esto significa no solo que la enseñanza pone
    en movimiento y
    alimenta el aprendizaje
    sino también que los dos procesos son
    diferentes.

    Conocer al estudiante significa conocer sus
    características psicológicas (afectivas,
    cognoscitivas, sociales), sus modalidades de aprendizaje, las
    motivaciones y muchos otros aspectos de su personalidad y
    del contexto en el cual vive. Esto indica que la enseñanza
    debe ser calibrada sobre la medida del estudiante.

    Todo lo anterior puede y debe ser material de
    estudio/trabajo en las
    clases de lengua española como segunda lengua. En este
    sentido, el español puede ser útil desde el punto
    de vista formativo, no sólo en lo que se refiere a la
    contribución que la enseñanza de esta lengua puede
    aportar al bagaje cultural de las personas que lo estudian, sino
    y de igual manera en referencia al amplio patrimonio
    cultural de los pueblos que hablan esta lengua, Motivados por la
    necesidad de profundizar en el aspecto cultural de las clases de
    lengua es que nos acercamos, aún de manera aproximativa,
    al problema de la interrelación de los aspectos culturales
    en las clases de lengua española, pensando en contribuir
    al desarrollo de
    la sensibilidad de los estudiantes, en hacerlos descubrir que la
    cultura es presencia importante no sólo dentro del curso
    de lengua, sino en toda la sociedad. De
    ahí, que en nuestro título hagamos alusión a
    una de las grandes escritoras de las letras hispanoamericanas,
    Gabriela Mistral, que con una espléndida y sencilla ronda
    para niños
    logró trasmitir la grandeza de la amistad, de la
    amistad que une también la cultura y la
    lengua…

    En el presente trabajo afrontamos el tema de la
    relación entre la lengua y la cultura con los objetivos de
    esclarecer ulteriores implicaciones didácticas y a su vez
    de profundizar en las ideas de comprensión intercultural.
    Si el objetivo de la
    enseñanza de una lengua – cultura extranjera es
    esencialmente el de comunicar con quien en ella se exprese, el de
    conocer sus usos y costumbres, los hábitos cotidianos de
    un pueblo, el mismo nos permite entender exactamente no solo eso
    que la gente nos dice, sino también aquello que pretende
    decir.

    Por otra parte, si aceptamos la idea de que los modos de
    vivir diferentes no implican modos de vivir mejor o peor (cada
    cultura es, de hecho funcional a las exigencias de aquella
    población) maduramos el concepto de
    relativismo cultural que está en la base de cada
    auténtica comprensión intercultural.

    Por lo tanto, cada lengua cristaliza en sí la
    experiencia cultural del pueblo que la habla pero,
    ¿cómo puede trasmitir esto un profesor de
    español que trabaja fuera del medio
    lingüístico?

    Sobre el plano didáctico, uno de los modos
    eficaces para que la cultura del mundo hispanohablante se haga
    presente en los alumnos y por tanto surjan los vínculos
    entre ella y la lengua está determinado por el uso de
    materiales
    auténticos como textos escritos de varios géneros,
    filmes y trasmisiones radio televisivas
    entre otros.

    El profesor de español como lengua extranjera
    debe tener en cuenta su complejidad sociolingüística
    y por consiguiente, debe proponer una pluralidad de modelos
    lingüísticos y culturales tan amplia como el abanico
    de variedades regionales de España e
    América
    Latina, logrando así una nueva etapa en su
    empeño por mostrar los aspectos culturales de la amplia
    diversidad que comprende la comunidad de
    hispanohablantes, una plataforma, en la que la lengua y todas sus
    manifestaciones culturales se aúnan para hacer que la
    adquisición de la lengua española como lengua
    extranjera no se detenga en la competencia
    lingüística, sino que abarque la
    competencia comunicativa y cultural.

    Cada vez es más importante el papel que
    desempeña la cultura en la adquisición del
    español, ya que no se puede explicar ni entender el
    código
    de una comunidad de hablantes sin tener en cuenta el referente o
    el contexto de dicho código.

    De esta forma la cultura deviene una parte importante
    dentro de ese camino hacia una nueva forma de entender la
    enseñanza de una lengua que consigue reunir elementos tan
    dispares y con tantos aspectos en común como: la geografía, la
    historia, la
    inmigración, el mestizaje, las
    manifestaciones culturales, los medios de
    comunicación, etcétera. El carácter de "koiné" del
    español ha de ponerse de manifiesto a la hora de mostrar
    los rasgos lingüísticos de la multitud de culturas
    que ha ido conformando la fisonomía de la lengua
    española.

    En la actualidad, sería absurdo pensar en la
    enseñanza de una lengua separada de la cultura a que
    está vinculada. Cuando se habla de "cultura" hay que tener
    presentes, al menos, tres sentidos posibles:

    1. Cultura en una dimensión amplia, elevada,
      cultura anĭmus como decían los latinos, es
      decir, cultivo del alma, del
      pensamiento.
    2. Cultura como "modo de vida", donde se hace referencia
      a los valores,
      a la
      organización social, a las ideas acerca de la
      calidad de la
      vida de un pueblo, etc.
    3. Cultura como elemento de comunicación, ya sea de la
      comunicación lingüística (por ejemplo,
      el empleo de la
      cortesía a través del uso del "tu" y "usted"), o
      de la comunicación extra lingüística (el
      gesto, el movimiento de las manos, la expresión del
      rostro, las diferentes maneras de vestir, etc.).

    Al hablar de cultura tenemos necesariamente que ofrecer
    algunas de las tantas definiciones de cultura que han predominado
    a lo largo de la historia. Una de las más amplias por su
    contenido es sin dudas la de Sapir (Sapir 1966), para
    quién cultura es todo aquello que una sociedad hace y
    piensa. Otra autorizada definición ve la cultura como el
    "modo de vida" de la sociedad en que nos criamos, influye en
    nuestros hábitos, en nuestras costumbres, en la forma en
    que nos vestimos y comemos, en nuestras creencias, en nuestros
    valores, ideas
    y sentimientos y en nuestras nociones acerca de la
    cortesía y la belleza. La mayor parte de los aspectos de
    la cultura se asimilan de forma inconsciente por el mero hecho de
    vivir en una sociedad determinada, y guardan algún tipo de
    relación directa con el idioma (Harding y Riley
    1998)

    Como vemos, estas dos definiciones se caracterizan por
    la amplitud de sus conceptos, las mismas ven la cultura como un
    conjunto de aspectos externos o no, pero que reflejan siempre las
    características de un grupo
    étnico.

    Por todo ello, el término "cultura" es un vocablo
    complejo y difícil de definir que se ha usado para
    referirse a una gran variedad de elementos a lo largo de la
    historia. Esta palabra ha evolucionado mucho y, sobre todo, en
    las últimas décadas ha adquirido una gran
    relevancia.

    Ahora bien, si tratamos de circunscribir la
    definición del término "cultura" al ámbito
    de la enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras, es
    obvio que aprender una lengua conlleva aprender parte de la
    cultura en la que se ha dado, se da y se dará un
    sinfín de códigos que caracterizan a una cultura
    bien definida como es en este caso la cultura de los pueblos de
    habla hispana.

    Este ineludible carácter cultural de la lengua
    nos obliga a encuadrar su enseñanza en un determinado
    contexto cultural. Es decir, los alumnos necesitan adquirir,
    además de una competencia gramatical, discursiva,
    estratégica, sociolingüística y sociocultural,
    una auténtica competencia intercultural en la lengua meta,
    es decir, una serie de nuevos conocimientos, actitudes y
    destrezas. Esta competencia intercultural será, por otra
    parte, la que les permitirá desarrollar comportamientos
    verbales y no verbales adecuados (Sánchez Lobato,
    1999).

    No es posible hablar frontalmente de la
    comunicación intercultural, no es posible
    «enseñarla», ya que la enseñanza
    frontal puede ser útil sólo para sensibilizar a las
    personas ante el problema y también para proporcionar los
    instrumentos de análisis y catalogación
    necesarios.

    Por consiguiente, la enseñanza se centrará
    en el alumno y en sus necesidades, se tratará pues de
    prever las situaciones en las que el alumno tendrá que
    desenvolverse y, en consecuencia, proporcionarle la lengua que le
    servirá para comunicar en situaciones reales.

    La intercultura debe desarrollarse como parte integrante
    de los componentes que constituyen la competencia comunicativa.
    En definitiva y como sostiene Balboni: "no se puede relegar el
    aspecto cultural a un solo momento dentro de la Unidad Didáctica de lengua extranjera, […]
    la reflexión intercultural debe invadir todo el proceso de
    enseñanza, debe surgir cada vez que los textos y los
    materiales didácticos usados nos lo permitan (Balboni,
    1999).

    Existen varios aspectos de naturaleza comunicativa
    vinculados a la relación lengua–cultura. Uno de
    ellos es el sentido de la jerarquía en una cultura dada,
    el sentido del respeto que
    implica gestos lingüísticos y de interacción
    relacional como quién habla primero, por ejemplo, o si es
    posible interrumpir a quién está
    hablando.

    Otro aspecto importante es la noción del tiempo, que
    como jerarquía, tiene aspectos relacionales y
    lingüísticos: piénsese en la
    conceptualización temporal de un hispanohablante, que
    tiene una amplia gama de tiempos para el pasado, con sus
    imperfectos, sus pasados de subjuntivo, sus condicionales con
    matices de futuro y pasado que indican una percepción
    diferente a la de una persona de habla
    inglesa donde la construcción verbal para el pasado es mucho
    más simple. En el caso del español el concepto de
    pretérito es mucho más articulado, más
    complejo que en el inglés.

    La comunicación no lingüística es
    cultural y no natural, como podría parecer.
    Piénsese cuán importante, incluso más que
    las palabras que se dicen, es el modo en que movemos la cabeza,
    las manos, los ojos, la expresión que damos al rostro, el
    modo de sonreír. Una sonrisa puede significar estar de
    acuerdo para nosotros los latinos pero no para muchos
    asiáticos, por ejemplo.

    Si colocamos la lengua en el centro de un
    círculo, alrededor tendríamos la cultura
    comunicativa, la cultura de los "softwares of the mind" (tiempo,
    respeto, honra, jerarquía, relación entre hombres y
    mujeres, el concepto de "political correctness", etc.), la
    cultura de las actividades de cada día (lo que se come y
    bebe, la noción de limpieza, de elegancia, de tranquilidad
    etc.) y la cultura de los valores (que es la naturaleza, como se
    debe interactuar con ella; qué son los otros, qué
    es la honestidad,
    ¿qué lo positivo?: ¿el dinero?,
    ¿el tiempo libre?, ¿la conciencia?).

    Enseñar una lengua sin enseñar estos
    niveles de cultura significa enseñar los significantes y
    no los significados. Sería una lengua yerma. La lengua sin
    la cultura nos ofrece palabras que no dicen mucho, palabras sin
    ánima, sin un verdadero y último
    sentido.

    Es un imperativo de la etapa actual, en que pretendemos
    formar especialistas con una mayor capacidad analítica,
    desarrollar en el estudiante la sensibilidad mediante los
    aspectos culturales en la clase de
    lengua, haciendo que los alumnos experimenten el placer y la
    necesidad de entrar en el mundo de la cultura de la lengua que
    estudian.

    De esta manera entramos en el campo de la
    comunicación, donde se pueden desarrollar habilidades
    creativas a través de la interacción de las
    vivencias del estudiante y los aspectos interculturales
    propuestos. Estas habilidades, para ser efectivas, deben partir
    de los motivos, de los afectos, de lo que siente el estudiante
    ante el material propuesto, de la disposición, de la
    voluntad y del comportamiento
    que el alumno tenga ante la propuesta de tipo
    cultural.

    Los motivos y los afectos, los sentimientos y las
    emociones,
    elementos que constituyen el mundo afectivo del estudiante,
    agudizan el proceso consciente del mismo sobre sus formas de
    análisis, sobre sus deseos de identificarse con la
    propuesta. La afectividad, vista como un conjunto de relaciones
    psíquicas del individuo
    puede ser el puente necesario entre el mundo exterior
    representado por la propuesta cultural y el mundo interior del
    estudiante. Al involucrarse en este proceso, en correspondencia
    con su afectividad y su sensibilidad, el alumno puede, mediante
    operaciones
    cognitivas, generar sus propias conclusiones.

    En lo relativo al estudiante, esto implica relacionar
    todos los resortes de que dispone su personalidad (su historia
    personal y
    académica, sus intereses cognoscitivos, sus motivaciones
    para el estudio, su emocionalidad) con los que aporta el grupo de
    clase, involucrándose así a los propios estudiantes
    en la construcción de las condiciones más
    favorables para el análisis del texto.

    Desde el punto de vista del profesor, supone extraer de
    sí mismo, de su preparación científica y
    pedagógica, todos los elementos que permitan el despliegue
    del proceso de descubrimiento y construcción del conocimiento
    por parte del estudiante, de sus peculiaridades personales, la
    relación de comunicación en sus distintos tipos de
    función
    (informativa, afectiva y reguladora) que permita un ambiente de
    cooperación y de colaboración, de actividad
    conjunta dentro del aula.

    De esta forma de análisis de tipo sociocultural
    se desprende la importancia que se adjudica a la actividad
    conjunta, a la relación de cooperación entre los
    alumnos y entre estos y el profesor. Esta concepción
    cambia la tradicional relación de autoridad y
    distancia existente entre ambos participantes del proceso,
    señala como función fundamental del docente la
    orientación y guía del estudiante, con el fin de
    potenciar sus posibilidades, de convertir en realidad sus
    capacidades de análisis.

    El análisis de aspectos culturales dentro de la
    clase de lengua como actividad social conjunta supone asegurar
    las condiciones (sistema de
    relaciones entre el alumno y el profesor, tipo de actividad
    propuesta) para hacer realidad la elevación del estudiante
    a un nivel superior, como una vía para lograr un dominio
    independiente de sus capacidades. Con esta perspectiva, la
    aplicación de las técnicas
    de comunicación pedagógica y de entrenamiento
    sociopsicológico pueden ser procedimientos
    efectivos para el logro de estos propósitos.

    Este tipo de acercamiento se distingue por desarrollar
    el sentido crítico en los alumnos y su motivación
    por la necesidad y el placer de entrar en contacto con realidades
    culturales nueva y diferentes, así como por tener presente
    el aspecto lingüístico de la propuesta, que en
    definitiva será el camino que ha de llevar al estudiante
    no sólo al disfrute tanto ético como
    estético de la propuesta, sino también a un dominio
    más pleno de la lengua que estudia.

    Es necesario la realización de un análisis
    didáctico – cultural en el que se planteen pares de
    categorías como lenguaje–texto; contexto–sociedad.
    Para llegar a este tipo de análisis y lograr la atención del alumno es necesario adentrarse
    en el mundo del estudiante como ente "consumidor" de
    cultura. Todo puede comenzar con la adecuada selección
    del aspecto cultural a presentar a los estudiantes, si este tema
    proporciona placer, nace el interés
    por el mismo y el "consumidor" tratará de buscar otro
    material sobre el mismo de forma individual.

    Desde hace tiempo se plantea dentro del campo de la
    glotodidáctica el estudio de los aspectos culturales, de
    hecho estan estrechamente ligados, pero se trata de proponer un
    modelo
    didáctico que pueda contribuir a desarrollar habilidades
    creativas del estudiante a través de la cultura de la
    lengua que estudia. Se trata de un modelo lo suficientemente
    flexible y generalizador para que se constituya en un método de
    aprender a aprehender la sensibilidad creativa dentro del proceso
    de trabajo con los aspectos culturales.

    En general, los modelos tradicionales en el abordaje de
    los aspectos culturales dentro de la clase de lengua no logran
    desarrollar en el alumno una interacción afectiva e
    individual con la propuesta cultural presentada, casi siempre
    debido al carácter trasmisionista de la misma, pro lo
    tanto no están orientados al desarrollo de la sensibilidad
    del estudiante.

    Confluyendo creativamente en un modelo de
    análisis individual, proponemos un modelo didáctico
    que pretende desarrollar la relación valor
    concepto – concepto – habilidad – habilidad –
    sensibilidad.

    La creatividad es
    un problema estrechamente vinculado a la sensibilidad. Entendemos
    la sensibilidad como la capacidad de sentir las diversas
    propiedades de las cosas en forma de sensaciones, en provecho de
    las percepciones y de las intuiciones. De este modo entramos en
    el campo de la estética, que unida al pensamiento
    lógico, dan al estudiante la capacidad de análisis
    y síntesis
    necesarias a la hora de abordar la propuesta cultural.

    Se pretende con este modelo, desarrollar objetivos
    éticos y estéticos para la formación de un
    hombre culto,
    creativo y sensible, partiendo del principio didáctico de
    la formación a través de la
    comunicación.

    La interrelación entre lengua, cultura y
    competencia intercultural es un problema bastante actual en la
    literatura
    especializada en la didáctica de las lenguas extranjeras. El
    binomio lengua–cultura ha encontrado una generalizada
    aceptación en cuanto a su importancia y trascendencia. Sin
    embargo (Rodríguez 2005), por lo que se refiere a la
    competencia intercultural, no sucede lo mismo y se observa, en
    líneas generales, una noción menos clara sobre
    dicha competencia y, sobre todo, se constata un desconocimiento,
    casi generalizado, sobre las estrategias para
    su adquisición.

    A nuestro juicio, una de las teorías, más interesantes que
    interrelaciona los aspectos culturales con la lengua es la
    expuesta por Sapir, es decir, la teoría
    del relativismo lingüístico, según la cual
    (Sapir 1972) un pueblo tiene una cognición del mundo
    dependiente de la lengua que habla y por lo tanto a cada lengua o
    sistema lingüístico correspondería una
    visión diferente del mundo.

    El término «relatividad
    etno-lingüística» define una perspectiva que no
    está limitada a experiencias culturales y
    lingüísticas determinadas, sino que está
    abierta a modelos culturales y lingüísticos
    contrastantes de otros pueblos.

    Una habilidad para dominar una segunda lengua puede ser
    la capacidad objetiva de estudiar un rasgo característico
    de la lengua materna
    para determinar cuales de sus usos están relacionados con
    la nueva lengua y si su función principal es compartida en
    la otra lengua

    Parece haber dos subcomponentes a la teoría de la
    relatividad etno-lingüística. El primero es la
    capacidad de reconocer que las lenguas no son traducciones
    directas una de la otra, por lo tanto un estudiante en la etapa
    inicial del aprendizaje de la segunda lengua que en un primer
    momento trata de establecer la traducción lógica
    de las palabras, comenzará lentamente a separarse de los
    modelos lingüísticos de su lengua para ir
    estableciendo los códigos de la segunda

    El segundo subcomponente de una perspectiva
    etno-lingüística relativa es la capacidad de
    reconocer cuanto de la propia lengua está unido a la
    propia cultura. En un nivel concreto, la
    cultura de una lengua puede ser ilustrada no solo por la
    existencia en su vocabulario sino también por tantos otros
    códigos extralingüísticos que el estudiante
    que comienza a aprender la nueva lengua debe comenzar a
    conocer.

    Un aspecto importante en el camino hacia la
    adquisición de una nueva lengua es la
    motivación. La motivación podría parecer no estar
    directamente relacionada con la relatividad
    etno-lingüística, pero realmente está muy
    correlacionada con ella y sería difícil de separar
    una de la otra. La motivación como principio integrante
    está unida a actitudes positivas hacia el grupo del idioma
    de destino y es un rico potencial para integrarse en aquel grupo
    o relacionarse con sus miembros.

    El modelo socio-educativo en la enseñanza
    reconoce que la lengua que se aprende está
    intrínsicamente ligada a los aspectos del comportamiento
    típico de otro grupo cultural, de modo que las actitudes
    hacia la comunidad del idioma de destino desempeñan un
    papel importante en el proceso de aprendizaje. Esto
    también reconoce el papel de aceptación de todos
    los signos
    culturales extra lingüísticos dentro el proceso de
    aprendizaje.

    Todas estas asociaciones relacionadas con la importancia
    cultural parecen relacionadas con la hipótesis de relatividad
    etno-lingüística en el grado que, teniendo una
    actitud
    positiva y abierta hacia los miembros del otro grupo y un deseo
    de aprender sobre sus actitudes culturales, el principiante
    podría establecer una correlación lógica con
    respecto a sus propios modelos culturales y
    lingüísticos, identificar factores sociales y
    psicológicos que puedan contribuir el aprendizaje del
    idioma extranjero. Un factor afectivo, de personalidad, de
    tolerancia y
    de ajuste cultural, son importantes a la hora de valorar y poner
    en práctica la teoría de la relatividad
    etno-lingüística

    De este modo llegamos a la certeza de que la lengua no
    es solo un vehículo para trasmitir mensajes, sino que
    todos los otros códigos culturales están insertados
    en su estructura y
    en su uso. Nos adherimos a la idea de que la lengua (Rodrigo
    1999) es uno de los elementos distintivos de una cultura y, al
    mismo tiempo, es uno de los instrumentos de expresión de
    esta de la misma.

    Vista de este modo la unión entre la cultura y la
    lengua, el aprendizaje de una nueva lengua puede ser el puente
    necesario para llegar a una mentalidad intercultural. Llegar a la
    elaboración de una mentalidad intercultural solo se puede
    a través de un buen dominio de la segunda lengua, que nos
    permitirá, en fin de cuentas,
    acercarnos al "otro mundo", a sus gentes y a su cultura mediante
    de la comunicación.

    La competencia comunicativa intercultural no es otra
    cosa que el conjunto de habilidades emotivas y cognitivas que
    permiten que tengamos un comportamiento apropiado y eficaz en el
    nuevo contexto sociocultural, es decir, en el contexto
    sociocultural de la nueva lengua extranjera (Rodríguez
    2005)

    Para lograr una verdadera competencia comunicativa
    intercultural es necesario conocer bien la otra cultura, no
    sólo desde el punto de vista lingüístico, sino
    también desde el punto de vista psicológico y de
    las unidades culturales típicas del país cuya
    lengua se estudia, sus valores éticos y estéticos.
    Sólo de este modo se puede mirar la realidad del otro,
    conocer su idiosincrasia.

    En este recorrido hacia la nueva cultura es importante
    que los estudiantes se liberen de todo tipo de esquemas,
    estereotipos y prejuicios en lo que se refiere a la otra cultura,
    pero también, y no menos importante, es que se liberen de
    todo tipo de actitudes etnocéntricas que le puedan impedir
    el acercamiento a la nueva cultura y que los transformará
    en personas más abiertas mentalmente.

    En todo proceso comunicativo, como lo es el proceso
    docente – educativo, entran en juego
    múltiples interpretaciones y relaciones significativas del
    hombre hacia la realidad. El análisis de las realidades
    socio culturales dentro de la clase de lengua, como proceso
    comunicativo es, en esta dimensión, un proceso creativo.
    La formación de un hombre culto: un reto.

    Para terminar, y a modo de resumen, quisiéramos
    retomar algunas del las ideas que hemos desarrollado en el
    presente trabajo. La idea fundamental que atraviesa toda nuestra
    reflexión es la importancia del binomio lengua – cultura
    durante el proceso enseñanza aprendizaje de la lengua
    extranjera. En nuestro caso hacemos hincapié en la
    importancia del español como lengua no sólo de
    comunicación, sino también de intercambio cultural
    entre los más de 400 millones de personas que lo hablan en
    casi todo el mundo.

    Al inicio del trabajo nos detenemos en algunos de los
    fundamentos más importantes de la glotodidáctica,
    específicamente en aquellos que tienen que ver con los
    aspectos de la enseñanza, así como en los que
    determinan el estudio del aprendizaje.

    Uno de los autores que tomamos como base en nuestro
    estudio es el profesor Paolo Balboni, de la universidad de
    Venecia, conocido cultor del tema y a quién en más
    de una ocasión citamos por la valía de sus
    reflexiones acerca de a interrelación entre cultura y
    lengua, así como por sus estudios sobre la
    comunicación intercultural
    extralingüística.

    Ya que tratamos el tema de la unión entre lengua
    y cultura nos permitimos dar algunas definiciones de cultura que
    pueden facilitar la comprensión de su estrecho
    vínculo con la lengua. Así mismo, tratamos de forma
    aproximativa en el marco de este pequeño estudio, el
    fenómeno de la teoría de la relatividad etno
    lingüística, que por su importancia, puede abrir el
    camino hacia la comprensión del concepto de competencia
    comunicativa intercultural.

    De este modo, en un primer intento por adentrarnos en el
    mundo de la competencia linguo cultural, hemos querido determinar
    algunos de los aspectos fundamentales en el largo camino que nos
    permite unir dos aspectos importantísimos en el acervo
    cultural de los pueblos: la lengua y su cultura, unidas, como en
    la ronda… como una flor… y nada
    más.

    BIBLIOGAFIA

    Libros y artículos

    BALBONI, P. (1999), Parole comuni culture diverse,
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    BALBONI, P. (2000), "La enseñanza de las
    lenguas extranjeras como intercambio de culturas", en
    SCHIBOTTO, G. (ed) (2000), Cuadernos de italianística
    cubana
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    CILIBERTI, A. (1994), Manuale di glottodidáctica,
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    Autor:

    Manuel Barriuso Andino

    Docente de lengua española

    Universidad de la Insubria

    Como, Italia.

    Fecha de realización.

    Abril 2006

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